SCP#1 AcR TH
SCP#1 AcR TH
Edelweis 2
Skade
JRVGJF
Me rio nerviosamente.
—¿No hay gays al aire libre con los que compartir tienda?
No en el sentido sexual... Aunque, sí, supongo que en el sentido
sexual también... —Trago saliva—. Entonces... ¿te acuestas con
hombres? —pregunto, y aunque la respuesta a mi pregunta es
obvia, la sola idea de Cassian, mi Cass, en la cama con otro
chico, tocándolo y todo eso, hace que se me ericen los pelos de
los brazos.
—Oh, sabes, sí creo que las chicas son guapas. Sólo que no
quiero acostarme con ellas. Pero no es que hablar de ellas me
dé asco, así que siéntete libre de contarme todas tus próximas
conquistas.
Soy un monstruo.
Cass se levanta.
—Estoy seguro de que todo irá bien —me dice, pero apenas
puedo oírle por el ruido sordo de mis oídos. Huele tan diferente
a como lo hacía hace dos años. A hierba... ¿Es menta? ¿A 11
romero? Una prueba más de que ha cambiado, y estoy
desesperado por olerme las axilas para asegurarme de que estoy
a su altura.
¿Qué?
Es un olor agradable.
Demonios.
Sus pectorales.
Y desaparece de mi vista.
Llaman a la puerta.
—¿Qué? ¡Puede que seas gay, pero veo que sigues siendo
idiota! Como si no nos hubiéramos bañado desnudos hace años.
Lo has visto todo. Si sigues haciéndolo raro, voy a hacer que me
huelas la axila. —Un castigo que solíamos infligirnos
mutuamente en los viejos tiempos.
Levanto la mano.
—¡Vámonos!
—¡Me muero de hambre! Hoy invito yo, así que elige bien.
Cass se ríe.
Y se aleja.
—¿Quién es el otro? 24
Se me para el corazón.
¿Amante?
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—Yo... Nosotros no... Nosotros no...
Me atrevo a sonreír.
Kai resopla.
Kai sonríe.
Estoy bien.
—Estoy bien.
Logan suspira.
Los ojos verde pálido del tipo están serios cuando nos mira
desde su sitio en una mesa diminuta.
¿O él se folla a Cass?
Logan suelta una risita y aparta las sillas que hay entre las
dos mesas.
Sonrío.
Cass es gay.
Supéralo, Matt.
Típico.
—¿No te gusta?
—Pero tus plantas están por todas partes, ¿y eso está bien?
—Cuando el dolor pasa por su rostro, mi corazón se detiene—.
¡No quería decir eso! Me encantan las plantas. Sobre todo las
carnívoras. —Con gusto las alimento de más con la esperanza
de que un día crezcan lo suficiente como para arrancarle la polla
a Logan de un mordisco.
—No lo hice.
No puedo.
[¿Qué haces?]
—No sabía que te sonara tan divertido —dice Logan con voz
tensa y, aunque aún no me he dado la vuelta, ya estoy ardiendo
de vergüenza.
Me guiña un ojo.
Kai elige este momento para pasar con sus patines, pero
está demasiado ocupado para charlar y se marcha después de
tomar el pedido de Aaron.
—No sé. Siento hasta en los huesos que le pasa algo. Cada
vez que lo veo con Cass, tengo una sensación de frío y náuseas,
y me dan ganas de pegarle un puñetazo. —Tengo que beber más
chocolate caliente porque me sube la tensión al pensar en ellos
follando para reconciliarse. Espero que Logan encuentre una
araña en el sofá mientras lo hacen. Porque sí, me he dejado una.
Soy una mala persona. Pero sólo una, para poder negarlo.
Esto es malo.
Muy malo.
No quiero tocarle.
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...¿O quiero tocarlo?
Frunzo el ceño.
—No, digo que deberías tener una cita con un chico. Nadie
tiene por qué saberlo.
Me obligo a levantarme.
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Él resopla frustrado.
Respiro hondo.
Acelero.
Me acerco.
—¡Un troll!
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No me tiembla la voz, aunque sí el corazón. Es raro ser más
alto que él, pero los zapatos de plataforma me dan esa ventaja
y doy otro paso para acercarme.
—¿Cuál es el peaje?
¿Qué?
Soy gay.
—¿Tienes un sitio?
—Yo…
No sé qué hacer, pero mis nervios están por los suelos, así
que hago lo que me sale natural.
Me entra el pánico.
Y soy gay.
No puedo pensar.
No puedo respirar.
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Mi mente es un remolino de colores que ya me produce
náuseas.
—¿Fue... malo?
—N-no.
—¿Ambos? 69
—Lo sabía —dice Aaron y pincha otro globo. Con todos ellos
colgando sin fuerza, su frente me recuerda a una perra dando
de comer a sus cachorros, pero es sólo un pensamiento 70
pasajero. Lo que de verdad importa es que Aaron siempre pensó
que yo era gay.
Frunzo el ceño.
—¡Cállate y concéntrate!
Aaron suspira. 72
—Ven conmigo.
—¿Lo hacen?
Se encoge de hombros.
Soy un idiota.
Los dos últimos días han sido secos, así que el bosque luce
radiante de color, enjoyado con hojas de muchos tonos, y sin
embargo lo único que me importa es el hombre que camina
delante de mí.
Exhalo.
Lo mismo. Lo mismo.
Me rio al recordarlo.
A mí no.
No tengo ni idea.
Él asiente, sonriendo.
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Un dilema.
Cass se ríe.
Levi sonríe y levanta las manos con las palmas hacia arriba.
Tal vez.
Abajo, chico.
Sonríe.
—¡No es un cumplido!
Me quedo desconcertado.
Bien.
—¡Es él!
¿Qué?
Él.
Maldita sea.
O mejor.
Soy un tonto.
Me rio.
Cass resopla.
—¿Por si acaso?
Oh, maldición.
Sólo hay una persona con la que puedo compartir esto, así
que elijo su número mientras la fatiga me invade.
—No lo entiendo.
Muerdo el snickerdoodle.
Frunzo el ceño.
—A las seis.
Respiro hondo.
—Cierra la puerta.
—¡Llámale y díselo!
—No lo haré.
Por supuesto.
—Lo siento.
—No dejes que nadie entre atrás —dice Levi, haciendo que
se me retuerza el estómago.
—Lo único que tienes que saber es que hay que pararlo, y
no puede parecer que lo estoy saboteando a propósito. —Mis
dientes empiezan a rechinar. 120
Suspira.
—No.
¿Lo estoy?
—Tres, dos...
Baja la herramienta.
Grito.
Aaron chilla.
—Ya no.
¿Cómo lo sabe?
Aaron asiente.
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Menta y romero.
—No te preocupes.
—¿Cómo es eso?
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Cass levanta las piernas y junta las plantas de los pies,
como si se estuviera estirando. Sus rizos negros están revueltos
hoy, pero es una especie de desorden artístico que me encanta
verle. ¿Es mi constante necesidad de despeinarle una expresión
de mi deseo de tocarle? ¿Siempre ha sido así?
—Tenía una voz muy sexy y sabía que yo era un chico, así
que creo que me precipité, pero no era lo que esperaba. —Se
encoge de hombros, curvando su mano sobre sus dedos de los
pies—. Era una especie de jugador sexy. No era mi troll. El tipo
que conocí hoy no habría huido de mí.
Logan.
—¿Conoces a su familia?
¿Se lo digo?
—¿Noche de cine?
—Adelante.
Porque es mi cumpleaños.
Se ríe.
Es perfecto.
Señalo la botella.
Le empujo el brazo.
—¡Porque lo disfrutarías!
—Sí. 143
Estoy empalmadísimo.
¿Qué significará?
—Sí —dice, y se inclina más hacia mí hasta que puedo oler 149
el leve aroma a romero que aún se adhiere a su carne después
de tantas horas.
Pienso.
¿Por qué es tan difícil cuando salgo con él todos los días sin
una pizca de estrés?
¿Por qué tuve que estar tan caliente ayer? Debería haber
esperado y haber hecho las cosas bien.
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—¿Tienes agua? —pregunto en un pobre intento de
conversación. Como si algo entre nosotros pudiera volver a ser
normal.
O estoy delirando.
¿Qué le diría?
Ni siquiera sé si me quiere.
No con mi Cassian.
—Oye, Cass...
—Claro. ¿Dónde?
Tanto mejor.
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Irrumpo en su habitación sin preguntar porque se trata de
una emergencia.
Me aclaro la garganta.
—¿Estás bien?
—Puede ser.
Gimo.
—No puedo ser el malo. Cass tiene que ver lo horrible que
es Logan y entonces confesaré todo.
Tiro de mi pulgar.
—Hay algo sucio. Estoy seguro de ello. Sólo haz esto por
mí, ¿de acuerdo?
Puede que sí, pero cuando abre la puerta una joven vestida
con ropa de sport rosa y el pelo envuelto en un pañuelo de seda,
le sonrío como si supiera lo que hago.
—Arriba.
Menuda estupidez.
Me distraigo.
La veta madre.
—¿Y si ya lo sabe?
Cuando suceda.
—¿Qué te pasa?
Me sorprende.
Me froto el cuello.
—Yo... Puede que haya hecho algo semilegal, pero era por
ti.
—No.
Me hierve la sangre.
Odio que Cass tenga que lidiar con Logan por mi culpa, pero
¿cuál es la alternativa? ¿Dejarle caer en una mentira con este
tipo? ¿Todo eso mientras está colada por él, o incluso siendo su
compañera?
—Pero... si ella hizo eso, ¿por qué todavía tienes las fotos?
—¡No me conformé!
Está en mi habitación.
—¿Matt?
Espero que...
—Es... complicado.
—¿Besarme fue una broma para ti? —Parece tan dolido que
corro hacia él y le toco los brazos.
Sacude la cabeza.
—¿Qué?
Simplemente corro.
—Olvidé mi teléfono.
Gruño.
—No lo es.
—¿Te ha rechazado?
No se equivoca en lo de arruinar.
—Yo tuve un mejor amigo así cuando era incluso más joven
que tú, así que sí, lo entiendo. Pero tienes que dar ese salto, o
nunca lo sabrás.
—¿Lo hiciste?
Él asiente.
—¿Qué pasó?
Levi suspira.
Sonríe. 184
Me sonríe.
—¡Claro, ya está!
—Será muy fácil para ti. Seré fácil. Lo que quieras, cuando
quieras, soy tuyo. —Y lo digo en serio. Puede que sea el tipo al
que le metí la cara bajo el sobaco, pero ahora abro los muslos
con gusto para hacerle sitio. Mi polla palpita en su mano y sólo
puedo pensar en liberarme de mi prisión de lujuria.
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Quiero volver a sentirlo contra mí. Todo él. Pero por ahora,
me conformo con pasarle los dedos por la columna.
—¿Estás haciendo gofres? Creía que era el rey de los gofres 200
de esta casa.
La nariz de Cass roza la mía de una forma que hace que las
mariposas den volteretas en mi estómago.
Pedazo de trasero.
—¿Funciona?
Frunzo el ceño.
Me froto la frente.
—¿Logan?
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Ojalá tuviera una bufanda, pero entonces estaría medio
desnudo y con una bufanda en casa, lo que resultaría aún más
ridículo.
Chisporroteo en mi incomodidad.
Pillado in fraganti.
—¿Y tú?
—Lo siento.
Respiro hondo.
Uy. Otra vez no. Las malditas hormonas del amor jugando
conmigo.
Buenos tiempos.
Demonios.
Cassian se ríe.
—No puede ser mejor. —Suelto una risita, pero sale áspera.
¿Está mal que quiera algo aquí? Mi madre me enseñó a hacerlo
mejor, pero bueno... mi madre no está aquí, y estoy caliente por
mi nuevo novio.
Maldita sea.
Mi sonrisa se amplía.
No puedo ganar.
—¿Qué? ¿Adónde?
Miro a mi alrededor.
Me da asco.
Me muero.
Me suelta inmediatamente.
Cass parpadea.
Parpadea.
Sacudo la cabeza.
Maldición.
—Casi me da un infarto.
Se encoge de hombros.
—Lo intento. Pensé que podía ser un oso y aun así salí ahí
fuera solo con una toalla. —De acuerdo, puede que esté
exagerando un poco. Demándame.
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—Realmente valiente. —Cassian me agarra la mano y se la
lleva a los labios. Su beso en mis dedos envía una sacudida de
electricidad por mi cuerpo, y cuando levanta la vista y se
encuentra con mi mirada, siento la lengua demasiado grande
para poder hablar.
—¿Y a ti?
—Sí —dice con voz ronca y me aprieta más contra él. Dios,
su olor es tan intenso, y su agarre, tan decisivo. Es una parte de
él que no conozco, pero, aunque es abrumadora, yo también lo
quiero así.
Pero por mucho que crea en él, cuando me quita los pies
del suelo con un rápido movimiento, me pongo rígido y me
agarro a su cuello.
Me rio torpemente.
—Quiero más.
—Un chico gay tan hambriento. Creo que tengo algo que te
gusta —se burla Cassian, y vuelvo a oír el chorro de lubricante.
Se está cubriendo la polla con él. Debe de estarlo.
Y acelera.
—Oh, no...
Resopla.
—¿Quizá es un voyeur?
Le miro fijamente.
Sus ojos brillan con algo que sólo puedo describir como
alegría.
El gato bosteza.
—¡No es justo!
Le amo tanto.
Matt sabe que voy, así que abre la puerta instantes después
con una gran sonrisa que me hace derretirme.
—La comida aún no está lista —me dice como si esa fuera
la razón por la que he venido.
Le sonrío a Matt.
—Apriétale la nariz.
Estoy impaciente.
—¡Oh! ¡Oh! —Se inclina más cerca para susurrar con voz
de conspirador—. Mi primo salió del armario la semana pasada.
Me acabo de enterar. Es el que lleva lentes. Actúa informal.
Estoy aterrorizado.
—Eso pretendo.
¿Cómo puede este hombre decir todo esto con cara seria?
Esta vez, no puedo evitar sonreír.