El Tiempo de La Purificación y de La Iluminación
El Tiempo de La Purificación y de La Iluminación
Y DE LA ILUMINACIÓN
ESCRUTINIOS Y ENTREGAS
I. ESCRUTINIOS
Homilía
Oración en silencio
163. Mientras se hacen las súplicas por los elegidos, los padrinos y
madrinas apoyan su mano derecha sobre el hombro de su elegido.
Celebrante:
Oremos por estos elegidos, a los que eligió la Iglesia confiadamente
después de un camino ya largo, para que, acabada la preparación, en las
fiestas pascuales encuentren a Cristo en sus sacramentos.
Lector:
Para que mediten en su corazón las palabras divinas y las saboreen más
profundamente cada día, roguemos al Señor.
Lector:
Para que conozcan a Cristo, que vino a salvar lo que había perecido,
roguemos al Señor.
Lector:
Para que confiesen con humildad de corazón que son pecadores,
roguemos al Señor.
Lector:
Para que rechacen sinceramente en sus costumbres todo lo que
desagrada a Cristo y le es contrario, roguemos al Señor.
Lector:
Para que enseñados por el mismo Espíritu aprendan lo que es de Dios y
lo que le agrada, roguemos al Señor.
Lector:
Para que también sus familias pongan en Cristo su esperanza, y
encuentren en él la paz y la santidad, roguemos al Señor.
Lector:
Para que nosotros mismos nos preparemos a las fiestas pascuales
corrigiendo nuestros pensamientos, levantando el corazón y
practicando con caridad las obras de misericordia, roguemos al Señor.
Lector:
Para que en el mundo entero se fortalezca lo débil, se restaure lo
ruinoso, se encuentre lo perdido y se rescate lo encontrado, roguemos al
Señor.
Exorcismo
164. Después de las súplicas, vuelto hacia los elegidos, dice con las
manos juntas:
Todos:
Amén.
Todos:
Amén.
Elegidos:
Amén.
Lecturas y homilía
Lectura I. Dt 6,1-7:
«Escucha, Israel: Amarás al Señor con todo el corazón». Habló Moisés al
pueblo y dijo: Éstos son los preceptos...
Versículo antes del Evangelio: Jn 3,16: Tanto amó Dios al mundo que
entregó a su Hijo único para que todos los que creen en él tengan vida
eterna.
O bien: Jn 12,44-50: «Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree
en mí no quedará en tinieblas».
En aquel tiempo, Jesús dijo gritando...
Creo en Dios,
Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo,
su único Hijo, nuestro Señor;
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado;
descendió a los infiernos;
al tercer día resucitó de entre los muertos;
subió a los cielos,
y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso.
Desde allí, ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén.
Si se juzga conveniente, también puede emplearse, en lugar del
anterior, el Símbolo Niceno-Constantinopolitano:
187. Después el celebrante invita a los fieles a orar con estas o parecidas
palabras:
Te suplicamos, Señor,
fuente de luz y de verdad,
que tu eterna y justísima piedad,
descienda sobre estos siervos tuyos N. y N.
purifícalos y santifícalos,
dales la verdadera ciencia,
firme esperanza y santa doctrina,
para que se hagan dignos de acercarse a la gracia del Bautismo. Por
Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.