Descargar como pdf
Descargar como pdf
Está en la página 1de 48
Pablo Katchadjian nacié en Buenos Aires en 1977. Publics Bf Aleph engordado (2009), Bl Marin Fiero ordenad alfa ‘amente (2007), ef cam del aleb (2005), dp canta alma (2004) y, en colaboraci6n con Marcelo Galindo y Sansiago Pintabons, Los alba (2005). Kaan, Pablo Quthocr Ind = Ha seinp Buena Ai Bj La Lams 0¢3, pS psansatssem. SEN gtr siete 1, Narva Agen. 1 Tito oor rimer ecb: mayo 2010 Praer eimpesis pie 201) © Pablo Kachadjen, 2010 [© BaJ0151UNA, 2010 Jali Aare 60 (Cr424DRN Buenas Aes Reps Arete serbian com ISON 978-987-9180 unde cho depo que eb ley £735 Tope eo Argon Piha padi pon promi esi del bine ‘nt donor ora i Estamos Alberto y yo ensefiando en un aula de una univers dad inglesa cuando un alumno, can ono agresivo, nos pre- sgunta: cuando los filésofos hablan, clo que dicen es certo o se trata den doble? Alberto y yo nos miramos, un poco nezviow sos por no haber entendido la pregunta. Alberto reacciona primero: se adelancay le responde que eso no se puede saber HI alumno, descontento con la respuesta, se pone de pie (ide dos metros y medio de atu), se acerca Alberto, lo agatra y empieza a mecérslo en la boca. Pero aunque esto parece peigroso, no sso los alumnas y yo nos refmos sine que Albert, eon medio cuerpo adenteo de la boca del alum no, sere y dice: esti bien, escé bien. Después Alberto y yo aparecemos en una plaza. Un viejo le es dando de comer a tun grupo de unas dieepalomas Alberto se acerca al viejo y yo presiento algo y quiero detenerlo, pezo por algtin motivo no puedo. Antes de que Alberto llegue al viejo, el viejo, de algu- ‘ha manera, pasa a ser una paloma y trata de volar, pero no puede, Alberto le enrablila las alas y le dice que se vaa eurar ‘muy pronto, que su problema es muy normal. Bl viejo pare- ce contento, Después aparecemas en un bafo de una discote- ca. Por alin motivo, esamos en el bafo de mujeres. Entra tun grupo de cinco chicas muy lindas y acepladas, cranspiea- das de canto bailar A una de elas, que parece estar muy borracha o drogada, Alberto se le acerca con intenciones y se le cra encima; por lo que veo, ella le deja hacer lo que él quie- 7 re, aungue no se entiende qué quiere, porque slo se refit 2 contra ella como si fe picara el cuerpo; ella responde del mismo modo, por lo que parece que se estuvieran rascando aucuamente, Las otras cuatro se acercan a mf y de repente ‘stamos las cinco haciendo algo que no se entinde. Es como sila escena estuviese censurada. Entonces noto que las chicas son viejas, a la vez que igo que Alberto le habla ala borracha sobre Ledn Bloy. Le dice que queria set santo y que suiia por- ‘que no podia, Le cuenta la escena en la que Verbnica se arran- todos los dientes, y, aunque Alberto esti quieto, parcce ‘como si quisiera arrancarle los dienees la chica. Lo agatro de la capucha de su campers y lo artasto afuera del batio. Alberto parece hecho de trapo, es muy lviano. ‘Vamos con Alberto a una jugueteria a elegir un regalo para tun sobrino suyo. Alberto agatta una escoba y me dice: esto es Jo que quiero. La compra; cuando salimos parece haber una tormenta. Nos quedamos bajo cl recho de la jugueteria, pero cada ver estamos més incémodos porque el higar empieza a lleoarse de gente de modo llamativo. Como si esuviérames en una caja, vamos subiendo empujados por la gente que se va acumulando debajo nuestro. Cusndo llegamos ars, justo antes de caer, aparecemos ensefiando en una univers clad ingless. Alberto est explicando la métrica de las lime ricks de Lear y de alguna manera telaciona todo es0 con Lawrence de Arabia. Yo lo interrumpo para explcar lo que Graves dice sobre Lawrence, pero Alberto me mira mal y me dice al ofdo que no alardee, que no hace falta. Por algtin motivo, lo que me dice no me molest y fo tomo como un ‘buen consejo que él cambién podefa aplicarse a s{ mismo. Un alumno se para y pregunta por qué los anarquistas ponfan Dbombas en restaurantes. Alberco empieza a explicate; mien- tras, el alumno crece hasta alcanvar el techo, Alberto parece zo darse cuenta del peligro y habla muy concentrado sobre las Evimolagtas de San Isidovo, Para evtat que el alumno alto ‘yuelva a mecérselo en la boca, lo agarro a Alberto de la capu- cha y lo saco de ahi. Aparecemos en un banco; Alberto quic- re vender una excoba (gue no es la misma que compré aun- que l cree que si). Llegemos a la ventailla y Alberto empie- ° za contarle a la chica su problema. La chica esté desnuda, Beto Albeo pare no dare cuenta, Yo rat de que nce, pero el me chista 2 la vez que me hace un gesto con la mano, No sé en gué que la tmaocén, peo despult Albeo parece hecho de teapo. Trato de moverlo pero sélo logro que parpadee, ‘ese Estamos con Alberto en una especie de baldio. Encran unos dice estudiantes inglesesy se ubican como si estuviésemos en un aula. Ahora parece como si estuviésemos en un aula de tuna universdad inglesa. Yo estoy explicando una idea de Boecio, pero Alberto me interrumpe. Los estudiances se eno- jan cor él porque, segin dicen, estn interesados en lo que yo digo. Pero Alberto insiste en intercumpirme, y cuando logea tomar la palabra, la mitad de los estudiantes lo escucha a ly la otra mitad me pide que siga dando la clase. La sicuacion se pone cada vee mis rensa hasta que aparecemos en tna zapa- teria, Alberto le da sus bottas negras al zaparero y le pide que les cambie el taco. El zapatero fo hace en diez segundos y se jacta de su rapide. diciendo:idiez segundos jez segundos! Alberco se pone las botias, pero una tiene diez centimetros mds de taco que fa ora. Le digo a Alberto que asi no va 2 poder caminat, pero él parece no darse cuenta del problema Alberto le paga al zapatero y.salimos. Aparecemos en una bodega. Veo que hay alrededor de ochocientas personas tomando vino. Alberto y yo nos servimos una copa cada uno. Noto que el vino tiene gusto a trapo viejo, y Alberto también lo nota peto dice que no le molesa. Se prende un relevisar y aparece tn hombre muy bien vestido explicando cémofilten cl vino con trapos viejas. Alberto esté parado sobre su e200 «salto, por lo que tengo que hablarle mirando hacia arriba Por esto, que me incomoda, y por el trapo viejo, empiezo a vomias,y enseguida me dey euenca de que no puedo dete- nerme, Los bebedores empiezan a grcarmie: para eviar que se enfurezcan del todo, Alberto me agarra de la capucha de mi ‘campers y me saca 2 un patio negro. Me siento hecho de trapo, no tengo peso ni gravedad, pero no puedo pacar de vormia a senvacin ea guclo que voi noe demi cut po sino que apatece directamente en mi boca eae al piso. Eso sigue at bara que not que el vit, al ar, 9 ja antes de cae, se teansforma en agua. El agua empieza a inun- dar el patio negro y, sin darnos cuenta, llegamos a una uni- versidad y nos ponemos a dar clase de lara y griego moder- “Aparece Albert junto con ts ingleses. Los ingeses, me dice, son alumnos nuestros. Los escucho hablar y algo me llama la stenciéns enseguida noto que ellos hablan en inglés pero yo los entiendo en expatiok; despues descubro que ellos hablan ce portugués, yo percibo que hablan inglés y finalmente los totiendo en espaol. Le pregunto a Alberto sia él le pasa lo mismo, pero me chista y me hace un gesto com la mano para callarme. Le agarto del codo, enojado, y eso provoca la ira de uno de los ingleses. Cuando lo miro, noto que mide eres metros, En ese momento descubro que estamos en un puen- te pero que a la vex estamos en un barco. Sin embargo, me patece todo muy nacural. Le pregunto a Alberco qué picnse de eso; me responde que le parece muy natural, En ese ‘momento, el barca (ahora no es més que un barco) comien- ‘aa hundirse, y entonces Alberto me dice: est se hunde. Nos stubimas a un bote que Albert tenfa, pero junto con nosotros se suben cuatro mujeres: una joven y tres vieja. La joven e& muy linda y esté desnuda; las viejs son bastante feas ysara- bign estén desnudas, pero no nos inceresan. La joven parece acercarse a Alberto, pero cuando Alberto la rechara descubro aque es joven y vieja a la ver. La sensacin es horrible, y por suerte aparecemos en un puente (que no ¢5 el mismo de antes). Aht hay tres estudiantes espaioles que nos preguntan si sabemos por qué Leén Bloy sufra tanco. Alberto y yo ‘comenamas a hablar a la vex, y esto resulta perfecto porque 8 no sélo nos entendemes y nos entienden sino que reciben el dble de informacién. Lo que no tiene explicacin es que en lugar de hablar de Leén Bloy hablamos de Balzac: yo de A ‘prima Pons Alberto de La mijer de trinta aos, Pero Albero 10 ey La mer de rein aes, y lo estudiantes lo nocan y comienzan a inquietrse. Quizd por exo, uno de ellos, que mide dos metros y medio, lo agaraa Alberto y se lo mete en ts boc. Alberto parece no sorprenderse y dice que est todo bien. Sin embargo, yo lo agaro de la capucha de ke campera y lo saco de la boca del estudiane. Alberto me fo agradece ‘mientras, con un trap, se seca la sliva del estudiante que le arrina, dice, sus boitas negra. En un acropuerto, Alberto y yo le estamos explicando a una vieja una nueva relacién que inventamos entre John Donne ¥ Lawrence de Arabia. La vieja asiente y nos pregumta: seria una selacién misteriosa? La pregunta nos descoloca, sobre todo porque no tenemos bien lefdo a John Donne ~aunque si muy bien a Lawrence de Arabia-, y mientras tatamos de responderle la vieja desaparece yen si lugar se pone un esti- diante de tres metros de altura. Fl fondo también cambia, porque ahora estamos en una universidad inglesa. Uno de los alumnos ¢s un bebé que parece tener una cabeza de vaca, y Alberto me hace notar lo medieval de a imagen. Yo le reo ¥ no le creo a la ver, porque puedo darme cuenta de que, por ‘més que el bebé sea medieval, rodo eso no puede ser medie~ val desde ningin punto de vista Sin embargo, como si fuera tun curplimienco de descos pars Alberto, todo se pone niti- damente medieval. Pero ahora es un aeropuerro medieval, y Alberto me dice: codo esto es falso. Le respondo que si, que lo mismo pasa con cualquier suefio. Alberto me mica y me dice: no, no, quiero deci que de todos modosesfalso. rato de presiar atencidn pero no puedo ver nada preciso. Alberto sefal hacia arriba, Lo que veo es que hay alguien que mira y analiza lo que hacemos. Pero nososros no estamos haciendo ada, le digo. La persona anota todo, Alberto le die: hablar zo es hacer. La persona de arriba sigue anotando. Le pregun- ramos ala persona de arriba quién es, y nos dice, con una vor s de estipido que se nota Fingida, que es un trap viejo. Le pre- guntamos qué hace y nos dice que nosotras somos su reali- dad. Empeeamos a retnos, un poco por nervios y otro poco porque si respuesta nos caus gaia de verdad. Para seguir riéadonos, le preguntamos si quiere decit que somos suyos © ue dl es para nosotros; en lugar de respondernos, para nues- «ra sorpres, la persona se transforma en fondo, y aunque demos ver que el fondo no es otra cosa que una univer dad inglesa,no podemos eva saber que el fondo es una p sona, y que es persone es un trapo viejo, pero que sin embar- 0 el fondo no es de trapo viejo sino que es la universidad inglesa misma, A pesar de todo esto, como estamos en una lunivetsdad ingles, intentamos explcar la telacién misterio- suentte John Donne y Lawrence de Arabia, Escbbimos en el pizartdn: Siete pilares de la sabidurta de John Donne. Peto cuando estamos por empezar la clas, el fondo nos embolsa y ‘nos saca de ahi como si estuvigsemos hechos de trapo viejo. En la oscutidad, puedo notar que Alberto parpadea. 16 igo un ruido y aparecemos con Alberto en un cuarto con cuatro paredes cubjcreas de estanerias. Las estanterias escin repletas de unos muftequitos de cerdmica sin forma cara, o al menos no clara para nosotros. Alberto me dice: nosotros somos esos musiequitos. En ese momento veo que los mu. 4uitos tienen mi cara ola de Albert, aunque no puedo expli- ‘atme cémo pueden tener mi cara o su cara, es decis cdma incluso algo ai puede estar sin defini. De repente oigo otra vez el ruido del principio, pero esta vez més potence. Sin saber cémo, aparecemos en otro cuarto que es exactamente igual al ancerios, pero con la diferencia de que todo parece ser sds endeble: las paredes, os estances, los muiequitos. Hasta yo mismo. Le pregunto a Albero si l tambign se siente asi, ppero no llega a esponderme porque todo empieza a cacrse, ‘Lor muftequitos e dertumban de lo estantes movedizesy yo empiezo a desesperarme tratando de agaralos en el aire pars sitar que se destruyan. Peto no puedo, y los muftequitos caen y revientan en pedazos, y esto me produce mucha angustia, En eso, veo que Albero deja de intencar agatatls encl sire y ahora esd muy tranquil, casi sonriendo, Le gto qe me ayude, pero me dice: mejor tar todo anes de que se

También podría gustarte