Inteligencia Cultural
Inteligencia Cultural
La cultura, esos patrones comunes que son la suma de creencias, costumbres, reglas sociales y,
en suma, conforman una idiosincrasia, caracterizan a las sociedades y determinan las diferencias
culturales entre naciones e incluso dentro de sus regiones. Así, debido a que la sociedad está
compuesta por personas que comparten esa cultura, si queremos relacionarnos con ellos a través
de las relaciones comerciales conocerla será clave para tener éxito. Ser sensible a las diferencias
culturales proporcionará tanto una información fundamental a la hora de establecer un plan de
acción en los inicios de la internacionalización como para llevar a cabo la adaptación del producto
o servicio, si fuera necesario, con lo que ello supone para potenciar nuestras ventajas
competitivas. Igualmente, nos ayudará a valorar el potencial de internacionalización en unos u
otros destinos.
A nivel interpersonal, las negociaciones serán más fluidas y exitosas, al permitirnos prever con
mayor precisión el comportamiento de nuestros interlocutores, especialmente si además se
conoce el idioma. El dominio lingüístico, sin embargo, sólo es una parte de la cultura, por lo que
un conocimiento inteligente de la misma enfocado a los negocios incluirá aspectos tan variados
como la estética, las actitudes y creencias, usos y costumbres, la religión, la educación, la ética, y
también cuestiones prácticas sobre la organización social.
Establecer comparaciones con otras culturas es un primer paso para entender que cada sociedad
tiene sus peculiaridades, y que al mismo tiempo todas ellas se consideran superiores al resto.
Pero, lejos de ser un inconveniente para las relaciones comerciales, este etnocentrismo puede
considerarse como una clara demostración de que adaptarse a otras culturas es un requisito
imprescindible para las compañías que incursionan en los negocios internacionales,
independientemente de la modalidad empleada para penetrar. Del mismo modo que ocurre con
los negocios internacionales, que precisan de un profundo conocimiento de las técnicas de
comercio exterior, la inteligencia cultural es un valor que podemos considerar como una ventaja
competitiva a la hora de negociar, de exportar, buscar alizanzas y, cómo no, de establecerse
físicamente. Cada entorno exige establecer un tipo de relaciones personales. Dependiendo del
tipo de culturas, bien sean de alto o bajo contexto, en el que las actitudes son más importantes
que la información o viceversa, la comunicación deberá centrarse en la persona o tener una
mínima interpretación subjetiva, respectivamente. Su cumplimiento ayudará al negociador
internacional a ser eficaz y alcanzar los objetivos establecidos. Las relaciones personales y
profesionales también dependen de la cultura en gran media, pues al margen de que la
globalidad ha influido en las maneras de hacer las cosas de las organizaciones, a su vez las
estructuras de las empresas dependen de organigramas más o menos verticales. Ello repercutirá
en distintos grados de independencia y responsabildad de los empleados y supervisores,
conformando una realidad que ha de ser tenida en cuenta a la hora de establecer relaciones,
abrir una fábrica o sucursal o de llevar a cabo una negociación. Sin duda, es crucial adaptarse a
la cultura en sus diferentes facetas para ayudar al éxito de la internacionalización desde el
comienzo de la andadura.
“No es suficiente hablar inglés y ser respetuoso para desenvolverse con éxito en el mundo del
comercio internacional”
¿Cuáles son estos factores de riesgo? Las empresas tienen claro que, en los negocios
internacionales, es indispensable calcular y protegerse de cuatro riesgos principales, todos
igualmente importantes.
Primero, el comercial: hay que cuidar el momento elegido para introducirse en un país,
evitar partners débiles, evaluar la competencia local, etc.
Segundo, el riesgo financiero asociado a una previsión poco cuidadosa de los sistemas de
financiación, las operaciones con divisas, los impuestos locales, la inflación...
En tercer lugar, los riesgos derivados del desconocimiento del marco legal del país, el grado de
estabilidad socio-política, la burocracia, la corrupción, las cuestiones religiosas…
Finalmente, el cuarto riesgo concierne a las diferencias culturales, que influyen en todas las fases
de la internacionalización y atañen no solo a las distintas formas de negociar y establecer
acuerdos, sino también a la función de dirigir equipos multiculturales o trabajar con ellos.
Esas diferencias van más allá de los aspectos formales como el saludo o el contacto visual. Se
trata realmente de saber conectar a nivel emocional y de establecer relaciones de confianza con
personas educadas en valores distintos a los nuestros. Una habilidad que necesita
entrenamiento.
- ¿Por qué en ocasiones a los españoles nos ven como prepotentes en Latinoamérica, cuando no
es esa nuestra intención?
- ¿Por qué los españoles vemos a los alemanes como prepotentes, cuando no es esa su intención?
- ¿Cómo motivar a un equipo en China si detectamos que nuestro estilo habitual de dirección no
funciona? ¿Cómo trabajar con personas que no miran a los ojos o tardan en tomar decisiones?
- ¿Por qué mi cliente indio tarda en cerrar el contrato si está de acuerdo con los términos?
Las estrategias de negociación o estilos de gestión de personas que nos dan buenos resultados
aquí pueden ser de poca utilidad en otras culturas. Nuestra forma de hacer las cosas es solo una
más de entre muchas igualmente válidas con las que podemos convivir y lograr buenos
resultados.
La inteligencia cultural consiste en saber cómo, cuándo y qué modificar al interactuar en otras
culturas. Una persona es culturalmente competente cuando, siendo extranjero, tiene capacidad
y naturalidad para interpretar palabras, estilos y gestos desconocidos o ambiguos, e incluso para
poder imitarlos.
El tiempo que toma adquirir esa competencia puede ser largo y complicado, a menos que la
persona esté motivada, se preocupe por adquirir conocimientos locales, se relacione más allá del
trabajo, sea curiosa y aprenda a replantearse sus juicios (culturales).