Educacion Comunitaria en Las Culturas Indigenas Originarias Exp
Educacion Comunitaria en Las Culturas Indigenas Originarias Exp
INDÍGENAS ORIGINARIAS
1. INTRODUCCION
Las actividades productivas y los procesos educativos en las culturas indígena originarias,
estuvieron asociados al uso y conocimiento del territorio, basada en la producción y en el
trabajo. Cada uno aprendía y enseñaba lo que le correspondía de acuerdo a su ubicación
social, edad y responsabilidad; es decir, todos estaban en un constante proceso de aprendizaje
y trabajo comunitario.
Las culturas de tierras altas se articularon a partir del manejo vertical de pisos ecológicos, que
es una manera muy peculiar de relación con el entorno, generando procesos educativos
centrados en la vida comunitaria, la educación era parte de los procesos productivos. En las
comunidades andinas, su forma de escritura estaba vinculada a las expresiones textiles
producidas con el vellón. Los kipus y los textiles son una manifestación de esta forma de
comunicar e interpretar el mundo. La oralidad, en la que la memoria tiene una función central, y
la textualidad eran claras formas de enseñanza cimentadas en la vida de las comunidades y
servían para narrar la historia tanto como para informar sobre el territorio, la identidad, las
relaciones sociales, calcular aspectos de la relación con la naturaleza y los animales, el cosmos
y la presencia viva de la espiritualidad (Arnold, D y otros, 2004). Estas prácticas textuales y las
formas de aprenderlas y enseñarlas estaban basadas en la enseñanza comunitaria y, por tanto,
en las formas de la organización y la reproducción social de la propia comunidad.
En el tiempo del incario es un hecho que, además de existir estas formas educativas, se
constituyeron otras que les dedicaron a los procesos de enseñanza aprendizaje un espacio y
un tiempo específicos, tales formas estuvieron materializadas en las yachaywasi2 , espacios
incaicos construidos y mantenidos para la enseñanza de idiomas, la ritualidad y lo que hoy
podríamos denominar astronomía e ingeniería (Espinoza, 1897). Así también se infundieron
valores y principios que trascendieron hasta nuestros días, como el: ama suwa, ama llulla, ama
qhilla.
Esta forma educativa no estuvo alejada de la vida cotidiana y de las necesidades que ella
genera; era integral, en el sentido de que quienes se educaban en estos espacios aprendían a
validar inmediatamente lo que se les enseñaban (sistematización de la práctica), poniendo su
conocimiento al servicio de las necesidades del incario y, de este modo, de las comunidades y
pueblos que lo componían.
El horizonte común de estos procesos educativos era, además de ser integral, intrínseco a la
vida cotidiana (a sus aspectos organizativos, políticos y productivos); eran, por tanto,
comunitarios, es decir, significaba que había una participación de toda la comunidad, además
de la búsqueda de una relación armónica y complementaria (la búsqueda constante del
equilibrio) con la Madre Tierra, el Cosmos y el mundo espiritual. En otras palabras, la posición
central de la comunidad en la vida de las mujeres y hombres de los pueblos indígena
originarios era la base constitutiva de los procesos educativos.
2. OBJETIVOS
3. MARCO TEORICO
FUNDAMENTOS TEORICOS
“la Constitución política del Estado, en su Artículo N° 77, es su parágrafo I.”La educación
constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la
obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla…”, y en su Artículo N° 79, “La
educación fomentará el civismo, el diálogo intercultural y los valores ético morales. Los valores
incorporarán la equidad de género, la no diferencia de roles, la no violencia y la vigencia plena
de los derechos humanos”. (Constitución política del estado, editorial Lecoña, primera Edición,
marzo de 2009, Pag. 116.)
Por un lado tenemos que la educación es un función primordial del Estado y por otro tenemos
la educación es un derecho esencial del ser humano, reconocidos por los diferentes
instrumentos internacionales como la declaración universal de derechos humanos, él protocolo
de san salvador y el pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales. A partir
del presente texto constitucional del Estado lo asume como una función suprema y
responsabilidad financiera, la concreción de este derecho involucra poner en movimiento en
diversos organismos gubernamentales con el fin de sostener, garantizar y gestionarla
permanentemente, especialmente requiere el Estado por el intermedio de los gobiernos locales
asignen recursos necesarios para construir y mejora centros educativos, así como asignar
presupuesto adecuado para cubrir los ITEMS existentes y los que puedan generar en el futuro
queda establecido que el sistema educativo comprenderá, la educación regular que se imparte
a personas sin dificultades funcionales y o mentales la educación superior de formación
profesional que se imparten a todas las personas habilitadas y en centros o institutos
superiores y universidades.
Por otro lado este sistema esta integrado por instituciones educativas fiscales, son aquellas que
reciben financiamiento del estado, instituciones privadas que son aquellas que se autofinancian
con recursos generados por sus usuarios, y las instituciones de convenio que serán aquellas
que funcionan en base a presupuestos internos o externos estatales o privados, conforme lo
establezca convenio de origen
“Asi mismo la Ley N° 070 Avelino Siñani-Elizardo Perez y que en su Aritulo N° 3, parágrafo 13
“La educación asume y promueve como principios ético morales de la sociedad plural el ama
qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña
(Vivir Bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y
qhapaj ñan (camino o vida noble), y los principios de otros pueblos. Se sustenta en los valores
de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto,
complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio, igualdad de oportunidades, equidad
social y de género en la participación, bienestar común, responsabilidad, justicia social,
distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, para Vivir Bien…”
Para los hijos de españoles, criollos y mestizos acaudalados (ni mujeres, ni indígenas se
contaban como población educable), aunque para la aristocracia originaria también acaudalada
existía la escuela de primeras letras (leer, escribir y contar), la denominada escuela de
gramática (historia sagrada, literatura, aritmética, historia profana, filosofía) y la universidad o el
seminario. Al menos uno de los cronistas e intelectuales quechuas más reconocidos,
perteneciente al linaje y la aristocracia inca, como Garcilaso de la Vega, habría estudiado en
alguna escuela particular para españoles e hijos de nobles (Escobari de Querejazu, 2009).
Para los pueblos indígena originarios se establecieron al menos tres modalidades educativas.
Al inicio de la Colonia, la educación para los indígenas estaba dirigida por frailes o curas que
representaban la misión evangelizadora de la Iglesia Católica a través de la catequización de
los indígenas adultos mediante el bautismo, las confesiones y el matrimonio. La catequización
además implicaba el reconocimiento del Rey de España como soberano de las tierras
conquistadas y reflejaba la unidad económico política-religiosa del dominio mercantil-imperial-
misionero de la invasión y conquista. La Iglesia Católica había recomendado a sus frailes la
enseñanza del catecismo en las lenguas originarias; este hecho, si bien contribuyó en parte a la
conservación de los idiomas más difundidos (aymara, quechua y guaraní), no dejó de tener un
carácter eminentemente colonial.
Entre los años 1878 y 1885, la educación escolar fue afectada por la Guerra del Pacífico
porque los fondos destinados a la instrucción pública pasaron a engrosar las finanzas de la
guerra, provocando así el cierre de las escuelas municipales y los colegios oficiales. Por otro
lado, en este periodo uno de los objetivos de la educación fue inculcar en los niños y los
jóvenes cuatro elementos considerados sin dispensables para la formación educativa: escribir,
leer, contar y orar. El método de enseñanza fue magistral, discursivo con poca o ninguna
participación de las y los estudiantes.
El inicio del siglo XX de la historia de Bolivia estuvo marcado por el posicionamiento político del
movimiento liberal en el poder. Este hecho fue algo más que una situación coyuntural pues la
presencia del movimiento liberal en el gobierno instaló una visión de progreso y modernidad
que impregnó la implementación de diferentes reformas. Por un lado, el Estado buscó retomar
la cuestión educativa que, en el siglo pasado, había sido derivada, como responsabilidad, a la
administración de otras instancias como municipios y universidades; y por otro lado, se trató de
encaminar una visión de progreso y modernidad bajo un modelo europeo, con un evidente
enfoque humanista que pretendía, entre otros aspectos, la castellanización y la “formación de
espíritus” para “civilizar” la nación. (Ministerio de Educación, 2014)
Bajo este contexto, en 1903 se establece la necesidad de aprobar un plan de estudios para
educación secundaria. En 1904 se produce la primera reforma educativa impulsada por el
presidente Ismael Montes. Para ello, se debían impartir rudimentos generales de la gramática
castellana, las cuatro reglas de aritmética, agricultura, industria y veterinaria. En las capitales
de departamentos, además de las mencionadas, se debían establecer escuelas centrales para
enseñar la aritmética, la gramática, el dibujo y el diseño.
Otra decisión importante que marcó esta corriente de reformas liberales se sustentó en una
campaña de “civilización” de la población indígena de Bolivia, basada en la visión de
modernidad y civilización europea que estaba siendo impulsada por los gobiernos liberales de
turno. Dicha decisión estableció, en un principio, la implementación de las primeras escuelas
rurales bajo la modalidad de “escuela ambulante”. Esta modalidad de atención se sustentaba
en una experiencia similar que estaba siendo desarrollada en Estados Unidos, con la finalidad
de “civilizar” a la población indígena. Mediante incentivos pecuniarios, el Estado recompensaba
a maestros y personas civiles que lograrán el propósito de “instruir” en cuestiones educativas y
religiosas básicas a los indígenas. Al ver que esta modalidad de instrucción no estaba logrando
los propósitos esperados, en 1910 se impuso la iniciativa de Daniel Sánchez Bustamante,
Ministro de Instrucción, para fundar una “Escuela Normal para Indígenas”, también conocida
como “Escuela de Preceptores Indígenas”.
El 9 de diciembre de 1925, el nuevo ministro, Carlos Anze Soria, emitió un nuevo plan de
estudios que establece la duración de seis años para los estudios secundarios, en lugar de
siete, divididos en dos ciclos de tres años: El primero es el ciclo de cultura general, cuya
finalidad es la de complementar la educación primaria, necesario para ingresar a la escuela
normal de preceptores y profesionales. El segundo es el ciclo de cultura especial o de
preparación para las facultades. Este último comprendía tres secciones: matemáticas,
biológicas y literarias, que preparaban para los estudios en ingeniería, medicina y derecho
respectivamente. Había materias comunes a las tres secciones: lógica y moral, geografía e
historia, inglés y francés, dibujo, trabajos manuales, gimnasia y música. El método de
enseñanza era experimental. Los exámenes eran sobre todos los trabajos realizados durante el
año.
Las escuelas indigenales provienen de fines del siglo XIX y principios del XX, en un contexto
de discriminación y menosprecio hacia las naciones y pueblos indígenas. Estas escuelas
estuvieron orientadas hacia la enseñanza de la lectura y escritura de las naciones y pueblos
indígenas, sin embargo, fueron consideradas por el gobierno, como clandestinas. Las mismas
conformaron un espacio de resistencia comunitaria frente a las políticas de despojo de tierras
alentadas por los gobiernos liberales de turno y a la expansión del latifundismo. Estos
esfuerzos fueron reprimidos por latifundistas, autoridades y vecinos de los pueblos.
Como se describe anteriormente, paralelo a las escuelas indigenales, el Estado establece otro
tipo de escuelas dedicadas a la enseñanza de la lectura y escritura. En 1905, el gobierno liberal
de Montes promulgó una ley que establecía la creación de escuelas ambulantes para las
comunidades indígenas. En este tipo de escuelas, los maestros tenían derecho a una
recompensa pecuniaria por estudiante, de cualquier sexo, que llegara a leer y realizar las
cuatro operaciones de aritmética, conocer la doctrina cristiana y hablar español.
A partir de 1914, los caciques se ocupan de gestionar ante las autoridades la instalación de
escuelas indigenales que deberían ser sostenidas por el Estado o por las propias comunidades.
Resultado de ello, en 1920, Marcelino Llanqui, destacado cacique y profesor ambulante, instala
dos escuelas indigenales en Jesús de Machaca. Asimismo, en 1930, Eduardo Leandro Nina
Quispe funda la Sociedad República del Qullasuyu, llegando a dirigir ocho escuelas indigenales
en diferentes cantones del departamento de La Paz. En la provincia Omasuyos, el cacique
apoderado Rufino Willka pudo instalar escuelas indigenales en la región lacustre de Achacachi,
de las cuales surgió la Escuela Ayllu de Warisata. Paralelamente a Warisata, Caiza “D” en
Potosí aportó con el enriquecimiento del concepto y procedimiento del sistema nuclear,
seccional y la formación de educadores de extracción campesina, que se plasmaría en la
célebre normal indígena.
3.5 ESCUELA AYLLU DE WARISATA
En este contexto, en 1931, Elizardo Pérez y Avelino Siñani impulsaron la educación indigenal al
fundar la escuela ayllu de Warisata que, además de constituirse en un proyecto educativo, fue
una respuesta audaz en beneficio de las comunidades indígenas y un modelo de lucha contra
la exclusión, explotación y sometimiento. La “comunidad educativa” la conformaban maestros,
amautas, niños, niñas, jóvenes, abuelos y abuelas, y sus actividades educativas estaban
vinculadas a la vida, el trabajo y la producción. La tesis central de este proyecto apuntó a que
“la escuela rural debe ser para el indio”.
Reconstituir los valores comunitarios del ayllu promoviendo una escuela productiva
basada en la cosmovisión de los indígenas.
Formación y producción artesanal.
La escuela del trabajo productivo, social y creador de riqueza para el beneficio de la
comunidad.
Fortalecer la identidad cultural de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos,
despertando su conciencia crítica y activa.
Adecuar el calendario escolar a las actividades agrícolas y pecuarias.
Practicar la ayuda mutua y cooperativa, consolidando la participación comunitaria en la
dirección de la escuela a través del parlamento amauta.
Garantizar el crecimiento integral de la comunidad.
Promover la vinculación de la escuela con la comunidad para fortalecer el aprender
produciendo.
Alimentación e higiene como base del desarrollo mental.
La educación comunitaria toma como base los saberes y conocimientos de los pueblos y
culturas de Bolivia para potenciar los procesos formativos, considerando la diversidad de
culturas y lenguas y las diversas formas de aprendizaje. Busca la interrelación, el intercambio y
el diálogo con otras culturas del mundo bajo los principios de reciprocidad y
complementariedad.
En el currículo del SEP, el lenguaje en general y las lenguas en particular además de ser
abordados como objetos de análisis gramatical y como instrumentos de comunicación, son
consideradas como una experiencia activa de uso y producción permanente de significados en
la vida cotidiana superando la situación heteroglósica24 en la que se encuentran la gestión y
desarrollo curricular. El aprendizaje de lenguas extranjeras, además de su carácter instrumental
para acceder a saberes, conocimientos y descubrimientos de otros ámbitos culturales del
mundo, nos permiten acceder a lógicas de pensamiento transfronterizo, ampliando las
estrategias de comunicación y convivencia intercultural.
Por tanto, la educación plurilingüe garantiza y propicia el aprendizaje de una lengua originaria,
lengua castellana y una lengua extranjera para todos los bolivianos y bolivianas, por ser parte
esencial de la identidad cultural que expresa los saberes y conocimientos de la cultura y la
intercultural para la convivencia armónica en el marco del Estado Plurinacional. En el actual
modelo educativo, las lenguas se convierten en las herramientas.
A partir de ello, todos los niveles de formación asumen la responsabilidad de realizar una
planificación lingüística y concretar la implementación de las lenguas originarias en el currículo
en las diferentes regiones sociolingüísticas.
Una educación integral y holística significa promover la formación integral a través del
desarrollo de las dimensiones del ser, saber, hacer y decidir en el proceso de transformación
social y holística; así como también, la búsqueda de una convivencia armónica y
complementaria con la Madre Tierra y el Cosmos, fundada en el crecimiento de la conciencia y
la espiritualidad.
La educación productiva territorial es parte sustancial del proceso educativo y está orientada a
la transformación de la matriz productiva desarrollando capacidades, habilidades y destrezas
que contribuyen a la producción de bienes tangibles e intangibles, de manera sustentable,
promoviendo procesos de producción, conservación, manejo y defensa de los recursos
naturales, en el marco de las actividades productivas locales y regionales, y el fortalecimiento
de la gestión territorial comunitaria, de acuerdo a los postulados del Estado Plurinacional. La
educación productiva territorial articula a las instituciones educativas con las actividades
económicas de la comunidad.
Las demandas irresueltas por una Reforma Educativa que responda a la diversidad de
realidades, demandas y necesidades del país a través de su sistema educativo, llevaron a
diferentes sectores de la sociedad, organizaciones sociales y organizaciones indígenas y
campesinas, a fijar para el año 2006 la realización del II Congreso Nacional de Educación. Este
evento marcó el inicio de la construcción de una nueva ley de la educación, que responda a
todas aquellas demandas y necesidades irresueltas y postergadas.
Por estas características, la Ley N° 070 de la Educación “Avelino Siñani – Elizardo Pérez”,
concentra una amplia representatividad y legitimidad social, a tal punto que es considerada una
de las leyes de mayor legitimidad y participación social de la historia legislativa del país.
El año 2004, tras el accionar transformador de los movimientos sociales, se crean las
condiciones necesarias para promover un proceso de cambio en el sistema educativo nacional.
En ese marco, el Ministerio de Educación y Culturas, junto al Consejo Nacional de Educación,
desarrollaron eventos nacionales con talleres temáticos y congresos departamentales de
educación, como antesala al Congreso Nacional de Educación.
El año 2006 se promovieron dos medidas que dieron impulso a este proceso que se denominó
“Revolución Educativa”. Primero, se creó, por Decreto Supremo N° 28725, la Comisión
Nacional de la Nueva Ley Educativa Boliviana14, que reemplazó al Consejo Nacional de
Educación. Esta comisión –conformada por 22 instituciones y organizaciones nacionales– fue
la encargada de redactar un documento de consenso sobre las nuevas políticas educativas,
cuyos resultados fueron presentados y trabajados en el II Congreso Nacional de Educación
realizado en la ciudad de Sucre, donde participaron 33 organizaciones e instituciones
nacionales de la sociedad civil.
Como resultado de ambas acciones históricas, que contaron por primera vez con la
participación de representantes de los pueblos indígenas y sectores excluidos, emergió el
proyecto de Ley de Educación “Avelino Siñani - Elizardo Pérez”.
En este contexto, se crearon las bases y fundamentos del Modelo Educativo Sociocomunitario
Productivo (MESCP). Por lo tanto, el modelo educativo que se propone tiene sustento jurídico
en la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, el Plan Nacional de Desarrollo y
la Ley N° 070 de Educación “Avelino Siñani - Elizardo Pérez”.
4. CONCLUSIONES
La educación comunitaria en la actividad requiere conocer como marco referencia a la
constitución.
La educación es el proceso de convivencia con pertinacia al contexto histórico cultural.
La educación comunitaria toma como base los saberes y conocimientos de los pueblos
y culturas, en Bolivia: el conocimiento surge desde una práctica permanente de
aprendizaje.
La educación intercultural y plurilingüe articula el sistema educativo plurinacional desde
la recuperación.
Fortalecimiento, desarrollo y cohesión al interior de las culturas naciones y pueblos
indígenas originarios campesinos y afro bolivianas, para la consolidación del Estado
Plurinacional se basa en la equidad solidaridad, complementariedad, reciprocidad y
justicia.
5. RECOMENDACIONES
Realizar acciones de reflexión sobre los diferentes eventos suscitados en el proceso
educativo boliviano.
Revalorizar los esfuerzos realizados por parte de los precursores de la Educacion
comunitaria, refiriéndonos a la Escuela Ayllu de Warisata.
La necesidad existente de realizar lecturas sobre los sucesos históricos, y de esta forma
mejorar la practica educativa.
6. BIBLIOGRAFIA
Constitución política del estado, editorial Lecoña, primera Edición, marzo de 2009, Pag. 116.)
1952 Historia de la educación boliviana 1825 - 1898. Ed. Universo. La Paz, Bolivia. E. Roosens:
1994.
1992 La Tayka. Teoría y práctica de la escuela Ayllu. Segunda edición. Librería Editorial
Juventud, La Paz.
7. ANEXOS