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Blood Beyond Darkness
Blood Beyond Darkness
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Créditos
Moderadora de Traducción
3lik@
Traductoras
Anamiletg
NaomiiMora
Vanemm08
Krispipe
Yiany
marbelysz
Rose_Poison1324
Yavana E.
Wan_TT18
Recopilación y Revisión
Diseño
Bruja_Luna_
Índice
Capítulo 19
Sinopsis
Capítulo 20
Capítulo 1
Capítulo 21
Capítulo 2
Capítulo 22
Capítulo 3
Capítulo 23
Capítulo 4
Capítulo 24
Capítulo 5
Capítulo 25
Capítulo 6
Capítulo 26
Capítulo 7
Capítulo 27
Capítulo 8
Capítulo 28
Capítulo 9
Capítulo 29
Capítulo 10
Capítulo 30
Capítulo 11
Capítulo 31
Capítulo 12
Capítulo 32
Capítulo 13
Epílogo
Capítulo 14
Gracias
Capítulo 15
Agradecimientos de la autora
Capítulo 16
Glosario
Capítulo 17
Capítulo 18
Sinopsis
Después de meses de búsqueda, Ember y sus amigos
finalmente han encontrado la Espada de Luz, la única arma
capaz de destruir a la Reina Aneira y poner fin a su gobierno.
Este es el destino de Ember. O eso pensó ella. Ahora un pacto
para salvar al hombre que ama lo cambia todo.
Te amamos y te extrañamos.
Capítulo 1
Traducido por NaomiiMora
Sangre.
Pegajosa y espesa.
Nos cubría la cara y las manos, las de Eli y las mías, como pintura
acrílica espesa. Mechones sueltos de mi cabello se pegaban a la sangre en
parches mientras la ligera brisa del Otro Mundo me hacía cosquillas en la
piel, tratando de soltar mi coleta. Mi melena de cabello negro azabache con
sus mechas rojas colgaba por un lado de mi cuello, protegiendo al pixie de
quince centímetros que se escondía allí. Caminando a través de los verdes
profundos y la magia resplandeciente del bosque del Otro Mundo, sentí el
encanto del mundo golpeando los bordes de mi piel, aunque no pudo romper
las pesadas esposas de hierro que sujetaban mis brazos frente a mí.
A pesar de que solo había estado aquí una vez antes, el Otro Mundo
se sentía extrañamente como un viejo amigo dándome la bienvenida a casa.
En cierto modo, era mi hogar. Nací aquí, donde debería haberme criado.
Pero nada en mi vida había salido según lo planeado. El hecho de que la
Reina Aneira me atrapara de nuevo y me llevara a su calabozo antes de
matarme era un verdadero testimonio de ello. Solo habían pasado unos
meses desde la última vez que me capturó cuando vine a salvar a mi familia
y amigos. Han pasado tantas cosas desde entonces.
Las hojas y la grava crujían bajo los pies con una cadencia repetitiva
mientras Aneira flotaba con gracia sobre el camino. Le prestaba poca
atención a la belleza que la rodeaba. La respuesta del bosque a la Reina era
apartarse: las ramas retrocedían y los árboles se marchitaban, sintiendo el
poder retorcido y cruel de la mujer que caminaba varios metros frente a mí.
Debería haber sido la campeona de la naturaleza. En cambio, quemaba y
mataba sin pensarlo mucho. Si notaba su efecto en el mundo natural, no se
demostró.
Seguía siendo un inútil. El hierro les hacía eso a las hadas, nuestra
principal debilidad. Yo era solo la mitad Fay y mis porciones de Demonio y
Morador Oscuro eventualmente aumentarían mi tolerancia al metal.
Cuando supe por primera vez sobre el Otro Mundo, Cole había descrito a
Fay como una palabra abreviada para Hada, la élite que gobernaba el Otro
Mundo. Fae era un término general para todas las especies del Otro Mundo.
Solo los Faes, las Hadas, tenían debilidad por el hierro, aunque cada especie
de hadas tenía su propia debilidad. Hoy mi resistencia gradual al metal no
estaba sucediendo lo suficientemente rápido. Mi cuerpo quedó demasiado
traumatizado por todo lo que había pasado en Grecia.
De acuerdo, era algo completamente malo, pero tenía que pensar que
un hilo de luz se escondía en este lío en alguna parte.
Adolorida. ¿Y tú? mis ojos dijeron de nuevo a los suyos. Desde el día
en que nos conocimos, poseíamos esta extraña forma de comunicarnos. No
podía escuchar sus pensamientos. Sus palabras simplemente aparecían en
mi mente, como en la pantalla de una computadora.
Eli hizo una pausa, sacudió la cabeza y recibió otro empujón violento.
Sus ojos brillaron cuando su cuello y hombros se tensaron.
Hace veintidós años, la Reina exilió a los Moradores Oscuros del Otro
Mundo, impidiéndoles usar las puertas del Otro Mundo. Solo la Reina o un
Druida poseían el poder de romper la prohibición. Así que la reciente
entrada de Eli en el Otro Mundo no había sido fácil. La mente de Aneira no
había estado en el acceso de Eli, así que cuando el soldado lo empujó hacia
adelante, Eli se estrelló de cara contra la abertura. El guardia se estrelló
contra él y ambos terminaron con la nariz ensangrentada.
—Vuelve a ponerte de pie. —El centinela de Eli agarró con más fuerza
la culata de su rifle.
—Por la forma en que has estado siguiendo mi trasero, pensé que me
preferirías a cuatro patas. —Eli le guiñó un ojo al hombre. Mi sonrisa solo
se hizo más amplia cuando el oficial titubeó y farfulló ante la insinuación de
Eli.
Aneira hizo un gesto con la mano y una ráfaga de viento sopló por el
pasillo, abriendo las puertas frente a nosotros. Su principal poder era
controlar el aire, aunque esto nunca había sido lo suficientemente bueno
para ella. Había estado codiciando mis poderes de fuego, mente y tierra
desde el día en que descubrió que todavía vivía. También quería la
bonificación adicional de mi sangre de Morador Oscuro, que eventualmente
la haría resistente al hierro.
Eran Hadas modernas. Nada como los estereotipos que los humanos
conocían de años de cuentos de hadas antiguos. Las hadas mezclaban lo
antiguo y lo nuevo en una hermosa armonía: un antiguo castillo equipado
con artilugios de vanguardia y diseños modernos. Incluso Aneira no era la
idea normal de una reina. Sí, tenía el cabello largo, por lo general trenzado
en diseños extremadamente intrincados o suelto por la espalda, pero vestía
elegante, sexy y contemporánea. Hoy llevaba unos pantalones de cuero
negro flexible, pero también la había visto con un vestido transparente y sin
espalda, que haría llorar a cualquier diseñador de París por su belleza.
—Oh Dios. Josh, querido, estás aquí. ¿Por qué no buscas a nuestros
otros invitados? Estoy segura de que les gustaría unirse a nuestras
festividades.
Eli siseó entre dientes cuando ella tocó una herida abierta.
—No, no, no. —grité, tratando de retroceder. Estas esposas eran más
gruesas y resistentes que las que había visto antes. El Fay, de cabello rubio
y ojos azules, colocó los nuevos grilletes junto al otro juego. Mis rodillas
golpearon el suelo con un ruido sordo, el dolor llenó mi pecho y un intenso
gemido salió de mi boca.
Aneira me rodeó.
—Sí. Soy yo. —Mamá tembló, las lágrimas llenaron sus ojos.
—No... esto no puede ser posible. —Sacudió la cabeza como si
estuviera tratando de aclarar su vista y su mente del obvio engaño.
Hizo señas a sus hombres para que me llevaran hacia adelante. Mis
botas se arrastraron por el suelo de madera mientras me acercaban a ella.
La inquietud revoloteó en mis pulmones. Mi ansiedad se amplificaba con
cada paso. Incluso con las esposas dobles podía sentir cómo mis habilidades
aumentaban, rodando alrededor de mi pecho como una nube de polvo.
La Reina era formidable, pero había muchos Fae que eran iguales a
ella, si no más poderosos. Su verdadero poder existía en su capacidad para
controlar a los demás a través del glamour y el miedo. Si no te sometías, ella
haría que sus soldados te mataran. Simple y eficaz. Había muchos
dictadores en la Tierra que habían seguido la misma estrategia. Y
exactamente como ellos, quería un control total y yo lo amenazaba todo.
—Mis espías han encontrado otra forma de obtener tus poderes sin
transferir sangre. ¿Y sabes a quién tengo que agradecérselo? —Se giró para
mirarme—. A ti. Descubrí que tu magia puede transferir habilidades.
Asim.
Asim era un amplificador. Cualquier cosa que tocara aumentaría a
niveles capaces de matarte. Había contribuido a mi destrucción de Seattle y
había ayudado a Aneira a arrasar otras ciudades después. Fue una gran
razón por la que miles murieron por mi mano en Seattle. Los fantasmas de
los muertos acechaban mi alma.
—Su Majestad. —Asim hizo una reverencia. Era un chico hermoso con
piel oscura, impecable y cabello y ojos color chocolate.
Con cada paso que daba Asim, me inclinaba más hacia atrás en mi
captor. Cuando Asim llegó a mi lado, el guardia me dejó caer al suelo, el
peso de los hierros me derribó. Con sus gruesos guantes todavía puestos,
se inclinó y abrió mis puños.
Un instante. Ese fue todo el tiempo que tuve que reaccionar después
de que el hierro cayera de mis brazos. Mi mente no estaba centrada en nada
excepto en Aneira.
—Crees que puedes controlarme. —Mi voz salió fría y extraña. Sentí el
cambio. Sabía que mis ojos eran negros, el Demonio en mí se hizo cargo.
Toda emoción salió, dejando solo la necesidad de más poder y el deseo de
controlar y destruir. Fue increíble dejar de lado todos mis miedos y
preocupaciones. Fue liberador no sentir ni importarme más.
—Es a mí a quien debes temer, Aneira. —Mi boca se movió, pero las
palabras no se sentían como las mías. En algún lugar dentro, una voz me
rogó que me detuviera antes de que perdiera el control. Empujé la pequeña
e insignificante parte de mí más profundamente. La gente que lastimaba ya
no me importaba.
Otra ola de magia se desplegó, y la chimenea flotante contra la pared
del fondo se levantó y estalló en una furia ardiente. Un grito de dolor
atravesó la habitación, apartando mi atención de Aneira. Mi mirada se posó
en la persona que estaba causando la perturbación.
No era la única que luchaba por llegar a Mark. Mamá gritó por él,
deseando desesperadamente alcanzarla. Los soldados se arrodillaron
alrededor de Mark, sentándolo. Su rostro se contrajo de dolor. Yo hice esto.
Yo lo lastimé. Cada vez que usaba mi poder, solo terminaba lastimando a
personas inocentes o a quienes amaba.
Asim puso sus dos dedos en mi brazo. Una vez más mis sentidos me
abandonaron. Pero parecía diferente. Extremo. Probablemente como pasar
de la marihuana a la heroína. La sensación anterior era minúscula en
comparación con este subidón. Perdí la mayor parte de la vista y el oído,
todo se volvió borroso en un paisaje lejano. Estaba en un plano diferente,
mirando hacia abajo. La magia hirvió, exudando por mis poros. Nada más
que poder y fuerza absolutos atravesó mi núcleo. Vértigo sacudió mi pecho
cuando la felicidad se apoderó de mí. Toda mi tristeza y miedo
desaparecieron, desahogando mi alma pesada y dejándome respirar por
completo por primera vez en meses. Sin culpa, vergüenza o arrepentimiento,
solo poder y fuerza.
—Mi Reina, ¿está bien? —Un hombre estaba detrás de mí, y varios
hombres se apiñaron alrededor del cuerpo a mi lado. Aneira se agitó y se
despertó.
Mi mirada vagó por debajo de las luces. Mark se apoyó contra la pared
y se puso de pie, pero la piel del brazo y la mejilla estaba enrojecida y en
carne viva. Nuestros ojos se conectaron y los míos se llenaron
instantáneamente de lágrimas. Lo siento mucho. Traté de expresarle mi
pesar. Sacudió la cabeza, sus ojos llenos de amor, su expresión me decía
que no estaba molesto conmigo. ¿Cómo podría no estarlo? Había sido yo,
mis poderes, quien lo había quemado. Mi magia había destruido y herido a
muchos.
Un repentino estallido de la pared desvió mi atención de Mark. Las
llamas dentro de las bombillas se dispararon y rompieron el vidrio. La fila
de personas a lo largo de la pared se agachó, usando sus brazos para
protegerse de los escombros. Una risita de júbilo vino de Aneira, y rompió
todas las luces en la línea.
Me sentí violada. Tomó pedazos de mí, mi alma, quien era yo. La ira
me inundó las venas con cada latido.
—La persona en la que confiabas sin dudarlo fue la que más te mintió.
Cuánto desearía que fuera tu verdadera madre, pero esta cambia-formas no
es más que un fraude.
—No...
Jadeé. Conocía al zorro; era el mismo que había venido con Torin en
nuestros paisajes oníricos. Los ojos marrones y anaranjados de mi madre
me miraban a través de los del zorro, muy abiertos por la preocupación. No
era de extrañar que me resultara tan familiar. En algún lugar de mí había
hecho la conexión hace mucho tiempo: su vínculo con los zorros, sus viajes
al norte. Pero la negación era más fuerte que cualquier magia. Podía cegarte
ante lo que sucedía frente a tu cara. ¿Cuántas cosas había pasado por alto
demasiado asustada para reconocer la verdad?
Ahora entendía por qué tenía un sentido del olfato como el de los
Moradores Oscuros cuando no era un rasgo de hada. Por qué el hierro no
parecía molestarla. No afectaba a los cambia-formas. Por qué no había
caminado en sueños conmigo. Porque no podía. Tantas incidencias que
ignoré. La intensa verdad de que no era mi madre me inundó, rodeando la
roca que se formaba en mi interior.
—¿Real? —Sabía que mi madre había sido noble, lo cual era diferente
de la realeza. Real solo quería decir una cosa...
Aisling.
Oh, Dios. Una vez más, mi nombre resultó ser una pista de quién era
yo. Una broma cruel y retorcida.
—Así que la relación me convierte en tu querida tía. Qué feliz me sentí
al saber que mi única sobrina era Dae. —Su risa burlona resonó a través
del castillo.
—No solo destruiré la Tierra y a todos los que amas, te diré una cosa
más antes de que mueras. —Su sonrisa ansiosa regresó—. Quiero que sepas
la verdad sobre tu amante. —Una sonrisa malvada torció su hermoso rostro
mientras señalaba a Eli—. Él fue quien la mató. Mató a tu madre.
—¿Qué?
Mis rodillas casi cedieron cuando otra verdad me golpeó. La noche que
Lorcan nos interrumpió a Eli y a mí, Lorcan me dijo que habían matado a
mi madre. Primero lo había relacionado con el asesinato de Lily. Descubrí
su cuerpo desgarrado. Pero cuando la encontré viva en el calabozo de la
Reina, le conté lo que dijo Lorcan tratando de molestarme. Ahora sabía que
había dicho la verdad. Parecía que Lorcan siempre decía la verdad, tanto si
querías creerlo como si no.
—Oh, ¿no juegas bien al mártir? Puede que hayan ayudado a matarla,
pero ambas sabemos que tú planeaste su asesinato —me burlé.
Aneira se movió tan rápido que no la vi hasta que fue demasiado tarde.
Su mano hizo crujir mi mandíbula. La fuerza del golpe me derribó. Mi "tía"
me siguió hasta el suelo, agarrándome la garganta.
Ella pensó que tenía los rasgos de Morador Oscuro, así como mis
poderes de Dae. No lo hacía.
Lars.
Sus poderes telequinéticos permitieron a cada uno de su grupo flotar
sobre el suelo. Cuando los soltó, saltaron al suelo, listos para la batalla.
Reconocí rápidamente a Alki, Koke y Gorgon de pie junto a Lars. Mi corazón
se disparó y sentí el primer rayo de esperanza.
—Mamá —grité.
—No lo sé.
Él se levantó, sus ojos amarillos brillando. Con cada paso que daba,
se oscurecían hasta volverse negros. Aneira se elevó por los aires y se estrelló
contra la pared. La inmovilizó allí, ahogándola.
Chocamos con la espalda del pájaro, que chilló con el impacto. Otro
par de brazos rodearon el cuello de Rimmon, chocando con el mío. Levanté
las pestañas y miré por encima del hombro de Rimmon. Mi madre estaba de
vuelta en su forma humana, desnuda y temblando, mientras se aferraba a
él.
Una sombra sobre mi cabeza me hizo mirar hacia el cielo. Otro pájaro
del tamaño de una camioneta voló en círculos más alto y también parecía
estar cargando personas.
—Deberían estar aquí pronto. —Lars saltó fuera del pájaro y aterrizó
con gracia sobre sus pies.
Eli hizo una pausa. Su boca se abrió y luego se cerró antes de que se
alejara de mí; su mano se deslizó sobre su cabeza, frotando ferozmente su
cuero cabelludo.
—Gracias.
—Tuve que hacerle creer que era más poderosa que yo en Grecia. Su
ego es su debilidad. Si pensara que hui con miedo, no esperaría la pelea que
trajimos a la puerta de su casa más tarde. Sin embargo, esto sucedió antes
de que ella obtuviera la espada. Lo habría jugado de manera diferente si
hubiera sabido sobre Josh. No habría dejado que te llevara ni a la espada.
—No me des las gracias, Ember. El error fue mío. Mi propia arrogancia
me cegó. Y ahora ella tiene tus poderes... —Lars apartó la mirada de mí, su
espalda erguida—. No me detendría ante nada para llegar a ti. Nunca lo
dudes.
—Pero sí la tengo.
—Mi niña, todo lo que me importa es que estés viva y aquí. Es todo lo
que importa. No pensé que volvería a verte.
—Siempre has sido una, pero al menos ahora puedes decir que es
oficial —repliqué.
—Oye, nena, ¿dónde estás? —Una diminuta y familiar voz llegó desde
la distancia. Mi audición de Morador lo recogió. Me di cuenta por la
inclinación de la cabeza de Eli que él también lo escuchó—. ¿Cal? —Un
cruce entre alivio y pánico sacudió mis cuerdas vocales—. Cal, estoy aquí.
—Me acerqué a su voz.
West.
—Buscar a mi hermano.
—Yo tampoco. —Di un paso hacia Eli. Podía sentir el peso de mi Alfa
llamándome, necesitándome. Los ojos de Eli se clavaron en los míos. Ni una
pizca de emoción parpadeó a través de ellos. Coloqué el cuerpo exhausto de
Cal sobre el hombro de Ryan—. Quédate aquí, Cal.
El sentido del olfato de Eli podía encontrar a West más rápido que Cal,
y Cal parecía demasiado agotado para volar de todos modos.
—Oye. Estoy aquí. Vas a estar bien —dijo Eli gentilmente a West, su
gran mano sosteniendo la cabeza de West.
La boca de West se movió, pero su voz era demasiado baja para que
lo entendiera.
Me reí a carcajadas.
Salté sobre la espalda del enorme perro. Su pelo áspero se frotó contra
mi piel como papel de lija. Me aferré a él y lo rodeé con mis brazos y piernas.
Eli estaba ocupado tratando de evitar que sus mandíbulas se apretaran
contra su cuello. Apreté mis manos alrededor de la garganta del perro y le
eché la cabeza hacia atrás. Se movió lo suficiente como para que no le
rompiera el cuello, pero ambos caímos. Rodó sobre mí y me dejó sin aliento
en los pulmones. Sus dientes mordieron y masticaron el aire mientras
trataba de llegar a mi cara y cuello. Los dientes rozaron mi mejilla, seguidos
de una cálida sensación de ardor en mi cara. El peso del perro inmovilizó mi
cuerpo en su lugar y no podía moverme. Mis párpados se cerraron en
defensa propia. Un grito penetrante asaltó mis tímpanos. Mis ojos se
abrieron para ver a Eli parado encima de mí, el perro en sus manos. Con un
rápido giro de su brazo rompió el cuello del animal. Se quedó flácido en sus
brazos antes de tirarlo a un lado.
—Movámonos.
Otro conjunto de aullidos agudos rebotó en las rocas y los árboles que
nos rodeaban. Estaban más cerca. Todos caminaron en la dirección
designada, excepto mamá, Mark, Ryan y yo.
Mis dedos de los pies se movían hacia arriba y hacia abajo, todavía
dudando en irme. Los ojos azul claro de Mark parecían doloridos mientras
miraba de un lado a otro entre su esposa y yo. Me detuvo por completo y
comencé a moverme hacia él. ¡No! No puedo dejarlo a él ni a Ryan de nuevo.
—No —gritó Lars—. A pesar de que ella tiene tus poderes, todavía te
quiere, Ember. Quiere que te vayas de este mundo y no se detendrá hasta
que se consuma tu muerte. No es seguro que te quedes en el Otro Mundo.
Castien asintió.
—Lo haré.
—Ember…
Mis pies se alejaron de ella y mi mirada se movió entre ella y Eli. Eli
colocó suavemente a West en el suelo, su atención sobre mí.
—¿Qué puedes decirme para hacer todo lo que hiciste… todo lo que
ustedes hicieron… mejor?
Nada.
—¿Verdad? ¿Qué sabes de la verdad? —Lo miré—. Dime una cosa, Eli.
¿Aneira estaba mintiendo? ¿Estuviste allí la noche que mataron a Aisling?
—¿Por eso ella quería protegerme de ti? —Señalé a Lily—. ¿Es por eso
por lo que se conocieron? ¿Por lo que se odian tanto? Ella te vio allí, ¿no? —
Mi cabeza se movió del uno al otro.
—Sí.
—No…
—No voy a mentir. Quería matar a esa mujer con cada fibra de mi ser.
Ella me separó de mi familia. —Un gruñido se deslizó entre sus dientes—.
Pero no estaba allí por ti.
—¿Se supone que eso lo hará mejor? —Mis brazos se abrieron. Mis
cuerdas vocales se apretaron, intentando mantener mi voz firme—. Dime,
Eli, ¿cada vez que te acostabas conmigo el rostro de mi madre cruzaba tu
mente? ¿Te corrías al saber la verdad mientras estabas dentro de mí? —
Luché por aire, las palabras derramándose en un torrente de emoción—.
¿Pensaste que pasaría por alto tu pequeña transgresión? ¿Que podría
perdonarte? —Una lágrima se derramó, formando una ola de ellas, para
rodar por mi cara, cegándome—. Dejaste que me enamorara de ti.
—¡No! ¡Cállate! —grité. Otra ola de ira puso mis músculos al límite. Mi
cuerpo se movió hacia él antes de que me diera cuenta. Mis puños se
cerraron contra su rostro y pecho—. ¡Te ODIO!
—¡No! —seguí llorando sobre él. Unos brazos me agarraron por detrás
y me apartaron de Eli.
—Deja. Me. Ir. —Luché contra su agarre. Calor golpeó a través de mí.
—Creo que ambos deberían irse. —Lars me hizo girar para enfrentar
su pecho, mis lágrimas salpicando su camisa.
Ellos dudaron.
Lily dio unos pasos atrás, todavía sin querer irse. No podía aguantar
mucho más.
—Ya no puedo soportarla así de inmóvil. —Un pie diminuto golpeó con
impaciencia mi hombro—. Han pasado tres semanas. Reharé la cama con
ella si es necesario. Es necesario cambiar las sábanas. Son asquerosas.
—Buena suerte.
—Qué mujer.
—¿Qué pasa?
—Tu... madre... Lily... está allí con él. —Él tampoco sabía cómo
llamarla—. Lars pensó que sería mejor que tu amigo y padre tuvieran más
seguridad. Entonces Torin y Thara también se mudaron. Pueden ayudar a
Lily y Castien a mantenerlos a salvo.
Hasta ahora.
Nic resopló.
—Grimmel guía todas las mentes. —Los cuervos eran poderosos guías
de sueños, por lo que me estaba arrastrando hacia un paseo de ensueño.
—Oye, ahora.
—Silencio.
—¿Cómo?
—Buscar. Querer.
—Maldito seas Fae. ¿No puedes simplemente decir lo que quieres decir
sin los acertijos? —Agitando sus alas, Grimmel ajustó su agarre en el hombro
del enano—. Lo sabrás. —Con un empujón de energía, volví a mi habitación
en el complejo de Lars.
—Levántate.
Me levantó en brazos.
Alki tenía razón. Como ya no podía superarla con mi magia, tuve que
burlarla. Encontrar su debilidad. Y mi amor y determinación eran mis
fuerzas impulsoras. Necesitaba aprender mucho más antes de enfrentarme
a mi tía. Odiaba pensar en Aneira como un pariente consanguíneo. La
verdad se había convertido en un enorme dolor en mi trasero. Una parte de
mí pensaba que había estado mejor siendo feliz en la ignorancia cuando no
tenía ni idea de lo que podían significar el verdadero dolor, la pérdida y la
traición. Esta era mi vida. Llegar a aceptarlo en lugar de luchar contra ello
era la única forma de salvar mi cordura. No había un qué pasaría; sólo había
un ahora qué.
—¡Mi señora! —Voló hacia mí, pero se detuvo cuando Lars se aclaró
la garganta.
—Sí, señor.
—¿Autocompasión?
—No dije si era merecido o no. —Juntó los dedos—. Sin embargo,
antes de darme el crédito por sacarte de la cama, no fue idea mía. Alguien
más pensó que necesitabas un... ¿Cómo lo expresó...? Fue idea suya que
volvieras a entrenar.
—¿Eli?
—No importa. Pasó. —Me senté en la silla frente a él—. Ahora que
estoy hablando de nuevo, creo que tenemos algunas cosas que discutir.
Tengo un montón de preguntas.
—Probablemente sea mejor que no tenga mis poderes. Parece que solo
hago daño a la gente.
—Ember, ¿pensaste que serías capaz de contener tus habilidades?
Lars suspiró.
—No, no está bien, pero tenías que hacerlo. Devlin estaba loco. Estaba
matando gente.
Lars asintió.
Mi madre biológica estaba casada con una Fay mientras tenía una
aventura con dos demonios. Vaya, mamá.
—Aisling quería quedarse con el bebé. Sabía que la verdad saldría tan
pronto como nacieras. Ella comprendió que desde el momento en que
descubrió que estaba embarazada no podría esconderse de Aneira y, por lo
tanto, su propia desaparición era inevitable. Como se sabe, según la ley de
Fay, una asociación con un demonio de cualquier manera es causa de
muerte. Ser princesa y estar embarazada de un hijo de Demonio fue la peor
acción que pudo haber hecho. Aneira nunca dejaría que su propia hermana
eluda la ley. Incluso si hubiera querido perdonar a Aisling, habría hecho de
ella un ejemplo.
Él se encogió de hombros.
—¿Qué?
Rez y Lars estaban juntos, pero nunca lo escuché hablar de ella como
lo hizo con Aisling hace un momento. Estaba bastante segura de que Aisling
había sido el amor de su vida. El que amaba y dejó escapar. Antes de
descubrir que era parte Demonio, nunca pensé que un Demonio pudiera
amar o sentir una pérdida. ¡Santo cielo! ¡Estaba equivocada!
Experimentaban una gran tristeza, y cuando perdían algo o alguien, las
repercusiones de su dolor no son eran personales sino globales. Los Fae, en
general, parecían comportarse de manera similar. Ocultaban sus
verdaderas emociones, aunque cuando se rompían, era una catástrofe.
Después de enterarme de mi mamá y Eli, me encerré en mí misma; el
deseo de destruir hervía a fuego lento bajo la superficie. Crecer como
humana me permitió controlar un poco más mis tendencias Fae. Podría
haber sido algo bueno que ya no tuviera mis poderes; de lo contrario, bien
podría haber arrasado otra ciudad sin la ayuda de Asim.
—No lo sé.
Mi familia.
Tan jodidos y locos como estaban todos, tenía una. Vivos o muertos,
sangre o no sangre, podía llamar familia a todas estas personas, incluso a
los Moradores Oscuros. No importaba lo que hubieran hecho, eran parte de
mí. Sabía que pronto tendría que enfrentarme a Eli de nuevo. Y a Lily.
—Sé que estás enojada con ella, Ember. Tienes derecho a estarlo. Sin
embargo, creo que debes entender por lo que pasó. Puede que no esté de
acuerdo con todas las decisiones que tomó Lily, pero siento que hizo lo que
pensó que era correcto. Conociéndote ahora, puedo ver por qué eligió
mantener su vida en secreto de ti. Eres demasiado impulsiva e inquisitiva.
Si te hubiera dicho algo sobre quién eras en verdad, habrías buscado más
respuestas. La verdad te habría matado. Al principio pensé que era una
decisión tonta, pero ahora creo que fue prudente. Quería mantenerte
protegida.
—¿Por qué debería hacerlo? —La ira pronunció las palabras antes de
que la racionalidad se apoderara de mi lengua.
—Porque renunció a todo lo que tenía por ti. No olvides que Lily tenía
familia, amigos, un futuro marido, un hogar... y lo dejó todo. Por ti. Perdió
a su mejor amiga, todo por un bebé que no era suyo y que ni siquiera debería
haber existido. El prejuicio contra los Daes estaba en su punto álgido en el
momento de tu nacimiento, sin embargo, ella te crio como a los suyos.
Estaba huyendo, sola y asustada, con una recién nacida. Puede que Lily y
yo nunca nos llevemos bien, pero siempre la consideraré con la más alta
estima. No creo que nadie más hubiera hecho lo que ella hizo.
—Puede que haya cometido muchos errores, pero te ama más que a
nada. Ella se entregó a Aneira y permaneció en silencio durante años de
tortura para mantenerte a salvo. Si no puedes encontrar la manera de
perdonarla, entonces eres menos como tu madre y más como tu verdadero
padre de lo que pensaba.
Mantuve la cabeza gacha todo el tiempo que habló, avergonzada de la
angustia que le causé a Lily. Un fuerte deseo de verla golpeó mi pecho,
agarrando mi corazón. Ahora que estaba de regreso en la tierra de los vivos,
había tantas cosas con las que tenía que lidiar.
—Lo sé y estoy agradecida por eso, pero necesito hacer algo. He sido
tan egoísta. Ella me necesita y yo no estuve allí para ella.
—Pero yo sí. —Me balanceé sobre las puntas de mis pies, mis
pantorrillas se contrajeron en protesta.
—No hay forma de que te deje salir de aquí. Puede parecer que la Reina
no te está buscando, pero ambos sabemos que lo está. Tendrá espías por
todas partes. Tu muerte se ha convertido en su obsesión.
—No es una opción. —Lo dijo con tanta firmeza que casi detuvo las
palabras en mi garganta.
—¿Entonces por qué? Nadie desearía un arma tan fuerte excepto para
usarla para controlar y destruir.
—Tal noción allí mismo hará que te maten. Las hadas y la mayoría de
los líderes codician objetos y secretos para controlar y mantener el juego a
su favor. ¿Cuál es la frase humana, "Aquellos con más juguetes ganan"?
Para los Fae lo es aún más.
—¿Lo usarás para ordenarme si no te gusta algo que hago?
Tragué nerviosamente.
—Entiendo que la tarea es mucho para ti. Por mucho que no creas lo
que digo, solo quiero lo mejor para ti. Eres mi sangre. —Posiblemente mi hija
no fue dicho, pero pude escucharlo en la pausa—. Si pudiera haber otra
forma, la tomaría, pero no podemos. La tarea que tenemos ante nosotros es
nuestro destino. Tu destino. Debemos terminar la guerra que ella forzó. Y
matar a Aneira.
Algo en mí se rompió.
—¿Disculpa?
—¡Lars!
—Nada ha cambiado.
Se movió ligeramente hacia mí, pero mantuvo los ojos mirando hacia
adelante.
—Sí, lo hace.
—Los hechos no tienen nada que ver con si me agrada o no. Estamos
en guerra, Ember.
—¿Qué?
—No.
El peso del mundo estaba sobre mis hombros, aplastando mis huesos
contra la tierra. Mis dos elecciones eran insoportables. ¿Cómo podría una
pequeña decisión mía hacer o deshacer al mundo entero? Aneira estaba
conspirando y se había apresurado a actuar ese día. Vio que mi amor por
Eli era suficiente para pensar que me tenía, pero ¿podría pensar que lo
elegiría a él entre toda la población? Sí, lo haría. No tenía respeto ni amor
por los humanos y probablemente nunca podría imaginar que yo elegiría su
lado. Por mucho que lo odiara en este momento, también me importaba
demasiado como para dejar que lo torturaran. Estaba destinada a matar al
hombre que amaba, y sabía cuál sería mi elección cuando llegara el
momento.
—¿No quieres que le diga que va a morir? —La voz chillona no sonaba
como la mía.
—No. —Lars se reclinó—. Alterará su perspectiva sobre la batalla que
se avecina. Será impulsivo y tonto. Su dedicación, sabiendo que morirá,
estaría sesgada.
—¿Por qué... por qué hiciste eso? —Mi mano fue a mi cuello ya
magullado.
Una rabia abrasadora ondeó entre mis costillas. Lars estaba forzando
mi mano y quitándome el poder elegir. Lo odiaba, pero al mismo tiempo, me
sentí aliviada de la decisión de decirle que ya no estaba en mis manos. Lars
tenía razón. Probablemente era mejor que Eli no lo supiera. Miré hacia abajo
mientras una lágrima caía de mi ojo.
Fruncí el ceño.
Simmons asintió.
—Lo que quiero decir es que no tiene que saberlo hasta después de
que me vaya. —La necesidad de ir, de moverme, se llevó todo pensamiento
racional y lo guardó en un cajón en el fondo de mi mente—. Mejor ir ahora
y pedir perdón después.
—Sin mi ayuda, ¿cómo sabrás llegar allí, eh? —Voló para mirarme a
los ojos. Sus manos en las caderas.
Una sonrisa creció en mis labios cuando me volví hacia el otro duende.
—¿Simmons?
Simmons miró a su alrededor, inquieto por mi sonrisa.
—¿Qué?
—Sí —confirmé.
—Gracias.
—¿Qué te hace pensar que voy a ir con ustedes? —Cal pisoteó hacia
el borde de la cama, sus ojos ambarinos brillaban con fastidio.
—Sí, lo harás.
—¿Mejor?
—Actúa como una adulta. Actúa como una adulta —repetí, y entré en
la partición opaca que me dividía de mi familia.
Capítulo 9
Traducido por Vanemm08
Torin dejó caer su brazo a su lado al ver a Simmons. Desde que Aneira
había tomado mis poderes, Torin y yo ya no teníamos ningún vínculo; no
podía sentirme ni sentir que venía.
Mamá dejó caer su arma en la funda y corrió hacia mí, pero se detuvo
cuando se acercó. Pude ver su frente arrugarse y sus ojos llenarse de
lágrimas, probablemente no estaba segura de cómo reaccionaría, queriendo
envolver sus brazos alrededor de mí, pero sin saber si se le permitía abrazar.
Desde que hablé con Lars, mi ira se había disipado un poco, aunque seguía
habiendo un muro entre nosotras, y sabía que ella me dejaría romperlo o
no.
—La alarma se apagó. —Dio otro paso vacilante hacia mí. Por
supuesto. Probablemente tenían la advertencia escrita en todos lados—.
Ustedes deberían estar a la defensiva. —Miré mis zapatos.
—Estoy tan feliz de que estés aquí —dijo en voz baja, volviendo a
concentrarme en ella. Asentí con la cabeza y luego volví a prestar atención
a mis pies—. Bueno, entra. —Giró su cuerpo y me indicó que me dirigiera a
la cabaña.
—Em, no hay nada por lo que debas disculparte. Nada de esto fue tu
culpa. —La mirada de Ryan penetró la mía.
Mis dedos se agarraron el uno al otro con tanta fuerza que mis
nudillos se pusieron blancos.
—Tengo los platos. Vayan ustedes dos. —Nos sonrió cálidamente a los
dos.
—Lo sé.
—Me está asustando. Cada vez que lo veo, se vuelve cada vez más
oscuro. No sé qué hacer. —Me detuve y me volví para mirar a mi mamá.
—Y creo que Thara sobre todo desea que él supere esto y vea que hay
más en la vida que tú —bromeó mamá.
Me reí a carcajadas.
—Lo siento mucho, Em, por todo el dolor que te causé y la traición
que debes sentir por todas las mentiras.
Mamá miró a través de los árboles al cielo del atardecer. Las estrellas
eran magníficas y luminosas. Quería extender la mano y agarrarlas.
—Aisling era fuerte y solo dejó que la brutalidad sucediera una vez
más antes de ponerlo en su lugar. Nunca volvió a tocarla físicamente,
aunque abusó de ella emocionalmente. Aneira hizo a un lado los intentos de
Aisling de hablar con ella. A Aneira le gustaba Eris y tendía a ignorar
cualquier cosa negativa sobre él. Yo era la única persona a la que Aisling
podía acudir. —Los párpados de mamá parpadearon repetidamente.
—No. —Lily negó con la cabeza—. Como sabes, Aisling no era perfecta.
Amaba a dos hombres. Alguna gente podría juzgarla, pero la vi con los dos.
Cada uno sacó algo diferente en ella. Devlin se sintió más seguro y la
adoraba más allá de las palabras. Lars y ella estaban conectados más allá
del tiempo y el espacio. Se entendían sin hablar. Eran tan intensos y
enamorados el uno del otro, y fue lo que los destruyó. Ambos hombres,
cuando la veías con ellos, ella parecía estar bien. No hubo un momento
correcto o incorrecto, simplemente desafortunado.
Crucé los brazos sobre el pecho para contener el dolor y el amor por
alguien a quien nunca conocería.
—¿Qué pasó cuando nos sacabas? —No podía decir su nombre, pero
quería escuchar la verdad. Quería que finalmente lo dijera.
—Podía oler la llegada del Morador Oscuro. Por lo general, son difíciles
de detectar, pero no se molestó en ocultar su olor ni su presencia. Aisling te
besó en la cabeza y te murmuró algo. No estaba prestando atención a sus
palabras porque estaba muy concentrada en la bestia que se dirigía hacia
nosotras. También sabiendo que me estaba despidiendo de ella. Para
siempre... —Algunas lágrimas más cayeron por las mejillas de mamá. Se
tomó unos momentos antes de comenzar de nuevo—. Brycin nos esperaba
en una de las puertas secretas del castillo. Cuando Lorcan irrumpió,
corrimos. Un cuervo nos condujo hasta Brycin. El cuervo adoraba y era fiel
a Aisling.
Cada vez que intentaba decirme que Eli era peligroso, o intentaba
alejarme de él, no la había escuchado. Ahora entendía su desesperación.
Era una madre que solo quería proteger a su bebé. Para mantenerme alejada
del Morador Oscuro que había querido acabar con mi vida. Debería haberla
escuchado. Debería haber corrido rápido y lejos.
—Es la razón por la que hice todo. Lo hice por ella. Lo hice por ti. —
Su mano llegó a la parte de atrás de mi cabeza y acarició mi cabello—. Te
amo demasiado. Siento mucho haberte causado tanto dolor.
Aisling me dio a luz, pero Lily era mi madre. Siempre amaría a Aisling
y me asombraba por lo que ella renunció por mí. Pero la increíble mujer
frente a mí me vendó las rodillas cuando me caí de la bicicleta, me abrazó y
se acurrucó conmigo cuando tuve una pesadilla, me hizo galletas de
mantequilla de maní cuando alguien se portó mal conmigo en la escuela.
Ella me crio.
Puede que me parezca a Aisling, pero soy igual a Lily, quien siempre
había sido mi ídolo. Cometió errores y está lejos de ser perfecta, pero cuanto
más envejecía, más entendía. Todo el dolor que había sentido no desapareció
por completo, pero era algo que podíamos superar. Lily había sacrificado su
hogar, su familia, su vida en el Otro Mundo por el amor de su amiga y una
niña. Vivió su vida huyendo, siempre tratando de mantenerme a salvo y
protegida. Me dio un hogar, un amor incondicional y a Mark. Me dio un
padre. No me importaba si Lars o Devlin eran mi verdadero padre. Ya tenía
uno; Mark siempre sería mi papá. Y Lily siempre sería mi mamá.
—Sabía que algún día tendría que decirte la verdad. Pensé que estaba
protegiéndote al ocultarlo. Esperaba que la ignorancia te mantuviera a salvo.
—Se echó hacia atrás, mirándome a los ojos.
Había salido por una puerta lejos del límite de la propiedad de Lars
en caso de que alguien me viera. La casa estaba a más de ocho millas de
distancia. Me agaché más abajo, dando pasos vacilantes. La sensación de
desequilibrio solo se intensificaba cuanto más caminaba y no pasaba nada.
Las campanas sonaban en todos los sentidos intensificados que me
quedaban. Mi corazón trotaba como un caballo de exhibición ansioso en mi
pecho.
Todavía nada.
Strighoul.
—No te sirvo ahora. Mis poderes se han ido. No recibirás ningún golpe
de mi parte. —No sabía si informarle del cambio era bueno o malo para mi
resultado, pero estaba dispuesta a intentarlo.
Me lamí los labios mirando a las dos criaturas. Su antiguo líder había
sido Drauk. Le había cortado la cabeza cuando nos atacaron en la cueva
mientras estábamos en Grecia. Lorcan los había contratado para
distraernos y poder agarrar a Kennedy.
Cuando me volví y junté mis piernas para saltar sobre la pared, Vek
saltó hacia adelante y agarró mi cabello. Con un tirón, mi cuerpo cayó al
suelo. Estaba encima de mí antes de que pudiera reaccionar, arrancando el
cuchillo de mi mano.
—Quiero romperte el cuello como una ramita, pero será más divertido
comerte viva.
¿Por qué, boca, por qué? ¿Por qué siempre debes abrir y decir mierda
para empeorar las cosas?
Uno de los Strighoul saltó y mordió una de las patas traseras de Eli.
Rugió y comenzó a moverse antes de decidirse en contra. Otro saltó y mordió
el frente de Eli. La forma de bestia de Eli bramó.
Súbete a mi espalda.
Buen punto.
—Creo que sí. Ella ahora es más Morador Oscuro que cualquier otra
cosa, pero todavía hay muchas variables. No tiene sus poderes Dae, así que
no sé si afectará la forma en que tome tu sangre esta vez. Absorbió mucho
veneno a través de los cortes en sus manos de tus púas; ahora solo está viva
gracias a su sangre de Morador Oscuro. —Conocía la otra voz tan bien como
la primera. Owen.
Podía oír, pero nada más. Ni siquiera podía sentir mi cuerpo, lo que
me hacía preguntarme si estaba en él.
—Toma todo lo que necesites. Ella perdió mucho allí. Tienes suerte de
haberla encontrado a tiempo.
Silencio.
—Sí. Lo es.
—Tienes que decirle toda la verdad cuando se despierte, y lo hará. —
No estaba seguro de si Owen intentaba convencer a Eli o a sí mismo.
Owen no respondió.
—¿Grimmel?
—Un cuervo, Grimmel, que adoraba y era fiel a Aisling, conocía cada
centímetro del castillo, cada túnel y habitación secreta.
—Porque no.
—No.
Abrí la boca para hablar, pero no salió nada. Hice una mueca al menor
movimiento de mi cabeza, mi cuello estaba muy magullado.
—Has estado durmiendo durante tres días. Pero te has ido del
complejo durante dos semanas.
Arqueé las cejas. ¿Dos semanas? Maldita diferencia horaria del Otro
Mundo.
—¿Qué crees?
Suspiré profundamente.
Marguerite seguía haciéndome señas para que bebiera. Cerré los ojos
y me metí el cuenco en la boca. Instantáneamente mi reflejo nauseoso se
activó, queriendo que el sabor a ave saliera de mis papilas gustativas.
Marguerite colocó sus dedos sobre el cuenco y lo inclinó más hacia mi boca.
—Bébelo todo.
—Solo espera. —Rez me guiñó un ojo y una sonrisa torció sus labios.
—¡Ahhhh!
—¿Qué quieres decir? —Rez era una sirena. Nunca le pregunté los
detalles de su trabajo, pero pensé que la mayoría de los hombres iban de
buena gana.
Oh.
La mirada lejana desapareció de su expresión mientras se ponía de
pie.
—¿Rez?
Ciervo. Crudo.
Cazar.
—¿Por qué diablos te importa? —Me moví debajo de él. Sus ojos
brillaban más fuerte, rozando en rojo.
—Detente —advirtió.
Tuve que reprimir cada impulso de mantener mis manos para mí. Su
mirada se clavó en mí. Mi acalorado aliento entraba y salía superficialmente
de mis pulmones. Mi mente y mi corazón me decían una cosa, ya que mi
cuerpo y la naturaleza deseaban que me arrancara los pantalones, se
metiera dentro y me llevara allí mismo.
—¿Estabas cazando?
—Sí. —Me levanté y puse distancia entre nosotros—. Parece que
anhelo aún más la carne cruda ahora.
—Gracias.
—Lars pensó que era inteligente tener otro par de ojos sobre ti.
Especialmente perteneciente a alguien que podría sentirte y saber cuándo
estás tratando de irte.
—Eso es duro.
—Ember...
—¡No! —Me froté la piel como si los insectos se arrastraran por ella.
Sus ojos ardieron en los míos. Nos miramos el uno al otro durante
mucho tiempo. Ninguno de los dos renunció a nuestra postura. No se dijo
nada, pero no tenía que ser así. Ambos entendimos el significado de nuestra
postura, en las frías miradas que lanzamos.
—No tienes uno. —Podía sentir el ardor de las lágrimas detrás de mis
párpados. Su olor familiar flotaba profundamente en mi nariz.
Todos los Moradores Oscuros estaban allí. También estaban todos los
miembros de mi familia demoníaca, junto con Torin, Thara y mi madre.
Todos los ojos se volvieron hacia mí. Me sentí como si acabara de entrar en
una versión deformada de una intervención. Cal cruzó la habitación hacia
mí y se posó en mi hombro.
Los ojos de Eli fueron lo primero que fijé, pero rápidamente me aparté
y me centré en Lars.
Se encogió de hombros.
—Sí —reconocí.
—Sí, yo también.
—No lo hagas.
—Sí. Sí. Tienes. —Eli me agarró del brazo con fuerza. Me empujó
contra la pared, inmovilizando mis muñecas—. Me has golpeado, me has
clavado lanzas de madera, me has gritado, me has ignorado, has usado tus
poderes contra mí... y lo he aceptado. —Se me cortó la respiración cuando
se apretó contra mí. Sus ojos brillaron de color verde y su mandíbula se
apretó con determinación—. Me vas a escuchar.
—Yo no maté a tu madre. Lorcan lo hizo —me lanzó, con las cejas
fruncidas.
Me enfadé diciendo:
—¿Qué? —susurré.
Lo interrumpí:
—¿Y después?
—La primera vez que volviste del Otro Mundo, Lily quiso hablar
conmigo, ¿recuerdas?
—¿Qué?
—Sí, lo haré.
—¿Por qué?
—Porque sí.
—¿Lo mejor que puedes hacer es porque sí? —Mis pies se movieron de
nuevo hacia la puerta—. Porque si no es suficiente. Porque... eres mía,
Brycin.
Te amo.
Mis ojos se abrieron de par en par, girando hacia atrás para mirarle.
—¿Qué?
—Me has oído. —Se frotó la nuca—. Nunca he dicho esas palabras a
nadie... y desde luego nunca me he creído capaz de hacerlo.
—¡Maldita sea!
Eso sólo me irritó más y... me excitó. Sus ojos verdes se tiñeron de
rojo al percibir el olor de mis hormonas en la habitación. El deseo que sentía
por él no hacía más que avivar el fuego de mi ira.
—¡Suéltame!
La bestia que ambos llevábamos dentro era cada vez más evidente,
aunque sólo uno de los dos podía cambiar por completo. Respirando con
dificultad y gruñendo, me deshice de su agarre y volví a saltar. Él se movió
más rápido. Me rodeó la cintura con un brazo y me empujó hacia atrás,
lanzándome sobre el escritorio de Lars. Los papeles se esparcieron como
mariposas por el escritorio.
—No. Abre los ojos y mantenlos abiertos. Quiero que veas cómo te
follo.
Lo hice.
Sus labios tocaron el espacio entre mis cejas. Hizo un sonido como si
fuera a hablar, pero no salió nada.
—¿Qué de qué?
—¿Lo hacía?
—Terminé...
—No lo harás.
Sus labios se deslizaron por la piel entre mis pechos, mientras algo
más rozaba mi pierna. La tortura de saber lo que nos esperaba me retorció
las entrañas. No podía pensar en eso, no esta noche. Lo más probable es
que ninguno de nosotros sobreviviera a la batalla. Tenía que disfrutar el
tiempo que tenía con él.
—No lo digas a menos que lo digas en serio. ¿Te sentirás así cuando
te canses de dormir conmigo o te moleste demasiadas veces?
—Puede que te canses de tener sexo conmigo primero. —Besó mi
cuello suavemente, subiendo lentamente. Dudoso, pensé—. Disfrutemos
ahora mismo. —Mordió mi labio superior. Podía sentir su sonrisa haciendo
cosquillas en mi boca.
Eli se encogió, haciéndome reír. Luego se volvió hacia mí, sus manos
tocaron mi rostro y su expresión se volvió intensa.
Maldición.
Eli se dio la vuelta refunfuñando.
Eli resopló.
—Exactamente.
Fruncí el ceño.
Él sonrió.
—No eres difícil de leer y todavía puedo sentir tus emociones. —Su
brazo rodeó mi cintura, haciéndome girar para mirarlo. Sus manos
recorrieron mi piel desnuda—. Seguiremos a Lorcan. La recuperaremos.
Asentí.
Apretó más fuerte. Estos momentos eran raros para él. Tenía que
disfrutarlos mientras pudiera. Nuestros cuerpos desnudos se fusionaron
mientras nos abrazamos.
—Come aquí, cariño. —West me dio una palmada en el otro lado del
trasero.
Marguerite miró al hada traviesa y luego a Eli. Ella les sonrió a los
dos y luego se volvió hacia sus sándwiches.
—Secundo eso.
—Buena suerte con eso. —Me metí parte del sándwich en la boca.
Mastiqué algunos bocados—. ¿Cómo va a albergar nuestra propiedad a
miles de Fae? Doscientos acres no es suficiente para contener tantos.
—Será mejor que termines tu comida. —Rez se puso de pie, tomó otro
plato del mostrador cargado con un gran sándwich y papas fritas y se dirigió
a la oficina de Lars.
Eli resopló.
—Con que así será. —Eli se puso de pie—. Cuidado ahí fuera, Brycin.
Sé dónde guarda Marguerite la mantequilla de maní. Es posible que te
encuentres sin ella pronto. —Una sonrisa de complicidad asomó a sus labios
mientras miraba la pequeña fuerza de la naturaleza.
Marguerite trató de ocultar la sonrisa, pero su rostro se sonrojó. Ella
me amaba, pero no tenía ninguna duda de que Eli ganaría cada vez que se
tratara de ella.
—Si tan solo supieras cuál es tu lugar, mujer, no tendría que hacer
esto. Sabes, deberías ser dócil, dulce y servil.
—Dilo.
—Las ato y uso mi boca para torturarlas. —Su barba incipiente rozó
mi mejilla, sus labios rozaron mi cuello.
—Creo que necesitaré una vista previa para ver cómo responderé en
situaciones como las que mencionas. —Mi boca se encontró con la de Eli
cuando una voz habló detrás de mí.
—Oye, pequeño Dae. —Nic trotó hacia nosotros, sus ojos marrones
brillando mientras nos miraba a Eli ya mí—. Alki me envió a buscarte. Dice
que debes estar en el campo ahora mismo.
—Más como algo que quiero. —Su labio se curvó—. Ahora veo por
qué mi pequeña Dae está tan contenta. Las vibraciones sexuales que
emanan de ti... —Nic aspiró.
—Ella no lo hará.
—Oye, nena. ¿A dónde crees que vas? Tengo una cuenta pendiente
contigo —habló Cal mientras yo corría por la cocina. Probablemente estaba
allí siguiendo a Sinnie mientras ella trataba de hacer sus quehaceres.
Estaba solo sin Simmons. La ausencia de Simmons nos afectó a los dos más
de lo que imaginaba. Extrañaba al cabrón.
Se acomodó en mi hombro.
Lorcan.
Esta vez no temí verlo. Él era la única conexión con mi mejor amiga.
Un sentimiento molesto oprimía mi corazón. Oh, por favor, di que está bien.
—No ese bastardo otra vez. —Cal flotaba en el aire, con los brazos
cruzados sobre su camiseta de Woody Woodpecker.
—Tranquila, nena.
—¡Kennedy!
Resoplé.
—No me trago el hecho de que estés aquí para ayudar. —Cole estaba
en toda su altura, cada centímetro era una criatura poderosa.
Los ojos de Lorcan se dirigieron a Kennedy y luego rápidamente
volvieron a mirar a Cole.
—Cree lo que quieras de mí. Lo que hice fue por ustedes. ¿Crees que
quería ir con Aneira? Eli, no podías ver bien cuando se trataba de ella. —
Lorcan me señaló—. Sabía que ir con Rey Unseelie solo causaría una guerra.
Y lo hizo. Quería evitar el combate, así que fui a la fuente. Traté de mantener
a mi familia alejada de esto. Lo hice por ti.
Una sonrisa cruel torció mis labios. Mi odio por ella era más fuerte
que por Lorcan. Sí, mató a mi madre, pero no fue personal para él. Todo en
Samantha era ofensivo. Ella mató a Ian por su venganza hacia mí. Ella le
había cortado la garganta con el puro vértigo que solo venía de los
verdaderamente sádicos.
Por supuesto. Así como una vez me había vinculado con Torin, ya
que había perdido mi magia Fay, ahora estaba vinculada a los Moradores
Oscuros.
Cole continuó:
—Es mi culpa —habló Cole—. Debería haber sido más inflexible sobre
tu entrenamiento desde el principio, pero ahora la culpa es retrospectiva.
—Jared, tengo entendido que estás molesto con nosotros, pero tienes
que saber que solo estamos haciendo esto para tu beneficio. —Para mí, el
tono de Owen siempre se sintió como un ungüento en una llaga. Calmante
y relajante.
—Déjame ir. —Se molestó Jared, con los ojos todavía fijos en su
objetivo.
—No quiero calmarme. ¿Cómo van a dejar que venga aquí después
de lo que ha hecho? Secuestró a mi novia. Nos traicionó. —La agresión de
Jared volvió a aumentar.
—Creo que tenemos que discutir algunos asuntos —dijo Cole con
frialdad y se volvió hacia las cabañas temporales que Lars había construido
al otro lado del campo.
Dio media vuelta y, sin decir una palabra, caminó penosamente hacia
la cabina, con los hombros rígidos. Mis piernas se movieron para alcanzarla.
—Sé que trabajar juntos será difícil. Pero necesitamos una alianza
entre nosotros para derrotar a nuestro enemigo común. Sé que ninguno de
nosotros quiere que Aneira tenga el control de la Tierra y el Otro Mundo.
Sus poderes ya son demasiado grandes. Sus ideas de libertad y supremacía
han destruido el nuestro y muchos otros clanes oscuros, y su dominio sobre
Humanos y Faes solo empeorará. Puede que no estemos de acuerdo en
muchos temas, pero creo que podemos unirnos en este. —La voz de Cole se
disparó a través de la asamblea, dejándonos quietos.
Lorcan asintió.
Las manos de Eli se apretaron aún más. Cole miró al suelo y respiró
hondo.
—No tienes idea de quién era Dragen en realidad, Eli. Eras joven y lo
idolatrabas. Vi de lo que era capaz. Pregúntale a Cole. Él sabe de lo que
estoy hablando. Tienes una noción de padre que es una fantasía. Madre
también. Ella era igualmente cruel y confabuladora. Solo viste lo que querías
y solo recuerdas lo que querías. Eran Moradores Oscuros principio a fin,
razón por la cual Cole se ha esforzado tanto en criarte de manera diferente.
Nunca le gustó cómo lidereaban. Los odiaba. ¿Verdad, Cole? —Lorcan se
volvió hacia Cole.
—¿Y quieres saber por qué Cole odiaba tanto a papá? ¿El hombre al
que admirabas como un héroe? — Lorcan le lanzó a Cole una mirada aguda,
llena de significado. Y Cole pareció entender las palabras no dichas.
—¿No qué? ¿Decir la verdad? ¿No crees que es hora de que lo sepa?
—La mano de Lorcan señaló en dirección a Eli. El cuerpo de Eli se crispó,
su mirada se movió entre los dos hombres.
—¿Qué?
—¿Cuándo lo hiciste?
—Hace mucho tiempo. —Una emoción fugaz revoloteó a través de la
expresión de Lorcan—. Una noche encontré a mi padre acercándose a
escondidas a tu madre cuando tu supuesto padre se fue a un trabajo, un
trabajo que mi padre le asignó. No pasó mucho tiempo antes de que me
diera cuenta de que la aventura había durado un tiempo. Después de que
naciste, pude verlo en la forma en que el Padre te miraba y en cómo se dirigía
a ti. La dureza que te mostró fue una bandera roja. Y de vez en cuando podía
verlo en ti. Tu boca, en tus gestos.
El odio de Lorcan hacia Cole ahora tenía más sentido para mí. Lorcan
había descargado su enojo con su padre en el niño inocente, como resultado
de una aventura. Esto había hecho que el ascenso de Cole a Alpha fuera
aún más doloroso para Lorcan, especialmente cuando Cole eligió a Eli.
—¿Eli? —Si podía sentir que Eli se apagaba, Cole también podía
sentir el cambio de humor de su segundo.
—No, tienes razón. —Eli hizo rodar sus propios hombros, su cuello
rígido—. No podemos cambiar el pasado. Centrémonos en lo que podemos
modificar.
—¿De qué estás hablando? ¿Te lo volvió a poner? He visto a Eli entrar
y salir por esas puertas.
—No recibí el memo. —West se inclinó más allá de Eli para verme.
—Muy bien. —Cole aplaudió—. Por ahora creo que podemos
tomarnos un descanso. Lars se reunirá con Lorcan y conmigo más tarde, y
les haremos saber cuál es el plan. Hasta entonces, no nos molestemos y
tratemos de llevarnos bien cuando lo hagan.
Eli me miró sin emociones. No dije nada en voz alta ni a través de mis
ojos. No lo necesitaba. Su cabeza se levantó ligeramente y apretó mi mano.
Luego se dio la vuelta y caminó hacia su nueva familia. Owen, Cole, Lorcan
y Eli se dirigieron a la cabaña y cerraron la puerta detrás de ellos.
Capítulo 17
Traducido por Yiany
Sacó más ropa del paquete de lona de la que tenía antes. Lorcan
probablemente le dio la bolsa llena de ropa que le había comprado. La idea
de que él le comprara cosas como champú o tampones no se instaló
correctamente en mi mente.
—Espero que Lorcan tenga más sentido de la moda que Gabby u
Owen. —Mi intento de humor fracasó mientras ella seguía desempacando
su maleta sin decir palabra.
—¿Por qué?
—Lo sé.
—¿Estás bien? —Mi zapato frotó las delgadas tablas—. ¿Te lastimó?
—No.
—¿Ken? —Me senté y me incliné hacia delante para tomar sus manos
entre las mías.
—Yo...
—Ken...
—No tenías derecho a decidir por mí. Qué poco debes pensar de mí
que crees no quisiera ayudar. También tengo intereses en la guerra. Ryan o
no, voy a pelear. Aneira mató a toda mi familia y también le gustaría verme
muerta. No eres la única que tiene motivos para odiarla.
—Gracias.
—¿Estamos bien?
—Lo estaremos.
—Porque es Lorcan.
—Yo-yo...
—Lo siento, amigo mío. Hoy no hay batalla. —La hice girar, cortando
el aire, luego giré en círculo y la clavé en el maniquí de entrenamiento.
Eli se limitó a mirarme, con el cuerpo tenso, pero con los brazos a los
lados.
—¿Oyes lo que dicen, Brycin? Algo aquí está siendo brutalizado. Creo
que ese algo era yo. —Eli se puso de lado. Su camisa estaba hecha jirones.
Líneas rojas furiosas recorrían su pecho desde mis uñas. Todavía tenía
puestas sus botas, sus jeans rodeando sus tobillos. Eli había sido más suave
con mi camisa.
—¿Ember? —El tono nervioso de Cal llegó a mis oídos antes de salir
volando por la ventana rota—. Lars pare... Ahhhhh —gritó y se cubrió los
ojos.
—Oh, dulce néctar de enebro. Estoy cegado de por vida —se lamentó
Cal, tapándose los ojos—. ¡Tanto culo de Morador desnudo grabado en mi
cerebro ahora!
—¿Qué está pasando? Nadie puede entrar aquí. —Se detuvo y sus
ojos se clavaron en mí y luego en Eli. La comprensión llenó su expresión, y
su boca se tensó. El Rey Unseelie se dirigió a los hombres de la puerta—.
Vuelvan a su entrenamiento o a lo que sea que estaban haciendo.
—Puede que yo también tenga cicatrices de por vida. —Su mano libre
tocó los agujeros de su camisa. Entre los jirones, noté que las marcas de las
uñas en su pecho estaban salpicadas de sangre.
—Tú… —Cal me señaló. Intenté taparme la boca para contener las
risas—. Me debes una cantidad de néctar de enebro del tamaño de una
piscina. Suficiente para ahogar las malas imágenes.
Se encogió de hombros.
—Eso parece.
—Mierda, ahora debo tener cuidado con lo que les digo a mis
hermanos a tus espaldas. —Sonrió.
—Divertido.
—No.
—No parezcas tan feliz. Mis poderes se han ido, lo cual es la parte
más desagradable.
Miró al techo.
—¿Y Lorcan?
—¿Indicadores?
—La segunda vez que Lars tendrá que arreglar nuestra sala de
entrenamiento por mi culpa.
—Por la mirada que nos echó, imagino que Lars preferiría castrarme
o que me prohibieran la entrada a la propiedad. —Eli se puso de pie,
arrastrándome con él.
—Ahora que puedo pensar bien, ¿quieres decirme por qué estabas
tan enfadada?
Frunció el ceño.
—¿Sobre qué?
—Eso es todo.
Cole, West, Cooper, Gabby, Owen, Torin, Kennedy, Lorcan, Dax, Alki
y Koke se quedaron mirando las imágenes. Simmons se colocó sobre el
hombro de Torin. Los ojos de Torin se encontraron con los míos brevemente
antes de apartar la mirada. Ignoré el dolor que destellaba en sus ojos y dirigí
mi atención a la actividad en la televisión.
—Mis fuentes dicen que usó los poderes de Ember, magnificados por
Asim, para causar esta devastación. Con el poder de la tierra y el fuego junto
con su propio poder del aire, provocó un gran terremoto y la destrucción
posterior. Terremoto más fuego con vientos masivos es todo lo que necesita.
El corazón de ambas ciudades arderá en cuestión de horas. Tiene todos los
elementos que necesita para destruir.
—¿Qué efectos?
—Eso es...
—Esperamos que no tenga que usar el brazalete, pero quiero que esté
preparado. Y ahora puedes llevarlo sin repercusiones. —Lars rodeó su
escritorio y se sentó en su silla. Apagó la televisión. Las horribles imágenes
de dolor, miedo y devastación desaparecieron—. Tenemos mucho que
discutir; todos siéntanse cómodos.
Pasamos otras dos horas en la oficina de Lars antes de que nos
despidiera. Estaba alcanzando la puerta, necesitando aire y un momento
para mí, cuando escuché la voz de Lars dirigirse hacia mí:
Me acerqué a su escritorio.
—De verdad, Ember. Creo que tenemos asuntos más urgentes que
tus proezas sexuales con Elighan. Eres parte Demon y Fay y en gran medida
la hija de tu madre. —Miró por la ventana hacia la brumosa luz otoñal—.
No soy como tu padre humano, molesto porque estás teniendo sexo. El sexo
es una parte natural de quiénes somos. No nos sentimos avergonzados,
tímidos o impactados por ello como lo están muchos humanos.
Apreté los dientes con más fuerza para evitar gritar. En cada
momento luchaba con la idea de lo que elegiría al final. La mayoría de los
escenarios terminaban conmigo eligiendo a Eli. Pero esa imagen era solo
una fantasía. Después de la devastación mostrada en la televisión y el
volumen de vidas de las personas, Aneira se hizo añicos en cuestión de
minutos: bebés, madres, padres, hermanas y hermanos, ¿cómo podría
renunciar a todas esas vidas humanas y la libertad de Faes Oscuros y de
Luz por una persona? ¿Por mi propio deseo egoísta? Incluso cuando traté
de imaginarme a mí misma como una reina, no vi a Eli a mi lado. Ya sea
que sobreviviera o no, nunca podría vivir conmigo en la Luz. Él era un Fae
Oscuro.
—No. Te suman, pero no son tú. Eres mucho más que tus
habilidades.
Las lágrimas se acumularon bajo mis párpados. Eli había dicho algo
similar.
—El día de hoy me dio una gran dosis de perspectiva. Estaba siendo
tonta. En este momento, lo único que me importa es que Ryan y tú están
vivos y en mi vida. Todos los demás pueden besarme el trasero.
Me eché hacia atrás, mis ojos se agrandaron con una sorpresa
burlona.
—Kennedy... maldijiste.
Ella soltó una risita entre sollozos y se sentó sobre sus talones.
—¿Qué?
—Vamos a hacerlo.
Me encogí de hombros.
—Y Eli sabe que hago lo que quiero. Nadie me deja hacer nada.
Gabby resopló.
—Además, planeo decírselo a Eli. No puedo llegar muy lejos sin que
él lo sepa de todos modos.
Sonreí.
—¿Si qué? —La animé, curiosa por saber qué podía ofrecerle y qué la
haría reaccionar de esta manera.
—Si... si pudieras averiguar si Alki está saliendo con alguien y tal vez
hablar bien de mí. Sé que es un mal momento... pero todo lo que está
pasando me hizo pensar... ¿sabes?
Mi mandíbula se aflojó.
—Está bien, te ayudaré con Alki, pero en lugar de ayudarme con Eli,
debes distraer a Lars mientras vamos al Otro Mundo.
—De acuerdo.
Capítulo 21
Traducido por AnamiletG
—Déjame adivinar. ¿No sabías que Eli estaba aquí, y vendrías aquí en
secreto por mí? —West le guiñó un ojo.
—¿Eli quién?
—En este caso, no está lejos de la verdad —chillé bajo el peso de los
hombres sobre mí. Su respuesta fue hacerme cosquillas. Me contoneé
contra ellos, tratando de escapar—. Deténganse. Deténganse. —Me reí.
Como dos hermanos mayores y un hombre que vivían para atormentarme,
no lo hicieron. Ignoraron mis súplicas.
—¿Necesitas algo?
Asentí.
—¿De nuevo? —La cabeza de Cooper cayó hacia atrás con angustia.
—Ya que no puedo mentirte como una persona normal, tengo que
intentarlo de la manera honesta, pero llena de halagos.
—Ya me encargué.
—El secreto está entre nosotros. Solo sé que lo hice. —Sentí que una
sonrisa se extendía por mi rostro—. Y no te estoy pidiendo permiso. Pensé
en decírtelo de antemano en lugar de que te enteraras cuando desapareciera
de tu radar. De esta forma no enviarás un grupo de búsqueda y no
involucrarás a Lars.
—¿Solo tú y Kennedy?
Asentí.
—Siendo un Alfa, siempre tengo que pensar por el grupo. Todo lo que
hago les concierne. Bueno o malo.
—De acuerdo...
—El punto al que estoy llegando es que debes darte cuenta de que ya
no estás sola. Tú estás conmigo. Estás en un clan. Tienes una familia...
varias en realidad. Todo lo que haces, dices o no dices les afecta. Me afecta.
—Gracias.
—Lo hice.
—¿Habrá alcohol?
—En realidad, vine a ofrecer ayuda. —Resoplé y tuve que correr para
igualar su ritmo rápido.
—Nunca dije que fueras una damisela. He oído que eres todo un tigre.
—Su implicación no dicha de "en la cama se sentó pesadamente al final de
su oración—. Pero sabes que, sin tus poderes, no puedes ayudar tanto como
quisieras. Y los poderes de Kennedy no son para lastimar a la gente. Los
suyos son para curar y proteger.
—Dije que podía venir. —Kennedy arrastró los pies—. Lorcan tiene
razón. No puedo pelear como ustedes, y si algo sucediera, confío en que él
me respaldará.
—No voy a arruinar tu noche y entrar. Sé que Lily haría que mi cabeza
sirviera como entrada. Estoy planeando quedarme afuera, haciendo guardia
como la buena bestia obediente que soy.
—Acordado.
Eli dio un paso adelante y se puso frente a la cara de Lorcan.
Gruñendo, me abrí paso entre los dos chicos y me dirigí hacia el límite
de la propiedad.
Las hojas crujieron sobre mi cabeza antes de que una molestia alada
revoloteara hacia mí.
—Maldita sea, nena. Eres buena. —Cal flotaba en la línea de mis ojos.
Me reí a carcajadas.
Cal se puso rojo, una mirada soñadora vidriosa en sus ojos. Luego
volvió a mirar a Eli, sus ojos se volvieron duros de nuevo.
Cal nos condujo a través de las puertas hacia el Otro Mundo. Eli y
Lorcan se movieron con cautela ya que todavía desconfiaban del aspecto de
que se les permitiera entrar al Otro Mundo. Lorcan había mencionado que
no podían estar allí más que un día completo del Otro Mundo sin que
comenzara a ser doloroso. Solo íbamos a estar allí unas pocas horas.
Deberían estar bien.
—Así que... supongo que me quedaré aquí. —Lorcan señaló una roca
junto a la cueva.
—Lo haré.
—Solo soy yo —grité, agitando los brazos hacia los dos hombres.
—¿Hoy es tu cumpleaños?
—¡Ryan! —Kennedy corrió hacia él. Los dos casi se golpean el uno al
otro cuando se juntaron.
—No puedo creer que estés aquí. —La mano de Ryan acarició la nuca
de Kennedy—. Estás a salvo. —Kennedy se apartó para mirarlo—. Hicimos
un pacto en tercer grado de que seríamos amigos para siempre, y siempre
estaremos el uno para el otro pase lo que pase. Tomé la promesa en serio.
No hay nada que me aleje de ti. —Las lágrimas corrían por su rostro.
—Tu contrato fue firmado con sangre. —Ryan se puso las manos en
las caderas e inclinó la cabeza—. Ahora trae tu trasero aquí.
Corrí hacia ellos. Los tres nos entrelazamos con brazos y lágrimas.
Ya era el mejor cumpleaños que podía pedir.
—Ahora, trae aquí al caliente y feliz buen bocado para que pueda
apretar su culo con astucia —susurró Ryan en mi oído.
Me eché a reír y miré por encima del hombro. Eli sonrió, abriendo los
brazos.
—Ahora que seas una piñata es algo en lo que quiero participar. —El
tono de mamá no era nada gracioso.
Quería pasar una buena noche, pero había que resolver las cosas
antes de que pudiera suceder la diversión.
—Por supuesto que sí, pero la ciudad más cercana está a unas veinte
millas. Y no han empaquetado nada. Nada se procesa aquí como en la Tierra.
—¿Qué? —Ryan dejó caer los cubiertos sobre la mesa y los miró.
—Nada. —Tanto Kennedy como Castien dijeron a la vez, con los ojos
muy abiertos e inocentes.
Sonreí.
—La cena está lista. ¿Dónde están Eli y Lily? —Mark agarró la olla de
la estufa y la colocó sobre la mesa.
—De acuerdo. —Mamá vino hacia mí, tomando mi mano entre las
suyas—. Los veré adentro. —Le dio un apretón a mi mano antes de alejarse
de nosotros, de regreso a la casa.
—¿Entonces?
Me acurruqué en él.
—Eso es todo lo que puedo pedir. —Sus labios se posaron sobre los
míos, encendiendo mi cuerpo. Cuando nos separamos, le pregunté—:
¿Cómo te sientes? ¿La maldición ya ha comenzado a afectarte?
—No sé. Me siento inquieto, pero no sé si es el hechizo o porque estoy
ansioso por el tiempo aquí.
—¿Qué más?
Oh diablos, no.
Inclinándome, farfullé.
—Es hermoso.
—Está hecho por duendes con el mejor metal Fae. —Eli mantuvo sus
ojos en el arma—. Encajará perfectamente en tu bota.
Mi cabeza giró hacia arriba para mirarlo a la cara. Tal vez cualquier
chica odiara recibir una daga como regalo, pero a mí me encantó. La había
hecho especialmente para mí. Me zambullí en él, rodeando su cuello con los
brazos.
—Gracias.
—Sabía que eras el tipo de chica que preferiría algo capaz de destripar
a un Fae en lugar de recibir flores.
Mi sonrisa se ensanchó.
—Tú lo sabes. —Acerqué su boca a la mía, mostrándole mi
agradecimiento.
—Oh, nunca hago ese tipo de promesas. —Mi boca volvió a la suya;
nuestros besos se profundizaron.
—¿En serio? Nunca hubiera pensado que podrías ser manipulado tan
fácilmente.
—Tan mentirosa.
Le guiñé un ojo.
—No lo harías.
—Tú ganas este, nena, pero solo porque le tengo más miedo a ella
que a ti.
Desde la punta de las orejas hasta los dedos de los pies desnudos,
Simmons se sonrojó.
—Lo sé, pero no hay nada que puedas hacer para ayudarme una vez
que estemos en el campo de batalla. Estando allí solo me distraerá. ¿Crees
que podría continuar si te pasara algo? —Dejé caer sus manos, alcanzando
sus hombros—. Quédate aquí y defiende al hombre que ambas amamos.
Estar aquí es cómo puedes ayudarme. Quiero creer que ustedes tengan su
felices para siempre. Déjame tener esta esperanza.
Un pequeño grito salió del pecho de mi madre.
—Sí, lo prometo.
—Gracias —susurré.
—Te amo.
Me reí.
—Lo haré.
—No tenías que venir en absoluto —dije mientras pasaba. Solo había
dado unos pasos cuando escuché un zumbido—. ¿Qué pasa con el ruido?
Estupideces.
Fueron solo unos pocos latidos, pero se sintió como una eternidad
mientras esperábamos a que Eli rompiera el aluvión de insectos. Nada. No
debería llevarle tanto tiempo. Me temblaban las piernas mientras trataba de
levantarme, lista para volver tras él.
—¿Dónde está Cal? ¿Lo atrapaste? —Si Eli y Lorcan estuvieran tan
afectados, ¿cómo lo manejaría un duendecillo de quince centímetros?
—¿Duda de la llama?
—¿Puedes mostrármelo?
El mareo se apoderó de mí mientras me sumergía de esta habitación a
otra. El espacio estaba oscuro excepto por la espada brillante que colgaba en
el aire en medio del espacio. El área solo tenía una ventana con gruesas
contraventanas de madera que impedían la entrada de luz. Las puertas que
daban entrada y salida estaban en la esquina más alejada.
—No sé.
—Pensé que todo era un sueño. —Se frotó la cara, el agua goteaba y
resbalaba por su muñeca.
Lorcan abrió los ojos y parpadeó ante Eli, una confusión similar en
sus idénticos ojos verdes. Pareció aún más sorprendido cuando vio a
Kennedy sentado a su lado.
Lorcan no respondió, pero había algo sin decir entre ellos, algo que
no necesitaba palabras. Lorcan no había dudado en ir tras Eli. Cuando Eli
lo necesitaba, él había estado allí. Sus acciones no eran algo que ni siquiera
yo pudiera pasar por alto.
—Oh, creo que dirás mucho más cuando Lars te llame. No creas que
lo he visto nunca tan enojado. ¿Verdad, Rimmon?
—Cinco días.
Doble mierda.
—Estás tan jodida, nena. Y no por él. —Señaló con el pulgar a Eli.
—¿Gabby?
—Sí. —La cara de Gabby se puso roja, luego puso los ojos en blanco.
—Y deberías irte, Gabrielle —ordenó Lars. Cuando Gabby no se
movió, Lars la miró y sus pupilas se convirtieron en orbes negros—. Ahora.
Lo miré.
—Cobarde —murmuré.
—Es curioso, es lo que pienso también —se rio Eli mientras me daba
un codazo en el brazo.
—Basta —le grité a Lars. Mis instintos querían combatir sus poderes.
Una vez más me sentí impotente.
Sus labios blancos se movieron con fuerza, pero Eli cayó al suelo y
su masa estremeció la tierra bajo mis pies. Eli se incorporó, sus propios ojos
enrojecidos. Un gruñido sacudió su cuerpo.
Lars no se movió, pero sus ojos amarillo verde normales llenaron sus
pupilas. Su piel adquirió un tono más aceitunado. Finalmente, rompió el
aire pesado que sofocaba el espacio.
Me miró fijamente.
—Sí. Bien.
—¿Fuiste al Otro Mundo sin mí? —Su cuerpo se puso rígido y sus
ojos se agrandaron ante sus palabras.
—Deberías ver lo que aprendí. —Se alejó de ella, rebotó e hizo un giro
sesgado hacia un lado. Aterrizó e hizo algunos golpes en el espacio frente a
él.
—¿Seguro?
—Quiero ir. —Jared se liberó del agarre de Eli y saltó hacia Kennedy,
tomando su mano entre las suyas. Una mirada posesiva se dirigió a Lorcan.
Kennedy me miró.
—Desertor.
—Tienes que dejar de volverlo loco. Te juro que le has dado sus
primeras canas.
—¿Eso es todo?
—Sí, puedes irte. —Se relajó en su silla. Ella asintió y salió, sin
sonreír ni una sola vez.
Ouch.
No había ido al Otro Mundo para enojarlo o ser rebelde por despecho.
Ver a mi mamá y a mi papá lo significó todo para mí. Si iba a morir, quería
que supieran cuánto los amaba y que tuvieran esos últimos momentos con
ellos. Aun así, odiaba molestar a Lars.
—Lo sé. —Se rio entre dientes de nuevo, empujándolo hacia atrás—.
Dax quería matarnos una noche, recuerda.
—Ahí están. Los he buscado por todas partes. —Jared bajó los
últimos escalones de la habitación.
—Vete a la mierda.
—¿Por qué demonios estás aquí de todos modos? ¿No deberías volver
corriendo a la Reina como el perro faldero entrenado que eres? —Podía
escuchar la influencia de Eli en cada insulto que Jared lanzaba a Lorcan.
—Jared... —Kennedy juntó las manos, con los ojos muy abiertos por
la súplica.
Él se apartó bruscamente.
—¡No lo hagas!
—Debo haber estado ciego para no verlo. —El cuerpo de Jared estaba
rígido, su tono cruel—. ¿Disfrutaste burlándote de mí? ¿Engañándome?
¿Fingiendo que te importaba?
—Jared ...
—¿Estás bien?
Dejó caer las rodillas, metió las piernas debajo y apretó las manos en
el regazo. Las lágrimas se deslizaron por su rostro.
—Realmente no.
—¿No es así?
Mierda.
—No. Si. No sé. —Su cabeza se echó hacia atrás, golpeando la pared—
. Amo a Jared, pero ahora siento una gran brecha entre nosotros. Yo he
cambiado, y tal vez él también. Pero de cualquier manera que hayamos
cambiado, nos está separando. No juntos. Lo he estado sintiendo durante
mucho tiempo, pero he estado tratando de ignorarlo. Pensé que podríamos
pasar; podríamos hacerlo funcionar.
—No quiero hablar de Lorcan. Lo que está pasando no tiene nada que
ver con él.
—¿Nada que ver con él? —repetí mientras giraba mi cuerpo para
enfrentarla—. Tiene todo que ver con él.
—No. Esta situación tiene que ver con que Jared, yo y yo siendo
honesta conmigo misma. —Su rostro estaba surcado de lágrimas, pero sus
ojos ahora estaban secos—. Lo último que quiero hacer es herir a Jared,
pero tampoco puedo mentirme a mí misma.
Suspiró.
Cualquiera que sea su elección, yo estaría allí para ella. Era mi amiga
y su felicidad era lo primero.
Capítulo 25
Traducido por Yiany
—Exactamente.
—Cal, si sigues avanzando esta noche, tendré que sacarte del baño.
De nuevo.
—Me caí. Y sucedió una vez. —Cal se dio la vuelta, volando hacia
mí—. Está bien, está bien, dos veces. —Cal aterrizó al lado de Simmons y
rodeó los hombros de su amigo con los brazos—. ¿Qué harías sin mí?
Su frente se frunció.
—¿Estás bien?
—¿Qué?
—¿Aparte del punto que bebiste cerveza? —Se reclinó aún más en su
silla, que crujió como si no pudiera sostenerse—. Bebiste mi cerveza y ni
siquiera la apreciaste como se merecía. Ese fue un brebaje limitado de
Brujas.
—Ewww. —Me reí y me eché hacia atrás cuando Eli lamió un lado de
mi cara.
—Esto no es algo que jamás pensé que diría o sentiría, pero pase lo
que pase mañana... estoy orgulloso de todos ustedes aquí. Nunca imaginé
trabajar con algunos de ustedes. —Señaló la mesa hacia los Moradores
Oscuros—. Aunque tiempos como estos producen aliados interesantes. Ha
sido un honor trabajar con ustedes. —Asintió con la cabeza a Cole, quien
inclinó su cerveza en señal de reconocimiento—. Ember. —Mi nombre me
sacudió más rígida en mi asiento—. Has sido la mayor sorpresa de todas.
Buena y mala. Nunca pensé que podría importarme nada... especialmente
después de perder a tu madre. Como Demonio, nunca deseé una familia. En
el momento en que pisaste mi propiedad, mis sentimientos cambiaron.
Finalmente entendí la decisión de Aisling de protegerte, eligiendo salvarte
antes de que a sí misma.
—No olviden que ella sentó sus traseros después del mío —señaló Eli
tanto a Cooper como a West. West se secó los ojos, las risas brotaban de su
pecho—. Incluso si la policía nos hubiera encontrado, probablemente nos
habría dejado ir. Su castigo fue mucho más severo de lo que podrían
habernos dado.
Los músculos de mi estómago estaban acalambrados y doloridos, mi
cara estaba llena de lágrimas después de escuchar sus historias.
—Sabroso flotador.
—Multifuncional. —Sonreí.
—Sí.
Lorcan.
—No soy tuya, Jared. Hemos pasado por esto —dijo en voz baja,
sentándose, con la espalda recta—. No soy algo de ti propiedad.
Especialmente ahora.
Como un interruptor, todo el comportamiento de Jared cambió. Se
sentó y se recostó sobre sus manos, su aura llena de arrogante agresión.
—No.
—Entonces, ¿por qué dirías esas cosas? Eres cualquier cosa menos
eso. —Sus cejas se hundieron, pellizcando el puente de su nariz.
Jared resopló.
—Sé que estás molesto con mi decisión, pero prefiero que me odies
que morir. Ya hablamos de eso. No puedo permitirme que seas impetuoso o
imprudente. No con algo tan serio. Eres joven y crees que eres invencible.
—Se puso de pie—. Por mucho que lo odies, ser mitad humano te vuelve
más vulnerable. No me arriesgaré a perderte porque eres descuidado y no
estás entrenado para lo que está por venir.
—¿Crees que quiero ser medio humano? Una vergüenza para el clan.
Quiero ser completamente Morador Oscuro, para que me puedan tratar
como uno de ustedes.
—¿Eh? —respondí.
—Oh, sí, me pregunté un poco por eso. —Cal se puso las manos en
las caderas.
Elí asintió.
1
N.T. Juego de palabras en inglés, aguafiestas se escribe buzz kill, pero por separado buzz
es (zumbido) y kill (asesinato).
tensa en su voz—. Excepto la nuestra. Es hora de pagar en su totalidad,
Brycin.
—Lo siento.
—Te amo. —Me estaba esforzando tanto por no llorar que apenas
podía pronunciar las palabras.
Sus ojos se abrieron: luces verdes brillantes en la habitación oscura.
Su mano echó hacia atrás los mechones sueltos de cabello que caían
alrededor de mi cara, curvándose alrededor de mi mandíbula. Me atrajo
hacia él, sus labios encontrando los míos.
—¿Por qué todo el mundo sigue diciendo eso? No quiero ser una. —
Negué con la cabeza.
Mis ojos todavía estaban fijos en los colores que caían alrededor del
cielo.
Mi sonrisa se ensanchó.
Por el rabillo del ojo, vi a Cal meter los dedos en la bolsa y lamerlos
rápidamente. No podía culparlo. Mi mano libre estaba metida en mi bolsillo
tocando el frío metal del brazalete Goblin. Era un ancla que me mantenía
conectada a lo que tenía que hacer.
El nivel de energía que emanaba en el aire entre los dos lados floreció
en mi pecho. Un terror como nunca había experimentado se apoderó de mis
músculos. Había estado nerviosa y asustada antes. Pero estar aquí, ver al
otro lado con sus armas, sentir su deseo de matarnos me dio ganas de correr
como el infierno. Pero el miedo que recorría mi cuerpo debilitaba mis
músculos. Luché contra el impulso de caer al suelo, acurrucarme, cubrirme
la cabeza y esperar que nadie me viera. Había visto este tipo de escenas de
batalla en películas y siempre imaginé cómo sería en la vida real. Ni siquiera
se acercaba. Hoy la muerte nos encontraría a muchos de nosotros.
Alejándonos de nuestros seres queridos y empapando el campo con nuestra
sangre.
Asentí. Lo haré.
Los ojos de West brillaron de color rojo cuando rugió su propia forma
de grito de batalla y cargó hacia adelante. Mi piel se erizó ante el sonido. Fue
el llamado de la muerte.
Agarré el mango de la hoja con más fuerza. Ella también sostenía una
pistola Fae. Era su mejor defensa hasta que se quedara sin balas. Solo podía
llevar una ronda adicional, ya que eran de hierro puro y extremadamente
pesadas. La niña no estaba hecha para la batalla. Su primera arma era su
magia, pero no podía hacer nada más que noquear a alguien por unos
momentos. Tendría que funcionar. Detrás de ella estaba el grupo de Lorcan.
Por mucho que me disgustara la idea, hoy éramos un frente unido.
Samantha se acercó sigilosamente a Lorcan. Ella y yo tendríamos nuestro
momento, y una de nosotras terminaría muerta al final. Sus ojos rojos se
encontraron con los míos, brillando más y más conforme gruñía. Sus
sentimientos por mí eran mutuos. Pero ahora mismo no era el momento.
—¡Gabby! —le gritó Cole, pero fue inútil. Ella no vaciló ante la voz de
su Alfa. No había nada que le impidiera llegar hasta Alki.
—Vamos.
—Mierda.
Matar. Mía.
Cole, nuestro Alfa, habló a través de nuestro vínculo. Vienen más Fey,
Eli. Llevan lanzas y flechas. Tienes que irte ahora.
—Si haces un sonido, te romperé el cuello aquí mismo —siseó una voz
familiar en mi oído. Samantha, de vuelta en su forma humana—. Ahora
muévete.
Ella gruñó.
Ladeó la cabeza.
—Ember —la voz de Eli golpeó la madera junto con su cuerpo. El metal
de la puerta rota resonó por toda la habitación.
—¿Estás bien?
La vida de Eli y la mía juntas nunca habría sido fácil, pero ciertamente
habría sido la correcta. Ahora, debido al juramento de Aneira, nunca
tendríamos la oportunidad de llevarlo a cabo.
—Lo siento, hermano. —La voz de Eli sonaba solemne, pero su cuerpo
permanecía rígido, sus músculos preparados para reaccionar ante cualquier
cosa que Lorcan lanzara en nuestro camino.
—Lorcan...
—Hiciste lo que tenías que hacer, Ember. —Se frotó la cara con la
palma de la mano con brusquedad, cuando sus ojos encontraron los míos,
volvieron al estado frío y sin emociones—. Ahora cada uno de nosotros ha
matado a alguien que amamos. Uno de los miembros de nuestra familia.
Por primera vez, pude ver el afecto que Lorcan sentía por su hermano
pequeño.
—No. No lo tienen. —Una voz vino del otro lado de la puerta cuando
se movió, abriéndose.
Los labios de Josh se apretaron con más fuerza y echó la cabeza hacia
atrás para mirar a Eli. Mantuvo los ojos fijos en los de Eli.
¿Por qué esta frase sonaba tan familiar? Me enfrenté a Josh de nuevo
y lo miré profundamente a los ojos, ahora viendo la certeza escrita
profundamente en ellos. Mi cerebro dio vueltas en un torbellino de confusión
y preguntas antes de tocar fondo, derramando las respuestas sobre mí.
Probablemente estaba haciendo la cosa más estúpida, pero mi instinto me
dijo que tenía razón.
—¿Yo? He estado aquí esperando por ti. ¿Sabes lo que se necesitó para
escapar de mis hombres sin ser cuestionado? Al menos Aneira está
demasiado distraída por Lars y la batalla para estar en mi cabeza.
—Espera. ¿Qué? —La protesta de Eli llegó a mis oídos, pero lo ignoré
mientras chocaba con Josh.
—Lo sabía.
—Sí. Supongo que lo estoy. —Salí del abrazo de Josh y giré el cuello
para mirar a Eli—. Le creo. Y necesito que tengas fe en mí.
—Sí. Entiendo.
Me enfrenté a Josh.
—¿Grimmel?
—¿Ese es el nombre del cuervo loco?
Asentí.
—Bien, bien. —Eli nos dio un codazo—. Tenemos que irnos antes de
que todas las habilidades de actuación de Josh sean en vano.
2
N.T. En inglés dice “knight” que quiere decir caballero, y en su pronunciación, se confunde
con “night” de noche.
—Siento tener que sacarte un cuchillo en la cueva y entregarle la
espada. Ella estaba mirando. No tuve elección.
Asentí.
—No estoy feliz por eso, pero ahora lo veo. Podría manejar la hoja
hasta la yugular, pero ¿la caída en la cueva? Nunca te perdonaré por la
caída libre.
—Sí, porque planeé casi morir. —Josh puso los ojos en blanco y nos
indicó que avanzáramos—. Debería quedar bastante claro, majestad, sólo
quedan dos hombres vigilando la habitación. —Instantáneamente hizo una
mueca—. Lo siento, he tenido que decir majestad tanto que es difícil parar.
—Lo siento mucho, mi amor. Ser mal utilizado de esta manera está
mal. Por favor, perdona la violación que estoy a punto de cometer.
—Sí, sí, nena. Sujeta esos pantalones entre tus mejillas. Me voy —
cortó Cal, antes de ir detrás de Simmons.
—Sí, entendí eso. —Me froté la sien y asentí con la cabeza hacia la
abertura—. Hazlo ahora antes de que te emborraches... más.
Torin dio un paso atrás, dejando que Josh se hiciera cargo. Solo el
Primer Caballero tenía acceso a las puertas. Josh empujó un trozo que
sobresalía de la piedra. La pared se movió, revelando otra puerta batiente.
Lo empujó con cuidado y lo abrió un poco.
—Cuento con ustedes. Está bien, sobre todo con Simmons. —Fruncí
el ceño cuando Cal finalmente puso la lengua en su boca e hipo.
—Por aquí.
Eli me agarró del brazo, tirándome hacia atrás. Cal yacía inerte en la
mano del guardia.
—¿Qué le hiciste?
Torin resopló y me miró. Era la primera vez que veía humor en sus
ojos en mucho tiempo. Nuestros ojos se conectaron. Torin y yo nos
sonreímos, los únicos dos en la habitación, sin contar a Quilliam, que
entendió la broma. Algo brilló en los ojos de Torin, pero antes de que pudiera
descifrarlo, su mirada se separó de la mía. Se enfrentó a Quilliam y su
expresión se oscureció.
—Solías ser algo, Torin. Lo tenías todo. Te admiraba. Ahora no eres
nada. Y parece que ni siquiera conseguiste a la chica... ¿esa cosa valió la
pena? —Quilliam asintió con la cabeza hacia mí.
—Sí.
Quilliam se rio.
—Parece que ambos Primeros Caballeros tienen una debilidad por los
Daes. —Quilliam se acercó a Josh y le agarró la cara con una mano—. Este
nunca debería haber sido el Primer Caballero. Un humano. Qué vergüenza
para nosotros.
—En realidad, nunca lo fuiste. No eras nada para ella y mucho menos
para nosotros. —Quilliam giró su espada antes de arrancarla del cuello de
Josh. Burbujas de sangre brotaron de la herida abierta. Josh se estremeció
mientras caía de costado—. La Reina estaba deseando matarte ella misma.
No soportaba verte, humano. Pero tendrá que perdonarme. No podía
soportar escuchar tu irritante voz ni un momento más. —Quilliam pateó el
cuerpo de Josh.
Josh luchó por respirar, jadeando por aire, mientras su fuerza vital
fluía de su cuerpo. Su mirada revoloteó por la habitación y aterrizó en mí.
Fue sólo un breve momento que sus ojos se clavaron en los míos,
llenos de miedo y tristeza. Luego se vidriaron.
—Ahora es tu turno.
—Ignora todo lo que esté fuera de ti. Olvida que la habitación existe o
que alguien más está aquí. Solo concéntrate en lo que está frente a ti. Siente
la magia y déjate llevar. Puedes hacerlo, Kennedy.
—La Reina se dirigirá hacia nosotros pronto. Ella sabrá que el hechizo
se ha roto. Kennedy casi muere por esto. Ahora es tu turno de asegurarte
de que los sacrificios de hoy valgan la pena. Las muertes de Jared, Owen y
Josh no pueden ser en vano.
Mis pies presionaron el suelo mientras me ponía de pie. Mirar al
hombre frente a mí casi me hizo colapsar de nuevo. No podía seguir adelante
con eso... estar sin él.
—Será mejor que vayas a agarrar la espada. —Los ojos de Eli brillaban
y estaban enfocados en mí mientras se movía alrededor de Kennedy y se
paraba frente a mí.
—N-no puedo.
—Sí. Puedes.
—¡No! No entiendes.
Pero la justicia era algo de lo que los Fae no sabían nada. No fueron
las cartas que me repartieron. Sabía lo que tenía que hacer, pero en este
momento con el chico que amaba parado frente a mí, con el corazón
latiendo, su cuerpo cálido y vivo a mi lado, no pensé que podría seguir
adelante.
—Pero yo te necesito.
—Sí.
—Bien...
—¡Ve!
Eli sólo podía disuadirla hasta que la tocara. Entonces estaba todo
en mí. Tenía que ser rápida antes de que ella pudiera reaccionar. Me cerré
y dejé que la oscuridad me atravesara. Aneira era la razón por la que Eli
moriría esta noche, la razón por la que no volvería a acostarme a su lado o
a reírme de algo que dijera o hiciera.
No moriría en vano.
Aneira lo había hecho, pero con mis poderes, lo que me hacía sentir
responsable. Torin me advirtió de lo que eran capaces esas habilidades. Él
quería que yo impidiera que sucediera. Pero el sueño, aunque ligeramente
alterado, se había hecho realidad.
—Toma una buena mirada, Ember. Mira tu fracaso. —Una sonrisa
consumió su rostro, orgullo por lo que había hecho—. Los mundos son casi
uno. Nada que puedas hacer lo detendrá, y pronto todo estará bajo mi
control. Si los humanos sobreviven, también serán míos.
—No —susurré.
—Sabía que Lars intentaría llegar hasta aquí. Sin embargo, ha sido
detenido. No tienes a nadie que venga a rescatarte. —Aneira me pellizcó la
nuca y me hizo girar la cabeza para mirar hacia el extremo izquierdo—. Me
aseguré de mantenerlo ocupado mientras me ocupaba de ti.
¿Qué demonios?
—Son Carrogs. Tontos como rocas, pero harán cualquier cosa que les
diga. Los humanos han visto versiones jóvenes que no saben nada mejor en
diferentes zonas del mundo. Creo que los han llamado Gigantes o Pie
Grande. Realmente no me importa. Lo único que me importa es que son
difíciles de matar, les encanta luchar y destruirán a cualquiera que se les
ponga por delante.
Intenté zafarme del agarre de Aneira, pero fue inútil. ¿Era la derrota
total como debía terminar la historia? Deseabas que el bien prevaleciera y
venciera al mal. Excepto que aquí en realidad no había ni buenos ni malos,
y las cosas ciertamente no eran justas.
—¡Simmons, te lo ordeno!
—¡Simmons, ahora!
—Sí, me echó la misma mirada antes de morir. Pensó que había sido
más astuta que yo y que había ganado, aunque sólo fuera para sacarte del
Otro Mundo. Bueno, Aisling... ¿me oyes? Tu hija bastarda te está siguiendo
a los oscuros pozos del inframundo. Por fin tendrán algo de tiempo juntas.
—Sus ojos escudriñaron a su alrededor salvajemente y parecían estar
esperando realmente la respuesta de su hermana.
—¿Aisling?
Aneira me gritó.
¿Qué demonios?
Gracias, mamá.
Cerré los ojos, sintiendo que una ráfaga de aire golpeaba mi rostro
cuando blandí la espada hacia mi cuello. Lo siento, fue todo lo que pude
pensar, a todas las personas que aún vivían y a mis seres queridos.
—¡Ember!
—¿Estás bien?
Asentí.
—Todavía está viva. —Miré a Kennedy. Deja que sea yo quien diga lo
obvio. El rostro de Kennedy se puso blanco, sus ojos me miraban con
esperanza. Sacudí la cabeza—. Kennedy, tienes que ser tú. Brilló por ti. Eres
tú quien fue profetizada, no yo. Tú eres la que debe matarla. Y mientras
Aneira viva, la maldición sigue sobre mí. No puedo tocar la espada.
Me puse de pie.
—Tienes que hacerlo. Debes ser tú. Estás destinada a ser la Reina.
—Mi voz sonó fuerte y segura al darme cuenta de que tenía razón.
Una inquietante risa salió del cuerpo a nuestros pies.
—Shhhh... está bien. —No había nada más que pudiera decir.
Ninguna palabra haría desaparecer el recuerdo de ella cortando la cabeza
de una mujer. No importaba lo malvada que fuera la persona, Kennedy no
funcionaba como yo. No sentía nada por la muerte de Aneira. Al menos en
ese momento estaba insensible a ella. Ella tenía que morir.
—Lo hicimos.
Viajar ya no era fácil. Los aviones, los autos y los trenes habían sido
abandonados y considerados inútiles. Las antiguas puertas al Otro Mundo
habían desaparecido en su mayor parte, ya que los mundos ahora se unían
como uno solo.
Me enteré por Lars de alguien que conocía y que ahora estaba en uno
de los asilos. El sheriff Weiss. Un hombre que sólo veía un mundo en blanco
y negro. Después de la caída, cuando el mundo entero se volvió gris y los
monstruos y los mitos dejaron de ser cuentos para dormir, se desmoronó.
No pudo manejar la nueva realidad.
West se había curado por fuera, pero oí que todavía tenía pesadillas
violentas. Tomaría tiempo, pero esperaba que al final se pusiera bien.
Todavía no sabía con certeza lo que estaba pasando entre ellos, pero
me parecía muy peculiar que cuando Gabby se iba a un trabajo para Lars,
Alki se fuera con ellos, actuando como enlace. También me di cuenta de que
cuando Alki desaparecía, haciendo sus cosas de demonio, Gabby partía en
alguna salida personal. Me daba una sensación de felicidad que se
encontraran en medio de tanta tristeza.
Tomaré una tarea más y volveré allí un rato. Me decía lo mismo cada
vez que me llamaban. Nunca lo hacía. Era difícil. El rancho se sentía
diferente. Tranquilo. Había evitado volver durante meses.
Rez estaba aún más ocupada con los nuevos asuntos de Lars,
gestionando y manteniendo todo funcionando como una máquina bien
engrasada. Lars no podía prescindir de ella ni de Marguerite, al menos
profesionalmente.
Como los mundos estaban ahora enredados, Ryan y Mark eran libres.
Lily y Mark se instalaron de nuevo en Olympia, en una propiedad que
colindaba con el rancho del Morador Oscuro. Mark llegó a respetar a Cole y
se hicieron muy amigos. Mamá nunca se sentiría totalmente cómoda con los
Moradores Oscuros, pero se estaban acostumbrando a la presencia del otro.
Mamá los trataba como miembros de la familia que sólo se toleran porque
son familia. Probablemente sentían lo mismo por su zorro acechador, que la
visitaba desde Canadá con frecuencia.
Ahora era una poderosa Dae que podía vivir miles de años. Nos
estábamos conociendo de nuevo y redefiniendo nuestra relación. Aisling era
mi madre biológica, pero Lily era mi verdadera madre. Nunca olvidaría lo
que cada una sacrificó para dejarme vivir. Mis madres eran mujeres
extraordinarias.
—Díselo tú. Es tan terco como su hija. —Cole se echó a reír y luego
se aclaró la garganta—. Me preguntó si había hablado contigo hoy. ¿Vas a
volver pronto a casa? Te echa de menos.
—Pronto. Lo prometo.
—¡Te lo dije!
—En realidad es más cabeza dura que tú, chica. —Cal voló hacia mi
hombro.
Mi sonrisa se amplió.
—No lo sé.
Un día tendría que reconciliarse con los espacios vacíos que Owen y
Jared habían dejado. Pero hasta entonces, al igual que yo, se concentraba
en el trabajo.
Cuando Eli quiso dejar los MODs, Lars sugirió que Eli y yo seríamos
buenos caza recompensas, persiguiendo a los Fae y a los humanos que se
mataban entre sí o intentaban iniciar una revuelta. Habíamos localizado a
muchos que utilizaban la destrucción en su beneficio, tanto hadas como
humanos. Ahora mismo, los Faes parecían ser nuestro principal pan de cada
día. Habíamos capturado a más de noventa forajidos en cuatro meses.
Lamentablemente, el total ni siquiera hacía mella en cuántos había por ahí.
El número era infinito. Y nuestras mayores amenazas, los Strighoul, eran
como la mafia. Sabíamos que estaban ahí, pero no podíamos llegar a ellos.
Se movían en grandes manadas y utilizaban los poderes de los Fae
que consumían para obtener más poder y esclavos que trabajaran para ellos.
Con el tiempo iríamos por ellos, pero ahora mismo cazábamos a los grupos
más pequeños antes de que se descontrolaran.
—Un lich.
—¿Un qué?
—¿Como un nigromante?
—Portugal.
—¿Oyes algo? —Eli sonrió, sus labios se movieron contra los míos.
—Oh, qué bien. —Simmons levantó las manos, lo que sólo hizo que
Eli y yo nos riéramos—. ¿Cómo los llamó Sir West, Cal? ¿Nerfos?
—Si van primero a Portugal y vigilan al lich, les garantizo que nuestra
bañera se llenará de zumo de enebro. —Mis ojos no se apartaron de los de
Eli mientras hablaba.
3
N.T. Adiós en alemán.
4
N.T. Adiós en francés.
—Gracias, Simmons.
Sonrió.
Siempre.
HADA (FAY): Selecto grupo de élite de los fae. Las hadas de la nobleza de
sangre pura se erigen como la corte judicial conocida como el Seelie de
Tuatha De Danann. Tienen tamaño humano y podrían ser confundidos por
humanos si no fuera por su belleza antinatural. Una de sus debilidades es
el hierro, ya que es venenoso para los fey / fae y puede matarlos si hay
demasiado en su sistema. Vea también "Fae" por encima.
KELPIE: Un espíritu del agua del folklore escocés que, por lo general, toma
la forma de un caballo. Tiene la reputación de deleitarse con el ahogamiento
de los viajeros.
LAMPROG: Mariquita de gran tamaño con alas eléctricas que brillan cada
vez que comienza a volar. Una vez al año, en luna llena antes de Samhain,
miles se reúnen para aparearse. Se vuelven violentos y agresivos y pueden
ser muy peligrosos.
de la autora
¡No puedo creer que Blood Beyond Darkness sea
el final de la serie Darkness! El primer libro,
Darkness of Light, comenzó como una pequeña
idea, un vistazo a los personajes que se me
ocurrieron cuando estaba tratando de dormir.
Para Jordan Rosenfeld: Eres una mujer increíble. Tus notas hacen
que mi escritura y la historia sean mucho más ricas. Gracias de nuevo por
todas las horas que dedicaste para ayudar a dar forma y desarrollar mi libro.
¡Absolutamente te adoro! http://jordanrosenfeld.net/.