Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 55

Año 3 Número 9

JUNIO 2023
ISSN 2792-6400 1
Año 3 Número 9, junio de 2023

ISSN 2792-6400

2
Revista trimestral de folklore

Número 9, Año 3 (junio de 2023)

Idea original:

Fernando Molpeceres Álvarez

Dirección:

Matías Fernández Romero


Fernando Molpeceres Álvarez

Coordinación internacional:

José Antonio Sierra Lumbreras

Equipo editorial:

Portada: Pablo de la Sierra

Corresponsales y colaboradores en este número:

Elena de Frutos Manrique


Daniel F. Peces Ayuso
Diego Pérez Pezuela
Begoña Ruiz
Matías Fernández Romero
Fernando Molpeceres

Edita: Banda de Música e Investigación Albedro, Inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones, Grupo 1, Sección 1, con el
número nacional 166354. NIF G82630898. Dirección: Paseo de Extremadura, 254, local 29, 28011 Madrid.

ISSN 2792-6400.
Los autores de los artículos se hacen responsables del contenido de los mismos, tanto de la parte escrita como de las imáge-
nes incluidas, para cuyo uso manifiestan tener los derechos. El editor y la dirección de la revista se eximen de toda responsa-
bilidad al respecto.

El badil olvidado es una revista digital de distribución gratuita editada por la asociación sin fines de lucro Banda de Música
e Investigación Albedro.

3
EN ESTE NÚMERO

PRESENTACIÓN 5
NOTICIAS: El presidente de la Asociación Albedro, editora de la 6
revista, nombrado cofrade de la Enxebre Orde da Vieira
A VUELTAS CON EL “OBISPO” DULZAINERO 7
Por Elena de Frutos
LA PRIMAVERA EL FOLCLORE ALTERA 18
Por Diego Pérez Pezuela
OS INSTRUMENTOS POBRES DE GALICIA. CONVERSAS CON
DIONISIO ABOAL 25
Por Fernando Molpeceres
EL HABLA MANCHEGA DE VILLANUEVA DE LOS INFANTES 32
Por Matías Fernández Romero
ARQUITECTURA POPULAR 37
Por Begoña Ruíz Fernández
EL ACOMPAÑAMIENTO DE HOMBRES ENMASCARADOS
EN EL VALLE DEL TIÉTAR 42
Por Daniel F. Peces Ayuso
NOTICIAS Y ANUNCIOS DE NUESTRO MUNDO 46

4
Estimadas amigas, estimados amigos.
Estamos encantados de poder presentaros el número 9 de la revista (realmente son
diez contando el número de presentación).
Afrontamos un verano (recordemos que el verano climatológico comienza el 1 de
junio) que se ha iniciado con unas tardías aunque esperanzadoras borrascas, pero
que riegan nuestros áridos campos con desigual beneficio en función de cómo los
cielos han repartido caprichosamente lluvia mansa y provechosa, pero también di-
luvios y granizo.
Este ambiente húmedo, que no tardará en mudar, dará paso a la época en que las
fiestas patronales jalonarán toda la geografía española y con ellas las actividades fol-
klóricas de todo tipo. El trabajo discreto y minucioso de los meses de invierno relu-
cirá especialmente en mercados de artesanía, conciertos, procesiones, etc. para delei-
te tanto del paisanaje local, como de los turistas. Y del mismo modo, el trabajo rigu-
roso y entusiasta que nuestros colaboradores realizan, tiene su espacio y altavoz en
El Badil Olvidado. Queremos reconocerles a todos ellos su dedicación en un tiempo
en el que están especialmente ocupados. Sin duda es infinitamente más fácil grabar
un vídeo y “subirlo” a cualquier red social o reenviar “memes” por Whatsapp, que
sentarse serenamente a meditar para redactar unas líneas, llenas de sabiduría popu-
lar, que capturen al lector.
Disfruten del verano. Nos vemos en septiembre.

El equipo editorial

Si quieres que te avisemos puntualmente cada vez que publiquemos un nuevo número y que te con-
temos las novedades y actividades de la Asociación Albedro, editora de esta revista, mándanos tu
nombre y tu email a [email protected]

5
La Enxebre Orde da Vieira, en su LV Capítulo celebrado en Madrid el pasado 25 de
marzo, incorporó a su cofradía a D. Ángel Hernando, Presidente de la Asociación
Albedro, por ser un ejemplo de madrigallego y por su trabajo en pro de la galeguidade
madrileña.

La Enxebre Orde da Vieira, es un colectivo radicado en Madrid, integrado en la


Asociación Cultural da Vieira, al que une su amor y compromiso con Galicia y en-
tre cuyos cofrades se encuentran personalidades relevantes del mundo de la políti-
ca, la empresa, la judicatura, la medicina, la investigación, el periodismo o la músi-
ca.

Dentro de la Asociación Cultural de la Vieira, también se integran los colectivos


Madrigallegos y Amigos de la Cultura Celta.

Angel Hernando, momentos después de su


incorporación como cofrade.

6
Rondaba los 15 años de edad cuando en una fría mañana de invierno me adentré
por vez primera en la centenaria librería Cervantes de Segovia. En aquella ocasión,
me acompañaba mi padre siendo además la primera vez que yo pisaba el suelo de
la capital segoviana. Mi objetivo era claro: encontrar alguna publicación que girara
en torno a la dulzaina, el instrumento que ya tenía en mente y quería aprender a
tocar. Entonces, el ávido librero me mostró sin pensárselo dos veces un título de lo
más sugerente: La Dulzaina de Castilla (Folklore y regionalismo), publicado en 1981 por
el escritor cuellarano Isidoro Tejero Cobos. No cabe duda de que me sirvió para po-
ner en orden algunas de las cosas que previamente había escuchado en Riaza en
torno al instrumento y me animó a adentrarme en este mundillo con más pasión si
cabe.
En aquellas páginas, el autor nos descubre de forma somera a algunos de los dul-
zaineros segovianos más destacados del siglo XX y aborda diversos aspectos sobre
la música tradicional castellana en contraste con la de otras regiones españolas. No
obstante, había que ponerse en situación, ya que en la fecha de su publicación aún
no se habían creado los entes autonómicos actuales y el autor, no desprovisto de
cierto sentimiento castellanista, hace un recorrido por todas aquellas regiones y zo-
nas donde la dulzaina es el instrumento rey, teniendo como eje central el territorio
histórico de Castilla la Vieja.
Uno de los dulzaineros segovianos a los que Tejero Cobos dedica en la citada obra
algunas de sus páginas es Mariano Contreras García, conocido por “el Obispo”, sin
duda uno de los intérpretes más importantes que pisaron estas tierras. Todo un re-
ferente que, a día de hoy y casi 30 años después de su fallecimiento, las actuales ge-
neraciones de dulzaineros tenemos bien presente por diversas razones. En las si-
guientes líneas iremos descubriendo, además de su biografía, un poco del ambiente
en el que tuvo que desenvolverse y que abarcó casi todo el siglo XX.

7
Mariano Contreras García nació en San-
tiuste de Pedraza (Segovia) un 17 de abril
de 1903 en el seno de una humilde familia
campesina. Era el menor de los cinco hijos
que criaron Gregorio Contreras Sanz (1858
-1940) y Venancia García Sanz (1862-1921),
oriundos también del mismo pueblo. El
hecho de que su padre fuera tamborilero,
suponemos que influiría algo en la tem-
prana predisposición que mostró hacia la
música pues, ya de crío y mientras andaba
por el monte con las ovejas, comenzó a
construirse pitos de caña y a trastear con el
tambor paterno. En un primer momento, a
Gregorio no le hacía mucha gracia que el
chico quisiera dedicarse a la música, por-
que según él no veía mucho porvenir en
ella. A este respecto, en una entrevista pu-
Mariano Contreras a los 18 años.
blicada en El Adelantado de Segovia el 2 de
septiembre de 1986 y firmada por Fernan-
do Ayuso Cañas, Mariano rememoraba que “en una ocasión tenía hechos siete pitos, me
los rompió y los quemó en la lumbre”; pero nuestro futuro dulzainero, lejos de amila-
narse, se marchó por la puerta trasera a coger más cañiguerras para construirse
nuevos pitos y se salió con la suya, pues su padre terminó comprándole una dulzai-
na de segunda mano a Román “Peseto”, del vecino pueblo de Collado Hermoso.
Corría el año 1919 cuando Mariano, con 16 años, se estrenaría tocando en una boda
en Santiuste de Pedraza, su pueblo.
Es curioso que la mayor parte de los chavales que más tarde se convertían en dul-
zaineros, hasta al menos mediados del pasado siglo, se iniciaban en la música ha-
ciendo sonar estos pitos. Era como un ritual que se repetía una y otra vez, y en la
provincia de Segovia tenemos numerosos ejemplos: Paulino Gómez “Tocino” de
Abades (1882-1960), Luis Gil Sanz “el Tío Luis” de Matabuena (1886-1969), Pedro
Manrique “el Reino” de Riaza (1920-2008), Demetrio García Moreno de La Matilla
(1928-2018), Juan del Val o “Juanito de la Fresneda” de Duruelo (1945)...La lista se-
ría interminable.
Mariano Contreras, como la mayoría de sus coetáneos, fue un dulzainero que se hi-
zo a fuerza de tesón en un mundo eminentemente rural y en el que la existencia de
escuelas de dulzaina por estas tierras era aún una quimera. El mencionado “Tío Pe-

8
seto” le enseñó las primeras melodías y escuchando a unos y otros en las fiestas de
los pueblos cercanos fue ampliando el repertorio. Siempre suplió su carencia de co-
nocimientos musicales académicos con un oído y una memoria musical fuera de
serie, lo que le permitió en poco tiempo despuntar y hacerse con una formidable
clientela. Según la entrevista que le hizo en 1977 el escritor y realizador onubense
Manuel Garrido Palacios para su programa televisivo Raíces, la primera canción que
aprendió fue “La Chavala”, versión extraída de una melodía publicitaria del perió-
dico El Liberal y que la famosa cupletista Raquel Meller (Tarazona,1888-
Barcelona,1962) puso en boga hace ahora poco más de un siglo. Por algo se lamen-
taba el maestro de Valderde del Majano, Agapito Marazuela (1891-1983), de la inje-
rencia de estas músicas que él mismo denominaba “frívolas” y que amenazaban
con desplazar al genuino repertorio tradicional, como se pudo comprobar en no
mucho tiempo. Aún así, y según hace constar el etnógrafo Carlos Porro en el trabajo
monográfico -compuesto por libreto más CD- que la Diputación de Segovia -a tra-
vés de su Instituto de Cultura Tradicional- editó en 2018 sobre el portentoso Pau-
lino Gómez “Tocino”, parece ser que en esta provincia fue donde más tiempo per-
duró este repertorio.
De Luis Gil Sanz, “el Tío Luis” de Matabuena (1886-1969), aprendió Mariano Con-
treras muchas e interesantes melodías tradicionales. Fue otro de los grandes dulzai-
neros del momento, influenciado a su vez por los afamados “Pichilines” de Peñafiel
(Valladolid). El “Tío Luis”, también llamado “el Sastre” por ejercer este oficio, debía
poseer una gran potencia sonora, pues se decía de él que tocando en Matabuena se
le escuchaba en Navafría. Todos más que menos tenemos algún músico predilecto y
el de Mariano era, sin duda, “el Tío Luis”. Este magnífico dulzainero no nos dejó
ningún documento sonoro; pero sí siguieron sus pasos sus descendientes directos
formando una extraordinaria saga musical compuesta por su hijo Antonio Gil Mar-
tín (1914-2005) a la caja y la dulzaina, el nieto Juan Antonio Gil (1959) al redoblante
y, más recientemente, el bisnieto Juan Gil Esteban (1998) a la dulzaina. A todos ellos
se les continúa conociendo por “los Sastres” de Matabuena.
Precisamente, fue del “Tío Luis” de quién aprendió a manejar la escala del si bemol
en la dulzaina o “escala de abajo”, como Mariano siempre la denominaba. Un regis-
tro que si bien era menos trabajoso para el dulzainero en las largas veladas y bailes
al tener que hacer menor uso de los falsetes o notas más agudas del instrumento, sí
que exigía cierta habilidad para manejar mayor número de llaves. Por aquel enton-
ces esto no era ni mucho menos lo habitual entre los instrumentistas, lo que con el
tiempo se convertiría en toda una peculiaridad del estilo interpretativo de Mariano
Contreras y por el que se le continúa recordando. Siempre insistía en que era muy
importante saber manejar la dulzaina “por la escala de abajo” y así se la enseñó en

9
sus últimos años a sus discípulos Juan José Cid Cotobal “Zapatones” (Madrid,
1956), Martín López Llorente (Segovia, 1969) y Rodrigo Peñas Barroso (Segovia,
1972), hoy excelentes y reconocidos intérpretes.

Juanjo Cid "Zapatones" (de segoviano) junto a El dulzainero Rodrigo Peñas junto a Félix Contreras
Martín López. Segovia, 2014. en el XXII Certamen de Dulzainas Villa de El Esco-
rial y en el que se rindió un homenaje a este último.

Según Félix Contreras Sanz (Santiuste de Pedraza, 1952), fue durante la Guerra Ci-
vil (1936-1939) cuando su padre Mariano Contreras adquirió a Victorino Arroyo “el
Pollo”, del taller de Sotillo de la Ribera (Burgos), la dulzaina que utilizó la mayor
parte de su vida profesional. Una dulzaina de las
largas - de 43,5 cm sin tudel y madera de peral tin-
tada en negro- que en la actualidad se encuentra
expuesta en el museo de instrumentos de la Funda-
ción Centro Etnográfico Joaquín Díaz de Urueña
(Valladolid). A la vista del estado en el que se en-
cuentra el instrumento, no cabe duda de que Ma-
riano hizo gran uso de él, recorriendo innumera-
bles localidades de Segovia y provincias limítrofes.
Ya en los años 80 adquirió otras dos dulzainas afi-
nadas en fa al afamado constructor Lorenzo Sancho
de Carbonero el Mayor, siendo las que utlizó hasta
el final de sus días. Y es que siempre gustó de tocar
con dulzainas largas, pues consideraba que su so-
Dulzaina de Mariano Contreras ,
fabricada por Victorino Arroyo "el Pollo”.
nido era más armonioso.

10
Nuestro dulzainero tampoco fue ajeno al masivo éxodo rural que se produjo en las
décadas centrales del pasado siglo, pero al contrario de lo que hicieron otros cole-
gas de profesión, que abandonaron su pueblo y la dulzaina para cambiar dástrica-
mente de vida en la urbe, Mariano continuó ejerciendo su arte desde la capital sego-
viana. Allí se mudó con su familia en 1956 y compaginó la albañilería con el oficio
de dulzainero, residiendo en el populoso barrio de San Lorenzo hasta que, ya en los
años 80, se trasladó junto a su mujer Josefa a la Residencia Mixta de Segovia. Aún
por entonces continuaba tocando en procesiones y eventos que no duraran más de
dos horas, dejando para otros las actuaciones más exigentes. Lejos quedaban ya los
antiguos bailes de rueda y las largas veladas en las que una sola dulzaina tenía que
amenizar todo un día de fiesta. A este respecto y como bien recuerda Félix Contre-
ras, hay que subrayar el empuje que tuvieron las orquestinas a partir de los años 50
y 60 para ir desplazando las actuaciones de los dulzaineros a los pueblos. Gustos y
modas aparte, la reglamentación musical del momento también podía suponer una
traba para nuestros sufridos músicos populares, ya que exigía una autorización por
parte del Sindicato Nacional del Espectáculo para poder ejercer su profesión. Por
eso, Mariano Contreras, como tantos otros, tuvieron que pasar el examen corres-
pondiente -en su caso tocando un par de piezas- para obtener así el carnet acredita-
tivo que aquí reproducimos.

Carnet de músico de Mariano Contreras


expedido en 1965.

11
De entre los compañeros que tuvo al
tambor, uno de ellos destacó sobre-
manera y ese fue Facundo Blanco
Herrero (1909-1998), el magnífico
tamborilero de El Cubillo (Segovia)
que le acompañó durante más de
tres décadas. Sin duda, todo un lujo
contar con un redoblante tan virtuo-
so como Facundo, que además de
acompañar a Mariano Contreras y
otros muchos compañeros a lo largo
de su vida, dejó plasmado mucho de
su arte en valiosas grabaciones, des- Mariano Contreras junto al tamboritero Facundo Blanco.
Folk Segovia, 1991.
tacando las que hiciera en su día jun-
to al mismísimo Agapito Marazuela
y su discípulo Joaquín González-Herrero (Segovia, 1958) o posteriormente junto a
su sobrino, el también recordado dulzainero de Caballar, Francisco García Blanco
(1933-2013). El mismo Mariano Contreras también manejaba a la perfección la caja,
sosteniendo la opinión de que para ser buen dulzainero hay que aprender a domi-
nar bien los ritmos con el tamboril. Afincado ya en Segovia, enseñó el toque de este
instrumento de percusión a sus hijos Mariano y Félix Contreras Sanz, siendo este
último quién más acompañó a la dulzaina paterna, desde que cumpliera 8 años en
1960 hasta 1976, fecha en que se traslada por motivos laborales a Navalmoral de la
Mata (Cáceres). Con Félix, además de participar en incontables festividades -
algunas ya desaparecidas como las de los Alcaldes de Mozos de los barrios segovia-
nos de San Millán y San Lorenzo-, intervino en muchos de los festivales y encuen-
tros de dulzaina que a partir de los años 70 se fueron organizando por toda la re-
gión, así como en cada uno de los homenajes que le dedicaron a “el Obispo” en los
últimos años de su existencia.
Uno de los festivales más relevantes en los que participó Mariano Contreras junto a
su hijo Félix, fue el I Festival Castellano de dulzaina que organizó el Ayuntamiento
de El Espinar el 15 de septiembre de 1973. Se presentaron doce parejas de dulzaine-
ros -la formación más habitual en aquel momento, formada por un dulzainero y un
caja-, y a pesar de no ser un concurso, sino un festival, el Ayuntamiento espinariego
concedió varios premios. Componían el jurado insignes personalidades, entre las
que se encontraban el folklorista Agapito Marazuela y el abogado e historiador se-
goviano D. Manuel González Herrero (1923-2006).Tras la correspondiente delibera-
ción, a Mariano y Félix Contreras se les adjudicó el tercer premio, dotado con 4000

12
pesetas de la época. Pero lo más importante es que allí volvía a prestigiarse lo más
representativo de nuestro folkore: entradillas, jotas, habas verdes, bailes corridos,
dianas, reboladas...y todo ello en un momento en el que el instrumento literalmente
“se moría”, pues en todas las provincias castellanas cada vez era menor el número
de intérpretes y la mayoría de edad avanzada. Desde los años cuarenta ya no se
construían dulzainas y no había apenas relevo generacional. Por eso, la figura de
Mariano Contreras “el Obispo” cobra mayor relevancia si cabe al ser uno de los que
mejor supieron resistir el envite de los tiempos pertrechado de su dulzaina.
Félix Contreras, consciente del bagaje musical que atesoraba su padre tras más de
sesenta años en el oficio, no dudó en animarle para que dejara testimonio grabado
de su amplísimo repertorio. Así, en un ya lejano día de 1978, se personaron en un
estudio del Paseo de Extremadura de Madrid para acometer tal empresa. Desde en-
tonces, ambos músicos han realizado las siguientes grabaciones que a continuación
referenciamos:
• 1978. Danzas de Segovia. Cassette. Madrid. Eurocass. (EC120)
• 1979. Jotas Castellanas. Cassette. Madrid. Iris (IR5022)
• 1980. Folklore Castellano. Cassette. Madrid. Tip Top (CTT061)
• 1986. Mariano Contreras. Dulzainero de Segovia. Cassette. Madrid.
Saga; Serie la Dulzaina; vol.3 (VPC226).
• 1992. Los Bailes de Salón y La Dulzaina. Cassette. Madrid.
Saga; Serie la Dulzaina; vol.18 (VPC 10278).
• 1999. Misa Antigua Segoviana para Dulzaina y Tamboril. CD. Madrid.
Saga; (WKPD-10/2045).
Además de en las citadas grabaciones, el sonido de la dulzaina de Mariano Contre-
ras se puede escuchar en otros trabajos de índole colectivo, destacando el siguiente:
• 1995. La Música Tradicional de Castilla y León, vol.6. CD. Madrid. Radiotele-
visión Española; RTVE Música ; RNE 62047.
No vamos a enumerar aquí la gran cantidad de localidades a las que asistió durante
décadas nuestro ilustre dulzainero, la inmensa mayoría en su provincia y en la de la
vecina Madrid. Sí queremos hacer mención sin embargo de sus homenajes y reco-
nocimientos, que no le escasearon en la última etapa de su vida:
• 5 de octubre de 1984: en la sierra de Guadarrama. Romería de Malangosto, a
iniciativa de sus organizadores.
• 5 de septiembre de 1986: en Madrona (Segovia). IV Certamen de Dulzaina
“Agapito Marazuela”.
• 12 de septiembre de 1986: en Aranda de Duero (Burgos). I Encuentro de Dul-
zaineros “Villa de Aranda”.

13
• 4 de octubre de 1986: en Segovia, ofrecido por sus alumnos Juan José Cid,
Martín López y Rodrigo Peñas en el barrio de Nueva Segovia .
• 28 de noviembre de 1987: en Segovia, organizado por la “Asociación Amigos
de la Dulzaina” de Burgos.

Homenaje en Segovia. De izda, a dcha: Martín López, Rodrigo Peñas, Mariano


y Félix Contreras. Al fondo: los "Amigos de la dulzaina" de Burgos. Año 1987.

• 5 de diciembre de 1987: en Burgos. II Día del Dulzainero, ofrecido por la


“Asociación Amigos de la Dulzaina”.
• 14 de marzo de 1988: en Segovia, ofrecido por la Residencia de Válidos o Mix-
ta.
• 18 de febrero de 1990: en Ortigosa del Monte (Segovia), organizado por el res-
taurante La Venta Vieja.
• 14 de abril de 1990: en Santiuste de Pedraza (Segovia), a cargo la “Asociación
Socio-Cultural Amigos de Santiuste de Pedraza”.
• 5 de agosto de 1990: en Segovia, ofrecido por la Asociación de Peñas del ba-
rrio de San Lorenzo.
• 28 de septiembre de 1990: en San Rafael (Segovia), II Encuentro de Tamboril y
Dulzaina, junto a Vicente Martín Blanco, tamborilero de El Cubillo.
• 5 de julio de 1991: en Segovia. VIII Encuentros Agapito Marazuela (Folk Sego-
via), junto a Facundo Blanco y Florencio Pulido, antiguo dulzainero de Nava-
res de Ayuso.
• 9 de mayo de 1992: en Madrid, ofrecido por el Centro Cultural de Castilla y
León del barrio de Aluche.
• 23 de octubre de 1993: en Guadalajara, organizado por el Centro Segoviano-
Marqués de Lozoya.

14
Por lo que a mí respecta, a Mariano Contreras le llegué a conocer personalmente en
el homenaje que se le hizo en el madrileño barrio de Aluche. A pesar de mis 17 años
recién cumplidos y de la emoción que sentía por tener que actuar por vez primera
en público y sobre un escenario, justo antes de comenzar el evento, me acerqué a
saludarle con el mayor respeto y -en presencia de su hijo Félix que le acompañaba-,
me presenté como alumna de Félix y Teo, “Los Talaos”, tras lo que iniciamos una
breve pero cordial charla. Han pasado más de 30 años y mi memoria ya no es capaz
de recordar con nitidez aquella conversación, pero sin duda le diría, con toda la ilu-
sión del mundo, que la pieza que íbamos a interpretar era precisamente una de las
jotas que él había compuesto y hecho suyas: la popular Jota de Mariano Contreras.
Por diversas razones, hay momentos en la vida difíciles de olvidar y, para mí, ese
fue uno de ellos.
El 17 de junio de 1994, fallecía en Segovia
Mariano Contreras “el Obispo” tras una lar-
ga y azarosa vida de 91 años en la que la
dulzaina fue siempre su fiel aliada. Fueron
muchos los compañeros y amantes del fol-
klore que quisieron darle el último adiós en
el cementerio de la ciudad. Imagino lo que
sentirían cuando otro de los grandes dulzai-
neros segovianos, Mariano San Romualdo
Egido “Silverio” (1914-2007) junto al redoble
de su hijo “Manín”, interpretaron la genial y
honorífica Entradilla recogida por Agapito
Marazuela. No en vano, “Silverio”, que pro- Mariano Contreras (izda.) junto a Mariano y Miguel
San Romualdo "los Silverios". El Guijar (Segovia).
cedía de la misma zona que Mariano Con- Año 1931.
treras, también había formado pareja musi-
cal con él en sus inicios con la dulzaina, tal y como refleja la añeja fotografía que ad-
juntamos, tomada en la fiesta de El Guijar (Segovia) en octubre de 1931.
Como muestra del cariño de sus convecinos del barrio de San Lorenzo de Segovia y
para perpetuar su memoria, tanto la Asociación de Vecinos como la Asociación
Cultural de Peñas, decidieron que, a partir del año de su fallecimiento, los eventos
folklóricos que año tras año se venían celebrando en el barrio dentro del marco de
sus fiestas patronales, tomaran el nombre de Encuentros Folklóricos “Mariano Con-
treras”.
También en el mismo barrio de San Lorenzo, entre la avenida Vía Roma y la calle
Anselmo Carretero, cuenta desde 2011 con un jardín dedicado a su memoria. La de-
cisión partió de la Asociación de Vecinos del barrio, que envió una solicitud al con-

15
sistorio segoviano para que se le asignara un espacio en la ciudad que perpetuase
su recuerdo, optando finalmente por dedicarle este jardín. Tras aprobarse en pleno
siendo alcalde de la ciudad Pedro Arahuetes, el 2 de abril del citado año y en pre-
sencia de familiares y amigos del dulzainero, se descubrió un monolito que lleva el
nombre de Jardín Mariano Contreras “el Obispo”.
Más allá de los reconocimientos, lo fundamental es que su legado musical continúa
estando muy presente en el repertorio de los dulzaineros actuales, sobre todo más
vinculados a la provincia de Segovia. A ello ha contribuido, sin duda, el interés de
Félix Contreras Sanz por la preservación del mismo, documentándolo en los traba-
jos discográficos que ya expusimos y publicando posteriormente un cancionero que
pretendía reunir la mayor parte del magno repertorio de su padre. Bajo el título
Cancionero Segoviano de Música Popular - editado en el año 2000 por Segovia Sur y
formando parte de su Colección Etnográfica-, Félix pretendía dejar constancia escri-
ta del repertorio que interpretó Mariano Contreras “el Obispo” compilando nada
menos que 217 temas de la siguiente manera: 50 jotas; 28 piezas tradicionales para
hacer la fiesta, entre los que figuran ritmos tan genuinos como la entradilla, mudan-
za, diana, revolada o baile corrido, 34 paloteos; 42 bailes de salón, entre mazurcas,
pericones, habaneras, valses, chotis o pasodobles, 8 canciones de ronda, 16 temas de
carácter religioso, 9 romances, 4 villancicos y 26 canciones infantiles. Posteriormen-
te, todo este trabajo se ha digitalizado y se puede encontrar en los fondos sonoros
del Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana “Manuel González Herrero”, de-
pendiente de la Diputación Provincial de Segovia.
Por último, para testimoniar el cariño que le
profesaron sus discípulos y descubrir un po-
co más el lado humano de Mariano Contre-
ras “el Obispo”, qué mejor que dar la voz a
uno de ellos. En este caso, es el reputado
dulzainero y constructor de dulzainas Mar-
tín López Llorente quien nos narra en pri-
mera persona sus vivencias en relación a su
antiguo mentor:
“Le conocí jovencito con apenas 13 o 14 años
cuando en Segovia y toda Castilla y León la
dulzaina toma un auge espectacular. Por
aquel entonces, Mariano y su mujer Josefa se
trasladaron a la residencia de mayores que
"El Obispo" acompañado de su discípulo Martín hay junto a La Lastrilla, en Segovia. En aque-
López a la caja. Segovia, barrio de San Lorenzo.
llos años también mi familia se trasladó a vi-
Hacia 1990.

16
vir al barrio de Santa Columba, un entorno y barrio privilegiado a los pies del Acueduc-
to, donde pronto los vecinos hicimos buenas amistades. Entre ellas estaba Juan José Cid,
que regentaba el restaurante Galicia y él fue quién me inició en la bendita aventura de
tocar la dulzaina. Juanjo, que llevaba ya algún año aprendiendo, me presentó al señor
Mariano, como así le llamábamos cariñosamente. Y de esa manera nos conocimos.
Solíamos bajar a por el señor Mariano mi padre y yo por la tarde en los crudos inviernos
segovianos y ensayábamos en “la bodega” pegaditos a la lumbre de la chimenea en la pri-
mera planta de la casa de mis padres.
Fueron unos años fabulosos donde Mariano nos transmitió su estilo y conocimientos co-
mo dulzainero, y sobre todo nos transmitió los valores de toda una vida dedicada a la
música, recorriendo infinidad de poblaciones para amenizar las fiestas de los pueblos.
Aquellas tardes, Juanjo, yo y, también otro gran dulzainero y amigo, Rodrigo Peñas,
quedábamos para aprender con el maestro Contreras. Con él aprendimos de oído a base
de escuchar muchas veces los temas de su repertorio y tocándolos repetidamente con él;
unas veces con la dulzaina y otras también acompañándole con el tamboril, instrumento
que tuvo hincapié en querernos enseñar.También nos enseñó a fabricar nuestras propias
cañas y boquillas para hacerlas y rasparlas a nuestro gusto.
Así pasábamos las tardes de invierno, y al llegar la primavera y verano solíamos acompa-
ñarle en alguna actuación que todavía tenía, pero que le iban escaseando debido lógica-
mente a su avanzada edad; pero eso sí, no le faltaron homenajes que le organizamos noso-
tros y más compañeros en muchos encuentros y certámenes de dulzaina que se realiza-
ban por entonces no sólo por la provincia de Segovia, también por toda Castilla y León.
Su estilo de interpretar la dulzaina era, como él decía, “por la escala de abajo”, donde él
se encontraba más a gusto, un tono o medio más grave de lo normal. Aunque a mí me
confesó en alguna ocasión que de joven tocaba también por arriba aunque fuera más cos-
toso por las notas agudas y,como ejemplo, ponía el pasodoble En er mundo. Decía con
cierta nostalgia…”este le tocaba yo por arriba que bailaba todo el salón”.
Fueron unos años inolvidables los que pasamos con él y sobre todo me quedo con su ca-
rácter humilde y de buena persona”.

CRÉDITOS DE IMÁGENES
Félix Contreras y Martín López.

17
La primavera esa estación del año que sigue al invierno y precede al verano, que
corresponde a los meses de marzo, abril, mayo y junio. Tiempo de renacimiento de
la naturaleza, el deshielo, la floración de las plantas, el despertar de los animales en
hibernación, el aumento de las temperaturas, el regreso de las especies migratorias,
la renovación de la vida… Vuelve la luz y nuestro cuerpo y estado de ánimo se
transforman. El sistema nervioso sufre alteraciones y nuestro sistema hormonal co-
mienza a fabricar más cantidad de determinadas sustancias como la serotonina, do-
pamina u oxitocina. Todas ellas relacionadas con la felicidad, el placer y el alivio
del estrés. Nos inundan las ganas de hacer cosas, nos apetece salir a la calle, quedar
con personas y en general dedicamos menos tiempo a dormir. Nos sentimos vivos,
positivos, llenos de energía y alegría.
La primavera ha inspirado mitos y creencias en la historia de la humanidad. Ha ins-
pirado a artistas que plasman en sus obras la alegría, la luz y la belleza del renacer.
Pintura, escultura y todas las artes le deben algo a esta estación. A la música no le
iba a pasar lo contrario. Las cuatro estaciones de Vivaldi es posiblemente una de las
obras musicales más conocidas en el planeta. Su parte dedicada a la primavera es la
que tiene todo el mundo en la cabeza.
Ha inspirado al jazz, blues o la música pop más actual. Son melodías positivas y ale-
gres. Al folclore también la primavera altera. Comienzan certámenes, conciertos,
encuentros y reuniones musicales. Tenemos el deseo de relacionarnos con otros
músicos, con otros colegas y poder aplicar todo lo aprendido en el frío invierno. Re-
tomar amistades y hacer nuevas. La primavera es música, es folclore.

18
En la provincia de Guadalajara durante este periodo hemos tenido y tenemos mu-
cho movimiento. Comenzábamos el último fin de semana del mes de abril, concre-
tamente el día 28. Ronda de mayas por el casco antiguo de Guadalajara. En las pla-
zas del Carmen, del Jardinillo, San Esteban, Concejo, Plaza Mayor y Don Pedro, la
Ronda de Azuqueca de Henares y los Amigos de la Ronda de Horche cantaban co-
plas y mayos a las mozas en cada una de dichas plazas. Estaban ataviadas con sus
vestidos de alcarreñas asomadas a balcones bien adornados con flores y mantones.
Al término de cada maya rondada no podían faltar los bollos acompañados con su
correspondiente aguardiente. Poco a poco y en el silencio de la noche se iba incre-
mentando el número de espectadores y lo que parecía al inicio una noche tranquila
se transformó en un gran evento social.
Para finalizar esta gran jornada (ojalá sea la primera de muchas) los músicos y los
acompañantes llenaron el Santuario de Nuestra Señora de la Antigua, patrona de
Guadalajara, para cantar un mayo dedicado expresamente a esta Virgen tan queri-
da para los guadalajareños. Un mayo de nueva creación compuesto por el que sus-
cribe. Para rematar la velada se cantaron jotas en honor a la Virgen de La Antigua.
Fue un acto muy emotivo
que esperamos repetir.
Al día siguiente, sábado día
29 de abril, se realizó en el
pueblo de Huetos
(Guadalajara) el segundo en-
cuentro de mayos de Guada-
lajara. Contó con la participa-
ción de las rondas de Azu-
queca de Henares, Cifuentes
– Huetos, Driebes, Horche,
Ruguilla, así como los Guita-
rreros entresierras (Madrid) y
Rondadores en el Santuario de la Virgen de la Antigua
Los Manchegos de Tarancón
(Cuenca) como invitados.
Se inició el acto con la puesta del mayo en la plaza del pueblo y dejó paso a la inter-
pretación de 3 temas (con abundancia de mayos) por parte de todas las agrupacio-
nes musicales. Se cerró el encuentro con una cena abundante y suculenta para todo
el personal reunido. Hay que resaltar que tanto la ronda de mayos por Guadalajara
como el encuentro en Huetos fueron el resultado de un excepcional trabajo de José
María Sanz Malo y Luis Sebastián, grandes amigos y conocedores de las tradiciones
de Guadalajara. Siempre respaldados por al Excmo. Ayuntamiento de Guadalajara

19
y la Excma. Diputación de Guadalajara. Desde aquí dar también la enhorabuena a
el pueblo de Huetos por su magnífica acogida y colaboración.
Llegó el día 30 de abril, la provincia de Guadalajara se llena de canticos de mayos.
Muchos pueblos celebran este día. Es uno de los días más grandes del folclore y la
tradición en España. Ya estamos a treinta del abril cumplido…
Ya empezado el mes de mayo, el primer sábado de dicho mes se volvió a celebrar el
vigésimo certamen Folk de la villa de Horche, después de un parón de 3 años por la
pandemia. Se reunieron grupos como Aldea Folk, Ronda de Azuqueca, Ronda Raíces de
Chiloeches y la Ronda de Horche como anfitriones. Como siempre el escenario era úni-
co. Adornado con flores y plantas silvestres de la primavera. ¡Todo un lujo! Se in-
terpretaron 3 temas de libre elección y la fiesta se trasladó al antiguo granero de la
villa donde los organizadores nos agasajaron con una variada y gran merienda. Se
terminó cantando todos los grupos al unísono canciones de nuestra tierra.

La Ronda de Horche interpretando un tema en el Encuentro de su pueblo.

Para mediados del mes de las flores asistimos a dos encuentros folclóricos más. El
del sábado día 13 de mayo en Azuqueca de Henares y el del 14 de mayo en el pue-
blo de Marchamalo.
El primero de ellos se trata de un encuentro de rondas tradicionales de los más lon-
gevos de la provincia de Guadalajara, siendo el número 27 de muestras organiza-
das ya. Lleva el nombre de Jesús de la Cruz “El Chuli”, uno de los máximos expo-
nentes de la música y cultura tradicional de Azuqueca de Henares y de Guadalaja-
ra. Reunió a los siguientes grupos: Gaiteros de Mirasierra, Ronda de Motilleja, Ronda de

20
Chiloeches, Ronda Las Acacias de Azuqueca de Henares, Ronda de Horche, el grupo de
la Casa de Extremadura de Azuqueca, Grupo Albazor de Albalate de Zorita, Ronda de
Corpa, Con Raíz Castellana de Guadalajara, Grupo Palacio de la Cotilla de Guadalajara,
Carlos “Volvoreta” y los locales Ronda de Azuqueca de Henares.
Dicha muestra empezó a las 12 de la mañana. Los gaiteros con sus pasacalles iban
dejando a los grupos por las diferentes plazas de la localidad donde durante un par
de horas amenizaron con sus canciones a todos los vecinos que se personaron o que
se encontraban por las calles. Posteriormente y ya en hermandad todos los grupos
se dirigieron al centro de ocio para ser invitados por los organizadores a una comi-
da conjunta. En los postres la Ronda de Azuqueca como es tradicional entregó los
premios a los que ellos consideran los personajes del año. Este 2023 recayó en la Fa-
milia Pérez, por la creación de su cancionero y a José Antonio Madero, por su tra-
bajo y entrega. Para finalizar el almuerzo todos los integrantes de los grupos se au-
naron para la interpretación de una jota castellana. ¡Fue una auténtica maravilla!

La Ronda de Motilleja, interpretando magistralmente un tema después de comer

Sobre las 17 horas nos preparamos para hacer de nuevo un pasacalles. Encabezando
la comitiva los dulzaineros, se recorrió el casco antiguo de Azuqueca. En cada pla-
za, un grupo participante interpretaba una pieza y así con todos los grupos. Una
plaza, una canción, un grupo. Se salió y se finalizó en el mismo sitio, en la Casa de
la Cultura donde seguidamente, y después de degustar los bollos típicos de la loca-
lidad, cada grupo interpretó dos temas. Esta vez encima del escenario.
Después de la actuación del primer grupo, los organizadores junto con miembros
del Excmo. Ayuntamiento de Azuqueca, con su alcalde a la cabeza, José Luis Blan-
co, obsequiaron a los grupos participantes con una placa y un jamón de pata negra.

21
También se aprovechó para rendirle un pequeño homenaje al motor de todo este
tinglado, Jesús de la Cruz “El Chuli”, que recibió por parte de sus compañeros y
amigos de ronda, un cuadro plasmando un pasacalles de composición nueva que
lleva su nombre. El autor de esta pieza es Diego Pérez.
Y así, y después de la actuación de todos los grupos en la Casa de la Cultura termi-
namos una jornada de folclore que duró aproximadamente más de 12 horas…

La Ronda de Azuqueca en una de las actuaciones por las plazas de dicha localidad.

El domingo 14 de mayo tocó el turno en Marchamalo, donde celebró el primer día


del Folclore provincial. Una nueva iniciativa de su Ayuntamiento con su alcalde
Rafael Esteban como mayor exponente para la recuperación y exhibición del folclo-
re de Guadalajara en este municipio, con la colaboración de la Excma. Diputación
de Guadalajara.
Los grupos participantes fueron muy variopintos ya que se trataba de exponer una
pequeña representación de todos los actores que forman el folclore provincial como
los Dulzaineros Kalaberas, Gaiteros de Mirasierra, rondas de Azuqueca de Henares, Horche
y Chiloeches, Grupo Palacio de la Cotilla de Guadalajara, Grupo Albazor de Albalate de
Zorita, Grupo Picota de Guadalajara, Danzantes de Condemios de Arriba, Gigantes y Ca-
bezudos de Marchamalo y una representación muy amplia de Las Botargas de Gua-
dalajara.
Sobre las 12 horas todos los músicos, botargas, mascaritas, danzantes, gigantes y
cabezudos se concentraron en la plaza mayor del pueblo. Los gaiteros hacían sus
delicias con sus dianas y jotas que invitaban a bailar a todos los presentes. A las

22
12:30 horas se formó todo el acompañamiento para recorrer las calles de Marcha-
malo hasta llegar al recinto ferial donde se terminó de desarrollar todo el evento.
El pasacalle fue muy colorido y animado, digno de visualizar por su diversidad. En
cuestión de 40 minutos se llegó a dicho recinto ferial, donde estaba situado el esce-
nario. Marchamalo cuenta con unas grandes infraestructuras ya que posee una cu-
bierta donde puede albergar a miles de personas bajo techo. En esa cubierta se ter-
minó de celebrar toda la muestra.
Antes de la comida fue el turno de la presentación de cada una de las botargas par-
ticipantes. Corrió a cargo de Isabel Nolasco, representante del grupo de Botargas y
Mascaritas de Guadalajara. Seguidamente y con el público muy atento subieron al
escenario los Danzantes de Condemios de Arriba, nunca vistos por la campiña de Gua-
dalajara. Junto con los Gaiteros de Mirasierra ejecutaron 8 danzas de su repertorio
habitual.
Así se llegó hasta la comida, donde el Excmo. Ayuntamiento de Marchamalo, invitó
a todos los grupos participantes a unas buenas migas con huevos para recuperar
energías y cargar las pilas para una tarde llena de folclore.
A las 17:00 h. empezó las actuaciones de los grupos que quedaban por subir a esce-
na. Tres temas eran interpretados por cada grupo y a su finalización se le entregaba
a cada grupo una placa conmemorativa y un ejemplar del Cancionero de los Pérez.
Llegadas las ocho de la tarde concluía esta primera muestra del folclore provincial
en Marchamalo, pensando ya nuevamente en organizar una segunda. Gracias a Mª
Carmen Martin concejala de festejos de Marchamalo por su enorme y excelente tra-
bajo realizado.

Primera muestra de Folclore provincial de Marchamalo, 2023.

23
Han sido y son muchos acontecimientos que emergen en la primavera de Guadala-
jara y provincia. El folclore está muy presente en muchos de ellos como el concurso
del vino en Horche, día del esparrago en Aranzueque, mercado medieval de Tama-
jón, La Caballada en Atienza, la fiesta de los mayos en Pastrana, la fiesta de la Espi-
ga en Azuqueca de Henares, las fiestas patronales de Cabanillas del Campo, Mar-
chamalo, Matarrubia, Valdegrudas, Tórtola de Henares, San Pascual Bailón en Ma-
ranchón o Romerías como: Mirabueno, Cobeta, Ablanque, Castellar de la Muela,
Driebes, Santa María del Espino, Aguilar de Anguita, Tendilla, Aleas, Arbarcón,
Beleña de Sorbe, Cogolludo, La Mierla, Muriel, Torrebeleña, Salmerón, y otros mu-
chos actos que me dejo en el tintero. No han faltado en ninguno de ellos la música
tradicional. Rondas, rondallas, dulzainas y grupos folclóricos no han dejado de so-
nar. Esperemos que así sea durante muchos años.

¡EL FOLCLORE SIGUE VIVO!


¡DISFRÚTALO!

24
Conozco a Dionisio Aboal desde hace unos 25 años cuando, con la Banda del Cen-
tro Gallego de Madrid, inicié mi participación en los campeonatos organizados por
la Liga Galega de Bandas de Gaitas.
Dionisio desarrollaba (y sigue desarrollando) una doble tarea en esos encuentros,
por un lado es uno de los jueces de la competición, el decano, y por otro, siempre
instala en los aledaños su stand de venta de percusión tradicional, que es atendido
por su inseparable Carmen mientras él dicta sus sentencias sobre las bandas en liza.
Desde entonces, al menos una vez visité su taller en Pontevedra, y luego, además
de en los campeonatos, nos hemos ido encontrando en algunas de la numerosas fe-
rias que jalonan la geografía gallega, y a las que asiste fielmente a mostrar y vender
su trabajo.

AS ORIXES1
El padre de Dionisio, Alejo Aboal, gaitero, fundó en Mourente (Pontevedra) a fina-
les de los años 30 del pasado siglo, una de las agrupaciones de música tradicional
más longevas, si no la más, de la historia de Galicia: Os Alegres.
Desde bien niño, Dionisio acompañaba a su padre recorriendo las parroquias para
recuperar música, bailes y partituras tradicionales que, de otro modo, desaparece-
rían. Alejo le hizo prometer a Dionisio que, cuando él faltase, se haría cargo del gru-
po. Y así fue. Cuando su padre falleció en 1974, Dionisio se convirtió en el presiden-

25
te de tan genuina agrupación
que tiene en la actualidad de
forma fija unos 20 componen-
tes, aunque en su momento
fueron muchos más: gaiteiros,
percusionistas, cantareiras y
grupo de baile, si bien este últi-
mo ya no se conserva.
Dionisio, segundo por la izquierda, con tamboril,
en una foto de los años 70. Dionisio se ocupó de la percu-
sión desde los inicios y hace
más de cuarenta años abrió su taller para autoabastecer al grupo. Curte la pellica2
(de cabuxa3 o de ovella4), elabora los bastidores, fabrica las ferreñas5,...y así ha cons-
truído miles de instrumentos: tamboriles, bombos, pandeiretas, pandeiros cuadra-
dos,...pero también otros menos elaborados, más humildes, os instrumentos pobres,
esos idiófonos que con gran ingenio y lo poco que había a mano, la gente fabricaba
para acompañar sus cantos y bailes: téculas, táboas, pitos de dedo, culleres, carrizos, ca-
rracas, tixoletas, etc. y también algún instrumento de viento como el chifro.

FOLIADA DE MELIDE
El último fin de semana del mes de abril se cele-
bra la Foliada de Melide, en la localidad coruñe-
sa del mismo nombre.
El tiempo es magnífico (habrá que replantearse
si la palabra “magnífico” es adecuada para refe-
rirse al tiempo seco, caluroso y soleado, impro-
pio de estas fechas) y las calles están atestadas
por cientos de peregrinos que transitan el Ca-
mino Primitivo (llamado así en honor a la pri-
mera peregrinación, la realizada por el Rey Al-
fonso II desde Oviedo) en dirección a Santiago,
pero también es abundante el paisanaje local
que disfruta del mercadillo dominical y del am-
biente festivo de la foliada6.
Allí he quedado con Dionisio para repasar con él los instrumentos que tantas veces
he visto en su stand, pero a los que –culpa mía– no presté la debida atención.
La Praza do Convento y las calles aleñadas están repletas de puestos de artesanos
relacionados con la música tradicional, y me reencuentro con viejos conocidos: mi
amiga Mercedes, de A Moura, artesana de traje tradicional; Marcos, de Ferrol, arte-

26
sano de gaitas; Lis Latas, de Lugo, artesano de gaitas; Tobal Prieto de Pontevedra,
artesano de gaitas, flautas y pitos gallegos; José Presedo, creador de la mastergaita;
Sanín, fabricante de percusión; etc. También con mi amigo y maestro, el excepcional
gaitero Dani Bellón, que se presenta con el espectáculo didáctico A música das bugui-
nas7, un cuento musicado para introducir a los más pequeños en la música tradicio-
nal.
También bullen los bares y tabernas cercanos con un paisanaje deseoso de celebrar
una mañana de domingo especial con pulpo, empanada, raxo8 o zorza9, regado todo
con buen vino o con una afamada y omnipresente cerveza gallega, mientras a lo lar-
go y ancho del casco antiguo de Melide se desarrollan actuaciones programadas o
espontáneas.

OS INSTRUMENTOS POBRES
Aunque el stand tiene muy diversos productos, incluidos CD, libros, etc. nos centra-
mos en esos instrumentos pobres que Dionisio reproduce a partir de material antiguo
recuperado en pueblos y aldeas, y con ello deja para la posteridad un legado que
así no se perderá.
Técula - La técula es un conjunto de tablillas que, unidas por un cordón interior y
con dos asas de cuero en las piezas más exteriores (lo que le da un aspecto de pe-
queño acordeón), se percuten entre sí abriendo y cerrando el conjunto.

Técula

Táboa, mazo, tríquili-tráquele - La táboa es un tablero de unos 40 cm. de largo por


unos 25 cm. de ancho, sobre el que se montan un sistema de pequeños macillos fija-
dos mediante un eje. En la parte inferior se montan dos asideros de madera.

27
El conjunto se agita poderosamente
cogiéndolo por las asas, lo que pro-
duce que los mazos percutan sobre
la superficie del tablero generando
un gran estruendo.

Detalle del sistema de macillos


Dionisio Aboal con la táboa

Pito de dedo - En muchos lugares de España se llama pito al chasquido que se reali-
za con los dedos pulgar y medio de la mano. Los pitos de dedo son unas pequeñas
castañuelas de madera del tamaño de un dedo que mejoran la eficacia y el sonido
de ese tradicional ejercicio manual de percusión.

Pitos de dedo

28
Culleres - Las cucharas han sido un tradicional instrumento de percusión en mu-
chas partes del mundo. Sujetas por el mango entre los dedos y enfrentadas por su
parte convexa, permiten realizar vistosas percusiones golpeándolas entre sí, contra
las piernas, las manos, los antebrazos...En Galicia se suelen utilizar las de madera y,
en ocasiones, se trata de una única pieza en que las dos cucharas tienen unidos sus
mangos de modo que simplifican al tañedor el correcto ejercicio de sujeción, que es
la tarea más compleja.

Culleres

Tarrañolas, tixoletas - Otro antiguo instrumento de percusión difundido por me-


dio mundo. Un par de tablillas de madera, una de las cuales se sujeta firmemente
entre los dedos y la otra ligeramente suelta para que, movida con enérgicos movi-
mientos de muñeca, percuta con la que se mantiene fija.

Tarrañolas

29
Carrizo - El carrizo es un pequeño so-
porte, a veces un cuerpo cóncavo (se
puede hacer incluso con la cáscara de
una nuez), sobre el que se cruza una
cuerda enrollada con cierta tensión y
en la que se inserta una lengüeta de
madera que se hace repicar con los de-
dos.

Carrizo

Carraca - La carraca es un co-


nocido instrumento consisten-
te en un mango sobre el que
gira una rueda de madera
dentada que levanta una o va-
rias lengüetas que producen
un sonido seco.

Carraca

Chifro, chifra - El único instrumento de


viento de esta serie. El chifro (chiflo o
chifla en castellano) es una flauta de pan
cuyo sonido asociado al afilador, para-
güero o capador gallego, ha sido reco-
nocible durante decenas de años en toda
la geografía española. Cuando la parte
de sujeción tenía la forma de cabeza de
animal solía ser de capador, y sin forma
cuando era de afilador.
Chifro

30
Me despido de Dionisio y de su mujer, Carmen, prometiéndome a mi mismo que,
ya olvidada la pandemia, no debo dejar pasar tanto tiempo sin percorrer10 los pue-
blos y aldeas de Galicia, en búsqueda de esas feiras11 y foliadas en las que se pueden
encontrar algunas de las demostraciones artesanales, musicales y gastronómicas,
más enxebres12 no sólo de Galicia sino de todo el panorama folklórico español.

ANEXO - AS CUNCHAS
Habiendo finalizado el artículo, en-
tendí que no sería justo dejar fuera de
este modesto inventario un instru-
mento muy humilde que, por no re-
querir de construcción, no forma par-
te de los trabajos artesanos de Dioni-
sio, pero sí está presente, y de forma
muy especial, en el folklore gallego.
Se trata de as cunchas14, las conchas.
Las vieiras, además de ser una apre-
Cunchas
ciado manjar de la gastronomía galle-
ga, proveen a los percusionistas de un idiófono enxebre. De las dos valvas que tiene
cada vieira, sólo se utiliza la más cóncava y profunda. Cogiendo una en cada mano,
se entrechocan y se riscan13 sus partes onduladas, produciendo tanto golpes secos
como una especie de redobles.

PEQUEÑO GLOSARIO DE TÉRMINOS GALLEGOS UTILIZADOS EN EL TEXTO:


1 - as orixes. Los orígenes.
2 - pellica. Piel, pellejo.
3 - cabuxa. Cabra.
4 - ovella. Oveja.
5 - ferreñas. Sonajas.
6 - foliada. Fiesta popular con música. En otro contexto las foliadas son unas variantes de las jotas y también
los temas que cantaban las corales gallegas de finales del s. XIX, principios del XX.
7 - buguina. Caracola.
8 - raxo. Lomo o magro de cerdo, cortado en pequeños trozos.
9 - zorza. Picadillo, relleno del chorizo.
10 - percorrer. Recorrer.
11 - feira. Feria.
12 - enxebre. Referido a lo gallego: puro, genuino, tradicional.
13 - riscar. Frotar, rascar.
14 - cuncha . Concha.
CRÉDITOS DE IMÁGENES
Imagen 1 - Archivo de Dionisio Aboal.
Imagen 2 - Cartel anunciador de la Foliada de Melide 2023.
Resto de imágenes - Autor.

31
RECUERDOS DE UN NIÑO MANCHEGO EN MADRID
Llegué a Madrid en 1964 con seis años. Una inmensa emoción me embriagaba por
todo aquello que iba a conocer y descubrir, pero pronto esa alegría se fue tornando
en tristeza cuando mis compañeros de colegio y mis amigos se comenzaron a reír
de mí por mi modo de hablar. Yo siempre fui extrovertido, inquieto, preguntón y
parlanchín, pero poco a poco empecé a retraerme cuando me decían que hablaba
mal y que decía palabras que no entendían. En la medida que mi léxico se fue adap-
tando al que ellos utilizaban (que ahora pensado con la distancia que dan los años,
seguro que era tan coloquial como el mío), volví a ser el de siempre. No obstante,
aún hoy en día, cuando me enfado, enhebro esa retahíla de palabras de mi pueblo,
de mi tierra, y ya no sólo no me importa sino que me encanta hacerlo.
El léxico que yo utilizaba era el mismo que utilizaban mis padres (Matías y Ramo-
na) y mis hermanas (Antigua y Petri), el mismo que utilizaba la gente de mi pueblo,
y también la gente de los pueblos vecinos; incluso con el tiempo he reconocido al-
gunas de esas palabras en otras regiones de España. Así que, antes de que caigan en
el olvido, voy a inventariar las que recuerdo, lo que me permite, durante la redac-
ción de estas líneas, retornar de una forma u otra a mi niñez. Pero antes, unas refle-
xiones sobre el lenguaje.

32
SOBRE EL LENGUAJE
El idioma lo hacemos los hablantes, y lo que en ocasiones es un error manifiesto o
un modismo impuesto por los medios de comunicación, termina extendiéndose en-
tre quienes lo usamos, y finalmente, tras esperar un tiempo prudencial a su consoli-
dación en el idioma, la Real Academia Española lo termina incorporando al diccio-
nario. Y así aparecen y desaparecen palabras de nuestras vidas.
La existencia de una palabra en el diccionario, sea el de la RAE, el Diccionario de
Uso del Español (María Moliner), o en otro cualquiera, sólo suele certificar la exten-
sión de la utilización de un término, pero no la corrección de su génesis. Hay traba-
jos magníficos como el Diccionario del Castellano Tradicional (realizado por el De-
partamento de Lengua Española de la Universidad de Valladolid, coordinado por
D. César Hernández Alonso y publicado por Ediciones Ámbito en 2001) que recoge
más de 17000 palabras de uso cotidiano en el ámbito rural, que se diferencian del
castellano estándar, y que probablemente desaparezcan no pasando mucho tiempo
¿Son erróneas esas expresiones por más que no aparezcan en el Diccionario de la
Lengua –RAE– o aparezcan con otro significado? La respuesta es no.
Dice César Hernández, respecto a la inclusión de vulgarismos en su publicación,
en su introducción al Diccionario del Castellano Tradicional1: “Hemos respetado las
variantes coloquiales, aun con deformación morfológica, cuando comprobábamos
que esa realización se reiteraba en varios hablantes de distintas zonas. Por ello po-
drán encontrarse en este Diccionario algunas formas llamadas «vulgares»; pero esa
es la forma en que la pronuncian las gentes con toda normalidad. Hemos primado
la fidelidad a la expresión popular sobre la tentación de presentar la forma están-
dar, correcta y normativa”.
Aunque para alguien no filólogo como yo, diferenciar entre un localismo (expresión
propia de un lugar) y un vulgarismo (forma incorrecta morfológica, fonética o sin-
táctica) no es tarea sencilla, he tratado de separar las palabras de modo que se dis-
tingan aquellas que razonablemente parecen fruto del habla coloquial (y de hecho
comunes a muchas partes del España) y que no implican necesariamente el desco-
nocimiento de la forma correcta por parte del hablante (vulgarismo), de aquellas
que parecen ser variantes locales propias de mi tierra así como otras que están en
desuso o moribundas (como titula el periodista Álex Grijelmo su estupendo libro:
Palabras moribundas), en la medida que también lo están las tareas o los objetos que
designan.
La definición se limitará al significado en los campos manchegos, con independen-
cia de que coincida o no (o no exista la palabra), con la del Diccionario de la Len-
gua.
1 - César Hernández Alonso (coordinador), Diccionario del Castellano Tradicional (ÁMBITO Ediciones, 2021).
Pág. XIV.

33
VULGARISMOS

abuja. Aguja. entoavía. todavía.


abujero. Agujero. feísmo. Feísimo.
acacharse. Agacharse. goler. Oler.
acituna. Aceituna. gomitar. Vomitar.
afaitarse. Afeitarse. guchara. Cuchara.
agüelo. Abuelo. guchilla. Cuchilla.
alante. Adelante. güebo. Huevo.
albarca. Abarca (del verbo abarcar). haiga. Haya (del verbo haber).
alcagüete. Cacahuete. inorante. Ignorante.
almario. Armario. menchero. Mechero.
alredor. Alrededor . miaja. Migaja.
amos. Vamos. mía que. Mira que.
ancá. En casa de. mía tú. Mira tú.
ande. Dónde. mu. Muy.
andé. Anduve. muchismo. Muchísimo.
anque. Aunque. muncho. Mucho.
antenoche. Anteanoche. na. Nada.
anteyer. Anteayer. naide. Nadie.
aonde. Adónde. pa. Para.
apreta. Aprieta. paece. Parece.
arrecostarse. Recostarse. pajuato. Pazguato.
arreguñao. Hecho un reguño. palante. Para adelante.
arrempujar. Empujar. peazo. Pedazo.
arrecular. Recular. po. Por.
asiéntate. Siéntate. podís. Podéis.
ataero. Atadero. Cuerda para atar. pos. Pues.
azá. Azada. sabís. Sabéis.
azaón. Azadón. semos. Somos.
billota. Bellota. tantísmo. Tantísimo.
blincar. Brincar. to. Todo.
bujero. Agujero. trompezar. Tropezar.
carrucha. Garrucha. truje. Traje (del verbo traer).
cebá. Cebada. trujo. Trajo (del verbo traer).
cera. acera. tubillos. Tobillos.
cobete. cohete. ugas. Uvas.
concencia. Conciencia. veste. Vete.
cuala/o. Cual. vusotros /as. vosotros /as.
cucha. escucha

34
LOCALISMOS Y PALABRAS EN DESUSO

ablentar. Variante de aventar. separara calderilla. Conjunto monedas, en general


el cereal de la paja una vez trillado en la de escaso valor.
era. capoirote. Capirotazo, papirotazo. Golpe
Abundio. Personaje imaginario con el dado en la cabeza con algún dedo que se
que se suele comparar al tonto (Eres más hace resbalar sobre el pulgar.
tonto que Abundio). carro (de varas). Carro pequeño con dos
adormiscao. Adormilado. varas y un animal que se empleaba para
aguachar. Regar el terreno con exceso de distancias y pesos menores, así como
agua. también para el transporte de personas.
aguaíllo. Variante de aguadilla o ahoga- cartapacio. Estuche de cartón o de made-
dilla. Ligera inmersión en el agua a al- ra para transportar y guardar los utensi-
guien a modo de broma. lios escolares.
aguarones. Seras que se colocaban sobre catón. Libro para aprender a leer en la
la albarda de los burros para trasportar escuela.
utensilios (ver será/serón). ceporro/ceporra. persona torpe o igno-
ajopringue. Plato popular de Villanueva rante.
de los Infantes, cuyo principal ingredien- chache/a. Apelativo familiar al hemano/
te es el hígado. a.
albarca. Abarca. Calzado sencillo hecho chinostra. Cabeza.
con suela de cuero o neumático y atado cochura. Dulces.
con cuerdas o tiras de cuero. coscurro. Pedazo de pan duro. Extremos
alberca. Depósito de agua para el riego. de las barras de pan.
arcaúz. Arcaduz, cangilón. Vasija de ba- costal. Saco grande y alargado de tela,
rro o metal que servía para sacar el agua usado para transportar grano.
de las norias. cuartos. Dinero.
atroje. Troj, troje o mechinal. Cámaras cuerda. Feria de ganado.
tabicadas, para almacenar cereales o le- duz. Dulce.
gumbres. esmanotao. Manazas, torpe de manos.
badil/badila. Paleta de hierro para remo- gachas. Harina de guijas (almortas), frita
ver la lumbre. en el aceite en el que previamente se ha
boliche. bola de las camas con un aguje- frito las tajás (chacinas que se incorporan
ro el cual se introducía en la parte alta de a las gachas).
los cabeceros. galgo. Persona que galguea. Goloso.
borrico. Burro. Figuradamente, hombre galguear. Buscar con ahínco la comida
terco y rudo. que más gusta, sobre todo dulce.
cagueta. Diarrea. También miedoso. gavilla. Conjunto de sarmientos de vid,
ordenados de mayor a menor grueso y

35
trenzados, que servía para el fuego. objetos de metal de escaso valor
gavillera. lugar alto de los corrales don- (quincalla).
de se almacenan las gavillas. quiñón. Zona extramuros de una pobla-
guija. Almorta. Legumbre con cuya hari- ción.
na se hacen las gachas. reguño. Gurruño. Cosa arrugada.
haragán. Vago. También persona poco resculirse. Escurrirse.
aseada y abandonada de orden. retrataúra. Retrato, foto.
hato. Comida que suele llevar al campo san se acabo. Frase con la que se da por
el agricultor. finalizada una conversación.
jaro. Hombre de pelo rubio o rojizo. sera, serón. Cesta de esparto que, nor-
lebrillo. Vasija o cuenco de barro. malmente en parejas, se acopla en los lo-
licenciao. Persona que acostumbra a me- mos de los animales de carga.
terse en conversaciones y vida ajenas. somarro. Persona que resulta pesada.
maitines. Juergas nocturnas hasta altas taba. Juego que consiste en tirar el hueso
horas de la noches. del mismo nombre (taba=astrágalo) a
manijero. Responsable de una cuadrilla modo de dado, obteniendo premio en
en todos los trabajos de mano en el cam- función de la posición en que cae.
po. tabardo. Prenda de abrigo.
mechinal. Ver atroje. talega. bolsa de tela para usos diversos.
mieja. Trozo pequeño desprendido de tallo. Churro.
otro mayor. tiznao. Guiso de ajos y bacalao asados,
nazareno. Flor silvestre de color morado. con cebolla, aceite sal y pan.
paloma. Refresco de agua y anís. torrao. Garbanzo tostado.
pámpana. Hoja de la vid. tragaldabas. Persona tragona, más por
pasante. Ver licenciao. abuso que por hambre.
patacón. Moneda de cobre de diez cénti- trapacero. Mentiroso, lioso.
mos de peseta. trébede. Soporte metálico de tres patas
pava. Antiguo autobús. para poner al fuego sartenes o calderos.
peal. Tela de lona, sustituta de los calce- tuso. Voz para asustar o alejar a un pe-
tines, con la que se forraban los hombres rro.
del campo los pies para calzarse las al- tuva. Voz para llamar a un perro.
barcas. velilla. Cerilla o fósforo.
pipirrana. Ensalada preparada con to- vencejo. Lazo o ligadura con que se ata
mate, aceituna, huevos cocidos, aceite, algo.
vinagre y sal. zampuzón. Chapuzón.
ponerse hueco. Enorgullecerse, presu- zape. Expresión para ahuyentar a los ga-
mir. tos.
poyo. Cama de albañilería adosada a una zurrapa: mancha de excremento en la
pared y cerca del fuego. ropa interior.
quincallero. Persona que fabrica o vende

36
ARQUITECTURA POPULAR
“Cuando paseamos por las calles de un pequeño pueblo, arropados por muros de piedra be-
rroqueña o acompañados por tapias de barro, nos trasladamos. casi sin darnos cuenta, a «un
tiempo que no pasa». Recorremos una pequeña parcela de la historia que nos provoca sensa-
ciones de arraigo, de vínculo con las raíces; la fuerza telúrica de los materiales, la coherencia
de los paisajes, la presencia invisible de la historia y la relación viva con el entorno nos
transmiten impresiones profundas que nos conducen a la experiencia sutil de su poética”.
(Extracto del libro Arquitectura popular en la provincia de Ávila de José Antonio
Navarro Barba).
Como dice José Antonio Navarro, visitar un pueblo es hacer un viaje al pasado, es
intuir un vínculo entre el ser humano y el ambiente y, al mismo tiempo, sentir que
unas fuerzas invisibles nos están transmitiendo un mensaje o contando una histo-
ria. Antiguamente la arquitectura tenía coherencia con la geología que le rodeaba, el
clima, la profesión de sus habitantes y sus creencias.
En la zona de montaña abulense, el granito era el principal elemento utilizado en la
construcción. ¿Cómo se arreglaban los hombres de antaño para partir la dura pie-
dra antes de la llegada de maquinaria o de tener pólvora al alcance de la mano? ¿A
golpe de cuña y marra1? En algunos casos, sí, pero había una técnica que ha pasado
de padres a hijos, la cual no requería tanto esfuerzo, aunque sí mucha paciencia.
Nuestros bisabuelos y tatarabuelos enseñaban a las futuras generaciones a cortar
piedra de una manera tan fácil que hasta un niño podía hacerlo. El método consistía
en echar una pequeña bellota en la rendija de un cancho2. Se dejaba reposar unos
treinta años, al cabo de los cuales las raíces de la encina se encargarían de trocear el
granito. Así nuestros ancestros consiguieron piedras de diferentes tamaños y for-
mas heredadas de previas generaciones, y ellos hicieron lo mismo con sus suceso-
res. Con esos materiales se irguieron las paredes que delimitan los diferentes pra-
dos, para ello se utilizó la técnica de la piedra seca, técnica ancestral, declarada re-
cientemente Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad que se caracteriza

37
por la ausencia de argamasa o
mortero. Las piedras se eligen
por su forma y la pared se va
entramando con tanta preci-
sión que mantiene equilibrio
y robustez durante siglos.
Otro procedimiento sencillo
consistía en echar agua en la
fisura de una piedra, dejar
que se helara y que el propio
Pared de piedra seca y escultura de José Antonio Elvira hielo rasgara el bloque graní-
tico.
Esto no quiere decir que los canteros no se esforzaran con la marra por conseguir
un buen dintel3, sino que se utilizaban varios métodos a la vez.
La arquitectura popular ha evolucionado mucho en poco tiempo. Antiguamente los
edificios tenían un objetivo funcional relacionado con las principales profesiones de
las gentes de los pueblos: agricultura y ganadería. Así la casa era fundamentalmen-
te almacén. En ella se distribuían cuartos, trojes4, despensas y desvanes para alma-
cenar frutas y cereales, estas estancias tenían diminutos ventanucos por donde ape-
nas entraba luz, porque la oscuridad ayudaba a conservar los alimentos. Por otro
lado, la familia se apiñaba en una sala rodeada de alcobas y se reunía en la cocina
donde estaba el hogar5, único sitio caliente de la vivienda.
Aparte de esta funcionalidad relacio-
nada con la profesión, pocas casas
han mantenido elementos simbólicos
en sus dinteles y jambas. Símbolos
que hoy día no sabemos interpretar,
pero que quizás tuvieron una función
mágica o protectora.
Las viviendas fueron paritorio, hospi-
tal o velatorio, allí se nacía y se moría,
los tabiques todavía guardan urdim-
bre6 de recuerdos o rencores depen-
diendo de los inquilinos. Esas casas
también conocieron el amor. A los
lados de la puerta, bajo la solana, sue-
len permanecer los poyos7 donde hoy
Ventana con un reloj de arena y un corazón en El Losar (Ávila)

38
día nos sentamos al fresco en verano para charlar con los vecinos, pero, en el pasa-
do, también fueron escalones de trasnochadores enamorados para subir a rondar a
las mozas. Las fachadas suelen mantener el balcón donde las golondrinas asentaban
sus nidos de barro y si alguien los tiraba, Dios le cortaba la mano (arraigada supers-
tición que trataba de mantener la población de estas aves insectívoras).
La arquitectura popular tenía
una relación cercana a los ele-
mentos naturales. Se recogía el
agua, bien preciado de la lluvia,
en pozos. Si había sequía la
fuente no manaba, hoy día por
mucho que se hable de calenta-
miento global, damos al grifo y
lo dejamos abierto sin llegar a

Casa en Navalguijo (Ávila)

ser conscientes de lo que eso significa;


los complejos turísticos se empeñan
en poner campos de golf en campos
de Castilla o Andalucía para imitar a
los británicos. Imitamos a los demás
como si nos avergonzáramos de nues-
tra auténtica identidad y así se destru-
ye lo propio para emular lo ajeno.
Pilón y lavadero en La Almohalla (Ávila)

Los ríos y arroyos suponían un obstáculo en los caminos que dependiendo del cau-
dal se salvaba con unas pasarelas más o menos elaboradas.

Pasarela en Navamojada (Ávila) Pasarela en Junciana (Ávila)

39
Otros elementos importantes eran el molino para
moler cereal o producir luz eléctrica.

Molino de Villafranca (Ávila)


Horno adosado a casa en El Losar (Ávila)

El horno, generalmente construido en barro, donde se amasaba el pan y se hacían


dulces para las celebraciones. En algunos casos un horno era compartido por varias
familias y así se aprovechaba la misma leña para varias hornadas.
El edificio más importante de un municipio suele ser la iglesia, la cual, en un princi-
pio, también fue cementerio. Este se trasladó a las afueras, en el siglo XIX, para evi-
tar enfermedades. Pocas iglesias conservan una pared que rodea al edificio y separa
lo mundano de lo divino, advirtiendo a los transeúntes de su proximidad a un lu-
gar sagrado donde no se debe perturbar el reposo de los muertos. Desgraciada-
mente, en algunos pueblos se quiere destruir esta pared con la excusa de ganar es-
pacio para que entren en la plaza los enormes camiones con escenario musical el
día de la fiesta, como si importara mucho más la juerga de dos días, que el descanso
eterno y el esfuerzo que pusieron nuestros ancestros en la construcción de esas pa-
redes.

Pared de la iglesia de El Losar (Ávila)

40
Lo mismo ocurre con las plazas de toros que había cerca de las ermitas, en muchos
casos la desidia ha acabado con ellas.
Otro monumento relacionado
con la ganadería es el potro8 de
herrar las vacas o caballerías,
también desaparecido en muchas
aldeas. Cierto es que hoy día no
tiene utilidad, pero tampoco ocu-
paban tanto sitio como para con-
siderarlo estorbo. Es digno de
mencionar el trabajo de la Aso-
ciación Valdecorneja que está ca-
talogando los potros que quedan
en la zona de Barco y Piedrahíta,
además de poner en valor todo el
Potro del Barquillo (Ávila)
patrimonio popular.
Los pueblos tenían su identidad, pero llegó la moda de imitar a Madrid, se quitó la
piedra y se echó cemento o alquitrán por las calles (lo cual contribuye al calenta-
miento global y la contaminación), se demolieron fraguas, molinos, potros, paredes,
lavaderos y chozas de pastor como si evolución fuera sinónimo de destrucción. En
algunos municipios, solo queda el nombre: Prado de la Plaza, Rincón de la Fragua,
Calle del Potro…
“Es conocida la afirmación de que lo que tenemos en nuestro entorno más próximo es lo que
menos valoramos o peor conocemos, lo cotidiano se manifiesta a menudo invisible, hasta que
un día nuestra mirada se encuentra con un hueco o un vacío y es entonces cuando la ausen-
cia centra nuestra atención y busca en la memoria para evocar un recuerdo”.
No permitamos, como dice Navarro Barba, que nuestra mirada encuentre un hueco.
Debemos luchar para que en nuestros pueblos quede algo más que el nombre de la
calle de lo que un día ahí se ubicó, debemos mantener nuestra identidad. En los
pueblos hay mucha belleza, descubrámosla y compartámosla.

1 - marra. Almádena. Mazo para romper piedras.


2 - cancho. Piedra de gran tamaño.
3 - dintel. En arquitectura, pieza de piedra, madera u otro material, que se coloca horizontalmente sobre dos pilares verticales
(jambas) en ventanas en ventanas o puertas, y actúa como viga de carga.
4 - troje. Troj. Espacio tabicado usado como despensa o almacén.
5 - hogar. Lugar de una cocina donde se hace la lumbre.
6 - urdimbre. Conjunto de hilos preparados en el telar, paralelamente unos a otros, para tejer (En el texto se usa de modo metafóri-
co).
7 - poyo. Banco de piedra y obra, adosado a la paredes de las casas.
8 - potro. Construcción o artilugio destinado a sujetar caballerías u otros animales para su cura o herraje.

41
En cuanto al significado de las máscaras, en este tipo de rituales festivos religiosos.
El acompañamiento de hombres enmascarados en el Valle del Tiétar, en este tipo de
rituales, tiene una honda tradición. Aún quedan restos de estos seculares personajes
en algunas localidades del Valle y sierra, como Pedro Bernardo, Casavieja, los Cu-
currumachos de Navalosa, y el recuerdo en la memoria de localidades como Gui-
sando o Arenas de San Pedro.

Máscaras, que solían portar en su origen exclusivamente hombres. Vestidos con ro-
pas blancas, mantas, jarapas, cintas o libreas, cuernos, pieles, crines, huesos, cence-

42
rros, etc. Que daban un aspecto zoomorfo y demoniaco a quienes las portaban. Per-
sonajes que como os contaba, hasta el siglo XVIII formaban parte de muchas fiestas
religiosas, sobre todo invernales. En dicho siglo los obispos de Ávila, viendo lo
arraigado de estas costumbres, consideradas por ellos, paganas, indecorosas, grose-
ras y, lo que era peor, dada a excesos carnales y libaciones de vino, intentaron
prohibirlas. Y aunque algo de razón tenían en algunos casos, lo cierto es que la
prohibición no tuvo demasiada repercusión, y las arcaicas tradiciones continuaron
en la mayoría de las poblaciones del Valle.
Finalmente, se tomó una drástica decisión, penar con la excomunión a quienes asis-
tieran a las procesiones enmascarados, prohibiendo su entrada a los templos y por
supuesto su participación en la liturgia. Uno de los casos más llamativo que he vis-
to, es el de la vecina villa de Montesclaros, villa que perteneció a la jurisdicción are-
nense hasta el siglo XVIII y sujeta al obispado de Ávila hasta mediados del siglo
XX, que celebraba la fiesta de San Sebastián, acompañando en todo momento, más-
caras que distraían al público del rigor del culto católico, incordiándolos de forma
indecorosa.
Del mismo modo sucedió en la rome-
ría del despoblado de la ermita del
Helechar, y tantas otras romerías y
fiestas invernales que, al parecer, ter-
minaban en verdaderas orgías y li-
cencias por aquel entonces, no solo
mal vistas, sino castigadas con rigor.
Por el contrario, como contrapunto,
nos queda un ejemplo en el Valle,
que bien podemos considerar único
en toda la comunidad autónoma cas-
tellanoleonesa. Hablo de los Zarra-
maches de Casavieja. Máscaras con
ropas blancas, libreas, cencerros, etc.
Y que no solamente van por las calles
acosando a los más pequeños, como
el resto de máscaras del Valle, sino
que entran en el templo parroquial
con la máscara y participan de la liturgia religiosa.
Pero, ¿por qué se persiguieron hasta casi el exterminio, este tipo de costumbres?
¿Cómo, tras siglos formando parte de dichas fiestas religiosas, de pronto se vuelven

43
en contra de ellas, hasta el punto de prohibirlas ni más ni menos que bajo pena de
excomunión? Seguramente, porque perdieron su sentido original desvirtuándose
en muchos casos, quedando únicamente la parte festiva y lúdica, una vez olvidada
o suplantada la religiosa o espiritual, primitiva u original.
Costumbres de origen pagano, tan arraigadas en el subconsciente colectivo, que, en
un principio, la religión oficial del reino, a la vista de lo descabellado de su inten-
ción, supo aprovecharlas manteniendo los antiguos rituales invernales, readaptán-
dolos simplemente al más reciente calendario festivo cristiano, superponiendo la
figura de un Santo en cuestión a las antiguas deidades paganas protectoras. Una
vez que esto se hizo innecesario y se iba desvirtuando, llegó el momento de su
prohibición. Que no de su extinción total, ni mucho menos del olvido en la memo-
ria viva.
En estos casos, en los
que las máscaras salen
acompañando a Santos
–no las que salen en el
contexto pagano del
carnaval como los Cu-
currumachos de Nava-
losa- tenían y tienen un
claro y antiguo sentido
simbólico de origen pa-
gano. Representando
las enfermedades y, so-
bre todo, las a veces ca-
tastróficas fuerzas naturales, de las que de alguna manera había que protegerse. Y a
ser posible preverlas, pues de ellas dependía su subsistencia. Fuerzas que os co-
mentaba, se representaban en este tipo de máscaras infernales.
Máscaras a las que hay que dejar salir por las calles y plazas de nuestras localida-
des, para que con ellas muera el invierno. Y con él, todo lo que representaba: días
fríos y cortos, con poca luz y escasa o nula disponibilidad de comida. Meses en los
que, además, de forma cíclica aparecen una serie de enfermedades como gripes,
resfriados, afonías, etc. Todo ello representado en estas figuras zoomorfas a las que
de alguna manera hay que, si no someter, sí agradar, para dejar paso a la luz del
sol, y con ella la fertilidad de la tierra. Dentro de antiguos rituales de tipo agrope-
cuario, en los que las medidas del tiempo para sembrar, criar, recolectar o transter-
minar los rebaños, estaban regidas por complejos calendarios astrales, en los que la
luna era parte fundamental, junto al sol.

44
De este modo, nuestras máscaras pasaron a formar parte del nuevo calendario festi-
vo religioso, a modo de catecismo, a través del cual instruir a los creyentes, del mis-
mo modo que el arte románico y gótico de nuestros templos, añadiendo un nuevo
sentido a dichos personajes. El del sometimiento del mal, representado por dichas
máscaras. Ante el bien representado en la figura de San Sebastián, San Blas, Santa
Águeda. De ahí que las máscaras siempre fuesen detrás de los estandartes y pendo-
nes que encabezan nuestras procesiones. Ese es el sentido de las máscaras que
acompañaban el Vito a San Pedro de Alcántara, en Arenas de San Pedro. Ciudad en
la que aparecen dos tipos de máscaras, fruto de un arduo trabajo de recuperación,
tras más de cuatrocientos años de olvido. A falta de datos, y teniendo en cuenta las
connotaciones históricas de nuestro propio presente, decidimos que fuesen dos
máscaras las que acompañasen el estandarte y Vito arenense: una femenina, vestida
con el tradicional traje y embozo de jalbegadora; y para la masculina, optamos por
calzón blanco con libreas rojas, camisa blanca, máscara negra con pieles y dos cuer-
nos de ciervo y capa compuesta de libreas multicolores.
Máscaras que, como recoge fray Manuel de San Martín, iban acompañando toda la
procesión abriéndola siempre detrás el estandarte del Santo.

45
46
https://www.youtube.com/watch?
v=OFn719aZ7qI&list=RDMMOFn719aZ7qI&start_radio=1
47
NUEVO SINGLE DE JORGE PRADA MERAYO

El acordeonista y gaiteiro berciano, Jorge Prada, acaba de lanzar un single con el


tema O Camín do Carral, pieza compuesta para dar soporte musical al documental
Un gerrillero llamado “Santeiro”. La película narra los acontecimientos sucedidos en
los años posteriores a la Guerra Civil en la zona del pueblo de Guimara, ubicado en
el berciano Valle de Fornela, donde el maquis tuvo una especial representación en
la figura Serafín Fernández “Santeiro” y su grupo de guerrilleros.
Una pieza singular, de música descriptiva, que transporta al oyente a los trágicos
acontecimientos que allí se vivieron.

48
49
50
Nuestro colaborador Diego Pérez Pezuela y su familia (Valentín, Tini y Beatriz), con el
apoyo de la Diputación de Guadalajara, han editado un magnífico trabajo El Cancionero
de los Pérez, que compila para la posteridad años de trabajo de campo por tierras gua-
dalajareñas.
El cancionero, al que dedicamos un artículo en el número anterior, fue presentado ofi-
cialmente el pasado 18 de noviembre en el salón de actos del Colegio San José de Gua-
dalajara, donde estuvieron acompañados por la Ronda de Horche, los Gaiteros de Mi-
rasierra y la Ronda de Azuqueca de Henares.
¡Un libro imprescindible para los amantes del folklore!

51
Disponible en: https://www.editorialfanes.com/producto/la-cancion-del-molino/

52
53
54
55

También podría gustarte