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POEMAS DEL CREPÚSCULO

SEUDONIMO:

TAYTA

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1
RÍO

Liquido andarín de quebradas hondas:

viajas con rumbos desconocidos

y eres un enigma misterioso

con espíritu de agua celeste,

dibujando callecitas serpenteantes,

formando cascadas y oleajes,

cantando poemas soledosos,

bañando piedras resecas de sol.

Llevas esperanzas al labriego

entre silbidos de viento andino,

dándole sonrisa a las flores

que con sus corolas te saludan.

Eres latido perenne,

suspiro de amor y de lluvia,

en radiantes y perpetuas jornadas.

Hoy día quiero cantar poemas de viento

a tu frescura de espíritu eterno.

Hoy día quiero bañarme,

en tus aguas amorosas

para enaltecerte en la eternidad

de los vientos y de los tiempos.


2
Te miro,

te estoy mirando porque eres cristalino

y tus peces son relámpagos de luna.

Te miro,

te estoy mirando porque tienes rumor de lluvia soledosa

y tu poncho es un espejo de nubes blancas y gavilanes negros.

Ondulas en tus aguas una cósmica música

y un latido de fuerza

respiran tus remansos

de espuma y viento.

Tu canto es

una brisa de caballo desbocado

que galopa

en tus alegres praderas de fábula.

Cuánto has caminado sin darte cuenta,

por quebradas y quebradas,

entre patos y garzas de plata.

Eres serpiente azul que repta sin zapatos,

entre remansos y cascadas de espuma,

rumbo a la mar de los sueños...

3
GOLONDRINA

Con tus alas de negrura retinta,

formas sendas azules al volar.

Enlutada tierna avecilla de rocío y lluvia

eres quien llama a la esperanza

por la vereda habitual de la letra “v”.

Tus atrevimientos viajan

por distantes aventuras de lluvia,

acompañado por el frio de los vientos

y del desencanto blanco de las nubes.

Oscura golondrina de sueños,

inquieta siempre estás en la vigilia del cielo,

cruzando nubes de sueños,

como quien habla de la zozobra de los vientos,

cuando la brisa abofetea

oleajes de frescura formas muy jubilosa

porque del aguacero auguras su devenir.

¡Oh, sentimiento volador del cielo,

exaltada pasión de nubes,

rezumante soñadora de ocasos implacables!

4
CAMINANDO POR LA CUESTA VOY

Caminando por la cuesta voy,

dejando pisadas cansadas en la senda,

buscando amaneceres ignotos,

hilando esperanzas en el telar de la lluvia

y destilando abnegación por el camino ando.

Camino por pendientes y rocas,

cogiendo flores absurdas en capullo,

para que mi florero destelle azares de esperanza.

Camino sobre aromas de viento y lluvia,

buscando soledosa inundación de frenesí azul.

Caminando la cuesta voy

bebiendo el lluvioso gorjeo de las aves,

empuñando cada movimiento del viento,

buscando la tristeza desnuda de la vida

y el nuevo amanecer de la muerte.

Cargando pesada mochila voy

hasta sentir la espina de los vientos

y escuchar a las aves cantar el dolor del destino.


5
Así me divierto como el río de la quebrada;

es decir, como cualquiera que busca el rostro de la noche.

Dejo crecer mis sueños y las echo a la vida

y a mis sueños no le interesa la vida

y regresan a mis manos de lluvia

para seguir cargando mi poncho de sol.

Tal vez sombras entumecidas

me detengan en el camino del azar.

Y si así fuere,

alúmbreme el cielo de inteligencia celeste.

Y al final de esta cuesta,

llegue yo al trono del Taita Wamani

para conseguir la felicidad de la piedra

y la música de mis parcelas de trigo.

6
POESIA

Tú que hablas del hambre y de la miseria.

Tú que gritas, sublevas y agitas

voces en el desierto.

Tú que enciendes antorchas en la oscuridad de la luz:

¿Por qué no vienes conmigo

a cantarle al niño que llora sobre la lluvia?

¿Por qué no vienes conmigo

a animar al niño que sufre los espinos del hambre?…

Vamos a darle el beso de la sonrisa

en su mortecina carita de trigo triste,

pues la lluvia ya está por llegar

y no hay rincón ni ponchos para su consuelo...

Hoy que el canto esta sosegado de rocío,

ven para compartir los pasos decididos

para cantarles poesía

a todos los niños de este planeta.

Tú que siempre estas melódica de sol,

sabes poner tonadas azules al corazón.

Hagamos que cada latido nuestro


7
dance al ritmo del son crepuscular.

Amada poesía celeste,

tú que eres la aurora boreal de las sombras,

que venga la luz de tu propio resplandor

trayendo consigo el grato regocijo

de los crepúsculos del hambre.

Tú que curas las heridas de la luna,

ven a curar las llagas infectas de la brisa

que se muestra putrefacta de olvidos y odios.

Que el atrio esté lleno de cantos melódicos,

que la poesía baile con sus pies de lluvia,

que las llagas crueles cicatricen de luz estelar.

8
MIS VERSOS

Son mis versos el reflejo más fiel del alma,

de mis sentimientos nobles son

los versos que escribo sobre la hierba.

Son dulces cantos de humilde aldeano;

opacos y perdidos andan tal vez por extravíos negros.

Pero, al fin son anhelos y sueños de viento y río.

En estos versos transita un sol subalterno de palabras

y yo me tiendo de bruces sobre mis propios sentimientos.

Sé muy bien que mis versos son semillas

perdidas en la aurora de los días.

Son dulces cantos de chacarero aldeano,

sangre que habla en la hierba silvestre de los sueños.

Un poema escrito es un campo de batalla y de paz

y yo peleo con mis flechas y fusiles de luz,

en las trincheras rojizas del tiempo,

oculto en los bosques de una frescura ardiente.

Yo soy un hombre cargado de campo,

un hombre que habla en idioma de hombre,

un hombre que busca embriagarse de ciudad,


9
un hombre que busca arroyos en los poemas del viento.

Mis versos nacen en la tinta de los recuerdos.

Tengo mucho de árbol y espiga de sol,

pero mi aliento no es una calle de retamas,

donde hay serenatas de luna y viento.

Mis versos hablan del gallito de las rocas,

del cóndor soberano de las alturas,

de los trigales de la alegría,

de los arroyos saltarines...

Soy el amante que siempre te ha esperado

con su ramillete de versos de lluvia.

Siempre has sido para mí la brisa de los sauzales del río,

donde las torcazas cantan crepúsculos de maíz.

Escucha a mi charango

que solloza tempestades de lluvia

y gemidos de viento trashumante.

Abre la ventana de tu pasión

y sal al balcón de los sueños,

que quiero anidar en tu pecho de paloma...

10
MOLLECITO DEL ANDE

Mollecito del Ande.

Suspiro eterno de luz.

Latido de mi corazón.

Eco de las aves

en mi soledad.

Tu nombre es el lugar

donde habitan los sueños de la brisa.

Te invoco todas las tardes

y un sonido se escucha

golpeando tus frondas musicales.

Eres ternura de viento,

diadema de resinas,

brisa perpetua

que tiembla en la memoria...

Forestal armonía de hojas,

ola que me traspasa de sonidos,

mar de hojas que sacraliza el tiempo,

verde cristalino que será primavera


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de lluvia enamorada...

La sigilosa savia te nutre el tronco

y las raíces profundas.

Feroz aúlla el viento en tus hojas soñadoras.

Se expande torrencial el aguacero

en tus ramas brillantes.

En tu fronda, la aurora despierta

y los campos sonoros bailan con mariposas...

Mollecito del Ande.

Suspiro eterno de luz.

Latido de mi corazón.

Eco de las aves

en mi soledad.

12
LLUVIA

Lluvia venerable, si ansías,

empápame con tus gotas azules,

que ni manta ni poncho tengo para cubrirme

de tus besos húmedos de amor.

Que los campos verdes de mi alma,

ya están secanos y moribundos,

y las aves de mi sangre

cansadas tienen sus cuellos

de tanto clamar al inclemente cielo.

Tu nombre mágico habita en mis recuerdos

y tu cortina cristalina tiembla en mi memoria mojada.

De tu caída perpetua me llega hasta el alma

la frescura de una diáfana ternura,

como diademas de rocío celestial.

Eres un fresco país suspendido en el aire.

Eres un ansia de vida que sacia

cualquier llanto de hierba marchita.

Traes contigo

el verdor del campo


13
que hoy luce amarillento de sonidos secos

y los niños ya no pueden salir a mojarse

en tu sonrisa de arco iris.

En tu fresca espesura me sumerjo

y mi alma le canta lilas a la luz de tus gotas núbiles.

De tus sueños vegetales caen

misterios de vida

como arpegios de aroma naciente.

El viento es el amor de tu vida

y las chacras del alma son tus hijas adoptivas

que ríen en el camino de los truenos y relámpagos.

Mientras yo canto en las parcelas verdes del campo

como músico forastero que busca posada.

Lluvia venerable, si ansías,

empápame con tus gotas azules,

que ni manta ni poncho tengo para cubrirme

de tus besos húmedos de amor.

14
EXTRAÑO TUS PUPILAS

He soñado con tu deslumbrante cabellera,

donde aletea el espejismo de tu ser,

una flor exultante donde la ensoñación

nos entrega caminos de felicidad.

Si te quiero es porque eres mi amor

mi cómplice de todo y de toda esperanza.

Y sobre la hierba, codo a codo,

somos mucho más que los dos solos,

y por tu rostro de cantuta y tu paso de retamas

y tu llanto de lluvia, por el rocío del tiempo,

te amo porque eres pueblo del pueblo

Extraño tus pupilas negruzcas

y tu aliento de flores fragrantes.

cuando camino sobre los juncos del río,

extraño tu grácil figura de rocío.

te amo por todo eso

y por nada de eso.

Y porque mi amor no es aureola de luna,


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ni cándida moraleja de sol,

y porque somos pareja de piedra,

que sabe que no está sola en el río;

te quiero en mi paraíso de lluvia.

Es decir, quiero que en mis sueños

la gente viva feliz,

cuando te quiero,

aunque no tengas permiso para ser amada.

Dentro de ti tiembla y te invoca una lluvia

de cantutas irisadas de esperanza.

Desde entonces eres para mí

mi cósmica ilusión de trigales románticos.

Hay entre nosotros un pacto de amor,

secreto y azul,

que retoza en las parcelas de la aurora.

hay un maizal de sueños que refulge

en los surcos de la esperanza.

Cuando camino sobre los juncos de la naturaleza

extraño tu grácil figura.

Cuando las alondras dejan de silbarme

extraño tu voz excelsa.

Cuando el aguacero se torna en lluvia de sol

extraño el perfume de tu cercanía de retamas.

TE BUSCO
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Te busco entre las hierbas del recuerdo,

entre las ramas añoradas de una retama de sol,

ahora que solo me agita sus verduscas cepas,

diciéndome que te fuiste en sus resinas perfumadas.

Te busco en estas calles de un anhelo de lluvia,

evocando tu fina esbeltez de cielo azul.

Te busco en una floresta armonía de molles,

fantaseándote de mil maneras en los umbrales

de absortos y tiernos manantiales de sueño,

sin hallar tu organismo fantasmal de vicuña.

Antes del amor a primera vista,

¿no habrá habido una historia inadvertida entre los dos?

¿No habrá existido antes una cascada de casualidades que,

como un trino, se fueron desgranando entre las auroras

de un amor puro y nuevo?

Oh, paloma dulce del amanecer,

tersa nube azul del firmamento,

cántico de arco iris que en el río amanece.

De todas las deidades eres tú la más pura y tierna.

Eres la más dulce sonrisa de un deseo.

La luz de la primavera te viste de pájaros y mariposas.


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Ante ti fulguran los destellos de la vida,

con colores de crepúsculo y arco iris.

Tienes una gracia alada que resalta la belleza de la hierba.

Eres agua sagrada, nido celeste

que arrulla al niño tibio de los vientos y los tiempos.

Vives dormida en el canto de un charango llorón

que dejó de trinar serenatas.

Eres su trémula música que tremola con ternura

los estambres de la lluvia y de la vida.

Eres luz enamorada

de una ensimismada flor de cantuta.

Eres la amante que siempre he estado esperando

desde tiempos remotos...

PRESENTIMIENTO

Presiento que recorres caminos sin retorno,

presiento que estás muy fatigada de aromas de sol,


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presiento que tus ilusiones se desploman en gotas de lluvia,

presiento que ya viajas en el viento para no volver.

Presiento que tus pasos se tornan en palomas de luz.

Y tus ojos se apagan para no verme más.

Presiento que anhelas gritarme fuerte y muy fuerte,

pero tu voz impide ese núbil sonido de amor.

Y te despides en silencio rumbo al infinito.

Presiento que el pájaro ya no solloza en el pañuelo del adiós.

Presiento que el río se desliza sin rumbo,

mientras sus aguas caen en cascadas

para conducirte hacia lo infinito de la vida.

Presiento que la primavera se queda huérfana de flores.

Y las flores se convierten en piedras de vacío,

mientras que el picaflor se ahoga sin perfumes.

Presiento que ya te vas volando hacia el olvido

y nunca más volverás a posarte en las ramas de mi alma.

Mientras que mi corazón te buscará

entre la fragancia de las piedras convertidas en retamas...

DÉJAME BESARTE

Cuando estés sola caminando muy sedienta de pasión,

déjame besarte con estos mis labios de maíz,

con un beso profundo que remoje tus labios secanos


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y calme tu sed de trigo que reseca mis parcelas.

Déjame besarte con estos besos penetrantes de viento

y así se queden infinitamente grabadas en tu corazón.

Déjame besarte con tanta ternura de cielo mojado,

y que en tus labios de lluvia enraícen hermosas flores de río.

Déjame besarte con la savia de mi pecho enamorado

para que la alborada germine agraciadas lisonjas de luz.

Déjame besarte con los labios de mi propia vida

para que así escuches la voz de estos maizales andinos.

Déjame besar tus labios de alfalfa apasionada

para bañarte con mis salivas febriles de nube.

Déjame besar tu propia entraña de lluvia

para ahogarme en la mar de tu ternura de arco iris.

Déjame besar el silencio del arroyo

para hablarte dócilmente al oído

y decirte lo hermoso que es viajar hacia los sembríos del ayer,

recorriendo la senda del mañana de nuestro amor.

Déjame besarte con mis ojos cerrados de crepúsculo

para así poder viajar a la morada de la brisa matinal de los recuerdos.

QUISIERA ESTAR LOCO

Quisiera estar loco

para pintarte con óleos de esperanza

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en el pliego mágico

de la aurora.

Luego, soplarte hacia el aura de los trigos

para que recobres tu esencia

y coexistas junto a mi lado.

Quisiera estar loco

para vigilar tu desnudez de molle,

en la soledosa obscuridad del monte,

como un valeroso vigía

y así podamos amarnos con amor de eucalipto.

Quisiera estar loco

para escribir aturdidas trovas de zorzal,

con tu esencia de lluvia suave,

para así contagiar mi locura

a toda la humanidad de tu cuerpo.

Quisiera estar loco

para congregar al viento de tu voz

en el perpetuo horizonte de tus distancias.

Y desde ese majestuoso estrado

cantarles coplas de mi alocada pasión de lluvia.

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Quisiera estar loco

para beber el néctar jugoso de tus sueños

y consumido de aquel delirio

despierte junto a ti

como un loco feliz y triunfante.

Ha pasado tanto tiempo,

reiterados amaneceres,

soliloquios eternos,

diálogos inenarrables,

sueños con cicatrices de cebada y trigo...

Pero todo continúa igual que antes,

fijados en la lluvia inversa del amor.

LLEGÓ EL INVIERNO

Llegó el invierno a la sierra.

Está muy arropado de lluvia cantora.


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Se viste con su poncho de arco iris

y su chullo de truenos y relámpagos.

Sube a la montaña alta

y baja a los hondos valles y quebradas.

Tiembla con el frío de los tiempos malos

y su lloro de viento se escucha

en el pajonal de la puna.

Este invierno desbocado

perdió sus ojotas y su temblor de ponchos

en el camino de las chacras.

Cuánto ha caminado

sin darse cuenta.

Francamente,

está cansado de llamar

a las puertas

del olvido y de la tarde.

Entre las calles del pueblo

queda nada más que una leyenda

de serenatas

de lluvia y neblinas.
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La húmeda palabra de su alforja

se llena de cerros floridos

pariendo pastos para el ganado.

Los zorzales ya no quieren cantar

en las ramas de la tarde;

las mariposas tampoco

quieren revolotear en los colores de la lluvia...

Entonces, el día esconde

sus vespertinos crepúsculos celestes y rojos...

Sin embargo,

la alegría danza,

como brisa retozona,

entre las chacras

de los sueños pueblerinos,

con surcos de maíz

y arroyos de trigal susurrante...

El muchacho del invierno

enamora a la cholita lluvia,

con piropos

de dulce y blanca escarcha...


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SOMBRAS NEGRAS

Anoche soñé con sombras de muerte,


25
con una torva parca que cegaba

mis ojos de fuego inocente,

como una premonición.

Estallaban mis mugidos en el horizonte,

clamando la salvación de los vientos.

Pero todo fue en vano

para librarme de estas sombras nefastas.

Sonaban los waqrapukus,

en honor de todos nuestros apus andinos.

Las lliptas plomizas relumbraban en cada sorbo de vino

con luminosidades de coca amarga.

Todos gustaban vinos de fanatismo cruel,

echando algarabías al ritmo de placeres inhumanos;

los zurriagos estallaban en señal de mi pronta muerte.

Los potros relinchaban

en confusas realidades de riendas y espuela,

mientras el puku puku entonaba cánticos de despedida

y mis lágrimas humedecían los belfos de la inexorable muerte.

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¿Por qué tendré que recibir

esta letal tortura de banderillas y espada?

Si me criaron con mucho esmero y amor…

hoy maldigo la vida que me tocó vivir.

No quiero acabar de esta nefasta manera.

Estoy mugiendo un auxilio a los vientos,

¿acaso no pueden oírme?

Manto negro cubriendo mis ojos está.

¿Acaso olvidaron que soy parte de este mundo

y fiel amigo del hombre?

La vida me ubicó en esta plaza de toros

La gente celebra mi muerte.

Retoza la parca al compás de músicas alegres.

Se llenan de euforia al ver mi desesperada agonía.

Beben vino mientras yo derramo

la lluvia de mi sangre.

¿Qué habrá en estos corazones de piedra?

El hombre olvidó nuestra amistad.

Ahora, me deja marchitar en medio de esta tortura…

Afilado sable penetra mi rendida piel…


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Todos gozan con mi inmenso sufrimiento.

En esta plaza de toros

me están matando…

ME RECORDARÁS

Me recordarás,

cuando se esconda el sol


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y la noche extienda su negro manto

porque no habrá quién te ofrezca

la fluorescencia y la sutil armonía de los maizales.

Me recordarás,

cuando camines por ensimismados senderos espinosos

y ya no disfrutes del fervor estremecido de los trigales,

cuando tu nombre ya no tendrá

el fondo opalescente de las retamas.

Me recordarás

en la esbelta forma de la opulencia

y en el semblante de los jazmines,

en una bienvenida de mariposas irreales

y en un fuego renovado de picaflores.

Me recordarás

bajo una azul caricia de golondrinas

y en un fulgor incandescente de pariwanas

volando hacia el lago de los ensueños.

Me recordarás

en la andina parábola del viento

y en el color aleve

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de un crepúsculo fulgurante.

La fábula que nos aprisiona

es precaria y perecible,

porque una torrencial mentira

nos amortaja.

Qué precario

es el universo que vivimos

y qué angustiante

es nuestro alfabeto agreste

de ausencias lluviosas...

Te acordarás de mí

cuando tu frenesí y destino

se haya subrayado

de riachuelos de sol.

Eres una tragedia de luceros,

un conato de amor y odio.

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