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ANTÓN ARRUFAT

El amor
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breve
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Agora con la aurora se levanta
mi luz, agora coge en rico ñu do
; " el hermoso cabello, agora el crudo
. pecho ciñe con oro, y la garganta.
Agora vuelta al cielo pura y santa
las manos y ojos bellos alza, y pudo
dolerse. agora de mi mal agudo ;
. agora incomparable tañe y canta.
Ansí digo, y del dulce error llevado,
presente ante mis ojos la imagino,
y lleno de humildad y amor la adoro.
Mas luego vuelve en sí el engañado
ánimo , y conociendo el desatino,
la rienda suelta largamente al lloro.

Fray Luis de León

ESTRAMBOTE 1
SS!'S!!?!!,'S!!.: aire epigramático de casi todos los sonetos de la época, una
mansa fluencia. La estru ct ura rígida, irritada , del soneto, se
Luis de León ingresó en la orden de los agustinos a los dieci- suaviza . Adqui ere un tan to el curso diáfano de la lira, forma .
siete años. Su obra poética original, muy breve, fue com- métrica usual en Fray Luis. A la idealización petrarquista,
puesta cuando ya era fraile. Si en la adolescencia laica com- donde el amor parece no ocurrir en sitio alguno y la presen-
puso poemas, no los conservó en la madurez monacal. Reu- cia física de la am ada se desvanece, este soneto traza un dise-
nida su poesía y su prosa en español -discurría en latín de ño preciso : el despert ar cotidia no de la amada, sus hábitos,
cuestiones teológicas en gruesos volúmenes- abarca a lo el rezo mañanero, el recogerse el pelo y ceñirlo con rico nu-
sumo un tomo de quin ientas páginas. Caso inusual en un si- do. Los dos cuartetos producen una impresión de verdadero
glo de improvisación y despilfarro . Su prosa, tan admirable, encanto doméstico. El a ma nte, en otro sitio, asiste al desper-
ocupa el mayor espacio . En medio de la boga italianizante tar imaginario de la amada , la ve levant arse en su casa con la
de labrar sonetos , sólo cinco escribió Fray Luis, todos de aurora. Esta aurora se convierte en luz para él: cuando ella
tema amoroso . La crítica los considera imperfectos. Para mí, se levanta amanece par a el ama nte, para el amante desgra-
el que aquí se recoge es una pequeña gran obra. ¿Qué podría ciado: el soneto es ejemplo del amo r no correspondido. La
conocer del -amor este fraile erudito, de vida ascética , desde mujer al levantarse ciñe de oro "el crudo pecho" y la gargan- .
muy joven apartado del mundo? Los temas de sus liras son tao El hermoso brillo metálico impone distancia , recubre . y
la noche estrellada, la vida en retiro, la música , la armonía endurece el cuerpo de la' am ada . Fray Luis toca aquí un es-
de las esferas. No obstante estos cinco sonetos permanecen pecto habitual del amor en su tiempo : el amor como mal,
como una incógnita. Lector de Petrarca, al igual que sus como lo que hace daño . Los tercetos nos deparan una sor-
contemporáneos, quizá se propuso la imitación de los temas presa. La imagen de los cuartetos es desatino , engaño del á-
del amante de Laura. Si amó de veras, no lo sabemos. Tam- nimo. Como siempre , el amor imagi na. Pero dudando, terne-
poco si "Agora con la aurora se levanta mi luz" es remedo o roso. Sutil y lúcido a su manera, conoce el peligro y la ame-
experiencia personal. Pero importa señalar lo agudo del do- naza del desaire . Ya el pecho era "crudo", las bellas manos
lor amoroso, el conocimiento que dimana de estas catorce lí- no se alzaron por él. Al contrario, para tañer y cantar, enfor-
neas y la convicción de su tono. En él encuentro, más que el ma "incomparable", dice con leve ironía. El terceto últim.0,

.,J.·O
2
devuelve al amante a la realidad. Los dos cuartetos, con su
admira ble primer verso de amplio impulso y la inquietante
repetición del " agora ", son más resplandecientes (y mejo-
res) que los tercetos. No veo en ellos debilida d del autor, sino
evidencia del efecto de la ilusión amorosa, engaño del ánimo
qu~ se provoca el amante a sí mismo , pero qu e adquiere por
un instante la fuerza de lo real, y puede infligir el más agudo
dolor. Los tercetos nos parecen más apagados (y débiles)
porque reflejan la desilusión , la pérdida del deslu mbramien-
to que el amor creaba con su ficción. Si hay una distancia fí-
sica entre ambos -ella se levanta en otra casa, sin duda - ,
hay también una distancia sentimental: es la mujer que ha
dicho que no. .

XII
"¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando
en la luch a de amor j untos trabados
con lenguas, brazos, pies, y encadenados
cu al vid que entre el jazmín se va enredando,

y que el vital aliento ambos toma ndo


en nue stros labios, de chupar ca nsados,
en med io a tan to bien somos forzados
llor ar y suspirar de cuando en cua ndo?"

" Amor, mi Filis bella, que allá dentro


nuestras alm as juntó, quiere en su fragua
los cuerpos ajunta r ta mb ién tan fuerte

que no pud iendo, como esponja el agua,


pasar del alm a al dulce amado centro,
llora el velo mort al su avara suerte".

Francisco de Aldana

ESTRAMBOTE 11
e e t ! Se t i SS f * ! S f ' !
biera dicho que sí, y los dos amantes se hubieran encontra-
Al contrario de Fray Luis, Fra ncisco de Aldana tuvo la afi- do, el acto, pese a la emoción y al placer, terminaría en una
ción del sone to. Compuso, en su corta vida, cerca de cin- ausencia, es decir , en fracaso. Existe cierta filiación entre
cuenta. Sol dado, mur ió en el campo de batalla, durante el este soneto, abiertamente sensual y sin vestigios de la subli-
asalto fru strado a una fortaleza en Ma rruecos, en 1578, a los mación de lo erótico, habitual en la poesía amatoria de tradi-
cua renta y uno de edad. Su soneto XII ofrece, compa rado ción petrarquista, y un momento memorable en De retum na-
con el de Fray Luis, un nuevo aspec to, quizá más hondo, in- tura, el gran poema materialista de Lucrecio. Dice el poeta
. quietante o desesperado, de la relación amorosa. El amor no de la antigüedad romana, en prosaica traducción: " Venus
correspondido en Fray Luis, amor de una sola par te, es des- engaña a los amantes con simulacros, y nada puede despren- ~
dichado en su soledad. Pero en la pági na de Aldana los der o guardar de sus cuerpos, aunque las manos indecisas y
amantes se halla n reunidos en el lecho, concluida al parecer la mutuas los recorran. Los amantes se aprietan con ansiedad,
relación sexu a l. Se inicia, entonces, la conversación entre diente amoroso contra diente , del todo en vano, ya que no al-
ambos. Dividido en dos partes esenciales - corresponde en canzan a perderse en el otro ni a ser un mismo ser ". La rela-
la estructura formal a cuartetos y tercetos -, la voz de la mu- ción erótica comporta un fracaso: la posesión no es absoluta.
jer ocupa la pr imera, y la segunda es la respuesta del hombre Aldana emplea un símil acertado, el del agua y la esponja. El
a su interrogan te. Realista y sensual, Aldana yuxtapone el agua penetra la esponja, la esponja parece absorberla y per-
dualismo cristiano del alma yel cuerpo. Se acerca a este mis- derse en ella. Pero en rigor permanece una diferencia esen-
terio de su época pero desde el cuerpo. Ya el amor ha junta- cial entre ambos: la esponja sigue siendo esponja, y el agua,
do las almas e intenta ahora ajuntar en su fragua los cuer- agua. El soneto de Aldana es una pequeña demostración -y
pos, en su fuego fundirlos en uno solo. Si en Fray Lu is el en esto cumple con la tradición epigramática del soneto-,
amor era incompleto y solitario, de una sola alma y un solo ardiente y conseguida artísticamente, de la falacia de la po-
cuerpo, a q uí ún icamente los cuerpos, vibra ntes y trab ados sesión. ¿Eres realmente mía? , podría Damón preguntarse
con lengua, brazos y pies, lloran y suspiran, impedidos de (o, a su vez, la hermosa Filis podría formular idéntica cues-
pasarse del alma al cuerpo . En este tratado de amor bre ve, tión). Pero como la esponja y el agua , la persona es irreducti-
Aldana da un pa so más. Si la muje r esquiva en Fray Luis hu- ble. Tiene algo que le pertenece del todo, en cuanto a sí mis-

3
•• •

ma. El amor trata -es uno de sus deseos acuciantes- de po- asunto amatorio -apartando los del amor devoto, que no in-
ner sitio a esta diferencia del otro. La unión total con la otra teresan ahora -, unido al concepto del amor ciego, que en sí
persona es imposible.. El amor, en este punto, es fracaso, lleva el germen de su propia destrucción y desdicha, abunda
pero fracaso renovado eternamente, Una y otra vez pone si- una aguda sensación muy femenina: sentirse convertida en
tia al objeto de S\! amor. Una y otra vez, "llora el velo mortal objeto del amado, sentirse usada, no amada libremente como
su avara suerte"... ' -, una persona. Tanto en esta preocupación como en la solu-
Finalmente, sila poesía de Francisco de Aldana no alean- ción imaginativa que cierra el poema, encuentro un testimo-
.zó, como t ótalidad, la cumbre de los grandes poetas españo- nio de la condición de la mujer en su época . Es difícil distin-
les dd Síglo.deOro, y su obra es más modesta, menos vasta, guir en su lírica la experiencia propia de la experiencia li-
de crudeza ruda, sin embargo alcanzó en este insigne soneto bresca. Suele hablar de lo que ha vivido, o de lo que ha com-
una de ias revelaciones de la relación amorosa de su tiempo. prendido en la existencia ajena. Ignoramos hasta hoy si amó
-Ya Baudelaire nos había advertido: no todo está en los gran- en realidad, y si fue amada. Pero en su poesía amatoria, que
des. poetas.'
o ,

, o • la hizo famosa , destella el tono de la autenticidad. ¿Qué im-


.".' ,1.. . j' . v , I
porta, en definitiva , el tipo de experiencia que la produjo? Si
r 'v , •
~'~-~', .: ~t, :, . ," en este soneto figuran , junto a la magia expresiva y la factura
" :,:t que acusa el enriquecimiento acumulado durante siglos por
l;{";;~ ;', ~o - XXXI la poesía española, las habituales contraposiciones antitéti-
cas ("la muerte a legre", "el bien esqui vo") de rigor en la tra-
::j~.~;; -."¡:, }" ~' ; Detente
sombra de mi bien esquivo, dición cristiana, su don de observación (o de introspección)
~~,,;>( ,: : : imagen del hechizo que más quiero, permite a Sor Juana llevar el tema a una solución inespera-
:.i' ;: ',' '\ 'bella ilusión por quien alegre muero,
I .-
da . La ausencia del am ant e tiráni co, burlador de los lazos
;~~~.\ "" ,.,'_ : .dulce ficéión por quien penosa vivo. estrechos que el cuerpo de la am ante le tiende (o tal vez,ya
• v , i.'
sombra fugitiva , pues es enigmá tico el primer cuarteto), será
. " ,,', Si aíÍ[~án de tus gracias atractivo, abolida por la imaginación. A su escapatoria, la fantasía
;' " " '", ; ; -: sirve mi pecho 'de obediente acero, vengat iva le tiende un nuevo lazo. Labra para él una prisión.
.. .' _:,:,.:<' . ' ¿para qué me enamoras lisonjero Es la posesión por el pensam ient o, por el sueño, por la me-
. ; ,: ' ~si ' has ' de burlarme luego fugitivo? moria. Es el recuerdo el qu e borr a la huida del amante. El
..... ..
" •• \0-. " •

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amor herido , vengador en sutileza, intenta destruir (o tal vez
, : ~as blasonar [10 puedes, satisfecho, lo consigue) la ausencia. La amante no quedará sola. Es inú-
.:': ,~ " de que triunfa de mí tu tiranía:
' -, ( "" que aunque dejas burlado el lazo estrecho
. ." .. ; ~ , . . .
- . -'o" ' \ . q'ue tu forma -fantástica ceñía, .
:: , : ' < '. po~o 'iIllP~rta burlar brazos y pecho

. ";.'\:< :si te labra prjsión mi fantasía. .


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., -, ,. Sor Juana Inés de la CTU~
"i,;, .~-..~ ~

ESTRAMBOTE III
!!!J!s**SS!!ss¿+se

Los dos sonetos anteriores, escritos por hombres, muestran


-en parte la visión varonil. El fracaso de la posesión, en el de
Aldarla, está explicado por el hombre. Es el amante filósofo
quien resuelve la paradoja emocional planteadapor la mu-
jer. Su voz cierra el poema, y ella nada dice. " Detente som-
bra de mi bien esquivo", es obra de mujer. Sin terciar en la
controversia, ya bastante ociosa, de en qué consiste lo real-
mente femeninó en la poesía o el arte, contrapuesto a lo mas-
culino, parece evidente que Sor Juana da una respuesta, des-
. de su condición femenil, a los sonetos anteriores. Hay una
diferencia esencial, o quizá sólo de matiz. Entre las múltiples
respuestas que el amor busca al sufrimiento, a la lucha de
sentimientos contrarios dentro de una misma pasión,Sor
Juana escoge la solución imaginaria. A la soledad del amor
no correspondido en Fray Luis, al fracaso de la posesión ab-
soluta .en Aldana, la monja jerónima opta por otro camino.
O tal vez por un consuelo diverso. Si en Fray Luis es -natu-
ralmente- un engaño voluntario del ánimo, en el soneto de
Sor Juana Inés parece la manifestación de un placer escondi-
do. Sor Juana, que afirmó que le gustaba escribir solamente
en verso -pese a la importancia y cantidad de su producción
en prosa -, 'compuso más de sesenta sonetos. En aquellos de
Sor JUlnl In. de I1 Cruz

4 lo :~ . .

a
til que el ama do escape. El desengaño en Fray Luis, la fala-
cia del coito en Alda na , Sor Juana Inés p roporciona la pri-
sión de la fantasía . En ella ha de permanecer, au nque imagi-
nariamente, el amante fugiti vo. Qué importa su huida si el
amor herido , mediante el sueño o el recuerdo, lo conviert e en
presencia inmó vil. Solución propia de una sens ibilidad fe-
menina, apartada del mundo, encerrada en el cla ustro. Evi-
dencia además, en un sentido más amplio, de la situación so-
cial de la mujer en el siglo X VII , víctima de las p revenciones
que limitaban su conducta a la espe ra . El amor busca ta m-
bién sin duda, busca y propicia - Sor Juana ha sido per spi-
caz al expresa rlo-e, estratagemas y goces secretos. Placer es-
condido y callado. Cárcel de amor.

A MI ESPOSA
Cuando en mis venas fér vidas ardía
la fiera ju ventud , en mis ca nciones
el tormen toso afá n de m is pasiones
con doloro sas lágrim as vertía.

Ho y a ti las ded ico, esposa mía ,


cuando el amor, más libr e de ilusiones,
inflama nue stros pu ros corazones,
y sereno y de paz me luce I día.

Así perdido en turbu l mtos mar


mísero navegant e al ci .lo impl or a,
cu an do le aqueja la torm nta grave;

y del naufragio libre, n lo ' a ltar


con sagra fiel a la d idad qu a dora
las húmedas reliquias d su nav .

J osl Maria lleredia (.

ESTRA MBOTE IV
eet ! S ¿ t 9 S e f* ! e i j ! !
a mor en más libre y sosegado ("y sereno y de paz me luce el
Creo que por dos moti vos " A mi esposa " es una página de día ") . Extraña y curiosa exaltación del matrimon io, de' la re-
excepción. El primero es fácil de dilucidar.J osé Maria He re- lación lograda entre un hombre y una mujer. Breve, pero in-
dia escribió pocos sonetos, y éste es el úni co valedero. Real- cisivo y lacerante en su dicha . Es cierto que tal felicidad y so-
mente una creación. Como bu en neoclá sico - Heredia lo siego se han conseguido al fin del torbellino de la vida , de la
era, matizado de romanticismo- , no frecuentó el soneto. fiera juventud y los tormentosos afanes . Cierto, en suma, que
Gustaba de la est rofa amplia y la rim a inestable, con las cua- este amor es como un refug io. " A mi esposa?' figura al frente
les se a venía su dinamismo int erior. El segundo motivo po- de la edic ión de los poemas de Heredia, imp resa en Toluca
dría expresarse así : ..A mi espo sa " es excepcional por que es en 1832. Esta disposición del soneto no debe perderse de vis-
un himno al amor dichoso . Apen as este amor tiene histo ria ta . Después de él, vienen todos los otros poemas con su carga
escrita. No ha sido preocu pación de la poesía occidental. No de desamor, sueños frustrados de gloria y libertad pa ra su
así el amor mortal, el sufriente y amenazado. La ligazón en- patria colonizada, de destierro y melancolía, de luchas polí-
tre el amor y la muerte promueve en nosot ros profu ndas re- ticas y desán imo , la presencia del mar, los deseos insatisfe-
sonancias . Establece ya, de hecho, el éxito a primera vista chos y las islas de paz en la lejan ía. Si es un soneto obra del
del poema. Renuncias y rupturas, exaltadas decepc iones, cansancio, tal cansancio está persuadido por el amor tr iun-
neurastenias, sueños con fusos, complacencias secretas, exal- fante. Heredia se ha casado en su exilio mexicano, y entre él
taron más al lírico que el puro place r de los sentidos o la paz y Jacoba Yáñez reina un amor maduro y sabio. En los terce-
fecunda de la pa reja . Drama, novela, música ha n sido gene- tos finales, mediante una comparación con la realidad histó- -,
ra dos también por el amor mortal, la pasi ón imposible, per- rica o exte rior , H eredia logra el punto máximo de su crea-
seguida por la socieda d, sufriente y quej um brosa. "A mi es- ción: navegante perdido en la tormenta grave, libre al fin del
posa " es todo lo contrario. Pequeña obra maest ra por su p!=- na ufragio, consagra a su deidad -no de llamas, sino de sere-
ricia y factura, lo es además por la novedd de su asunto: la nidad- " las húmedas reliquias de su nave '? La cr ítica ha
pareja feliz. La pérdida de las ilusiones ha convertido al afirmado que este verso es uno de los más hermosos, o el más

5
,-
••

hermoso , que el poeta escribiera, Virtud curiosa de los sone- nota a pie de página de su Historia de la poesía hispanoamerica.
't os: el último verso,siendo a veces tan misterioso como éste, na, Men éndez y Pelayo destaca esta reacción novedosa al ob-
nos "conduce a la relectura. La luz del último verso aclara y servar la ené rgica expresión del soneto, que refleja de un
enriquece los anteriores..(Ejercicio recomendable de lectura, modo "no indigno del arte (para el polígrafo español exis-
• fructlfero y generoso .) Pero es también, a partir de ese verso tían, por supuesto, te mas de valor artístico o carentes de él,
deslumbrante, que debemos leer el resto de la obra heredia- prev ios a la creación ), la calentura sensual de su tempera-
na ...A mi esposa" es el pórtico de entrada. Los poemas res- mento africano ". Si Plácido era o no un ardiente afr icano,
tantes están a los pies de una deidad, deliciosamente hogare- capaz de padecer típ icas calenturas exclusivas de su raza , y
ña y tranquila. Si todo ha concluido ya , y Heredia estaba en- sus textos más ardorosos que los de un italiano o un chino,
. . . fermo y triste, próximo a la muerte, queda la poesía -posi- me parece un falso problema indescifrable. Lo palpable y
-ble permaneneia-r como los húmedos fragmentos salvados real es la sin gularidad que se encue ntra en " Lo que yo quie-
,' del 'naufragio.
.
ro ". (Dejo la at ribución del origen de tal singularidad a los
especialistas en análisis sa nguíneos.) Y a ella me propongo
atenerme. Can sado de esa cá ndida hermosura, como la nie-
ve " deslumbrante y fría " (pa rece aquí am ar a una mujer
'.' , blanca, y no a Fela, mul ata q ue fue su esposa ), harto se
. LO QUE YO QUIERO
muestra de ofrecer a mor a quien no lo quiere. Se niega al
asedio enfermizo. Si no podem os elegir a nuestros padres o
., ' • 1'" Basta de amor:_si un tiempo te quería nacer en un país determinado, Plácido parece indicarnos la
ya se acabó mi juvenil locura, posibilidad de elegir entre un a mor y otro. A la vez primitivo
" porque es, Celia, tu cándida hermosura
, ~,
como la nieve, deslumbrante y fría .
..
No encuentro en. ti la extrema simpatía
-'que. mi alma ardiente contemplar procura,
ni entre las sombras de la noche oscura,
,
ni a la espléndida faz
. -: ':
. del claro día.

. '- .
. I
Amar no quiero como tú me amas,
sordaa los a yes, insensible al ruego;
. quiero de mirto adornar con ramas
o" •

un corazón que me idolatre ciego,


quiero besar a una deidad de llamas,
", quiero .abrazar a una mujer de fuego.
' - _ 4'- ".

Plácido

ESTRAMBOTE V
Si'!!!!!!!,!!!.!!

Al lloro en Fray Luis por la amada inclemente, a la sustitu-


ción imaginaria en Sor Juana, motivada por el amante impo-
sible, esta altiva página de Plácido representa un nu evo
acento, una reacción diversa . En los dos sonetos citados
-podrían multiplicarse los ejemplos-,.se expresa el sufr i-
miento, respetuoso o suplicante) del amor irrealizado. La
persona amada se aleja , negándose a participar de la pas ión
que se le ofrece, y que ha generado. La mujer adorada y dis-
ta nte, de prendas sublimadas, el amante de hermosa apostu-
ra, que escapa fugitivo. Hay en ellos -además- la obceca-
ción en padecer con la derrota y la voluntad ofuscada del
amante despechado en insistir, intentar una y otra vez el ase- .
dio. El amor de una sola parte, sin medias tintas, total , ilu-
mina el fondo trágico de las relaciones humanas: descubrir
la libertad de la persona amada. Libertad que el mismo
a mor prop icia y se niega luego a admitir. El otro es libre de
acercarse o alejarse, de rechazar o aceptar. El amor no pue-
de imponerse. Puede en parte imponerse el matrimonio. Ha
sido un padecimiento inveterado la unión de la pareja por di-
nero, conveniencia o posición social. (En este intercambio la
mujer es, casi siempre, la mercancía.) Pero Plácido manifies-
ta otra reacción. En su caso , ante la mujer desdeñosa. En

..
'. . .~.

y elaborado, el amor no sólo es un hecho biológico, sino ,


asunto de elecci ón, Al aspecto trá gico, opone el poeta el rc;-
chazo voluntarioso, contrario en est o al sentimiento tradicio-
nal en la poesía amatoria de insp iración renacentista. Si en
Celia -personaje del soneto , nombre de tanta prosapia lite-
raria como Filis o Amarilis- , no existe una " extrema simpa-
tía", en el poeta por el con trario alie nta un alma ardiente y
dispuesta a la pasión verdadera. Los versos están cruzados
de impaciencia , se percibe la ma no que se alza para recha-
zar. Ademán que denota salud espiri t ua l y física. El amante
de Celia no se convertirá en adorador estéril de su frialdad,
"
en adorador de su desdi ch a persona l, lamentándose por . '

siempre de su pérdida . Simplemente, y como un desafio, se


aparta. Va en bus ca de una nueva deida d, una deidad de lla-
mas, una mujer de fuego. Subrayo la palabra " mujer", insó-
lita en el vocabulari o de la poesía pet rarq uista. No es donce-
lla, pastora o virgen , es, sencillamente, mujer.
En este ademán impaciente, Piñeyro encue ntra'un acento
de franqueza poco común en Plácido . " Dej ó esta vez salir li-
bremente lo que en su alma quedaba de africano violento y
sensual ". Tanto pa ra Enrique Piñeyro como para Men én-
dez y Pelayo -quizá esta observa ción del critic o cuba no ori-
ginó la del español- el amor unido al ero tismo, a la sensuali-
dad espontánea , es síntoma de pr imitivismo y africanfa.
(Permanencia del dualismo cristia no del alma y el cuerp o,
' en el cual prevalece el alma como valor sup remo.) El verso.
del soneto, de ori gen garcilacian o -a Plácido se le quedaban
en el oído versos ajenos - , ..Sorda a los ayes , insensib le al Alfonlinl Stomi
ruego " , que recu erda de inm edi at o los dedicados a Ga latea, I JO , r
indiferente al fuego del amant e, como la nieve helad a y dura ESTRAMBOTE. VI '~.:> .'
' C
I : .ff.- ~.
SE¿#eStfSS¿*SSijS! • .';.. 1 .;- ;,
como e! mármol, ofrece co n esta doble lectura, con esta aso- ... '. " ~

ciación inesperada, la clave de su diferen cia . Salido, en la ~­ Como buen modernista, Regino E. Boti rindió cultoa ~as for- '," ,:
gloga garcilaciana, se propone recuperar a su amante Gala- mas métricas a las dificultades técnicas airosamente resuel- " .
tea, quien de sdeña ser señora de su alma , transforma r por el ras, con el ejemplo de sus propios poemas y a:bund¡u~tesrefe7 > ,;:,
amor que padece el mármol en fuego. En los versos de Pláci- reacias en diversos prólogos y artículos, como elque dedicó,'• . :
do se desvaloriza tal friald ad fem enina . No se vierte n lágri- a l a ná lisis de los metros empleados por la Avellaneda. D~-. , ' .-
mas sin duelo. Se proponen a mo r y mujer diferentes. No , rante el apogeo modernista, e! soneto recuperó su aritigu~ ,:'
adornará su frent e marm órea con los mir tos del tributo, si- espl endor. Intensamente cultivado por los poetas de ,A~én- , ' ~
no, lo que es a su vez significa tivo, su corazón apasionado. ca y España, se volvió al orden clásico, o se hicieron vana~·, ' ':,
tes y combinaciones. Rasgo peculiar de esta época fue ~o~-, '
ponerlo cm diversos metros, no sólo en endecasílabos, como .
era habitual desde Boscán y Garcilaso . Regino K Boti com- '
NIEVE EN CAMPO DE LUZ puso gra n número de sonetos , algunos realmente imperece- "
cleros. Su imaginación plástica y su aliento bre ve, encontra..· ,",
Como queda ab atido el oleaje ron en la forma del soneto molde apropiado. En su libro ini7 ~' :,
de spu és de haberse levant ad o cu mb re cia l, Arabescos mentales, 1913, " Nieve en campo de Il;lz' ~~bre -, ,
y lame del peñón la pesadumbre, la sección titulada, mu y al gusto de la escuela modernista, .
hacien do espuma lo qu e fue coraje. Himnario Erótico. El poema está fechado el 30 de enero de ,
1909. De concentrada blancura, estos catorce versos se alzan "
Así tú, t ras el ímp etu sa lvaje como corto himno erótico, pero de erotismo contemplativo.
del choque fecundante de la vida , M ás bien impresionan como elegía al placer consumado. El -
tiem blas con la frialdad de un ala herida hombre contempla a la mujer, en -su majestad de Afrodita"
ha sta desfallecer como un encaj e. con la mirada fatigada y absorto. Al modo en que Heredia :'
rea lizó la comparación en ú A mi esposa ", Regino K , Boti ,
Ab sorto le co ntemplo e n tu desnuda solitario investigador del verso modernista, deser:nboca.:e~ :la \
maj estad de Afrodita : impúber flanco, corriente milenaria de la tradición clásica ; su comparación,
vientre felino, domina nte el pecho , y
un tanto enfática fácil, entre el oleaje abatido y la mujer; r- ' •

desnuda en el lecho, " después del choque fecundantede -la

~
'
m ien tra s se extingue en laxitud ag uda vida", está enl azada hasta por el lógico así de la tradición
" ' la nieve viva de tu cuer po bla nco poética. " " ,
, '" sobre la nieve exá nime del lecho . . Página objetiva, el poeta es un representativo, gustaba d é-'
, Rt'g ;nll E. Bot: cir e! autor , est able ce un a rela ción entre el oleaje que, al cho-
car con el peñón - símbolo fálico- , termina en encaje, y la ,
mujer exánime al final del amor, también ~omo encaje., R~- '

.• \~ I ~-
":
-.0:

7

cordemos el soneto de Aldana : en él los a ma ntes están toda- to para ella . Lo llamaba "s u drama " . La Avella neda, mu-
vía en el lecho, buscándose el uno al otro. Aquí el amante se chos a ños antes, h abía expresado idéntico pro b lema en los
ha levant ado y contempla a la amada en laxitud ag uda, cas i versos de "Amor y orgullo " : la mujer sensib le e int eligente
integrada a la blancura de las sábanas, nueva Afrodita des- víctima de la to rpez a de l hombre, y de su necesidad de ser
nuda y.domést ica. Las blancuras se unen, parecen des inte- amada por él. Pero este senti miento de inferiorida d física tan
grarse las unas en las otras. Como es habitual en la poesía de incisivo es peculiar de Alfon sina Storn i, y convierte lo bioló-
la escuela , yen lo que era maestro, la adjetivación rebuscada gico casi en un sino. La natu raleza (y la socieda d) parecen
resulta sorprendente en sus enlaces. Reg ino E. Boti se arroja otorgarle, justamente en el terreno de su máximo int erés vi-
sobre las imágenes que le producen sus sen tidos, a nte todo el tal - el amor al hombre- , el papel pasivo de la conquistada.
visual , con energía poco igualada y ad ivinación idiomática : Su orgullo le impide resigna rse a un papel que considera in-
" nieve exánime ", "v ientre felino " . Adjetivación casi ins idio- ferior. Pa ra ella , el hombre es du eño del mundo y la mujer
sa , pero que' el tiempo ha convertido en caudal de la poesía. simple manifestación de poderío, for ma de su do minio. En
" Nieve en campo de luz " es poema estático, sin sucesión "Tú, que nunca será s. .. ", la mujer es un cap richo del varón,
temporal. La comparación del mar y el peñón, dentro de su y desliza la ironta rvAudaz y lino " . En el momento de la en-
estructura, es recuerdo inmóvil, hecho anterior. Modelo en
trega, ha sentido al varón -lo ca lifica con vocab lo religioso-
el acierto y en el fracaso, su obra mejor es expresión de un " divino ", y se ha embriagad o. . . Mas sabe qu e ella es, en
instante fijo, donde el tiempo parece en suspenso y el espacio cua nto mujer, capricho del sá ba do, de día festivo. Entonces ,
congelado. Muy sensible al color, a la gama de la real idad en el terceto fina l, intenta resistir, y termina cump liendo con
objetiva , su pupila es la pupila diestra de un espía. En la poe- su cond ición fatal de molde, de a rcilla, de esclava . El verso
sía cubana, Boti ha escrito los más relampagueantes -de re- últi mo dej a escapar su recóndito y lacera nte resentimiento:
la,?pagueante plasticidad- poemas cortos. el va rón nunca será, como ella ha sido para él sin embargo,
del todo suyo. Establ ezco co n el soneto de Sor Juana Inés
una filiación mom ent án ea : ambos son obra de mujer, en am-
T~, QUE NUNCA SERAs... bos el sentimiento de ser usadas po r el varón es agudo. Mas lo
que es tan sólo e n el soneto de la mo nja escapatoria ingenio-
Sábado fue y capricho el beso dado, sa , o venganza imaginaria que la resarce de la acci ón imposi-
cap richo de varón, audaz y fino, ble, es en ést a entrega re ncorosa, malograda. La imagen de
mas fue dulce el capricho mascul ino la mujer humillad a por el hombre, sin qu e apenas él lo perci-
a este mi corazón, lobez no alado. ba , es dem asiad o acuciante y desolada para la solución
fantasiosa . Suele la poesía de Alfonsina Storn i aparentar fa-
No es que crea , no creo , si inclinado cilidad, cursilería o romanticismo ta rd ío, pero se debe ser
sobre mis manos te sen tí divino cuidadoso en su lect ura : sus págin as ofrecen inusitadas re-
y me emb ria gué, comprendo que est e vino sistencias. Am argas y d íscolas, esta s ca to rce líneas dejan ver,
no es para mí, mas juego y rueda el dado .. . de nuevo , el fracaso de la posesión erótica, como en el soneto
de Aldana. Pero en el spa ñol, el a lma enamorada no alcan-
Yo soy ya la mujer que vive alerta, za a fundir en uno solo los cuerpos inaccesibles de la pareja ,
tú el tremendo var ón qu e se despierta y la expli cación de tal imposibilidad, a unque la sensación
y es un torrente que no se ensancha en río sea cruda y real , es metafísica. Aquí se trata de un imposible
distinto, qu e no logra explica rse. La mujer derrotada es po-
y más se encrespa mientras corre y poda. seída, pero no pu ede poseer. Refiriéndose al hombre en ge-
Ah, me resisto, mas me tienes toda, neral , escribe Alfonsina Sto rn i un a confidencia terrible y
tú , que nunca serás del todo mío . fra nca : "No pu edo ama rlo librem ent e : hay dem as iado orgu-
llo en mí para someterme . M e falt an medios físicos para so-
Afonsina Stomi meterlo ". La condición socia l de la mujer, el cont raste entre
la igualdad formal y la po ster gación efectiva , el menosprecio
senti do durante siglos como sino, un falso concep to de la de-
ESTRAMBOTE VII b ilidad natural, la dependen cia del varón, impuesta por éste,
y una posición social inferior, son circunstancias singular-
men te favorables para oscurecer en la poetisa la compren-
Torturada por el "v arón tremendo ", victorioso y domina- sión del problema. La parcialidad de su posició n oscurece
dor, Alfonsina Storni, criolla orgullosa, incorpora un tono un aspecto e ilumina, sin embargo, el otro. Vemos con clari-
acre y sar cástico a la poesía erótica femenina. " T ú, que nu n- dad a la víctima de las condiciones de su tiempo y su socie-
ca serás .. .", recoge esa nota origina l de sus versos que reside dad. Condiciones que ella transforma casi en deficiencia físi-
en el rencor. Realmente, ¿rencor o lucidez ?Quizá ambas co- ca . La posesión erótica está j uzga da desde el punto de vista
sas reunidas : el rencor, originado por el va rón tr iunfante, es del varón. Si hay en los sonetos anteriores el cult o de la ama-
producto de su ' lucidez. Alfonsina Storni rechaza y, a un da o del amante, en éste existe el culto al falo. Confesión sin-
tiempo, se siente atraída por el amor masculino. En cierta gula r, pero que revela la influencia masculina en la valora-
ocasión trazó con perspica cia la causa: " Soy superior al tér - ción realizada por la mujer. Es claro que en todo acto erótico
mino medio de los hombres que me rodean, y físicamente, la po sesión es mutua, sin que prevalezca una parte sobre
como muje r, soy su esclava, su molde, su arcilla " . El rencor otra. Si su percepción del problema no estuviera maculada
en ella tiene , por lo visto , una causa doble : su superioridad de resentimien to y valoración mítica, Alfonsina Storni hu-.
intelectual y la idea que se forjó de la posesión física como biera visto que en la relaci6n erótica la posesión es, en rigor y
una escla vitud . Estar orgullosa de su superioridad y verse profundidad, reci proca . Ella sería ent onces en realidad "la
obligada a inferiorizarse en la entrega sexual era un tormen- mujer que vive alerta ".
.'

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