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DIÁLOGOS DE LA LENGUA

En defensa de las lecturas de grupo

que lean alguno y lo expliquen en clase. También se le lectura de grupo, porque permiten trabajar como si de
puede enviar un correo electrónico al autor o autora un club de lectura se tratara. Y respecto a este tipo de
solicitando alguna aclaración. Las repuestas llenan de asociación, no podemos dudar de su actualidad.
alegría a los estudiantes. Sin embargo, la lectura de grupo tiene inconve­
Luego, conviene facilitar unas preguntas para cen­ nientes, el principal es no poder elegir la obra ni el
trar su atención en la lectura e impedir que pasen por tiempo en que debe leerse. Pero esta dificultad se com­
alto cuestiones importantes. Estas deben referirse tanto pensa al poder compartir nuestras reflexiones con otros
a la comprensión del texto, como a la reflexión sobre él lectores y al ser acompañados en el camino por el pro­
o a su valoración. Aquí es importante hacer hincapié en fesor, que abre los ojos a los méritos del texto y es como
aspectos que pueden relacionar con su propia vida y su el guía que acompaña en un museo y sus palabras son
manera de entender su entorno social y su formación los ojos de los visitantes. El profesor resalta las mara­
personal. villas que contiene el libro y las da a conocer. Eso sería
Al finalizar la lectura, conviene hacer una puesta muy difícil de realizar si no se unificaran las lecturas de
en común y aquí las preguntas servirán de guía para un grupo. Por eso las defendemos. Ello no va en contra
profundizar en la comprensión del texto y en su valo­ de las lecturas libres, que son otra forma de lectura a
ración. Esta parte social de la lectura que, en muchos la que aspiramos y que se puede compatibilizar con la
casos, es la que hace comprender la obra en cuestión grupal. Pero ahora pretendemos formar lectores y este
a muchos lectores, sólo es posible sitodos los alum­ tipo de lectura nos parece una forma válida de hacerlo.
nos leen la misma obra. De ahí que reivindiquemos la

La literatura juvenil en el
desarrollo del hábito lector
(Algunas consideraciones)
Anabel Sáiz Ripolll
Doctora en Filología
IES Jaume I (Salou)

las siguientes líneas trataremos de definir qué es la li­


teratura juvenil y de comentar su importancia dentro
y fuera de las aulas. La buena literatura juvenil tiene
unos valores y una importancia que no podemos olvidar a la hora
de recomendar libros a nuestros jóvenes.

Si hablamos, ya de literatura juvenil nos referimos a una literatura que


para empezar, de las hace de puente entre el lector infantil y el lector adulto.
Imán Maleki distintas edades lecto- Las lecturas destinadas a los adolescente son distintas
ras, hasta los 12 años de las destinadas a los niños y pueden o no ser diferen­
se considera aún un lector infantil. Como dice Kiko tes de las que leerán de adultos, depende de su evolu­
Ruiz Huici[l], se considera aún “un lector de paso” ción lectora.
entre 13 y 17-18 anys; es decir: “Aludimos simultá- La literatura juvenil es de difícil definición. Podría­
neamenta a un lector adolescente y a un lector joven”, mos decir que se trata de aquellos textos, más bien na­
con las matizaciones que ello comporta porque, como rraciones, que se destinan a un público joven, ni infantil
él mismo concede. No es lo mismo un lector de 13 ni adulto, tal vez desde los 12 años, para tratar de afinar
años que uno de 17 o 18. Hay un abismo entre las un poco más. Emili Teixidor habla de que es un género
dos edades. En esta ocasión nos centraremos en el lec­ reciente y que se deben seguir una reglas porque “La cul­
tor adolescente. Por supuesto, no nos parece lo mismo tura de los jóvenes se ha definido como una cultura pa-
la literatura juvenil que la infantil. Cuando hablamos chwork, una cultura de retazos de diferentes culturas, de

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diferentes niveles y categorías, del cómic al pop pasando sombra. Por ello deberíamos confiar más en los textos y
por los clásicos y los modernos. En un mundo en que en la búsqueda personal de los lectores jóvenes y menos
la oferta es exponencial, cada joven se construye su pro­ en los seremones, las recomendaciones, las obligaciones.
pio abrigo cultural recortado de diferentes piezas” [2]. ¿Cómo va a hacernos caso, si en los asuntos en que se
La literatura juvenil aún no está muy bien vista en los juega la vida se sueltan de nuestra mano para afrontar
centros educativos, en general, y se le sigue dedicando solos el peligro?” [6]. En su obra Feines per treballar (Fae­
poca atención y poco interés. Patxi Zubizarreta escribe nas para trabajar'), Pep Albanell, realiza una apología de
que: “De la Literatura Infantil y Juvenil, casi desde sus la lectura por placer y critica la obligatoriedad en las
orígenes ha colgado el sambenito de la irrelevancia, de lecturas y el análisis desmesurado que se realizada de
la insignificancia y, si se quiere, de la vacuidad. Incluso algunos textos, en ciertas asignaturas universitarias de
ha tenido que cargar con el estigma de la sospecha por carreras de letras, por ejemplo: “Vull dir que hi ha llibres
su muy dudosa calidad literaria. Los propios autores he­ que s'han de Regir a poc a poc, sense pressa, aturant-
mos contribuido en esta apreciación”. [3] Parece que se se de tant en tant per deixar que les paraules ressonin
la valore como algo de poca calidad y ningún mérito ni dintre teu, sense preocupar-te per com tracta Fautor els
afectivo ni intelectual. Se trata de un error generalizado. personatges o per quina visió dona del món, o si posa els
Como bien nos dicen López Molina y López Muyor: adjectius davant o darrere deis noms”[7] .
son generalmente las lec­ Más autocrítico se
turas del libro de texto, muestra Patxi Zubizarreta
complementadas con el cuando escribe que: “Vi­
libro de lectura que las vimos tiempos confusos.
mismas editoriales faci­ Hemos alcanzado un alto
litan, lo que se lee en la nivel de bienestar, pero
escuela. Quizá todo se eso no nos ha acercado
deba al desconocimiento demasiado a la felicidad.
de los grandes beneficios Se nos llena la boca de
intelectuales y afectivos palabras como libertad,
que la literatura infantil y pero cada vez somos
juvenil puede aportar a la más sumisos y acríticos.
formación del niño” [4], Lanzamos campañas y
Y añaden aún más, ci­ más campañas a favor
tando a Mendoza Filióla de la lectura, proclama­
que: “Para que la lectura mos sus bondades, pero
sea un placer tienen que no nos creemos nues­
cumplirse tres condicio­ tras palabras y, en con­
nes: a) Que exista interés clusión, no leemos. No
por el tema de lectura y terminamos de creernos
conocimientos previos; que la literatura nos pue­
b) Que se dominen las de ayudar a conocer el
estrategias lectoras; y c) mundo y a nosotros mis­
Que el texto a leer aporte mos” [8]. Ahora bien, no
los contenidos referen- todo el mundo está de
ciales suficientes para acuerdo con la llamana
colmar el interés moti­ literatura juvenil. Así,
vado” [5]. Si incluimos Joven mujer leyendo un libro en la playa. Pablo Picasso, 1937. Ana Díaz- Plaja califica a
la literatura juvenil en el estos libros, que se leen
aula habremos conseguido la primera y tercera condi­ en clase, como “los libros del colegio ” y se muestra reti­
ción. Para la segunda, es necesario que el alumnado se cente a la hora de considerar sus calidades porque según
inicie en este tipo de literatura. Al fin y al cabo, como opina: “La inmensa mayoría de libros de colecciones ju­
nos recuerda de nuevo el escritor Emili Teixidor: “Lo veniles que se editan en España y que les hacen leer en el
que hace leer a los adolescentes es lo mismo que nos colegio, resultan todos iguales porque se están rigiendo
hace leer a nosotros, los adultos. Esa búsqueda de un por un mismo patrón, que es el siguiente:
posible encuentro entre nuestras zonas oscuras y las -Ambientación contemporánea: los protagonistas
zonas sombrías de un texto. Con demasiada frecuencia son casi siempre jóvenes urbanos, de clase media, que
olvidamos que leer es también -y quizás sin también- van al instituto...
un acto de trasgresión, esa búsqueda de las zonas de -Los temas suelen plantear un problema de tipo

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familiar, psicológico o social: drogas, anorexias, des­ extremismos del adolescentes que tenemos en casa o
avenencias en entre los padres. en clase. “Pero es que la literatura infantil y juvenil
-Y los finales pueden ser de todo tipo: o negativos -insisten López Molina y López Muyor- no es sólo
o positivos, abriendo una puerta a la esperanza” [9]. Ella un importante medio para despertar y fomentar el
cree, en suma, que en España, la literatura juvenil está de­ placer por la lectura, sino que además desarrolla el
terminada por los planes de estudio y el marketing. Puede sentido crítico, pues al sentirse el lector identificado
que Ana Ma Díaz-Plaja tenga razón en algunos aspectos y con alguno de los protagonistas, toma partido ante
hace muy bien en defender los clásicos juveniles, pero nos los distintos problemas con los que se va enfrentan­
consta que, en la actualidad, muchos son los escritores y do, defendiendo determinadas posturas y atacando
escritoras que dedican su talento y su oficio a imaginar otras, participando así imaginativamente en la solu­
historias destinadas a los jóvenes, al público adolescente, ción de los conflictos. Y, si organizamos técnicas de
y que muestran un buen conocimiento y comprensión debate después de las lecturas de esas obras, estare­
de sus problemas y emociones. También es cierto que mos fomentando aún más el perfeccionamiento de ese
estos escritores -y es de perogrullo decirlo- han sido pre­ sentido crítico”[12],
viamente adolescente y, con sus recuerdos y sus propias A veces, se cae en el error de pensar que la litera­
vivencias, están en condiciones de ofrecer sus puntos de tura infantil y juvenil es un subgénero de la literatura
vista y sus ilusiones y poner, por lo tanto, toda su expe­ con mayúsculas y no es cierto; si lo pensásemos sería
riencia al servicio de los lectores jóvenes. menospreciar la profesionalidad de un buen número
De todos es sabido que, en la pubertad y adoles­ de autores y autoras que han decidido cultivar la lite­
cencia, el joven va desarrollando, paulatinamente, su ratura que estamos tratando en estas líneas. Además,
inteligencia y sus capacidades. La literatura puede con­ no hace ni falta decirlo, el lector juvenil es un lector
ducirlo -o guiarlo de alguna manera- en estos años de exigente, tanto o más como el adulto.
cambios y desazón interna y ofrecerle caminos y valo­ La literatura juvenil, en suma, ayuda a los jóvenes a:
res que pueda seguir, aunque, por supuesto, no se trata formar su personalidad, abrir sus horizontes y ampliar
de soslayar la calidad literaria. la visión del mundo, comprender los problemas huma­
En estos años de cambios, insistimos, la memoria, nos, y a apreciar la literatura y, por lo tanto, a crear
la imaginación y la atención se amplían y van acom­ un buen hábito lector que le permitirá dejar el esta­
pañadas por el espíritu crítico, tan característico y por dio de la literatura juvenil y acceder a la literatura
la capacidad de abstracción. Porque... qué le pide el para adultos [13].
joven a la literatura?: “El adolescente demanda aquello Josep Albanell defiende con vehemencia la litera­
que la literatura brinda por naturaleza: descubrir men­ tura infantil y juvenil, cuyo único objetivo es “provo­
sajes sobre el significado de la propia car la lectura”, sin ningún propósito
vida. [...] Escoge un tipo de literatura perverso escondido como escribe el
que lo satisface porque atrapa directa­ El adolescente autor cuando afirma, traduciendo sus
mente sus verdaderas emociones, sus demanda aquello que palabras, que “... muchos de los que
necesidades inmediatas, una literatu­ practicamos el género infantil y ju­
ra en la que las 'historias' de vida se
la literatura brinda
venil no lo hacemos porque vivamos
entremezclan con su cotidinianidad, por naturaleza: en Liliput. Ni siquiera escribimos en
con los humores inquietos, con las descubrir mensajes Liliput o desde Liliput. Ni debemos
temáticas existenciales y psicológicas confesar ninguna perversión, deficien­
de esta edad problemática” [10].
sobre el significado cia o anormalidad literaria. Ni tampo­
La literatura juvenil pensamos de la propia vida. co enloquecemos por adoctrinar a
que puede cubrir un tramo de la vida nuestros lectores; en todo caso por
del joven y invitarlo a ampliar sus divertirlos, si puede ser, por sensi­
puntos de vista y horizontes, a pensar y a reflexionar, bilizarlos y ayudarlos en la tarea laboriosa de crecer
a salir de su ensimismamiento. Como nos recuerda el física y moralmente. Y lo hacemos con gusto porque
también escritor Jaume Cela: “El adolescente descubri­ este género que exige estructuras coherentes, len­
rá que, a pesar del mal del mundo, la literatura pue­ guaje pertinente a lo que se explica y que cultiva el
de ser un consuelo, puede mostrarle conductas que interés inteligente y el juego en todos los sentidos,
le hagan pensar, abrirle interrogantes, dejarle encima proporciona a sus autores el inefable placer de na­
de la mesilla de noche unas cuantas respuestas porque rrar. Que esperamos que culmine en el inconmensu­
la literatura es una manera de vivir viendo a través de rable placer de leer” [14],
otros” .[11] A la vez, sirve a los adultos para recordar­ Los escritores y escritoras serios que escriben para
les esta fase que algunos ya han olvidado y que con­ el público juvenil -e infantil, porque a menudo dedi­
viene tener presente para entender las actitudes y los can parte de su producción a ambos sectores y, a veces,
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es difícil separar una literatura de otra- lo hacen con la conciencia de que el mundo es más grande y más valioso
intención de crear una obra literaria con mayúsculas, que todo lo que puede sugerirle la imaginación” [17]
no quieren ceder a la tentación de dejar de lado aspec­
tos propios de la literatura y rebajar la calidad del texto. Este material forma parte de un proyecto de in­
No quieren, en general, proporcionar al lector una in­ vestigación que la autora está desarrollando gracias a
formación -aunque es importante-, sino que, además, una licencia retribuïda concedida por el Departament
se centran en el propio mensaje, en su forma. Las obras d’Educació de la Generalitat de Catalunya. Resolució
literarias destinadas al público juvenil son, como en la EDU/2413/2009, de 27 de juliol (DOGC núm. 5461
literatura general, textos subjetivos, donde la función 9/9/2009)
expresiva es importante, pero que permiten distintas
interpretaciones, es decir, son ambiguas. Intentan,
además, ser textos cuidados (desde el punto de vista [1] Kiko Ruiz Huici: “Jóvenes y lectura litera­
gramatical y estilístico) y emplean cualquier registro ria”, “Platero”, n° 154, 2006, pág. 3.
lingüístico (culto, coloquial o estándar). Y, en defini­ [2] Emili Teixidor: “La literatura juvenil. Un
tiva, siguiendo a Donatella Lombello, “Al lector joven, género polémico”, en “Educación y Bibliote­
que es “lector de pensamiento en formación perpetua, ca”, 148, 2005, pág. 11.
más que un decodificador pasivo de sugnos visuales y [3] Patxi Zubizarreta, “De la sospecha a la ga­
auditivos”, se le debe dar la posibilidad de “sentirse au­ rantía”, en “Encuentros en Vermes, 2003”.
tor de algún proyecto educativo, de alguna elección de [4] Ibid., pág. 83.
vida”: sinécdoque pedagógica en la cual la propiedad [5] Ibid., pág. 83.
de la parte, es decir, el proceso de leer, se extiende al [6] Emili Teixidor, op. cit, pág. 11.
todo, es decir, a la formación de la persona”. [15] [7] Feines per treballar, Barcelona, SM, 2004.
Así, pues, la “lectura por deber” no tiene demasiada (Gran Angular, 134). “Quiero decir que hay
buena prensa en la actualidad y se cree que se ha de libros que se tienen que leer poco a poco, sin
leer por placer y que no es una actividad que se pueda prisas, parándose de tanto en tanto para de­
obligar. Es cierto, pero, en clase, en nuestro grupo cla­ jar que las palabras resuenen en tu interior,
se, leer el mismo libro es un acto de enriquecimiento sin preocuparte por cómo trata el autor los
personal que pueda ayudar a todo el alumnado, es, por personajes o por que visión tiene del mundo,
decirlo así, una especie de Club de lectura. El proble­ o si coloca los adjetivos detrás o delante de
ma quizá no sea que todos leamos la misma lectura, los nombres”. Pág. 8.
sino cómo la evaluaremos y con qué medios. Pensa­ [8] Op. cit.
mos, y nuestra experiencia en las aulas así nos avala, [9] En Nuria Torrell: “¿Qué leen los jóvenes?
que a los chicos y chicas no les desgrada leer el mismo ¿Qué les obligan a leer? ¿Qué deberían leer?”,
libro, les gusta participar en las actividades comunes, “Primeras Noticias”, 2001, n° 180, pp. 16-
bien formuladas, que les ayudarán a crecer; pero, insis­ 17.
timos, los docentes tenemos que modificar la manera [10] Donatella Lombello: “Adolescencia y
de controlar estas lecturas. No se debe considerar un lectura”, Memorias 6a Congreso Nacional de
castigo para los jóvenes, sino un premio. Así, aludien­ Lectura para construir nación, Bogotá, 2004,
do de nuevo a Donatella Lombello: “La escuela, como pág. 287-288.
experiencia crucial en la formación del individuo, tiene [11] Jaume Cela: “Literatura y valores”, “Aula
en el maestro el sostén de su proceso de formación. El de innovación Educativa”, núm. 172, 2008,
adolescente, a menudo afectado por su personalidad pág. 29.
inquieta, en su apremiante afán de proyectar su futuro y [12] López Molina, Juan. Ibid, pág. 83.
al mismo tiempo en la dificultad de tener una concien­ [13] Quizá haya que recordar que solo existe
cia clara sobre su propia identidad, siente la necesidad una literatura: la buena, sea para niños, jóve­
de relacionarse con un adulto que pueda convertirse en nes o adultos.
un referente, en un interlocutor capaz de escucharlo y [14] “Escriure a Lil.liput”, en La sabateta
orientarlo en la búsqueda de respuestas a las preguntas de vidre, Varios autores, Perifèric Edicions,
sobre su vida y su crecimiento”. [16] 2005, pág. 58.
En definitiva, como poéticamente dice el escritor [15] Op. cit., pág. 291.
Antonio Muñoz Molina: “Uno de los lugares donde más [16] Op. cit., págs. 285-286.
intensamente sucede la literatura es el aula, en donde un [17] Citado por Juan Manuel Trigo Cu tiño:
profesor, sin más ayuda que su entusiasmo y su coraje, le “¿Para qué sirve leer?”, “Primeras Noticias”,
transmite a uno solo de sus alumnos el amor por los li­ n° 178, 2001, pág. 53.
bros, el gusto por la razón en vez de por la brutalidad, la

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