Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 170

RUDE ||Yoonmin|| {COMPLETA}

ᖤMimaᖤ

Published: 2020
Source: https://www.wattpad.com
Capítulo 1: ¡Es Park Jimin!

Menos mal que esa mañana me desperté pronto para entregar mi proyecto.
Y digo menos mal porque si no hubiera pasado por el número 25 de la
calle Daktton, en la zona céntrica y pacífica de Daegu, nunca habría
conocido a Min Yoongi, el chico que me cautivó con sus insultos y su actitud
obscena- que a mi parecer se veía tierno cuando lo hacía.-
—¡Hey! ¡Cuidado por donde caminas atontado!— Fue lo más bonito que
me habían dicho en toda la mañana.
Levanté la vista para observar a la persona con la que me había chocado y
descubrí a un joven un poco mayor que yo, de cabellos rubios- obviamente
teñidos- y una expresión de mala hostia que daba hasta miedo.
—¿Piensas quedarte ahí todo el día renacuajo?— Oh, claro, estaba
entorpeciendo el paso.
— Y-Yo... D-Disculpa, no quería...— Balbuceé nervioso.
—Apártate de mi camino de una vez.— Interrumpió secante antes de
continuar su camino dándome un empujón.
Recogí los papeles que cayeron al suelo, aún asombrado por el reciente
encontronazo. Puede que me haya insultado y se haya portado mal conmigo
pero, Dios, ¡que bueno que está! Nunca lo había visto por aquí antes, y eso
que llevo viviendo más de cuatro años en Daegu pero jamás en la vida había
coincidido con ese chico. Ni siquiera en la escuela pública, donde fijo
debíamos encontrarnos.
Sacudí mi cabeza, alejando todos estos pensamientos sobre el joven y
continué mi camino de vuelta a casa. Había tenido un largo día en la
universidad y necesitaba un buen descanso.
La cerradura se quejó cuando metí la llave, produciendo un sonido de
metal oxidado muy desagradable que hizo que por mi espalda corriera un
escalofrío. La casa estaba vacía aún, mi madre llegaría en la noche y mi
hermano estaría fuera dando una vuelta con sus compañeros de clase. Ojalá
poder permitirme ese lujo. Una vez llegas a la universidad la vida social
queda en un segundo plano para poder centrarte en los estudios. Una mierda,
pero es la cruda realidad.
Posé mis papeles sobre la mesa y saqué toda mi ropa, dejándola tirada por
el suelo, para meterme en la ducha. Tan pronto como el agua tibia impactó
contra mi piel, todos mis músculos se destensaron a la vez. Quién diría que la
carrera de fisioterapia iba a hacer que mis músculos dolieran. Que irónico.
Lavé mi cabello anaranjado- de nuevo, teñido- con esmero y dedicación,
para que ningún rastro de suciedad se pudiera notar y pasé posteriormente a
hacer lo mismo con el resto de mi delgado cuerpo, tratando de masajear las
zonas donde el dolor aumentaba.
—Aish, que cansancio...— Murmuré para mi mismo enjuagando todo el
jabón.
Después de secarme, volví a mi cuarto justo cuando mi teléfono comenzó a
sonar. Rodeé mi cintura con una toalla, dejando otra también sobre mis
hombros, y descolgué la llamada.
—¡Hey, Park Jimin!— Se escuchó al otro lado de la línea. La voz de mi
amigo Taehyung es inconfundible.— ¿Estás ocupado?
—Pensaba hacer la tarea hoy pero puede esperar a mañana. ¿Ocurre algo?
—Oh, no, no, no pasa nada. Hay una fiesta esta noche, cerca del metro
abandonado. Hoseok y Jungkook vendrán. ¿Te apuntas?
—No se Tae, ya sabes que a mi las fiestas no me gustan demasiado.—
Principalmente por las peleas que suelen haber en este barrio.
—Anda, ¡no seas soso! ¡Lo vas a pasar bien! Hoseok dice que es una zona
tranquila, no ocurrirá nada.
—Bueno, si es Hoseok el que lo dice me fio. Llegas a decirlo tú y no voy.
— Bromeé buscando un conjunto adecuado para la ocasión.— Nos vemos
allí.
No iría muy arreglado, es una fiesta no la cena de año nuevo. Me conformé
con unos pantalones ajustados negros y una camiseta blanca. Simple, sencillo
y quedaba bien. Agarré todo lo que necesitaba y me dispuse a salir por la
puerta, no sin antes dejar una nota para avisar a mi familia de que volvería
tarde.
Este barrio de noche es peligroso si no sabes por donde meterte. Hay que
evitar los callejones, zonas con poca iluminación y concentraciones de gente
si quieres volver a casa sano y no con un brazo roto y un kilo de cocaína en el
bolsillo del pantalón. Más de una vez he tenido que acompañar a compañeras
de clase de vuelta a sus casas ya que ellas, jóvenes y guapas, son la principal
víctima de violadores, asesinos y traficantes.
Por suerte, no me tuve que enfrentar a ninguno de los nombrados
anteriormente hoy. Llegué sano y salvo a donde se celebraría la fiesta y,
perdón por lo explícito, pero quería meterle una llave en el ojo a Taehyung
ahora mismo. Este tío dijo "cerca del metro abandonado" no "dentro del
metro abandonado". Literalmente habían doscientas personas fuera de la boca
del metro, no quería imaginar dentro. Encima, ya veía a algunos fumando e
inyectandose lo que encontraran.
—¡Jimin! ¡Park Jimin!— Escuché a mis espaldas.
Me giré automáticamente para mirar a Taehyung, que se acercaba hacia mi
cogido del brazo de Hoseok y caminando a su lado estaba Jungkook.
—¡Kim Taehyung!— Exclamé molesto. Los tres se acercaron a su ritmo
hasta quedar frente a mi.— Dijiste que sería tranquilo y cerca del metro, no
en el interior.— Me crucé de brazos y fruncí el ceño.
— Fuera, cerca, dentro, ¿qué mas da?— Dijo Jungkook.— Lo vamos a
pasar igual de bien. No ocurrirá nada Jimin, estas fiestas son inofensivas.
¿No, Hoseok?— Su mirada se centró en el nombrado, que sonrió nervioso.
— ¿Ves? ¡Ni él se cree que este metro es tranquilo!
—A ver, yo dije que la zona era tranquila.— Empezó a explicarse.— El
metro ya es otra cosa...
—Agh, ¡no vuelvo a fiarme de vosotros en la vida!— Exclamé frustrado.
—Bueno, ya que estás aquí, entra un rato. Seguro que no está mal. —
Propuso Taehyung, que se echaba miradas cómplices con sus acompañantes.
Ignoré esos extraños gestos y cedí, bajando las mugrientas escaleras del
metro y adentrandome en sus entrañas oscuras y tremendamente sucias.
El ambiente allí abajo no era mejor que arriba. Droga, alcohol, por ahora
ninguna pelea. La única que se podía divisar era una batalla de rap en el
centro del andén contrario. Este sitio es lo más ilegal de todo Daegu.
Sobretodo por la droga, pero las batallas de rap también están prohibidas. Se
apuestan grandes sumas de dinero del que no se sabe su procedencia.
— Corre, seguro que llegamos a ver a Suga.— Taehyung agarró mi brazo
y corrimos hasta el andén que quedaba frente a nosotros, esquivando a los
transeúntes y pisando varias botellas rotas que había en el suelo.
Nos posicionamos cerca del centro del círculo, donde podíamos ver
perfectamente a los dos raperos. Uno de ellos llevaba una chaqueta marrón de
piel y unas gafas de sol negras. Estúpido, pues era de noche y estábamos en
un interior. El contrario era rubio, no muy alto y de complexión delgada.
Destacaba una chaqueta larga verde militar y una sonrisa maníaca que juraba
haber visto antes.
— ¡Hey Suga!— Gritó Hoseok, haciendo que el rubio se volteara hacia
nosotros.
En ese momento, quise tirarme en plancha a las vías del tren.
Efectivamente, el mismo chico con el que me había cruzado esta mañana y
me había deslumbrado con su cara de ángel y sus insultos era el que ahora
tomaba un sorbo de vodka mientras caminaba hacia nosotros.
—Hoseok hijo de puta.— Rió mientras le daba un abrazo al nombrado.—
¿Te has traído a tus perras?—
—¡¿Disculpa?!— Exclamó Taehyung.— Aquí nadie es la perra de nadie.
— Miró hacia Hoseok, que se disculpó silenciosamente- cosa que no pareció
convencer a Tae.-
Parecía que yo era un fantasma ahí en medio. Hoseok y el tal Suga
conversaban animadamente, Taehyung simplemente lo miraba mal y
Jungkook estaba distraído mirando a unos chicos bailar break-dance.
Yo estaba aún en mi nubecita, pensando seriamente en la opción de saltar a
las vías.
—Ah mira, este es el amigo de Taehyung.— Hoseok me agarró el brazo
con fuerza hasta ponerme delante de él.— Jimin, él es Suga. Suga, él es Park
Jimin.— El tono usado por Hoseok era extraño, al igual que su sonrisa, que
parecía esconder algo.
Suga se quedó petrificado mirandome, parecía que casi se le caía la baba.
Estuvo unos momentos en shock hasta que por fin reaccionó.
—Un gusto Jisung, si me disculpas, me tengo que largar.— Habló y se fue
tan rápido que ni siquiera le pude decir que mi nombre era Jimin.
Parecía que tenía prisa por marcharse, pero cada dos segundo miraba hacia
atrás para ver si yo seguía allí. ¿Por qué hacía como que no me conocía? Me
esperaba un: "Hola, tú eres el atontado de esta mañana, ¿no es así?"
La batalla de rap comenzó justo cuando el concurso de baile contiguo
acabó. Era Suga contra el chico de la chaqueta marrón de antes. Se jugaban
muchísimo dinero hoy, así que más les valía hacerlo bien, aunque, según
Hoseok, estaba reñido, pues ambos tenían gran nivel.
Las rimas de Suga eran poderosas y cargadas de sentimientos. Parecía que
cada palabra que salía de su boca era un proyectil que lanzaba a su oponente.
Las del contrario, llamado Minho, eran buenas pero no tanto como las suyas.
Casi al final de la batalla se podía notar como se quedaba sin ideas y decía
cosas incoherentes.
Todo apuntaba a que Suga iba a ganarse el bote, de no ser por unas sirenas
que se escucharon muy cerca. El sonido y la luz de los coches de policía
retumbaban por el metro, donde todos empezaban a marcharse. No entendía a
donde había que ir. Osea, tenía que huir pero no sabía por donde. Perdí de
vista a mis amigos y quedé paralizado en el sitio cuando vi a los policías
armados bajar la escalera del metro. Todos corrían en dirección contraria,
mas yo no podía mover ni un músculo.
Pensé que pasaría la noche entre rejas hasta que alguien me tomó del brazo
y tiró de mi hacia donde todos corrían. Me costó tiempo reaccionar y
descubrir que Suga era quien tiraba de mí para moverme. No traté de escapar
y seguí sus pasos como pude. Nos escabullimos entre las calles oscuras y
desiertas hasta llegar a un callejón solitario, donde me tiré al suelo a
recuperar el aire mientras que el contrario comprobaba que nadie nos seguía.
—¡¿Eres estúpido?!— Me gritó tras ver que nadie venía.— ¡Te podrían
haber detenido!— Fruncí el ceño confuso.
—¿Desde cuando te preocupas por mi?— Pregunté cruzando mis brazos.
— No parecías preocupado cuando chocamos y mis papeles se desperdigaron
por el suelo.
—¡Como si fuera mi culpa! Eras tú, pequeño idiota, el que iba despistado.
—¡Al menos da una ayuda! Además, ¿por qué actuaste así de raro antes?—
Me levanté y avancé hacia él.— Me conocías y ni siquiera lo dijiste.—
Pareció dudar en su respuesta y finalmente apartó la mirada.
—No se a que te refieres Bang Jisoo, actué como actúo siempre.
—¡Jimin! ¡Mi nombre es Park Jimin! ¡Y no me cuestiones lo que vi!
—Mira niñato, no te creas especial porque te haya salvado. Me apiadé de
tu alma, no te acostumbres a ello.— Soltó ariscamente.— Ahora vuelve a tu
casa y ten cuidado con la chusma.
Solté un alto bufido y me giré para salir al otro lado del callejón. Me crucé
de brazos, entre ofuscado y confundido. Vale, Suga era un gilipollas, pero
había algo en él que me incitaba a conocerlo. Había algo en él que me
gustaba y no me molestaba ninguno de sus insultos.
¿Me estaré volviendo loco?
Elevé mi vista hasta un poste donde decía el nombre de la calle en la que
me encontraba. Me sorprendí al ver que no conocía este lugar y giré la vista
hacia el callejón, donde Suga seguía parado en el mismo lugar que antes.
—Suga, ¿me llevas a mi casa?— Cuestioné un poco avergonzado de no
conocer mi propia ciudad.
—Estaba esperando a que me lo pideras, Lark Jiwoo.— Contestó sereno
acercándose.
— ¡Es Park Jimin!
Capítulo 2: ¡¿Cómo?!

Bueno, después de el incómodo silencio que de formó entre Suga y yo


mientras caminabamos hacia mi casa, vino la duda. La duda de por qué se
había ofrecido a llevarme de vuelta. Es más, me preguntaba por qué se había
quedado parado en mitad del callejón mirándome.
—¿Es este tu portal?— Preguntó mirando el alto bloque de edificios.
— El número cuatro específicamente.— Joder, ¿para qué lo digo?
Suga pareció asentir y soltó un suspiro.
—Vale, ya vete. Grita desde la ventana cuando llegues a tu casa.— Lo dijo
desinteresado, pero algo aquí no cuadraba.
Ahora... ¿se preocupaba por mi?
Omití esa estupidez de mi cabeza y abrí la puerta del portal, dejando al
mayor en el exterior. Pensé que emprendería el camino a su casa, pero se
quedó parado de nuevo en pla puerta.
Era espeluznante.
Llegué hasta el cuarto piso subiendo por las escaleras y abrí muy lentamente
la puerta de la casa para no hacer ruido, pues eran por lo menos las dos de la
madrugada y mi madre y hermano estarían descansando. Al llegar a mi
cuarto, asomo la cabeza por la ventana y, efectivamente, Suga seguía en el
mismo lugar que antes.
—Mm... He llegado, supongo.— Dije bien alto para que me escuchara.
Y sin una sola explicación o respuesta, avanzó y se marchó por donde
habíamos venido, supongo que en dirección a su casa.
—Este chico de verdad es extraño...— Susurré para mi mismo.
Ya era más que tarde, así que me deshice de mi ropa para reemplazarla por
mi pijama y me metí directamente a la cama, tapando mi cuerpo hasta el
cuello. Estaba cansado mas el sueño no llegó fácilmente a mi. Suga me tenía
desconcertado. Primero, ¿por que hizo como que no me conocía en la fiesta?
Segundo, ¿por qué me llevó de vuelta si se supone que no congeniamos?
Y tercero, ¿estaba preocupado por mi? Porque si no, no me explico por qué
esperó a que llegara a mi casa para marcharse.
Mira, no tengo ni idea de que le ocurre conmigo, ¡ni siquiera nos
conocemos! Pero yo lo voy a averiguar, lo antes posible.
Pero mejor mañana, que ya es muy tarde...

A mi parecer, la luz del sol bañó demasiado pronto mi habitación. La


claridad inundó la estancia, despertandome casi al instante y provocando que
soltara un quejido en desaprobación.
—Ah claro, no me acordé de bajar la persiana...— Murmuré rodando sobre
mi mismo para alcanzar mi teléfono móvil.
En la pantalla de bloqueo, aparecían un par de mensajes del grupo que
tenia con Jungkook, Hoseok y Taehyung. Tecleé el número de éste último y
esperé a que descolgara, aunque no sabía si estaría despierto a las nueve de la
mañana.
—¿Jimin?— Escuché al otro lado de la línea.— Es muy pronto hyung~—
Murmuró bostezando.
—¿Pudiste dormir tranquilo sin saber a donde me había ido, cacho
imbécil?— Pregunté con desdén.
—¿Eh? ¿A que te refieres con eso?
Contuve mis ganas de ir a su casa y pegarle una paliza.
—Me refiero a que huísteis de la fiesta y me dejasteis atrás y encima, ¿ni
siquiera te preocupas por donde estaba? ¡Podría haber sido detenido!
—Aah, te refieres a eso... No te preocupes Jimin, sabíamos que habías
llegado bien a tu casa.— Contestó sereno.
Fue mi turno de no entender que estaba pasando.
—Suga nos mandó un mensaje diciendo que te había llevado.— Contestó
Hoseok al otro lado de la línea. Tae hizo un sonido de afirmación.— No
contó todo lo que ocurrió, asi que no nos preocupamos demasiado.
¿He oído mal?
No solo me había llevado a casa y había esperado a que subiera, sino que...
¿avisó a mis amigos de mi llegada?
Aquí algo no cuadra.
—Tae, ponte los pantalones que voy para tu casa.— Dije levantandome de
un salto.
—Yah, ¿como supiste que no llevaba pantalones?
—Porque Hoseok está en tu casa.
—¡Hyung!— Se quejó el menor.— Eres un pervertido.
Sacudí la cabeza mientras reía y colgué la llamada, empezando a rebuscar
en mi armario ropa limpia para ponerme. Al acabar de alistarme, salí al salón,
donde mi madre estaba desayunando tranquilamente mientras leía el
periódico.
—¿Vas a salir de nuevo, Jiminie?— Preguntó mientras pelaba una naranja.
—Voy a casa de Taehyung, no tardaré en volver.— Me acerqué a darle un
rápido beso en la mejilla y agarré mis llaves.— ¡Adiós mamá!
Corrí, no, mejor dicho, volé por las calles de Daegu hasta llegar a la casa
donde residía Tae. Su familia se podía permitir pagarle una casa para él solo,
pero Taehyung también ayudaba con el poco dinero que ganaba trabajando en
una cafetería. Aporreé la pesada puerta de madera y esperé pacientemente a
que alguien la abriera. Para mi sorpresa, ni Hoseok ni Tae abrieron, el que me
recibió fue Jungkook.
—Oh, ¿estabas aquí también?— Pregunté abriendome paso.— Espero que
esos dos no te hayan traumado...
A Jungkook se le subieron los colores a la cara. Apartó la mirada y en ese
mismo instante apareció Tae.
—Jungkook ca...— Pareció reparar en mi presencia y rectificó.— Cacho...
Cacho cerdo... ¿Te ibas ya?
— O-Oh... Sí, ya me tengo que marchar...— Contestó apresuradamente.—
¡Ha-Hasta luego hyungs!
Dicho esto, se marchó por la puerta casi corriendo. Eché una mirada
extrañada a Taehyung. Esta última escena había sido un tanto peculiar.
Hoseok apareció en el salón también y los tres nos sentamos en el sillón.
Empezamos a beber un poco de té mientras charlabamos de cosas varias,
nunca tocando el tema de la fiesta. Podríamos haber estado así por horas,
pero recordé a qué había venido.
—Bien, después de esta animada charla...— Comencé, soltando mi taza de
té de menta.— Quiero preguntarles por Suga.— Y de nuevo, esas miradas
cómplices muy cantosas entre ellos.— ¡De eso mismo quiero hablar! Todo
fue muy extraño. Vosotros dos os mirabais extraño cada vez que nombraba su
nombre o estaba cerca de él.— Les conté todo lo que ocurrió en la mañana de
ayer y como se había comportado Suga en la fiesta, comparando ambos
momentos.— Y no entiendo tampoco por qué se preocupó tanto por mi si no
me conoce y me trató fatal en la mañana.
Volvemos a las miradas cómplices entre Tae y Hoseok. Esta vez, hasta
soltaron una pequeña risa.
—¿Se lo contamos ya?—Preguntó Hoseok.
—Suga nos matará.— Respondió Taehyung con una sonrisa.
—Si no lo hacemos nosotros, él no lo hará...
—Muy bien visto, Jung Hoseok.— Concordó Tae.
Ambos dejaron sus tazas en la mesilla de cristal del salón. Se acomodaron,
cruzaron sus piernas y aclararon sus gargantas.
—Verás Jimin, puede que tú no conozcas a Suga...— Comenzó Hoseok.
—Pero él sí te conoce a ti.— Continuó Tae.— Te conoce perfectamente.
—¡¿Como?!
Capítulo 3: Min Yoongi

Sinceramente, no me lo esperaba.
—Verás Jimin, puede que tú no conozcas a Suga...— Comenzó Hoseok.
—Pero él sí te conoce a ti.— Continuó Tae.— Te conoce perfectamente.
—¡¿Como?!— Exclamé levantándome de mi asiento.— ¿Qué quieres decir
con que él me conoce perfectamente?
Intercambiaron una mirada de complicidad -como siempre- y ambos
sonrieron.
—En realidad, fue de casualidad.—Comenzó Taehyung.— Un día estaba
yo hablando por teléfono contigo aquí, en mi casa. Hoseok estaba en el baño
y Jungkook también. Mientras que yo hablaba contigo, en altavoz por
supuesto, Suga escuchaba atentamente toda nuestra conversación. Parecía
interesado por ti. Al colgar la llamada, me preguntó que con quién hablaba, y
le conté que tú eres un amigo desde la infancia.— Dio otro sorbo a su té e
hizo una pausa.— Le conté quien eras, tu nombre, como era tu personalidad,
que te gustaba hacer... Pero nunca le mostré una foto tuya. Quise dejarte en el
anonimato hasta que por fin se conocieran en persona. Luego de eso nos
preguntó más sobre ti. Prácticamente lo sabe todo sobre tu persona.
—Yo sinceramente, los shippeaba mucho. Son tal para cual.— Comentó
Hoseok.
—¿Tal para cual?— Pregunté sorprendido.— Por favor, ¡somos polos
opuestos! Es un grosero, es extraño, se mete en cosas ilegales al parecer... Yo
soy... Un niño bueno.— Dije sin saber bien como expresarme.
—No todo es lo que parece Jiminie...— Susurró Hoseok con un aire
misterioso.— Suga esconde muchas cosas.
—Por ejemplo, su nombre.
—Ah, ¿no se llama Suga?— Pregunté.
—¿Tú crees que alguien le pondría a su hijo Suga?— Preguntó Hoseok.
Llevaba la razón.— Suga es su nombre artístico, el que usa para las batallas
de rap. Su nombre real es...
—Min Yoongi.— Interumpió Tae.
—¡Eh! ¡Quería decirlo yo!— Se quejó Hoseok.
—Has sido muy lento...
Min Yoongi...
Un nombre...
¿Peculiar? ¿Poco frecuente?
¿Bonito?
—Okay, les creo. Parece que tiene sentido pero...— Recordé algo de la
historia que me había dejado pensando.— Tae, ¿dijiste que Hoseok y
Jungkook estaban en el baño? ¿Juntos?
Eso pareció alarmar a ambos, que palidecieron y miraron nerviosos a todos
lados.
—Uy, ¡mira que tarde es!— Dijo Tae evadiendo el tema.— Tengo que
irme a casa...
—Estás en tu casa.— Contesté.
—Me refería a... Tú tienes que volver a casa. Tu madre debe estar
preocupada.— Dijo mientras me empujaba hacia la salida.
Y así, fui echado a patadas de casa de mi mejor amigo ayudado por su
novio.
Siempre ha habido algo extraño con Jungkook. Solo con decir su nombre,
ambos se ponen tensos. Es así y aun así los veo juntos a los tres tan
tranquilos...
Caminé por las solitarias calles de Daegu, pensando en toda la información
que la pareja me había brindado. Sobretodo en la parte de que Suga, bueno,
Yoongi, no era lo que parecía. ¿Qué misterios escondería este muchacho? Me
gustaría descubrirlos todos.
Y creo que hoy será un buen día
Justo mi "acosador" estaba parado frente a las canchas de baloncesto
públicas que -oh, casualidad- estaban frente a mi casa. Llevaba ropa
deportiva y un cigarrilo encendido colgaba de su boca. Parecía haber salido
de un entrenamiento, pues su frente estaba perlada en sudor.
Aún así, estaba guapo.
—Fumar mata Suga.— Dije nada más quedar a su lado.— O debería decir
Min Yoongi.— El cigarrillo casi se cae de su boca cuando escuchó su
verdadero nombre.
—¿Como sabes tú eso, pequeño hijo de puta?— Preguntó arisco.
—Hoseok y Tae me lo han contado todo. No sabía que tenía un acosador...
— Apartó la mirada. Parecía sonrojado.
—¿A quién llamas acosador? Yo no...—Pareció no encontrar palabras para
salir de esta situación.— Agh, vete antes de que te escupa en esa cara que
tienes jodido malparido.
—Min Yoongi, eres un grosero.
—¡NO ME LLAMES ASÍ!— Gritó con fuerza, girándose para mirarme
desafiante a la cara. Parecía que solo escuchar su verdadero nombre lo hacía
irritarse. Su rostro mostraba una expresión tensa y enfadada, que se relajó
mostrando preocupación cuando vio mi cara asustada.— L-Lo siento. No
quería...— Desisitió en dar disculpas y simplemente se giró cabizbajo.—
¿Vas a volver a tu casa?— Preguntó casi en un susurro. Hice un sonido de
aprobación y se giró de nuevo, esta vez mostrando una cara neutra, pero con
un punto de nerviosismo.— Te llevo.— Dijo sin más, caminando mientras
agarraba mi muñeca.
— No hace falta, me se el camino...—Contesté tratando de zafarme de su
agarre.
—Está anocheciendo. Estas calles son muy peligrosas.— Contestó
indiferente.
—No tengo tres años.— Repliqué.— Se cuidarme solo.
—No me quedaré tranquilo si te dejo irte solo.— Murmuró continuando la
marcha.
Un momento.
¿Qué?
¿De nuevo esa preocupación?
Esto es exactamente igual que en la fiesta y sigo sin comprender por qué se
preocupa tanto por mi si no me conoce, bueno, sí me conoce pero nunca antes
en persona. Es más, nos "concemos" desde ayer.
El camino se me hizo mas corto de lo normal, ya que estaba tan absorto en
mi confusión que perdí la noción del tiempo.
Ni siquiera me percaté de que Yoongi aún agarraba mi muñeca.
—Hemos llegado.— Dijo firmemente, soltando mi mano cuando llegamos
a la puerta del portal.— Avísame cuando llegues.— Dijo lo mismo que la
última vez.
Murmuré un "gracias", abrí la puerta y me encaminé a las escaleras,
subiendo hasta mi casa y sacando la cabeza por la ventana cuando llegué a mi
cuarto.
Como esperaba, él seguía allí parado.
De nuevo, bajó la calle sin decir nada, satisfecho -supongo- por verme
llegar sano y salvo a mi casa.
—Vaya tío extraño...— Me dije mientras veía como él se iba caminando
tranquilamente.
Mi familia estaba en el salón, cenando tranquilamente mientras charlaban.
Me senté con ellos a comentar el día y tras recoger la mesa, cada mochuelo
de fue a su olivo y traté de dormir un rato, cosa que me fue imposible, pues
mis pensamientos sobre Yoongi no paraban de agolparse en mi mente.
Pensaba una y otra vez en lo que me contó Tae de que se había interesado
mucho por mi y que siempre les preguntaba sobre mi.
¿Estaría enamorado de mi sin siquiera haberme visto?
Por dios Park Jimin, ¿como va a ser eso?
¿Como va a quererme sin haberme visto anteriormente?
Acaso él...
¿Se enamoró de mi personalidad?
—Necesito dar un paseo...— Susurré para mi mismo. Tanto pensar en
Yoongi estaba rompiendo mi cabeza.
Eran las tres y cuarto de la madrugada, pero necesitaba despejar mis
pensamientos.
Si Yoongi me viera saliendo así, sólo e indefenso a la calle de noche...
¡Agh! ¡No pienses en él!
Bajé hasta la calle y el frío de la noche impactó contra mis brazos. Debí
haberme traído una chaqueta...
Ni un alma pasaba por aqui. Las luces ténues de las farolas eran lo único que
alumbraba las aceras. La mayor fuente de luz ahora mismo era las luces de la
cancha pública, donde alguien echaba unas canastas.
—¿Quien juega a baloncesto a estas horas?— Me pregunté.
El misterioso hombre que jugaba baloncesto cogió el balón y lo tiró lejos,
visiblemente enfadado y posteriormente se sentó, mejor dicho, se desplomó
en el suelo y enterró la cabeza en sus rodillas.
Decidí acercarme poco a poco hacia la puerta de la cancha de baloncesto,
sólo por curiosidad. Quería saber quien era el jugador misterioso y si
necesitaba algún tipo de ayuda.
Una cabellera rubia resaltó en la esquina de la cancha. Aun con la cabeza
enterrada en sus rodillas, sabía perfectamente quién era. Me acerqué
cauteloso hasta quedar a un costado suyo. Lo miré en silencio, esperando a
ver si se daba cuenta de que alguien lo miraba.
—¡Lárgate gilipollas!— Soltó sin siquiera saber quien era.
—Deberías cuidar más tu lenguaje, Suga.— Contesté, dudando si se
alegraría al verme o se enfadaría aún más.
Para mi suerte, no volvió a insultarme.
—Perdona, no quería gritarte.—Dijo en un tono bajo. Sorbió su nariz y
limpió una de sus mejillas con la manga de su chaqueta.— ¿Qué haces fuera
de casa a estas horas? Es peligroso...
—No podía dormir y salí a dar un paseo.— Contesté mientras me sentaba a
su lado.— ¿Y tú? ¿Qué haces aquí solo?
Apartó de nuevo la mirada y su llanto, aunque silencioso, volvió a hacerse
presente.
Dudé en qué hacer ahora.
Pero mi decisión fue la correcta.
Posé mi mano derecha sobre su hombro, haciéndole sentir que estaba a su
lado, que no se encontraba solo. Su respuesta fue voltearse y mirarme
expectante, mientras que mi siguiente movimiento fue abrir mis brazos e
invitarlo en silencio a meterse entre ellos. El contrario, dudando, fue
acercándose poco a poco hacia mis brazos abiertos, buscando el consuelo que
yo estaba dispuesto a darle. Después de medio minuto de acercamiento
silencioso y lento, llegó por fin hasta mi pecho, donde recargó su cabeza y
me devolvió el abrazo.
—Puedo estar aquí todo el tiempo que necesites.— Dije calmado.—
Desahógate.
Y como si de una casa de cartas se tratase, Yoongi se derrumbó en mi
abrazo, rompiendo de nuevo en llanto y aferrándose con fuerza a mi camiseta,
sacando todo lo que debía sacar. Instintivamente, mi mano izquierda se
movió por su espalda encorvada, acariciandola levemente y recargué mi
cabeza sobre su hombro.
Se que no viene nada a cuento pero Min Yoongi huele realmente bien.
¿Qué? ¡Era necesario comentarlo!
Su aroma a fragancia masculina, fuerte pero no demasiado abrumadora,
inundó mis fosas nasales una vez me apoyé en su hombro. Incluso después de
haber estado jugando él sol a baloncesto, olía como si se fuese a ir a una cena
de gala.
—Gracias...— La voz de Yoongi de escuchó amortiguada, casi inaudible.
—No hay por qué darlas.—Respondí solemne.— Todos alguna vez
necesitamos un abrazo.
—Me siento absurdo...— Murmuró con una débil sonrisa.
—Llorar no es nada malo.— Respondí quitándole importancia al asunto.
—Hacerlo frente a la persona que te gusta sí lo es...
Por primera vez en mucho tiempo, no sabía que responder a eso.
Analicé sus palabras en mi mente una y otra y otra vez, pensando que había
malinterpretado lo que había dicho.
—Suga, y-yo...
—Yoongi.— Corrigió él.— Llámame Min Yoongi.
Capítulo 4: Sentimientos

Quedé aún más impactado cuando me pidió que lo llamara por su nombre, ya
que hace a penas unas horas me había gritado que no lo llamara así.
—Pensé que no querías que te llamara así...— Murmuré separándome de
su cuerpo lentamente.
Descubrí sus ojos lacrimosos, su nariz levemente enrojecida y sus mejillas
más rojas que un tomate.
No voy a mentir, se veía bastante mono.
—Saliendo de ti no suena tan mal...—Confesó con pesar.— Suena bien si
tú lo dices...
En estos puntos de la historia, no comprendía nada.
Tuve que buscar algún tema de conversación para salir de este silencio tan
incómodo que se había formado entre nosotros.
O bueno, mejor aprovechar que está siendo sincero y preguntar un par de
cosas, para resolver dudas.
—Tú...¿Por qué te interesaste por mi?— Pregunte un poco dudoso. Pareció
vacilar entre si responderme o no.
—Cuando te escuché hablar con Taehyung...— Dijo.— Tu voz me gustó
mucho. Es delicada y clara. Me gustó tu forma tan correcta de hablar y tu
forma de reir.— Completó avergonzado. Me sorprendió que le gustase mi
forma de hablar, pues él no era el más correcto hablando que digamos.— Tae
me habló muy bien de ti. Me contó lo que te gusta hacer, cómo es tu
personalidad, me describió un poco tu físico y, para lo que yo había
imaginado, tú eres incluso más guapo de lo que yo pensaba.— Noté como el
rubor invadía mis mejillas. Eso pareció gustarle al mayor.— Me dijo que tus
mejillas eran lindas y vaya que lo son. Dan ganas de apretarlas y nunca
soltarlas.— No se si esto me da miedo o es tierno que lo diga.— En
definitiva, me encantó tu forma de ser, sin siquiera ver tu físico ya había
caído por ti. Se que no soy la gran cosa, no soy tú estilo y mucho menos el
chico adecuado para ti. Soy grosero, bruto, agresivo, mezquino y hago cosas
horribles...— Hizo una expresión de asco y envolvió sus rodillas con sus
brazos. Me dolía que se dijese eso.— Tú... Tú eres todo lo contrario a eso.
Eres amable, lindo, correcto, responsable... Completamente distinto a mi.
Incluso siendo así, quise creer que tú y yo podríamos tener algo. Tenía la
falsa sensación de que nuestras almas podían juntarse de alguna manera pero
la he fastidiado. Te he tratado mal desde el principio y cuando supe que eras
tú, el gran Park Jimin, al que había insultado en la calle todo mi mundo
perfecto se me cayó a los pies.— Me di cuenta de que realmente él si se sabía
mi nombre, pues por primera vez lo dijo bien.— No quiero que muestres
pena, mucho menos compasión por mi. He de aprender de mis errores aunque
me duela perder una gran oportunidad de amar y ser amado. Gracias por
consolarme esta noche, entiendo que pienses que soy un acosador y me
merezco que me trates mal, así que a partir de ahora te dejaré en paz y...
—No Yoongi.— Interumpí.— No digas eso. No voy a tratarte mal y
mucho menos dejaré que te alejes sin más.— Declaré firme. Yoongi abrió los
ojos como platos.— Aunque me hayas tratado mal, no hayas sido claro desde
el principio conmigo o me hayas insultado en varias ocasiones, hay algo
indescriptible que hace que sienta curiosidad por ti. Desde el primer
momento que te vi supe que necesitaba saber más de tu persona. Incluso
cuando me insultabas, sentía que ese que hablaba no eras tú y esta noche he
podido comprobarlo.— El oyente giró la cabeza, confuso.— Has dejado esa
extraña actitud para confesar de una manera hermosa lo que sientes por mi y
eso es más que suficiente para convencerme de que no eres una mala persona,
Min Yoongi. Hay algo en ti que desde el principio me cautivó y me invitó a
seguirte y conocer más facetas de tu ser. Así que, al igual que tú te
enamoraste de mi ser sin siquiera conocerme del todo, yo he hecho lo mismo
contigo Yoongi, y quiero terminar de descubrirte lo antes posible.— Confesé
bajo su gatuna y atenta mirada.
Otro incómodo período de silencio se formó entre nosotros. Yo estaba
esperando a que él dijera algo, pero creo que él estaba haciendo lo mismo.
Así que hice lo más sensato.
Darle un beso en los labios.
Acorté las distancias entre nuestros rostros con rapidez, casi sin dejar que
el contrario tuviera ocasión de escapar. Por suerte, no trató de huir, es más,
buscaba más contacto entre nuestros labios, empujando mi nuca hacia delante
para poder juguetear mejor con mi lengua y explorar toda mi cavidad bucal.
Me llevé una gran sorpresa cuando sentí mis labios presionarse contra los de
Yoongi. Por su aspecto y actitud, había deducido que su roce sería áspero y
poco cuidadoso, pero me encontré con que sus labios eran extremadamente
suaves y trataba de hacerlo todo fogoso, pero sin descuidar la delicadeza.
De nuevo, Min Yoongi me estaba cuidando.
Nos separamos lentamente por la falta de aire y sentí una extraña sensación
de vacío en mi boca. Los labios del mayor estaban rojos e hinchados y
respiraba con un poco de dificultad. Aún estábamos con los rostros muy
cerca, así que pude ver con claridad un destello en sus rasgados ojos.
—¿Me dejas descubrirte?— Pregunté con una tímida sonrisa.
La respuesta de Yoongi fue otro largo y húmedo beso, que me dio a
entender que tenía vía libre para explorar su ser por completo.
Al separarnos de este segundo beso, no pudimos evitar sonreír ampliamente.
Yoongi tomó mi mano derecha con suavidad y acarició mis nudillos con su
dedo pulgar con sumo cuidado, como si en cualquier momento me fuera a
romper.
—Deberías volver a tu casa.— Recomendó aún tomado de mi mano.— Es
muy tarde y hace frío...
—Quiero quedarme contigo todo el tiempo que pueda...— Confesé
volviendo a formar una sonrisa en mis labios.
—Tendremos tiempo mañana cuando te lleve a dar un paseo.
—¿Será una cita?— Pregunté, como si no fuera obvio.
—Así es.— Aclaró Yoongi.— Una cita con mi hermoso novio. P-Porque
eso somos, ¿no?— Balbuceó nervioso.
—Sólo si tu quieres que lo seamos.—Contesté, haciendo que el mayor se
relajara.— Entonces, ¿quiere mi querido novio quedarse en mi casa mañana
por la noche?
—¿Eso es una indirecta?— Bromeó levantando ambas cejas con rapidez.
—¡No seas guarro!— Exclamé con una risa. Golpeé su hombro cuando
empezó a carcajear con fuerza.— Ni pienses que soy así de fácil...
—Claro que no pienso eso.— Dijo un poco más serio.— Y quien te lo diga
se va a llevar un puño metido por el...
—Okay, debemos mejorar eso de tus expresiones.— Dije burlón,
provocando de nuevo la risa entre nosotros.
Después de unos momentos, nos levantamos y caminamos sin prisa hacia
fuera de la cancha, donde las luces se empezaban a apagar. El frío volvió a
impactar contra mis brazos descubiertos y me refugié en el pecho de Yoongi
en busca de una fuente de calor. Éste se sacó la chaqueta que llevaba puesta y
la puso sobre mis hombros.
—Pero tú vas a tener frío...— Me quejé.
—Prefiero que tú la lleves. Yo estaré bien, no te preocupes...— Aseguró
rodeando mis hombros con uno de sus brazos.
Al llegar a mi portal, fui a devolverle la chaqueta, pero éste se negó,
diciendo que podía quedarme con ella. No me gustó pero lo primero que
descubrí de la personalidad de Yoongi es que es un poco cabezota, así que no
hubo otro remedio que quedarmela. Intercambiamos números de teléfono y
después de un largo beso entré al portal, después de que Yoongi me recordara
sacar la cabeza por la ventana cuando llegara.
Ya no me sorprendió que él siguiera ahí cuando llegué a mi cuarto pero
esta vez, en vez de irse sin más, lanzó un beso volador hacia mi dirección
antes de irse sin decir nada más.
Me lancé a la cama, aún portando la chaqueta de Yoongi sobre mis hombros
y me tapé con una manta.
Absorbí su masculino aroma mientras cerraba los ojos y trataba de calmar mi
agitado corazón.
Esa noche descubrí que Yoongi sí tenía sentimientos.
Sobretodo, sentimientos encontrados con los míos.
Capítulo 5: Flores, Parte 1

A la mañana siguiente, mi hermano menor, Jihyun, vino a despertarme de mi


preciado sueño. Me zarandeó con fuerza, logrando que me levantara de un
salto y observara la estancia con confusión.
-Jihyun...- Me quejé.- ¿Qué quieres?- Pregunté perezoso, volteandome
hacia la pared.
-Mamá dice que te levantes a comer. Llevas mucho tiempo dormido.-
Explicó mostrándome el despertador de mi mesilla de noche.
Éste marcaba la una del mediodía. Me sorprendió que durmiera tanto.
Seguramente será por m escapada noctura con Yoongi...
Yoongi...
Parecía irreal que estuvieramos saliendo...
-¿De quién es esa chaqueta?- Preguntó mi hermano, señalando a la
chaqueta que me había dejado Yoongi. Ni siquiera me había dado cuenta de
que seguía ahí.
-De... nadie.- Vacilé.- No es de nadie.
Después de una extraña mirada por parte de Jihyun, ambos salimos al
comedor, donde la mesa se encontraba preparada y el olor a pollo al horno
inundó mis fosas nasales.
Se me hizo la boca agua.
Me senté junto a mi madre y charlamos juntos mientras comíamos y reíamos.
Nadie pareció darse cuenta de mi salida de anoche.
-Debo trabajar hasta muy tarde hoy.- Informó mamá.- No esperes despierto
Jiminie. Tu hermano se irá a dormir a casa de un compañero para hacer un
trabajo.
Bien, eso significaba que tenía vía libre para traerme a Yoongi.
-Está bien mamá. Yo seguramente traeré a... algún amigo.- Omitamos por
ahora el hecho de que tengo pareja.
Nadie preguntó nada más sobre el visitante de esta noche y al acabar todos
ayudamos a recoger la mesa. Volví a mi cuarto, donde unos mensajes
emergentes aparecieron en la pantalla de mi teléfono.
Yoongi♡
¿Sigue en pie lo de la cita?
¡Por supuesto!
¿A qué hora quedamos?
Espérame en la puerta del parque a las 16:30
Hasta luego ♡♡
Nos vemos allí ♡♡
Visto 14:34
Bloqueé de nuevo el dispositivo y me lancé a la cama, fantaseando en mi
mente sobre como iría la cita, que ropa debía ponerme y lo que haríamos.
Estaba realmente nervioso.
¡No tenía nada que ponerme!
Dios, parecía una estúpida adolescente.
Eran casi las tres de la tarde cuando salí de mi cabeza. Me di una ducha
rápida, aplicando un poco de perfume afrutado y peinando mi pelo anarajado
con una raya por medio. Luego elegí una ropa adecuada para la ocasión: linda
pero no muy arreglada. Por último, apliqué bálsamo con aroma a fresas en
mis labios y salí por la puerta de mi casa.
El parque no quedaba muy lejos, así que llegaría en apenas quince minutos.
Mi corazón quería salirse de mi pecho. Simplemente sería un paseo, pero
parecía algo de suma importancia para mi. Mis dedos temblaban y observaba
hacia todas direcciones, buscando al apuesto joven de la cabellera rubia. Me
apoyé en la pesada puerta de barrotes de metal de la entrada del parque y
esperé a que mi pareja llegara con paciencia.
No suelo perder la paciencia, pero me estaba poniendo muy nervioso, más
que antes. Eran las cinco menos cinco minutos y aquí no había llegado nadie.
Probablemente se haya retrasado, así que decidí esperar un poco más a su
llegada.
Cuando llegaron las cinco y veinticinco, decidí enviar un mensaje, solo
para asegurarme de que todo estaba bien.
Yoongi♡
Yoongi, ¿donde estás?
Llevo esperando
casi una hora aqui
Enviado 17:32
¿Yoongi?
Enviado 17:40
-Bueno,- Pensé.- Habrá tenido algún percance y no podrá atender al
teléfono. Me quedaré un rato más...
Y así fue como Park Jimin estuvo hasta las nueve y cuarto de la noche
esperando en la puerta del dichoso parque.
Las farolas empezaron a iluminarse y el sol al contrario a esconderse,
dejando paso a la luna creciente. Ya nadie paseaba por la calle, sólo un par de
indigentes y mujeres de la noche, que ninguno reparó en la presencia de un
chico sollozante en la puerta de un parque que ya cerraba. Decidí desistir y
caminé hacia casa, aún llorando desconsoladamente y puede que un poco
cabreado.
¿Ya la está fastidiando en la primera cita?
Yoongi era un chico bruto, pero después de su confesión en el parque no
esperaba este trato por su parte. Pensé que de verdad había alguien que me
valoraba, no como en mis últimas relaciones, que todos querían probar un
poco del fruto de mi cuerpo. En definitiva, que era un juguete que todos
querían probar.
Afortunadamente, nadie consiguió arrebatarme la flor de la pureza.
No aún. No había llegado el adecuado.
Fui estúpido al pensar que Yoongi podría ser el que por fin diera la talla.
Muerto de frío y con el corazón roto, llegué a mi portal, que pareció más
vacío que de costumbre, pues Yoongi no estaba allí para decirme que sacara
la cabeza por la ventana para asegurarse de que llegaba a salvo. Subí las
solitarias escaleras hasta llegar a mi piso vacío, donde me tiré en el sillón y
lloré todo lo que pude y más, desahogando mi dañado corazón. No fue hasta
que el timbre de la puerta sonó que sequé un poco mis lágrimas y regulé mi
respiración para finalmente abrir la gran puerta de madera.
La persona que vi al otro lado llevaba una expresión de preocupación en su
rostro. Portaba un ramo de rosas y una caja de bombones en sus manos.
-Jimin yo...- Trató de hablar.
-Ahórrate las disculpas.- Sentencié notando las lágrimas agolparse en mis
ojos.- Estuve casi cinco horas esperándote en la puerta del parque y bien
sabes que esa zona de noche no es muy segura.- Yoongi agachó la mirada.-
Creí que te importaba y que de verdad querías intentar algo. Has fallado a la
primera. Pensé que de verdad me querías...- Murmuré limpiando las lágrimas
que caían por mis mejillas.
- N-No Jimin yo...- Balbuceó alarmado por mi llanto. Sostuvo mis
hombros delicadamente con sus manos.- No es lo que piensas. Yo... Yo te
quiero Jimin, de verdad lo hago.
-¡¿Entonces por qué me dejaste tirado en el parque?!- Exclamé, haciendo el
llanto más sonoro. Me había dolido en serio.
-Déjame explicarte lo que pasó. Por favor...- Suplicó mirándome a los
ojos.- Déjame contarte qué sucedió en realidad Jimin...
Al final, tuve que desistir a esos ojos gatunos y lo dejé pasar. Nos
sentamos en el mismo sillón en donde antes yo lloraba. Me senté en un
extremo, mientras que él se sentó en el otro extremo. Calmé un poco mis
sollozos t dejé que se expresara.
-Hoy no ha sido un buen día para mi...- Confesó agarrando un cojín y
abrazandolo.- Verás, mi madre... Ella no se encuentra bien. Hace un año y
medio le diagnosticaron leucemia...- Hizo una pausa, tratando de ahogar sus
lágrimas.- Ella está en el hospital, internada. Yo vivo con mi padre en la casa
de la familia. Mi hermano mayor ya no vive con nosotros. Siempre fui
odiado, al menos por mi padre.- Dio un tembloroso suspiro.- Digamos que yo
no fui deseado. Mi familia no tiene mucho dinero, así que si cuidar a un hijo
les costaba, imagínate a dos. Mi padre insistió en que mi madre abortara, pero
ella estaba decidida en tenerme ya que, aunque no deseado, seguía siendo
descendiente suyo. Cuando mi madre enfermó y tuvo que ser trasladada al
hospital, mi padre tuvo vía libre para hacerme pagar por... literalmente, por
haber nacido. Aunque yo ayudara con el dinero del tratamiento de mi madre,
siempre me llevo algún que otro golpe o insulto en casa. Es por eso que paso
la mayor parte del tiempo fuera, en las calles. Es por eso que me gano la vida
en las batallas del rap, todo el dinero que recaudo lo destino al tratamiento de
mi madre.- En este punto, el mayor lloraba a mares. Reprimí mi impulso de ir
a abrazarlo.- Hay días que va a peor aún siguiendo el tratamiento. Hoy ha
sido uno de esos días. Me llamaron al mediodía y me avisaron de que se
encontraba muy mal. Siempre que me llaman, voy a verla, porque quién sabe
si va a ser la última vez que le diga te quiero. Por eso no pude ir a recogerte.
Estaba en el hospital apoyándola y haciéndole compañía. Debí haberte
avisado, lo sé, pero estaba tan absorto en cuidar a mi madre que lo olvidé por
completo.- Limpió sus lágrimas con la manga de su chaqueta.- Se que la he
vuelto a cagar... Pero no ha sido por que quisiera. Por favor Jiminie, dame
otra oportunidad. No me la merezco pero necesito de veras hacerte ver que
valgo la pena. Lo siento Jimin. No se volverá a repetir...
Quedé unos segundos pensativo, procesando toda la información que ne
acababa de soltar. El mayor lloraba en silencio, esperando a que yo diera mi
respuesta.
-Yoongi...- Lo llamé, haciendo que me observara. Abrí mis brazos y
entendió el mensaje que quería transmitir. Se coló entre ellos y nos fundimos
en un fuerte abrazo donde lloró con más fuerza mientras murmuraba un
"gracias" seguido de un "lo siento".- No tienes que preocuparte Yoongi, te
creo. Un hombre que ama a su madre es digno de respetar...- Murmuré,
acariciando su espalda.- Sólo... acuérdate de avisarme la próxima vez. Me
preocupé bastante, pensé que te había ocurrido algo o que... no querías nada
conmigo...- Murmuré eso último, apoyándome en su hombro y de nuevo
oliendo su fragancia masculina.
-Jamás, en tu vida dudes de mi amor por ti.- Declaró firme.- Ponte a contar
estrellas. El número que haya es el mismo que el amor que siento hacia ti...
-Eres un cursi...- Bromeé.
-Solo lo soy contigo...-Aseguró con una risa.-¿ Puedo... besarte?- Formuló
inseguro.
-No necesitas preguntar para ello...- Me adelanté a su movimiento y lo
besé, deleitandome del suave toque de sus labios y su delicadeza al moverlos
sobre los míos.
Después de una -muy- larga sesión de besos, lo llevé hasta mi cuarto,
donde lo dejé sentado en mi cama y me quedé parado frente a él.
-¿Que haces bebé?- Preguntó confuso. Bebé... me gusta como suena.
- ¿No vamos a dormir?
-He podido comprobar...- Comencé, recargando mi cuerpo levemente en
mi escritorio, que quedaba frente a ka cama.- Que tú, Min Yoongi, eres el
hombre adecuado para mi. Así que como tú me has regalado rosas y
chocolate... Yo voy a regalarte algo mejor.
-¿Ah si?- Ladeó la cabeza.- ¿Cuál es el regalo?
-Es algo que nunca antes alguien había podido ver o probar...- Dije
misterioso.- Me siento seguro estando junto a ti. No tengo ese sentimiento de
desconfianza como he tenido anteriormente con otras personas.- Deslicé mi
chaqueta por mis hombros y la tiré al suelo.- Contigo es diferente. Tengo
razones suficientes como para confiar en ti y pensar que eres el adecuado
para esto.- Saqué la camisa que llevaba puesta y la dejé encima del escritorio.
-Jimin, ¿que estás...?
-Por eso...-Lo interrumpí.- Hoy vas a probar un fruto exclusivo, nunca
antes probado por nadie más. Vas a desflorar una flor desconocida por otros.-
Terminé por sacarme mis pantalones ajustados y con ellos mi ropa interior,
quedando desnudo frente la atenta mirada de Yoongi.- Hoy, Min Yoongi...
Vas a desvirgarme.
- Dije finalmente, posicionándome muy cerca de él y llevando una de sus
manos a mi vientre bajo, muy ceca de donde se encontraba mi miembro.
-Jimin yo...- Balbuceó, aún sin creer lo que estaba diciendo.- Tú... ¿Estás
seguro de esto?- Pareció recapacitar y llevó su otra mano a mis nalgas,
tocándolas con mucho cuidado.-¿Estás listo de verdad para esto?
-Completamente.- Aseguré.- Ya te he dicho que hay algo en ti que me da
seguridad. Creo que tú eres el hombre de mi vida...
Sus caricias en mi trasero estaban haciéndome calentar. Terminé sentado a
horcajadas en su regazo, con mis brazos rodeando su cuello. De nuevo,
nuestras caras estaban muy cercas y sus manos delicadas exploraban un poco
más libremente mi cuerpo.
-Hazme tuyo Yoongi...- Pedí moviendo mis caderas contra su pelvis.
Capítulo 5: Flores, Parte 2

Atención, este capítulo contiene lemon. Si no te gusta, eres libre de saltarte


esta parte <3

Yoongi pareció comprender la directa indirecta y movió sus manos por mis
muslos, logrando que me estremeciera un poco ante el suave roce. Su experta
boca alcanzó la piel de mi cuello, acariciandola con sus labios delicadamente,
como si fuera una delicada flor que se romperá con el mínimo movimiento
brusco. Instintivamente, mis caderas se movieron hacia delante y de vuelta
hacia atrás, rozándose con el creciente miembro que tenía el mayor dentro de
sus pantalones. Poco a poco, notaba como ese bulto se iba aumentando y por
un segundo tuve miedo, pues sentía que era demasiado grande, incluso sin
verlo.
—Tienes un cuerpo hermoso Jimin...— Susurró acariciando con sus dedos
la piel de mi costado.— Eres sumamente hermoso...
No pude evitar sonrojarme y sentirme avergonzado ante los elogios.
Simplemente callé y dejé que Yoongi siguiera con lo suyo.
Fui depositado en el colchón con suavidad, quedando boca arriba bajo
Yoongi y este elevado sobre mi. Lo observé mientras se sacaba la camisa que
llevaba puesta, sin separarme ni un segundo de su penetrante mirada. Retiró
también su pantalón, dejando ver mejor el bulto en su ropa interior, que
parecía que gritaba por ser liberado de una vez por todas. De nuevo, sus
manos entraron en contacto con mi piel, esta vez en el interior de mis muslos,
muy cerca de mi intimidad. Estos nuevos roces en esa zona inexplorada
hicieron que me retorciera y soltara un leve quejido de satisfacción.
—Entonces... ¿nadie te ha tocado aquí?— Preguntó el mayor, subiendo y
bajando sus manos por mis muslos. Negué avergonzado.— ¿Y tú? ¿Te has
tocado en esta zona alguna vez?— Hablaba calmado pero aún así conseguía
que mi corazón latiera con fuerza.
Fue mi turno de asentir.
—Pero nunca ahí... ya sabes, atrás...— Añadí en voz baja. Yoongi
comprendió a que me refería y depositó un suave beso en mi rodilla
flexionada.
—Será un honor ser el primero en despellejarte la flor...— Dijo sereno.
— Que bruto eres, ¡así no es la expresión!— Exclamé riendo suavemente.
De nuevo, tuvimos una sesión de besos y caricias descaradas en zonas
delicadas. Esta vez, me aventuré un poco y toqué la espalda y abdominales
levemente marcados de Yoongi, aún un poco avergonzado.
Estaba ante un maldito dios olímpico.
—¿Tienes lubricante, precioso?— Cuestionó dando unos leves roces cerca
de mis pezones.
Asentí y señalé el segundo cajón de la mesita de noche. Yoongi pareció
sorprendido, pues abrió un poco más los ojos y fue a comprobar si lo que
decía era cierto. Abrió el lugar indicado y sacó un bote de lubricante aún con
el precinto y una caja de preservativos nueva. Volteó la mirada hacia mi, aún
confundido.
—Que nunca lo haya hecho no significa que no tenga que estar
preparado...— Expliqué en un susurro.
Sin discutirme lo que acababa de decir, retiró el plástico protector del bote
de lubricante y abrió un poco más mis piernas. Echó una buena cantidad de
producto entre sus dedos y directamente y si perder ni un solo segundo los
llevó hasta mi entrada, esparciéndolo por la zona.
Traté de relajarme lo más que pude y cerré mis ojos, dejando que hiciera su
trabajo. Un pequeño quejido salió de mi boca cuando su primer dedo entró
hasta la mitad. Era extraño, pero extrañamente placentero.
—¿Como se siente?— Preguntó de pronto.
— ¿Enserio quieres que responda a eso?
—Quiero saber si te duele, te sientes bien...— Explicó.
—Oh vamos, no me hagas esto...— Murmuré avergonzado.— Extraño. Es
una sensación muy rara pero por ahora no me duele.
Yoongi asintió y terminó de meter la falange, haciendola mover en mi
interior con suavidad. Ya en este punto,los gemidos salían de mi garganta sin
vergüenza alguna.
No puedo negar que los segundo y tercer dedo dolieron un poco, pero esa
molestia se transformó en placer una vez estuvo moviéndolos en mi interior
por un período de tiempo.
Los sacó con suavidad y pasó a bajar lentamente sus boxers color azul
oscuro.
Como esperaba, Yoongi estaba bastante bien dotado. Su gran miembro
parecía palpitar, lleno de venas y casi goteando líquido pre-seminal. Si antes
estaba asustado, ahora lo estaba aún más. Retrocedí un poco en mi lugar. Eso
era enorme.
—Es grande, lo sé.— Dijo Yoongi atrapando mi mano entre la suya.—
Pero no tienes por qué asustarte. Yo estoy aquí y voy a cuidarte, haré que te
duela lo menos posible. ¿Bien bebé?
Asentí aún nervioso, pero las palabras del mayor sonaban seguras y eso
bastó para relajar un poco mi agitado corazón. Lo siguiente que el mayor hizo
fue agarrar la caja de preservativos y sacar uno de los paquetitos plateados de
su interior. Rompió su envoltorio y se dio cuenta de que lo miraba
atentsmente.
—No te lo tomes a mal, mi amor. Se que nunca has estado con nadie pero
nunca se sabe si alguno de los dos tiene alguna enfermedad.— Comentó
sincero.
—Oh, está bien, no te miraba por eso...
— Murmuré.
—¿Qué? ¿Alucinando con mi polla?
—¡Yoongi! ¡No seas guarro!— Le lancé un cojín que encontré mientras
ambos reíamos. Él por la broma y yo por la vergüenza, ya que sí, estaba
alucinando con su miembro.
—¿Quieres ponerlo tu?— Cuestionó enseñándome el preservativo abierto.
Me encogí de hombros.— Ven aquí, Jiminie.— Me levanté y quedé de
rodillas frente a él.— ¿Sabes como hacerlo?— Negué con la cabeza, logrando
sacarle una sonrisa débil al mayor.— Mi niño inocente...— Susurró haciendo
que me sonrojara aun más si cabe. Tomó mi mano derecha y dejó el
preservativo sobre ella. Luego, me enseñó como debía colocarlo sobre la
punta de su miembro y me ayudó a deslizarlo por el cuerpo de su hombría. —
Buen chico...— Susurró antes de atacar mi cuello con sus labios.
¿Cómo es que esas dos míseras palabras habían logrado encenderme tanto?
Fui lanzado de nuevo hacia el colchón y esta vez Yoongi se posicionó
mejor sobre mi, dejando su miembro alineado con mi abertura. Entelazamos
nuestras manos y las apreté con fuerza, mostrando cuan nervioso estaba.
— ¿V-Va a doler?— Pregunté tímido.
—Te dolerá un poquito pero luego lo vas a disfrutar mucho, mucho,
mucho, ¿okay? Confía en mi.— Respondió dulcemente. Solté un largo
suspiro.— ¿Puedo?— Cuestionó. Tomé una gran bocanada de aire y asentí.—
Te amo...— Susurró contra mis labios antes de impulsarse y entrar casi por
completo en mi interior.
Atrapó mi boca antes de que soltara un alto alarido, quejándome por la
extraña y un poco dolorosa sensación. Yoongi esperó pacientemente a que
me acostumbrara a su longitud, limpiando las pequeñas lágrimas que salían
de mis ojos y diciéndome cosas bonitas y dulces al oído.
Cuando empezó a moverse, traté de silenciar mis gemidos mediante atrapar
mi labio inferior entre mis labios, cosa que no le gustó al mayor.
— Quiero oírte...— Dijo.— Te vas a hacer daño si sigues haciendo eso.
Decidí hacerle caso, ya que él es el que sabe, y liberé mi labio adolorido,
dejando escapar una serie de ligeros gemidos y jadeos que eran mayormente
callados por los labios de Yoongi. Su mano izquierda, descaradamente, fue a
parar a mi miembro, haciéndolo subir y bajar al son de las embestidas,
mientras que la derecha jugaba con mis pezones, consiguiendo que de
endurecieran bajo sus caricias. Yo no me quedaba atrás pues, ahora que me
había acostumbrado un poco, acariciaba con descaro el torso marcado del
mayor, que se tomó la libertad de embestir un poco más rápido cuando vio
que lo estaba disfrutando.
— Dios Jiminie...— Jadeó.— Tan estrecho...— Sinceramente, no se si eso
era bueno o malo, pero a juzgar por la cara que puso lo estaba haciendo bien.
Flexionó un poco más mis rodillas, sorprendiéndose de lo flexible que era,
y me penetró más profundo, haciendo ver el cielo, las estrellas y todos sus
astros juntos. Ya me daba igual ser ruidoso, que todo el vecindario se entere
de quién está perdiendo la virginidad esta noche.
Un extraño cosquilleo se formó en mi vientre bajo, anunciando la llegada
de un excelente orgasmo. Yoongi también se notaba cansado, posiblemente él
también esté al borde de las puertas del cielo.
—Yoongi~...— Gemí.— Creo que voy a...
Y sin poder terminar la frase antes, todo el líquido blanco retenido en mi
interior salió a la luz, manchando mi abdomen y un poco el de Yoongi, que al
notar como mis paredes internas se estrechaban se vino en el interior del
preservativo. Nos tomamos unos momentos para recuperar la respiración, en
silencio, mirándonos fijamente a los ojos.
Una vez nuestros pulmones cogieron aire suficiente, Yoongi salió muy poco
a poco de mi y retiró el preservativo de su miembro, haciéndole un nudo y
tirandolo la papelera más cercana. Agarró unos pañuelos de papel que
encontró en mi mesilla y limpió el desastre que había dejado por todos lados.
Una vez desechó esos papeles, buscó sus boxers y se los volvió a poner,
dejándome a mi su camisa blanca. Ésta era estilo "oversized" así que si a él le
quedaba grande, a mi un poco más. Se tumbó a mi lado y atrapó mi cuerpo
entre sus brazos, tapándonos con una manta posteriormente y depositó un
suave beso en mi frente.
—¿Que tal ha ido? ¿Mh?— Preguntó revolviendo mi pelo.— ¿Dolió
mucho?
—Al principio, pero luego se sintió bien.— Contesté acurrucándome
contra su pecho.— A juzgar por tu apariencia, no pareces ser el tipo de chico
al que le gustan las cosas suaves...
—No todo es lo que crees, patito...— Respondió con una suave risa.
—¿Patito? ¿Por qué tantos apodos?— Cuestioné curioso.
—Me gusta llamarte de maneras lindas.— Admitió.— Y tus labios son
gorditos, como los de un pato.— Añadió con una amplia y tierna sonrisa.
Sacudí la cabeza, riendo entre su abrazo. Abracé su cuerpo y escuché
atentamente los calmados latidos de su corazón. Me había ganado la lotería
con este hombre.
—Gracias por ser así de gentil...— Murmuré adormilado.
—No tienes por qué darlas, bebé. Eres una delicada flor y quiero cuidarte
todo lo que pueda.— Susurró.— ¿Hay alguien que no te haya tratado así
antes?
—Mis ex- novios...— Contesté.— Todos querían estar conmigo para
llevarme a la cama y una vez que me engatusaban hasta llevarme aquí me
trataban demasiado rudo y me negaba a seguir. Nadie me ha cuidado tanto
como tú lo has hecho Yoongi...— Admití un poco triste por haber sido el
juguete de esa gente.
—Te aviso que como me encuentre a alguno de tus ex's por la calle se van
a quedar sin intestinos, se los voy a sacar por la nariz y...
—Ya amor. Di esas cosas cosas en tu mente si quieres pero no a mi. Eres
un basto...
—Lo soy de vez en cuando. Sobretodo si se trata de proteger a la persona a
la que quiero...— Dijo dulce, haciendo frotar nuestras narices.
¿Este era el mismo chico que hace un segundo quería sacarle los intestinos
a alguien?
—Te quiero Yoongi...— Susurré.— Agradezco que hayas sido tú el que
haya dado este paso tan importante y lo haya hecho bien.
—Yo también te quiero Jiminie. Ha sido un honor haberte desplumado la
flor.
—Así no es como se dice...— Murmuré con una risa cansada.
Quise quedarme hablando durante horas junto a él, pero el cansancio me
podía y mis parpados fueron pesando poco a poco y fui cayendo en un
profundo y feliz sueño, sintiéndome protegido entre los brazos de Yoongi.
Y de nuevo, aspirando su embriagante olor.
Capítulo 6: Suegras, Parte 1

Los tenues rayos de sol se colaron por la ventana, haciendo que mi visión
molestara y tuviera que abrir los ojos a duras penas. Eran apenas las nueve de
la mañana, pero el sol de otoño irradiaba con fuerza por el horizonte y no
hubo otro remedio que despertarme y hacer algo productivo.
Cuando me dispuse a salir de mi cama, una fuerza que me rodeaba la
cintura me impidió moverme de mi sitio actual. Giré mi cabeza hacia atrás,
descubriendo que Yoongi seguía aquí, abrazado a mi torso desnudo. Sonreí
cálidamente al ver sus facciones relajadas y un tierno puchero en sus finos
labios. Decidí que valía la pena quedarme un poco más, así que me acomodé
de nuevo, esta vez quedando cara a cara con Yoongi.
Sus labios se veían tan apetecibles que me fue imposible no besarlos
múltiples veces hasta que el mayor se removió un poco.
-Bebé, es pronto...- Se quejó adormilado, aún sin abrir los ojos.
-No seas dormilón...- Reí con suavidad.- Tenemos que levantarnos a
desayunar.- De nuevo, se volvió a quejar y apretó el abrazo.
-Un poco más...- Pidió restregando su nariz contra mi hombro suavemente.
Tuve que ceder.
¿Quién le diría que no a esta cosita tan tierna?
-Silo cinco minutos...- Contesté cerrando de nuevo mis ojos.
No tenía intención de dormir, simplemente quería quedarme bajo el abrazo
protector del mayor durante todo el tiempo que pudiera, escuchando los
latidos de su corazón y su calmante respiración que chocaba contra mi
cabello.
-¿Como estás?- Murmuró de repente.- ¿Te duele algo?
-Por ahora voy bien. No he probado a levantarme aún, no me has dejado...-
Contesté posando mi mano sobre su mejilla, que escaché entre mis dedos.
Luego de un rato molestándolo con besos y apretones de mejillas, conseguí
que la marmota que tenía por novio se levantara y le devolví su camiseta, que
la estaba llevando yo. Al sentarme en el colchón, tuve una ligera molestia en
los cuartos traseros, pero nada muy importante. No fue hasta que me puse en
pie que noté un dolor más fuerte. Solté un quejido y apreté mis puños.
-¿Estás bien, amor?- Cuestionó Yoongi sosteniendome con sus brazos.
-Me ha dolido al levantarme...- Murmuré notando como el dolor
desaparecía un poco.
-Es completamente normal. Luego tómate una pastilla y se irá enseguida.-
Aconsejó posando un beso en mi cabeza.
Me ayudó para terminar de vestirme y ordené con su ayuda un poco mi
cama. Por supuesto, tiramos los restos del paquete del preservativo y el que
había usado Yoongi anoche también. Por último, fui a guardar el lubricante
en mi mesilla de noche, encontrandome de frente con un papel doblado sobre
esta. Extrañado, lo abrí y leí el mensaje de su interior.
Alguien tuvo una noche buena, ¿eh?
No te levantes muy tarde para que puedas desayunar.
Ah, y dile a tu "amigo" que se puede quedar ;)
×Te quiero, mamá×
Los colores subieron a mis mejillas una vez leí la carta, y esto el mayor lo
notó, pues observó también el mensaje de mis manos y soltó una sonora
carcajada.
-Me cae bien tu madre.- Comentó antes de abrir la puerta de mi cuarto y
salir al comedor.
Lo seguí tan rápido como mi dañado trasero me dejó y descubrimos que mi
madre y mi hermano estaban sentados en la mesa con el desayuno ya
preparado, nos estaban esperando.
-Buenos días chicos.- Saludó mi madre sonriente.
- H-Hola mamá...- Tartamudeé rojo de vergüenza mientras me sentaba en
una silla.
-Buenas, suegra.- Saludó el mayor sentándose también.
-¡Yoongi!- Me quejé, poniéndome más rojo, si es que eso se podía.
-Jiminie, ¿no nos presentas a tu acompañante?- Mi hermano hizo una
mueca perversa y sonrió al ver que estaba muy avergonzado y nervioso.
Yoongi tomó mi mano, que estaba sobre la mesa, y me sonrió
ampliamente, esperando a que lo presentara.
-Amor, si no lo dices tú, lo digo yo...- Murmuró divertido.
-¡No- Lo frené antes de que se presentara como antes. Bufé y respiré bien
hondo antes de empezar la presentación.- Mamá, Jihyung, él es Yoongi... mi
novio...- Murmuré las dos últimas palabras, por lo que no se escucharon.
-¿Como dijo?- Preguntó mi madre.
-Soy su novio, señora.- Completó Yoongi, sonriendo de nuevo.- Déjeme
decirle que tiene un hijo hermoso, muy amable y educado. Un angelito.-
Añadió acariciando con dulzura mi mejilla.
Yo estaba más rojo que un tomate en la playa.
-¡Ay Jimin! Pero que linda pareja hacen...- Exclamó ella maravillada.-
Espero que éste sea por fin el indicado...-
-Lo es mamá.- Afirmé, mirando fijamente a los ojos gatunos de Yoongi,
que brillaban alegremente.- Es el indicado, lo se.
A mi madre casi se le saltan las lágrimas de la alegría que no podía retener
en su cuerpo. Se levantó y nos dió múltiples besos a ambos en la cabeza,
llenandonos de pintalabios morado toda la cara. Limpiamos ese desastre y
alegremente empezamos a desayunar. Pensé que Yoongi estaría más cortado,
ya que es la primera vez que ve a mi madre, pero para mi sorpresa se
desenvolvió muy bien. Parecía que ambos se conocían de toda la vida. En un
punto de la comida, me levanté hasta la cocina y busqué una pastilla para el
dolor, que encontraré en el armario y la llevé de vuelta al comedor para
tomarla con algo de agua. Mi madre, al ver esto, sonrió y su mirada viajó de
mi hasta Yoongi y de vuelta a mi.
-Habréis limpiado, ¿no?- Preguntó descaradamente. Yoongi se partió de
risa, pero yo casi me atraganto con la pastilla.
-¡Mamá, por Dios!- Exclamé, de nuevo rojo como una tetera.
-Lo digo muy en serio Jimin.- Dijo, aunque no me convenció. Ahora
dirigió su mirada a Yoongi.- Mas te vale haber gentil.- Fue el turno de
Yoongi de sonrojarse un poco.
- L-lo fui, señora. Traté de cuidarlo lo más que pude.- Afirmó.- Su hijo se
portó bien también.- Añadió con una sonrisa maligna mientras extendía su
mano para agarrar la mía, tirar de mi y dejarme sentado en su regazo.
- ¡Y-Yah! ¡No hables de nuestras intimidades, Yoongi!- Enterré mi cara en
el hueco de su cuello, haciendo reír a todos los presentes. El mayor se
disculpó dejando un beso en mi frente.
-Me encantaría seguir hablando pero debo ir a trabajar.- Mi madre se
levantó lentamente y agarró su bolso junto con sus llaves.- Encantada de
conocerte Yoongi. Cuídame a mi niño o te arranco los pelos uno a uno. Y
recuerden, usen protección.
-¡Mamá!- Volví a decir antes de que se marchara por la puerta riendo
sonoramente.
La habitación quedó en silencio después de eso. Mi hermano y yo tuvimos
una conversación silenciosa, acordando que el recogía la mesa para que yo
hiciera con Yoongi lo que fuera. A veces tener hermanos menores no está tan
mal...
-¿Qué te apetece hacer patito?- Preguntó Yoongi dulcemente mientras
jugaba con mi pelo.- Tengo una idea, pero no se si tienes ganas...
-Lo que sea que haga contigo está bien, cielo.- Respondí acurrucandome en
su pecho.
Pensó por unos momentos y finalmente me dió su propuesta.
-Yo he conocido a tu madre...- Empezó.- Es justo que tú conozcas a la mía.
Capítulo 7: Suegras, Parte 2

La propuesta del mayor me dejó paralizado, y un poco asombrado, en mi


sitio. Como Yoongi me contó hace tan solo dos días, su madre estaba
enferma, no sé como actuar si algo pasa estando allí. Soy bastante tímido y en
ocasiones extremas me bloqueo y no digo nada más que balbuceos.
Aún así, los ojitos de Yoongi irradiaban ilusión y ¿quién se atrevería a
decirle que no?
-Está bien...- Cedí finalmente en un susurro.- Vamos a vestirnos y vayamos
a ver a tu madre.
El mayor sonrió con amplitud y dejó posado un beso en mi mejilla para
posteriormente ayudarme a llegar de vuelta a mi cuarto. Él no tenía ropa aquí,
así que aprovechando que nuestra complexión física era parecida, le presté
unos vaqueros y una camiseta.
-Ahora me siento Jimin...- Bromeó deslizando la camiseta por su torso.
-Te sentirás enano e inservible entonces...- Murmuré inconscientemente
mientras terminaba de ponerme los pantalones.
Pensé que el mayor no lo había escuchado, pero se acercó a mi posición,
agarró mi mano con suavidad e hizo que me girara para verle a los ojos.
-Me siento el ser humano más bonito del planeta. Educado, lindo y
precioso.- Declaró seriamente, mirándome a los ojos.- Me siento Jimin.
Aparté la vista tanto avergonzado como triste, pues yo no me sentía nada
de las anteriores cosas nombradas por el mayor.
-No vuelvas a decirte esas cosas, pequeño.- Dijo con un suave susurro, casi
rogando.- Eres el ser vivo más especial que he visto nunca.
Y con esa frase que casi hace que me ponga a llorar como un bebé y un
tierno beso en los labios, salimos de mi apartamento tras regalarle una sonrisa
al mayor, que me devolvió nada más verla.
Tomados de las manos, caminamos hacia la izquierda, subiendo la calle y
alejándonos de mi barrio. Estuvimos en silencio la gran parte del tiempo, he
descubierto algo más de Yoongi: es un chico de pocas palabras.
El cálido sol impactaba contra mi pálida piel, calentando mi cuerpo ante el
frío que hacía estando en la sombra. Había bastante ajetreo hoy en las calles.
Las universidades se tomaron una semana de vacaciones, razón por la que
hoy martes estoy aqui, y muchos estudiantes aprovechan el tiempo libre para
salir.
-¿Está muy lejos tu casa?- Pregunté un tanto distraído mientras miraba a
los grupos de amigos reunirse en los parques.- Las cuestas de esta ciudad me
están matando. No quiero que la primera impresión de tu madre sea la de un
chico sudoroso...
Yoongi paró poco a poco en la sombra que daba un edificio. Pensé que
quería cruzar el paso de peatón, pero me miró fijamente a los ojos,
haciéndome sentir incómodo.
-Cielo, creo que te lo he explicado.- Dijo sereno.- Mi madre está internada
en el hospital...
Un jarro de agua fría cayó en ese mismo instante en mi cabeza, dejándome
paralizado.
¿Cómo olvidar eso? ¡Fue lo primero que pensé ante su propuesta de ir a ver a
su madre!
- O-Oh, Y-Yoongi, lo siento. S-Se me había olvidado...- Me disculpé
agachando la cabeza.
-No te preocupes amor, no estoy molesto.- Me respondió dejando un beso
en mi coronilla.- Debes saber que podemos encontrarnos de todo al llegar.-
Retomó la conversación mientras continuabamos caminando.- Hay días que
mamá está mejor y otros que está muy débil. No se que tal estará hoy, así que
no puedo garantizarte como responderá o actuará.- Terminó con un aire triste,
que sólo hizo que mi angustia empeorara.
Solté su mano para agarrarme de su brazo y apoyar mi mejilla en éste.
-No pasa nada, amor. Lo entiendo.
Esto era incómodo a más no poder...
Al llegar a la recepción del hospital, se me revolvieron las tripas. Estaba
tan nervioso que podría vomitar aquí en medio y provocar la atención de
pacientes y enfermeros.
Yoongi no se quedaba atrás. Tan solo al entrar por la puerta, el agarre que
tenía de nuevo sobre mi mano se apretó y su mandíbula se tensó a la vez que
un escalofrío lo hacía temblar.
-Nervioso por que su novio conozca a su madre...- Pensé.
Subimos hasta la planta número diez en el ascensor. Me dedicó una
pequeña sonrisa mientras esperábamos a que el aparato nos subiera y se la
devolví lo mejor que pude, pues los músculos de mi cara también estaban
paralizados.
Una vez allí, buscamos el número de la habitación y llamamos a la puerta.
Un débil "Adelante" se escuchó amortiguado y Yoongi giró el pomo para
abrir la pesada puerta.
Lo primero que vi fue la cama donde su madre estaba tumbada. Lo normal
en un hospital: sábanas blancas y muchos cables que desembocaban en
máquinas.
La mujer no era tan mayor como creía. Tendría unos cuarenta y pocos años,
tez blanca y cabello oscuro y largo. Estaba despierta, pero sus ojos parecían
no enfocar bien, pues vacilaban por toda la estancia. Sus labios rosados se
encontraban agrietados, pero aún así eran lindos.
Su expresión confusa se tornó en una pequeña sonrisa cuando consiguió
enfocar a Yoongi.
-Yoonie...-Murmuró débilmente, levantando con cuidado uno de sus
brazos para extenderlo hacia su hijo.
-Hola mami...- Murmuró Yoongi dulcemente, acercándose para sostener la
mano de su madre.- ¿Cómo te encuentras?
El mayor se sentó en una silla al lado de la camilla y esperó a que su madre
respondiera. Se notaba que le costaba, ya que estaba tan débil que casi no
podía parpadear bien.
-Ya sabes. Me voy a morir tarde o temprano y la enfermera no me quiere
dar un gin-tonic...- Bromeó riendo suavemente.
-¡Mamá! ¡No digas eso!- Exclamó entre risas Yoongi, en un tono un poco
más alto, pero sin gritar.
Ahora entiendo de donde sale su forma de ser.
-¿Y este chico tan guapo que me has traído?- Ahora la vista de la mujer
pasó de Yoongi hasta centrarse en mi, que seguía de pie casi en la puerta.-
¿Es un stripper?
-¡Mami!- Dijo de nuevo avergonzado, con rubor en sus mejillas. Contuve
una risa y me acerqué a la silla vacía junto a Yoongi.- Mami, él es Jimin. Es
mi novio.
Lo dijo con tanta naturalidad que me avergoncé de cómo se lo había dicho
yo a mi madre.
La mujer observó mis facciones detenidamente y luego miró a Yoongi de
vuelta, sonriendo ampliamente.
-Encantada de conocerte, Jimin.- Dijo finalmente, estirando su mano para
estrecharla con la mia.- Eres muy lindo. ¿Que haces saliendo con Yoongi?
-Mamáá~...- Se volvió a quejar infantilmente.
-Su hijo es lo mejor que me ha pasado en la vida.- Respondí tras amainar
mis leves carcajadas.- Es un chico muy bueno, aunque no siempre lo
parezca...
La madre rió de nuevo y acarició la mejilla de Yoongi.
-Me parece genial que hayas encontrado a alguien que valga la pena. Es la
primera vez que te oigo pronunciar la palabra novio con orgullo...
Miré confuso a Yoongi. ¿Yo era su primer novio?
-Nunca... Nunca tuve una pareja como tal.- Se explicó.- Todos eran
simples ligues o sólo sexo. Técnicamente... tú eres mi primero novio.- Acabó,
tratando de esconder los colores de sus mejillas.
Eché una mirada cómplice con su madre y ambos reímos tiernamente al
ver al otro así. Lo abracé con fuerza mientras su madre nos miraba orgullosa,
casi al borde del llanto.
-Espero que sean muy felices juntos.- Declaró.- Cuidame a mi niño, Jimin.
Y tú cuida a éste ángel, Yoongi.
-Lo haré...- Respondimos a la vez uniendo nuestras manos.
Tras despedirnos de la señora Min, que ya tenía que descansar, salimos del
hospital y llegamos a una cafetería cercana. Ambos nos sentamos en una
mesa a pedir un café y algo que comer, ya que el hambre volvió a nuestros
cuerpos.
-Tu madre es la mejor.- Dije sin más.- Te pareces mucho a ella y la tratan
tan bien... El ángel aquí eres tú Yoongi.- Declaré con una sonrisa.
-Créeme, tú eres un ángel.- Contestó sorbiendo su café sólo.- Le has caído
muy bien. Ahí donde la ves, es una mujer exigente. Muy exigente. Es extraño
que nada más verte le hayas agradado. Causas sensación allá donde vayas
Jimin.
-Ojalá fuese así.- Bromeé riendo junto a él.- Estaba muy nervioso. Estuve a
punto de echarme atrás. Y podía notar como tú también lo estabas. Cuando
entramos casi me aplastas la mano...
-Oh, no, no estaba nervioso por el encuentro.- Respondió con un extraño
brillo en los ojos.- Le tengo auténtico pavor a los hospitales.- Continuó sin
pestañear.- Me aterran y los odio pero tengo que ir a ver a mi madre sí o sí...
Vaya, eso es.... valiente.
-Cada día me sorprende más todos los secretos que tienes. ¿Por qué les
tienes miedo?- Pareció tensarse de nuevo.
-Te lo contaré en su debido momento, no es algo que quiera recordar...
-Oh, esta bien, supongo...- Respondí algo incómodo.
Tuvimos un corto periodo de silencio hasta que unas voces se escucharon a
mis espaldas, desde la puerta del local.
-¡Hey Suga!- Exclamó una voz desconocida para llamar la atención de
Yoongi.
-Mierda...- Murmuró él.
-¿Qué pasa?- Cuestioné alarmado.
-Todo está bien. No digas nada y no hagas caso a nada. Nada de lo que
diga o digan es cierto, te lo explicaré todo más tarde.- Explicó rápidamente
mientras seguía con la mirada a la persona o personas, que se acercaban a
nosotros.- Ahora verás por qué yo no soy un ángel... ¡Hey Wonho! ¿Que pasó
hijo de puta?
Capítulo 8: "Parque"

Yoongi salió de su asiento para recibir a las cinco o seis personas que había
allí de pie. No inspiraban muy buena espina: ropas holgadas y oscuras,
alguno que otro fumaba y vi que varios tenían tatuajes en sus cuellos o
brazos, una vista nada tranquilizadora.
-Suga cacho imbécil.- Dijo el tal Wonho, saludando a Yoongi... O eso
creo.- No te hemos visto en dos días enteros, ¿donde te habías metido, puta?
-He estado un poco...- Su mirada vaciló y llegó a cruzarse con la mía por
unos segundos.- Ocupado. Cosas de la vida, ya sabes.
-Te perdiste la batalla ayer.- Habló ahora otro, un poco más bajito pero
igual de intranquilizador. Tenía cara de niño pero se podía ver que tenía sus
años.- Brutal. Minho volvió a perder, está teniendo una mala racha
últimamente...-
Wonho se percató de que yo estaba aún sentado, mirándolos a todos sin
entender y con los huevos puestos de corbata. Me tensé en mi asiento cuando
su filosa mirada y la de todos sus amigos se enfocaron en mi.
-Vaya, venías acompañado...- Murmuró.- ¿Qué fue de Key? ¿No te lo
estabas follando?
Yoongi apretó su mandíbula.
-Dejé lo que fuera que tenía con él hace ya un tiempo imbécil, te lo conté
el otro día.- Lo dijo con tono burlón, pero escondía furia.
-Oh, ya veo. Entonces esta es tu nueva puta... Un niño muy mono, tiene
buen trasero.- Wonho se acercó aún más y puso su cara muy cerca de la mía,
admirando cada centímetro de mi cuerpo. Podía ver como Yoogi casi no
podía ocultar su ira.- Levántate.- Ordenó. Lo miré dubitativo y endureció su
expresión.- Ya lo has oído, ponte de pie.
Tembloroso, y con muchas ganas de irme corriendo por la puerta trasera,
me levanté de la silla y me paré frente a él. Tomó mi mano con rudeza para
hacerme dar una vuelta en el sitio y admirar mi cuerpo mejor. Cabe destacar
que su mano traviesa apretó mi nalga justo cuando soltó su agarre.
Me acabo de sentir un poco como un objeto de exhibición...
-No está mal tu nuevo rollo.- Se dirigió de nuevo a Yoongi.- No parece
muy inteligente pero tiene buen físico. Te bastará para que lo folles un par de
veces y que te de placer. Espero que cumpla bien su labor aunque bueno,
contigo no me debo preocupar, escoges a las mejores perras de la zona. Que
suertudo eres marica.- Acabó con una carcajada y palmeó con fuerza el
hombro de Yoongi, al que estaba por explotar la vena del cuello.- Nos
largamos, compadre. Algún día préstame a este chico.- Guiñó su ojo en
dirección a Yoongi y después de despedirse de él y volver a tocar mi trasero,
se largaron todos.
Me quedé mirando a Yoongi fijamente mientras que éste miraba al suelo,
como debatiendo algo en su propia mente, ido por completo del mundo.
Estuve un largo rato como un pasmarote, esperando a que dijera algo, al
menos una explicación de todo lo que acaba de pasar.
-Vayamonos. Al parque.- Fue lo único que dijo.
-No.- Declaré.- Quiero saber qué ha sido todo esto.
-En el parque...- Murmuró.- Te lo explico en el parque.- Miró en mi
dirección y noté el tono de súplica en sus ojos, así que no tuve más remedio
que seguirle mientras me tomaba del brazo.
No tardamos demasiado en llegar a dicho parque aunque estaba pasando un
largo rato de mi casa, pero Yoongi caminaba tan rápido que llegamos
enseguida. Estaba solitario, poca gente iba a esta parte de la ciudad, preferían
las zonas más altas, donde estaban los centros comerciales.
Cabe destacar que en este parque Yoongi me dejó plantado el otro día...
Traté de no pensar en aquello y seguí al mayor, que se iba directo a la zona
de césped, la más alejada de la entrada. Una vez allí, podíamos contemplar
sobre la colina un tanto elevada los edificios de la ciudad.
Me hizo sentarme en el césped con él y tomó mis manos, mirándome
fijamente a los ojos.
Sus dedos estaban congelados.
-Eres el ser más hermoso del mundo.- Dijo de repente y sin dudar en
ningún momento.
Chasqueé mi lengua.
-¿Y lo dices ahora? ¿Después de haberme sentido como un estúpido trofeo
delante de tus amigos?- Cuestioné bastante molesto ante su impertinencia.
-Ellos no son mis amigos.- Dijo.- Son conocidos, ni siquiera me caen bien
a día de hoy. Ha sido todo un malentendido, por eso te dije que yo no era un
ángel. Soy un maldito demonio Jimin.- Apartó un segundo la vista para
observar unos pájaros volar.- Ya sabes que me gano la vida rapeando y esa
zona es peligrosa. A lo largo de la vida he hecho contactos, muchos, algunos
buenos y otros malos. Mayormente de los segundos. Ese grupo por ejemplo,
los peores de todo. Drogas, peleas, alcohol e incluso violaciones. Nunca,
repito, nunca he participado en el tercer concepto incluso cuando ellos me
presionaron a hacerlo. Aún así, he hecho cosas nefastas con mucha frecuencia
en el pasado.- Sus pulgares jugaron con la suave piel de mis manos.- Son
peligrosos. No dudarán en matar a quien sea por lo que sea. Son... unos putos
sádicos. Antes... antes de empezar a oir sobre ti, me follaba a todo bicho
andante, por eso Wonho ha dicho esas cosas de mis amantes y putas y tal.
Empecé a cambiar cuando Taehyung me habló de ti. Llegué a la conclusión
de que tú y yo éramos muy distintos y que no podría conquistarte si no
cambiaba de actitud, por eso empecé a reflexionar sobre mi pasado y poco a
poco me fui alejando de esas cosas. Wonho no sabe que tú y yo estamos
saliendo de verdad, y no va a saberlo.- Giré la cabeza a un lado, confuso.- Es
un maldito bocazas. Se lo cuenta todo a todos. Si llego a decirle algo, primero
me dirían de todo: que si soy un ñoño, un marica, un cursi... eso me importa
lo más mínimo. Lo que de verdad importa es que lo vaya largando por ahí y
llegue a oídos peligrosos. Tengo muchos enemigos en este mundillo y harían
lo que fuera por joderme, y lo que más me rompería y jodería ahora es que le
hicieran daño a mi amor. No me perdonaría que por culpa de mi mala fama tú
salieras herido de cualquier manera. Por eso prefiero mantenerlo secreto
delante de ellos, no quiero que dañen a la flor más bonita de mi jardín.-
Suavemente, atrajo mi cuerpo hacia el suyo y me envolvió con sus brazos,
dejandome apoyado sobre su pecho.- Siento que hayas tenido que oír todo
eso. Lo de que yo era así de suelto, créeme, no soy así ya. Y tú no eres nada
de lo que dijo ese idiota, no eres ni mi perra, ni un trofeo ni un simple ligue
para follar. Tú eres Jimin, mi Jimin, la persona a la que más amo en este
mundo. Olvida todo lo que te hizo sentir Wonho, estuve a punto de pararlo
pero pensé en las consecuencias y decidí dejarlo pasar. Lo siento por que te
haya manoseado ese asqueroso. Si me lo encuentro de nuevo no toleraré que
llegue a tal extremo.- Para finalizar, hizo que levantara mi cabeza y besó con
delicadeza mis labios, que no tardaron en seguirle el ritmo. Me apegó más a
su cuerpo y acarició mis anaranjados cabellos por un rato.
-Entiendo que hagas todo esto, yo también lo haría si fuera para
protegerte.- Dije al cabo de unos minutos.- Solo espero no volver a
encontrarme a ese idiota, ni solo ni contigo.
-Como te vuelva a hacer algo así le cogeré las pelotas, las freiré a la parilla
y luego...
-Amor, ¿qué te he dicho de esas expresiones?- Pregunté riendo
suavemente.
-Oh, es verdad. Lo siento.- Contestó riendo de igual manera.- Hablando de
eso de encontrartelo solo, ve con cuidado si vas a salir a solas. Quién sabe
que podría pasar. De hecho, si te sientes observado o te estan agrediendo o lo
que sea, busca a unos tíos con una chaqueta roja y un tigre bordado en la
manga. Son colegas de confianza míos, buena gente, sin drogas ni
violaciones o asesinatos. Si pasa algo en mitad de la calle, búscalos, están en
cada esquina. Diles que eres mi novio y te ayudarán en lo que necesites, tanto
para volver a casa como para defenderte y me avisarán del problema. Estoy
más tranquilo si sé que ellos están por ahí...
-Haré eso. Eres un poco... ¿paranoico?- Bromeé levantando mi mirada para
encontrarme con la suya.- Te preocupas mucho por mi: esperar hasta que
llegue a mi piso, guardaespaldas...
-Solo quiero proteger lo más importante de mi vida de esta ciudad tan
nociva.- Contestó en un dulce susurro.- Hice una promesa una vez...- Pausó y
observó al cielo.- Prometí que si alguna vez me enamoraba de verdad, que
cuidase de esa persona con todas mis fuerzas. Mi madre me hizo prometer
aquello ya que mi padre no la protegía adecuadamene a ella y no quería que
me convirtiese en eso...
-Aww... Eso es muy lindo...- Murmuré tiernamente mientras lo abrazaba
entre mis brazos con fuerza.- Gracias, trataré de protegerte lo mejor que mis
pequeñas manos me dejen.
Yoongi carcajeó tanto que se cayó hacia atrás, dejándome a mi tumbado
sobre su pecho.
-Lo siento, es que eso sonó muy tierno.- Dijo finalmente secando sus
lágrimas de la risa.
-Oye, una cosa.- Dije una vez paró de reír.- ¿Por que venir a éste parque?
Teníamos varios parques cerca y quisiste venir al que está al otro lado de la
ciudad...
-Al final nunca tuvimos nuestra primera cita aquí.- Comenzó.- Jimin,
bienvenido a tu primera cita.
Me sonrojé a más no poder mientras escuchaba al mayor reír de nuevo.
¿Cómo éste chico tan dulce fue una vez un necio callejero?
A veces pensaba que Yoongi mentía.
Luego veía en que ciudad vivíamos y recordaba que eso era normal aquí.
Lo raro es que salgas como yo, educado y fino...
Capítulo 9: "Secretos"

Nos pasamos toda la tarde dentro del parque, tumbados en el césped,


dándonos mimos y besos mientras algunas miradas curiosas se posaban sobre
nosotros y algún que otro transeúnte sonreía ante nuestra dulzura.
Todo el momento bonito fue interrumpido por una llamada en mi teléfono,
que era enviada por Taehyung.
- Hyuuung~- Dijo al descolgar con un tono infantil.
-Felicidades Tae, has interrumpido mi primera cita.- Dije irónico, notando
como el mayor reía por como de movía su pecho, en el que estaba apoyado.
- Oh, así que eso has estado haciendo estos días, estar con Suga... No te he
visto casi, ¿vienes a mi casa a tomar algo? Te puedes traer a Suga si
quieres.- Propuso. De fondo podía escuchar perfectamente la voz de Hoseok
y la de alguien más que no pude identificar.
-Tae pregunta que si quieres ir a su casa para tomar algo.- Informé al
mayor tapando el micrófono del teléfono.
-Me parece genial, no tengo nada que hacer hoy.- Respondió sacudiendo
un poco de hierba que había en mi pelo.
-En veinte minutos estamos allí.-
-¡Okay!~- Dijo finalmente antes de colgar la llamada.
-Cojamos el metro.- Propuso el mayor mientras se levantaba.- Ya está
oscureciendo, no es seguro. Dichoso tiempo de otoño. Es casi de noche a las
seis...
-De verdad hijo, eres más paranoico...- Murmuré bromeando.
-Precavido, eso es lo que soy.
Sin más discusión, salimos por la salida opuesta a la que habíamos usado
para entrar. Ésta quedaba más cerca de la estación de metro, no la antigua
donde se efectúan las batallas de rap, sino una nueva que abrieron hace poco
más de tres años.
Tal y como dijo Yoongi, estaba anocheciendo y la chusma comenzaba a salir
de entre las sombras. Menos mal que tengo a un novio ultra paranoico y que
supongo que sabrá defensa personal. Que pringado sería si no supiese defensa
personal.
Aunque bueno, yo no sé de eso...
Pero pasando la mayor parte del tiempo en las calles supongo que se
aprenderá algo.
-¿Sabes defensa personal?- Pregunté para aclarar mis dudas.
-Mm... No sé si llamarlo así pero sí, se defenderme perfectamente. Si no
supiera ya habría muerto veinte veces. Es algo que se aprende en las calles
pero es bueno saberlo aunque no pertenezcas a ese rollo, te podría salvar de
muchos apuros.- Contestó serenamente mientras doblabamos la esquina para
bajar las escaleras del metro.
-¿Me enseñarías algún día?
Sus labios se curvaron en una sonrisa a la vez que sus ojos desaparecían.
-Cuando tú quieras te doy una clase.- Respondió.
Una vez entramos al solitario tren, nos sentamos en los asientos vacíos que
encontramos. El trayecto hasta casa de Taehyung no era muy largo,
estaríamos unos quince minutos en tren y luego simplemente teníamos que
subir una calle para llegar a nuestro destino.
El vagón permanecía en silencio la mayoría del tiempo. A esta hora sólo iba
gente normal que volvía del trabajo o de clases, pero podía ver un par de
hombres adultos que no inspiraban mucha confianza.
Yoongi se percató de esto y cambió de sitios conmigo, quedando él más cerca
de los tipos chungos y yo hacia el otro lado. Escondí mi cara de vergüenza en
su hombro.
-No es necesario tanta protección...- Susurré en su oído.
-Creéme, sí lo es.- Afirmó seriamente en el mismo tono.
Dejamos el vagón atrás, y con él esa gente rara, y salimos de nuevo a la
calle, donde era casi noche cerrada, aunque el reloj marcaba las siete de la
tarde.
-Ese tío que se sentó a tu lado es un violador.- Dijo de repente. Giré mi
cabeza hacia él con una expresión confusa.- A pesar de ser más mayor, lo
conozco perfectamente. Era parte de un antiguo grupo callejero que aún a día
de hoy permanece, pero sus miembros son más jovenes, va por generaciones.
Él es de una de las primeras generaciones.- El viento helado chocó con mi
cuerpo y me vi obligado a refugiarme en Yoongi.- Es experto en perseguir,
intimida, amenazar y violar a sus víctimas, tanto hombres como mujeres. Sus
casos no salen a la luz porque las víctimas están tan asustadas y
traumatizadas por sus amenazas que no le cuentan nada a la policía. No se
fijó en ti, y menos mal, porque si llega a hacerlo te haría la vida imposible y
luego se aprovecharía de tu cuerpo. - Un escalofrío recorrió mi espalda al
imaginarme tremenda catástrofe.- Tengo buen ojo para estas cosas y
afortunadamente se mucha información. No podía permitir que sus ojos se
fuesen a ti porque no soportaría que su próximo blanco fueses tú.
Estuve callado unos momentos, procesando toda la información que
acababa de llegar a mi cerebro. Puede que al fin y al cabo la protección de
Yoongi si me ayude en esta ciudad.
-Gracias...- Opté por decir finalmente.
-No tienes que agradecerlo hermoso, eres el amor de mi vida y mi promesa
dictaba que te protegería a todo coste.- Dulcemente, escachó mis mejillas con
una mano y me soltó para tocar a la puerta de Tae, a la que acabábamos de
llegar apenas unos segundos.
-¡Chicos!- Exclamó felizmente al vernos.- Pasad, hace frío...
Nos invitó al calor de su hogar y lo agradecí con toda mi alma. La
chimenea estaba encendida y emanaba calor muy necesario ahora mismo.
-Calorcito~...- Murmuré dulcemente sentándome frente al fuego para
calentar mis manos.
-Tae, amor, ¿has visto...?- Una pregunta a mis espaldas fue interrumpida
en mitad de la frase.
Me giré para ver que el que acababa de entrar al salón no era Hoseok, sino
Jungkook, que estaba en Jungshook mirándonos a mi y a Yoongi.
Intercambió miradas con Tae durante un momento y reanudó la conversación
el más mayor.
-¿Q-Qué es eso de amor, Kook?- Dijo muy falsamente.- Anda, déjate de
tonterías...
-Algo se cuece aquí...- Susurró Yoongi sentándose a mi lado.
-Ya te digo...- Afirmé pegándome a su cuerpo para un plus de calor.
Hoseok llegó de la planta superior un poco más tarde y los tres se nos
unieron junto al fuego con chocolate caliente un rato después. Las
conversaciones fueron sobre lo que habíamos hecho estos días que no
habíamos hablado,ya que yo estaba acostumbrado a ver a Tae todos los días.
-Entonces, ¿lo vuestro es oficial?- Preguntó Kook sorbiendo de su taza y
dejándose un bigote hecho de chocolate.
-Lo és.- Afirmé con seguridad entrelazando mi mano con la de Yoongi.
-¿Qué se siente al salir con un acosador Jimin?- Cuestionó Hoseok con
sorna, ganándose un golpe en el estómago por parte de Yoongi.
-No soy ningún acosador...- Murmuró molesto.
-Un poco sí amor...- Dije de vuelta.- Pero gracias a eso ahora estamos
juntos.- Acorté las distancias entre nuestros rostros y besé por medio segundo
sus labios.
-Oow~- Dijeron los otros tres conmovidos por la escena.
Vi el momento perfecto para desvelar el pastel.
-Y vosotros, ¿cuándo lo vuestro será oficial?- Pregunté así como quién no
quiere la cosa.
Los tres restantes se pusieron muy neviosos. Se miraban entre ellos y
sudaban a más no poder.
-¿Q-Qué hablas Jimin?- Dijo Hoseok co una risita nerviosa.-¿N-Nuestro?
¿Q-Que nuestro?
-Entre nosotros tres no hay nada. B-Bueno entre Hoseok y yo sí pero
Jungkook...- Tae se vió interrumpido por Kook, que soltó su taza de goloe en
el suelo.
-Se acabó.- Sentenció. Elevó su mirada para encontrarse con las nuestras,
confusas.- ¿Quieren la verdad? Ya para qué mentir, era demasiado obvio.
-Jungkook...- Susurró Hoseok.
-No Hobi. Ya es hora de contarlo.- Cogió mucho aire, cerró los ojos y
pronunció sus palabras.- Es cierto. Tae, Hoseok y yo estamos saliendo.
Capítulo 10: "Estrellas de plástico"

Vaya, la jugada me había salido mejor de lo que esperaba.


Pensaba que esa idea mia y de Yoongi de que entre los tres había algo sería
falsa, simples imaginaciones, pero al parecer algo sí se cocía entre estos tres.
-Llevamos saliendo cuatro meses.- Continuó el menor.- Al principio eran
solo Tae y Hoseok, pero una cosa llegó a la otra y ahora somos los tres.- La
repentina confianza que había ganado el menor se disipó, convirtiéndolo de
nuevo en el joven tímido que era. Bajó su mirada y jugueteó con sus dedos,
nervioso.- Y-Yo estaba ya cansado de mentir. Me sabía mal y al final no
sirvió de nada, ustedes dos ya sospechaban que algo estaba pasando.-
Continuó. Sus ojos estaban cristalizados.- P-Perdonadme Tae, Hoseok, no se
si ustedes estaban preparados para decirlo pero yo no podía aguantarlo más...
El salón quedó en un silencio sepulcral.
Tae y Hoseok se miraban nerviosos, Jungkook pareció liberar sus lágrimas
silenciosamente y yo sonreí un poco ante la confirmación de la pareja.
O bueno, del trío...
-Si ayuda en algo...- Empecé a decir, ganándome la atención de todos.- Yo
me siento muy orgulloso de ustedes tres.- Una chispa de esperanza brilló en
los ojos de Kook.- Si les soy sinceros, veía viable una pareja entre Tae y
Hoseok, pero también veía viable una entre Tae y Jungkook, así que los tres
son el trío perfecto.- Dije finalizando con una amplia sonrisa.
Los tres se dedicaron un par de miradas más antes de acercarse y darnos un
asfixiante abrazo a mi y a Yoongi. El mayor se veía bastante incómodo ante
el gesto.
-Gracias...- Se escuchó amortiguado.- De verdad, muchas gracias...- Tae
sorbió su nariz y se separaron de nosotros, entre sonrisas y lágrimas de
alegría.
-¿Por qué deberían dárnoslas?- Cuestionó mi pareja.
-Somos algo extraño. Nuestra relación... no es completamente normal.-
Explicó Hobi- No sabíamos cuál sería su reacción y por eso tanto secretismo.
Me siento aliviado de ver que nos aceptan como somos.
Esta tierna escena terminó con besos. Primero, los labios de Tae se
pegaron con los de Jungkook. Seguidamente, los del menor fueron a
encontrarse con los de Hoseok y, por último, éstos fueron a parar hasta los de
Tae.
Quería llorar de lo bonito que fue.
Decidimos silenciosamente que lo mejor era dejar al trío en paz, así que
ayudamos a recoger las tazas y tras ponerme mi abrigo salimos al frío de la
calle. Era entrada la noche, las doce por lo menos, pero aún así las calles
seguían teniendo gente en ellas.
No mala gente necesariamente. Jóvenes, adultos, gente normal al fin y al
cabo.
Pude ver también esa gente del bando de Yoongi, a los que me dijo que podía
recurrir si algo malo me pasaba.
-¿Te apetece dormir en mi casa hoy?- Preguntó mi acompañante de
repente, sin previo aviso.
Mi corazón dió un vuelco y quise dar un mortal hacia atrás.
- Esto...- No quise sonar demasiado emocionado.- M-Me parece bien. ¿No
le molestará a tu padre?
Esto pareció tensar al mayor. Apretó la mano con la que me tenía agarrado,
haciéndome un poquito de daño y frunció el ceño hasta más no poder. Estuvo
callado durante un largo medio minuto hasta que volvió a abrir la boca.
-Estará fuera de la ciudad, de viaje. No nos molestará.- Respondió sin más,
secamente y con su mirada fija en el camino.
No pude evitar un sentimiento de culpa. Seguro que la razón para ponerse
así era su padre, y yo se lo había recordado.
Estúpida baja autoestima.
- P-Perdoname Yoongi.- Me disculpé en un susurro.- No quería
incomodarte...-
Agh, ¿por qué tengo lágrimas en los ojos?
Yoongi pareció reaccionar y detuvo el paso, mirándome con preocupación.
Agarró mis manos, heladas por el viento alisio de la noche, y las envolvió
entre las suyas que, al contrario que las mías, estaban calientes.
-No, perdóname tú a mi. No quise hablar tan secamente, es sólo que...-
Agachó la mirada y se mordió el labio.- Te prometo que te lo explicaré
cuando lleguemos a casa. Te diré todas las cosas que te he ocultado hasta
ahora. Espero que no tengas mucho sueño, va para largo...
Asentí aún un poco triste y sobre mis labios sentí la presión de los de
Yoongi, nuevamente cálidos y suaves. Éstos se levantaron para volver a
posarse sobre la piel de mi frente y mi cuerpo pasó a estar pegado al suyo en
un abrazo calentito. Su corazón iba tranquilo, podía escucharlo, ya que tenía
mi oreja pegada a su pecho.
-Vamos, Jiminie. Se nos hará más de noche...- Dijo sacándome de mi
ensoñación.
Volví a asentir con la cabeza, ahora un poco mejor, y lo seguí nuevamente
hasta la boca de metro. Nuestra parada, según me dijo, estaba más lejos.
Vivía en una zona alejada del centro de la ciudad, que aunque no era muy
grande, tenía sus partes y en concreto, yo vivía en la mas segura.
Lástima que Yoongi viviera en la más peligrosa.
¿Recuerdas el metro abandonado de las batallas de rap?
Pues el tío vivía en la calle paralela a esa.
-Este barrio es un poco...- Me aventuré a decir una vez salimos del metro.
-Peligroso.- Completó.- Lo se de sobra. Si te traigo aquí es porque de
verdad quiero pasar la noche contigo. Es demasiado arriesgado para un chico
de tu zona estar aqui, pero mientras estés conmigo todo ira bien.
Observé bien las calles. Oscuras, botellas de vidrio vacías por doquier,
algún que otra aguja que no sabía por qué estaba allí y mendigos o jóvenes
con pinta de vendedores de droga en las esquinas.
Sí, este barrio no era para mi.
Por suerte, evitamos cualquier tipo de altercado y llegamos sanos y salvos
a la casa de Yoongi. Me esperaba un piso pequeño, sucio, no muy bien
decorado, pero me encontré con algo distinto.
Para empezar, su casa era de dos plantas. No vivía en un edificio.
A pesar de que era pequeña, estaba bastante bien distribuida y finamente
decorada. Era limpia y pulcra, todo estaba en su orden.
Dejé mi chaqueta en el perchero antes de entrar por completo al recibidor y
me quedé a un lado, esperando a que Yoongi se quitara su chaqueta.
El tour fue rápido y preciso, tampoco había mucho que explicar. Según lo
que dijo, su madre se había encargado de ayudarlo con la decoración y se
podían permitir esta casa con ayuda del dinero ganado en el rap y el trabajo
de su padre.
Lo que a mi me interesaba era su habitación y las historias que me contaría
esta noche.
Una vez subimos a su cuarto, me senté en su cama y lo observé mientras el
contrario cerraba la puerta y encendía la calefacción.
-Te prestaré un pijama.- Anunció abriendo un cajón de la cómoda y
lanzándome un pijama largo que, por supuesto, olía a él y a su perfume.
Más chulo que un ocho y con mi pijama ya puesto, me miré orgulloso al
espejo. Siempre quise hacer estas cosas de pareja con alguien, ponerme sus
chaquetas y ropa que oliera a él. Observé como el mayor se cambiaba y vi
algo que me impactó y juraría que no estaba ahí antes.
-Yoongi, ¿tienes tatuajes?- Pregunté asombrado.
El mayor se giró extrañado, arqueando una ceja.
-¿No te habías dado cuenta?- Negué con la cabeza.- ¿Ni siquiera cuando
estábamos...?
-Estaba muy oscuro, no los vi.- Contesté acercandome para apreciarlos
bien.
Tenía muchos. Du antebrazo izquierdo estaba repleto de ellos. Eran cosas
que no llegué a comprender: simbologías, muchos colores y demás
elementos. Tenía otro estilo tribal en el hombro derecho y, por último, uno
con forma de flor en la nuca.
-¿No tienes ninguno en forma de corazón que diga "mamá"?- Bromeé
ganándome un leve empujón juguetón.
-Eso es muy basto. Incluso para mi.- Respondió riendo, poniendose
finalmente la camiseta.
Nos tumbamos boca arriba en la cama y observamos el techo durante un
rato. Me pareció curioso que, pegadas en el techo, hubieran esas figuras de
estrellas y planetas que brillan en la oscuridad, las que les ponen a los niños
para que no le teman a estar a oscuras.
-¿Tienes miedo de la oscuridad?- Pregunté de pronto. El contrario se
sonrojó.
-Estoy acostumbrado a dormir con algo de luz. Me cuesta hacerlo si no hay
rastro de ella, así que compré eso para poder ver un poco.- Contestó un tanto
avergonzado.
-Aww...- Murmuré acariciando su barbilla.- Yoongi es aún un bebé.-
Bromeé con tono infantil. Esto sólo hizo sonrojar más al mayor
- Lo soy, lo admito.- Dijo rendido, haciendome reír a carcajadas.
Posteriormente, se unió a mi risa y me rodeó con un brazo.
De nuevo, todo quedó en silencio, nos quedamos embobados mirando a las
estrellas de plástico.
-Bueno...- Dijo.- ¿Qué quieres saber sobre mi?
Capítulo 11: "Confesiones"

Me acomodé un poco mejor sobre el pecho del mayor, pensando en qué iba a
preguntar primero y cómo lo iba a hacer. El objetivo de esta noche era sacar
toda la información que podía, pero quería ser cauteloso para no herir los
sentimientos de Yoongi.
-Háblame de tu padre.- Propuse, jugando con el borde del cuello de su
camisa.- Siempre te tensas cuando lo nombras, ¿qué hay con él?
Suspiró pesadamente, cerrando los ojos y tomándose un tiempo para
pensar en su respuesta mientras era acariciado en su cabeza por mi mano.
-Él no es el mejor padre del mundo.- Comenzó.- Quería mucho a mi
madre y a mi hermano, pero con mi llegada a la familia comenzó a
desarrollar un odio por todos nosotros, sobretodo por mi, al no ser deseado.-
Noté cómo retorcía el borde de las sábanas.- Nunca se atrevió a levantarle la
mano a mi madre, afortunadamente, pero todos esos golpes que no soltaba
me los ganaba yo. Mi madre no podía hacer nada, estaba débil y no tenía la
fuerza de voluntad suficiente como para defenderme pero eso a mi no me
importaba. Prefería ser el blanco de sus golpes mientras mi madre no lo
fuera.- Tomó una bocanada de aire.- Cuando mamá ingresó en el hospital,
todo cayó sobre mi. Al no estar ella presente para al menos echarle la bronca
por regañarme, aprovechó para golpearme todo lo que quería. Siempre tuve
una actitud indiferente ante esto, prefería no meterme en más problemas.
Cierto día me dijo que tenía que contribuir a la familia o me echaría de casa,
ya que debíamos pagar tanto el tratamiento de mi madre como los gastos del
hogar, así que ayudé con lo que mejor se me daba: rapear.- Soltó una risa
irónica.- No le hizo ni pizca de gracia, pero al menos llevaba algo de dinero
aunque él se imaginaba que llegaría a ser empresario como era él, pero el
rollo traje y corbata no me va, como has podido comprobar. Creo que la
mayor parte del dinero del tratamiento lo pongo yo, he comprobado que su
cifra ha bajado considerablemente, pero ya me la suda, no estoy para juegos.-
Soltó de nuevo un suspiro, esta vez dejando su mirada sobre la mía.- ¿Tienes
alguna curiosidad más?
Pensé por un largo rato, pero con el disgusto de saber quién era en verdad
su padre no se me ocurría nada. Me daba pena que Yoongi tuviera que sufrir
todo eso con lo buen chico que es.
Como yo me entere de quién es el padre, no tiene tierra para correr.
-¡Ah, si!- Exclamé.- La primera vez que dije tu nombre real te enfadaste y
me gritaste bastante, ¿hay alguna razón para eso?- Pregunté curioso.
Echó la cabeza hacia atrás, con un gruñido.
-También por mi padre...- Murmuró con rabia.- Simple y sencillo: a mi
madre no se le ocurrió otra cosa que ponerme el mismo nombre que mi
padre.- Abrí los ojos hasta lo que pude.- Así es: somos Min Yoongi y Min
Yoongi. Ya imaginarás por qué no me hace gracia mi nombre...
-Si no te gusta puedo volver a llamarte por tu apodo...- Murmuré,
agachando la mirada mientras pensaba que podría haber estado incomodando
al mayor todo este tiempo.
-Oh, claro que no bebé.- Se apresuró a decir.- Si sale de ti no suena tan mal
como siempre....- Susurró dulcemente antes de posar durante un instante sus
labios sobre los mios.
-Otra cosa.- Dije.- ¿De qué conoces a Hoseok?
-Como casi todo el mundo que conozco, lo vi por primera vez en el metro
abandonado, en una batalla de baile.- Respondió, llevando su mano hacia mi
espalda para acariciarla.- Desde entonces, somos inseparables. Es un buen
chico, no se mete en cosas ilegales ni nada de eso. Y ama mucho a Tae, lo
respeta demasiado. Bueno y supongo que a Kook también....- Completó con
una risa y colo su mano bajo mi camisa, tocándome con sus dedos calientes.-
¿Más cosas?
-Mm... ¡Sí, la última!- Pegue nuestras frentes lentamente, dejando poco
espacio entre nosotros.- ¿Tú me quieres?- Pregunté infantil, haciendo un
puchero.
-Aw, pues claro que si, mi vida.- Respondió.- Te amo más que a mi propia
existencia. Eres el ser más precioso que he visto nunca, podría pasarme horas
mirándote y no aburrirme nunca.- Hizo rozar nuestras narices con suavidad
mientras me miraba a los ojos.- Agradezco demasiado que te hayas cruzado
en mi vida. Tú, pequeño, hiciste que creyera en el amor. Suena a cliché pero
es cierto...- Bromeó, finalizando la frase con un largo beso en mis labios.
Cerré los ojos ante el delicado toque, explorando cada parte de su cavidad
bucal con mi lengua, queriendo nunca separarme de ella. El sonido húmedo
de nuestros besos resonaba por toda la habitación, acompañada por los
coches pasando, música que se escuchaba a lo lejos y algún que otro pajarillo
que aún no se había ido a dormir.
-Yoongi~...- Murmuré al separarme.- ¿Y si seguimos con esto mañana?-
Pedí con una sonrisa de lado.- Que tal si me enseñas cuánto aguanta esta
cama...- Hablé lascivo, acercándome a su oreja para soltar un descarado
gemido mientras seguidamente acariciaba su torso.
-Te pones caliente muy fácil, ¿será por lo de ser virgen?- Preguntó irónico,
atrapando una de mis redondas nalgas con sus manos.
-Puede, pero es más porque tu rodilla está justo donde mis partes íntimas y
hace presión.- Expliqué riendo. En la posición en la que estabamos era dificil
no excitarse.- Vamos~...- Rogué.
Hice mi cuerpo rodar hacia la derecha, quedando ahora boca arriba su
costado, dejando ver el leve bulto en mi pantalón y mis mejillas sonrojadas.
Yoongi reaccionó y se puso sobre mi, dejando cada rodilla a un lado de mi
cadera y sus brazos junto a mi cabeza. Nuestras respiraciones chocaban, con
casi nuestros labios tocándose, pero nos tomamos un momento para aumentar
el apetito sexual.
-Yoongi, hazme el amor~...- Pedí, dejando ambos brazos sobre mi cabeza y
abriendo mis piernas para rodear su cadera, dejándome completamente
expuesto y a disposición del mayor.
Capítulo 12: "Gritos"

Hice el esfuerzo más grande del mundo para no soltar un chillido en alto
cuando su boca impactó contra la piel de mi cuello. No sabía de dónde salía
esta sensibilidad ahora, pero podía sentir cada zona que tocaba el mayor
arder. Una vez tuvo suficiente mordiendo y besando mi cuello, no dudó en
sacarme la camiseta que antes me había dejado y la lanzó al aire, dejándola
caer en algún punto de la estancia. Pasó ahora a jugar con mis dos pezones,
que ya estaban más que erectos por su primera acción. Lamía y mordía como
gustase, me encontraba totalmente sumiso ante sus toques que, como
siempre, eran tan delicados como la seda.
-Eres tan hermoso...- Murmuró sobre mi piel, haciendo chocar su aliento
contra mi cuerpo.- No sé cómo no te lo habían dicho antes, Jiminie...- En un
furtivo movimiento, fui despojado de mis pantalones junto con mi ropa
interior, que también se perdieron en la inmensidad de la noche.
Fue su turno de quitarse prendas de ropa, empezando por la camiseta, así
dejándome ver su delicadamente tonificado cuerpo, que no tardé en palpar
con mis manos. Mientras tanto, él iba deslizando su pantalón de pijama hasta,
de nuevo, lanzarlo al suelo. Temblé de excitación al ver su anatomía desnuda
situada entre mis piernas, mordiendo mi labio y enrollando las sábanas entre
mis dedos. Una brisa de aire se coló por la ventana, volviendo a hacerme
temblar, pero esta vez de frío.
- Hace frío hoy, ¿no?- Preguntó, observando la ventana entreabierta.-
Aunque yo estoy muy caliente...- Bromeó, soltando una sonrisa pícara.-
Arreglaré eso.-
Destapó las sábanas de un lado, haciendo que me metiera bajo ellas para
seguidamente colarse junto a mi, dejando toda la manta posada sobre su
espalda, cubriendo ambos cuerpos. Volvió a hacer conectar sus labios con los
míos de forma pasional, tomándose la libertad de acariciar mi ya duro
miembro. Con la mano libre y sin dejar de masturbarme, abrió un cajón a su
derecha, sacando un bote con lubricante y unos preservativos. Echó
directamente el líquido sobre mis cuartos traseros, deslizando el primer dedo
con más facilidad que la última vez.
Me sostuve de sus hombros cuando empezó a moverlo de dentro hacia fuera,
murmurando leves gemidos que hicieron sonreír al mayor. Los otros dos
dedos vinieron rápido y ya no me dolió sentirlos dentro.
-Yoongi~...- Gemí.- T-Te necesito dentro ya...- Rogué sumisamente,
volviendo a elevar mis brazos sobre mi cabeza.
Yoongi rió y sacó sus dedos de mi interior, dejando una sensación de vacío
en mi y se dirigió ahora a la caja de preservativos, abriendo uno.
-Está bien si...- Murmuré tímido.- Está bien si no lo usas...- Completé
sonrojado hasta las orejas.
-Oh... ¿No te parece...poco seguro?- Cuestionó, también indeciso y
sonrojado.
-Si es contigo está bien...-
-De acuerdo, lo que mi pequeño desee...- Sonrió, dejando el paquete de
nuevo en el cajón.- Si pillamos algo, al menos moriremos juntos...-
-¡Yoongi!- Me quejé mientras reía, dando un golpe suave en su hombro.
El mayor movió mi cuerpo bruscamente, agarrándome por debajo de mis
muslos y pegándome más a su pelvis, mi entrada casi rozando su miembro.
Se impulsó dentro, tomándose unos momentos para que yo le diese la luz
verde. Sus embestidas empezaron dulces y pausadas, mimándome con cada
acción que hacía, besando mi cuerpo con sus dulces labios.
- A-Ah, Yoongi~...- Jadeé cuando noté que aumentaba la intensidad.- M-
Más...- Rogué, tomando sus labios.
Hizo caso a mi mandado y se apoyó con los codos a ambos lados de mi
cabeza para mover sus caderas más rápido, pronto llenando la habitación con
gemidos, suspiros y sonidos de piel contra piel. Me era imposible no gemir en
alto y eso parecía gustarle al mayor.
-Música para mis oídos...- Susurró con sorna, mordiendo el lóbulo de mi
oreja.
- C-Ca...¡Ah~! C-Cállate...- Espeté, ayudando al movimiento haciendo que
mis caderas se fuesen hacia atrás.
Me sentía a punto de rozar las puertas del cielo y noté que Yoongi estaba
igual, ya que su respiración se volvía entrecortada y aumentó ligeramente la
velocidad. Me estaba apretando considerablemente ahí detrás, algo que
tampoco pareció molestar al mayor.
-Dios Jiminie... Apretas tan bien...- Jadeó, haciéndome sentir avergonzado.
Aún no me acostumbraba a este tipo de cosas.
- ¡Yoongi~! ¡M-Me vengo~!- Chillé, arañando la espalda del menor.
Fui a soltar el último grito de placer, pero el sonido lejano y amortiguado
del cerrojo de una puerta nos detuvo a ambos antes de llegar al clímax.
Yoongi palideció y se quedó estático, escuchando como abajo alguien se
movía.
-¿Yoongi?- Preguntó una voz masculina desde la planta baja.
-Mierda, me cago en la hostia...- Susurró el mayor.
-¿Quién es? ¿Qué pasa?- Susurré de vuelta, notando como Yoongi se
deslizaba con cuidado fuera de mi.
No respondió, simplemente bajó de la cama y me puso la camiseta
rápidamente, tendiendome mi ropa interior también.
-Yoongi, ¿q-qué ocurre?- Pregunté en voz baja, preocupado.
-Es mi padre.- Respondió, dejándome de piedra.- Si te ve no sé que me
hará, o qué te hará a ti...- Susurró.- No te puedo sacar de casa y menos dejarte
solo en la calle...- Pensó en alto.
- ¿Min Yoongi? ¡Respondeme!- Exclamó su padre, su voz sonaba más
cerca.
-Joder. Jimin, al armario.- Espetó, cargandome en brazos desde la cama
hasta meterme en su armario.- No salgas ni digas absolutamente nada, veas lo
que veas, no hagas nada, por favor.- Pidió, dándome un rápido beso antes de
cerrar las puertas.
En ese instante, la puerta de su cuarto se abrió y, gracias a que el armario
tenía unas rendijas, pude ver lo que pasaba con claridad. Su padre, un hombre
de unos cuarenta años, vestido de traje y con pelo negro corto, entró, con una
expresión no muy amable.
-Se llama al entrar, estoy desnudo...- Le dijo Yoongi con rabia, buscando
su ropa y empezando a vestirse.
-¿Es así cómo saludas a tu padre después de tres semanas sin verlo?-
Preguntó irónico.
-Agh...- Gruñó.- Hola padre. ¿Contento?- Le respondió.
Su padre apretó los puños y gruñó de vuelta.
-Da igual, no venía a hablar de eso.- Dijo.- Me ha llegado una llamada de
tu universidad, no has asistido a ninguna clase desde hace un mes. ¿Te parece
bien gastar el dinero así?- Formuló con enfado, aunque Yoongi lo miró
impasible.
-Sabes perfectamente que he tenido que visitar a mamá esta temporada
porque ha tenido muchos altibajos. Es más, ¿de qué te quejas? ¿Quién paga
mis estudios? ¿Tú?- Soltó una risa irónica.- Es mi dinero, y hago lo que me
salga de los mismísimos huevos con él. Prefiero ir a ver a mamá, cosa que tú
no has hecho en dos meses y medio y perder dinero a arriesgarme a no ir.
Deberías empezar a preocuparte más por tu esposa y menos por tu trabajo
que, oh vaya, no ganas no lo suficiente como para ayudarme a pagar el
tratamiento de tu mujer.
Observé la escena tenso, era una batalla reñida constante, aunque Yoongi
no se bajaba del caballo y su padre parecía que tampoco. Yo en una situación
así ya me habría echado a llorar...
-Cuida tu boca, mocoso estúpido.- Contraatacó su padre.- Estás bajo mi
custodia y bajo mi casa, y aquí se hace lo que yo te ordene, que para eso soy
tu padre.
-Ah, para cuando quieres eres mi padre...- Volvió a reír Yoongi.- Cómeme
el escroto papá, tú y yo sabemos que yo no te importo una mierda, no hagas
ahora de "padre buenazo". No me has hecho caso en toda tu maldita vida, me
has golpeado, insultado, echado de casa tres veces ya y aun así ¿quieres que
piense que te importo? Ya no soy un niño. Sólo me quedo aquí porque es lo
que mamá quiere y como ella muera por culpa de que no abonas tu parte del
tratamiento, te juro que no tienes Daegu para correr porque-
Su frase se vió interrumpida por una cachetada por parte de su padre. Me
paralicé en el sitio, conteniendo mi aliento. Todo el valor que Yoongi había
ganado pareció haberse disipado, ya que se quedó estático, tragándose sus
lágrimas. En el momento en que fue golpeado por la pierna de su padre en las
costillas, dejé de mirar, me partía al alma la situación que estaba
vislumbrando. Simplemente escuchaba ruidos de golpes, mas ningún quejido,
grito o reproche salió por parte de Yoongi, solo oía a su padre gritarle
insultos. Todo amainó unos veinte minutos más tarde, cuando su padre dijo:
-Me vuelvo a marchar a mi "estúpido trabajo". Ojalá y te mueras, gusano
asqueroso.- Escuché como se iba, azotaba la puerta del cuarto, bajaba y
agarraba sus cosas para azotar de nuevo la puerta de salida.
Dudé si salir o si quiera abrir los ojos. Opté por lo segundo por ahora y los
abrí, vislumbrando a Yoongi sentado de rodillas en el suelo, delante de su
cama y con la cabeza agachada. Parecía sollozar en silencio y yo quise llorar
con él al verlo de esa manera, exactamente igual que cuando lo vi en la
cancha de baloncesto.
Abrí el armario lentamente, saliendo sin hacer ruido para aproximarme a él
como si de un animal asustadizo se tratase.
Ni siquiera se movió.
Capítulo 13: "Vendas de animales"

Caminé en silencio hasta el mayor, quien no pareció darse cuenta de mi


movimiento, ya que ni se inmutó. Me senté como un indio a su lado y esperé
por una reacción, aunque de nuevo no pasó nada. Ya que no parecía que el
mayor fuese a hacer algo, di el primer paso, moviéndome de lugar hasta
quedar de rodillas frente a el. Abrí mis brazos y rodeé diagonalmente su
torso, dejando el izquierdo apoyado en su hombro y el derecho cruzando su
espalda, sin decir nada, simplemente reposando mi cabeza en su hombro en
silencio. Moví mi mano por su espalda con suavidad, tratando en todo
momento de hacerlo sentir acompañado, que es lo que probablemente
necesitaba. Al escucharlo sollozar un poco más audiblemente, dejé un beso
sobre su hombro y esperé a que hiciera algo.
-Estoy aquí amor...- Susurré.- Y no me iré. Sabes que te amo, ¿no es así?-
Pregunté con voz dulce, acariciando ahora su cabello.
Noté como sus dos brazos se movían despacio hasta abrazarme, apresando
mi torso con cuidado y, de nuevo, sin articular palabra alguna aunque no me
importaba, sabía que necesitaba desahogarse. En medio del silencio, tarareé
una dulce canción que me cantaba mi madre cuando era pequeño antes de ir a
dormir. Ya no recordaba la letra, pero sí el ritmo suave y pausado, que
siempre lograba relajarme. Pareció funcionar, ya que sus sollozos dejaron de
escucharse y su respiración fue calmándose poco a poco.
Me separé de él lentamente hasta quedar cara a cara. Sus ojos estaban
rojos, al igual que su nariz, exactamente como en la cancha de baloncesto.
Tomé su rostro con mis manos, limpiando con mis pulgares las lágrimas que
aún escapaban de sus cuencas y regalándole una cálida sonrisa, que pareció
funcionar, ya que vi como uno de los lados de su boca se elevaba levemente.
Reí suave y me aproximé a hacer contacto, besando sus labios delicadamente
para expresarle todo mi amor y comprensión.
-Te amo...- Susurré al separarme, dejando otro suave beso sobre su mejilla.
-Lo siento tanto, Jimin...- Fue lo primero que dijo.- Siento que hayas tenido
que ver eso...-
-No lo sienta, hyung.- Respondí.- No fue su culpa, nada de lo que nombró
tu padre fue tu culpa.- Agachó su vista de nuevo.- Si te sirve de consuelo,
tenía los ojos cerrados cuando todo ocurrió.- Confesé con una risilla, que se
contagió al mayor.- Ese es el Yoongi que me gusta ver...- Le dije al verlo
sonriente.
-¿Qué he hecho yo al merecer a un ángel como tú?- Preguntó
retóricamente, acariciando mi mentón.- A pesar del poco tiempo que nos
conocemos, sabes perfectamente como tratarme en situaciones así, es
increíble...-
-Cuando se trata de la persona a la que amas, siempre sabes qué hacer...-
Murmuré, mirando directo a sus ojos antes de volver a besarlo con amor.
Se formó otro silencio, pero no incómodo esta vez, simplemente
disfrutábamos de la compañía del otro. Caí en la cuenta de que Yoongi había
sido golpeado y que probablemente necesitara atención médica.
- ¿No te duele... donde sea que te haya golpeado?- Pregunté, agarrando el
borde de su camisa.
-Oh, no Jiminie, está bien...- Dijo, aunque sabía que era mentira.- No hace
falta, ya estoy acostumbrado, no me hizo daño...- Trató de calmarme con una
sonrisa rota, que no hizo más que inquietarme.
-Mi amor, deja que te ayude, ¿si?- Dije suave y pausado.- Te ha hecho
daño, de eso estoy seguro, necesito comprobar que todo está bien. Ahora
hazme el favor y levántate, siéntate en la cama y sácate la camiseta.
Obedeció a duras penas, tambaleándose un poco al levantarse y fue
quitando su prenda superior poco a poco, dejándome ver la parte delantera de
su torso. Estaba llena de moratones pequeños por todos lados, pero los que
más me preocupaban eran los situados en un lateral de sus costillas y en la
boca de su estómago. Di la vuelta a la cama para mirar su espalda, donde
habían más heridas, pero menos graves. Lo dejé ahí y me dirigí a la mochila
que había traído con mi ropa, donde siempre guardaba un botiquín de
emergencia, ya que soy muy torpe y me hacía daño con facilidad.
De dentro de la caja saqué una crema especial para morados, que empecé a
esparcir por las zonas donde tenía golpes menores, para que se fuera secando
poco a poco. Luego pasé a su herida en las costillas, que era grande y se
tornaba negruzca. Lo miré con una ceja levantada.
- Y me dices en serio que eso no te duele...- Dije irónico, señalando la
grave herida.- ¿Tienes hielo abajo?
-Sí, en el congelador debería haber.- Contestó.- Ya bajo yo a...-
-Tú no bajas a nada, iré yo.- Zanjé, alejándome de su cuerpo para bajar las
escaleras principales.
Como dijo, en el congelador encontré dos bolsas azules con hielo y las
envolví en paños antes de subir con ellas. Le di una a Yoongi para que la
sostuviera donde se encontraba su herida en la boca del estómago y yo puse
una sobre la otra en las costillas.
-¿Cómo es que sabes tanto de medicina?- Preguntó.- ¿Estudias algo
parecido?
-Estudio fisioterapia, es mi último año.- Contesté.- Pero nos obligaron a
hacer un curso intensivo de primeros auxilios, así que sé tratar estas
situaciones...
Asintió con la cabeza, pero yo sabía que era curioso y quería preguntar
más.
- ¿Para qué es el hielo en los moretones?
-Los moretones grandes se hinchan con facilidad y pueden llegar a tardar
en desinflarse mucho tiempo y te aseguro que duele bastante.- Expliqué.-
Sobretodo si se te hincha en de la boca del estómado.- Le señalé la zona a la
que me refería.- Si eso se infla puede hacer presión en tu estómago y
provocarte náuseas, que no es muy bueno que digamos...
Acabada la explicación, quité el hielo de su costilla, aunque le dije a
Yoongi que dejara el que tenía él y apliqué la pomada en éste. Al ser tanta la
cantidad de producto y tan grande la herida, me pareció sensato poner una
venda alrededor para que absorba. Saqué unas nuevas del botiquín y al
momento de ponerlas, Yoongi rió.
-¿Tienen que ser vendas con animalitos?- Preguntó, observando el objeto
con estampado de ositos en mis manos.
- ¿A que es mono?- Pregunté riendo.- No tengo otras, así que vas a tener
que ponerte estas...
Reí malignamente y lo envolví bien en la venda, dejando la zona cubierta.
Seguidamente, quité el hielo de su estómago.
-¿Notas algo si hago esto?- Dije, antes de presionar suavemente la herida
de esa zona.
-Mm... ¿Dolor?- Respondió.
-Bien, no se te ha hinchado, al menos no demasiado.- Volví a por la crema,
curando la última herida y vendandola con la venda de ositos.
Ya curado, le puse la camiseta de nuevo y rebusqué por un último objeto
en el botiquín. Le enseñé la paleta de fresa al mayor, quien la miró confuso.
- ¿Para qué es eso?- Preguntó.
-Es por haberte portado bien.- Le respondí con una risa.
- Ni que fuera un niño...- Murmuró junto con un gruñido.
-Ah, pues si no la quieres la guardo...- Amenacé serio.
-No, no, no, no. La quiero, la quiero.- Se apresuró a decir, arrebatandome
el caramelo de las manos.
Reí mientras me levantaba y me lanzaba a la cama, que estaba aún
desordenada. Yoongi se sentó a mi lado, con la paleta en la boca mientras
acariciaba mi pelo. Fui a decirle que me hablara o de lo contrario me
dormiría, pero parece ser que el sueño es más rápido e hizo que cayera en
sueño profundo fácilmente.
Capítulo 14: "Photographer"

Desperté cuando el sol de la mañana bañó la habitación, se nos había


olvidado bajar la persiana...
Me encontré abrazado a Yoongi, quien tenía los ojos cerrados a mi lado, pero
su respiración era rápida, no parecía estar durmiendo.
-Buenos días~...- Murmuré, estirándome entre los brazos del mayor, que
abrió los ojos.
-Buenos días mi pequeño...- Me devolvió el saludo, esbozando una tierna
sonrisa.
Algo en su mueca no me transmitía que había tenido una buena noche.
-Yoongi, ¿dormiste algo?- Cuestioné, acariciando el cabello de su nuca.-
Tus ojeras te llegan hasta la barbilla...
-Cuando mi padre me golpea no logro dormirme.- Confesó.- Me quedé
acariciándote toda la noche con los ojos cerrados, pero no descansé nada.
Suspiré pesadamente, dando un rápido beso en sus labios.
-Podrías habérmelo dicho y así hablábamos...- Le dije con un puchero.
-Te veías demasiado tierno durmiendo, no quería arruinar semejante obra
de arte.- Revolvió mi cabello anaranjado y se sentó en la cama, estirando los
brazos hacia arriba para hacer sonar su espalda.
Lo imité, quedando sentado a su lado mientras esperaba a que dejara de
estirarse. Bajamos de la cama y llegamos hasta la cocina, donde me senté en
la encimera mientras veía a Yoongi preparar café. Se mostraba tan calmado
que parecía un ángel; con su cabello despeinado y una expresión medio
adormilada.
-Si me sigues mirando así voy a tener que cobrarte...- Bromeó, haciéndome
sonrojar.
- L-Lo siento... es que eres muy guapo...- Murmuré agachando mi cabeza.
Vi como se acercaba y me rodeaba la cintura con los brazos.
-Tú si que eres guapo.- Susurró contra mis labios antes de besarme.- El
niño más guapo del planeta.
- ¡A-ay, para~!- Me quejé. No estaba acostumbrado a tanto cariño.
Simplemente me dejó sentado en la mesa mientras reía, yendo a buscar la
cafetera y un par de tazas. Una vez volvió, se sentó frente a mi y sorbió de su
taza mientras agarraba una manzana del frutero. Lo imité, saboreando el
dulce café. Se había tomado la molestia de ponerle azúcar afortunadamente.
-Jiminie...- Me llamó, haciendo que me girara para ver sus orbes gatunos.-
¿Me dejarías hacer una sesión de fotos contigo de modelo?- Preguntó de
manera pausada, como si fuese lo que preguntas todos los días al despertar.
-¿Yo? Eh...- Dudé, ya que la pregunta me había pillado por sorpresa.
No considero mi cuerpo lo mejor que haya en el planeta, es más, no me
gusta mirarme al espejo, porque eso significa tener que ver todas mis
imperfecciones. Yo venía con baja autoestima de fábrica, pero durante toda
mi vida he recibido críticas de todos los que se cruzan en mi camino, y lo
peor es que llego a creerme las cosas que me dicen. No sé si sería capaz de
tener una sesión de fotos en condiciones, no me gustaría ninguna foto en la
que salga...
-Si estás dudando por tu físico, quieto ahi.- Dijo de pronto el mayor,
sacándome de mis pensamientos oscuros.- Tú y solo tú, Park Jimin, eres la
persona más hermosa del planeta, y quien venga a decirte lo contrario es un
tremendo gilipollas.- Me miró penetrante, pero no tratando de amenazarme.-
Tienes el cuerpo más perfecto que haya visto en años y un rostro tan
angelical que sólo pudo haber sido esculpido por los dioses. ¿Cómo no ves lo
que yo veo? Eres perfecto en todo tu esplendor, Jimin. Ten una sesión de
fotos conmigo y te demostraré que eres el claro ejemplo de la ley de la
proporción de Policleto, el ser humano más perfecto de la faz de la Tierra.
Me quedé callado, aún mirándolo fijamente, pero tenía la necesidad de
apartar la vista. Seguramente los colores habían subido a mi cara ante tanto
halago. Quería llorar de felicidad, nadie me había dicho nada tan bonito
nunca.
-Lo haré...- Murmuré inaudiblemente.- S-Si eso me ayuda a aceptarme
como soy...- Tamborileé mis dedos en la taza, nervioso y avergonzado.
-Verás como acabarás viéndote como yo te veo...- Susurró suavemente,
tomando mi mano.- Gracias por ser fuerte y acceder a hacerlo, Jiminie.
-¿Por qué una sesión de fotos?- Pregunté.- ¿Es un hobby que tienes o
simplemente te dió el punto?
Mi pregunta le hizo reír suavemente.
-¿Recuerdas que mi padre dijo que no había asistido a mi universidad en
un mes?- Asentí con la cabeza. Ahora que lo recuerdo, era algo que quería
preguntarle anoche, pero me quedé dormido...- Estudio fotografía en la
Universidad politécnica, solo que por el tema de mi madre no he podido
asistir demasiado.
-Oh, eso explica por qué nunca te vi por allí...- Murmuré.
-Sí, pero yo estoy en el ala de artes y tú en el de ciencias de la salud, no
nos cruzaríamos mas que en los recreos.- Explicó.- El proyecto de fin de
curso es entregar una sesión de fotos hecha por ti de temática libre. Me costó
encontrar el tema de mi sesión, pero creo que tú eres perfecto para ello. Serás
mi musa...- Susurró dulcemente, tomando mi mano entre la suya.- Si apruebo
ese trabajo, aprobaré el curso, sin importar si he asistido a clase o no.
Rasqué mi nuca nerviosamente.
-Vaya, es mucho peso recaido sobre mi...- Murmuré con una risa.
-Sacaré matrícula de honor solo por el simple hecho de tenerte a ti...
Volví a reírme avergonzado y me levanté para sentarme en su regazo en la
otra silla, rodeando su cuello con mis brazos y besándolo con ternura,
agradeciendo todas las palabras bonitas que me había dicho hasta ahora.
Observé el reloj de la cocina, que marcaba las doce y cuarto del mediodía y
accedimos que sería mejor vestirnos y hacer algo productivo.
-Te enseñaré mi hermoso barrio.- Dijo mientras buscaba una ropa limpia
para mi.
- ¿Hermoso?- Pregunté sarcástico, sacando mi camiseta de pijama y
poniéndola sobre la cama.
-Aunque no lo creas, esta zona tiene su encanto. Es peligrosa, lo se, pero
tiene sitios bonitos.- Explicó, dejándome unos jeans azules rasgados y una
camiseta negra.- Espero que no te importe que la camiseta sea un tanto...-
Paró a mitad de frase, ya que empezó a reírse como un maníaco cuando vió
como quedaba la camiseta puesta sobre mi.
Me giré para mirarme al espejo y llevé mi mano a la cara, observando que
en el centro de la camiseta había una caricatura de una mujer semidesnuda.
-¡Yoongi!- Exclamé volteandome, viendo como el mayor se sostenía de
una silla para no caerse de la risa.- ¡No pienso ir con eso por la calle, es
denigrante!
-Está bien, está bien...- Dijo, secándose las lágrimas.- Te sorprenderá saber
que esa camiseta no es mía, es de... en realidad no tengo ni idea. Alguien se la
dejó aquí un día y ahí dentro estaba guardada...
-Ah, muy bonito, dejándole ropa inadecuada y que alguien dejó en tu casa
a tu novio...- Dije irónico, sacandome la prenda para dejársela al mayor.-
Dame algo más normal, por favor...
Me tendió una camiseta azul oscuro, que comprobé para ver si había algo
extraño, pero simplemente tenía un dibujo en la parte trasera de una galaxia.
Me la puse junto con el jean y mis zapatos y esperé al mayor junto a la
puerta, quien ya se terminaba de vestir. Nos dispusimos a salir de la casa,
pero justo llamaron a Yoongi al teléfono.
-¿Diga?- Dijo al descolgar. Alguien contestó al otro lado y el mayor
palideció, quedándose estático en el sitio.- ¡¿Cómo?! ¡Voy, ya voy para allá!-
Exclamó, soltando mi mano para correr a buscar sus llaves mientras lo oía
sollozar.
-Yoongi, amor, ¿qué pasa?- Pregunté alarmado.
-Es mi madre, ¡corre, tenemos que ir al hospital!- Gritó, tomándome de la
mano y abriendo la puerta.
Capítulo 15: "Corre"

Mierda...
Salimos corriendo como desgraciados de la casa, tomados de la mano y
esquivando a todo el que se interpusiera en nuestro camino. Traté de seguir el
ritmo de Yoongi, pero éste era tan rápido que temía caerme en alguna
esquina. Para llegar hasta el hospital, había que tomar el metro y llegar al
centro, donde yo vivía, y caminar unas calles, estaba bastante lejos pero
teníamos que darnos prisa. Al entrar a la estación de metro, yo fui a dirigirme
hacia donde se compran los tickets, pero Yoongi siguió adelante, pasando a la
zona donde pones el ticket y te dejan pasar.
-Yoongi, tenemos que comprar...- Dije, pero él ya estaba agarrandome de
las caderas para elevarme y pasarme al otro lado.
- ¡No hay tiempo ahora! ¡Aquí nadie compra tickets!- Exclamó, saltando
con agilidad para reunirse conmigo en el otro lado.
Por suerte, el vagón acababa de llegar y pudimos entrar sin ningún
problema. No había nadie dentro, así que Yoongi se permitió soltar un alto
sollozo mientras se sostenía de la barra del techo para no caerse. Yo también
quería llorar, pero preferí tragarme las lágrimas para no alterar más al mayor.
Lo abracé por el torso, usándolo de soporte y a la vez tratando de
reconfortarlo.
-Todo irá bien Yoongi...- *Susurré, aunque no me encontraba muy seguro.
Sollozó lastimero, yendo en busca de mis labios al segundo, besandolos
temblorosamente y refugiándose en mi hombro después. Acaricié su nuca
mientras observaba el reloj del vagón. ¿Tanto tardaba el metro en llegar al
destino?
Parecieron horas pero finalmente llegamos al centro de Daegu y fue momento
de echar a correr de nuevo. Salimos por la bocacalle y Yoongi fue directo a
subir por la calle principal, pero tardaríamos demasiado si íbamos por allí.
-Vayamos por el atajo.- Le dije, tirando de su mano hacia mi izquierda
para meternos por una serie de callejuelas ocultas y de noche bastante
peligrosas.
Tuvimos que esquivar un par de gatos callejeros y algún que otro borracho
que había durmiendo, pero llegamos con éxito a la calle del hospital.
Entramos como balas, subiendo directamente en el ascensor hasta la planta
donde se encontraba su madre.
- N-No sé si van a d-dejar que entres c-conmigo...- Susurró Yoongi,
limpiando sus lágrimas con la manga de la chaqueta.- P-Puede que tengas que
quedarte fuera...
-No pasa nada, amor.- Sonreí para tratar de hacerlo sentir mejor.- Me
quedaré en la sala de espera, tómate todo el tiempo que necesites.- En ese
momento, la puerta se abrió y solté a Yoongi para que rápidamente se metiera
en la habitación de su madre.
Caminé tranquilamente hasta quedar en la sala de espera frente a la
habitación, sentándome en una de las sillas y observando la puerta cerrada
con temor. No sabía qué se cocía ahí dentro ni tampoco como reaccionar a la
situación. Me entristecía demasiado que una mujer tan buena como lo es la
madre de Yoongi haya tenido que sufrir tanto en su vida y si le llegase a
pasar algo hoy... no sé, sinceramente no sé que le diría a Yoongi para
reconfortarlo. Observé la sala vacía con nerviosismo, temblando ante una
corriente de aire frío repentina que me llegó. Habían encendido el aire
acondicionado y estaba justo encima de mi, pero dondequiera que me pusiese
me iba a llegar igual. Ojalá haber traído una chaqueta...
Me encogí en la silla, abrazando mi propio cuerpo y observando a un punto
fijo a través del ventanal a mi derecha, tratando de pensar en cualquier cosa
menos en la situación de ahora.
[°°°]
Según el reloj, había pasado una hora y media desde que Yoongi había
entrado y ya me estaba empezando a preocupar. Vi varias veces entrar a una
enfermera y luego volver a salir, bastante calmada la verdad, pero eso no
quitaba que cualquier cosa podría estar pasando. Cuando por fin se abrió la
puerta desde dentro, me levanté, observando como Yoongi se aproximaba
lloroso.
Oh no...
Vino a abrazarme con urgencia, soltando las lágrimas en mi hombro
mientras me debatía qué decirle.
- E-Está bien...- Susurró con un hilillo de voz entrecortada.- Mamá está
bien...- Recalcó, soltando un suspiro de alivio.
Besé su coronilla, haciendo caricias en su espalda para hacer que dejara de
llorar. Ahora me encontraba un poco más calmado sabiendo que su madre se
encontraba bien. Se separó lentamente para besarme por un corto periodo de
tiempo, probando mis labios con suavidad.
-Siento que las dos citas que hemos tenido hayan sido arruinadas porque
tenga que venir al hospital...- Murmuró acariciando mi mentón con aire triste.
-Sé que no es culpa tuya, Yoongi, y prefiero que vengas a cuidar a tu
madre en vez de ir conmigo por ahí- Contesté, volviendo a abrazar su cuello.
Nos quedamos en esa posición un rato, el tiempo justo para que Yoongi se
calmara del todo y pudiera separarse.
-Le van a dar quimioterapia ahora y no quiero dejarla sola...- Me dijo.-
¿Puedes quedarte un poco más y acompañarme?- Preguntó tímidamente.
-¿No crees que será molestia para tu madre?
-Por favor, si lo primero que me preguntó cuando le quitaron la intubación
es si te había traído conmigo.- Explicó con una risa.- No le molestará, es más,
creo que desea verte, te tiene cariño.
Con esa explicación que hizo que me sonrojara, entramos al cuarto en
silencio. Su mamá se encontraba en la posición de siempre, tumbada boca
arriba y conectada a máquinas, una de ellas era la de la quimioterapia. Sonrió
cuando logró enfocar a su hijo, que fue a sentarse a su lado izquierdo, y al
verme a mi amplió la sonrisa.
-Oh, te has traido a tu angelito...- Susurró mirando a Yoongi, que se
sonrojó, haciendo que la mujer riera.- Acércate Jimin...
Caminé hasta el otro lado de la cama, quedando sentado en una silla libre.
La mujer puso su mano sobre la mía y me acercó hasta darme un beso en la
frente, tal y como una madre haría.
-Gracias por venir a verme, chicos...- Agradeció, llevando la mano que
tenía entrelazada con Yoongi al cabello de éste.- Si es que tengo un niño tan
guapo...- Murmuró divertida, despeinando al mayor.
-Y yo a la mejor madre del mundo...- Susurró Yoongi de vuelta.
Observé la tierna escena con una sonrisa, sintiendo mi corazón palpitar
más rápido cuando vi a Yoongi tan feliz. Se notaba que vivía por y para su
madre, y eso es algo digno de admirar.
Capítulo 16: "Caliente Parte: 1"

- Estoy tan orgullosa de ti...- Susurró su madre, aún acariciando el cabello de


Yoongi.- Tener un hijo como tú es la mayor bendición que me hayan podido
dar. No dejes que tu padre y sus necias palabras hagan daño a tu corazón.
Sólo tú sabes quién eres, Yoongi, y sólo tú sabes a donde vas. No puedo estar
más orgullosa de mi niño, que va a ser un gran artista...- Podía ver lágrimas
en los ojos del mayor.- Eres el mejor regalo que la vida me ha dado, no lo
olvides nunca. Te quiero hijo mío...- Hizo que Yoongi llevara su cabeza a su
pecho, dejando que soltara las lágrimas ahí mientras lo acariciaba. Creo que
yo también estaba llorando...- Ahora, se un buen hijo y tráeme un Gin-
Tonic...
-¡M-Mamá!- Se quejó Yoongi, riendo junto a su madre entre las lágrimas.-
Gracias por todo lo que haces, ser una madre increíble tiene que cansar...- Le
dijo el mayor, secando sus mejillas con la manga de la chaqueta.
-No tienes que agradecerme nada, cielo.- Sonrió.- Ahora compensa a tu
novio llevándolo a dar un bonito paseo, ya que ha aguantado esperando
mucho tiempo aquí.- Dijo ahora mirándome.
-Descuide, no me molestó estar aquí. Yo también tenía ganas de verla...-
Confesé sonrojado, notando toda mi cara arder.
Tras despedirnos de su madre, salimos al pasillo, ahora más contentos
porque todo haya salido bien. Habíamos pasado toda la mañana ahí, eran casi
las cinco y media de la tarde, ya hacía un poco de viento. En la calle se estaba
bien, pero si pasabas por las sombras las corrientes de aire te hacían
estremecerte y tuve que pegarme a Yoongi por calor.
-¿No tenías chaqueta?- Me preguntó mientras parábamos en una esquina,
por lo que negué con la cabeza.- Hace frío ya, debes saberlo...- Murmuró,
observando mi rostro y tomando mi mentón con su mano.- Jimin, estás muy
rojo, ¿te encuentras bien?
Toqué mi cara, que se notaba caliente a mi tacto.
-Estoy bien, eso creo.- Le dije no muy convencido.- Pero será mejor que
nos demos prisa antes de que anochezca, o entonces sí que cogeré frío...
No rebatió mi respuesta y empezamos a caminar de nuevo. Mientras el
mayor avanzaba, fue desabrochando su chaqueta y dejándola sobre mis
hombros, sin siquiera dejarme protestar. Me encogí en la prenda, buscando
todo el calorcito que pudiera darme ya que, ahora sí, tenía frío. Mi casa se
encontraba a tan solo unos metros, pero yo me sentía desfallecido. Me dolía
el cuerpo y cada vez podía pensar con menos claridad, teniendo que usar a
Yoongi de soporte.
-Yoongi...- Lo llamé en un susurro.- Ahora sí me encuentro mal...- Dije,
haciendo que se girara rápidamente.
Puso las manos sobre mi frente. Se notaban congeladas en contraste con mi
piel. Para comprobar que la temperatura de sus manos no entorpecía la acción
de tomarme la temperatura, lo comprobó también pegando su mejilla a mi
frente.
-Estás ardiendo, Jiminie...- Informó, acariciando mi mejilla.- Ya vamos a
llegar, ¿puedes aguantar caminando hasta ahí?- Preguntó, sosteniendome de
las caderas por si acaso.
Negué débilmente, sintiendo que si daba un paso más me caería. Yoongi
actuó rápido y se colocó delante de mi, agachando su cuerpo para que así yo
pudiera subirme a su espalda. Una vez estuve sujeto de su cuello y asegurado
por sus manos en mis muslos, volvió a emprender la marcha a paso ligero,
llegando a mi portal en menos de lo esperado. Le tendí las llaves de mi
bolsillo para que abriera y entramos al edifico, donde hacía un poco menos de
frío ya que el viento no llegaba. No tenía ascensor, así que tuvo que subir
conmigo a cuestas los cuatro pisos, pero tenía tanto aguante que pareció no
costarle lo más mínimo. Al entrar a casa, nadie vino a nuestro encuentro, por
lo que asumí que mi hermano estaría con sus amigos y mi madre trabajando.
Se dirigió hasta mi cuarto, dejándome reposado en la cama, donde me
tumbé y me hice bolita. Me miró con pena, acariciando mis cabellos
suavemente arrodillándose en el suelo frente a mi.
-¿Dónde tienes el termómetro, bebé?- Preguntó suavemente.
-En el salón, cajón debajo de la tele...- Logré contestar casi
inaudiblemente.
Lo vi marcharse por la puerta, dejándome completamente solo en mi
habitación. Me dolía la cabeza, parecía que estaba dentro de un carrusel.
Tuve el impulso de taparme con una manta, pero eso sólo haría empeorar mi
posible fiebre y no quería encontrarme peor de lo que ya estaba. Yoongi
volvió rápidamente con un termómetro y un pequeñio cubo con agua y
toallas. Dejó el cubo a un lado y se volvió a arrodillar frente a mi.
-Necesito que te quites la chaqueta...- Me pidió, comenzando a
desabrocharla.
- N-No~...- Me quejé, aunque estaba demasiado débil como para
resistirme. Temblé al ser despojado de la cálida prenda.- Frío...- Murmuré.
Colocó el objeto bajo mi axila, haciendo que me estremeciera cuando sus
manos frías tocaron mi piel. Mientras esperábamos a que la máquina hiciera
su trabajo, me acariciaba la cabeza y dejaba suaves besos sobre mi ardiente
frente.
-Por eso te digo que te lleves chaquetas...- Regañó, pero con voz dulce.-
Fue el aire acondicionado, ¿no?- Fue mi turno de asentir tímidamente
mientras escuchaba su suspiro.- A la próxima recuerda abrigarte, no quiero
verte enfermo...
La máquina emitió un sonido para indicar que había terminado de medir la
temperatura. El mayor retiró el aparato y observó lo que medía.
-Tienes treinta y ocho con dos de fiebre, pequeño.- Me dijo.- Trataré de
bajarla con el agua y los paños, pero si no tendré que darte un baño y no te va
a gustar.
Hice un sonido de queja, que hizo reír a Yoongi, y se puso manos a la obra.
Acercó el cubo y colocó una toalla debajo de mi, para no mojar la cama.
Seguidamente, mojó un paño más pequeño y lo acercó a mi frente, dejando
que el líquido escurriera por mi rostro. Aún en mi ensoñación, pude notar que
el agua estaba congelada, o eso sentía yo, porque probablemente se
encontraba a una temperatura agradable. Siguió echando agua con sus manos,
mojando mi nuca un poco y mi pelo también. Me dejé hacer, cerrando los
ojos con cansancio.
Estuvo aproximadamente veinte minutos con los paños, pero pareció no
funcionar, ya que yo me sentía igual que antes. Usó uno seco y limpio para
quitar el exceso de agua, movió el cubo a un lado y soltó un largo suspiro.
-La fiebre no te baja, vas a tener que darte un baño...- Me dijo,
levantándose y cargándome como a un niño pequeño, dejando mi cabeza en
su hombro.
-No, p-por favor...- Le dije.- Un baño no...- Ya había pasado por esto antes
y era horrible, daba mucho frío.
-Lo siento, mi vida, pero realmente necesitas que esa fiebre baje.- Dijo de
vuelta, acariciando mi espalda con su mano para reconfortarme.
No sé si era por estar enfermo o porque yo ya soy así de idiota y sensible,
pero solté unas lágrimas en su hombro, ya que no quería por nada del mundo
darme un baño. Yoongi lo notó y me arrulló como a un niño, balanceándome
arriba y abajo mientras buscaba unas toallas secas. Cabe destacar que yo no
tengo bañera, sólo un plato de ducha, así que sería peor, ya que no habría
agua envolviendome. Me dejó sentado en la tapa del váter cerrada y abrió la
mampara de la ducha para abrir la llave del agua. Mientras él buscaba una
temperatura adecuada, tibia tirando a fría, yo secaba mis lágrimas y me
apoyaba en su espalda baja con la cabeza.
El momento odiado llegó y dejó el telefonillo para darse media vuelta. Hizo
que levantara los brazos y tiró de mi camiseta, dejándola sobre el lavamanos.
Envolví mi torso mientras quitaba mis pantalones y calcetines, soltando un
quejido lastimero ante la sensación fría.
-No llores, ya verás como te sienta bien...- Me dijo, ayudandome a levantar
mientras me daba un beso en la coronilla y dejándome luego sentado en el
centro de la ducha.
Capítulo 16: "Caliente Parte: 2"

Se agachó, quedando de rodillas a mi altura y agarró el telefonillo para abrir


la llave del agua. Fue compasivo y no llevó directamente el chorro a mi piel,
sino que mojó su mano libre y la pasó primero por mi cara y cabello,
huemedeciendolo solo un poco. Lo segundo que hizo fue llevar el chorro a mi
espalda y mojándola con ayuda de mi mano, haciendo círculos en mi piel
para calentarla.
-No llores bebé, no me gusta verte llorar...- Dijo cuando notó que aún
lágrimas caían de mis ojos mientras temblaba de frío.- Ya vamos a acabar y
vas a sentirte como nuevo.
Pasó delicadamente el agua por las zonas secas de mi cuerpo y una vez
acabó, me ayudó a salir para envolverme en una gran toalla y sentarme sobre
el váter. Temblé apretando la toalla entre mi dedos mientras me secaba el
pelo y los pies con una toalla más pequeña, queriendo vestirme lo antes
posible. Una vez secos por completo, pasó a secar enérgicamente mi cuerpo,
para así de paso calentarme. Por último, deslizó una camiseta de manga corta
que tenía de pijama sobre mi torso y me puso unos pantalones largos sueltos.
-¿N-No puedo ponerme un pijama más calentito?- Pregunté, ya que con
éste aún tenía frío.
-Te volverá a subir la temperatura si te pones eso, así que mejor será que te
quedes así y yo te abrazo y te doy calor corporal.- Explicó con una sonrisa,
levantándome por los muslos para devolverme a mi habitación.
No podía negar que me encontraba un poco mejor que antes, pero ahí
seguía mi dolor de cabeza y mi dolor corporal. Fui depositado sobre mi cama
y me tapó únicamente de las rodillas hacia abajo con una sábana fina.
-¿Crees que a tu madre le importará si me quedo aquí esta noche?- Me
preguntó, sentándose a mi lado.- No quiero dejarte sólo...
-No creo que se moleste.- Contesté.- Yo quiero que te quedes, así me das
mucho amor y mimos...- Restregué mi frente contra su muslo como un gato,
mi forma de pedir atención.
El mayor rió de ternura.
-Está bien, está bien, me quedo...- Murmuró, llevando su mano a acariciar
las hebras de mi cabello.
En ese momento, la puerta de la casa sonó y pude identificar que era mi
madre. Soltó su bolso sobre la mesa del comedor y avanzó hasta el pasillo,
donde vió que la luz de mi cuarto estaba encendida y se dio media vuelta para
saludarme.
-Hola hijo mío...oh, pero si Yoongi está aquí también.- Exclamó contenta,
acercándose a nuestra posición. Saludó a Yoongi con un beso en la coronilla
y a mi con uno en el cachete, haciendo una mueca al alejarse.- ¿Qué tienes?
-Fiebre, frío, dolor, malestar...- Murmuré.- Creo que cogí frío por un aire
acondicionado, pero Yoongi me está cuidando bien.- Le dije, mirando con
amor al nombrado.
-Muchas gracias por cuidar a este cabeza loca, Yoongi.- Dijo mi madre
suspirando.- Te he dicho que siempre lleves una chaqueta...
-Ja, no soy el único que te lo dice.- Me dijo Yoongi divertido, dando un
suave toque en mi frente con el dedo.
-Mm~, no me torturen mucho, que estoy malito...- Me quejé infantilmente.
-Será mejor que te prepare una sopa y que te tomes un medicamento...-
Murmuró mi madre, dispuesta a darse la vuelta, pero Yoongi la paró.
-No se preocupe, yo iré.- Dijo.- Vaya a descansar, seguro que su día ha
sido duro, o al menos más que el mio. Yo lo prepararé...- El mayor se fue a
levantar, pero mi madre se volvió a girar.
-Como tu te acerques a mi cocina duermes en la escalera.- Advirtió.- No
tienes que preocuparte, yo prepararé la cena, tu vete a ducharte y cuida de mi
hijo.- Indicó soltando una risa después.
Analicé que Yoongi había sido escarmentado por mi madre, dado a su
expresión, y se volvió a sentar, dejando que la mujer se marchase.
-Hay pijamas en el tercer cajón de mi armario, ponte el que más te guste.-
Indiqué, señalando el lugar.
-Gracias, amor.
Se dirigió al cajón y rebuscó ahí dentro, encontrando uno sencillo y gris,
que se llevó junto con una toalla al baño.
Fue mi momento de dormir un rato...
[°°°]
-Jiminie...Despierta, mi amor, tienes que cenar...- Escuché cerca de mi
oreja, obligandome a abrir los ojos para ver como Yoongi estaba junto a mi
cama con una bandeja con mi sopa, un vaso de agua y un medicamento
encima.
Me incorporé lentamente, restregando mis ojos y bostezando mientras
ponía la bandeja sobre mis muslos, sentándose frente a mi.
-¿Tú no cenas?- Pregunté al ver que solo había un plato.
-Estabas tan profundamente dormido que decidí dejarte un rato más y cené
junto a tu madre y tu hermano.- Me explicó.- Espero que no te importe...
Perezosamente, tomé la cuchara y la llené de sopa, llevándola a mi boca
poco después para tragar el caliente líquido. No era demasiado ardiente, pero
esa sensación de calorcito interior me gustaba bastante.
-Te estás quedando dormido...- Se rió Yoongi, arrebatándome la cuchara.-
Yo te lo daré.- Dijo llenando de nuevo el cubierto con sopa.
-No soy un niño...- Me quejé.
-No, no lo eres...- Concordó.- Eres mi niño.- Completó haciendo énfasis en
el "mi" y después sonriendo.
De esa manera tan infantil y graciosa, consiguió que me terminara toda la
sopa con éxito. A veces sentía que el mayor pensaba que tenía cinco
años...pero mientras me siguiera consintiendo así me daba igual la edad que
pensara que tenía. Apartó la bandeja y la dejó sobre mi escritorio, dejándome
ahora el vaso con la pastilla, que al parecer era un remedio para el resfriado;
calmaba el dolor de cabeza, dolor corporal y fiebre. Una vez tragué eso, dejé
el vaso sobre mi mesa de noche y me tumbé de nuevo, encogiéndome un
poco.
-Ven conmigo~...- Pedí, destapando el otro lado de la cama para que
Yoongi se uniera.- ¿Dónde quedaron los mimos y el amor que me ibas a dar?-
Pregunté con un puchero.
El mayor negó con la cabeza y rió, colándose entre las sábanas, apagando
la luz y abrazando mis caderas, dejando mi cabeza pegada a su pecho. Hizo
un camino de besos desde mi coronilla hasta mis labios, acariciándome
mientras la espalda con las yemas de sus dedos.
-Si en mitad de la noche te encuentras mal...- Dijo.- Dímelo, despiertame,
¿si? Aunque ya tu fiebre ha bajado un poco...
-Lo haré, Yoongi.- Contesté, cerrando mis ojos.- Muchas gracias por
cuidarme y soportar lo pesado que soy cuando me enfermo...
El mayor rió.
-Menos mal que te quiero, porque si no no lo aguantaría...- Bromeó.- Pero
no hay por qué dar gracias, mi ángel necesitaba ayuda y aquí estoy yo para
salvarlo.- Hizo que ambos riéramos y di un último beso en sus labios.
-Te amo Yoongi...
-Te amo Jimin...
Y así, abrazados a más no poder, dormimos plácidamente. Creo que mi
fiebre se curó tan sólo estando junto al mayor...
Capítulo 17: "Musa, Parte: 1"

Desperté tarde, según el reloj a las once y media de la mañana. No había


rastro de dolor o malestar en mi cuerpo, parecía que me había curado gracias
a los cuidados de Yoongi.
Hablando del mayor, no se encontraba a mi lado.
Me senté en la cama confuso. Sus pertenencias seguían en la habitación: su
móvil sobre la mesa, su chaqueta y botas junto al armario.
Decidí levantarme e ir a buscarlo, probablemente esté haciendo el desayuno o
simplemente despierto en el salón. Deslicé unas pantuflas sobre mis pies
descalzos y avancé hacia el pasillo, girando a mi izquierda para entrar en el
comedor. Allí definitivamente no se encontraba, así que seguí caminando
hasta llegar al salón, donde lo encontré sentado en el sillón, pero con una
expresión adormilada en el rostro.
-Amor, ¿qué haces aquí?- Pregunté, sentándome a su lado para darle un
beso en la mejilla.
Bostezó y estiró su cuerpo, girándose para verme.
-Me levanté pronto para prepararte el desayuno como sorpresa pero
tardaste mucho en despertar...- Explicó, tallándose los ojos con su puño
cerrado.- No quise perturbar tu sueño y me quedé aquí sentado.
Observé que la televisión estaba apagada, su móvil estaba en la habitación
y probablemente haya estado solo durante horas.
-Yoongi, ¿estuviste aquí tu solo todo este tiempo?- Asintió.- Sabes que
puedes encender la tele, ¿no?
Fue su turno de mirar el aparato confuso y luego me volvió a mirar.
-No quería ser impertinente y usarla sin permiso..- Respondió, esbozando
una sonrisa cansada.
-Mi casa es tu casa, amor.- Le dije, abrazando su cuello.- Siéntete libre de
hacer lo que quieras aquí.
Rodeó mi cintura con sus brazos y tiró de mi hasta sentarme sobre sus
muslos mientras me besaba perezosamente, casi sin coordinación y a un
ritmo lento. Reí en medio del beso ya que este idiota llevaba horas mirando a
la pared sin hacer nada mientras yo dormía.
-Yoongi, ¿y mi desayuno?- Cuestioné amablemente, sonriendo felizmente
por cuan atento era el mayor por hacerme el desayuno.
-Oh, el desayuno...- Murmuró.- Me lo comí antes.- Señaló a la bandeja
vacía junto a la tele.
-¡Yoongi!
-¡Tardaste mucho!
[°°°]
Le obligué a prepararme un desayuno, aunque ayudé en casi todo el
proceso, pero se sintió bien tomar algo hecho a mano por el mayor. Tras
vestirnos y asearnos un poco, tomé mis llaves y salí por la puerta, cerrando a
mi paso para bajar por las escaleras hasta la calle. Teníamos ganas de coger
un poco de aire y Yoongi había manifestado que quería llevarme a un sitio,
pero no me había dicho a dónde. Debíamos aprovechar esta semana libre de
universidad, ya que cuando retomáramos las clases sería más difícil pasar
tanto tiempo juntos.
-¿Ya puedo saber a dónde vamos?- Pregunté, balanceando nuestras manos
entrelazadas de delante hacia atrás.
-Aún no, Jiminie...- Respondió mirando al frente.
-¿Cuándo me lo dirás?
-En cuanto lleguemos.
-¡Eso no es justo!
-La vida no es nada justa, cuando antes aprendas eso mejor.- Respondió
con sorna, soltando una pequeña risilla.
Continuamos el camino en silencio, oyendo a los pájaros volar y cantar en
sus ramas mientras nos observaban pasear. A Yoongi le gustaba ir en silencio
cuando paseábamos y no quería irrumpir su paz interior, así que contuve mis
ganas de comentar todo lo que veía a mi paso. Al parecer, nos estábamos
dirigiendo a la zona más baja de mi área, donde el metro abandonado. Ahora
que lo recuerdo, tengo que hablar con Yoongi sobre eso...
-Yoongi, ¿seguirás yendo a las batallas de rap?- Pregunté, haciendo que me
mirara.
-Eso tengo pensado, al menos hasta que pueda ganarme un trabajo en
condiciones y no ilegal.- Respondió.- Tengo el suficiente dinero guardado
como para vivir bien por ahora sin batallar, pero le tengo mucho cariño a lo
que hago allí.
Se creó un periodo de silencio que fue interrumpido por mi.
-¿Me dejarías ir contigo a alguna batalla algún día?
-Ni en sueños.- Respondió simplemente, rodeando mis hombros con su
brazo.
-¿Por qué? ¿Soy muy delicado como para ir?- Pregunté irónico.- Yo
también se defenderme, solo que tú no sabes.- Crucé mis brazos, cerrando
mis ojos y haciendo una mueca de orgullo.
-Seguro que sí, cariño. Mi pequeño es un chico fuerte...- Susurro, picando
mis mejillas.- Pero no quiero llevarte porque hay mucho delincuente suelto
por ahí y no quiero que te veas involucrado en eso.
-Hoseok lleva a Tae y a Kook al metro...- Murmuré.
-Hoseok no se mete en las mierdas en las que me metía yo antes. Aunque
igual está arriesgando a gente importante.- Hice un puchero antes sus
palabras, inflando miz mejillas. El mayor notó esto y suspiró.- ¡Está bien! Te
llevaré alguna vez, pero no muy seguido...- Desisitió, haciendo que saltara de
alegría.- Este mismo fin de semana puedes venir.
Sonreí ampliamente ya que conseguí lo que quería y antes de que me diera
cuenta, habíamos llegado a nuestro destino. Era una puerta de garaje que
tenía una "X" pintada con spray en el centro.
-¿Qué piensas hacer aquí?- Cuestioné confundido cuando sacó las llaves y
elevó la puerta
-Este garaje es del líder de una banda colega mio.- Dijo, haciendo que
pasara, encendiendo las luces y cerrando la puerta enorme después. Se volteó
hacia mi y sonrió.- Ahora quiero que te desnudes, va a empezar la sesión de
fotos.
[°°°]
Temblé inseguro tras el biombo rosado que había colocado Yoongi para
que me quitara la ropa a gusto.¿En serio había accedido a esto?
Dejé mi ropa doblada a un lado y solté un gran suspiro, mirando mi cuerpo
desnudo de arriba a abajo.
-¿Estás bien, mi vida?- Preguntó desde fuera.
- S-Si, ya salgo...- Le respondí, saliendo de detrás de la cortinilla con
temor.
Yoongi esperaba fuera con una cámara profesional en mano. Frente a él,
había preparado un fondo azul cielo y delante un sillón rojo de terciopelo con
una sábana blanca encima. No había visto eso ahí al entrar, así que debió
haberlo puesto mientras me quitaba la ropa. Se acercó hasta mi puesto y me
tomó de la mano, basándome con lentitud mientras sonreía.
-Te mostraré cuan perfecto es tu cuerpo...- Susurró mientras se separaba,
mirándome con amor.- Ahora quiero que vayas a ese sillón y te sientes con la
sábana colocada sobre tus caderas.
Me soltó y me dirigí a hacer lo que dijo, aún un poco inseguro. Desdoblé la
manta y la coloqué alrededor de mi cintura, cubriendo mis partes íntimas y
sentándome en el sillón con mis rodillas dobladas y mis piernas sobre el.
Yoongi colocó la cámara sobre el trípode mientras me colocaba, ajustando la
iluminación y el ángulo con calma. Una vez lo preparó, se acercó a mi,
acomodando bien la sábana para que se viera más natural, dejando una pierna
descubierta casi por completo y bajando uno de los lados de la sábana para
que revelara un poco mas mi zona púbica pero sin llegar a mostrar nada.
-Ahí estás perfecto...- Me dijo una vez volvió a su puesto.- Sé natural,
cariño, la cámara no muerde. Mira hacia tu derecha un poco...
Moví mi cabeza hacia la dirección que me indicó, quedando ciego por unos
momentos por culpa del flash. Me dijo que podía mirar a cualquier punto de
la estancia y siguió sacando fotos a medida que movía mi cabeza. Una de las
veces, miré directamente a la lente de la cámara con una expresión neutral.
Yoongi sonrió satisfecho.
-¿Seguro que no eres modelo? Esta toma ha salido genial...- Dijo
refiriéndose a la foto en la que miraba al frente.- Okay, quiero que cambias de
posición. Ahora colócate sentado con una pierna cruzada sobre la otra.
Me acomodé en la nueva posición, cubriendo mis partes con la sábana
nuevamente, pero Yoongi se encargó de apartarla sutilmente para que
mostrara más piel.
-¿No es muy....sugerente?- Pregunté cuando destapó un poco mi pelvis.
-¿Te incomoda mostrar esa zona?- Cuestionó con ojos preocupados.
- Oh, n-no. Sólo decía...- Expliqué sonrojado.
-Si en algún momento quieres que te tape un poco más, dímelo, el objetivo
de esto no es hacerte sentir incómodo.- Me dijo, dándome un rápido beso en
los labios.
Volvió a su puesto y continuó dándome ordenes para posar mientras
soltaba cumplidos sobre las fotos y sobre mi cuerpo, haciéndome sonrojar.
-Esta primera parte ha quedado mu bien...- Murmuró sonriente.
¿Primera parte?
-Pasemos a lo siguiente.- Elevó la vista de la cámara y me miró con una
sonrisa.
Sentí mi cuerpo temblar.
-Lo haremos sin sábana.
Capítulo 17: "Musa, Parte: 2"

Debo haber oído mal...


-¿S-Sin sábana?- Pregunté.- ¿Me q-quito la sábana?
-Así es.- Respondió con naturalidad.- Quiero representar la infinita belleza
del ser humano y eres el candidato perfecto. Para presentarlo en todo su
esplendor, necesito mostrar amplios centímetros de piel.- Se acercó a mi
hasta tomarme de la mano y levantarme, mirándome fijamente a los ojos.- No
tengas miedo, Jimin. Eres el chico más perfecto sobre la faz de la tierra, no
deber avergonzarte de tu cuerpo. No mostraré ninguna parte sugerente, si es
lo que te preguntas. Estás seguro a mi lado, y te aseguro que las personas que
vean estas fotos no tendrán dobles intenciones, sólo le buscarán un sentido
artístico.- Trató de tranquilizame acariciando el pelo detrás de mi oreja y
cerré los ojos ante su tacto.
-¿Me prometes que no me dará asco verme?- Pregunté, abriendo los ojos
para observarlo temeroso.
Logró sacar una pequeña sonrisa.
-Vas a aprender conmigo que el arte imita a la vida, y tú eres el claro
ejemplo...- Respondió, besando mis labios nuevamente mientras deslizaba la
sábana fuera de mi cuerpo.
Me encontraba desnudo y completamente vulnerable ante él, ante esa
cámara, ante el mundo. Esperé unos segundos ahí parado mientras ajustaba
de nuevo el aparato, dudando si cubrirme o no. Iba a sentarme a esperar sobre
el sillón, pero en ese momento Yoongi se acercó y me hizo levantar. Arrastró
el objeto hacia la izquierda, dejándolo apartado para ahora dejarme la sábana
sobre los hombros para cubrirme.
-Pensaba hacer esta parte otra vez en el sillón.- Dijo.- Pero quedará mejor
sobre una cama.
Cargó todo su equipo y me hizo subir unas escaleras que conectaban a la
casa de encima del garaje. Me explicó que también era de su amigo, pero que
se estaba quedando en casa de su novia así que podíamos usar todo lo que
necesitasemos. Paramos en la habitación principal, en la segunda planta,
donde fui despojado de la manta y tumbado sobre las sábanas blancas de la
cama. Yoongi colocó los tripodes y focos como antes estaban y esperé a sus
ordenes.
-Muy bien, hay que tener cuidado en esto.- Dijo.- Te diré como colocarte y
no deberás moverte ni un centímetro, así podrás tapar las zonas que no quiero
que salgan bien.
Sus palabras no me tranquilizaban, pero ahí estamos. Dijo que pusiera mi
brazo derecho doblado sobre mi frente, girando mi torso levemente y
poniendo mi pierna derecha un poco superpuesta sobre la otra, logrando así
ocultar mis partes íntimas. Para finalizar, colocó una rosa sobre mis labios y
fue a su puesto mientras sonreía.
-Me van a dar matrícula de honor solo por esta foto...
Hice todo lo posible por no sonrojarme, pero me da que fue en vano. Fue
hora de volver a cambiar, esta vez cambiando también la posición de la
cámara para ponerla a un lado de la cama. Hizo que me tumbara sobre mi
estómago y flexionara mis rodillas, llevando mis talones a mi trasero
descubierto. Mis brazos quedaron cruzados bajo mi cara y giré la cabeza,
pegando mi oreja derecha a mi antebrazo para mirar directamente a la
cámara, con la rosa junto a mi. Por la cara que puso Yoongi, interpreto que
esta pose le gustó. A medida que pasaba el tiempo, fui tomando más
confianza y hasta yo mismo proponía poses que el mayor ni había pensado.
Creo que hicimos cuatro fotos más con poses un tanto sugerentes pero
tapando mi masculinidad con sutileza y pensé que había acabado, pero no.
-Y por último...- Murmuró y suspiré.- Es hora de mojarse.
Levanté una ceja y lo seguí hasta el baño, donde había una ducha con
mampara de cristal. Abrió el agua caliente e hizo que me mojara, dejando
suaves perlas de agua sobre mi pálida piel. Se puso manos a la obra para
sacar detalle de cada zona de mi cuerpo perlada en agua, incluyendo un
primer plano de mi cara y cabello mojados. Fue la sesión más corta, pero la
más intensa, ya que tuve que poner mi mano en mis partes íntimas varias
veces para taparlas bien.
-Vale, creo que hemos acabado.- Anunció con una sonrisa que me
contagió.- Ten por seguro que volveré a hacer una sesión de fotos contigo,
has estado magnífico.
Me sonrojé, tomando la toalla que me ofrecía para empezar a secarme. Por
suerte, Yoongi se acordó de subir mi ropa y pude vestirme en el instante,
dejando a un lado mi vergüenza. Una vez estuve vestido, fui a la habitación
principal, donde Yoongi esperaba con su equipo recogido. Se acercó para
abrazarme antes de darme un beso en los labios.
-Gracias, muchas gracias Jimin.- Murmuró feliz.- No sabes como de
agradecido estoy porque hayas hecho esto conmigo.
-No fue tan malo como pensaba...- Admití.- En principio lo fue, pero cogí
confianza a cada foto que pasaba.
-Una vez veas las fotos te darás cuenta de todo lo que te has estado
perdiendo.- Sonrió.- Eres hermoso, Jimin, nunca lo dudes...
Reí avergonzado, refugiando mi encendido rostro en su pecho mientras
acariciaba mi espalda. Miré a través de la ventana y el sol se había escondido
casi por completo, podrían ser las siete de la tarde. Pensé en Taehyung, al que
no había visto en esta semana y estaría bien estar con él y sus parejas un rato.
Fui a comentarle a Yoongi, pero justo el teléfono de éste sonó y fue a cogerlo
de encima de la cama.
Vaya, hablando del rey de Roma; era Jungkook el que llamaba.
Descolgó y pulsó el altavoz, murmurando un "¿diga?" al descolgar.
- H-Hyung...- Se escuchó al otro lado. Su voz sonaba rota.
- Jungkook, ¿que ocurre?- Preguntó Yoongi y me alarmé cuando escuché
un sollozo por parte del menor al otro lado.
- Tengo miedo hyung...- Logró decir.- Fui a comprar el pan cerca de casa
de Tae y-y me perdí. N-No sé dónde estoy y está anocheciendo, hay m-mucha
gente extraña aquí...- No siguió hablando, pues sollozó un poco más alto.
Mm okay, debo explicar algo.
Jungkook no nació aquí, se mudó desde Busan hace dos años para estudiar y
no se conoce la ciudad, es más, no sabe por donde no hay que meterse.
Yoongi me miró preocupado.
-Esta es tu zona, indícale.- Me dijo, acercándome el teléfono.
-Hola Jungkookie, soy Jimin Hyung.- Dije cuando lo tenía entre mis
manos.- ¿Puedes decirme qué estas viendo a tu alrededor?
Se quedó callado unos momentos y sólo se escucharon sus hipidos.
- V-Veo una iglesia... Y una farmacia. T-También un bar a mi lado.-
Respondió.
-Sé donde estás, tranquilo.- Le dije.- Llegaremos en poco tiempo, no te
muevas de ahí y ten el teléfono a mano.- Fui a colgar pero Yoongi me detuvo.
- Jungkookie, ¿ves a algún chico o chica con una chaqueta con un tigre
bordado en la manga?- Preguntó, volviendo a dejar al menor en silencio.
- S-Sí... Hay un chico con eso en la esquina...- Respondió el menor.
-Está bien. Dirígete hacia él y dile que eres amigo de Min Yoongi y
necesitad ayuda.- Dijo.- Dile que solo necesitas protección hasta que yo
llegue y estoy en camino, ¿bien?
El menor asintió y colgamos la llamada, dejando las cámaras y trípodes
donde estaban para salir pitando de allí.
Capítulo 18: "¡Eso es contar intimidades, idiota!"

Sólo he corrido tan rápido dos veces en mi vida.


Y las dos han sido con Yoongi...
Dejamos la casa apresuradamente, sin siquiera pasar el seguro, aunque su
dueño llegaría en poco tiempo, así que no debíamos preocuparnos demasiado.
Jungkook se encontraba en una de las calles traseras al parque, sí, ese parque
famoso dónde Yoongi me dejó en a primera cita.
Debería de dejar de recordarlo de esa manera...
Esa zona no es del todo segura ya que tiene infinidad de bares de donde los
borrachos salen cuando los echan y se ponen a molestar al que encuentren y
Jungkook es un trozo de carne ahí en medio. Si vives en esta ciudad, al
menos alguna vez has sufrido acoso callejero, es ley de vida, triste pero
cierto. Dado que las calles no estaban muy transitadas ahora, logramos
encontrar la iglesia que nos nombraba Jungkook com facilidad y ojeamos la
zona para buscarlo. Vimos la farmacia y el bar que quedaba cercano a él y en
la esquina que conectaba un callejón con dicha calle, se encontraba Jungkook
abrazado al compañero de Yoongi. Obviamente, no reconocí al sujeto, pero
Yoongi si y sonrió en grande.
-Menos mal que se encontró con él...- Murmuró mientras caminábamos
hacia ellos.
- ¿Con quién?- Pregunté.
-Con Seokjin.
El nombre no me sonaba de nada, pero si era de confianza de Yoongi
estaba bien. Nos fuimos acercando al sujeto, quien no soltaba al menor de su
abrazo. Tenía el cabello teñido de un rosa pastel, su chaqueta característica le
quedaba ajustada por los anchos hombros y calmaba al menor dando caricias
en su espalda.
-Mira quién está aqui, Kookie.- Dijo cuando descubrió que éramos
nosotros, dejando espacio para que el menor se soltara.
- ¡H-Hyungs!- Exclamó, corriendo a abrazarnos a ambos, sollozando un
poco más.
Yoongi dejó que consolara a mi amigo y saludó a Seokjin, quien lo abrazó
y dejó un beso en su coronilla. Lo miré extrañado, no me parece la típica
actitud que tendría alguien en una banda...
-Jimin, este es Seokjin.- Dijo.- No tiene ninguna especialización ni en rap
ni en baile, pero es novio de mi amigo Namjoon y está de enchufado.-
Recibió un cate por parte del mayor.
-Un respeto a tu hyung.- Le dijo el pelirosa.
-Bueno, en realidad está con nosotros porque sabe defensa personal y es
como de la familia.- Explicó.- También... considero a él y a Nam mis
verdaderos padres. Ya sabes como es el mío y creciendo en las calles
necesitaba una figura paterna...- Miró al mayor con aprecio y fue acariciado
en su mejilla.
- ¿Es este tu novio tan lindo del que nos has hablado?- Cuestionó,
provocando que me sonrojara.
-Ese es.- Afirmó Yoongi, sonriendo.- Jin hyung, él es Jimin, mi querido
novio.
Separé a Jungkook de mi cuerpo para saludar al mayor de todos.
Inicialmente, tenía pensado hacer una reverencia o saludar estrechando las
manos, pero parece que Jin tenía otra idea en mente. Me apresó entre sus
brazos en un abrazo casi...¿maternal? Después dejó un beso en mi mejilla y
sonrió, dejando que me separara de él, aún impactado por su cercanía.
-Tarado, lo asustas.- Le dijo Yoongi, pegándole un golpe en el brazo.
-Lo siento, soy muy cariñoso por lo que has podido comprobar...- Se
excusó y sacudí mi cabeza para indicar que no pasaba nada.
-Deberíamos irnos.- Dije, aunque me gustaría seguir conociendo al
agradable sujeto.- Tae y Hoseok deben estar preocupados por ti.- Me dirigí a
Kook, quien limpiaba sus mejillas mojadas.
-Antes de llamarles a ustedes,- Dijo.- Traté de llamarlos a ellos, pero
ninguno contestó...- Hizo un puchero, mirando hacia el suelo.
- ¿Puedo adoptarlo?- Bromeó Jin, riendo.- Es muy lindo...
Eso hizo que Jungkook cambiara su mueca y riera, calmandose un poco.
Nos despedimos de Jin y subimos la calle en dirección a la casa de Tae,
donde al parecer estaban él y Hoseok. Dado que Jungkook no tenía llave,
tuvimos que tocar al timbre, y en pocos segundos la pareja abrió alarmados.
- ¡Kookie!- Exclamó Taehyung, apresurándose para abrazar al menor.
Hoseok vino detrás y los abrazó a ambos.
-Dios, Jungkook, estábamos tan preocupados...- Murmuró Hoseok.-
¿Dónde estabas? ¿Por qué no contestabas al teléfono?
- Yo... l-los llamé a ambos varias veces p-pero no contestaron...-
Respondió el menor, separándose del abrazo. Había vuelto a llorar.
-Vimos las llamadas y llamamos de vuelta, pero daba tono y no
descolgabas...- Explicó Tae, secando sus lágrimas y las de Kook.
- N-No sonó....- Murmuro el menor, observando como en su teléfono
figuraban llamadas perdidas de ambos.- Llamé a Yoongi hyung y vinieron a
por mi.
El trío nos miró y Yoongi explicó que Jungkook había estado con alguien
de su confianza. Se quedaron más tranquilos sabiendo que Jungkook había
estado acompañado y nos agradecieron por nuestro acto, invitándonos a pasar
al interior. Yoongi y yo nos sentamos en el sillón principal, en el salón, pero
los tres restantes estaban aún de pie, hablando.
-Vale, será mejor que para la próxima no dejemos que Kookie vaya solo.
No sé en qué pensábamos, él no se conoce el barrio aún...- Dijo Hoseok.
-Okay, a partir de ahora alguien saldrá con él si hay que ir a comprar algo.-
Contestó Taehyung, quien abrazaba a Jungkook y sobaba su espalda, ya que
seguía llorando en silencio.- Ya, conejito, no llores más...- Le susurró
dulcemente al menor.
- L-Lo siento...- Sollozó el menor.
-No pasa nada, Jungkookie, no fue tu culpa...- Hoseok abrazó a Jungkook y
dirigió a ambos hasta el salón, donde nos encontrábamos nosotros.
A mi lado, en el sillón grande, se sentó Tae, dejando a Hoseok sentado en
un sillón individual a mi derecha con Kookir sobre su regazo. El menor había
parado de sollozar, pero buscaba aún consuelo y cariño por parte del
pelicastaño.
-En realidad esto nos ha venido que ni pintado.- Dije.- Pensábamos venir a
visitarles hoy...
-Ah, ahora te acuerdas de tu amigo...- Murmuró Taehyung, "molesto",
cruzando los brazos.
-Ay, no seas melodramático...- Me estiré para abrazarlo.- Si sabes que yo
te quiero...
-Oye, que yo sigo aquí y me pongo celoso...- Murmuró Yoongi a mi
derecha, haciendo reír a los demás.- Sé que es tu amigo pero a lo mejor está
interesado en otra pareja más y no lo sabemos.
Tae rodó los ojos.
-¿Más?- Preguntó con ironía.- ¡Si es difícil con dos! Hay que dar amor el
doble, cansa bastante...
-Eres un fantasma.- Atacó Hoseok.- Soy yo el que les da amor a ustedes,
panda de mimosos...- Se quejó.
-Es cierto y no puedes negarlo.- Dijo Jungkook apuntando a Taehyung.
-¿Puedo preguntar algo?- Dijo Yoongi, recibiendo una respuesta afirmativa
por parte de los demás.- ¿Cómo hacen para el sexo?
La habitación se quedó en silencio y juré que iba a matar a mi novio. Mi
cara estaba roja como un tomate y Hoseok luchaba por no reír ante las
expresiones de los demás.
- ¡Yoongi!- Exclamé.- ¡No seas morboso!
-¿Qué pasa? ¡Ya sabes que soy curioso!
Hoseok se partió de risa finalmente, y gracias a que sus carcajadas eran
muy contagiosas, la habitación se llenó de risas en poco tiempo.
-Bueno, no tiene nada distinto...- Contestó el mayor del trío.
- ¡¿Le vas a contar nuestras intimidades?!- Exclamó Tae.
-No, yo solo le voy a decir como van las cosas...- Respondió.- Es lo mismo
que con dos personas, pero con tres... No hay demasiado secreto. Uno le da al
mambo al otro mientras el restante, no se, se toca o le come la...
-¡Suficiente!- Intereumpió Tae.
-Okay, seré menos explícito...- Dijo con una risilla. Vi que Yoongi también
se partía de risa en silencio.- En definitiva, no tiene nada de especial. Aunque
estoy hablando desde una suposición...
Fue mi turno y el de Yoongi de no entender. Hoseok soltó otra pequeña
risa mientras Tae ocultaba su cara con la mano y Jungkook se escondió en el
cuello de Hoseok.
-Kookie no se ha sentido preparado todavía, por lo que no hemos sido los
tres a la vez aún...- Explicó.
-¡Eso es contar intimidades, idiota!- Exclamó el más pequeño, golpeando
sin fuerza a Hoseok, quien lloraba de la risa, seguido por nuestras carcajadas
y un Taehyung que juzgaba a todos con la mirada.
La cosa se estaba volviendo tensa, pero fue divertido al fin y al cabo.
Yoongi me susurró al oído que quería irse porque tenía hambre y concordé
con él. Estuve a punto de decirle a los demás que podíamos pedir una pizza,
pero me paró y susurró:
-Quiero cenar solo tú y yo, bebé, por favor...
No podía negarle nada a esos ojos gatunos, así que nos despedimos de
nuestros amigos, quienes también se notaban cansados, seguro que por la
fuerte emoción de hoy y no pusieron resistencia. Jungkook se había quedado
dormido sobre Hoseok...
Al salir a la calle, pensé en un lugar para comer, pero no se me venía nada a
la mente en este momento.
-Sé un sitio perfecto.- Dijo Yoongi, pareció leer mis pensamientos.- Aún
son las ocho, da tiempo para cambiarnos de ropa. A las nueve te recojo en tu
portal, iré a mi casa para ponerme algo más adecuado.- Me besó lentamente,
como despedida.- Ponte muy guapo, más de lo que ya eres...
-Eres un tonto...- Me quejé avergonzado.
-Un tonto enamorado de otro tonto.- Respondió con una sonrisa burlona.
Volvió a besarme con lentitud y pensé que por primera vez me dejaría ir solo
a mi casa.- Ni pienses que vas a volver solo, te voy a acompañar.
-¿Algún día me dejarás ser un adulto?- Pregunté con sorna mientras
caminábamos.
-No creo.- Rió.- Siempre serás mi bebé.
Especial

Advertencia: lemon explícito :p


~Capítulo largo y sin importancia en la historia principal~
Narra Hoseok
La velada estaba siendo interesante. Me eché unas buenas risas con la
pregunta de Yoongi y posteriormente con mi propia explicación y las caras
de los tres restantes. Siendo así, me sentía cansado de estar con mis amigos.
A ver, los quiero mucho, pero hay veces que prefiero pasar el rato con mis
dos pequeños solamente, y este era uno de ellos.
Afortunadamente, la parejita feliz decidió marcharse y nos dejó a los tres
solos en el salón. Yo aún tenía a Kookie sobre mi, ahora completamente
dormido, y Tae se aproximó a mi posición para arrodillarse a mi izquierda y
descansae su cabeza en mi pecho.
-Estás cansado, ¿no?- Le pregunté, haciendo caricias en su cabello. Recibí
un asentimiento como respuesta.- Vayamos arriba, Gordi.
Tomé al menor entre mis brazos correctamente para que no se cayera y
subí tras Taehyung la escalera, llegando al segundo piso con éxito y sin
ningún herido. Por suerte, Taehyung había cambiado su cama individual por
una hecha a medida para que los tres entráramos sin problemas, así que la
mayoría de las "fiestas de pijama" las hacíamos en su casa. Puse a Jungkook
tumbado en el centro y busqué su pijama en el armario, que dejé sobre la
cama para así ponerme el mío junto a Tae. Cuando acabé, me acerqué al
menor y desabroché su chaqueta, quitándosela y dejándola a un lado.
Posteriormente, deslicé su camiseta hacia arriba para sacarla, haciendo que
Jungkook se quejara en sueños y se removiera un poco.
-Shh pequeño...- Le susurré mientras acariciaba su estómago para no
sobresaltarlo.
Con ayuda de Tae, logré ponerle los pantalones de pijama y nos tumbamos
a sus costados, cubriendonos con la manta. Tras darle un beso de buenas
noches a cada uno, me dispuse a cerrar los ojos, pero una vocecilla me
impidió hacerlo.
-Hyungs...- Era Kookie, quien al parecer estaba despierto.
-Dime conejito, ¿necesitas algo?- Preguntó Tae en un susurro.
- E-Estoy listo...- Murmuró casi inaudible.
-¿Listo?- Repetí dudoso- ¿Listo para qué?
El menor dudó y se quedo callado unos segundos.
-Listo p-para hacer...cosas...con ustedes dos...- Respondió tímidamente.
Elevé mi cabeza para mirar a Tae, quien también me miraba de vuelta.
Ambos no sabíamos que hacer...
-Kookie, si eso lo dices por lo que dijo Hobi antes...- Habló Tae.- No tienes
que apresurarte, no nos importa esperar hasta que estés listo. Vas muy bien
avanzando poquito a poquito y-
-No hyung, no es por lo que dijo Hobi.- Aseguró.- Llevo tiempo
pensándolo y me noto listo. Q-Quiero hacerlo...
Joder.
¿Por qué su inocencia me pone tanto?
-Y parece que Hobi hyung también quiere hacerlo...- Siguió hablando
divertido, ya que había posado su mano sobre el bulto de mi pantalón.
-Jungkook, no sabes lo loco que me vuelves...- Confesé riendo.- Si el niño
está listo, lo está Tae. ¿Qué le vamos a hacer?- Desistí, haciendo al menor de
todos reír.
Encendí la luz de la lamparita de noche, logrando así alumbrar un poco
más la estancia. Tae lanzó las mantas fuera y se puso de rodillas en la cama,
sin dudar un segundo para atacar mis labios. El beso fue candente, Jungkook
nos miraba desede abajo y eso me ponía más. Su erección se levantaba de
solo vernos besarnos, el chico era sensible, no lo culpo. Para aliviar un poco
eso, pasó torpemente su mano sobre el pantalón, soltando un quejido de
satisfacción.
Me separé de Taehyung para contemplar sus labios hinchados y rojos y su
expresión jadeante.
-Besaos los dos...- Ordené, ya que no había nada en el mundo que me
encendiera más que eso.
Tae soltó una risilla y ayudó a Kookie a erguirse sobre sus rodillas. Amboa
empezaron el beso inocentemente, lento y sin ninguna prisa, pero pronto se
saltaron eso y fue aumentando de intensidad, jugueteando con sus lenguas y
gimiendo entre beso y beso. Me deshice de mi camiseta y seguidamente bajé
mis pantalones, atrapando mi creciente erección entre mi mano derecha. La
bombeé suavemente de arriba a abajo mientras contemplaba como los dos
restantes iban retirándose mutuamente prendas de ropa hasta estar
completamente desnudos ante mi.
-Son hermosos...- Susurré con una pequeña sonrisa.- Mis pequeños
hermosos...
Recibí un ardiente beso de Kookie, quien ni siquiera pidió permiso para
tomar mi miembro entre su mano derecha. Taehyung Besaba mi cuello
mientras se manoseaba a si mismo, sin poder impedir soltar leves jadeos.
Mientras ellos continuaban, logré llegar con mi brazo a la mesilla de noche,
de donde saqué un bote de lubricante casi nuevo.
-TaeTae, túmbate, cielo.- Dije, dando un rápido beso en sus labios.
Hizo lo mandado y se tumbó con la espalda en el colchón, abriendo sus
piernas todo lo que podía mientras me miraba con una sonrisa maliciosa.
Eché lubricante sobre tres de mis dedos y llevé el primero a su entrada,
consiguiendo hundirlo sin casi problema, ya que Tae no era virgen.
-Que bello mi gordi...- Reí con amor, acercándome para besarlo y atrapar
su primer gemido.
Jungkook, mientras tanto, tomó su pene y lo metió entero en su boca,
subiendo y bajando su cabeza mientras yo dilataba al pelioscuro. En este
punto, Taehyung ya era un desastre de gemidos y pedía que más dedos
entraran en su cavidad. Me gusta complacer a mis chicos, así que metí los
otros dos de golpe e hice que gimiera con ganas, cerrando sus puños sobre las
sábanas mientras mordía su labio.
Mi idea era dilatar a Taehyung primero ya que él ha hecho esto antes pero
empezaría por desvirgar a Jungkook y así más tarde cambiar de sujeto y que
ya se encuentre preparado.
-Conejito, tu turno...- Le indiqué, sacando los dedos del interior de Tae.
Antes de nada y, pensándolo mejor, para que Taehyung no se cerrara
demasiado, busqué en su cajón un pequeño plug de metal, que introduje
dentro de su cavidad con rapidez. Ahora si, Jungkook sustituyó el puesto de
Tae y abrió las piernas frente a mi. Su rosada entrada se veía pequeña y
cerrada, lo normal vaya. La acaricié haciendo círculos, solo para ver como
reaccionaba el menor. Se sostuvo de la mano de Tae y gimió en alto,
mordiendo su labio.
-Eres tan lindo...- Susurré sonriente.
-El bebé más lindo de todos...- Completó Tae a mi izquierda.
-Ay~... que cursis son.- Se quejó el nombrado.
Ambos reímos y esta vez cambié de posición con Tae. Dejaría que él
dilatara a Jungkook y yo mientras lo distraería un poco del dolor inicial.
Volvió a agarrar el bote de lubricante y impregnó tres dedos en el líquido,
llevándolos juntos al trasero del menor para esparcir la sustancia ahí.
-No te va a doler Kookie, relájate...- Susurró Taehyung al notar al menor
tenso.- Si te duele siempre puedes morder a Hoseok.
-¡Oye!
Eso hizo que el ambiente se destensara y el menor riera, relajando su
musculatura un poco y dejando así que Tae impulsara la primera falange en
su interior. El menor chilló, daba impresión la primera vez, pero no fue nada
del otro mundo. Taehyung movió el dedo en su interior, dilatándolo poco a
poco hasta meter el segundo. Mi mano fue aplastada por la suya, el chiquillo
tenía fuerza... Se ve que este le molestó un poco más, pero no se quejó, se
limitó a gemir y a recibir mis besos por todo su rostro. En el tercer dedo, sus
caderas se iban moviendo hacia delante, aumentando un poco la intensidad
del movimiento y eso Tae lo interpretó como que se había acostumbrado y
estaba bien dilatado.
-Muy bien conejito.- Le felicitó Tae con voz infantil, besando su frente
mientras acariciaba su ingle con descaro.
-¿Quieres hacer los honores?- Le pregunté al mediano.
-No, no, no.- Respondió.- Prefiero que lo hagas tú, que tienes experiencia
siendo activo y para la primera vez del niño va a ser mejor.
-¡Dejen de tratarme como a un niño de cinco años!- Se quejó el menor,
haciéndonos reír.
-Está bien, yo iré...- Cambié de posición con Tae y me coloqué entre sus
piernas.- Espero que no te asuste mi miembro grande...
-Ah, ¿insinúas que el mío es pequeño?- Bromeó Taehyung.
-No lo decía con-
-Lo que sea, no hagas esperar a Kook.
Decidí dejar de lado el tema y coloqué mis codos a cada lado de la cabeza
de Jungkook, quedando cerca de su cara. La punta de mi miembro apenas
rozaba su entrada, pero ya sentía al menor temblar. Taehyung se tumbó de
lado frente a Jungkook, pasando un brazo por encima de su abdomen
marcado y dejándola cerca de su zona púbica. Jungkook abrió la boca para
hablar.
-Antes de que lo preguntes...- Dijo Tae, refiriéndose a Jungkook.- No
dolerá mucho. Hobi hyung sabe como hacerlo y tendrá cuidado, no tienes de
qué preocuparte. No dudes en decirle si te duele o quieres parar, lo hará sin
dudar.
-No podría haberlo explicado mejor, amor.- Le respondí sonriendo.- Está
bien Kookie, ¿listo?
El menor dudó un poco, pasando su mirada de mis ojos a los de Tae
repetidas veces.
- E-Estoy listo...- Dijo finalmente.
Sonreí felizmente, posando mis labios en los suyos antes de emplear mi
cadera para impulsarme en su interior, atrapando el alarido que
probablemente iba a soltar con mi beso. Tae actuó rápido y bombeó su
miembro, provocandole placer para que se olvidara del dolor.
Ah, tan estrecho...
- A-Au, mm~ Hobi~...- Se quejó entre gemidos cuando solté sus belfos.-
Me d-duele...
-No llores cariño, pasará...- Le tranquilizó Tae, limpiando las lágrimas que
habían escapado de sus ojos.- Tienes que calmarte, ¿si?
Escuché unos sonidos obscenamente húmedos bajo mi y supe que
Taehyung estaba masturbando a Jungkook mientras dirigía su boca al pezón
del menor. Decidí seguirle el juego y atrapé el otro pezón con mi boca,
moviendome muy despacio hacia fuera y de nuevo hacia dentro.
-¡A-Ah~ hyung!- Gimió en alto, tomando el cabello de mi nuca con
fuerza.- M-Más... Mgh~
Solté su maltratado pezón y tomé impulso, no demasiado rápido, pero lo
suficiente para que la cama resonara un poco. Taehyung se puso de rodillas y
llevó su miembro a la boca del menor, quien lo lamió como pudo, dejando
escapar sus gemidos. Jungkook se acostumbró bastante rápido a mi longitud,
así que me permití aumentar el ritmo gradualmente mientras acaricaba su
pezón con mi diestra y jugaba con el plug de Tae con mi zurda.
-¡H-Hyung!- Gimió.- ¡Hyung m-me vengo~! ¡M-Mh, s-sí~!
Con un alto gemido, sus paredes se contrajeron y se vino con fuerza,
sacudiendo su cuerpo y jadeando irregularmente. Sonrei satisfecho, no me
había corrido pero esto había sido magnífico. Salí de Kook, quien aún
temblaba levemente y era acariciado por Tae en la cabellera.
-Muy bien, conejito...- Le decía.- Muy buen chico...- Lo recompensó con
un largo beso e hice lo mismo.
-Tae, ponte en cuatro.- Ordené, ya que solo quedaba él por complacer.
Rió seductoramente y se colocó elevado sobre Kookie en cuatro. Retiré su
plug y embestí sin piedad, él estaba acostumbrado.
-¡D-Dios Hobi~!- Gritó.- ¡M-Mgh, ah~!
Jungkook lo besaba con lujuria, masajeando sus testículos con la mano
derecha y sus pezones con la zurda. Aprendía rápido...
Nalgueé el trasero de Taehyung, quien gemía descontroladamente sobre los
labios del menor y se mostraba sumiso ante mi.
-¡Hoseok~! ¡M-Me vengo hyung~!- Exclamó, gritando por última vez
antes de manchar a Jungkook con toda su esencia, siendo seguido por mi,
rellenando su interior.
Lo dejé reposar mientras salía de él y buscaba toallitas húmedas para
limpiarlos. Empecé por el trasero de Tae, que estaba cubierto en mi esencia, y
luego limpié sus cuerpos suavemente. Me tumbé donde mismo estaba antes
mientras sonreía, volviendo a tapar nuestros cuerpos con la sábana. Ambos
estaban exhaustos.
-¿Como ha ido?- Pregunté.- ¿Primeras impresiones, Kook?- Acaricié a Tae
en la nuca, quien estaba casi dormido.
-Muy bien, hyung.- Respondió.- Me dió un poco de miedo al principio
pero me gustó mucho.- Admitió con vergüenza.- Aunque a Tae habrá que
comprarle una silla de ruedas...
-A este paso sí...- Admitió el nombrado com somnolencia.
-Ay mis pequeños...- Suspiré.- Os amo mucho.
-Te amamos, Hobi...- Dijeron al unísono, dejando todo en silencio
posteriormente y cayendo en un profundo y merecido sueño.
Capítulo 19: "Cena romántica, Parte 1"

Caminamos en silencio por las calles oscuras y desiertas, sin ninguna prisa
por llegar a nuestro destino. No hubo conversación en el trayecto, pero
simplemente con tenernos el uno al otro cerca nos bastaba para pasar un un
rato. Ahora que lo pienso, no se si tengo algo adecuado para ponerme... No sé
si vamos a un restaurante o a una simple hamburguesería, así que no tenía ni
idea de que tipo de ropa podía usar.
-Amor.- Lo llamé, haciendo que volteara su cuello para verme.- ¿A qué
tipo de restaurante vamos a ir? Es por saber que tipo de ropa ponerme...
El mayor rió suavemente, haciendo que sus ojos se escondieran.
-Con cualquier cosa que te pongas estarás guapo.- Dijo con simpleza.- Pero
te aconsejaría ponerte elegante, iremos a un buen y reconocido restaurante.
Se me haría extraño ver a Yoongi vestido elegantemente, ya que en lo
normal suele ir poco formal.
-¿Cuánto crees que debería llevar?- Pregunté, aunque no entendió mi
cuestión.- De dinero digo, ¿cuál es el coste mínimo que-
-Estás loco si piensas que te voy a dejar pagar.- Me interrumpió con
seriedad.- Hoy invito yo, no por nada, sino porque al sitio donde iremos tiene
un coste... un tanto elevado. Yo no tengo por lo que preocuparme, tengo
bastantes ahorros por lo que tu ya sabes, así que no me supone ningún
problema.
Di una patada al suelo, haciendo un puchero.
-¡No es justo, Yoongi!- Exclamé.- Tu siempre haces cosas por mi y yo por
ahora no he hecho nada por ti. Me siento como que no hago nada por
complacerte...
-Por favor, Jimin, tenerte junto a mi ya es suficiente.- Respondió.- Tener a
tu maravilloso ser a mi lado, siendo mi pareja es lo mejor que me haya
podido pasar. No necesitas invitarme a nada para hacerme ver que me
quieres...- Murmuró acariciando mi mejilla, que estaba inflada.
-Pero otro día te invito yo.- Exigí.
-Otro día invitas tú...- Repitió con desgana, soltando una suave risa
mientras despeinaba mi cabello.
Unos minutos más tarde, llegamos a la puerta de mi casa, que permanecía
cerrada. Nos paramos frente a ella, frente a frente el uno con otro. Mis brazos
viajaron a su cuello para rodearlo y noté como él hacía lo mismo con mi
cintura. Nos quedamos unos segundos observando directamente los ojos del
otro, apreciando cada detalle de los mismos, disfrutando de los últimos
momentos antes de la despedida. Sin soltar ni una palabra, Yoongi acortó las
distancias y pegó sus labios a los míos, comenzando un lento y apasionado
vaivén, cuidando cada centímetro de mi piel, acariciando con sus dedos las
curvas de mi cuerpo. Fue hermoso, como si fuese el último beso que nos
íbamos a dar, aunque nos veríamos en apenas unas horas de nuevo. El
momento bonito se vio arruinado por un transeúnte que pasó a nuestro lado y
exclamó:
-Panda de maricones...
Yoongi me soltó, girándose rápidamente hacia la calle y dio un par de
zancadas hacia la izquierda, por donde habíamos venido, hasta llegar al joven
que había pasado a nuestro lado. En un ágil movimiento, tomó su muñeca con
fuerza y dejó su brazo doblado por la espalda, llevó su pierna por detrás de su
rodilla e hizo que se arrodillara. El chico gritó y Yoongi cambió el agarre,
ahora tomando su cabello y arrastrándolo hacia mi posición, aún con el brazo
del chico por detrás de su espalda.
-¿Qué dijiste, imbécil?- Le preguntó con rabia. Me cubrí la boca,
asombrado y pensando seriamente en gritar.- ¿Qué dijiste antes, eh?
¡Repítelo!- Zarandeó su cabeza, tirando de su pelo con fuerza.
-¡Suéltame por favor!- Pidió el agredido.
-¡No hasta que te disculpes con mi novio!- Gritó de vuelta.- No toleraré
faltas de respetos contra él, ¡discúlpate!
-¡Está bien, lo siento, lo siento!- Se apresuró a decir, siendo liberado por
Yoongi al instante.
-Y que no vuelva a ver que te diriges de esa manera a nadie.- Gruñó el
mayor, dejando que el otro huyera a paso rápido calle abajo.
Soltó un suspiro y se volvió a girar hacia mi, relajando su expresión hasta
convertirla en una tierna sonrisa.
-No me gusta que insulten a la gente que me importa, y más cuando
estábamos teniendo este momento bonito.- Explicó con normalidad.
-¡Yoongi! ¡Fuiste muy bruto!- Exclamé, aunque en realidad el acto no me
había disgustado del todo.
Ver a Yoongi de esa manera autoritaria y dominante me pareció sexy...
-Tenía que darle una lección.- Dijo encogiendose de hombros.- Venga,
llegaremos tarde a cenar si seguimos así.- Se volvió a aproximar y me dio un
corto beso.- Sube a casa y avísame cuando llegues.
-Lo haré.- Sonreí por lo atento que se mostraba.
Me despedí y abrí la puerta del portal, subiendo rápidamente las escaleras
hasta llegar a mi piso. Cuando abrí la puerta, mi madre se encontraba en el
interior, bebiendo un vaso de agua mientras revisaba unos papeles. Dejó al
vaso al verme.
-Hola cariño.- Saludó, acercándose para darme un cariñoso beso en la
frente. La saludé de vuelta, pero pasé de largo para llegar a mi cuarto.- ¿No
besas a tu madre?- Exclamó.
-Un segundo...- Le respondí desde mi habitación mientras abría la ventana
y sacaba la cabeza. Yoongi seguía en su posición.- ¡Llegué cariño!- Le dije,
observando como mandaba un beso volador en mi dirección y se iba.
Volví al salón, donde seguía mi madre y me acerqué a darle un beso en la
mejilla.
-Yoongi estaba esperando abajo para ver si llegaba bien a casa.- Le
expliqué.
-Que atento tu novio...- Bromeó con voz seductora.- ¿Qué tal has estado?
¿Disfrutando tus días libres?
-Al máximo. He estado con Yoongi casi todo el tiempo, pero antes fui a
ver a Taehyung, Hoseok y Jungkook.- Le expliqué, tomando un vaso de agua,
ya que subir las escaleras rápido me había cansado.
-Vaya, que bien vives...- Murmuró.- Te veo apurado, ¿vas a algún sitio?
-Yoongi me invitó a cenar, solo que no sé donde es exactamente.- Dije,
yendo al salón para buscar mi toalla.- Me dijo que es un sitio un tanto caro y
que necesito ir formal, pero no se nada más.
-Vaya, vaya, ese Yoongi se va a convertir en tu Sugar Daddy...- Murmuró
con sorna.
-¡Mamá!
Mientras escuchaba su risa, entré al baño y me desnudé pensando en
silencio que ropa podía combinar para ir perfecto. En cuanto el agua caliente
tocó mis hombros, destensé mi cuerpo y dejé la mente en blanco, tratando de
calmarme ya que, aunque ya haya salido con Yoongi antes, me sentía
nervioso por tener mi primera cita junto a él.
Capítulo 19: "Cena romántica, Parte: 2"

Tras despejar mi mente en la ducha y limpiar toda la suciedad acumulada en


mi cuerpo, volví a mi habitación para buscar el actuando que había planeado
en mi cabeza. Quería ir formal, tal y como me había indicado Yoongi, pero
sin tampoco pasarme de largo, debía ser algo intermedio.
Con la toalla rodeando mi cintura, abrí el armario y rebusqué entre los
cajones hasta encontrar una camisa larga azul cielo de botones. Era una
camisa de las caras, una de las pocas que tenía de marca. Para combinar con
eso, escogí unos pantalones oscuros de pinza y unos zapatos negros. Me vestí
mientras tarareaba una felíz canción, esta cita tenía muy buena pinta, como
Yoongi.
Tras ponerme unos accesorios como pulseras, un collar y pendientes y
echarme un poco de perfume, tomé mis pertenencias y mire la hora, Yoongi
llegaría en diez minutos. Salí de mi cuarto, encontrándome a mi hermano y
mi madre conversando en el salón.
-Adiós mamá, ya me voy.- Le dije desde la puerta y me miró de arriba a
abajo.
-¿Vas a salir con esa camisa?- Preguntó levantando una ceja.- Está toda
arrugada...
Miré hacia la prenda y sí, estaba arrugada, pero tampoco era un gran
problema.
-Da igual mamá, nadie se dará cuenta.- Reí, tratando de escabullirme.
-Ah no, tú no vas a salir con eso arrugado.- Se levantó del sillón y tomó la
plancha.- Quítate eso, ahora.
Fruncí el ceño con un puchero, quería bajar con tiempo antes de que
Yoongi llegara. Desabotoné la camisa y se la dejé a mi madre, que la planchó
con cuidado sobre el sillón. Envolví mi torso con mis brazos, oyendo la risa
traviesa de mi hermano menor. La mujer se dio la vuelta una vez acabó y me
dejó de vuelta la camisa, que me puse a toda prisa.
-Así está mejor.- Dijo satisfecha una vez me la puse. Ajustó las solapas de
la misma y acomodó un poco mi cabello.
-Mamá~...- Me quejé.
-Está bien, ya puedes irte...- Rió, alejándose de mi.- ¡Pero llévate una
chaqueta!
Mientras reía, tomé una chaqueta y bajé las escaleras del edificio hasta
llegar al portal. Yoongi aún no se encontraba ahí, así que esperé apoyado en
la pared fuera del edificio. Por un momento, recordé el día de nuestra primera
cita, cuando Yoongi no apareció porque fue a ver a su madre. Me enfadé
mucho con él ese día, pero cuando comprendí lo que sucedía lo dejé pasar.
Con ese recuerdo, no pude evitar sentirme preocupado ante esto.
¿Y si desaparece otra vez?
Me avisaría ahora que estamos saliendo.
O eso quiero creer yo...
-Agh, ¡no seas idiota Jimin!- Me dije a mi mismo en alto ante esos
pensamientos.
-Te he dicho que no te dirijas a ti mismo así, cariño.
Me volteé de un salto, no había escuchado al mayor llegar. En el instante
en que hice contacto con su persona, casi me desmayo ahí mismo.
Jo-der.
Yoongi está buenísimo.
No pude balbucear una respuesta, simplemente me quede observando su
perfecto atuendo. Una camisa de botones blanca, unos pantalones de pinza
azul oscuro y una chaqueta del mismo tono. No era un atuendo
despampanante, pero era formal y adecuado, además de que Yoongi se veía
perfecto en él. Parecía que brillaba bajo la iluminación de la farola rota de mi
calle, con su amplia sonrisa y su cabello rubio perfectamente peinado.
¿He nombrado ya que puedo oler su jodidamente perfecta colonia?
Creo que tengo un problema con el olor de este hombre...
-¿Nos vamos, figura?- Preguntó entre una risa cuando notó que no paraba
de mirarlo.
- Mm... ah, s-sí, nos vamos...- Logré decir finalmente.
Sonrió ampliamente y tomó delicadamente mi mano, llevándome hacia
arriba de la calle, en dirección a la zona comercial. No sabía donde se
encontraba el restaurante, espero que no muy lejos porque con todo lo que
estoy sudando por los nervios el desodorante no me durará. Yoongi parecía
impasible, ni una pizca de emoción se mostraba en su rostro, pero sus
pequeñas sonrisas lo delataban, estaba igual o más emocionado que yo.
-¿Está muy lejos el sitio?- Pregunté, soltando su mano para engancharme a
su brazo.- Esto es todo cuesta arriba y llegaré medio muerto a cenar...
Rió en alto, algo que no suele hacer, y rebuscó en su bolsillo con la mano
izquierda, sacando unas llaves.
-Menos mal que he traído el coche...- Dijo, pulsando un botón y haciendo
que un vehículo azul oscuro se encendiera a mi lado.
Miré a la derecha, donde el coche de Yoongi parecía estar. No se mucho de
marcas de coches, pero este parecía caro, o al menos de una gama alta. Lo
miré de vuelta, un tanto confuso ya que nunca me dijo que tuviera coche y no
lo vi cuando fuimos a su casa.
-¿Desde cuando tienes un coche?
-Desde que mi padre está de vuelta.- Se partió la caja.
Se notaba que estaba feliz, ya que normalmente cuando habla de su padre
se enerva....
-Se lo he "tomado prestado"- Explicó haciendo comillas.- Me matará
cuando me vea en casa, pero todo sea por llevarte como te mereces a nuestra
cita.
Abrió la puerta del copiloto e hizo que entrara, aún sin borrar su sonrisa.
En circunstancias normales, yo también habría reído, osea, un puto dios me
va a llevar en su coche, pero este no era el caso.
-Yoongi, ya he visto lo que hace tu padre, no quiero que vuelva a hacerlo
por mi culpa...- Le dije en bajito una vez se metió en el asiento del piloto.
-Descuida, cariño, ni se dará cuenta.- Dijo encendiendo el motor.- Y si lo
hace al menos habrá valido la pena...- Antes de salir de su aparcamiento, besó
mis labios lentamente, acariciando mis nudillos de paso.
Me sentí en una nube en ese momento, una nube en la que solo existíamos
Yoongi y yo...
-¿Quieres que te cuente un secreto?- Preguntó el mayor, empezando a sacar
el coche.
-Cuéntame...- Respondí sonriente.
-No tengo carnet de conducir.- Soltó con simpleza, pisando el acelerador
hasta el fondo y avanzando rápidamente por la calle.
-¡MIN YOONGI!
[°°°]
Gracias a todos los astros, llegamos sanos y salvos al restaurante, no se ni
como. A mi no me había hecho gracia, pero Yoongi se reía con ganas
mientras caminábamos hacia el interior del restaurante. Indicó al entrar que
tenía una reserva y nos condujeron a una mesa para dos, situada cerca de un
gran ventanal que daba a la ciudad. La vista era preciosa, pero mi cita lo era
más.
-¿Saben que tomarán de beber?- Preguntó una camarera que acababa de
llegar.
-Champán y una coca cola, por favor.- Respondió Yoongi antes de que yo
pudiera.
-¿Para quién es el champán?- Pregunté abriendo la carta.
-Para ti.
- ¿Y la coca cola?
-Pues para mi.- Respondió encogiendo los hombros.
-¿No vas a beber?- Cuestioné. Se me hacía la boca agua con todos los
platos que figuraban en la carta.
-Debo conducir más tarde y no creo que te guste que yo, sin carnet y
bebido conduzca.- Respondió haciéndome reír.- Además, de por si no bebo.
Giré la cabeza.
-No sé por qué, pero se me hace extraño...- Murmuré. Al ser de las calles,
me imaginaba que beber también sería un pasatiempo suyo.
-Le tengo asco al alcohol. - Dijo.- Tengo baja tolerancia y he tenido
muchas malas experiencias con él, así que ya no llevo ni una sola gota a mis
labios.
-Cada día me sorprendes más...
Nuestra conversación se vio interrumpida por la camarera, quién traía el
refresco de Yoongi y una botella de champán. Se encargó de abrirla y verter
un poco en mi vaso y luego se fue, dejándonos de nuevo solos. Yoongi llenó
su vaso y lo elevó, preparándose para dictar un brindis.
-Brindo por ti, mi novio, la persona más importante de mi vida y la razón
de mis sonrisas. Brindo porque nuestro amor sea duradero y fuerte y por tu
cara y trasero bonitos...- Soltó antes de hacer chocar nuestros vasos.
Reí sacudiendo mi cabeza y bebí de la copa, observando sus orbes gatunos,
que me miraban con aprecio y amor. Lo que siempre soñé se encontraba
frente a mis ojos: una persona que me quisera y me amase de verdad, que me
cuidara sin recibir nada a cambio y que apreciara cada cosa que hago.
Capítulo 20: "Te haré gritar"

Bebimos, charlamos y comimos a gusto, se nos hizo la una de la mañana


entre una cosa y otra. No quería irme del lugar, me encantaría quedarme con
Yoongi mucho más tiempo, pero desafortunadamente, el restaurante tenía que
cerrar. Yoongi tuvo que ayudarme a caminar, ya que me había bebido dos o
tres vasos de champán y andaba un poco feliz.
-Ahora cuando llegues a casa, directamente a la cama, eh.- Me dijo al salir
del restaurante, tomándome de la cintura para que no me cayera.
-No~, yo quiero quedarme contigo...- Me quejé, besando su mejilla
repetidas veces, haciéndolo reir.
-No puedo quedarme hoy, cosita.- Dijo.- Ya me he metido en bastante
problema por traerme el coche, no quiero tampoco morir hoy...
Abrió la puerta del coche y me sentó dentro, poniéndome de paso el
cinturón de seguridad y cerró tras de si. Se sentó en el asiento del piloto y
arrancó, esta vez tomándose más con calma la conducción. No me quedé
dormido, pero notaba como los párpados me iban pesando cada vez más y
más, solo quería llegar a casa, quitarme los pendientes e irme a la cama.
Por suerte, no tardamos mucho, Yoongi aparcó en un hueco libre y me ayudó
a bajar del vehículo.
-Mm...gracias por esta maravillosa noche, amor.- Dije arrastrando las
palabras y abrazándome a su cuello una vez llegamos al portal.- No dejes que
tu padre te haga cosas... cosas malas... que no me entere...- Ya no podía
conectar frase y frase.
-No lo dejaré, mi pequeño.- Respondió entre risas.
-Llámame si algo pasa...pero por la mañana, que tengo sueño...- Mi forma
de hablar hacía reír al mayor.
-Venga, no te dejaré subir solo por la escalera hoy. Te llevaré hasta arriba.
Espero que no me mate tu madre...
Puso mi brazo sobre sus hombros y subimos juntos la escalera hasta el
cuarto piso. Dentro de mi casa, aún mi madre estaba despierta, pero no se dio
cuenta de mi estado y Yoongi pudo dejarme en mi cuarto sano y salvo.
-Buenas noches bebé...- Logré escuchar antes de caer dormido sobre el
colchón.
•••
Narra Yoongi
Tras dejar a Jimin dormido en su cama, salí del edificio en silencio, ya que
era muy tarde y no quería que los vecinos me mataran más de lo que mi padre
va a hacer. Observe mi teléfono: veinte llamadas perdidas y treinta mensajes,
todos de mi padre preguntando por mi y por el coche.
Rodé los ojos soltando un gruñido, con lo bien que iba la noche y ahora
tenía que irme a la cama lleno de moratones...
Conduje de nuevo hasta mi distrito, disfrutando del silencio de la noche y
de la carretera desierta. Menos mal que aprendí a conducir con mis colegas en
un descampado, sino ya me habría matado quince veces, pero aún así tenía
que sacarme el carnet lo antes posible. Al llegar a mi casa, aparqué en el
garaje y abrí la puerta principal silenciosamente, rezando por que mi padre se
haya quedado dormido. Subí las escaleras al segundo piso con sigilo, sin aún
tener noticias de mi padre.
Logré llegar a mi cuarto sin ningún percance y solté un suspiro, cerrando la
puerta tras de mi com alivio.
-Aquí estás...
Mierda.
Me volteé, manteniendo la compostura y vi a mi padre apoyado contra la
puerta del armario, con cara de pocos amigos. Aún llevaba su ropa del
trabajo, pero su cinturón se encontraba encima de mi cama.
-¿Dónde has estado?- Preguntó, por ahora guardando su ira.
-Fui a dar una vuelta con mis amigos.- Contesté con simpleza, avanzando a
mi mesa de noche para dejar mi teléfono.
-¿Y sales así vestido para ir con tus amigos?- Cuestionó incrédulo con un
toque de ironía.
-Salgo vestido como me salga de los huevos.- Respondí. Ya se me hacía
raro usar esas expresiones, ya que con Jimin no solía decirlas.
-Bájame el labio, gusano.- Replicó, ya lo había hecho enfadar.-
¿Necesitabas mi coche para salir también?
No respondí. No sabía que más decir ante eso, tomaría mi castigo como
siempre y me limitaría a callarme, como es habitual en esta casa. Ante mi
silencio, gruñó e hizo sus manos un puño.
-Coge el cinturón...- Murmuró pausadamente.
Ahora si valí verga.
No me quedaba otra que obedecer, puede que así el castigo se redujese un
poco. Avancé a paso lento hasta mi cama y tomé el cinturón de cuero entre
mis manos, llevándolo luego hasta donde se encontraba él. Lo dejé en su
mano mientras lo miraba desafiante a sus ojos. Ya no me da miedo lo que me
haga, no me mostraré sorprendido o dolorido ante sus actos, no frente a él.
Mi siguiente paso fue quitarme la camiseta, sabía que adoraba golpearme en
la espalda con esa cosa del demonio, así que le daría el placer. Una vez la
dejé tirada en el suelo, apreté mi mandíbula y me arrodillé de espaldas a él.
Me mostré impasible ante el primer azote, aunque ardió como tres mil
demonios, no le daría el gusto de mostrarme débil. Así siguió y siguió
azotando, dejándome toda la espalda en carne viva, pero yo seguía sin soltar
ni un solo alarido y sé que eso lo odia. Odiaba que me mostrara sin
emociones ante sus castigos, deseaba con toda su alma que clamara por
piedad, pero simplemente no lo haría. Me insultaba en gritos para que al
menos le pidiera que parara, pero había aprendido a hacer oídos sordos ante
eso y concentrarme en algo bonito.
Normalmente, pensaba en mi madre, en que todo lo que estaba sufriendo era
para que ella estuviera feliz, pero hoy fue distinto.
Pensé en Jimin.
Pensé en el hermoso ángel que había aceptado ser mi pareja a pesar de ser
almas totalmente distintas. Me imaginé su bello rostro frente a mi,
diciéndome que todo iría bien mientras me acariciaba el cabello y tarareaba
una canción a mi oído. Sentí que simplemente imaginándolo me daba la
fuerza suficiente para sobrevivir a esto.
-¡Se acabó!- Gritó a mi espalda.- ¡Estoy harto de que nunca muestres ni
una emoción!- Me tomó del cuello y me lanzó hasta la cama.
-No te daré el placer de verme llorar.- Le dije desafiante, logrando soltar
una sonrisa burlona que no le gustó para nada.
-Ahora gritarás con ganas...- Murmuró de manera tétrica y maligna.
No sabía de qué manera interpretar sus palabras, pero no me dio tiempo de
analizarlas, pues tomó mis pantalones por la parte superior y los arrancó de
mi cuerpo.
-¡¿Qué crees que haces?!- Grité, pataleando para que dejara de tocarme,
pero él era mucho más grande y fuerte que yo.- ¡Suéltame ahora mismo!
-Ah, pero si sabes hablar...- Rió con sorna, atrapando mis muñecas con sus
manos.- A ver que tal se te da gritar...- Susurró asquerosamente cerca de mi
oído, haciendo que un escalofrío recorriera mi espalda.
Su próximo movimiento fue dejar mis dos muñecas a cargo de una sols de
sus manos y rompió por completo mi ropa interior, dejándome expuesto ante
él de manera embarazosa. Se había vuelto loco, sus ojos estaba desenfocados
y reía sin parar de manera macabra mientras que yo trataba de soltarme. En
un ágil movimiento, me dio la vuelta y puso mis brazos por detrás de mi
espalda, haciendo que mi mejilla se quedara pegada al colchón. No podía
moverme en esta posición, me estaba apretando muy fuerte las manos,
contándome la circulación.
Mi cuerpo ya sabía lo que iba a venir a continuación, pero mi mente no
quería asimilarlo. No quería asimilar que mi padre, el hombre que me dio la
vida estaba a punto de forzarme y algo me decía que no de manera suave.
Temblaba en mi posición mientras lloraba con ganas, había logrado que me
doblegara ante él, algo que nunca antes consiguió con sus golpes.
-Ahora gritarás todo lo que no has gritado estos años...- Susurró
maníacamente cerca de mi oído.
-¡N-No por favor!- Imploré.- ¡No lo hagas, n-no me hagas esto!- Ya notaba
como la asquerosa punta de su miembro tocaba mi parte trasera.- ¡NO POR
FAVOR! ¡DÉJAME! ¡AYUDA, SOCORRO!- Lloré.- ¡AAAAAH!
Era demasiado tarde, su odioso trozo de carne ya se encontraba dentro de
mi.
No dudó en moverse a su gusto, haciéndome llorar y gritar con ganas,
haciendo que lo más profundo de mis entrañas dolieran y ardieran. Se reía
como loco cuando me escuchaba pedir ayuda y aumentaba cada vez más y
más la intensidad, consiguiendo que poco tiempo después y, gracias al cielo,
me desmayase y dejase mi cuerpo totalmente a su merced.
[°°°]
No sé cuanto tiempo estuvo abusando de mi, pero a juzgar por mi
adolorido organismo, las marcas de mi espalda, muslos y cadera y el líquido
viscoso en mis cuartos traseros, había sido durante mucho tiempo. Desperté
en mi cuarto, ahora sin su presencia, pero seguían siendo las cuatro de la
mañana. Probablemente ahora estaba en el bar en el que habituaba, bebiendo
whisky y no tardaría en volver a casa borracho.
Si me había hecho esto estando sobrio, no quería saber que podía hacerme
estando bebido.
Traté de erguirme en la cama, pero mis músculos dolían horriblemente.
Cuando logré sentarme, sollocé en alto, ya que el simple roce de la manta con
mi trasero dolía y observé como mi cama se manchaba de sangre que brotaba
de mi organismo.
Estaba temblando.
Tenía mucho miedo.
Con las últimas fuerzas que tenía, alcancé mi teléfono y marqué el número
de Jimin. No sé si con la borrachera contestaría, pero necesitaba que alguien
me sacara lo antes posible de aquí. Tenía ya decidido que ese bastardo iría a
la cárcel, lo siento mucho por mi madre, que sigue creyendo ciegamente que
es el hombre de su vida, esto ha do demasiado lejos.
-¿Hyung?- Respondieron al otro lado.- Son las cuatro de la mañana...- Se
quejó adormilado.
- J-Jimin...- Murmuré en medio de un sollozo.
- ¡¿Yoongi, que ocurre?!- Exclamó alterado, haciendo que soltara otro
sollozo.- ¿Qué te hizo, cariño? Estoy aquí, contigo, ¿recuerdas? No pasa
nada...
Eso solo hacía que llorara más alto. Me habían roto por dentro, ya ni la voz
de Jimin lograba hacerme sentir mejor.
- V-ven a buscarme, p-por favor...- Murmuré.- Se h-ha pasado de la ralla...
- ¿A qué te refieres con eso?- Dijo acelerado. Podía escuchar como se
movía por la casa y despertaba a su madre.
Conseguí contarle en resumen lo que ocurrió, sin saltarme nada
importante, llorando más y más a cada palabra que decía. Podía escuchar el
ruido de Jimin bajando las escaleras y subiendo al coche al otro lado de la
línea.
-Ya vamos a llegar, Yoongi.- Dijo agitado, probablemente las lágrimas
salían de sus ojos.- No pasa nada Yoongi, todo irá bien. Vamos a denunciar a
ese hijo de puta y no te volverá a hacer daño.- Habló con rabia.- Aguanta un
poco, ¿si? Llegaremos en dos minutos.
Asentí con un sonido y colgué la llamada, tapándome con la manta y
haciéndome un ovillo entre ellas, soltando altos sollozos que provenían de lo
más profundo de mi rota alma.
Lo peor no era esto.
Lo peor será decirle a mi madre lo ocurrido y ver como su visión idílica se
ve destruída por ese idiota...
Capítulo 21: "Te amo más que a todas la estrellas
del firmamento"

Se me había quitado la borrachera de golpe.


Ese hijo de perra...
Tendrá suerte si no le arranco la cabeza.
Mi madre accedió a conducir hasta casa de Yoongi, tampoco quedaba más
opción que esa. Ella estaba igual o más preocupada que yo, aunque lo suyo
era preocupación de madre más que otra cosa. La mia era preocupación por
Yoongi, ya que sabía que se ponía muy mal cuando su padre hacía de las
suyas, y si se había tragado su orgullo para llamarme y pedir ayuda, eso
significa que le había afectado mucho, y para no hacerlo, ¡su padre lo había
puto violado!
Entre lágrimas de rabia, conseguimos llegar al porche de su casa y mi
madre dejó el coche mal aparcado en un lado. Afortunadamente, la puerta
principal no tenía la llave pasada, así que entramos al salón sin problemas.
Sabía que Yoongi estaba arriba y no quería que se asustara al oír la puerta y
que pensara que era su padre de nuevo.
- Yoongi, soy yo, Jimin.- Dije en alto desde abajo.- Ya subo cariño...
Subí los escalones de dos en dos, llegando en menos tiempo al piso
superior. La luz de la habitación de Yoongi estaba encendida y la puerta
abierta, podía escuchar débiles sollozos venir del interior. Entré,
descubriendo a Yoongi sentado en la cama, desnudo, con una sábana
cubriendo su regazo, sollozando como un niño pequeño mientras estiraba sus
brazos hacia mi.
- J-Jimin...- Murmuró en un hilo de voz, dándome a entender que quería
que me acercara.
Corrí a su encuentro, atrapandolo entre mis brazos tan pronto como me
senté en la cama a su lado.
- Dios Yoongi...- Dije.- Mi amor... ¿qué te ha hecho?...- Pregunté
retóricamente, pues ya me había contado qué había pasado.
Acaricié su cabello enmarañado com mis dedos, observando su cuerpo
repleto de marcas. Yoongi soltó todo lo que tenía que soltar en mi hombro,
desahogando su adolorida alma sobre mi. Mientras dejaba que soltara su ira,
tristeza y dolor, canté en su oído suavemente, sin impedir que las lágrimas
salieran de mis ojos. Mi madre ya había llamado a la policía y estaban
mandando una patrulla hacia aquí.
-Te amo, Yoongi...- Susurré, buscando sus labios con los mios.- Te amo
tanto...
- T-Te amo, Jiminie, te amo más que a todas las estrellas del firmamento...-
Consiguió decir entre hipidos.- Tengo miedo, tengo m-mucho miedo...
- No pasa nada hyung...- Dije suavemente, limpiando sus lágrimas con mis
dedos pulgares.- La policía está en camino. Todo esto va a acabar pronto, no
volverá a hacerte daño...- Le dije, meciendo su cuerpo suavemente.- Van a
curar tus heridas y vas a sentirte mucho mejor...
- N-No...- Negó suavemente, con lagrimas en los ojos.-No q-quiero ir al
hospital... M-Me aterran...
En ese momento recordé que en una ocasión me dijo que odiaba los
hospitales, pero no me dijo el por qué, simplemente que era algo que no
quería recordar.
-Pero Yoonie, te curarán, te harán sentir mejor...- Le aseguré, acariciando
su cabello enmarañado.-¿Por qué les temes tanto?
Evitó mi mirada, dudando si responder.
-Porque m-me he pasado la mayor parte de mi adolescencia allí... -
Susurró, ganándose una mirada confusa de mi parte.-...por intento de
suicidio...
El corazón se me rompió en mil pedazos.
Pero se recompuso con rabia cuando razonó que la causa de eso había sido el
impresentable de su padre.
-Ahora no debes pensar el hospital como un sigio malo.- Dije.-Están
curando a tú mamá, la están cuidando, y ahora te cuidarán a ti. Además, no
me separaré de ti en ningún momento.
-¿Lo prometes? - Preguntó con la voz rota.
-Te lo prometo, amor...- Respondí regalándole una cálida sonrisa.
[°°°]
La patrulla llegó en poco tiempo y un equipo sanitario subió a la segunda
planta.
-¿Puede decirme su nombre?- Preguntó amablemente una enfermera
bastante joven.
Yoongi trató de hablar, pero simplemente no pudo. Me miró temeroso,
dándome a entender que estaba aún muy aterrado como para responder
adecuadamente.
-Min Yoongi.- Respondí por él, acariciando con cuidado su espalda
maltratada.
-Min Yoongi...- Repitió la muchacha apuntando los datos en un papel.-
Muy bien, Yoongi, te contaré lo que pasará ahora. Han detenido a tu padre y
pasará la noche en la cárcel. Te llevaremos al hospital para curarte y
comenzará el proceso de denuncia contra él. Tu madre ya está informada de
todo, la podrás ver una vez acabe el examen médico.
Sabía que la idea de que su madre supiera la noticia no le gustaba al
mayor, pero ya no había remedio.
-La ambulancia está aquí abajo, ¿crees que puedes caminar hasta allí?-
Preguntó suavemente.
Yoongi asintió, un tanto indeciso y acomodó bien la sábana a su cuerpo
para cubrirlo bien. Lo ayudé a levantarse de la cama, pero dio un sólo paso
antes de que sus rodillas fallaran y soltara un alarido de dolor, no estaba en
condiciones de caminar.
-No pasa nada, pediré que suban la camilla.- Informó la chica, avisando a
su equipo.
Yoongi fue subido a la camilla y tomé su mano mientras lo bajaban hasta
la ambulancia. Acordé con mi madre que iría con él al hospital, así que subí
junto a él a la parte trasera del vehículo y me senté en un asiento junto a la
camilla. Solté su mano para acariciar su mentón con los dedos, besando
seguidamente sus labios.
-Te encontrarás mucho mejor una vez lleguemos al hospital.- Le dije,
aunque sabía que odiaba los hospitales, nunca me dijo el por qué, pero
tampoco necesitaba saberlo ahora.
-No me dejes en ese horrible lugar solo...- Consiguió bromear y soltar una
leve risa, aún con lágrimas en los ojos.
-Te acompañaré en todo momento, cielo.
[°°°]
Lidiar con un Yoongi adolorido era devastador.
Estaba sentado en una camilla de consulta, quejándose en mi hombro
porque una enfermera estaba curando las heridas de su espalda y yo mientras
le acariciaba el pelo para calmarlo.
-Venga, esta es la última...- Murmuró la mujer, pasando una gasa por su
espalda.
- ¡E-Eso dijo antes!- Se quejó el mayor, arrugando mi camisa entre sus
manos.
Y esa no era la peor parte, ahora tocaba curar su adolorida entrada trasera...
-Necesito que se coloque boca arriba...- Dijo la enfermera, buscando
nuevas gasas. Ayudé al mayor a colocarse en la nueva posición.- Puede que
esto le duela un poco...- Dijo inocentemente, acercando la gasa a su trasero.
Yoongi abrió los ojos como platos.
- ¡SU PUTA MADRE EN BICICLETA!
[°°°]
Tras gritar de dolor mientras la enfermera limpiaba su zona perianal, la
mujer aplicó una pomada ahí y administró un calmante muscular en el
organismo de Yoongi, así dejaba de quejarse de una vez por todas. Lo
sentaron en una silla de ruedas y me dijeron que podíamos ir a ver a su
madre, luego nos dirían si podíamos irnos o debía quedarse ingresado en
observación.
Mientras acariciaba su cabello, empujaba la silla hasta el ascensor para subir
a ver a su madre, que seguro que estaba muy preocupada.
-Me estoy quedando dormido...- Murmuró Yoongi en el ascensor con voz
adormilada.
-Es el calmante, mi cielo.- Le expliqué, riendo.- Mantente despierto, tu
madre querrá verte.
Cuando por fin llegamos a la habitación de su madre, toqué a la puerta y
me dejaron pasar, descubriendo a la mujer sollozando en su cama
desconsoladamente.
- ¡Yoongi!- Exclamó al ver a su hijo y lo aproximé a un lado de la cama.
Madre e hijo se abrazaron con fuerza, soltando lágrimas en el hombro del
contrario. No quise arruinar el momento, así que salí al pasillo para dejarles
intimidad. Miré por la ventana, ya se había hecho de día. El aire
acondicionado me helaba los huesos, pero me había traído una chaqueta...
[°°°]
Estuve media hora fuera y ya se hacía tarde, así que tuve que irrumpir en la
habitación de nuevo. Esta vez, encontré a Yoongi aún sentado en su silla,
pero con su cabeza apoyada en el hombro de su madre, y esta dando caricias
en su pelo. Yoongi no estaba dormido, simplemente disfrutaba del tacto de su
madre.
-Me han dicho los médicos puedes irte de alta.- Dije, dirigiéndome a
Yoongi.- Tendrás que tomarte unos calmantes cuando te duela y guardar
mucho reposo, pero estarás bien. La denuncia está hecha, el proceso
empezará en poco tiempo.- Informé, haciendo que Yoongi levantara la cabeza
y me mirara.- Mi madre me ha dicho que puedes quedarte con nosotros hasta
que todo vuelva a la normalidad ya que... no creo que quieras quedarte en tu
casa...
-Vas a tener que soportarme, estoy mu mimoso...- Dijo burlón, había
recuperado su humor.
-Podré soportarlo.- Dije, riéndome.
- Mamá, ¿consiguieron ponerte el Gin-Tonic? Porque ahora quiero uno...-
Bromeó el mayor, mirando a su madre.
- Ahora comprendes mi sufrimiento, cariño...- Respondió la mujer con una
risa.
[°°°]
Tras una larga despedida con su madre, salimos del hospital, dejando la
silla de ruedas ahí y tuve que tomar a Yoongi del brazo para que pudiera
caminar. Por suerte, mi madre nos llevó en coche de vuelta a mi casa,
desafortunadamente, Yoongi tuvo que subir los cuatro pisos caminando, ya
que no tenemos ascensor. Lo llevé hasta mi habitación, dispuesto a dejarlo
sentado sobre mi cama.
-Jiminie...- Dijo, una vez dejó de quejarse cuando se sentó.
-Dime, amor.- Respondí, abrazando su cuello con dulzura mientras
acariciaba su barbilla.
- ¿Cómo haces para soportar un miembro viril en tu trasero? ¡Es horrible!
- ¡Yoongi!
Capítulo 22: "Mimos y arrumacos"

Decidimos pasar el resto de la tarde dándonos mimos y arrumacos tumbados


en la cama. Es lo que Yoongi necesitaba y en parte yo también quería hacerle
sentir mejor. Exteriormente, Yoongi parecía estar perfectamente, pero sé que
su cabeza ahora mismo es un lugar oscuro.
-Deberíamos ir a bañarnos...- *Le comenté una vez vi que el sol se había
escondido.
-Deberíamos...- Respondió irónico.
-Yoongi, ¡no seas cerdo!- Exclamé, logrando que riera.
Verlo reír me calmaba...
-Está bien... vamos al baño...- Desistió, sentándose en la cama con una
mueca.
Me partió el alma verlo de esa manera. Me arrodillé detrás de él y sobé su
espalda de manera reconfortante, dando también un beso en su mejilla. No
dijimos nada más, simplemente busqué mi pijama y uno que le prestaría al
mayor y los dejé en el baño. Una vez volví, tomé de las manos a Yoongi para
ayudar a levantarlo. Esperé a que me diera la luz verde y muy despacito
caminamos hasta el baño, donde volví a dejarlo sentado en la tapa del váter
cerrada.
-No creo que pueda mantenerme de pie mientras nos bañamos.- Comentó
mientras se quitaba la camiseta.
-Lo sé, cariño. Nos bañaremos sentados, es más cómodo.- Le respondí con
una sonrisa tranquilizadora.
Ayudé a quitar sus prendas inferiores y una vez ambos estuvimos
preparados, entramos con cuidado a la ducha. Dejé a Yoongi sentado, aunque
tampoco le hacía mucha gracia estar en esa posición, y me arrodillé a su lado
mientras abría la llave del agua. Primero me empapé a mi y seguidamente
mojé a Yoongi por completo.
-¿Quieres que te ayude a lavarte?- Cuestioné, echando hacia atrás su
cabello mojado.
-No estaría mal...- Respondió un tanto tímido.
-Eres un bebé...
-¡No soy un bebé!- Replicó con un puchero adorable.
-Está bien, lo que tú digas bebé gruñón...
Tomé el bote de champú y esparcí in poco en mis manos para
seguidamente frotarlas y llevarlas al cabello rubio de Yoongi. Se relajó por
completo ante el toque, parecía estar hipnotizado mientras lo enjabonaba. No
quise molestarlo más y simplemente seguí, luego retirando el jabón con más
agua. En la hora de lavar su cuerpo, él hizo la mayor parte, pero lo ayudé a
enjabonarse la espalda y zonas donde no llegaba con facilidad.
-Ponte de rodillas, hay que lavar ahí detrás también...- Le indiqué mientras
quitaba los restos de jabón de sus hombros.
-Ni en broma.- Espetó.
-Amor, la enfermera dijo que si no querías tener una infección de caballo
había que limpiarte eso con cuidado...- Le expliqué y desvió su mirada, a lo
que suspiré.- Hazlo tú mismo si quieres, pero tienes que hacerlo...
Soltó una mezcla entre gruñido y suspiro y se puso de rodillas con mi
ayuda. Le puse un poco de gel corporal específico para zonas sensibles (que,
por cierto, le robamos a mi madre, pero Yoongi no sabe que ese gel era para
zonas privadas de mujer) y llevó seguidamente su mano hacia atrás. Le costó
un poco continuar con la acción mientras se quejaba, pero consiguió hacerlo
con éxito.
-Bien hecho, Yoongi.- Le dije, dándo un beso en su mejilla.
-¿No tengo un beso en la boca tras haber tocado mi trasero destrozado?-
Preguntó con sorna.
-Y luego dices que no eres un bebé...- Murmuré antes de darle su "premio"
y besarle en los labios.
Ambos nos encontrábamos limpios y salimos de la ducha. Yoongi volvió a
sentarse y ayudé a secar su cuerpo, cuidando con no hacerle daño en sus
heridas de piel. Luego nos vestimos y volvimos a la habitación.
-Mañana es lunes...- Murmuré mirando el calendario.
-¿Tienes clase?- Preguntó el contrario, tumbándose en la cama para estar
cómodo.
-Así es. Pero no quiero dejarte solo...
-No voy a hacer que pierdas clase.- Dijo.- Ve, me quedaré aquí,
descansando, no me pasará nada.
La idea de dejarlo solo me atormentaba, porque yo quería dedicarme a
cuidarlo exclusivamente.
-Jiminie, ve a la universidad.- Replicó.- Yo puedo faltar, y más con esta
excusa, pero tú no y lo sabes.
Solté un suspiro.
-Pero envíame un mensaje de vez en cuando, ¿vale?- Le pedí, aún sin estar
del todo convencido.
-Lo haré, pequeño.- Prometió.- Ahora ven aquí y acariciame un poco...
Reí por lo bajo. Yoongi era un bebé, un mimoso y un mandón, pero era mi
bebé, mi mimoso y mi mandón...
Me senté en el borde exterior de la cama y él se encontraba tumbado boca
abajo en la parte interior. Posé mi mano sobre su espalda y la pasé con
suavidad, notando como el mayor parecía destensarse en cada pasada. Le
haría un masaje como me enseñaron en las prácticas, pero su espalda está
magullada y no quiero hacerle más daño.
-Hazme otro favor...- Dijo de pronto, elevando su cabeza para mirarme.-
Mañana tengo que entregar un trabajo, ¿puedes entregarlo por mi?
-Faltaría más, cielo.- Respondí, acariciando su sedoso cabello.- ¿Dónde lo
tienes?
-Dentro de mi mochila.- Señaló, su mochila se había quedado aquí del otro
día.- Déjaselo a la de recepción de mi parte.
-Está bien.- Contesté recostándome a su lado en la cama.
-Gracias mi pequeño...- Susurró, abrazándose a mi mientras nos tapaba con
la manta.
-No hay de qué, cariño mío...
-Jimin, te amo demasiado, tengo un problema...- Dijo riendo.
-Si amar es un pecado, me merezco el infierno.- Bromeé de vuelta, había
quedado cursi.
-Ya te merecer el infierno por estar con un diablo como yo...
-No te digas eso...- Dije.- Tu eres un ángel, un pequeño ser de luz. Un
ángel un poco cascarrabias, pero un ángel al fin y al cabo.
Ambos reímos y nos miramos profundamente antes de darnos un suave
beso iluminados por la luna. Esa noche casi no dormí, me quedé admirando el
delicado rostro de Yoongi, cuidando que el mayor estuviese bien y
mimandolo como se merecía.
Una cosita tan hermosa no se merece todo el daño que ha sufrido...
Capítulo 23: "Fiesta de pijamas, Parte 1"

El despertador que indicaba las siete de la mañana comenzó a sonar y lo


apagué rápidamente, para que el odioso sonido no despertase a Yoongi. El
mayor estaba boca abajo, aún abrazado a mi torso y haciendo un puchero
mientras dormía.
Simplemente adorable...
Muy lentamente y cuidando de no despertar a la marmota que tenía por
novio, salí de la cama para dirigirme al baño y lavarme la cara. No tenía ni
ganas de ir a clase hoy sinceramente, prefería quedarme aquí cuidando a
Yoongi, pero él no me dejaría.
Me aseé un poco antes de volver a la habitación y elegir una ropa cómoda y,
como había empezado a ser habitual, una chaqueta que, por cierto, era la que
Yoongi me había dejado cuando lo encontré en la cancha de baloncesto
llorando por una pelea con su padre.
Desayuné rápidamente, ya que al tomármelo todo con calma llegaba un
poco tarde a la primera clase. Antes de salir, volví a mi cuarto para buscar
mis llaves, mi mochila y el trabajo que tenía que entregar de Yoongi y me
acerqué para despedirme con un beso del mayor.
-¿Ya te vas?- Preguntó el mayor somnoliento. No se había movido, pero
tenia entreabiertos los ojos.
-Oh, perdón, te desperté...- Murmuré.- Sí, ya me voy cielo. Vuelve a
dormir, ¿vale? Y descansa, mándame mensajes de vez en cuando.- Le pedí,
dando otro beso en su frente.
-Sí mamá...- Contestó irónico, volviendo a cerrar los ojos.
Me fui riendo de la habitación y salí finalmente de mi casa, cerrando a mi
paso y bajando seguidamente las escaleras hasta la calle. Según el reloj, aún
me quedaban veinte minutos para entrar y la universidad se encuentra a
cinco, así que iba bien de tiempo.
Ya podía ver a la infinidad de alumnos que entraban en las puertas del
recinto. Era una universidad bastante grande a pesar de que la zona en la que
vivíamos era pequeña. Muchas personas de otros distritos de Daegu venían a
estudiar aquí, ya que ofrecía un sinfín de modalidades y carreras, por eso me
extrañó no ver a Yoongi estudiar aquí, porque la mayoría de jóvenes no se
desplazaban a otras ciudades y se quedaban aquí a estudiar.
Cuando entré al patio, Jungkook, Hoseok y Taehyung estaban en una
esquina, éstos dos últimos recargados el uno sobre el otro.
-¡Jiminie~!- Llamó Tae desde su espacio para llamar mi atención.
-¡Jimin-ssi!- Exclamó Jungkook a su vez.
-¡Ya los veo idiotas!- Grité de vuelta, ya que mucha gente nos miraba.-
¿Qué tal?
-Mal.- Respondió Jungkook.- La semana libre se me ha hecho demasiado
corta...
-Concuerdo contigo.- Dije.
-Yo la he disfrutado.- Admitió Hoseok, sacando un paquete de cigarrillos
de su bolsillo.- Pero preferiría un par de días más. TaeTae, hazte para allá,
que voy a fumar.- Dijo, apartando suavemente a Taehyung para que el humo
no le llegara.
-¿Qué tal está Yoongi hyung?
-Mejor pero sé que le ha afectado bastante, aunque él no lo admita.
-Él nunca se traga su orgullo...- Murmuró Hoseok, dando una calada a su
cigarro y después dándoselo a Jungkook para que absorbiera del humo
también.- Pero me alegro de que se esté quedando contigo, le viene bien
alguien que le quiera y le de cariño.
-Y que le de comida, sobretodo que le de comida.- Recalcó Taehyung,
riendo y seguidamente tosiendo.- Joder Kookie, pégate un poco más a Hobi,
me estoy tragando el humo, corazón...- Le dijo al menor, que obedeció sus
palabras disculpándose.
El timbre sonó, anunciando que teníamos que meternos en las clases.
Todos soltamos un suspiro cansado y esperamos a que Jungkook apagara el
cigarrillo en el suelo para entrar al interior del enorme edificio. Me despedí
de Tae y Jungkook, ya que ellos iban al ala de artes para estudiar dibujo y
diseño, y me fui con Hoseok al ala de ciencias, porque él estudiaba medicina
y su clase quedaba junto a la mía.
-Te veo luego, Hobi.- Le dije.- Tengo que entregar unos papeles.
-Hasta luego bro.
Reí mientras corría al puesto de secretaría, ya que tenía que dejar esto
rápido para entrar a la clase. Fui ojeando la carpeta que debía entregar;
contenía fotos de paisajes y primeros planos de flores, unas fotos
completamente artísticas y preciosas.
Le entregué los documentos a la secretaria de parte de Yoongi y los recibió
para guardarlos y dárselos a su profesora más tarde. Tras agradecerle el gesto,
volví corriendo a la clase que, por suerte, aún no había empezado. Comprobé
mi móvil un momento y figuraba un mensaje de Yoongi.
Yoongi♡
Estoy despierto ahora. Me encuentro bien, no tienes que preocuparte bebé,
ten un buen día uwu
Hay comida en la nevera cielo, solo tienes que calentarla. ¿Desde cuando
usas el "uwu"? XD
Yoongi♡
Desde que salgo contigo uwu
Reí y bloqueé la pantalla del teléfono, ya que mi profesor de anatomía
había llegado. Guardé el aparato y traté de prestar la mayor atención a la
clase, aunque mi mente se encontraba pensando en Yoongi, en como cuando
lleguara a casa iba a mimarlo y darle muchos besos.
Sí, soy un cursi, pero ahora el que necesitaba una dosis de amor era yo.
[°°°]
Las clases acabaron (por fin, hostia) y salí al encuentro de mis amigos en el
patio, que habían acabado unos minutos antes.
-¿Vas a hacer algo por la tarde?- Preguntó Hoseok cuando me vio.
-No puedo quedar, debo cuidar a Yoongi.
-Por eso mismo preguntamos.- Dijo Kook.- Queremos ir a ver a Yoongi,
pero no sé si le hará gracia.
-Para mi que sí.- Dije.- Seguro que está aburrido de estar solo y le
alegrarán el día.- Aseguré.- Vengan conmigo a casa y comemos todos juntos,
así pasamos la tarde allí.
Dicho y hecho, salimos los cuatro fuera del recinto universitario y bajamos
la calle, en dirección a mi casa. Al llegar, el hogar se encontraba en silencio,
probablemente Yoongi se haya dormido de nuevo. Les indiqué que no
hicieran ruido y caminamos hasta mi cuarto donde, sorprendentemente, no
había nadie.
-¿Dónde está?- Preguntó Tae.
-Estaba aquí por la mañana...
-¿En el baño?- Sugirió Kook.
-¿Y si se ha escapado?- Añadió Hoseok.
-Estoy aquí.
-AAAAH.- Gritamos todos a la vez.
El mayor se encontraba junto al armario, osea, a nuestra derecha, pero no
lo habíamos visto al entrar.
-Dios, no vuelvas a hacer eso...- Dijo Tae, recuperando el aire.
-¿Hacer qué? Yo solo estaba aquí quieto.- Dijo inocente, soltando una
risilla.
-¿Ya comiste?- Le pregunté, acercándome para darle un beso en la mejilla.
-Estaba a punto de hacerlo.- Dijo.- Podemos comer juntos.
-¿Qué les parece quedarse a dormir?- Pregunté de pronto cuando la idea se
me pasó por la cabeza.- Iremos los cuatro juntos mañana a clase, que queda
cerca.
-Me parece una gran idea.- Dijo Hoseok.
-¡Fiesta de pijamas, wuuu!- Exclamó Kook.
- Sí, wuuu...- Murmuró Yoongi en bajo, haciendo a los demás reír.
Capítulo 24: "Fiesta de pijamas: Parte 2"

La comida fue rápida, pues ninguno tenía demasiada hambre, y queríamos


simplemente descansar del largo día de universidad que habíamos tenido.
Una vez recogimos la mesa, volvimos de vuelta a mi cuarto y nos sentamos,
quedando Yoongi y yo sobre la cama y los tres restantes en el suelo.
-¿Qué tal te encuentras, bro?- Preguntó Hoseok en tono amigable a
Yoongi.
-Duele un poco aún pero estoy mucho mejor que antes, ya me puedo
levantar y caminar normal, el problema es sentarme.- Respondió.- Pensé que
me afectaría más el hecho de que me han partido en dos, pero por ahora mi
salud mental es estable y mi padre está en la cárcel, con suerte se pudre ahí.
Hoseok mostró una pequeña sonrisa y se puso de rodillas frente a Yoongi.
Intercambiaron miradas por un instante y el pelicastaño abrazó a Yoongi con
fuerza.
-Me alegro de que seas libre de una vez por todas...- Murmuró apretando el
contacto.
-Gracias por consolarme cuando lo necesitaba.- Le respondió el mayor.- Te
quiero bro.
-Yo también te quiero bro.
Ambos rieron tontamente y se separaron, volviendo a las posiciones
anteriores.
-Si no estuviese saliendo con uno de los dos- Dije.- Los shippearía a
muerte.
Eso provocó la risa de los nombrados y de Tae y Kookie.
-Nah, lo nuestro es un "bromance".- Explicó Yoongi.
Todos reímos y me recargué en el hombro de Yoongi, siendo rodeado por
su brazo izquierdo. Kook se encontraba tumbado boca arriba en el regazo de
Tae; éste último jugando con el cabello del menor.
-Estaba pensando en ver una película más tarde.- Dije.- Para pasar la tarde
tranquila y ya luego preparamos la habitación para dormir.
-Me parece correcto.- Opinó Hoseok.- Pero necesito pedirte un favor.
-Lo que sea.
-Tengo que acabar un trabajo para mañana, ¿me puedes prestar tu
ordenador para terminarlo? Será solo un momento.
-Oh, claro que sí.- Me levanté hacia mi escritorio y encendí el ordenador se
sobremesa para dejárselo a Hoseok, que se sentó en la silla con ruedas para
trabajar.
-¿Qué hacemos mientras?- Cuestionó el menor de todos.
-¿Qué tal un juego de mesa?- Propuso Tae.
-La última vez que jugamos casi se rompe nuestra amistad...- Murmuré.
-Ya me disculpé en su momento por tirar un +4 cuando tenías Uno...-
Murmuró Tae de vuelta.
-Mejor no jugar a nada y conservar nuestra amistad...- Dijo Yoongi.
-¿Quieren algo de beber?- Pregunté, ya que me había entrado sed.
-¿Tienes vodka?
Tae le dio un cate en la frente a Kook.
-Eres menor, tontito.- Le dijo.
-¡Me falta solo un año!- Exclamó de vuelta.- Además, como si no hubiese
bebido antes...
-Ay, qué haré contigo Jungkook...- Suspiró Tae.- Fumando y bebiendo
siendo menor de edad, ¿te parece bonito?
-Deja al niño que haga lo que quiera, Tae.- Dijo Hoseok desde la silla, sin
voltearse.- Él sabrá lo que hace. Además, al menos se controla al beber o
fumar, no lo hace de manera inconsciente. Es menor por un año, pero lo
suficientemente maduro como para ser consciente de sus acciones.
-No como otros, que la primera vez que bebieron estuvieron potando tres
horas y casi en coma etílico...- Murmuró Yoongi irónico, dirigiéndose a Tae.
-¿Quién te ha contado eso?- Exclamó el nombrado.
-Entre Hoseok y yo no hay secretos.
-Se me ocurre una idea...- Hoseok apagó el ordenador y se volteó con la
silla.- Jimin, estuviste una sola vez en el metro abandonado, ¿no?
-Ni de coña.- Contesté, porque sabía por donde iban los tiros.
-Es divertido si vas un día tranquilo.- Explicó Kook.- Como hoy, que es
lunes y casi no hay nadie.
Yoongi me miró suplicante.
-Llevo semanas sin ir, me estoy volviendo loco.- Me dijo el mayor.
-Cielo, sigues delicado...- Le dije, acariciando su cabello.
-No es verdad, me he levantado hasta el baño yo solo.- Dijo.- No pasará
nada Jimin, estaremos en la parte tranquila del metro, lo prometo.
-Ah, que hay parte tranquila...- Suspiré y me sentí observado por las
miradas de los otros cuatro.- Agh, está bien, pero desde que vea algo extraño
me voy, con o sin ustedes.
Soltaron un pequeño sonido de alegría y nos empezamos a preparar. No me
cambié demasiado, simplemente me puse una camiseta limpia y le presté a
Jungkook un poco de ropa que me quedaba grande. Yoongi se vistió con ropa
que la policía le había traído de su casa y una vez estuvimos aseados, salimos
de casa bajando la calle hacia el metro.
-¿Wonho estará?- Le preguntó Yoongi a Hoseok.
-No lo creo.- Respondió el otro.- Me contaron que estaba de viaje escolar y
su pandilla está con él, no creo que los veamos hoy.
-¿Ese es el que nos encontramos cuando fuimos a ver a tu madre la primera
vez?- Le pregunté al mayor, recordando el horrible momento.
Yoongi asintió.
-Me tranquiliza que no esté, es mi principal amenaza.
-Probablemente nos encontremos con Shownu, Suran y puede que Kibum
y Minho.- Informó Kook.- Bueno, y siempre hay gente nueva.
No conocía a ninguno de esos. Bueno, Minho me sonaba, pero no le ponía
cara. Llegamos en poco tiempo al metro, que no estaba tan lleno como la
última vez que fui. Avanzamos al interior y cruzamos al andén del frente,
caminando hacia la izquierda, a una esquina con varios sillones formando un
corralillo, donde había un grupo de jóvenes sentados.
-¡Suga!- Exclamó uno alto y con un poco de músculo. Abrazó al mayor y
luego le dio un golpe en el hombro.- Idiota, estaba preocupado.
-¿Cómo te encuentras?- Preguntó una mujer que estaba al lado del tipo.
-Estoy bien chicos, no hay de qué preocuparse.- Dijo el mayor, sonriendo.-
Jimin, ellos son Shownu y Suran, gente de confianza.
Saludé con una reverencia, que ellos imitaron. Nos sentamos en un sillón
vacío y observé que había alguien que me sonaba allí.
-Hola chicos.- Exclamó el chico de cabellera rosa que estaba sentado al
lado de uno con el pelo oscuro.
-Él es Seokjin, seguro que lo recuerdas- Me dijo Yoongi.- El que está a su
lado es Namjoon, su novio.
-Sup.- Saludó el tal Namjoon.
-Oh, ¡está Kookie!- Exclamó Jin, abrazando al menor.- Lo siento Hoseok,
Tae, lo voy a adoptar.- Bromeó.
-Cuando veas todo lo que come querrás devolverlo...- Murmuró Hoseok,
sacando cigarrillos de su bolsillo.
-Pensé que estaría más vacío esto, pero parece que hay bastante gente.- Dijo
Jungkook, recibiendo el cigarrillo de Hoseok.
-Sí, creo que hoy hay batalla de principiantes, siempre es interesante
verlo.- Explicó Namjoon.
Me moví hacia atrás y y vi que había mucha gente apelotonada en las vías.
-Jeon Jungkook, hazte más hacia atrás si no quieres que ese cigarrillo
acabe dentro de tu oreja.- Advirtió Tae, haciéndome reír.- No quiero hacerte
sentir mal, conejito, pero sabes que odio el tabaco y siempre que fumas me
llega a mi...
-Perdón hyung.- Se disculpó, moviéndose hacia donde estaba Seokjin.
-¿Quieres uno, Suga?- Ofreció Namjoon, con el paquete de cigarros
abierto.
-No gracias Nam, yo ya no fumo.- Respondió, haciendo la caja hacia atrás.
-Dejó de fumar para convertirse en un buen chico y conquistar a Jimin...-
Susurró Suran a Shownu, pero en alto para que lo escucháramos.
Me sonrojé norableme.
-Aw, mira que lindo es.- Volvió a decir la mujer.- ¿Qué haces saliendo con
Yoongi?
Yoongi rió sarcástico.
-Y éstos Jimin, son los únicos hijos de puta del metro que valen la pena.-
Anunció Yoongi.- Unos completos estúpidos, pero en definitiva parte de la
familia y se les acaba tomando cariño. Los únicos en los que puedes confiar
plenamente. Bueno, en Shownu no, que es el único de otra banda...- Bromeó
riendo.
-Imbécil...- Murmuró Shownu con otra risa.
Al final, no toda la gente del metro era mala. He vuelto a casa con nuevos
amigos y una nueva visión sobre el famoso y peligroso metro abandonado,
una completamente distinta a la que tenía antes de que Yoongi me enseñara
que en todo lo malo, había su parte buena...
Capítulo 25: "Algo brillante"

Había pasado un largo periodo de tiempo desde el incidente de Yoongi. El


mayor se había quedado junto a mi, viviendo en mi casa, porque el simple
hecho de volver a pisar la suya, donde ocurrió la tragedia, le daba escalofríos.
Pude descubrir mucho más de Yoongi durante todo este tiempo: No es una
persona mañanera, le gusta molestar a la gente cuando le entra sueño, adora
cuando le acaricias la barriga, ama leer, tiene una extraña adicción a los purés
de mi madre... Entre otras, claro está, pero esas son solo unas pocas y las que
considero más importantes.
Estaba recuperado por completo, ya no había rastro de dolor en su cuerpo
ni marcas en su espalda, aunque las cicatrices en la mente nunca se irán, ha
estado sobrellevando bien el trauma. Parecía no afectarle en absoluto, pero
fueron varias las ocasiones en las que tuvo pesadillas sobre la catástrofe y
tuve que consolarlo en mitad de la noche. A pesar de eso, ahora se encuentra
completamente curado gracias a mi ayuda, la de nuestros amigos y, por su
puesto, la de su madre. La última cosa a destacar es que, después de un largo
tiempo, se ha vuelto a incorporar a la universidad, y ambos estamos a punto
de acabar nuestras carreras.
-Jimin, vamos...- Me dijo el mayor desde la puerta de mi cuarto. Ya se
encontraba listo para salir y yo me había quedado en mis mundos mirando a
la pared.- Después me dices que yo estoy empanado por las mañanas...
Reí tontamente, tomando mi mochila y poniéndome los zapatos a prisa,
para llegar lo antes posible a la universidad. Una vez teníamos todo, salimos
tomados de la mano hacia la calle e hicimos el camino habitual hasta llegar a
la facultad, donde nos recibieron nuestros amigos, que estaban sentados en
una esquina del patio.
-Que cara de zombie llevas hoy, Hoseok...- Bromeé, ya que el pelicastaño
se fumaba un cigarrillo con una cara de dormido increíble, unas ojeras que le
llegaban a la barbilla.
-Muy gracioso...- Murmuró.- Llevo días sin dormir bien haciendo el
trabajo de fin de carrera...-
-Le hemos dicho que se lo tome más a la ligera, pero no nos hace ni caso.-
Dijo Jungkook.
-Un trabajo final de medicina no es fácil...
-Pues yo estoy haciendo el mío y no voy tan mal como tú...- Le dije, ya
que nuestras carreras se parecían.- No sabes organizar tu tiempo, Hoseok.
-¿Ves lo que te digo?- Tae se dirigió al pelicastaño.- Si empezaras a
trabajar antes, no acabarías a las cuatro de la mañana y no estarías cansado al
día siguiente.- Puso las manos sobre sus hombros y le dio un ligero masaje.
Hoseok permanecía impasible.- Además ya te dije que-
-¡Lo he entendido, dejen de romperme las bolas ya con eso!- Exclamó
furioso, levantándose de su sitio en el suelo.- Malditos idiotas, no soy un
niño, sé lo que tengo y lo que no tengo que hacer. ¡Así que déjenme en paz
ya, coño!
Vimos como se alejaba en silencio, un tanto asombrados Yoongi y yo, ya
que nunca habíamos visto a nuestro amigo de esa manera. Jungkook miraba
en la dirección donde se iba Hoseok con un puchero, su labio inferior
temblando.
-Ni se te ocurra llorar, Kookie.- Le dijo Tae con voz suave, rodeando al
menor de todos con su brazo. Nosotros aún los mirábamos.- Está estresado,
solo es eso.
-Eso no justifica que de haya dirigido hacia ustedes así.- Contestó Yoongi
con la mandíbula tensa.
-Pero en el fondo lo entiendo.- Continuó Taehyung.- Le hemos repetido ya
muchas veces que debe organizarse mejor y que no puede estar hasta tan
tarde trabajando. Hoy estaba de mal humor por que casi no durmió entre el
estrés y el trabajo y le hemos tocado la moral, era entendible. No se molesten
con él, lo conozco, pensará lo que ha hecho y vendrá a disculparse.
-Igualmente iré a hablarle.- Volvió a hablar Yoongi.- No permito que
delante de mi se digan esas cosas y menos si están dirgidas a ustedes.-
Yoongi miró a Jungkook, quien miraba al suelo.- Kookie como sueltes una
sola lágrima, voy y le pego.- Advirtió el mayor, y Jungkook no pudo resistir
soltar un suave sollozo.- Ah no, eso si que no.- Murmuró.-Ha hecho llorar a
uno de los amores de su vida, se va a enterar de quién soy...
-Yoongi, no hagas cosas estúpidas...- Le paré, tomándolo del brazo.
El mayor suspiró.
-Solo hablaré con él, lo juro.- Dijo antes de marcharse.
La campana sonó en ese momento y sabía perfectamente que ninguno de
los dos asistiría al menos a la primera clase, pero los tres restantes debíamos,
así que separamos nuestros caminos y entramos al edificio, cada uno a su
respectivo ala y departamento.
[°°°]
Horas eternas más tarde, nos dejaron salir de ese sufrimiento de sitio y me
encontré con Yoongi en el patio, mas los demás no estaban junto a él.
-¿Y Kook, Tae y Hoseok?
-Tae y Jungkook se fueron por su lado, Hoseok iría más tarde.- Explicó.-
Hablé con él. Es un tremendo idiota que ama a esos chicos más que a nada en
este mundo, pero un idiota que no sabe controlar sus emociones. Obviamente
se arrepentía, hará las paces con ellos más tarde.
Solté un suspiro de alivio. Espero que todo acabe bien, porque si no le
romperé los huesos uno a uno a Hoseok mientras los voy nombrando.
Se me van pegando cosas del antiguo Yoongi...
-Quiero ir contigo a un sitio.- Me dijo.- Aquí al lado, y luego vamos a
comer.
-Está bien.- Le contesté, mostrando mi sonrisa.- Pero deprisa, que tengo
hambre.
Apresuradamente, salimos del recinto y subimos la calle, dirigiéndonos
hacia la zona comercial. Atravesamos las avenidas llenas de gente tomados
de la mano y en silencio, aún me preguntaba a dónde estábamos yendo.
Habíamos llegado a una zona alta, donde había un mirador alejado que dejaba
ver la zona de campo de nuestro distrito, con sus campos de cultivo y fincas.
Yoongi se sentó en la barandilla azul y yo quedé a su lado, mirándolo.
-Me gusta este sitio porque tiene unas vistas muy bonitas del campo.- Dijo,
mirando al horizonte.- Solía ir mucho a pasar el día en el campo con mis
abuelos cuando era pequeño, antes de que mi madre se mudara aquí con mi
padre. Esto no tiene nada que ver con el por qué te traje aquí, pero quería
contártelo.- Rió, mirando en mi dirección.- A pesar del poco tiempo que
llevamos juntos, parece que nos conocemos de hace seis vidas. Fue extraña la
situación en la que nos encontramos por primera vez, pero gracias a ese
choque en la calle cierto día, donde todos tus papeles volaron al aire, hoy
estamos aquí, juntos, como una pareja y mirando el horizonte con los mismos
ojos porque nuestras almas están conectadas.
Bajó de la barandilla para ponerse de pie a mi lado y tomarme de las
manos. Nuestras miradas se conectaron, mi corazón latía frenético.
-Te amo demasiado Jimin, creo que tengo una adicción a ti.- Confesó,
haciéndome sonrojar.- A tu cuerpo, a tus mejillas, a tu sonrisa, a tus ojos, a
todo. Simplemente a ti, Park Jimin, al ángel que decidió arriesgarse a salir
con un demonio y a la flor más bella de mi jardín. Los horas pasan rápido a tu
lado, escuchando tu melodiosa voz hablar durante mucho tiempo, oír como tu
risa inunda la estancia...- Sonrió bobamente.- Estoy reuniendo mucha fuerza
de voluntad ahora mismo para hacer esto, pues igual que la primera vez, me
siento nervioso al tener a tan despampanante belleza a mi lado. Por eso Jimin,
hoy te traigo aquí, al sitio más bello de la ciudad, para hacerte una pregunta
que puede cambiar nuestro futuro. Puede hacer que el futuro de ambos se
convierta en uno solo y se vuelva próspero y verde, como un árbol en
primavera.
No me había dicho casi nada, pero ya estaba llorando...
El mayor soltó mi mano derecha para hurgar en su chaqueta, y una vez
encontró algo, se agachó, arrodillandose ante mi. Mi corazón dio un vuelco y
tapé mi boca, asombrado.
-Hoy, me arrodillo ante tu bella divinidad, para formular la pregunta que
tanto me ha costado decidir hacer.- Sus ojos también estaban llenos de
lágrimas.- Sin más preámbulos, Park Jimin, ¿quieres casarte conmigo?- Hizo
que la pequeña caja de su mano se abriera, dejando ver un bonito anillo
dorado y reluciente.
Me faltó el aire, me faltaban las palabras. Me quedé estático, llorando a
mares mientras ponía el anillo en mi anular, esperando su respuesta con una
sonrisa cálida. Me lancé a sus brazos, tomándome de su cuello con fuerza y
sollozando en alto.
-¡Por dios, sí quiero!- Logré exclamar en medio de mi euforia, siendo
luego elevado por los aires por los fuentes brazos de Yoongi.
Algunos transeúntes aplaudieron entusiasmados cuando nos besamos,
sellando la pregunta y validando la promesa, la tan bella promesa, que
acabábamos de firmar. Sonreí en grande, gozando de gloria al tener al mayor
a mi lado, a sentirme tan querido y especial.
Solamente una persona podía lograr hacerme sentir así, y esa, sin lugar a
dudas, era Min Yoongi, el hombre que cambió para encajar con su alma
gemela...
Especial Vhopekook

Narra Hoseok:
Me fui del lugar, apretando los puños y maldiciendo por lo bajo. La gente
miraba en mi dirección, ya que mi grito había sido lo suficientemente alto
como para llamar su atención. Poco me importaba, solo necesitaba irme de
allí y que me dejaran de tocar las narices con el tema de una vez.
Llegué hasta una zona de la facultad donde nadie pasaba nunca. Ahí solía
estar con Yoongi cuando en el pasado nos saltábamos clases, era el lugar
perfecto, porque no pasa nadie por aquí. Me senté apoyado en la pared del
estrecho pasillo, soltando un alto gruñido, casi dejando caer mi cuerpo.
Seguidamente, el sentimiento de cabreo se convirtió en uno de culpa, ya que
un flashback de lo que había pasado hace tan solo unos minutos había llegado
a mi mente. Encendí un cigarrillo mientras soltaba un sollozo de
arrepentimiento. Había gritado a las dos personas más importantes de mi
planeta, no solo eso, les había llamado idiotas y encima todo el mundo nos
estaba mirando.
Ellos odian que les alce la voz...
Soy un estúpido.
-Eh, trozo de mierda.
Elevé mi vista hacia Yoongi, quien había llegado al lugar y me miraba de
pie.
-Déjame solo, por favor.- Le pedi, con un tono de voz neutral.
-Hoseok, no, vengo a hablar contigo y me vas a escuchar.- Se sentó frente
a mi, en la otra pared.- Veo que aún no sabes controlar tus emociones
correctamente...
Gruñí molesto, apartando mis lágrimas.
-Yoongi, si vienes a echarme cosas en cara mejor-
-No vengo a eso.- Espetó.- Te lo digo porque es algo que debes mejorar.
Pierdes los estribos muy rápido, Hoseok, y sabes perfectamente que eso no es
bueno. Entiendo que estés estresado y cansado, pero no es excusa para
descontrolarte así. Tú sabes mejor que nadie que a Tae y Kook no les gusta
que les griten, y vas y lo haces en público...
Enterré mi cabeza en mis rodillas, soltando otro sollozo.
-Sé que te arrepientes, pero no vale solo con eso.- Continuó.- Tienes que ir
a hablar con ellos. Ha sido chocante para todos, a Jungkook no le ha gustado
en absoluto...
Levanté mi cabeza rápido.
-¿Estaba llorando?- Pregunté un tanto preocupado, el mayor asintió.-
Joder...- Mascullé, sollozando un poco más.- Soy un imbécil...
-Lo eres, sin ninguna duda.- Dijo el mayor.- Pero eres un imbécil
enamorado, y sé que mueres por ir corriendo a hacer las paces. Así que, ¿a
qué esperas? Vete ya.- Me ayudó a levantar.
-Gracias bro, no sabes cuanto te lo agradezco.- Le dije, dándole un abrazo
mientras apagaba el cigarro.
-De nada bro, pero no seas gilipollas la próxima vez, ¿vale?
Tuve que reírme ante la situación y corrí como un desgraciado por la calle,
queriendo llegar a casa de Tae lo antes posible.
[°°°]
Fue difícil por culpa de mis estúpidos y dañados pulmones, pero conseguí
llegar en menos tiempo de lo esperado. Las luces estaban encendidas, así que
Tae y Kook debían estar dentro. Usé la llave que me había dado en su
momento Taehyung y entré, encontrándome de lleno con el dueño de la casa,
que me miró duramente.
-Tae...- Dije jadeando.- Yo...
-Tú y tu idiotez, Jung Hoseok.- Dijo, con tono duro pero en voz baja.-
Entiendo tu estrés, pero esa no es la manera de dirigirse a otros.
-Lo sé, y lo siento demasiado.- Continué honestamente, tomando su mano.-
Voy a aprender a controlar mis emociones para que no se vuelva a repetir. No
quería, te lo juro que no, yo les amo, no me gusta hacerles sentir mal...
Taehyung suspiró, acercándose a darme un suave abrazo.
-No es conmigo con quien te tienes que disculpar...- Susurró, separándose
y mirándome a los ojos.- Está arriba, llorando. Sube anda...
Casi volé por las escaleras hasta el segundo piso, donde la puerta del
cuarto de Tar estaba cerrada. Abrí con cuidado, encontrándome a un
Jungkook sentado sobre la cama, secando en vano sus lágrimas.
-Kookie...- Lo llamé susurrando y una vez me miró, bajó su mirada al
colchón.
Me acerqué hacia su puesto y me senté en el borde opuesto de la cama,
mirándolo como a un cervatillo asustado.
-Jungkook...- Volví a decir.- Mírame, por favor.- Le pedí en un susurro,
haciendo que elevara su mirada aguada hacia mi.- Sé que te he hecho sentir
mal, sé que odias que te alce la voz... Lo siento mucho, conejito, aún tengo
que aprender a controlar mis sentimientos si no quiero hacer daño a las
personas más importantes de mi vida. Perdóname por haberte hecho sentir
mal...- Susurré, esperando una respuesta por parte del menor.- Soy un idiota,
pero uno completamente enamorado y no permitiré que cualquiera de los dos
vuelva a salir herido por mi culpa...
Jungkook se quedó unos momentos en silencio pero luego, lentamente,
gateó hasta mi puesto en la amplia cama y se metió entre mis brazos, soltando
un suspiro un tanto lastimero.
-Lo siento bebé, no volverá a pasar.- Prometí, acariciando el suave cabello
del menor.
Taehyung se acercó y acarició mi espalda, reconfortando también al menor
con caricias. Probablemente había estado escuchando toda la conversación
desde la puerta. Besé los suaves labios del menor que ya había parado de
llorar y se secaba las lágrimas con su puño cerrado.
Pensé en remediar mi error y darles una alta dosis de amor para que se
olvidaran del mal rato, así que me puse de pie junto con Jungkook y lo besé
más profundamente, llevando mi mano a su cadera para pegarlo a mi cuerpo.
Taehyung nos miraba atento sentado desde la cama, soltando suspiros, ya que
su traviesa mano exploraba su cuerpo. No tomé mucho tiempo en desnudar al
menor, que quedó con toda su piel expuesta frente a mi, una visión
completamente hermosa.
El siguiente fue Taehyung y se encargó de desvestirlo Jungkook mientras
yo también sacaba mi ropa, quedando en cueros todos finalmente. Hice que el
menor de todos se subiera a la cama, a cuatro patas con el trasero elevado
hacia mi. Tomé sus dos nalgas con mis manos, apretándolas a mi gusto y
sintiendo su esponjosidad. El momento en el que mi boca rozó su entrada,
soltó un respingo de sorpresa, seguido por un gemido de satisfacción cuando
mi lengua se enterró en esa zona.
-Mgh~...H-Hyung~...- Gimió en alto, ya que Tae manoseaba su miembro
al mismo tiempo que yo hacía mi acción.
Lo encontré bien lubricado y dilatado tiempo después e hice que se
apartara una vez coloqué un pequeño plug en su interior, para que no se
cerrara. Tae se apresuró a colocarse de misma forma como estaba Kookie
antes, bajando todo lo que podía su pecho para dejar su trasero mas alzado.
-¿Puedo hacerlo yo?- Preguntó tímidamente el menor a mi lado.
-Claro que sí, pequeño.- Contesté, mordiendo mi labio ante la excitante
escena que estaba por ver.
Jungkook, un tanto inseguro aún, se acercó al trasero en pompa de Tae y
puso sus labios sobre su entrada, sacando su tímida lengua un tiempo después
para pasarla por la zona y lubricar al contrario. No pude evitar llevar una
mano a mi erecto miembro, ya que la escena era completamente ardiente para
mi.
Cuando Jungkook lo encontró suficiente, le dio una nalgada seguido de una
risa y se apartó.
-TaeTae, ¿te gustaría probar a Kookie?- Pregunté, acariciando el trasero
del menor cuando se acercó a mi.
-Nada me gustaría más....- Contestó el nombrado, poniéndose sobre sus
rodillas para tomar a Jungkook de la cintura y dejarlo tumbado boca arriba en
el colchón.
Yo quedé sentado junto a ellos y Tae se puso en posición para empezar,
impulsando su longitud hacia Kook para lograr introducirse por completo.
-¡A-Ah~!- Exclamó Jungkook en alto al ser llenado por Taehyung.
El vaivén no comenzó tan lento cono solía ser. Jungkook se había
acostumbrado a lo rudo, le excitaba, y casi conseguía soportar las mismas
cosas que Tae, aunque éste tenía más experiencia. Pronto, los gritos del
menor inundaron la habitación, quien se sostenía del colchón mientras era
duramente penetrado por Tae que, por cierto, era su primera vez haciendo
esto con Kook. Me acerqué a los chicos y tomé el miembro del menor entre
mis manos, bombeándolo con descaro mientras besaba su boca, que no
dejaba de soltar gemidos.
Mi bombilla se encendió a mitad del acto y dejé a Kook tranquilo para
moverme detrás de Taehyung, tomando sus caderas para que parara un
momento.
-¿Qué pasa?- Preguntó jadeando, mirando hacia atrás.
-Shh, no es nada, espera un segundo.- Le dije, haciendo que elevara un
poco su trasero para introducir la punta de mi miembro en su interior.
-¡Mgh~... Hobi hyung~!
-Sigue moviéndote, precioso.
Acató la orden con rapidez y volvió a empezar el movimiento de antes,
solo que esta vez él también estaba siendo penetrado, y eso solo hacía todo
más excitante, ya que la repercusión de mis movimientos provocaban que al
menor de todo le llegasen más fuertes.
- J-Joder...- Mascullé excitado, dando una nalgada a el formado trasero de
Taehyung, quien gimió en respuesta.
- ¡Hyung, m-me vengo~!- Exclamó Jungkook al otro lado, sosteniéndose
de la mano de Tae.
Por como de estrecho estaba Taehyung, deduje que él también estaba en su
límite, ya que tanto tiempo tocando su próstata por la posición había
facilitado todo. Con un último empuje, Jungkook se corrió sobre su
estómago, siendo rellenado unos momentos después pos Tae y a su vez este
recibiendo mi semilla sobre sus nalgas. Jadeamos al unísono, sintiendo
nuestros cuerpos liberados.
Fui el primero en moverme, para buscar unas toallitas húmedas y limpiar
los cuerpos de los menores, que ya descansaban tumbados sobre el colchón.
Una vez limpios, me tumbé en medio de ambos y rodeé sus cinturas con cada
brazo, dándole s ambos un beso en la frente.
-Les amo tanto, mis pequeños.- Dije.- Perdonen al idiota de su novio...
-No te llames idiota...- Replicó Jungkook.
-Te perdonamos porque te amamos, Hobi.- Dijo Tae, adormilado.- Pero
vuelve a hacer llorar a Kookie y te rompo la nariz.
Reímos al unísono y tapé nuestros cuerpos con una delgada sábana antes
de cerrar los ojos, cayendo justo después en un profundo y merecido sueño,
junto a las personas que mas quiero en este mundo.
Capítulo 26: "Un nuevo rumbo"

Teniendo la noticia de que Yoongi y yo nos íbamos a casar hizo que la


semana y el mes entero se me hicieran más llevaderos.
Mi madre se tomó la noticia de la mejor manera posible. Lloró en
abundancia cuando se lo comunicamos y casi nos mata a besos allí mismo,
por lo que me sentí satisfecho. La madre de Yoongi se lo tomó igual o mejor
que mi madre, pues ella llevaba tiempo esperando a que su hijo tuviera una
relación estable y seria.
Todo iba sobre ruedas.
Parece que la vida nos sonreía a ambos...
-Yoongi, ¡más lento!- Exclamé mientras reía, tratando de no caerme, ya
que el mayor tiraba de mientras echaba a correr.
-Quiero enseñártelo ya...- Respondió.- Vas a alucinar...-
No tenía ni idea de a qué se refería, pero por su expresión de felicidad
deduje que era algo que le hacía mucha ilusión. Dejé que me arrastrara por la
calle y llegamos hasta el edificio principal de la universidad. Pensé que no
volvería a ver este sitio nunca más, ya que yo había finalizado apenas una
semana mi carrera, pero aún Yoongi tenía que hacer un par de cosas por allí.
-¡Mira Jimin, mira!- Exclamó contento, señalando a un tablón de corcho en
el que había un papel colgado.
Ojeé el documento, buscando entre todos los nombres el que correspondía
a mi emocionado novio y tras buscar y buscar, encontré a lo que se refería.
-Min Yoongi...¿matrícula de honor?- Repetí en voz baja, girando mi rostro
hacia el mayor.
-Mi proyecto de fin de carrera.- Dijo.- Tenía que entregar una sesión de
fotos enters y...- De su mochila sacó una pequeña carpeta azul.- Esto fue lo
que entregué...
Observé la carpeta, donde figuraba el nombre completo del mayor y un
título en medio: "La belleza del hombre".
Confuso, abrí el objeto, sacando de dentro el contenido y ojeandolo en
silencio.
-Yoongi, esto es...- Murmuré muy bajito, observando con cautela las fotos
que me había sacado Yoongi aquella vez en casa de su amigo.
-Eso, Park Jimin, es la justificación de que el hombre es el ser más perfecto
que existe sobre la faz de la Tierra.- Dijo.- Y también lo que romperá tus
oscuros pensamientos que hacen que te odies a ti mismo.
El mayor se acercó lentamente, tomando mis manos.
-Con una simple sesión de fotos, he demostrado que no hay nadie más
hermoso que tú, me has dado una matrícula de honor en mi carrera...Lo
menos que puedo hacer es darte las gracias Jimin, por ser valiente y haber
aceptado el reto...
El mayor volvió a abrir la boca para continuar hablando, pero lo corté
dándole un asfixiante abrazo. Con lágrimas en mis ojos, me reí, sin soltar al
mayor de mi agarre ni un segundo.
Definitivamente, me enamoré del hombre correcto...
•°•°•°•°•°•°•°•°•°
-¡¿Cómo?!- Los tres chicos parecían pasmados, tanto que moscas podrían
entrar en sus bocas y ellos ni se darían cuenta.
- P-Pero Jiminie...- Se quejó Taehyung, fingiendo un llanto y abrazando a
mi brazo.- Te voy a echar mucho de menos...
-Tae, estaremos a media hora de camino...- Reí, dando golpecitos en su
cabeza.
-¿Ya está todo decidido?- Preguntó Hoseok una vez se serenó.
-Llevábamos hablándolo un tiempo...- Contestó Yoongi.- Y decidimos qye
mudarnos sería lo mejor. Esta ciudad solo me ha jugado malas pasadas, hay
mucha gente que quiero evitar aquí y muchos recuerdos horribles que
desearía eliminar, así que iremos a la ciudad vecina a empezar de cero.
-Pero...vendremos mucho a veros.- Dije, para calmar las aguas.- No es
como si nos fuéramos a vivir a Seúl...
-Aún así...será extraño no tenerlos por aquí cerca...- Murmuró Jungkook.
-¿Ya han ido a mirar casas?- Taehyung se levantó y volvió al sillón.
-Sí. Más concretamente, ya tenemos una.- Respondí.
-¿Eh? ¡¿Tan rápido?!- Exclamó el menor de todos.
Yoongi esbozó una pequeña sonrisa al ver la tierna reacción de Jungkook.
-Fue fácil. Es parte de mi herencia por...- El mayor se calló de golpe,
tragando en seco.
No hacía mucho que su pobre madre nos había dejado, vencida por la
enfermedad. Yoongi estuvo fatal durante meses, ahora era cuando empezaba
a ver la luz del día de nuevo, pero le sigue doliendo recordarla de vez en
cuando.
-Es una casa amplia, de dos plantas, está nueva.- Añadí, sobando la espalda
de Yoongi para calmarlo.- Solo tenemos que traer nuestras cosas, ya que está
amueblada.
-Woah, que bien...- Exclamó Hoseok.-Pues, ¿qué decirles chicos?
Esperamos que tengan una buena vida, llena de felicidad y espero que nos
inviten algún día o si no personalmente iremos a tocar los huevos.- Acabó
con una brillante e inocente sonrisa, que hizo reír a todos.
Una parte de mi, quiere quedarse en este distrito. Al fin y al cabo, aquí
tengo mi familia, y no solo me refiero a mi madre y hermano, Tae, Jungkook
y Hoseok son parte de ella, así que dejarlos atrás también me duele, es un
paso necesario para que ambos Yoongi y yo podamos seguir creciendo y
prosperando.
•°•°•°•°•°•°•°•°•°
-Y...esta es la última caja...- El mayor suspiró, secando su sudor con el
dorso e la mano después de dejar la caja en el suelo de nuestro salón.
Con eso, la mudanza estaba más que terminada. No había sido muy
tedioso, ambos teníamos poca cosa, ya que vivíamos junto a nuestra familia,
así que no hubo demasiado que trasladar.
-Por fin en casa...- Suspiré soñador, recibiendo un abrazo por la espalda de
Yoongi.
-En nuestra casa...- Recalcó, dejando un suave beso sobre mi mejilla.
-A veces me paro a pensar y vuelvo al pasado, a la primera vez que nos
conocimos...- Dije.- ¿Qué hubiera pasado si no nos hubiéramos cruzado?
¿Qué hubiera pasado si yo no me hubiera interesado por ti?
El mayor rió, deshaciendo el agarre.
-Probablemente yo seguiría siendo el joven amargado y capullo que era y
tú el inseguro y frágil chico que eras.- Dedujo.
Continué con su risa, sentándome en el sillón a su lado.
-La vida da tantas vueltas...- Murmuré.- Quién diría que yo, un chico de
barrio alto acabaría contigo, un chico de los suburbios.- Bromeé.
-Oye, los suburbios tienen su encanto...- Masculló, haciéndome cosquillas
con sus dedos.- No sé qye me hiciste Park Jimin. No logro entender como
pudiste hacerme cambiar tan rápido y convertirme en lo que soy ahora...
-El poder del amor Yoonie, el poder del amor...- Suspiré, acariciando los
cabellos del mayor.
-Te quiero mundos Jimin.
-Te amo galaxias Yoongi.
Capítulo 27: "Gracias"

Ah~ paz y tranquilidad...


El aire fresco y mañanero inundó la habitación por completo, haciendo que
tuviera un suave y agradable escalofrío que poco me importó. Había tanta
felicidad en mi cuerpo que nada me haría sentir de forma contraria.
Yoongi y yo nos habíamos casado.
Fue hace apenas unas semanas, en una boda pequeña e íntima, queríamos
que fuese especial y no asfixiante, por lo que recortamos en invitados
bastante.
La ceremonia fue preciosa. Yoongi fue acompañado por Hoseok hasta el
altar, ya que ni su padre ni su madre se encontraban allí para hacerlo. Yo lo
observé desde el pasillo, siendo acompañado por mi madre, admirando su
etérea figura vestida de negro esperándome allí en frente. Las mariposas
revolvieron mi estómago, pero finalmente llegué al altar con una sonrisa que
no se borraba, teniendo el corazón en la garganta y mi mente volando por la
sala.
Una vez ambos entonamos el "si quiero" me sentí morir, renacer, volver a
morir y luego nacer de nuevo.
Fue el día más feliz de mi vida, el recuerdo más preciado que tengo.
Durante estas semanas, he estado viviendo en una euforia inacabable,
irremediable, me encontraba tan feliz por tener a mi querido esposo a mi lado
que nada podía quitarme la sonrisa de la cara.
Y así me he mantenido hasta día presente, y espero mantenerme hasta el
final de los tiempos.
Dejé la ventana abierta para que ventilara el cuarto y bajé las escaleras
hasta la cocina. La casa estaba en completo silencio, algo que me ayudó a
concentrarme en cocinar el desayuno. Puse los huevos revueltos, tostadas y
café que había preparado en una bandeja y con cuidado volví a subir, esta vez
dirigiéndome al estudio. Hice sonar la puerta y entré, aunque nadie me dio
permiso.
Y ahí estaba él.
Mi querido esposo, Min Yoongi, con expresión concentrada, mirando al
ordenador y a nada más que a eso, con la espalda encorvada y ojeras bajo sus
cuencas.
Aún así, él era tan bello para mi...
Avancé hasta su lado, dejando la bandeja a un lado de la mesa y
observando la pantalla del ordenador, donde un complejo programa estaba
abierto y preparaba su música.
Sí, su música.
Las cosas han cambiado mucho desde que nos mudamos aquí...
Yoongi había dejado el metro abandonado atrás y buscó un trabajo en el
que pudiera desarrollar sus habilidades como quisiera, algo que de verdad le
gustara. Así pues, Yoongi ahora es un reconocido compositor de música en
una buena empresa, aunque no ha dejado su pasión por la fotografía, pero eso
es algo que solo pone en práctica conmigo...
Por mi parte, he conseguido un trabajo en su misma empresa. Justo cuando
lo contrataron a él, dio la casualidad de que necesitaban un fisioterapeuta para
tratar las lesiones de sus artistas, y ahí entro yo. No es un trabajo muy duro,
pero Yoongi siempre me molesta diciendo que yo solo quiero tocarle el culo
a los cantantes...
No todo acaba ahí. Nuestros queridos amigos Jungkook, Taehyung y
Hoseok (a.k.a El trío la la la) también han conseguido sus metas con
facilidad.
Hoseok es un cirujano muy reconocido en el hospital de la ciudad, Tae se
graduó en abogacía y forma parte de un gabinete muy prestigioso y el
pequeño Jungkook estudió artes y actualmente es un famoso cantante (sí, de
esos a los que "les toco el culo").
Total, que nuestras vidas se han resumido perfectamente, seguimos siendo
los mismos chavales de siempre, los mismos idiotas con los mismos errores,
pero quien la sigue la consigue, y creo que somos el mejor ejemplo para ello.
-¿Has estado despierto toda la noche?- Le pregunté al mayor, ganándome
su atención.
Su mirada cansada se enfocó en la comida, haciendo que sus pupilas se
dilataran poco a poco.
-No...- Negó en un murmullo.
-Tus ojeras son más negras que el agujero de mi culo Yoongi...
-¿Qué dices? El tuyo es rosadito...
-¡Yoongi!- Exclamé, provocando la risa en el contrario.- Eres un grosero...
-Y así me quieres.- Rió, poniendo la bandeja de comida delante suya y
tirando de mi hasta sentarme en su regazo.- Gracias por el desayuno amor...-
Agradeció, dejando un beso sobre mi mejilla y empezando a comer.
-De nada guapo, pero tienes que descansar más...- Le dije.- ¿Es una
canción complicada?
Rodó los ojos hacia atrás, soltando un gruñido de desesperación.
-No sabes ni cuanto.- Aseguró.- Esa pequeña mierda de ahí me está
costando mi salud mental. Aunque quedará una buena canción, espero que a
Jungkook le guste el ritmo...
-Oh, ¿es para Kookie?- El mayor asintió.- Seguro que es perfecta,
despreocúpate. Deja de comerte la cabeza tanto.
No me respondió a eso, así que simplemente me colgué de su cuello y
reposé mi cabeza en su hombro, aspirando su fragancia que siempre
perduraba en su cuello.
-¿Ya me estás esnifando otra vez?
- Ah~ déjame en paz...- Me quejé, apretándome más a su cuerpo.- Hueles
bien...
Yoongi rio dulcemente, girando su cabeza para encontrase con mi mirada.
-En ese caso, tú sabes bien...- Murmuró antes de acortar distancias y unir
nuestros labios.
No solo me besó en la boca, no quedó saciado hasta que no cubrió toda la
extensión de mi cuello y brazos en sus besos, aprovechando también para
hacer alguna que otra mordida suave y juguetona. Me dejé hacer, disfrutando
de la dosis de amor y atención que estaba recibiendo, siendo ese el plan que
tenía desde el momento en que pisé la habitación.
Finalmente se calmó y pegó su frente a la mía, quedando ambos muy
cerca. Su mano derecha estaba en mi cintura, haciendo suaves caricias sobre
la tela de mi camiseta, acariciandome delicadamente, como si de una flor
frágil se tratase.
-Es increíble todo lo que ha pasado en tan poco tiempo...- Susurró contra
mis labios.- Conseguiste que con sólo escuchar tu voz reflexionara y
cambiara por completo mi forma de ser... ¿Qué clase de brujería es esta?
Reí bobamente y acaricié su mentón.
-Bueno, tu eras el encargado de recordarme a todas horas lo bonito que era
y todo que me querías, algo que hasta que no lo sentí no sabía que lo
necesitaba.- Dije, esta vez acariciando su cabello.- Crecimos y nos cuidamos
juntos, ¿no es eso romántico?
-Cursi diría yo.
-Oh vamos, tú eres el rey de los cursis.- Le reprendí.
-Sabes que sólo lo soy contigo porque eres mi bebé.- Susurró, haciendo un
pico con sus labios para besarme suavemente.
Nos tomamos unos minutos de silencio ininterrumpido y cómodo,
disfrutando de la presencia del otro y la tranquilidad de la habitación.
-Gracias por todo este tiempo juntos, Jimin.- Dijo el mayor, rompiendo el
silencio.- Siento que renazco cada vez que te miro. Cada vez que te toco es
como si fuese de nuevo la primera vez. Cada vez que estoy cerca de ti, siento
las mismas mariposas que sentí la primera vez que te oí. Creo que
rejuvenezco cada vez que te miro, Jimin.- Me miró fijamente.- Eres el mejor
esposo que podré tener nunca, el hombre de mi vida y con quien quiero pasar
el resto de ella. No sabes lo feliz que me encuentro de haber dado el paso y
casarme contigo, de veras no sabes cuanta felicidad hay ahora mismo
corriendo por mis venas al tan solo mirarte. Gracias por todo este tiempo,
Park Jimin, por tus sabias palabras y tu apoyo, por tu amor y por darme
esperanzas, simplemente, gracias...
No supe ni qué responder a eso.
Hice lo único que me dijo mi cerebro que no tenía que ver con llorar, así
que me lancé a sus labios y los uní con los míos, soltando lágrimas y más
lágrimas de felicidad y regocijo, sintiéndome lleno de amor en ese instante,
eufórico, completo.
Él, y sólo él, podía ponerme así con tan solo unas cuantas palabras...
Él, verdaderamente, es el amor de mi vida...

°Fin°
Especial Yoonmin

La música estaba ensordeciendome de sobremanera y los pies me dolían más


que nunca, pero nada me importaba a estas alturas, porque era el día más feliz
de mi vida.
Mi boda con Yoongi...
Parecía casi irreal.
-Me lo estoy pasando muy bien, pero... - Me susurró mi marido por encima
de la música.- Quiero irme a la habitación de hotel. Prefiero adelantar la
noche de bodas un poco más...-
No pude evitar reír a carcajadas, aunque no se escuchaba por el volumen.
Me giré hacia él, apreciendo su bonito traje negro una vez lo tenía frente a mi
y sonriendole ampliamente, asintiendo ante su idea.
Seokjin, que estaba cerca de nosotros y, de alguna manera, nos escuchó,
me tocó el hombro para llamar mi atención.
-Yo me encargo de avisar de que la fiesta ha acabado.- Me dijo.-Pueden
subir a su habitación por esas escaleras de allí. - Señaló a la otra punta de la
sala de fiestas, donde una puerta blanca cerrada indicaba el acceso a nuestra
suite.- Diviertanse, recién casados... - Exclamó finalmente, empujándonos
hacia el otro lado.
Me tomé de la mano de Yoongi y nos abrimos paso entre los pocos
invitados, a los que íbamos despidiendo a medida que caminábamos.
Eventualmente, llegamos a esa puerta blanca, y yo fui el primero en pasar,
guiando a Yoongi y cerrando la puerta con llave tras de mi.
Las escaleras subían en una esoecie de caracol hacia el pasillo de la primera
planta del hotel y nos dejaban junto a la puerta de nuestra habitación.
Debido al alcohol que iba en mi sangre, reía sin motivo alguno, tirándome
sobre Yoongi mientras lo besaba desordenadamente.
-¿Dónde están las llaves Jimin? - Me preguntó, sosteniendome para que no
me cayera.
-Mm, no se...
-Pues voy a tener que meterte mano para buscarla... - Bromeó, metiendo
una mano en el bolsillo de mi pantalón blanco.
Me dejé hacer, y al parecer la llave había estado en mi bolsillo todo este
tiempo. Él se encargó de abrir la puerta y me metió dentro antes de volver a
cerrarla. Una cama de matrimonio amplia nos recibió y el primer instinto de
Yoongi fue sentarse en ella.
Yo, por mi parte, me apoyé en la pared, tratando de serenarme un poco para
estar plenamente concentrado en lo que se venía.
-Con la luz de la luna te veo incluso más guapo...
-Iugh, que cursi.
-Lo adoras.- Me rebatió Yoongi, y no se lo negué.
-Pero hoy no estamos aquí para cursiladas.- Dije, ahora sin arrastrar tanto
mis palabras.- Hoy es nuestra boda y vamos a celebrarlo.- Deslicé mi
chaqueta fuera antes de llevar una mano al botón de mi pantalón.
Con el botón desabrochado, avancé hacia la cama, subiendome sobre au
cuerpo con una sonrisa ladina.
-Y voy a volver a darte de mi exótica flor...
Escuché a Yoongi gruñir y atacó mis labios, besandome con pasión
mientras desabrochaba mi camisa blanca, sin perder ni un segundo. Pronto,
mi torso se encontraba al descubierto y pronto mi tren inferior era solo
cubierto por mis boxers.
-No es justo~- Me quejé sobre sus labios.- Quiero verte también...
Mientras mordía sus labios con lujuria, desbroché su camisa, algo
torpemente, mientras él se encargaba de sus pantalones, pues si era por mi,
tardaríamos una eternidad. Ahora ambos estabamos en condiciones iguales, y
fui posado con mi espalda sobre el colchón.
-Te haría tantas cosas ahora mismo... - Admitió el mayor, observandome
desde arriba.
-Pues hazlo.
Su sonrisa se transformó en una dr malicia y, literalmente, rompió mis
boxers, lanzando los restos a una esquina de la habitación. Por alguna razón
del multiverso, esa acción me había parecido de lo más excitante, y en
consecuencia, abrí las piernas más aún entregándome por completo ante él.
Pareció ver el bote de lubricante que nos habían dejado sobre la mesa de
noche, por lo que lo alcanzó con la mano y echó sobre sus dedos, dirigiendo
uno a mi entrada de golpe.
- Aah~...
-Música para mis oídos...
- C-Cállate... - Protesté, sintiendo dos de sus dedos abrir mis paredes
internas.
Podía ver su bulto crecer dentro de sus boxers y recordé la vez en que eso
me daba miedo, aunque ahora lo disfruto como un niño un caramelo.
Mis gemidos pronto inundaron la habitación y parecieron encender tanto a
Yoongi que dejó de dilatarme para quitarse su ropa interior.
-¿Preparado, esposo mío? - Me preguntó, con su punta rozando mi cuerpo
y sus labios casi sobre los míos.
Me quedé en silencio unos instantes, creando algo de tensión sexual, que
no hacía más que llenar mi apetito.
-Fóllame...
Exclamé de placer al ser llenado una vez pronuncié esa palabra, sintiendo
mis paredes ensancharse con la llegada de su miembro y clavé mis uñas en la
piel de su hombro, dejando la zona enrojecida.
Me besó candente pero cuidadoso, mientras empezaba un vaivén
tortuosamente lento y profundo, que estaba llevandome a la locura.
-Por dios Y-Yoongi...- Gemí.-Más f-fuerte...
-Como deseés...- Gruñó en mi oído, sujetando mis piernas sobre sus
hombros.
La primera embestida con fuerza me dejó sin aire, tanto que de mi garganta
salió un gemido ahogado que al mayor le encantó. Sus jadeos chocaban
contra mi oído, algo que era un placer oculto mío, adoraba oírlo disfrutar
también.
Su boca bajó a mi cuello, donde logró crear varias marcas moradas bastante
visibles, que no se irían en un buen tiempo.
- M-Mgh Y-Yoongi~
- J-Joder Jiminie...
La saliva caía de mi boca de tan abierta que la tenía por gemir y cada vez
que pensaba que Yoongi me daría un respiro, me atacaba con otra profunda
estocada, que volvía a dejarme sin aire.
-Yoonie... Y-Yoonie voy a...- Balbuceé nublado por el climax que se
vendría.
-Vamos... H-Hazlo Jimin...- Gruñó de vuelta, y su voz ronca fue suficiente
para hacerme venir con fuerza y yn alto gemido.
Jadeé en busca de aire, con mi cuerpo temblando levemente y pegajoso por
mis propios fluidos. Yoongi cayó a mi lado, tratando también de recuperar su
aire mientras me rodeaba con su brazo.
Lo miré a los ojos, encontrando la galaxia reflejada en ellos, que me miraban
de vuelta.
-Bendita sea la cama en la que tus padres te hicieron...- Le dije, casi en un
susurro, seguido de una risa.
Me respondió riendo de vuelta y revolvió mi pelo enmarañado.
-Bendito el soldado que se enamoró de tu madre y te hizo...- Me dijo de
igual manera.
Lo miré extrañado, erguiendo mi cuerpo un poco.
-¿Cómo sabes que mi padre fue soldado? - Le pregunté.-Creo que en todo
este tiempo no te he hablado de él...
-Oh, ya sabes que tu madre y yo nos llevamos muy bien.- Rió.-Sé que fue
soldado y tras tener a tu hermano lo destinaron a Afganistán, donde falleció.
-Mh, voy a tener que decirle a mi madre que deje de hablar contigo.-
Bromeé.-Sabes más de lo que pareces...
-También sé que hasta los quince años dormías con un osito de peluche
que se llamaba Fluffy.
-¡Yoongi~! - Me quejé infantilmente.-Déjalo ya. Mis compañeros de clase
se reían de mi por eso...
Su semblante cambió.
-Si me encuentro con tus compañeros de clase algún día les lleno de plomo
por decirte cosas malas, les hiervo los dientes y les-
-Yoongi, ya. - Lo paré antes de reír.-Sigues siendo un grosero...
Su bella y tímida sorisa se mostró, escondiendo sus lindos ojos.
-Sí, pero soy tu grosero y me quieres igual.- Rebatió, acercando su frente a
la mia, para conectarlas suavemente.
No se lo discutí y reí simplemente, negando con la cabeza. Cerré mis ojos,
sintiendo la paz y tranquilidad de la habitación, a parte de la felicidad por
haber contraído matrimonio con semejante dios griego.
-¿Vamos a por la segunda ronda?
-Ya ves que si.- Afirmé, subiendome a su regazo de un salto.
----------------------------
Eeeepaleeee
Holo, soy Mima, la autora :3
Como he visto que han subido el número de visitas de este libro,
quería hacer un pequeño regalito unu.
Este libro empezó como una idea, que surgió de ver a una pareja desde
mi ventana, un chico totalmente vestido de negro y una chica vestida
muy mona y arreglada, so, me dije "wow, me recuerda a Yoongi y
Jimin" y, ¡pum! Así nació este libro.
Me divertí mucho escribiéndolo, que de esi se trata, y estoy bastante
satisfecha con el resultado final. (aunque siempre estot abierta a críticas
o sugerencias mientras sean de manera educada uwu)
Les invito a pasarse por otra de mis historias: "Sickness".
Es Taekook y ahora mismo está algo abandonada, pero si veo que hay
buena respuesta, la continuaré. (está disponible en mi perfil :3)
¡Gracias a las personas que leen y dan estrellita!
La autora se despide :P
Agradecimientos Parte 2

Je
Hola
No pensaba escribir más en esta historia, pero estoy viendo que
últimamente mucha gente está votando y leyendo y eso me hace muy feliz
porque no sabía que iba a repercutir tanto ah :)
Aunque, sé que tengo muchas cosas que mejorar (me di cuenta ahora que
releí la historia), como por ejemplo el indagar más en cómo Yoongi llegó a
recuperarse (de eso me di cuenta por un comentario de un/a lectora y tiene
toda la razón, gracias <3) o el padre de Jimin (del que no me acordé hasta el
final del libro, ups...)
Por eso, estaba pensando en hacer un par de capítulos más para darle
atención a la recuperación de Yoongi, porque siento que es algo importante y
yo no le di la importancia que merecía en su momento.
Así que, cuando tenga tiempo porque soy estudiante y tengo muy poco
tiempo libre actualmente :))), haré esos capítulos extras para ver el lado más
sensible y vulnerable de Yoongi, aunque creo que en este libro se ha visto
bastante bien.
Como siempre, gracias por leer, votar y comentar (adoro que comenten
jeje) y pásense por mi otra historia si quieren leer algo mientras esperan a que
suba los extras. La historia está algo abandonada, pero si veo que las visitas y
votos aumentan sacaré tiempo y ganas para continuar.
¡Gracias!
Extra 1

Sucio.
Si tuviese que decir en una palabra cómo me sentía ahora mismo, sería
sucio.
Sucio y débil...
Jamás pensé que me doblegaría ante mi padre. Pensé que aguantaría por
siempre sus burlas, golpes y gritos, que no le daría el gusto de mostrarme
débil ante él.
Y aún así, mira dónde estoy...
Usado, roto, triste, adolorido, esos adjetivos se pueden añadir a la lista de
cómo me siento.
Me doy asco...
Muchas veces me he dado asco antes, esas veces que pasaba en el hospital
por intento de quitarme la vida, pero jamás me había sentido como ahora.
Parece que mi mente absorbe mi cuerpo, que ahora no soy más que un títere
sin vida que no hace nada más que estorbar a los que aún me quieren. Porque
ahora soy dependiente, de mi novio y mi suegra, de mis amigos, de cualquier
persona que me quiere porque no puedo dar ni un paso yo sólo sin recordar
cómo él abusaba de mi.
-Yoongi, ¿Estás ahí?
Su voz sonaba lejana, pero aún así consiguió sacarme del trance en el que
estaba y pronto recordé dónde me encontraba. La cama de Jimin era cómoda,
era blanda y cálida, podría quedarme aquí toda mi vida. Despegué mi vista
del techo, dónde había estado posada todo este tiempo, y busqué la voz de
Jimin, quien ya se había sentado en el borde de la cama, a la altura de mi
cadera.
-Llevo llamándote un minuto...- Me comentó con una suave risilla.
Suspiré profundo, derretido en mi interior por tener la oportunidad de ver
su rostro angelical tan cerca de mi.
-Estaba pensando en mis cosas...- Musité, mi voz sonaba grave, de hablar
tan poco estos días.
-Tu mente es profunda, supongo. - Dijo de nuevo mientras posaba su mano
sobre la mía.-¿Por qué no vienes conmigo al comedor? Son las dos de la
tarde...
Y aún así, ni el menor rastro de hambre se manifestaba en mi cuerpo.
El incidente fue hace cuatro días, ¿cuántos de ellos llevo sin comer?
-Mi amor, no te pierdas en tu cerebro de nuevo...- Jimin apretó ligeramente
mi mano al ver mi mirada perderse una vez más.- Hace dos días que no te
llevas nada a la boca, necesitas algo de comer para recuperar fuerzas.
Lo miré, vacío, pues así es como estaba.
-Estoy preocupado Yoonie...- Confesó con un hilo de voz, su labio
temblaba y sus ojos estaban brillantes.-Sé por lo que estás pasando pero...- Se
mordió su labio inferior.-No sé cómo hacer para ayudarte, no se me dan bien
estas cosas...
Si algo podía romper más mi alma ya rota, era ver a la persona que más
quiero de esa manera. Triste, preocupado, asustado, no quería verlo así.
Que él estuviera así era culpa mía...
-Lo siento...- Susurré, tomándolo por sorpresa.-Estás así por mi culpa, si no
hubiese sido tan despreocupado, tan idiota, atrevido, nada de esto hubiera pa-
-No te atrevas a acabar esa frase.- Me cortó él, su voz sonaba ahora más
segura.
Su mirada se clavó en la mía durante unos milisegundos antes de volver a
hablar.
-Si alguien tiene algo de culpa en todo esto es el animal que tenías por
progenitor.- Afirmó.- Aquella noche fue maravillosa, la mejor cita que he
tenido nunca. No me arrepiento de nada de ello, no me arrepiento de nada de
lo que hicimos menos de una cosa...
Esa frase que quedó en el aire captó mi atención, dejando a la vista de
nuevo mi faceta curiosa.
-Me arrepiento y me arrepentiré toda la vida...- Suspiró.- De no haber
salido de mi escondite cuando tu padre nos interrumpió aquella noche. No vi
nada, pero a juzgar por las heridas qur te curé no fue bueno. Me arrepiento de
no haber frenado el abuso cuando lo tuve delante, y ya que nos estamos
sincerando, me arrepiento de no haberle partido la cara en ese momento.
Nunca había visto los ojos de Jimin irradiar tanta rabia.
Parecían dos bolas de fuego a punto de explotar. Su mandíbula estaba tensa
como la cuerda de un arco y su ceño estaba fruncido.
Era la primera vez que veía a Jimin y me daba miedo...
-No es culpa tuya tampoco...- Le respondí.
-Tampoco es tuya.
-Podría haberme callado...
-Y yo podría haberlo parado.
-¿A dónde quieres llegar con esto Jimin? - Pregunté.
-A que te des cuenta de quién tiene la culpa realmente.- Dijo.-Podrían
haber mil opciones. Si yo lo hubiese parado a lo mejor no habría pasado, o sí,
quién sabe. Si tú te hubieses callado, podría haber sigo igual o distinto.-
Ladeé mi cabeza al escucharlo.- Actuar o no, ya está hecho. Y cómo está
hecho y no sabemos qué podría haber pasado si alguno de los dos hubiese
elegido hacer otra cosa, lo único que hay claro en todo esto es que el culpable
es tu padre.
Y así, un jarro de agua fría cayó sobre mi, porque Jimin hablaba verdades
como templos.
Tomemos las decisiones que tomemos, nunca sabremos que pasará y que
no pasará, sólo sabemos las consecuencias una vez tomamos esa decisión.
-Yoongi, por favor, no te quedes así callado, me asustas...- De nuevo, me
sacó de mi ensueño, agitando mi cuerpo un poco.
Lo miré, notando hasta yo mismo mis ojos encender una chispa, una muy
pequeña, pero ya había luz en ellos.
Había vida...
-Jiminie, te quiero.
Había tanto en mi cerebro ahora mismo que fue lo único que salió de mi
garganta.
-Yo también te quiero cielo pero ¿eso es lo que me vas a decir ahora que
te he dicho todo eso?
-Es que me has dejado impactado.- Confesé.- Aparte de hermoso eres
sabio...- Dije mientras elevaba suave y sutilmente la comisura de mis labios.
Pude ver, en cámara lenta, como su aura entera se encendía de felicidad,
como su rostro cambiaba por completo a uno relajado y feliz. Se lanzó,
literalmente, hacia mi, quedando tumbado sobre mi pecho y dejando su rostro
muy pegado al mío.
-Adoro verte sonreír...- Me confesó en un susurro.
-Puedo decir lo mismo...- Dije de vuelta.
-¿Me sonreirás más?
-Sólo si tú también lo haces.
Y con un beso le dejé claro que si quería hacerme feliz y ayudarme a
recuperarme, él debía ser feliz conmigo.
Mi felicidad es la suya...
Extra 2

Una semana dentro de casa y quería subirme por las paredes.


Me dolía todo al moverme, pero ese dolor era menor que la asfixia que
sentía estando dentro de ésta casa.
-Jimin, ayúdame porfi...- Le pedí, estirando mis brazos hacia donde él
estaba, en la silla del escritorio.
-¿A dónde quieres ir? - Me preguntó mientras me ayudaba a erguirme.
Con solo sentarme en la cama ya los ojos se me llenaban de lágrimas. Me
ardía el interior y toda la espalda, además que con cada roce de mi ropa
contra mi piel recordaba sus manos apretándome.
Pero necesitaba salir de aquí.
-A la calle.
El semblante de Jimin cambió a uno serio, pero algo burlón.
-¿Y cómo piensas ir, a ver? - Preguntó mientras arqueaba una ceja.
-Por la escalera, guapo. ¿Por dónde iré si no?
-Agh, maldigo el día en que recuperate tu sarcasmo...- Bromeó, echando la
cabeza hacia atrás.-No puedes salir Yoongi, todavía estás débil.
-Sí, vale, gracias Jiminie, te veo luego...- Fui diciendo mientras me zafaba
de su agarre.
Aunque no pude dar más de dos pasos hasta gimotear de dolor y agarrarme
de la puerta del armario.
-Pareces un cervatillo empezando a andar...- Se rió, sosteniéndome de la
cadera.
Refunfuñé como un niño pequeño. Odiaba tener que sostenerme de alguien
para caminar cuando yo siempre he dado pasos sin más ayuda que la mía.
-Jimin, necesito salir de casa, no aguanto más encerrado aquí dentro.- Le
confesé finalmente.-Llevo varios días comiendo todo lo que me pedías, ya
tengo fuerza para levantarme, déjame ir a pasear, a tomar el aire, por favor...
Y le ataqué con una cara de cachorro abandonado que sabía que no iba a
resistir.
Pude ver perfectamente como se rendía y rodaba sus ojos, por lo que solté
un suave grito de alegría.
-Pero iremos sólo hasta el final de la calle.
-Hasta el parque.
-La cancha de baloncesto.
-El parque.
-Yoongi, no sabes regatear...
-No, porque quiero ir al parque.- Solté con simpleza.
-Haces lo que quieres conmigo...- Jimin abrió el armario y empezó a sacar
algo de ropa.
-Pero sabes que te quiero.- Reí.- Mucho, mucho, mucho...- Repetí una y
otra vez, acompañando la acción con besos en su mejilla.
Él simplemente rió y me dejó unos pantalones sueltos, una camiseta oscura
y una chaqueta. También odiaba que tuviera que ayudarme a desvestirme y
vestirme, a ducharme, a caminar...
Odiaba todo en este momento...
Tras vestirme con pesar, me agarré de la mano de Jimin y me apoyé en él
para salir de casa. No había ascensor, así que me tenía que enfrentar a bajar
cuatro pisos a pie y tratando de no morir. Todo me ardía de nuevo, las
escaleras no me estaban haciendo bien, y tuve que pararme tan sólo al haber
bajado un piso.
-No puedo.- Declaré, agarrandome de la barandilla con lágrimas en los
ojos.
-Claro que puedes Yoonie...- Aseguró el contrario, acariciando mi cadera
(el único sitio casi sin heridas) y besó mi mejilla.- Iremos despacio, si hay
que estar dos horas bajando escaleras, las estaremos, pero tú vas a bajat esta
escalera porque querías ir a pasear y eso es un signo de que estás mejorando.
Cerré los ojos mientras hablaba.
No podía.
Soy débil...
Dependiente y débil...
-Jimin, estoy cansado de depender...- Susurré abatido, las lágrimas
amontonándose en mis ojos.-No hago más que apoyarme aquí, llorar allá,
quejarme por esto, pedir ayuda por lo otro...- Mordí mi labio.-No quiero
sentirme así. Quiero sentirme que valgo más que para llorar y quejarme.
Quiero poder ser como antes, quiero volver al pasado, quiero borrar los
recuerdos, las marcas, sus manos sobre mi piel, sus palabras de mi mente, su
horrible cuerpo sobre el mío, su...
Yo no lo notaba, pero estaba hiperventilando. Con los ojos cerrados no
podía ver a Jimin tratando de hacer que regulara mi respiración. Casi no me
di cuenta de cuándo empecé a llorar y a morder mi labio con tanta fuerza que
sangró.
Muy bien,
estaba entrando en pánico...
Notaba sus manos tocarme, apretarme, golpearme, hacerme cosas que
nunca pude imaginar que me haría. Podía notar su respiración en mi nuca
mientras me penetraba con dureza. Notaba sus manos tomar mi cuerpo como
a un juguete y destrozarlo, morderlo, maltratarlo. Podía notar incluso la
sangre recorrer la parte posterior de mis muslos, como ríos desbocados y
espesos. Escuchaba su voz una y otra vez, una y otra vez insultarme, decirme
cosas tan obscenas que no puedo ni recordar. Notaba las zonas maltratadas de
mi cuerpo volver a dolerme tanto como ese día. No escuchaba nada exterior,
sólo en mi cabeza resonar los latigazos y gritos.
No escuché ni siquiera cuando empecé a gritar como un descosido en aquel
descansillo del tercer piso e inevitablemente me agaché, tapando mis oídos en
vano para dejar de escuchar, y haciéndome bolita en ese espacio.
Dos manos sostuvieron las que estaban sobre mis orejas y grité más,
asustado y desorientado.
-Yoongi soy yo...- Oí cerca de mi.- Abre los ojos, soy yo, soy Jimin, soy
Jiminie...- Repetía, aún sosteniendo mis manos.-Mírame, todo está bien...- Lo
decía con voz calmada, pero en alto para que pudiera escucharlo por encima
de los gritos.
Me sentí obligado a abrir los ojos, encontrándome con lo mejor que podía
encontrarme en esta situación. Los ojos de Jimin me miraban preocupados,
pero ahora algo aliviados por haber abierto mis ojos. Ya no escuchaba la voz
de mi padre, ahora sólo me oía a mi mismo gritar y llorar mientras
hiperventilaba. Aún sentados en el suelo, Jimin me atrajo hacia si,
empujándome un poco hacia abajo para que mi oreja quedara pegada a su
corazón. Se acostó en el suelo finalmente conmigo sobre su pecho, usando
una de sus manos para sostener las mías y la otra para acariciar mi cabello y
procurar que no despegase mi cabeza de ahí.
-Céntrate en mi latido...- Susurró.-No escuches nada más, no te escuches a
ti mismo, sólo a mis latidos...
Con sus caricias en mi pelo, cerré los ojos, haciendo esfuerzo por ignorar
mis propios gritos y escuchar el latido de su corazón. A pesar de la situación,
él se encontraba calmado, su corazón iba rítmico pero pausado, retumbaba en
mi oído como si de música se tratase. Mi corazón pareció acompasarse al
suyo y no sé exactamente en qué momento dejé de gritar, pero pronto ya
estaba relajado y escuchando el concierto que sonaba en su tórax.
-Cuando sientas que nada de lo que haces tiene sentido...- Fue lo próximo
que escuché, por encima de sus latidos.-Ponte la mano en el pecho y siente.
Siéntete. Estás vivo, y si estás vivo es porque aún tienes mucho que hacer.
Agradece a la vida por estar aquí, olvida los pesares y céntrate en ti, en tu
corazón. Esa es la clave para sentirte mejor. Te aseguro que así te curarás más
rápido y, como tú quieres, dejarás de depender. Escuchándote estás
dependiendo de ti mismo, de tu cuerpo y de tu mente. Si aprendes estos
sencillos pasos, tu recuperación se completará en un abrir y cerrar de ojos...
Unos minutos de silencio nos envolvieron. No abrí los ojos y, como me
dijo Jimin, me puse la mano en el pecho.
Ahí estaba...
Mi corazón...
A pesar de todo, él seguía latiendo.
Si él puede, ¿por qué yo no podría continuar mejorando?
-Vete despertando amor...- Susurró con una suave risa, aún acariciando mi
pelo.-Seguimos tumbados en un rellano del edificio...
Me permití soltar una risa.
Y qué cojones, me partí la caja ahí mismo, llorando de las carcajadas y
todo.
La escena era absurda vista desde fuera, pero dentro de nuesrra burbuja
tenía mucho significado. Erguí mi torso, buscando los labios tan apetecibles
que tenía Jimin para besarlos, transmitiéndole toda mi alegría y
agradecimiento ante sus palabras.
-Jimin, gracias, no sabes cuánto necesitaba que me dijeras todo eso.- Le
dije.- No voy a tener que pagar terapeuta si te tengo a ti a mi lado...
-Pf, bobadas, yo sirvo para masajes, no para consejos...- Rió.
-Y aún así has conseguido apagar mi ataque de pánico.- Dije, haciendo que
se sorprendiera él mismo.-Por eso eres el mejor.- Aseguré con otro beso en la
mejilla.
-¿Sigues queriendo ir al parque? - Preguntó, acariciando con mucha
delicadeza mi espalda magullada.
-Ahora quiero ir más que nunca.
Y aunque tardamos treinta minutos en bajar esas escaleras y otros cuarenta
en llegar al parque que distaba de cien metros, lo conseguimos y pudimos
llegar al hermoso parque y ver todas sus flores y pájaros. No despegué la
mano de mi pecho, porque estaba vivo, estaba allí y podía disfrutar de todo lo
que tenía frente a mis ojos. Lo importante era lo que estaba ocurriendo aquí y
ahora, que estaba con Jimin y todo iría bien junto a él y que el pasado debía
quedar en segundo plano. Nunca creí en la terapia de choque hasta ahora,
pero que aquella situación me quemara de tal manera me hizo resurgir de las
cenizas como un ave Fénix majestuosa.
Ah, ahora sí que empezaba mi recuperación...
Extra 3

Ah~
El agua.
Lo mejor que la Tierra nos ha otorgado.
Sin embargo en estos momentos la odiaba...
-Yoonie, vamos a bañarnos...
Nunca pensé que esa frase me amargaría tanto la existencia.
Bañarme significaría agua. El agua recorrería mis heridas y el escozor
invadirá mi piel. También significa desnudarme y, oh Dios, lo que odiaba yo
eso ahora mismo. Desnudarme implicaba verme, ver mi cuerpo paliducho,
frágil y magullado. Implicaba llorar porque había perdido la complexión
atlética que antes tenía y las capacidades que tantos años me había costado
conseguir.
Pero sobretodo implicaría mostrarme débil y mostrar una peor versión de
mi frente a Jimin.
Porque esa es otra, él debía ayudarme a limpiarme porque yo solo no
podía.
Había comprendido que debía pararme a respirar y pensar en que todo iría
mejor para poder dejar de depender y empezar a mejorar, pero a veces era
demasiado complicado, pues mi mente quería, pero mi cuerpo roto no me
dejaba. Por más que quisiera mejorar, ahora mismo mi cuerpo era más grande
que mi mente, y era una piedra bastante grande en mi camino.
-Yoongi, te he dicho que me contestes cuando te llamo porque me
asusto...- Fue lo primero que dijo Jimin al entrar a la habitación.
Lo miré con un puchero, sentando a duras penas en la cama, tratando de
dar mi mejor cara de pena.
-Ah no, eso sí que no.- Negó.- Te consiento todo lo que tú quieras pero el
no bañarte no te lo voy a dejar pasar.
Solté un sonido de derrota, como si fuese un niño pequeño al que le
denegaran comprar caramelos. Jimin rió bajito mientras ponía las toallas que
usaríamos sobre su hombro. Se acercó hacia mi y tomó mis manos, como era
de costumbre, para ayudarme a levantar.
-Pero no quiero...- Protesté, una vez de pie.
-Pero vas a hacerlo.- Replicó él, ya conduciéndome al baño.
-Jimin, me voy a poner a llorar aquí mismo.- Amenacé, haciéndolo reír.
-Uy, que miedo señor aterrador. A ver llora.- Desafió, pero ya estábamos
dentro del baño.
Fruncí mis labios sabiendo que ya no había escapatoria. Y claro, no iba a
llorar como un bebé por que sí...
El contrario volvió a reír y me robó un beso, dejando de paso las toallas
apoyadas en el lavamanos y luego empezando a quitarse la camiseta. Hice
todo mi esfuerzo por no mirar al espejo del baño, no quería ver mi estado, así
que me distraje mirando a Jimin desvestirse.
Por desgracia, se dio cuenta de lo que hacía y no dejó pasar la oportunidad
para molestarme.
-Pervertido...- Murmuró riendo.
-Pero al menos tengo la bendición de poder admirar a un dios...- Respondí
con simpleza, sabiendo que Jimin se sonrojaría hasta los topes al oírlo.- O a
un tomate, mejor dicho...- Bromeé al verlo ahora con las mejillas ardiendo.
- P-Pues yo también tengo suerte porque también puedo admirar a un
dios...- Respondió atropellado y rápido.
La comisura derecha de mi labio sr elevó, mostrando una sonrisa burlona
mientras me quitaba los pantalones con dificultad.
-¿Acaso me estás engañando con un dios? - Pregunté.
No le vi, pero sabía que había rodado los ojos.
-Me refería a ti, cabeza loca.- Respondió derrotado.
Reí a carcajadas, habiendo ambos quedado desnudos frente al otro.
-No soy ningún dios...
Susurré, mirando hacia abajo, a mis piernas magulladas, flacuchas y
pálidas.
-Opino distinto, su alteza...- Bromeó Jimin, tomando mi mano para
meterme en la ducha.
¿Saben cómo Jimin me compara con un gato?
Pues últimamente lo recalca más por este nuevo repudio al agua.
-Ven gatito, gatito...- Me molestaba mientras abría el grifo.
-Jimin, me voy a poner a llorar en serio.- Le aseguré, cuando lo vi con el
telefonillo de la ducha echando agua.-Que lloro eh...- Amenacé, pero riendo.
-A ver, que te quiero ver...- Replicó él, riendo también, tan solo apuntando
con el grifo a mis pies.
Sacudí la cabeza, negando con una sonrisa tonta. Creo que lo mejor de mi
recuperación es haber recuperado el sentido del humor, porque ahora me
podía divertir con Jimin.
-Ahora en serio, voy a echarte agua, lo haré con cuidado...- Me dijo y me
sostuve de la agarradera de la ducha mientras cerraba mis ojos.
Y en ese momento, como en muchas otras circunstancias similares, me
quise morir de dolor. El agua tibia caía por las profundas marcas de mi
espalda sin piedad, sin nada que las detuviera. No grité ni me quejé, pero
apreté tanto mi mandíbula que temía romperme el cráneo debido a la presión.
En mi cabeza sólo cabía el pensamiento de que todo esto era por mi bien al
fin y al cabo, y que aceptarlo era otro paso más para la recuperación.
-¿Ves?- Preguntó Jimin, apartando el grifo.- No ha estado tan mal...
-Me cago en todos tus ancestros. - Fue lo que solté al abrir los ojos,
ganándome un cate en la frente.
-Esa boca Yoonie...- Me replicó, pasándome el jabón.- Gato malo...-
Murmuró bajo con una suave risa.
Ignoré su comparación y vertí algo de jabón en mis manos, para lavar las
zonas que podía yo sólo. Cabe destacar que no podía doblarme mucho, por
las heridas de mi espalda, así que de esas y de la parte más inferior de mi
cuerpo debía ocuparse Jimin. Yo me limitaba casi a lavarme el pecho y mis
partes íntimas que, ahora he descubierto que las he estado lavando con jabón
para mujeres y Jimin no quería decirme. Pero una vez acepté eso porque soy
un hombre, sólo quedaba el tragarme mis quejas por el escozor que sentía
cada vez que me tocaba.
-Mira, ya casi no te estás quejando...- Apuntó el menor, volviendo a abrir
el agua para enjuagarme.
-Eso es porque no oyes lo que pienso...
-Si oyera lo que piensas ya sabría todos los planes que tienes para
matarme...- Soltó irónico.
-No digas eso Minnie. Haces cosas que no me gustaba pero lo haces por mi
bien, así que no pienso en matarte, sino en de qué manera darte las gracias...-
Confesé, pero como Jimin se había vueltos a convertir en un tomate no me
respondió.
Finalmente, salimos de la ducha y, oh, en qué momento tuve que abrir los
ojos allí fuera, pues el que me esperaba era mi reflejo en el espejo.
Mis ojeras, mi pálida piel, mis labios cortados y secos, mis heridas, mis
moratones, lo que quedaba de mi me recibió al salir de la ducha.
Me congelé en el sitio.
Mirarme a la cara ya no me costaba.
Mi rostro, que antes me asqueaba por haber sucumbido a tal atrocidad, ya
no era mi Talón de Aquiles.
Ahora lo era mi cuerpo.
No lo soportaba. Odiaba verlo porque me recordaba que caí, que me
usaron y que me rompieron. Recordaba cómo se había hecho cada marca y
cada herida y lo odiaba. Odiaba sentir que esas marcas volvían a cobrar vida
y me dolían. Detestaba saber que la gente me veía así y, sobretodo, que Jimin
me estaba viendo así. Yo sólo quiero mostrar la mejor versión de mi para él,
no quiero que vea esta atrocidad con piel que tiene frente a sí.
-Hey gatito mojado...
Su voz me sacó del trance y pronto sentí una toalla siendo colocada sobre
mis hombros.
-Sé lo que piensas.- Aseguró, apareciendo detrás de mi en el espejo.-Y lo
entiendo. Pero déjame decirte que la mejor versión de ti mismo es la que ves
delante de ti. No tus magulladuras, no tus moratones, sino tú mismo. Tú
siendo Yoongi, siendo lo que eres, eres la mejor versión de ti mismo.- Rodeó
mi cadera con su brazo y su pecho quedó pegado a mi espalda.- ¿Qué más da
cómo luzcas, si al fin y al cabo eres tú? A mi me gustas así. A mi me gusta
Yoongi, no tu cuerpo, no tus cicatrices, me gusta Yoongi.- Un beso fue
depositado en mi mejilla.-Me gusta que sigas adelante aunque la casa se te
caiga encima. Me gusta cómo piensas y cómo actuas. Me gustan tus defectos
y tus virtudes. Me gustas tú, Yoongi. ¿Por qué no te gustas a ti mismo?
Hizo una pausa en la que respiré hondo.
A él le gusto aún estando así.
Roto, usado, débil....
¿Cómo?
-Hay algunas cicatrices que nunca se borrarán.... - Continuó.- Las que
están aquí tendrán que aprender a convivir contigo...- Dijo, apuntando a mi
sien.-Pero las que estropean tu piel se irán borrando poco a poco. Puede que
alguna deje rastro, pero pronto la harás parte de ti y la enseñarás como una
herida de una batalla que pudiste superar.- Sus labios ahora besaban mi
hombro.-Pronto las heridas de tu batalla se harán parte de ti, parte de tu
fuerza, no de tu debilidad. Si aprendes a convivir con ellas, con las de tu
mente, con las de tu cuerpo, verás como no se convierten en pesares sino en
corazas. Ámate cómo eres, porque todo lo que tienes ahora mismo, es parte
de ti, y no hay mejor persona para ti, que tú mismo...- Susurró lo último,
besando finalmente mi mejilla.
¿Cómo es que Jimin era tan sabio?
Cerré los ojos, pero esta vez no para dejar de ver mi cuerpo, sino para
decirle a lo que atormentaba mi mente que podía marcharse, pues jamás
volvería a escucharlo. Luego, los abrí, observándome en el reflejo. Ahí
estaba, herido, pero de una pieza, admirándome sin miedo frente al cristal,
con mi más fiel compañero apegado a mi cuerpo. Si de alguna manera él me
quiere por cómo soy a pesar de cómo estoy, debería de serme fácil quererme.
De nuevo, Jimin hablaba verdades, cosas que a mi nunca se me habrían
ocurrido y que, afortunadamente, se quedaban grabadas en mi memoria y me
hacían seguir adelante.
-Gatito va a llorar de verdad...- Susurré suavemente, con una pequeña risa,
pero dejando mis lágrimas de emoción fluir por mis mejillas.
Jimin soltó un jadeo, abriendo sus brazos para darme cobijo.
-Oh gatito...- Dijo, apresándome en su pecho mientras me daba un beso en
la coronilla.-Te amo...
-Te amo más Jimin...- Susurré.-Te amo demasiado por ser la razón de mi
recuperación. Sin ti probablemente seguiría en el mismo punto que hace dos
semanas...
-Exagerado...- Rió, apretándome con cuidado.
-Por una vez en mi vida, digo algo en serio.- Aseguré, limpiando mis
lágrimas.-Gracias Jimin, de verdad, gracias...
Y, oh dios, que se lo agradecí. Le agradecí todo lo que hace y hacía
siempre con un largo y lento beso, que duró lo suficiente como para que los
dos pescáramos un resfriado el próximo día por culpa de no habernos secado
al instante.
Extra Final

Miré por la ventana de la habitación hacia el horizonte, y luego la bajé hacia


el suelo, observando atentamente los detalles de cada casa, persona o pajáro
que por ahí volara.
Dos semanas atrás, la vista desde aquel cuarto piso había sido tentadora
...
Tan tentadora que a veces pensaba en cómo sería lanzarme abajo...
Afortunadamente, y después de muchos esfuerzos, ya no pensaba lo mismo
al mirar abajo.
El precipicio ya no era más grande que yo. Pude construir un puente, a veces
algo tambaleante pero seguro, hacia el bienestar. Llegué al otro lado después
de muchas idas y venidas, después de muchos intentos de saltar o de
rendirme, pero lo importante es que he llegado, finalmente he llegado a mi
felicidad tan ansiada.
Jimin lo dijo; las heridas de mi cuerpo se borrarían con el tiempo. Aún me
quedan algunas, que parecen que están tan apegadas a mi que no se irán, pero
ahora forman parte de mi armadura, ya no son algo de lo que me avergüenzo.
Las de mi mente siguen ahí, y tengo muy claro que nunca se irán, pero las
combato día a día. Combato esos pensamientos nocivos o recuerdos
traumáticos. A veces pierdo contra ellos y a veces los puedo combatir, y esas
veces que no puedo él está ahí para ayudarme.
Jimin...
Y pensar que cuando lo vi por primera vez le insulté...
Quién diría que ahora es el amor de mi vida...
-Yoongi, más lejos...
Me permití echar una carcajada discreta, girando mi rostro al recién
llegado, el amor de mi vida.
-No estaba pensando en tirarme, Jimin...- Le aseguré, pero aún así me alejé
un poco.- No tienes que preocuparte por eso ya.
Su sonrisa iluminó la habitación.
-Me alegro de lo que has conseguido.- Dijo mientras se acercaba.
-Todo fue porque tú me has ayudado...
-Sí, pero tú solito tomaste mis palabras y las aprendiste. Es mérito tuyo.-
Contestó con simpleza.
Le sonreí de vuelta. Sabía que era imposible discutir con él sobre esto,
pues siempre me recalcaba que el verdadero héroe de esta historia era yo y no
él. Aunque para mi su apoyo fue imprescindible.
-Estaba mirando la cancha de baloncesto...- Le dije.
-Tienes ganas de volver a jugar ¿no?
-No sabes cuánto lo hecho de menos.- Respondí, volviendo a mirae a dicho
sitio.- Una vez mi trasero mutilado decida por curarse, tiraré unas canastas...
- Yoongi por dios, ten más tacto contigo mismo...- Decía eso, pero sabía
que estaba a punto de reírse y se intentaba controlar.
El humor es mi forma de afrontar la situación.
-Puedes reírte, sé que quieres.- Le molesté, y no hizo falta mucho tiempo
para que soltara una carcajada.
-Dices cosas muy insensibles...- Se quejó, pero aún reía.
Giré mi rostro hacia él, observando su rosteo iluminado por la luz de la
mañana.
-Sigo siendo un grosero al fin y al cabo...
-Uno muy guapo...
Su rostro se acercó al mío en tiempo récord, atrapando mis labios en un
beso cálido y refrescante. La luz del sol, el que hacía muchos días que no
veía, nos apuntaba y brindaba calor. Me sentí obligado a romper el beso,
debido a que el aire faltaba en mis pulmones y observé a Jimin, aún con sus
labios abultados entreabiertos y sus ojos apenas acababan de abrirse. Su piel
parecía brillar, al igual que sus ojos, reflejando la luz del astro que nos
iluminaba.
Silenciosamente, me moví a la cama, ya me cansaba estar de pie, y tiré a
Jimin hacia mi para que quedara también sentado. Pronto, un puchero se
formó en mis labios, en parte porque aún me dolía un poco sentarme y en
parte porque estaba aburrido de estar dentro de casa.
-Jimin, estoy aburrido...- Me quejé.
-Eres como un niño pequeño...- Se quejó de vuelta.-Quieres que hagamos
manualidades ¿mh?
Esa frase me hizo sacar una risa.
-En mi barrio "manualidades" significa otra cosa...- Le dije, con un tono
cómplice.
Lo que recibí de respuesta fue un golpe con un cojín en toda la cara.
-Eres un malpensado...
-Mh, grosero, guapo, malpensado... ¿Algo más?
-Mm, no sé, ¿alto?- Dijo dubitativo.
-En verdad, para ser hombre, soy bastante bajo.
-Tampoco eres guapo y te lo he dicho...
Hice una mueca exagerada de sorpresa. Fue suficiente para hacerle reír de
nuevo. Su risa salía bastante fácil.
-¿Me acabas de llamar feo?
-Sí, eres un feo maldito grosero.- Respondió seguro y orgulloso.
-¡¿Acabas de llamar feo a la maldita lisiada?!
-¡Te he dicho que no te llames así!
Rompimos a reír en la cama, tanto que probablemente se oiría en las demás
habitaciones, pero eran nuestras tonterías la que me quitaban el aburrimiento.
De alguna manera, siempre acabo riéndome con Jimin. Da igual si
simplemente ha dicho una palabra como "anacardo", nos acabaremos riendo
de ella hasta no poder respirar. Así tenemos los abdominales que tenemos...
-¿Sigues aburrido? - Preguntó cuando recuperó el aire.
-¿Podemos ir al cine?
-¿Por qué cada vez que te pregunto me responde con otra pregunta?
-¿Por qué eres tan guapo?- Volví a preguntar una vez más.
-¿Qué película quieres ver?
-¿"Pirqui cidi viz qui ti priguinti mi rispindis cin itri priguinti"?
Sus ojos rodaron hasta el infinito y volvieron a sus órbitas.
-No se pueden hacer planes serios contigo...- Murmuró.
-Me da igual qué película. Sólo quiero salir, caminar, estar contigo, tener
una cita... Volver a una vida más normal.- Volví a levantarme.- Vístete, te
voy a llevar al cine.
-Más bien te llevo yo al cine. Soy tu bastón realmente...
-Lo que digas, figura...
Ese día, en el que aparentemente no pasó demasiado, fue el principio del
fin de mi sufrimiento. Después de esa cita, donde me sentí que ya tenía mi
vida normal recuperada, todo fue perfecto. Logré volver a clase, caminar sin
apoyarme, dejé de tener tantas pesadillas...
Simplemente fue el día que lo marcó todo, el final del confinamiento en esas
cuatro paredes y el final de mi tristeza. Ha sido un largo camino, pero he
llegado a la meta, más tarde de lo que esperaba, pero lo he hecho.
Prepárate mundo, que Min Yoongi vuelve como la mejor versión de si
mismo...
Nota:
Hola~
Ahora sí, éste es el final de esta historia. Ya no habrán más partes ni
extras ni nada y, por una parte, eso me pone triste porque he dedicado
mucho tiempo a esto pero por otra parte estoy feliz porque me ha
gustado el resultado.
Hay algunas cosas de la historia que cambiaría, pero creo que las dejaré
como están. Me gusta esta historia con sus defectos y virtudes.
Además, estoy notando mucho apoyo últimamente. ¡Hemos llegado a
9k de leídas! No saben cuán feliz me hace eso, porque pensé que esta
historia pasaría más desapercibida, pero me alegra ver que a mucha
gente le gusta.
De nuevo, gracias por leer, votar y comentar. Quiero también mandar
ánimo a todo el mundo y espero que estén bien y sanos, por toda la
situación mundial. Siempre estoy aquí para lo que necesiten, como si
necesitan hablar, estaré aquí.
De nuevo, gracias por todo, les invito a pasarse por mi otra historia si
quieren y ¡hasta la próxima!
~Mima

También podría gustarte