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P. La Mujer
P. La Mujer
UJER
SEl\lE 1.• í___ :BogoU, Noviembre G ele 1895. JNUMERO 2
-
LA MUJER vivir ; aquello sin lo que no se puede
brillar .
i Qué son las mujere s 1 Todo el mun-
POR NUESTROS HERMANOS do lo sabe, porque es imposi ble igno-
DE CUBA rarlo. Las mujere s son la cara nti-
tad rlel género human o.
Hemos recibid o una circula r firmad a
¡Qué bien dicho está esto l
por varios ca.ba~eros notabl~s de ~st.a
Cara: he aquí el srtícnl o de lu ·o.
capital , la cual ttene por ohJe~o sohcl·
Mitad : esa es la parte indi ~r ensab e
tar la cooper ación del púbhco para.
del artícul o de primer a necesi ad.
reunir fondos y auxilia r á los patriot as
cubano s herido s y enferm os, que en su 'fodo esto puede encerra rse muy bien
en la exactit ud inconte stable del si-
lucha por la liberta n, han caído agobia .
guient e atsnrd o:
dos por el peso de la tiranía , y euvuel .
tos en la sangre que, por el cumpl i- La mujer es un bello adorno que es
ab..olu tament e indispe nsable para la.
miento de tan sngrad o deber, les han
vida de la human idad.
hethv derram ar las armas de sus opre-
Por grande qne sea nuestro orgullo ,
sores·
por indoma ble que sea nuestra ~ober
Nos creemo s obligad os á cooper ar de
bia, no saldrem os nunca de esta humi-
cuauto s modos nos sea posible para que
llante definición :
se lleve á cabo tan laudab le idea, ya
que por hoy no podtm os coadyu var de Cada hombr e no es más que la ml·
tad de uuo. mujer.
una maner a directa á la ju~;ta y santa
causa de los héroes de la Perla do las Ellas á lo menos pueuen decir con
cierta. sath,facci6n : cada una de DOS•
Antilla s.
otras somos la mitad de un hombr e.
Con este motivo , pues, nos permit i-
mos record ar á nuestra s amable s lec- Llevan do los términ os de este pro.
Llema á una solución matem ática, ve-
toras, los ilustre s nombr es de Polica rpa
nimos á parar á. un resnlta do inconte s.
Salaba rrieta, Antoni a Santos , Eusebi a
Caiced o, Josefa Baraya., Petron ila Lo. table.
No hay maner a de eludir la ingenua.
zano y otras, cuyos glorios os hechos,
exactit ud de la aritmé tica.
frescos siempr e en nuestr a memor ia,
Si cada hombr e es la mitad de una.
servirá n de norma á. todo corazó n co.
mujer, diez hombre s reunido s no pud.
lombia no.
den arrojar más que la suma total de
No dudam os de la buena acogid a que
cinco mujere s: si cada mujer tts la mi-
tendrá en nt\estro bello sexo la idea de
tad de un hombr e, diez mujere s juntas
los iniciad ores de tan genero sa obra.
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equiva len á cinco hombres.
O la ciencia de los número s es una.
LAS MUJERES vergon zosa su perch~ría, 6 b que he
dicho no tiene vuelta de hoja.
Hé aquí un artícul o de primer a ne- Consid eradas bajo el punto de vista
cesidad , que e! á la VfZ un artícul o de del 1ugnr que oc u pa.n e u el orden so.
hijo, como si dijéram os el pan y el co- cial, tambié n es de ellas la ventaja..
che; aquello ein lo que DO se puede Las mujere s marcha n delante en to.
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10 LA :MUJER •
dso los movimientos de la humanidad; puede tropezar ni una v~z en su vida.
pues s6lo así puede verificarse el conti- Es decir, la piedra no es dura, por-
nuo fenómeno de que los hombres an. que hay una gota de agua tenaz y con-
den siempre detrás de las mujeres. tinua que al cabo la rompe.
He presentado una demostraci6n ma. El hombre no puede resistir á una
temática, y acabo de exponer un argu- mirada cariñosa, ni á una sonrisa afa-
mento arrancado de la historia de todos ble, ni ~ una palabra tierna ; pero 1~
los tiempos : ahora voy á valerme de mujer es preciso que resista á las mi-
una obsenación cuya fuerza compren- radas, á las sonrisas, á las palabras, á
derán perfectamente todos los que estén las súplicas y á las amenazas. i Se quie-
iniciados en los secretos del comercio. re saber lo que sería un hombre con ..
Yo pregunto: i Hay algo que valga vertido en mujer 1 Pues véase Jo que
más que una mujer 1 son aquellos á quienes el poder, el ta-
O de otra manera~ i Hay algo que lento 6 la riqueza ha rodeado de conti-
cueste más 1 nuas adulaciones.
Para amar á un hombre ellas no ne- Las hemos de envolver en el humo
cesitan más que contar con su corazón ; de nuestras lisonjas, y no han de tener
para amar á una mujer, el hombre ne- vanidacl.
cesita contar, ante todo, con su bolsillo.
Para los que no miden por el dinero fiamos de abrirle~ los ojos, y no han
de "('" er.
el valor de las cosas tengo otra pre.
gunta.
N o las queremos más que hermosas,
y han de querer ellas ser honestas.
Si las mujeres no valen nada, i por
L:is empujarnos y no han de caer.
qué se las guarda tánto 1
¡ Pobres mujeres! Las hemos prohi-
Se pierde un horu bre, y como los
bido todos nuestros defectos y además
agentes de algún tribunal no se tomen
el trabajo de buscarlo, no hay quién se los suyos.
dedique á averiguar su par~dero. Otro grande hombre ha dicho q e la
Parece que no se ha perdido gran mujer es el bello defecto de la nc. tu.
cosa. raleza.
Pero se pierde una mujer, y todos Su belleza consisbe en no ser hom-
los hombres se dedican á buscarla. brf's, y su defecto en ser mujeres.
l:'arece que se ha perd1do el mundo Acu. o entre el hombre y Joq ángeles
''Fragilidad, tú tienes nombre de bahía demabiada distancia, y Dios puso
mujer." á la mujer.
E~to ha dicho un grande h~mbre, sin Obsuv ·n de qné mujeres es de quien
caer en la cueuta de que la mujer no el hombre se queja. Véase cuáles son
puede ser frági 1 por sí sola. para él las inconstantes, las frágiles,
El gran poetl. inglé- nos ha sorpren- las ingratas, ]as crueles.
dido con un pensamiento que se halla El amante se queja de su amada;
formulado en todas las lenguas desde el marido de su e5-posa; el libertino do
que ha y vasos de cristal, platos de por- las quo pierde; el indiferente de todas
celana y tazas de china. aquellas en que puede fijar sus ojos y
Todas las cocineras del mundo se comprometer su corazón.
habían anticipado al grande hombre. Es decir, que el hombre se queja de
Será difícil encontrar una qu <. antes la mujer que ha elegidc), 6 de aquellas
no hu hiera dicho alguna vez por lo eutre las que se halla a Glii3 él puede
menos: elecrir.
" Señora, se han roto seis vaso¡;¡, cinco Parece que en ese IJÚ mero eutt'a te
platos y dos tazas," en lugar de decir: la bel1a mitad del género humano.
'' Sefiora, los bo roto." Pero medíte e bien.
El hombre fm rte, inteligente y s4. Ningún hombre ha elegido á su ma-
bio puede caer diez veces al día ; pero dre : todas las madres son buenas ; yo
la mujer deoil, ignorante y tímida, no no conozco á ninguna madre q o
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sea mujer, y apenas hay alguna mujer Riquezas : con esto puede despertar
que no llegue á ser madre. ~u avarioi3. pero no su cariño.
· i Qué finge el hombre para conquis- Poder: Con esto se inflamará en su
tar el cariño de una mujer 1 co>·azcin el fuego del orgullo, y se apa-
Amor. gará. la }pz de su ternura.
i Qué finge la mujer para esclavizar Gloria: E.,to le servirá para admirar,
al hombre 1 pero no para querer.
Belleza. Ni riquezas, ni poder, ni gloria: hay
El hombre tiene que valerse de un que buscar otro camino.
sentimiento; á. la mujer le basta un La imaginaci6n se desespera, batalla
poco de arte. con las sombras del entendimiento,
. La mujer dice siempre! "M-e ama." hierve entre la'\ dificultades que se opo.
· El hombre no dice más que "Me nen á su deseo, hasta que al fin salta
gu. ta.'' un rayo de lm~.
E noble, dicen ellas, es generoso, es N o e!-.1 una idea, es un sentimiento lo
valiente: qué talento! qué buen co. que lo ilumina.
raz6n! Necesita una desgracia que consolar,
Nosotr-os decimos: "Es blanca, es un sacrificio qu.e hacer, un infortunio
airosau qué pie! qué ojos1 qué gar. que combatir.
ganta! '' Por ejemplo, hay una casa donde se
Para atraer las mujeres hacia nos- alberga una familia pobre: esa fami-
otros, para obtener su confianza, fingi- lia se con1pone de tres nifíos, que uno
mos virtur:les; ellas, por el contrario, no ha salido todavía. de la cuna; otro
s~ -c:alen Je las apa iencias de algunos atín no puodo andar sin el auxilio do
VlCIOS. las ma.no ,, y el tercero no se atreve á.
Por r gla general, el bo::nbre aFiela. correr in peligro de caer e ; completa
v·za á la mujer, convenciéndola de la este cuadro, lo único que puede com-
profundidad de su cariño, de la inroen- pletarlo : una madre.
ilidad de su ternura ; en una palabra, De repente la casa es presa de un
haciéndola creer que la am.a.. incendio: entre el humo que sale por
Por regla general, la mujer ejerce las ju. turas de las puertas se es~apan
sobre el hombre el imperio de su ·ca- los gritos de la madre desesperada y de
prichosa vol untad, haciéndolo creer que los niños afligidos.
puede amar á otro. Nadie se atreve á penetrar en aquel
Si fuera posible penetrar en lo más edificio, que respira humo por todas
rec6ndito del coraz6u de un hombre Ilartes y que cruge devorado por el in.
enam<>rado, encontraría m os á. menudo á cendio.
la vanidad oculta detrás de la pasi6n. Un hombre se presenta, aparta á la
Si fuera posible desc~brir el fondo multitud que le estorba el paso, empu-
del coraz6n de la mujer más frívola, ja Yigorosamente con entram has manos
veríamos el amor oculto detrás de sus 1~ puerta, que cede, y desaparece de-
aparentes ligerezas. trás de un torbellino de llamas.
El hombre disimula sus defecto3 roo. Poco después se abre un balcón. y el
ralea, y la mujer sus imperfecciones fí- hombre a parece en él con un nifío en
siGas. los brazos, y aquel niño se salva; luégo
Ellos seducen por la pasi6n ; ellas a parece con otro, y se sal va taro bién ;
por la coquetería. luégo aparece con el tercero, y luégo
Imaginamos dos amantes que tratan eon la madTe. ·
de dominarse mutuamente; que pre- A este recurso no hay ooraz6n de
tenden, por decirlo así, echa:t el re5to mujer que se reFista; él ha triunfado.
de sus recíprocas seducciones. Ella busca á su vez el medio má.s se.
El fatiga su imaginaci6n "Quscando el guro de encade.narlo á su cariño, y echa
medio más eficaz y hace el i ventario sus cuentas de este modo :
de los recurso posibles. Inosencia, se fastidiará; recato no le
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algo de adaptación que hay en la vida MODA.- Las parisienses están nsan-
e~piritual, todo eE<to, que represeuta do actualmente diversas clases de re-
una fuPrZ:l. in men~a, P~tá contra Car- liqnias, que llevan p~ndientes de la
los en El N ·udu Gm·diano. Su mujer cauena del reloj, 6 como adorno de
le es iufie1, y la sociedad le imponA un sus 0ollarElS y pul~eras . Son de oro,
papel inrlig11o de un alma granrie. Qué plata ó platina, esmc:-raldas, y co al-
hacer; l uvh ar: esto res u el ve Carlos guno. divisa, como un cisne, con las
antes de conocer lo meciios; como el palabras: ''Signe, ~ 1 gne d'amour."
titán de la Leyenda de los siglos, Rabe Otras llevan un corazón en que repe-
que trabaja en tiniéblas, con el mundo tidas veces está escrita la palabra.
encima de los hombros y contra dura "Vous," acompañada de la frase "Mon
roca. No import'\.: trabaja, empuja y coeut· est plein de vous;" otra un ga-
llega ... á la luz, al aire libre ; es decir llito de visto o plumaje con una. ins-
á. la honra, á la. verdadera honra, que cri pci6n que dice: '' Quand ce coq
consiste en la digni•lad de los propios chanter'á mon amitié finirá ;" abun-
actos, reflt' XÍ va mente conocida.. Carlos, dan también los pensamientos y
que es dulce, aplci ble, amante, que tie- flores de no rr&-e olvides.
ne una felicidad en sn casa, un cielo en
un rincón, ve en un puDto de hecha,
aquella. fábrica de divina arquitectura, CHARADA
y ~n vez de transigir para conservar lo No hay edificio sin prima.·
que se pueda, en vez de entregarse á Tiempo de un verbo segunda;
lamentaciones tardía·, corta por lo sano, Terrua á veces ¡ qué manso!
y según suba la gangrena, va cortando Y á veces también ¡qué furia t
siempre más, ha. taque llega. ta. podre- Prima doR cu~ntos ln. lucen t
dumbre al cors zón, y allí hiere para Mas. á cuántos les disgusta;
Dofl terr.in., propio del tiempo .. .
que se salve el honor, el hooor verda-
dero. Mata ~ Julia, es decir, al amor Y de la Ruerte ... y del gusto .. .
El torio vio en sí cumplir ·e
(bien lo recuerda al pen ·aren la última Un misterio el más augu to.
mirada); pero eR porque ha.bía llega<.lo Soluei6n al acertijo del número a.ute.
allí la. podredumbre: todos los remedios rior : Lns nubetJ.
habían ido ineficaces ; aquella muj~r, Solución á la charada : Oa,ado.
condeuada á penit<mcia por su marido, •
huye, y el marido mata; encoutró el
honoren }acalle y allí loba. recogido .. .''
Fatal conclusión, verdaderamen te in-
-
G:ru.r.:r s,-J;n.s damos muy sinceramen.
te á El Gorreo Narional por su cariñoso
moral porque está. en completa pugna
saludo; así como también á. El Heraldo y
contra la moral cristiana ; pero gran La Epoca, periódicos todos tres, de los
lección para el corazón empederuido más importantes de la capital.
de una mujer.
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