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Dpto. Geografía e Historia. IES Miguel Espinosa.

EBAU 2021/22

TEMA 16. LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y EL ESTALLIDO DE LA


GUERRA CIVIL. DESARROLO Y CONSECUENCIAS.

1. INTRODUCCIÓN.
La Guerra Civil (1936-1939) constituye, sin duda, el acontecimiento más dramático de la historia
reciente de nuestro país. Comenzó con la sublevación de unos altos cargos militares que pretendieron
aniquilar por la fuerza, la legitimidad de la República. Lo que en principio pretendió ser un golpe de
Estado rápido, para imponer un régimen autoritario, se convirtió en un largo conflicto, cuyo balance
final fue dramático: miles de españoles muertos en el frente, ejecutados, encarcelados, perseguidos y
exiliados, a lo que hay que añadir daños materiales imposibles de cuantificar y 40 años de dictadura y
represión.
La guerra enfrentó a dos grupos irreconciliables: los partidarios de una España
tradicional, católica, dominada por terratenientes, burgueses y una parte del campesinado
propietario con los partidarios de una España progresista, anticlerical, representada por
intelectuales, pequeños burgueses, obreros y campesinos sin tierras.
2. DESARROLLO.

2.1 Causas y desarrollo de la sublevación.

Los tres factores principales que provocaron el conflicto fueron la lucha de clases, el
antagonismo ideológico y el conflicto religioso. El detonante fue el clima de radicalización, violencia
callejera y bipolarización de la vida política que dio lugar a los asesinatos del socialista José Castillo el 12
de julio y del monárquico Calvo Sotelo un día
después.
El 17 de julio de 1936, la insurrección
militar se inició en Melilla. Desde allí se extendió
rápidamente al conjunto del protectorado de
Marruecos. El 18 y 19 de julio, el golpe se
extendió a la península y los archipiélagos.
Mientras el gobierno de Casares Quiroga
reaccionaba con lentitud ante los
acontecimientos.
El golpe triunfó en Galicia, Castilla-
León, Navarra, con el general Mola en
Pamplona, Andalucía Occidental, con Queipo de Llano en Sevilla, Baleares, con Goded que después se
desplazó a Barcelona para ponerse al frente de la insurrección, y Canarias, desde donde Franco, tras
asegurar el triunfo del golpe en el archipiélago, se desplazó a Marruecos el día 19 para ponerse al frente
del ejército de África. También triunfó en enclaves aislados como Oviedo, con el general Aranda,
Granada, donde tuvo lugar asesinato de García Lorca, y Zaragoza con el general Cabanellas.
Sin embargo, fracasó en Asturias, Cantabria y parte del País Vasco, donde el PNV colaboró
finalmente con la República, Cataluña, Levante, Madrid, Castilla la Mancha, Murcia y la zona oriental de
Andalucía. Los fracasos más graves tuvieron lugar en Madrid, donde el nuevo presidente Giral entregó
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armas a las milicias obreras, y en Barcelona, donde una inusual colaboración de los obreros de la CNT con
la Guardia Civil y la Guardia de Asalto abortó la insurrección.
En general, exceptuando en Navarra y Castilla-León, la sublevación no tuvo apenas respaldo
popular y se basó en las fuerzas militares insurrectas.

2.2 Formación de los bandos.

El fracaso parcial del golpe llevó a la división del territorio en dos zonas y al inicio de la guerra.

La zona nacional contaba con las reservas de cereal y ganado de Castilla y Galicia y las minas de
carbón leonés y de Riotinto en Huelva. Ante todo, tenía un ejército mucho más preparado que contaba
con divisiones íntegras en Castilla, Galicia y Andalucía y, sobre todo, con el Ejército de África, la Legión y
los Regulares. Además recibió el apoyo internacional de Alemania, Italia y Portugal (con gobiernos
afines) que aportaron soldados, aviones, armamento y apoyo logístico.

En la zona republicana quedaron comprendidas las regiones industriales, y contaba con el trigo
en La Mancha y los productos de las huertas levantinas. También pudo disponer de las reservas de oro
del Banco de España. Sin embargo, las unidades del ejército quedaron prácticamente desarticuladas. La
mayor parte de los oficiales se sublevaron. Ideológicamente contaban con el apoyo de la mayoría del
entorno europeo, pero el temor a Hitler hizo que las principales potencias formaran el “Comité de no
intervención” que les impedía enviar armas o tropas a ningún bando. Por tanto, la ayuda internacional al
bando republicano solo llegó desde la Unión Soviética (armas e instructores militares) y desde los
voluntarios que formaron las Brigadas internacionales.

2.3 Fases del conflicto.


I. Movimientos iniciales o “guerra de columnas” (julio a noviembre de 1936).
Un elemento clave para comprender la victoria final de los nacionales fue el "puente aéreo"
organizado con aviones alemanes e italianos que permitió el rápido traslado del Ejército de África a la
península. A partir de ahí, ambos ejércitos se desplazaron en columnas (2-3 mil hombres, con pocas armas)
de camino a los frentes y zonas importantes a defender.

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Los legionarios y regulares, fuerzas profesionales que superaban con facilidad a las
desorganizadas milicias obreras y campesinas, iniciaron un rápido avance hacia Madrid. En el camino, el
general Yagüe que mandaba las columnas decidió desviarse hacia Badajoz. La ciudad cayó y se inició
una brutal represión que escandalizó al mundo y produjo un gran número de víctimas.
Las tropas continuaron su avance hacia Madrid pero Franco decidió desviar de nuevo las tropas
para liberar a la guarnición asediada en el Alcázar de Toledo, cuya liberación fue un gran triunfo
propagandístico para Franco.
Mientras, en el norte, Mola tomó Irún y San Sebastián aislando al País Vasco de la frontera con
Francia.

II. Batallas por Madrid y campaña del norte (noviembre de 1936 a noviembre de 1937).

El 18 de octubre de 1936 las fuerzas nacionalistas dirigidas por Varela llegaron a las afueras de
Madrid. En noviembre de 1936 se inició la Batalla de Madrid, ocupando rápidamente Alcorcón, Leganés,
Getafe y Cuatro Vientos. La caída de la capital en manos de las tropas rebeldes parecía inminente.
Ante la superioridad militar de las fuerzas
nacionales, partidos y sindicatos obreros alentaron la
movilización del pueblo madrileño para defender su
ciudad. El grito de "¡No Pasarán!" se hizo celebre en
todo el mundo.
La moral de la población madrileña aumentó con la
llegada de refuerzos exteriores. Las Brigadas
Internacionales, cuerpo de voluntarios organizados
esencialmente por los comunistas; tanques y aviones
rusos; la columna del anarquista Durruti llegó para
ayudar en la defensa de la capital.
La ciudad fue sometida a bombardeos aéreos por aviones Junker alemanes y se produjeron duros
combates en la Casa de Campo, la Ciudad Universitaria y el Puente de los Franceses. Las tropas
republicanas consiguieron resistir, obligando a Franco a ordenar un asalto frontal a la ciudad que también
fracasaría, produciéndose el cerco de la ciudad y las sangrientas batallas de Jarama, Guadalajara y
Brunete (de febrero a julio de 1937) en las que los republicanos seguían resistiendo y demostrando que
eran mucho mejores defendiendo que atacando.
Franco cambia de táctica y decide atacar las zonas republicanas más débiles (ya había tomado
Málaga a principios de año) y pone en marcha la campaña del norte de la primavera al otoño de 1937.
Las tropas nacionales conquistaron la zona norte republicana que había quedado aislada del resto del
país. Uno tras otro, el País Vasco, Cantabria y Asturias fueron cayendo en manos de Franco. Durante esta
campaña tuvo lugar el célebre bombardeo de Guernica. La Legíon Cóndor, grupo aéreo alemán enviado
por Hitler, bombardeó una ciudad sin interés militar y la arrasó. Este acto, inspiró a Pablo Picasso en su
célebre cuadro. Tratando de distraer, los republicanos organizaron la ofensiva de Belchite en Aragón. El
fracaso fue total y finalmente las tropas franquistas tomaron todo el norte del país.

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Durante la campaña vasca, Mola, el único general que podía competir con Franco en el liderazgo del
bando nacional, murió en accidente de avión.
Muerte de un miliciano.
Fotografía de Robert Capa.

III. Frente aragonés y campaña del Mediterráneo (diciembre de 1937 a diciembre de 1938).

En diciembre de 1937, tuvo lugar una ofensiva republicana en Teruel. Las condiciones climáticas
marcaron una ofensiva que finalmente fracasó. Tras asegurar el dominio de Teruel, Franco lanzó un
ataque general en Aragón. El éxito fue fulgurante y el 15 de abril de 1938 las tropas nacionales llegaron a
Vinaroz en el Mediterráneo. La zona republicana quedó partida en dos. Los nacionales se dirigen hacia el
Mediterráneo, lo que les permite acercarse a Valencia por el norte. De esta forma consiguen dividir el
territorio republicano aislando a Cataluña del resto.
La última gran ofensiva republicana dio lugar a la Batalla del Ebro en julio de 1938. Con más de
100.000 muertos, esta fue la más cruenta de las batallas de la guerra civil y agotó definitivamente la
moral y las reservas republicanas.

IV. Ofensiva final y fin de la guerra (enero a julio de 1939).


La antesala del fin de la guerra fue la ofensiva nacionalista contra
Cataluña. Tras tomar Barcelona, las tropas franquistas llegaron a la
frontera francesa en febrero de 1939. Antes se había producido un
enorme y patético éxodo de población. Más de 500.000 personas
huyeron a Francia, donde fueron hacinadas en campos de
concentración.

Ante la inminente derrota, las divisiones internas se hicieron aún


más profundas en el bando republicano. El gobierno de Negrín, con el
apoyo de los comunistas y parte de los socialistas, proponía la
resistencia a ultranza. El objetivo era que el conflicto español quedara
integrado en la inminente guerra europea y mundial que todo el
mundo veía venir. De esa manera, la República española encontraría
aliados que le permitirían cambiar el signo de la guerra.

Contra esta posición, y defendiendo la negociación de la derrota con Franco, el coronel


Casado dio un golpe contra el gobierno de Negrín. Pese a las propuestas de negociación de
Casado, Franco exigió la rendición incondicional. El 28 de marzo, las tropas franquistas

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entraron en Madrid y el 1 de abril de 1939 terminaba la sangrienta guerra. Una larga dictadura
vino a sustituir al ensayo democrático de la segunda república.

3. CONCLUSIÓN.

Un análisis global de la guerra desde el punto de vista militar permite extraer estas conclusiones:
a) La intervención militar extranjera fue fundamental en ambos bandos.
b) El ejército sublevado se caracterizó por su disciplina y la alta cualificación. En cambio, el
ejército republicano no disponía de suficientes mandos profesionales.
c) Como la sublevación no triunfó, derivó en una larga guerra civil, en la que la iniciativa casi
siempre correspondió a los sublevados, y quedó para los republicanos el papel de la
resistencia.
d) Tras el fracaso inicial de ocupar Madrid, Franco optó por un desarrollo lento de las
operaciones militares, en una guerra de desgaste que cumplía varios objetivos.
e) La estrategia republicana, una vez aceptada la dificultad de la victoria, consistió en resistir
todo lo posible, con la esperanza de que estallara una guerra europea entre las potencias
democráticas y las potencias fascistas, en la que quedaría englobada la contienda española.
Esto habría supuesto para la República un cambio sustancial de la situación.

Además, el conflicto deja unas graves consecuencias demográficas (en torno al millón de muertes),
económicas (destrucción del tejido industrial, infraestructuras, pérdida de las reservas de oro, etc.),
sociales (pérdida de derechos de los obreros y victoria de la oligarquía industrial y terrateniente), morales
y culturales (represión y exilio de intelectuales, división ideológica permanente del país, etc.).

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