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Literatura 5to año poeta uruguayo.

Fue el maestro del cuento latinoamericano, de prosa vívida,


naturalista y modernista.1 Sus relatos, que a menudo retratan a la naturaleza bajo
Literatura costumbrista y naturalista rasgos temibles y horrorosos, y como enemiga del ser humano. Fue comparado
con el estadounidense Edgar Allan Poe.
 Material bibliográfico
La vida de Quiroga, marcada por la tragedia, los accidentes y los suicidios, culminó
Biografía del escritor por decisión propia, cuando bebió un vaso de cianuro en el Hospital de Clínicas de
la ciudad de Buenos Aires a los 58 años de edad, tras enterarse de que padecía
Horacio Silvestre Quiroga Forteza (Salto, Uruguay, 31 de diciembre de 1878 – cáncer de próstata.2
Buenos Aires, Argentina, 19 de febrero de 1937) fue un cuentista, dramaturgo y
Horacio Silvestre Quiroga Forteza nació el 31 de diciembre de 1878 en la ciudad filosofía. Se autodefiniría como «franco y vehemente soldado del materialismo
uruguaya de Salto, en el oeste del país, sobre el río Uruguay. Fue el segundo hijo filosófico».
del matrimonio de Prudencio Quiroga, vicecónsul argentino, y Pastora Forteza.
Por parte paterna descendía del caudillo riojano Facundo Simultáneamente también trabajaba, estudiaba y colaboraba con las
Quiroga. Su padre falleció cuando él contaba tan solo dos publicaciones La Revista y La Reforma. Poco a poco, fue puliendo su estilo y
meses, cuando tras una jornada de caza, al bajar de la haciéndose conocido. Aún se conserva su primer cuaderno de poesías, que
embarcación se le disparó accidentalmente la escopeta, contiene veintidós poemas de distintos estilos, escritos entre 1894 y 1897.
delante de su esposa que le recibía con Horacio en brazos.
Durante el carnaval de 1898 el joven poeta conoció a su primer amor, María
En 1891 la viuda se casó con Ascencio Barcos, que fue un Esther Jurkovski, que inspiraría dos de sus obras más importantes: Las
buen padrastro con el chico pero sufrió un derrame cerebral sacrificadas (1920) y Una estación de amor. Pero los desencuentros provocados
en 1896 que le dejó semiparalizado y mudo. Se suicidó por los padres de la joven —que reprobaban la relación, debido al origen no judío
disparándose en la boca con una escopeta manejada con el pie justo cuando de Quiroga— precipitaron la separación definitiva.
Horacio, de 18 años, entraba en la habitación.3
Viaje a París
Adolescencia y formación
En 1897 fundó la Revista de Salto. Después del suicidio de su padrastro, que
Hizo sus estudios en Montevideo, capital de Uruguay hasta terminar el colegio presenció, Horacio decidió invertir la herencia recibida en un viaje a París. Estuvo
secundario. Estos estudios incluyeron formación técnica (Instituto Politécnico de —contando el tiempo de viaje— cuatro meses ausente. Sin embargo, las cosas no
Montevideo) y general (Colegio Nacional), y ya desde muy joven demostró interés salieron como había planeado: el mismo joven orgulloso que había partido de
por la literatura, la química, la fotografía, la mecánica, el ciclismo y la vida de todos modos en Montevideo en primera clase, regresó en tercera, andrajoso,
campo. A esa temprana edad fundó la Sociedad de Ciclismo de Salto y viajó en hambriento y con una larga barba negra que ya no se quitaría nunca más.
bicicleta desde Salto hasta Paysandú (120 km). Resumió sus recuerdos de esta experiencia en Diario de un viaje a París (1900).

En esta época pasaba larguísimas horas en un taller de reparación de maquinarias El Consistorio del Gay Saber y primeros libros
y herramientas. Por influencia del hijo del dueño empezó a interesarse por la
1
Al volver a su país, Quiroga reunió a sus amigos Federico Ferrando, Alberto La pena y la culpa por la muerte de su querido compañero literario llevaron a
Brignole, Julio Jaureche, Fernández Saldaña, José Hasda y Asdrúbal Delgado, y Quiroga a disolver el Consistorio y a abandonar el Uruguay para pasar a la
fundó con ellos el «Consistorio del Gay Saber»,4 una especie de laboratorio Argentina. Cruzó el Río de la Plata en 1902 y fue a vivir con María, otra de sus
literario experimental donde todos ellos probarían nuevas formas de expresarse y hermanas. En Buenos Aires el artista alcanzaría la madurez profesional, que
preconizarían los objetivos modernistas de la generación del 90. Pese a su corta llegaría a su punto culminante durante sus estancias en la selva. Además, su
existencia, el Consistorio presidió la vida literaria de Montevideo y las polémicas cuñado lo inició en la pedagogía, consiguiéndole trabajo bajo contrato como
con el grupo de Julio Herrera y Reissig. El Consistorio del Gay saber fue uno de los maestro en las mesas de examen del Colegio Nacional de Buenos Aires.
cenáculos de Montevideo, junto con la Torre de los Panoramas. Estos lugares
eran el centro de reunión de escritores y pensadores de principios del siglo XX.1 El Misiones y el Chaco
Consistorio se desarrolló desde 1900 hasta 1902 en una pensión donde Horacio
Quiroga alquilaba una habitación, en Montevideo. Emil Rodríguez Monegal Designado profesor de castellano en el Colegio Británico de Buenos Aires en
manifestó que Quiroga, luego de su residencia en Salto, partió a la capital a vivir marzo de 1903, Quiroga quiso acompañar, en junio del mismo año y ya
con Julio J. Jaureche en una casa de pensión situada en la calle 25 de Mayo 118, convertido en un fotógrafo experto, a Leopoldo Lugones en una expedición a
segundo piso, entre Colón y Pérez Castellano. Su amigo desde adolescencia, Misiones, financiada por el Ministerio de Educación, en la que el insigne poeta
Alberto J. Brignole, vivía cerca de allí (25 de Mayo 87).2 Con Asdrúbal E. Delgado y argentino planeaba investigar unas ruinas de las misiones jesuíticas en esa
José María Fernández Saldaña restauraron el viejo grupo, al que se sumó un provincia. La excelencia de Quiroga como fotógrafo hizo que Lugones aceptara
primo de Jaureche, Federico Ferrando. En la pieza que compartía con Jaureche llevarlo, y el uruguayo pudo documentar en imágenes ese viaje de
fundó Quiroga su tercer cenáculo literario: el Consistorio de Gay Saber, así lo descubrimiento.
bautizó Ferrando inspirándose en las agrupaciones poéticas provenzales
Cuentista
La alegría que le provocó la aparición de su primer libro (Los arrecifes de coral,
poemas, cuentos y prosa lírica, publicado en Buenos Aires en 1901, dedicado a Al regresar a Buenos Aires luego de su fallida experiencia en el Chaco, Quiroga
Lugones) se vio trágicamente opacada —una vez más— por las muertes de dos de abrazó la narración breve con pasión y energía. Fue así que en 1904 publicó el
sus hermanos, Prudencio y Pastora, víctimas de la fiebre tifoidea en el Chaco. notable libro de relatos El crimen de otro, fuertemente influido por el estilo de
Edgar Allan Poe, que fue reconocido y elogiado, entre otros, por José Enrique
El funesto año de 1901 guardaba aún otra espantosa sorpresa para el escritor: su Rodó. Estas primeras comparaciones con el «Maestro de Boston» no molestaban
amigo Federico Ferrando, que había recibido malas críticas del periodista a Quiroga, que las escucharía con complacencia hasta el fin de su vida,
montevideano Germán Papini Zas, comunicó a Quiroga que deseaba batirse en respondiendo a menudo que Poe era su primer y principal maestro.
duelo con aquél. Horacio, preocupado por la seguridad de Ferrando, se ofreció a
revisar y limpiar el revólver que iba a ser utilizado en la disputa. Durante dos años Quiroga trabajó en multitud de cuentos, muchos de ellos de
Inesperadamente, mientras inspeccionaba el arma, se le escapó un tiro que terror rural, pero otros en forma de deliciosas historias para niños pobladas de
impactó en la boca de Federico, matándolo instantáneamente. Llegada al lugar la animales que hablan y piensan sin perder las características naturales de su
policía, Quiroga fue detenido, sometido a interrogatorio y posteriormente especie. A esta época pertenecen la novela breve Los perseguidos (1905),
trasladado a una cárcel correccional. Al comprobarse la naturaleza accidental y producto de un viaje con Leopoldo Lugones por la selva misionera, hasta la
desafortunada del homicidio, el escritor fue liberado tras cuatro días de reclusión. frontera con Brasil, y su soberbio y horroroso El almohadón de pluma, publicado
en la revista argentina Caras y Caretas en 1905, que llegó a publicar ocho cuentos
2
de Quiroga al año. A poco de comenzar a publicar en ella, Quiroga se convirtió en tiempo, fue nombrado Juez de Paz (funcionario encargado de mediar en disputas
un colaborador famoso y prestigioso, cuyos escritos eran buscados ávidamente menores entre ciudadanos privados y celebrar matrimonios, emitir certificados de
por miles de lectores. defunción, etc.) en el Registro Civil de San Ignacio. Las tareas de Quiroga como
funcionario merecen mención aparte: olvidadizo, desorganizado y descuidado,
El amor y la selva tomó la costumbre de anotar las muertes, casamientos y nacimientos en
pequeños trozos de papel que «archivaba» en una lata de galletas. Más tarde
adjudicaría conductas similares al personaje de uno de sus cuentos.

Al año siguiente nació su hijo menor, Darío. En cuanto los niños aprendieron a
caminar, Quiroga decidió ocuparse personalmente de su educación. Severo y
dictatorial, exigía que cada pequeño detalle estuviese hecho según sus exigencias.
Desde muy pequeños, los acostumbró al monte y a la selva, exponiéndolos a
menudo —midiendo siempre los riesgos— al peligro, para que fueran capaces de
desenvolverse solos y de salir de cualquier situación. Fue capaz de dejarlos solos
Reconstrucción exacta de la primera casa de Quiroga en San Ignacio. La original
en la jungla por la noche o de obligarlos a sentarse al borde de un alto acantilado
fue destruida por los aborígenes.
con las piernas colgando en el vacío.
En 1906 Quiroga decidió volver a su amada selva. Aprovechando las facilidades
El varón y la niña, sin embargo, no se negaban a estas experiencias —que
que el gobierno ofrecía para la explotación de las tierras, compró una chacra
aterrorizaban y exasperaban a su madre— y las disfrutaban. La hija aprendió a
(junto con Vicente Gozalbo) de 185 hectáreas en la provincia de Misiones, sobre
criar animales silvestres y el niño a usar la escopeta, manejar una moto y navegar,
la orilla del Alto Paraná, y comenzó a hacer los preparativos destinados a vivir allí,
solo, en una canoa.
mientras enseñaba Castellano y Literatura.
Buenos Aires
Durante las vacaciones de 1908, el literato se trasladó a su nueva propiedad,
construyó las primeras instalaciones y comenzó a edificar el bungalow donde se
establecería. Enamorado de una de sus alumnas —la adolescente Ana María Ana María Cires (1890-1915) se suicidó ingiriendo un sublimado empleado en el
Cires—, le dedicó su primera novela, titulada Historia de un amor turbio. Quiroga revelado fotográfico, que le provocó una agonía de ocho días en que fue atendida
insistió en la relación frente a la oposición de los padres de la alumna obteniendo por Horacio. Muy afectado, apenas volvería a mencionar a su primera esposa.5
por fin el permiso para casarse y llevarla a vivir a la selva con él. Los suegros de Tras el suicidio de su joven cónyuge, Quiroga se trasladó con sus hijos a Buenos
Quiroga, preocupados por los riesgos de la vida salvaje, siguieron al matrimonio y Aires, donde recibió un cargo de Secretario Contador en el Consulado General
se trasladaron a Misiones con su hija y yerno. Así, pues, el padre de Ana María, su uruguayo en esa ciudad, tras arduas gestiones de unos amigos orientales que
madre y una amiga de esta, se instalaron en una casa cercana a la vivienda del deseaban ayudarlo.
matrimonio Quiroga.
A lo largo del año 1917 habitó con los niños en un sótano de la avenida Canning
Un año después, en 1911 Ana María dio a luz a su primera hija, Eglé Quiroga, en (hoy Raúl Scalabrini Ortiz) 164, alternando sus labores diplomáticas con la
su casa de la selva. Durante ese mismo año, el escritor comenzó la explotación de instalación de un taller en su vivienda y el trabajo en muchos relatos que iban
sus yerbatales en sociedad con su amigo uruguayo Vicente Gozalbo y, al mismo siendo publicados en prestigiosas revistas como las ya mencionadas, «P.B.T.» y

3
«Pulgarcito». La mayoría de ellos fueron recopilados por Quiroga en varios libros,
el primero de los cuales fue Cuentos de amor de locura y de muerte (1917) (por
decisión expresa del autor, el título no lleva coma).6 La redacción del libro le había
sido solicitada por el escritor Manuel Gálvez, responsable de Cooperativa Editorial
de Buenos Aires, y el volumen se convirtió de inmediato en un enorme éxito de
público y de crítica, consolidando a Quiroga como el verdadero maestro del
cuento latinoamericano.6

Al año siguiente se estableció en un pequeño departamento de la calle Agüero, al


tiempo que apareció su celebrado Cuentos de la selva, colección de relatos
infantiles protagonizados por animales y ambientados en la selva misionera. Quiroga con su segunda esposa en Misiones (1932).
Quiroga dedicó este libro a sus hijos, que lo acompañaron durante ese período de
pobreza en el húmedo sótano de dos pequeñas habitaciones y cocina-comedor. Poco después, Horacio regresó a Misiones. Nuevamente enamorado, esta vez era
de una joven de 17 años, Ana María Palacio, intentó convencer a los padres de
Con dos importantes ascensos en el escalafón consular (primero a cónsul de que la dejasen ir a vivir con él a la selva. La negativa de éstos y el consiguiente
distrito de segunda clase y luego a cónsul adscrito) llegó también su nuevo libro fracaso amoroso inspiró el tema de su segunda novela, Pasado amor, publicada
de cuentos, El salvaje (1919). Al año siguiente, siguiendo la idea del Consistorio, en 1929. En ella narra, como componentes autobiográficos de la trama, las mil
fundó Quiroga la Agrupación Anaconda, un grupo de intelectuales que realizaba estratagemas que debió practicar para conseguir acceso a la muchacha: arrojando
actividades culturales en Argentina y Uruguay. Su única obra teatral (Las mensajes por la ventana dentro de una rama ahuecada, enviándole cartas escritas
Sacrificadas) se publicó en 1920 y se estrenó en 1921, año en que salía a la venta en clave e intentando cavar un largo túnel hasta su habitación para secuestrarla.
Anaconda y otros cuentos, otro libro de cuentos. El importantísimo diario Finalmente, cansados ya del pretendiente, los padres de la joven la llevaron lejos
argentino La Nación comenzó también a publicar sus relatos, que a estas alturas y Quiroga se vio obligado a renunciar a su amor. En una parte de su vivienda,
gozaban ya de una impresionante popularidad. Colaboró también en La Novela Horacio instaló un taller en el que comenzó a construir una embarcación a la que
Semanal. Entre 1922 y 1924, Quiroga participó como secretario de una embajada bautizaría «Gaviota». En su casa —ahora convertida en astillero— fue capaz de
cultural a Brasil (cuya Academia de Letras lo distinguió especialmente) y, de concluir esta obra y, puesta ya en el agua, la pilotó río abajo desde San Ignacio
regreso, vio publicado su nuevo libro: El desierto (cuentos). hasta Buenos Aires, realizando con ella numerosas expediciones fluviales.

Por mucho tiempo el escritor se dedicó a la crítica cinematográfica, teniendo a su A principios de 1926 Quiroga volvió a Buenos Aires y alquiló una quinta en el
cargo la sección correspondiente de la revista Atlántida, El Hogar y La Nación. partido suburbano de Vicente López. En la cúspide misma de su popularidad, una
También escribió el guion para un largometraje («La jangada florida») que jamás importante editorial le dedicó un homenaje, del que participaron, entre otros,
llegó a filmarse. Poco tiempo después, fue invitado a formar una Escuela de figuras literarias como Arturo Capdevila, Baldomero Fernández Moreno, Benito
Cinematografía. El proyecto, financiado por inversionistas rusos y que contaría Lynch, Juana de Ibarbourou, Armando Donoso y Luis Franco. Amante de la música
con la inclusión de Arturo S. Mom, Gerchunoff y otros, no prosperó. clásica, Quiroga asistía con frecuencia a los conciertos de la Asociación
Wagneriana, afición que alternó con la lectura incansable de textos técnicos y
manuales sobre mecánica, física y artes manuales
Nuevos amores

4
Para 1927 Horacio había decidido criar y domesticar animales salvajes, mientras A partir de 1932 Quiroga se radicó por última vez en Misiones, en lo que sería su
publicaba su nuevo libro de cuentos, quizá el mejor, Los desterrados. Pero el retiro definitivo, con su esposa y su tercera hija (María Helena, llamada «Pitoca»,
enamoradizo artista había fijado ya los ojos en la que sería su último y definitivo que había nacido en 1928). Para ello, y no teniendo otros medios de vida,
amor: María Elena Bravo, compañera de escuela de su hija Eglé, que sucumbió a consiguió que se promulgase un decreto trasladando su cargo consular a una
sus reclamos y se casó con él en el curso de ese mismo año sin haber cumplido ciudad cercana. Los celos dominaban a Quiroga, quien pensó que en medio de la
veinte años. selva podría vivir tranquilo con su mujer y la hija de su segundo matrimonio.

Amistades literarias Pero un avatar político provocó un cambio de gobierno, que no quiso los servicios
del escritor y lo expulsó del consulado. Algunos amigos de Horacio, como el
escritor salteño (de Salto, Uruguay) Enrique Amorim, tramitaron la jubilación
argentina para Quiroga. Comenzando a partir de este problema, el intercambio
epistolar entre Quiroga y Amorím se hizo numeroso. Las cartas que se conservan
demuestran que Horacio hacía partícipe a su confidente de la mayor parte de sus
problemas —casi todos de índole íntima y familiar—, pidiéndole consejos y
ayuda: a la mujer de Quiroga —al igual que su infortunada antecesora— no le
gustaba la vida en el monte y las peleas y violentas discusiones se volvieron
diarias y permanentes.

El taller de Quiroga, con sus herramientas. En esta época de frustración y dolor salió a la venta una colección de cuentos ya
publicados titulada Más allá (1935). A partir de su interés en las obras de Munthe
Además de los ya mencionados Leopoldo Lugones y José Enrique Rodó, la e Ibsen, Quiroga se decantó por nuevos autores y estilos, y comenzó a planear su
infatigable labor de Quiroga en el ámbito literario y cultural le granjeó la amistad autobiografía.
y admiración de grandes e influyentes personalidades. De entre ellos se destacan
la poeta argentina Alfonsina Storni y el escritor e historiador Ezequiel Martínez La enfermedad, el abandono, y el final
Estrada. Quiroga llamaba cariñosamente a este último «mi hermano menor».

Caras y Caretas, mientras tanto, publicó diecisiete artículos biográficos escritos


por Quiroga, dedicados a personajes como Robert Scott, Luis Pasteur, Robert
Fulton, H. G. Wells, Thomas de Quincey y otros. En 1929 Quiroga experimentó su
único fracaso de ventas: la ya citada novela Pasado amor, que solo vendió en las
librerías la exigua cantidad de cuarenta ejemplares. A la vez comenzó a tener
graves problemas conyugales.

Otra vez la selva


Reunión de literatos en Buenos Aires, 1928: Horacio Quiroga (de pie, el primero
de la izquierda), su amigo Leopoldo Lugones (con brazos cruzados), Baldomero
5
Fernández Moreno (sentado, a la izquierda) y Alberto Gerchunoff (sentado, al amigo, Horacio Quiroga bebió un vaso de cianuro que lo mató pocos minutos
centro). después entre espantosos dolores.7 Su cadáver fue velado en la Casa del Teatro
de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) que lo contó como fundador y
En ese año de 1935 Quiroga comenzó a experimentar molestos síntomas, vicepresidente. Tiempo después, sus restos fueron repatriados a su país natal.
aparentemente vinculados con una prostatitis u otra enfermedad prostática. Las Uno de los deseos de Quiroga era que cuando muriera su cuerpo fuera cremado y
gestiones de sus amigos dieron frutos al año siguiente, concediéndosele una sus cenizas esparcidas en la selva misionera. Como sus familiares y amigos
jubilación. Al intensificarse los dolores y dificultades para orinar, su esposa logró añoraban su regreso a Salto, resolvieron buscar algo que fuera simbólico y por
convencerle de trasladarse a Posadas, ciudad en la cual los médicos le eso decidieron hacer la urna en algarrobo y así se lo pidieron al escultor ruso
diagnosticaron hipertrofia de próstata. Pero los problemas familiares de Quiroga Stephan Erzia. Erzia estuvo veinticuatro horas trabajando en esta pieza que se
continuarían: su esposa e hija lo abandonaron definitivamente, dejándole —solo encuentra en el Museo Casa Quiroga en Salto, Uruguay.
y enfermo— en la selva. Ellas volvieron a Buenos Aires, y el ánimo del escritor
decayó completamente ante esta grave pérdida. El oscuro destino que parecía perseguirlo se concretó incluso tras su muerte: sus
dos hijos mayores también se suicidaron; Eglé un año después, en 1937, y Darío
Cuando el estado de la enfermedad prostática hizo que no pudiese aguantar más, en 1952.
Horacio viajó a Buenos Aires para que los médicos tratasen sus padecimientos.
Internado en el prestigioso Hospital de Clínicas de Buenos Aires a principios de Su obra
1937, una cirugía exploratoria reveló que sufría de un caso avanzado de cáncer de
próstata, intratable e inoperable. María Elena, entristecida, estuvo a su lado en Seguidor de la escuela modernista fundada por Rubén Darío y obsesivo lector de
los últimos momentos, así como gran parte de su numeroso grupo de amigos. Edgar Allan Poe y Guy de Maupassant, Quiroga se sintió atraído por temas que
abarcaban los aspectos más extraños de la Naturaleza, a menudo teñidos de
Por la tarde del 18 de febrero una junta de médicos explicó al literato la gravedad horror, enfermedad y sufrimiento para los seres humanos. Muchos de sus relatos
de su estado. Algo más tarde Quiroga pidió permiso para salir del hospital, lo que pertenecen a esta corriente, cuya obra más emblemática es la colección Cuentos
le fue concedido, y pudo así dar un largo paseo por la ciudad. Regresó al hospital de amor de locura y de muerte.
a la hora 23:00. Al ser internado Quiroga en el Clínicas, se había enterado de que
en los sótanos se encontraba encerrado un monstruo: un desventurado paciente Por otra parte se percibe en Quiroga la influencia del británico Rudyard Kipling
con espantosas deformidades similares a las del tristemente célebre inglés Joseph (Libro de las tierras vírgenes), que cristalizaría en su propio Cuentos de la selva,
Merrick (el «Hombre Elefante»). Compadecido, Quiroga exigió y logró que el delicioso ejercicio de fantasía dividido en varios relatos protagonizados por
paciente —llamado Vicente Batistessa— fuera libertado de su encierro y se le animales. Su Decálogo del perfecto cuentista, dedicado a los escritores noveles,
alojara en la misma habitación donde estaba internado el escritor. Como era de establece ciertas contradicciones con su propia obra. Mientras que el decálogo
esperar, Batistessa se hizo amigo y rindió adoración eterna y un gran pregona un estilo económico y preciso, empleando pocos adjetivos, redacción
agradecimiento al gran cuentista. natural y llana y claridad en la expresión, en muchas de sus relatos Quiroga no
sigue sus propios preceptos, utilizando un lenguaje recargado, con abundantes
Desesperado por los sufrimientos presentes y por venir, y comprendiendo que su adjetivos y un vocabulario por momentos ostentoso.
vida había acabado, el soberbio Horacio Quiroga confió a Batistessa su decisión:
se anticiparía al cáncer y abreviaría su dolor, a lo que el otro se comprometió a Al desarrollarse aún más su particular estilo, Quiroga evolucionó hacia el retrato
ayudarle. Esa misma madrugada (19 de febrero de 1937) y en presencia de su realista (casi siempre angustioso y desesperado) de la salvaje Naturaleza que le
6
rodeaba en Misiones: la jungla, el río, la fauna, el clima y el terreno forman el años de ausencia y se enamora de una jovencita a la que había amado siendo
andamiaje y el decorado en que sus personajes se mueven, padecen y a menudo niña.
mueren. Especialmente en sus relatos, Quiroga describe con arte y humanismo la
tragedia que persigue a los miserables obreros rurales de la región, los peligros y Conociendo la historia personal de Quiroga, se evidencian las características
padecimientos a que se ven expuestos y el modo en que se perpetúa este dolor autobiográficas de ambas novelas: hasta el nombre de la protagonista de Historia
existencial a las generaciones siguientes. Trató, además, muchos temas de un amor turbio es Eglé (así se llamaba la hija de Quiroga, de una de cuyas
considerados tabú en la sociedad de principios del siglo XX, revelándose como un compañeritas se enamoró el escritor y que llegaría a ser su segunda esposa). Los
escritor arriesgado, desconocedor del miedo y avanzado en sus ideas y avatares sentimentales de Quiroga con muchachas muy jóvenes pueblan el drama
tratamientos. Estas particularidades siguen siendo evidentes al leer sus textos hoy de estas dos novelas, con especial hincapié en la oposición de sus padres, rechazo
en día. que Quiroga había aceptado como parte integrante de su vida y con el que debió
lidiar siempre.
Algunos estudiosos de la obra de Quiroga opinan que la fascinación con la
muerte, los accidentes y la enfermedad (que lo relaciona con Edgar Allan Poe y Dejando a un lado el teatro de Quiroga, poco difundido y al que los críticos
Baudelaire) se debe a la vida increíblemente trágica que le tocó en suerte. Sea siempre han llamado «un error», lo más trascendente de su obra son los cuentos
esto cierto o no, en verdad Horacio Quiroga ha dejado para la posteridad algunas cortos, género en que el autor alcanza la madurez, impulsando en el mismo
de las piezas más terribles, brillantes y trascendentales de la literatura sentido a toda la narrativa latinoamericana. Es Horacio Quiroga el primero que se
hispanoamericana del siglo XX. preocupa por los aspectos técnicos de la narrativa breve, puliendo
incansablemente su estilo (para lo cual vuelve y rebusca siempre sobre los
Análisis de su obra mismos temas) hasta alcanzar la casi perfección formal de sus últimas obras.

En su primer libro, Los arrecifes de coral, compuesto por dieciocho poemas, Claramente influido por Rubén Darío y los modernistas, poco a poco el
treinta páginas de prosa poética y cuatro relatos, Quiroga pone en evidencia su modernismo del oriental comienza a volverse decadente, describiendo a la
inmadurez y confusión adolescente. Punto aparte para los relatos, en los cuales naturaleza con minuciosa precisión pero dejando en claro que la relación de ella
está ya en germen el estilo modernista y naturalista que identificaría al resto de con el hombre siempre representa un conflicto. Extravíos, lesiones, miseria,
su obra. Sus dos novelas Historia de un amor turbio y Pasado amor tratan sobre el fracasos, hambre, muerte, ataques de animales, todo en Quiroga plantea el
mismo tema —que obsesionaba al autor en su vida personal—: los amores entre enfrentamiento entre naturaleza y hombre tal como lo hacían los griegos entre
hombres maduros y jovencitas adolescentes. Hombre y Destino. La naturaleza hostil, por supuesto, casi siempre vence en la
narrativa quiroguiana.
En la primera de ellas Quiroga divide la acción en tres etapas. En la primera, una
niña de nueve años se enamora de un hombre adulto. En la segunda parte, el La morbosa obsesión de Quiroga por el tormento y la muerte es aceptada mucho
hombre, que no se había percatado del amor de la niña, pasados ocho años (ella más fácilmente por los personajes que por el lector: la técnica narrativa del autor
tiene ahora diecisiete) comienza a cortejarla. En la tercera parte el hombre narra presenta protagonistas acostumbrados al riesgo y al peligro, que juegan según
la última etapa de su amor: han pasado diez años desde que la joven lo ha reglas claras y específicas. Saben que no deben cometer errores porque la selva
abandonado. La acción se inicia aquí: es el tiempo presente de la novela. En no perdona, y, al caer, lo hacen con algo de «espíritu deportivo» y suelen morir,
Pasado amor la historia se repite: un hombre maduro regresa a un lugar luego de dejando al lector ansioso y angustiado.

7
La naturaleza es ciega pero justa; los ataques sobre el campesino o el pescador  Las sacrificadas (Cuentos escénicos en cuatro actos, Soc. Coop. Editorial
(un enjambre de abejas enfurecidas, un yacaré, un parásito hematófago, una Ltda., Buenos Aires, 1920)
serpiente, la crecida, lo que fuese) son simplemente lances de un juego espantoso  Anaconda (Cuentos, Agencia Gral. de Librería y Publicaciones, Buenos
en el que el hombre intenta arrancar a la naturaleza unos bienes o recursos Aires, 1921)
(como intentó Quiroga en la vida real) que ella se niega en redondo a soltar; una  El desierto (Cuentos, Ed. Babel, Buenos Aires, 1924)
lucha desigual que suele terminar con la derrota humana, la demencia, las  Los desterrados (Cuentos, Ed. Babel, Buenos Aires, 1926)
muertes o, simplemente, con la desilusión.  Pasado amor (Novela, Ed. Babel, Buenos Aires, 1929)
 Suelo natal (Cuentos, Ed. Crespillo, Buenos Aires, 1931)
Hipersensible y excitable, dado a amores imposibles, frustrado en sus empresas  Más allá (Cuentos, Soc. Amigos del Libro Rioplatense, Buenos Aires -
comerciales pero aun así emocional y sumamente creativo, Quiroga abrevó en su Montevideo, 1935)1
propia vida trágica y en la naturaleza a la que estudió y padeció, con su férrea
voluntad de trabajador y su sutil mirada de minucioso observador para construir
una obra narrativa a la que la mayor parte de los críticos consideraron (y aún
consideran) «poéticamente autobiográfica». Tal vez en este «realismo interno» u
«orgánico» de las piezas de Quiroga resida el irresistible encanto que aún hoy
ejercen sobre los lectores, que, sin darse cuenta, descubren en sus páginas la
verdadera naturaleza del escritor que, tal vez como muy pocos en la literatura
latinoamericana, fue capaz de susurrar sus propias palabras al oído, aunque a
veces el murmullo se transforme en un grito desesperado.

Libros

Cronología bibliográfica de publicaciones en vida del autor:8

 Diario de viaje a París (Testimonio y observaciones, Ed. Páginas de


Espuma, Montevideo, 1900)
 Los arrecifes de coral (Prosa y verso, El Siglo Ilustrado, Montevideo, 1901)
 El crimen del otro (Cuentos, Ed. Emilio Spinelli, Buenos Aires, 1904)
 Los perseguidos (Relato, Ed. Arnaldo Moen y Hno., Buenos Aires, 1905)
 Historia de un amor turbio (Novela, Ed. Arnaldo Moen y Hno., Buenos
Aires, 1908)
 Cuentos de amor de locura y de muerte (Cuentos, Soc. Coop. Editorial
Ltda., Buenos Aires, 1917)
 Cuentos de la selva (Cuentos infantiles, Soc. Coop. Editorial Ltda., Buenos
Aires, 1918)
 El salvaje (Cuentos, Soc. Coop. Editorial Ltda., Buenos Aires, 1920) Biografía y vidas
Antología literaria
8

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