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Una llamada hacia lo desconocido

El viaje en la obra de H.P. Lovecraft

Ignacio Leonardo Villanueva


E-mail: [email protected]

Profesorado de Lengua y Literatura

Universidad Nacional de Río Negro


PUNTO DE PARTIDA: UNA INTRODUCCIÓN
El viaje es una temática que encontramos repetidas veces en la literatura universal a lo
largo del tiempo. Ya desde la Antigüedad, el viaje es un elemento preponderante en la
épica grecolatina. Odiseo es un avatar del viajero que sufre peripecias, es puesto a
prueba y en el final de su viaje sufre una transformación.

En Arcos (2014), el crítico dice que todo relato implica un viaje. Todos tienen un
comienzo y un final, el ínterin entre estos dos polos es el viaje. La Odisea es entonces el
viaje que comienza al finalizar otro viaje, el de La Ilíada. Así como tenemos estos dos
ejemplos, Arcos nos presenta con muchísimos otros a lo largo de varios contextos
históricos.

El mitógrafo estadounidense Joseph Campbell encuentra un patrón narrativo en varias


historias y leyendas, en el cuál tenemos un héroe que atraviesa ciclos durante su viaje y
sufre una crisis que le permite lograr un crecimiento personal al superarla. El héroe
tiene un objetivo que superar, un monstruo que derrotar para poder crecer. Este viaje le
otorga al héroe un salto irreversible en su psiquis que le permite crecer como persona y
ayudar al resto del mundo. El héroe atraviesa un viaje físico y metafísico que le permite
comprender mejor el mundo.

Arcos hace mención también a un tipo de viaje chamánico, interno o vertical (siendo el
horizontal el externo), como un viaje de autoconocimiento. Un viaje de búsqueda de
identidad, como vemos en Edipo, o de la razón a la locura y viceversa en Edipo.

Lo importante en ambos tipos de viajes es siempre el viaje en sí mismo como forma de


autopurificación. En "Ithaka", el poema de Cavafy que homenajea a La Odisea, nos
queda claro que el destino no es lo importante sino lo que aprendas en el camino. Esto
abre diversas cuestiones: ¿Qué sucede cuando el viaje interno no es hacia el
crecimiento, sino hacia la locura? ¿Y si el conocimiento que se adquiere es uno que es
mejor olvidar? ¿Qué sucede si hubiera algo que el viajero no puede superar, algo mucho
mayor que lo hace darse cuenta de que todo lo que hace es, a largo plazo, nulo?

En este trabajo buscaremos plantearnos por qué el viaje en la obra de Lovecraft es un


viaje hacia una ruptura en la psiquis de los personajes al desentrañar horrores más allá
de su comprensión. Para eso analizaremos primero la vida de Lovecraft y el contexto en
el cual se crean estas obras, luego viendo en profundidad dos de sus historias para
comparar el viaje inverso de los personajes de manera vertical y horizontal.
UN EXTRAÑO EN SU PROPIO CUERPO

"Ni la muerte, ni la fatalidad, ni la ansiedad, pueden


producir la insoportable desesperación que resulta de
perder la propia identidad." – La llave de plata
En la biografía de Lovecraft, escrita por L. Sprague de Camp, famoso contribuyente de
la mitología lovecraftiana, se incluye una carta en la que el biografiado explica que
escribió "El extraño" buscando mostrar el inconsciente al mejor estilo de su ídolo, Poe.
Es por esto que muchos de sus críticos y recopiladores han pensado que quizás sea un
cuento que vuelca los pensamientos que sentía Lovecraft sobre sí mismo y su relación
con el mundo.

Al comienzo de la historia el lector se encuentra con un ser que vive en la oscuridad de


un enorme castillo subterráneo, completamente solo desde que tiene uso de razón y que
nunca ha escuchado su voz, ni ha visto otro rostro, ni siquiera el suyo propio. Este es un
excelente punto de partida para nuestro viaje, puesto que vemos una situación inicial
muy clara y perturbadora para el personaje.

El personaje tiene acceso a una vasta y antigua biblioteca que le da un acceso mediado
al mundo. Su conocimiento del mismo es una construcción literaria realizada por otros,
no por sus propios sentidos. No tiene recuerdos sobre haber tenido contacto humano
alguno, pero sabe que alguien lo tuvo que cuidado en sus primeros años de vida. En esta
soledad absoluta se ve sumido por la desesperación y a partir de esto nace un deseo.

Finalizar esta inhumana forma de vida se convierte en la motivación más fuerte del
personaje para emprender su viaje hacia la superficie. Es una necesidad emocional de
crecer y conocer, de acabar con esa terrible soledad.

Y así, a través de crepúsculos sin fin, soñaba y esperaba, aún cuando no


supiera qué. Hasta que en mi negra soledad, el deseo de luz se hizo tan
frenético que ya no pude permanecer inactivo y mis manos suplicantes se
elevaron hacia esa única torre en ruinas que por encima de la arboleda se
hundía en el cielo exterior e ignoto. Y por fin resolví escalar la torre,
aunque me cayera; ya que mejor era vislumbrar un instante el cielo y
perecer, que vivir sin haber contemplado jamás el día. (p.228)
El personaje debe trepar trabajosamente una torre que no le proporciona soportes o
medios para escalar más que el de sus propias manos. Hay un riesgo constante de caer al
vacío, pero la fuerza que lo impulsa es tan fuerte que nada lo detiene. Aquí se puede
trazar un paralelismo entre ambos tipos de viaje, ya que uno es una perfecta metáfora
del otro. El viaje externo es la prueba a pasar para que el protagonista emerja de la
oscuridad; usa su fuerza para llegar al mundo como una especie de parto. El viaje
interno se produce con la determinación inquebrantable del personaje y la valentía de
sobreponer el deseo ante el miedo a la muerte.

Al llegar a la superficie, el extraño casi se queda ciego al vislumbrar por primera vez la
luna, ya que la única luz que conocía era la de las velas que utilizaba para leer. El
protagonista confunde, en un principio, la luz del satélite con la del Sol debido a que sus
ojos no están propiamente adaptados. Esta ceguera que le produce el descubrimiento
podría ser comparada con la que Edipo tiene como castigo al descubrir su verdad.
Ambos personajes pierden la vista al obtener el conocimiento que buscaban.

La luz de la luna le muestra un castillo similar al suyo, con el sonido de gente


celebrando y luces en su interior. Aquí podemos trazar otra interesante comparación con
la alegoría de la caverna de Platón. El mundo que conocía el extraño le era revelado
solo por los libros que leía a la luz de las velas, al igual que los residentes de la caverna
veían solo sombras de la realidad que mostraban las antorchas. Al emerger a la
superficie, a ambos se les revela el mundo real. Si bien la revelación de Platón es hacia
un mundo de ideas y verdad, la revelación que tiene el extraño es mucho más siniestra.

Al entrar en el castillo la gente huye despavorida y el extraño piensa que es porque un


monstruo ha irrumpido en la fiesta. He aquí, en el clímax de la historia, que el extraño, y
nosotros los lectores, nos vemos "engañados" con una descripción muy extensa e
hiperbólica.

No puedo siquiera decir aproximadamente a qué se parecía, pues era un


compuesto de todo lo que es impuro, pavoroso, indeseado, anormal y
detestable. Era una fantasmagórica sombra de podredumbre, decrepitud y
desolación; la pútrida y viscosa imagen de lo dañino; la atroz desnudez de
algo que la tierra misericordiosa debería ocultar por siempre jamás. (p.
232)
Esta descripción que hace el extraño, sin saberlo, de sí mismo, logra un impacto más
certero cuando descubre que lo que está viendo es su propio reflejo. Esta verdad
descubierta es el salto irreversible que atormentará para siempre a la criatura. Ese ser
que había contemplado con tanto desprecio no era otro que si mismo. Un ser que no
puede lograr su cometido de vivir con la gente, ni tampoco de ver la luz del sol. Su
único asilo es junto a los monstruos de la noche y su único bálsamo es tratar de olvidar
lo que vio.

El daño ya está hecho. En vez de una virtud adquirida, como es normativa en la


narrativa de viaje, queda una cicatriz en el recuerdo. El extraño entiende su verdad
como extranjero, "un extraño a este siglo y a todos los que aún son hombres" (p. 234).
UNA MUTACIÓN NECESARIA

“Los hombres de ciencia sospechan


algo sobre ese mundo, pero lo
ignoran casi todo. Los sabios
interpretan los sueños, y los dioses
se ríen.” – Hipnos

En la introducción que hace Rafael Llopis en su antología "Howard Phillips Lovecraft y


otros: Los mitos de Cthulhu" nos describe el contexto en el que el cuento de terror
comienza a mutar. Del análisis que hace el compilador, podemos servirnos para poner
en contexto la importancia que tiene "La llamada de Cthulhu" en esta mutación y cuáles
fueron los factores que llevaron a que sea un cuento pionero y creador de un genero
entero.

El muerto ha sido el personaje estelar en la literatura de terror anglosajona (ya sea el


monstruo de Mary Shelley o la Berenice de Poe), pero con el tiempo fue perdiendo su
encanto. Llopis nos presenta al pionero de esta mutación: Arthur Machen (referenciado
directamente en "La llamada de Cthulhu"). Este escritor galés estaba influenciado por
sus incursiones en el terreno del misticismo y su membrecía en una sociedad secreta
llamada "Golden Dawn". Fue uno de los maestros de la novela gótica y el movimiento
decadente de la época victoriana, con obras como "El gran dios Pan" (un dios que
interviene en las vidas de los mortales, paralelo perfecto para la obra de Lovecraft). Es
reconocido como gran influencia por Lovecraft y su círculo, Stephen King, Borges y
Javier Marías.

Por el lado histórico nos encontramos con inquietudes revolucionarias, culturalmente


hay una crisis del racionalismo. Hay una inquietud subyacente que atemoriza al hombre
y verdades que empiezan a ser develadas. Marx profetiza la precariedad de las capas
sociales burguesas. Freud demuestra que la razón no es más que un manto que esconde
debajo terrores palpitantes sin nombre.

El racionalismo se expande en esta crisis. Hacia arriba, adquiriendo nuevos


razonamientos, pero hacia abajo también, encontrando un mundo reprimido. Llopis nos
deja claro que "el racionalismo, pues, engendró el interés por lo irracional" (p. 14).
Con la Primera Guerra Mundial, la revolución rusa, las crisis económicas, el fascismo y
la aparición de los gangsters generaron nuevas ansiedades en los años veinte y treinta.
El jazz, el surrealismo, la violencia incrementada en la novela policial, entre otros,
fueron respuestas artísticas a todos estos acontecimientos.

Dejando en claro que la literatura y la sociedad estaban en medio de un cambio de


paradigma, podemos entender como la humanidad estaba en la búsqueda de descubrir,
de revelar mundos ocultos. Los viajes de exploración son entonces una reacción a esta
búsqueda que se estaba efectuando en el mundo y una gran influencia en "La llamada de
Cthulhu", así como otras obras de Lovecraft ("En las montañas de la locura", "La
sombra sobre Innsmouth", "El templo"). El colonialismo en África, el estudio de
civilizaciones antiguas y sus ruinas (mediados del siglo XIX y principios del siglo XX),
dotaron al mundo de elementos de aventura y de imaginación que influyeron en la
narrativa de viajes ("Las minas del rey Salomón", "El mundo perdido", "Robinson
Crusoe"). Los viajes traían consigo descubrimientos asombrosos, aventuras fantásticas y
el vislumbrar maravillas naturales. Veamos entonces como Lovecraft utiliza todos estos
elementos y altera la fórmula del viaje exterior.
LOS OSCUROS RINCONES DE LA TIERRA
“No hay en el mundo fortuna mayor, creo, que
la incapacidad de la mente humana para
relacionar entre sí todo lo que hay en ella.
Vivimos en una isla de plácida ignorancia,
rodeados por los negros mares de lo infinito, y
no es nuestro destino emprender largos viajes.”
– La llamada de Cthulhu

Con todas las piezas en su lugar, podemos hablar ahora del viaje horizontal, o "hacia
afuera", como menciona Arcos (p.8), en "La llamada de Cthulhu". Es en esta obra que
encontramos una condensación de los elementos contextuales de los cuales veníamos
mencionando. El profesor Angell realiza entrevistas y analiza los sueños como haría
Freud, tenemos al detective Legrasse como el clásico detective de la novela policial, hay
elementos arqueológicos como significantes de civilizaciones olvidadas (el bajorrelieve
de arcilla y la estatuilla con la forma de Cthulhu) y diarios detallando viajes en alta mar.

Mencionamos en el apartado anterior que la búsqueda de "El extraño" era una búsqueda
interna, que lleva al autoconocimiento. En este caso, la búsqueda es la de resolver un
misterio, un enigma, y para eso es necesario realizar diversas travesías a lugares ignotos
(el corazón de los pantanos de Louisiana, Sydney, Oslo y la imposible R'lyeh). Cada
viaje va develando de a poco una verdad siniestra, algo que aparentemente yace en las
profundidades del mar. Aquí podemos comparar con lo que mencionábamos al principio
sobre el miedo que tenía la humanidad de lo que se estaba develando sobre sí misma.

Cuando finalmente se nos presenta a nosotros los lectores la ciudad de R'lyeh, donde
Cthulhu aguarda, es una ciudad completamente irracional, con una arquitectura
imposible de comprender para el ser humano.

Todos vieron allí una puerta, ya que estaba encuadrada en un umbral, un


dintel y dos montantes, pero nadie pudo decidir si estaba situada
horizontalmente, como la puerta de una trampa, o algo inclinada, como la
puerta exterior de un altillo. Como lo hubiese dicho Wilcox, la geometría
del lugar era errónea. Uno no podía estar seguro de que el mar y el suelo
fueran horizontales, de modo que la posición relativa de todo el resto
parecía variar fantásticamente. (p. 43)

Todas las investigaciones que se realizan a través de la trama, todos los viajes por
distintas partes del mundo, toda esa curiosidad que motiva a los personajes se ve
recompensada con el Conocimiento que se adquiere al llegar al clímax de las historias
de viaje. Pero el descubrimiento que hace la tripulación del Alert es de un horror que no
debería ser contemplado jamás: el narrador nos dice a primeras que dos de los marineros
"habían muerto de terror en aquel maldito instante" (p.44), otros caen hacia arriba en
ángulos imposibles, mientras que otros son aplastados bajo la inmensidad del
monstruoso Cthulhu que emerge gracias a la intervención humana. Todos estos son
precios ligeros, las vidas finalizan rápidamente sin tener que afrontar las consecuencias.
El capitán y lo que queda de tripulación logran huir, aunque Cthulhu los persigue
lanzando "espumarajos y atroces denuestos cual Polifemo maldiciendo al barco en que
huía Ulises" (p.45). Esta referencia no es para nada aleatoria si consideramos que
Odiseo provoca a los dioses en su viaje y derrota a Polifemo, embistiendo una lanza en
su ojo. Muy parecido es lo que hace el capitán Johansen, embistiendo al primigenio con
su barco para poder escapar pero siendo incapaz de matarlo. Esto nos muestra un
interesante paralelismo, el griego es capaz de derrotar a algo superior pero el hombre
moderno es incapaz de matar o siquiera dañar a aquello que lo supera.

¿Qué pasa entonces con el sobreviviente al finalizar el viaje? Los testigos de la


revelación guardan el secreto de lo que han visto, son incapaces de compartir con el
mundo los conocimientos que han adquirido. Son acosados por pesadillas y sus
recuerdos están completamente envenenados, esperando a la muerte para darles el
consuelo del olvido. Sus investigaciones han sido en vano y tan solo descubrieron lo
ínfimos que son en la geografía infinita del Universo.
CONCLUSIÓN

"¿Quién conoce el fin? Lo que ha emergido


puede hundirse y lo que se ha hundido puede
emerger. Lo satánico aguarda soñando en el
fondo del mar, y sobre las ondulantes ciudades
humanadas navega el apocalipsis." –H.P.
Lovecraft

Nos encontramos en el final de nuestro viaje. Es aquí donde, por fortuna, no repetimos la
formula de viaje inverso que encontramos en la obra de Lovecraft y podemos sacar algunas
conclusiones. En primer lugar encontramos que tanto en el viaje interior como en el exterior,
Lovecraft nos advierte que hay verdades que se encuentran escondidas y que quizás no deban
ser reveladas. Por un lado el horror de descubrir, como el monstruo de Frankenstein al mirar su
reflejo en el agua, un monstruo que no sabíamos que existía. Una revelación de la identidad que
no podemos evadir. Si exploramos los recónditos rincones del mundo descubrimos más que solo
un lugar de arquitectura irreal, sino la infinidad de un universo lleno de horrores que trascienden
el espacio y el tiempo. Horrores que no pueden ser comprendidos por la mente humana.

Analizando el viaje lovecraftiano pudimos deshilvanar poco a poco los motivos que llevaron al
autor a estas conclusiones. El viaje en busca de verdad, de conocimiento y de descubrimiento
puede traernos un conocimiento elevado pero también se puede pagar un alto precio a cambio.
Lovecraft tal vez nos advierte de tener cuidado en lo que buscamos. Después de todo, hay
demonios que acechan en lo profundo de nuestro inconsciente y que tan solo esperan a que nos
miremos en un espejo.
BIBLIOGRAFÍA

Fuentes trabajadas
Arcos, Jorge Luis. 2016 Clase N° 05: El género narrativo. El viaje del homo narrator
Introducción a los Estudios Literarios. UNRN · Sede Andina · San Carlos de Bariloche

Cavafy, Constantin P. 1911 Ithaka. Consultado en


http://www.cavafy.com/poems/content.asp?cat=1&id=74

Colombi, Beatriz. 2006 El viaje y su relato. En Latinoamérica Nº 043 (pp. 11-35). Distrito
Federal, Universidad Nacional Autónoma de México.

Llopis, Rafael. 1987. Howard Phillips Lovecraft y otros: Los mitos de Cthulhu. Narraciones
de horror cósmico. Madrid, Alianza.

Lovecraft, H.P. 2011. Obras completas/coordinado por Mónica Piacentini; dirigido por
Tomás Lambré, Buenos Aires, Díada.

Material de consulta
https://en.wikipedia.org/wiki/Arthur_Machen

https://es.wikipedia.org/wiki/Colonizaci%C3%B3n_de_%C3%81frica

https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_y_teor%C3%ADa_de_la_Arqueolog%C3%ADa

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