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La responsabilidad existe porque el notario atiende una función pública y tiene que atender a las

solicitudes de las personas que acuden en demanda de sus servicios fedatarios y jurídicos. Es por
eso que ninguna persona que solicite los servicios notariales puede ser defraudada en la confianza
que deposite en el notario al que solicitó sus servicios.

Cuando se habla de la función notarial se habla con razón, no sólo de una función pública sino de
una función de calificación de prevención ejercida a prueba de mucho valer personal y también
con base de virtudes superiores. Las cualidades de todo notario han de ser, pues, la rectitud y la
honestidad.

Responsabilidad civil:

La responsabilidad civil admite tradicionalmente su división en dos categorías: contractual y


extracontractual, la responsabilidad civil del notario es contractual cuando proviene directamente
de un contrato de prestación de servicios profesionales y es extracontractual cuando es producto
directo de las obligaciones que tiene como notario en la Ley, en el ejercicio obligatorio de su
profesión; el notario responde de la culpa grave, de la leve y de la levísima dada su calidad
profesional como técnico del derecho por su ejercicio requiere una especial preparación que
denote su capacidad profesional y moral con un gran sentido de responsabilidad de orden y de
legalidad.

Por lo que la responsabilidad civil en que incurre un notario nace de la actuación ilícita, dolosa o
culposa que puede dar lugar a uno de los siguientes supuestos el abstenerse sin causa justa de
autenticar un hecho o un acto jurídico causando daños y perjuicios, o también cuando su
actuación es morosa, o cuando se declara judicialmente la nulidad o inexistencia de una escritura
pública o de un acta, cuando el notaría no inscribe o inscribe tardíamente en el Registro Público
una escritura y que ya se haya recibido del cliente los gastos y honorarios para tal efecto o cuando
el daño material o moral es causado por la comisión de algún delito. En todos estos casos se
provoca, se origina o se causa un daño y un perjuicio.

El notario debe de ser cuidadoso y diligente por que la falta del debido cuidado y diligencia es lo
que entendemos por culpa, y en realidad lo que el derecho sanciona no es la conducta indebida
sino la imputabilidad de la trasgresión es decir siguiendo a Larraud la culpabilidad, mejor que la
culpa, puesto que las leyes civiles condenan al deudor omiso al pago de daños y perjuicios, por eso
en el régimen de la responsabilidad notarial, la culpa se perfila a partir del concepto de
investidura. Así pues, la culpa del notario se origina en un deber jurídico de diligencia, está
obligado a toda la diligencia de un buen padre de familia, pues recordemos que debe poner en
juego toda su diligencia, la prudencia normal y debe de ser cuidadoso de sus obligaciones
profesionales, en otras palabras, no se admite en el ejercicio notarial la negligencia o la pereza y
podría ser el sujeto de culpa leve, puesto que incluso el incumplimiento del notario podría ser
ocasionado por una causa extraña y sin embargo serle imputable, ya que responde en todos los
casos frente a las partes.
Responsabilidad administrativa

Establecen la responsabilidad administrativa, protege el interés del Estado pues se trata de


facilitar el cumplimiento de las leyes administrativas por cuestiones de interés público que afectan
e incumben directamente al estado, por lo tanto esta responsabilidad deriva de las Leyes que
obligan al notario en variadas formas, y sus sanciones son fijadas por cada ley y en su caso las
aplica cada autoridad, dentro de estas responsabilidades de carácter administrativo se encuentran
sin duda las responsabilidades fiscales, que tanto preocupan a los notarios sobre todo en los
últimos años en que estas Leyes han observado regularmente innumerables reformas y en donde
el notario se ve involucrado en el sistema de fiscalización tributaria en virtud de la posición en que
se coloca al ejercer la función notarial pues intervienen en los negocios jurídicos que originan La
obligación que se deriva de la relación jurídico tributaria que se entabla por imperio de la Ley
entre el fisco y el contribuyente Y así la Ley le impone específicamente al notario el carácter de
agente del fisco con distintas obligaciones que van desde el cálculo, retención, liquidación de los
impuestos e incluso desemboca en la responsabilidad solidaria al tener que enterar al fisco lo
cobrado a nombre de él.

Así pues, el notario es un eficiente colaborador del fisco quien es de su absoluta confianza por su
preparación profesional, suceso, conocimientos técnicos y jurídicos y su calidad moral.

Pero además si la liquidación formulada por el notario no está correcta, o es extemporánea, el


notario es responsable ante el fisco. La responsabilidad administrativa conlleva la responsabilidad
disciplinaria ya que el servicio notarial es obligatorio, general y permanente y requiere de una
organización especial y si bien es cierto que no existe jerarquía, si existe una vigilancia ejercida
sobre el notariado por el Poder Ejecutivo.

Responsabilidad gremial.

La responsabilidad gremial del notario o en otras palabras a la responsabilidad de solidaridad que


entraña el estar colegiado en el que en muchas ocasiones es el Colegio quien a través de sus
miembros realizan actos de fortalecimiento a la imagen del notario porque encauzan la recta
conducta del notario, el respeto absoluto al orden Jurídico, la probidad en todos los actos de la
vida que se reflejan en la confianza que las partes depositan en el notario, a la cual generalmente
van unidas sus bienes y propiedades, emana precisamente de esa augusta tradición que ha hecho
de la función notarial y de sus integrantes ejemplos de honradez y cátedra de paz jurídica.

La responsabilidad gremial, la profesional particular, e incluso la responsabilidad moral le


recuerdan al notario que no debe empañar su reputación, de ahí que frente a un obrar recto y
escrupuloso se imponga y resista a toda clase de servilismo o de condicionalismo, y que rehúse
prestarse a torpes exigencias. Empero puede desvirtuar sus atribuciones accediendo realizar
bastardos cometidos, en tal caso, además de hacerse indigno de la profesión, asume la
responsabilidad de su proceder con todas sus consecuencias.

Responsabilidad Penal: La tiene el notario al fraccionar los instrumentos públicos, por incurrir en
falsedad y otros delitos conexos, haciendo constar situaciones de derecho y de hecho que en la
realidad no existen o aprovechándose de su función en beneficio propio o ajeno, siendo así mismo
derivada en algunos casos la responsabilidad civil.

b.1. Delitos en que puede incurrir el notario:

1. Publicidad Indebida, artículo 222 C.P.

2. Revelación del Secreto Profesional, 223

3. Casos especiales de Estafa, 264

4. Falsedad Material. 321

5. Falsedad Ideológica, 322

6. Supresión, Ocultación o Destrucción de Documentos, 327

7. Revelación de Secretos,

8. Violación de Sellos,

9. Responsabilidad del Funcionarios al Autorizar un Matrimonio, 437

10. Inobservancia de Formalidad al Autorizar un Matrimonio 438.30

Entre los delitos que podría cometer un Notario en el ejercicio de su profesión se tienen los

siguientes contemplados en el Código Penal Decreto 17-73 del Congreso de la República de

Guatemala:

1. PUBLICIDAD INDEBIDA

Lo establece el artículo 222 del Código Penal que literalmente dice: “Quien, hallándose

legítimamente en posesión de correspondencia, de papeles o de grabaciones, fotografías

no destinadas a la publicidad, los hiciere públicos, sin la debida autorización, aunque le

hubieren sido dirigidos, cuando el hecho cause o pudiere causar perjuicio, será

sancionado con multa de doscientos a dos mil quetzales.” En este caso el Notario que

haya sido requerido de sus servicios profesionales por alguna persona y haya dejado en

su poder para su guarda o custodia cualquier tipo de documentos físicos o electrónicos y

que por error, dolo o negligencia los publique por cualquier medio sin que esté haya sido

autorizado para realizar tal acción o que no sean destinados a la publicidad y que a causa

de ello pueda ocasionar perjuicios. Es por ello que la actuación del notario en este caso

tiende a incurrir en responsabilidad penal cometiendo el delito de publicidad indebida y

para lo cual responderá con pena de prisión o multa.


2. REVELACIÓN DE SECRETO PROFESIONAL

Este delito está contemplado en el artículo 223 del Código Penal, el cual establece:

“Quien sin justa causa, revelare o empleare en provecho propio o ajeno un secreto del

que se ha enterado por razón de su estado, oficio, empleo, profesión o arte, sin que con

ello ocasionare o pudiere ocasionar perjuicio, será sancionado con prisión de seis meses

a dos años o multa de cien a un mil quetzales.”

Responsabilidad fiscal-penal.

Al igual que todos los ciudadanos del territorio nacional podemos incurrir en una responsabilidad
fiscal, por incumplimiento de los deberes que corresponden por las leyes fiscales y tributarias,
pero ellos en especial dentro de su carácter de agente de percepción, retención e información.

CASOS ESPECIALES DE ESTAFA

El Código Penal regula en su artículo 264 el delito de casos especiales de estafa en los

cuales el Notario podría incurrir en responsabilidad penal en la comisión de algunos de

los casos señalados por el artículo.

Responsabilidad fiscal.

Se incurre en responsabilidad fiscal cuando se incumplen las obligaciones fiscales; debe


distinguirse la obligación fiscal que surge por situarse en el hecho previsto en la norma y la
responsabilidad fiscal que deriva de su incumplimiento, sus consecuencias son además del pago
forzoso del crédito fiscal, la indemnización por mora y en algunos casos multas, clausuras y
suspensión de actividades. CONCURRENCIA DE RESPONSABILIDADES Una misma conducta puede
desencadenar diversas responsabilidades, éstas no se excluyen, el mismo acto puede acarrear
responsabilidad civil, su satisfacción no disculpa de la responsabilidad penal, administrativa, fiscal,
que generó, ni cada una de las demás. CLASES DE OBLIGACIONES FISCALES Principales, secundarias
y de vigilancia Principales: Pagar el crédito fiscal y en su caso, sus accesorios. Secundarias: De
hacer llevar contabilidad, presentar declaraciones, avisos, etcétera.

De no hacer: No duplicar registros, contabilidades, recibos, en algunos casos no presentar


declaraciones, en general no hacer nada prohibido por las normas fiscales, no terminaríamos con
las prohibiciones. De tolerar: Permitir la práctica de visitas, de inspecciones de libros, locales
etcétera. De vigilancia: No sólo son obligaciones de recaudadores, funcionarios, empleados
públicos, Notarios, auditores, etc.. obligados a calcular y enterar impuestos de terceros sino
también corresponden a prácticamente todos los ciudadanos al exigir comprobantes, recibos,
retenciones, avisos, o al deber trasladar impuestos para acreditarlos, retenerlos o avisar al fisco. La
obligación de vigilancia en nuestras Leyes Fiscales incluye a extranjeros o incluso a estados
extranjeros, es universal o cuando menos eso pretenden nuestras autoridades como sin dijeran
"cuidaos los unos a los otros como yo los he amenazado". Para los Notarios la obligación de
vigilancia implica las obligaciones secundarias, en algunos casos, por incumplimiento la obligación,
principal: pagar el impuesto como responsable solid

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