Manual Iglesia y Tranformación Social
Manual Iglesia y Tranformación Social
Manual Iglesia y Tranformación Social
PRESENTACIÓN.....................................................................................................3
UNIDAD 1. BASES BÍBLICAS Y TEOLÓGICAS DE LA MISERICORDIA Y LA
TRANSFORMACIÓN SOCIAL
LECCIÓN 1. LA MISERICORDIA EN LA BASE DE TODA PRÁCTICA RELIGIOSA
............................................................................................................................... 17
LECCIÓN 2. REFORMACIÓN DE LA JUSTICIA DESDE LA
PENTECOSTALIDAD…………………………………………………………………...20
UNIDAD 2. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA IGLESIA
LECCIÓN 3. LA MISIÓN INTEGRAL.......................................................................5
LECCIÓN 4. LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL POR LA IGLESIA........................11
UNIDAD 3. EL SERVICIO Y LA MISERICORDIA
LECCIÓN 5. EL SERVICIO A LOS DEMÁS...........................................................30
LECCIÓN 6. LA PRÁCTICA DE LA MISERICORDIA............................................36
UNIDAD 4. TRANSFORMANDO MI COMUNIDAD
LECCIÓN 7. PRINCIPIOS PARA PRACTICAR LA MISERICORDIA.....................41
LECCIÓN 8. PROYECTO SEMILLA (SEMBRANDO ESPERANZA).....................46
BIBLIOGRAFÍA...................................................................................................... 53
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PRESENTACIÓN
Paz de Cristo.
Saludamos cordialmente al alumnado del IBID, deseando que el Señor siga bendiciendo
abundantemente sus vidas y ministerios.
La Iglesia Apostólica reconoce la necesidad de cumplir su misión desarrollando e
impulsando el evangelismo integral; es decir, proclamando el mensaje de salvación en
todo el mundo, rescatando la dignidad humana a través de la transformación social.
En esta ocasión presentamos el manual “Iglesia y transformación social”, el cual explora
la poderosa relación entre la iglesia y su capacidad para impactar positivamente en la
sociedad. Nuestro objetivo es brindar una visión desde la perspectiva unipentecostal, con
fundamentos bíblicos y teológicos sobre la relación entre iglesia y transformación social.
En el presente estudio conoceremos cómo la iglesia, como cuerpo de creyentes, puede
convertirse en un catalizador de cambio, justicia y esperanza en un mundo necesitado.
Esto, entendiendo que la obra del Espíritu Santo en la iglesia no es solo una experiencia
personal, sino también una responsabilidad social; por lo que exploramos cómo el poder
sobrenatural del Espíritu Santo puede impulsar a la iglesia a involucrarse activamente en
la lucha por la justicia social, el respeto a la dignidad del humano y la transformación de la
sociedad.
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer
justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miq. 6:8 RVA60).
Conscientes de que la guianza del Espíritu Santo es vital en la vida de la iglesia, y en sus
esfuerzos para abordar las necesidades sociales, deseemos que la Escritura y la
experiencia pastoral de quienes colaboraron en la elaboración de este manual sea de
provecho y bendición para ustedes.
.
FRATERNALMENTE
Mesa Directiva General
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UNIDAD 1.
BASES BÍBLICAS Y TEOLÓGICAS DE
LA MISERICORDIA Y LA
TRANSFORMACIÓN SOCIAL
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LECCIÓN 1. LA MISERICORDIA EN LA BASE DE TODA PRÁCTICA
RELIGIOSA
INTRODUCCIÓN
Esta unidad nos introduce a la idea de que la misericordia es un pilar fundamental en
nuestra relación con Dios y con nuestros semejantes, comprendiendo que la misericordia
trasciende las prácticas religiosas externas, enfocándose en la compasión y el cuidado
activo hacia los demás.
En la primera parte se expone el concepto hebreo sobre misericordia, el Jésed; término
hebreo con un profundo significado que es difícil dimensionar con su sola traducción.
Posteriormente se analiza un pasaje considerado ofensivo para los fariseos cuando Jesús
les recordó que la misericordia era fundamental en la voluntad de Dios, superando
cualquier práctica religiosa. Finalmente se reflexiona en la comunidad fundamentada en el
Jésed como un valor básico para la relación comunitaria y logro de una sociedad justa y
equitativa.
1. MISERICORDIA Y SACRIFICIO
“Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio”. (Mateo 9.13a
RVR60)
Las palabras de Jesús, que hacían alusión al profeta Oseas, causaron una gran impresión
en el grupo más importante del judaísmo antiguo en ese tiempo: los fariseos. Según Justo
L. González, el fariseísmo, tan malinterpretado en siglos posteriores, fue atacado
constantemente por Jesús no porque fueran los peores entre los judíos, sino porque eran
los mejores. Ellos interpretaban la ley escrita y la ley oral desarrollada a través de siglos
de tradición y exégesis, con el propósito de guiar al pueblo en la vivencia de la religión en
los asuntos diarios de la vida (González, L. 2002). Estos maestros no eran los peores
entre los judíos de ese tiempo, ¡eran los mejores! Eran celosos intérpretes de la Torah,
defensores de su aplicación estricta en la vida diaria de todos los judíos, practicantes de
largas y solemnes oraciones, rituales y ayunos constantes. Sin embargo, a menudo
olvidaban que en el orden de la voluntad divina, la misericordia era fundamental.
Cualquier práctica religiosa carecía de sentido y eficacia si no se manifestaba amor y
compasión.
La expresión que Jesús usa indica la exigencia imperativa de que los fariseos investiguen,
mediten, comprendan y apliquen el significado de un concepto presente en toda la
Escritura: la misericordia (del He. jésed y del Gr. Éleos)"), que expresa la gracia de una
manifestación externa de compasión y bondad hacia aquellos que lo necesitan. Jesús
denuncia así la actitud de aquellos que creían que su obligación hacia Dios se limitaba a
prácticas religiosas, como el ofrecimiento de sacrificios, sin considerar su relación con el
prójimo.
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La justicia social es un valor fundamental en la enseñanza bíblica y está estrechamente
vinculada con la misericordia. En el diálogo de Jesús con los fariseos, podemos observar
la importancia de la misericordia en el cumplimiento de la voluntad de Dios y en la práctica
religiosa cotidiana.
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Aunque está relacionado con la misericordia, se distingue de esta (como señala Glueck en
su estudio) en que jésed es obligatorio; no así la misericordia. Además, la misericordia es
unidireccional (poderoso-necesitado), mientras que el jésed es recíproco. Existe un
elemento de compromiso bilateral en las relaciones fundamentadas en jésed, y la expresión
(concreta) de esa actitud es esencial.
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5. ¿Cree que la definición del diccionario general de la lengua española capta
completamente el significado del concepto de Jésed? ¿Por qué?
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Es más bien un comportamiento humano que da vida a una forma; comportamiento que, en
muchos casos, constituye el presupuesto para que surja una relación comunitaria. Jepsen lo
define como disponibilidad a ayudar a los demás, lo que se queda corto. En vez de esto, se
trata de una expresión de magnanimidad, un olvidarse de sí mismo para atender u ocuparse
de los demás. Tiene que ver con la vida de los otros; quien recibe jésed debe corresponder
también con jésed, pero no como algo meramente obligatorio, sino con esa misma actitud
magnánima. Quien vive por jésed imita a Dios. (Bonilla, R. 2013).
Por lo tanto, ampliar nuestra comprensión de Jésed es relevante y pertinente para nuestra
necesidad de actuar no solo en la disposición, sino también en la obligación de servir a
nuestros semejantes.
Aunque hemos apuntado que Jésed implica una obligación, se debe aclarar que no es
únicamente un asunto de obligación, sino también una actitud de gracia; pues también
indica la trama de los sentimientos profundos que marcan las relaciones entre dos
personas, unidas por un vínculo auténtico y constante. Tiene que ver con los derechos y
las responsabilidades recíprocas entre las partes de una relación.
En su análisis del Salmo 109, Brueggemann (Citado por Bonilla, R.) describe la falta de
práctica de Jésed como un hábito perjudicial hacia el menesteroso que lo lleva a la ruina.
Según Bonilla, los explotadores tienen el poder de bendición a través de Jésed pero
prefieren provocar muerte y maldición, similar a la parábola de Lázaro y el Rico relatada
por Jesús. El salmista apela al Jésed divino (vv. 21 y 26) al carecer del Jésed humano,
para recibir salvación y liberación de su una situación precaria.
Una comunidad fundamentada en Jésed estaría regida por este concepto como un lazo
vinculante y no simplemente como un sentimiento ocasional. Como señala Glueck (Citado
por este mismo autor, 2013), el Salmo presenta a Jésed como lealtad y solidaridad,
resultado de una relación establecida mediante una alianza o pacto. Jésed no solo se
trata de un impulso emocional o sentimental hacia la benevolencia, sino de una actitud
formada por el estilo de vida de las personas. Esta solidaridad tiene el propósito de lograr
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equidad, equilibrio y bienestar para todos, tanto en el ámbito económico como en el
político, y es, según dicho autor, compartida tanto por Dios como por los seres humanos.
La carencia de solidaridad implícita en Jésed es, como se describe en este Salmo, la base
de las imprecaciones. Sin Jésed, la sociedad pierde su humanidad, por lo que
corresponde a una premisa para la relación comunitaria.
Deuteronomio atestigua que la identidad de Israel debe estar arraigada absolutamente en
dos cuestiones fundamentales: la lealtad total a Dios y el compromiso con la justicia
social. El carácter distintivo de esta identidad se tenía que manifestar de manera palpable;
por ejemplo, en el impacto igualitario del año del jubileo, el cual se celebra una vez cada
cincuenta años. La sociedad del pueblo semita escogido se sustenta en el principio
esencial de Jésed, un compromiso de reciprocidad mutua.
Lamentablemente, algunos intérpretes asumen erróneamente que la base de la relación
comunitaria radica en la observancia estricta de la ley, sin advertir que caen en el mismo
error que los fariseos, quienes creían que dicha relación se fundamentaba en el
cumplimiento riguroso de la ley tradicional. En realidad, el verdadero cimiento de la
relación comunitaria es la misericordia, y el Jésed es un debía ser clave en la
organización y estructura de la comunidad de Israel. Por esta razón, no es de extrañar
que el profeta Miqueas lamente su escasez cuando declara: "Faltó el misericordioso de la
tierra". Porque contrario a la práctica inmisericorde de Israel, en el diseño divino, la justicia
debía estar intrínsecamente ligada a la práctica de la misericordia, pues a través del
ejercicio del Jésed se hace posible una sociedad justa.
CONCLUSIÓN
Sin duda que la misericordia entendida a cabalidad representa un enorme desafío para
nosotros como pueblo de Dios. La vida cristiana no es el solo hecho de llevar una vida en
la que se cumplan los requisitos de santidad, respeto y servicio litúrgico a Dios (lo cual es
requerido por Dios), es algo más que eso, es pertenecer a un pueblo que vive la
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misericordia conforme lo describe la escritura. El mundo necesita una iglesia que cumpla
la misión integral del reino de Dios.
¿Podremos ser esa clase de iglesia? ¿Habría algún obstáculo para no serlo?
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asistencialistas, sino dirigiendo, organizando y acompañando a su comunidad al
desarrollo y transformación social.
Es importante comprender que la esperanza no reside en el gobierno ni en una figura
mesiánica, sino en la Iglesia de Jesucristo, que debe ser un faro de valores eternos,
esperanza, y aliento. Como "sal de la tierra", la iglesia tiene el deber de confrontar la
corrupción y la injusticia en el mundo, demostrando el poder transformador y el amor de
Dios a través de sus acciones y testimonio.
Sin embargo, este desafío es enorme y requiere que cada miembro de la iglesia sea
capacitado en el desarrollo de una visión social y en el ejercicio de su influencia en la
comunidad. Solo así podrán convertirse en practicantes apasionados del ministerio
integral y desempeñar un papel estratégico en la transformación social en su entorno
local.
Los líderes de la iglesia desempeñan un papel determinante en este proceso de
transformación, son ellos quienes tienen la responsabilidad de guiar y dirigir a sus
congregaciones en esta labor de impactar positivamente en la comunidad en la que están
inmersos; deben ser personas comprometidas y apasionadas por la justicia, dispuestas a
liderar con sabiduría y amor, y a motivar a sus miembros a involucrarse activamente en la
búsqueda de la transformación social.
Además de lo anterior, es necesario que los líderes estén continuamente formándose y
capacitándose en el tema de la justicia social. Deben tener un profundo entendimiento de
las diferentes problemáticas sociales y de cómo abordarlas desde una perspectiva bíblica.
Esto les permitirá orientar a sus congregaciones hacia acciones concretas y efectivas que
contribuyan a generar un cambio real y duradero en la comunidad.
La labor de transformación social de la iglesia no es algo opcional o secundario. Es parte
esencial de nuestra identidad como seguidores de Jesucristo y como su cuerpo en la
tierra. Nuestra fe nos llama a ser agentes de transformación en un mundo que clama por
justicia y por el amor de Dios manifestado a través de nuestras acciones.
Por tanto, es necesario que quienes aspiran a ejercer un liderazgo en la Iglesia asuman
su responsabilidad en liderar a sus congregaciones en esta labor de transformación
social. Que se conviertan en verdaderos instrumentos del amor de Dios, inspirando a
otros a unirse en esta tarea, y trabajando incansablemente por la justicia y la dignidad
humana en nuestras comunidades. Con la guía de Dios y el poder transformador de su
Espíritu, podemos marcar una diferencia significativa en el mundo que nos rodea.
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Ha sido muy difícil para los expertos traducir tsedeq y tsedaqah, ya que son prácticamente
sinónimos. Se ha concluido que ambos vocablos apuntan en dos direcciones; uno
meramente humano, la justicia que se espera en las relaciones humanas a nivel personal y
comunitario; y otro, la justicia que corresponde a la relación entre Dios y su pueblo, mediada
por la > Alianza, que a la vez debe regir dentro de la comunidad entre sus distintos
miembros como expresión viva de esa justicia recibida de Dios, por él y para los suyos.
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interacciones humanas. La ausencia de justicia es entendida como un motivo de juicio y
condenación para toda la sociedad, lo que resalta la importancia que tiene su práctica en
los asuntos sociales.
La tercera acepción, la social, a la que nos referimos anteriormente, es la que en nuestra
opinión siempre parece estar connotada en los textos de la Biblia. En los textos bíblicos la
justicia se relaciona con su dimensión social, lo que se evidencia en la exhortación del
profeta mesiánico de "aprender a hacer el bien; buscar el juicio, restituir al agraviado,
hacer justicia al huérfano y amparar a la viuda" (Is. 1:10–20 RVA60). Este pasaje indica
que la falta de justicia hacia los más vulnerables (el huérfano y a la viuda) es una de las
principales razones por las que Dios rechaza los sacrificios y las ofrendas, y llama al
pueblo a estar a cuentas para que los pecados rojos como el carmesí pasen a ser como
blanca lana.
Asimismo, hay otros textos en la Biblia que destacan este mismo llamado divino a la
justicia social, como Jeremías 5:28 que reprende a aquellos que "no juzgaron la causa, la
causa del huérfano; con todo, se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no
juzgaron". Yahvé hace el llamado por medio del profeta a "Haced juicio y justicia, y librad
al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a
la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar" (RVA60).
El profeta Ezequiel también hace una lista bastante amplia de las características de un
justo (Ezequiel 18:5–9), que finalmente aterriza en la conocida frase "El alma que pecare,
esa morirá". Evidentemente este es el terrible rumbo de la práctica de cualquier pecado,
pero destaca que el profeta se enfocará en el pecado de injusticia tanto de comisión como
de omisión.
Cabe destacar que estos llamados no solo los encontramos en el antiguo testamento, sino
también en el nuevo. La justicia social es un tema que atraviesa toda la Biblia, y se
manifiesta en la vida y enseñanzas de Jesús, quien dedicó gran parte de su ministerio a
enseñar sobre el amor y la justicia hacia los más necesitados. Incluso en su sermón del
monte, Jesús mencionó "bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque
ellos serán saciados" (Mateo 5:6), lo que muestra que la preocupación por la justicia
social es una de nuestras más profundas necesidades espirituales.
Para entender mejor este concepto de justicia, debemos recurrir a la definición del jurista
romano Domicio Ulpiano, quien la define en su obra Instituciones, como "la eterna y
perpetua voluntad de darle a cada uno lo suyo". Es decir, el ser humano es un ser
viviente, racional, volitivo, libre, social, con la capacidad de moverse y con otras
capacidades, como la de llevar a cabo actos religiosos, de manera consciente. Si
queremos ser justos, significa que tenemos que concederle al otro lo suyo; darle al
hombre lo que es del hombre. Promover su derecho a seguir siendo lo que es, para que
pueda desarrollar su naturaleza, lo que Aristóteles llama "actualizar sus potencias". Desde
esta perspectiva, la idea de justicia implica no solo promover los derechos de los demás y
liberarnos de la opresión, sino también tratar a los demás de manera justa y buscar el
bienestar general. Tomás de Aquino, en línea con la tradición aristotélica, sostiene que la
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justicia implica no solo respetar los derechos de los demás, sino también cumplir con las
obligaciones y responsabilidades hacia ellos.
Para ser justo, debemos darle al otro su derecho, reconocer sus necesidades básicas y su
derecho a satisfacerlas. En otras palabras, si queremos seguir el mandamiento de amar al
prójimo como a nosotros mismos, debemos reconocer que el hambre del otro es su
problema material, pero también es nuestro problema espiritual, ya que ningún ser
humano merece morir de hambre. No está de más recordar que la misericordia no debe
generar dependencia, como lo dice el apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses 3:10: "Porque
también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: que si alguno no quiere
trabajar, tampoco coma".
Tampoco se trata de apoyar la idea errónea de que de cada necesidad nace un derecho,
ni de dar a todos lo mismo sin tener en cuenta el mérito. El principio es "a cada uno lo
suyo" o lo que le corresponde. Esto implica que los reconocimientos también van en
proporción al mérito, ya que "cada uno recibirá su recompensa conforme a su propia
labor" (1 Cor. 3:8).
Hemos reflexionado sobre las posibles razones por las cuales tanto los lectores de la
Biblia como los teólogos tienen una visión limitada del concepto de justicia. Este concepto,
como hemos visto, es muy amplio y rico, y no puede ser reducido a una sola palabra o
sinónimo. Como lo expresa Ropero, A. (2013):
La justicia es para los semitas un atributo divino, por eso es siempre «justicia de Dios». Es
el «Bien» que Dios es y que Dios quiere para todos, especialmente para los más débiles y
desprotegidos de la sociedad. Significa por tanto justicia para el oprimido, liberación,
salvación, misericordia, vocablos todos pertenecientes al campo semántico de tsedeq,
«justicia», estrechamente relacionada con la bondad y compasión. Un acto de justicia es
propiamente liberar al oprimido, ayudar al huérfano y a la viuda, socorrer al pobre contra
sus opresores. El inocente, que es víctima de la opresión de los poderosos, es llamado
«justo» (Am. 2:6; 5:12)
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Una vez que cada equipo haya creado al menos cinco afirmaciones, se mezclarán y se
intercambiarán entre ellos. Los equipos discutirán entonces las afirmaciones que
recibieron, reflexionando sobre su importancia y cómo amplían su entendimiento del tema.
Después de la discusión, cada equipo deberá escribir en un papel grande un resumen de
su discusión y los puntos clave que les hicieron reflexionar sobre el tema. Luego, los
equipos realizarán una breve presentación para compartir sus reflexiones y ampliación de
entendimiento con los demás estudiantes. Finalmente, se fomentará una discusión en
clase para compartir ideas y perspectivas sobre el tema.
Esta promesa debe orientar nuestro entendimiento del contenido liberador del Espíritu.
Antes del cumplimiento de esta promesa, el Espíritu de Dios venía especialmente sobre
personajes con una asignación específica como los profetas, los jueces, los reyes y los
sacerdotes; pero ahora la promesa es para toda carne. Llama la atención que esta
promesa está hecha para todo el género humano con especial énfasis en los excluidos y
oprimidos.
Según el profeta Joel la venida del Espíritu está prometida sobre toda carne en todas las
esferas sociales sin hacer distinción de raza, edad y género. Una promesa inclusiva que
abarca a los niños, ancianos, mujeres y esclavos; una promesa que desafía a los
diferentes sistemas de opresión como el adultocentrismo en el que generalmente se
fundan las sociedades, el machismo que tantas injusticias contra las mujeres ha
perpetuado, pues el profeta no repara en enfatizar a ambos sexos en dos ocasiones;
también desafía el racismo que está presente en el mundo más de lo que nos gustaría
reconocer y el clasismo con su idea de que hay personas que son más importantes que
otras, puesto que de la promesa también son receptores los esclavos y las esclavas. Es
evidente que esta promesa del Espíritu libera de cualquier sistema de opresión que el ser
humano haya edificado.
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Es interesante destacar que el pentecostalismo actual, también conocido como la "lluvia
tardía", tuvo sus orígenes históricos y su desarrollo entre los pobres y los oprimidos. Fue
en estos espacios donde aquellos que no tenían voz encontraron empoderamiento,
abriéndose paso en una sociedad que los excluía. En las iglesias pentecostales, los
pobres y los excluidos recuperan la palabra y adquieren conciencia de su dignidad como
seres humanos, al sentirse vistos y amados por Dios. A través de esta experiencia, no
solo de saber, sino la experiencia mística de sentir que el Espíritu de Dios les ha escogido
para hacer morada en ellos y darles un nuevo comienzo en una nueva vida que ahora
enfrentarán con la acción y poder del Espíritu. Definitivamente, el pentecostalismo ha sido
una bendición para Hispanoamérica. Rodolfo Blanck (1996) desde su mirada externa al
pentecostalismo destaca este elemento importante de desarrollo:
Esta nueva realidad les empodera hasta tal punto que, a pesar de vivir en situaciones de
miseria material, pobreza, subempleo, hambre, analfabetismo y marginación social, y a
pesar de ser objeto de violaciones sistemáticas de sus derechos, estas personas pasaban
incluso de ser consideradas la escoria de su comunidad a convertirse en líderes sociales
dentro de sus respectivas comunidades (1 Cor. 1:27-31). Transmitían un mensaje
poderoso de esperanza en un futuro mejor, de superación de temores y sufrimientos, un
mensaje de salud y paz en todas las dimensiones de la vida. Darío López (2014) citando a
Villafañe, se refiere a este empoderamiento al explicar:
Una afirmación básica es que el Dios de la Biblia, siendo el Dios de la vida que ama y
defiende la vida, libera de todas las opresiones. En consecuencia, para un pentecostal que
ha sido liberado por el Dios de la vida de las cadenas de opresión que lo mantenían
postrado en condiciones infrahumanas, no tiene que resultar extraño afirmar que la defensa
de la dignidad de todos los seres humanos como creación de Dios, viene a ser una forma de
vivir en el Espíritu. Así, más que una simple liberación de las “cadenas espirituales”, la
praxis pentecostal tiene como horizonte misionero una liberación integral que hace a los
“andrajosos sociales”, ciudadanos plenos; a los “sin voz”, actores sociales y políticos; a los
indefensos, artesanos de la paz; a los oprimidos, pregoneros de la justicia de Dios. Tiene
que ser así, entre otras razones, «porque la iglesia pentecostal debe verse a sí misma no
solo como un locus para la liberación personal, sino también como un locus para la
liberación social», ya que «la misión de la iglesia incluye el compromiso de librar una lucha
de poderes contra las estructuras de pecado y de maldad» (Villafañe 1996:173).
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Ejercicio 3. Identificando perspectivas reduccionistas en el movimiento
pentecostal.
En equipos de tres personas identifiquen y examinen críticamente aquellos temas en los
que hemos adoptado una perspectiva reduccionista que ha limitado que el Espíritu Santo,
como guía y poder de la iglesia, haga cambios profundos en la sociedad y cultura en la
que vivimos. Comenten sus aportes en el grupo.
CONCLUSIÓN
La Biblia nos presenta numerosos versículos que destacan la importancia de la justicia
social. Por ejemplo, en Isaías 58:6-7 se nos insta “…pongan en libertad a los que están
encarcelados injustamente; alivien la carga de los que trabajan para ustedes. Dejen en
libertad a los oprimidos y suelten las cadenas que atan a la gente. Compartan su comida
con los hambrientos y den refugio a los que no tienen hogar; denles ropa a quienes la
necesiten y no se escondan de parientes que precisen su ayuda.” (NTV). Esto nos
recuerda que la justicia y la preocupación por los más vulnerables están en el corazón
mismo del mensaje bíblico, pues es evidente que la preferencia por los pobres es un
compromiso evangélico en congruencia con la causa del Reino de Dios. Esto implica no
solo preocuparnos por las necesidades materiales de los menos favorecidos, sino también
ser voz y defender sus derechos en un sistema que perpetúa la injusticia en todos los
sentidos: económico, político, discriminación, la violencia y la degradación humana (por
destacar algunos), creando una sociedad en la que el amor y la justicia sean posibles.
En conclusión, la reformación de la justicia es un llamado urgente y necesario en nuestro
tiempo. Como creyentes, tenemos la responsabilidad de involucrarnos en la
transformación social, redimiendo el concepto de justicia y promoviendo la justicia social
desde una visión pentecostal, donde la guianza y obediencia manifesta al Espíritu Santo
sea evidente.
Que este estudio nos inspire y motive a vivir una fe comprometida con la justicia divina,
siendo agentes de bendición y cambio en nuestra sociedad.
¿Qué estrategias podemos implementar para que nuestra Iglesia en sus tres niveles de
organización retome su papel en la misión integral?
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UNIDAD 2.
LA RESPONSABILIDAD SOCIAL
DE LA IGLESIA
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LECCIÓN 3. LA MISIÓN INTEGRAL
INTRODUCCIÓN
La responsabilidad social de la iglesia es un tema fundamental en el contexto actual,
donde el llamado de Cristo a amar al prójimo y buscar la justicia se vuelve cada vez más
relevante. La unidad 2, compuesta por las lecciones 3 y 4, nos invita a reflexionar sobre el
papel de la iglesia en la transformación social y la necesidad de un enfoque integral del
evangelio.
En el subtema 1 de esta unidad, "Predicando el mensaje completo", se destaca la
importancia de proclamar un mensaje completo del evangelio, que no se reduzca
solamente a la salvación individual, sino que abarque también la justicia social. Como
escribió el apóstol Santiago: “Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A
menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil.” (Stg. 2:17, NTV). Como
líderes y miembros de la iglesia debemos ser testimonios vivientes del amor y la justicia
de Cristo en todas nuestras acciones.
El subtema 2, titulado "Más allá de la transformación individual", nos desafía a trascender
la visión individualista y a buscar la transformación comunitaria, pues la transformación
individual no es suficiente si no se traduce en una transformación de la comunidad. No
podemos ser indiferentes ante las inequidades sociales, debemos responder de manera
activa, siendo agentes de cambio en nuestras comunidades donde ministramos.
En el subtema 3, titulado "El enfoque integral del evangelio", se nos presenta la necesidad
de un enfoque integral del evangelio, que vaya más allá de la salvación individual y
abarque todas las áreas de la vida. Como reflexiona Landa Cope, teóloga y misionera, el
mensaje de Cristo no se limita a lo espiritual, sino que busca también la justicia y el
desarrollo en todas las áreas de la vida. Debemos seguir el ejemplo de Jesús y participar
activamente en la construcción de un mundo más justo.
Esta lección nos desafiará a asumir nuestra responsabilidad social como iglesia y a ser
agentes de cambio en nuestras comunidades. Más allá de la transformación individual,
debemos buscar la transformación social y predicar un mensaje completo del evangelio
que abarque tanto la salvación como la justicia social; pues la verdadera fe cristiana, si es
genuina, siempre conduce a la acción.
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sobre este tema. Si la iglesia no predica sobre estos temas estaría amputando el mensaje
bíblico.
¿Rasgando la Biblia?
Cierto pastor que impartía un curso sobre justicia y transformación social decidió ilustrar la
importancia de predicar el mensaje completo de la salvación. Pidió a uno de los pastores
que le prestara su Biblia y colocó secretamente una hoja en blanco en medio de ella.
Comenzó explicando que en la Escritura hay más de dos mil versículos que hablan sobre
la justicia social, la misericordia y el mandato de transformación social. Mientras
enfatizaba la necesidad de predicar el mensaje completo, simuló tomar hojas de la Biblia y
rasgarlas (tomando solo la hoja en blanco que había colocado previamente); e
inmediatamente dijo con ahínco: ¡si predicamos solo una parte del mensaje, es como si
amputáramos el resto del mensaje bíblico!, posteriormente apretó e hizo bola la hoja en
blanco y la tiró al piso con fuerza.
El momento fue impactante, pues algunos de los asistentes creyeron que había
destrozado el libro sagrado. Sin embargo, antes de que alguien se levantara para
recriminarle les mostró que solo era una representación y que la hoja aparentemente
arrancada era una hoja en blanco.
Ese momento quedó grabado en todos los presentes, quienes reflexionaban sobre la
importancia de predicar el mensaje completo de la Palabra de Dios.
Si la iglesia quiere ser fiel a la Palabra de Dios, debe abordar sin reservas estos temas en
su enseñanza y práctica. De lo contrario, estaríamos amputando el mensaje bíblico y
perdiendo una oportunidad única de ser un testimonio vivo del amor y la justicia de Dios
en el mundo.
La unción en el mensaje completo
“El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido para dar buenas noticias a los
pobres. Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a proclamar libertad a los
cautivos, y vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos, y a predicar el año favorable del
Señor” (Lucas 4:18-19, RVR60).
Muchos dicen: "Sobre todas las cosas, busca la unción". Y está bien, pero debemos
añadir una pregunta: ¿Para qué buscamos la unción? ¿Qué sucede cuando buscamos la
unción pero no queremos seguir al ungido?
Algunos pueden buscar la presencia de Dios solo por las emociones y los sentimientos,
pero al hacerlo desestiman el propósito del Espíritu, porque no entienden la misión
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integral. Pedir que el Espíritu se mueva en nosotros sin estar dispuestos a vivir en
seguimiento de Jesucristo va en contra de la Biblia.
Recordemos que la misión no es la unción, ni siquiera es solo sentir el toque del Espíritu o
ser salvos del infierno. La misión es ser convertidos y alcanzar al mundo para Cristo con
una visión integral.
Jesús dijo: "El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido". ¿Cuál es el
propósito de esa unción? Es interesante darnos cuenta de que lo primero que Jesús
menciona como propósito de la unción sobre Él es "dar buenas noticias a los pobres". A
menudo espiritualizamos o simbolizamos estos conceptos, pero antes de hacerlo,
recordemos que Jesús está hablando literalmente de los pobres.
Los cristianos conocemos a un Jesús que transforma el alma, pero también debemos
reconocer que una lectura responsable de las Escrituras nos muestra a un Jesús
comprometido con una misión integral, cuya labor no se limita únicamente a la
transformación del alma, sino que busca trascender hacia la transformación del mundo.
Es importante que nos enfoquemos en un Jesús que tiene el poder de transformar el
mundo.
Jesús no solo se preocupó por el individuo, también tuvo una visión para la condición del
pueblo en tanto que está en este mundo. Jesús no solo tiene el poder para transformar las
almas, sino que también es poderoso para transformar el entorno del mundo.
Ejercicio 1.
Los participantes reflexionarán sobre qué les impactó de la historia que se narró
sobre "rasgando la Biblia” y a continuación anotará sus apreciaciones.
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de Dios por la justicia, la reconciliación en la sociedad humana y la liberación de las
opresiones enfrentadas por los seres humanos.
¿Acaso Dios tiene interés en llevarnos al cielo, sin preocuparse por la situación de los
pobres, la justicia y las necesidades apremiantes en nuestro mundo?
Es fundamental que como cristianos respondamos sinceramente a esta pregunta, y
reconozcamos que el Reino de Dios es mucho más que una experiencia personal de
salvación. El Reino de Dios implica la transformación integral de la sociedad, donde la
evangelización y la responsabilidad social van de la mano.
Durante la evangelización en Hispanoamérica por parte de los misioneros anglosajones,
se inculcó una mentalidad individualista en lugar de fomentar una visión de comunidad y
transformación social. De hecho, este es uno de los reclamos que los detectores del
cristianismo evangélico denuncian: sus prácticas individualistas.
Sin embargo, Jesús se preocupó tanto por los individuos como por la situación de todo el
pueblo. De hecho, el poder de Jesús no solo se limita a transformar almas, sino también a
transformar el mundo. Como menciona Padilla (2006) en su escrito:
"La reducción de la misión a programas sociales que excluyen la proclamación
explícita del Evangelio, es tan perjudicial para la causa de Cristo como la reducción
de la misión a la proclamación que niega la responsabilidad social como un aspecto
esencial de la misión. Ambos enfoques estrechos son consecuencias de los efectos
de la Ilustración en el cristianismo occidental".
Por ende, la responsabilidad social de la iglesia debe incluir tomar acciones solidarias. Sin
esta solidaridad, no puede haber una verdadera transformación social. Cristo Jesús sigue
siendo nuestro mejor modelo de solidaridad, y Dios espera que su iglesia se solidarice
con los marginados y desfavorecidos de la sociedad.
El encuentro que cambió todo: Un misionero y la lección aprendida
Bob Moffitt explica la importancia de la responsabilidad social en el evangelismo, con un
relato muy interesante que a continuación parafraseamos:
Un misionero recién llegado a una comunidad se encontró con un joven en la calle y
comenzó a predicarle el evangelio de la salvación. Sin embargo, el joven lo interrumpió
para hacerle saber que no podía escuchar su mensaje ya que llevaba tres días sin comer.
En ese momento, el misionero recordó que tenía un folleto titulado "Jesús, el pan de vida"
y se lo entregó inmediatamente al joven. El joven hambriento tomó el folleto y, como si se
tratara de un pan real, lo cortó en pedazos y se lo llevó a la boca. Después de masticarlo,
sacó los pedazos de su boca y los mostró al misionero mientras decía: "¿Ves? Tu Dios no
resuelve mis problemas". Con estas palabras, el joven se alejó.
Esta experiencia fue tan impactante para el misionero que decidió abrir un comedor
asistencial para niños de la calle y personas que pasan hambre. A través de esta acción
24
de amor y solidaridad, el misionero logró que la iglesia en esa comunidad creciera y se
fortaleciera. Según Bon Mofitt actualmente en esta comunidad existe una iglesia.
Este relato nos enseña que la evangelización y la responsabilidad social no pueden ser
conceptos excluyentes, sino que deben ir de la mano. Como cristianos debemos compartir
la preocupación de Dios por la justicia y la necesidad de ayuda en nuestra comunidad.
Debemos mostrar el amor de Cristo no solo a través de nuestras palabras, sino también a
través de nuestras acciones.
25
“En cada país, la historia se repetía: pobreza, enfermedad, violencia, corrupción,
injusticia, y caos predominaban por doquier. Me pregunté «¿es esto venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo?» «¿Es este el aspecto que ofrece la
bendición del Evangelio en una comunidad?» «¿es esta la apariencia de un país
cuando has sido «evangelizado?» En el cono sur de África hemos casi evangelizado a
toda «criatura» se han establecido iglesias, Iglesias que suelen llenarse. Abundan los
evangelistas africanos que siguen llevando a cabo la obra. ¿Será este el aspecto que
ofrecerá nuestra obra acabada en una nación ya evangelizada? Que Dios no lo
permita. Mi angustia aumentó... Dios me hablo de manera sencilla, fundamental y
permanente a través de una fresca revelación que cambió mi idea de las misiones y el
llamamiento de mi vida. «la desolación que ves se debe a haber predicado sólo la
salvación y amputado el resto del mensaje bíblico».
Este revelador episodio que vivió la autora nos lleva a reflexionar sobre el papel del
cristiano en la sociedad y su responsabilidad en la transformación social. Nos demuestra
que no basta con proclamar la salvación individual, sino que debemos ir más allá llevando
el mensaje de justicia social, amor al prójimo y búsqueda del bienestar común.
CONCLUSIÓN
En esta unidad hemos explorado la responsabilidad social de la iglesia y la necesidad de
un enfoque integral del evangelio que abarque tanto la transformación individual como la
transformación comunitaria.
Así mismo hemos sido desafiados a cuestionar nuestra forma de entender y practicar la fe
cristiana. Hemos aprendido que la misión de la iglesia no puede limitarse a la predicación
del mensaje de salvación, sino que debe tener también un impacto tangible en la realidad
social en la que vivimos. Nuestra fe debe manifestarse en obras de justicia y servicio a los
demás, como nos exhorta el apóstol Pablo en Efesios 2:10: "Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para
que anduviésemos en ellas".
Reflexione por un momento en qué pasaría si recortáramos todos los versículos de la
Biblia que hablan sobre la misericordia y la justicia social ¿cómo se vería nuestro libro?
¿Cuál es la razón por la que el contenido de la predicación del evangelio suele enfocarse
26
en la transformación individual y no también en la transformación comunitaria? ¿Por qué
cree que se predica tan poco el tema de la justicia social en los púlpitos?
INTRODUCCIÓN
En esta lección exploraremos el poder y el impacto de la iglesia en la transformación
social. A lo largo de la historia hemos sido testigos del papel crucial que la iglesia ha
desempeñado en la creación de cambios significativos en las comunidades y naciones.
Desde los primeros días de la iglesia primitiva en Jerusalén y Antioquía, hasta los líderes
religiosos influyentes como Wesley, Wilberforce y Carey, hemos visto cómo la fe viva de
los creyentes ha llevado a la justicia social, la compasión y la lucha contra diversas
problemáticas sociales.
En el primer subtema analizaremos los testimonios y herencias que han dejado estos
líderes a lo largo de la historia. Estos ejemplos destacados ilustran la importancia de una
fe que se refleje en la vida y conducta de los creyentes, así como su compromiso con el
bienestar de la sociedad. Nos invitan a reflexionar sobre la capacidad de la iglesia para
generar cambios significativos y nos llaman a seguir su ejemplo de amor y servicio hacia
la humanidad.
En el segundo subtema nos enfocaremos en las características de la iglesia como sal y
luz en el mundo. Los cristianos tienen la responsabilidad de reflejar la luz de Jesús y llevar
el evangelio para transformar la sociedad, pero también debemos recordar que la iglesia
existe no solo para sus miembros, sino también para aquellos que no pertenecen a ella.
Por lo tanto, es fundamental practicar la acción social de manera desinteresada y con
amor genuino, sin utilizarla solo como un medio para atraer a las personas a la iglesia.
El tercer subtema nos invita a ir más allá de la caridad y a restituir la dignidad de las
personas a través de la compasión personal. Entenderemos cómo el ejercicio de la
compasión de tipo personal puede marcar la diferencia y evitar posibles consecuencias no
deseadas. Reconocer la singularidad y complejidad de cada individuo nos permitirá
comprender verdaderamente sus necesidades y colaborar en su desarrollo de manera
personal.
27
La consideración de la iglesia como una entidad capaz de generar transformaciones
sociales no es un concepto nuevo. Desde la práctica de la iglesia primitiva, en su sede en
Jerusalén, hasta la labor de líderes religiosos y misioneros a lo largo de la historia, se
evidencia el papel crucial que ha desempeñado la iglesia en la transformación de las
comunidades y naciones donde ha estado presente.
En el siglo XVIII, John Wesley se destacó como un influyente predicador inglés y figura
clave en el avivamiento evangélico. Wesley no solo predicaba la importancia de la
salvación personal, sino también la necesidad de una transformación social integral.
Enseñaba que si una persona era verdaderamente salva, su vida y conducta debían
reflejar ese cambio y contribuir a una transformación colectiva. Bajo esta visión el
movimiento wesleyano tuvo un impacto significativo en la sociedad británica de la época,
promoviendo valores como la compasión y la justicia social; promoviendo la
transformación social y las misiones en el extranjero.
Uno de los discípulos más destacados de Wesley, William Wilberforce (1759-1833), llegó
a ser un político, filántropo y reformador social reconocido. Wilberforce se enfrentó a la
problemática de la esclavitud, la cual consideraba una forma de opresión que afectaba la
dignidad del hombre, quien fue creado a imagen y semejanza de Dios. Luchó por la
abolición de la esclavitud con gran tenacidad, lo que le llevó 42 años, y antes de morir
logró que se aprobara una ley que eliminaría la esclavitud en todo el Imperio británico.
Asimismo, en su carrera exhortó a la iglesia para combatir un sinfín de problemáticas
sociales, tales como el alcoholismo, el consumo de drogas, la promiscuidad sexual, las
fábricas de explotación y otras injusticias.
Otro destacado discípulo de Wesley, William Carey (1761-1834), hijo de zapateros y
tejedores, en su juventud llegó a ser un misionero en la India y uno de los misioneros más
destacados de la historia. Carey logró mantener una labor muy importante en la India,
como la publicación del primer periódico de Asia, establecer un centro de investigación
botánica de gran importancia mundial, traducir la Biblia a distintos idiomas, establecer
iglesias, fundar un banco de crédito para los pobres, abrir escuelas y promover la
alfabetización. Adicional a lo anterior, creó la Sociedad Agri-Hortocultural de la India, que
consistía en un vivero grandioso, un laboratorio de investigación científica, una biblioteca
y un jardín de flores. Uno de sus logros más notables fue su lucha contra la arraigada y
antiquísima práctica del Sati, también conocida como suttee, la cual consistía en la cruel
inmolación de una viuda en la pira funeraria de su esposo recién fallecido. Carey logró
que esta práctica fuera prohibida en todo el Imperio británico en el año 1829.
Los anteriores ejemplos son solo algunos de muchos casos en los que la iglesia ha
promovido la transformación social. A lo largo de los siglos han existido líderes y
comunidades cristianas en todo el mundo que han trabajado incansablemente para
abordar problemas sociales, como la pobreza, la violencia, la discriminación y la falta de
acceso a servicios básicos. Estos esfuerzos son un testimonio del compromiso de la
iglesia con el bienestar de la humanidad y su capacidad para generar cambios
significativos en la sociedad.
28
Ejercicio 1.
Conteste a continuación la siguiente pregunta:
Actualmente el porcentaje de cristianos es mayor que en cualquier momento de la historia
de la humanidad. Lo lógico es pensar que a mayor presencia cristiana, mayor será el
beneficio general de la sociedad, menos violencia, menos pobreza, etcétera. Pero ¿por
qué no es así? Reflexione y conteste.
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Analicen en forma grupal el siguiente video correspondientes a esta iglesia y comenten
sus conclusiones. https://www.youtube.com/watch?v=v3ye5QuJnMc
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3. EL MINISTERIO DE LA ENCARNACIÓN
La Encarnación tiene mucho que aportarnos en la labor de transformación de la iglesia. El
análisis de Juan 1:14 es muy enriquecedor para esta aplicación. El evangelista nos dice
que el Verbo se hizo carne habitó entre nosotros. Utilizando el verbo eskenosen que tiene
la connotación de "habitar en una tienda de campaña", pues comunica temporalidad. Es
una palabra que se empleaba en sentido religioso para referirse al Tabernáculo, donde se
encontraba el arca de la alianza, símbolo de la morada de Dios en medio de su pueblo. Es
interesante cómo la versión bíblica The Message traduce Juan 1:14 como "The Word
became flesh and blood, and moved into the neighborhood", que en español sería "La
palabra se hizo carne y sangre, y se mudó a nuestro vecindario". En otras palabras, Dios
se mudó a nuestro mundo en el que experimentó en carne propia nuestra realidad;
caminó por nuestra tierra, por nuestra vecindad; vivió la opresión y el rechazo al que
estamos expuestos, sufrió nuestras carencias y sufrió nuestros dolores (Is. 53:4-5).
Esto nos lleva al principio de la relocalización. Es muy recomendable que el líder religioso
viva en la comunidad que busca influir y transformar. Si Dios decidió salvarnos desde la
ubicación en la tierra y no desde su trono, si Dios para salvarnos se movió a nuestro
mundo, ¿por qué creemos nosotros que podemos transformar una zona de la comunidad,
si no vivimos en esa zona?
Un principio de suma relevancia para comprender, abordar “logrando ver” las
necesidades, es el de la relocalización. Marc R. Henkel sostiene que los ministerios que
han logrado mayor éxito en alcanzar personas para Cristo son aquellos que desarrollan
habilidades para reubicarse. Esta necesidad de relocalización surge debido a que ninguna
iglesia, ministerio o individuo puede transformar un lugar donde no está presente. Si
alguien desea transformar una sociedad, debe sumergirse en ella. Cuando un ministerio
aspira a transformar una sociedad, resulta primordial que sus integrantes transiten por sus
calles, descubran sus parques, realicen compras en sus tiendas, visiten sus peluquerías,
compartan comidas en sus restaurantes, se familiaricen con el entorno, escuchen a las
personas, realicen un diagnóstico de la comunidad. El ejemplo máximo de relocalización
lo encontramos en nuestro Señor Jesucristo, quien abandonó su trono celestial para
30
asumir la forma humana, volverse pobre y sintonizarse con nuestras necesidades (Juan
1:14; Hebreos 4:14-16; 1 Corintios 8:9).
También podemos notar que para que un ministerio se encarne en su comunidad, debe
experimentar cuatro aspectos de esta encarnación:
1. La proclamación del evangelio. Anunciar las buenas nuevas de salvación, dando
testimonio de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo.
2. La demostración de compasión. Mostrar misericordia a través de acciones
concretas dirigidas hacia las personas necesitadas en la comunidad.
3. El desarrollo de las personas y la comunidad mediante instituciones. Establecer
y promover instituciones centradas en la educación, la salud y el bienestar
comunitario.
4. La confrontación de la injusticia. Predicar el evangelio, demostrar compasión y
trabajar en el desarrollo de las personas conllevan inevitablemente confrontar y
desafiar la injusticia en todas sus manifestaciones.
CONCLUSIÓN
31
problemáticas sociales; siendo testigos del poder y el impacto de la iglesia en la
transformación social.
La iglesia tiene el potencial de ser una fuerza significativa en la transformación de las
comunidades y naciones, pues la iglesia es un agente de cambio moral y social, capaz de
impactar positivamente en la sociedad.
Reflexione ¿Por qué ha disminuido esta clase de influencia en el siglo XXI? ¿Por qué la fe
cristiana se ha debilitado y perdido eficacia en lo que respecta a cuestiones como la
política, el arte, la economía, el deporte, los medios de comunicación y los asuntos
cotidianos de la vida?
¿Está dispuesto a reubicarse y vivir en el vecindario al que quiere impactar? ¿Está
dispuesto a sumergirse en las necesidades de las personas y llevar el mensaje de
salvación a través de sus acciones y palabras? ¿Está dispuesto a confrontar la injusticia y
luchar por la justicia social en su entorno?
UNIDAD 3.
EL SERVICIO Y LA MISERICORDIA
32
LECCIÓN 5. EL SERVICIO A LOS DEMÁS
INTRODUCCIÓN
En una sociedad como la que nos toca vivir, marcada por el individualismo y el
aislamiento social, se necesita redescubrir la importancia de servir a los demás, elegir la
misericordia por encima del egoísmo y encarnar los valores del Reino de Dios para
bendición de nuestra comunidad.
La primera parte de esta lección, "Ser como Cristo", nos invita a reflexionar sobre la
importancia del servicio a los demás como una forma de evaluar nuestra madurez
espiritual, entendiendo la necesidad de cultivar en nosotros el deseo de servir a los
demás, ya que esto es parte de nuestro diseño.
El segundo subtema, "La misericordia frente al egoísmo", expone la importancia de elegir
la misericordia por encima del egoísmo y cómo esta elección puede transformar nuestros
corazones y nuestras relaciones con los demás. Se nos recuerda que en un mundo cada
vez más enfocado en el individuo, la misericordia es un valor cristiano esencial y una
fuerza poderosa que puede cambiar el mundo de nuestro alrededor.
En el último subtema se examina el pacto de Dios con su pueblo. Este pacto establece la
base de nuestra relación con él y revela su compromiso de bendecirnos y guiarnos en
justicia y amor. A través del análisis de este pacto entendemos que sus bendiciones están
destinadas no solo para beneficiarnos, sino también para ser compartidas con nuestros
semejantes.
33
atacado en su identidad. La razón es porque lo primero que Satanás busca atacar es
precisamente la identidad, como lo hizo estérilmente con nuestro Señor para desviarlo de
su propósito e identidad. No está por demás decir que Jesús venció la tentación con el
recurso disponible para toda persona: la palabra de Dios.
Cada uno de nosotros fue diseñado para servir a los demás. Difícilmente alguien
encontrará el verdadero sentido de la vida si no vive verdaderamente una vocación de
servicio. El servicio a los demás trae crecimiento y produce un sentido de felicidad. Es por
esto que muchos terapeutas recomiendan el servicio a personas que están pasando por
estados depresivos. La escritura nos revela el bienestar que produce servir a los demás:
"A su alma hace bien el hombre misericordioso; más el cruel se atormenta a sí mismo"
(Pr. 11:7). Servir a los demás produce vida: "El que sigue la justicia y la misericordia
hallará la vida, la justicia y la honra" (Pr. 21:21), y trae prosperidad y saciedad a su vida.
34
podemos experimentar la transformación para ser misericordiosos, permitiéndonos
identificarnos con los demás y ponernos en su lugar.
Como cristianos que somos se nos desafía a vivir de tal manera que contrarrestemos el
egoísmo dominante de nuestra carne, renunciando a nuestros propios intereses y
priorizando el bienestar de los demás. Jesús nos mostró este ejemplo a través de su
ministerio terrenal, sirviendo a los demás con amor y sacrificio, y con su ayuda podemos
servir a los demás demostrando el amor y la bondad de Dios a través de nuestras
acciones. Al hacerlo, llevamos esperanza y transformación a las vidas de aquellos que
nos rodean.
CONCLUSIÓN
El pacto de Dios implica una responsabilidad y compromiso profundos. El llamado de Él a
través de los profetas era el de arrepentirse y volver al pacto, la base de la relación con
Él. El pacto abrahámico nos enseña que al ser bendecidos por Dios, también debemos
ser de bendición para los demás. Además, el pacto implica la justicia social, ya que la falta
de la justicia y la misericordia, invalida nuestra adoración a Dios. El camino correcto es
vivir en santidad y hacer el bien, especialmente en áreas como restituir al agraviado,
hacer justicia al huérfano y amparar a la viuda. En resumen, el pacto de Dios con su
pueblo es una invitación a vivir en comunión con Él y a ser agentes de bendición y justicia
en el mundo.
Según su apreciación, ¿qué grado de justicia ha alcanzado usted y la congregación a la
que pertenece, con relación a la vida de la comunidad que les rodea?
¿Cree que sea suficiente ese grado de justicia?
36
LECCIÓN 6. LA PRÁCTICA DE LA MISERICORDIA
INTRODUCCIÓN
En esta lección, exploraremos tres subtemas fundamentales que nos ayudarán a
comprender y aplicar la misericordia en nuestra vida diaria y en nuestras interacciones
con los demás.
En el primer subtema, "Desinteresadamente y por amor”, analizaremos cómo el amor
desinteresado y generoso es el que trae transformación. En el segundo subtema, "La
misericordia de tipo personal”, reflexionaremos en cómo la misericordia encuentra su
expresión más auténtica en el encuentro personal con los que sufren, contrario a la
práctica impersonal de la misericordia que tiende a provocar dependencia. El tercer
subtema, "Más allá de la caridad", nos llevará a considerar cómo la práctica de la
misericordia trasciende la mera asistencia material, impulsándonos a abordar las causas
subyacentes de la injusticia y el sufrimiento. Exploraremos la importancia de la justicia
social y la promoción del bienestar común, reconociendo que la misericordia no se limita a
un acto de caridad ocasional, sino que nos impulsa a trabajar por la transformación social
y estructural, creando un mundo más justo.
1. DESINTERESADAMENTE Y POR AMOR
Sabemos que lo mejor que podemos hacer por una persona es llevarla a los pies de
Jesús, pero malentender este principio nos ha llevado a practicar la misericordia
"ayudando para evangelizar" y no "ayudando por amor". Esto es notorio cuando después
de una brigada hay quienes buscan evaluar el éxito de esta con la cantidad de personas
que asistieron al domingo. Debemos recordar que la misericordia no es un medio para un
fin, sino un fin en sí mismo: mostrar la naturaleza de Dios en nosotros.
Bob Moffitt contó su experiencia al respecto. En cierto momento, tuvo un vecino de
carácter muy temperamental que no le daba mantenimiento a su jardín, y en una ocasión
al terminar su labor, sintió que Dios le mostró que limpiara el jardín de su vecino, lo cual
hizo con mucho gusto. A los días sintió que Dios le pedía lo mismo, y con un poco de
resistencia, finalmente lo hizo. Así sucedió durante varios meses, durante los cuales su
vecino nunca le agradeció el gesto. Hasta que llegó el momento en que le pidió que
pasara a su casa, preguntándole la causa por la que cuidaba su jardín. Bob Moffitt le
contestó que no lo hacía por él mismo, sino que Dios le había puesto en su corazón el
deseo de hacerlo; por lo que su vecino al poco tiempo decidió asistir a la iglesia de Bob
Moffitt donde inició su proceso de conversión, llegando a ser uno de los líderes claves de
esa iglesia.
37
Cuando vivimos la acción social desinteresadamente y por amor, las personas son
iluminadas con el amor de Jesús y terminan conociéndolo. Pero si practicamos la
misericordia solo por el interés de llevar a las personas a nuestra iglesia, ellos lo
considerarán como proselitismo religioso y nos juzgarán de no ser sinceros.
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Ejercicio 2. La misericordia de tipo personal.
Por parejas dialoguen acerca de sus necesidades materiales más urgentes y juntos
planeen la forma en que se puedan ayudar.
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Ejercicio 3. Organice y ponga en práctica.
Organice en su iglesia un dispensario médico y contrate la ayuda de un profesional en el
área que se haga cargo de este. Ofrezca esta bendición también a la comunidad aledaña
al templo.
CONCLUSIÓN
Hemos reflexionado que la práctica de la misericordia es fundamental para el testimonio
cristiano auténtico. Debemos evitar utilizarla como una herramienta para solo evangelizar,
debemos practicarla por el amor desinteresado que tenemos hacia el prójimo, permitiendo
que el amor de Jesús fluya a través de nuestros actos. Además, es importante enfatizar la
necesidad de una acción más personal y reflexiva al brindar ayuda, permitiendo
establecer relaciones significativas y buscar soluciones efectivas y sostenibles para el
bienestar de aquellos a quienes estamos sirviendo.
Tenemos la responsabilidad de ir más allá de la caridad superficial, trabajando en
soluciones sostenibles que ayuden a las personas a recuperar su dignidad, y promover su
autosuficiencia. Como creyentes pentecostales debemos ser agentes de cambio
comprometidos con hacer una verdadera diferencia en la vida de las personas
necesitadas, siempre guiados por la sabiduría y el discernimiento de Jesús, para que la
misericordia sea una práctica cotidiana en nuestras vidas, mostrando el amor de Dios a
través de nuestros actos y con un compromiso personal y humilde hacia los necesitados.
¿Cómo podemos evitar utilizar la misericordia como una herramienta para solo
evangelizar, practicándola por el amor desinteresado hacia el prójimo?
¿Cómo podemos evitar que la compasión perpetúe la dependencia y en su lugar impulse
el desarrollo y la superación personal de los individuos que estamos ayudando?
¿Cuáles son las diferencias y ventajas entre la práctica de la misericordia personal vs
impersonal?
40
UNIDAD 4.
TRANSFORMANDO MI COMUNIDAD
41
LECCIÓN 7. PRINCIPIOS PARA PRACTICAR LA MISERICORDIA
INTRODUCCIÓN
En esta séptima lección exploraremos los principios fundamentales para practicar la
misericordia en nuestras vidas y cómo ello está estrechamente relacionado con nuestra
vida espiritual.
El primer subtema nos llevará a reflexionar sobre la relación entre la falta de misericordia
y el juicio divino. A través de pasajes bíblicos significativos examinaremos cómo nuestra
actitud hacia los necesitados y nuestra disposición a ayudar pueden influir en nuestro
destino eterno. Asimismo, analizaremos la parábola del rico y Lázaro, que nos desafía a
reconsiderar nuestras actitudes y a reconocer que la misericordia no es simplemente un
sentimiento pasivo, sino un compromiso activo de aliviar el sufrimiento de aquellos que
más lo necesitan.
En el segundo subtema exploraremos el concepto de ayuda tóxica y dependencia. A
través de una reflexión profunda, entenderemos que practicar la misericordia no se trata
únicamente de satisfacer las necesidades inmediatas de las personas, sino de
capacitarlas para que puedan desarrollar sus propios recursos. Estudiaremos que
mediante la implementación de un enfoque de desarrollo integral, es como lograremos
promover la participación activa de las comunidades y trabajaremos para empoderar a las
personas, liberándolas de la mentalidad de dependencia y fomentando su autonomía.
En el tercer subtema exploraremos la capacidad de "ver" las necesidades del prójimo y su
importancia en la práctica de la misericordia. A través de ejemplos y enseñanzas bíblicas
descubriremos cómo la empatía desempeña un papel fundamental en nuestra disposición
para ayudar y aliviar el sufrimiento de aquellos que nos rodean. Nos inspiraremos en el
mensaje de Jesús y aprenderemos a desarrollar esa habilidad especial de poner atención
en nuestro entorno para comprender la situación y necesidades de los demás.
42
triunfa en el juicio!”; y el proverbista asegura que “El que cierra su oído al clamor del
pobre, también él clamará y no recibirá respuesta.” (Pr. 21:13, LBLA).
En la narración de "El Rico y Lázaro" (Lucas 16:19-31), Jesús nos presenta una poderosa
lección sobre la importancia de la misericordia y las consecuencias de no obrar en ella;
mostrando que nuestra respuesta ante la miseria y las necesidades de los demás revela
mucho sobre nuestro corazón y nuestra relación con Dios.
En esta historia el rico vive una vida llena de lujos y comodidades, sin prestar atención ni
mostrar compasión hacia Lázaro, un pobre mendigo que yace a las puertas de su casa.
La trágica ironía de esta parábola radica en que, al final de sus vidas, las posiciones se
invierten: el rico encuentra su destino en el lugar de tormento, mientras que Lázaro es
llevado al seno de Abraham. Dejándonos claro que la razón por la que el rico es
condenado no se basa en su riqueza, sino en su falta de misericordia y su negativa a
ayudar al necesitado que tenía justo en su puerta.
El relato del rico y Lázaro nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias actitudes hacia
los pobres y necesitados que encontramos en nuestro camino. Nos recuerda que la
misericordia no es solo un sentimiento pasivo, sino un compromiso activo de ayudar y
aliviar el sufrimiento de aquellos que más lo necesitan. Ignorar a aquellos que sufren y
negarnos a mostrar misericordia puede tener serias consecuencias en nuestra vida
espiritual.
43
En Proverbios 6:6-8 se habla de la lección que podemos aprender de las hormigas,
quienes trabajan arduamente en el verano para almacenar provisiones para el invierno.
Este principio nos insta a ser previsores y responsables en nuestra forma de abordar las
necesidades, no solo satisfaciéndolas momentáneamente, sino pensando en cómo
capacitar y empoderar a las personas para que puedan cubrir sus propias necesidades en
el futuro. Muchas veces la ayuda bien intencionada puede crear dependencia y perpetuar
el ciclo de pobreza en lugar de romperlo.
El transformador social debe cuidar que su labor de misericordia desarrolle a las personas
sin producir dependencia en ellas. Es muy probable que el líder que no esté percatado de
esta advertencia lleve a cabo un paternalismo no intencionado: esfuerzos bien
intencionados que realmente crean dependencia y refuerzan una mentalidad de pobreza.
De hecho, en nuestra lucha de confrontación con la injusticia del Estado, el transformador
social no debe buscar que este provoque dependencia, como suele pasar en los países
de ideología socialista y de izquierda; si es necesario el Estado debe subsidiar al pobre
pero sin anular ni absolver su capacidad productiva. Sólo tiene que ayudarle en aquello
que no pueden hacer por sí mismo. Es decir, el Estado le tiene que dar al necesitado
todos los medios para que el pobre pueda producir riqueza y pueda depender de sí
mismo. El Estado no debe de ayudar a un particular, cuando el particular puede hacerlo
por sí mismo.
Como agentes de justicia social y desarrollo social, es esencial tener en cuenta la
importancia de capacitar a las personas para que puedan ser autosuficientes y generar
sus propios recursos. Esto nos lleva a un principio muy importante: “Nunca hagas nada
por ellos que puedan hacer por sí mismos”. Esto implica un enfoque de desarrollo integral
que se basa en la participación activa de las comunidades, capacitándolas para que sean
agentes de su propio cambio.
En ese sentido, no solamente tenemos que enseñarles a las personas a pescar, sino
también a comercializar el pescado, cuidando el lago donde pescan, ¿y por qué no?
también enseñarles a administrar sus recursos, a ser generosos y comprometerse con el
desarrollo de las personas y su comunidad.
Las personas necesitan captar la visión de Dios para sus vidas y naciones; esta visión
implica entender que todas las personas han sido creadas a imagen de Dios y tienen un
potencial y recursos que deben descubrir para que puedan disfrutar de paz y prosperidad,
siendo liberados de la mentalidad de dependencia que aprisiona a muchas personas en
comunidades pobres.
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3. LA CAPACIDAD DE “VER” LAS NECESIDADES DEL PRÓJIMO
En una ocasión, un investigador realizaba una entrevista a un asesino en serie. Este
estudioso se había preparado con una cantidad considerable de preguntas que plantearía
al condenado, quien fue respondiendo una por una. A pesar de haber preparado
eficientemente sus demás interrogantes, consideraba que ésta en particular era poco
ética para plantearla. Por varios minutos se resistió a hacerla hasta que finalmente se
animó a plantearla, y con suma curiosidad se dirige al homicida de múltiples víctimas
preguntándole: "¿Acaso usted no sentía el dolor de las personas que asesinaba?", a lo
que el criminal dio una respuesta escalofriante: "No, de haberlo sentido, no las hubiera
matado".
Estamos convencidos de que el problema no es la falta de capacidad de compasión o la
rebeldía ante Dios de no querer hacer misericordia, sino la incapacidad de "ver" la
necesidad del prójimo. Nuestra compasión debe ser activada a partir de recibir revelación
de las necesidades del prójimo. Compasión (del lat. compassio) significa "padecimiento
compartido con otro"; es decir, "sufrimiento por la desgracia ajena". En griego la palabra
que se traduce como compasión es splankhnízomai, que significa "ser movido desde las
propias entrañas". Es decir, denota la capacidad de simpatizar con el dolor ajeno, de
compartir sus sentimientos, de asumir su desgracia y cargar con ella para aliviarla. La
Escritura enseña: "El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al indigente"
(Pr. 22:9).
La empatía es la capacidad para ponerse en el lugar del otro, como coloquialmente se
expresa "ponerse en los zapatos del otro". Es la capacidad de captar información sobre la
otra persona, por lo que se requiere prestar mucha atención a lo que está pasando a
nuestro alrededor.
45
sean de propiedad propia; donde la graduación de la escuela secundaria y la universidad
sea una expectativa aceptada; donde haya habilidades laborales y oportunidades de
empleo en abundancia; donde todas las personas tengan acceso a atención médica
asequible y de calidad; y donde Jesucristo sea el Señor".
Grupalmente analicen el siguiente video correspondientes a esta iglesia y comenten sus
conclusiones.
Caminando con Noel Castellanos. Pida al facilitador le proporcione el Enlace del video.
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CONCLUSIÓN
A lo largo de nuestro estudio hemos ahondado en la relación entre la falta de misericordia
y el juicio divino, la importancia de evitar la ayuda tóxica y promover la autonomía de las
personas, así como la capacidad de ver las necesidades del prójimo. Es fundamental que
comprendamos que la misericordia no es una simple virtud moral, sino un reflejo del amor
y la gracia de Dios hacia nosotros y hacia los demás.
Al reflexionar sobre la relación entre la falta de misericordia y el juicio divino, nos
enfrentamos al desafío de examinar nuestras actitudes y acciones, por lo que podemos
concluir que la falta de misericordia con los demás es una forma de desprecio por el amor
de Dios. Debemos comprender que nuestras acciones tienen consecuencias eternas y
que seremos juzgados no solo por nuestra fe, sino también por nuestra disposición a
mostrar misericordia a los necesitados y vulnerables.
La ayuda tóxica y la dependencia son realidades que debemos abordar con sabiduría y
discernimiento, pues la práctica del jesed no se trata solo de dar dinero, sino de dar
tiempo, talento y amor. En nuestra búsqueda de practicar la misericordia, debemos
fomentar la dignidad y la autonomía de las personas, brindándoles no solo la asistencia
material necesaria, sino también el apoyo y las herramientas para que puedan desarrollar
sus propios recursos y potencial.
Desarrollemos la capacidad de "ver" las necesidades del prójimo, pues esa vista es la
llamarada de la generosidad y la ternura... la chispa del afecto y el amor en acción. La
empatía y la compasión nos impulsan a actuar y buscar formas efectivas de aliviar el
sufrimiento y marcar la diferencia en las vidas de aquellos que nos rodean.
¿De qué manera nuestra falta de misericordia hacia los necesitados puede reflejar
desprecio por el amor de Dios?
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¿Qué significa realmente "ver" las necesidades del prójimo y cómo podemos desarrollar
esa habilidad especial de empatía y comprensión?
INTRODUCCIÓN
En esta última lección estaremos analizando una estrategia práctica diseñada para que
las iglesias locales puedan mostrar compasión y misericordia a sus vecinos.
Como repaso, recordaremos que hay cuatro aspectos de la encarnación. El primer
aspecto de la encarnación es compartir el evangelio, un trabajo en el que la iglesia se
desempeña muy bien. El segundo aspecto es la demostración de compasión que ya
desarrollaremos más ampliamente. El tercer aspecto es el desarrollo de personas a través
de instituciones, como escuelas, hospitales, orfanatos, asilos de ancianos, organizaciones
civiles para defensa de los derechos humanos, consejos interreligiosos para la defensa de
la libertad religiosa y diversas organizaciones de Beneficencia. Aquí también entran
incubadoras de negocios y el desarrollo de empresas que produzcan recursos para la
misión integral. Estos proyectos son de largo alcance y a largo plazo, y requieren de
personas con vocación dispuestas a invertir tiempo y energía en ellos. El cuarto aspecto
es la confrontación con la injusticia, que implica la denuncia profética contra cualquier
sistema de opresión, ya sea cultural, religioso, social o político. Para ejercerlo se
requieren diversas estrategias que busquen transformar estos sistemas de opresión,
mejorar las leyes, las condiciones laborales, defender los derechos, etcétera.
No está de más recalcar que estos cuatro aspectos se integran entre sí y que deben tener
como base la predicación del reino de Jesucristo. No se trata solo de buscar la
transformación de las comunidades, se trata de enfocarse en enseñar las verdades del
Reino. No buscamos un evangelio sin transformación social, ni transformación social sin
evangelio.
Los proyectos semilla (sembrando esperanza) con los que trabajaremos en esta lección
son una herramienta probada en todo el mundo, los cuales ayudan a las iglesias locales a
mostrar el amor de Dios a sus vecinos.
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educativos y de capacitación laboral, la construcción de viviendas asequibles, la
instalación de sistemas de agua potable y saneamiento, y la creación de cooperativas y
pequeñas empresas locales.
La idea detrás de los proyectos semilla es que no solo se está abordando las necesidades
inmediatas de la comunidad, sino que se está creando un cambio duradero y sostenible
que permitirá a la comunidad progresar por sí misma. Además, estos proyectos son
diseñados e implementados por los miembros de la comunidad, lo que significa que están
enraizados en la cultura y las necesidades específicas de la comunidad.
La visión general de estos proyectos es que “Dios multiplica pequeños actos (semillas) de
obediencia para extender su Reino. Los proyectos semilla son una herramienta sencilla y
efectiva que posibilita a las iglesias locales a expresar el Reino de Dios en sus
comunidades por medio del servicio amoroso”.
Los proyectos semilla ofrecen una forma sencilla y efectiva para que las iglesias locales
expresen el Reino de Dios en sus comunidades a través del servicio amoroso. Al
comenzar con pequeños actos de obediencia y compasión, se sientan las bases para un
crecimiento significativo y una transformación profunda en la comunidad.
Estos proyectos se fundamentan en dos principios importantes. El primer fundamento se
basa en la idea de que las semillas tienen grandes implicaciones para el servicio,
especialmente cuando se muestran sacrificio. El primero y más importante fundamento se
desprende de la profecía de Jesús sobre su propia muerte: "Ciertamente les aseguro que
si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero si muere, produce
mucho fruto" (Juan 12:24, NVI). El impacto del servicio suele estar en proporción al
sacrificio realizado: cuanto menor sea el sacrificio, menor será el impacto, y cuanto mayor
sea el sacrificio, más significativo será el impacto para el Reino. Las pequeñas semillas
cuando representan sacrificio pueden tener una gran influencia en la comunidad.
El segundo fundamento de los proyectos semilla es reconocer que es Dios quien produce
la cosecha. Esto queda claramente establecido en la declaración del apóstol Pablo: "Yo
sembré, Apolos regó, pero Dios hizo crecer. Así que ni el que siembra ni el que riega son
importantes, sino solo Dios, que hace crecer" (1 Cor. 3:6-7, NVI). Nuestra labor es
sembrar obedientemente, pero es Dios quien produce los resultados fructíferos. Jesús
también nos recuerda que el impacto de nuestro servicio no es motivo de reconocimiento
propio: "Ustedes van a cosechar lo que no han trabajado; otros ya han trabajado, y
ustedes se benefician de su trabajo" (Jn. 4:38, NVI). Cuando servimos a otros, Dios ya
está obrando en sus corazones. Siempre que haya un avance en el Reino, es Dios quien
merece el crédito, no nosotros. El propósito de nuestro servicio es expandir el Reino de
Cristo y hacer realidad la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo; nuestro objetivo
es el crecimiento y la extensión del Reino, no el aumento numérico de la iglesia.
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Ejercicio 1. Escuchar a la comunidad.
Es de suma importancia que las iglesias establezcan relaciones con las organizaciones
vecinales de su comunidad. Este acercamiento les permitirá escuchar las necesidades de
la comunidad y liderar la ejecución de proyectos que las satisfagan. En una etapa
posterior, la meta no debe ser solamente resolver los problemas, sino convertirse en
líderes, organizadores y coordinadores -en colaboración con las organizaciones vecinales
y las instituciones locales- para llevar a cabo los proyectos. Es fundamental que la iglesia
esté atenta a las celebraciones y festividades locales, regionales, estatales o nacionales.
Para vincularse con las necesidades de su comunidad, es crucial poner en práctica el
principio de "escuchar a la comunidad". Uno de los mejores lugares para hacerlo son las
reuniones vecinales.
Cuando se trata de efectuar cambios sociales o comunitarios, el principio de "escuchar a
la comunidad" es fundamental. Sin él, cualquier cambio o proyecto se sustentará poco
tiempo. Cualquier otra forma de abordar el cambio que no parta de este principio conduce
a la dependencia, lo que se traduce en baja participación vecinal y sugestiones acatadas
solo por los líderes vecinales en lugar de que la congregación tome su liderazgo que le
corresponde. Escuchando a la comunidad, se empodera a la misma y se logra el cambio.
La gente no dirá "lo hicieron o lo lograron ellos", sino más bien "lo logramos juntos".
Dialoguen en grupo sobre cuáles son las estrategias que pueden implentar para que una
iglesia local viva este principio de “escuchar a su comunidad”.
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De manera grupal, observen el video que está en el siguiente Enlace del video. el cual les
compartira en forma digital el facilitador del curso.
Al finalizar el video comenten sus reflexiones.
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CONCLUSIÓN
No olvide que los proyectos semilla son valiosas manifestaciones del amor de Dios y de
Cristo, en las cuales las iglesias utilizan recursos locales de manera sacrificial. Estas
iniciativas, que pueden ser implementadas por grupos pequeños dentro de la iglesia,
como familias, grupos de convivencia, células, estudios bíblicos y ministerios, buscan
demostrar el amor de Dios a aquellos que aún no forman parte de la comunidad de fe.
A través de estos pequeños pero significativos proyectos, la iglesia muestra su
compromiso con el bienestar espiritual y social de la comunidad, y busca ser un
testimonio vivo del amor y la gracia de Dios. Al brindar apoyo y cuidado a aquellos que
aún no forman parte de la comunidad de fe, estos proyectos semilla abren puertas para
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que más personas puedan experimentar el amor de Dios de manera tangible, y sean
atraídos a formar parte de la comunidad de creyentes.
¿Cómo podrían las iglesias incrementar la efectividad y sostenibilidad de los proyectos
semilla a largo plazo?
¿De qué manera estas pequeñas iniciativas podrían inspirar a la comunidad de fe a
probar nuevos ministerios y formas de participación en la obra misionera?
¿Cómo podrían los proyectos semilla fomentar el diálogo y la colaboración entre
diferentes congregaciones y organizaciones locales para maximizar el impacto del
ministerio en la comunidad?
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BIBLIOGRAFÍA
Berzosa, Alfonso Ropero, ed. Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia. Berzosa, A. R.
(Ed.). (2013). Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia. Viladecavalls, Barcelona:
Editorial CLIE.
Fletcher, J., & Ropero, A. (2008). Historia general del cristianismo del siglo I al siglo XXI.
Editorial CLIE.
Pérez Millos, S. (2009). Comentario Exegético al Texto Griego del Nuevo Testamento:
Mateo. Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE.
Ropero Berzosa, A., ed. (2013). En Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia (2a
Edición). Editorial CLIE.
RECURSOS ADICIONALES
Los recursos adicionales los podrá encontrar en digital en el enlace que comparte el
facilitador: enlace.
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