Trabajo Universidad
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MENDOZA DE AMAZONAS
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO Y CIENCIAS
POLÍTICAS
Ciclo : IX
CHACHAPOYAS – PERÚ
2023
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Introducción
Sin duda alguna, el derecho administrativo constituye una de las ramas del derecho de vital
importancia y que va a englobar a toda la actividad que realiza el Estado en eras de
materializar su función primordial que es la administración de los recursos públicos para
satisfacer las necesidades básicas de la población.
De hecho, la administración, siendo la encargada de planificar, organizar, dirigir y controlar
los recursos que, de una organización, que en el presente caso tratándose del derecho
administrativo solo estudia la administración, la cual constituye la función del estado para
dirigir y organizar los recursos.
En efecto, en el presente trabajo se abordará la temática del régimen jurídico de los actos
administrativos, es indispensable tener conocimiento cual es la naturaleza jurídica de los
actos que se emiten en la administración pública que se ejerce por medio de las
instituciones públicas u órganos del Estado y determinar cuando estamos frente a un acto de
administración propia de la entidad y un acto administrativo.
Además, se abordará los principios que rigen a los actos administrativos, sus elementos
esenciales y no esenciales, características, y su clasificación.
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El régimen jurídico de los actos administrativos
1. Concepto y definición
Un acto administrativo es la decisión que, en ejercicio de la función administrativo, toma en
forma unilateral la autoridad administrativa, y que afecta a derechos, intereses o deberes de
los particulares o entidades públicas, de acuerdo con la ley de procedimiento administrativo
general. en ese sentido, son actos administrativos, aquellas declaraciones de las entidades
que, en el marco del derecho público, están destinadas a producir efectos jurídicos sobre las
obligaciones, intereses o derechos de los administrados dentro de una situación concreta,
conforme al TUO de la Ley N° 27444 – Ley del Procedimiento Administrativo General,
aprobado por el Decreto Supremo N° 004-2019-JUS
Así, el acto administrativo se diferencia del acto legislativo (conformada por leyes o
resoluciones legislativas) y del acto judicial (resolución judicial, auto o sentencia, sea
decreto), en que el acto administrativo procede en ejercicio de la función administrativa,
que implica no sólo al poder ejecutivo, sino puede ser generado por otro cualquiera en
ejercicio de sus funciones.
La naturaleza del acto que genera efectos respecto de particulares es un elemento adicional
a tomar en cuenta, en tanto que, los actos administrativos generan efectos individualizados
o individualizables, no producen efectos generales y abstractos, sino más bien operan en
una situación concreta, como establece la normas. Por lo tanto, no existen actos
administrativos de naturaleza normativa.
El acto administrativo: ¿declaración o voluntad?
Tradicionalmente las definiciones de acto administrativo lo definen como una declaración
de voluntad realizada por la administración, con el propósito de producir un efecto jurídico,
el problema se reduce a determinar, en primer lugar, que se entiende por voluntad; es que
no resulta adecuado asignarle voluntad al estado, toda que el mismo actúa -o debe actuar-
de conformidad con las normas legales preexistentes. Es aquí donde encontramos la
principal diferencia entre el acto jurídico civilmente entendido y el acto administrativo. El
primero es siempre una manifestación de voluntad de una persona cuya determinación es
enteramente libre.
En cambio, el acto administrativo, se sujeta a un procedimiento y a una razón de ser. No
puede afirmarse que existe voluntad de la administración, pues el accionar de la misma no
es libre. La única voluntad admisible es la del constituyente o la del legislador, ninguno de
los cuales desempeña función administrativa.
2. Hechos y actos de la administración que no configuran actos administrativos
Es importante determinar que hechos o circunstancias no se consideran actos
administrativos. De conformidad con la norma que es materia de estudio, no son actos
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administrativos aquellos que no generan efectos respecto de los administrados, así como
aquellos actos que no se encuentran sometidos directamente al derecho público. Por
ejemplo, de lo antes indicado podemos ver los que a continuación se señalan:
Los comportamientos materiales
No son actos administrativos los comportamientos y actividades materiales de la
administración, que no se configuran en instrumentos legales y que sin embargo
pueden afectar derechos de las personas. A esto último, parte de la doctrina lo
denomina hecho de la administración, para diferenciarlo del simple acto o del acto
administrativo propiamente dicho, lo cual no es óbice para considerar que dicho
acto se da en cumplimiento de la función administrativa de la entidad, desde la
notificación de un acto administrativo hasta la convocatoria a un proceso de
selección.
El comportamiento material por excelencia es aquel que proviene de la ejecución de
un acto administrativo.
Los actos de administración interna
Se debe considerar que estos no son actos administrativos, toda vez que, no afectan
a los terceros que no forman parte de la entidad. Los actos de administración interna
de las entidades están destinados a organizar o hacer funcionar las actividades o
servicios de las mismas.
Estos actos son regulados por cada entidad, con sujeción a las disposiciones del
Título Preliminar de la ley PAG, y de aquellas normas que expresamente así lo
establezcan. Sin embargo, según los dispuesto en el artículo 7 de la ley referida,
dichos actos requieren ciertos requisitos de validez, la misma que se traduce en
afectos jurídicos concretos.
Los informes administrativos
Son medios que las entidades emplean para procurarse información de órgano
consultivos o de otros organismos de la administración pública, siendo
declaraciones de juicio emitidos por servidores o funcionarios calificados. No
generan efectos jurídicos directos, no pueden ser considerados como actos
administrativos ni como actos de administración interna, ni tampoco simples hechos
de la administración sino más bien constituyen una actuación administrativa
autónoma, distinta a todas las demás.
Los actos jurídicos de las entidades
No son actos administrativos aquellos actos de la administración que caen bajo la
esfera del derecho privado, sean estos unilaterales o bilaterales, en los cuales la
administración actúa como si fueses un ente privado. Ejemplos de ello son los
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contratos de la administración que no caen dentro de la categoría de contratos
administrativos o de las declaraciones sometidas al derecho civil. De hecho, gran
parte del personal de la administración pública moderna se encuentra sometido al
régimen laboral de la actividad privada o a contratación civil.
El caso de los contratos administrativos
Los contratos de naturaleza administrativa no son actos administrativos, al no
implicar los mismos una declaración por parte de la administración, sino más bien
un acuerdo entre un particular y el estado o entre dos entes estatales. Puede definirse
el contrato administrativo como aquel en que la administración ejerce prerrogativas
en cuanto a su interpretación, ejecución y extinción cuidándose de no alterar la
ecuación financiera del mismo.
Las contrataciones del estado se encuentran orientadas a maximizar el valor de los
recursos públicos que se invierten y a promover la actuación bajo el enfoque de
gestión por resultados en las contrataciones de bienes, servicios y obras.
El objeto de contrato se rige, en consecuencia, por el derecho público. Si bien en
todo contrato administrativo tiene que participar por lo menos un órgano público en
ejercicio de función administrativa, la naturaleza bilateral del mismo impide
considerarlo un acto administrativo. Esto no impide que existan ciertos actos
administrativos en el proceso de selección iniciado a propósito de la celebración de
dicho contrato administrativo, como podría ser el propio otorgamiento de la buena
pro, que da lugar a la celebración del contrato administrativo, pero que no se
confunde con él, así como durante la ejecución contractual.
La naturaleza de los actos de ejecución contractual: un interesante
tema que genera controversia es la naturaleza de las actuaciones
administrativas que se producen durante la ejecución contractual.
Las actuaciones administrativas, constituyen manifestaciones de
la función administrativa, sometidas a derechos públicos, que a su
vez pueden plasmarse de diversas formas establecidas en la norma
jurídica.
Se podría afirmar a primera vista que las actuaciones
administrativas de ejecución son actos administrativos, ya que son
declaraciones de las entidades que, en el marco de normas de
derecho público (en este caso, la normativa contractual), están
destinadas a producir efectos jurídicos sobre los intereses,
obligaciones o derechos de los administrados (el contratista)
dentro de una situación concreta, que es el contrato que se está
ejecutando.
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No es consistente considerar los actos contractuales como una
actuación distinta a los actos administrativos, no solo porque la
definición contenida en el TUO de la ley N°27444 es bastante
clara, sino, además, porque se requiere un conjunto de
disposiciones que regulen la legalidad de los actos que se emiten
durante la ejecución del contrato administrativo, lo cual no existe
en la norma contractual.
2.1. Diferencia entre los actos administrativos y los reglamentos
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Nacional de Justicia (antes CNM) en cuanto a la evaluación y la ratificación de
magistrados, y las emitidas en materia electoral por el Jurado Nacional de Elecciones.
Irrevocabilidad: los actos administrativos son irrevocables una vez emitidos por la
autoridad competente y en el supuesto de que favorezcan al administrado. En consecuencia,
los actos administrativos declarativos o constitutivos de derechos o intereses legítimos no
pueden ser revocados, modificados o sustituidos, de oficio, sea por razones de oportunidad,
mérito o conveniencia por parte de la entidad que los emitió. Muy excepcional, cabe la
revocación de actos administrativos, con efectos siempre a futuro, en ciertos casos
establecidos taxativamente por la LPAG.
Discrecionalidad limitada: la ley consagra la existencia de discrecionalidad
administrativas de manera restrictiva, permitiendo que, por disposición legal o
reglamentaria, pueda dejarse algunas medidas o providencias a juicio de la autoridad
competente. La posibilidad de disponer una margen de apreciación, que permita al órgano
administrativo aplicar su criterio de oportunidad y conveniencia en la emanación del acto,
no emerge solo del legislador sino también del uso de la potestad reglamentaria, ya que, si
por dicha vía puede acordarse la discrecionalidad, esta deberá efectuarse manteniendo la
debida proporcionalidad y adecuación con la situación específica que se había planteado.
3. los elementos del acto administrativo
Los actos administrativos poseen un conjunto de elementos que los configuran y definen su
estructura; como se resalta a continuación:
3.1. Requisitos esenciales
Son aquellos que si faltan o están viciados provocase la invalidez del acto,
retrotrayéndose todo a la situación anterior, como si no se hubiera emitido acto
administrativo alguno. Obviamente, el acto administrativo es válido si cumple con
los requisitos establecidos por la ley, es decir, si es emitido conforme a la
normatividad existente.
3.1.1. competencia:
Es la aptitud legal expresa que tiene un órgano para actuar, en razón del lugar (o
territorio), en la materia, el grado, la cuantía y/o el tiempo. Se entiende por
competencia, entonces, el conjunto de atribuciones de los órganos y entes que se
componen el Estado, las que son precisadas por el ordenamiento jurídico. Dicha
competencia se ejerce a través de la autoridad designada y en caso de los órganos
colegiados, cumplen los requisitos de sesión, quorum y deliberación, indispensables
para su emisión.
La competencia por razón de territorio hace referencia al ámbito espacial respecto
del cual se establece las facultades del ente administrativo, al lugar donde la entidad
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ejerce su influencia. Las municipalidades, por ejemplo, tienen ámbitos territoriales
específicos. Lo mismo ocurre con las oficinas desconcentradas de los ministerios u
otras entidades públicas.
La competencia por razón de materia implica aquello respecto de lo cual puede
resolver la entidad, de acuerdo con lo previsto por la ley. en especial cuando las
entidades pertenecen a sectores distintos de la Administración Pública.
3.1.2. motivación:
Es la expresión de las razones que han llevado a la autoridad administrativa a dictar
el acto, así como la expresión de los antecedentes de hecho y de derecho (causas)
que lo preceden y justifican. La motivación contiene los fundamentos de hecho y
derecho que sustentan una decisión administrativa, y debe plasmarse conforme lo
establecido en la norma.
La motivación del acto administrativo resulta ser un componente esencial del
principio del debido procedimiento, el mismo que, como lo hemos señalado, regula
el funcionamiento del procedimiento administrativo general en todas sus etapas. La
motivación permite, en primer lugar, que el administrado conozca los fundamentos
y presupuestos que dan lugar a la resolución, a efectos de la ejecución del acto o la
interposición de los recursos que correspondan. En segundo término, permite a la
Administración una ejecución adecuada de las resoluciones que la misma emite, así
como posibilita la revisión de oficio de los actos administrativos por parte de la
Administración, incluyendo el llamado proceso de lesividad.
3.1.3. el objeto o contenido
En la resolución adoptada por la Administración Pública en el caso concreto, el
objeto resulta ser el efecto práctico que se pretende obtener con el acto, es decir, la
materia o contenido sobre el cual se declara El objeto o contenido del acto
administrativo es aquello que decide declara o certifica la autoridad. El objeto
resulta indispensable con el fin de que pueda determinarse con claridad los efectos
jurídicos del acto administrativo.
a) Posibilidad del objeto: Por otro lado, el objeto debe ser posible, física y
jurídicamente. Es necesario señalar, que todo tipo de imposibilidad debe ser
de naturaleza originaria para que se genere la invalidez del acto
administrativo. La imposibilidad sobreviniente genera más bien la ineficacia
del acto administrativo. La Ley del Procedimiento Administrativo General
señala que en ningún caso será admisible un objeto o contenido prohibido
por el orden normativo, ni incompatible con la situación de hecho prevista
en las normas ni impreciso, obscuro o imposible de realizar. El objeto es
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jurídicamente imposible cuando es incompatible con los supuestos de hecho
y derechos existentes en el ordenamiento jurídico.
b) Otros requisitos del objeto del acto administrativo: Por otro lado, hablamos
de objeto ilícito cuando está prohibido por el ordenamiento jurídico, sea este
conformado por normas constitucionales, legales, mandatos judiciales firmes
o normas administrativas de carácter general, aun cuando provengan de
autoridad de igual, inferior o superior jerarquía, e incluso de la misma
autoridad que dicta el acto. A esto último se le denomina inderogabilidad
singular de los reglamentos, concepto al cual hemos aludido con amplitud en
capítulos anteriores del presente texto.
c) El principio de congruencia: El contenido debe comprender todas las
cuestiones de hecho y de derecho planteadas por los administrados,
pudiendo involucrar otras no propuestas por estos, que hayan sido apreciadas
de oficio, siempre que otorgue posibilidad de exponer su posición al
administrado y, en su caso, aporten las pruebas a su favor.
3.1.4. procedimiento regular
Son los pasos que deben darse previamente a la emisión del acto, que conforman lo
que se conoce como procedimiento administrativo. Antes de su emisión, el acto
debe ser conformado mediante el cumplimiento del procedimiento administrativo
previsto para su generación. En consecuencia, la emisión de un acto administrativo
sin un procedimiento previo, o si este se ha tramitado de manera indebida, el acto
deviene en inválido. Dichos pasos previos deben estar sometidos a los principios de
legalidad, y en especial, al del debido proceso en sede administrativa. El primero de
dichos principios implica que el acto administrativo debe emitirse de conformidad
con el ordenamiento jurídico, en particular, de acuerdo con lo señalado en la
Constitución y la ley.
3.1.5. finalidad pública
El fin del acto administrativo consiste en la satisfacción del interés general. Es el
objetivo tenido en cuenta por el legislador al redactar la norma; no se pueden
perseguir fines encubiertos, es decir, que la finalidad no debe ser contraria a la ley.
De acuerdo con la doctrina, no se trata de la satisfacción genérica del interés
general, sino más bien de una concretización del mismo, a través de mecanismos
específicos, los cuales no pueden alterarse.
El acto administrativo debe adecuarse a las finalidades de interés general asumidas
por las normas que otorgan las facultades al órgano emisor, sin que pueda
habilitársele a perseguir mediante el acto, aun encubiertamente, alguna finalidad sea
personal de la propia autoridad, a favor de un tercero, u otra finalidad pública
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distinta a la prevista en la ley. La ausencia de normas que indique los fines de una
facultad no genera discrecionalidad.
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La condición implica que los efectos jurídicos del acto se sujetan a la ocurrencia de un
evento determinado, futuro e incierto. El modo o cargo implica la sujeción del administrado
a la realización de un hecho concreto con el fin de que se haga efectivo el acto respecto de
su persona. Finalmente, el término o plazo implica más bien la sujeción de dichos efectos
jurídicos a un hecho futuro, pero cierto.
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Otra distinción que la doctrina prevé respecto de los actos administrativos y que
también se refiere a su contenido, es la que se refiere al acto favorable al
administrado, es decir, el acto creador de derechos subjetivos o de intereses
personales y legítimos a favor de los particulares; y al acto administrativo
desfavorable, es decir, aquel que no crea derechos o intereses personales, legítimos
y directos a favor de particulares. Inclusive, es necesario distinguir claramente
aquellos actos de los que más bien generan una obligación, carga o un gravamen al
particular, pudiendo incluso afectar su patrimonio o ciertos derechos en general.
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4.5. Los actos administrativos según su ejecución
Por último, también en materia de clasificación de los actos administrativos, debe señalarse
una clasificación según la ejecución y así puede distinguirse el acto administrativo
ejecutivo del acto administrativo meramente formal. El acto administrativo ejecutivo es
aquel que para generar efectos jurídicos debe ejecutarse, a través de los denominados actos
de ejecución, que permiten llevar a cabo, de manera material la decisión ejecutiva de la
autoridad. El acto administrativo formal es aquel que no requiere actos de ejecución, como
la emisión de certificaciones, el otorgamiento de autorizaciones y licencias, entre otros. A
su vez, el artículo 205 del TUO hablan de la existencia de los llamados actos de ejecución,
algunos de los cuales se configuran como actos administrativos en especial, el inicio de la
ejecución y otras decisiones emitidas por los ejecutores coactivos, pero en su mayoría
configuran actos materiales de la Administración, como veremos más adelante.
5. el caso de los actos administrativos de administración interna
Como se ha señalado, los actos de administración interna no configuran actos
administrativos, puesto que los mismos no generan efectos sino al interior de la entidad. En
consecuencia, si bien son decisiones de la entidad, sometidas a derecho público, no generan
efectos jurídicos respecto de particulares en una situación concreta. Sin embargo, requieren
una regulación propia, establecida por el ordenamiento jurídico.
Los actos de administración interna se orientan a la eficacia y eficiencia de los servicios y a
los fines permanentes de las entidades. Son emitidos por el órgano competente, su objeto
debe ser física y jurídicamente posible, y su motivación será facultativa cuando los
superiores jerárquicos impartan las órdenes a sus subalternos en la forma legalmente
prevista1270. La posibilidad de prescindir de la motivación en este último caso estriba en
que las órdenes que siguen la línea de mando se generan como resultado de las relaciones
de jerarquía al interior de la entidad, razón por la cual no precisan de motivación.
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Referencia Bibliográfica
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