LECTURA 2 Novella, Jorge, Pensamiento Español - Texto-La-Aventura-Del-Pensamiento-Espanol
LECTURA 2 Novella, Jorge, Pensamiento Español - Texto-La-Aventura-Del-Pensamiento-Espanol
COLECCIÓN
Editorial SindÈresis
1ª edición, 2021
www.editorialsinderesis.com
ISBN: 978-84-18206-65-8
www.angelharo.net
Reservados todos los derechos. De acuerdo con lo dispuesto en el código Penal, podrán ser castigados
con penas de multa y privación de libertad quienes, sin la preceptiva autorización, reproduzcan o
plagien, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.
A Eugenio Moya Cantero, amigo del alma,
con quien tanto he reído
ÍNDICE
Presentación ...................................................................................................... 9
1. Cartografía del pensamiento español ........................................................... 13
2. Pensar en español. Pensar con memoria ...................................................... 15
3. Algunas aproximaciones metodológicas ....................................................... 27
1. Contextualismo ........................................................................................ 27
2. Historia conceptual................................................................................... 30
3. Sociología de la filosofía.......................................................................... 34
4. Historia de las ideas ................................................................................. 41
4. Estilos de pensamiento. Filosofia y literatura ............................................... 53
5. Constantes y peculiaridades extremas........................................................... 69
6. Los pioneros de la historia de la filosofía española ...................................... 101
7. La institucionalización de la Historia de la Filosofía española (de
Menéndez Pelayo a Adolfo Bonilla) ............................................................ 109
8. La filosofía durante el franquismo ................................................................ 123
9. La voz dormida del exilio interior................................................................. 131
10. El legado de José Gaos................................................................................ 139
11. La transición filosófica: renovación y metamorfosis del pensamiento
español.......................................................................................................... 145
A modo de corolario.......................................................................................... 159
Bibliografía........................................................................................................ 163
PRESENTACIÓN
y sus constantes, pero sin hacer una historia de la filosofía al margen del decurso
del saber en Occidente. Siendo importantes las creencias, destacaremos las ideas.
Evidentemente, lo que se reclama es un panorama de nuestro pensamiento, de las
distintas líneas de fuerza que desde el Renacimiento confluyen en la contempora-
neidad. Desde el inicio, es menester destacar que trato de ofrecer estas dos memo-
rias: la larga reconstrucción del pensamiento español y sus tradiciones.
Reivindicar y apostar por la verdad histórica, mostrar autores y corrientes de
pensamiento que se han postergado o despachado con un mero adjetivo (“hetero-
doxos”, “de la secta de Lutero”, “no españoles”, etc.) son también objetivos que
hacemos nuestros. Hoy, cuando escribo estas líneas, en mitad de la pandemia, se
viven tiempos de revisionismo histórico, de presentismo, de querer acomodar la
historia y sus personajes (desde Cánovas a Felipe II, pasando por Azaña o la II
República) a la circunstancia del momento. Es el ansia de la homologación donde
nadie quiere ser lo que fue y parecer lo que nunca se ha sido, la astucia de la razón
en forma de indignidad e inautenticidad de quienes necesitan –en beneficio propio
o de los suyos– adornar con oropel la historia, pues el pasado es siempre inopor-
tuno.
Hemos dialogado con las circunstancias, como decía Ortega, en cada momento,
para describir el panorama de nuestro pensamiento. Una filosofía y su historia que
se enriquecen al incorporar obras literarias o poéticas, así como aportaciones de
otras disciplinas de las llamadas ciencias humanas. No se puede en una investiga-
ción dejar a un lado la función social, ideológica y política del pensamiento filosó-
fico, porque situaríamos a la filosofía en un bucle permanente entre la utopía y la
distopía permanente. Nuestra lengua está muy dotada para la filosofía y nuestro
pensamiento, con sus singularidades propias del decurso de nuestra historia, confi-
gura una constelación de obras, corrientes y autores. Tampoco nos mueve un deseo
o pretensión de primicia o algo novedoso, nuestra perspectiva es múltiple, alejados
de la visión casticista/nacionalista que se apropió de un relato –y lo impuso– de la
España impecable.
Tengo que agradecer a mi colega y amigo, Pepe Martínez, por nuestras conver-
saciones desde hace muchos años sobre la filosofía en general y la española, en
particular, así como su relación con la poesía y la música, especialmente, el fla-
menco. A mis maestros, Elías Díaz y Pedro Cerezo, por su ejemplo y compromiso,
por ser incansables en su trabajo y dedicación universitaria.
Encontrará el lector referencias bibliográficas muy diversas, de distintas estir-
pes y procedencias filosóficas diversas; es cierto que hay una apuesta por los clási-
cos, tanto en autores como en especialistas y estudiosos que han abordado la temá-
Presentación
11
1
A. CAMUS, Ensayos, Aguilar, Madrid, 1981, p. 831.
Jorge Novella Suárez
14
1
B. GRACIÁN, El Criticón, II, crisi III, edición de Elena Cantarino, introducción de Emilio Hidalgo
Serna, Espasa-Calpe, colección Austral, Madrid, 1998, p. 353.
Jorge Novella Suárez
16
2
E. TRÍAS, El último de los episodios nacionales, Fondo de Cultura Económica, México, 1989, p.
50.
2. Pensar en español. Pensar con memoria
17
3
G. BUENO, “La esencia del pensamiento español”, El Basilisco, nº 26, Oviedo, 1999, p. 72.
2. Pensar en español. Pensar con memoria
19
4
VV.AA., Pensar en español, Revista de Occidente, nº 233, octubre 2000; especialmente los
artículos de Reyes Mate, “La lengua del esclavo”; Javier Muguerza, “La razón y sus patrias”; José Mª
González García, “Pensar en español: tratado o ensayo”; Carlos Pereda, “Luces y sombras de la
escritura filosófica en español y Luis Villoro, “¿Pensar en español?”.
5
R. MATE, “La lengua del esclavo”, en VV.AA., Pensar en español, Revista de Occidente, nº 233,
octubre 2000, p. 100; también el número monográfico Pensar en español aquí y ahora, Revista Ar-
bor. Ciencia, pensamiento y cultura, nº 734, CSIC, Madrid, 2008.
Jorge Novella Suárez
20
6
R. MATE, “La lengua del esclavo”, p. 96, cursiva mía.
7
R. MATE, “La lengua del esclavo”, p. 98.
2. Pensar en español. Pensar con memoria
21
pensaba que desconocía; y todo porque el esclavo habla griego, si habla griego
puede saber todo lo que la lengua contiene. Se recuerda lo que la lengua ya sabe.
Aprender es actualizar todo el caudal de la experiencia y conocimiento acumulado
en el leguaje, por eso el conocimiento es recuerdo”8.
Para Hegel, sólo existe Europa para el filosofar, en su filosofía de la historia de-
ja en el olvido otras culturas. No podemos hacer lo mismo con el pensar en espa-
ñol. Ese es el desafío que señalamos al inicio: “Entender el pensar como memoria
del logos”. Para ello, contamos con las experiencias de nuestra lengua, en primer
lugar, las experiencias de dominio, el español como lengua del imperio “ha com-
partido el dominio teórico y práctico de la Modernidad”, y, valiéndose de la vio-
lencia impuso su cosmovisión, todas estas cuestiones “están ya recordadas en las
interpretaciones históricas y en la conformación de los valores dominantes que han
llegado hasta nosotros. Hay un pensar español que lejos de ser la memoria del
logos es el lugar del olvido”9. Y, en segundo lugar, las experiencias de sufrimiento,
causados “por el dominio” de ese logos dominador, “Están contenidas en relatos,
cantos, en la memoria de los descendientes o en el silencio guardado de generación
en generación. La memoria del logos tiene ahí su lugar propio”10.
La historia es común, la memoria también, no pueden ir por separado la del
amo y la del esclavo, y la de éste es siempre la que no se conoce (“lo frustrado”,
“lo vencido”, lo fracasado”), el Eingedenken de Benjamin. Estas son las cuestiones
que tiene que afrontar la pregunta por “el lugar de pensar en español dentro de la
universalidad”. Frente al eurocentrismo debemos reivindicar ese pensar en español,
lengua que como forma de vida ha sido, en época del Imperio de los Austrias, len-
gua de dominio; pero también ha sido parte importante de un pensamiento silen-
ciado, la lengua del esclavo. Es menester, pues, un logos de la memoria, una razón
anamnética que aporte a la historia lo vencido, lo frustrado, lo fracasado… lo que
nunca se ha mostrado y se ha ocultado.
Aquí, tenemos que resaltar otra dimensión del español, ya apuntado en las expe-
riencias citadas, y que es primordial para nosotros: El español como lengua del
descubrimiento de América, lo que implica ser lengua de evangelización y con-
quista sobre las lenguas indígenas. Hoy es nuestra América, Hispanoamérica, Ibe-
roamérica, un continente que habla y piensa en español, mestizo, intercultural, una
8
R. MATE, “La lengua del esclavo”, p. 98.
9
R. MATE, “La lengua del esclavo”, p. 100, cursiva mía.
10
R. MATE, “La lengua del esclavo”, p. 100, cursiva mía.
Jorge Novella Suárez
22
lengua común. Velasco Gómez11 describe ese origen imperial, violento, a través del
cual el español desplaza a las lenguas autóctonas. Pero, a partir del siglo XVI, los
mestizos castellanizados junto a los criollos y la lengua impuesta inician la con-
formación de una cultura nacional, pasando de lengua imperial, conquistadora y
violenta a construir identidades nuevas en América latina. José Mª Ridao ha seña-
lado este alcance: “el mismo poder que esclavizaba a los indios en América ajusti-
ciaba con hogueras y mazmorras a los españoles conversos y moriscos en su propia
tierra”12.
Cuatro siglos más tarde, el exilio republicano del 39, con Gaos, Zambrano, Ni-
col o Xirau, entre otros, encarnó un pensamiento crítico frente a la exclusión auto-
ritaria de un tradicionalismo que anegaba todo y de un eurocentrismo enajenante
que guardaba los resabios germánicos de no considerar el español como lengua
donde pueda residir un pensamiento reflexivo. Ernesto Garzón Valdés, iusfilósofo,
o Carlos S. Nino, pueden ser un ejemplo de cómo la Filosofía del Derecho argenti-
na y latinoamericana ocupa un lugar crucial en panorama actual… pensando en
español. Esto lleva al maestro argentino a entender la pregunta genérica de “Pensar
en español”, no como una exhortación exclusivista, sino como “una invitación a no
olvidar nuestro entorno hispano parlante en el doble sentido del lugar físico e inte-
lectual de nuestros esfuerzos para pensar con una cierta afirmación de originali-
dad”13, a la vez que somos conscientes de pertenecer a una tradición intelectual
relevante (expresada en español).
Repasemos, ahora, algunas de esas objeciones que se hacen al hecho de pensar
en español. En primer lugar, una cuestión recurrente es la que plantea si el español
o castellano tienen como lengua el suficiente nivel de abstracción para dar lugar a
la creación filosófica. Algunos de los que la formulan parece que hayan puesto el
dedo en la llaga, ese es el quid de la cuestión. La respuesta me parece escandalosa
por lo simple: Por supuesto que sí. No sólo nuestros literatos y poetas han llevado
la lengua española a cimas increíbles (desde San Juan de la Cruz a Pedro Salinas,
Cernuda, Gimferrer o Gamoneda, por citar algunos poetas) con un lenguaje que ha
penetrado hasta el último recoveco del alma humana. Además, la herencia latina
hace que en español estén las traducciones de los conceptos heredados de la filoso-
11
A. VELASCO GÓMEZ, “Pensar en español en el mundo iberoamericano interculturalista”, Pensar
en español aquí y ahora, Revista Arbor. Ciencia, pensamiento y cultura, nº 734, CSIC, Madrid, 2008,
pp. 1035-1040.
12
J. Mª RIDAO, “¿Qué fue de la leyenda negra?”, El País, 30 agosto de 2009, p. 31.
13
E. GARZÓN VALDÉS, “¿Qué puede significar pensar en español?”, Revista Arbor. Ciencia, pensa-
miento y cultura, nº 734, CSIC, Madrid, 2008, pp. 997-1005.
2. Pensar en español. Pensar con memoria
23
fía griega (lógos, éidos, sustancia, esencia, etc.) y demás categorías que constitu-
yen parte del “corpus” del pensamiento intelectual europeo. Del griego al latín, del
griego al árabe, del latín al español, no se olvide.
En segundo lugar, la pregunta sempiterna ¿Y las traducciones? Evidentemente
que Roces, García Morente, Ímaz, Gaos, entre otros, al traducir a Hegel, Kant,
Dilthey o Heidegger han efectuado la prueba del nueve al verter al español ideas y
pensamientos (más difíciles de trasladar por la estructura del idioma alemán que
por su significado) como los casos paradigmáticos de Emilio Lledó con la obra de
Platón, García-Yebra14 y su traducción de la Metafísica de Aristóteles, Pedro Ri-
bas15 y su premiada versión de la Crítica de la razón pura o José Gaos16, con su
traducción de El Ser y el tiempo, además de su estudio introductorio para explicar
su traducción-interpretación de la obra cumbre de Martin Heidegger.
Por tanto, es menester reconocer de un modo ostensible que nuestra lengua reú-
ne, sobradamente, los requisitos indispensables de rigor conceptual y de abstrac-
ción necesarios para la práctica filosófica. Por tanto, el español posee la estructura
precisa para entender, comprender y explicar qué sea el mundo, el hombre o cual-
quier cuestión filosófica. Además de lo expresado, Félix Duque17 ha dedicado a
esta cuestión un artículo clarificador en el cual establece algunos criterios para
determinar si un “idioma es lengua de pensamiento”, fijando las siguientes exigen-
cias: 1) “que un número suficiente de filósofos que escriben en una lengua encuen-
tre reconocimiento generalizado entre los lectores, e incluso renombre a través de
las traducciones de sus obras”. 2) “el éxito y la difusión internacional de quienes
piensan y escriben en una lengua determinada es condición necesaria para tenerla
como <lengua de pensamiento>”. 3) “cuando en él se traducen continua y regu-
larmente obras escritas en lenguas extranjeras y, al mismo tiempo, cuando sus
propias obras <vernáculas> son profusamente traducidas en otras lenguas”. 4)
cuando una lengua sea capaz de “soportar y asimilar, hasta cierto punto, la lengua
extranjera, acuñando así, en el apuro, voces nuevas que luego pasarán al acervo
común […] cuanto más capaz sea de fecundar a las demás, metamorfoseándose
continuamente, más guardando en su entraña etimológica la <memoria agradeci-
14
Véase el prólogo de V. GARCÍA YEBRA a su edición trilingüe de la Metafísica de ARISTÓTELES,
Gredos, Madrid, 1990, especialmente pp. XXVII y ss.
15
I. KANT, Crítica de la razón pura, trad. de Pedro Ribas, Alfaguara, Madrid, 1979.
16
J. GAOS, Introducción a El Ser y el Tiempo de Martin Heidegger, FCE, México, 1993 y su tra-
ducción de M. HEIDEGGER, El ser y el tiempo, trad. José Gaos, FCE, México, 51974.
17
F. DUQUE, “El español como lengua de pensamiento”, ER. Revista de Filosofía, Sevi-
lla/Barcelona, 2001, nº 30, I, pp. 39-53.
Jorge Novella Suárez
24
da> […] una lengua será tanto más apropiada para el pensamiento cuanto más tras-
laticia sea; con un término griego: cuanto más metafórica sea”18. Por último, la
“capacidad para pensar y para pensarse, para saberse a sí misma a la contra, ele-
vando ahora a universalidad la característica primera de todo pensar y conocer:
tener conciencia de sí solamente de refilón, al conocer <cosas>”19.
Es claro, que lo establecido lo cumple el español con creces, la dimensión de
nuestra lengua, su permeabilidad –a través de la historia para incorporar vocablos
de otras lenguas– valida lo señalado por el profesor Duque. La historia del español
es muy significativa: “una lengua que se hace lengua de las otras”, “lengua de ex-
propiación y apropiación. Un saber estar en lo que se está, a las resultas del mun-
do y entendiéndoselas con él, al dejar hablar a los otros. No está mal, para ser un
idioma”20.
Resulta molesto, para quien escribe, el mero hecho de cuestionarse si se puede
pensar en español, máxime cuando es la lengua en que está escrito El Quijote. Lo
que es manifiesto es que pensamos en español. Rescatamos, normalizamos algo
que parece reservado para otras lenguas que se presentan con la exclusividad de ser
“las lenguas del pensamiento”. En sus Combates por la Historia, afirmaba Lucien
Febvre, “La historia no juzga, comprende”, más allá de los tópicos y las simplifi-
caciones está ese Zeitgeist, ese espíritu del tiempo, que nos facilita la comprensión
del acontecer humano que es nuestra historia. Terminamos de la mano de José
Gaos, quien en sus Confesiones profesionales (1958), puntualiza lo siguiente: “La
negación de la índole de filosófico al <pensamiento> hispánico es conclusión de
razonamientos que pueden sintetizarse en esta fórmula: Filosofía es la Metafísica
de Aristóteles, la Ética de Spinoza, La Crítica de la razón pura, la Lógica de He-
gel. Es así que Los motivos de Proteo, Del sentimiento trágico de la vida, las Medi-
taciones del Quijote, La existencia como economía, desinterés y caridad, se pare-
cen muy poco a aquellas obras. Luego éstas no son Filosofía. Más ¿por qué no
razonar de esta otra manera? Los Motivos, El sentimiento, las Meditaciones del
Quijote, La existencia, se parecen muy poco a la Metafísica, a la Ética, a la Crítica,
a la Lógica. Y son filosofías. Luego Filosofía no es exclusivamente la Metafísica,
etc., sino también los Motivos, etc.”21.
18
F. DUQUE, “El español como lengua de pensamiento”, pp. 47, 48 y 51.
19
F. DUQUE, “El español como lengua de pensamiento”, p. 52
20
F. DUQUE, “El español como lengua de pensamiento”, p. 53.
21
J. GAOS, Confesiones profesionales, en Obras Completas, XVII, UNAM, México, p. 106; tam-
bién en Confesiones profesionales. Aforística, prólogo de José L. Abellán, Ediciones Trea, Gijón,
2001, p. 76.
2. Pensar en español. Pensar con memoria
25
Y los problemas que se plantea no son marginales, son las cuestiones funda-
mentales de la historia de la filosofía desde la Hélade a nosotros. Pues lo que ca-
racteriza a la filosofía es el modo de resolver los problemas, el cómo abordarlos, ya
que hay cuestiones que no son exclusivas, sino que se comparten con otras áreas
del saber. ¿Hay cuestiones específicas hispanas, alemanas o francesas? La Filoso-
fía y sus temas van ligados al ser humano, ese hombre o mujer, en función de su
tradición y creencias planteará –con un matiz u otro– los grandes problemas de la
filosofía. Habrá cuestiones que se planteen cualitativa y cuantitativamente de modo
diferente, con intensidades distintas, pero serán respuesta a los interrogantes filosó-
ficos.
Para terminar, incidir en el pensar con memoria. La memoria humillada necesita
un rescate político y epistemológico, no puede ser sustraída en tanto que reflexión
crítica del mundo en que vivimos. La racionalidad moderna se ha construido de
muchas formas y hay que conocer sus patologías, únicamente así podremos afron-
tar sus efectos. No hay otro modo de construir nuestro futuro y vivir nuestro pre-
sente que incorporar y rescatar todas esas tradiciones –con sus luces y sombras–
para que podamos convivir sin odio. La historia se desliza como una narración
impecable que entronca y surge de una tradición inventada que se postula como
única y que pasa por ser eso que se denomina “historia oficial”. Es la que se con-
memora y glorifica, aquella que se enseña para reescribir y no contar todo lo que
ocurrió; Ricoeur la caracteriza como “un pacto temible entre rememorización,
memorización y conmemoración”22. La memoria obligada. La memoria histórica y
colectiva que recoge todas las tradiciones –sin excluir ninguna, sea cual fuere– es
el esfuerzo a realizar. Memoria de vencedores y vencidos, donde las víctimas y los
supervivientes son los protagonistas del relato; paradójicamente los verdugos o
responsables no han comparecido nunca ante un tribunal y, lo que es más delezna-
ble, no han pedido perdón, para eso han escrito la historia.
22
P. RICOEUR, La memoria, la historia, el olvido, trad. de A. Neira, Trotta, Madrid, 2003, p. 117.