La Provincia DE Frailes Menores Capuchinos DE Castilla: P. Buenaventura de Carrocera O. F. M. Cap
La Provincia DE Frailes Menores Capuchinos DE Castilla: P. Buenaventura de Carrocera O. F. M. Cap
La Provincia DE Frailes Menores Capuchinos DE Castilla: P. Buenaventura de Carrocera O. F. M. Cap
BUENAVENTURA DE CARROCERA
O. F. M. Cap.
LA PROVINCIA
DE
FRAILES MENORES CAPUCHINOS
DE
CASTILLA
VOL. I
1575 - 170 1
MA DRI D
1949
Adm inistración de «El M ensajero Seráfico»
Plaza de Jesús, 2
L A P R O V IN C IA D E F R A IL E S
MENORES C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
P. BUENAVENTURA DE CARROCERA
O. F. M. Cap.
LA PROVINCIA
DE
FRAILES MENORES CAPUCHINOS
DE
CASTILLA
VOL. I
15 7 5 - 17 0 1
MADRI D
1949
Administración de «El Mensajero Seráfico
Plaza de Jesús, 2
Nihil obstat:
Fr. T eófilo de Gusendos,
O. F. M. Cap.
Puede imprimirse:
fr. hiqinio de trascastro, O. F. M. Cap.,
Min. Prov.
Madrid, 14 de noviembre de 1948
Nihil obstat:
Dr. Manuel Fernández lerena
Imprimase:
t Casimiro morcillo,
Obispo Auxiliar y Vic. Gen.
Madrid, 17de noviembre de 1948
I N D I C E
PÁGS.
CAPITULO PRELIMINAR
LOS CAPUCHINOS Y SU ESTABLECIMIENTO EN ESPAÑA
i. La Orden Capuchina.— 2 . Origen y progresos.— 3 . Los Capuchi
nos se extienden fuera de Italia.— 4 . Venida a España.— 5 . Esta
bléceme en Barcelona.— 6 . Fundación de las tres primeras Pro
vincias: Cataluña, Valencia y Aragón.— 7 . Situación jurídica ... 1
P A R T E P R I M E R A
PRIMER PERIODO
DE LA HISTORIA DE LA PROVINCIA DE CASTILLA.
DESDE SU FUNDACION HASTA SU DIVISION
(1 5 7 5-1 62 5)
CAPITULO PRIMERO
PRIMEROS INTENTOS DE ESTABLECERSE EN CASTILLA
1 . Los Capuchinos en El Viso.— 2 . Fracaso de aquella fundación.—
3 . Oposición de los contrarios.— 4 . Oposición interna.— 5. Tra
bajos para fundar en la Corte ....................................................... 23
CAPITULO II
NUEVOS INTENTOS DE FUNDACION EN CASTILLA
1 . Esfuerzos para hacerlo en Madrid.— 2 . El P. General, Jerónimo
de Castelferretti, el P. Serafín de Policio y S. Lorenzo de Brin
dis en la Corte.— 3 . Se vencen todas las dificultades.— 4 . Toma
de posesión en el Hospital de los Italianos.— 5 . Una cuestión
histórica .............................................................................................. 35
VI LA PROVINCIA DE FF . MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
PÁGS.
CAPITULO III
EL PRIMER CONVENTO DE MADRID
i. En busca de sitio para convento.— 2 . La primera comunidad.—
3 . El convento de San Antonio del Prado. — 4. Los primeros
aspirantes ...................................................... 47
CAPITULO IV
MAS CONVENTOS EN CASTILLA
1. El de Toledo.— 2 . El de Alcalá de Henares.— 3. El de El Pardo... 55
CAPITULO V
OTRAS FUNDACI ONES
1. Andalucía recibe a los Capuchinos.— 2 . Se funda en Anteque
ra.— 3. Convento de Salamanca.— 4. El de Granada ................... 66
CAPITULO VI
GOBIERNO DE CASTILLA
1. Comisariato del P. Serafín de Policio.— 2 . El P. Iluminado de
Mesina, nuevo Comisario.— 3 . Visita del P. General.— 4. El P. Ga
briel de Valencia, Comisario provisional ...................................... 77
CAPITULO VII
LA PROVINCIA DE CASTILLA
1 . Castilla se erige en Provincia.— 2 . Su gobierno.— 3 . P. Bemardino
de Quintanar.— 4. P. Félix de Granada.— 5. El P. General visita
la Provincia.— 6. El P. Diego de Quiroga, tercer Superior Pro
vincial ................................................... 84
CAPITULO VIII
AUTORIZACION PARA NUEVAS FUNDACIONES
1 . Permiso del rey para 36 conventos.— 2. El de Cubas.— 3 . El de
Málaga.— 4. El de Toro.— 5. El de Jaén.— 6. El de Andújar ... 94
CAPITULO IX
ORGANIZACION
1 . Noviciado.— 2 . Estudios.— 3 . Vida de l o religiosos en Castilla... 108
CAPITULO X
CASTILLA Y ANDALUCIA
1 . Causas de la división de la Provincia de Castilla.— 2 . La Custodia
de Andalucía.— 3 . Límites.—4. Estadística.— 5. Mutua carta
de Hermandad ................................................................................ 116
ÍNDICE VII
PÁGS.
SEGUNDO PERIODO
DESDE LA DIVISION DE LA PROVINCIA HASTA COMIENZOS DEL SIGLO XVIll
( 1 6 2 5 -I 7 OI)
EPOCA PRIMERA
Desde la división hasta la iniciación del apostolado entre infieles
(1 6 2 5 -1 6 4 5 )
CAPITULO PRIMERO
REORGANIZACION Y GOBIERNO
1. Provincialatc del P. Diego de Quiroga.— 2 . Gobierno de los PP. Se
bastián de Santa Fe y Alejandro de Valencia.— 3. Dos Visitadores
de Castilla a Andalucía y Valencia.— 4. Un Visitador a Castilla.—
5 . Los PP. Juan de Ocaña y Cristóbal de Morentin.— 6 . Actividad
CAPITULO II
FUNDACIONES EN ESTOS AÑOS
1. Convento de Villanueva del Cárdete.— 2 . El de Segovia.— 3. Pleito
con los Descalzos.— 4. Convento de Valladolid.— 5. El de Villa-
rrubia de los Ojos.—6. El de La Paciencia ................................... 1 3 8
CAPITULO III
REFORMAS Y FUNDACIONES FRUSTRADAS
1 . Nueva iglesia en Toledo.— 2. Nuevo convento e iglesia en El
Pardo, — 3 . Fundación frustrada de Valdemaqueda. — 4 . La de
Becerril de Campos ........................................................................ 1 5 6
EPOCA SEGUNDA
Desde la iniciación del apostolado entre infieles hasta la abolición
de los Discretos Capitulares
(1 6 4 5 -1 6 9 3 )
CAPITULO IV
SUCESOS Y GOBIERNO DE LA PROVINCIA HASTA 1 6 5 7
1. Provincialatc del P. Leandro de Murcia.— 2. Las Misiones entre
infieles.— 3 . La del Darién.— 4. Intento de fundación en Lima.—
5 . Visita del P. General Inocencio de Caltagirone.— 6. Gobierno
VIH LA PROVINCIA DE F F . MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
PÁGS.
CAPITULO VI
EXTENSION DEL APOSTOLADO A LOS INFIELES
1. Misión del Congo.— 2. El P. Buenaventura de Cerdeña.— 3 . El
P. Juan de Santiago.— 4. Los PP. José de Pernambuco y Fran
cisco de Veas. — 5. Misión de Guinea y Sierra Leona. — ó.
Los PP. Antonio de Jimena y Serafín de León.— 7 . Misión del
Darién.— 8. Martirio del V. P. Antonio de Oviedo .................... 184
CAPITULO VII
VIDA DE LA PROVINCIA DESDE 1657 A 1678
1. Gobierno del P. Francisco de Yecla. Misión de Arda.— 2. Provin-
cialato del P. Basilio de Zamora y del P. Pedro de La Morale
ja. Movimiento científico-literario.— 3. Dos Visitadores generales
de Castilla.— 4. Los Provinciales PP. Manuel de Madrid y An
tonio de Caller. — 5. Importantes ordenaciones sobre los estu
dios.— 6. P. Antonio de Fuentelapeña. Las misiones populares.—
7 . P. Martín de Torrecilla. Visitadores generales de Castilla a
Sicilia y Navarra. Nueva misión para Guinea.— 8. El P. General,
Esteban de Casena, en Madrid.— 9. Actividades más importantes
en estos años .......... 198
CAPITULO VIII
AUMENTAN LOS CONVENTOS
1 . El de Laguardia.— 2 . El de Jadraque.— 3.Fundación frustrada en
Fuenmayor.— 4. Idem en Monteagudo.— 5. Idem en Ausejo.— 6.
Idem en La Puebla de Sanabria .................................................. 211
CAPITULO IX
NUEVAS MISIONES ENTRE INFIELES
1. La de Arda: sus vicisitudes.— 2 . Por segunda vez la de Gui
nea y Sierra Leona. Contradicciones.— 3. El prefecto P. Antonio
de Trujillo.— 4. Frutos conseguidos .......................................... 219
ÍNDICE IX
PÁGS.
CAPITULO X
VICISITUDES DE CASTILLA DESDE 1678 HASTA 1693
i. El P. Torrecilla, Definidor general.— 2 . Su destierro a Portugal
y disturbios en la Provincia.— 3. Provincialato del P. Félix de
Bustillo. Nueva misión al Darién.— 4. Gobierno de los PP. Ber
nardino de Toledo, Manuel de -Madrid y Gregorio de Guada
lupe. Adimisión dé donados. Nuevos disturbios. Misiones popu-
lares.— 5. LTn Visitador a Castilla.— 6. El P. Antonio de Tru-
jillc.— 7 . Actividades en estos años ............................... 230
CAPITULO XI
UN CONVENTO Y TRES INTENTOS DE FUNDACION
1. Convento de Tarancón.— 2. Fundación frustrada en El Toboso.
3. Idem en Piedrabuena.— 4. Idem en Carrascosa ..................... 244
CAPITULO XII
NUEVA MISION AL DARIEN
1. Castilla se encarga de esta misión por segunda vez.— 2 . Pocos éxi
tos alcanzados.— 3. Capuchinos castellanos en otras misiones de
América.— 4. En la de Cumaná.— 5. En la de Los Llanos ........... 250
EPOCA TERCERA
CAPITULO XIII
GOBIERNO Y VIDA DE LA PROVINCIA
i. Provincialato del P. Bernardino, de Madrid.— 2 . Abolición de los
Discretos Capitulares.— 3. El P. Bernardino, de Granada.— 4. Flo
recimiento de la predicación.— 5. Gobierno de los PP. Gregorio
de Guadalupe y Antonio de La Puebla.— 6. Muerte de Carlos III.
7 . Resumen de estos años ............................................................. 258
CAPITULO XIV
ULTIMAS FUNDACIONS EN EL SIGLO XVII
1. El convento de Esquivias.— 2 . Fundación frustrada en Haro.— 3.
Estadística ......................................................................................... 270
X LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
PÁGS.
P A R T E S E G U N D A
CAPITULO PRIMERO
MORADA DE LOS RELIGIOSOS
i. Conventos. Modo de edificarlos.— 2 . Iglesias. Adornos..— 3 . Huer
ta.— 4. Biblioteca.— 5. Calentador.— 6. Enfermería ................... 280
CAPITULO II
REGIMEN Y ORGANIZACION
r Los Capítulos Provinciales: su autoridad; modo de celebrarse.
2 . Los Ministros Provinciales.— 3 . Definidores.— 4. Custudios.—
5. Guardianes.— 6. Vicarios.— 7. Familia conventual .............. 287
CAPITULO III
ADMISION Y FORMACION
1. Vocaciones.— 2 . Admisión de candidatos.— 3 . Información.— 4. Or
ganización del noviciado: Maestros de novicios: formación de és
tos.— 5. Conventos.— 6. Continuación delnoviciado:los nuevos. 294
CAPITULO IV
LOS ESTUDIOS
1. Posición de la Provincia.— 2 . Seminarios de nuevos: estudios pre
paratorios.— 3 . Estudio de la Filosofía y de la Teología.— 4. Doc
trinas y escuelas seguidas: escritores ........ 299
CAPITULO V
VIDA COMUN Y OBSERVANCIA REGULAR
1. Sostenimiento de la vida.— 2 . La pobreza.— 3. Los enfermos y
huéspedes.— 4. Horarios conventuales.— 5. Oficio divino.— 6. Pe
nitencias y mortificaciones.— 7. Trato con losseglares .. ............ 309
CAPITULO VI
ESPIRITUALIDAD EN LA PROVINCIA
i Formación espiritual.— 2 . Fuentes de espiritualidad.— 3. Manifes
taciones.— 4. Maestros de la vida espiritual y corrientes ascético-
místicas ............................................................................ 317
ÍNDICE XI
PÁGS.
C A P IT U L O V II
APOSTOLADO DE LA PREDICACION
i. Su importancia.— 2. Predicadores y Misioneros.— 3 . Clases de
predicación.— 4. Congregaciones y devociones.— 5. Devocionarios.
6. Predicadores más célebres.— 7 . Predicadores cíe reyes ......... 328
CAPITULO VIII
CAPÍTULO IX
CAPITULO X
RELIGIOSOS INSIGNES
1. P. Serafín de Policio.— 2 . P. Francisco de Sevilla.— 3. P. Juan
de Villafranca.— 4. P. Severo de Lucena ................................. 360
CAPITULO XI
CONFESORES DE RE>ES
CAPITULO XII
PAgs .
CAPITULO XIII
ILUSTRES MISIONEROS
I. El V. P. Antonio de Oviedo, misionero y mártir en el Darién.—
2 . El V. P. Serafín de León, apóstol de Sierra Leona ............. 391
CAPITULO XIV
SABIOS Y ESCRITORES
l. Vida, escritos y mérito literario del P. Leandro de Murcia.— 2 .
Idem del P. Antonio de Fuentelapeña.— 3. Idem del P. Martín
de Torrecilla ..................................................................................... 399
CAPITULO XV
AUREOLA DE SANTIDAD
1. Vida ejemplar y austera.— 2 . Vida de retiro, oración y predica
ción.— 3 . Veneración popular, de reyes y prelados.— 4. Ejemplos
vivientes ............................................................................................ 416
I NTRODUCCI ON
DIVISION .
PRIMER PERÍODO
SEGUNDO PERÍODO
TERCER PERÍODO
CUARTO PERÍODO
QUINTO PERÍODO
FUENTES
C o m o ya h em os in d ica d o, nuestro in ten to ha sid o escribir la his
toria d ocu m en tada d e la P rov in cia d e C astilla, p rob a n d o al e fecto
nuestras afirm aciones, lo m ism o q u e los h ech os narrados, c o n testim o
nios fehacientes y d ig n os d e créd ito, tom ados lo m ism o d e obras im
presas q u e m anuscritas, p refirien d o, en igualdad d e circunstancias, las
prim eras a las segundas, precisam ente p o rq u e están más al alcance de
tod os y p u ed en ser más fá cilm en te consultadas.
P or eso m ism o, y ya q u e d e señalarlas se trata, darem os aquí una
breve n oticia d e las principales d e qu e n os h em os servid o para historiar
sobre to d o los dos p rim eros p eríod os, q u e justam ente ha d e abarcar
este presente volu m en .
S on , en prim er térm in o, los A nales o C rónicas d e la O rd en C ap u -
cfíina ( i ) . P or ser fuentes generales y com u n es y tan co n o cid a s, nada
d ecim os d e ellas, c o m o ta m p oco nos d eten em os a discutir su valor his
tórico, adelantando, sin em b a rg o, qu e fu eron com pu estas a base d e los
docu m en tos qu e ca d a P rovin cia rem itió al C ronista general.
y D eu sto (B ilb a o), y asim ism o d el m an u scrito V irid cric a u tén tico, del
q u e lu eg o n os ocu parem os. P o r eso, aparte d e algunas erratas e in c o
rreccion es, m erecen esos datos entera fe , aunque n o n os haya sid o p osi
b le com p u lsarlos c o n sus originales, p o r haber desap arecid o los m anus
critos en la pasada guerra española.
★ ★ ★
S I G L A S
P o r ser m u y frecuentes las citas d e algunos de los lib ros y d e nuestro A rch ivo
P ro vin cial^ usarem os para indicarlos las siguientes s ig la s :
Los C a p u c h in o s y su e s ta b le c im ie n to en E sp añ a
(5) Bullarium, I, p. 17 .
(6) Ibid., p. 23.
(7) C uthber Tj o. c ., p p . ' 18 2 y 2 18 .
(8 ) F É L ix d e G ran ad a, O . F . M . C ap. Anales de los Frailes Menores Capuchi
nos de Castilla, Salam anca, 1 9 1 0 , p . 3 7 .
LOS CAPUCHINOS Y SU ESTABLECIMIENTO EN ESPAÑA 5
4T
nes d e la flota papal en aquella gloriosa jornada. P recisam ente u n o de
ellos era el P. Juan A la rcón d e T ord esilla s, a qu ien una relación
llama «h o m b re d e m u y ejem plar vida y d e valeroso co r a z ó n », qu e n o
sólo se co n ten tó c o n animar a los soldados, llevando el C ru cifijo p en
diente d e una alabarda, sin o q u e, al em bestir la galera en qu e iba, a
la contraria, fu é el p rim ero q u e saltó a ella ( 1 7 ).
F u é óin d u da entonces cu a n d o el M a rq u és d e Santa C ru z sintió
deseos d e tener en sus estados y posesion es a los C a p u ch in o s; los p i
d ió encarecidam ente al P. V ica rio G en era l y c o n toda seguridad que,
en una d e aquellas sus venidas a España, co n sig o los trajo para que
llevasen a ca b o su p ro y e cto d e fu n d a ción . D e b ió su ceder esto en 1 5 7 5 ,
a más tardar.
D e s d e lu eg o sabem os q u e p o r esas fechas v in ieron p o r lo m enos
d os religiosos, y p or cierto e sp a ñ oles; p e r o F elipe II se n e g ó a adm i
tirlos. A sí lo con sign a el P. A n g e l d e M a s, u n o d e los D esca lzos espa
ñ oles, qu e pasó a Italia para abrazar la reform a capuchina. E scrib ien d o
desd e G é n o v a a 2 4 d e agosto d e 1 5 7 6 , d ice q u e la n oticia d e qu e los
C on celleres d e B arcelona habían escrito al P. G en era l sobre la fu n
d a ción d e un con v e n to en B arcelona, la había sabido tam bién p or dos
Padres españoles qu e «v in g u eren després co n les galeres d e Spayna,
y m e digu eren lo m ateix, y un dells escrigué al pare n ostro G eneral
d e dit n e g o c i» . A ñ a d ie n d o qu e d ifícilm en te se con se g u iría : « L a causa
es ésta: p erq u é lo any pasat lo M a rq u és d e santa C ru z, capitá general
de les galeres de N a p o ls, y altres senyors de Castella pregaren al pare
n ostro G en era l quels donas frates capu chins p erq u é eils v o lie n fe r alcuns
m onastirs en ses terres p rop ies, y lo R n t. Pare G en era l enviá aquelis
dos pares espagnols juntam ent ab lo M a rq u és q u e anava á Spagna, y
essentse los dos pares presentáis al rey, ell les resp on gu é q u e ell amaba
ia nostra religió, más qu e n o con ven ía qu e nosaltres pren guesen m o
nastirs en Spayna essenthi los d esca lsos, tots d e u n m ateix habit y
p rofessió, m as solam ent diferents en los prelats» ( 1 8 ).
sería bien enviarles a llamar o darles licen cia para q u e viniesen a fundar
en su ciu d ad , y , c o m o se determ inase en C o n se jo q u e sería b ie n viniesen
y qu e les darían una casa d e d e v o ció n qu e está fuera de la ciu d a d y
las dem ás ayudas necesarias para la fu n d a ción , el so b re d ich o Q u erol
en vió a Italia diversas cartas c o n el aviso y determ in ación d e l C o n s e jo ;
mas c o m o estos avisos n o llegasen o p o r ser d e personas particulares
n o se m ov iesen p or ellas los frailes a venir, p ro cu ró el so b red ich o Q u erol
C o n se jo d e la sobredich a ciu d ad para q u e propu siesen en C o n se jo si
escribiese el C on se jo d e la ciu d a d a nuestro M . R d o . Padre G en eral,
p id ién d ole se sirviese de enviar frailes para esta ¡fu n d ación » ( 2 1 ).
E fectiva m en te : los C on celleres, d espu és de tom ar ese acu erdo en
el C on sejo d el 2 d e ju n io d e 1 5 7 6 , escribieron cu atro días más tarde
al P . G en eral, ofre cié n d o le sus servicios en ese sen tido y hasta la casa
e iglesia d e Santa M a d ron a . E l P. G en era l contestaba el 11 d e o ctu b re
d el m ism o año a Q u erol y a los C on celleres, a gradecien do la buena
voluntad y qu e, si llegaba el caso, aceptaría la casa e iglesia qu e le
ofrecían ( 2 2 ).
M as los C on celleres n o se d ieron p o r satisfechos c o n tal respu esta;
escribieron d e n u ev o al P.. G en era l, h acién d ole las m ism as dem andas
e id én ticos ofrecim ien tos. P ero sólo o b tu v ieron p o r con testación que
una cu estión d e tanta m onta n o quería resolverla p or sí m ism o, sino
q u e esp'eraría a p rop on erla al p ró x im o C a pítu lo G en eral qu e se cele
braría en 1 5 7 8 .
In sistieron d e n u e v o los C on celleres y , p o r fin, logra ron qu e el
P . G en era l se aviniese a sus deseos. N o m b r ó al defecto p or C om isario
para España al P. A rcá n g el A la rcó n d e T ord esilla s, q u e será el fu n d a
d o r d e los C apu ch in os en nuestra Patria, c o m o seguidam ente verem os.
E l P. A rcá n g e l A la rcó n d e T ord estilas era español y natural de
T ord esilla s (V alladolid ). P roced ía d e la fam ilia d e los A la rcón y de
los M e n d o z a y estaba em parentado co n la d e l M a rq u és d e Santa C ruz.
H abía id o a Italia c o n sus padres, y allí to m ó el h á b ito ca p u ch in o en
ia p r o v in c ia .d e M ilá n , qu e lu eg o d e jó para pasarse a la d e N ápoles,
en la qu e vivían d os herm anos suyos, tam bién ca p u ch in os, los Padres
F ra n cisco y Juan, aquél fa lle cid o en 1 5 7 1 y éste co fu n d a d o r suyo de
las p rovin cias españolas ( 2 3 ).
( 2 1) V a l l a d o l i d , o . c ., en Estudios Franciscanos, V ( 19 10 ) , p. 4 7 1.
(22) V é ase el texto original del acuerdo y asim ism o las m encionadas cartas en
Estudios Franciscanos, I I (19 0 8 ), pp. 8 8 -9 1. P a ra m ás abundante b ib liografía, véase
el artículo de! P . R u b í, ya citado.
(23) H a y varios historiadores que han hecho al P . A rcán gel natu ral de T a r r a
gona, siendo sobradam ente com probado qu e n a d ó en T o rd esillas (V alladolid).
P a ra la vid a del P . A larcó n véase Biografía hispano-capuchina, o. c., pp. 1 0 1 - 1 1 2 ; V a
l l a d o l i d , Crónica m s., f. 4 s s .; A n d r é s d e P a l a z u e l o , O . F . M . C a p ., Vitalidad Seráfi
ca. Los Franciscanos Capuchinos en Castilla, P rim era serie, M ad rid , 1 9 3 1 , pp. 4 8 -6 5 ;
e tcé te ra; Crónicas Capuchinas, Parte prim era, pp. 2 3 7 -3 9 , y Parte tercera, p. 2 8 1.
10 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(29) Ibid., V I ( 1 9 1 1 ) , 9 9 - 1 1 0 . V éase tam bién allí la v aliosa docum entación que
corrobora este aserto del prim ero d e cronistas capuchinos españoles.
(30) C£r. lo qu e el m ism o P . V alladolid d ice respecto d e la d e V alen cia al
narrarnos la vid a del P . Ju a n A larcó n en su Crónica m s., f. 6 $ r .: « E l P . ju a n de
A larcó n trató d e la fu n dación del reino d e V alen cia en la cual había la m ism a
contradicción qu e en C atalu ñ a por parte d e los O bservantes, p o rqu e aún no tenían
p ro visió n del re y para pro h ibir la fu n dació n en aquel reino, y no obstante que m e
dijo el C o n d e d e A y to n a , padre d e este M arq u és qu e ho y v iv e, siendo v irrey de
V alen cia, que le escribió el R e y F e lip e I I lo m ism o q u e a l v irre y d e C atalu ñ a y
que, respondiéndole en fa vo r nuestro, to m ó a replicar que hiciese lo q u e le había
m andado.»
( 3 1) C fr. Biografía hispano-capuchina, o. c., p. 590, « M in istro s provinciales
d e Cataluña».
(3 2 ) V a l l a d o l i d , Crónica m s., f . 6 s r .
LOS CAPUCHINOS Y SU ESTABLECIMIENTO EN ESPAÑA 13
(4 3 ) A li c a n t e , m s. c ., p . 16. P or ese m o t i v o n o se h a c e m e n c ió n de V a le n c ia
Libro de los Actos Capitulares de Cataluña
e n e l c it a d o h a s ta 1602.
(4 4 ) Analecta, V ( 1 8 8 9 ) , p . 1Ó6.
(4 5 ) Libro de los Actos Capitulares de Cataluña, m s. c ., f. i o r .— A l i c a n t e ,
p. 24.
(4 6 ) N o aparece m u y claro cuándo haya sido con stituida com o tal la P rovincia
d e V alen cia. L a Estadística general, ya citada, p. 1 7 , nota, dice qu e fué en 1 6 0 5 ,
pero creem os sigue en ello al P . A lican te, qu ien, si bien es cierto q u e en una parte
d e s u m s. (p. 2 5 , n .° 4 9 ) parece afirm ar qu e en dicho año 1 6 0 5 se erigieron en
P ro vin cias lo m ism o V alen cia q u e A ragó n , en cam bio en o tra (p. 5 9 , n .° 1 2 5 ) , dice
qu e f u é el año siete, y al describirn os la v id a d el P . S e ra fín d e P olicio (p. 5 2 8 ,
n .° 8 5 ) dice tam b ién q u e e l prim er C ap ítu lo Pro vin cial se celebró después d e 1 6 0 6 .
P o r otra parte sabem os ciertam ente qu e A ragó n no se erigió en P ro vin c ia hasta el
añ o 1 6 0 7 .
(4 7 ) V a l l a d o l i d , Crónica m s ., f f . 6 5 v .- 6 ó r .
IÓ LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(53) S e halla tam bién en el m ism o A rch iv o y co-n la m ism a sign. T am b ién
hay copia en nuestro A rc h iv o de V alen cia, a su vez con la m ism a sign atura citada.
(54) A rch iv o d e la C o ron a de A ragó n .— F o n d o s m onacales.— L e g . 6 1 , tom o 2 .0,
fol. 6.
E l A rzo b isp o se llam aba A lon so G reg o rio , qu e rigió aquella diócesis los años
15 9 3 -16 0 2 .
i8 LA PROVINCIA D 2 FF. MM, CAPUCHINOS DE CASTILLA
D e s d e s u f u n d a c ió n h a s t a s u d iv i s ió n
( 1575- 1625)
(1) C fr. dicho breve In caetera Divinae Majestati, Bullarium, V , pp. 368-370.
(2) Cfr. R ubí , art. c., p. 530, nota 2.
(3) V a l l a d o l i d , o . c ., en Estudios Franciscanos, V (1910), p. 475.
PRIMEROS INTENTOS DE ESTABLECERSE EN CASTILLA 25
en el cap ítu lo prelim inar, y al m ism o tiem p o n os da más luz sobre las
dificultades qu e surgieron para esta fu n d ación .
Se trata, co m o ya h em os in sinu ado arriba, d e un m em orial presen
tado a F elip e II p o r el C om isario general y otros P relados d e la O r
d en d e San F ran cisco, y d ice así transcrito literalm ente:
« I S. C . R . M .— A b ra c o m o 4 anyos qu e el m arques d e Sta. C ruz
h izo ven ir d e Italia unos frailes d e Sant F ra n cisco ilam ados C a p u ch i
n os, co n intento d e q u e fundassen con v en tos en Espania y les d io en
el V is o un m on asterio su yo q u e eslava h a c ien d o ; lo qual en ten d id o
p o r V . M . y su R ea l C o n se jo m a n d o al N u c ió y sus con su ltores que
viesen si con ven ia aniadir otra R e lig ió n nueva en Espania y m irado
p or ellos co n cu id a d o la m u ch ed u m b re d e R elig ion es y con ven tos p o
bres, y particularm ente d e Sant F ra n cisco, h icieron rela ción a V . M .
qu e n o con venía aniadir sobrecargas a la rep ú b lica c o n adm itir nuevos
religiosos p ob res, particularm ente sien do los C a pu ch in os d e p o c o p r o
v ech o exterior para las almas, p o rq u e tienen estatutos qu e n in gu n o
d e ellos pu eda confessar, y para p redicar entre ellos ay m u y p o c o s , y
las dem as R elig ion es en los p u eb los d e d o n d e sacan las lim osnas tie
n en cu id a d o de acudirles c o n estos b en eficios espirituales, y c o n esto
tienen harto en qu e en tender para sustentarse p o r ser tantos. V isto
esto, m a n d o V . M . y su R ea l C o n se jo q u e d ich os C a pu ch in os saliessen
d e C astilla; y p o rq u e el m andato n o dezía d e toda E spania, b olv ien -
d ose para Italia, se qu ed aron en B arcelona d o n d e han hasta agora,
qu e qu ieren extenderse p o r Espania y causar in qu ietudes entre los
religiosos d e las provin cias antiguas d e la O rd en d e Sant F rancisco,
co m o consta d e la p rov in cia de la C o n ce p tio n , a d o n d e el P relado de
d ich os C a pu ch in os ha en b ia d o patentes para qu e los frailes d el A b r o
jo y d e otras casas se passen a su o b ed ien cia , d e qu e está aquella p r o
v in cia alborotada. Y en V alen cia, v ien d o el Patriarcha qu e n o p u ede
salir c o n su preten tion d e los R e co le to s, quiere q u e los C apu ch in os
se passen a V alen cia y los R e co le to s se ju n ten c o n ellos y hagan otro
con v en to en dich a ciu d a d , ten ien d o ya q u atro d e Sant F ra n c is co ; de
suerte qu e, si esto n o se ataja, servirán d e inquietar a las repúblicas
y a las p rovin cias antiguas d e Sant F ra n cisco cu y os ex ercicios en
predication es y con fession es y otros servicios son m anifiestos y sirven
ha V . M . en lo q u e les es m a n d a d o y tienen harta carga los seculares
en sustentarles. A ten to lo so b re d ich o suplican ha V . M . el C om isario
general cism on tan o y los dem ás prelados de la O rd e n d e Sant Fran
cisco sea servid o de qu e assi c o m o se m a n d o a los d ich os C apu ch in os
salir d e Castilla, se les m ande salir d e toda E spania, qu e ellos m es-
m os an d ich o qu e c o n m edia palabra qu e les m anden, se irán lu ego,
d e q u e rescebira toda la O rd e n m e rce d y b en eficios d e V . M . cuya
R eal P ersona D io s para la d effen sion d e la Santa F e nos co n serv e .»
A l p ie d e d ich o m em orial F elip e I I añadió d e su p u ñ o y letra:
28 LA PROVINCIA DE I-'F. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(14) A rch ivo de Simancas.— Estado, Leg. 161, n.° 107. Aunque no lleva fecha
este docum ento, com o todos los memoriales, ha sido incluido en el atijo de pa
peles del P. Com isario de San Francisco, Fr. A ntonio de Aguilar, que son de 1581.
Por otra parte, en el inventario n.° 153 del A rch ivo es citado este docum ento com o
riel año mencionado 1581.
(1 5 ) V a l l a d o l i d , Crónica ms., f . 6 6 r .
(1 6 ) Biografía hispano-capuchina, p. 1 7 6 .— F é l i x ce G ranad a, o. c ., p. 8.
H1 P. José Calasanz de Llevaneras, O . F . M . C a p ., m ás ta r d e Cardenal V i v e s y
T u t o , n o ha hecho otra cosa en la mencionada Biografía hispano-capuchina que
copiar casi literalmente la o b r a c.el P . I l d e f o n s o d e C a m p d e v a n o l , O . F . M . C a p ., ti
tulada Chronica de la santa Provincia de Capuchinos de la Madre de Dios de Ca-
PRIMEROS INTENTOS DE ESTABLECERSE EN CASTILLA 29
taluña, obra que consta de cuatro tom os y que se conserva ms. en el A rchivo Pro
vincial d e Capuchinos de Cataluña, con la sign. A - i . Cuanto en Biografía hispano-
capuchina dice de! P. Juan Alarcón lo tom ó de ese ms. casi al pie de la letra,
om itiendo por cierto algunas cosas que nos interesan y que luego haremos notar.
Pero uno y otro escritor han tom ado a su vez las noticias de la obra ms. del P. V a-
lladolid, f f . 6 . - I V . - 6 7 V .
Y por lo que hace a ios servicios prestados por el P. Alarcón a Felipe II, es
cierto que n o en 1593 sino en diciem bre del siguiente año, fué enviado por el
D u q u e de M aqueda al D u q u e de Joyosa para hacerle importantes ofrecimientos de
parte de Felipe II. Las cartas cruzadas con ese m otivo y la relación de la jom ada
del P. Alarcón se encuentran en el A rch ivo de Simancas. Estado, Legajos 171,
341 y 3 4 2 , sobre todo los folios 98-101 d e estd último.
"» ( 1 7 ) F. d e G r a n a d a , o . c ., p . 8 .
(18) A rch ivo de la Corona de Aragón.— Fondos M onacales, Leg. 59, t. 4.0, f. 22.
«(Libro d e Cartas de de todas las suertes. Cartas misivas», carta 3.a Es copia, com o
todas las de este cuaderno.
(19) D e propósito hemos subrayado esas palabras que n o se recogieron en la
30 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
E l 2 7 d e m a v o d e 1 6 0 5 se celebraba en R o m a el C a pítu lo G e
neral d e la O rd en . E n él cesaba d e S u perior d e los C a pu ch in os San
L o re n z o d e B rindis y era eleg id o en su lugar el P . Silvestre d e Asís.
A l m ism o tiem p o, aparte d e otras determ in acion es, era d esign ado C o
m isario general para las P rovincias d e T o lo s a , Cataluña, V alen cia y
A ragón , el P . Buenaventura d e C atanzaro ( 2 0 ).
E l 6 d e en ero d e 1 6 0 6 presidía el C a pítu lo P rov in cia l d e la p rim e
ra d e las citadas P rovin cias en C arcassonne Í2 1 ). D ir ig ió lu e g o sus
pasos a Cataluña, y. «h allándose d ic h o P . C om isa rio c o n el P . P rov in
cial v D efin id ores en Perpiñán p o r d o n d e co m e n z ó a entrar en esta
P rovin cia a los 6 d e fe b re ro d el d ich o año, y p o r hallarse el d ich o
Padre en ferm o y qu e se le iba agravando la en ferm ed ad , se d ió prisa
de üegar a B arcelon a» ( 2 2 ).
F u é p or esas fech as, sin duda alguna, cu a n d o, desean do d e veras
la fu n d ación d e Castilla y v ién d ose en la im p osib ilid a d d e llesa r per
sonalm ente a la C orte, en v ió d os Padres c o n esa m isión . E scrib ió con
ellos a varios señores d e la C orte, en com en d á n d oles el asunto, v p rin
cipalm en te al d u q u e d e L érm a , su p licán d ole favoreciese a los Padres
qu e iban a disponerla m ientras él estaba en ferm o. L o s d os religiosos
enviados fu eron los PP. M ig u e l de V a lla d olid y F ra n cisco d e Baeza ( 2 3 ).
D ich o s Padres dirigieron sus pasos a la C orte, la cual se e n co n
traba aún a nuestro ju icio en V allad olid , d e d o n d e regresó a M a d rid
en los p rim eros m eses d e 1 6 0 6 . H icie ro n sus gestiones y «su m isión
loable y religiosa m en te». P ero «e n m e d io d e la bu ena acogida y de
Biografía hispavo-capuchina, y que trae el P. Campdevano!, Crónica ms. c., t. II, libro
IV , cap. 5, ff. 167-74.
N o hemos pod ido dar con la carta del P. General relativa a este asunto; sin
embargo, en un «Catálogo del A rch ivo d e Cataluña antiguo», Letra E, L eg. 2, mis
celáneo, com ún de Provincia, se lee: «Letras o carta de| N . R m o. P. General res
pecto de enviar tres o cuatro religiosos castellanos a Gastilla (1600)».
(20) Analecta, V (1889), p. 224.— Libro de los Actos Capitulares de Cataluña,
ms. c., f. I4r.
(2 1 ) C fr . M e lc h o r de P o b la d u r a , O. F. M . C a p ., Los Frailes Menores Ca
puchinos en Castilla, M a d r i d , 1 9 4 6 , p . 9 , n o ta I .
(2 2 ) Libro de los Actos Capitulares, m s . c ., f. i4 r .
(3 3) F é l i x , p . 1 1 . — A g u s t í n , m s. c., p. 5.
( 34) E n el C ap ítu lo P ro vin cial celebrado el 20 de jü lio de 1607 fu é elegido
D efin id o r y C u sto d io prim ero para el C ap ítu lo G en eral. C fr. Libro de los Actos
Capitulares, m s. c., f. .16.
C35) Bullarium, I , p. 57.
(36) F é l i x d e G r a n a d a , o. c., pp. 12- 13. E s te cronista afirm a qu e el m em o
rial del P . So sa fu é m an dado recoger po r la In q u isició n d e T o led o . T a m b ié n el
P . M a r t í n d e T o r r e c i l l a , O F . M . C a p ., Apolczema, espejo y excelencias de la
Seráfica Religión de Menores Capuchinos, M a d rid , 1701, p. 270, hablando «de
u nos apuntam ientos im presos qu e dió (el P . Sosa) al rey d e E sp añ a, el año 1606»,
d ice qu e «dichos apuntam ientos están, según tengo entendido, recogidos po r el
San to T r ib u n a l d e la. F e » .
( 37) L a obra del P . A lav a, im presa en M ad rid , 1601, no fu é escrita contra
ios C ap uch in o s ni tam poco se dice en ella directam en te que los C ap uch in o s no sean
verdaderos hijos d e S . F ra n c is c o ; pero lo supon e al hacer ciertas afirm aciones
(pp. 439 y 441), com o é sta : « L o s P adres C ap uch in o s, com o o tra cualqu iera C o n
gregación d e R eligio so s, aunque tengan y gocen el títu lo d e F r a ile s d e S a n F r a n
cisco, n o es p o r legítim o y verd ad ero derecho sino po r particu lar privilegio.»
L a s delaciones hechas po r el P . V allad o lid , así d el m em orial del P . So sa com o
d e la o b ra d el P . A la v a , se conservan en el A rc h iv o V atican o , F o n d o Borghese,
ser. I , vol. 193, f. 271V.-287V. L le v a n los siguientes títu lo s: Aduertimientos de
le que parece mal escrito en un libro que escriuio el Pe. Alava intitulado satisfac
torio .de los frayles menores, y Aduertimientos de lo que parece mal escrito en
una relación que el Pe. Francisco de Sossa hizo por escrito al Rey catholico,
y esta estampada, sobre no dexa>■ fundar a los capuchinos en Castilla.
3 -! LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
( 1) Y a hem os dicho anteriorm ente en el capítulo prelim inar, nota 46, cóm o
nos parecía casi seguro el qu e V alen cia hu biese sido erigida en P ro vin cia el
año 16 0 7 , y asim ism o q u e el P . P olicio h ab ía sido elegido P ro vin cial en dicho
año, y eso po r prim era vez.
(2) A l i c a n t e , m s . c ,. p . 26, n .° 49 y n . ° 12 5 .
(3) M a n u e l C u b í, P b ro ., Vida del Beato Juan de Ribera, B arcelo n a, 1 9 1 2 , p. 3 1 1 .
36 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(4) F é l ix de r a n a d a , o . c ., p . 1 1 .
G
(5 ) A lic a n te , m s. c., p. 1 1 7 , n . u 1 y 2 . E l P . A gu stín de G ran a d a, m s. c., p. 7 ,
afirm a qu e el P . G en eral entró en E sp añ a por V alen cia. C iertam en te q u e no lo
hizo po r C atalu ñ a, P ro vin cia que visitó después d e s u estancia en la C o rte.
(6) A s í lo declara F e lip e I I I en su D esp ach o d e 7 de agosto d e 1 6 1 2 , a su
em bajador en R e m a , C o n d e d e C a s tr o : «C o n m otivo qu e en 9 de ju nio del año
pasado de 16 09, estando en esta corte cl P . F r . Jeró n im o d e C a s te l F e rre te , G e
neral de la O rd en d e C ap uch in o s, le h ice m erced d e ad m itirle a m i R e a l audiencia
y, com o S u p erio r d e una O rd en tan ejem plar y conspicua, le hice el h onor de
m an darle cu b rir» (C fr. J o s é M . a P o u Y M a r t í , O . F . M . , Sobre la Grandeza de
España a favor de los Generales Franciscanos, en Archivo Ibero-Americano, X I
( 19 19 ) , PP- 1 5 - 1 7 — M e l c h o r d e P o b l a d u r a , O . F . M . C a p ., Los Generales de la
Orden Capuchina Grandes de España de Primera Clase, en Collectanea Franciscana,
X I I I ( 1943 ). PP- 2 54 -57).
(7) A l i c a n t e , m s. c., p. 1 1 8 , n .° 2 -3 .— A g u s t í n d e G r a n a d a , m s. c., p. 8.—
L a s Crónicas Capuchinas, T e rce ra parte, p. 5 5 1 , d icen qu e el P . G en eral expuso
a! R e y , en tre otras razones qu e había para fu n d a r : e l aum ento del culto, el bien
pú b lico, el qu e la O rd en ten ía m uchas P ro vin cias e n los estados d e S . M . y que
se hacía necesario un con ven to en M a d rid p o r las m uchas veces q u e era forzoso
tratar los asuntos con el R e y o con sus m inistros.
NUEVOS INTENTOS DE FUNDACION EN CASTILLA 37
(1 9 ) Ibid.
40 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DÉ CASTILLA
trataban los herejes d e A lem ania d e expulsar del Im p e rio este sagrado
Instituto, p orq u e c o n sus oracion es, co n sejos, serm ones y c o n disputas
deshacían sus d ip arates; y para qu e en A lem an ia co n o cie se n lo m u ch o
qu e España los estim aba, el rey fu n d ó este co n v e n to » ( 2 0 ). N i falta
historiador qu e a esto añade el q u e, al hablar S. L o r e n z o al re y »e n
una d e sus entrevistas so b re los sucesos d e A lem an ia y ex p on erle el
aprieto d e los C apu ch in os en aquel im p e rio , el re y lu e g o se había
adelantado a con ced erle licen cia para la fu n d a ción ( 2 1 ).
Si ese fu é e l m o tiv o d e ia co n ce sió n , es cosa qu e han silenciado
los C ronistas prim itivos d e la P rovin cia d e Castilla, así c o m o tam bién
el P . S ev ero d e L u ce n a qu ien , c o m o ya se ha in d ica d o , estaba en
M a d rid , acom pañ an do a S. L o r e n z o de. B rindis, y n os ha d a d o n o
ticias m u y particulares e interesantes d e to d o . E l es qu ien n os d ice
tam bién a con tin u a ción d e las palabras arriba transcritas: «A h o ra el
m iércoles pasado p r ó x im o [7 d e o ctu b re ] estu vo m ed ia hora a solas
c o n el rey el P. B rindis, qu e le d ió audiencia privada, d e q u e salió
con ten tísim o, p o rq u e le acom pañ é, y c re o ha acabado el fin d e sus
n eg ocios. Y p ero en lo qu e toca al n uestro, le d ijo S. M . : «P resto
m andaré despachar el m em oria l o consulta para qu e fu n d é is », d e qu e
d e n u evo le d ió las gracias. M ir e n V uestras C aridades ahora si se
d e b e este n e g o cio al P . B rin d is; acá así lo ju zgam os y así lo enrien
d en cuantos saben d e e s to ; y , au nqu e el P. Serafín co n su buena
traza y m ed ios, sin d u da lo con clu yera , p e ro c o n to d o hay q u ien duda
y q u ien afirma qu e a b ien n egociar n o fu era en dos a ñ os» ( 2 2 ).
' Faltaba solam ente v en cer la resistencia d el d u q u e de L erm a , quien
había em p eñ ad o su palabra c o n los contrarios d e qu e n o fundarían
en M a d rid los C apu ch in os. H asta tal p u n to qu e la C onsulta d el C o n
sejo la había gu ardado en u n escritorio llam ado e l c e s to d e San P atri
cio , d o n d e solían ir a parar los papeles d e n e g o cio s qu e nunca habían
d e salir a luz ( 2 3 ).
Sin em bargo to d o lo su p o v en cer la d ip lom acia d el P. Serafín d e
P olicio, a qu ien sin duda alguna ca b e la gloria de este éxito. U na
este H osp ital para ponellas, y n o hay d escu id o en ojear sitio ; quiera
D io s se acierte» ( 2 6 ).
D e b ió ser el lunes, 5 de octu b re , cu a n d o el rey. firm ó el tan ansia
d o perm iso. S in em b a rg o d ich a n oticia n o lleg ó a co n o ce rse hasta el
viernes, 1 6 , en «q u e se d iv u lg ó y p u b licó que S. M . h iz o para qu e
fundemos^ y la cam pana co m e n z ó el alborada c o n m il repiqu es d i
ferentes, qu e los d el H osp ital h icie ro n » ( 2 7 ).
(3 1 ) A l ic a n t e , m s. c ., pp. 1 2 3 -2 6 .
(3 2 ) Ibid
(3 3 ) F é l i x d e G r a n a d a , o . c ., p p . 1 5 - 1 7 .— A g u s t í n d e G r a n a d a , m s . c ., p p . 1 1 -
1 2 .— A j o f r í n , o . c ., pp. 34 ss.
(34) C fr. L u c io M .a F . M ., Los Procesos de 1630 y 1677 Para la
N úñez, O .
beatificación de San Lorenzo de Brindis, en Archivo Ibero-Americano, X I I ( 19T9),
pp. 321- 389, y P . A j o f r í n , o . c ., p . 5 0 5 .
46 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
De la Provincia de Valencia:
P. S erafín de P o licio , P rov in cia l d e V alencia y C om isa rio general.
P. Juan d e V illafranca, G uardián.
P. F ra n cisco d e Sevilla, P redicador.
P. A gu stín d e G ranada, P redicador.
P. Buenaventura d e V alen cia, P redicador.
P. B ernardino d e V alen cia, P redicador.
P. Sebastián d e V alencia, P redicador.
P. G a b riel d e V alencia.
C orista s:
F r. Juan d e A lfam bra.
F r. M a te o d e M aluenda.
F r. José d e Linares.
F r. L o r e n z o d e A licante.
F r. A n to n io d e A lican te.
F r. Baltasar d e L érida.
F r. Silvestre de A lican te.
Hermanos Legos:
F r. Juan d e G eron a .
F r. M a rtín d e Sevilla (otros d ice n d e O llería).
F r. V id al de A lcira.
F r. M artín de C isn eros (otros d ice n de Sahagún).
De la Provincia de Cataluña:
P. D ie g o d e Q u iroga , P redicador.
P. S evero d e L a ce n a .
P. A lon so d e Barcelona.
P . F ran cisco d e Baeza, llam ado el v iejo .
P. A m b ro s io d e Perpiñán.
Fr. C risóstom o d e M a d rid , L e g o .
D e la P rovin cia d e A ra g ó n :
P. P ed ro d e B arbsstro.
P. F élix d e Granada.
M ien tras llegaban los religiosos, se iba prep arand o la parte d el pa
lacio d el D u q u e d e L erm a , destinada a co b ija r m en os in cóm od a m en te
aquella num erosa com u n id a d . T re s m eses escasos fu e ro n suficientes
para ello.
(1 4 ) A l ic a n t e , m s. c ., p. 1 3 2 , n .° 25.
(1 5 ) M onzón, Erario divino, m s. c., f. 14V . — F. d e G r a n a b a , o. c., p. 40.
(1 6 ) M onzón, ibid.
(1 7 ) Sim an cas.— C ám ara de C astilla, L e g . 1 .0 6 5 , n .° 91.
(1 8 ) A . H . N .— C o nsejo s. L e g . 1 3 .1 9 2 , n .° 63.
(19 ) A rc h iv o del Palacio N . d e M ad rid .— C éd ulas R eales, t. X I , ff. 16 2 y 506.
54 Í.A PROVINCIA DÉ FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
que «su fábrica era muy pobre» y que teman «malísimos cimien
tos» (20).
( 1) F. de G ra n ada, o . c ., p. 24.
aprobar las diligencias hechas. Llegó dicho memorial a manos del pre
sidente del Consejo, D . Juan de Acuña, Marqués del Vaíle, «poco
afecto a fundaciones», al decir del cronista, quien trabajó para que la
fundación de Alcalá no se llevase a efecto. Hasta tal punto que ios
Capuchinos se vieron en la precisión de recurrir al duque de Lerma
y, gracias a su intervención, se pudo conseguir por ñn el intento (12),
Obtenida la licencia del Consejo, el 20 de septiembre de 1612
partió para Alcalá el P. Serafín, acompañado del P. Sebastián deVa
lencia, y con ellos D . Francisco Salgado, Secretario del Cardenal, con
el fin de preparar las cosas y tomar posesión (13).
El P. Serafín «pidió a Juan Sánchez Hidalgo, un hombre honrado
y rico de esta villa, le vendiese una tierra suya en el alto de la Horca
Vieja, enfrente de donde está el convento del Angel, que no sólo se
la dió de balde sino que se ofreció a favorecerlos con todo su poder
v hacienda, y en 24 de este mes (septiembre) tomó la posesión de las
tierras el P. Comisario ante Felipe del Castillo, escribano del Ayunta
miento, y, en el ínterin que se fabricaba el convento, les dió Juan
Sánchez unas casas fuera de la puerta del Rastro Viejo, donde se dis
puso io necesario para iglesia y habitación de los religiosos que entra
ron en ella en cinco de octubre de este año» (1612) (14).
En esas casas, sitasfuera de las murallas de la ciudad, se dijo la
primera Misa el 29 de octubre, quedando de Guardián el P. Sebastián
de Valencia, quien juntamente con otros ocho religiosos formaron des
de entonces la primera comunidad (15).
Para la fábrica del convento definitivo, que debía ser edificado en
tierras de Juan Sánchez, «se echaron los cordeles y la planta y se em
pezaron a abrir zanjas, y, dispuesto io necesario, en 8 de noviembre
se puso la primera piedra y la bendijo con toda solemnidad y ceremo
nias que usa la iglesia, el Abad Mayor de esta santa iglesia, D .Ber-
nardino Avila de Vera» (16).
(1 2 ) M o n z ó n , m s . c ., f f. 2 5 -2 7 .
( 13)
Anales Complutenses e historia eclesiástica y seglar de la Ilustre Villa de
Alcalá de Henares... compuesta por un Prebendado de su Santa Iglesia de San Justo.
Libro sexto, cap. 22 , año 1611 (B. N.— Ms. 7 .899).
Este ms., de gran importancia para la historia, sobre todo erlesiástica, de Alcalá,
narra los hechos sucedidos antes de 1 6 4 5 . Su autor parece haber sido testigo pre
sencial de cuanto dice respecto a los Capuchinos; por eso lo citamos con absoluta
confianza. Por otra parte, desgraciadamente, en nuestro Archivo Provincial se con
servan de dicho convento muy escasos documentos, y esos relativamente modernos.
( 14) No todos convienen en esta última fecha. É l P. F . de Granada, o. c.,
pone el 3 de octubre, y el P. Monzón, ms. c., f. 20 v., el 4 .
(1 5 ) Anales Complutenses, ms. c., libro sexto, cap. 22 , año 1 6 1 1 , y P. F. de
Granada, p. 28 . Pero no creemos, como éste dice, que el primer Guardián haya sido
el P. Agustín de Granada, puesto que se trasladó allá con los estudiantes de Ma
drid, y malamente podrían hacerlo cuando aun era una mera residencia provisional.
(1 6 ) Anales Complutenses, ibid.
MÁS CONVENTOS EN CASTILLA 59
(1 7 ) M o n zó n , m s. c ., f. 2ov. y f. 52V .
(1 8 ) Anales Complutenses, 1. c.
(1 9 ) Ibid.
(2 0 ) F. de G r a n a d a , o . c ., p . 2 8 . — F . d e G r a n a d a , m s . c ., p. 21.
(2 1 ) Anales Complutenses, 1. c. A llí r e fie r e un h ech o, m ila g r o s o a ju ic io del
e s c r it o r , s u c e d id o a lo s r e lig io s o s en 1620.
6o LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(2 2 ) A. de G r a n a d a , m s . c ., p . 2 1 . — Erario divino, o. c ., p p . 4 -5 .
(2 3 ) M o n z ó n , m s . c ., f. 2 iv .
(3 1 ) rbid.
(3 2 ) G il G. D á v il a , o . c., p . 171.
delante del convento (la era actual de la huerta) y se hizo una galería
para S. M ., que estaba junto al cuarto del noviciado. En 1615 se hace
el empedrado de las ermitas que había en la huerta para satisfacer la
devoción de los religiosos; se construyen minas, pozos y zanjas para
llevar el agua, obra que ya se había comenzado en 1613; finalmente,
entre las obras realizadas en la iglesia, se cuenta una capilla para el
Santísimo Cristo y otra de San Francisco (34).
Si bien no eran precisamente los Capuchinos los que estaban al
frente de esas obras, tenían en alguna manera la vigilancia de ellas y
debían dar su conformidad par que los obreros pudiesen cobrar (35).
No se contentó Felipe III con hacer el convento sino que procuró
que la estancia de sus moradores fuese lo más llevadera posible. Era de
todo punto necesario traer el agua para uso de los religiosos y para
la huerta, e hizo conducir la de cuatro fuentes del monte, sobre todo
la llamada fuente grande que tomaba su agua un cuarto de legua lejos
del convento en dirección de Valdelapeña (36). «Llevado de la de
voción que tiene al monasterio de Nuestra Señora de los Angeles»,
manda dar al convento anualmente 150 cargas de leña por tiempo de
su voluntad (37 ). Se considera y tiene como padre y proveedor de tales
religiosos que vivían en aquella soledad, y, aparte de otras limosnas,
ordena darles semanalmente cuatro carneros; mas pareciéndoles de
masiado y contrario a la pobreza, no quisieron aceptar sino sólo dos.
Eran entonces de residencia 22 religiosos; mas luego, aumentando en
número hasta llegar a 40, también, el Rey mandó aumentar la ra
ción dándoles semanalmente 73 libras de carnero para su sustento (38).
N i queremos bajar a otros pormenores y a otros regalos hechos
por el Rey y la Reina, tales como cuadros de mérito, relojes, obras de
arte, etc. Pero no podemos por menos de anotar que, al morir, dejó
determinado fuese llevado a su convento de El Pardo el cuadro de
la Virgen del Consuelo que tenía en su cuarto y ante la cual rezaba
diariamente sus devociones, cuadro que por fortuna aún se conserva
en la iglesia.
Mas donde sobre todo se manifestó el aprecio que por los Capu
chinos sintió Felipe III fué al donarles la sagrada y venerada imagen
de! Santísimo Cristo yacente.
Gregorio Hernández, insigne escultor vallisoletano, había labrado
que la iglesia resultaba pequeña para contener el número cada día ma
yor de peregrinos que acudían a venerar el Smo. Cristo (42).
N i que decir tiene que por esos motivos se impuso por necesidad
el cambio de sitio y consiguientemente la edificación de un tercer con
vento;, como más adelante hemos de reseñar, y que no es otro que el
que aún subsiste hoy en día.
Fáltanos solamente dilucidar la cuestión dónde fué levantado este
segundo convento, cosa que jo s cronistas no dicen con entera claridad.
Hay no obstante datos suficientes para determinar su situación con
entera certeza y para afirmar sin género de duda que estuvo situado
inmediatamente debajo del actual cementerio del pueblo de El Pardo.
En primer término porque sabemos que la era de la huerta, que
no es otra que la actual, utilizada para ios trabajos de recolección, es
taba justamente delante del convento (43).
Además: todos los historiadores están concordes en decirnos que
el segundo convento estaba donde existió la capilla de Nuestra Seño
ra de la Paz, imagen que en 1758 fué trasladada a la iglesia del tercer
convento y colocada en un?, hermosa capilla al lado de la Epístola,
que no es otra que la actual capilla del Colegio Seráfico. Entonces se
puso en su lugar la imagen de San José, llamándose desde entonces
capilla de San José, la cual fué convertida luego en sitio de enterra
mientos, teniendo nada menos que cincuenta y tres nichos en sus pa
redes laterales (44). Pues bien: esta capilla existía todavía en tiempos
de la exclaustración (45) y aun subsistió bastantes años después. Y
precisamente, según declaración de uno de los que trabajaron en su
derribo, estaba «la capillita de San José inmediata al cementerio, en
la que se enterraban los vecinos del pueblo, especialmente los señores
curas, administradores y empleados del Real Patrimonio» (46).
(4 2 ) M o n z ó n , ms. c., f . 2 2 .
(43 ) Archivo del Palacio N. de Madrid.— Patrimonio. E l Pardo. Leg. 6 , «Lista
de la gente que trabajó en dicho sitio» (el convento).
(44 ) Cfr. los documentos 33/00068 y 33 / 00079 , que tratan sobre enterramien
tos de personas principales en la capilla de San José (Archivo Prov. de Capuchinos
de Castilla).
(45 ) Inventarío del convento de P. P. Capuchinos de El Pardo. Año 1835 .
(Archivo Prov. de Cap. de Castilla, 27 / 00076 ). Aquí se dice: «Panteón. Un altar
viejo con una imagen de San José de talla como de tres cuartas de alto con una
mano rota. Treinta nichos para difuntos en el lado izquierdo. Veintitrés id. en el
lado derecho.»
(46 ) Notas existentes en la Crónica del Convento de PP. Capuchinos de E l Par
do, de las que se conserva una copia en el Archivo Provincial, hecha por el P. Ber-
nardino de Azpilcueta, en un cuaderno de apuntes: «Colección de documentos re
ferentes al convento de E l Pardo, al Smo. Cristo», etc.: Declaraciones de D. Vic
toriano Lucas Carmona, vecino de E l Pardo, hechas a nuestros religiosos en 1902.
CAPITULO V
O tras fundaciones
(1 ) A g u s t ín de G ran ad a, m s. c ., pp. 2 6 -2 7 .
OTRAS FUNDACIONES 67
(2) La mayor parte de los datos relativos al convento de Antequera los hemos
entresacado de la obra manuscrita Historia instrumental de la fundación y progre
sos del convento de Capuchinos de Antequera, escrita por el R. P. Fr. N i c o l á s
de C ó r d o b a , ex Lector de Theología Moral, Custodio primero, y Chronista d e
esta Provincia (de Andalucía). Año 1759 .— Ms. de 102 ff. conservado en el Archivo
Provincial de los Capuchinos de Andalucía. Los datos merecen entera fe por haber
consultado el autor los documentos originales, como Actas del Ayuntamiento, etc.
(3) Ibid., ff. 27 -28 . Toma los datos del Libro de protocolos.
68 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(4 ) Tbi., f. 29 .
( 5) N i c o l a u s a C o r d o b a , O. F. M. Cap., Brevis notitia almae Capuccinorum
S. P. N. S. Francisci Baethicae Provincias in Hispania, Mediolani, 1889 , pp. 3-4,,
donde se reproduce la Real Cédula de Felipe I II . Cfr. también A m b r o s i o d e V a -
í e n c i n a , O. F. M. Cap.. Reseña histórica de Ja Provincia de Capuchinos de Anda
lucía y varon.es ilustres, en ciencia y virtud, t.’ I, Sevilla, 1906, pp. 33 -35 , donde
también se transcribe dicha Cédula.
(6) C ó r d o b a , Historia Instrumental..., ms. c., f. 29 .— V a l e n c i n a , o . c., p. 36 .
En los ff. ss. se esfuerza el P. Córdoba en probar cómo la toma de posesión no
se llevó a cabo en junio, como sostiene el P. I s i d o r o d e S e v i l l a , O . F . M. Cap., en
su obra Florido andaluz pensil—vergel capuchino ameno— , donde en varios cuadros
de veinte conventos han florecido a Dios muchas fragantes flores de Varones virtuo
sos... Ms. (Archivo Prov. de Capuchinos de Andalucía). L a misma fecha que el
P. Isidoro pone el P. A. de Granada, ms. c., p. 27 .
(7) A . d e G r a n a d a , ms. c., p. 28 .
OTRAS FUNDACIONES
salida del camino de Málaga, cerca de la ermita, que fué el que pareció
más a propósito» (8).
Pronto debió dar comienzo la obra, aunque no podemos determi
nar la fecha exacta: quizás a fines de 1Ó13 o comienzos de 1614. Cedió
el terreno para la fundación D . Juan del Castillo y Padilla «caballero
maestrazgo de dicha ciudad y padre carnal de los RF.. PP. Leandro y
Hermenegildo de Antequera» (9).
Seis años duró la fábrica del convento, el cual fué edificado con
limosnas de la gente, que cooperó no sólo con su dinero, sino también
con su ayuda personal. En cambio, aquel caballero antequerano, don
Jerónimo Matías de Rojas, olvidado de su promesa de cinco mil du
cados, nada dió y nada hizo (10).
N o podemos señalar con certeza , el año en que se terminaron con
vento e iglesia, la que fué dedicada a la Inmaculada Concepción. Uno
de los cronistas anota que lo fué siendo Guardián el P. Marcos de
Toledo, Definidor de la Provincia de Castilla y Maestro de novicios
en dicho convento, «varón de insigne virtud, doctrina y prudencia».
D e ser así, no debió terminarse hasta octubre de 1621 (11).
Como la mayor parte de aquellos primeros conventos fundados por
los Capuchinos, también el de Antequera tuvo el defecto y la fatalidad
de ser hecho como para vivir en él solamente algunos años. «Fué este
convento como una habitación y morada de la altísima pobreza, así por
la vileza de los materiales como por la estrechez de la obra, resplan
deciendo en todo suma austeridad y pobreza» (12). Por eso, debido
a haber hecho resentimiento la obra y por otras muchas incomodidades,
fué forzoso cambiar de sitio y edificar uno nuevo en 1Ó33, el cual ha
perdurado hasta el presente (13).
El convento de Antequera fué destinado ya en octubre de 1620 a
noviciado, aunque sólo por dos o tres años; en 1622 se ponía en él
(8) Ibid.
(9) Sucesión de la Provincia de Capuchinos de Andalucía.— Ms., f. IV. (Ar
chivo Prov. de Capuchinos de Andalucía). E l convento de Antequera presentó al
Rey un memorial a fin de que autorizase la permuta de las tierras que había dado
D. Juan del Castillo y Padilla para edificar el convento, por otras (23 de marzo
de 1615) (Simancas.—Cámara de Castilla. Leg. 1.051 , n.° 104), y el Rey lo auto
rizaba por su Cédula del 6 de julio de 1616 (Simancas.—Cédulas de Cámara, L i
bro .183, f. 469 ).
E l mismo D. Juan, al enviudar, tomó nuestro hábito para Corista y murió con
fama de santidad en Ecija el año 1633.
( 10) A. d e G r a n a d a , ms. c., p. 28 .
( 11) Ibid. En dicha fecha, octubre de 1621, fué elegido el P.Marcos de To
ledo Definidor y al mismo tiempo Guardián de Antequera, si bien teste último
cargo lo venía desempeñando desde 1619 (Cfr. Erario divino, o. c., pp. 8-9 ).
( 12) A. d e G r a n a d a , ibid.
( 13) V a l e n c i n a , o . c., t. I I , Sevilla, 1906, pp. 201 ss.
7c LA PROVINCIA DÉ FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
parte que fuere menester para la dicha fundación por el precio que
valiere» (21).
La primera piedra se puso el 15 de junio de 1615, oficiando en esta
ceremonia el Deán del Cabildo (22). Y lo primero que se hizo fué
levantar un cuarto que sirviese de portería, y encima una sala donde
el capitán D. Juan Mier y Noriega se instaló con su criado para dirigir
las obras (23).
Estas se comenzaron «muy a gusto de toda la Provincia, y ha teni
do esta casa en lo material y en lo formal notable dicha, pues en todo
se trae por ejemplar con ocasión de mucha virtud que continuamente
se ha profesado en ella. Hízose una muy buena huerta, la necesaria
para que se pueda tener siempre bien cultivada, y el beneficio es tal
que rinde sazonados frutos y abundantes hortalizas; tiene su fuente,
aunque no muy caudal, pero dé muy buena agua» (24).
«Todo se acabó con harta brevedad», de tal manera que al año y
medio se levantó el convento y con la misma celeridad se construyó
la iglesia (25), haciéndose la traslación del Santísimo el año 1617, ofi
ciando en esta ocasión el Obispo de la diócesis, D . Francisco Mendoza,
y tomando parte en esta fiesta toda la ciudad, revistiendo la ceremonia
solemnidad extraordinaria (26).
El capitán, hombre profundamente piadoso, después de disponer
su cuarto que formaba parte del mismo convento, hizo una tribuna
que le comunicaba con la iglesia; allí asistía día y noche, como si
fuera uno de tantos, religiosos. Más tarde pasó a vivir entre ellos en
hábito de terciario y despidió a su criado, no queriendo en adelante
saber más noticias del mundo, hasta el punto de que habiendo recibido
un despacho del Rey, poniéndole sobre su cabeza en señal de reveren
cia, sin abrirlo siquiera, lo devolvió al mensajero diciendo: «Decid al
Rey que ya D . Juan de Mier es muerto». Nonagenario terminó sus
días en el mismo convento y fué enterrado en el cementerio común
de los religiosos (27).
El 29 de noviembre de 1621 otorgaba su testamento el mencionado
capitán y fundador del convento de Salamanca. De él se deduce que
para esas fechas aún no estaban totalmente terminados convento e igle
sia. La enfermería, que antiguamente se poma en todos los conventos,
estaba aún haciéndose. Las tapias de la huerta, hechas de tierra, se
estaban arruinando y era necesario hacerlas de piedra y pizarra; tam-
(21 ) Actas Capitulares de Salamanca. Año 1614 . Cabildo del mes de octubre.
(22 ) Estadismo de la ciudad de Salamanca— 1902— . Salamanca, 1902 , p. 81 .
(23 ) A. d e G ra n a d a , ms. c., p. 32 .
(2 4 ) M on zón , m s. c ., f. 25.
(25) Ibid.— A. d e G r a n a d a , m s. c., p. 32 .
(2 6 ) B. D o r a d o , o . c ., p . 4 6 3 .
(27) F. de G ra n a d a , o . c ., p. 37 .—A. de G ranada, ms. c., p. 32 .
OTRAS FUNDACIONES 73
(36) Ibiá.— F . de G ra n a d a , o. c ., p. 36 .
(37) Ibid.
(38 ) A. d e G ran ad a , ms. c., p. 35 .
(39) Simancas.— Cámara d e Castilla.— L e g . 1.050 , n.° 138 .— V ale n c in a , o. c.,
I, p. 50 .
(40 ) Simancas.—Ibid.
(41 ) C ó r d o ba , Brevis notitia, o. c., pp. 25 -26 .
76 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(4 2 ) V a l e n c in a , o. c ., I, p. 126.
(4 3 ) Simancas.— Cámara de Castilla. Memoriales.—Leg. 1 .2 3 7 , septiembre, n.“ 40.
CAPITULO VI
G obierno de C astilla
(1 ) A lic a n te , C r ó n i c a s , m s . c ., p . 1 3 5 , n .° 18.
LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(1 0 ) A. de G r a n a d a , m s . c ., p. 4 2 .— M o n z ó n , m s . c ., ff. 6 0 -6 1 .
(1 1 ) F. de G ra n ada, o.c.
,pp. 4 4 -4 5 .
(1 2 ) Ibid.— A. d e G r a n a d a , m s . c., p. 4 2 . — P o b l a c ü r a , L os Generalesdela
Orden Capuchina Grandes de España de Primera Clase, e n Collectanea Franciscana,
X I I I (1943), P- 275-
(1 3 ) F. d e G r a n a d a , o . c ., p. 46.
(1 4 ) M o n z ó n , m s . c . , f. 6 2 .
GOBIERNO DE CASTILLA Si
( 15) Archivo de la Embajada de España ante la Santa Sede.— Leg. 139, f. 191 .
Las palabras entre corchetes las hemos suplido por haber desaparecido del original
con la goma del sello.
( 16) A d e G r a n a d a , o s . c., p. 46 .
GOBIERNO DE CASTILLA
sobre ello, procuréis con muchas veras disponer y encaminar este ne
gocio de manera que tenga efecto lo que [palabra quemada], que en
ello recibiré de Vos agradable placer y servicio. Y sea Muy Rdo. Car
denal mi muy caro y muy amado amigo, Nuestro Señor en vuestra con
tinua guarda y protección. De Madrid a 10 de abril de 1618.— Yo el
Rey» (1).
Efectivamente: celebrado el Capítulo general, en el que fué ele
gido Superior de toda la Orden el P. Clemente de Noto, el Cardenal
Borja pidió en nombre de su soberano, que Castilla fuese erigida en
Provincia, petición que asimismo hizo en nombre de todos los reli
giosos el P. Bernardino de Quintanar, que asistía en calidad de Cus
todio a dicho Capítulo.
A esos deseos accedió por fin el Definitorio genera!, determinando
que Castilla, al igual que otros varios Comisariatos, fuesen erigidos en
Provincias (2 ): «que en la Provincia de Castilla se hiciese Provincial
y fuese un Padre de ésta (Cataluña) a presidir en él y visitarla, que sea
el P. Fr. Dámaso de Castellar» (3).
Dicho P. Castellar, a la sazón Provincial de Cataluña «entró en la
Provincia con mucha cordura, sin quererse entremeter en otra cosa»;
reunió el Capítulo a fines de septiembre o principios de octubre en
el convento de El Pardo, siendo elegido Ministro Provincial el P. Ber
nardina de Quintanar, y Definidores los PP. Buenaventura de Zamora,
Agustín de Granada, Bernardino de Segovia y Antonio de Segovia (4).
Acabado el Capítulo, el P. Castellar se volvió a su Provincia y los
religiosos quedaron muy contentos y muy en paz (5), después de ver
erigida Castilla en Provincia, con sus siete conventos: cinco en tierras
castellanas y dos en Andalucía.
(1 5 ) F . d e G r a n a d a , o . c ., p . 5 9 . — C f r . t a m b i é n M o n z ó n , m s . c . , f . 6 4 : Venida
del P. Fr. Jacinto de Casal a España.
(1 6 ) F. de G r a n a d a , o . c ., p . 5 9 .— A . d e G r a n a t i a , p . 7 1 . — C f r . t a m b i é n n u e s
tro Ei P. Diego de Quiroga diplomático y confesor de reyes
t r a b a jo : (1 5 7 4 -1 6 4 9 ),
en Estudios Franciscanos, 5 0 ( 1 9 4 9 ) , p p . 7 1 - 1 0 0 .
(1 7 ) M o n z ó n , ibid.
(1 8 ) A. de G ranada, m s. c ., p. 71.
(1 9 ) M o n z ó n , m s. c ., f. 6 4 v.
(20 ) A. de G ranada, •bid.
LA PROVINCIA DE CASTILLA 89
(2 1 ) M on zón ,ibid.
(2 2 ) F. d h G r a n a d a , o . c ., p . 6 0 . — A . d e G r a b a b a , p . 7 2 .
(2 3 ) A. d e G r a n a d a , p . 7 c , e n nota marginal, que parece ser del P. Pablo de
Granada.— Cfr. V a l e n c i n a , I II , p. 56 .—B. d e C a r r o c e r a , Necrologio, p. 88 , 2 de
abril.—Libro de los Religiosos Difuntos de Menores Capuchinos... de Andalucía,
año 1641 (Archivo Prov. de Capuchinos de Castilla, 46 / 00001 ).
90 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(24 ) Monzón, ms. c., p. 432 , Vida del M. Rdo. Padre Fr. Diego de Quiroga,
Confesor ds la Señora Emperatriz Doña María de Austria y de la, Serenísima In
fanta María Teresa de Austria.
(2 5 ) F. d e G r a n a d a , o. c ., p. 6 5 . — A . d e G r a n a d a , m s . c . , pp. 6 5 y 7 2 . — Su
cesión..., m s . c ., f. 5r.
(26 ) Cfr. d e G r a n a d a , ms. c., p. 74 , donde dice que esas normas las
A g u s t ín
fué estableciendo el P. Quiroga al hacer la visita de los conventos. El ms. Suce
sión..., f. 5r., dice en cambio que se dieron en el Capítulo.
LA PROVINCIA DE CASTILLA 91
expresamente compuso para él, tal vez por indicación del Nuncio, «en
muy breve tiempo, como es en menos de veinte días, y sacó a luz,
dedicado al mismo Príncipe, en que trató agudísimamente las materias
oresentes, refutando errores que podían estorbar los intentos» (33).
El hecho fué que el de Gales, sin haberse convertido y sin haber lo
grado sus deseos de casamiento, se volvió a su país el 9 de sep
tiembre (34).
Otro asunto, bastante desagradable por cierto, tuvo también ocu
pado al P. Quiroga en este tiempo, y en su resolución mostró bien
claramente su celo y su amor a la Orden. Un P. Guardián de la Ob
servancia hizo imprimir en Salamanca los opúsculos del P. Sosa, en
tre los cuales está el que compuso contra los Capuchinos y del que
ya hemos hecho mención en esta historia (35). Y para colmo otro
( 1) A. d e G r a n a d a , m s . c., p. 26 .
(2 ) Ibid., p p . 3 7 - 3 8 .
(3) Simancas.— Cédulas de Cámara, Libro 179, ff. I 78 v.-i 79 r.
AUTORIZACIÓN PARA NUEVAS FUNDACIONES 95
(4 ) A . de G ranada, ibid.
(5) M. d e T o r r e c i l l a , O. F. M. Cap., Consultas, a l e g a t o s , apologías y otros
tratados, etc., t. I, 2 .a ed., Madrid, 1702, p. 386 , n.° 52 .—Cfr. también Alegatos,
apologías, etc., t. I II , Madrid, 1697, PP- 331-33-
(6) A. H. N.— Consejos, Leg. 7 .117, n.° 25 .—No hemos podido dar con !a
Cédula original, quizás porque «se ocultó en el mismo oficio donde se había des
pachado», y con la venida luego del P. Iluminado de Mesina por Comisario no
se preocuparon los Superiores de sacarla a luz (Cfr. A. d e G r a n a d a , ms. c., p. 38).
96 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
mentó, los que con vida y doctrina se suponen más aptos a ella» (12).
Ofreció esta fundación en Cubas el Marqués de Pobar, D . Enrique
de Guzmán, que era señor de la villa. No era a la verdad muy acep
table, porque Cubas, aunque en tiempos pasados había llegado a tener
hasta cien vecinos, había venido muy a menos en población y en ri
queza (13). No obstante, en atención a las instancias del Marqués que
por otra parte se comprometió a dar lo necesario para el culto y sus
tento de los religiosos, y, más que todo, teniendo en cuenta que distaba
cinco teguas de Madrid y siete de Toledo y era consiguientemente
buen paso entre ambos conventos, se recibió.
El mismo Marqués se encargó de sacar las oportunas licencias del
Consejo y del Ordinario, y, para que más presto se llevase a efecto la
fábrica del convento, el Dr. D. Francisco González de Sepúlveda, M é
dico del Rey y de la Inquisición, ofreció d?.r (12 de enero de 1619}
unas casas que tenía próximas a la ermita de San Blas, con su huerta
y olivar, que llevaba más de una fanega de sembradura, y un caño de
agua de sus fuentes (14).
Con tan buenos principios se tomó la posesión en la mencionada
ermita de San Blas el 3 de febrero de 1619. Los religiosos quedaron
hospedados en la casa del Dr. Sepúlveda, que desde aquel momento
se convierte en insigne bienhechor y gran amigo de Ja Orden.
Mas, a pesar de todas las promesas del Marqués, el tiempo iba
pasando y nada se hacía, hasta que los Superiores se decidieron a pe
dirle cediese su patronato a favor del Dr. Sepúlveda. Este, no sólo lo
recibió con extraordinarias muestras de satisfacción y alegría, sino que
inmediatamente puso manos a la obra y comenzó a reunir materiales
para la fábrica del convento e iglesia, y sin pérdida de tiempo dió
principio a la edificación, empleando gran número de operarios. Des
graciadamente, el de Pobar, viendo que la fábrica marchaba rápida
mente, se arrepintió de lo hecho y, abusando de su autoridad de señor
de la villa, prohibió al Dr. Sepúlveda seguir adelante en su intento,
ofreciendo él acabarla en breve.
Pero pasó el tiempo y pasaron los años, hasta 1624, y nada hizo.
Entre tanto, el Dr. Sepúlveda, gravemente enfermo, el 6 de marzo
otorgaba su testamento, en el que encarga a sus herederos dar 500
ducados anuales hasta que se termine la obra, con la condición de ser
eilos los patronos; de otro modo sólo dejaba a los religiosos la casa
que habitaron desde un principio. Mas, si el convento se levantaba con
ni era necesario más, teniendo en cuenta que Cubas, más que centro
de apostolado o convento de estudios, debía servir como de paso entre
Madrid y Toledo. Por otra parte nunca pudo haber muchos religiosos
por falta de medios económicos, aunque debían salir a predicar a los
pueblos y asimismo asistir espiritualmente a las vecinos de la villa.
La huerta, en cambio, era grande, buena y bien cultivada, gracias
a la abundante agua, cuya distribución se hacía por medio de una muy
bien trazada acequia, modelo en este género de obras (22).
(22 ) Diseño y planos de los lavaderos y conducción del agua de riego para la
huerta y por toda ella (APC, 28 /ooo6oa).
(23 ) A. d e G r a n a d a , ms. c., p. 61 .— F . d e G r a m a c a , o. c ., p. 55 .— V a í -e n c i n a ,
o. c., I, pp. 132-4
100 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
.,
(24 ) F. d e G r a n a d a , o. c p. 55 . E l ms. original no pone 1631 , sino 1637 ,
.,
como así realmente fué. Cfr. también V a l e n c q ja , o. c II, p. 341 , y M o n z ó n ,
ms. c., f. 6 9 V . - 7 1 Í .
.,
(25 ) F. d e G r a n a d a , o. c p. 65 .—E D , p. 11.
. .,
(26 ) V a l e n c i n a , o c I, p. 135.
(27 ) Sucesión..., ms. c., f. 3v.
(28 ) Cfr. V a le n ciiC a , o . c.. I , p. 135-6, y Erario divino, o. c., p. 8 .Aquí se
dice q u e fué e! P. Francisco de Baeza«el mozo», que erajustamentehermano del
otro llamado «el viejo»; pero no puede ser en manera alguna, ya que para esas
fechas aquél aún no había tomado el hábito, haciéndolo luego en 1620 (Cfr. V a -
LENCINA, II, p. 312).
(2 9 ) A. d e G r a n a d a , m s . c . , 6 1 .
AUTORIZACIÓN PARA NUEVAS FUNDACIONES IO Ï
mente, cómo los Capuchinos tenían permiso del Rey para fundar con
vento en Toro (30).
Con estas cartas se presentó ante el Obispo de Zamora, D . Juan
de Zapata y Osorio, quien le recibió «como verdadero padre», conce
diéndole inmediatamente la licencia de fundar. Obtenida ésta, el P. Je
rónimo de Salamanca, acompañado del Guardián de Salamanca, P. Félix
de Granada, se dirigió a Toro, a donde llegó el 16 de septiembre;
presentó las cartas que llevaba y la licencia del Obispo a las autoridades.
Al siguiente día dieron posesión a los religiosos en una ermita de
Nuestra Señora de la Vega, llamada también del Cristo de las Batallas,
sita extramuros de la ciudad y en medio de la magnífica y espaciosa
vega, ermita que aun hoy día subsiste a orillas del Duero, cuyas aguas
tocan sus muros en las grandes avenidas (31).
Pocos días pudieron estar en aquella morada provisional. Los Ca
balleros de San Juan, teniéndose como propietarios de la mencionada
ermita (32), quisieron ponerles pleito. En vista de ello y de que el sitio
•resultaba insano, pues en corto tiempo murieron hasta cuatro religiosos
de ¡ios dieciséis que habían ido a la fundación, el Justicia y Ayunta
miento de Toro, enterados de que por razón de la ermita les querían
«mover pleito y por quitarles de él y por ser gente de tan santa vida y
buen ejemplo y tenerlos más a mano para las cosas necesarias, acorda
ron que a los dichos frailes se les diese posesión de la ermita de San
Roque, asimismo extramuros de la ciudad»; de ella tomaron posesión
el 4 de octubre de 1619 (33).
Sin embargo, dos días antes habíase dado Provisión Real a instan
cias de Fr. Juanetín Niño, Ministro Provincial de Santiago, de la Or
den de San Francisco, por la que se manda no se lleve a cabo dicha
fundación, y, si es que algo se hubiese hecho, se suspenda hasta obtener
licencia del Consejo y del Rey (34).
Las autoridades de Toro, ignorantes de todo, no se intimidaron por
eso; contestaron el 9 del mismo mes de octubre, diciendo obedecían
¡a orden del Rey, pero exponiendo al mismo tiempo los hechos, a saber :
«Que ios Padres Capuchinos vinieron a esta ciudad trayendo licencia
(46) .
A s í consta en los acuerdos de la ciudad. C fr. V a l e n c i n a , o c., I, p . 2 0 1 . —
A. de m s. c., p . 6 8 . — F . d e G r a n a d a , o . c . , p . 5 7 .
G ra n ad a,
(47 ) Ibid.
(48) A s í dicen textualm ente los acuerdos de la ciudad. C fr. V a l e n c i n a , 1. c.
Í49) Ibid.
(5 0 ) C fr. V a l e n c i n a , 1. c., p . 2 0 2 . — C ó r d o b a , Brevis notitia, o. c., p . 2 7 y
Sucesión..., ms. c., f. 4r.
AUTORIZACIÓN PARA NUEVAS FUNDACIONES 105
. ..
(51 ) Cfr. V a l e n c i n a , o c I I, p. 10 ss.— A n d r é s P a s s a n o d e H a r o , Exem-
plar eterno de Prelados, impresso en el corazon, y executado en la vida y acciones
del F.mmo. Señor el Señor Don Baltasar de Moscoso y Sandoval, Presbitero Car
denal, etc., Toledo, 1670, pp. 18-20 .— A l o n s o d e A n b R A D E , S. J., Idea del per
fecto Prelado, y vida del Cardenal Arzobispo de Toledo D. Baltasar de Moscoso
y Sandcval, Madrid, 1658, pp. 60 -61 .
(52 ) Ibid.
( 53) Cfr. V a l e n c i n a , ibid.— A . d e G r a n a b a , ms. c., p. 6 9 . — Sucesión..., ms.
c., f. 4 r.
(54) Escritura del patronato del convento de Jaén hecha por el Card. Mos-
ccso y Sandoval (12 de mayo de 1628). Cfr. V a l e n c i n a , o . c., I I, pp. 23 -28 .
( 55) A. P a s s a n o d e H a r o , o. c., p. 20 .
( 56) V a l e n c i n a , o . c . , II, p. 9 2 .
LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPT'CHINOS DE CASTILLA
era «la primera que se intentó después de haber hecho el rey Cortes
v en el servicio que el reino hizo de los millones haber sacado por
condición que S. M . no había de dar más lugar a que se fundasen
nuevos conventos» (57).
No obstante esa dificultad, bien pronto surgió la solución, y fué
que justamente los Capuchinos teman ya con anterioridad permiso de
Felipe III para la fundación de 36 conventos, y, a juicio de todos, la
nueva concesión de millones no invalidaba en manera alguna aquel
permiso. Con ese precedente se animó el P. Félix de Granada a llevar
adelante su intento de fundar en Andújar (58).
Por otra parte estaba seguro de que el Cardenal Moscoso y San
doval, ahora gran amigo de los Capuchinos, le concedería esa gracia;
Andújar pertenecía a Ja diócesis de Jaén. No se hizo efectivamente
mucho.de rogar el Cardenal, y el 16 de enero de 1622 daba su licen
cia, haciendo constar en ella una vez más el mucho fruto que los Ca
puchinos hacían en la Iglesia, «edificando espiritualmente los ánimos
de los fieles con su predicación y ejemplo», proclamando al mismo
tiempo «la mucha devoción que tenemos a la dicha Religión». Junta
mente en carta aparte pedía a la ciudad de Andújar se dignase con
cederles la misma gracia (59).
En vista de tal dignación por parte del Cardenal, la ciudad tam
poco dudó un momento en prestar su consentimiento, y el 18 del mis
mo mes de enero, el P. Provincial con otros varios religiosos, entre
ios que se contaba el P. Pedro de Andújar, tomó posesión «de la er
mita y casas del Señor San Roque, que está fuera de los muros de
esta ciudad, donde se tiene erigido y señalado por sitio para hacer fun
dación de un convento de su Orden», y asimismo de «tres casas acce
sorias, que tiene la dicha ermita incorporadas con ella» (60).
Sin embargo, aun después de la toma de posesión, no faltaron di
ficultades; fueron justamente los Observantes y Descalzos, los unos
de Córdoba y los otros de Málaga, quienes se levantaron a impugnar
la fundación. No lograron, a pesar de t-odo, su intento; sólo valió su
contradicción para que de nuevo saliera a luz pública la cuestión del
mencionado decreto de Felipe III en que autorizaba la fundación de
36 conventos en ambas Castillas y Andalucía (61).
Con todo la fábrica no pudo comenzarse hasta 1623, siendo ya
(5 7 ) F. de G r a n a d a , o . c ., p . 6 0 .— A . de G ranada, m s. c., p p . 7 0 -7 1 .
(5 8 ) V a le n c I n a , o. c.
,I , pp. 2 1 4 -2 1 5 .
(5 9 ) Ibid., p p . 2 1 6 -2 1 7 .
(6 0 ) I ’oid., pp,2 2 0 - 2 2 2 . No todos convienen con esa fecha de la toma de po
sesión. Algunos la ponen en mayo de ese mismo año ( P . A . d e G r a n a b a , ms. c.,
p. 7 1 ) , mientras otros la retrasan hasta el mes de septiembre ( P . C o r b o b a , B r e v i s
nolitia, o.-c., p. 27).
(6 1 ) F. d e G r a n a d a , o . c . , p . 6 0 . — A . d e G r a n a d a , ms. c., p . 7 .
Au t o r iz a c ió n pa ra ñ ü e Vas fu n d a c io n es
(6 2 ) S u c e s i ó n ..., m s. c ., f. 4 v .— V a l e n c i n a , o. c.
,I I I , pp. 1 0 1 -1 0 4 .
CAPITULO IX
O r g a n i z a c i ó n
sen allí el hábito uno o dos (10). Y así siguieron las cosas hasta 1624
eff que se fijaron definitivamente como noviciados los conventos de
Salamanca y de Granada. Además: el cargo de Maestro de novicios,
que hasta ahora venía siendo desempeñado por el Guardián del res
pectivo convento, desde ese año, 1624, comienza a ser desempeñado
por otros religiosos. Así en esa fecha queda de Maestro en- Salamanca
el P. Juan de Portilla y en Granada el P. Arcángel de Manzanares (11).
Esa misma observación hemos de hacerla al tratar de la organiza
ción de los estudios, medida que quizás haya obedecido a la falta de
personal.
(1 5 ) A. d e G r a n a d a , ms. c., p. 4 3 .
( 16) Ibid,, pp. 67 , 70 y 72 .—E D , p. 9 .—Sucesión..., ff. 4 r. y 5r. Sospechamos
que el P. Esteban d e Lérida, que desde el año 1622 no aparece más n i e n las
tablas capitulares ni tampoco en los Alíales, deió poco después Castilla para vol
verse a Cataluña, su Provincia d e origer, donde falleció en. 1640 .— Cfr. B a s i l i d e
R u b í, O F . M. Cap., Necrologi deis Captttxins de Catalunia i Balears, B a r c e l o n a -
Sarriá, 1945 , p. 131.
( 17) A. d e G r a n a d a , ms. c., p. 72 .
( 18) E! P. Sebastián de Yepesfué insigne predicador y varón muy adornado
de virtudes y letras; había sido antes religioso trinitario calzado; siendo aún diáco
no, tomo nuestro hábito y, a los cuatro años de ser sacerdote, era ya notable por
su doctrina— Cfr. A. d e G r a n a d a , ms. c., p. 78 .
Su muerte la pone el P. Monzón, ms. c., p. 533 , en Madrid en 1623 . En cambio,
el P. Córdoba, Brevis tietitia, o. c., p. 44 , dice que murió en Andújar en 1624, siendo
Lector de Filosofía, y esa misma fecha y lugar trae el Libro de los Religiosos Di
funtos de esta Provincia de Menores Capuchinos de N. S. P. S. Francisco de An
dalucía desde el año de 1618 en adelante. Ms., f. I (Archivo Prov. de Capuchinos
de Castilla, 4 6 /0001 ).
De todos modos, ciertamente murió antes del Capítulo de mayo de 1624 , pues
ya no aparece en las tablas capitulares.
( 19)' F . d e G r a n a d a , o. c., o. 65 .—E D , p. 12.
(20) Ibid. E l P. V a l e n c i n a , o. c., I, p. 267 , dice equivocadamente «de T a
rragona».
(21) A. d e G r a n a d a , ms. c., p. 75 .— B . d e C a r r o c e r a , Necrologio, o. c., p. 127.
112 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
de Escoto, las que tal vez enseñó luego el P. Granada a sus discípulos.
Sabemos por otra parte que su preparación fué esmerada; entró en
la. Orden a los veinte años, cuando ya había cursado estudios en la
Universidad de Valencia (24). Los cargos que más tarde le encomen
daron los Superiores, de Guardián, Definidor, Custodio general y, por
fin, Comisario General, al constituirse Andalucía independiente de
Castilla en 1625, son buena recomendación de su valer (25).
Otro de los que entonces ejerció el cargo de Lector y que comenzó
también muy joven, fué el P. Leandro de Murcia, seguidor de las doc
trinas de Santo Tomás. Sabemos asimismo que hizo sus estudios en la
Universidad de Salamanca, en ocasión en que su padre desempeñaba
allí el puesto de Teniente de Corregidor (26). De él nos hemos de
ocupar después más largamente.
C a s t il l a y A n d a l u c ía
(2 ) Ibid.— V a l e n c i n a , o . c ., I , p p . 27 8-79 .
(3 ) Sucesión..., m s. c ., f. 6r.
Ii8 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
D e s d e l a d iv is ió n de l a P r o v in c ia h a s t a c o m ie n z o s d e l s ig l o x v iii
(1625-1701)
EPOCA P R IM E R A
C A P IT U L O P R IM E R O
R e o r g a n i z a c i ó n y g o b i e r n o
(2 8 ) M o n z ó n , m s. c., f. 731-.
( 29) Ibid., ff. 91V.-92.
( 30) Cfr. Protesta de los PP. Alejandro de Valencia y Serafín de León ante
el canónigo Sr. Monserrate (5 de junio de 1637) (Archivo Prov. de Capuchinos
de Valencia, Carpeta B, l.eg. 61 , n.° 920).
(3 1 ) M o n z ó n , m s. c., f. 731,
128 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
( 59) El papel impreso del P. Murcia lleva el siguiente título: A los doctos,
desapasionados y amigos de la verdad (s. 1. s. a .): 6 folios. En nuestro Archivo Pro
vincial se conserva un ejemplar (sign. 44/ 00007). El P. M o n z ó n , ms. c., ff. 85- 95, 1°
copia literalmente.
(6 0 ) M o n z ó n , m s. c., f. 89V.
( 61) El alegato del P. Murcia lleva este título: «Memorial apologético en que
se prueba que los Padres Provinciales y Custodios de los Capuchinos de estas
Provincias de España, convocados para el Capítulo General próximo futuro del
año 1643, no tienen obligación en conciencia de ir a él ni de comparecer en Roma
donde se ha de celebrar, y que no hay conveniencia alguna que pueda mover a
ello.» L o copia también al pie de la letra el P. M onzón, ff. 9 2 -9 8 , así como nos
refiere puntualmente cuanto sucedió, f. 89V.
134 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
( 62) M o n z ó n , ms. c., ff. 90- 97.— Este mismo documento se halla en el Ar
chivo Prov. de Capuchinos de Valencia, Carpeta B, Leg. 61, n.° 924.
(6 3 ) M o n z ó n , ms. c., f. 91V.— Libro de los Actos Capitulares así Generales
como Provinciales de Cataluña, ms. c., Capítulo General de 1643.
( 64) Cfr. Analecta, O. F. Min. Cap., VI ( 1890), p. 231 .
( 65) Cfr. copia de dicha carta, enviada al P. Provincial de Cataluña, en la
que al mismo tiempo se le comunica diga cuántos ejemplares necesita su Provincia
(Archivo de la Corona de Aragón.— Fondos Monacales, Leg. 61, t. 2 .“, f. 25 ss.).
Las Constituciones así traducidas e impresas llevan el siguiente título: Cons
tituciones de los Frayles M atares Capuchinos de San Francisco aprobadas y con
firmadas por Nuestro muy santo Padre el Papa Urbano VIII. Traducidas de len
gua italiana en castellano, Madrid, 1644, P°r Carlos Sánchez.
Conocemos tres ediciones o, por mejor decir, impresiones distintas hechas en
el mismo año y por el mismo impresor.
( 66) ED, p. 27.
REORGANIZACIÓN Y GOBIERNO
% F u n d a c io n e s e n e s t o s a ñ o s
(1 ) M o n z ó n , m s. c., f. 28r
( 2) Erario divino, o. c ., p. 13 .
( 3) M o n zó n , ibid.—Acta de la toma d e posesión de la ermita (27 de enero
de 1627) (APC, 30/ 00006).
( 4) Ibid.
( 5) Ibid.
FUNCIONES EN ESTOS ANOS 139
( 6) Petición del Fiscal (13 de julio de 1627), a solicitud de los PP. Descalzos,
para que el Consejo mandase suspender la fundación (Archivo Prov. de Cap. de
Castilla, 30/ 0002) y Provisión Real en ese sentido (16 de julio de 1627) (Ibid.,
30/ 0003).
(7) Ibid.
( 8) Ibid.
( 9) Cfr. Protestación del P. Diego de Toledo en contra de la Provisión Real
y de los Descalzos (2 de septiembre de 1627) (APC, 3o /o o o 2a).
( 10) M o n z ó n , ibid.— Crónicas Capuchinas, Parte quinta, p. 205.
( 11 ) Licencia del Prior de Uclés (9 de marzo de 1628) (APC, 30/ 0007).—
M o n z ó n , ms. c., f. 28v.
( 12) M o n z ó n , ibid.
( 13) Ibid.
LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
( 38) A. H. N.— Consejos, Leg. 7117 , n.° 35. Hemos extractado lo más impor
tante del contenido de los muchos documentos aquí existentes sobre el asunto.
( 39) Ibid.
146 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS PE CASTILLA
gencias, siendo así que éi sabe por experiencia cómo ha de hacer las
informaciones; por lo cual era de parecer siguiesen las cosas como
hasta entonces.
Además: en ese mismo sentido volvió a presentar el P. Sebastián
de Santa Fe un segundo memorial, exponiendo que puesto que «todo
procede sin duda de lo mal informado que está, o sea que cree
V. M. que los Capuchinos llevan a cabo las fundaciones con solo
aquella licencia de Felipe III», vuelve a instar para que todo siga lo
mismo. Y cuando este memorial fué remitido por el Rey al Consejo
el 12 de septiembre de 1629, para que informase, contestaba el 29
de octubre, diciendo que puesto que los Capuchinos guardaban en sus
fundaciones los trámites acostumbrados por el Consejo «no se halla
en ello especialidad que obligue añadir nuevas ocupaciones a las que
V. M. tiene de cosas tan superiores». Y el Rey puso a continuación:
«Conforme» (40).
Consiguientemente el pleito fué ganado por los Capuchinos. Pero
los Descalzos no se dieron por satisfechos; volvieron a la carga en
marzo de 1630 por medio del Confesor del Rey y lo volvieron a hacer
más farde en junio del mismo año. Por lo cual el Rey consultaba de
nuevo al Consejo y le proponía que «porque los Capuchinos no sean
del todo desterrados, se podría ordenar que los conventos que ya están
edificados, se queden como están, y no se funden otros de nuevo en
los lugares donde hubiese Franciscos. Descalzos y tres leguas alre
dedor» (41).
Sin embargo luego, mejor informado el Confesor del Rey, respon
dió en favor de los Capuchinos y conformándose con el parecer del
Consejo (42).
Pero a pesar de todo los Descalzos consiguieron ese mismo año
1630 decreto de S. M. para que en los lugares donde tuviesen con
vento y tres leguas en contorno no fundasen los Capuchinos (42a).
Prácticamente fué esa una cuestión que los Descalzos suscitaron
siempre que los Capuchinos intentaron una nueva fundación; sin em
bargo el Consejo siguió en todo momento la misma línea de conducta.
4. C o n v e n t o d e V a l l a d o l i d . — Prueba de cuanto hemos dicho fué
la fundación de Valladolid, la que más contradicción encontró, sin duda
alguna, sobre lodo de parte de los Descalzos del famoso convento de
(40) Ibid.
(41 ) Ibid., n.° 53.
(42) Así lo dice el P. Leandro de Murcia en su informe sobre la fundación
de Valladolid, citado por el P. T o r r e c i l l a , Consultas, alegatos, apologías y otros
tratados, t. I, 2 .a ed., Madrid, .1702, pp. 388- 90.
(42a) A. H. N.— Consejos. Libro de Matrículas 2769 del Archivo Antiguo de!
Consejo, Leg. ant. 67, n.° 12 , año 1630. N o hemos encontrado dicho decreto por
el cambio de signaturas.
FUNDACIONES EN ESTOS AÑOS 147
San Diego, pues, al decir del cronista, «salieron a luz muchos infor
mes, solicitáronse favores, frecuentáronse tribunales, fatigáronse prín
cipes, consiguiéronse decretos tan poco favorables a nuestra causa, que
ya la voz común nos daba por perdidos en ella» (43).
Se dió principio a la fundación poco después de la celebración del
Capítulo Provincial de 15 de mayo de 1630 (44). La venida a Madrid
del Obispo electo, limo. D. Juan de Torres, muy amante de la Orden,
animó a los Capuchinos a pedirle este favor, que él concedió pronta
y generosamente. El P. Jerónimo de Salamanca, avezado a enfrentarse
con las muchas dificultades que surgieron en otras fundaciones, fué
el designado por el P. Provincial, Alejandro de Valencia, para llevar
ésta a cabo (45).
Estando para partir a Valladolid, buscó primero cartas de recomen
dación para ambos Cabildos y para los de la Chancillería. Pero aun an
tes de dejar la Corte ya los Descalzos comenzaron a hacerle la contra.
Por otra parte no le favorecía nada en su intento el hambre verdade
ramente espantosa por que atravesaba Valladolid aquel año, «el más
apretado que se había visto por ella en muchos siglos» (46).
AI mismo tiempo que la de Valladolid se trabajó también la fun
dación de Becerril de Campos; y a una y otra fué muv cerrada la
oposición de los Descalzos, tanto en Madrid como en Valladolid. En
¿Madrid, sacando provisiones a su favor y volviendo a suscitar ante el
Consejo la sempiterna cuestión de que no se permitiese a los Capu
chinos fundar convetnos donde ellos lo tuviesen, ni en tres leguas a
ia redonda. Hubo memoriales de una y otra parte; hubo pleitos ante
el Consejo; sacáronse impresos en que se defendían propios intere
ses; consiguiéronse tres decretos del Rey, unos contrarios a los otros,
hasta que por fin los Capuchinos obtuvieron uno en que se mandaba
que, no obstante la oposición que hubiese, se les concediese la pose
sión en Valladolid y que el Consejo nos diese sin dilación alguna to
dos los despachos necesarios (47).
Por su parte no fué poco lo que tuvo que trabajar en Valladolid
e! P. Jerónimo de Salamanca para llevar adelante su intento. No halló
ni en el Obispo ni en los Cabildos y Chancillería apoyo alguno. Des-
(4 8 ) M o n zó n , m s. c ., f. 37.— C a s im ir o G o n z á l e z G a r c ía - V a l l a d o l id , Valla
dolid: Sus recuerdos y sus grandezas, t. II, Valladolid, 1901, pp. 125- 26.— Crónicas
Capuchinas, Parte quinta, p. 395.
(49) Cfr. M o n z ó n , ibid., ff. 42v.- 47r, y Crónicas Capuchinas, ibid., pp. 386-
393, donde se copian textualmente los pareceres de los teólogos consultados, con
testando todos favorablemente.
(5 0 ) G ar c ía - V a l l a d o l id , o . c., p. 126.
( 51) Ibid.—Crónicas Capuchinas, ibid., p. 394.— El P. F. d e G r a s a d a , m s. c.,
p. 102, fija la fecha en el 23 de febrero.
(5 2) Cfr. M o n z ó n , ibid., f. 42.— G a r c ía - V a l l a d o l id , o . c., pp. 126-27. M em o
rias pare los anales de Valladolid desde 1600 hasta 1765 que ha ido apuntando
D . R a f a e l F l o r a n e s R o b l e s para servir con ellas al público, año 1636 (B. N.— M s.
11.282). — «Suceso lastimoso que en la ciudad de Valladolid ha causado la inundación
del río Pisuerga y el Esgueva, que va por dentro y fuera de la ciudad, desde el lunes
de carnestolendas por la mañana, que fué cuatro de febrero hasta el martes en
todo el día de este año 1 6 36». Impreso en Valladolid, en casa de Gerónimo Morillo,
el mismo año (B. N.— Ms. 9.524). En este documento se dice al f. 3r .: «D e la casa
de la huerta de los ingleses y el convento de los Capuchinos aun no quedó señal.»
( 53) Cfr. F l o r a n e s , m s. c., año 1636.
FUNDACIONES EN ESTOS AÑOS ¿49
Palomino y Velasco, llevando firma y fecha de 1695; bien pudiera haberse ion -
fundido con Pereda. Tampoco existe el cuadro de San Antonio, pero sí otro pa-
lecidc de A. Pereda, titulado «El milagro de las rosas», que representa a San
Francisco recibiendo en sus brazos al Niño Jesús de manos de la Virgen y un
ángel recogiendo rosas de un próximo rosal; bien pudo también confundirse con
San Antonio; de todos modos viste el hábito capuchino. Cfr.también A. P o n z
Viaje por España, t. X I, 2 .a ed., Madrid, 1787, p. 102.
(61a) Inventario hecho en 15 de septiembre de 1809 por orden del gobierno
intruso (Simancas.— Gracia y Justicia. Leg. 1 .256).
( 62) Cfr. testamento de Pedro Sánchez Conejero (25 de enero de 1619) en
Archivo Prov. de Capuchinos |le Castilla, 25/ 00006.
( 63) APC, 25/ 00005.
( 64) AFC, 25 / 00002.
( 65) APC, 25/ 00003.
( 66) M o n zó n , ms. c., f. 48V.— Permiso del Nuncio (Archivo Prov. de Capuchi
nos de Castilla, «Lista de los papeles del Archivo de Villarrubia», 25/ 00011).
FUNDACIONES EN ESTOS ANOS 151
( 67) M o n zó n , ibid.
( 68) Escritura del Patronato (Archivo Prov. de Capuchinos de Castilla, 25/ 0005),
donde se halla asimismo otra escritura de 21 de octubre de 1658.
( 69) Cfr. Lista de los papeles del Archivo de Villarrubia (APC, 25/ 00011).
(70) Cfr. M o n z ó n , ms. c., f. 49r, donde se copia lo que se puso en el per
gamino encerrado en la primera piedra.
( 71 ) Acuerdos del Ayuntamiento de Villarrubia a favor del convento (4 y 6
de julio de 1638) (APC, 25/ 0008).
( 72) Cfr. testamento de Juana Gómez de Almo, que deja 800 ducados con ese
fin (APC. 25/ 00014).
152 I.A PROVINCIA DE FF. M M . CAPUCHINOS DE CASTILLA
( 76) Cír. carta de D . Juan Valero Díaz (26 de septiembre de 1634). Ibid.
(77) Comunicado de D. Juan Valero (15 de octubre de 1639) (Simancas.— Gra
cia y Justicia, Leg. antiguo 621 (mod. 266), f. 93).
( 78) M o n z ó n , ms. c., f. 50V.
(79) «Lista de los instrumentos del Archivo de la Paciencia», en APC,
31 / 00028, Leg. i.°.
( 80) Ibid., Leg. 2 .
( 81) Así se lo comunicaba D. Juan Valero al P. Provincial de orden de S. M .
(12 de diciembre de 1639), ibid., Leg. x.°.— La Reina tomó como cosa suya la
mencionada fundación, según se desprende de las cartas de D. Juan Valero '(Si
mancas.— Secretarías Provinciales.— Sicilia, Leg. 1 .343).
(8 2 ) A n g u ia n o , o . c. p . 270.
154 LA PROVINCIA 1)E I-'F. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
cados de los expolios del Arzobispado de Monreal por una vez y cuatro
mil más cada año (83), el tiempo no corrió en baldé, y hasta el 15 de
junio de 1643 no pudo ponerse la primera piedra de la iglesia (84).
No se edificó al mismo tiempo el convento, teniendo los religiosos
que vivir entre tanto en una de las casas compradas, con harta inco
modidad. Sin embargo, ya en 1640 era declarado convento formal con
su Guardián al frente, y un año después era dedicado a noviciado (85).
Por fin, tras muchos trabajos, el 17 de septiembre de 1651, fiesta
de las Llagas de San Francisco, tenía lugar la traslación del Santísimo
Sacramento y del Smo. Cristo desde la capilla provisional a la nueva
iglesia (86). Tan fausto acontecimiento se celebró con una solemnísima
octava, en la que tomaron parte los más célebres predicadores, y tal
fama adquirió entonces y en los siguientes años, que desde esa fecha
fué aquel pùlpito «palestra sagrada de los más elevados ingenios» (87).
Desde entonces también comenzaron a tenerse cultos especiales
todos los viernes del año. Por la mañana se exponía ya el Santísimo,
que seguía hasta la tarde, en que, al final de la función, se cantaba el
Miserere con extraordinaria solemnidad. De aquí se tomó ejemplo para
ios Misereres que así en la Corte como en otras partes suelen tener
lugar ante las imágenes de Cristo crucificado (88).
La iglesia, levantada con tanto trabajo, era suficientemente capaz,
de estilo de la época. Tenía diferentes tribunas para poder orar con
más recogimiento. Y el Smo. Cristo se veneraba en capilla aparte, que
ocupaba «todo aquel sitio én que injuriaron la sagrada imagen». Lle
vaba el altar de retablo un gran lienzo, obra de Francisco Ricci, que
representaba el despojo de Cristo en el Calvario, y alrededor cuatro
cuadros de la historia del famoso Crucifijo, obra de Ricci, Félix Castelo
y Andrés de Vargas (89).
Había en la iglesia otras muchas obras de arte, buenas pinturas y
R e fo r m a s y f u n d a c io n e s f r u s t r a d a s e n e s t a é p o c a
iglesia pasó más tarde a ser una de tantas ermitas de devoción. Aun
hoy en día, y después de tantas vicisitudes, se conserva allí el men
cionado cuadro de Vicente Carducho, y a ella van los toledanos a
celebrar en alegre romería la fiesta del Angel Custodio, antiguo titular
de la iglesia.
(9 ) M o n z ó n , m s. c ., f. 23 v.
(1 0 ) A n g u ia n o , Paraíso en el desierto, o . c ., p . 9 2 -94.
REFORMAS y FUNDACIONES FRUSTRADAS EN ESTA ÉPOCA 159
( 11 ) IbidL,, p. 96.
( 12) Cfr. Proceso contra los PP. José de Toledo, Buenaventura de Toledo y
Gregorio de Guadalupe, Capuchinos ( 1689- 1694) (A. H. N.— Inquisición. Leg. 107,
n.° 33 ff. ;v . y 25r.). El P. Guadalupe, en cuyos primeros años de provindalato
fue levantada dicha ermita, fué Superior de Castilla los años 1687- 1690. La pri
mera piedra la puso el P. Guadalupe el 8 de septiembre de 1687. Cfr. Viridarío
auténtico ms. c., f. 19V.
LA PROVINCIA DE FF . M M . CAPUCHINOS DE CA STILLA
( 13) P o n z , Viaje por España, t. VI, 2.“ ed., Madrid, 1782, pp. 160- 161 .
(1 4) A n g u ia n o , o. c., p. 95.
( 15) Cosmographia o descripción del mundo, por el R. P. Fr. B a silio c e Za
mora, Religioso Capuchino, Maestro jubilado en santa Theología, etc. Ms., pp. 315-
317 (Biblioteca Provincial de Toledo. Colección de M SS. Borbón-Lorenzana, Ms. 244).
Lám. Ili
R e s to s d e l prim itivo co n v e n to .
Alcántara lo dibujó.-L. F. Noserct lo grabó. A r c h . P r o v . d e C a p u c h in o s d e M a d r id .
C A P IT U L O IV
S u c e s o s y g o b ie r n o d e l a P r o v in c ia h a s t a 1657
( 1) ED, p. 32. *
( 2) Cfr. dichas ordenaciones, muy minuciosas por cierto, ibid.¡ pp. 33 y 35.
IÓ4 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
Por otra parte, entra entonces en vigor un punto que quizás hasta
ahora no se había puesto en práctica, cual fué el de los Custodios
Provinciales, que, a distinción de los generales, eran designados por
el P. Provincial y los Definidores. La primera vez que aparece su
nombramiento es en este Capítulo de abril de 1646. Venían a ser por
eso mismo a modo de delegados del P. Provincial en algunas cosas,
como por ejemplo, para dar obediencia a los religiosos cuando no se
podía recurrir al P. Provincial o por la mucha distancia o porque el
caso urgía. Por eso precisamente no residieron en Madrid, sede del
P. Provincial, sino uno en Toledo, el de Castilla la Nueva, y en Va-
Uadolid el de Castilla la Vieja.
2. El gobierno del P. Murciase señala principalmente por un
extraordinario movimiento misional en el seno de la Provincia, el que
asimismo experimentaron por esos mismos años las Provincias de Va
lencia y de Andalucía. A Valencia se le asignó la misión del Marapón
el 2 de octubre de 1645 (3), y a Andalucía, que ya había pedido el
24 de abril de 1644 una misión especial entre infieles (4), también
se le había asignado por la Congregación con fecha 21 de jimio de
1644 (5). Pero aquella misión del Marañen no tuvo efecto y la enco
mendada a los de Andalucía sólo pudo realizarse después de dos años
largos, durante los cuales hubo no pocos cambios entre los religiosos
designados, pudiendo por fin partir para Guinea catorce religiosos, el
7 de diciembre de 1646; entre ellos iban también dos castellanos:
el P. Serafín de León y el P. Francisco de Vallecas (6), como asimis
mo anteriormente, en 1645, habían partido para la misión del Congo
otros dos: el P. Buenaventura de Cerdeña y el P. Juan de Santiago,
a los que luego siguieron los PP. José de Pernambuco y Francisco
de Veas.
Mas los religiosos de Gistilla no se dieron con eso por satisfechos.
El 10 de enero de 1646, 17 sacerdotes y 3 hermanos legos, v en agos
to del mismo año 24 sacerdotes y 13 hermanos legos, animados de
ese espíritu misional, elevaban a los Superiores de la Provincia una
fuerte exposición para que, puesto que a Valencia v a Andalucía se
habían asignado misiones propias entre infieles, no fuese menos Cas
tilla, y consiguientemente tuviese también a su cargo su propia mi-
( 27) ED, p. 41 .
( 28) Ibid.— Necrologio, o. c., p. 278, 10 de noviembre.
( 29) Simancas.— Estado.— Leg. 3.024. N o había sido tampoco esa la vez pri
mera que se había pedido lo mismo. Ya en 1616, el P. Serafín de Policio, Comisario
a la sazón de Castilla, pidió a Felipe III, que «no convem'a vengan por acá con
negocios los de nuestra religión». Y aquel monarca escribió inmediatamente al P. Ge
neral y su embajador en Roma para que así se hiciese (Simancas.— Estado. Leg. 1 .865,
ff. 34 y 36).
( 30) ED, p. 44.
170 LA PROVINCIA D£ FF. MM. CAPUCHINOS Í>E CASTILLA
1. C o n v e n t o d e S a n t a L e o c a d i a d e T o l e d o . — Los Capuchinos
tenían convento en Toledo desde 1611. M á s tarde, en 1631, fué nece
sario agrandarlo y hacer de nueva planta la iglesia. Y aunque todo era
muy acomodado al vivir de los Capuchinos en aquellos tiempos, el
mucho apartamiento de la ciudad, quizás más de dos kilómetros, le s
servía de incomodidad no pequeña. Además: aquel convento d e l An
gel, precisamente por su proximidad al Tajo, resultaba insano; eran
muchos los religiosos que enfermaban de fiebres y no podían ser asis
tidos debidamente, dada la distancia que había a la ciudad. S e quiso
remediar ese inconveniente, poniendo una enfermería en e l mismo
Toledo, pero no pudo realizarse. En vista de lo cual se trató de buscar
otro sitio, «donde estuviesen libres de las moscas del Tajo», en frase
del cronista.
Precisamente por esos mismos años el Ayuntamiento de Toledo
había emprendido la reconstrucción de la iglesia colegial de Santa
Leocadia, Patrona de la ciudad. En el sitio donde había sufrido mar
tirio, levantó Alfonso X una capilla, y en ella hizo colocar los sepulcros
de Wamba y Recesvinto. Venía a reducirse al sitio donde Santa Leoca
dia había estado encarcelada, que era en realidad de verdad una cueva,
sobre la que se había levantado dicha capilla, de mucha devoción para
los toledanos, y que más tarde llegó a ser colegial, pero que a principios
del siglo X V II se encontraba en ruinas. El Ayuntamiento había deci
dido su reedificación el 9 de marzo de 1635; Pero ^as obras fueron tan
CONVENTOS NUEVOS E INTENTOS DE OTRAS FUNDACIONES 175
2. T e r c e r c o n v e n t o d e A l c a l á d e H e n a r e s .— Como ya hicimos
notar, el segundo convento, edificado por los Capuchinos extramuros de
Alcalá, resultaba tan perjudicial para la salud, que llegó a denominar
se «sepultura de religiosos». Por eso, y no antes de cuarenta y cuatro
años allí pasados, se pensó trasladarlo a otro sitio más cómodo y me
nos insalubre. La dificultad mayor fué desde luego la económica; mas
ésta se resolvió por fortuna prontamente al tomar nuestro hábito don
Manuel Arrazola y Oñate, en religión P. Manuel de Vitoria, hijo de
D. Bernardo de Oñate, Secretario del Rey, quien al ingresar dejó una
suma considerable con tal destino (20).
Con ese dinero se compraron de antemano unas casas sitas en la
calle de Santiago, y una buena noche, la del 2 de marzo de 1657, si
gilosamente a ellas se trasladaron los religiosos (21). A las cinco de
la mañana se tomó la posesión, se dijo Misa y se puso el Santísimo,
consumiéndose a esa misma hora en el otro convento. Todo se hizo
sin dar cuenta ni aviso al Ordinario como tampoco a la ciudad, basa
dos en el principio de que no era convento nuevo sino traslado de
sitio; sin embargo después se obtuvo el consentimiento del Arzobispo
fie Toledo, Cardenal Moscoso. Era a la sazón Vicario Provincial el
P. Alejandro de Valencia y Guardián de Alcalá el P. Diego de Se-
govia (22).
Pasaron sin embargo dos años sin poder dar comienzo a la fábrica
del convento, hasta que en julio de 1659 un sacerdote valenciano,
D . Vicente López, ofreció la suma de ciento sesenta mil reales a con
dición de que le diesen el patronato. Dicho y hecho: el 12 de julio
de ese mismo año se ajustaban las condiciones. Según ellas el titular
de la iglesia debía ser, en vez de San Francisco, que tenía la antigua,
el de Santa María Egipcíaca; se comprometía dicho sacerdote a hacer
a su costa el cuadro y marco para el altar mayor, que sería también
de la santa; tendría en cambio un cuarto en el convento para poder
vivir en él y una tribuna que diese a la iglesia, y, en la capilla mayor;,
bóveda para su enterramiento y el de sus sucesores en el patronato (23).
( 19) P ila r C u tand .v Santa Leocadia de Toledo, T oled o, 1927, pp. 21- 22.
( 20) Cfr. M o n z ó n , ms. c., f. 2ov.
( 21) Ibid., f. 52V.
( 22) Ibid., f. 2ov.
( 23) Escritura de fundación (12 de julio de 1659) (A P C , 27/ 00064). El
Bto. D iego José de Cádiz, estando en Alcalá, predicó en la fiesta del titular un
solemne sermón, que luego se im prim ió con el título de Ejemplar de arrepentidos...
sermón panegírico, etc., M adrid, 1786.
CONVENTOS NUEVOS E INTENTOS DE OTRAS FUKBACIONES 179
mentos, y les encargo que salgan de casa lo menos que les sea posible,
ni anden por las de los seglares a visitas ni otras cosas, excepto eí
ayudar algún moribundo, pues no conviene que quien tan de veras
se dedica a sólo el culto divino y servicio de Dios nuestro Señor, se
divierta a negocios seglares, aunque sea con color de caridad» (34).
Dos años después fallecía D. Fernando Quintanadueñas. Sus he
rederos trataron de dar cumplimiento a sus disposiciones; pero sur
gieron presto dificultades no vencibles, entre ellas, que de momento
no se podía contar con los frutos y réditos necesarios para levantar el
convento. Por eso el Nuncio permitió en 1652 se pudiesen coger del
capital hasta seis mil ducados (35).
En 1655 el P. Provincial, Diego de Arévalo, apoyado en el Decre
to de Felipe III, que permitía la fundación de 36 conventos, de los
que no se habían fundado en Castilla más que doce, pide al Consejo
su licencia para llevar a cabo la fundación de Burgos, pues eí Sr. Quin
tanadueñas había dejado capital suficiente (36). Y llevando adelante la
empresa el P. Vicario Provincial, Alejandro de Valencia, nombraba en
marzo de 1656 Procuradores para que en su nombre gestionasen di
cha fundación (37).
Mas pocos meses después, en mayo, daba Felipe IV una Real Pre
visión a petición del P. Provincial de la Observancia; por ella se man
daba que, puesto que en virtud del servicio de millones, no se podían
fundar nuevos conventos, Burgos tampoco debía ser una excepción (38).
Los Capuchinos no cejaron sin embargo en su empeño; tampoco
los Observantes, a los cuales se unieron las otras Ordenes religiosas
que en Burgos tenían convento. No faltaron consultas ni alegatos im
presos por una y otra parte (39).
( 54) C opia del testamento (A P C , 35/ 00017) ; la cláusula está en los ff. 15- 16.
( 35) D ecreto del N u ncio en form a de Breve (30 de agosto de 152). Original en
pergamino (A P C , 35/ 00038).
( 36) M em orial del P. Arévalo al Consejo, pidiendo se le dé al m ism o tiempo
testimonio de que los Capuchinos tenían permiso de Felipe III para fundar treinta
y seis conventos ( 1655) (A P C , 35/00030 y 35/ 00031).
( 37) C om isión dei P. Valencia (5 de marzo d e 1656) (A P C , 35/ 00034).
( 38) Real Provisión (12 de m ayo de 1656) (A P C , 35/ 00035).
( 39) Entre otros, conocem os los siguientes: «P or los Padres Capuchinos con
los conventos de San Francisco de la Obseruancia, y S. Esteuan de los- Descalzos
Recoletos, y los demás de la Ciudad de B u rgos; sobre la licencia que pretenden
del señor A rzobispo para la fundación del Conuento, que ordenó y dispuso por
su testamento D o n Fernando de Quintanadueñas», por el L d o. D . Nicolás Montaña
(M adrid, 14 de abril de 1660). Im p reso: 16 ff. num. (A P C , 35/ 00045).
El P. T o r r e c i l l a sacó también otro, que luego im prim ió en su obra Consultas,
alegatos, apologías, etc., t. I, 2.a ed., M adrid, 1702, pp. 378- 407.
En contra de los Capuchinos existen dos del m ism o autor, D r. Pedro Ortiz
de Zarate: «D iscurso legal del D r. Pedro O rtiz de Zárate. por los Conventos de
San Francisco de la Observancia y de San Esteban de los Descalzos Recoletos y
demás en contra de la fundación del convento de Capuchinos en dicha ciudad»
182 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
( 16) C fr. Arquivos de Angola, 2.a serie, II ( 1944), pp. 169, nota i*. Se repro
ducen los artículos de paz, tom ándolos de Paiva M a n s o , Historia do Conso, L is
boa, 1877, pp. 200- 202.
( 17) Necrologioj o. c., p. 126. Son varias las fechas señaladas de su muerte,
pero la del 14 de mayo de 1649 parece la más segura. C fr. H ilbebran'D , o. c.,
p., 238, n. 2.
( 18) Cfr. para su biografía A n gu ia n o, ms. c., f. 126.— Id. Paraíso en el de
sierto, o. c., pp. 194- 203.— P. T e r u e l, ms. c., pp. 86- 87.
( 18a) Carta del P. Buenaventura de Sorrento, Capuchino (G énova, 21 de abril
de 1650), a los misioneros que se hallaban en Cádiz preparados para marchar al
C on go (Sim an cas— Estado. Leg. 2.670).
EXTENSION DEL APOSTOLADO A LOS INFIELES
( 19) Juan d e S a n tia g o, ms. c., pp. 147, 152, 158 ss.— T e r u e l, ms. c., p. 42.
( 20) Carta del P. José d e Pem am büco (Banza de Soáo, 25 de marzo de 1648)
(B. N .— M s. 3.S 18, ff. 34- 36).
( 21) S a n tia g o , ms. c., pp. 171 ss., donde refiere muy por extenso cuanto le
sucedió desde que salió del C on go hasta que llegó a España.
( 22) A n gu ia n o, Vida y virtudes del Capuchino español, el V. Siervo de Dios
Fr. Francisco de Pamplona, 2.a ed., M adrid, 1704, p. 284.
( 23) E D , pp. 43 y 46.
190 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
niendo en más de una ocasión sus vidas, pues los indígenas llevaban
muy a mal la quema de sus idolillos.
A pesar de sus esfuerzos, realmente fué el marquesado de Incusu
uno de los que menos correspondieron a los trabajos de los misioneros.
Por eso y por haber estallado la guerra civil en la provincia, lo mismo
el P. Pernambuco que el P. Veas pasaron a la provincia de Pemba, que
siempre se había mostrado fiel a las enseñanzas evangélicas. Allí pu
sieron escuela para los mozos y niños, en que se enseñaba a leer y
escribir, la doctrina cristiana, el catecismo y buenas costumbres; se
organizó el culto admirablemente y sé establecieron congregaciones de
hombres y de mujeres, al estilo de San Salvador y de otros puntos
de la misión (26).
Por otra, parte, los PP. Pernambuco y Veas, «como entendían y
hablaban la lengua conguesa, se extendieron y dilataron a otras pro-‘
vincias», resultando así su apostolado más amplio y más eficaz que el
de los otros misioneros (27).
Sin embargo, la salud de ambos se fué poco a poco quebrantando;
fueron muchos los sufrimientos a que vivieron sometidos: poca comida,
clima insano, frecuentes mojaduras, etc., etc., de tal modo que el P. Per
nambuco, del todo agotado, fallecía en el mismo Pemba, asistido del
P. Veas, con muerte dulce y tranquila. Al comunicarle su compañero
la noticia de que Dios le llamaba para sí, arrodillado en su camastro,
exclamó gozoso: Laeíatus sum in his quae dicta sunt m ihi • Su muerte
tuvo lugar en noviembre de 1653 (28).
Poco después, a fines de diciembre del mismo año ó principios de
enero de 1654, fallecía también en Pemba el P. Veas, víctima de fuertes
calenturas y de continuas hemorragias. Su laboriosidad es gratamente
recordada por todos los historiadores de la misión del Congo. Era el
más joven de los misioneros en la expedición de 1647 Y e* que primero
aprendió la lengua del país, y llegó a dominarla, de tal modo que, cuando
no hubo más remedio que hacer una corrección al Rey del Congo por
sus muchos excesos, fué entre todos elegido como intérprete por el
P. Prefecto. Por lo demás, no fueron menos de seis mil, entre niños
y adultos, los bautizados por él (29).
( 10) Carta del P. Sim pliciano de Alilán (Rom a, 9 de junio de 1656) (Simancas.
Estado. L eg. 3.029).
( 11) Erario divino, o. c., p. 51.
( 12) Ctr. los docum entos sobre este particular en A P C , 25/00009 y ss.
( 13) Coliectanea sacra celebriorum actuum ac rituum, quos S. Romana Eccle
sia egregia celebrai religione. Destinala usui Fr. Min. S. P. N. Francisci Capucà-
norum alniae Prov. Incamationis utriusque Castellae, Matriti, 1658.
sia egregia celebrai religione Destinant usui Fr. M in. S. P. N. Francisci Capucci-
nonim almae Prov. Incamationis atriusque Castellae, Matrite, 1658.
( 14). Necrologio, o. c., p. 200.— A p o llin a r is a V a le n tia , O . F. M . Cap., Bt-
bliotheca Fratrum Minorum Capuccinorum Provintiae Neapolitanae, R om ae-N ea-
pcli, 1886, pp. 48- 50.
( 15) C fr. A . a V a le n tia , o. c., pp. 49- 50, donde se describen sus obras, que se
conservan manuscritas en la B. N . de Nápoles.
VIDA DE LA PROVINCIA DESDE 1657 A 1678 201
( 41) Ibid.
( 42) Z . VlLLADA, O. C., p. 44.
( 43) V A , ms. c., f. 14V.
VIDA DE LA PROVINCIA DESDE 16 57 A 1678 207
q. Ese solo delito dió origen a los sucesos que narraremos en otro
capítulo y que motivaron indirectamente y como consecuencia no pocas
revueltas y disensiones en Castilla; mas, antes de cerrar el presente,
queremos exponer algunas de las actividades más importantes desarro
lladas por los religiosos en estos años que acabamos de historiar.
Durante ellos fueron bastantes los que publicaron obras de rele
vante mérito, tales como los PP. Leandro de Murcia, Gaspar de Viana,
Martín de Torrecilla, Gregorio de Salamanca, José de Nájera, Juan de
Santiago, Antonio de Fuentelapeña y Mateo de Anguiano. Del valor
e importancia de ellas hablaremos más adelante.
Ni descollaron menos, como lo habían hechc en años anteriores,
en la predicación, sobresaliendo especialmente los PP. Miguel de Ma-
jadahonda, Gregorio de Salamanca, Diego de Toledo, Gaspar de Viana,
Juan de Tudela, Rafael de Pinto, Angel de Madrid, Antonio de Tru-
jillo, etc., a los cuales hay que añadir aquellos que obtuvieron en estos
veinte años el título de Predicador de S. M ., que fueron los PP. Juan
Francisco Zacer de Madrid, Leandro de Murcia, Pedro de La Mora
leja, Alejandro de Toledo, Félix de Bustillo, Manuel de Madrid y José
de Madrid. Y por lo que a éstos hace, el 5 de julio de 1677 recibía
el P. Torrecilla un comunicado de parte de Carlos II en que se le
decía que, teniendo en cuenta el gran número de Predicadores de
S. M ., de lo cual se seguía menos estima del ministerio sagrado, había
del A rchivo d e Simancas, Estado, don de hay infinidad de docum entos relativos a
la prohibición hecha al P. Cesena de visitar la Provincia de Nápoles. En defensa
del P. General se sacó a luz el siguiente papel: «Pública satisfacción a lo que se
acumula al Reverendissim o Padre General de Capuchinos: y fué m otivo (a lo que
se dize) del accidente sucedido en Nápoles con su Reverendissim a». Impreso
(s. a. s. 1.), 8 pp. num. N o lleva tam poco autor, pero n o sería aventurado asegürar
fuese el P. Torrecilla quien lo com puso y publicó.
( 56) F e li c e da M a r e t o , o. c., p. 162.
( 57) Sobre lo sucedido en dicho Capítulo General hay multitud de papeles,
cartas, com unicados, etc., en el A rch ivo de Simancas, Estado, Legs. 3128 y 3129.
Después de haber leído esos docum entos oficiales, advertimos anticipadamente que
reputamos enteramente falso cuanto el P. V a le n ciñ a, o. c., t. IV , Sevilla, 1908,
pp. 190- 93, dice acerca del particular, copiándolo del P. Nicolás de Córdoba.
210 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
determinado que los que hubiesen obtenido tal título de Felipe IV, íes
sería conservado, pero que «se reduzgan los nombrados después a tres
predicadores de cada una de las Religiones, reformándose todos íos
demás sin gozar en la capilla los honores ni en sus Religiones más
privilegio# de los que en ellas tuviesen por sus grados». Se le pide
mande también en secreto los nombres de tres de los últimos Predica
dores de S. M ., lo mismo de los que residieren en la Corte que fuera
de ella, «atendiendo a los que exceden en virtud y doctrina» (58). No
sabemos quiénes fueron presentados por el P. Torrecilla; sólo pode
mos decir que los PP. Manuel y José de Madrid obtuvieron de nuevo
el título de Carlos II, el primero el 31 de julio de 1684 y el segundo
el 26 de octubre de 1685 (59).
También en estos veinte años la Suprema Inquisición admitió entre
sus calificadores a los PP. Leandro de Murcia, Manuel de Madrid,
Félix de Bustillo y Martín de Torrecilla.
Finalmente no podemos pasar en silencio que en estos años se nota
un gran interés en propagar la Orden Tercera, como ya hemos dicho
y expondremos mejor después, y asimismo siguen los castellanos de
fendiendo con ahinco el derecho que en ello asiste a los Capuchinos.
Lo hace primeramente el P. Murcia en su obra Exposición de le p ri
mera Regla de Sta. Clara, impresa en 1658; lo hace asimismo el P. Pro
curador, Felipe de Segura, en nombre de la Provincia de Navarra,
legrando del Nuncio un decreto en ese sentido (ic de septiembre de
1669), y, sobre todo, lo hace el P. Torrecilla publicando su obra sobre
Ja Orden Tercera en 1672 y un año más tarde su Apologema, espejo
y excelencias de la Seráfica Religión de Menores Capuchinos.
es) Testim on io del clero de Laguardia (12 d e noviem bre de 1660) (APC,
25/ 00042).
( 9) Petición de la villa (A P C , 25/ 00076).
( 10) E xposición del síndico de los Capuchinos (A P C , 25/ 00075).
( 11) A cta de la toma de posesión (26 de junio de 1661) (A P C , 25/00041 y
docum ento 25/ 00045).
( 12) Sería prolijo enumerar dichos B reves; hay copias de todos ellos en nues
tro A P C , 25/ 00071, 25/ 00072, 25/00047 y 25/ 00048.
( 13) Exposición e inform ación hecha a pedimiento del P. Pedro de La M ora
leja, etc., sobre la utilidad de la fundación del convento de Capuchinos (A P C
25/ 00049). .
, , h íg a d o de D . Pedro Lumbreras, Canónigo D octoral (7 de diciembre
de 1664) (A P C , 25/ 00051).
2X4 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DJ¿ CASTILLA
oes trece religiosos (15), no obstante que todavía un año después no es
taba del todo terminado, pues faltaban algunas celdas, ni se había
tampoco formado la huerta, etc (16).
Á la iglesia debió darse principio ya en el mes de marzo de 1668,
fecha en que se ajustaron las condiciones del patronato que los ve
cinos pretendían del «dicho convento de Capuchinos que hoy está fun
dado dentro de los muros de esta villa con título de la Inmaculada
Concepción de nuestra Señora, y también de la iglesia nueva que se
fundare e hiciere en dicho convento» (17).
Sin embargo, allí se estableció bien pronto la Orden Tercera, por
decreto de la Definición del 10 de enero de 1669, cosa que no sucedía,
que sepamos, en los restantes conventos (18). Asimismo por mandato
de la misma Definición, con esa misma fecha, se debía predicar to
dos los domingos por las tardes y rezar con los fieles la Corona de
Nuestra Señora (19)
N i en el convento ni en la iglesia, situados en el extremo meridio
nal de Laguardia, había cosa especial que admirar; su construcción
era sencilla y pobre; en la iglesia, blanca como la nieve y adornada
de bonitos altares, cuadros y esculturas, distinguíanse, sobre todo, la
imagen de San Francisco, vestido de Capuchino, la de S. Fidel de
Sigmaringa y la de S. José de Leonisa y el altar de la Divina Pastora,
que han ido luego a parar a la parroquia de S. Juan Bautista (20).
La iglesia fué destinada en 1835 a cárcel y el convento a Escuelas
y cuartel de la Guardia Civil, y así han seguido después.
2. C o n v e n t o d e Ja d r a q u e . — La villa de Jadraque, atenta al bien
espiritual de los vecinos, solicitó ya en julio de 1652 la fundación de
un convento de Capuchinos, prometiendo darles la ermita de Nuestra
Señora de Castejón y su iglesia, la casa y la huerta adjuntas, con todos
los ornamentos y utensilios que en dichas ermita e iglesia existían (21).
Con ese mismo objeto dirigía al Consejo una solicitud en abril del
siguiente año (22).
Pero nada se hizo hasta 1672, en que la Duquesa del Infantado,
doña Catalina Gómez de Sandoval y Mendoza, llevada de esos sen
timientos, solicitó la misma gracia para la villa. Así lo acordó también
( 15) Protesta del P. Guardián y Com unidad contra el patronato que quería
im poner la villa (t de junio de 1667) (A P C , 25/ 00052).
( 16) Dificultades para el patronato (A P C , 25/ 00079).
( 17) Escritura de patronato a favor de la villa y condiciones para ello (8 de
marzo de vi 6óS, (A P C , 25/ 00054).
( 18) Carta de los Superiores sobre establecimiento de la O . T ercera y seña
lando algunos ejercicios (10 de enero de 1669) (A P C , 25/ 00056).
( 19) V A , f. 9v.
( 20) M . de B a lle s t e r o s , El Libro de Laguardia, Burgos, 1887, pp. 343- 47.
( 21) A cuerdo de 1a villa de Jadraque (7 de )ulio de 1651) (A P C , 25/ 00021).
( 22) Petición al Consejo (2 de abril de 1653) (A P C , 25/ 00016).
AUMENTAN LOS CONVENTOS
N uevas m is io n e s entre in f ie l e s
noviem bre de 1648), ibíd., ff. 67 y 70. La caita se halla íntegra en 1 el A rch ivo de
Propaganda, Scritture, Africa, a. 1659, t. 255, ff. 58- 59V. Acia, 4 febr. 1659, ff. 23-
24.— Cfr. C e s in a le , o. c., p. 515, nota 1. Sin em bargo el Consejo, antes que a
Castilla, había ofrecido esta m isión a los Capuchinos de Anclalucía por m edio de
la Contratación de Sevilla (Carta del 1 de octubre de 1658) (B. N . M s. 3. 561, f. 15).
( 3) Ibíd., y M s. c. 3.818, ff. 52-53 y 68- 69.
( 4) El P. A n gu ia n o, Vida y virtudes del Capuchino español, o. c., pp. 237- 9,
y en el M s. citado 18178, f. 2li v . confunde algunos nom bres. El P. C e s in a le ,
o. c., p. 515, pone A n ton io de T u y en vez de Benito, lo m ism o que el P. C le m e n te
d e T e r z o r io , O. F. M . Cap., L e Missioni dei Minori Cappuccim. Sunfo storico, X ,
Africa ( 1637- 1938), Rom a, 1938, pp. 355- 6.
( 5) A rchivo de la Congr. de Prop. Fide, Scritture, Africa, 1659, f. 70- 71. Acta,
13 Januarii 1660. La Congregación pone equivocadamente Bernardino de Ciudad
R odrigo en vez de Bernardo. Cfr. C e s in a le , p. 515, nota 1.
( 6) A n gu ia n o, o. c., p. 237, y M s. 18. 178, f. 21 iv.— J osé d e N á je r a , O . F. M .
Cap., Espejo Místico, M adrid, 1672, al lector, f. 10. Este Catecism o cuyos ejempla
res son rarísimos, lleva el siguiente título: D octrino Christiana, y / explicación de
sus M isterios, en nues- / tro idioma Español, y en len- / gua Arda. / Consagranse,
y dedicanla a la / C oncepción Purissima de Maria Santissimai / Señora nuestra los
primeros M isio - / ñeros de aquel Reyno. / A ñ o (grabado de la Virgen ) 1658. /
En M adrid, por D om in go García Morrás.
Este Catecism o es un docum ento de valor innegable, ya que quizás se trata del
primer docum ento lingüístico con ocid o de la primitiva lengua arda. H a sido re
im preso y asimismo reproducido fotográficamente por H e n ri L a b o u r e t e t P a u l
R iv e t, Le Royaume tí Arda et son Évangélisation au X V IIe siècle. (Université de
Faris.— Travaux et M ém oires de l’ Institut d ’Ethnologie.— V III).— Paris, 1929.
NUEVAS MISIONES ENTRE INFIELES 221
( 7) Felipe I V escribió con este m otivo tres cartas que llevan la misma fecha
(28 de junio de 1659) : una a D . J. Mascareñas, otra al rey de Arda y otra al
P. Luis A ntonio de Salamanca (Cfr. M s. c. 3818, ff. 72- 75). En la escrita al P. Sa
lamanca le decía entre otras cosas: «S i con el favor de D ios se convirtieran al
gunos m ozos de poca edad, procuraréis inclinarlos a que pasen a España, asegu
rándoles que han de vivir en su entera libertad para volverse siempre que quisie
ren a su tierra, y esto os lo encargo m ucho por tener entendido que esto es el
medio más conveniente para la propagación de nuestra santa fe católica en aquellas
tierras, porque, repartidos aquí en algunos conventos de religiosos, sean enseña
dos a leer y escribir y en lengua latina y en lo demás que les fuere necesario
para que los que se inclinaren, vuelvan sacerdotes a su tierra y puedan instruir a
sus naturales en las cosas de nuestra santa fe católica. Y a todos los que se re-
solvieren en venir a estas partes, podéis asegurar de mi parte el buen tratamiento
y cuidado que se pondría en instruirlos, com o lo hicieron los señores reyes de
Portugal, mis predecesores, con los vasallos d e la tierra d e Benín, del C on g o y de
otros reinos cuya [disposición?] ha de correr por mi C onsejo Suprem o de Portu
gal a quien toca esta materia por ser Arda de la dem arcación de las conquistas
d e aquel reino.»
( 8) Según el P. A n gu ia n o, o. c., p. 239 y M s. 18178, f. 211- 212, Fr. Andrés
de Ocaña, que ib?, ya m uy enfermo de gota, tu vo que quedarse en tierra y falleció
poco después.
( 9) A sí se decía en una extensa relación que el Prefecto, P. Luis A ntonio de
Salamanca, envió a la Sda. Congregación (26 de mayo de 16Ó0) (A rchivo de Propa
ganda, Scritture, A frica, Algeria, Arda, t. 255, f. 77. Acta 1662, f. 12). E n ella ¡ano
taba tam bién: «El navio parte, quedando el rey catequizándose y ofreciendo m u
chas veces de cum plir la palabra de ser cristiano en virtud de la cual nos hemos
resuelto a quedar, aunque sin haber dado paso, por decir que ndjnguno en su reino
es razón lo sea antes que é l; sus vicios, ritos y mujeres son tantos, que n o adm iro
les haga el dem onio toda contradicción, pues hay fidalgo que tiene más de 400
m ujeres; con que el gentío es innumerable, pues las plazas y calles y caminos de
este reino es un horm iguero continuado de gente. A este reino que por la parte
de la travesía hay m uchos muy cercanos, aunque todos m uy extendidos por la lon
gitud, con que, si D ios nuestro Señor fuere servido que éste reciba, com o espeía
m os, la doctrina, pedem os creer desearán se-les com unique, porque con el ceb o de
la enseñanza de los niños, están m uy gozosos. Por lo cual y ser tan pocos los que
222 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
su alimento por sólo ser católicos, y decir que por nosotros padecían
los infortunios de los tiempos» (10), llegaron a las Indias y lograron
reunirse en Caracas. Allí los PP. José de Nájera y Agustín de Villa
báñez con Fr. Cipriano de Madrid se agregaron a las misiones de Cu-
maná, como luego diremos, y los PP. Carlos de Los Hinojosos y Ata
nasio de Salamanca se volvieron a España, a fines de 1661 o principios
de 1662, a dar cuenta a los Superiores, formando una relación de lo
sucedido, que más tarde fué remitida a la Congregación (10a).
Así terminó aquella misión de Arda, que costó la vida a siete de
los misioneros y de la que sólo tenemos un buen recuerdo y por otra
parte valiosísimo documento lingüístico en el Catecismo de la Doctrina
cristiana, que entonces se imprimió en lengua castellana y arda y que es
gloria preclara de los Capuchinos castellanos.
( 10) Ibíd.
( 10a) Cfr. A n gu ia n o, o. c., p. 239, y M s. 18178, ff. 212- 213.
D e todo lo sucedido en la m isión de Arda hay una relación bastante extensa,
aunque n o da otros datos de interés, y que lleva el siguiente títu lo: «Propuesta a
Felipe I V por un negro enviado por el rey d e Arda, suplicándole le enviase M i
nistros de la Iglesia para que a él y a todos los de su reino les mstruyensen en
los misterios de la Santa F e Católica» (B. N .— M s. 6170, ff. 120- 125, y M s. 18717( 30).
( 11) Cfr. A n gu ia n o, Vida del Capuchino español> o. c., pp. 261- 67.— - D- M s.
18. 178, ff. 244 ss.— C e s in a le , o. c., p. 508- 510.— N ic o la u s a C o r e o b a , Brevis nc-
titia, o. c., pp. 81 ss.— V a le n cin a , Reseña histórica, o. c., V , p. 61 ss.
224 LA . PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
( 21) Cfr. Acta de la Sda. Congregación del 5 de abril de 1683, citada por
C e s in a le , o. c., p. 513 , nota.
( 22) Fr. Cipriano de M adrid, L ego, había nacido en 1622 y recibido el há
bito en Salamnca el 26 de septiembre de 1640. Era de «espíritu tan atentado y
fervoroso, que gastó m uchos años ayudando en cuanto pu d o a la conversión de
las aimas». Estuvo en Arda, Cumaná y Caracas; luego pasó a Sierra L eona, y al
verse tan lleno de años y de achaques, regresó a la Provincia en 1683, falleciendo
al siguiente año en M adrid con gran edificación de todos ( A n g u i a k o , M s. 18. 178,
f. 264V.).
( 23) En más de una ocasión confiesa el P. T rujillo que efectivamente había
sido militar. Y el P. Anguiano (M s. 18. 178, f. 247V.) nos dice q u e f u é Capitán
de Caballería antes de entrar en la O rden, y refiere que en la batalla de Yelves
hizo prisionero a un cabo principal portugués, el cual entró en los Franciscanos
más tarde, y co n e! que se encontró justamente en esta ocasión al estar en Lisboa.
T o d o ello m otivó el que fuesen entonces m uchos a visitarle y conocerle, pero
también el que se hiciese por eso m ism o un tanto sospechoso.
( 24) Cfr. dicho mem orial en el P. A n gu ia n o, M s. 18. 178, ff. 247V.-249V. T a m
bién envió otro memorial a Rom a (Cfr. C e s in a le , o. c., p. 513, nota 1). Ese m e
m orial, así com o los otros dos, se los prestó el P. T rujillo al P. Anguiano, quien
los copia al pie de la letra en su interesante manuscrito.
nuevas m is io n e s en tre in f ie l e s 227
U n c o n v e n t o y t r e s in t e n t o s d e f u n d a c ió n
sas para que en ellas viviesen hasta que se fabricase el convento; les
atendería mientras tanto con sus limosnas y, si ayudaba luego a la ma
yor parte de la fábrica, quedaría por patrona del convento. Por su
parte la Orden se comprometía a escoger sitio conveniente para el
convento y, una vez levantado, que hubiese en él, aparte de otros
religiosos, al menos cuatro confesores y predicadores a satisfacción de
la villa, los cuales quedaban obligados a predicar todos los años tres
días en cada semana de Cuaresma (5).
Los religiosos, una vez tomada la posesión, pasaron a vivir a una
casa particular donde estuvieron seis meses, mientras se arreglaba con
venientemente el hospital, que luego pasó a ser hospicio o residencia
donde estuvieron nada menos que seis años, hasta que, cansados de
no poder llevar reglamentariamente su vida regular, se determinaron
a hacer convento o dejar la fundación. Pero a fe que durante esos
seis años fueron muchas y muy grandes las contradicciones que hu
bieron de pasar. Vinieron las primeras de los Padres Trinitarios Des
calzos, quienes alegaron tener más derecho por haber firmado con an
terioridad un contrato de fundación con la villa; mas ese reparo
se venció, sometiendo el asunto a votación de los vecinos, votando
todos a favor de los Capuchinos, a excepción de cuatro (6). N i faltó
tampoco la oposición de los Observantes de Huete por motivo de las
limosnas, pero tampoco surtió efecto (7).
Por fin se decidieron los Superiores de la Provincia a levantar el
convento por cuenta de la Provincia, en vista de que pasaban los años
sin que se diesen para ello ni limosnas ni donativos de importancia.
Y obtenida la licencia del Consejo de Ordenes el 9 de octubre de
Í692 (8), el 23 de noviembre de ese mismo año se escogió sitio a
propósito en unas casas sitas en la plazuela de San Pedro (9). El 10
de mayo del año siguiente se colocó la Cruz en los terrenos elegidos,
y el 11 el Sr. Obispo de Cuenca, D. Alonso Antonio de San Martín,
revestido de pontifical y acompañado de sus capellanes, bendijo el sitio
y colocó la primera piedra de la iglesia (xo), que se dedicó desde en
tonces al Eterno Padre, asistiendo a esa ceremonia el P. Antonio de
Fuentelapeña, fomentador entusiasta de dicha devoción (11).
Todo marchaba bien cuando en julio se recibió la noticia de ha
berse opuesto a la fundación no sólo los Trinitarios sino también los
(5) Cfr. escritura de fundación ya citada.
(6) Inform e ya citado, declaración del primer testigo.
( 7) M o n z ó n , m s. c ., f. 55r.
(8) A sí se dice en la licencia definitiva del rey y del C onsejo (14 de noviem
bre de 1693) (A P C , 24/00010).
(9) V A , p. 35.
(10) Ibid., p. 37.
(11) Inform e ya citado.
246 LA P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
N u e v a m is ió n al D a r ié n
C A P IT U L O X III
G o b ie r n o y v id a de la P r o v in c ia
(2) V A , P. 35
(3) Ibíd., pp. 34, 35 y 36.
(4) V A , p. 34.— Cfr. también Representación que ofrece... el Provincial de M e
nores Capuchinos de la Santa Provincia de Andalucía y Comisario General de las
Misiones... Fr. C a r lo s de H ardai.es M adrid (1757), ff. 7 y 9.
26o LA P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
ser incluidas las otras tres: Aragón, Cataluña y Valencia, ya. que el
P. Trujillo tenía «poderes de todas y cada in solidum», «puesto que
los daños son comunes y el remedio será universal» (12).
El Papa, accediendo a los deseos de Carlos II y de su embajador,
expide un segundo Breve Alias emanarunt, el 12 de septiembre de
1693. en el que extiende la abolición de los Discretos a las dos Pro
vincias de Andalucía y Navarra y señala que, en lugar de ellos, debían
asistir a los Capítulos los Definidores, los Custodios y el ex-Provincial
inmediato. Disponía también la celebración de los Capítulos Provin
ciales de año y medio en año y medio, como ya lo había ordenado
en 1676 Clemente X (13).
Venía también en ese Breve que los mencionados Definidores,
Custodios y ex-Provincial debían tomar parte «in definitoriis et Ca-
pitulis», frase que se repetía en un tercer Breve (5 de abril de 1694),
por el que quedaban asimismo abolidos los Discretos en las Provincias
de Aragón, Cataluña y Valencia (14). Pero esa duda fué resuelta por
otro Breve (14 de agosto de 1695) en que se decía que su intervención
debía limitarse solamente a los Capítulos (15).
Sin esas aclaraciones, al año y medio de gobierno, reunió el Ca
pítulo el P. Provincial para el 16 de octubre de 1693, el primero que
se iba a celebrar sin Discretos; y justamente la víspera se recibió de
orden del Sr. Nuncio «Bula de Su Santidad en que manda tengan
voto en Capítulo los Reverendos Padres Definidores y el Padre más
moderno de la Provincia», lo cual fué aceptado por los Capitulares
y Padres de la Comunidad de San Antonio (16).
En dicho Capítulo fué reelegido por todos los votos el P. Bernar-
dino de Madrid. En él se dieron algunas ordenaciones y se regulari
zaron las tablas de platillos, recreos y discipünas que se habían de
tener, determinándose también hubiese dos Seminarios de nuevos, uno
en La Paciencia y otro en Valladolid, lo cual es prueba manifiesta de
la buena marcha de la Provincia y de que por otra parte el número de
aspirantes era cada vez mayor (17). N o obstante eso, no debía exis
tir muy buena concordia entre los religiosos ni la paz debía reinar
en el ánimo de todos, sin embargo de lo dispuesto por el P. Gene
ral en la última visita y a pesar de la abolición de los Discretos, pues
el P. Provincial, al ausentarse de Madrid para hacer la visita, dirige
(12) Cír. M em orial del P. A ntonio de T rujillo (sin fecha) (Simancas.— Estado.
Leg. ?o83).-^-Cfr. también el mencionado artículo del P. R ubí, Abrogación de los
discretos capitulares, en Estudios Franciscanos, 49 (1948), p. 414, notas 13 y 15.
(13) Bullariutn, V , pp. 298-300.
(14) Ibid., pp. 300-301. Cfr. el citado artículo del P. R ubí por lo que se
refiere a las consecuencias seguidas de dicha supresión en la Provincia d e Cataluña.
(15) Breve Nuper per Congregaiionem, Bullarium, V , pp. 301-302.
(16) V A , p. 40.
(17) E D , pp. 108-109.
G O B IE R N O Y V ID A D E L A P R O V IN C IA 263
U l t im a s f u n d a c io n e s en el s ig l o x v ii
esto solamente durante los diez primeros años, a partir del día de la
toma de posesión; todo ello con el fin de ir formando un fondo común
de unos cuatro mil ducados que luego se destinarían a la fábrica de
convento e iglesia. Los religiosos, en cambio, se comprometían a aten
der a los fieles en la administración de Sacramentos, asistir a los enfer
mos y moribundos y a predicar en la parroquia, sobre todo durante la
cuaresma (3).
Esas condiciones fueron modificadas por tres veces, en 1704, 1718
y 1726, advirtiendo además que lo fueron precisamente porque la villa
no cumplía sus compromisos, de lo cual ya se lamentaba amargamente
en 1702 el P. Provincial, José de Santa Cruz, pues debido a eso no
se había podido hacer nada en orden a la edificación del convento e
iglesia (4).
Entre las condiciones puestas por la villa se acordó también que
los Capuchinos pidiesen las correspondientes licencias. Así lo hicieron
y muy prontamente, logrando de Carlos II esa gracia el 12 de febrero
de 1695'; en la misma provisión mandaba al Consejo de Castilla ex
tendiese la correspondiente autorización y licencia, a lo que el Consejo
puso ciertos reparos, entre ellos que primero debían obtenerse las li
cencias del Ordinario y de las ciudades con voto en cortes (5). Y, no
obstante que la provisión del rey era absoluta y no condicionada al
citado parecer de las ciudades, a pesar de todo «el Consejo lo con
tradijo el día 5 del presente mes [mayo] y se quedó suspenso el
decreto» (6).
Por eso prácticamente nada se hizo hasta obtener esos requisitos,
y primeramente la licencia del Ordinario. F.egía entonces la diócesis de
Toledo, a que pertenece Esquivias en lo civil y eclesiástico, el Carde
nal Pcrtocarrerc, quien concedió su permiso el 15 de mayo de 1696,
bajo condición de que el patronato se diese a la villa y que los Capu
chinos viniesen obligados a predicar en la iglesia parroquial todos los
sermones del año y principalmente durante la cuaresma, y asimismo
a consolar y ayudar a los enfermos y moribundos. Los religiosos po
drían elegir sitio que mejor íes pareciese para levantar convento e
iglesia, de la que el mismo Cardenal señalaba por titular la Expecta
ción de Nuestra Señora (7). Sin embargo de eso, sabemos que la igle
sia llevó por titular San Félix de Cantalicio.
Conseguidos también los votos de las ciudades y, por fin, nueva-
(3) Escritura de fundación hecha entre el P. M iguel de Pinto, la villa y el
Síndico de Capuchinos (6 de enero de 1695) (A P C , 30/00102).
(4) Carta del P. Provincial José de Santa Cruz (1702) (A P C , 14/00018).
(5) Provisión real y cartas cruzadas entre el rey y el C onsejo con ese m otivo
(junio de 1695, febrero y abril de 1696) (A P C , 30/00101).
(6) V A , p. 47.
(7) Cfr. el original de dicha licencia (A P C , 30/00103).
272 LA P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
del antiguo co n v e n to .
Ú L T IM A S F U N D A C IO N E S EN EL S IG L O X V II
273
1613 4 1 8 24 45 12 89
1633 10 2 38 94 35 57 224
1637 10 2 40 60 34 66 200
1650 12 2 4 1 66 82 70 88 306
1666 13 2 3 75 83 65 83 314
1601 15 2 4 350
M orada de los r e l ig io s o s
terial si se quiere, por qué exigían que los conventos estuviesen fuera
de las poblaciones, cuando de otra manera, viviendo en sitio céntrico,
no les hubiera sido posible disponer de una huerta capaz y espaciosa.
Aun así y todo, en los mismos conventos edificados más en el centro
de las ciudades, como fueron los del Prado, de La Paciencia, de Sta. Leo
cadia de Toledo, Segovia y Valladolid, todos ellos disponían de huerta
más o menos capaz. Y particularmente fueron notables, como aun hoy
en día pueden admirarse, las de El Pardo, Toledo, Toro, Villarrubia y
Villanueva del Cárdete. En ellas no sólo se cultivaban hortalizas sino
abundantes frutales, como de la de Salamanca, Toledo y Toro dice
expresamente el P. Monzón, que residió en esos conventos, y asi
mismo lo testifica el P. Agustín de Granada (9). Sabemos también que
de la huerta de El Pardo, cuyos árboles frutales fueron llevados de
Aranjuez, se proveía de fruta a ios conventos del Prado y de La Pa
ciencia.
Mas de nada hubiera valido o muy poca utilidad hubiera reportado
la huerta, si no se hubiera dispuesto de agua abundante para el riego.
Para conseguirlo tampoco escatimaron aquellos Capuchinos del si
glo XVII medios ni gastos, pues a la verdad en algunas ocasiones se
hicieron tantos como hubieran sido casi suficientes para levantar en
tonces un convento. Así lo practicaron en el del Angel de Toledo,
trayendo el agua de buena distancia por medio de una muy costosa
cañería (10); lo mismo y con más razón se diga del de El Par|do, cuya
agua se trajo de varios kilómetros por medio de costosísimas galerías,
pagadas en gran parte con generosa munificiencia por los reyes (11);
y más notable fué aún la traída del agua para la huerta de Vilinueva
del Cárdete desde «siete mil setecientas varas de distancia», con un
coste total de cuatro mil ducados (12).
Como complemento en todas las huertas había grandes estanques
para mejor llevar a cabo el riego, según puede verse aún en las de
El Pardo, Toro, Segovia, Alcalá de Henares, y asimismo para el apro
vechamiento del agua dispopnían de interesantes sistemas de riego que
aun hoy en día podrían servinos de modelo, siendo los más notables
los de Alcalá de Henares y Cubas (13).
Así, sin faltar en nada a la pobreza y viviendo por otra parte del
trabajo de sus manos y aprovechando los recursos naturales, se hacían
(9) M onzón , ms. c., f. 19 y 25.— A . de G ranada , ms. c., p. 64.
(10) M o n z ó n , ibíd.
(11) M em oria de las fuentes del convento de El Pardo y del nacimiento de
ellas (A P C . 27/00071).
(12) Inform e sobre la traída del agua ai convento de Villanueva (31 de mayo
de 1651) y su ejecución (A P C , 30/00009 y 30/00010).
(13) D iseño y plano de la conducción del agua de riego a la huerta y por
toda ella (A P C , 28/ooo6oa).
M ORADA DE LOS R E L IG IO S O S 285
R é g im e n y o r g a n iz a c ió n
(3) E D , p. 12 .
(4) Ibíd., p. 1.6.
(5S V e n a n t i u s a L i s l e - e n - R i g a u l t , O. F . M . C a p ., Monumento, ad Consii-
tuliones Ordinis Fratrum M tnontm Capuccinomm perlinentia, R o m a e , 1 9 1 0 , p. 385.
Constituciones de los Frailes Menores Capuchinos de San Francisco..., M a d r i d ,
1644 , P- 39
(6)
E D , p. 22.
C f r Analecta, V I (18 9 0 ), p. 3 4 1 , n .° 1 1 5 .
(7)
B re v e Debitum pastoralis (9 de septiem bre de 16 6 7 ) en Bullariutn, I , p. 1 1 2 ,
(8)
y Analecta, V I I ( 18 9 1) , p. 76. S e llam ó constitución Famcsimna porque se concedió
a instancias del C ard en al F a rn esio . entonces Protector de la O rden. Por lo dem ás,
esa determ inación h abía sido tom ada en el C ap ítu lo G en era l del 26 de m ayo de
ese año
R É G IM E N Y O R G A N IZ A C IÓ N 289
(9) E D , p. 7 5.
( 10 ) B re v e d e Ino cen cio X I , Exponi nobis (7 de febrero de 16 8 7), Bullarium, V ,
p. 296.
( 1 1 ) B re v e Alias emanarunt ( 1 2 d e septiem bre de 16 9 3), Bullarium, V , p. 298-300.
( 12 ) A ñ o 16 3 4 ( E D , p. 19 ) y en 16 9 0 (ibid., p. 1 0 0 - 10 1) .
( 13 ) B re v e Nuper pro parte (29 de m arzo d e 16 9 3 ), Bullarium, V , p. 297.
(14 ) B re v e citado Alias emanarunt.
( 15 ) E l P . G u ard ián d e Sa n A n to n io presentó al re y un m em orial en 16 9 3
en el que dice que d esd e F e lip e I I I se venía dando al convento d e lim osna las com idas
d e los C a p ítu lo s: qu e lu ego, desde 16 8 6 , se daban en m aravedises, pero qu e se
h ab ían retrasado m ucho. Y en otro docum ento se dice qu e en los libros d e ofici
n a constaba qu e en el año 16 4 4 se h abían dado de lim osna paral el C a p ít u lo : 200
lib ras d e carn ero, 50 de ternera, 700 hu evos, 5 libras de aceite, 16 libras de m iel,
80 azum bres de v in o , 7 5 libras d e gu in das, 7 5 libras de cerezas, 16 0 tortillas, 80 li
bras de pan y 2 barriles d e aceitunas (A rch ivo de Palacio.— Sección A d m inistrativa.
C orporacion es R eligio sas.— L e g . 3.— C ap uchinos.— San A n tonio del P iad o).
P o r otra parte, cuanto se observaba en los C ap ítu los P ro vin ciales venía m inu cio
sam ente descrito en u n a especie de R itu a l m anuscrito qu e llevaba este títu lo :
Advertencias, que se deben guardar durante el Capítulo Provincial de Menores
Capuchinos.— 42 pp. (B . N.— M s. 8.477).
200 LA P R O V IN C IA D E IF . MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
(16 ) E D ; p. 3 1 .
( 17 ) Cfir. Analecta, V I I ( 18 9 1) , p. 77.
R É G IM E N Y O R G A N IZ A C IÓ N 291
esta nuestra Provincia de Castilla jamás han faltado dos o tres que
estén escribiendo o imprimiendo» (28).
Además: como dirá el P. Secretario Provincial, Jerónimo de Cu
bas, «siempre ha sido práctica y costumbre» en la Provincia de Cas
tilla el «que los religiosos del coro, Predicadores (excepto aquellos de
conocida habilidad) y los que no son predicadores sino sólo sacerdotes
simples, salgan por los lugares de esta Provincia y sus Guardianías a
pedir las limosnas acostumbradas de trigo, etc., a excepción de las
ciudades donde tenemos convento donde ya hay religiosos legos limos
neros destinados per la Provincia para pedir lo que en dichas ciudades
se acostumbra» (29). Por eso nada debe de extrañarnos leer en las
biografías o reseñas necrológicas de Padres que vivieron en el si
glo XVII y en el siguiente, el que hayan desempeñado el oficio de limos
nero, el de portero, etc., pues a todos esos menesteres eran dedicados
a veces por la obediencia.
Por lo que a los Coristas se refiere, de ellos nos ocuparemos al
hablar luego de los estudios. Y en cuanto a los Hermanos Legos, eran
los encargados de modo particular de todas las oficinas y de pedir
diariamente la limosna en los pueblos o ciudades donde se hallaban en
clavados los conventos. Estaban también al frente de la oficina del
sayal que se hacía en un convento determinado para toda la Provincia,
teniendo a sus órdenes donados o también criados de fuera. Asimismo
eran designados para el cargo de Fabriqueros; de los cuatro señalados en
los Capítulos, dos al menos solían ser Hermanos Legos. Varios de ellos
estaban especializados en arquitectura, albañilería o carpintería, como fue
ron Fr. Diego de Madrid, Fr. Lucas de Guadalajara, Fr. León de Mon
terrey y Fr. Miguel de Madrid, según hemos hecho notar anteriormente.
Solía haber también en los conventos donados perpetuos que hacían
los recados, recogían las limosnas por los pueblos, sobre todo las pecu
niarias, etc. Pero hacían vida enteramente separada de la comunidad;
es más: tenían su casita aparte, como aun hoy en día puede verse en
el convento de Toro, y asimismo nos consta por el plano del convento
de Tarancón (30). Llevaban vida muy piadosa y hasta hacían sus votos,
excepto el de pobreza.
Cuando en Castiila estuvo prohibida la recepción de donados, a causa
de la penuria de Hermanos Legos, fueron admitidos criados que luego se
generalizaron más aún que los donados, en el correr del siglo XVIII.
A d m is ió n y f o r m a c ió n
( 1) E D , o. c., p. 64.
(2) D io n y s iu sa G e n o v a , O . F . M . C a p ., Bibliotheca scriptorum Ordinis M i-
norum S. Francisci Capuccinorum , G en u ae, 1 6 9 1 , a l final,
(3) T o r r e c i l l a , Apologema, etc., o. c., p. 309.
A D M IS IO N Y F O R M A C IO N 295
2. No eran por otra parte pocas las diligencias que se hacían para
la admisión de candidatos, sometiéndolos a un minucioso interrogato
rio, exigiéndoles antes juramento de no encubrir la verdad (4).
La admisión de los aspirantes para sacerdotes se hacía inmediata
mente que lo pedían, por las causas que ya hemos indicado; para ello
se delegaba a los respectivos Guardianes de Salamanca y Alcalá. En
cambio, los aspirantes a hermanos legos eran admitidos por el P. Pro
vincial, con la particularidad de que solamente podía haber cuatro de
ellos, cuando más, haciendo al mismo tiempo el año de prueba, según
era estilo de la Provincia, admitiéndose mayor número cuando había
carestía de Hermanos (5).
3. Además: se hacían, durante el tiempo del noviciado, rigurosas
informaciones, las que se llevaban a cabo según el siguiente método.
Los dos Padres delegados debían hacer primero una información secreta,
y, no resultando nada en contrario, se hacía la pública, comenzando por
ver el libro de bautizados y sacar dos partidas: una, firmada del no
tario, iría acompañando las- informaciones, y la otra se entregaría al
pretendiente. Se examinaría luego el libro de casados para ver si los
padres lo estaban legítimamente. Luego los testigos, que debían ser
seis o siete, contestarían al interrogatorio, firmando sus respuestas junta
mente con el P. Secretario, y esas certificaciones se enviaban al Guardián
o Presidente del noviciado. Se amonestaba a los Padres informantes
«reparen mucho en los defectos de sangre, linaje y oficios bajos, no se
pierda entre nosotros la buena fama que tenemos en este punto entre
religiosos y seglares, llamando a los Capuchinos caballeros pobres».
Se hacían once preguntas, entre otras: si era legítimo, si los padres
eran cristianos viejos, limpios de mala sangre y raza de judíos, moros,
herejes, etc., y que no hubiesen tenido oficios viles; si tenía vocación,
si en el siglo gozó de buena fama, si tenía enfermedad o achaque ha
bitual, y, -sobre todo, se insistía mucho en la sexta pregunta, a saber:
«Qué hacienda tienen los padres: si es suficiente para que lo pasen
con decencia, sin necesitar de él en algún tiempo», pues de ello «se
siguen, y aun hoy lloramos, muchos disturbios y escándalos en la Or
den». «Acuérdense que prepondera más el lustre, esplendor, observan
cia y santidad de la Orden, que el bien particular del novicio, y que
importa poco tenga dos o tres sujetos más la Religión, pero importa
mucho que se mantenga en la observancia y ejemplo que hasta aquí».
Todos estos informes se hacían antes de profesar y debían ser conocidos
por los religiosos del noviciado antes de admitir los novicios a la pro
fesión (6).
(4 ) Disciplina religiosa, o. c ., p . 2 .
A n g u ia n O j
(5) V A , m s. c., p. 82.
(6) «M étodos para hacer las inform aciones nosotros los C ap uchino s». M s ., 2 ho-
296 LA P R O V IN C IA D E FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
(n ) I ’oíd., p p 2 57 -8 .
( 12 ) Ibid., prólogo a! religio so lector, f. 9r.
( 13 ) D ecreto de los Su periores d e la P ro vin cia (M a d rid , 10 de septiem bre
de 16 7 7 ), aproban do la obra del P . A n gu iano .— Ibíd., prólogo, f. n r .
(14 ) C ir . sup ra, p. 109 .
(15) E D , pp. 2 0 -2 1, 25-58 .
198 LA P R O V IN C IA D E FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
L O S E S T U D I O S
( 1) E D , p. 30.
(2) Ibid., p. 6o.
(2a) Viridario auténtico, m s. c., p. 82.
3oo LA P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S £>E C A S T I L L A
(7 ) A n g u ia n o , o.c.,
pp. 1 7 9 -8 0 .
(8 ) Ibid., p. 198.
(9) M u ch o s fu eron los casos, com o puede verse en el Viridario auténtico,
m s. c., v , entre otros, vid e f. y p. 52.iov.
(1 0 ) A n g u ia n o , o.c., p. 196.
302 LA P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
(n ) V A , m s c., pp . 46-7.
(1 2 ) A n g u i a n o , o . c ., p . 199.
(1 3 ) Ibíd., p. 196.
(1 4 ) C fr. dicho decreto d e refo rm a de los estudios dado por el D efin ito rio G e
neral el 6 d e o ctubre d e 1 7 5 7 , traducido al castellano en A n d r é s d e P a l a z u e l o ,
O. F . M . C ap ., Vitalidad Seráfica. Los Franciscanos Capuchinos de Castilla, S e
gu nd a serie, M ad rid , 1 9 3 1 , pp. 2 4 7 s s .; vid e n .0 1 4 .
E l C ro n ista de la P ro vin cia de V alen cia, al dar cuenta de haber recib id o el
m encionado decreto y que se ordenaba a los L ecto res leer po r algún autor im preso,
añ adía este com en tario : « D e este m odo se h a evitado el perdim ien to d e tiem po
qu e se gastaba, los L e cto re s en dictar y los estudiantes en e s c r ib ir ; se ha evitado
el gasto para papel, plum a y tinta, y aq uel tiem po se em plea para m ás u tilidad
en los estudiantes con m ayo r y m ás dilatad a exp licación qu e les hacen los L e c to
res y con m ás segu ir y con ferenciar los estudiantes» (Crónicas de la Provincia de
Valencia, P arte I I I , m s., pp. 286 -7, n .° 9 4 ) .
I .O S E S T U D IO S 303
dro VII y Inocencio XI. So n dos tom os y tu vo en poco tiem po dos ediciones im
presas en M ad rid , u n a en 16 9 1 y o tra en 1696.
(37) P rácticam en te form an esta serie d e Consultas, etc., seis tom os, entrando
en ella el quinto, que es el Apologema, espejo y excelencias de la Seráfica Religión
de Menores Capuchinos, M a d rid , 1 7 0 1 . L o s dem ás se im prim iero n en M a d rid en
distintos años por tres veces, la últim a en 17 5 0 .
A esos tom os h ay q u e añ adir sus Consultas morales y exposición de la proposi
ciones condenadas por nuestros muy Santos Padres Alexandro VII y Inocencio XI,
im preso hasta seis veces, todas ellas en M a d rid y la últim a en 16 9 3.
(38) L le v a este títu lo : Compendio de la Suma añadida del R. P.Martín
de
Torrecilla con adiciones del tomo de Proposiciones condenadas y del de Obispos
y otras. M ad rid , 1698.
(3 9 ) In d ic e de la L ib r e r ía de los C ap uch in o s del P rad o, M s., f. 7 9 0 V . (A rch ivo
P ro v. de C ap uchino s d e C astilla, 4 7 / 0 0 0 1 ) .
(40) A p o l l i n a r i s a V a l e n t í a , O . F . M . C a p ., Bibliotheca Fratrum Minorum
Capuccinorum Provinciae Napolitanae, R o m a e-N eap o li, 1886 , p. 49 -50. S e conserva
en la B ib lio teca N acio n a l de N áp o les al igual que otras obras suyas, que allí se
pueden ver descritas.
(4 1) L a ob ra lleva e! siguiente títu lo : Florum totius Theologiae practicae, tum
sacramentalis, tun¡ moralis R. P. Fr. Eligii Bassaei, Orcünis Capuccinorum Provin
ciae Gallo-Belgicae, compendium, hoc est, summa sumae..., L u g d u n i, 16 78 .
(42) Summa omniom operum R. P. Leandri de Sanctissimo Sacraraento, L u g -
d u n i, 16 7 2 .
(43) E l prim ero está im preso en M ad rid , 16 6 3, y el segundo en 16 70 .
LOS E S T U D IO S 307
P. A n to n io d e l a P u e b la , Theologia scholastica; P . M ig u e l d e L im a ,
Theologia dogmático, contra haereses, y P . Jo s é d e S a n ta C ru z , Theo
logia scholastica (44).
Finalmente: no podemos pasar en silencio otra obra del P. Torre
cilla, que tiene parte dogmática y parte moral y que viene a ser una
valiente impugnación de las proposiciones defendidas por Jansenio y por
el clero galicano, muchas de las cuales fueron condenadas por Alejan
dro VII (45).
Creemos también que, al igual que la Filosofía y Teología, se culti
varían otras ciencias necesarias al religioso y al predicador, como la
Sda. Escritura, Derecho canónico y Derecho regular. Fruto sin duda
de esos estudies fueron los siguientes escritos salidos de la pluma
del P. Murcia y del P. Torrecilla. El primero con su meritísima obra
Commentaria litteralia et moralia in librum Esther (46); su Exposición
de la Regla de los Frailes Menores (47), Llave maestra y escudo de la
verdad (48) y Exposición de la Regla de Santa Clara (49), y el P. T o
rrecilla con su Enciclopedia canónica (50), Examen de la potestad y
jurisdicción de los señores Obispos ( 5 1 ) y Ventilabro formal y apologé
tico ("52). Finalmente: el P. Gregorio de Salamanca redujo a compen
dio la mencionada obra del P. Murcia, Exposición de la Regla de los
Frailes Menores (53).
(4 4 ) In d ice d e
ia L ib r e r ía de C ap uch in o s d el P rad o , M s. c., f . 7 9 0 V .
(45) títu lo : Propugnaculum orthodoxae fidei adversus quosdam veri-
L le v a p e r
tcaum catholicarum hostes eas labejactare connantes. T u v o tam bién a l m enos dos
im presiones hechas en. M ad rid , u na en 16 98 y o tra en 17 0 7 .
(46) S u título exacto e s : R. P. Fr. Leandri Montará Aragonii Murciani... com
mentaria ad litteram, et moralia in librum Esther, cían quinqué copiossisintis indi-
cibus, qua'.tiffmirn sdilicet liticrahhim, pdpagAlphorum moraíiwn, locorum Scrae
Scirpturae, remm et verborum, ac derúque ad condones, M atriti, 16 4 7 .
E s te lib ro, útil lo m ism o a los qu e se ded ican al estudio de la Sa gra d a E scritu ra
qu e a la predicación, es po r ctra parte m uestra bien elocuente d e la m u cha eru
dición del autor.
(47) E l verd adero titulo es el sigu ien te: Questiones selectas regulares y Expo
sición de la Regla de los Frayles Menores, M a d rid , 16 4 5.
(48) S e titu la : Llave maestra y escudo de la verdadera explicación de las Bulas
de Inocencio X y de la Santa Cruzada..., M a d rid , 16 50 .
(49) E s te es su títu lo : Breve y clara exposición y declaración de la primera
Regla de la gloiiosa Virgen Santa Clara..., M a d rid , 16 5 8 . L a tradujo al portugués
una religiosa y se im prim ió en L isb o a, 174 4 .
(50) E s o b ra póstum a y consta de do s v o lú m en e s; se im prim ieron en M ad rid ,
en 1 7 2 1 .
( 5 1) H a tenido dos ediciones, p o r lo m enos, en vid a d e su autor, am bas hechas
en M ad rid , los años 16 8 2 y 16 9 3.
(52) S u título exacto e s : Ventilabro formal, legal, apologético y seráfico... Ven
tílase el derecho de los Capuchinos a la Seráfica Tercera Orden secular. H a tenido
asim ism o po r lo m enos dos ediciones, am bas en M a d rid , los años 16 8 5 y 1699.
(53) E s ta o b ra del P . Salam anca se titu la : Compendio de las questiones y
exposición de la Regla de N . P. S. Francisco por el R. P. Fr. Leandro de Murcia...
A lcalá, 16 66 .
308 LA P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
V id a com ún y o b s e r v a n c ia regular
(2) P o r ejem plo, en V ilian u eva del C árd ete d eb ían predicar todos los serm ones
ya desd e 16 6 8 , y luego tam bién 1a C u aresm a y el A d vien to , p o r acuerdo d e los
vecinos, (A P C , 3 0 / 0 0 0 1 i , 3 0 / 0 0 0 13 y 3 0 /0 0 0 14 ).
Y a hem os hecho notar arriba q u e cuando lo s P P . M ig u e l d e V allad o lid y F r a n
cisco d e E sq u ivias predicaron en H aro la C u aresm a, n o quisieron recib ir recom
pensa algun a n j siq uiera a título d e lim osna, lo qu e hizo con star el A yu ntam iento
para m em oria d e los venideros y agradecim iento d e la v illa para con los C ap u ch i
nos ( 1 3 de m arzo d e 16 9 5 ) (A P C , 3 5 / 0 0 2 11) .
(3) E sc ritu ra d e fu n dación en tre la duquesa d el In fa n tad o y los Su p eriores de
la P rovincia ( 2 1 d e no viem bre de 16 76 ) (A P C , 2 5 /0 0 0 18 ).
(4) E sc ritu ra de nu eva dotación (4 d e diciem b re d e 1 6 8 1 ) (A P C , 25/0 0 0 2 3).
(5) C fr. A rch iv o del Palacio N . d e M ad rid .— S ecció n A d m in istrativa.— C o n g re
gaciones R eligio sas.— L e g . 3 . C ap uchinos.
(6) C fr. sup ra, p. 63.
V ID A COM Ú N Y O B S E R V A N C IA REGU LAR 311
(1 6 ) V erdaderam ente ahora nos causa poco m enos que h ilarid ad la seriedad
con que el cronista llena páginas enteras p a ra decir, com o cosa d e gran interés,
qu e el P . P ro vin cial había dado perm iso para tom ar chocolate a tales religiosos, y por
tantas veces a la sem ana. C fr. Viridario, ff. 5, 6, 7 , etc.
(1 7 ) A n g u i a n o , o. c ., p . 1 4 9 .
(18 ) F u é , entre otros, m u y celebrado F r . G il de V illalón , qu ien díó a la p u
blicid ad dos abultados tom os d e m edicina, que m erecieron m uchas alabanzas de los
m édicos d e p a la c io ; se titulan Tesoro de medicina, M a d rid , 1 7 3 1 , 1 7 3 2 .
(1 9 ) A n g u ia n o , p p . 2 2 1 -2 2 2 .
VEDA C O M Ú N Y O B S E R V A N C IA REGULAR
(23) A n g u i a n o , o . c ., p. 149 .
(24) Ibid., p. 1 3 1 .
(25) Ceremonial Seráfico para la instrucción de los Religiosos Capuchinos dé
esta santa provincia de la Encarnación de las dos Castillas, t. I , M a d rid , 17 7 4 ,
p. 230.
V IÚ A COM ÚN Y O B S E R V A N C IA REGU LAR
espíritu con que dió feliz principio a nuestra sagrada Capucha, res
plandeciendo cada día con nuevos candores de austeridad, mortifica
ción y observancia de la regular disciplina» (26). Y como prueba de
ello pone a continuación xa tabla de disciplinas y ayunos que especial
mente tenía establecidos la Provincia «en ciertos días y tiempos, que
sirvan como de fuerte contramuro para que en ningún tiempo descaezca
un punto de su vigor la austeridad y mortificación de la carne y se
conserven siempre indemnes los que por exacta obligación nos in
cumben».
Así teman, fuera de los de Constitución, cuarenta y cuatro días de
disciplina al año; trece días de ayuno a pan y agua, mas siete de ayuno
simple; disciplina y ayuno a pan y agua la víspera del santo de cada
uno, y disciplina el día que se estrenase algo nuevo, como mangas,
capucho, manto, túnica o hábito (27). Además: los que no habían cum
plido cuatro años de hábito, debían hacer la disciplina las vísperas de
los días de Comunión, que solían ser tres veces en semana (28) y to
dos los viernes del año; y los coristas, así nuevos como antiguos, de
bían dar la disciplina y comer en tierra los lunes, miércoles y 'viernes
de Adviento y Cuaresma y las vísperas de las festividades de segunda
clase, de la Iglesia o de la Orden (29).
7, Rigurosos, fueron aquellos Capuchinos del siglo XVII en sus
cosas, en sus personas y en su porte, hasta el punto de llamar podero
samente ¿a atención de una Corte bastante entregada al lujo y a las
diversiones, como del P. Diego de Quiroga pudo decir muy laudato
riamente el V. e limo. Palafox, que «en medio de palacio y en las
materias seculares se quedaba capuchino» (30).
Por lo demás, la ley que presidía sus relaciones con los seglares y
sus salidas del convento la dejó estampada la Provincia en uno de sus
Ceremoniales: «Sólo la necesidad o la caridad ha de sacar al religioso
de su celda para ir a comunicar con los del siglo» (31). Y aun enton
ces debía guardar en su porte exterior estos tres puntos: «El capucho
puesto, los ojos bajos que no miren sino donde han de poner los pies,
y las manos metidas en las mangas» (32). Y el buen ejemplo que con
(26) A n g u i a n o , o . c ., p. 259. E sto s elogios están lom ados de la licen cia y per
m iso del P . G en era l, E steb an de C esena, «para estam par este pequeño volum en», ts
decir, el lib ro del P . A n guiano.
(27) Ibid., p p 2 6 1- 6 2 . E sta tabla d e penitencias fu e u n tanto m odificada siendo
P ro vin cial el P . M an u el de M a d rid (6 de o ctubre d e 1684) (A P C , 4/00024).
(2 8 ) Ibid., p. 24.
(29) Ibid., pp. 179 -8 0 .
(30) Diario del viaje a Alemania, o b r a in é d it a del V. D. Juan de P a la fo x y
M end oza. Lo p r o lo g a y a n o ta X r i s t i n a d e A r t e a g a , M a d r id ^ 1 9 3 5 , p . 2 7 .
(3 1 ) Ceremonial Seráfico, o. c., t. II, p. 283.
(3 2 ) Ibid., p . 2 8 4 .
3 i6 LA P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
E s p ir it u a l id a d en l a P r o v in c ia
los cuatro se echa de ver muy pronto, por cualquiera de sus páginas,
sus muchos conocimientos de los caminos de la vida espiritual ascético-
mística» (28). Ambas obras respiran «fragancias de devoción en orden
a la tercera Persona» de la Sma. Trinidad (29), y al mismo tiempo
hacia la Sma. Virgen, declarándonos con los mayores encomios las ex
celencias de la esclavitud mariana que en el siguiente siglo el Beato
Monfort propagaría en sus escritos, y juntamente echaba en cierto
modo los fundamentos de la devoción al Sdo. Corazón de Jesús, que
asimismo en el siglo XVIII culminaría en todo su esplendor. Lástima
fué que el P. Zamora no haya podido darnos los otros dos tomos que
promete en el primero y que habrían de completar su obra, digna de
los mayores encomios (30).
En 1685 publicaba el P. Antonio de Fuentelapeña la primera de
sus obras ascético-místicas: Retrato divino en que para enamorar las
almas se pintan las divinas perfecciones (31). Esta obra, por desgracia
bastante poco conocida, escrita con admirable estilo, hasta el punto
que el P. Mir pudo ponerla por modelo de descripciones y entre los
«dechados de estilo clásico» y llamar a su autor «escritor atildado del
siglo XVII» (32), nos describe con tan meridiana claridad y devota
unción los atributos divinos, que el alma no puede leerla sin sentirse
grata y suavemente atraída hacia Dios. Lo podríamos llamar «libro
de meditación para las almas contemplativas», y a nuestro juicio pue
de muy bien ser equiparado a otra obra de este género, debida á la
pluma del P. Nieremberg, L a hermosura de D io s. De aquélla pudo
decir uno de los censores que era «testimonio claro del interior trato
de su autor; pues quien así expresa los arcanos divinos y manifiesta
los escondidos secretos de la Teología mística, bien convence, por lo
que escribe de Dios, lo que le conoce, y de lo que le conoce, se infiere
lo que le ama» (33).
Años después, en 1701, publicaba el P. Fuentelapeña otro libro
de este género, que tituló Escuela d e la verdad (34). La obra debía
perfección, los medios verdaderos que han de escoger y los engañosos que han
de dexar, para llegar felizmente a conseguir. Tratado primero de la oración mental.
M a d rid , 1 7 0 1 .
(3 5 ) Ibid., p r ó lo g o .
(3 6 ) C fr. nuestro Necrologio, o. c., p. 295.
(3 7 ) M anuel de Jaén, O . F . M . C a p ., Remedio universal de la perdición del
murvlo, M a d r id , 1783, pp. 68 y 205.
(3 8 ) A. de F u e n te la p e ñ a , Escuela de la verdad, p.
1 6 5 . L e ded ica tam bién
estas palabras a c o n tin u ació n : «Perm ítase a m i cariño y o bligación este elogio por
debid o, a qu ien m e acom pañó algunos años, a qu ien en m i com pañ ía acabó y es
tam pó sus lib ros, y a quien tuvo p o r consuelo fu ese m i nom bre en su aprobación.»
3¿é LA P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
A p o s t o la d o de la P r e d ic a c ió n
( 1)
Cfr. Tratados del Illustrissimo y Reverendissimo señor Don Fr. F r a n c i s c o
de hijo de la santa Prouincia de Santiago, y del convento de S. Francisco
So sa,
de Salamanca, General de toda la Orden, Obispo de Canarias, Osma y Segovia, etc.,
S a la m a n c a , 1623, pp. 288 ss.
(2 ) Juan d e S a n ta M a r ía , Chrómca de la Provincia de S. Joseph de los Des
calzos, t. I , M a d r i d , 1 6 1 5 , p . 2 5 .
que duraban quince días. Durante ellos debían exponerse las verdades
eternas y asimismo explicarse la doctrina cristiana (19); solía hacerse
con gran solemnidad el Viacrucis (20), establecerse congregaciones de
penitencia, como Escuelas de Cristo o la Orden Tercera (21) y termi
naban siempre con la procesión de la cruz, que revestía gran aparato,
yendo en ella uno de los misioneros con pesada cruz a cuestas, acom
pañado de numerosos penitentes que portaban la suya (22).
L o s. misioneros, entregados de lleno a su ministerio, salían entre
año a hacer sus correrías apostólicas, que duraban varios meses, pre
dicando así bastantes misiones seguidas, pero éstas no debían tener lugar
en manera alguna durante el Adviento o la Cuaresma.
Por lo demás, no será fuera de propósito el anotar que la predica
ción de misiones populares se fué incrementando más y más en la Pro
vincia, hasta el punto de que el P. Anguiano confesaba llanamente:
«Verdaderamente nc se puede dudar ser (este santo ejercicio) el más
propio de nuestro instituto y el más conforme a la imitación de Cristo
Redentor nuestro» (23). Y que por otra parte era reconocido por el más
útil, práctico y eficaz para remediar desórdenes, lo proclamaba poco des
pués el gran misionero P. Manuel de Jaén, cuando así escribía: «Esta
es la red barredera: las demás predicaciones y medios son santos y
buenos; pero suele a veces ser guerra galana. En las misiones todo se
descubre, y es como el ojo general; y allí fcriiter et smviter obra la
divina gracia, lo que no puede ni la amenaza ni la excomunión» (24).
3. Sin embargo de lo dicho, no se redujo la predicación a solas
!as misiones; es más: fueron más-generalizadas las otras clases de pre
dicación. Y al examinar los sermones impresos que de aauellos tiempos
nos quedan, llegamos a convencernos de que lo mismo predicaban pa
negíricos, que homilías, que sermones de honras fúnebres, y, más que
todo, sermones morales, ya que no puede negarse que aqueílos Capu
chinos del siglo XVII prefirieron la predicación durante el Adviento
(1 9 ) C fr. lo s m e n c io n a d o s d o c u m e n to s d e l A P C , 2 8 / 0 0 0 6 7 Y 2 8 0 0 0 7 0 .
(20) C fr. lo que dice el P. A n gu ian o del P . A n gel de M a d rid en e l citado
M s. 1 8 .17 8 , f. 2Ó3r.
( 2 1) A s í lo hacían los P P . A n g el de M a d rid , R a fa e l d e P in to, H erm enegild o
de M ad rid , etc., com o luego verem os.
_ (22) E s interesante la descripción q u e nos hace el P . A n gu ian o de la proce
sión hecha por el P . A n g el de M ad rid , com o final de la m isión en Salam an ca. E n
ella «iban unos disciplin ándose, otros con cruces a cuestas, otros aspados y otros
con otros gén eros d e m ortificaciones, y en últim o lu gar el P . F r . A n g el con una
cruz pesada al hom bro, u n a corona de espinas a la cabeza y u n a soga larga al
cuello y delante un m uchacho tirando d e ella. D e esta suerte concluía siem pre
sus m isiones» (M;>. citado 1 8 .1 7 8 , f. 263V.).
(2 3 ) A n g u i a n o , m s . c ., f . 262V., e n la v id a d e l P . A n g e l d e M a d r id .
(24) M a n u e l d e J a é n , O.' F . M . C a p ., Instrucción útilísima y fácil para con
fesar..., M a d r id , 1820, p. 1 9 5 -6 .
APO STO LAD O DE LA P R E D IC A C IÓ N 333
(3 1 ) Místico cielo, t. I I , M a d r i d , 1 6 9 6 , p . 3 0 9 .
I s i d r o d e L e ó n , O . F . M . C a p .,
(32) G a s p a r d e V ia n a , El sol de nuestra España, t . I , prólogo. C fr. M e l c h o r
de P o b l a d u r A j L os Frailes Menores Capuchinos en Castilla, o. c., pp. 1 0 9 - 1 1 0 .
(3 3) C fr . lo dicho arriba, p. >30.
(34) F u é desterrado a V alladolid «por un serm ón qu e predicó en palacio*.
( 35) F u é tam bién desterrado por el serm ón predicado en T o le d o en la s exe
quias tíe C arlos I I , d el que hem os hecho m ención.
(36) E l í a s R j í y e r o , S . J . , Misiones del M. R. P. Tirso González de Santa-
lia, S. J., Santiago, 1 9 1 3 , p : 5 18 .
(37) A n g u i a n o , Segunda parte de la Chrómca de los Menores Capuchinos,
etc., M s. c. 1 8 .1 7 8 , f. 26^r . ; quizás sea ya de entonces el fam oso y popular V iacru
cis llam ado «de los C ap uchino s», con versos propios para cantar y qu e así co
m ien zan : «.Poderoso Je sú s N azaren o — de cielos y tierra R e y u n iversal», etc
(38) Ibíd.
APOSTOLADO DE LA P R E D IC A C IÓ N 335
(39) E ! título com pleto e s : Candilero roseo, y virgíneo, cuyas htzes nos de
claran ser Maria Sanlin.ima Autora de su Rosario: y también de que los fieles
lo canten en comunidad por las calles y plaças..., M ad rid , .1697.
(40) S e im prim ió el m ism o año d e 16 9 7 , en M ad rid . F a ra qu e se puedta can
tar trae con m ú sica el Padrenuestro, el A vem aria, el G lo ria P arri, las L e tan ías y
la Salve.
(4 1 ) A n g u ia n o , m s. c., í. 263.
(4 2 ) C ir . A n d r é s d e P a l a z u e l o , O . F . M . C ap ., Convento de Capuchinos de
Deusto (Bilb ao), M a d r i d , 19 3 5 , pp. 19 ss.
(43) M a n u e l d e J a é n , O . F . M . C a p ., Instrucción útilísima y fácil para con
fesar particular y generalmente, para prepararse y recibir la Sagrada Comunión.
M a d rid , 18 2 0 , N o ticia de la e je m p la r v id a del V . S. de D io s P . M an u el de Jaén ,
p. 6.
336 LA P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
(44) V A , f. i6 v .
(45) A P C , 7 /0 0 0 16 .
(4 6 ) M . d e J a é n , o . c ., p. 1 9 7 .
(4 7 ) E l título es el sig u ien te: Ja rd ín florido d el alm a, cvltiu ad o d el christiano.
C o n el exercicio del San to R o sario , d e las cruzes y d e otras devociones. R eg ad o
del cielo. C o n tiernos llam am ientos d e C h risto. P o r el R . P . F r . J o s é d e C a r a v a n -
íe s , R eligio so C ap uch in o , P red icador A postólico. Q uinta im pression, (A l fin a l) :
E n V allad o lid ( 5 6 7 2 ) .— C f r . M a r i a n o A l c o c e r y M a r t í n e z , Catálogo razonado
dt obras impresas en Valladolid ( 1 4 8 1 - 1 8 0 ) , V allad o lid , 1 9 2 6 , pp. 5 9 0 , n .° 1 .7 2 2 .
(4 8 ) Conocem os ctras varias ediciones posteriores p ero con el m ism o con
tenido.
APO STO LAD O DE LA P R E D IC A C IÓ N 337
(5 0 ) T o r r e c illa , Apelo gema, o. c., p. 167. L a s obras son las arrib a m en
cionadas.
(5 1 ) A n g u ia n o , m s. c ., f. 262V .
(5 2 ) A n g u ia n o , Vida del Capuchino español, o. c., p. 273.
( 53) O rd en d el re v (5 de ju lio de 16 7 7 ) ( A P C , 6/0 004 2(37).
(54) A rch iv o del P alacio N . d e M ad rid .— Person al.— M -3 .
( 5 5 ) T o r r e c i l l a , Apologenia, o. c., p. 140 . N o hem os podido encontrar ejem
plar alguno.
APOSTOLADO DE IA PREDICACIÓN 339
d e los Ejercicios espirituales d e los diez días para toda suerte de per
sonas (56). No sabemos sin embargo si se trata de sermones o solamente
de un libro de meditaciones para que los ejercitantes hiciesen en esos
días.
Lo que sí podemos afirmar es que al menos a nuestros conventos se
retiraban ya entonces los seglares para practicar en soledad los Ejercicios.
Así por ejemplo, en el convento de El Pardo, al lado de la ermita
de Nuestra Señora de la Paz, sita en la huerta, se mandó en 1690 «se
haga una celda conjunta a dicha ermita que sirva para hacer ejercicios
así religiosos como seglares» (57).
(56) Ibíd., p. 18 5 .
(57) V A , m s. c., p. 3 1 .
C A P ITU L O V ili
4
OTRAS CLASES DE APOSTOLADO 343
(37) C arta d el A rzo bisp o d e Z arago za, A lon so G reg o rio ( 2 7 d e ab ril d e 1 5 9 9 )
(.Vrchivo de la C oron a de A ragó n . — Fo n d o s M on acales.— L e g . 6 1 , t. 2 .0, f . 6 ) .
(3 8 ) C arta citada.
(3 9 ) A . y B a e n a , o . c ., I I , M ad rid , 1 7 9 0 , p p . 4 2 9 .
(4 0 ) D u q u e d e M a u r a , Vida y Reinado de Carlos II, t . I I , M a d r i d , 1 9 4 2 , p. 2 2 0 .
(40a) V A , p. 5 1 .
(4 1) Ibid., p. 65. Y a hem os puesto arrib a el título d e los m encionados ser
m ones, p. 268.
(4 2 ) A s í l o testifica el P . T o r r e c i l l a , Apologema, p. 1 2 4 . S in em bargo,
M . A lc o c e r y M a r tín e z , Catálogo razonado de obras impi-esas en Valladolid (1 4 8 1 -
1 8 0 0 ), V a lla d o lid , 1926, no lo m e n c io n a .
LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
( 43) A . A V a le n t ía , o. c.,
p. 49. S e con serva m s. en la B . N acio n al d e Ñ á
p ales juntam ente con esta o b ra : Christiano recuerdo para moverse el alma a con
trición de sus culpas, discurrido por el M . R. P. Fr. Basilio de Zamora... a petición
de un pecador arrepentido.
(44) E s ob ra postum a, a! decii del F . T o r r e c i l l a (Apolosema, p. 16 9). O tros
Cap uchinos españoles escribieron tam bién sobre el m ism o tem a, entre ellos el P . B a
s ilio d e T e r u e l , de la P ro vin cia d e V a le n c ia : Ejercicio y modo de ayudar a "bien
morir, V a le n c ia ; P . P a b l o d e A l i c a n t e , tam bién d e la P ro vin cia d e V a le n c ia : El
buen amigo de la muerte, im preso en V a le n c ia ; y el P . F é l i x B r e t o s d e P a m p l o
n a , d e la P rovincia d e N a v a r r a : Consuelo de agonizantes y alivio de asistentes.
(45) C arta citada en la nota 36.
(46) J o s é d e N á j e r a , Espejo místico, o. c., p. 1 1 7 .
(47 ) E D , p. 7 1. ■ .
(48) A s í lo determ inó la C ongregación definitorial de 16 4 3 ( E D , p 28) v el
C ap ítu lo P ro vin cial de 16 8 7 (V A , f. 19 1.).
(49 ) C f r . C o n d e s a D ’A u l n o y , Un viaje porEspaña en 1679, « E dicio n es L a
N av e » , M a d rid (s. a.), p. 386. H ablan do de su v isita al convento d e E l Pard o, le
OTRAS CLASES DE APOSTOLADO- 347
llam a «lu gar de fervien te devoción donde se venera u n C risto desclavado de su cruz,
qu e hace frecuentes m ilagros».
(49a) E l P . B ern ard in o d e M a d rid com puso en su h o n o r: Novena de Salvación
para los vivos y para los difuntos y el modo de hacerse, dedicada a la santa ima
gen de la Salvación que se venera en la iglesia de San Antonio, jM adrid, 178 8 .
(50) M s. citado .18 .17 8 , f. 2ó 3r.
( 5 1) T o r r e c illa , Propugnaculurn Ortodoxae Fidei, M atriti, 16 9 8 , p. 459-60.
(52) D eclaració n p e r parte del N u n cio de que los C ap u ch in o s pu ed en d ar há
bitos de la O . T e rc e ra com o los dem ás hijos d e S a n F ran cisco ( 1 7 de o ctubre de
16 4 2 ; (A P C , 30/00 073).
( 53) T o r r e c i l l a , Apolcgema, o. c., p. 388, copiando su o b ra : Regla de
la Tercera Orden elucidada.
(54) C arta de los Su periores de C astilla ( 10 de enero d e 1669) (A P C , 25/00 056).
348 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
^ Crí. Obras del A/íístico Dcctor S. Jucun de la Cruz. Edición crítica por el
P. d e S J u a n d e l a C r u z , C . D., t. I, Toledo, 1912 , pp. 64 - 65 .
G erard o
1685 . Se volvió a imprimir, formando parte det Tomo cuarto apologético, «etc., Ma
drid, 1699 .
(24 ) Doctrinal erudición de Terceros. En que con brevedad se les da noticias
claras de su Regla, Privilegios, y principales indulgencias..., Madrid, 1689 . Tuvo
una segunda edición, Madrid, 1691.
(25 ) Decreto del Nuncio, José de Archinto, contra el P. Francisco Rozas, Ob
servante, y D. Sebasián de Enguera, declarando que los Capuchinos son verdade
ros hijos de S. Francisco y pueden dar hábitos de Terciarios (Madrid, .14 de fe
brero de 1697 ) (APC, 3 /00035 ). E l P. Torrecilla sacó también entonces un impreso
de solas tres hojas, que tituló: «Pleito ejecutoriado en la Nunciatura este año de
1697 a favor de mi Sda. Religión de Capuchinos en orden a poder dar hábitos de
Terceros a los seglares que lo piden.» (APC, 6 / 00042 ) (23 y 30).
( 26) Cfr. dicho decreto del Nuncio (22 de agosto de 1689) (APC, 3 / 00031 ).
EN PRO DE LA IGLESIA, DE LA ORDEN Y DE LA PATRIA 35 7
(8 ) A l ic a n t e , m s . c ., p. 117.
(9 ) M a te o de A n g u ia n o , O. F. M . C a p ., El Paraíso en el desierto..., o. c.,
pp. 4 3 -4 4 .
(1 0 ) Ibid.— A lic a n te , m s. c ., p . 5 3 2 .— A . d e G r a n a d a , m s . c ., p . 4 2 .
362 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
cargo y que por circunstancias especiales no se vió hasta ese año libre
de prelacias; pero, no obstante poseer muy bellas dotes de gobierno,
también forzoso es confesar con amargura que en el desempeño de
su cargo no fué tan desinteresado ni tan imparcial como fuera de de
sear, sino, ai contrario, muy absoluto y sobradamente partidista. Por
ello no faltaron disgustos entre los religiosos, disensiones y frecuentes
quejas a los Superiores de la Orden, como ya hemos hecho notar (n ).
Fué por otra parte el P. Serafín muy aferrado a su modo de pen
sar y de ver las cosas, particularmente en cuestión de fundaciones, no
ateniéndose en manera alguna al parecer de otros religiosos ni en cuan
to a la elección de sitio ni. en cuanto al modo de edificar los conventos.
Por eso desgraciadamente casi todos los levantados durante su man
dato, tuvieron que ser luego reedificados y, lo que es aún peor, fué
forzoso cambiar de sitio por resultar insano el primero.
Además: nc puede alabarse en manera alguna su intolerante em
peño en no permitir que el gobierno de Castilla pasase a manos de
religiosos de la Custodia, sino que fuese gobernada por italianos, cuan
do había en ella sujetos suficiemente capaces.
Por eso tenemos que decir, aun con dolor, que en medio de sus virtu
des y bellas cualidades, que somos los primeros en reconocer, fué so
bradamente amigo de armar intrigas y de quedar luego bien con to
dos, de congraciarse con los Superiores para justificarse a sí mismo,
aun a costa de los demás.
Todo ello ie acarreó, como no podía por menos, enemistades y
despegos, y, aun por desgracia, desprecios de parte de los religiosos.
El mismo Felipe III, su amigo y confidente antes, le retiró su gracia
y amistad.
Vivía ya desde 1 6 1 7 en el convento de San Antonio muy enfermo,
sin decir misa, casi sin poder moverse, pero entregado de lleno a la
oración; por la mañana se le llevaba al coro y allí se estaba la mayor
parte del día.
El Patriarca, D. Diego de Guzmán, enterado de su situación física
y moral, Je persuadió marcharse de Castilla; el P. Serafín comprendió
a su vez la conveniencia, y, con pretexto de tomar baños en Alicante
y buscar clima más benigno, salió de la corte aun aparentemente con
honra. El Patriarca le consiguió un coche de las reales caballerizas y
que pudiese por despedida besar la mano al rey, quien «le hizo mer
ced de una nobleza de mil ducados para que se le hiciese en nuestro
convento de Alicante una celda» (1 2 ).
Tomó allí los baños, que le sentaron tan bien, que pudo celebrar
misa; pero, entrado el invierno, se halló nuevamente impedido, y sólo
ayudado de muletas iba diariamente a la iglesia a oír misa y comulgar.
(11) A . d e G r a n a d a , m s . c ., p . 16.
( 12) Ibid., p. 50 .— A l i c a n t e , m s . c ., p . 532 ,— F. de G ra n a d a , o . c ., p. 52 .
RELIGIOSOS INSIGNES 363
Así vivió un año, entregado por entero a la oración y trato con Dios,
hasta el 18 de abril de 1 6 1 9 , en que falleció en el mencionado con
vento de Alicante, «donde sus cenizas están estimadas y veneradas
con suma piedad de los fieles, deseando merecer su intercesión» (1 3 ).
2. Entre otros muchos religiosos que asimismo se distinguieron
esos años por su ciencia al par que por sus virtudes y santidad, me
rece también puesto de preferencia el V. P. Francisco de Sevilla, lla
mado «el águila de los predicadores».
En la ciudad del Betis vió la luz primera el 19 de marzo de 1 5 5 8 ; des
cendía de la familia de los Vélaseos, y su nombre de pila fué también
el de Francisco.
Cuando entró capuchino contaba ya cuarenta años de edad; era
sarcerdote y asimismo llevaba ya bastantes años vistiendo el hábito
de mercedario en la Provincia de Andalucía. Su fama de excelente
predicador corría de boca en boca por varias regiones de España, y,
al venir a predicar a Madrid, llamó tanto la atención, que todos dieron
en llamarle «el águila de los predicadores, por el alto vuelo que to
maba en sus asuntos, agudeza de ingenio y mucha erudición con que
se encumbraba y se aventajaba a todos los predicadores de su
tiempo» (14 ).
No contento además con la observancia común de las leyes, quiso
seguir la corirente de reformas entonces muy en boga, y llevarlas al
seno de su propia Orden en la Provincia de Andalucía. Pero, no se
cundado en su intento, un tanto desengañado y asimismo víctima por
ello de contradicciones, se retiró a la Provincia de Valencia, donde
igualmente se dió a conocer muy presto como notable orador.
Deseoso de quietud y enemigo de aplausos, pidió formar parte de
la comunidad de Puig. Allí conoció a los Capuchinos cuando éstos se
acercaban a las puertas de aquel monasterio en demanda de limosnas.
Como en otro tiempo San Antonio en Coímbra, también él se sintió
animado a abrazar vida de más rigor, prendado de la mortificación
y virtud de los Capuchinos, cuyo hábito pidió y vistió luego el 29 de
mayo de 160 2 (1 5 ).
Justamente, casi por esas fechas, era elegido Superior de toda la
Orden Capuchina el futuro San Lorenzo de Brindis. Un año más tar
de, cuando debía emitir su profesión, se encontraba San Lorenzo en
Valencia, haciendo la visita. Enterado de que el novicio había sido
(2 2 ) A l ic a n t e , m s. c ., p . 125.
(2 3 ) Ibid., p . 4 5 4 .
:24> Ibid.— C f r . t a m b ié n P . M o n z ó n , m s . c ., p . 2 9 2 .
366 LA PROVINOLA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
recchi reiigiosi di delta Prov. \Valetiza] per opera del P. Francesco de Sevigiia, D e-
finitore.— Vol. en 8 .“ de 142 folios (Cfr. Ibid.).
(29 ) F. d e G r a n a d a , o. c. pp. 5 0 - 5 1 . Hablan también del P. Juan de Villa-
franca las Crónicas Capuchinas, Parte cuarta, pp. 3 3 8 - 4 0 . — Biografía hispano-capu-
china, pp. 4 3 8 - 4 4 0 , q u e no hace sino copiar las Crónicas.— A l i c a n t e , ms.pp.6 3 4 -
641 .— M o n z ó n , ms. c., pp. 3 3 5 - 3 4 0 . — Bullarium O.F. A i . C a p V, p. 364 .
(30 ) Alicante, ms. c., pp. 634 -35 .
(3 1 ) Ibid.
( 32) Ibid.
(.33) Ibid-
368 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(3 4 ) F . de G ran ad a, o . c ., p . 2 4 .— A . d e G r a n a d a , m s . c ., p p . 4 3 - 4 6 .
(3 5 ) F. de G ran ad a, o. c ., p . 4 5 . — ED , c . c .,. p . 6 .
(36) F. de G ran ad a, o . c ., p. 47.
RELIGIOSOS INSIGNES 369
C o n f e s o r e s d e r e y e s
vos socorros para Alemania, o al menos que no retirase los que allí
había (1 7 ).
Mientras el P. Casal se encuentra en Madrid gestionando sus asun
tos, las cosas de Alemania empeoran y se ve obligado a enviar al P. Qui-
roga con cartas para el emperador y el duque Maximiliano, a fin de
que los ponga al corriente de lo que había conseguido ya en Madrid.
En esa ocasión hizo del P. Quiroga grandes elogios, diciendo al em-
peradot Je escuchase como si fuera él mismo, sin desconfanza alguna,
pues era religioso de grandes cualidades, sólo amante del verdadero
bien de la religión, como podría decir el de Oñate, embajador de Es
paña en Viena¿ que le conocía. Y en la carta al duque Maximiliano
añadía: «Es hombre de gran talento y la mejor cabeza conocida; es
español de nación, pero un verdadero israelita de corazón; habla el
francés y sabe todos los secretos de la corte, donde es estimadísimo de
los principales ministros; no digo sino que V. A. puede creerle y con
fiar como a mí mismo» (18 ). Poco después, el P. Jacinto se ve obliga
do por las circunstancias a marchar a Alemania, mientras deja en Ma
drid al P. Quiroga encargado de ultimar sus asuntos (19 ).
Meses después, por diciembre de 16 2 2 , era elegido Ministro Pro
vincial de Castilla, siguiendo en dicho cargo hasta el 18 de mayo de
16 2 7 (2 0 ). Esos años fueron prósperos en acontecimientos, en los que
el P. Quiroga tuvo parte muy principal.
En marzo de 16 2 3 entraba de incógnito en Madrid el Príncipe de
Gales. Sus intentos eran merecer la mano de la Infanta María de Aus
tria, hija de Felipe III. El mayor obstáculo que hubo para el casamien
to fué, sin duda alguna, el ser protestante. Se tuvieron varias juntas de
teólogos, en las que se discutió lo que debía hacerse. Sobre todo fué
muy señalada la del 26 de mayo, en la que se reunieron hasta cua
renta teólogos; entre ellos se encontraba también el Provincial de Ca
puchinos, P. Diego de Quiroga. Todos ellos debían dar su parecer por
escrito; el P. Quiroga dió el suyo, pero contrario en un todo al casa
miento (2 1 ).
Como último recurso se intentó también su conversión, y para ello
se determinó que algunos teólogos tuviesen con el Príncipe algunas
conferencias sobre religión. Fueron escogidos el confesor del rey y el
P. Quiroga, al que luego se juntaron también los PP. Pedro de Barbas
te) Ibid.
( 18) V. d a L a g o s a n t o , o. c ., pp. 228 -29 .
( 19) Ibid.
(20 ) E D , o. c., pp. 10- 12.
(21 ) G G. D á v i l a , Teatro eclesiástico de las iglesias metropolitanas y catedrales
de los reinos de las dos Castillas, t. I, Madrid, 1645, pp. 119- 121, pone los nombres
de cuantos asistieron a dicha Junta en el Palacio Real, en la gran sala donde los
íeinos de Castilla celebren sus autos, y entre ellos pone también al P. Quiroga.—
Cfr. asimismo T o r r e c i l l a , Apologema, o. c., p. 296 .
376 La p r o v in c ia d e f f . m m . c a p u c h in o s d e c a s t il l a
(22 ) Se imprimió en Madrid, en 1623 ; de ella existe una segunda edición hecha
en Viena, en 1626, y otra en Madrid, en 1633 . Está dedicada al Príncipe y escrita
en latín muy elegante.
(23 ) V. supra, p. 93 . También trae esos documentos el P. T o r r e c i l l a , Apo\¿-
gema, pp. 3 -4 .
(24 ) V. supra, p. n 6 ss.
CONFESORES DE REYES 3 77
fes) Así se expresaron, poco más o menos, los componentes de la Junta que
tuvo lugar el 21 de julio de 1628 (Simancas.— Estado.—Francia. K - 1442, documentos
83 y 86). Cfr. mi artículo citado en Estudios Franciscanos, pp. 81 -83, donde se copian
casi íntegros los distintos pareceres.
(26 ) Archivo del Palacio N. de Madrid.—Personal.—Cargos. Q -3 y B-47 .
(27 ) Simancas.— Estado.— Francia.— K - 1442, documento 91 .
(28 ) Esta obra de Palaíox titulada «Diario de la jornada que hizo la Serenísima
Señora Reina de Hungría... con la relación de la familia, carruajes y plata que llevó
el Duque de Alba, a cuyo cargo fué la jornada y entrega», inédita hasta hace unos
años y una de cuyas copias se conserva en la B. N. Ms. 8176 , fué publicada con
el siguiente título: Diario del viaje a Alemania. Obra inédita del V. D . Juan de
Palafox y Mendoza. Lo prologa y anota Xristina de Arteaga, Madrid, 1935, pp. 27 -28 .
Citamos esta edición.
( 29) Ibid., pp. 70 , 73 y 94-
37« LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(30 ) Pueden consultarse sobre ello los muchos documentos existentes en Siman
cas. Estado. Legs. 2332 , 2333 , 2334 , 2335 , 2343 , 2345 , 2346 .—Cfr. también Corres
pondence de ¡a Cour d’Espagne sur les affaires des Pays-Bas au X V II siècle, etc., Bru
xelles, 1927, t. I I, pp. 635 , 644 -45 , 647 , 648 , 670 , donde se citan varias cartas del
P. Quiroga.
(31 ) A n g u ia n o , Paraíso en el desierto, o. c., p. 236 .
(32 ) M o n z ó n , Erario divino, ms. c., pp. 429 -436 . No parece sea debida esta
reseña biográfica al P. Monzón, a juzgar al menos por la letra; de todos modos
se ve que quien la escribió estaba muy enterado de todo por les muchos porme
nores que en ella consigna.
( 33) J- C a r a m u e l, Theologia moralis fundamentalis, Lugduni, 1657 , p. 325 .—
Bullarium, V, p. 365 .
(34 ) Archivo del Palacio N. de Madrid.— Personal.—Cargos. Q- 3 .
CONFESORES DE REYES 379
(4 1 ) M o n z ó n , m s. c., p . 43 6.
(42 ) Archivo cíel Palacio N. de Madrid.—Personal.— Cargos.—V - 5 .
(43 ) Breve Religionis zelus (24 de mayo de 1633), Bullarium, V, p . 370 . Creemos
lleva la fecha equivocada de 1633 en vez de .1634.
(44 ) A. H. N.— Inquisición. Leg. 1188, n.° 4 .
(45 ) Carta del P. Valencia al Provincial de Cataluña, comunicándole ese encargo
del P. General (Madrid, 28 de noviembre de 1643) (Archivo de la Corona de Ara
gón. Fondos Monacales. Legs. 61 , f. 35 , y 62 , f. 92 ).
(46 ) Simancas —Estado. Leg. 3020 , Consejo de Estado del 3 de marzo de 1650.
Aquí se encuentra también la autorización del P. General, concedida a petición del
rey (Génova, 17 de noviembre de 1649).
CONFESORES DE REYES 381
viña de aquel día con la de San Mateo... y dijo de esta suerte: «Dos
viñas tenemos hoy opuestas entre sí, aunque hermanadas para una bue
na enseñanza. La una se pierde porque cuidan de ella sólo los criados
sin el amo; la otra fructifica y aprovecha porque cuida de ella el amo
sin los criados; y como parece necesario se pierda la que administran
criados sin amo, así es infalible que se restaure y conserve la viña de
la que empieza a cuidar el amo sin los criados.» Y así prosiguió su ser
món diciendo otras mil razones (8).
Nada tiene de extraño ese entrometerse en política en aquellos
tiempos aun desde el púlpito: parece se tomaba entonces como un de
ber, lo mismo el alabar que el reprender. Y desde luego queremos ha
cer notar sobre todo en el P. Ocaña esa libertad de reprensión al mis
mo tiempo que la fogosidad de su oratoria, que aun supo conservar has
ta el fin de sus días, hacia 16 5 4 .
2. Representante de otra oratoria más florida, más llena de poe
sía, de imágenes vivas y de vivo colorido, fué el P. Miguel de Lima,
posterior al P. Ocaña casi medio siglo. No sabemos concretamente
cuándo haya obtenido el título de Predicador de S. M .; lo tenía ya,
desde luego, antes del 30 de marzo de 1689 (9). De todos modos, no
obstante que por desgracia no nos haya quedado de él ningún sermón
impreso, ya entonces había obtenido en el púlpito éxitos muy resonan
tes. Tanto que el P. Torrecilla, que le conoció personalmente, le tri
buta los más encomiásticos elogios. Como prueba de sus cualidades ora
torias excepcionales, no sólo fué Predicador de Carlos II, sino que,
yendo a Roma al Capítulo general de 1698 en calidad de Custodio de
Castilla, el Emperador Leopoldo, por medio de su embajador, le in
vitó a pasar a Viena, pues ardientemente deseaba oírle. Así lo hizo, pre
dicando ante S. M. Cesárea hasta dieciocho sermones. Tan de! agrado
fueron del Emperador y de toda la nobleza, que no son para dichas las
alabanzas que le tributaron y asimismo los valiosos regalos que le hi
cieron de imágenes, reliquias, etc., todas ellas con sendas dedicatorias
en latín, en ias que se exaltaba sobremanera su elocuencia (10 ).
De vuelta de Viena tuvo que detenerse en Bruselas para predicar
asimismo ante el Elector Duque de Baviera, que quiso también escú
chale, llevado a su vez de la fama de su oratoria (1 1 ). Aparte de eso
fueron muchos los sermones que predicó, «así a la Majestad de nues
tro Católico Monarca, como a diversos Consejos y en otros autorizados
Q v' A R T A
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( 12) Ihid.
( 13) Cfr., por ejemplo, los que puso a los libros del P. José de Madrid, Cuarta
y quinta parte de las Crónicas.
( 14) Este oficio se conserva, escrito en letra magnifica, en la Librería del
Cabildo de Toledo, Ms. 3 7 -1 1 (3 .0), y, tras una dedicatoria, ostenta el siguiente
título: Officium recitandum in laudem Dei Patris Ommpotenlis Dominica V post
Pascha,— C f r . también T o r b e c i l l a , Apologema, p. 189.
(1 5 ) Cfr. n u e s tr o Necrologio, p . 1 8 5 .— J. A . A l v a r e z y B a e n a , Hijos de M a
drid ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes, t. I, Madrid, 1789,
PP. 232 -3 .
( j 6) Cfr. supra, p. 251 .
( 17) VA, p. 35 .
(1 8 ) A l v a r e z B a e n a , o . c ., p . 232.
( 19) Ibid.
386 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
del asunto y muy doctrinal» (20). Prueba por otra parte de su celo es
el hecho de que la primera esposa de Carlos II y asimismo este mo
narca quisiesen ser auxiliados en su última hora precisamente por él
y por su compañero y paisano el P. José de Madrid (2 1 ). Y testimonio
de la elocuencia de ambos y de la fama de excelentes predicadores que
teman, fué que uno y otro fueron encargados de predicar las honras del
último de los Austrias: el P. Bernardi.no, por la Villa de Madrid en
Sto. Domingo el Resl, y luego en las Trinitarias Calzadas, y el P. José,
en el Real Convento de la Encarnación (2 2 ).
Son esos les únicos sermones que de él se nos han conservado y
que predicó cuando contaba nada menos que sesenta años de hábito.
Al cumplir ios setenta y cinco, en ocasión en que el P. General, Miguel
Angel de Ragusa, hacía su entrada en el convento de La Paciencia de
Madrid, en medio de toda la Grandeza española, presidida por el Mar
qués de Priego, el P. Bernardino entraba en agonía y fallecía a las doce
y tres cuartos de hora de la noche del 2 2 al 23 de julio de 1 7 1 5 , te
niendo lugar su entierro el 2 3 , a las seis de la tarde,concurriendo a él
toda la grandeza «por convite del Marqués de Priego», que quiso en
aquella ocasión demostrar al P. General el aprecio en que se tenía a
los Capuchinos (2 3 ).
4. Le adelantó en rendir tributo a la muerte v le aventajó sin
duda alguna como predicador, el P. José de Madrid. Creemos fué este
Padre el mejor predicador entre los Capuchinos de su tiempo y uno
de los más aventajados de la corte. Fué un hombre completo: por su
saber, por su virtud, por su elocuencia.
Desempeñó el oficio de Lector de Filosofía y Teología y asimismo
el de Examinador para ordenandos y confesores, y por su ciencia le hi
cieron Teólogo y Examinador de la Nunciatura, como se suele firmar
casi siempre en sus sermones y en las aprobaciones o censuras (2 3 a).
For lo demás: alcanzó del Capítulo general de 166 7 renuncia a la voz
activa y pasiva (24 ), y en ese propósito perduró toda su vida. El único
cargo que desempeñó fué el de Vicario Provincial, pero sin ser Defini
dor, mientras que el P. Provincial, Antonio de Trujillo, asistía al Capí
tulo general celebrado el 18 de junio de 16 9 1 (2 5 ). Sin embargo de
(2 6 ) V A , f. 6v
( 27) Ibid., f. n r .
(28 ) Archivo del Palacio N. de Madrid.—Personal.—Cargos.— M- 3 .
( 29) A. y B a e n a , o . c . , t. I II , Madrid, ,179o, pp. 50 - 52 .
(30 ) P. M. d e J a é n ', O. F. M . Cap., Instrucción útilísima y fácil para confesor.
Madrid, 1820, p. 257 .
(31 ) Noticias de Madrid de 1665 a 1684 (B. N. Ms. 2024 , f. 561 ). Dicho sermón
entonces predicado, se imprimió con el título: La Aguila imperial... Epicedio sa
cro, etc., Madrid, 1676 ,
388 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA _____ ____
( 38) Lleva por título: Lamento de España afligida, expresado en las Solemnes
Reales Exequias, que á la difunta Magestas de D . Carlos Segundo... consogró su
imperial y primada Corte en el Real Convento delaEncamación... Madrid, 1701 .
Van juntos los dos sermones o «declamaciones».
( 39) T o r r e c i l l a , o . c . , p. 165.— A l v a r e z y B a e n a , o . c . , cita varios otros ser
mones impresos.
(40 ) P. J a é n , o. c., pp. 254 y 257 .
(41 ) Se imprimieren ambos tomos en Madrid,1690 y 1691,respectivamente.
Añadió numerosas noticias referentes a la Provincia de Castilla.
(4 2 ) T o r r e c il l a , o . c ., p. 165.
(4 3 ) A lv a r e z y p. 5 2 . Las noticias que aquí recoge están toma
B a e n a , o . c .,
das del ms. Memorias historiales, en el que se consignaban las vidas de los reli
giosos y también los hechos más salientes de la Provincia. Per desgracia ese manus
crito, de gran importancia para la historia de Castilla, ha desaparecido.— Cfr. también
P. A n g u i a n o , Paraíso en el desierto, o. c., p. 2 3 8 - 2 3 9 .
CAPITULO XIII
I l u s t r e s m i s i o n e r o s
(22 ) Carta del P. Serafín de León (Puerto de Tumba, — Guinea, Sierra Leona—,
25 de febrero de 1655), en A n g u i a n o , Vidal del Capuchino español, o. c.$ p. 258 ,
y en el citado Ms. 1 8 .1 7 8 , f. 223 , donde la copia íntegra. Asimismo se halia una
copia en el P. A n t o n i o d e T e r u e l , Descripción narrativa de la misión... del Congo
(B. N.—Ms. 3533 ). al tratar de las misiones de los Capuchinos en Guinea.
(2 3 ) Cfr. A n g u ia n o , o. c., p . 2 5 8 .
(2 4 ) F r. A n drÉ de F aro, O F. M ., Peregrinafáo de André de Faro á térra
dos gentíos, Lisboa, 1945 , pp. 59 -60 .
397
Son los tres mencionados Padres, a nuestro juicio, los más ge-
nuinos representantes de la ciencia en aquella antigua Provincia de
la Encarnación de las dos Castillas. Por eso a ellos vamos a dedicar
este capítulo.
1. A pesar de que el P. Leandro en la portada de sus obras se
dice y repite natural de Murcia, lo mismo que también han repetido
luego otros historiadores, tenemos que afirmar que no en Murcia sino
en La Puebla de Sanabria (Zamora) nació y allí fué bautizado el 24
de agosto de 1600, imponiéndosele el nombre de Juan Monte de
Aragón. Sus padres se llamaron Pedro de Monte Isla, abogado, na
tural de Murcia, y su madre María de Aragón y Borno, nacida en
Cartagena. Cuando el P. Leandro vino al mundo, su padre era Co
rregidor de La Puebla de Sanabria, cargo que aún desempeñó por
varios años (1 ).
Los estudios los hizo en Salamanca, a donde pasó su padre y
donde le encontramos aún los años 1 6 1 5 y 1 6 1 6 , desempeñando el
cargo de Teniente de Corregidor (2 ). Entre tanto, el P. Leandro, sin
tiéndose llamado por Dios, tomó nuestro hábito en Salamanca el 20
de mayo de 1 6 1 5 , y en 16 2 2 recibía la ordenación sacerdotal (3).
No debieron ser pocos los créditos que muy pronto alcanzó entre
los religiosos cuando dos años después, en 16 24 , y contando solamen
te veinticuatro de edad, es nombrado Lector de Artes en el convento
Regla de los Frayles Menores, Madrid, 1645 . Esta exposición, declarada «óptima»
en la última edición del P. B u l s a n o , O. F. M. Cap., Exposilio Reguhe F F. Minorum
S. P. Francisci Assisiensis, Rcmae, 1932 , p. 33 , n.° 8, se tradujo al latín, pero no
llegó a imprimirse, conservándose manuscrita entre los Capuchinos de la Provincia
de Genova (1. c.). Sin embargo, en1 la p. 205 , n.° 3, se cita como impresa en Gé-
nova, en 1654 .
(1 2 ) J. P í o T e j e r a y R . d e M o n c a d a , Biblioteca del murciano o Ensayo de
un Diccionario biográfica y bibliográfico de la literatura en Murcia, t. I, M a d r i d ,
J924 , P- 533-
( 13) Cfr. T o r r e c i l l a , Apologema, o. c., p. 175 , donde pone muchos autores
que le citan con encomio.
( 14) Cfr. la dedicatoria «al cristiano y religioso lector». Contra esta obra del
P . Murcia sacó cierto autor anónimo unas Observaciones, y contra estas se publicó
luego el siguiente papel: «Información en defensa de las Questiones Selectas Re
gulares y Exposición de la Resila de N. P. S. Franciscq, compuestas por el Reve-
íendo Padre frai Leandro de Murcia, Lector de santa Teología, Y Prouinciai de
la Prouincia de Castilla de los Padres Capuchinos, contra las Observaciones hechas
por un Autor innominado, o anonymo, contra las dichas Questiones, y Exposición.
Por el Padre frai C l a u d i o P a l a d í n , Lector de santa Teología, del Orden de nuestro
P. S. Francisco, natural de Lim a en el Perú». Impreso (s. a. s. 1.): 27 pp. (APC,
45 / 00014 ).
SABIOS Y ESCRITORES 401
( 15) De esos memoriales s'e imprimió, al menos, el primero, cuyo título es-
«Memorial en que por vía de disputa moral, se representan al Reuerendissimo
Padre General, de los Frayles Menores Capuchinos, los graues inconuinientes que
se siguen, de poner en execución las nueuas Constituciones remitidas de Roma á
estas Prouincias de España».— Impreso (s. a. s. 1. s. a.): 6 folios numerados. En
el ejemplar que se conserva en el APC, 3 /00026 , lleva al final manuscrita la apro
bación del P. P. de Tapia (Sto. Tomás de Alcalá, 28 de mayo de 1640).
Este impreso es totalmente idéntico al cue trae, como del P. Murcia, el P. M o n
z ó n en su Erario divino, ms. c., ff. 77 -81V.
(1 6 ) T o r r e c illa , Apologema, p. 175.
( 16a) Esta obra fuá traducida al portugués e impresa en Lisboa en 1744 con
este título: Breve , e clara exposicam, e declaragam da prim eira R egra da. gloriosa
S. Clara...
( 17) Se imprimieron en Madrid, el primero, en 1663, y el segundo, en 1670.
( 18) A. H. N.— Inquisición. Leg. 1.517, n.° I. Información arriba citada.
402 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
allí en adelante siguió entre los Capuchinos, «llegó a edad muy cre
cida, y mientras vivió, conservó con admiración común felicísima me
moria de cuanto había estudiado. Yace en el convento de San An
tonio de esta corte» (2 3 ), aunque no podemos determinar la fecha
de su fallecimiento.
(37 ) De él hay dos ediciones hechas ambas en Madrid, 1676 y 1677 ; una y
otra son raras y estimables para los bibliófilos. Contra este libro del P. Fuentela
peña salió este otro: «Responde Don Andrés Davila Heredsa, Señor de la Carena,
Capitán de Cavallo, Ingeniero Militar, Professor de las Mathematicas. Al libro
Del Ente Dilucidado, Discurso único... Inipresso en Valencia, en la Oficina de
Villagrassa, año de 1678 .»
A la verdad, examinado detenidamente Cite libro, queda su autor bastante mal
parado por las razones tan poco convincentes que aduce; casi con su lectura re
salta más el mérito y la razón a favor del P. Fuentelapeña.
(38 ) J. de Valera, Obras.— V II. Disertaciones y juicios críticos, Madrid, 1890 ,
pp. 322 ss. Habla a propósito de la publicación del tomo 65 de la Biblioteca de
AA. E E . de Ribadeneyra, Obras escogidas de Filósofos, Madrid, 1873, y comentan
do el discurso oreliminar del Excmo. e limo. Sr. D. Adolfo de Castro.
406 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(3 9 ) Ibíd.., p. 330.
(4 0 ) Epistolario de Valora y Menéndez Pelayo, p u b lic a d o c o n una in tr o d u cc ió n
y n oia s, p o r M i g u e l A r t i g a s F e r r a n d o y P e d r o S a in z R o d r í g u e z , M a d rid , 1930,
P- 43 -
(41 ) Cfr. el citado discurso preliminar de D. Adolfo de Castro, pp. C -C I, y
P. Fuentelapeña, El Ente dilucidado, Madrid, 1677, 2 .a ed., p. 361 .
(42 ) Cfr. Vicente Castañeda, El primer libro impreso sobre aviación, ¿es es
pañol?, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 33 ( 1915), pp. 350-60 . Aquí
prueba cómo efectivamente el primer libro que se imprimió sobre aviación fué es
pañol y no otro que el del P. Fuentelapeña, El Ente dilucidado, Cfr. pp. 426 y ss.
de este libro.
(4 3 ) C fr . F u e n t e la p e ñ a , c . c ., p . 322.
(44 ) Tuvo también dos ediciones, Madrid, 1685 y 1686 ; añadió en la segunda
un resumen de Teología mística.
(45 ) J. M ir y Noguera, Frases de los Autores clásicos españoles, Madrid, 1889 ,
pp. 561 y 802 .
(46 ) E l título completo es como sigue: Escuela de la verdad, en que se en
seña a Lucinda y debaxo áe su nombre, a todas las Almas, que tocadas de la luz
SABIOS Y ESCRITORES 407
Divina aspiran a ia perfección. Los medios verdaderos que han de escoger, *y los
engaños que han de dexar, para llegarla felizmente a conseguir. Tratado priinerv
de la Oraciór mental..., Madrid 1701 .
(47 ) C f r . Memoires pour l’histoire des sdencies et de baux aríst c it a d o p o r
A d o lfo d e C a s t r o , d is c u r s o ta m b ié n c it a d o , p . C I , n o ta .
(4 8 ) T o r r e c illa , Propugr.aculu.m orthodoxae' fidei, Matriti, 1698, p. 97 .
( 49) Ibid, p. 459-
(50) Una copia hecha con letra hermosísima, imitando imprenta, se halla en
la Librería del Cabildo de Toledo (Ms. 37 - 11, 3 .0) y ostenta el siguiente título:
Sanctissimo, ac Beatissimo Patri Christi Vices Gerenti Innocentio X I. Totius Cathc-
iicae Ecclesiae Pontifici Optimo Máximo. Frater Antorñus a Fonte la Pegna Htt-
millimus Filius inter Minores Fratres Capuccinos. P. E. P. Son 24 hojas orladas,
tinta a dos colores. La dedicatoria al Papa es del P. Fuentelapeña y en ella con
fiesa hacía veinte años que internamente s e había sentido inspirado paca sacar
el oficio y misa en honor del Eterno Padre, y da seguidamente las razones teoló
gicas por las que se debe dar culto a la Primera Persona de la Sma. Trinidad.
Tiene a continuación el oficio completo, con hermosos himnos, obra del capuchino
P Miguel de Lima, y por fin la Misa.
(5 1 ) T o r r e c i l l a , Propugnaculum, o . c., p . 4 6 0 .
(5 2 ) Ibid, pp. 454 ss.
408 LA PROVINCIA DE FF. MM. CAPUCHINOS DE CASTILLA
(58) T o rre c illa , Consultas, alegatos, apologías, etc., 2 .a ed., Madrid, 1702,
pp. 1-2 ; dicho memorial ocupa las pp. 3- 118. Hay asimismo otras consultas res
pondidas cuando se hallaba en Portugal (pp. 122- 124, 205 -209, etc.).
(59) A. H. N.— Inquisición. Leg. 107, n.° 33 . Causa contra los PP. Gregorio
de Guadalupe, Buenaventura y José de Toledo, f. 31 .
(60) E l título exacto de estos temos es el siguiente: Quaestiones in utramque
aristotelicam Logicam, Quaestiones in octo libros Aristotelis physicorum et in li
bros de mundo, coelo et meteoris et in opera sex dierum, y Quaestiones in quinqué
libros aristotélicos, dúos de ortu et interitu, tresque de anima, Matriti, 166(7, 1669 y
1671 .
(61 ) VA, ms. c f. 11.
(62) Cfr. Andrés de Lisboa, O. F. M. Cap., Epítome historial de las grande
zas de la Seraphica Religión de los Menores Capuchinos, Madrid, 1754 , p. 854,
donde dice que se conservaban manuscritos en la Biblioteca de S. Antonio del Prado.
LA P R O V IN C IA D E F t\ MM. C A P U C H IN O S Í>E C A S T IL L A
limento ante el rey en pro de la fundación (15 de noviembre de 1619) (APC, 28 / 00041).
(8) Recomendación de las autoridades de Toro al Consejo en pro de la fun
dación (15 de julio de 1620) (APC, 28/ 00042).
(9) Cfr. ToitKEClLLA, Consultas, alegatos, etc., t. I, ed. 2.a, Madrid, 1702,
pp. 388- 390, donde se copia todo el memorial del P. Murcia.'
( 10) Petición de la villa de Becerril de Campos al Consejo para que no se
haga caso a I00 Descalzos, que se oponían a la fundación de los Capuchinos ( 1631)
(APC, 35/ 00016).
418 LA P R O V IN C IA PE FF. ¡VL\1. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
( 14) Testimonio del clero de Laguardia sobre que la fundación del convento de
Capuchinos no perjudica los derechos parroquiales (12 de noviembre de 1660) (APC,
25 / 00042).
( 15) Petición al Consejo hecha por la villa para lograr la fundación (sin año)
(APC, 25/ 00076).
( 16) Cfr. Pobladura, Los Frailes Menores Capuchinos en Castilla, o. c., p. 148.
4¿0 LA P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
( 21) Monzón, Erario divino, ms c., parte cuarta «Vidas ejemplares de los re
ligiosos difuntos», pp. 395- 407.
El testimonio del P. Monzón, lo mismo respecto de este religioso que de los si
guientes, es muy digr.o de tenerse en cuenta y muy digno de crédito, pues nos
refiere hechos que él mismo presenció o le refirieron testigos de vista.
(22) Ibid., pp. 407- 414 .— Biografía hispano-capuchina, o. c., pp. 539- 542.—
Crónicas Capuchinas, Quinta parte, pp. 247- 251.
(23) Monzón, ms. c., pp. 377- 79 .—Biografía hispano-capuchina, pp. 469 -70 .—
Matías de Marquina, O. F. M. Cap., Apéndice a la terceni parte de los Anales
de la Religión de Menores Capuchinos..., sexto y séptimo' tomo de sus Chrcmicas
generales traducidas del idioma latino en que las escrivió el R. P. Fr. Sylvestre¡ JDE
Milán.. Parte primera o tomo sexto, Madrid, 1758, pp. 288- 9 .
Debe advertirse que aunque todos los autores citados ponen la fecha del falle
cimiento de Fr. Gil de Guadalajara el año 1620, y así lo hemos' puesto también
en el Necrologio, o. 304, preciso es confesar no puede ser exacta, ya que falleció
en el concento de Segovia, el cual no se fundó hasta 1628; creemos, pues, que su
muerte debió tener lugar en 1630.
(422 I.A P R O V IN C IA DE FF. MM. C A P U C H IN O S DE C A S T IL L A
( 24) Monzón ms. c., pp. 383- 4 . — Biografía hispano-capuchina, pp. 565- 67 .—
Crónicas Capuchinas, Quinta parte, o. c., po. 460- 62.
(25) Monzón, ms. c., pp. 319- 324.— Crónicas Capuchinas, quinta parte, pp. 545- 48 .
(26) Monzón, ms. c„ pp. 344- 48 .—Crónicas Capuchinas, Quinta parte, pp.
542- 545.—Anguiano, Paraíso en el desierto, o. c., pp. 78- 81.
(27 ) Tbid., pp. 364- 68 .
( 28) J b i d pp 328- 29.— Félix de Granada, Anales, o . c ., pp. 75- 76 .
(29) Monzón, ms. c., pp. 41 - 419.5—F élix de Granada, o. c., p. 72 .
AU REOLA DE S A N T ID A D 423
hechos milagrosos que Dios obró en vida por su medio, hechos que
comprobaron luego testigos fidedignos ( 30).
Otro hermano lego, F r . M artín de Mingram'lla (m. 1642 ), se distin
guió por su caridad v por su elevada oración; en el incendio de la
Plaza M ayor de M adrid, en 16 32 , le sucedieron hechos que rayaron
a vista de todos en milagrosos; tuvo asimismo el don de profecía y se
vió favorecido de D ios por otras gracias extraordinarias ( 3 1 ).
E l P . Cristóbal de M orentin fué otro de los muchos aue, al hacer
sus estudios en Salamanca, desengañado del mundo, vistió nuestro
hábito capuchino, v lo m ismo de súbdito que de suoerior, fué modelo
de virtudes, singularmente de pobreza, de retiro v de oración. Se dis
t i n t i ó también como excelente predicador y, siendo M inistro Pro
vincial, rindió su esníritu al Señor en el convento de Segovia, el 31
de aposto de 1645 , dejando en pos de sí gran fama de santo y virtuoso
religioso ( 32 ).
D e las virtudes aue adornaron al. P. Bernardino de L a Moraleia
(m. 1676 ) hace el P. Mateo de Antmiano una extensa y bien merecida
apología, parando mientes sobre todo en su pobreza, en el ri<?or de su
vida v apartamiento del mundo, en su sencillez v bnmiMad. F u é muy
estimado de señores y grandes mientras vivió en M adrid, desempe
ñando el oficio de portero, v. entre Jas suradas extraordinarias de aue
-J' p o z ó , una fué el don de nrofecía, anunciando con anterioridad el día
de su muerte. T a l fué la fama que de su santidad se tenía, aue, a los
ouinceí días de su fallecimiento, mandó el N uncio se sacase su cuerpo
del enterramiento común v se colocase en la iglesia de Santa Leo ca
dia de Toledo, con sU lápida de mármol y la correspondiente inscrip
ción. F u é devotísimo de la Santísima Virgen v de las almas del P u r
gatorio. «H izo nuestro Señor por él algunos milagros, oue se refieren
entre los religiosos y seglares... «Para m í— añade el P. Anguiano— , el
máximo de sus m ineros fué v es su prodigiosa v admirable vida» ( 23 ').
Excelente predicador y mu.v celoso de la salvación de las almas fué
el P. Isidro de M adrid (m. 1683 ), quien a otras muchas virtudes añadió
43 , 71, 91, 95, 96, 100, 106, 123, 138, Esteban de Pastrana, Cap., 251, 252.
13 9 , 1 4 1 , 144 ss., 147, 162, 1 8 1 , 328, Estudios, 108, i i o s s ., 198, 204, 238,
399, 417- 299SS.
Diego de Arévalo, Cap., 163, 169 ss., 181. Eugenio de Oliva, Cap., 77.
Diego José de Cádiz (Bto.), Cap., 178. Eusebio de Sevilla, Cap., 250.
Diego de Casalarreina, Cap., 224, 225. Eugenio de Yébenes, Cap., 422.
Diego de Castrillo, Cap., 272.
Diego de Guadalcanal, Cap., 394. F
Diego de Madrid, Cap., 157, 199, 206,
Factor, Pedro Nicolás (Bto.), 13.
293-
Felipe II, 7, 8, 11, 12, 16, 23, 25, 26,
Diego de Quiroga, Cap., 49, 54, 56, 57,
27, 28, 29, 176.
61 , 70, 78, 83, 84, 88, 90, 91, 92, 9 3 ,
Felipe III, 16, 17, 18, 31, 32, 36, 38,
96, 107, 109, 112, 116, 121 ss., 124, 128,
39, 45, 46, 53, 61, 62, 63, 64, 75, 8 1 ,
168, 173, 261, 274,289, 310, 315, 329,
83, 84, 94 ss., 115, 145, 146, 160, 181,
340, 343, 353, 357,358, 373 ss., 39o.
213, 283, 289, 328, 341, 345, 361, 366,
Diego de Segovia, Cap., 178.
368, 370, 416, 420.
Diego de Toledo, Cap., 138, 139, 209,
Felipe IV, 64, 122, 123, .124, 128, 152,
333, 345-
153, >58, 159, 173, 175, 181,182,194,
Diego de Uceda, Cap., 220.
199, 217, 2.19, 220, 340, 374,376,377,
Dionisio de Venezuela, Cap., 109.
378, 379, 380, 383, 388, 399,401,420.
Discretos capitulares, 241, 258, 2óoss.,
Felipe V, 268.
266, 289.
Felipe de Florencia, Cap., 342.
Divina Pastora, 73, 214.
Felipe de Madrid, Cap., 255.
Domingo de Tudela, Cap., 195.
Felipe de Segura, Cap., 355, 356.
Dominicos, 141, 184, 260.
Felipe de Vellisca, Cap., 344, 345, 346.
Donados, 230, 236, 240, 263, 293.
Félix de Alamín, Cao., 243, 319, 326..
327, 331, 337, 338, 351.
E Félix de Bustillo, Cap., 207, 209, 210,
Ecija, 96 . 230, 233 ss., 243, 248, 251, 253, 254,
Eligió Baseo, Cap., 306. 351, 404-
Enfermería, 286, 312. Félix de Cantalicio (SO, Cao., 150, 179,
Enguera, Sebastián de, 356. 216, 247, 248, 271, 273.
Enrique IV, 374. Félix de Cubas, Cap., 272.
Enriquez Colonna, Feliche, 41 , 52. Félix de Granada, Cap., XVII, XXI, 35,
Escobar, Marina de, 148. 49, 74, 87 ss., 106, 425 .
Escoto, Juan Duns, n o , 304. Félix de Pamplona, Cap., 354.
España, 6, 7, 8, 378, y passim. Félix Bretos de Pamplona, Cap., 346.
Espinosa, Juan de, 103. Fermín de Alcaraz, Cap., 177.
Esquivias, conv. de, 263, 270 ss. Fére (La), 373.
Esteban de Arizala, Cap., 224. Feria, duque de, 377.
Esteban de Cesena, Cap., 198, 208, 209, Fernández de Córdoba, Luis, 71, 99-
230, 318, 403 . Femando II, 374.
Esteban de Lérida, Cap., I I I . Fernando III, 343, 376.
432 LA P R O V IN C IA DE FF. M M . C A P U C H IN O S D E C A S T I L L A
230, 233, 236 ss., 242, 243, 247, 258, Incusu, 190 .
265, 306, 351. Infantado, duquesa del, 214, 215, 216.
Gregorio de Oliva, Cap., 156. 310.
Gregorio de Pamplona, Cap., 119. Inocencio XI, 350, 351, 352.
Gregorio de Salamanca, Cap., 209, 242, Inocencio X II, 26.1, 289.
306, 307. Inocencio de Caltagirone, Cap., 123,
Grignioa de Monfort, 321. 163, 167, 185, 380.
Guadalupe, María de, 190, 223, 224. . Inurrigarro, Beraardino de, O. F. M.
Guardiola, Monserrat, 15. Obs., 309, 354, 356.
Guinea, mis. de, 184, 191 ss., 198, 219. Isabel de Borbón, 152, 420.
223 ss., 394 , 395, 397, 424- Isabel, Infanta, 173, 377.
Guzmán, Diego de, 69, 83, 158, 362. Isidoro de Sevilla, Cap., 68.
Guzmán, Enrique de, 48 , 97. Isidro de León, Cap., 242, 297, 319,
325, 326, 333.
Isidro de Madrid, Cap., 243, 345, 423 .
H
Haro, fund. de, 201, 263, 273 ss.
Hartmann de Bressanone, Cap., 261.
J
Hermenegildo de Antequera, Cap., 69 . Jacinto Natta de Casal, Cap., 87, 88,
Hermenegildo de Madrid, Cap., n i , 9i, 374, 375-
234, 242, 335. Jadraque, conv. de, 169, 201, 214 ss., 309,
Hermenegildo de Montblanc, Cap., n i , 310, 311.
372. Jaén, 5-
Hernández, Gregorio, 63 . Jaén, conv. de, 86, 94 , 96, .103 ss., 416.
Híjar, duques de, 150, 151. 420 .
Hilario de Torrejón, Cap., 196, 197- Jansenio, 350.
Hilarión de Medinaceli, Cap., 31. Játiva, conv. de, 14.
Hilarión de Villanueva, Cap., 138. Jerez, conv. de, 96 .
Jerónimo de Castelferretti, Cap., 28, 35.
Huesca, conv. de, 16.
Huete, conv. de, 245. 36, 37-
Jerónimo del Corral, Cap., 195.
Jerónimo de Coveña, Cap., 196, 197.
I
Jerónimo de Cubas, Cap., 293.
Ignacio de Almeida, Cap., 247. Jerónimo de Monefiore, Cap., 6 .
Ignacio de Canarias, Cap., 256. Jerónimo de Peñacerrada, Cap., 253.
Ignacio de Reinosa, Cap., 272. Jerónimo de Piedrahita, Cap., 251, 253.
Ignacio de Zaráuz, Cap., 224. Jerónimo de Salamanca, Cap., 85, 87.
Ildefonso de Alcaraz, Cap., 263, 269, 100, roí, 125, 130, 147, 148, 162, 179,
337, 388. 421.
Ildefonso de Campdevanol, Cap., 28, Jerónimo de Sorbo, Cap., 13.
30. Jerónimo de Torres, Cap., 218.
Ildefonso de Zaragoza, Cap., 259. Jesuítas, 91, 185.
Iluminado de Mesina, Cao., 77 , 79 , 80, Jesús, conv. de, 10, 13.
81, 82, 95, 368. Jesús Nazareno, 50, 73.
434 LA P R O V IN C IA D E F F . MM. C A P U C H IN O S D E C A S T I L L A
Lima, fund. de, .166 , 167, 399. Marcelino de Pisa, Cap., XVI, 352,
Lobo, Alfonso, Cap., 5. 389.
Lorenzo de Alicante, Cap., 49, 76, II 2; Marcelino de San Vicente, Cap., 257.
119, 194, 195- Marcos Antonio de Carpenédolo, Cap.,
Lorenzo de Brindis CS.), Cap., 15, 30, 199, 202, 402.
35, 37, 38, 39, 40, 44, 45, 46, 125, Marcos de Toledo, Cap., 69.
363, 364, 370. Margarita de Austria, 38, 39, 46, 115,
Lorenzo del Campillo, Cap., 75, 422. 368, 420 .
Lorenzo de Corella, Cap., 224. María de Austria, 90, 123, 168, 340, 343,
Lorenzo de Magallón, Cap., 171, 381. 374, 376, 378.
López, Vicente, 178, 179. María Luisa de Orleáns, 388.
Losada, 373. María Teresa de Austria, 90, 168, 343,
Lucas de Egea, Cap., 224, 227. 378, 379-
Lucas de Guadalajara, Cap., 206, 293. Mariana de Austria, 264, 273, 388 .
Lucena, 96. Mariscoti, Galeazo, 354.
Lucena y Cárdenas, Alonso y Pedro, Martín de Cisneros, Cap., 49 .
107. Martín de Mingranilla, Cap., 423.
Ludovico de Fossombrone, Cap., 2. Martín de Sevilla, Cap., 49, 75 .
Luis XIV, 379. Martín de Torrecilla, Cap., 33, 91, 93 ,
Luis tíe Aliaga, O. P., 39. 198, 206 ss., 215, 230 ss., 237, 238, 242,
Luis de Laredo, Cap., 213. 243, 254, 260, 266, 302, 303, 304,
Luis de Palencia, Cap., 54. 305 ss., 308, 309, 327, 338, 344, 348..
Luis Antonio de Salamanca, Cap., 220 ss. 350 ss., 384, 389, 399, 404, 408 ss.
Luis de Zaragoza, Cap., 185. Martínez Morales, Alejo, 247.
Lumbreras, Pedro, 213. Masamagrell, conv. de, 14
Mascareñas, Juan, 219, 221.
Maseo de Turín, Cap., 24.
M
Mateo de Anguiano, Cap., XVII, XXI,
Madrid, 30, 35, 36, 46, 47, y passim. X XII, 40, 137, 152, 207, 209, 233,
Madrid, conv. de, v. San Antonio del 285, 297, 314, 318, 332, 338, 342, 347,
Prado y La Paciencia. 352, 361, 394-
Málaga, conv. de, 94, 95, 96, 99 ss. Mateo de Bascio, Cap., 1.
Malpica. marqueses de, 98 . Mateo de Guadix, Cap., 10, 24, 25.
Mámora, 250, 371. Mateo de Maluenda, Cap., 49.
Manuel de Canarias, Cap., 195, 220. Mateo de Santa Ana, Cap,, 422.
Manuel de Jaén, Cap., 292, 325, 332, Matías de Zuaza, Cap., 238, 251, 330.
335, 336, 387, 389, 420. Matías de Marquir.a, Cap., XVII.
Manuel de Madrid, Cap., 199, 203 ss.. Matías de Rojas, Jerónimo, 67, 69.
209, 210, 230, 234 ss., 243, 337, 351- Matías Belüntani de Saló, Cap., 343.
Manuel de Vitoria, Cap., 178, 204, 224. Mauro de Valencia, Cap., 122.
225, 242, 300, 338. Maximiliano, duque, 375.
Maqueda, duque de, 28, 29, 31, 48, 87. Medinaceli, duque de, 52, 200, 261, 344,
Marañón, Gregorio, 92. 419 .
Marañón, mis. del, .164, 192'. M e lc h o r de P o b la d u r a , C a p ., X I X , 130 .
436 LA P R O V IN C IA DE FF. M M . C A P U C H IN O S D E C A S T I L L A
Silvestre, D. de Milán, Cap., XVI. Trinitarios Descalzos, 50, 91, 244, 245.
Simpliciano de Milán, Cap., 199, 402. Tristán, 293.
Siruela, conde de, 182. Tumbá, puerto de, 225, 396.
Solana, Juan de la, O. F. M. Obs., 93,
353, 356, 376. u
Solís, Francisco, 283.
Urabá, mis. de, 195.
Somoza, 373.
Urbano VIII, 92, 103, 131, 134, 142,
Soño, 188, 189.
343, 353, 379, 380.
Sosa, Francisco de, O. F. M. Obs., 31,
33, 34, 92 , 328.
V
L ám . I T o ro : c o n v e n to y h u e rta q u e fu e ro n d e lo s C a p u c h in o s . F a c h a d a de la
ig le s ia de T o ro a lg o re s ta u ra d a .
Ig le s ia de V illa n u e v a d e l C á rd e te . P a t io in t e r io r d e l c o n v e n to , c o n
v e r tid o en c e m e n te rio .
L ám . II F a c h a d a de la ig le s ia de S e g o v ia . F a c h a d a n o rte d e l c o n v e n to , q u e da
a la h u e rta .
F a c h a d a de la ig le s ia de A lc a lá . C o n v e n to c o n v e r tid o en v iv ie n d a s
p a rtic u la r e s .
L ám . 111 E r m ita d e l A n g e l de T o le d o , p r im it iv a ig le s ia de lo s C a p u c h in o s .
R e s to s d e l p r im it iv o c o n v e n to .
Im ag en d e S . A n to n io , v e n e ra d a en la ig le s ia de S a n ta L e o c a d ia de
T o le d o .
L á m . IV F a c h a d a o rie n ta l d e l c o n v e n to de E l P a rd o . F a c h a d a n o rte , a n te s de
la s re fo rm a s h e c h a s m o d e rn a m e n te .
B e lla e s c u lt u ra d e l S in o . C r is t o , de G . F e rn á n d e z , re g a la d a en 1615 p o r
F e lip e III. E n e l re c u a d ro a m p lia c ió n de la c a b e z a .
Lám. V F a c h a d a de la ig le s ia y c o n v e n to d e L a P a c ie n c ia .
S m o , C r is t o de L a P a c ie n c ia c o m o se v e n e ra b a en su c a p illa .
L ám . VI F a c h a d a de la ig le s ia de L a g u a r d ia . R e s to s d e l c o n v e n to en 1925.
Ig le s ia de Ja d ra q u e . R e s to s d e l c o n v e n to .
L ám . V II F a c h a d a de la ig le s ia de T a r a n c ó n c o n lo q u e h a q u e d a d o d e l a n tig u o
c o n v e n to .
C o n v e n to de E s q u iv ia s en 1925. L a ig le s ia .
L á m . V III P . D ie g o de Q u iro g a . V . P . A n t o n io de O v ie d o .
P o r ta d a d e la tra d u c c ió n de lo s to m o s I V y V d e la s Crónicas. A p a r e
c e n la s e fig ie s de su a u to r, P . M a r c e lin o de P is a , y d e l tra d u c to r,
P. Jo sé d e M a d r id .
ESTE LIBRO SE TERMINÓ DE IMPRIMIR EN LOS
TALLERES GRÁFICOS EDICIONES JURA, CALLE
DE SAN LORENZO, 11, MADRID, EL DlA 2 DE
JULIO DE 1949, FESTIVIDAD DE LA VISITACIÓN.
LAUS DEO