Penal Gral 1 Parte
Penal Gral 1 Parte
Es tradicional la división de éste en una parte general y otra especial. La parte general se
ocupa del análisis de los conceptos e instituciones generales del Derecho Penal, tales como el
delito, la pena, etc., mientras que la parte especial se dedica al estudio de las figuras del delito
en particular.
La parte que nos ocupa ahora es la parte general, la cual se subdivide tradicionalmente en 3
partes:
2) La teoría jurídica del delito, que estudia los elementos esenciales del delito (acción,
punibilidad, etc.)
3) La teoría de las consecuencias jurídicas del delito, que se ocupa del estudio de los
instrumentos legales para la sanción jurídica y la prevención de la criminalidad: la pena
y las medidas de seguridad.
Aquí basta señalar que la denominación de Derecho Penal tampoco es exacta porque omite la
medida de seguridad. La denominación de Derecho criminal, que antaño imperó, tampoco era
exacta pues aludía al delito de mayor gravedad y no a las faltas. Dorado Montero decía que se
usara Derecho protector de los criminales, pues no aludía al retribucionismo (no garantista.
Que la pena fuera un castigo y no fuera ejemplarizante), sino a los fines preventivos, para
reinsertar a los delincuentes en la sociedad. Esta denominación no se ha impuesto, pero sí el
espíritu que le animaba.
1) Dimensión social: toda experiencia jurídica constituye un hecho social, un hecho con
relevancia, significado y proyección social. El Derecho Penal, como sector del
Ordenamiento jurídico, tiene una proyección social ineludible, en tanto que impone
una sanción a los responsables de un delito o una falta, precisamente porque tales
acciones ponen en peligro o lesionan un bien imprescindible para la convivencia social.
La ajenidad del bien lesionando pone de manifiesto la proyección social del delito.
- Selectivo: el derecho penal no puede prestar protección a todos los bienes por igual, sino que
debe limitarse a los bienes jurídicos o valores fundamentales de la persona o de la sociedad, y
únicamente frente a las agresiones más graves.
- Se rige por criterios de proporcionalidad: una vez seleccionados los bienes a proteger, no
todos se pueden proteger por igual, sino que hay que valorar la entidad del ataque y la
relevancia del bien jurídico lesionado o puesto en peligro. Véase como el asesinato tiene una
pena más gravosa que la injuria.
- La valoración ha de estar tipificada, es decir, una lesión será punible si se encuentra expreada
en la norma penal como delito o falta y no amparada por causa de justificación alguna.
6) Otras posibles dimensiones: se ponen de relieve con la teoría de los sistemas sociales,
encabezara por el sociólogo alemán Niklas Luhmann, quien argumenta que la sociedad
es un sistema complejo integrado por una multitud de subsistemas que se
interrelacionan mutuamente. Y para éste sociólogo, la sociedad no se compone de
individuos, sino de expresiones de sentido, de comunicaciones.
Su máximo representante es Jakobs. Los conceptos esenciales de este sistema funcionalista son
norma, persona y Sociedad. Y según Jakobs, el funcionalismo jurídico-penal es la teoría según
la cual el Derecho Penal está orientado a garantizar la identidad normativa, la constitución y la
Sociedad. Y dicha sociedad se caracteriza por estar formada por personas que emiten
expresiones de sentido, que son comunicaciones. Este planteamiento lleva aparejado un
renacimiento del concepto de persona como ser social. Veamos:
No obstante:
1) Este afirmación de Jakobs contradice sus mismos postulados, que son que el individuo
en el entorno no infringe la norma y no se comunica. Y lo contradice porque con su
afirmación se pone de manifiesto que la persona formalmente no es fiel al derecho y
materialmente el individuo infringe la norma.
2) Queda la duda de si la persona tiene capacidad de ser fiel al derecho o si bien ejercita
la fidelidad al derecho.
3) Además, subyace el problema de la pena: independientemente de a quien se aplique
(persona o individuo), surge la duda de cuándo aplicarse y porqué le corresponde la
imposición de dicha pena.
Por tanto, dicha explicación no puede satisfacer plenamente al momento de imponer la pena. Y
en síntesis, para Jakobs existe sociedad cuando y en la medida en la que hay normas reales, es
decir, cuando el discurso de la comunicación se determina en atención a las normas, cuando la
conducta de las personas quedan definidas por el hecho de que siguen las normas.
Tema 3. Derecho Penal. Concepto Dogmático de Derecho Penal (I): delito y pena.
El derecho penal es el conjunto de normas jurídicas que, como última ratio del
Ordenamiento Jurídico y ante la insuficiencia de otros medios normativos de tutela de bienes
jurídicos, describen como delitos determinadas acciones, a las que les computa una sanción
jurídica, ya sea una pena o una medida de seguridad, o ambas a la vez, si el sujeto es
culpable y criminalmente peligroso, con el fin de prevenir la comisión de futuros delitos y de
confirmar la vigencia quebrantada de la norma. De la siguiente definición se deducen:
• Principales rasgos definitorios: un carácter del Derecho Penal de acto (se exige la
plasmación de la voluntad criminal en una acción), normativo y jurídico-público,
coactivo, fragmentario y subsidiario (último medio jurídico aplicable).
• Ético-social de la pena: toda acción del Estado requiere una fundamentación ética,
que, sin embargo, no puede ir desligada de la idea de necesidad social.
5. Teorías de la pena.
Conciben la pena como retribución por el mal realizado, y se expresan mediante la ley del
Talión: ojo por ojo, diente por diente, sangre por sangre. Únicamente busca infligir un mal al
delincuente equiparable al mal realizado. Tiene sus orígenes en la Antigüedad Clásica e
Immanuel Kant alumbró en su Metafísica de las Costumbres una de las teorías retributivas más
puras de la pena, distinguiendo entre pena judicial y pena natural.
En la actualidad, estas tesis son insostenibles, porque confunden el medio con el fin: la
retribución no es el fin; si acaso un componente de la pena.
Teorías relativas o de la prevención.
El fin de la pena se observa en el efecto preventivo de nuevos delitos, porque como decía
Beccaria: es mejor prevenir los delitos que punirlos.
Cumple un fin preventivo, en tanto que se impone una pena para que el penado no vuelva a
delinquir. Su máximo representante es Von Liszt, quien recoge en su programa de Marburgo
que la pena desempeña tres cometidos esenciales de prevención especial:
Los defensores de esta teoría consideran que el único fundamento de la prevención especial
es la reinserción del delincuente en la sociedad, y que la pena ha de servir únicamente a quien
se impone. Y por lo tanto, declaran inconstitucional que se persigan fines preventivos-
generales a partir de la imposición de una pena a un individuo, ya que lo consideran una
vulneración de la dignidad.
• Hegel concibe el delito como la negación del derecho, y la pena como negación del
delito, una doble negación que se convierte en la reafirmación de la norma jurídica. Lo
cierto es que esta teoría de Hegel no se trata de un retribucionismo ciego, en tanto que
está dotada de contenido racional. Y Hegel dice que la pena honra al delincuente como
ser racional, en tanto que se le trata como un componente de la sociedad.
Teorías que adoptan una postura intermedia entre las absolutas y las relativas.
La pena ejerce dos funciones, la de prevención general y la de prevención especial. Para ello,
este autor distingue entre dos sentidos:
Une los fines de la prevención especial y general, desempeñando un fin preventivo tanto para
el individuo, como para la colectividad. La culpabilidad es el límite de la pena, en tanto que la
pena no podrá rebasar a aquella.
La pena persigue cualquier fin de prevención que sea adecuado con la idea de justicia. Se
rechaza la retribución como fin de la pena, pero se concibe como un elemento de la misma. El
fundamento de la pena se encuentra en la culpabilidad del autor, o bien en la peligrosidad
criminal.
6. Conclusión
Se deduce por tanto, que la prevención general negativa (evitar delitos en la sociedad) y que
la prevención especial negativa (evitar futuros delitos por el propio penado) son funciones de
la pena, mientras que los efectos de la prevención especial positiva (resocialización del
delincuente) y de la prevención general positiva (confirmación de la vigencia de la norma en la
sociedad) no son funciones propiamente, sino fines de la pena. De ello se deduce que, ambas
ideas son compatibles, en tanto que esos fines son consecuencias de esas funciones.
1. Medidas de seguridad
Es una sanción punitiva que se prevé para los sujetos incapaces de culpabilidad
(inimputables) sujetos con capacidad de culpabilidad disminuida (semi-imputables) que
realicen un injusto típico, consistente en la privación legítima de bienes jurídicos, y la cual
encuentra límite y fundamento en la peligrosidad criminal, adaptándose a las exigencias
personales del autor y persiguiendo la prevención de futuros delitos. Son medidas
postdelictuales (se imponen después de la comisión de delito), de carácter terapéutico y
reintegrador. Se prevén en el artículo 6.1 del CP y se regulan del 95 al 108, no siendo incluida
en España hasta 1928.
Sistema vicarial
Si bien el sistema dual o dominado a lo largo del siglo XX, éste ha ido desarrollándose en las
últimas décadas de mano de la dogmática alemana, siendo uno de sus principales
representantes Claus Roxin, quien argumenta que los fines de prevención general y especial
pueden conseguirse más satisfactoriamente sin necesidad de recurrir a la pena, sino acudiendo
a esta medida.
2. Como derecho a exigir obediencia jurídica: Karl Binding, a finales del XIX, formuló la
siguiente teoría, distinguiendo entre norma penal y ley penal, a las que asocia dos
derechos subjetivos que, a su vez, están coaccionados por dos coacciones, valga la
redundancia:
• Norma penal: el contenido sustancial de la ley (no matarás). Lleva asociado el derecho
a la obediencia (obedecer a dicha norma), el cual está coaccionado por la coacción de
cumplimiento o de realización, que constituye una coacción física y se refiere a la
norma (no matarás).
Con la creación del Estatuto de la Corte Penal Internacional, ECPI, y por consiguiente, la
creación de la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya, para crímenes de gran
trascendencia internacional, hemos ido asistiendo a un proceso de europeización del derecho,
por lo que ciertos sectores hablan de la UE como titular del Ius puniendi. Y si bien es cierto que
en España se ratificó dicha Corte y establecimos la LO de Cooperación con la CPI, en nuestro
país hacen falta requisitos normativos tales como el refrendo del Jefe del Estado y su
publicación en el BOE (para que los Tratados celebrados formen parte del ordenamiento
interno, de acorde con el artículo 96 de la CE).
Otro problema es si las CCAA disponen de la titularidad del ius puniendi. Si bien es cierto que
el 149.1 apartado 6 dice que es competencia exclusiva del Estado, es cierto también que las CE
reconoce en el 148 ciertas materias que son exclusivas de las CCAA, tales como la ordenación
del territorio, la vivienda, urbanismo, medio ambiente, etc. Esta delegación suscita si la CCAA
tiene alcance normativo para imponer penas en dichos ámbitos. Pero lo cierto es que no; sólo
podrán promulgar leyes que afecten indirectamente a las materias exclusivas del Estado, pero
no incriminar delitos e imponer sanciones penales, regulando sustantivamente por encima de
las materias del Estado.
El último problema es si el Estado dispone de la titularidad del ius puniendi en los delitos
semiprivados o privados. Por privados entiéndase aquellos que requieren para su persecución
y punibilidad la previa interposición de una querella por parte del ofendido (el de injurias y
calumnias, por ejemplo), Y por semiprivados aquellos que requieren la denuncia del sujeto
pasivo, o en defecto, de los sujetos a los que la ley aluda, que suele ser, por lo general, el
Ministerio Fiscal (agresiones, acoso y abuso sexuales). La conclusión es que, si bien en estos
casos se condiciona el ejercicio del ius puniendi, porque la iniciativa punitiva está reservada al
interés de la persona privada, de la titularidad del ius puniendi del Estado no se puede dudar,
porque incluso en estos casos, la sanción final corresponde al Estado.
Los aspectos objetivo y subjetivo del Derecho penal son complementarios: solo la unión de
ellos, el binomio Ius poenale/Ius puniendi configura el Derecho penal en su conjunto.
James Goldschmidt declinó la balanza a favor del ius puniendi, supraestimando la facultad
punitiva del Estado. El derecho penal sería solo el derecho del juez penal a la persecución de
delitos, al juicio penal y a la ejecución de la pena. Pero este planteamiento erra, en tanto que
confunde derecho penal, procesal e ius puniendi, mezclando las tres esferas y considera
únicamente el derecho penal como un derecho a penar.
Algún autor pretendió definir el Derecho penal teniendo solo presenta la esencia objetiva del
Ordenamiento penal. Von Hippel declinó la balanza a favor del ius poenale, considerando al
derecho penal como el sector del ordenamiento jurídico positivo que describe delitos y les
conmina unas determinadas penas. Este planteamiento erra en que no establece relación
alguna entre el
derecho penal y otras disciplinas, como la procesal, la aplicación y ejecución de penas, etc.
La dogmática actual afirma, en su mayoría, que la pena se legitima por sus fines preventivos y
tutelares y se justifica o fundamenta por su necesidad, sancionándose para prevenir delitos y
conseguir seguridad jurídica. En palabras de Hans Schultz, la pena es una amarga necesidad en
una sociedad imperfecta.
7. Presente y futuro del Derecho Penal: su legitimación ante los nuevos fenómenos
expansivos.
Cuestiona la legitimidad del derecho penal, en tanto que lo considera violencia, y con la
violencia difícilmente se puede borrar la violencia. Así, cuestiona su legitimidad moral y
política. Pero a su vez, sostiene que sin él, volveríamos a la venganza privada, a la ley del más
fuerte, por tanto hay que reconocer su legitimidad, en tanto que no se ha encontrado un
medio mejor aún para solucionar los conflictos. Cuestiona al derecho penal como el método
más idóneo para solucionar conflictos. Aunque se le tacha de una utopía, una aspiración
idealista.
a) Posturas neocriminalizadoras:
Postula la expansión del derecho penal, en cuanto a su modernización se refiere, mediante un
derecho de intervención que incrimine nuevos delitos y agrave las penas, al tenor del avance
de la sociedad y de la aparición de nuevas conductas, tales como la piratería informática, la
difusión pornográfica por internet, etc. No obstante, no todo cambio social ha de operar un
cambio en la legislación penal, a raíz del impulso emocional de las reivindicaciones sociales,
por lo que el legislador ha de ser cauto y previsor en su tarea incriminatoria de nuevas figuras
delictivas. Véase por ejemplo, las antinomias jurídicas de la figura del acoso sexual o del delito
de presentación de documentos falsos en un juicio, penado doblemente con diferentes penas
en nuestro CP (art. 393 y 461).
b) Derecho penal del enemigo: según Jakobs, el actual sistema penal presenta varias
características:
– Uniformidad del sistema punitivo, muy visible por la internacionalización que está
experimentando el derecho penal.
En base a ello, Jakobs, concibe al derecho penal del enemigo, complementario del derecho
penal del ciudadano. Enemigo es aquel que indica el mayor grado de oposición a la norma. Y
un sujeto, mediante conductas socialmente perturbadoras, hace que los ciudadanos
desconfíen de la vigencia de la norma, creando inseguridad cognitiva en la vigencia de la
misma. Y una vez que pasa esto, el ordenamiento jurídico no trata al sujeto como un ciudadano
que se equivoca, sino como un enemigo que desestabiliza. Por tanto, el derecho penal del
enemigo encuentra su justificación normativa en el especial foco de peligro que integra el
sujeto. En este sentido, las líneas del derecho penal del enemigo serían las siguientes:
Resumen: endurecimiento de las medidas, de acorde con la peligrosidad del delincuente, que
se posiciona contra una Sociedad, cuyo ordenamiento no lo reconoce. La función, por tanto, es
de aseguramiento, de eliminación del peligro, mientras que la del derecho penal de ciudadano
es la contradicción a la contradicción de la norma. Algunas críticas:
– Jakobs considera que el derecho penal del enemigo es parte integrante del derecho
penal junto con el derecho penal de ciudadanos. Y considera que las medidas de
seguridad pertenecen al derecho penal de policía y no al derecho penal por eso mismo,
porque son medidas de aseguramiento. En base a ello, es incongruente que considere
el derecho penal del enemigo parte del derecho penal, en tanto que también contiene
medidas se seguridad.
En todo caso, el uso del derecho penal del enemigo en los países democráticos* debe ser muy
limitado y aplicado de manera excepcional. Porque el problema no es la falta de
constitucionalidad de la norma, sino el uso que el legislador haga de la norma. * Recuérdese
que en los países autoritarios, el derecho penal del enemigo no tiene nada que ver con el
mismo en los países democráticos. En los autoritarios, sus normas son ilegítimas per se, es
decir, ilegítimas por sí mismas.
Jakobs critica a la teoría del bien jurídico y se aparta de la fundamentación ontológica del
derecho penal. Para Jakobs no tiene sentido afirmar que el Derecho Penal protege bienes
jurídicos, porque el ordenamiento pone en marcha su mecanismo de prevención una vez que
el bien ya ha sido lesionado o puesto en peligro. Su maestro Welzel lo ilustraba diciendo lo
siguiente: “el derecho penal actúa siempre demasiado tarde.” Y esa crítica, Jakobs añade otra:
la lesión a un bien es un suceso natural y no privativo del derecho penal. Las catástrofes
naturales, por ejemplo, o el transcurso del tiempo menoscaban el bien jurídico, y no por ello
son penalmente relevantes. Por tanto, la lesión que interesa al derecho es normativa definida,
rechazándose así la fundamentación ontológica-naturalista del derecho penal.
Con esas dos críticas, se produce un cambio de paradigma: al derecho penal le interesa más
ahora que la norma jurídico-penal mantenga su vigencia antes que proteger bienes jurídicos. El
derecho penal sólo puede reaccionar conforme a un quebrantamiento de la norma y no
conforme a la lesión de un bien. La función del derecho penal es, entonces, y según Jakobs, la
de la confirmación de la vigencia de la norma. Una función de garantía de la estructura o
identidad normativa de la Sociedad.
Tema 7. Límites del sistema punitivo del Estado.
Principio de legalidad.
Están sujetos a éste el legislativo y el judicial. Se resumen en esta expresión: nullum crimen,
nulla poena sine lege, no hay delito ni pena sin ley. De acuerdo con este principio, la ley es la
única fuente de creación normativa de delitos y de establecimiento de sanciones penales, de
manera que para sancionar un delito, ha de tener una expresa cobertura legal en el momento
de su realización. Se recoge, por ejemplo, en el 9.3 CE., o en los artículos 1 y 2 del CP.
Principio de igualdad
El derecho penal no es un ordenamiento que beneficia a unos pocos en detrimento de otros,
sino que a todos trata por igual, sin privilegios ni prerrogativas, con base en este principio, el
cual se basa en la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Dicho principio se recoge en el
artículo 14 CE. Además, sirve de fundamento al principio de legalidad penal y procesal.
b) Material: las sanciones penales han de tener un contenido que no vulnere la dignidad
del sancionado, es decir, que suponga un trato degradante a la persona. Así quedan
abolidas las penas corporales, como la mutilación, o que supongan la degradación de
la persona y le impidan su reinserción social, como la cadena perpetua, que conllevan
a la destrucción del sujeto como ser social.
Conforme a este principio, no hay pena sin culpabilidad, por lo que ésta es fundamento de
aquella. Además, es límite, en tanto que la pena no podrá rebasar el grado de culpabilidad del
agente. Es acogido en el artículo 5 del CP. La adopción de este principio hace que se rechace la
responsabilidad objetiva por el resultado, que no contempla los supuestos ni los sujetos de
capacidad de culpabilidad disminuida o nula.
Principio de prevención.
Es complementario al de protección de bienes jurídicos y se basa en la prevención de la
criminalidad, es decir, de las acciones lesivas de los bienes jurídicos. La prevención se divide en
general y especial, como ya sabemos, según se enfoque a la sociedad o al criminal en cuestión.
Principio de resocialización.
Una sanción jurídica no se puede imponer al azar o por capricho, sino que ha de imponerse
orientándola a la función de prevención-especial, tal como se indica en el 25.2. Pero eso no
excluye que pueda dirigirse a la función de prevención general. Pero, de acuerdo con este
principio, el criminal es un sujeto socialmente recuperable, y por ello, la pena ha de estar
orientada a su reeducación e inserción social (25.2).
Supone un primer paso hacia la subjetivización del sistema punitivo. Pretende fundamentar el
injusto típico en determinadas cualidades subjetivas que ostenta el sujeto y que lo llevan a
aparecer en la sociedad como un sujeto peligroso, donde anida un espíritu malicioso. Acorde
con rasgos psicológicos o personales, se considera a un sujeto determinado especialmente
peligroso. Encuentra origen en la obra de Von Listz y en sus seguidores. Este tipo de derecho
penal es inaceptable en un estado democrático, en cuanto vulnera el principio de acto y el
principio de lesividad, fundamentos de la sanción penal. En un Estado democrático y de
Derecho, ha de imperar un derecho penal de acto.
La cuestión es que si es factible con este derecho penal de acto el imponer sanciones acordes
a las cualidades subjetivas del criminal, tales como medidas de seguridad. La respuesta es sí,
en tanto que, atendiendo a la peligrosidad criminal podríamos imponer medidas de seguridad
(una vez se cometió la acción). De esta manera no estaríamos hablando de derecho penal de
autor, ya que éstas se basan en la asocialidad del criminal y no en su peligrosidad criminal, y
atendiendo a conductas predelictuales.
Supone un paso más hacia la subjetivización del Derecho Penal. Ya no es necesario que se
realice acción delictiva alguna, basta con una mera predisposición subjetiva o psicológica al
crimen. Éste sistema inspiró el sistema penal nazi. Se basa en la supresión del principio de
acto, fundamentándose la reacción penal en la actitud subjetiva interna del autor, quedando el
reconocimiento del delito a expensas del mero reconocimiento arbitrario de un elemento
personal o espiritual, la supresión del principio de culpabilidad y del principio de legalidad
penal.
Salta a la vista que tanto éste como el anterior son incompatibles con un Estado democrático
y de Derecho, donde el derecho penal debe ser un derecho de todos y para todos, que no ha
de distinguir entre personas ni razas, y por ello, es un derecho penal de acto.
La norma jurídica presenta una estructura lingüística concreta. Las palabras muestran un
gráfico o formal (significante) y un aspecto semántico (significado). Y a cada significante, se le
asocia un significado. Según el jurista y filósofo Norberto Bobbio, toda norma tiene una
estructura lingüística, que puede ser llenada con los siguientes contenidos: descriptivo (A es B),
valorativo (si es A, me gusta que sea B) y prescriptivo (si es A, debe ser B). A juicio de Bobbio,
sólo estas últimas, lasproposiciones de carácter prescriptivo, son normas jurídicas.
a) Teorías imperativistas: destaca aquí Hans Kelsen o Bentham. Conciben a la norma jurídica
como un mandato o imperativo, al que los ciudadanos han de adecuar sus actuaciones. La
norma puede ser positiva o negativa, según sea preceptiva o prohibitiva. Como crítica a esta
tesis se ha argumentado que el contenido de la norma no se agota en un imperativo, en tanto
que hay normas que definen conceptos jurídicos o que otorgan algo.
b) Teorías antiimperativistas: conciben a la norma como un juicio hipotético, formado por dos
proposiciones: una hipótesis y una consecuencia jurídica que se desencadena
automáticamente al realizar el primero.
c) Teorías eclécticas: posiciones intermedias, que argumentan que no todas las normas son
imperativas o anti-imperativas. Destaca la teoría funcionalista de los sistemas sociales, que
concibe a la norma en el seno de un programa intercomunicativo.
2) Nivel secundario: corresponde al juez, que valora sobre las conductas y los bienes,
sopesando si deben ser penadas por haber lesionado o puesto en peligro un bien
jurídicamente protegido (valoración). Seguidamente, ha de determinar el resultado de
la valoración y decidir si la conducta es antijurídica o es conforme a Derecho
(determinación).
Como críticas a esta teoría, se ha argumentado que la tarea del legislador de valoración y
determinación no es normativa, en tanto que precede a la norma. Y se ha discutido además el
nivel terciario, argumentándose que pertenece, más bien, y según ciertos autores, a una
función de motivación de la norma.
Sostienen algunos autores que la norma penal desempeña una función de motivación de los
ciudadanos, en cuanto destinatarios de la norma. Argumentan que esa función motivadora se
cifra en el efecto que produce en la psique de la persona la amenaza o imperativo contenido de
la norma, efecto que pretende disuadirla de sus pretensiones delictivas, mediante la coacción
o la imposición de una pena.
Las críticas se basan en que el hecho de que siempre se genere una motivación no está
demostrado, ni quizás sea demostrable. Además, se argumenta que subyace el problema del
conocimiento de la norma por parte de los ciudadanos. Es decir, ¿se da esta función cuándo
éstos no conocen la norma o no conocen su literalidad ni su contenido exacto?
– La norma jurídica como medio orientador de conductas: visto lo anterior, si una norma
no puede prohibir, se argumenta que la norma pretende adecuar la conducta de los
ciudadanos al canon querido o aspirado. No contiene ni imperativo ni mandato, sino
una declaración programática que se sustenta en la orientación de conductas.
Tema 10. Caracteres público, coactivo, fragmentario y subsidiario del Derecho Penal.
1. Carácter público.
Criticada ya la teoría de Bouzat, pasamos a la de Jaime Guasp. Para este autor, el derecho
público estaría conformado por relaciones jurídicas orgánicas, es decir, con órganos públicos,
mientras que el derecho privado lo estaría por relaciones inorgánicas, referidas al hombre
como individuo. Sobre esta base, Guasp argumenta que el individuo es jurídicamente
insubordinable a órgano alguno, siendo lo orgánico incompatible con el Derecho Privado
además de que el Estado no tiene preeminencia en la relación jurídico-penal, habiendo
igualdad entre las partes. Además, dice que no se puede hablar de la pena o de la sentencia
como un acto penal público, ya que no es penal, sino procesal.
El Derecho Penal es un Derecho público, premisa que no se somete a discusión hoy en día.
Dos argumentos resaltan en dicha premisa:
1) Interés público del objeto de protección: el Derecho penal protege los bienes jurídicos
esenciales frente a las más graves agresiones. Si no incriminara dichas agresiones, la
convivencia no sería posible.
Hay otros argumentos, tales como el carácter estatal y público de la pena, o bien la
subordinación al individuo, por la que éste se encuentra en desigualdad frente al Estado. En
cualquier caso, son argumentos discutidos y no muy convincentes. Pero sí es discutible la
titularidad del Derecho penal en los delitos semiprivados o privados, en los que hacía falta
que concurriera un determinado sujeto, para que el delito pueda ser perseguido. Aquí se ha
discutido la titularidad del Estado del ius puniendi, pero se considera que ésta no se cuestiona,
en tanto que el Estado sigue siendo el sujeto legitimado para imponer sanciones jurídicas.
2. Carácter coactivo.
La coactividad es una cualidad inherente a todo ordenamiento, y por ende, a todo Derecho,
en tanto que sin ese componente de coactividad o coercitividad, las disposiciones normativas
del Estado serían mero papel mojado. Hace falta unos mecanismos que garanticen el
cumplimiento de las normas que rigen en una sociedad.
3. Carácter fragmentario.
4. Carácter subsidiario.
El Derecho Penal considerado como última ratio del ordenamiento, es decir, sólo se
desencadena la acción de éste cuando los otros sectores del Derecho positivo han resultado
insuficientes. Se dice que el Derecho Penal se rige por el principio de intervención mínima. No
obstante, esto es discutido, en tanto que la acción del Derecho penal, ha de ser más necesaria
que mínima, porque se corre el riesgo de descuidar la protección de ciertos bienes jurídicos
esenciales.
En Derecho penal rige el principio de legalidad, que es una máxima fundamental del Estado
de Derecho. Según este principio, la única fuente de creación de este derecho es la ley. La única
forma de crear tipos de delito es mediante ley y no puede imponerse una sanción penal a una
acción que no esté prevista como delito o falta en una ley vigente anterior a su realización. No
existe otro mecanismo normativo para crear delitos y penas al margen de la ley, que en España
ha de ser, además, una Ley Orgánica.
– En el ámbito hispano destaca la Magna Charta leonesa, otorgada por el rey Alfonso, en
las Cortes de León allá por 1188, ofreciendo garantías de legalidad.
La formulación moderna del principio se debe a la obra de Feuerbach. Este principio está
estrictamente conectado al poder político, puesto que en cada momento histórico la realidad
política condiciona su reconocimiento. Así, si bien durante la Ilustración este principio
constituyó uno de los pilares básicos del Estado, no fue así en los estados totalitarios, en los
que no se tuvo en cuenta. Pero, tras los regímenes totalitarios, el principio de legalidad vuelve,
una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, tanto a Alemania como a Rusia. Y a partir de
ahí, fue objeto de reconocimiento mundial.
El principio de legalidad es fundamental, pues contiene, por un lado, las garantías jurídicas
que implica este principio y, por otro, las exigencias político-criminales que lleva de manera
implícita. Las garantías jurídicas no son una consecuencia del principio de legalidad, sino que
son la esencia del mismo. Es decir, que sin esas garantías no hay principio de legalidad.
Podemos hablar más propiamente del programa dogmático y político-criminal del principio de
legalidad, cuyo contenido material lo integran las siguientes garantías jurídicas:
– Principio de prohibición de analogía (nullum crimen, nulla poena sine lege stricta): La
ley ha de prever una sanción penal para una concreta acción humana, y no para otra
no mencionada ni descrita en el tipo legal. No puede aplicarse una pena a una acción
parecida o análoga a la prevista en la letra de la letra.
a. El principio nemo iudex sine lege, que contiene la garantía judicial. Solo pueden aplicar la
ley aquellos órganos y jueces que sean legalmente competentes en una materia e instancia
concreta.
b. El principio nulla poena sine legale judicium, que plasma la garantía de ejecución penal.
Nadie puede ser penado (ni agravarse la pena) si no es a través de una sentencia judicial
conforme a ley.
– Con carácter general, el artículo 10 CP dispone que: son delitos o faltas las acciones y
omisiones dolosas o imprudentes penadas por ley.
– Con carácter específico, otros preceptos destacan algunos de los principios integrantes
del principio de legalidad penal: taxatividad, prohibición de retroactividad, prohibición
de analogía, etc.
La Ley Orgánica, como la ley ordinaria, es el producto normativo principal de las Cortes
Generales, siendo la única diferencia entre ellas el hecho de que la LO se reserva para algunas
materias de especial importancia y que, por ello, necesita de un mayor consenso
parlamentario. Para su aprobación, la LO exige una mayoría cualificada y la Ley ordinaria
mayoría simple. Son leyes orgánicas las relativas al desarrollo de los derechos fundamentales y
libertades públicas, las que aprueban EEAA y el régimen electoral general y las demás previstas
en la Constitución. (art. 81.1 CE). Un apartado reservado a la LO es objeto de discusión, se trata
del apartado que alude a las leyes relativas al desarrollo de los DDFF y las libertades públicas.
La doctrina española mayoritaria considera que las leyes penales que incriminan delitos y
prevén penas y medidas de seguridad han de revestir la forma de LO, porque desarrollan o
afectan al desarrollo de los derechos fundamentales del individuo, esencialmente a la libertad
y al patrimonio, que quedan afectados por la pena privativa de libertad y con la pena de multa.
Creemos que la exigencia de la LO se presenta en el Derecho Penal con la máxima intensidad.
2.1. Trascendencia de la interpretación del Derecho: ¿In claris non fit interpretatio?
Toda norma jurídica requiere de una interpretación, o lo que es lo mismo, no hay aplicación
sin interpretación. El intérprete directo de la ley es el juez. La interpretación judicial está
sometida, en última instancia, al Tribunal Constitucional (máximo intérprete de la ley en
España).
En el derecho romano clásico se regían por el dicho: “in claris non fit interpretatio”, en virtud
del cual se procuraba configurar las leyes de la forma más clara posible, para que no fuese
necesaria la interpretación. Esta idea ha llegado a nuestros días y se ve reflejada en
Montesquieu, para el que el juez ha de ser “la boca que pronuncie las palabras de la ley”. Sin
embargo, la claridad absoluta de las leyes hasta el punto de hacer innecesaria su
interpretación, es una utopía.
Para estudiarlas es preciso distinguir de un lado el ámbito material en que juega esa clase de
operación lógica, y de otro, los procedimientos o mecanismos integradores.
Ningún texto legal puede llegar al extremo de regular todos los supuestos de la realidad. Por
ello, los Códigos penales se ven obligados a emplear conceptos cuyo contenido normativo ha
de buscarse en otro sitio, ya sea en el mismo Código o en otra ley o disposición normativa.
• Remisión a otro artículo del Código Penal para completar el contenido del delito.
• Lagunas inauténticas→ Aquellas que surgen porque no está claro el exacto contenido
de los conceptos empleados en la descripción legal.
Existen varios mecanismos de integración de los tipos legales. Los más usuales son la analogía
y la interpretación analógica (Como medios adicionales se mencionan la costumbre, los
principios generales del derecho…).
La interpretación es una operación lógico-jurídica que tiene por fin la determinación del
sentido de una norma, atendiendo únicamente a los propios conceptos de la misma norma.
Existen diversos grados de interpretación:
Existe un debate sobre si, en la interpretación de las leyes, es prioritaria la voluntad del
legislador o la voluntad de la ley. Existen dos doctrinas diferentes al respecto:
Tema 15. La ley penal en el espacio (II): principios personal, estatal y universal.
Estos principios son normas complementarias a la ley nacional más allá del territorio de ese
país, en tanto que tratan unos supuestos en los que los tribunales de ese país conocen delitos
cometidos por sus ciudadanos fuera de ese país, en el extranjero.
Es un principio que permite extender la vigencia espacial de la ley penal, de manera que la
ley penal de un país se aplicaría a los ciudadanos de ese país, aunque estuviesen en el
extranjero, si bien atendiendo a unos requisitos.
Por lo general, este principio tiene varios límites y garantías jurídicas. En primer lugar, el
delito que se comete también ha de considerarse delito en el país extranjero en el que se
delinque. En segundo lugar, hay que atender a las normas procesales de la Administración de
Justicia, y en tercer lugar, a lo dispuesto en los Tratados Internacionales sobre la materia.
– Principio personal de la doble nacionalidad: se exige que para un Estado pueda juzgar
los delitos de sus nacionales en el extranjero, ambos sujetos, tanto víctima como autor,
tanto activo como pasivo, deben ser nacionales.
Legislación española.
2) Interposición de denuncia: denuncia por parte del agraviado, del Ministerio Fiscal, del
representante legal, etc.
La LOPJ consagra este principio en el 23.3. Pero, ¿cuáles son esos delitos que afectan a los
bienes nacionales-estatales?
1) Delitos contra la seguridad o contra instituciones del Estado: traición, delitos contra la
paz o la independencia del Estado, delitos contra la Familia Real, delitos de rebelión,
falsificación de la firma real, de la firma de los ministros, etc. Éstos son de cuño
histórico.
Se recoge en el 23.4 LOPJ. Y afecta a los siguientes delitos: piratería, terrorismo, genocidio,
tráfico de drogas, de personas, delitos de mutilación genital femenina, etc. Por ello, si el
delincuente es detenido en España, procede su juzgamiento, aunque el delito hubiera sido
cometido en otra parte. Predomina el interés prioritario y la trascendencia de los bienes
jurídicos supranacionales.
a) La adopción del Estatuto de Roma: por la adopción de este Estatuto, resultado de una
conferencia celebrada en Roma, se creó la CPI. Constituyó el punto culminante de la
internacionalización del Derecho Penal. EE.UU no reconoció su jurisdicción. Tiene sede en La
Haya, Países Bajos, y se caracteriza por su carácter permanente, independiente y
complementario de las jurisdicciones penales estatales. Es competente para conocer y juzgar a
los acusados de crímenes contra la comunidad internacional.
1) Principio de legalidad
Tema 16. La ley penal en el tiempo (I). Validez temporal de la ley penal: su irretroactividad.
La ley penal tiene unos límites temporales y espaciales de vigencia. No tiene vocación de de
perpetuidad, aunque sí de relativa permanencia en el tiempo. Los límites temporales de la ley
penal se determinan con un momento inicial (en que comienza su validez) y un instante final
(en que se extingue su vigencia). El nacimiento jurídico, comprende, a su vez, varios
momentos:
a) Elaboración de la ley: tiene lugar en las Cámaras Legislativas de las Cortes Generales. Las
leyes penales son Leyes Orgánicas, cuya aprobación, modificación y derogación exige mayoría
absoluta del Congreso.
b) Sanción de la ley: es el acto solenme por el que el Jefe del Estado confirma la ley, aprobando
y refrendando la misma como tal, dentro de un plazo de 15 días máximo desde que fue
aprobada por las CG que la elaboraron.
c) Promulgación de la ley: constituye la pública declaración de existencia de la ley por parte del
Jefe del Estado.
d) Publicación de la ley: se traduce en su inmediata publicación en el BOE tras su
promulgación.
La extinción de la vigencia marca el punto final de la norma. Que la vigencia de una norma
termine puede suceder por dos causas: porque la norma tenga una vigencia temporal
delimitada o bien porque se apruebe una nueva ley que derogue expresa o tácitamente la
anterior.
La extinción de vigencia marca el punto final de la vigencia de una ley. Puede suceder por dos
motivos: porque la ley tenga una vigencia limitada o porque se apruebe una nueva ley que
derogue la anterior.
La derogación que más seguridad jurídica ofrece es la derogación expresa, pues se sabe a
ciencia cierta qué norma y cuándo ha perdido su vigencia. La derogación expresa puede
producirse de dos formas:
3) Derogación tácita: es más problemática, en tanto que hay que observar si la entrada
de la nueva ley es incompatible con el ámbito de la ley precedente. Si lo fuera, ésta se
deroga, pero en caso de que no lo hiciera, la otra sigue vigente. Se plantea el problema
de que hay que ver si ambos ámbitos son compatibles, lo que afecta al principio de
certeza.
Es un principio básico de la ley penal. Conforme a éste, la ley penal no tiene efectos
retroactivos, es decir, sólo mantiene sus efectos desde que comenzó su vigencia hasta que
terminó (ex tunc). Por tanto, no son delitos, según esa ley penal, los que fueron cometidos
antes de la creación de la ley o después de esa derogación. La ley penal sólo rige para todos los
delitos cometidos en su vigencia.