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La fibra de coco como sustrato de cultivo José Ángel Navarro

LA FIBRA DE COCO COMO


SUSTRATO DE CULTIVO
José Ángel Navarro Castillo
Ingeniero Técnico Agrícola

INTRODUCCIÓN

Cuando se inició la historia de los cultivos enarenados en Almería se estaba creando lo que
posteriormente se ha definido como un sistema semi-hidropónico, puesto que en la mayoría
de ocasiones se aportaba suelo fértil a zonas improductivas, materia orgánica y un acolchado
con producto natural como es la arena. Aunque parecía difícil que hubiera algo más
productivo que aquella artificiosa forma de cultivar, los problemas para el sistema fueron
llegando, apareciendo patógenos en el medio. Progresivamente se fue incrementando el coste
de las labores de mantenimiento como son las propias desinfecciones o el aporte de materia
orgánica, el llamado retranqueo; por otra parte, los materiales empleados, tierra, estiércol y
arena se fueron encareciendo, llegando un momento en el cual los cultivos sin suelo
comenzaron a adquirir protagonismo. A partir de las década de los noventa la hidroponía ha
llegado a ser una opción para la que la mayoría de invernaderos están preparados, la técnica se
ha asumido, se conocen sus ventajas, y los inconvenientes, siendo hoy día es normal que
indistintamente cualquier agricultor escoja el medio de cultivo sin la menor duda sobre su
rentabilidad.

En este tiempo se ha optado mayoritariamente por sustratos inorgánicos de elaboración


industrial como la lana de roca o la perlita, que por el interés comercial fueron introducidos
con un importante apoyo técnico. Otra generación de productos fueron los sustratos
orgánicos, de entre los cuales la fibra de coco ha sido hasta el momento la opción más válida,
exceptuando por supuesto la turba mucho antes que cualquiera de ellos, fuera utilizada en el
sector ornamental y de viveros.

La fibra de coco en estos años ha demostrado ser un buen sustrato, un residuo industrial con
buenas propiedades como medio para el desarrollo de plantas pero que en la mayoría de
ocasiones ha adolecido de una falta de rigor técnico en su tratamiento como sustrato de
cultivo.

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La fibra de coco como sustrato de cultivo José Ángel Navarro

LA PLANTA

El cocotero es originario de Asia y en la actualidad


está extendido por toda la franja tropical a nivel
mundial posiblemente por la difusión humana. Es
popularmente conocido en algunas de estas zonas
como “árbol del cielo” o “árbol de los cien usos”.
Se trata de una palmera monocotiledonea de la
familia Araceae conocida botánicamente como
Cocos nucifera L. Las características morfológicas
más destacadas de esta planta son la raíz de tipo
fasciculado; el tallo que llega a alcanzar de 10 a 20
m de longitud y unos 50 cm de diámetro, consiste
en un espite no ramificado en cuyo ápice presenta
la hojas protegiendo la yema terminal. La
inflorescencia es la única ramificación que
presenta. Las hojas son pinnadas y están formadas
por un pecíolo que circunda el tronco y del que
parten foliolos, oscilando por lo general entre 200 y
300 que llegan hasta los 6 metros de longitud. Las
inflorescencias son paniculadas y axiales
protegidas por una bráctea llamada espada que
cuando se desarrollo libera las espigas que
contienen flores femeninas en el tercio basal y
masculinas en los dos tercios terminales.

El fruto es una drupa de epidermis lisa, con mesocarpo espeso llamado estopa del que se
extrae la fibra, en cuyo interior se contiene el endocarpo, llamado hueso o concha
envolviendo el albumen sólido o copra y el líquido o agua de coco. El embrión se sitúa
próximo a dos orificios del endocarpo.

La fecundación es cruzada o autógama dependiendo de las variedades y del momento en que


se produce la apertura de inflorescencias masculinas y femeninas, existiendo bastante
hibridación.

Los requerimientos culturales son de temperaturas estables con medias diurnas en torno a los
27°C y pequeñas oscilaciones día-noche que no superen unos 7°C. La humedad relativa
también debe ser estable y moderada superior al 60 %, con buena disponibilidad de agua,
adaptándose de forma natural con precipitaciones anuales de 1500 mm y unas 2000 horas
anuales de luz solar directa. La altura óptima para el cultivo en las latitudes tropicales se sitúa
por debajo de los 500 m, siendo muy sensibles a las bajas temperaturas y especialmente a las
heladas. Los vientos son perjudiciales.

Los mejores suelos son los de tendencia arenosa, profundos con buena disponibilidad de agua,
beneficiándole que ésta tenga cierta salinidad debido a la gran demanda de cloro que precisa.

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La fibra de coco como sustrato de cultivo José Ángel Navarro

EL CULTIVO

Se precisan terrenos con buen drenaje, ligeros, bastante profundos y con poca pendiente para
permitir una humedad uniforme de toda la superficie de cultivo. Las labores previas y
posteriores al cultivo se encaminarán a conseguir un sustrato aireado y con buen drenaje. Para
conseguirlo, a veces se realizan labores de subsolado o incluso removido de la tierra en la que
se realizará la plantación. El tamaño de hoyo de transplante tendrá la forma de un cubo de
unos 40 a 60 cm de lado. El transplante se realiza al inicio de la estación lluviosa, mezclando
la tierra con materia orgánica y abono fosforado. A veces incluso, en terrenos arcillosos se
aligera la tierra con fibra. La planta se entierra hasta el cuello compactándose a continuación
el terreno para darle firmeza al ejemplar.
El marco de plantación va desde 7,5 x 7,5 metros para variedades enanas y llega hasta los 9 x
9 en las gigantes. La fertilización suele hacerse de forma estacional al inicio y final de la
época lluviosa, siendo variable en su composición en función de las características locales.
Es recomendable el riego por inundación, aunque llegan a utilizarse sistemas localizados en
zonas con escasez de agua.

VARIEDADES CULTIVADAS

Cocoteros gigantes.
Utilizados para la producción de aceite y para
consumo en fresco, aunque el sabor es poco
dulce. Comienzan a florecer a los 8-10 años,
produciendo anualmente unos 80 frutos.

Entre sus ventajas destacan el tamaño del


fruto, la robustez de la planta y el contenido
elevado de copra. Sin embargo, posee varios
inconvenientes: es tolerante a la enfermedad
conocida como Amarillamiento letal del
cocotero, la fructificación tardía, la dificultad
para realizar labores de cultivo por su elevado
porte y la baja producción de frutos por
planta.

Las variedades más cultivadas son:

Gigante de Malasia (GML)


Gigante de Renell (GRL) de Tahití
Gigante del Oeste Africano (GOA) de Costa
de Marfil
Alto de Jamaica
Alto de Panamá
Indio de Ceilán
JavaAlta
Laguna
Alto de Sudán

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Cocoteros enanos
Existe menos hibridación que en el caso de los gigantes, ya que ser produce autofecundación.
Su vida también es menor, llegando a los 35 años.
La producción media oscila entre 150-240 frutos por planta y año.

Las variedades más cultivadas son:


Amarillo de Malasia (AAM)
Verde de Brasil (AVEB) de Río Grande del Norte
Naranja Enana de la India.

Algunas de sus ventajas son: la resistencia al Amarillamiento letal del cocotero, la precocidad
de producción, el elevado número de frutos por planta y el crecimiento lento. Entre sus
inconvenientes destacan: el pequeño tamaño del fruto, la mala calidad de la copra y su
susceptibilidad a periodos cortos de sequía.

Híbridos.
Resultado de la hibridación de gigantes y enanos.
Adquieren las mejores cualidades de los padres también hereda la resistencia al
amarillamiento.
El híbrido más cultivado es:
MAPAN VIC 14, que es un cruce entre Enano Malasino x Alto de Panamá.

COMPOSICIÓN

Según Cidade, E. y Gheler, J., las del coco son fibras constituidas por polisacáridos, como la
celulosa que es un polímero lineal constituido de unidades D-glicopiranosidios ligados de
modo 1:4 por uniones B-glicosidicas, hemicelulosa perteneciente al grupo de pentosas, D-
xilosa y L-arabinosa, de hexosas D-glucosa, D-galactosa, D-manosa y ácido 8-O-
metilglucurónico, siendo éstos no cristalinos, ramificados pero con menor grado de
polimerización que una celulosa, con lignina y compuestos derivados de alcoholes aromáticos
y de pectinas, polisacáridos ácidos de peso molecular elevado teniendo como constituyente
básico ácido D-galacturónico polimerizado en moléculas lineales ligadas entre sí por los
carbonos 1 y 4.

USOS

Los usos del coco son múltiples, en Sri Lanka dicen que “el coco puede ser utilizado de 99
maneras, pero con todas seguridad se encontrará una centena”. Se utiliza para la construcción,
fabricación de muebles por la dureza de la corteza. La yema apical que se conoce también
como palmito se consume de distintas formas, la raíces se usan es dietética, las palmas se usan
para canastas, sombreros, alfombras, etc. De la pulpa del coco se obtienen muchos usos
extrayendo aceite para cosmética, combustibles, harinas para ganado, consumo en fresco,
rayado, conservas, esencias, etc.
Pero a nosotros nos interesa el mesocarpo, una especie de estopa de largas fibras y de la que
obtienen cuerdas, alfombras, sacos, es utilizado como aislante térmico y acústico, en láminas
como geotextil para afirmar taludes, el polvo como mejorador de suelos confiriéndoles más

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capacidad de retención hídrica y en el caso que nos compete, como sustrato de cultivo en
explotaciones intensivas.

COCO FRUTA

DESTOPADO

ESTOPA
HUESO CON
COPRA

FIBRA POLVILLO DE
PRENSADA ESTOPA
SEPARACIÓN
DE LA COPRA
MEJORADOR
DE
SUELOS COPRA HUESO
PANELES
DE
CONSTRUCCIÓN
TORTA DE
ACEITE
EXTRACCIÓN

TECHOS DE CASAS
CARBON
CASAS COMPLETAS
VEGETAL

CARBON
ACTIVADO

Fuente: EXPORTAG, S.A. (Meca, D., 1996)

RENDIMIENTO

El cocotero tiene una vida de unos 15 a 20 años tras los cuales se poda para la utilización de la
madera. La cantidad de cocos obtenidos por árbol es variable, pudiendo oscilar en una
palmera de 8 años entre los 30 a 50 frutos. Para obtener una tonelada de copra seca es
necesario dependiendo de las variedades, edad, condiciones de crecimiento, contar con unos
3000 a 6000 cocos. Las palmeras se suelen sembrar a tresbolillo a razón de unos 143 árboles
por hectárea, tardando entre 5 a 6 para alcanzar su momento de producción. El rendimiento
del cultivo por hectárea viene a ser de 2 a 2.5 toneladas.

En lo referente a la obtención de las fibras propiamente dichas, se obtienen entre 70 a 80 Kg


de fibra por cada 1000 cocos.

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EL SUSTRATO

PROCEDENCIA

A pesar de la amplia distribución del cultivo en las zonas tropicales del Pacífico, no todas son
suministradores en la actualidad de material con destino a la agricultura. Los principales
países productores de este sustrato son Indonesia, Filipinas, India, Sri Lanka y México.

PRESENTACIÓN

El material se presenta comprimido en mayor o menor grado dependiendo de la naturaleza de


éste.

La presentación más popular ha sido la del polvo de coco que por la posibilidad de
proporcionarle un alto grado de compresión 1:8, ha sido prácticamente el único producto
ofrecido en estos años en nuestro país. Hay que entender que el polvo es el residuo con menos
utilizad en todo el proceso de aprovechamiento del coco y que permite un ahorro enorme en el
transporte. Sin embargo, el polvo de coco es posiblemente para el uso como sustrato la peor
de las texturas posibles. Las buenas propiedades de aireación y retención de agua se
convierten en graves inconvenientes en poco tiempo, ya que el material tiende a compactarse
a la vez que se va degradando, quedando convertido en las zonas de depósito en un barro muy
poco conveniente para producir. Estos problemas han sido especialmente acusados al
utilizarse en sacos de cultivo, aformes y sin una adecuada capacidad drenante. Este material
es totalmente prescindible pero casi inevitable en una baja proporción ya que en unos meses
existirá por el proceso natural de degradación de la fibra.

Existe un material de granulometría media que podía denominarse como cáscara de coco,
partículas que no llegan a ser polvo pero tampoco fibra, de unos 0,5 mm de tamaño mínimo y
unos 1,5 mm de máximo. Son sobre todo fibras gruesas y cortas, pequeños nódulos fibrosos
lignificados, pequeños trozos de corteza, etc. Normalmente no puede ser compactado más de
5 veces. Este material proporciona aireación ofreciendo al conjunto una buena retención de
agua. El equilibrio de la mezcla debería basarse en combinar este material con la fibra.

La fibra de coco propiamente


dicha es un material valioso que no
puede ser compactado en la misma
medida que los anteriores,
normalmente se comprime 3 veces
su volumen. Por lo general resulta
de la fibra desprendida en la
transformación de material para
procesos relacionados con la
industria textil o de la cordelería.
Son delgados filamentos que no
deberían tener más de unos 2 ó 3
cm de longitud, tamaños superiores
son poco aconsejables para
hidroponía y crean una estopa

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enmarañada incómoda de manejar. El proceso de degradación es lento y proporcionan un


sustrato muy aireado y de menor capacidad de retención que los anteriores, por lo que sobre
todo para zonas de alta radiación y cultivo en invernadero se prefiere mezclar. La capacidad
de enraizamiento es muy buena. El coste de la materia y el mayor volumen de transporte
encarecen este material.

UTILIZACIÓN EN CULTIVO

El producto conocido genéricamente


como fibra de coco viene siendo
utilizado como sustrato habitual de
cultivo en España desde el año 1995.
Durante este tiempo se ha
comercializado básicamente el
producto anteriormente descrito como
polvo de coco en formato prensado de
unos 650 gramos de peso, con
dimensiones aproximadas de 20 x 10
x 4 cm, y unos 8 litros una vez que ha
sido descomprimido. Se conoce
popularmente este producto como
tacos, ladrillos, tochos, etc. También
ciertas empresas se han dedicado a descomprimirlo y ofrecerlo envasado en saco.

En lo que se refiere al soporte de cultivo utilizado, se pueden dividir en: jardineras, sacos de
cultivo y canales continuas.

Las jardineras o cubos, son recipientes rígidos de formas diversas, desde elementos
cuadrados a jardineras alargadas donde el aprovechamiento del sustrato es mayor. Por lo
general el material utilizado ha sido poliestireno expandido, ya que ofrecía rigidez, poco peso,
buen aislamiento térmico, larga duración y un precio competitivo. Este soporte rígido
proporciona un fácil manejo de la fibra, pudiéndose rellenar cómodamente y ser desinfectado
y reutilizado durante muchos años. Para este contenedor se han utilizado tanto tacos de coco
prensado como coco ya procesado y expendido en sacos.

Los sacos de cultivo también se han utilizado ampliamente, sobre todo debido al buen precio.
Pero sin embargo para materiales de coco muy finos sin estructura y tendencia a la
acumulación en la zona inferior ha provocado en ocasiones problemas de encharcamiento. Por
otra parte la limitación en el uso de la fibra viene impuesta por la duración del plástico. En
este sistema no existe la posibilidad de reutilización si no es reembolsando el material, lo cual
es muy costoso. En este caso el coco normalmente se suministra descomprimido dentro del
saco cerrado. Existe otra opción minoritaria para un coco de mayor calidad, más fibroso, que
se recibe comprimido en forma de plancha dentro de una bolsa de cultivo; el problema de este
sistema es el almacenamiento, ya que las fibras largas tras un largo periodo de compresión
pierden la capacidad de recuperar su estructura inicial, no descomprimiéndose debidamente.
Este material se expande al llenar la bolsa de agua y proporciona un medio con estructura y
buena aireación, dentro de las bolsas de cultivo es la mejor opción disponible.

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Las canales continuas se realizan con materiales diversos. Existen de poliestireno expandido,
con piezas que se unen, presentando el inconveniente del precio y las uniones que deben ser
selladas con una lámina plástica adicional. De polipropileno celular resultan más baratas y
duraderas, pudiéndose colocar de una tirada. Para este tipo es necesaria una buena nivelación
del terreno. Se utiliza tanto material comprimido que se hidrata en el propio canal, como
suelto. De la misma forma existen canales de lámina de polietileno que se sujetan mediante
hilos que se disponen dentro de un ojal en ambos laterales y se sujetan con piquetas soporte
con forma de U. En otros casos son de PVC, teniendo mayor rigidez.

PROPIEDADES DE LA FIBRA DE COCO

Los sustratos de coco presentan una gran diversidad en cuanto a sus propiedades físico-
químicas. Éstas, están condicionadas tanto por la procedencia como por el proceso de
obtención y fundamentalmente por la composición granulométrica del producto final. Por este
motivo, ofrecer de forma genérica una caracterización normalizada del “producto” es casi
imposible. Sin embargo, tomaremos un análisis que nos servirá de guía para destacar las
propiedades que lo hacen distinto en relación a otros sustratos. Se trata de un material de
buenas propiedades para el uso en cultivos hortícolas que se suministra dentro de su saco de
cultivo, en una plancha comprimida. La proporción de polvo es baja y predomina la fracción
intermedia con abundancia de fibra en proporción 2:5:3 del volumen.

FÍSICAS
Retención de agua
Una de las propiedades más apreciadas en la fibra de coco es su alta capacidad de
retención hídrica. Como ya se ha comentado dependerá en gran medida de la proporción de
las distintas fracciones granulométricas. Sabemos que a pesar de la granulometría o
estructura, algunos materiales retienen poco, como ocurre con la lana de roca, mientras que
otros lo hacen en exceso, como es el caso de la turba rubia. La fibra de coco fina es capaz de
retener el 800 % de su peso en seco y a pF 1.0 retiene un 58 % de agua.

Aireación
Es necesario un equilibrio entre la cantidad de agua retenida y la aireación. La
capacidad de oxigenación de la raíz proporcionará plenas posibilidades de que el espacio
poroso del sustrato sea explorado con facilidad, evitando problemas de encharcamiento y
proliferación de enfermedades en un medio anaerobio. La proporción de aire a pF 1.0 es del
37 %

En el siguiente cuadro podemos comparar porcentualmente y de forma genérica las


tres fases en distintos sustratos:

SUSTRATO SÓLIDO LÍQUIDO GAS


Sustrato tipo 25 42 34
Fibra de coco 5 58 37
Turba rubia fina 6 80 14
Turba negra 15 70 15
Puzolana 35 20 45
Cortezas de pino 15 30 55
Lana de roca 3 82 15

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Capacidad de intercambio
La fibra de coco es un material con una capacidad de intercambio catiónico elevada;
en torno a 300 meq/l. Muy alta si la comparamos con otros sustratos, sobre todo inertes, en los
que es nula o muy baja. Así, los cambios de elementos en el entorno de la raíz son muy lentos,
al igual que en las turbas.

SUSTRATO meq/l
Fibra de coco 330
Turba negra 200 a 400
Turba rubia 115
Cortezas de pino 95

Por tanto, posee un fuerte poder tampón, que unido a la buena capacidad de retención,
hace que el sistema tenga un umbral de seguridad ante fallos en la fertirrigación, muy superior
que la mayoría de sustratos.

Peso
Atendiendo al transporte y al manejo, es un sustrato muy cómodo debido a su ligereza.

SUSTRATO Masa volúmica (g/l)


Fibra de coco 73
Turba rubia 80
Turba negra 200
Puzolana 910
Corteza de pino 200

Acidez
El valor de pH tiende a ser ligeramente ácido, lo cual es positivo de cara al facilitar la
solubilidad de algunos microelementos, sobre todo en zonas de aguas con altos contenidos de
carbonatos y de naturaleza básica.

Salinidad
Uno de los mayores inconvenientes que se ha encontrado en la fibra, es la falta de
uniformidad en cuanto al contenido de sales. No se deberían superar valores de 1 mS/cm, y
debe ser ésta una exigencia de calidad. No obstante, el lavado con agua de menor
conductividad es sencillo por la facilidad de lixiviado de las sales existentes como sulfatos,
cloruros, etc.

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A continuación se relacionan algunas de las principales propiedades indicadas y otras


derivadas que son importantes en la caracterización física del sustrato.

Densidad aparente 130 g/l


Densidad seca 69 g/l
Materia seca 77 %
Materia orgánica 92 %
pH 5,2
Conductividad 0,7 mS/cm
Salinidad volumétrica corregida 2 g/l
Retención de agua 800 %
Porosidad 95 %
Humedad a pF 1,0 58 %
Humedad a pF 1,5 47,8 %
Humedad a pF 1,7 42,7 %
Humedad a pF 2,0 36,9 %
Disponibilidad en agua 291 cm3/l
Proporción de aire a pF 1,0 37 %
Proporción de CaO 0,2 %
Capacidad de intercambio 300 meq/l
catiónico

QUÍMICAS
Elementos minerales
En un cuadro se recogen las cantidades presentes de cada elemento, comprobándose
que sus concentraciones no son perjudiciales ni tienen por qué interferir en el cultivo. Por otra
parte, no hay ningún elemento fitóxico. No obstante, tal y como hemos indicado son fáciles de
lixiviar y en poco tiempo estas cantidades son variadas por el equilibrio de la solución
nutritiva utilizada, motivo por el cual normalmente ni siquiera se tienen en cuenta.

ELEMENTOS MINERALES TOTALES

UNIDAD
E. MINERAL (mg/g materia seca)
Ca2+ 0,1 - 4,9
Mg2+ 0,9 - 1,5
K+ 1,8 - 10,8
Na+ 0,9 - 4,1
P 0,2 - 0,4
N 3,9 - 4,6
CaO 0,1 - 6,9
MgO 1,5 - 2,5
K2O 2,2 - 13,1
Na2O 1,5 - 5,5
P2O5 0,5 - 0,9

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ELEMENTOS MINERALES EN EXTRACTO SATURADO

E. MINERAL UNIDAD (mg/l)


CaO 1,3 - 2,1
MgO 1,3 - 3,3
Na2O 134,6 - 231,8
K2O 289,7 - 482,2
P2O5 21,1 - 36,4
Cl- 400 - 580
N NO3- y NH4+ poca
cantidad

Materia orgánica
El porcentaje de materia orgánica lógicamente es muy elevado, un 92 %, en la línea de
otros de origen natural, corteza de pino, 98 %, o el 97 % de la turba rubia. La materia orgánica
sufre un proceso de descomposición, aunque como veremos posteriormente en el caso de la
fibra de coco es muy lento. Pero el efecto es similar a otros medios orgánicos, favoreciendo
un desarrollo radicular superior al de otros medios inertes. La riqueza de componentes
orgánicos que interactúan, intercambian y retienen elementos y moléculas proporciona una
mejora adicional al cultivo.

Estabilidad
El proceso de descomposición de la materia orgánica, puede ser medido mediante la
relación C/N. La fibra de coco mantiene esta relación muy alta, lo cual supone una lenta
mineralización y la garantía de cara a la duración del material de no sufrir una degradación
prematura.

SUSTRATO C/N
Fibra de coco 220
Corteza de pino 200 a 300
Turba negra 20 a 25
Turba rubia 50

Partiendo de una fibra dura como es la del coco el proceso es lento y progresivo en
función de la naturaleza de la fibra, la posición y la interacción con raíces, la humedad y los
elementos en disolución, etc.

PROCEDIMIENTOS DE PREPARACIÓN DE LOS DIFERENTES FORMATOS

Fibra compactada
Cuando se dispone de fibra de coco servida en bloques o tacos individuales habrá de tenerse
en cuenta el destino de la misma, esto es, el tipo de contenedor, y la disponibilidad de medios
para el proceso de descompactación. Por lo general, este tipo de material se utilizará en
contenedores abiertos, cubos, jardineras, canales, etc. El proceso de ensacado puede resultar
complejo y se reserva habitualmente a empresas especializadas. Teniendo en cuenta la
relación de compresión del material se cubicará la cantidad de bloques necesarios,

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La fibra de coco como sustrato de cultivo José Ángel Navarro

disponiéndose los mismos


regularmente repartidos. Se
tendrá especial cuidado en
conseguir que el agua para la
hidratación llegue a todos los
tacos prensados, de no ser así, la
operación de molido se haría
muy complicada. Para ello es
necesario estudiar la geometría
del contenedor y tener en cuenta
la dirección de expansión,
especialmente en el caso de
cubetas o jardineras: en
ocasiones esto ha dado lugar a la
rotura de los contenedores de
porespand. Dependiendo del tipo
de emisor de riego se adoptan distintas soluciones, pinchar la piqueta horizontalmente en el
contenedor de porespand, atarla con un elástico a los tacos, o una solución que es muy
recomendable para la primera vez, inundar los contenedores con agua y una vez hidratados
abrir los orificios de drenaje. Esto nos permite realizar un buen lavado del posible exceso de
sales del producto.

La siguiente operación es la disgregación del bloque una vez expandido. Normalmente se


realiza de forma manual, lo cual es costoso, la posición de trabajo no es adecuada y resulta
lento. Otra opción es recurrir a medios mecánicos. De un lado con la acción de removedores
conectados a un taladro, pero sin duda es mucho más útil disponer de una pequeña tolva
mezcladora donde se vierten varios contenedores y se recoge el material desecho por la zona
inferior. En otros casos y en canales continuas se ha fabricado artesanalmente un mezclador
con ruedas que avanzaba en la dirección del canal.

La empresa Plásticos SunSaver disponía de un sistema que eliminaba toda esta operación y el
consiguiente gasto en mano de obra. Se trataba de bloques fibrosos y poco compactados con
la misma forma del contenedor, un rectángulo de esquinas truncadas, octogonal, por lo que
bastaba con colocar dicho bloque en el interior del cubo y esperar su expansión, quedando un
material estructurado de fibras entrelazadas preparado para plantar.

Otra modalidad de fibra ya comentada es la que se presenta en planchas en el interior de una


bolsa, en cuyo caso, se llena de agua dicho envase pinchando directamente la piqueta a través
del filme, produciéndose la hidratación del material a las pocas horas. Tras esta operación se
retiran las piquetas y se procede a realizar la apertura de orificios para la colocación de la
planta. Es importante que el bloque resultante no se fracture en caso de tener que desplazar el
saco de sitio ya que perdería la estructura fibrosa característica que ofrece ventajas tan
favorables.

Una posibilidad también empleada es realizar la operación de descompactación en conjunto.


La fibra de prehidrata en bidones, balsetas, o similar. Se hace pasar por una tolva mezcladora
donde de sigue aportando agua hasta disgregarla, trasladándola mediante carros a la zona de
cultivo, bien llenando y transportando los contenedores, o bien transportando el material y
haciendo el llenado en su ubicación definitiva.

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Sacos de cultivo
El saco de cultivo está construido con filme de polietileno,
normalmente de color blanco exterior y negro interiormente
para darle estabilidad frente a la radiación ultravioleta. El
saco se presenta completamente sellado, existiendo distintos
tamaños. Un modelo muy utilizado en fibra es el que mide
entre 1 y 1,1 metros con una capacidad de 30 litros.
Normalmente se suministra con cierto contenido de humedad
por lo que la operación de hidratación se reduce, aunque si
contienen un exceso de agua se dificulta la operación de
transporte hasta su ubicación en el invernadero, corriendo el
riesgo de que muchas bolsas se rompan. Debido a que los
sacos han llegado embalados se hace necesario mullir el
contenido interior, al tiempo que se le da cierta altura que a lo
largo del tiempo irá perdiendo. Al igual que en el resto de
opciones se hidrata durante algún tiempo y más tarde se
procede a la apertura de los orificios de drenaje, de
colocación de la planta y de las piquetas de riego.

Sacos de fibra
La opción que más se ha extendido es la fibra de coco descomprimida, evitando todo el
proceso de manipulación, realizándose su distribución en recipientes y canales, para lo cual se
dispone de sacos manejables de entre 80 y 125 litros de material disgregado. El agricultor se
limita a repartirlo, colocar los emisores, dar los primeros riegos y colocar la planta. En este
caso es de suma importancia que la a fibra de coco en el procesado de descompactación se le
proporcione cierta humedad, ya que hidratarla en el campo suele ser una ocupación muy
laboriosa, no se consiguiéndose con
los emisores; requiere gastar
grandes cantidades de agua
recorriendo toda la fibra con una
manguera equipada con un difusor
para hacerla entrar en humedad.
Cuando la fibra está seca repele el
agua, formándose agregados
hidrófobos en los que la fibra no
llega a mojarse y escapa por los
agujeros de drenaje. Otra opción ya
comentada si existe posibilidad es
taparlos, obligando así a la fibra a
permanecer en contacto con el
líquido.

PREPARACIÓN DEL SUSTRATO PARA CULTIVO

Los riegos de hidratación normalmente deben ser utilizados para acondicionar la fibra de coco
a la necesidades del cultivo.

La primera operación que se debe realizar con el material recibido es comprobar sus
propiedades granulométricas visualmente: tomando un puñado de material podemos ver el

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La fibra de coco como sustrato de cultivo José Ángel Navarro

tamaño de las fibras, presionarlo entre los dedos para comprobar su granulometría y por
último de una muestra que esté en una grado intermedio de humedad (no encharcada,
compactada ni por el contrario seca) con tendencia a disgregarse al ponerla en la palma de la
mano, estrujarla y comprobar la cantidad de agua que escurre. Otro aspecto fácilmente
controlable es la conductividad, tomando una parte de sustrato y realizando un extracto
saturado, tras agitar la papilla se extrae el agua con lo que obtendremos la salinidad del
mismo. La acción siguiente en función de los resultados, será corregir la mezcla
granulométricamente o lavar con largos riegos de agua el material en caso necesario.

Al tiempo que se realiza la hidratación, o se dan los primeros riegos, se aprovecha para
equilibrar iónicamente el material. Es normal realizar aportes de calcio, elemento que al inicio
del cultivo es fuertemente retenido por el sustrato y muy importante para la planta desde los
primeros momentos del transplante. Para ello es preferible utilizar nitrato cálcico junto a
microelementos, todo ello a baja concentración, por lo general no incrementando la solución
más de 0,5 mS/cm. Tras un dos o tres días con un mínimo de un par de largos riegos (20-30
minutos) que serán aprovechados para comprobar el funcionamiento de los emisores, los
drenajes, las propiedades de retención y aireación del sistema fibra-contenedor, la
dosificación de la máquina de riego, la demanda... se puede proceder a la plantación.

PLANTACIÓN O TRASPLANTE

Debido a su buenas propiedades de humedad y aireación, la fibra de coco permite que se


pueda plantar directamente la semilla en la ubicación definitiva con plenas garantías de éxito
y sin requerir un cuidado excesivo. Especies hortícolas como pepino, melón, calabacín y judía
son las más adecuadas para plantación directa. En caso de trasplante, éste puede realizarse
utilizando un cepellón de cualquiera de los sustratos disponibles en el mercado: fibra de coco,
perlita, turba, lana de roca...

En ambos casos es necesario y dependiendo de las condiciones ambientales haber regado


previamente el material que no debe presentarse encharcado en sus primeros diez centímetros,
tomando fibra de esta zona deberá se necesaria cierta presión para que se desprenda agua.
Este nivel de humedad debe mantenerse durante las primeras semanas a base de riegos largos
y puntuales. Es muy habitual la plantación en épocas calurosas alcanzándose altas
temperaturas en el invernadero. Esto aumenta el riesgo de enfermedades de raíz y cuello:
Pythium, Phytohpthora, Rhizoctonia... En estos casos es de suma importancia evitar el exceso
de humedad en el sustrato y ante todo evitar que éste se alcance altas temperaturas. Ante todo
la ventilación, el sombreo o elevar la humedad ambiental pueden ser soluciones adecuadas.

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La fibra de coco como sustrato de cultivo José Ángel Navarro

Pero en este punto el contenedor adquiere gran importancia. Contenedores con cierta
capacidad aislante mejoran esta circunstancia, siendo de entre los estudiados sin duda el
porespand el que mejores prestaciones ofrece, e indudablemente el saco de cultivo el más
desfavorable. En medidas simultáneas se han llegado a obtener entre ambos y para una
temperatura ambiente de 34°C, diferencias de 8°C.

TÉCNICA DE CULTIVO

Es necesaria la observación y seguimiento de la solución drenada al inicio del cultivo por las
posibles interacciones que pudieran ocurrir y que sin duda la planta irá reflejando:
disminuciones en los niveles de nitrógeno o calcio, bajada de pH... y que en poco tiempo
tienden a estabilizarse.

En lo referente a la solución nutritiva


empleada, en la fibra de coco se pueden
utilizar cualquiera de los equilibrios
empleados para otros sustratos sin
mayor diferencia. Al igual que en otros
sustratos es muy importante ajustar
debidamente la tiempo y frecuencia de
riego. Debido al poder de retención de
la fibra de coco, los riegos tenderán a
ser más espaciados, pero sin embargo
debemos de programarlos largos para
facilitar el humedecimiento completo
del sustrato y permitir el lavado de
sales. En la fibra podemos subir un
poco la conductividad debido a que mantenemos durante más tiempo una baja tensión
matricial, precisando la planta menos consumo energético en la función radicular. Es este el
motivo por el que las plantas en coco tienden a vegetar creciendo con rapidez. En todo
momento se debe evitar el encharcamiento.

De otra parte, debemos tener en cuenta la capacidad de intercambio catiónico del sustrato.
Esto compensará deficiencias puntuales, aunque la capacidad de respuesta también puede
verse afectada por esa inercia de la que goza. Un temor con relación a este sustrato es la
retención de sales, pero manteniendo un buen manejo, tal acumulación no suele producirse.
En caso de detectarse alta concentración salina lo mejor es recurrir puntualmente a riegos
largos con muy pocas sales, “riegos de lavado”, pero en los que es aconsejable mantener el
equilibrio.

FINALIZACIÓN DEL CULTIVO

Con objeto de lavar los excesos salinos acumulados durante el cultivo es aconsejable realizar
largos riegos de lavado solo con agua en el periodo final previo a la retirada de las plantas.

Algunos días más tarde se procederá a cortar los tallos por encima del cuello de la planta,
dejando un tocón. Sin planta que absorba agua, el sustrato puede tardar mucho tiempo en
secarse, secado por otra parte necesario para extraer ese tocón junto a las raíces de mayor

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La fibra de coco como sustrato de cultivo José Ángel Navarro

grosor que parten de él. El resto de raíces irán desapareciendo quedando como materia
orgánica mínima residual. Para favorecerlo es bueno mantener muy bajo el grado de humedad
pero no permitir que el sustrato llegue a secarse completamente, debido a la dificultad en la
rehidratación del mismo. Para ello bastará con realizar un riego de 10 minutos a la semana.

También será el momento de limpiar superficialmente cualquier resto de cultivo y comprobar


la posible pérdida de volumen del sustrato. En el caso de sistemas abiertos como cubetas o
canales se pueden realizar una serie de labores preparatorias que mejoraran sustancialmente la
calidad del sustrato para el cultivo siguiente, las cuales se exponen a continuación.

En caso necesario se calculará la cantidad de nueva fibra a aportar. Normalmente se debe


utilizar fibra larga para suplir la posible degradación sufrida durante el cultivo. Se aporte
nuevo material o no, es aconsejable remover todo el material con objeto de airearlo,
homogenizar el contenido y evitar acumulaciones granulométricas o salinas indeseables. No
obstante esta es una práctica que muchos agricultores prefieren realizar cada dos cultivos.

DESINFECCIÓN

Cualquiera de los métodos de desinfección que se utilizan para el resto de sustratos pueden ser
empleados para la fibra de coco, desde productos químicos hasta tratamientos por calor,
biológicos, etc. Hay que tener en cuenta la dificultad adicional que puede suponer las
propiedades de un sustrato orgánico desde el punto de vista de la desinfección, ante todo por
tratarse de un sistema más complejo con una determinada capacidad de amortiguar los
cambios del medio. Por este motivo hay que conseguir una buena distribución del
desinfectante.

El calor es una de las mejores opciones, pero resulta costoso y difícilmente en la práctica se
lleva a cabo. Otra opción que tampoco se utiliza y que tiende a eliminarse es la utilización de
bromuro de metilo. El amonio cuaternario sería otra opción que solo se utiliza en recintos y
utensilios.

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La fibra de coco como sustrato de cultivo José Ángel Navarro

En la práctica la mayoría de agricultores optan por tratamientos con productos químicos por
resultar más cómodos y económicos, y dentro de los químicos por la aplicación del producto a
través del sistema de riego. En este caso sería aconsejable que el sustrato pudiera ser inundado
con la solución desinfectante durante algún tiempo para garantizar su eficacia por el contacto
de todo el volumen disponible y por la duración de dicho contacto.

Los productos más utilizados para desinfectar son:

Hipoclorito sódico, lejía común que se suele utilizar al 5% de concentración, pero no hay
inconveniente en concentrarla a más del doble si posteriormente se lava la acumulación de
sodio que pudiera producirse.

Dicloro-propeno, es uno de los más utilizados presentando buena efectividad a las dosis
recomendadas y siendo importante respetar el plazo aconsejado hasta realizar la plantación.
Puede llegar a atacar los contenedores de poliestireno expandido, fundiéndolos de manera
irreparable.

Metam, tanto metam-sodio como metam-potasio, son igualmente eficaces, si bien en el caso
del metam-sodio se debe lavar con abundante agua una vez pasado el periodo de desinfección.

Hay que señalar que este tipo de tratamientos se aplican preventivamente, o como actuación
en caso de que hayan aparecido durante el cultivo focos puntuales de una determinada
patología transmitida por el agua de riego u hospedada en el sustrato. Pero en el caso de
ataques generalizados no cabe duda que la acción más segura es la desinfección de todos los
elementos de la instalación como emisores, tuberías, equipos, embalse, contenedores, y la
completa sustitución del sustrato.

MEZCLAS

En ocasiones se pretenden complementar las propiedades por exceso o por defecto de un


sustrato adicionándole determinadas mezclas. El caso más claro es el de los semilleros. La
tradicional turba que puede llegar a resultar pesada, se mezcla con coco fino y al mismo
tiempo con una capa superior de vermiculita utilizado como aislante para reducir la
evaporación. De forma similar se está haciendo para cultivos de planta ornamental en maceta.
El coco solo, resultar para este tipo de cultivos demasiado pobre en nitrógeno.

De otra parte, de la problemática ya comentada, el exceso de compactación del polvo que se


ha venido suministrando, surge la necesidad de hacer mezclas que aligeren el sustrato. La
mayor parte estas mezclas se realizan con perlita en porcentajes variables que llegan hasta el
30% de este producto. Se está utilizando en hortalizas y también en cultivos en sacos para
fresón en Huelva.

Por otro lado surge una idea equivocada, muchas veces fruto del desconocimiento sobre los
sustratos, pretendiéndose hallar “fórmulas magistrales” y secretas. En la actualidad
disponiendo de la granulometría adecuada es posible crear sustratos puros de propiedades
equivalentes.

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La fibra de coco como sustrato de cultivo José Ángel Navarro

REUTILIZACIÓN Y ECOLOGÍA

Durante la última década del pasado siglo XX la preocupación medio ambiental ha llevado a
considerar la necesidad de estudiar la reutilización de los materiales utilizados en la
agricultura, y en particular los sustratos. Frente a esto la posibilidad de utilizarlos más tiempo
y su incorporación como materia orgánica al suelo han sido los aspectos que más se han
valorado en el caso de la fibra de coco.

Desde el punto de vista medio ambiental la fibra de coco es un producto completamente


natural, biodegradable y cuyo proceso industrial es mínimo, lo que supone que su utilización
no implica un coste energético adicional. Al margen de la especulación comercial es el
transporte lo que incrementa su precio real. Estamos reutilizando un recurso, un excedente.

Si no existen enfermedades que afecten al cultivo, la fibra de coco puede ser mantenida
mucho tiempo, con la posibilidad ya comentada de ir adicionando material nuevo para
reponer la degradación sufrida a lo largo del cultivo. Por tanto, esto incide nuevamente en el
tema de el ahorro y en el interés por reutilizar.

La eliminación definitiva como sustrato de la fibra de coco vuelve a permitir reutilizar un


recurso sin implicar un gasto adicional de energía. Por lo general el coco es añadido al suelo
como mejorador de sus propiedades. De una parte variando su estructura y con ello la
aireación, retención y de otra aprovechando los minerales que contiene y sirviendo de sustrato
a la fauna microbiana del mismo. En unos meses la fibra de coco será reintegrada al propio
suelo desapareciendo por la acción de dichos microorganismos que se verán favorecidos por
la presencia de materia orgánica.

Así vemos como el coco cumple con gran parte de las exigencias impuestas hoy en día a un
sustrato, en todo momento puede ser utilizado íntegramente en la más diversas aplicaciones
sin suponer un costo adicional para el agricultor.

COMPARACIÓN CON CULTIVOS EN DIFERENTES SUSTRATOS

La mejor manera de conocer las posibilidades agronómicas de un sustrato es compararlo en


idénticas condiciones de cultivo. Utilizamos para ello un ensayo realizado entre distintos
sustratos orgánicos y mezclas de éstos llevada a cabo en Francia (García, M y Daverede, C.
1995) y otro ensayo comparativo con perlita llevado a cabo en Almería (Galindo, 1999).

En el primer caso para corteza de pino (CP), fibra de coco (FC), 2/3de fibra de coco y 1/3 de
corteza de pino (CP) e invirtiendo la proporción (PC), y por último turba rubia (TR); se
obtiene para cultivo de tomate var. Prisca (F1, Caillard), una producción más favorable,
bastante regular y de mayor calidad en relación a las demás muestras. Los datos obtenidos de
los drenajes recogidos no muestran grandes variaciones. Destaca baja retención de potasio y
mayor retención de calcio magnesio y nitrógeno en los primeros dos meses de cultivo. Esta
misma tendencia se muestra en el ensayo con perlita donde además se estudia el ión amonio
con similares consecuencias en lo referente a la absorción por parte de la fibra de coco. Pero
en este caso es posible que el amonio no solo sea retenido sino además transformado gracias a
las buenas propiedades para el establecimiento de bacterias nitrificantes que ofrece el sustrato.

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La fibra de coco como sustrato de cultivo José Ángel Navarro

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