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Los aztecas
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Los pueblos de América


Editores generales: Alan Kolata y Dean Snow

Esta serie trata sobre los pueblos y civilizaciones nativas de América, desde sus
orígenes en la antigüedad hasta la actualidad. Basándose en evidencia arqueológica,
histórica y antropológica, cada volumen presenta un relato fresco y absorbente de la
cultura, la sociedad y la historia de un grupo.

Accesibles, académicos y bien ilustrados con mapas y fotografías, los volúmenes de


The Peoples of America proporcionarán en conjunto una imagen completa y vívida del
carácter y la variedad de las sociedades del pasado americano.

Ya publicado:

El Tiwanaku: un retrato de una civilización andina


Alan Kolata

El tiempo
Gerald T. Milanich

Los Aztecas
Tercera Edición
Michael E. Smith

Los cheyenne
Juan Moore

Los iroqueses
nieve decano

el moche
Garth Bowden

El Nasca
Helaine Silverman y Donald A. Proulx

Los Incas
Terence N. D'Altroy

Los siux
chico gibbon

Mixtecos, zapotecas y chatinos: pueblos antiguos del sur de México Arthur A.


Joyce
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Los aztecas

Tercera edicion

Michael E. Smith
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Esta edición se publicó por primera vez


en 2012 2012 Michael E. Smith

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Datos de catalogación en publicación de la Biblioteca del Congreso

Smith, Michael Ernest, 1953– Los


aztecas / Michael E. Smith. — 3ª edición. pag. cm. —
(Los pueblos de América)
Incluye referencias bibliográficas e indice.
ISBN 978­1­4051­9497­6 (pbk.: papel alcalino)
1. Aztecas–Historia. 2. Aztecas­Antigüedades. 3. Aztecas–Vida social y costumbres. 4.
México–Antigüedades. I. Título.
F1219.73.S58 2011 972
—dc23 2011029132

Un registro de catálogo de este libro está disponible en la Biblioteca Británica.

Este libro se publica en el siguiente formato electrónico: ePDFs 9781118257180; publicación electrónica 9781118257197; Móvil
9781118257173.

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1 2012
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En memoria de William T.
Sanders y Thomas H. Charlton:
mentores, colegas, amigos
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Contenido

Lista de Figuras X

Lista de tablas xiv


Prefacio xvi

Guía de pronunciación y ortografía xviii

1 Los aztecas de Mesoamérica 1


¿Quiénes eran los aztecas? 3
Contexto mesoamericano El 5
entorno azteca Fuentes de 7
información Etnohistoria 12
Arqueología 13
Historia del 20
arte Estudios 27
aztecas hoy 28

2 El ascenso de la civilización azteca 30


Horarios 31
Civilizaciones preaztecas 33
Las migraciones de Aztlán 36
Toltecas, chichimecas y la identidad azteca 39
El crecimiento de las ciudades­estado: el período azteca temprano 40
Tenochtitlán y el Imperio: el período azteca tardío 46

3 personas en el paisaje ¿Cuántos 60


aztecas? 61
La Dieta Azteca sesenta y cinco

Los Sistemas 69
Agrícolas Los 77
Asentamientos Rurales El Paisaje Rural 81
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viii Contenido

4 artesanos y sus mercancías 82


Artesanías utilitarias 82
Artesanías de lujo 94
Otumba: un centro de artesanía azteca 103

5 La economía comercial 108


Mercados 109
Dinero 116
Evidencia material del comercio azteca 119
Una economía compleja 124

6 Familia y Clase Social 127


Creciendo azteca 128
Vida adulta y roles sociales 131
Clases sociales 134
plebeyos 135
Los nobles y sus palacios 143

7 ciudad­estado e imperio 152


Ciudades­Estado 153
Relaciones entre ciudades­estado 159
El imperio de la Triple Alianza 163
Estrategias y control imperiales 165
La propaganda mexica y los límites del imperio 177

8 Ciudades y Planificación Urbana 179


Capitales de ciudades­estado 180
Ciudades y pueblos provinciales 184
Tenochtitlan 189

9 Creación, muerte y los dioses 197


Mitos de la creación 198
Religión azteca: antecedentes históricos 201
Los dioses 204
Muerte, entierro y el más allá 211

10 templos y ceremonias 217


Sacerdotes 217
Ofrendas de sangre humana 219
El templo mayor 225
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Contenido ix

Ceremonias públicas 235


Rituales privados 239

11 ciencia, escritura y calendarios 244


Escribiendo 244
Calendarios y astronomía 249
Tecnología 259
Medicamento 260

12 Arte, Música y Literatura 263


Arte 263
Literatura y poesía 271
Musica y baile 274

13 Gloria final, conquista y legado 278


El último siglo: 1428­1519 279
Conquista por España 282
Los nahuas bajo el dominio español 290
Continuidad y cambio 296
El legado azteca: la cultura india nahua moderna 298
El pasado azteca y el presente mexicano 300
Una perspectiva más amplia 303

Notas 305
Glosario de términos náhuatl 337
Referencias 339
Índice 385
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Cifras

1.1 Reconstrucción artística del Templo Mayor 1.2 Mapa de 2


Mesoamérica 1.3 Un bosque 5
tropical mesoamericano 1.4 La capital de la 7
isla, Tenochtitlan, en la época azteca 1.5 Mapa de los sitios 8
aztecas en el centro de México 1.6 Un campo típico 9
del centro de México 1.7 Página de un almanaque 11
ritual azteca, el Códice Borgia 1.8 A Sitio rural azteca 1.9 Una pequeña dieciséis

plataforma de templo en el 22
sitio TA­8 en el
Valle de Teotihuacán 22
1.10 Arqueólogos recolectando artefactos de superficie 24
1.11 Excavación de una residencia de élite en Yautepec 1.12 25
“Antigüedades mexicanas que existen en el Museo Nacional
de México, 1857” 27
2.1 Cronologías arqueológicas e históricas nativas 2.2 Fotografía 32
aérea de las ruinas de Teotihuacán del período Clásico 2.3 Fotografía 34
aérea de las ruinas del recinto ceremonial central
distrito de tula 36
2.4 Grupos étnicos aztecas abandonando su tierra natal de Aztlán 2.5 37
Escena en el Mapa Quinatzin que muestra a los chichimecas
y toltecas 40
2.6 Una pirámide azteca temprana de dos escaleras en Teopanzolco 42
2.7 Una gran pirámide azteca temprana en Tenayuca 43
2.8 Etapas de construcción de la pirámide azteca temprana en Tenayuca 44
2.9 Genealogía de los reyes mexicas 47
2.10 Ciclos de expansión del Imperio de la Triple Alianza 2.11 Página 53
de la Tira de Tepechpan 2.12 Monolito de piedra 54
con imagen de la deidad Tlaltecuhtli 2.13 Excavación y limpieza del 57
monumento de Tlaltecuhtli 58
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Cifras xi

3.1 Mapa esquemático del crecimiento demográfico en el


valle de mexico 64
3.2 Madre enseñando a su hija de 13 años a hacer tortillas 3.3 Granero 66
tradicional de maíz (cuexcomatl) 70
3.4 Terrazas agrícolas aztecas en Cerro Texcotzinco 3.5 71
Terraplén azteca construido para contener el nuevo canal
del río Cuauhtitlán 73
3.6 Campos de chinampa modernos en Xochimilco, ca. 1905 3.7 74
Mapas de Cuexcomate y Capilco 4.1 Núcleo 79
de hoja de obsidiana y cuatro hojas prismáticas 4.2 Vasijas 84
cerámicas de las cocinas aztecas 86
4.3 Pequeños objetos cerámicos de Cuexcomate y Capilco 86
4.4 Las madres enseñan a las niñas a hilar y tejer algodón 89
4.5 Herramientas cerámicas para hilatura de algodón de Capilco 90
4.6 Una planta de maguey en la ciudad azteca de Otumba 91
4.7 Herramientas de bronce de las casas aztecas de 93
Yautepec 4.8 Escudo ceremonial con 97
plumas 4.9 Maestros artesanos instruyendo a sus hijos en sus 98
artesanías 4.10 Collar y colgantes de oro hechos mediante fundición a la 100
cera perdida 4.11 Pendientes de obsidiana 101
4.12 Máscara de mosaico de piedra con incrustaciones de turquesa, concha y coral 102
4.13 Mapa de Otumba que muestra áreas de producción artesanal 104
4.14 Secuencia tecnológica para la fabricación
de joyas de obsidiana 106
5.1 Mujer maya moderna vendiendo verduras en el mercado 109
5.2 Un mercado azteca 112
5.3 Comerciantes pochtecas 115
5.4 Vainas de cacao 117
5.5 Granos de cacao en una 118
calabaza 5.6 Fragmentos de Aztec III Negro sobre naranja importados
platos de 122
cerámica 5.7 Cholula Plato trípode de cerámica 123
policromada 5.8 Fragmentos de cerámica importados del 124
Valle de México 6.1 Costumbres 129
aztecas del parto 6.2 Ceremonia de boda azteca 132
6.3 Cimientos de paredes y piso de una casa campesina en Capilco 137
6.4 Casa campesina moderna de adobe en Tetlama 137
6.5 Excavación de una casa comunera urbana en Calixtlahuaca 140
6.6 Casa comunera recientemente excavada en Xaltocan 141
6.7 Entierro de una mujer plebeya en Xaltocan 6.8 142
Reconstrucción artística del palacio de Cuexcomate 144
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xiii Cifras

6.9 Genealogía de los habitantes del palacio


de Molotecatl tecuhtli 146
6.10 Palacio Real de Calixtlahuaca 6.11 147
Copa roja pulida para beber cacao 150
7.1 Rollo fiscal de la provincia de Tlapa 157
7.2 Mapa de territorios de ciudades­estado en el sureste del Valle de México 160
7.3 Soldados llevando espadas maquahuitl a la batalla 163
7.4 Mapa de las provincias del Imperio Azteca 166
7.5 El impuesto de la provincia imperial de Coayxtlahuacan 7.6 169
Entrada al Templo del Guerrero Águila 7.7 Templo 174
de estilo mexica en la fortaleza de Quauhtochco, 1805 7.8 La ciudad de 175
Zempoala 8.1 Plaza principal 176
en Coatetelco, Morelos 8.2 Grupo de templos 183
en Calixtlahuaca en el Valle de Toluca 8.3 Excavación de una casa 185
comunera urbana en Yautepec 8.4 Mapa de Yautepec azteca 8.5 187
Reconstrucción de la ciudad de 188
Tenochtitlan 8.6 Mapa de Tenochtitlan y Tlatelolco 8.7 190
Mapa de la zona ceremonial de Tlatelolco 9.1 192
Gran disco de piedra que muestra la figura de 194
Coyolxauhqui
cuerpo desmembrado 202
9.2 Antecedentes del período clásico de los dioses aztecas Tláloc
y Quetzalcóatl 9.3 203
Cinco dioses aztecas 207
9.4 Espejos de obsidiana asociados con Tezcatlipoca 9.5 El 207
dios XipeTotec 9.6 Cuenco 209
decorado con una calavera y tibias cruzadas 9.7 Restos de un 211
niño plebeyo 9.8 Restos de adultos 213
plebeyos 9.9 Entierro de un rey 9.10 213
Dos entierros secundarios 214
ceremoniales con ofrendas 9.11 Hueso con muescas raspa, 214
tallada en un fémur humano 10.1 Incensario de mango largo 215
decorado con pequeños círculos
relieves 218
10.2 Rituales de autosacrificio 220
10.3 Un sacrificio de corazón en un templo­pirámide 221
10.4 Objetos utilizados en los sacrificios de 223
corazón 10.5 Dibujo español temprano del recinto sagrado
o Tenochtitlán 226
10.6 El Gran Templo hoy 10.7 Una 228
ceremonia en el Gran Templo 229
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Cifras xiii

10.8 Ofrenda 61 excavada frente al Templo Mayor 10.9 Pequeño 230


templo­pirámide parcialmente restaurado en Coatetelco 10.10 Pequeño 232
santuario circular de Tenochtitlán 10.11 Pirámide circular 233
de Calixtlahuaca 10.12 Botadero ritual de la 234
ceremonia del Fuego Nuevo 10.13 Un juego de pelota 237
azteca con un juego en desarrollo 10.14 Juego de pelota 238
azteca en Coatetelco 10.15 Figurillas de 239
cerámica utilizadas en rituales domésticos 10.16 Tabla 240
astrológica que muestra predicciones 11.1 Reproducción 242
moderna de un libro doblado azteca 11.2 Golpeadores de 245
corteza de piedra de Yautepec 11.3 Glifos de 246
topónimos del Códice Mendoza 11.4 Modelo que muestra el 251
funcionamiento del calendario ritual de 260 días 11.5 Año ­cuenta 253
calendario con fechas
en el reinado de Motecuhzoma Xocoyotzin 256
11.6 Un sacerdote sigue las estrellas por la 257
noche 11.7 Curanderos preparan el baño de sudor para dos 262
pacientes 12.1 Escultura de un hombre sosteniendo 265
una vaina de cacao 12.2 266
Escultura de una serpiente 12.3 267
Escultura de un jaguar 12.4 Escultura del Templo 268
de la Guerra Sagrada 12.5 La piedra 269
del calendario azteca 12.6 La Piedra del calendario azteca (dibujo) 270
12.7 Relieve en piedra del estilo imperial de Tenochtitlan 12.8 272
“flautas de flores” de cerámica 275
12.9 Danza ritual acompañada de tambores y flautas 13.1 276
Centro religioso de la capital tarasca, Tzintzuntzan 13.2 Palacio y 281
templos en la ciudad maya de Iximché, en las tierras altas 13.3 Estructura 282
en la ciudad maya costera de Tulum 13.4 Guerreros aztecas 283
atacan a los españoles 13.5 Batalla entre mexicas 286
y españoles 13.6 Iglesia y convento cristianos del siglo 287
XVI
en Xochimilco 293
13.7 Iglesia construida sobre la pirámide abandonada de Cholula 13.8 294
Tallado en el convento agustino de Acolman, ca. 1550 13.9 Caja de piedra 295
sagrada azteca 13.10 Un campesino 296
en el pueblo de Tetlama 13.11 Una mujer nahua 299
moderna teje telas 13.12 Plaza de las Tres Culturas en 300
Tlatelolco 13.13 El símbolo nacional de México 302
303
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Mesas

3.1 Estimaciones documentales de la población azteca en 1519 3.2 62


Sitios arqueológicos aztecas y niveles de población en el
Valle de México 64
3.3 Población y áreas de sitio de Cuexcomate y Capilco 4.1 Tipos 80
de especialistas artesanales en Mesoamérica del Posclásico Tardío 95
5.1 Productos comerciales clave en Mesoamérica del Posclásico 125
Tardío 7.1 Provincias del Imperio de la Triple 167
Alianza 7.2 Impuestos imperiales registrados en el Códice 170
Mendoza 9.1 Las principales 205
deidades aztecas 9.2 Dioses del complejo 206
de Tezcatlipoca 11.1 Los 252
nombres de los 20 días 11.2 El calendario de conteo de años y su correlación con
el calendario europeo 255
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Prefacio

¿Hay acaso alguna verdad en nuestras palabras aquí?


Todo parece un sueño, sólo nosotros nos levantamos del sueño, sólo en la tierra
permanecen nuestras palabras.
Cantares Mexicanos

Las palabras eran importantes para los aztecas y hoy tenemos la suerte de que muchas de sus
propias palabras se conservaron después de la conquista española. También se conservaron
ejemplos de escritura pictórica de los aztecas, así como descripciones de conquistadores y
observadores españoles. Estas fuentes escritas han estado disponibles durante cuatro siglos y
muchas obras sobre los aztecas hacen uso de ellas. Pero no son la única ventana al pasado
azteca; Las palabras no son todo lo que queda en la tierra.

Paradójicamente, la información más antigua sobre los aztecas es también la más reciente
descubierta. Me refiero a las ruinas de casas, templos y pueblos que conforman el registro
arqueológico de la civilización azteca. La arqueología azteca es un campo de estudio
relativamente nuevo. Muchos descubrimientos nuevos e interesantes ocurridos en las últimas
dos décadas han revolucionado nuestra comprensión de la civilización azteca, pero hasta ahora
la mayor parte de esta información ha aparecido sólo en informes técnicos y revistas
profesionales. Uno de los principales objetivos de este libro es dar a conocer estos
descubrimientos a un público más amplio. Como participante en este trabajo, intento comunicar
algo del entusiasmo y la importancia de nuestra investigación. Al preparar la tercera edición,
actualicé el texto y las notas de todos los capítulos y reorganicé y amplié mi discusión sobre
muchos temas.
En las páginas que siguen me baso en gran medida en los resultados del trabajo de campo
que he dirigido en sitios aztecas en los estados mexicanos de Morelos y México. Me gustaría
agradecer a las siguientes instituciones y agencias por proporcionar financiación para ese
trabajo de campo: la Fundación Nacional de Ciencias, el Fondo Nacional de Humanidades, la
Fundación Wenner­Gren para la Investigación Antropológica, la Sociedad Geográfica Nacional,
la Fundación Heinz
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xvi Prefacio

Charitable Trust, la Universidad Loyola de Chicago, la Universidad de Albany


(Universidad Estatal de Nueva York), el Instituto de Estudios Mesoamericanos y la
Universidad Estatal de Arizona. Mi investigación en México ha sido facilitada en gran
medida por funcionarios y colegas mexicanos, particularmente José Antonio Álvarez
Lobato, Hortensia de Vega Nova, Joaquim García­Barcenas, Teresa García García,
Roberto García Moll, Agustín Gasca Pliego, Lorena Mirambell, Mari Carmen Serra.
Puche y Norberto González C. Agradezco a los siguientes estudiantes que participaron
en el trabajo de campo por sus contribuciones a su éxito general: Patricia Aguirre,
Martín Antonio, Robert Austin, Courtney Brown, Timothy Brown, Elizabeth DiPippo,
Ruth Fauman­Fichman, Caitlin Guthrie , Timothy Hare, Kathleen Haynie, Casandra
Hernandez, Miriam Heun, Kathryn Hirst, Angela Huster, Marieke Joel, Amy
Karabowicz, Kori Kaufman, Ronald Kohler, Annette McLeod, Samantha Miller, Rau´l
Miranda Go´mez, Lisa Montiel, Susan Norris , Juliana Novic, Joan Odess, Rikke Marie
Olsen, Jan Marie Olson, Scott O'Mack, Jennifer Pinson, T. Jeffrey Price, Colleen
Rhodes, Mellissa Ruiz, Jeffrey Sahagun, Ma€elle Sergheraert, David Shafer, Margaret
Shiels, Andrew Somerville , Jerrell Sorensen, Sharon Spa nogle, Charles Stapleton,
María Stapleton, Osvaldo Sterpone, Timothy Sullivan, Cheryl Sutherland, Deborah
Szymborski y Brian Tomaslewski.

También debo agradecer a mis excelentes equipos de campo de los pueblos de


TetlamaYau tepec y San Francisco Calixtlahuaca. Mi posterior padre, Dudley B.
Smith, merece reconocimiento por proporcionarnos camionetas para nuestro trabajo
de campo en Morelos.
Mi comprensión de la civilización azteca se ha beneficiado enormemente de la
interacción con mis colegas. Aunque son demasiado numerosos para enumerarlos,
quiero reconocer una deuda intelectual con los siguientes académicos: Bradford
Andrews, Jorge Angulo, Anthony Aveni, Carlos Barreto M., Juan José Batalla Rosado,
Francis F. Berdan, Richard E. Blanton, Elizabeth H. Boone, Alek Sander Borejsza,
Arnd Adje Both, Elizabeth M. Brumfiel, Adrian Burke, Louise M. Burkhart, Robert M.
Carmack, René García Castro, Thomas H.
Charlton, George L. Cowgill, Ann Cyphers, Hortensia de Vega Nova, Susan T. Evans,
Charles Frederick, Silvia Garza de González, Susan D. Gillespie, Norberto González
C., Gary H. Gossen, Michel Graulich, David C. Grove , Rafael Gutiérrez, Cynthia
Health­Smith, Frederic Hicks, Kenneth G. Hirth, Mary G. Hodge, Dorothy Hosler, John
S. Justeson, Susan Kepecs, Leonardo López Luján, Druzo Maldonado J., Raymundo
Martínez García, Marilyn A.
Masson, Jennifer Meanwell, Ben Nelson, Deborah L. Nichols, Xavier No guez,
Jerome Offner, Cynthia Otis Charlton, Jeffrey R. Parsons, Ana Maria Pelz, John Pohl,
Helen Pollard, Jose Luis de Rojas, Robert Rosenswig, William T. Sanders, Juan
Antonio Siller, Barbara Stark, Wanda Tommasi de Magrelli, Emily Umberger, and
James Wessman.
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Prefacio xvii

Los siguientes colegas proporcionaron comentarios útiles sobre los borradores de


las dos primeras ediciones: Louise Burkhart, Thomas H. Charlton, Elizabeth DiPippo,
William E. Doolittle, Susan T. Evans, Elizabeth Graham, Maxine S. Heath, Cynthia
Heath­Smith, Mary G. Hodge, Dorothy Hosler, Alan Kolata, Cynthia Otis Charlton,
Carolyn Smitih y Megan Snedden. La edición de Cynthia Heath­Smith ha mejorado
mucho mi prosa. Agradezco a estos colegas por responder a mis solicitudes de ayuda
con las ilustraciones (para las tres ediciones): Frances F. Berdan, Elizabeth H. Boone,
Elizabeth Brumfiel, Louise Burkhart, Davıd Carrasco, Thomas H. Charlton, Betty
Clayman DeAtley, Phil Crossley. , William E. Doolittle, Susan T. Evans, Judith Fried
Lander, Janine Gasco, Baert Georges, Salvador Guilliem Arroyo, Mary G.

Hodge, Dean Lambert, Leonardo López Luján, Eduardo Matos Moctezuma, Cynthia
Otis Charlton, Lisa Overholtzer, Richard Perry, Christopher Pool, Timothy J. Smith y
Emily Umberger.
Por su ayuda con las dos primeras ediciones, agradezco a Dorothy Christiansen del
Departamento de Colecciones Especiales de la Biblioteca de la Universidad y a Mark
Schmidt de la Oficina de Gráficos de la Universidad de Albany; MarnieDiStefano, April N.
Smith y Heather C. Smith por su ayuda con la preparación del manuscrito; y a Ellen
Cesarski, Kori Kaufman y Pam Headrick por su ayuda con la redacción. También
agradezco a mi corrector de la primera edición, Eldo Barkhui zen, por su excelente
trabajo y atención al detalle.
En la preparación de esta tercera edición, agradezco a los siguientes colegas por
responder a las solicitudes de información: Frances Berdan, Elizabeth Brumfiel,
Christopher Garraty, Stephen Houston, Leonardo López Lujan, Jerome Offner, Lisa
Overholtzer, Emily Umberger y Gordon Whittaker. . Agradezco a los lectores del listserv
Aztlán por algunos consejos útiles. Katelyn Sainz ayudó enormemente con diversas
tareas de edición y preparación de manuscritos.
Por último, pero no menos importante, tengo una gran deuda con mi esposa, Cynthia
Heath­Smith, y nuestras hijas April Nicole y Heather Colleen. Cindy es una excelente
arqueóloga que ha contribuido enormemente a nuestro trabajo de campo y es la mejor
editora que conozco. También ha ayudado a crear un hogar feliz y estable durante
nuestras muchas mudanzas entre Estados Unidos y México. April y Heather han
ayudado durante parte del trabajo de campo descrito aquí, pero más que eso, ayudan
a que la vida de un arqueólogo valga la pena y sea satisfactoria.
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Guía de pronunciación
y ortografía

En náhuatl, la lengua de los aztecas, la mayoría de las consonantes se pronuncian como en


inglés y las vocales se pronuncian como en español. Las principales excepciones son:

h pronunciado 'hw' (Huitzilopochtli; macehualli)


qua, quo pronunciado 'kw' (quachtli)
que, qui pronounced ‘k’ (Quetzalcoatl; pulque)
tl se pronuncia como el 'atlas' inglés (Tláloc), incluso al final de una
palabra, donde es sorda (náhuatl; coatl)
X pronunciado 'sh' (Xipe Totec; mexica)
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uno

Los aztecas de mesoamérica

A la mañana siguiente llegamos a un amplio camino elevado y continuamos nuestra


marcha hacia Iztapalapa. Y cuando vimos todas aquellas ciudades y aldeas construidas
en el agua, y otros grandes pueblos en tierra firme, y aquella calzada recta y llana que
conducía a México, quedamos atónitos. Estos grandes pueblos y cues [templos­
pirámides] y edificios que surgían del agua, todos hechos de piedra, parecían una
visión encantada del cuento de Amadís. De hecho, algunos de nuestros soldados
preguntaron si no era todo un sueño. Por lo tanto, no es sorprendente que escriba
en este sentido.
Fue todo tan maravilloso que no sé cómo describir este primer vistazo de cosas
nunca antes escuchadas, vistas o soñadas.
Bernal Díaz del Castillo, La conquista de la Nueva España

Con estas palabras Bernal Díaz del Castillo, soldado del ejército conquistador de Hernando
Cortés, expresó su asombro por la capital azteca. Cuando los españoles se acercaron a
Tenochtitlán en 1519, era una de las ciudades más pobladas del mundo, la más grande que
jamás haya florecido en el Nuevo Mundo prehispánico, y mucho más rica y grandiosa que
cualquier comunidad que los soldados españoles hubieran visto jamás en su territorio. país
de origen (figura 1.1). Esperando encontrar un pueblo sencillo y atrasado, los conquistadores
quedaron impresionados por la naturaleza civilizada de la sociedad azteca. Los reyes y las
cortes reales, los enormes y bulliciosos mercados con sus ordenados diseños, la riqueza de
la nobleza, el detallado conocimiento científico y técnico de los sacerdotes y artesanos, estas
y muchas otras características de la civilización azteca llenaron de asombro a los
conquistadores.
Muchas cosas sobre los aztecas siguen sorprendiéndonos hoy. Cuando unos trabajadores
en la Ciudad de México descubrieron accidentalmente una enorme escultura azteca en 1978,
el gobierno mexicano rápidamente organizó una de las excavaciones más grandes del siglo.

Los Aztecas, Tercera Edición. Michael E. Smith.


2012 Michael E. Smith. Publicado en 2012 por Blackwell Publishing Ltd.
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2 Los aztecas de mesoamérica

Figura 1.1 Reconstrucción artística del Templo Mayor y el recinto sagrado en el corazón de Tenochtitlán
(modificado según Marquina 1951: lámina 55)

la historia del país. Lo que surgió de estas excavaciones fue el “Templo Mayor”, un
enorme templo­pirámide que había servido como centro sagrado del Imperio Azteca.
La escultura era una ofrenda enterrada frente a la pirámide.
Esta pirámide (figura 1.1) y las miles de ricas y exóticas ofrendas descubiertas en ella
y sus alrededores ahora están abiertas al público, y millones de visitantes expresan su
interés y aprecio cada año.
El sacrificio humano era un ritual central en el Templo Mayor, como lo era en la
mayoría de los templos­pirámides aztecas. Cada año, cientos o quizás miles de
víctimas fueron cortadas en el pecho y sacerdotes con cuchillos les arrancaron el
corazón, aún latiendo, ante una multitud de espectadores que observaban. Hoy estos
rituales sangrientos nos parecen horripilantes pero morbosamente fascinantes. Sin
embargo, las mismas personas que produjeron esta sangre y sangre de sacrificio
escribieron algunas de las poesías líricas más hermosas y conmovedoras jamás
registradas. Aquí hay un poema atribuido al rey filósofo Nezahualcóyotl de Texcoco:

¿Es cierto que en la tierra se vive?


No para siempre en la tierra, sólo un poco de tiempo.
Aunque sea jade, se rompe; aunque sea
oro, está triturado; Aunque sean plumas de
quetzal, no durará.
No para siempre en la tierra, sólo un poco de tiempo.
Cantares Mexicanos1
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Los aztecas de mesoamérica 3

Hoy encontramos intrigante este contraste: sangre y sacrificio versus belleza y sensibilidad.

Como arqueólogo, solía sentir un tipo diferente de fascinación hacia los aztecas: ¿por qué
había tan poco trabajo de campo en los sitios aztecas? Durante más de un siglo se habían
realizado descubrimientos espectaculares en yacimientos mayas del sur de México,
Guatemala y Belice, pero se habían dirigido pocos esfuerzos a los restos de los aztecas.
Casi toda nuestra información sobre los aztecas provino de documentos etnohistóricos,
pero éstos dejaron grandes lagunas en nuestras reconstrucciones de la sociedad azteca.
Irónicamente, muchas de estas lagunas en el registro escrito eran temas para los cuales los
métodos de la arqueología moderna eran especialmente adecuados para estudiar. Si los
arqueólogos ahora podían proporcionar información detallada sobre los sistemas agrícolas,
la producción artesanal, las ciudades, las casas y los rituales de otras civilizaciones
antiguas, ¿por qué no se aplicaban estos métodos para comprender a los aztecas? Esta
pregunta tenía dos respuestas: primero, la mayoría de los estudiosos suponían que casi
todos los sitios aztecas habían sido destruidos, ya fuera por los conquistadores españoles o
por la expansión urbana moderna; y segundo, los sitios que se sabía que habían sobrevivido
eran pequeños y modestos, a diferencia de las grandes e impresionantes ciudades selváticas
de los mayas.
Dos avances –las excavaciones del Templo Mayor que comenzaron en 1978 y el trabajo
de un grupo de arqueólogos mexicanos y estadounidenses en sitios más pequeños–
demostraron que todavía era posible cartografiar y excavar sitios aztecas, y los resultados
de trabajos recientes han revolucionado nuestra comprensión. de la civilización azteca. En
el Templo Mayor continúan las excavaciones en lotes adyacentes. Varios libros y artículos
describen este trabajo tanto para especialistas como para no especialistas. El trabajo de
campo en Tenochtitlán y en sitios aztecas más pequeños continúa sin cesar, pero hasta
ahora la mayor parte de esta investigación se ha descrito sólo en informes y artículos
técnicos. Aunque el trabajo de campo arqueológico fuera de Tenochtitlan aún no ha arrojado
hallazgos tan espectaculares como el Templo Mayor, los descubrimientos recientes han
dado lugar a nuevas e interesantes visiones de la vida social, económica y religiosa de los
aztecas. Mi objetivo al escribir este libro es aprovechar tanto el estudio arqueológico en
curso de los sitios aztecas como la tradición continua de la erudición etnohistórica para llegar
a una imagen más completa y comprensiva de la sociedad azteca tal como existía en
vísperas de la conquista española. Como participante en la arqueología azteca, espero
comunicar algo del entusiasmo y la importancia de nuestro trabajo y su contribución a una
nueva comprensión de la vida azteca antes de 1519.

¿Quiénes eran los aztecas?

Tengo una visión más amplia e inclusiva de los aztecas, tanto geográfica como socialmente,
que la mayoría de los autores. Para muchos, el término “azteca” se refiere estrictamente a la
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4 Los aztecas de mesoamérica

habitantes de Tenochtitlán (el pueblo mexica) o quizás los habitantes del Valle de México, la
cuenca montañosa donde vivían los mexicas y algunos otros grupos aztecas. Creo que tiene
más sentido ampliar la definición de “azteca” para incluir a los pueblos de los valles
montañosos cercanos además de los habitantes del Valle de México. En los últimos siglos
antes de la llegada de los españoles en 1519, el náhuatl (el idioma de los aztecas) era el
idioma dominante en todo el centro de México, aunque en algunas áreas se hablaban otros
idiomas (ver más abajo). Todos los habitantes de esta zona tenían sus orígenes en un lugar
mítico del norte llamado Aztlán (Aztlán es el origen del término “azteca”, una etiqueta moderna
que no era utilizada por el propio pueblo).2 Los varios millones de aztecas se dividieron en
Una veintena de grupos étnicos (como los mexicas, los tepanecas o los tlahuica). Aunque las
personas se identificaban por su grupo étnico y por la ciudad­estado en la que residían,
estaban unidas por un idioma común, mitos de origen y patrones culturales. El etnohistoriador
James Lockhart ha encontrado muchas similitudes culturales entre estos pueblos en la época
de la conquista española y utiliza el término “nahuas” para describir a los pueblos de habla
náhuatl del centro de México. Mi uso del término “aztecas” es paralelo al término de Lockhart
para el período anterior a 1519; después de eso paso a “nahuas” para describir a estos
pueblos después de la conquista española.3

Este libro también adopta una perspectiva social más inclusiva que la mayoría de los
demás trabajos sobre los aztecas. Gran parte de la documentación escrita disponible sobre la
sociedad azteca adolece de dos prejuicios. En primer lugar, se pone mucho énfasis en las
vidas de los nobles, mientras que a los plebeyos se les da poca importancia. En segundo
lugar, se describe en detalle la vida en Tenochtitlán, mientras que la vida rural y provincial casi se ignora.
Estos sesgos garantizan que cualquier relato de la sociedad azteca basado enteramente en
registros históricos sea incompleto. En este punto, sin embargo, la arqueología viene al
rescate. Los recientes cambios metodológicos y conceptuales en la disciplina permiten ahora
a los arqueólogos recuperar información bastante detallada sobre las vidas de los plebeyos y
las condiciones sociales fuera de Tenochtitlán.
El estudio arqueológico de la vida cotidiana de los campesinos y otros plebeyos es un
desarrollo relativamente nuevo en la historia de la disciplina.
Es comprensible que los primeros arqueólogos interesados en las grandes civilizaciones (el
antiguo Egipto, Sumeria, los incas, los mayas y otras) decidieran dedicar su energía a los
grandes monumentos de estas culturas. Durante dos siglos, los arqueólogos excavaron
pirámides, palacios, tumbas y templos, restos muy visibles del antiguo poder. Buscaron obras
maestras artísticas para llevarlas a museos europeos o americanos. Este estilo de trabajo de
campo, que yo llamo “arqueología monumental”, todavía continúa hoy, pero se ha
complementado con un enfoque más nuevo, la “arqueología social”.

La arqueología social desarrolla su misión a partir de una estrecha interacción entre la


arqueología y otras ciencias sociales, particularmente la antropología, y se basa en
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Los aztecas de mesoamérica 5

sus métodos de las ciencias físicas y biológicas. Este enfoque ve la arqueología como
una ciencia social cuyo objetivo es reconstruir y explicar el funcionamiento de culturas
pasadas. Las pirámides y los palacios eran ciertamente partes importantes de las culturas
antiguas, pero también lo eran las casas de los campesinos, los alimentos y cultivos, los
comerciantes y los mercados, y otros aspectos de la vida cotidiana que el enfoque de la
arqueología monumental omite. El enfoque de la arqueología social depende del principio
de que las acciones cotidianas de la gente común y corriente son partes importantes de
cualquier cultura.4 Estas cosas pueden reconstruirse para los aztecas o cualquier
civilización antigua si se utilizan los métodos y teorías apropiados para guiar el trabajo
de campo y el análisis arqueológico. Una de las principales tareas de este libro es llevar
al pueblo azteca –tanto plebeyos como señores– a la luz del conocimiento moderno, y la
arqueología es el principal medio para lograrlo.

Contexto mesoamericano

Los aztecas fueron una civilización mesoamericana. Mesoamérica es el término para un


área cultural distintiva que se extiende desde el centro­norte de México hasta el Pacífico
de Costa Rica (figura 1.2). Mesoamérica tomó forma por primera vez con la expansión
inicial de aldeas agrícolas poco después del año 2000 a.C. En el año 1519 d.C. , el área era

Figura 1.2 Mapa de Mesoamérica que muestra la ubicación del centro de México,
el corazón azteca (dibujo de Ellen Cesarski y Kori Kaufman)
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6 Los aztecas de mesoamérica

compuesto por una gran variedad de pueblos cuyas culturas se parecían entre sí mucho
más de lo que se parecían a otras culturas del Nuevo Mundo. Incluso frente a la conquista
y colonización española, los pueblos nativos mesoamericanos lograron mantener creencias
y prácticas fundamentales. En la actualidad, en Mesoamérica todavía se hablan muchas
lenguas nativas distintas; los más comunes son el náhuatl, el maya yucateco (hay muchas
lenguas mayas), el zapoteco, el mixteco y el otomí. Sin embargo, las diferentes culturas
mesoamericanas comparten muchas características, y los rasgos clave se remontan a su
origen hace varios miles de años.5 Las primeras definiciones de Mesoamérica se centraron
en la
identificación de rasgos culturales exclusivos del área, que incluían características
económicas como mercados periódicos, herramientas de obsidiana, pisos de yeso y palos
para cavar, y rasgos religiosos como el sacrificio humano, el uso del 13 como número
sagrado y un calendario ritual de 260 días. Hoy en día, los académicos están menos
interesados en la compilación de listas de rasgos mesoamericanos y más preocupados
por los procesos y mecanismos mediante los cuales las diversas culturas mesoamericanas
interactuaron entre sí para mantener sus similitudes y diferencias culturales.6

ambientes mesoamericanos
El sello distintivo de Mesoamérica como escenario de desarrollo cultural es su diversidad.
El área incluye muchas zonas ambientales diferentes, desde húmedas selvas de tierras
bajas hasta llanuras frías y ventosas de tierras altas. Esta diversidad ambiental estuvo
acompañada de variaciones lingüísticas y culturales. Los entornos mesoamericanos, que
prepararon el escenario para la expansión del Imperio Azteca, se analizan mejor en
términos de elevación sobre el nivel del mar.7
Las tierras bajas tropicales. Mesoamérica se encuentra completamente dentro de las
latitudes tropicales y las áreas de baja elevación tienden a ser cálidas y húmedas. Los
geógrafos mexicanos se refieren a las tierras por debajo de los 1.000 m de altura como
tierra caliente. Las precipitaciones son intensas en la mayoría de las zonas de tierras
bajas, produciendo vegetación de bosque tropical (figura 1.3) o pastizales de sabana. Dos
civilizaciones mesoamericanas que evolucionaron en ambientes de tierras bajas tropicales
fueron la olmeca del período Formativo y la maya del período Clásico. Los aztecas eran
una civilización de las tierras altas, pero dependían de las tierras bajas tropicales para
obtener una serie de bienes críticos, incluidas plumas coloridas de loros y quetzales
(importantes en rituales y arte), pieles de jaguar, cacao, tabaco y jade.

Altiplano de Mesoamérica. Las zonas situadas entre 1.000 y 2.000 m sobre el nivel del
mar se denominan tierra templada o país templado. Muchas civilizaciones mesoamericanas,
incluidas las mixtecas, zapotecas, tarascos y mayas de las tierras altas, florecieron en
esta zona. Las temperaturas son más moderadas que en las tierras bajas, con muchas
áreas con un promedio de 70 grados Fahrenheit (70 grados Fahrenheit) durante todo el año.
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Los aztecas de mesoamérica 7

Figura 1.3 Un bosque tropical mesoamericano en las ruinas mayas de Tikal en


Guatemala (fotografía de Michael E. Smith)

La mayoría de los lugares tienen suficiente lluvia para cultivar con éxito. Las
precipitaciones son muy estacionales, con una estación húmeda de junio a octubre y una
estación seca de enero a mayo. Gran parte del altiplano mesoamericano está formado
por montañas escarpadas; Los asentamientos humanos se concentraron en valles
fluviales con extensiones de terreno llano. La parte sur del corazón azteca en el centro
de México cae en esta zona templada de montaña.
La Meseta Central Mexicana. Las tierras por encima de los 2.000 m de altura se
denominan tierra fría. Esta zona incluye el Valle central de México y los valles adyacentes
al norte, este y oeste. Las precipitaciones varían desde niveles adecuados para la
agricultura hasta niveles que no sustentan la agricultura de maíz.
Las temperaturas medias son mucho más frías que en otras zonas y las heladas son un
problema para los agricultores entre octubre y marzo. La temporada de crecimiento más
corta hace que la agricultura sea más riesgosa que en elevaciones más bajas y limita la
cantidad y variedad de cultivos que se pueden cultivar.

El entorno azteca
El centro de México, hogar de los aztecas, es una zona montañosa, con gran parte de la
superficie terrestre ocupada por empinadas laderas boscosas. La montaña más alta de
México, el Pico de Orizaba (5.700 m de elevación), se encuentra en el extremo oriental del
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8 Los aztecas de mesoamérica

región. Los asentamientos humanos en el centro de México siempre se han concentrado en


los grandes valles de las tierras altas, cuyos fértiles suelos volcánicos y abundantes recursos
los convirtieron en el hogar de una serie de complejas culturas antiguas que comenzaron
antes del año 1000 a. C. y condujeron a la civilización azteca.

El Valle de México

El Valle de México fue el corazón de la civilización azteca y en 1519 albergaba


aproximadamente un millón de aztecas. Es una gran cuenca con drenaje interno rodeada de
montañas volcánicas que alcanzan más de 3.000 m de altura.
Milenios de erosión del suelo en las laderas de las montañas han producido suelos ricos y
profundos en el Valle y un sistema de lagos salinos, pantanosos y poco profundos en su
centro (figura 1.4). Estos lagos salados proporcionaban diversos tipos de alimentos a los aztecas,

Figura 1.4 La capital de la isla, Tenochtitlán, en la época azteca, mostrando las calzadas y
los dos volcanes al fondo (copyright 2010 National Geographic; cortesía de National
Geographic Magazine, noviembre de 2010)
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Los aztecas de mesoamérica 9

incluidos peces, tortugas, larvas de insectos, algas verdiazules y sal. Los marginados
mexicas eligieron una isla en el lago central (Lago de Texcoco) para fundar su ciudad
Tenochtitlán, que más tarde se convirtió en la enorme capital imperial. El brazo sur del
sistema lacustre, los lagos Chalco y Xochimilco, tenía una elevación más alta que el lago
Texcoco y, en consecuencia, menos salino. Los pantanos de agua dulce de este brazo
demostraron ser ideales para la construcción de chinampas o campos elevados, una forma
de agricultura altamente productiva utilizada para alimentar a la gran población azteca (ver
capítulo 3).8
Alrededor de los lagos hay una franja de llanuras aluviales con suelos ricos y profundos.
Donde se podían aprovechar manantiales o ríos para irrigación de canales, el aluvión plano
se convirtió en una zona altamente productiva. La mayoría de las ciudades aztecas del
Valle (excepto Tenochtitlán) estaban ubicadas en esta zona ambiental (figura 1.5).

Figura 1.5 Mapa de sitios aztecas en el centro de México (dibujo de Ellen Cesarski)
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10 Los aztecas de mesoamérica

Más allá del aluvión plano hay estribaciones de piedemonte que conducen a las montañas
volcánicas que rodean el Valle de México. Los suelos de estas suaves pendientes son
ricos y fáciles de trabajar con herramientas manuales, pero son poco profundos y
propensos a la erosión. Los aztecas utilizaron muros de piedra en las terrazas para
controlar la erosión y crear campos en esta zona. Había pocos asentamientos grandes
en las estribaciones, pero esta zona estaba repleta de casas rurales dispersas de
campesinos. Un importante afloramiento de obsidiana, el vidrio volcánico que fue
importante para la tecnología azteca, se encuentra en las estribaciones de Otumba, en
el subvalle de Teotihuacán (véase el capítulo 4).
Las empinadas laderas de las montañas sobre el piamonte no estaban cultivadas y
tenían pocos asentamientos. Estas áreas estaban cubiertas por un bosque de pinos y
robles explotados para obtener madera para la producción de madera, leña y carbón
vegetal. En estos bosques se cazaban ciervos y varios mamíferos más pequeños,
aunque gran parte de la caza había sido agotada por los cazadores de las culturas
preaztecas. Se han encontrado algunos santuarios en las cimas de montañas por encima
del límite de los árboles (4.000 m). En la esquina sureste del valle, los dos imponentes
volcanes Popocatépetl (5,450 m) e Ixtacihuatl (5,290 m) están cubiertos de nieve durante
todo el año. El Monte Popocatépetl ha estado activo en varios puntos a lo largo de los
siglos, con un período de importante caída de ceniza durante la década de 1990.

Valles circundantes
Los valles montañosos y las llanuras que rodean el Valle de México fueron el hogar de
los dos millones de aztecas restantes. El Valle de Toluca al oeste y el Valle de Puebla al
este tienen ambientes similares al Valle de México. Las tierras del norte y del sur son
considerablemente diferentes.
Llanuras del norte. A diferencia de las fronteras oriental, sur y occidental, el borde
norte del Valle de México no tiene una cadena montañosa empinada que lo separe de
las áreas adyacentes. El clima del norte se vuelve cada vez más seco y pronto se llega
a la frontera norte de Mesoamérica. El potencial agrícola de esta zona, ahora parte del
estado mexicano de Hidalgo, es pobre y uno de los principales cultivos de los aztecas de
esta región era la resistente planta de maguey, cultivada para obtener fibra y almíbar. En
esta zona norte se ubicaba la capital tolteca, Tula, al igual que varias fuentes geológicas
de obsidiana.
En la época azteca, partes de las llanuras del norte estaban pobladas por hablantes de
la lengua otomí.
Valle este y oeste. Los valles de Toluca y Puebla se encuentran a una elevación
similar y tienen ambientes y climas comparables al Valle de México. Al igual que el Valle
central, las estribaciones estaban en terrazas y las áreas aluviales eran irrigadas durante
la época azteca. El Valle de Toluca, al oeste del Valle de México, es una llanura grande
y plana en el moderno Estado de México. El

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