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GRADOS Y DESTINO

JERONIMO JERRY BRIGNONE

Capítulo 20 del libro Ensayos astrológicos: abriendo nuevos


caminos. Investigación, aplicación, difusión, 2012, Ed. F.Caba, de
Jerónimo Brignone. Texto de la ponencia compartida en la Jornada
Intensiva de la Fundación Centro Astrológico de Buenos Aires de
2012 “La nueva astrología” y luego en inglés en 2014 la revista del
ISAR (International Society of Astrological Research), que la reiteró
en su sitio web en más de una ocasión.
CAPITULO 20

GRADOS Y DESTINO
El valor predictivo de los grados de la Carta Natal

Este breve capítulo ocupa esta sección del libro por dos
motivos: pese a que vengo observando el fenómeno desde mis
inicios en la Astrología, la idea de escribirlo surgió apenas unos días
antes de entrar en prensa, dado que la intención era compartirla en
la próxima Jornada Intensiva abierta a toda la comunidad astrológica
que anualmente realiza la Fundación Centro Astrológico de Buenos
Aires, este año con título “La nueva Astrología del 2012”. Por otro
lado, como refiero en él a varios momentos de mi propia vida, me
pareció adecuado que estuviera presente en esta Cuarta Parte, que
tiene un cariz más personal.
Muy temprano me llamó la atención cómo algunos eventos
claves de mi existencia coincidían con un planeta que los represen-
taba con su simbolismo en una la edad idéntica al número de grados
en que se hallaba ese planeta en mi Carta. Por ejemplo, como ya
mencioné en el capítulo 15 (en donde figuran los datos de la misma.
Figura 38), un evento que me marcó mucho en la vida fue la pérdida
de mi hermano Tomás. Aunque tengo varios hermanos, con él era
con quien me llevaba mejor, era de Géminis como yo y coincidíamos
en muchas cosas. Se reían de nuestro par de nombres: a él lo
llamaron desde que nació Tommy y Jerry a mí, de modo que los
gemelitos de nuestro signo zodiacal se encarnaban en la conocida
dupla del dibujo animado. Mercurio en mi Carta es el regente de la
Casa III de los hermanos y se halla en el mencionado Géminis
compartido en la Casa XII de las pérdidas y el suicidio. Mi Mercurio
está a 16º y minutos del signo y mi hermano falleció cuando yo tenía
16 años y unos meses (esto funciona normalmente con unos meses
de orbe). Dado que Mercurio también rige mi Ascendente, fue un
suceso no sólo muy importante, sino que supuso un giro en mi
historia.
Venus en mi Carta está a 18º y pico de Cáncer y a esa edad
por primera vez me enamoré en el sentido convencional y de
verdad, de hecho perdidamente. Quizás sea una edad normal para

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enamorarse (aunque suele ocurrir de hecho más temprano), pero a
mí me ocurrió precisamente cuando coincidía con los grados del
planeta del amor, que en esta Carta se une exclusivamente por
aspecto mayor armónico con el regente de Casa VII y el presente en
Casa V, conformando un sentimental Gran Trígono de agua. Ade-
más a esa edad con minutos exactos puse en escena mis dos pri-
meras obras de teatro de mayor envergadura, con el artístico Venus
unido a Neptuno en la Casa V y Júpiter en Piscis. Pero también
ocurrió el segundo fallecimiento importante de mi vida, un amigo
muy pero muy querido que era extranjero y murió lejos en un
accidente trágico en el mar, con Venus rigiendo la Casa XI de los
amigos y los aspectos antes mencionados siendo también al regente
y al presente en la Casa IX, la del extranjero, con Piscis y Neptuno
involucrados. Por otro lado, el mismo día que cumplía 27 años me
separé de mi esposa en una decisión súbita y definitiva, aunque
desde luego las cosas no estaban bien desde hacía tiempo. El
Urano de mi Carta está en 26º54’ de Leo, es decir a un mes de orbe
del evento (si 1º = un año, 5’ = un mes). Para mí fue un aconteci-
miento feliz y el comienzo de una etapa de vida más placentera y
positva, bien reflejada en el signo de Leo, y ni qué decir en Urano, el
clásico planeta de las separaciones.
El Ascendente se halla en grado 23º casi exacto (23º03’) de
Géminis. Yo me topé de lleno con la Astrología exactamente a esa
edad: alrededor de mi cumpleaños número 23 tuve mi primera
consulta astrológica y, por mi naturaleza curiosa y desconfiada, unos
días antes me compré un manual (había pocos entonces, éste era el
excelente de Alpherat) y lo estudié previamente día y noche en
forma frenética para poder cerciorarme de que la astróloga me
estuviera hablando cosas coherentes. Apenas terminada su lectura
de la Carta Natal, le pedí entusiasmado que me recomendara
bibliografía y me orientó hacia los dos mejores libros de Kier que
había entonces, cuyo estudio empecé inmediatamente. Al poco
tiempo ya estaba haciéndolo en contextos grupales y tomé contacto
con el Caba, todavía en el marco de esa edad. Al momento de la
escritura de este texto más de la mitad de mi vida, de hecho los
últimos 27 años, se halla fuertemente vinculada a la Astrología, que
ocupa muchas horas de mis días y es mi principal fuente de
ingresos desde hace más de dos décadas. Por ello siempre que
rectifico o inclusive miro una Carta, trato de informarme sobre qué le
ocurrió a la persona a la edad del grado del Ascendente o con otras
sumas sobre la cual me extenderé, porque es un factor que por su

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Figura 38. Carta Natal del autor (trópica y sidérea)

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importancia suele tener que ver con contenidos que marcan signifi-
cativamente toda una vida.
Pero teniendo tres planetas en 11º, Neptuno, Júpiter y
Saturno, no puedo asociar nada importante con esa edad, excepto
ciertos procesos de súbita maduración intelectual (Júpiter y Neptuno
están determinados a la Casa IX por presencia y regencia), pero
verdaderamente habían comenzado uno o dos años antes. Y aquí
entra en juego una cuestión de sentido común: ¿esto sólo opera
hasta los treinta años que correspondientes a un signo? Obviamente
no, por lo que es el momento para hacer una pequeña reflexión
teórica: ¿cómo explicamos el funcionamiento de este fenómeno?
Mi conclusión es muy simple: por la dirección simbólica del
0º de Aries. En las direcciones simbólicas movemos un planeta
desde su lugar haciéndolo avanzar una cantidad de grados equiva-
lentes a cierta cantidad de años y según lo que los astrólogos
llamamos una “clave”, para ver luego qué aspectos hace a otros
planetas natales. La dirección más clásica y popular es la de la
“clave Ptolomeo”, según la cual 1º = un año (por ejemplo el Plutón
de mi Carta en 7º35’ de Virgo en la cúspide de Casa III, al sumarle
los 16º24’ correspondientes a la edad que yo tenía cuando falleció
mi hermano, hace cuadratura a mi Ascendente natal con 1º de orbe,
que es el que se suele usar para esta técnica predictiva). Hay
muchas otras claves, algunas muy populares y eficaces, entre las
que se hallan 2º30’ igual a un año y 5º igual a un año, mis dos
preferidas a la hora de ver reflejados eventos ya ocurridos o también
en la consulta para comprender los procesos a ser vividos en tramos
más acotados de un año. La clave Ptolomeo (1º = un año) surge del
valor mágico del grado inventado por los babilónicos que, partiendo
de lo que se mueve el Sol en un día en el Zodíaco a lo largo de todo
el año, lo redondea en un arco de circunferencia que responde a la
división armónica del círculo por los tres primeros números primos
(1x2x2x2x3x3x5).
En la antigua Grecia y todavía hoy al grado se lo llama
moira, y Moira quería decir también “destino”. Es decir que, jugando
con las palabras y a efectos de lo que estamos relevando aquí,
“Grado es Destino”. Como todo nuestro sistema astrológico basa su
significación refiriéndolo a ese punto de inicio, el 0º de Aries o Punto
Vernal, intersección de los dos planos fundamentales de movimiento
de la Tierra (traslación para la Eclíptica y rotación para el Ecuador),

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no es descabellado pensar que el punto más importante de la
Astrología se mueve desde que nacemos 1º por año y por ello va
activando por aspecto a las posiciones natales “por grado”.
Con esta concepto de base, podemos postular que algo que
está a 11º también va a activarse a los 41 (11º + 30º, es decir un
signo completo), pues el Punto Aries también va a estar haciéndole
aspecto por dirección simbólica. A los 41 años conocí a la pareja
más importante de mi vida en términos de la calidad del amor,
compromiso y la (duración hasta la fecha): Júpiter rige mi Casa VII,
Neptuno está en la Casa V y Saturno presente y regente de Casa
VIII puede connotar el aspecto sexual y de compromiso profundo.
En la Carta hay también un cerrado trígono de Marte y Plutón en 7º
que coincide con dos hechos significativos: por un lado, a los 37
años (30º + 7º) asumí la dirección de estudios de la Fundación con
la que estoy tan involucrado desde hace décadas años, y Marte rige
y está presente en la Casa X de la autoridad, mientras Plutón rige la
Casa V de la enseñanza y está presente en la Casa III de los
estudios; por el otro, por esa época yo estaba dirigiendo tres obras
de teatro para adolescentes escritas por una psicóloga con un fuerte
contenido terapéutico y vinculadas a temas sociales de salud: una
era para la prevención del SIDA, la otra de la anorexia y la bulimia, y
la otra del alcoholismo y la drogadicción. Las obras fueron vistas con
el auspicio de la OMS por miles de jóvenes escolares a quienes en
muchos casos me consta que les causó una impresión determinan-
te. Las dimensiones sociales del hecho hacen lógico que aparezca
simbolizado en la Carta: en ese trígono Plutón en Virgo, signo de la
salud, rige la Casa V del teatro y los jóvenes, mientras Marte marca
probablemente mi rol de director y la gran cantidad de energía diaria
que debía volcar en el tema.
Otros planetas también funcionaron con el mismo criterio de
sumar 30º, es decir un signo entero. Puedo asociar a mi Luna en 15º
y medio con un evento importante a esa edad: tenía 15 añosy medio
cuando se casó mi primer hermano, y en el curso de los doce meses
siguientes se casaron dos hermanas más, amén de fallecer el ya
mencionado, todo ello afectando mucho a mi madre y la estructura
del grupo familiar, estando también el matrimonio vinculado con lo
lunar), pero treinta años después ocurrió algo que tuvo relación con
esa época: a los 13 años me había vuelto un fanático de la ópera y
al año siguiente tuve mi primera experiencia en el Teatro Colón,
decidiendo ahí mismo que iba a ser un reggiseur (director escénico

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de ópera) internacionalmente famoso. Cosas de la adolescencia, ya
que por supuesto no lo fui, aunque ese sueño se sostuvo por más
de una década. Tres años después comencé a dirigir teatro por
largo tiempo, y si bien hubo una pausa importante cuando comencé
mis estudios universitarios, a los 45 años (30º + 15º) se dio la
ocasión de dirigir en el extranjero una película (siempre fui cinéfilo,
pero pensaba que el cine era algo fuera de mi alcance) basada en
una ópera argentina con ribetes míticos. Algunas de mis puestas
teatrales previas habían tenido elementos operísticos pero eran
teatro, no ópera. En cambio aquí debutaba en un mismo acto como
reggiseur y director cinematográfico en un emprendimiento de largo
aliento que se correspondía perfectamente con la posición en Leo
de la Luna natal, cumpliendo un anhelo de pubertad nacido poco
más de 30 años antes.
Respecto de esos estudios universitarios, los completé y ob-
tuve mis dos títulos con honores a la edad de 46 años, coincidiendo
con el Mercurio en Géminis antes aludido (16º + 30º = 46), regente
de Casa III, el cual está en el mismo grado del Sol, con su con-
notación de logro y brillo, en trígono a un Saturno en regencia y en
aspecto a Júpiter en Casa IX también en regencia. Pero si de aspec-
tos del Punto Vernal por dirección se trata, la cosa no termina ahí.
En los capítulos 14 y 15 hablé de los aspectos múltiplos de
15º y no de 30º que incluyen las conocidas semicuadratura y sesqui-
cuadratura. El Punto Vernal también puede hacer estos aspectos,
coincidiendo con momentos de la vida afines al simbolismo de los
planetas. Por ejemplo, mi padre tenía el Sol en Aries, el Ascendente
Aries y un Marte muy prominente, y mi Mediocielo en 10º de Aries se
le corresponde bastante bien, sobre todo considerando que Marte
en mi Carta también se halla en la Casa X (era ingeniero, militar,
violento, etc.). Murió cuando yo tenía 25 años: si yo sumo 15º a los
10º del Mediocielo, arribo a la edad que yo tenía en ese momento
clave de mi experiencia existencial vinculada a él. Del mismo modo
el Venus arriba mencionado, si bien en principio nunca lo asociaría-
mos con viajes, en esta Carta rige por exaltación la Casa IX en
Piscis, y como ya señalara, hace sus únicos aspectos a Júpiter en
Piscis en Casa IX y a Neptuno en Casa V regente de Casa IX,
formando un Gran Trígono. Se halla a 18º de Cáncer y si le suma-
mos 15º, nos da 33º, la edad que yo tenía cuando hice el viaje más
largo de mi vida hasta la fecha (también podemos decir que en ese
momento el Punto Aries llegó por dirección a 3º de Tauro, haciendo

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75º a Venus). Dicho viaje incluyó unos meses en la India y luego un
mes en Grecia, país que visitaría luego con frecuencia pero que
selló también una nueva etapa personal vinculada a su cultura
realizando hasta el momento muchas y diversas actividades comuni-
tarias que tienen que ver con lo helénico. Está en el signo de Cáncer
y rige la Casa IV: además de que allí me encontré con una parentela
a la que ahora estoy muy unido, apenas pisé el lugar tuve la
sensación de que por fin había encontrado mi hogar.
Como puede apreciarse, no quedó títere con cabeza: todos
los planetas de la Carta (algunos más de una vez), Ascendente y
Mediocielo. Lo he visto funcionar muchísimo en la Carta de mis
padres, mis hermanos, amigos, consultantes, la del Caba y figuras
públicas. Aunque sería deseable ceñirse sólo a los planetas que
están allí disponibles en nuestra vieja y querida Carta Natal, no
puedo evitar la tentación de compartir con el lector la manera
igualmente eficaz en que se comporta esta técnica posicionándose
en la perspectiva del Zodíaco sidéreo que, por los motivos que ya
comenté en el capítulo 17, calculo con el ayanamsa de Lahiri.
El Ascendente sidéreo con dicho ayanamsa está en 29º44’
de Tauro, edad en la que asumí el rol de Secretario, Vicedirector de
Estudios y miembro fundador de la Fundación Caba. El regente
Venus también rige la Casa XII sidérea, relacionada con asociacio-
nes sin fines de lucro, y la V, con la enseñanza: significativamente,
había tomado contacto con la Astrología cuando se dio la edad del
Ascendente trópico. Hice también mi primer viaje largo de placer al
extranjero: un mes en EEUU, con el regente Venus, también rigien-
do la Casa V de los placeres, en gran Trígono con Júpiter en IX y
Neptuno en V. A los 14 años (29º - 15º) decidí que iba a dedicarme
de lleno profesionalmente al aspecto teatral de la ópera, con la que,
como dije antes, había contactado fanáticamente a los 13, coinci-
diendo con los 13º44’ de Marte en X. Sellé así, como ocurrió con el
Ascendente trópico, una relación activa y concreta de décadas con
un tema central en mi vida, en este caso el arte teatral. Decisión
también simbolizada por el signo de Plutón en 14º17’ de Leo y cuyos
primeros pasos como director hice a los 17 años, como lo refleja el
artístico Neptuno en Casa V en 17º54’ de Libra y regente del Medio-
cielo en 17º14’ de Piscis, con el dirigente Saturno en 17º51’ de
Capricornio en la Casa VIII (sí, a esa edad tuve mis primeras expe-
riencias sexuales: empecé tan tarde gracias al simpático Saturno).

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La Luna en 22º13’ de Cáncer y el Sol y Mercurio en 22º54’ y
22º42’ de Tauro coinciden con la compra de mi primera casa a los
22 años (Luna en Cáncer rige y ocupa la Casa II, mientras Mercurio
rige la IV; también es el grado de mi Parte Fortuna trópico en la II).
Si le resto 15º, me encuentro con las situaciones arriba consignadas
para los 37 años, que involucraron asuntos de autoridad asociables
al Sol y la Casa XII en la que se encuentra (fundaciones; teatro
como servicio social de prevención sobre adicciones). Ya aludí a los
18º23’ de Júpiter al hablar de los grados de mi Venus trópico: mi
primer enamoramiento, con Júpiter rigiendo el Sagitario sidéreo
interceptado en la Casa VII y en Gran Trígono a Venus y a Neptuno
en Libra en Casa V, así como el largo viaje de los 33 años (18º +
15º), vinculado a su simbolismo natural y a su posición en la Casa
IX, cuyo regente sidéreo Urano se halla también a 3º35’ de Leo
(aventura), recalcando el contenido de la experiencia de esa edad
(3º + 30º).
Venus en 25º05’ de Géminis es el regente del Ascendente y
de la Casas XII y V. La impresionante exactitud en grados y minutos
respecto de la edad que yo tenía cuando murió mi padre no se
corresponde claramente con el simbolismo, a menos que considere
la XII, que contiene al Sol patriarcal, como pérdidas y la V como una
Casa derivada: la VIII de la X, por otro lado, clásica para muerte del
padre, aunque de todos modos no fue una circunstancia traumática,
sino vivida con mucha paz y dulzura. Pero su posición en Géminis
también me hace pensar que en ese mismísimo momento estaba
haciendo en paralelo dos obras de teatro para mí muy importantes:
una en el Teatro Nacional Cervantes con artistas consagrados y otra
vinculada a la compleja dualidad de dos culturas y de un ser huma-
no, de la que un reconocido crítico comentó en su reseña elogiosa
en el diario Clarín: “¿Cómo separar a los gemelos irreconciliables?”.
Finalmente haré un breve pasaje por otra idea expuesta por
Elwelll en la conferencia que mencioné en el capítulo 9 y practicada
por la también mencionada Pamela Crane, hoy muy aplicada entre
muchos colegas europeos (fue mi sorpresa astrológica más entu-
siasmante al encontrarme el año pasado con mis pares griegos), y
es la de aplicar los mismos criterios de lectura por superposición que
usamos con la Carta dracónica pero combinando ahora la Carta
Natal trópica con la sidérea (aplicable a revoluciones solares, etc.).
Aquí no tiene lugar la dimensión interior del mundo dracónico,
eventualmente exteriorizable en vocación y otros acontecimientos,

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sino que lo sidéreo, como le escuché decir al astrólogo hindú que
cité en el capítulo 17, simboliza de lleno lo exterior, material y social.
Es decir no un mundo de vivencias, sino de experiencias del sujeto
que, en el caso de las combinaciones por conjunción u oposición
con hasta 5º de orbe, reflejarían los hitos más característicos que
marcan su camino existencial.
Volviendo a mi Carta y como cierre, la Luna en Leo trópica
está en conjunción al Plutón en Leo sidéreo, Venus en Cáncer trópi-
co y regente de Casa IV está en conjunción a la Luna en Cáncer si-
déreo, el Mediocielo en Aries trópico conjunta a Marte en Aries sidé-
reo y el Ascendente Géminis trópico está en conjunción al Venus en
Géminis sidéreo. Si fueran los únicos elementos a interpretar de
esta persona, ¿qué podría decirse de la misma?
Las dos primeras conjunciones podrían indicar una relación
muy intensa y simbiótica con la madre, que es lo que precisamente
determinó los primeros años de mi vida y por lo tanto mi personali-
dad y afectividad. Ya hablé de las características arianas de mi
padre, muy visibles en la tercera conjunción y que también sellaron
largos años de vivencias en mi infancia y adolescencia, así como
una orientación a mi existencia. En gran cantidad de esferas me
tocó un rol pionero, proactivo y dirigencial, como bien muestra Marte
por su posición. Finalmente Venus, además de simbolizar una
relación de toda la vida con el arte (antes de la cuestión operística,
teatral y cinematográfica, me dediqué desde chiquito y hasta el
momento a la música y ahora a la gestión en artes plásticas), denota
una actitud general estetizante e intelectual (Géminis). Pero lo que
quizás todos los planetas relevados tienen en común como conjunto
es la experiencia erótica y amatoria, que queda así enfatizada como
eje en la vida. En rigor, aunque no se desprenda de este libro, todo
lo vinculado al mismo es apenas una distracción intelectual respecto
de aquello a lo que dedico el noventa por ciento de mi energía y que
es el mundo del encuentro íntimo afectivo: si alguien le sacara una
radiografía a mi vida, lo vería como mi principal actividad.
Para ejemplificar la técnica podría haber elegido otras Car-
tas, quizás de famosos, pero me pareció pertinente hacerlo de este
modo por el hecho de conocer al dedillo los eventos que rodeaban
cada momento. Antes de despedirme por ahora del lector y en la
esperanza de que pudieran serle de utilidad, quisiera mencionar
algunas lecturas que me parecieron particularmente iluminadoras en
mi tránsito por este mágico mundo de la Astrología.

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