Album Cuentos Mitos Leyendas y Fabulas Salo
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MITOS COLOMBIANOS
Mama Málkua
De esta manera empezó a tejer, y como no tenía un telar, o soporte para ese tipo de actividad, entonces debía atar
los hilos en las ramas de los árboles. Primero tejió mochilas, después telas, pero como era muy joven y no tenía
experiencia en esas artes, nada le quedaba bien hecho.
Cuentan que, en una ocasión, la madre estaba paseando por la selva y se encontró con Málkua. Le
preguntó qué hacía, y él contestó que estaba creando un vestido. La madre lo vio y le pareció que estaba mal,
entonces le dijo a Málkua que consiguiera un vestido que si sirviera. Este respondió que a los jóvenes como él nunca
les daban nada.
Entonces la madre decidió que lo mejor era que el joven aprendiera a tejer, y se dedicó a enseñarle. Dicen que, a
pesar de tener la mejor maestra, Málkua nunca aprendió a tejer bien. La madre enojada, le dijo: “¡para lo único que
sirves es para hacer araña!”
El pobre Málkua se fue triste para la selva y entre los árboles tejió su propia telaraña, como hacen los techos de las
casas: el hilo formaba una espiral que estaba enrollada hacia la derecha. De esta manera es que la araña teje su tela,
en la que quedan atrapados moquitos, moscas y otros insectos, así como gotas de lluvia. La telaraña es como una
casa en la que hay de todo: leña, agua y comida.
Tiempo después la madre salió de nuevo a caminar por la selva, y en medio de su recorrido, vio la casa de Málkua.
Quedó tan encantada porque era una casa muy bien construida, entonces le dijo: “la gente vive en cuevas. Por eso te
digo que vayas a enseñarles a hacer los techos de las casas, como este que tú tienes acá”.
Dicen que Málkua se fue para donde la gente y cumplió el encargo de la madre. Desde entonces, los hombres hacen
siempre sus casas con techos.
(Mito de Boyacá)
Cuentan que la Laguna de Iguaque alguna vez se llenó de flores y plantas de colores, el agua comenzó a burbujear como
si hirviera y allí apareció una hermosa mujer esbelta y de cabello largo. En su brazo derecho tenía un niño de cinco años
con quien caminó sobre el agua hasta la orilla.
Cuando el niño se convirtió en hombre, contrajo matrimonio con ella, tuvieron muchos hijos y poblaron cada rincón de
su territorio: primero se instalaron en la sabana y después recorrieron todo el imperio Chibcha.
Ella le enseñó a sus hijos a tejer, construir bohíos, amasar el barro, cultivar y trabajar los metales. Su esposo entrenó
guerreros y les enseñó los valores de la vida.
Cuando Bachué consideró que la tierra estaba lo suficientemente poblada, dispuso todo para volver a la Laguna de
Iguaque. Y acompañada por una multitud, se lanzó al agua con su esposo y desapareció.
Tiempo después, se convirtieron en serpientes que salieron a la superficie y la recorrieron en presencia de todos,
dejando como mensaje que siempre los acompañarían.
LEYENDAS COLOMBIANAS
FÁBULAS COLOMBIANAS
La Gallina y El Cerdo
Había una vez una gallina que se encontraba bebiendo agua de un arroyo, a cada trago que daba miraba al cielo, y
daba gracias a quien hubiera hecho una bebida tan sabrosa. Un cerdo que caminaba cerca la vio y le preguntó que
hacía, ella le respondió que nada, porque los cerdos no sabían agradecer. El cerdo continuó burlándose de ella y se
fue, pero a la gallina no se importaba e incluso sentía la bondad divina en cada gota.
Moraleja
Hay que ser agradecidos