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Material para docentes

Primer
ciclo

Fenómenos naturales
El cielo visto desde la Tierra:
cambios y regularidades

Secuencia de enseñanza

Dirección de Educación Primaria (DEP) – MEGCBA


Directora: Nancy Sorfo
Director Adjunto: Marcelo Bruno
Referente del área Ciencias Naturales: Gabriel Szklar

Equipo de Ciencias Naturales DEP 2022: Julieta Antonelli, Carolina Guerra Navarro,
Valeria Hurovich, Martín Kraiselburd, Gustavo Lippi, Alejandro López, Ana Laura
Monserrat, Judith Novick.
Coordinación pedagógica: Mirta Kauderer y Maria Margarita Rodriguez

Autoría: Alejandro López, Judith Novick y Valeria Hurovich (2022)


Introducción

El cielo, los astros que allí observamos, sus interacciones con el paisaje terrestre y los ciclos
climáticos y vitales en la Tierra, son temas que generan gran interés en niños y niñas.
Películas, series, videos en Youtube, historietas y animaciones hablan permanentemente de
temas vinculados al cosmos y aluden a una enorme multiplicidad de fenómenos y escalas.
Por otra parte, el contexto urbano, la iluminación nocturna, la contaminación atmosférica y
lumínica y los ritmos de vida de la ciudad, tienden a limitar las experiencias directas del cielo
de niños y niñas. Debido a la creciente concentración de población en las ciudades -fenómeno
que ocurre en todo el mundo-, al aumento en la altura de los edificios, a la mayor
contaminación atmosférica y lumínica, la calidad de los cielos nocturnos a los que tenemos
acceso ha cambiado drásticamente en poco tiempo. Niños y niñas que casi no miran el cielo
o apenas pueden distinguir algunos astros en el mismo suelen pertenecer a familias donde
abuelos, abuelas, madres o padres pudieron ver ricos cielos nocturnos, familiarizarse con
algunas constelaciones, observar la Vía Láctea, contemplar estrellas fugaces, las fases de
la Luna o la salida y puesta del Sol.

En el primer ciclo, se plantea el trabajo con los contenidos de Astronomía presentes en el


Diseño curricular de la ciudad de Buenos Aires; buscando que los chicos y las chicas
se aproximen al reconocimiento de los cambios y regularidades de lo que se observa en el
cielo diurno y nocturno a lo largo del día y del año.
Para ello, el desarrollo de esta secuencia tiene el propósito de brindar oportunidades para
que los y las estudiantes realicen actividades de observación y de interpretación de registros
de dibujos y datos.

El sentido de recorrer estas experiencias es que comiencen a comprender algunas


regularidades en los sucesos que observan en el cielo. La aproximación en este ciclo consiste
en la observación y el registro de los cambios y regularidades en el cielo diurno y nocturno a
lo largo del día y del año. Por otra parte, se propone una primera aproximación al
conocimiento de los astros y a algunos de los modos en que se los observa y estudia.
Estos contenidos se complejizan y se profundizan esas primeras impresiones a lo largo del
segundo ciclo.

La propuesta es comenzar nuestra aproximación al cielo a partir de lo más cercano y


cotidiano, a partir de lo que se puede denominar como una “perspectiva topocéntrica”. De
hecho, nuestra experiencia más habitual del cielo se da a partir de estar ubicados en un punto
concreto de la superficie terrestre, desde el cual observamos los astros. De ese modo, el lugar
en donde estamos situados sobre nuestro planeta, con su paisaje y su horizonte, se
transforman en el primer marco de referencia para nuestra experiencia del cielo. La mayor
parte de nuestras experiencias de vínculo con los astros se dan desde esta perspectiva. Es
por eso que nos proponemos partir de aquí, sistematizando y profundizando este importante
punto de partida, que funciona como un anclaje del saber sobre los astros en nuestra propia
experiencia. Eso nos remite a preguntas concretas como ¿cerca de qué edificios, árboles o
casas salió y se puso el Sol ayer? ¿El lugar por donde se pone el Sol cambia a medida que
transcurre el año? ¿Se relaciona esto con la cantidad de horas de luz que experimentamos
en cada momento del año?
Resulta fundamental que los alumnos y las alumnas puedan adquirir estrategias para analizar
esos fenómenos en cualquier circunstancia de su vida presente y futura; que puedan
formularse preguntas, comparar posibles respuestas y distinguir entre distintos tipos de
información que se les brinda, entre otros aspectos. Propiciar que los chicos y chicas se
formulen preguntas sobre los cambios en el cielo favorece que hagan explícitas sus propias
teorías, las pongan a prueba y las reelaboren.

Todo esto implica recuperar un saber concreto y ligado a la experiencia que la vida en la
ciudad muchas veces nos hace no reconocer conscientemente. El conocimiento sobre el cielo

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se vuelve significativo en primera instancia porque nos afecta en nuestra vida aquí en la
Tierra. Para evidenciar esto, es crucial este abordaje de los movimientos del cielo tal como
se los observa desde el lugar en que habitamos.
Para todas estas importantes cuestiones, la perspectiva del cielo que tenemos desde nuestro
pequeño lugar en la Tierra resulta un punto de referencia perfectamente útil.
Habitualmente se enfatiza una aproximación a estos contenidos desde una perspectiva
situada no solo fuera de nuestro paisaje local, sino incluso fuera del planeta Tierra en su
conjunto. Si bien una perspectiva de esas características es importante para comprender el
funcionamiento conjunto del sistema solar, no se trata de que esta sea “La” perspectiva
correcta y que lo que vemos desde nuestra posición situada en la Tierra esté
“equivocado”. Justamente un punto central en el estudio de cualquier movimiento es que no
existe ningún sistema de referencia absoluto desde el cual se pueda determinar que se mueve
y que está quieto. Todo movimiento es movimiento respecto a algún sistema de referencia
específico, y cada perspectiva nos muestra algunas cosas y nos oculta otras. Es por eso que
una frase como “el Sol se mueve” está incompleta. Para poder indicar si es o no correcta
deberíamos agregar respecto a qué afirmamos que “el Sol se mueve”, es decir desde dónde
realizamos la observación. En ese sentido, visto desde la superficie terrestre, es correcto
afirmar que el Sol se mueve.

Si bien la secuencia se propone para tercer grado, es posible, en función de los acuerdos que
se realicen al interior del ciclo, proponerlo para primero o segundo grado, realizando los
ajustes y las intervenciones docentes que correspondan.

Esta propuesta tiene como finalidad tres propósitos centrales:


1. Volver a contemplar y conectarnos con el paisaje celeste.
2. Generar entusiasmo en observar, aprender y reconocer los astros que pueden ser
vistos desde la Tierra, revalorizando estas observaciones y su importancia para la
comprensión de este recorte de la naturaleza, además de poder incorporar estos
saberes en nuestra vida cotidiana.
3. Aproximar a los y las estudiantes a los cambios y regularidades de lo que se observa
en el cielo diurno y nocturno a lo largo del día y del año.

De este modo, hemos decidido formular la propuesta de trabajo en dos partes:

Parte A: Las miradas del cielo desde la Tierra (mirada topocéntrica de los fenómenos
astronómicos)
En esta primera parte de la secuencia se plantea fomentar la observación del cielo por parte
de los/as niños/as, animarlos/as a asombrarse y comparar los cielos de día y de noche. A la
vez, se propone que puedan intercambiar opiniones y experiencias sobre los objetos y
fenómenos que pueden observarse en el cielo a simple vista, discutiendo y analizando
diversas formas de clasificarlos y los criterios en los que se basan.

Los modos de conocer priorizados en esta primera parte serán: la observación y apreciación
del cielo y la sistematización de aquello que se va observando.

Parte B: Los cambios y regularidades en el movimiento del Sol -visto desde nuestra posición
en la Tierra- a lo largo del día y del año
En esta segunda parte, se plantea la observación sistemática del movimiento del Sol a lo
largo de un día y luego complementarlo con observaciones a lo largo del año que permitan
construir la idea de cuáles son los cambios y regularidades que se pueden describir. Para ello
se proponen diversas situaciones de enseñanza en las cuales los modos de conocer que se
priorizan principalmente son la observación, registro y sistematización de la información y la
modelización.

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Parte A: Las miradas del cielo desde la Tierra

Comenzar a observar el cielo y sus fenómenos no requiere de costosos instrumentos.


Podemos aprender mucho sobre el cielo contemplándolo a simple vista y prestando atención
a lo que vemos. Así lo hicieron los seres humanos la mayor parte del tiempo que nuestra
especie lleva en la Tierra. De ese modo se hicieron muchos descubrimientos fundamentales
sobre el cielo, los astros y su relación con la Tierra.
Vivir en una ciudad complica un poco la observación, porque la contaminación del aire y la
contaminación lumínica que causan las luces artificiales, nos impiden ver muchos astros pero
pese a ello hay mucho que podemos observar en el cielo.
El primer paso para observar el espacio celeste con cuidado es elegir un buen lugar de
observación. Tenemos que buscar el lugar, dentro de nuestras posibilidades, que nos permita
ver la mayor porción de la bóveda celeste.
Es importante familiarizarnos con el paisaje terrestre que se puede ver desde allí, porque nos
va a servir de referencia para las posiciones y movimientos de los astros, particularmente del
Sol. Todo movimiento es movimiento respecto a algo y en nuestro caso nuestro punto de
observación y el horizonte circundante nos van a servir como marco de referencia para
identificar las posiciones de los astros en el cielo.
De ese modo, para indicar la posición de un astro en el cielo podemos señalar hacia qué
dirección del horizonte hay que mirar y a qué altura respecto de ese punto del horizonte se
encuentra el astro. Lo primero podemos indicarlo diciendo algo como: “mirando hacia el
edificio verde”. Para indicar la altura podemos extender nuestro brazo y medir cuántos “puños
cerrados” por encima del horizonte se encuentra el astro. Usar dibujos también ayuda a
darnos una idea de la posición y movimientos en el cielo. Nuestro objetivo va a ser tener una
primera impresión del aspecto general y los movimientos principales que podemos percibir
en el cielo.
Dependiendo de la altura respecto a los edificios circundantes del punto de observación
elegido se verá un horizonte más o menos distante y una porción mayor o menor de cielo. Si
bien es preferible un horizonte completo y distante (como el que se obtiene mirando desde
un edificio rodeado de casas bajas) otras alternativas también son aprovechables.

Se propone que se puedan realizar observaciones en el patio de la escuela o en la vereda.


También existe la posibilidad de promover observaciones en las casas de los/as niños/as, en
particular en el caso de la observación nocturna (ante la eventualidad de que los/as
estudiantes no tengan una ventana o una terraza en donde se pueda observar una importante
porción de cielo, se puede proponer aprovechar los paseos fuera de la casa, por ejemplo un
paseo al atardecer, o hasta salir a la vereda un momento durante la noche para poder
observar mejor el cielo). Buscamos que esas observaciones vinculen ese “paisaje celeste”
que van a ver con el “paisaje terrestre” al que están más habituados/as, se trata de “anclar”
el paisaje celeste al terrestre y que este funcione como primer marco de referencia para la
observación del cielo.

Les dejamos ejemplos de horizontes fotografiados en circunstancias distintas.

Fotografía panorámica tomada desde el patio de la escuela 1 D.E. 11

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Imagen tomada desde la terraza de una casa

Ejemplos de esquemas del cielo de día desde el patio de una escuela y de una ventana de
un 3er. piso.

Para realizar la actividad 1 les recomendamos que seleccionen los lugares desde los que
harán las observaciones, en función de las sugerencias mencionadas anteriormente y que
elijan un día durante el que puedan realizar esas observaciones en momentos distantes
dentro del horario escolar para que puedan comparar e identificar diferencias.
En esta actividad, tanto la observación como el intercambio oral serán fundamentales para
realizar la primera aproximación al paisaje celeste. Si surgieran dudas o preguntas, la/el
docente podría tomar nota de las mismas para ir respondiéndolas a medida que se avance
en la secuencia didáctica.

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Actividad 1: ¿Qué vemos en el cielo?

Les proponemos comenzar realizando algunas observaciones desde distintos lugares de la


escuela, en diferentes momentos y conversar sobre estas preguntas:

¿Qué ven alrededor suyo cuando se ubican en cada uno de estos lugares? ¿Qué es lo más
lejano que pueden ver? Presten especial atención a la línea en la que el cielo se encuentra
con el paisaje que los rodea, observen dónde es más alta y dónde es más baja ¿Qué
porción de cielo pueden ver desde cada lugar? ¿Desde cuál se ve mayor proporción del
cielo? ¿Qué pueden ver en el cielo? ¿En qué momento? ¿En qué zonas del cielo? ¿Qué
cosas les llaman la atención del cielo que están observando?
En los distintos momentos en los que observan, ¿notan cambios en el color general del
cielo?, ¿cuáles?, ¿notan cambios en los objetos que se pueden ver en el cielo?, ¿cuáles?

Para realizar la siguiente actividad, será primordial que la/el docente lea la misma con su
grupo, de manera que cada estudiante pueda preguntar todas las dudas que le pudiesen
surgir y se realicen todas las aclaraciones que hagan falta.
Tanto la observación como el registro cobran especial importancia. El registro que puedan
realizar se podrá compartir en la siguiente clase. Para poder responder las preguntas, si algún
alumno/a se encuentra bastante alejado/a de la escritura convencional, se podría optar por la
escritura a través de algún familiar o la grabación de audios. Cada docente, en función de las
características de su grupo, podrá elegir la mejor manera de registrar las ideas de los y las
estudiantes.

Actividad 2: El cielo nocturno

Con ayuda de alguien de tu familia, buscá algún lugar de tu casa o tu barrio desde el que
puedas ver el cielo de noche. Luego, leé estas preguntas para pensar mientras observás.
Lo ideal sería que puedas observar durante 5 minutos y luego volver a realizar una
observación media hora o una hora después.

¿Qué encontrás en el cielo nocturno? ¿Podés identificar distintos objetos en el cielo?


¿Qué formas o características tienen?
¿De qué color es el cielo?
¿Te parece que hay estrellas más brillantes que otras? ¿De qué colores son las estrellas?
Los objetos que ves en el cielo ¿cambian de posición a medida que transcurre el tiempo?
Si lo hacen, describí cómo es ese cambio de posición. ¿Cómo te das cuenta de que su
posición cambió?

Dibujá todo lo que observes en el cielo de la manera más parecida que puedas. Podés
indicar con flechas los objetos que dibujes. ¡No te olvides de poner la hora en la que
observaste!
Escribí también las respuestas a estas preguntas.

El propósito de la siguiente actividad se centra en poder compartir, intercambiar y pensar


sobre las observaciones realizadas e identificar las diferencias entre el cielo observado de
día y de noche. Al finalizar, la/el docente podrá registrar en algún afiche lo que se comparta
en el intercambio oral y dejarlo expuesto en el ambiente alfabetizador, iniciando un sector del
aula que se destine a este tema y donde tanto la/el docente como los y las estudiantes puedan
volver en cada momento que resulte pertinente.

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Actividad 3: El cielo de día y el cielo de noche

A partir de las diferentes observaciones que realizaron, tanto en la escuela como en sus
casas, pensamos y conversamos sobre estas preguntas:

¿Qué diferencias encuentran en el cielo? Por ejemplo, ¿vieron siempre el cielo del mismo
color? Si cambiaba, ¿cómo cambiaba?
¿Siempre vieron los mismos objetos? ¿Cuáles vieron solamente de día y cuáles
solamente de noche? ¿Cuáles a veces de día y a veces de noche?

La siguiente actividad se inicia con un trabajo en parejas. Cada docente pensará de qué modo
agrupar a los y las estudiantes, teniendo en cuenta, entre otros aspectos, la conceptualización
en torno a la escritura ya que uno de los integrantes será quien escriba, y la idea es que
todo/as los/as niños/as puedan volcar sus ideas sobre el papel, sin que la escritura
obstaculice el propósito central. Si alguna pareja escribe de manera alejada a la
convencionalidad, la/el docente podrá intervenir normalizando la escritura (escribiendo en
cursiva de manera convencional) para que luego se pueda recuperar la misma.
Las preguntas se podrán leer a través de la/el docente si fuera necesario y cuando las parejas
finalicen el intercambio y la escritura se propondrá una puesta común donde cada una pueda
compartir lo que pensó.
Uno de los propósitos de este intercambio colectivo consiste en construir algunas nociones
en relación con la distancia. Como las medidas con que se da cuenta de esas distancias
resultan abstractas para los y las estudiantes de primer ciclo, sugerimos otras maneras de
comparar esas distancias: "más lejos que…", "más cerca que…", "delante de…", "detrás
de…".
Al finalizar el intercambio se podrá registrar la información en algunos afiches y contar con
imágenes de los diferentes objetos. ¿Cómo sería ese registro?

Actividad 4: ¿qué está más lejos y qué está más cerca?

Seguramente en las diferentes observaciones del cielo vieron aves, aviones, nubes, la
Luna, el Sol, las estrellas…

En parejas, lean las siguientes preguntas y escriban sus ideas:

1-¿Cuáles de estos objetos les parece que están más cerca y cuáles más lejos nuestro?
2-¿Cómo podríamos decidir eso observando estos objetos en el cielo desde el suelo?
3-¿Pudieron darse cuenta si alguno de esos objetos pasaba por delante o por detrás de
otro?
4-Aunque no lo hayan observado, ¿pueden recordar de otras experiencias si las nubes
pueden pasar por delante del Sol o de la Luna? ¿Pueden pasar por detrás?
Y los pájaros, ¿pueden pasar por delante del Sol o la Luna? ¿Pueden pasar por detrás?

Parte B: Los cambios y regularidades en el movimiento del Sol -visto desde nuestra
posición en la Tierra- a lo largo del día y del año

Para la siguiente actividad, en las partes 1 y 2 se realiza un intercambio a partir de la lectura


de algunas preguntas y sugerencias que orienten la posterior observación.
En la parte 3, se propone una situación de lectura de un texto instructivo para la construcción
de un gnomon. Resulta importante que cada estudiante cuente con una copia del mismo para
que puedan realizar una lectura por sí mismos/as y seguir la lectura del texto mientras la/el
docente o algún/os estudiante/s leen para todos/as.
Luego, con el gnomon construido, resultará significativo que puedan explorar el instrumento
para que comprendan su utilidad.
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Actividad 5: ¿Dónde vemos el Sol?

Parte 1: Leemos las siguientes preguntas y conversamos

Si miramos el cielo durante un día sin nubes:

• ¿Vemos el Sol siempre en el mismo lugar? ¿Lo ven cuando salen de sus casas para
venir a la escuela? ¿Dónde? ¿Y cuando salen de la escuela?
• ¿En qué momento vemos al Sol más alto: cuando entramos a la escuela, o cuando
salimos?
• ¿A qué hora les parece que el Sol está en su posición más alta?

Parte 2: leemos, observamos y registramos

Leemos las sugerencias para observar el Sol de la mejor manera:

Vamos a tratar de observar el Sol a lo largo del día desde el mismo lugar. Elijamos algunos
de los lugares desde donde observamos el cielo para poder observar el Sol: ¿cuál les
parece que resulta mejor? ¿Por qué?

Una vez elegido el mejor lugar, vamos a hacer un dibujo o sacar una foto del paisaje que
nos rodea y luego imprimirla.
Con la foto volvemos al lugar y, colocándonos en el centro y desplegando la foto alrededor
nuestro tratamos de ubicar las distintas cosas que aparecen en la foto. Así tendremos una
idea del paisaje que nos rodea.
En ese paisaje busquemos ubicar la línea donde el cielo y la tierra se encuentran: el
horizonte del lugar. Identifiquemos casas, árboles, edificios u otros objetos que caracterizan
ese horizonte en distintas direcciones.

Ahora que ya tenemos identificado el horizonte del lugar vamos a observar el Sol.

A lo largo del día (por ejemplo, antes de cada recreo), desde la posición que eligieron al
comienzo de esta parte de la actividad, observen la posición del Sol y dibújenla sobre el
esquema o foto. Es muy importante que vayan registrando en qué zona del cielo respecto
a su horizonte se ubica y a qué hora realizan cada una de las observaciones.

¡Norma de seguridad! Tengan cuidado de no mirar directamente el Sol porque puede dañar
la vista. No lo miren nunca de forma fija o directamente. Mírenlo menos de un segundo con
el rabillo del ojo (“de reojo”) solo para tener una idea aproximada de dónde está.

Parte 3: leemos un instructivo y construimos un gnomon para observar las sombras

Mientras hacen la observación del Sol y sus distintas posiciones a lo largo del día, también
van a observar el comportamiento de las sombras. Les proponemos leer el siguiente texto
instructivo para construir un gnomon.

¿Cómo construir un gnomon?

Materiales:

-Una lata o maceta grande


-Tierra
-Palo de escoba (o parecido) de 1 metro de largo

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-Hilo
-Cinta scotch

Procedimiento:

1- Llenar con tierra una lata o maceta grande.


2- Enterrar un palo de escoba o similar de un metro de largo.
3- Ubicarlo vertical en el punto de observación desde donde van a mirar el Sol.
4- Marcar en el suelo la sombra que da el palo y señalar especialmente el final de la
sombra.
5- Unir con un hilo la punta del palo y la punta de la sombra.
6- Pegar el final del hilo al suelo.

Si siguen la dirección de ese hilo hacia el cielo, ¿qué encuentran?


¿Cambia la sombra a medida que se mueve el Sol? ¿Cuándo es más corta?

En la siguiente actividad se propone otro modo de conocer: la modelización. El mismo


consiste en la construcción de un esquema o modelo que representa un fenómeno de forma
simplificada, dejando solamente los aspectos que resulten especialmente relevantes para lo
que buscamos comprender. Para la modelización del recorrido del Sol a lo largo de un día,
se sugiere la construcción de una maqueta, entendida como un tipo particular de modelo.
Esta maqueta, cuyo propósito como modelo es comprender la trayectoria del Sol a lo largo
de la jornada de luz en la que realizamos la observación del mismo, debe incluir algunos
elementos clave: a) los hitos más relevantes del paisaje circundante; b) una representación
de la trayectoria solar vista desde nuestro punto de observación. La trayectoria en cuestión
será un arco de círculo inclinado. Para la latitud de la ciudad de Buenos Aires (unos 35° sur)

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el punto más alto de dicho arco nunca alcanzará la vertical del lugar, ya que la inclinación de
dicho arco respecto al suelo será de unos 55° (es decir 90°- 35°).

Ejemplos de fotografías panorámicas tomadas desde el patio de dos escuelas (D.E 3 y D.E.
14), junto con la modelización del recorrido del Sol en una maqueta

Actividad 6: ¿cómo representamos el camino del Sol?

Tomando en cuenta todas las observaciones que hicieron y la fotografía o esquema del
paisaje que rodea el lugar desde donde observaron, van a hacer junto a la maestra o
maestro una maqueta del lugar. En esa maqueta, mediante un arco de alambre inclinado
vamos a señalar el camino que hizo el Sol a lo largo del día.
Observen y experimentando con la maqueta indiquen:

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-¿Por qué lugar del paisaje debe salir el Sol?
-¿Por cuál se debe poner?
-¿En qué punto del paisaje debe alcanzar su mayor altura?
-¿En algún momento del día pudo haber pasado por arriba de la cabeza de las personas?

El propósito de la siguiente actividad consiste en volver a proponer la observación de la


trayectoria solar al menos 15 días después de la observación anterior, para lograr identificar
las diferencias del movimiento del Sol entre ambas observaciones.

Actividad 7: el Sol a lo largo del año

¿Cambia el movimiento del Sol si repetimos las observaciones 15 días después? ¿De qué
manera?
Lo representamos con distintos alambres en la maqueta.

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