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Kindle Alexander Dominio completo

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Serie Chicos buenos 3
Kindle Alexander Dominio completo

Kindle Alexander

Dominio completo

Serie Chicos buenos 03

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Serie Chicos buenos 3
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Nota a los lectores


Nuestras traducciones están hechas para quienes disfrutan del placer de
la lectura. Adoramos muchos autores pero lamentablemente no podemos
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No pretendemos ser o sustituir el original, ni desvalorizar el trabajo de los


autores, ni el de ninguna editorial. Apreciamos la creatividad y el tiempo
que les llevó desarrollar una historia para fascinarnos y por eso queremos
que más personas las conozcan y disfruten de ellas.

Ningún colaborador del foro recibe una retribución por este libro más
que un Gracias y se prohíbe a todos los miembros el uso de este con fines
lucrativos.

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olor, la textura y la emoción de abrir un libro nuevo así que encomiamos
a todos a seguir comprando a esos autores que tanto amamos.

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Serie Chicos buenos 3
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Sinopsis
El honor, la integridad y la lealtad son la filosofía de vida del
Ayudante del Alguacil Kreed Sinacola. Un ex SEAL ahora empleado por
el Grupo de Operaciones Especiales del Servicio de Alguaciles de EE. UU.,
Kreed pasó la mayor parte de su vida trabajando en operaciones
encubiertas y evitando las relaciones. Nunca mezcla negocios con placer,
sus límites se desdibujan y sus convicciones son puestas a prueba
cuando finalmente se encuentra cara a cara con el friki de las
computadoras con el que se ha asociado. Empeñado en cerrar el caso en
curso para su viejo amigo, supera sus propios límites y descubre más de
lo que espera.

Aaron Stuart se esfuerza por una cosa: la justicia. Joven y lleno de


idealismo, sus habilidades informáticas le permiten obtener un puesto
en la Agencia de Seguridad Nacional. El mayor peligro de Aaron en su
trabajo es tener calambres en los dedos, pero todo eso cambia cuando se
ve inmerso en una peligrosa investigación federal. Aaron obtiene más de
lo que esperaba cuando el FBI lo asocia con un guapo y tentador Alguacil.
Su atracción por el tatuado hombre de cabello oscuro proporciona otro
tipo de amenaza. Aaron intenta desesperadamente colocar un
cortafuegos alrededor de su corazón y luchar contra sus sentimientos,
sabiendo que un paso en falso de su parte podría finalmente destruirlo.

La solución no es tan fácil como resolver el caso, que ya es


suficientemente inestable. Pero la creciente atracción sexual entre ellos
amenaza con descarrilar las convicciones personales de Kreed, ya que
rápidamente aprende que la tentación y los asuntos del corazón rara vez
se ajustan fácilmente a las reglas por las que ha vivido. ¿Podrá Kreed
convencer a Aaron de que abra su corazón y enfrente el hecho de que a
veces las respuestas no siempre están ocultas en códigos?

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Capítulo 1
—Hombre, esto se está convirtiendo en un día de mierda —
murmuró Aaron en voz baja a nadie en particular mientras se abría paso
a través de las terminales abarrotadas y largas del Aeropuerto
Internacional de Atlanta. Juró que su mochila pesaba más de veinte kilos
y el pequeño equipaje de mano que arrastraba detrás de él agregaba
fácilmente otros diez. Había tratado de empacar lo básico en este viaje,
pero con todo su equipo electrónico y su computadora portátil ASUS ROG
más importante, sin la cual nunca salía de su casa, todavía lograba llevar
demasiado.

Las puertas y los corredores estaban llenos de viajeros groseros e


indignados, más de lo que había visto reunidos en un mismo lugar antes.
De los fragmentos que había captado en el camino, las actitudes irritables
se debían a retrasos inesperados en los vuelos en la mitad oriental de los
Estados Unidos.

Una tormenta invernal estaba en auge, dejando una carga de hielo


a su paso. Aparentemente, la magnitud de la tormenta había sorprendido
a la mitad sur de los Estados Unidos. Los meteorólogos habían pasado
por alto a este monstruo de tormenta antes de que cayera sobre su
objetivo. Al menos esa era la excusa continua que escuchaba del personal
del aeropuerto sobre por qué no estaban mejor preparados para este
evento durante uno de los días más concurridos del año. Palabras como
feliz y vacaciones se usaban con ráfagas cada vez más enojadas
mezcladas con joder y estúpidos añadidos a la mezcla.

Ni siquiera los villancicos navideños reproduciéndose en lo alto


ayudaban a aligerar el ambiente que lo rodeaba. Demasiado para la paz
en la tierra.

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Con los ojos fijos en las grandes pantallas de información, Aaron


examinó las listas de llegadas y salidas, observando cómo se cancelaban
cientos de vuelos retrasados en toda la costa este, aunque eso no le
importaba. Su vuelo desde Miami había llegado tan tarde que habría
perdido su vuelo de conexión, independientemente del mal tiempo.

De ninguna manera pasaría la noche en algún rincón de este


aeropuerto demasiado congestionado, esperando que los horarios de los
vuelos se abrieran nuevamente. La Oficina Federal de Investigaciones
solo tendría que hacer su magia y llevarlo a un vuelo diferente mañana o
cuando las cosas se calmaran fuera. Hasta entonces, encontraría una
habitación vacía en un hotel de cinco estrellas, preferiblemente el Drake,
su lugar favorito para quedarse cuando se detenía en Atlanta.

Aaron suspiró mientras seguía a las masas descontentas hacia lo


que esperaba fuera una salida. Si el clima era tan malo como todo el
mundo insinuaba, podría no tener la oportunidad de comer en Poor
Calvin's, su restaurante favorito de fusión asiática en Piedmont Street. El
arroz frito con langosta era para morirse y los pensamientos sobre el plato
fue lo único que lo mantuvo cuerdo mientras volaban por encima de la
ciudad; se sentía como si hubieran estado dando vueltas durante una
hora y media, esperando su oportunidad de aterrizar. Su estómago
escogió ese segundo para protestar, el fuerte retumbar le recordó que no
había comido nada más que el batido de proteínas que había ingerido
para el desayuno.

Aaron miró a su alrededor y vio un quiosco de comida a unos


quince metros de distancia. Eso debería atender sus necesidades
urgentes de alimento hasta que pudiera llegar al hotel. Respirando
hondo, cuidadosamente se abrió paso entre la multitud, intentando
avanzar hacia el quiosco, lo que resultó un proceso más complicado de
lo que había previsto. Aparentemente no había experimentado realmente

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a las personas molestas en este aeropuerto hasta que intentó abrirse


camino entre ellas.

—¡Oye, muévete! —Bramó el chico detrás de él cuando Aaron


disminuyó la velocidad para ir más a la izquierda.

—Lo siento. Perdona —se disculpó Aaron cuando accidentalmente


se paró frente a otra persona en su apuro por salir del tráfico y alejarse
del imbécil detrás de él. La mujer en su camino resopló, y aunque él
nunca la tocó, sus manos se agitaron dramáticamente como si la hubiera
golpeado de alguna manera.

—Amigo, cuidado —bromeó el hombre que estaba a su lado,


haciendo alarde de mantener a la mujer de pie mientras estiraba su
brazo. Aaron se movió rápidamente hacia el lado opuesto, quitó su
equipaje del camino y, sin darse cuenta, entró en el flujo de tráfico en la
dirección opuesta.

—¡Mierda! —exclamó en voz alta cuando una gran maleta estilo


baúl rodó sobre sus pies con sandalias.

El ceño fruncido que había estado conteniendo se deslizó


firmemente en su lugar mientras observaba a la persona que había
rodado tan bruscamente su equipaje sobre su pie, mirando hacia atrás
por encima del hombro para darle una dura mirada mientras continuaba
caminando.

En serio, este lugar era peor que un Black Friday con esteroides.
Aaron respiró hondo y trató de moverse más lejos del camino. Llegó a la
pared del fondo y se detuvo fuera del flujo de peatones maníacos para
recuperar el aliento y reagruparse. La única razón por la que estaba en
esta masa de viajeros cabreados durante la semana más ocupada y
miserable para viajar era por trabajo, y ningún trabajo en el planeta valía
este tipo de mierda.

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Era hora de reevaluar su vida. No más Señor Amable. Había


terminado con eso. Mira lo que le había costado ser amable. Estaba de
pie en medio del infierno. Si el FBI insistía en que estuviera en un lugar
específico, entonces no debería tener ningún problema en convertirse en
el mayor dolor en el culo del planeta.

Excepto que simplemente no era su personalidad. Había intentado


todo para que la oficina viera que no era necesario que estuviera en
Washington DC para esta tarea. Podía continuar como estaba,
monitoreando todo desde su casa con el equipo que necesitaba para
hacer su trabajo correctamente. Mira lo lejos que había llegado solo,
desde la privacidad y la comodidad de su sala de estar.

Sin embargo, los egomaníacos trajeados en DC dijeron que sería


mejor para todos si pudieran mirarlo a los ojos cuando hablaban. En
otras palabras, no importaba lo que hubiera hecho para demostrar su
valía, no confiaban en él.

Pero ni siquiera el FBI podía controlar a la Madre Naturaleza, a


pesar de que la mayoría de ellos tenían enormes complejos de Dios, y no
llegaría allí hoy como se le había ordenado. Ese pensamiento alivió un
poco su tensión. Honestamente, sus órdenes no significaban nada para
él, y la única razón por la que finalmente cedió y voló a DC tenía que ver
con su amigo Mitch Knox.

Desde que Mitch había pedido su ayuda por primera vez, algo sobre
todo este caso lo atravesó. Aaron no podía tolerar la injusticia, la
intolerancia o el odio de ninguna forma, y el hecho de que este caso
hubiera estado tan cerca de casa para Mitch también tuvo un efecto en
Aaron. Esos pocos minutos después de que Cody hubiera recibido un
disparo fueron algunos de los más frenéticos de la vida de Aaron. Había
demostrado su verdadera habilidad, hackear mientras trataba
desesperadamente de encontrar respuestas para Mitch.

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En ese momento, la creencia de Aaron en la justicia había superado


cualquier pensamiento razonable. Quería lo mejor para el mundo,
especialmente para aquellos que no podían luchar por sí mismos. Cody
siendo disparado en el pecho... Mitch tratando de llegar a él... Nadie le
dio a Mitch las respuestas que necesitaba... Sí, no había nada justo en
nada de eso.

Más que nada, Aaron odiaba la intimidación burocrática. La


arrogancia de ese acto simplemente lo enojaba muchísimo. La vida debía
tener amortiguadores para proteger a las personas de que las grandes
organizaciones los pisoteen y detengan los procesos para su propio
beneficio. Podrían haberle dado a Mitch sus respuestas, pero no lo habían
hecho, y eso no estaba bien. La vida no debía ser más que momentos de
paz, amor y rock and roll, o alguna mierda parecida.

Aaron finalmente se preparó, encontró un hueco en el tráfico de


gente y comenzó a moverse nuevamente. Se dirigió a la larga fila que
esperaba en el quiosco de comida y ocupó su lugar al final con el resto
de los clientes hambrientos. Miró por encima del tablero del menú y gimió
de frustración cuando no encontró absolutamente nada bueno para
comer. Podía elegir entre una extensa lista de hot dogs o, por un precio
exorbitante, podía tomar salchichas. Sus arterias se endurecieron ante el
pensamiento.

—Escuché que está nevando fuera.

Miró por encima del hombro para ver quién había pronunciado las
primeras palabras amables que había escuchado desde que llegó a
Atlanta y encontró a una pareja mayor detrás de él.

—¿Nevando? ¿De verdad? —preguntó, solo para ser amable. En


este punto, le importaba una mierda. Necesitaba comida y llegar al hotel
y desempacar. Había planeado llegar a un clima más frío en DC, pero

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dejó Miami con su atuendo estándar de pantalones cortos para caminar,


camiseta y una sudadera con capucha.

—Sí, está nevando. Dicen que las carreteras ya están siendo


cerradas. —Esas palabras realmente le causaron a Aaron un ligero
pánico. Necesitaba moverse.

—Gracias —dijo distraídamente antes de separarse de la línea,


desafiando a los peatones que corrían hacia la salida. No se quedaría
atrapado en este aeropuerto durante la noche; podía pasar hambre hasta
llegar al hotel. Viviría. Se abrió paso por el pasillo hasta que vio la salida
más cercana. Empujó las puertas y el fuerte viento lo dejó sin aliento.
Nada más que más caos lo esperaba al otro lado. La gente estaba
abarrotada en la acera, esperando cualquier forma posible de salir. Los
autobuses del aeropuerto se estaban llenando a su máxima capacidad y
los taxis no podían detenerse lo suficientemente rápido como para
recoger pasajeros.

Aaron se abrió paso hasta la acera y llamó a un tipo que levantaba


la tapa de un baúl para cargar su equipaje dentro de la cabina de un taxi.

—¿A dónde vas?

—Al centro —gritó el extraño, sin levantar la vista de su tarea


mientras se apresuraba a cargar su equipaje. El cuello de la chaqueta del
traje hacia arriba y la cabeza inclinada eran las únicas defensas del
hombre contra el fuerte viento y la impetuosa nevada.

—Pagaré la tarifa si me dejas viajar —ofreció Aaron. El agua nieve


golpeaba sus piernas y pies descubiertos, haciéndole temblar cuando las
temperaturas heladas se registraron en su cuerpo.

El hombre finalmente lo miró, observándolo de cerca antes de


responder:

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—Claro.

Aaron arrojó su mochila con su computadora portátil en el asiento


trasero y fue hacia el baúl. El conductor se quedó dentro del taxi con el
calentador encendido, ofreciendo cero ayuda. Aaron se colocó la capucha
de la sudadera sobre su cabeza, deslizó la cremallera hasta el final y tomó
su maleta. En ese preciso momento, llegó otro taxi. El taxi roció la
longitud del lado izquierdo de su cuerpo con agua helada. La conmoción
del frío que atacó su cuerpo le hizo perder el control sobre su maleta, que
se volcó pero, por suerte, aterrizó intacta sobre el pavimento mojado.

Solo hubo segundos de alivio cuando otro automóvil lo terminó de


empapar. La maleta aguantó hasta el tercer auto. Después de eso, no
tuvo ninguna posibilidad. Observó con horror cómo cuatro autos
golpeaban su maleta antes de que un empleado del aeropuerto se hiciera
cargo y dirigiera el tráfico lejos de todas sus pertenencias que se
extendían por la carretera. Sin otra opción, Aaron caminó penosamente
por el hielo y la nieve que caía de sus sandalias y recogía toda su ropa
ahora arruinada mientras todos observaban desde la seguridad de la
acera cubierta.

Mientras trabajaba, el taxi comenzó a tocar la bocina. El tipo con


el que viajaba se compadeció y saltó, arrojando la ropa sucia y empapada
de Aaron en el maletero. Cuando terminaron, Aaron se sentía igual que
su ropa: desgastado, inundado y completamente destrozado. Estaba
empapado y tiritando cuando finalmente entró al taxi. El conductor
arrancó antes de que pudiera cerrar la puerta por completo.

—Aquí —dijo el tipo, quitándose el abrigo.

—Está bien. —Aaron estaba sorprendido de haber dicho las


palabras, sus dientes castañeteaban fuertemente. El hombre mayor no le
prestó atención, cubriéndole con el abrigo cálido y seco.

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—Deberías quitarte esas sandalias mojadas —sugirió el tipo. Aaron


lo hizo, frotándose los pies cuando notó que estaban completamente
entumecidos.

—¿A dónde vamos? —gritó el taxista cuando se unió al tráfico. Al


menos el conductor había dirigido los respiraderos para apuntar en su
dirección, empujando el aire cálido sobre él.

—El Drake —gritó Aaron primero, luchando contra el frío que se


apoderaba de su cuerpo—. ¿Tienes un lugar para quedarte?

—Iba al Holiday Inn.

—Llévanos a los dos al Drake. —Aaron tembló involuntariamente


cuando sacó su iPhone del bolsillo y marcó el número de la asistente de
su padre.

—Hola, Aaron —respondió ella. No podía recordar su nombre, pero


sí recordaba que era más joven que él por casi seis años. A su padre le
gustaban jóvenes.

—Hola. Escucha. Estoy atrapado en Atlanta esta noche. Necesito


que me consigas un par de habitaciones en el Drake.

—Está bien, no hay problema —dijo. Podía escucharla escribiendo


en el otro extremo de la línea—. Se están llenando rápidamente. Déjame
hacer una llamada —dijo profesionalmente. Al menos esta parecía tener
algunas habilidades de comunicación y secretariado. Eso era más de lo
que podía decir sobre las que ocuparon este puesto a lo largo de los años.

—No puedo permitirme el Drake —dijo el hombre a su lado.

—Invito yo. —Aaron dejó de lado la parte de que era una propiedad
familiar. Ese tipo de cosas generalmente hacían que las personas lo
miraran de manera diferente y terminaba costándole más dinero a la

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larga. El tipo comenzó a discutir, pero Aaron levantó la mano para


silenciar la protesta cuando la asistente de su padre regresó a la línea
para darle los detalles.

—Tienes dos habitaciones. Son suites. Sin conexión y en dos pisos


diferentes. Es lo mejor que pude hacer. Escuché que el clima está
horrible.

—No tienes ni idea. Gracias.

—De nada. Le diré a tu papá que dijiste hola. —Aaron dejó ir eso
sin respuesta. Nunca le diría hola a su padre. A ambos les gustaba fingir
que el otro no existía.

—Al Drake —le indicó al taxista mientras volvía a meter el teléfono


en el bolsillo. Cuando se dio cuenta de que no estaba siendo arrojado
alrededor del asiento trasero como un viaje en taxi normal, miró por las
ventanas para ver que avanzaban lentamente en el tráfico, ni siquiera
estaban en la carretera todavía. Aaron se estremeció de nuevo y se frotó
los pies sobre la alfombra del piso para crear fricción. Sus pies estaban
jodidamente helados.

—No puedo dejar que pagues por mi habitación.

—Es lo menos que puedo hacer. Restauraste mi fe en la humanidad


—dijo, extendiendo la mano—. Soy Aaron. Recibo un descuento
corporativo. No hay problema.

—Soy Ted. Gracias —respondió el tipo.

—Ahora, veamos si podemos llegar tan lejos —dijo, mirando por la


ventana. El calentador estaba soplando más fuerte ahora. Le devolvió el
abrigo a Ted y se quitó la capucha de la cabeza para pasarse las manos
por el grueso cabello rubio decolorado. Se había cambiado el color hace
aproximadamente un mes y agregó morado y negro a las puntas. Había

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planeado agregar turquesa solo para meterse con los tipos del FBI, pero
no había tenido tiempo.

La fría humedad de sus pantalones cortos sobre su piel envió un


escalofrío por su espalda mientras su teléfono vibraba en su bolsillo. La
única razón por la que lo comprobó fue para ver si las reservas de hotel
habían cambiado. Un mensaje de Kreed. Aaron pasó su dedo por la
pantalla para abrir el mensaje.

Avísame si fuiste capaz de patinar sobre hielo hacia Atlanta para


que yo no tenga que hacer un viaje en vano al aeropuerto.

Era interesante cómo incluso los mensajes de Kreed sonaban de


esa manera engreída con la que normalmente hablaba. Por alguna razón,
irritaba los nervios de Aaron más de lo habitual. Con una pequeña
sonrisa, volvió a meter el teléfono en el bolsillo y decidió ignorar el
mensaje. Dejaría que Kreed hiciera el viaje a Dulles para recogerlo. Kreed
merecía al menos tantos problemas por insistir que Aaron volara a DC en
primer lugar.

*****

Las repeticiones de Bob Esponja se reproducían en el televisor de


la habitación de hotel que el FBI le había asignado a Kreed Sinacola.
Había llegado tarde anoche bajo una directiva obligatoria de los grandes
mandos. Lamentablemente, tuvo que dejar a sus padres por orden del
Director Carpenter, que aparentemente no había visto la necesidad de
terminar sus propias vacaciones como había exigido a Kreed, Aaron
Stuart, el Agente Especial Connors y el Agente Especial Brown.

Si Kreed decidiera que le importaba, eso probablemente lo


molestaría. Pero después de veinte años siendo empleado del gobierno,
sabía cómo funcionaban los altos mandos en general: mucha actitud,
poco rendimiento.

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El aburrimiento, más que nada, había arrojado a Kreed sobre la


cama king, con un par de almohadas debajo de la cabeza mientras
lanzaba distraídamente una navaja al aire, ejecutando ingeniosamente
un giro perfecto antes de agarrar la empuñadura firmemente en una
mano. No prestó mucha atención al acto en sí, era una segunda
naturaleza para él. Donde su antiguo compañero y amigo, el Alguacil de
los EE. UU., Mitch Knox, tenía sus videojuegos para mantenerlo ocupado
durante las largas horas de inactividad en sus trabajos, Kreed tenía sus
cuchillos. Las cicatrices en sus manos y brazos demostraban el tiempo
que había dedicado a convertirse en un experto espadachín.

Habían pasado un par de minutos, tal vez más, desde que le había
enviado un mensaje a Aaron Stuart, el pequeño bombón de las
computadoras que le asignaron a recoger en el aeropuerto. El tipo no
había respondido. Como había visto las alertas meteorológicas cruzando
la parte inferior de la pantalla, pensó que Aaron estaba varado, enojado,
en una terminal en algún lugar. Demonios, enojado probablemente era
un eufemismo porque el tipo ya estaba muy molesto dado que había
tenido que hacer este viaje en primer lugar.

Kreed se echó a reír al recordar el ataque que Stuart había lanzado


cuando se enteró de la directiva obligatoria. No podía esperar que el sexy
informático escuchara que ahora estaba siendo reasignado oficialmente
de la NSA1 al FBI para ayudar a resolver el caso. Aaron había demostrado
ser invaluable, negando todos los años de escepticismo del gobierno o tal
vez la mejor palabra era “temor” con respecto a su experta habilidad de
pirateo. Kreed se rió a carcajadas con eso. Sí, estaban asustados por el
conjunto de habilidades de Stuart.

1
National Security Agency: La Agencia de Seguridad Nacional es una agencia de
inteligencia del Gobierno de los Estados Unidos que se encarga de todo lo relacionado
con la seguridad de la información.

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No había absolutamente ninguna duda del talento del tipo.


Cualquiera que pasara más de unas pocas horas con él quedaba
impresionado. Hace años, cuando Aaron todavía era un adolescente,
había superado tanto al FBI como al Departamento de Seguridad
Nacional cuando había forzado un sistema que se creía impenetrable,
todo como una broma de fraternidad o algo así. Por supuesto, en ese
momento había sido “problemático”. Y como resultaba la mayoría de
veces, el chico terminó trabajando para la NSA, haciendo lo que mejor
hacía, encontrando debilidades en los sistemas y redes de computadoras.
Era típico del gobierno hacer la vista gorda cuando necesitaban algo de
alguien.

Aaron probablemente no entendía lo mucho que lo estaban


usando. Era un genio en su campo, pero lo suficientemente joven como
para que todavía tuviera ese idealismo juvenil. Sin duda creía que podía
hacer del mundo un lugar mejor y lo demostró cuando revisó un archivo
de caso cerrado, encontró un problema e hizo llamadas en Nochebuena
a todos los involucrados.

Su hermano Derek era igual. Hombre, extrañaba a su hermano.

El dolor instantáneo cubrió a Kreed, royendo el vacío en su


corazón. Había pasado la Navidad en casa con sus padres por primera
vez en años para ayudar a aliviar la carga de pasar las primeras
vacaciones sin su hermano pequeño. Sí, eso apestaba en todos los
niveles. Su padre ya tenía treinta y tantos años cuando Kreed había
nacido treinta y ocho años atrás. Su hermano era doce años más joven
que él. Derek había sido una sorpresa y, sin importar la edad que tuviera,
todos lo consideraban el bebé de la familia. Dios, ese chico era muy
querido.

La pérdida había afectado gravemente a su familia. Kreed podía ver


el deterioro de sus padres desde que los marines les habían informado de

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la muerte de Derek. Maldita sea si el dolor no era una perra con la que
lidiar.

Para Kreed, su verdadero problema radicaba en todas las


preguntas sin respuesta y la negativa a divulgar información sobre la
causa de la muerte de Derek. Conocía demasiado bien ese lado secreto
de los militares, probablemente mejor que nadie. Su negativa a
proporcionar información lo hacía cuestionarse todo y sospechar lo peor.

Honestamente, todo esto solo apestaba. Luchó contra la ira. Había


más en la historia que lo que le contaron a sus padres. Detuvo el giro
monótono del cuchillo, agarró la empuñadura de la hoja un poco
agresivamente mientras movía su mano libre para frotar una palma sobre
su corazón dolorido.

Las posibilidades sobre lo que causó la muerte de su hermano...

—Detente, Sinacola —gruñó y se forzó mentalmente a dejar de


pensar en todas las imprecisiones, cualquier cosa para evitar ir a ese
lugar oscuro en lo profundo de su alma. No ganaría nada si perdía su
mierda en este momento.

Levantando la cabeza, buscó algo en lo que concentrarse, cualquier


cosa que lo ayudara a mantenerse en un campo de juego nivelado para
poder resolverle este caso a Knox. Una alerta meteorológica sonó con
fuerza en el televisor y la información comenzó a correr por la parte
superior de la pantalla. El clima... Bien, pensaría en el clima.

Gracias a Dios que no estaba sentado en un aeropuerto en algún


lugar esperando que la tormenta finalizara. De alguna manera, en su
viaje desde San Antonio, había logrado evitar la tormenta que cubría el
sudeste. Connors y su familia estaban en una de las Carolinas visitando
a la familia durante las vacaciones. Aaron viajaba desde Miami. Ambos

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hombres estaban en camino y muy probablemente atrapados en ese


desastre helado.

Por lo que había escuchado, y lo mejor que podía decir, la tormenta


se movía rápidamente. Buena cosa, porque los estados del sur no estaban
equipados para hacer frente al clima extremadamente frío. Con suerte,
las temperaturas subirían rápidamente mañana, pero por ahora, era
suficiente para ser un gran dolor de cabeza para los viajeros.

Una vez que se hizo evidente que no estaban trabajando en el caso


hoy, el Agente Especial Brown había hecho lo correcto e invitó a Kreed a
cenar. Ese había sido un buen gesto orientado al trabajo en equipo. Kreed
agradeció el gesto, pero era navidad, y Brown tenía una casa llena de
niños pequeños... Kreed volvió a arrugar la nariz ante la idea. Sí, eso
parecía tortuoso como el infierno, por lo que respetuosamente había
declinado con un joder, no y terminó con un fuerte ladrido de risa. Lo
bueno es que Brown tenía sentido del humor: esa era la diferencia clave
entre Brown y su compañero, el Agente Especial Connors, quien se habría
ofendido mucho de que su invitación fuera rechazada tan groseramente.

Con todo, ver a Connors enojarse también habría sido divertido de


ver. La actitud de Connors, siempre el tipo correcto, que no rompía las
reglas, atraía a tipos como él y Mitch a la tarea de tomarle el pelo en
cualquier oportunidad que pudieran tener.

En el teléfono celular de Kreed comenzó a sonar “SexyBack” de


Justin Timberlake, alertándolo de una llamada de Mitch Knox. Este se
había asignado la canción a sí mismo cuando estaba pasando por su fase
Timberlake-Slash-Flo Rida2.

Mirando hacia el teléfono, Kreed hizo una pausa. Había estado


esperando esta llamada. Todos los agentes estaban bajo órdenes estrictas

2 Justin Timberlake es un cantante y Slash y Flo Rida son grupos musicales.

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de no decirle a Mitch sobre el último desarrollo en el caso. El tipo había


sido puesto en licencia obligatoria por el momento, y Kreed había recibido
un mensaje muy privado de su director que decía que lo reasignarían a
un nuevo compañero tan pronto como se completara este detalle. Supuso
que eso significaba que solo estaban esperando para decirle a Mitch que
estaba en trabajo de escritorio desde ese momento en adelante. Eso causó
que otro pequeño dolor golpeara su corazón.

Mitch tuvo que ver venir esto, pero su amigo tenía una forma de
evitarlo. Podía cambiar de opinión cuando quisiera, pero Kreed no pensó
que eso funcionara esta vez. Mitch había sido atacado directamente por
las personas que estaban investigando, y su amante, Cody Turner, había
recibido un disparo a quemarropa como un mensaje para Mitch. Solo un
hecho bizarro hizo que Cody sobreviviera al ataque. En este punto, Mitch
era una responsabilidad para cualquier persona con la que trabajara en
el campo, pero Kreed no había querido ser quien le dijera a su mejor
amigo que tenía que empezar a ponerse trajes si quería seguir siendo un
Ayudante del Alguacil.

Sí, como si tener a Mitch Knox en una oficina todo el día fuera a
funcionar para cualquier involucrado. Kreed soltó una carcajada y
también apartó ese pensamiento de su hiperactiva cabeza. Él tampoco
quería pensar en todo eso ahora. En cambio, dejó que el teléfono sonara
cuatro veces antes de responder. Mitch odiaba esperar cualquier cosa, y
a Kreed le encantaba presionar sus botones. Kreed sonrió mientras
pasaba el dedo por la pantalla para aceptar la llamada.

—¿Un hombre toma vacaciones, se compromete, pero aun así llama


a su compañero? Aww... ¿ya me extrañas? ¿Problemas en el paraíso,
princesa? —Kreed no podía resistirse a molestar a su viejo amigo.

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—Jódete. Al diablo con hacerme esperar como siempre haces


cuando llamo, y al carajo con el FBI. Deberías habérmelo dicho —
respondió Mitch.

—Sabes que tengo que pavonearme, ser la cosa más sexy de la


habitación, cada vez que escucho tu tono de llamada, Knox. ¿Y qué
debería haberte dicho exactamente? —preguntó Kreed. Había una larga
lista de cosas que Mitch no sabía.

—Jódete, Sinacola. Deberías haberme dicho que Aaron encontró


algo importante. Y necesitas decirme todo lo que sabes. Estos pequeños
ataques sorpresa no me gustan. —Mitch parecía molesto y enojado, y
Kreed sabía cuándo retroceder. Ahora no era el momento de bromear.
Este caso en el que estaban trabajando había sido el bebé de Mitch. Había
reconstruido minuciosamente caso tras caso de ataques brutales, todo
por su cuenta cuando sus superiores se habían negado a asignar dinero
a la investigación. Kreed sabía que Mitch no debería quedar fuera ahora.

—Eres demasiado alto perfil, Knox. Se te considera un pasivo. —


Kreed repitió lo que los superiores le habían dicho.

—A la mierda con eso. Puedo estar allí internamente. Conozco este


caso como el dorso de mi mano. —Mitch ladró exactamente el mismo
argumento que Kreed había usado en defensa de su compañero.

—Sabes que estoy de acuerdo. Luché por ti, hombre. Todavía


lucharé por ti. Pero son firmes. Necesitaré a todo el equipo para luchar
contra su decisión. ¿Y qué vas a hacer con Cody mientras estás aquí en
DC? Debes considerar eso antes de que yo haga un puto ataque masivo
para llevarte aquí.

Se hizo el silencio. Sí, Kreed pensó que Mitch no había llegado tan
lejos en su proceso de pensamiento. Estaba enojado porque había sido
excluido.

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—Todavía no ha vuelto al trabajo. Puede venir conmigo. Hacer la


rehabilitación en DC —argumentó Mitch, claramente pensando y
hablando al mismo tiempo.

—¿Cómo te enteraste? —preguntó Kreed, contemplando el plan de


Mitch.

—El archivo del caso fue abierto nuevamente. Recibí una alerta.
Llamé a tus padres y me dijeron que estabas en DC.

—¿Llamaste a mis padres? —Todo se detuvo en ese momento. Si


Mitch estuviera en esta habitación, le habría lanzado una navaja a su
compañero. Mitch no debería haber usado a sus padres para obtener
información. Ese era un infierno de golpe bajo.

—Joder, sí, lo hice. No me dijiste lo que estaba pasando —acusó


Mitch.

—Eso es bajo, incluso para ti, Knox.

—No más bajo que tú. Me dirijo hacia allí. Cody viene conmigo. Él
es más inteligente que nosotros dos de todos modos...

—Hombre, no lo hagas de esta manera. —Kreed cortó la queja de


Mitch—. Todo el equipo está realmente preocupado por ti y Cody. Es
personal para ellos. No me sorprendería que no tengan los ojos puestos
en ustedes dos en todo momento. Hablan en serio. Espera. Te mantendré
informado, lo juro. Iba a hacerlo de todos modos. Todos están atrapados
en el clima de mierda.

—¿Quiénes son todos? —preguntó Mitch.

—Brown está aquí. Están trayendo a Connors de regreso de sus


vacaciones, y tu compañero de juegos, Stuart, está siendo llevado a
trabajar adentro.

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—No me jodas. ¿Qué dijo sobre eso? —Toda la ira se había disipado
de su voz, y Mitch parecía asombrado.

—No fue agradable. —Kreed condensó la rabieta de Aaron en esas


tres pequeñas palabras.

—Sí, apuesto que no. —Mitch soltó una carcajada. Como de


costumbre, rara vez se enfadaba, y Kreed apreciaba eso de él.

—En serio, hombre, quédate quieto. Disfruta de tu familia y tu


hombre. Déjame tener una idea de lo que están pensando. No será más
que un día o dos más y podemos decidir qué hacer a partir de ahí —
aconsejó Kreed, rezando para que Mitch se tranquilizara.

—Mantenme al tanto o lo haré por las malas. —Sí, Kreed no tenía


dudas de que Mitch lo decía en serio.

—¿Cody está de acuerdo con este plan?

—Lo estará cuando se lo diga. —Mitch sonaba a la defensiva.

—Ya guardando secretos. Princesa mala —reprendió Kreed,


lanzando su apodo favorito para Mitch.

—Vete al diablo. No estoy jugando. Mantenme informado o me


presentaré solo. No me quedaré fuera de esto. Quiero que esto termine.
Cody no está a salvo hasta que se detengan.

—Tú tampoco —respondió Kreed.

—Ni tú. He cuidado tu jodida espalda por casi diez años. Cuídate
hasta que yo pueda hacerlo. Nadie te patea el trasero excepto yo —añadió
Mitch un poco más en voz baja, pero todavía firme.

—Jódete, Knox, y lo haré. Lo juro, tan pronto como nos movamos,


lo sabrás.

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—Bien. Y graba la primera experiencia de Aaron en ese edificio. Esa


mierda va a ser divertida —dijo Mitch, riendo.

—Lo haré. Quédate donde estás, Knox. Seremos más inteligentes.


Esta vez nadie saldrá herido y, según la información de Stuart, la
amenaza aún parece muy real.

—Ya dijiste eso. Hiciste tu trabajo hoy y me mantuviste fuera de él.


No me sentaré a esperar. Estoy colgando ahora.

Mitch desconectó la llamada y Kreed se echó a reír, dejando caer el


teléfono sobre la cama. Eso había sido lo correcto, mantener a Mitch a
salvo en Nueva York, pero Mitch tenía razón al respaldarlo. Claro, a veces
se atacaban mutuamente, pero eso era todo, simplemente para
desahogarse. No importaba cuántos enfrentamientos tuvieran entre ellos,
y había habido muchos a lo largo de los años, nadie te cuidaba la espalda
como Mitch Knox. Por lo que valía la pena, cuando las cosas cambiaban,
él siempre estaría allí para Mitch. Las apuestas eran mayores en este
caso particular. Kreed necesitaba estar en su mejor momento para evitar
que uno de ellos fuera lastimado nuevamente.

Kreed recogió la navaja y continuó lanzándola al aire. Volverían a


los juegos tácticos una vez más. Su mente se desvió hacia su hermano y
su resolución se reafirmó. No iba a seguir perdiendo a las personas que
amaba.

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Capítulo 2
Veinte horas después de aterrizar en Atlanta, Aaron se bajó del
abarrotado avión en el Aeropuerto Internacional de Dulles, agradecido de
finalmente estar en tierra. Honestamente, no habría importado dónde
aterrizaran mientras él pudiera bajarse de ese viaje infernal en el que
había quedado atrapado.

Las aerolíneas lo habían reprogramado para un asiento en clase


económica con el fin de sacarlo en el primer vuelo disponible. No fue una
de sus mejores decisiones. Terminó justo en medio de una familia. La
madre con su bebé llorando se sentó en la fila frente a él. El padre y otro
niño pequeño se sentaron a su lado. Y sus dos preadolescentes se
sentaron una fila detrás de él.

Le había parecido una sugerencia razonable cuando le ofreció a la


madre su asiento para que ella se sintiera más cómoda al lado de su
esposo en lugar de lidiar con todo el asunto de ir y venir. El padre había
sido inútil para controlar cualquier cosa, pero la madre nunca pareció
captar la pista o entenderlo. Seguía meciendo al bebé que lloraba y
chasqueando sus malditos dedos a los otros niños.

Sus auriculares Bose resistentes al sonido nunca tuvieron una


oportunidad contra esa familia de seis. Afortunadamente ese vuelo ya
había terminado y habían desembarcado.

Como los aeropuertos superpoblados parecían ser la nueva norma,


Aaron trató de bloquear todo mientras vigilaba los letreros de arriba en
busca de reclamo de equipaje.

Para ser honesto, trató de darse prisa porque sabía que Kreed
estaba estacionado frente a la salida de reclamo de equipaje, esperándolo

24
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allí. Aaron se encogió de hombros en el abrigo nuevo que había comprado


cuando su otro se arruinó, aliviado de no tener que esperar con las masas
de personas en la fila para un coche de alquiler. Y dado que la ropa que
había podido rescatar de su desastre de maleta ahora cabía dentro de la
mochila en su hombro, también podía evitar esperar el equipaje,
haciendo que fuera mucho más fácil salir de allí.

Aaron siguió las señales que lo dirigían fuera de la terminal. Bajó


el doble juego de escaleras mecánicas y luego atravesó las puertas
interiores de reclamo de equipaje. Cuando entró en la gran sala abierta,
examinó la pared del fondo, buscando una salida. Pero puso esa tarea
rápidamente en segundo plano cuando su mirada se posó en un tipo alto
y de cabello oscuro con una chaqueta de cuero, de pie junto a una pared.
Jesucristo, debía medir al menos un metro noventa, cada centímetro
músculo sólido y caliente como la mierda. Los hombres grandes y
musculosos vestidos de cuero siempre habían sido una debilidad para él,
y este era sin duda su sueño mojado personificado.

Sonrió mientras contemplaba la vista. De repente, el aeropuerto


internacional de Dulles no parecía un mal lugar para estar.

El tipo se dio la vuelta, y como Aaron no era de los que se perdía


una oportunidad, bajó la mirada y vio un lindo y firme trasero que le hizo
agua la boca. Aaron solo podía imaginar qué tentaciones pecaminosas
estaban escondidas debajo de todo ese cuero. El tipo probablemente
estaba esperando a su esposa... o no. ¿Quién lo sabía? Lástima que no
tenía tiempo de averiguarlo. El deber llamaba. Bueno, eso y su necesidad
de escapar de los viajeros consumiendo su voluntad de vivir. Gracias al
Señor Alto, Oscuro y Amenazador, Aaron tenía todo el material necesario
para su colección de imágenes más tarde cuando estuviera solo en su
habitación de hotel.

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Redirigiendo su enfoque hacia la tarea en cuestión, finalmente


localizó el letrero que necesitaba al otro lado de la habitación, pero
mientras se dirigía hacia esas puertas, no pudo evitar una última rápida
mirada en la dirección del hombre vestido de cuero. A Aaron no le había
costado más de un momento convencerse de que necesitaba una cara o,
al menos, un vistazo a los labios del tipo para ponerle a ese cuerpo,
entonces sería un tipo jodidamente feliz por el resto de su viaje. Bueno,
tal vez estaba exagerando, pero lo que sea... Aaron quería una última
mirada.

Echó un vistazo y esta vez, sus miradas se conectaron. Un latido,


quizás dos y Aaron tropezó con sus propios pies.

¡Joder!

Santo jodido infierno, él reconocía esos ojos.

¡Mierda!

Kreed Sinacola.

En la vida real, esos ojos y ese cuerpo tenían un aspecto al menos


un millón de veces mejor que en un monitor de computadora. Aaron gimió
al recordar haber rechazado al tipo la primera vez que lo había visto en
una llamada de Skype con Mitch, mientras estaban en Kentucky. Sacudió
mentalmente la cabeza ante su propia estupidez, pero en su defensa,
había estado tan ocupado hackeando algo para Mitch que obviamente no
había juzgado la situación con claridad.

¿En qué demonios había estado pensando? Se ganaba la vida


prestando atención a los detalles más finos. Mierda. Claramente era
deficiente en ese departamento en este caso.

—Disculpe. —Un fuerte golpe por detrás hizo que la pesada mochila
de Aaron se resbalara de su hombro. En ese breve momento, había

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olvidado de alguna manera a las multitudes que pululaban, tratando de


abandonar el edificio. Afortunadamente, el contacto le dio el segundo que
necesitaba para recuperarse mientras miraba hacia otro lado, murmuró
una disculpa, reajustó la correa y trató de recuperar el juicio.

Sintiéndose en un terreno más firme, dio un par de pasos hacia


adelante, mirando a todos lados menos a los ojos de Kreed. Deslizó
nerviosamente sus palmas húmedas por los costados de sus vaqueros
nuevos mientras ajustaba su trayectoria y se dirigía hacia el tipo. Kreed
no se había movido. Seguía apoyado contra la pared del fondo, los brazos
musculosos cruzados sobre su enorme pecho. Cuando Aaron finalmente
agudizó los nervios para encontrarse con la mirada de Kreed, juró que
había una sonrisa de suficiencia en ese rostro tan atractivo.

¡Mierda! El hombre rezumaba arrogancia, y el aire de confianza,


combinado con todo ese cuero, era tan caliente.

—Hey. Eres Kreed, ¿verdad? —preguntó Aaron una vez al alcance


del oído, intentando sonar casual y no afectado, exactamente lo opuesto
a todo lo que estaba en su interior.

—El único e irrepetible, a tu servicio —respondió Kreed, usando


esa misma actitud petulante que Aaron recordaba de las llamadas de
Skype. Pero esa audacia sin complejos iba con todo el paquete. Su
maldita polla ciertamente estuvo de acuerdo—. ¿Tienes equipaje?

—No, solo esto. —Señaló la mochila—. Tuve un pequeño accidente


en el aeropuerto de Atlanta, así que tendré que comprarme ropa nueva.
—Se atrevió a mirar de nuevo a Kreed. Definitivamente había una sonrisa
en su rostro, y se intensificó, convirtiéndose en una sonrisa completa
mientras Kreed lo estudiaba. La sonrisa sorprendió a Aaron.
Honestamente, no había pensado que Kreed pudiera ser más guapo;
claramente se había equivocado. Por segunda vez en menos de tres

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minutos, necesitaba recomponerse. Este tipo lo desequilibraba


seriamente, y ese hecho solo lo frustraba infinitamente.

Permanecieron en silencio durante lo que parecieron varios


minutos antes de que Kreed finalmente se moviera, metiendo su mano
en la chaqueta de cuero desgastada que llevaba.

—Casi no te reconocí. Tu cabello es diferente de lo que recuerdo y


tienes eso. —Kreed indicó el rastrojo de barba de Aaron.

—Me gusta cambiar constantemente —dijo Aaron y miró hacia otro


lado, con el corazón acelerado en el pecho. ¿Qué demonios estaba
pasando con él? El hecho de que Kreed recordara detalles tan pequeños
lo tomó por sorpresa y le hizo cosquillas en la columna. Aaron siempre
estaba buscando nuevas formas de reinventarse. Cambiar el color y el
estilo de su cabello era algo con lo que había comenzado a jugar en la
secundaria durante su fase desafiante. Al principio, se había teñido el
cabello por puro valor de conmoción: un jódete para su padre y la
administración de la escuela privada. Pero luego descubrió que realmente
le gustaba el cambio y lo mantuvo.

Sin embargo, de Kreed, esas palabras se sintieron como una caricia


personal y una afirmación de que había elegido bien el color de su cabello.
Kreed era un Alguacil entrenado en la división de equipos especiales. Por
supuesto que recordaría pequeñas cosas; era por lo que le pagaban por
hacer. Con otro movimiento mental, Aaron se regañó. Si no controlaba
sus respuestas, este viaje sería un desastre total. Además, Aaron no iba
por hombres engreídos y eso era exactamente lo que era Kreed Sinacola.

—Estoy estacionado afuera —dijo Kreed finalmente, asintiendo en


dirección a las puertas de salida. Aaron no se movió de inmediato. Ahora
que estaba más cerca, podía confirmar su estimación anterior, Kreed
medía alrededor de metro noventa y cinco, unos centímetros más alto que
su propio cuerpo de metro ochenta y ocho, y más amplio, mucho más

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amplio. Aaron vislumbró el tatuaje que asomaba por encima de la


camiseta de Kreed. No pudo ver todo el diseño porque estaba oculto bajo
un material oscuro, así como por la chaqueta de cuero. La tentación de
arrancarle la camisa inmediatamente al hombre y admirar todo el resto
de ese lienzo entintado lo acometió con fuerza.

Kreed Sinacola apestaba a intimidación. Podía ver que los chicos


malos no tenían muchas posibilidades cuando Kreed iba a arrestarlos,
pero Aaron se encontró intrigado. Otra cosa que no había planeado.

Cuando Kreed asintió con la cabeza hacia la salida y dio un paso


delante de él, los ojos de Aaron se posaron inmediatamente en el trasero
del hombre. Oh, joder. Era incluso mejor de cerca. El hombre irradiaba
perfecto en todos los sentidos de la palabra. Los vaqueros negros que
abrazaban el cuerpo de Kreed mostraban un apretado trasero que
conducía a muslos gruesos y carnosos. Aaron siguió a Kreed, su mirada
aún pegada al trasero del tipo.

Por el rabillo del ojo, un destello reflectante llamó su atención.


Levantó la vista y captó sus siluetas en el cristal de las puertas
correderas. La sorpresa y la vergüenza lo inundaron cuando se dio cuenta
de que Kreed lo estaba mirando en el mismo reflejo.

Doble joder. Podía sentir sus mejillas calentarse y rápidamente


miró hacia otro lado.

¡Mierda! Aaron puso los ojos en blanco. ¿Qué demonios estaba


haciendo? Había rechazado a Kreed antes, y ahora estaba babeando
sobre él. Típico en su vida. Claramente, había pasado demasiado tiempo
solo y no era apto para estar en público.

—Por aquí —dijo Kreed, disminuyendo su paso para caminar al


lado de Aaron. Kreed hizo clic en el llavero y señaló el Tahoe negro dos o
tres espacios más abajo. Intentó todo para ignorar al tipo, agradecido

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cuando Kreed finalmente se movió alrededor del vehículo hacia el otro


lado. Aaron colocó cuidadosamente su mochila y abrigo en el asiento
trasero.

Respirar profundamente el aire fresco y frío pareció despejar su


mente y ayudar a su perspectiva. Aaron se detuvo antes de abrir la puerta
del pasajero. Todos sus pensamientos debían centrarse en llegar al
cuartel general del FBI, descubrir cómo hacer su trabajo y salir de allí.
Una vez llegara a casa, tenía que investigar seriamente. En este momento
había aprendido absolutamente su lección sobre ayudar a la gente. Él
parado en medio de un aeropuerto de Washington DC, comiéndose con
los ojos a Kreed, un maldito Ayudante del Alguacil por el amor de Dios,
cuando tenía más trabajo del que podía lograr, todo en su escritorio en
casa... Sí. Necesitaba repensar seriamente toda su vida.

Aaron tenía una vida cuidadosamente planificada por una razón.


No podía permitirse distracciones, ni “solicitudes” del FBI o desear
hombres como Kreed Sinacola. Juró que si lograba pasar los próximos
días, podía apostar su trasero que esto nunca, nunca volvería a suceder.

***

Kreed saltó dentro del SUV y arrancó el vehículo. Rápidamente giró


la perilla del calentador a toda potencia, empujando los respiraderos
hacia el asiento del pasajero y luego esperó. Enganchando un brazo
alrededor del respaldo del asiento del pasajero, Kreed usó el espejo
retrovisor para ver a Aaron colocar cuidadosamente sus cosas en el
asiento trasero. Hombre, Aaron había resultado ser una sorpresa
inesperada. La última vez que vio a Aaron Stuart, el tipo tenía el pelo
oscuro, ese estilo desordenado de recién follado que llamó la atención de
Kreed, pero hoy su cabello era rubio con puntas negras y moradas.

Mientras esperaba dentro del área de reclamo de equipaje, por


supuesto que había notado al tipo ardiente y tenso tan pronto como

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golpeó la parte superior de la escalera mecánica, pero estaba buscando


al tipo de cabeza oscura. Se había sentido atraído por el Aaron de cabello
castaño, pero ahora... Maldición, su atracción ascendió a un nivel
completamente nuevo. Kreed mantuvo los ojos fijos en el espejo y miró a
Aaron. Sí, este tipo era otro nivel.

Rápidamente, volvió a recordar la información que Mitch le había


dado. Las palabras de su amigo habían sido algo así como “estás ladrando
al árbol equivocado, Sinacola”, lo que llevó a Kreed a creer que Aaron era
heterosexual.

Kreed sonrió para sí mismo. No, Mitch debió haberse equivocado.


Kreed definitivamente había visto interés cuando Stuart lo folló con los
ojos frente a toda el área de reclamo de equipaje de Dulles.

¿Cómo había pasado por alto Mitch esa monumental información?


Knox solía ser más inteligente sobre ese tipo de cosas. Por supuesto,
podría haber leído mal al hombre. Solo tuvieron contacto en línea. Pero
si Aaron era gay, bi o heterosexual, Kreed estaba seguro de una cosa:
nunca había tenido a nadie que lo evaluara tan completamente, y
definitivamente quería más.

Además del cabello diferente y su sombra de barba, usaba gafas


que se adaptaban perfectamente a la forma de su rostro. Stuart era tan
caliente, si no más, de lo que Kreed recordaba. En la pantalla, habría
adivinado que Aaron era más bajo, pero en realidad, era solo unos
centímetros más bajo que él, la altura perfecta en la estimación de Kreed.
Le gustaban sus hombres del tamaño de Aaron.

Sus hombres... ¿Como si tuviera hombres? ¿De dónde demonios


había salido eso?

Castigándose a sí mismo, Kreed trató de frenar sus pensamientos


descarriados. Estaban allí para hacer un trabajo, no para que él se follara

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Serie Chicos buenos 3
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al friki de las computadoras. Kreed ladeó la cabeza y jugó al abogado del


diablo ante ese pensamiento. Pero bueno, si surgía la oportunidad, la iba
a agarrar por las bolas. Kreed casi se rió en voz alta ante ese pensamiento.

Con otra mirada sobre su hombro, vio a Aaron cerrar la puerta


trasera y luego pararse en la acera. Kreed cambió su posición, intentando
una mejor vista. ¿Por qué estaba el chico parado afuera en el clima
helado? Seguramente sabía que la hipotermia no era una excusa
suficiente para dejar de trabajar en este caso. Kreed observó a Aaron por
un segundo más antes de volver al frente. Le daría a Stuart un minuto o
dos antes de desafiar los elementos y empujar su trasero dentro del auto.

Tamborileando con los dedos de su mano izquierda sobre el


volante, esperó pacientemente, mientras movía su mano libre hacia abajo
para ajustar su polla. Hombre, había pensado que se había sentido
atraído por Aaron en la pantalla de la computadora, pero eso no
comenzaba a compararse con la atracción que lo atravesaba en este
momento. Aaron Stuart en persona era realmente una vista deliciosa.
Algo sobre su cabello tenía sus dedos ansiosos por sentir esos mechones
rubios y puntiagudos. Las gafas de montura negra que llevaba Aaron
atrajeron su atención hacia los ojos azul grisáceos, enmarcados
perfectamente por pestañas gruesas y oscuras. Podría haber jurado que
Aaron tenía ojos marrones la última vez que lo había visto, pero qué
demonios, este tipo, con ojos de cualquier color, o cabello, para el caso,
era ardiente.

Solo la boca del chico hizo que la polla de Kreed suplicara un poco
de atención. ¡Joder! Los labios carnosos y llenos, perfectos para besar y
tantas otras cosas, inmediatamente llamaron su atención. Kreed casi
había tendido la mano para pasar la palma por esa mandíbula cuadrada
y firme, pero rápidamente se contuvo, deteniéndose antes de hacer que
toda la situación fuera más incómoda. Esa barba corta se sentiría
increíble contra su piel.

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Serie Chicos buenos 3
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Si se hubieran conocido en un bar, podría apostar que se llevaría


a este tipo a casa y directamente a su cama. Aaron parecía musculoso,
pero no grueso, con piernas largas. Kreed no podía decirlo con certeza
porque habían estado escondidas por un abrigo y vaqueros, pero suponía
que eran musculosas en todos los lugares correctos, perfectas para
envolverlas alrededor de la cintura de Kreed.

Kreed sacudió la cabeza, tratando de empujar lejos ese último


pensamiento. El sexo con Aaron solo complicaría las cosas, al menos eso
era lo que su conciencia seguía gritando. Kreed no tenía el hábito de follar
a los chicos con los que trabajaba, nunca lo había hecho. Las
consecuencias podrían ser desastrosas.

Kreed podía sentir la sonrisa malvada tirando de las comisuras de


su boca. Técnicamente todavía no estaban en el trabajo. Así que un poco
de sexo casual podía ser lo mejor para ayudar a aliviar la tensión en
aumento. Solo para eliminar la tentación, por supuesto.

Un tembloroso Aaron finalmente abrió la puerta del pasajero y se


deslizó en el asiento delantero. Ahora no llevaba nada para protegerlo del
clima frío. Kreed se sentó allí con una mano en el volante, la otra aún
descansando en el respaldo del asiento, y miró al tipo. Aaron se frotó las
manos, colocándolas frente al calentador, luego las sopló antes de
frotarlas nuevamente. Kreed continuó sentado allí, boquiabierto.

—¿Qué? —preguntó finalmente Aaron, sin mirar a Kreed.

—Creo que te equivocaste —respondió Kreed.

—Más de lo que sabrás, pero ¿de qué estás hablando? —Solo


entonces Aaron miró en su dirección.

—Eres absolutamente mi tipo —declaró Kreed y resistió el impulso


de alcanzar y arreglar los mechones gruesos y sedosos del cabello

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desordenado por el viento. Contuvo un gemido; este chico era tentador


como la mierda, lo afectaba gravemente hasta el punto de distracción
total. Aaron miró hacia otro lado tan pronto como pronunció las palabras.

—Creo que confundiste las palabras. Dije lo contrario —respondió


Aaron. Un toque de rojo se deslizó por sus mejillas.

—Bueno, definitivamente te equivocaste. Te gustó lo que viste y me


he estado preguntando por un tiempo. Necesitamos encontrar una
manera de liberar toda esta tensión sexual, despejar nuestras mentes.
De esa manera podemos dar todo de sí en este caso sin distracciones.
Entonces, si vamos a follar, necesitamos hacerlo ahora antes de llegar a
la oficina y estemos oficialmente en horario laboral —declaró Kreed.

—¿Qué? ¿Me estás tomando el pelo? —preguntó Aaron, claramente


sorprendido, aunque tal vez Kreed escuchó un poco de curiosidad en su
voz también—. No digo que lo haría, pero ¿qué tiene que ver estar en
horario laboral?

—No follo con compañeros de trabajo. Y eso es muy malo porque


eres jodidamente adorable. —Kreed observó cómo el cuerpo de Aaron se
tensaba visiblemente.

—¿Huh? —A Aaron le tomó un segundo digerir sus palabras—. No,


no voy a follar contigo. Ni siquiera entiendo lo que estás diciendo.
¿Adorable? Todo lo que piensas que estás intentando decir debe haber
consumido todo el oxígeno en tu cerebro.

La irritación de Aaron llegó alta y clara. Muy bien, tal vez había
empujado demasiado fuerte; Kreed tenía una forma de hacerlo. Pero
Aaron tampoco se había visto completamente horrorizado por la idea. Al
menos eso era algo, ¿verdad?

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—¿Estás seguro? —preguntó Kreed, nunca fue realmente bueno en


aceptar un no como respuesta—. Tenemos unas horas que podríamos
matar esperando que llegue el vuelo de Connors. —Esta vez, Kreed
sacudió las cejas de manera sugerente.

—No voy a acostarme contigo. Ni siquiera te conozco. —Aaron se


dio la vuelta y miró por el parabrisas delantero del coche.

—No puedo pensar en una mejor manera para que me conozcas,


¿tú sí? —preguntó Kreed y luego esperó algo más que la mirada incrédula
que ahora le estaba disparando. Kreed se encogió de hombros antes de
finalmente hablar de nuevo—. Tú te lo pierdes. Es una oferta de una sola
vez.

Cuando Aaron no dijo nada más, Kreed dejó caer la palanca de


cambios en la unidad y salió del estacionamiento. No tuvo tiempo
suficiente para tentarlo, pero el silencio continuo de Aaron lo decepcionó.
Claramente, el enfoque directo podría no haber sido la mejor manera de
lograr su objetivo más inmediato.

Lo que sea. No puedes culpar a un tipo por intentarlo. Kreed dirigió


su atención al tráfico, leyó las señales de salida y las siguió fuera del
estacionamiento antes de tomar la salida sur del aeropuerto.

—¿Así que no tienes sexo con las personas con las que trabajas?
—Aaron finalmente rompió el tenso silencio unos diez minutos después.

Kreed siguió conduciendo, con los ojos centrados en la carretera


mientras su sonrisa crecía. Aaron estaba pensando en su oferta, tal vez
incluso reconsiderando su decisión, por lo que no era el sólido no que
había pensado originalmente.

—Eso es inesperado. Asumí que tú y Mitch se enrollaban.

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Kreed se rió profundamente ante eso. La mayoría de la gente


llegaba a esa conclusión. Todos asumían que él y Mitch follaban
regularmente. Era solo otra parte del estereotipo que obtenían los
compañeros homosexuales. En lugar de decirle a Aaron que no debería
asumir una mierda, decidió ser honesto.

—Lo hicimos una o dos veces, hace mucho tiempo, antes de


trabajar juntos como compañeros. No funcionó. Ahora solo nos gusta
meternos el uno con el otro. Es como mi familia —ofreció Kreed y le dio a
Aaron una mirada de reojo—. Todavía no es demasiado tarde para
aceptar.

—¿Qué y ser otra muesca en tu cama? No, creo que pasaré. No hay
razón para complicar las cosas, especialmente cuando ni siquiera quiero
estar aquí. Voy a hacer lo que quieren y luego me largo como el infierno
—dijo Aaron, volviendo la cabeza hacia la ventana del lado del pasajero.

—Hmmm. ¿Por qué? —preguntó Kreed—. Me refiero a la parte de


largarse como el infierno. —Kreed dejó pasar el comentario sobre la
muesca en la cama, aceptándolo por lo que era: un intento para ayudar
a crear distancia entre ellos.

—Todo lo que estaba tratando de hacer era darles la información


que encontré. No era un gran problema. Podría hacer eso desde casa. No
necesito estar aquí y en medio de toda esta mierda —dijo Aaron, algo
disgustado.

—Hmm. —Kreed no pudo evitar notar toda la agresión en las


palabras de Aaron y preguntarse por qué—. Has sido fundamental en
este caso. Más o menos diría que si no fuera por ti, aún estaríamos
persiguiendo cabos sueltos.

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—Lo que sea. Todo lo que hice fue desde mi casa. No necesito estar
bajo su pulgar. Tengo una vida y cosas de las que ocuparme. Debería
estar allí ahora... es soleado.

Kreed soltó una carcajada.

—Pensé que todos ustedes los frikis informáticos se quedaban


encerrados en la casa, lejos del sol y la gente.

—Tengo un balcón —arrojó Aaron.

Kreed volvió a reír. Aaron tenía que salir de la casa más que solo a
su balcón para broncearse. Al detenerse en un semáforo en rojo, Kreed
lo miró de reojo. Un pequeño pinchazo de intuición se disparó, haciendo
que Aaron fuera más que sexy. Había más en este tipo de lo que había
captado originalmente y, por lo general, no se equivocaba con estas cosas.
Normalmente podía percibir a alguien después de solo minutos de
conocerlo.

Mirando hacia atrás, desde el principio, no pudo leer a Aaron. Le


molestaba como la mierda. El tipo era un enigma, y Kreed se dio cuenta
de que descifrar a Aaron sería un desafío, pero siempre agradecía un
buen desafío. Investigaría en silencio, pero detalladamente. Por lo menos,
ayudaría a llenar los agujeros de aburrimiento que Mitch siempre había
sido bueno en llenar.

—Está bien, conejito de playa, tú te pierdes la oferta. Supongo que


nunca sabrás por qué me llaman Sin3. —Kreed bajó la voz y se volvió
hacia Stuart—. Sin embargo, puedo decirte esto. No tiene nada que ver
con mi apellido. —Kreed le guiñó un ojo a Aaron y volvió a centrar su
atención en la carretera. El resoplido que escuchó venir de Aaron tenía
una gran sonrisa expandiéndose en su rostro. Oh sí, esto mejoraba cada

3
Sin significa pecado.

37
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segundo—. ¿Qué tal un almuerzo? Podemos sentarnos y hablar. Tengo la


sensación de que te asignarán como mi compañero temporal en este
acuerdo. Necesitamos estar en la misma página. Hay algunas cosas que
debemos repasar. Solo para que conste, igual que tú no estoy más
interesado en trabajar con esos trajeados. Estoy bien metiéndome allí,
hacer el trabajo y salir tan rápido como sea humanamente posible.

—Seguro, como sea. —Aaron lo desestimó y continuó mirando por


la ventanilla del lado del pasajero. Kreed podía sentir la frustración
saliendo de Aaron en oleadas. Ya sea por la asignación del FBI o la tensión
sexual entre ellos, aún no podía decirlo. Secretamente esperaba lo último,
especialmente porque había sido rechazado tan sólidamente.

Kreed entró en el primer restaurante que vio. Aaron Stuart estaba


en su radar y Kreed no iba a dejar a este chico fuera de su vista.

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Capítulo 3
Aaron salió de la camioneta e inmediatamente se ajustó. Su cada
vez más dura erección presionaba contra la tela nueva de los Levi’s, dolía
y le molestaba como la mierda. Desafortunadamente, el ligero ajuste no
fue suficiente, pero no podía meterse las manos en los pantalones y
rectificar la situación frente al hombre que causó todas esas molestias.

Kreed Sinacola no había picado las palabras.

Maldición sino era excitante que intentaran ligarte. No podía


recordar la última vez que alguien había dejado sus intenciones tan
innegablemente claras. El calor en los ojos de Kreed había cimentado la
sugerencia de que volvieran al hotel y follaran como conejitos. Y su polla
traidora saltó a bordo de ese tren.

Mientras contemplaba las ventajas y las complicaciones de la idea,


su ceño se frunció. Aaron realmente no podía recordar la última vez que
había tenido relaciones sexuales. Bueno... aparte de con su palma. Sí,
hacía lo que tenía que hacer para tener su cuota de orgasmos, pero
realmente no consideraba el masturbarse en ningún lugar cercano a
tener relaciones sexuales. Era rápido, superficial, y hacía el trabajo. Un
medio para un fin.

El estilo de vida de salir a la calle para conseguir un polvo se hizo


viejo casi al mismo tiempo en que la vida se había vuelto tan seria. Entre
el trabajo y la cultura cambiante de la comunidad gay de hoy, parecía
que cada chico que conocía quería una relación comprometida. Era su
derecho. Pero los compromisos tomaban trabajo, y eso era algo para lo
que no tenía tiempo. El sexo por el sexo ya no era tan fácil de encontrar.

39
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De alguna manera, siempre se ataban las cuerdas, sin importar lo


acordado antes.

Sin embargo, su tonto trasero acababa de ser ofrecido por el chico


guapo parado frente a este auto alquilado y lo había rechazado. Aaron
miró hacia Kreed. Cualquier duda de que se había equivocado y Kreed no
estaba tan bueno como había pensado originalmente desapareció.
Honestamente, Kreed podría ser el hombre más sexy que jamás hubiera
visto.

Aaron tenía el presentimiento de que el sexo con Kreed Sinacola


caería en algún lugar de esa zona gris entre blanco y negro. Si Aaron no
podía desenredarse de este caso, Kreed estaría allí abriéndose paso, lo
que haría que el Alguacil fuera una de las mayores complicaciones de
todas. Aaron definitivamente no necesitaba que nadie mirara por encima
de su hombro en este momento.

¡Maldita sea al infierno! No había esperado todas estas


contradicciones y deseos en guerra dentro de él. Aaron extendió la mano
para cerrar la puerta del pasajero antes de abrir la puerta trasera del
SUV para recuperar su abrigo. De la nada, la imagen de Kreed tomándolo
desde atrás en el suave asiento de cuero del SUV brilló en su cabeza. Su
trasero se apretó y sus rodillas se doblaron. ¡Mierda! Aaron sacudió la
cabeza para alejar el pensamiento. Tenía que terminar este caso lo antes
posible y salir como el infierno de aquí. Aaron tembló involuntariamente
cuando el viento frío sopló contra su piel ahora calentada. Rápidamente
recuperó la compostura y agarró su abrigo. Se lo puso, abrochando todo
completamente para protegerse del viento.

Aaron pasó los dedos por su cabello ya despeinado. Soltó el aliento


reprimido que había estado conteniendo. Kreed era peligroso: demasiado
sexy, demasiado caliente, demasiado directo y demasiado inteligente.
Sabía antes de subir al avión que necesitaba vigilar a este tipo. Aaron

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Serie Chicos buenos 3
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había pensado que lo tenía bajo control. No había sentido ningún tipo de
atracción por el Alguacil hasta que realmente había mirado al tipo
caliente apoyado contra la pared en el área de reclamo de equipaje...
luego todo cambió. Este no era el momento en su vida para estar jugando
con un Alguacil senior. El hombre tenía un pasado militar clasificado que
estaba tan firmemente asegurado que Aaron había tenido dificultades
para entrar en ese archivo. El Ayudante del Alguacil Sinacola era un
inteligente hijo de puta, sin duda.

—Contrólate, Aaron. Kreed es uno de ellos y es un arrogante


insufrible —murmuró en voz baja para sí mismo. Eso era todo lo que
necesitaba recordar para que la presión en su ansiosa polla comenzara a
calmarse.

Sintiéndose un poco más en tierra firme, Aaron se movió y cerró la


puerta detrás de él. Miró a Kreed cuando rodeó el parachoques del Tahoe
y sus ojos se encontraron nuevamente. Aaron sabía que el tipo estaba
tratando de leerlo mientras sus miradas se conectaban. Después de todo,
por eso era conocido el Alguacil Kreed Sinacola. Esa información había
aparecido en los archivos de Kreed una y otra vez, desde el comienzo de
su carrera militar. Kreed tenía una habilidad innata bien documentada
para leer una situación y llegar a la evaluación correcta. Era buscado por
muchas agencias y lo había sido durante años debido a su reputación de
cerrar los casos en los que trabajaba.

Kreed era una fuerza a tener en cuenta y Aaron no quería que lo


mirara demasiado de cerca por ningún motivo durante su tiempo juntos.
Esa era la verdadera razón por la que no se había despojado de su ropa
y aceptado su oferta allí mismo, en el asiento delantero del SUV.

No podía permitirse quedar atrapado en los deseos de su polla.

Todo el plan estratégico de Aaron había sido mantenerse distante


y ser desagradable para mantener tanto a la Oficina como la intuición de

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Kreed al alcance de la mano. Necesitaba recordarlo siempre cerca de


Kreed, especialmente ahora. Había demasiado en riesgo.

—¿Has bloqueado la puerta? —preguntó Aaron, su voz podía haber


sido una octava o dos más profunda, pero dudaba que Kreed lo notara.
Se aclaró la garganta para mantenerse en equilibrio. Aaron no podía decir
cuánto le afectaba realmente el tipo. Kreed levantó la mano, sostuvo el
llavero delante de su cara mientras lo miraba directamente a los ojos, y
presionó el botón, esa maldita sonrisa hizo otra aparición. ¡Cabrón!

Aaron respiró hondo para calmarse cuando escuchó que las


cerraduras de las puertas encajaban en su lugar y el claxon sonó una
vez, asegurándole que el auto estaba bloqueado. Señor, Kreed podía
mantener una mirada sin pestañear. Aaron trató de devolvérsela, luchó
para no mirar hacia otro lado, pero maldición, fue difícil. La intensidad
de Kreed lo desconcertaba e intrigaba en igual medida. Al final, Aaron
obligó a sus ojos a apartarse, cortándolos hacia el restaurante familiar al
otro lado del estacionamiento.

—¿Comemos? —preguntó Aaron, sonando un poco demasiado


disgustado, incluso para sí mismo.

—Los guapos primero —dijo Kreed con una sonrisa y extendió la


mano para dirigirlo. Aaron lo miró de nuevo cuando pasó y se dirigió a la
puerta principal, listo para salir del maldito clima frío—. ¿Ropa nueva?
¿No tenías ropa de invierno? —cuestionó Kreed, arrastrándose detrás.

—Tenía mucha hasta que se dispersaron por toda la nieve en el


aeropuerto de Atlanta. —Aaron volvió a mirar por encima del hombro.
Captó la mirada de Kreed en su trasero mientras caminaba. Aaron puso
los ojos en blanco. De todos los escenarios que se habían desarrollado en
su cabeza sobre este hombre y este viaje, ninguno de ellos había incluido
que Kreed tuviera la madurez sexual de un adolescente cachondo—.
Amigo, en serio. No va a suceder, así que para.

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Serie Chicos buenos 3
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—Tengo un par de horas antes de que te conviertas en mi


compañero de trabajo. Puedo mirar todo lo que quiera. Para que lo sepas,
desde donde estoy parado, la vista es magnífica. Apuesto a que es aún
mejor sin todos tus trapos nuevos en el camino.

Aaron se dio la vuelta en medio del estacionamiento, el viento


helado le escoció en las mejillas cuando se enfrentó a Kreed. Tenía que
controlar esta situación. Aaron dejó caer sus dedos hacia donde creía que
estaba la mirada de Kreed y los sostuvo como un signo de paz invertido,
luego levantó su muñeca, dirigiendo la mirada de Kreed hacia la suya.
Usó esos dos dedos para gesticular entre sus ojos, manteniendo una
intensa mirada de irritación en su rostro mientras pronunciaba las
palabras.

—Mis ojos están aquí arriba. Ahora escúchame. Cualquier fantasía


que tengas rebotando en esa gran cabeza tuya... No. Va. A. Suceder.
Estoy aquí hasta que pueda convencerlos de que me envíen a casa. Eso
es todo. ¡Fin de la historia! —La mirada divertida que Kreed le dio le hizo
preguntarse si el hombre había escuchado algo de lo que había dicho.
Aaron lanzó sus manos al aire y gruñó de frustración, una mejor emoción
a la que aferrarse.

Aaron lanzó las siguientes palabras solo para dejar claro su punto.

—Entonces, será mejor que lo superes, viejo.

Kreed soltó una carcajada y comenzó a avanzar de nuevo, pasando


a Aaron.

—Di lo que quieras, pero sé lo que vi en tus ojos cuando te acercaste


en el aeropuerto. Puedes luchar contra eso todo lo que quieras, chico.
Pero sé que quieres un pedazo de esto.

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Aaron suspiró, dejando caer la cabeza hacia atrás entre sus


hombros, y solo miró hacia el cielo oscuro y cubierto de nubes con total
incredulidad. Maldita sea, estaba en tantos problemas aquí. Sí, Kreed
tenía toda la razón sobre desearlo, pero no importaba, porque no iba a ir
allí. El claxon que sonó detrás de él lo sobresaltó y lo hizo girar
bruscamente para darse cuenta que se había detenido justo en medio del
estacionamiento, bloqueando el tráfico.

Kreed se metió seriamente debajo de su piel.

El molesto ladrido de risa proveniente de la puerta principal del


restaurante lo devolvió a la realidad. Aaron levantó la mano y envió una
rápida disculpa con la mano a las personas en el auto. Después de
recuperarse, respiró hondo y luego corrió hacia la puerta donde Kreed
estaba doblado por la diversión, toda esa actitud jovial dirigida
directamente hacia él. Aaron definitivamente no se estaba riendo. El
Alguacil lo tenía tan nervioso. Estaba casi seguro de que con solo un clic
de los dedos de Kreed su resolución se rompería y todo su mundo giraría
completamente fuera de control. Aaron sintió que el ceño fruncido se
acomodaba en su lugar cuando pasó junto a su apuesto atormentador,
fingiendo desinterés mientras entraba a buscar una mesa.

***

Kreed frunció el ceño mientras escuchaba a Aaron pedirle a la


camarera su extenso pedido de comida: dos grandes aperitivos, un plato
principal con acompañamientos adicionales y un postre. ¿Era en serio?
La mesera finalmente lo miró. Antes de que tuviera la oportunidad de
hablar, Aaron volvió a llamar su atención. Le pidió que le repitiera la
orden, deteniéndola cada dos palabras para cambiar o agregar algo. Ella
escribió rápidamente en su libreta antes de volver su expresión algo
aturdida hacia él.

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—Hamburguesa con queso. Medio hecha. —Miró a Aaron mientras


pronunciaba las palabras. Solo rompió el contacto visual para darle a la
camarera su menú. Para ser un sabelotodo amable, le sonrió a Aaron
antes de hablar—. ¿Puedes repetir eso para mí?

Ella comenzó a darse la vuelta y se detuvo abruptamente,


volviéndose un poco sorprendida.

—Umm, sí. Querías una hamburguesa con queso, cocinada a


medio término.

Kreed asintió lentamente, fingiendo contemplar sus palabras.

—Sí... una hamburguesa con queso... —Miró a Stuart cuando dijo


esas palabras y se rió en voz alta de su propia broma. Aaron no pareció
encontrar el humor en su acción. Hizo un gesto con la mano hacia la
camarera y le guiñó un ojo—. Estoy jugando con él. Ignórame.

Parecía casi aliviada antes de darse la vuelta rápidamente y


dejarlos solos.

—¿En serio vas a comerte todo eso?

—Cada bocado. Tengo un metabolismo muy rápido y no he comido


hoy —respondió Aaron, uniendo sus dedos sobre la mesa.

—¿No es la primera vez que te hacen esa pregunta?

—No, no lo es. —Aaron le devolvió la mirada, manteniendo el


contacto visual. Esta vez, Kreed se vio menos afectado por toda esa cosa
sexy, caliente y vanguardista que tenía Aaron, lo cual fue algo bueno.
Kreed había empezado todo mal. No debería haber ido allí tan rápido,
pero había algo en esa adorable cosa nerd que lo emocionaba. Kreed sabía
que podía ser un poco insistente cuando quería algo, claramente no era
el enfoque correcto con Aaron. Si pudiera hacer que Aaron se sintiera

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cómodo, entonces se abriría más, y eso sería de gran ayuda para conectar
algunos de los puntos faltantes en las preguntas que circulaban por el
cerebro hiperactivo de Kreed. Basado en toda la actitud en la mirada que
estaba recibiendo en este momento, Aaron había reconstruido las
paredes que Kreed había logrado derrumbar con sus insinuaciones
anteriores.

—¿Vas a compartir alguno de esos aperitivos? —preguntó, tratando


de parecer amistoso.

—Umm... supongo, pero deberías haber pedido algo más para ti.

Kreed no pudo evitar soltar una carcajada por la mirada de


sufrimiento que recibió. Nota mental: Aaron no compartía ni jugaba con
su comida. Entendido.

—Estoy bien. Ya no puedo comer toda esa basura. Soy demasiado


viejo. Es cada vez más difícil digerirla. —Kreed se agachó y se acarició el
vientre. La mirada de Aaron siguió su mano antes de alzarla rápidamente
para encontrarse con sus ojos.

—No estás listo para la seguridad social. No puedes ser tan viejo —
respondió Aaron finalmente.

—Sabes mi edad —dijo Kreed. No había forma de que Aaron no


hubiera venido preparado, con información sobre todos los involucrados.
El chico era demasiado listo para eso.

Una lenta sonrisa separó los labios de Aaron.

—La gente se siente incómoda cuando recito detalles personales.


Para que conste, no solo te investigué a ti, así que no te preocupes.
También puedo decirte las edades de Connors y Brown...

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—Un cuarteto. Podría gustarme eso... —murmuró Kreed,


recostándose contra el asiento de la cabina. La expresión severa en el
hermoso rostro de Aaron se fracturó, y para su deleite, el chico incluso
se rió un poco ante el chiste. Curiosamente, Aaron tenía una forma
divertida de aliviar su carga. Las bromas entre ellos lo dejaron
sintiéndose más ligero que en meses. Por primera vez desde la terrible
noticia, la muerte de su hermano no era el pensamiento más apremiante
en su mente.

—¿Es inteligencia o algún tipo de memoria fotográfica? —preguntó


Kreed. Aaron lo estudió durante un minuto completo antes de que las
comisuras de sus labios se curvaran, convirtiendo la sonrisa en una
sonrisa desafiante de dímelo-tú. Kreed observó la cara de Aaron
aligerarse, suavizando sus rasgos, haciéndolo parecer aún más joven y
más guapo. Kreed quedó ligeramente hipnotizado por un breve momento.

—Sabes mi coeficiente intelectual —desafió Aaron.

—Sé lo que dice el perfil de la Oficina. Supongo que probablemente


es más alto —razonó Kreed.

—¿Por qué mentiría?

—No estoy seguro. Tendrías que responder eso. —La sonrisa se


desvaneció y Kreed odió haber causado esa pérdida. Se suponía que debía
sacar al tipo de su caparazón, no encerrarlo más fuerte—. No pensé que
tuvieras realmente veintinueve años. Yo tenía veintinueve hace nueve
años, pero pareces joven. ¿Lo eres?

Kreed se echó hacia atrás cuando un montón de nachos y un plato


de papas fueron ubicados frente a Aaron. La camarera dejó un pequeño
plato vacío al lado del chico lindo de las computadoras. La pregunta que
acababa de hacer fue olvidada ya que la expresión de deleite en el rostro

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de Aaron se transformó en confusión cuando Kreed tuvo un plato idéntico


colocado frente a él.

—No te preocupes. No me voy a robar tu comida. —Kreed levantó


dos manos en alto, asegurándose de que Aaron supiera que no iba a cavar
en su comida. Aaron lo miró de cerca antes de llenar su plato al máximo.
Cuando terminó, tomó un nacho y lo colocó en el plato de Kreed con una
sonrisa que decía “de nada”. Ambos se rieron.

—¿Entonces supongo que eres el más joven de tu familia?

—¿Por qué dices eso? —preguntó Aaron después de tragar su


primer bocado.

—Experiencia. El más joven de la familia es el menos propenso a


compartir. Y eso se magnifica por la cantidad de hermanos. Creo que
probablemente eres el más joven de un gran grupo, como cuatro o cinco.

Aaron asintió, tragando otro bocado antes de tomar un gran trago


del agua helada.

—Muy observador, Ayudante del Alguacil. Yo soy el número cinco.

Antes de hablar, Aaron levantó la servilleta de su regazo y se limpió


la boca. Usaba utensilios para comer sus nachos y papas, masticaba con
la boca cerrada y se limpiaba con una servilleta frecuentemente. No
importaba el estilo rebelde-hipster de Aaron, él tenía un sentido arraigado
de modales que generalmente provenían de la riqueza, lo que solo
intensificaba las preguntas que ya se estaban formando en el cerebro de
Kreed.

Kreed entendía que para resolver un rompecabezas, tenía que


comenzar colocando la primera pieza, luego la segunda, y con el tiempo
se revelaría lentamente toda la imagen, haciendo que el juego llevara
tiempo. Qué bueno que Kreed tuviera tiempo.

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—Deberíamos estar repasando los hechos... —sugirió Aaron,


inclinándose hacia atrás para hacer espacio mientras colocaban un plato
de pasta frente a él—. Esa es la razón por la que estoy aquí.

Kreed movió el plato delante de él para dejar que la camarera


colocara el suyo allí. Desenvolvió la servilleta y escuchó a Aaron pedir
más mantequilla, salsa y aderezo ranch. Kreed era feliz con una
hamburguesa Jumbo Jack para la cena. De alguna manera no veía a
Aaron como un adicto a la comida rápida. Probablemente rechazaría esa
idea de tal manera que sería divertido burlarse de él. Hizo esa nota mental
para recordar hacer eso y le dio un simple “Estoy bien” a la camarera
cuando le preguntó si necesitaba algo más.

—¿Entonces tú y yo, Connors y Brown, somos el nuevo equipo? —


murmuró Aaron. Kreed construyó su hamburguesa, agregando mostaza
al pan.

—No creo que nadie más haya sido llamado por vacaciones.

—¿Qué pasa con la asistente que ayudó a Mitch?

—¿Anne? No lo sé. Debemos esperar y ver. Tendremos un informe


a las dos en punto. —Kreed se llevó la hamburguesa a la boca y dio un
gran mordisco. Había encontrado este pequeño lugar la última vez que
estuvo en la ciudad. Su recuerdo de la comida no lo decepcionó.

—¿Entonces probablemente no salga rápido de esto? —preguntó


Aaron. La honestidad de la pregunta intrigó a Kreed, ya que había
asumido que la disposición hosca había sido un acto. Aaron siempre
había estado listo para ayudar, de día o de noche.

—Probablemente no —dijo Kreed, dándole a Aaron una respuesta


veraz.

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—Maldición —murmuró Aaron entre bocados. Kreed arqueó la


frente y observó al chico.

—Ahh, me siento todo cálido con el sentimiento. Yo también tengo


muchas ganas de trabajar contigo. —Kreed tomó otro gran bocado de su
comida. Contuvo su sonrisa mientras observaba el flujo interminable de
comida del plato de Aaron a su boca. El tipo era delgado, pero consumía
más comida de la que había consumido Kreed en las últimas cuarenta y
ocho horas. Con la boca todavía llena, Kreed agregó—: Pero por el lado
positivo, nos uniremos contra Connors para meternos con él. Cuanta
menos supervisión tengamos, más rápido podremos concluir esto.

—Todo bien. Buen plan de respaldo. Prefiero encontrar una manera


de no estar aquí, pero si no puedo, lo soportaré. Terminar y volver a casa.
¿Connors y Brown están de acuerdo? —A pesar de que la ingesta de
alimentos nunca se detuvo, Aaron nunca habló con la boca llena.
Impresionante, la verdad sea dicha.

—Brown lo está. Connors me sorprendió con el interrogatorio del


Agente Langley, la forma en que lo manejó, por lo que tengo un buen
juicio sobre él. —Kreed dio otro mordisco, dejando que Aaron procesara
esa información. Aaron tenía que saber que no podía dejar de ser parte
de esta fuerza de tarea, especialmente sin Mitch, y Aaron había estado
allí desde casi el primer día, ayudando a Knox a encontrar todos los
puntos que conectaban los casos. Era la opción más lógica para llenar el
agujero de Mitch en su equipo de investigación.

—Entonces, si vamos a cerrar este archivo para siempre, ¿por


dónde empezarías? —preguntó Kreed después de un momento de
silencio. La mayor preocupación que Kreed tenía sobre el caso en este
momento era en quién podía confiar. Con el descubrimiento del Agente
Especial Langley volviéndose corrupto, y el hecho de no había actuado
solo, probablemente había otros agentes sucios, ya sea en el FBI u otras

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agencias gubernamentales. Aaron era técnicamente el único en el que


realmente confiaba en este momento y eso decía mucho. Aaron había
abierto el caso sin ayuda cuando identificó al abogado de Peter Langley
en el funeral del hermano de Kreed cuando nadie más lo había hecho, o
tal vez lo habían hecho, y nunca lo dijeron.

Si él y Aaron estuvieran en la misma página antes de la reunión de


hoy, podrían salir de DC mañana. Y si no estuvieran bajo el pulgar de
alguien, y él y el chico trabajaran estrechamente juntos, podría no ser
muy difícil cerrar este caso para el final de la semana. Con el instinto de
Kreed y su disposición a permitir que Stuart hiciera lo que fuera
necesario, tanto dentro como fuera de la ley, para encontrar información,
pensó que podrían cerrar bien este caso.

Aaron permaneció en silencio durante tanto tiempo que Kreed


pensó que el tipo había captado su estratagema para atraer a Aaron a
cerrar esta investigación rápidamente en lugar de alentar el deseo del
hombre de dejar el caso atrás. El chico lo sorprendió cuando finalmente
respondió.

—Está relacionado con el odio. No es un secreto que el odio se


enmascara en la religión todo el tiempo. Religión significa que una iglesia
está involucrada. Antes de irme, lo reduje a tres iglesias. Todas tenían
miembros involucrados en la manifestación.

—Entonces, ¿estás pensando como yo? ¿Hay una organización


religiosa detrás de todo este asunto, probablemente comenzando incluso
antes del accidente de Colt Michaels? —Kreed dejó su hamburguesa en
el plato, apartó la comida y respiró hondo. Estar en la misma página
mental le dio la validación que necesitaba para continuar con sus planes.

—Bastante —dijo Aaron, antes de tomar otro bocado de pasta.

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—¿Has mirado a alguna de cerca? —preguntó Kreed, y Aaron se


quedó en silencio, comiendo el resto de su plato sin hacer contacto
visual—. Si vamos a ser compañeros y resolver esto para que puedas salir
de aquí, tienes que ser sincero conmigo, Aaron —dijo Kreed en voz baja.
Se inclinó un poco y susurró las siguientes palabras—. Quiero que esto
termine. Mitch y Cody no estarán a salvo hasta que resolvamos esto.
Puedes confiar en mí. Lo juro.

—Todavía no somos compañeros, y cuanto menos sepas sobre mis


procesos, mejor —respondió Aaron y Kreed se echó hacia atrás un poco
decepcionado.

—Bueno, eso es jodidamente críptico para un empleado del


gobierno que quiere irse de aquí —resopló Kreed. Necesitaba recordar que
Stuart no era alguien a quien empujar. Aaron necesitaba una mano gentil
para ayudarlo a guiarlo hacia donde Kreed quería que fuera—. Entonces,
si estabas investigando las iglesias, ¿cuándo sabrás algo?

Aaron se limpió la boca y puso los ojos en blanco exageradamente.

—Lo reduje, pero no lo sabré con certeza hasta que pueda obtener
una conexión segura —respondió, antes de terminar su plato de pasta.
Kreed asintió de acuerdo. Eso era todo lo que necesitaba saber. Kreed
levantó la mano pidiendo la cuenta. De repente, llevar a Aaron a la oficina
era lo único que le interesaba a Kreed.

—Pedí postre —dijo Aaron desafiante cuando se dio cuenta de la


intención de Kreed de irse.

Kreed salió de la cabina y se dirigió hacia la parte de atrás, donde


vio ir a la camarera. Rápidamente le pidió que empacara el postre de
Aaron y le entregó su tarjeta de crédito. Habría poco personal en la sede
del FBI, y podrían trabajar razonablemente sin ser detectados. Tal vez
podría acceder a la antigua oficina de Mitch y meter a Aaron allí, ver si

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podía reunir más información valiosa antes de que todos se reunieran


esta tarde.

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Capítulo 4
¡Maldita sea! Aaron sabía que no debía pensar que podía escaparse
de esta solicitud obligatoria. Para empeorar las cosas, no tenía a nadie a
quien culpar sino a sí mismo. El comportamiento sombrío de la sociedad
siempre lo intrigaba hasta el punto de tratar de descubrir los motivos y
los posibles próximos movimientos que planeaban hacer. Agrega eso a su
actitud innata de hacer el bien y perseguir a los malos ante cualquier tipo
de injusticia.

El bien contra el mal y toda esa mierda de superhéroe lo hicieron


sentir mejor al final del día si tenía que romper algunas reglas para
exponer al malo. Sus amigos en línea lo llamaban el Robin Hood
moderno, pirateando información y divulgándola a los marginados. El
conocimiento era poder, y el poder debería estar con la gente, no con los
mandos corporativos. Por lo general, eso era un motivo de orgullo, pero
en este momento, este viaje lo ponía muy nervioso, ante la perspectiva de
entrar por las puertas de la sede del FBI. Esta mierda se volvió demasiado
real y no era nada graciosa.

Aaron bajó la mirada a sus palmas. Estaban sudorosas por sus


nervios hiperactivos, y rápidamente los pasó por la parte delantera de sus
vaqueros antes de meter sus manos debajo de sus muslos. Hasta el caso
de Mitch, que de alguna manera arrojó sobre sus hombros sin darse
cuenta, Aaron había podido hacer su cosa Robin Hood desde detrás de la
pantalla de su computadora en la seguridad de su propia casa. Ahora,
cuando llegaron al estacionamiento con la enorme Oficina Federal de
Investigación estampada en la entrada, un temor que Aaron no conocía,
se convirtió en su foco número uno.

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Mientras se aventuraba con su alegre grupo de hermanos, Aaron


podía ser calificado como el rey de las limitaciones de manipulación y
explotación en los servidores proxy de grandes organizaciones, más
específicamente, las corporaciones más grandes del mundo, que tendían
a explotar regularmente a las pequeñas. Y podría haber habido un
momento, o quizás unas pocas docenas de veces, en las que pudo haber
orquestado una inundación completa en su sistema simplemente
emitiendo un calculado ataque de Denegación Distribuida de Servicios. Y
dado que los talentos particulares de Aaron incluían evadir
sistemáticamente cualquier servidor proxy inverso en su camino,
permitiendo que la inundación desprevenida penetrara, algún astuto
abogado podría considerar que se planeaba un ciberataque global.

Honestamente, todo había sido muy divertido. Demonios, se lo


habían pasado genial. Le encantaba hackear por hackear. Cuando los
fanfarrones corporativos declararon cosas como que sus sistemas eran
seguros e irrompibles, resistentes a los piratas informáticos... Hmm, está
bien, desafío aceptado.

¡Esos fueron los mejores tiempos! Y al final del día, le encantaba


dejar su tarjeta de presentación de un avatar de dragón escupiendo fuego
para que el Departamento de Informática lo encontrara.

Aaron tenía su manera de guiar a cualquiera que pudiera verlo en


una persecución en círculos. De acuerdo, corrige el pensamiento
anterior. Falsificando su dirección de origen, redirigiendo su actividad y
llevando a las autoridades a una vieja casa abandonada en Nebraska
mientras intentaban rastrearlo en vano... Sí, ese fue el mejor momento
de todos.

El problema con todo ese pirateo era que había aprendido


demasiado sobre el verdadero lado malvado de la codicia y el ego excesivo.
Por mucho que le gustara y creyera en Mitch, no confiaba en el gobierno

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federal, estatal o local. Había pirateado demasiado, visto información


clasificada repugnante a la que solo podía acceder la parte superior de la
pirámide. Muy pocos sabían que su verdadera razón para ser un
empleado del gobierno era mantener a sus amigos cerca y a sus enemigos
aún más cerca. El FBI representaba a ese enemigo.

Después de que Kreed estacionó, Aaron hizo una pausa por varios
segundos antes de abrir la puerta del auto y salir. ¿Dónde demonios
estaban Neo y Trinity de Matrix cuando los necesitaba? Agarrando su
equipo, Aaron siguió en silencio a Kreed al interior. Un miedo pequeño e
irracional le subió por la columna por centésima vez. ¿Y si esto era una
trampa? ¿Finalmente les había dado suficiente evidencia para
reconstruir sus actividades extracurriculares? Kreed mantuvo la puerta
abierta. Aaron entró, pero dejó que Kreed lo guiara hasta la recepción
mientras intentaba no mostrar sus emociones y calmar su trasero.

—La tensión sale de ti en oleadas —dijo Kreed casualmente,


mostrando su identificación en seguridad. Aaron observaba todo y a
todos detrás del escritorio. Incluso en días de vacaciones, estaban muy
ocupados en la entrada. Kreed hizo los movimientos de registrar su arma
mientras tenía problemas de seguridad con la identificación adecuada
para ingresar al edificio.

—Es extraño estar de este lado de las cosas. —Como no había sido
arrestado en el momento en que entró, redirigió su ansiedad acumulada
y empujó su disgusto. No estaba necesariamente burlándose de los
guardias de seguridad, sino más bien de todo el edificio, mientras sacaba
las credenciales de empleado del gobierno y las entregaba en el
mostrador, siguiendo el ejemplo de Kreed. El oficial sabelotodo llevó los
documentos a un escritorio detrás de una barrera a prueba de balas.

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—A Connors le va a encantar tenerte en este caso —bromeó Kreed,


guiñándole un ojo y sonriendo a Aaron. Este apreció su intento de
aligerar el estado de ánimo. No funcionó, pero la idea estaba ahí.

—¿Tal vez se cabree y me envíe a casa? —respondió Aaron con


entusiasmo.

—Lo que sea que te dé esperanza —arrojó Kreed, metiendo su placa


en su bolsillo. Se giró para mirar a Aaron y se apoyó contra el mostrador.
Había sido autorizado para entrar, pero esperó a Aaron, cuya mirada
bailó entre Kreed y los chicos que hablaban detrás de la ventana a prueba
de balas.

Como el historial de arrestos de Aaron siempre aparecía,


mentalmente comenzó a contar, tres... dos... uno... Sí, el momento
perfecto. Uno de los agentes de seguridad detrás del escritorio levantó el
teléfono mientras el otro se adelantaba, flanqueado por otros dos agentes
bien armados.

—Si es tan amable de venir por aquí —le dijo uno de los hombres
de negro mientras buscaba la mochila que aún colgaba del hombro de
Aaron. Aaron apartó el hombro cuando la actitud apagada de Kreed se
desvaneció. Kreed se estiró a toda su altura, extendiendo una mano para
evitar que el guardia tomara el bolso. Sí, el movimiento de Kreed no salió
bien. Todos los tipos de seguridad se tensaron cuando las ondas de
testosterona golpearon desde todos los ángulos.

—Me han ordenado que traiga a este hombre, el empleado de la


NSA Aaron Stuart, a esta oficina para trabajar conmigo en un caso
abierto. Él está autorizado y bajo mi supervisión —explicó Kreed, su voz
profunda, realmente amenazante, y Aaron levantó una ceja sorprendido
por la excitación, incluso durante un momento tan claramente intenso.

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—No es su culpa. Guarda mi computadora para mí. Yo iré con ellos.


Tomará unos quince minutos pasar por la cadena de mando para
demostrar que tengo acceso —dijo Aaron, tratando de neutralizar esta
situación. Rápidamente miró a su alrededor. Ocho contra uno... Aaron
negó con la cabeza. Kreed era un tipo rudo, sin duda, pero seguro que no
veía al tipo saliendo ileso contra todas esas moles cayendo sobre ellos.

—Esta mierda no está bien. Les acabo de decir que voy a asumir la
responsabilidad por ti —argumentó Kreed, claramente no acostumbrado
a que se desestimara su palabra. Kreed acuñó su cuerpo donde había
estado su brazo y se enfrentó a la cara del agente.

—Ayudante del Alguacil Sinacola, no tengo ningún problema con


usted.

Aaron dio un pequeño paso a un lado y miró alrededor del enorme


cuerpo de Kreed. Ahora, él no era un tipo de tipo de lenguaje corporal,
pero al ver la ira cada vez mayor que florecía en los rostros de los
hombres, Aaron decidió que las palabras del agente probablemente no
eran ciertas.

—Aparentemente lo tienes. ¿Te acabo de dar mi palabra como


Alguacil de este sistema de justicia y eso no es lo suficientemente bueno
para ti? —La frase podría haber sido redactada en forma de pregunta,
pero tenía toda la actitud de alguien listo para patear traseros.

Joder. Necesitaba calmar esta situación. Aaron se movió entre los


dos, empujando su computadora en el pecho de Kreed.

—Vigila esto. No lo pierdas de vista. —Aaron rápidamente se volvió


hacia el guardia, dándole la espalda a Kreed—. Llévame a donde sea.

—El director Skinner tiene una nota personal en su archivo. Debe


ser admitido —gritó el agente detrás del escritorio, con los ojos aún fijos

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en su monitor. Todavía les tomó unos segundos calmarse. Kreed mantuvo


su postura mientras el tipo de seguridad relajaba la suya. Incluso así, el
agente que confrontaba a Kreed mantuvo su mirada mientras se hacía a
un lado, entregándole a Aaron su identificación. Kreed no se relajó; su
formidable ceño fruncido y su mirada entrecerrada se mantuvieron
enfocados en el agente mientras Aaron tomaba de nuevo su computadora
portátil y se trasladaba al escritorio para obtener su insignia temporal.
Otro oficial le dio unas palmaditas a Aaron para asegurarse de que no
llevaba un arma. Todo el tiempo Kreed supervisó lo que sucedía a su
alrededor. Aaron nunca se había sentido más seguro en toda su vida
adulta. Sin lugar a dudas, si Aaron se encontraba en una mala situación,
Kreed era el tipo que quería de su lado.

Basado en lo que acababa de presenciar, Aaron admitió que Mitch


no era la parte más peligrosa del dúo dinámico K&M. Y se dio cuenta en
ese momento, la leyenda urbana que había leído sobre Kreed podía ser
cierta. Aaron miró hacia atrás para ver cada ojo en el área aún enfocado
en Kreed, la palma de cada agente apoyada en la culata de su arma. La
ira flotaba a su alrededor.

Había sido engañado por el comportamiento relajado de Kreed. Ese


tipo casual y demasiado tolerante de la última hora se había evaporado
en menos de un segundo, sin dejar dudas de que Kreed podría haber
eliminado a muchos de esos agentes él solo.

Aaron recordó haber leído el archivo militar de Kreed. Estaba lleno


de intensos momentos de heroísmo junto con grandes agujeros negros de
documentación faltante. Eso se mantuvo constante hasta que se fue a
trabajar para el servicio de Alguaciles. Dado que Aaron tenía ese
conocimiento y todavía había subestimado a Kreed, se preguntó si
alguien, incluso Mitch, podía llenar esos espacios en blanco en la carrera
militar de Kreed.

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—Será admitido bajo la supervisión del Alguacil Sinacola... —


afirmó cuidadosamente el guardia detrás del escritorio.

—Lo que jodidamente dije —gruñó Kreed a todos los agentes que
estaban de pie en el área. Después de ponerse de pie, el agente rodeó el
escritorio, con las manos en alto, tratando de calmar la situación.

—Hasta que podamos cargar su identificación correctamente,


quédese con él en todo momento para evitar que esto vuelva a suceder.
Es precaución, nada más. Sabe lo diferente que es la seguridad en el
mundo de hoy. Tenemos que ser demasiado cautelosos... —Fue un
esfuerzo valiente para aliviar la agitación. Uno que no funcionó en
absoluto si el nivel de tensión era una indicación, pero aún así fue un
intento sólido—. Estamos acelerando ese proceso.

Aaron miró para ver al Agente Brown trotar rápidamente desde un


lado, una gran sonrisa hizo que las comisuras de sus ojos se arrugaran.
Su mano se adelantó cuando llegó al grupo, y estrechó la mano de Kreed.

—El lugar se está descontrolando por un campesino sureño grande


y loco causando problemas. Supe de inmediato que eras tú, Sinacola.

Brown palmeó a Kreed en el hombro. Aaron agarró su identificación


del desdeñoso guardia y colgó el cordón alrededor de su cuello, sin mirar
atrás. Mientras Kreed y Brown hacían lo suyo, Aaron miró alrededor de
la habitación y observó a los guardias continuar mirando a Kreed con
una mirada ocasional en su dirección mientras hablaban en voz baja
cerca del escritorio. Sin duda eran grandilocuentes simplemente porque
sabían exactamente quién era Kreed Sinacola y querían hacer un show
de enfrentarse cara a cara con el tipo grande, tal vez para ganar algunas
palmaditas en la espalda y alardear más tarde en el vestuario.

El agente Brown extendió su mano hacia Aaron.

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—Qué bien que hayas venido.

—No por elección. —Solo bajó la vista por un segundo para


estrecharle la mano antes de volver a mirar a través de la habitación para
sentir la animosidad que aún se estaba gestando.

Brown siguió su mirada y agitó una mano despectivamente.

—Sí, eso es normal por aquí. ¿Por qué no te acomodamos? —Brown


había agarrado a Kreed por el hombro, empujándolo hacia el elevador;
Aaron lo siguió, permaneciendo cerca de Sinacola—. Ese es Roger
Covington, el esposo de Anne. Él y Knox tuvieron un enfrentamiento
cuando Mitch llegó por primera vez. Fue algo cómico. Ojalá pudiera
haberlo visto de primera mano.

—Es un imbécil —dijo Kreed lo suficientemente fuerte como para


que todos en el área del vestíbulo lo oyeran. Miró hacia atrás por encima
del hombro y cubrió a todos los agentes que seguían observando con una
mirada de advertencia.

—Sí, creo que Mitch tenía algunas palabras propias. Covington solo
está haciendo su trabajo. Es claramente bueno en eso —dijo Brown con
naturalidad, agitando su placa frente a la plataforma de seguridad del
ascensor. Las puertas se abrieron y Brown lo acompañó a él y a Kreed al
interior. La tensión lentamente comenzó a desvanecerse una vez que las
puertas se cerraron.

—No sé cómo lo haces, hombre —murmuró Kreed. Aaron observó


cómo Kreed respiraba hondo y se obligaba visiblemente a calmarse. La
forma que controló su estado de ánimo fue una vista impresionante. No
estaba seguro de haber visto a alguien tener tanta autodisciplina sobre
su agresión anterior.

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Serie Chicos buenos 3
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—Sucede cada vez que tengo que mostrar mis credenciales en una
oficina gubernamental. Esa mierda nunca saldrá de mi historial, pero
también es por eso que me contrataron —dijo Aaron cuando se abrieron
las puertas. Brown salió primero, pero Kreed hizo que Aaron saliera del
ascensor antes de seguirlo.

—No es mi caso. Serví a este país con un récord impecable durante


los últimos veinte años. Cuando digo algo, debe ser al menos tenido en
cuenta —arrojó Kreed. Aaron no respondió mientras señalaba todas las
cámaras que se alineaban en los pasillos de este piso. Ese asombroso
factor de observación era alto, y se preguntó cuántas cámaras los estaban
monitoreando en este momento. Su estómago se revolvió bajo el estrés
del momento.

Mientras continuaba moviéndose hacia adelante, siguiendo a


Brown, Aaron hizo un círculo completo. No había un espacio en el que
una cámara no estuviera enfocada. Sus ojos se encontraron con los de
Kreed y se quedaron allí más tiempo del que deberían. Kreed tenía razón.
Al fallar en su primer objetivo de ser enviado de regreso a casa,
necesitaban formar un equipo y salir al campo lo más rápido posible.
Nada se resolvería bajo todo este monitoreo opresivo. ¿Cómo demonios
había llegado Mitch tan lejos con la investigación? Aaron se volvió hacia
Brown y reajustó su actitud. Encontraría la información que Kreed
necesitaba para poder salir como el infierno de allí.

***

Las luces fluorescentes del techo parpadearon mientras Kreed se


quitaba la chaqueta, arrojando ausentemente el cuero gastado a un lado
en una silla lateral en la sala de conferencias que había llamado hogar
durante varias semanas el otoño pasado. Claramente, no habían
trabajado lo suficiente en esta habitación desde que se había ido. Todas
las víctimas de este caso tenían sus fotos exactamente donde Connors y

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Serie Chicos buenos 3
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Knox las habían colocado en la pared. Las notas escritas a mano todavía
estaban garabateadas en los tableros de borrado en seco. El monitor que
habían usado en las conferencias con Aaron durante las reuniones
todavía estaba en su lugar en la mesa. Sus contrapartes en la división de
Alguaciles estarían muy enojados al saber que el FBI tenía todo este
espacio mientras ellos se apiñaban en casi todas las oficinas de campo
que tenían.

Sin prestarle atención a nadie, fue a la sala de descanso.


Necesitaba un Mountain Dew y un minuto solo para reagruparse. Giró la
cabeza sobre sus hombros y sacudió la agresión de sus brazos mientras
trataba de volver a centrarse. El zumbido sexual y luego la confrontación
en el piso de abajo por Aaron se había intensificado directamente en un
nivel que no había experimentado en mucho tiempo.

Todos estos erráticos cambios de humor apestaban al diagnóstico


de TEPT4 que le habían dado al ser dado de baja del ejército,
probablemente resurgiendo después de la muerte de su hermano.
Honestamente, había estado deseando una pelea durante los últimos
meses. Kreed conocía los signos. Era una bomba de tiempo y necesitaba
controlar su mierda.

—Hey. ¿Dónde están todos? —Connors salió de la nada, se paró


directamente frente a él y efectivamente disminuyó su mal humor. Kreed
no pudo ocultar su sonrisa. Connors estaba vestido con pantalones
cortos de color caqui, chanclas y una sudadera deshilachada. Dejando a
un lado el hecho de que hacía mucho frío fuera, nunca había visto al tipo
con otra cosa que no fuera su traje azul claro del FBI, su camisa de vestir
blanca y su corbata de seda a juego.

4
Trastorno de estrés post-traumático.

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—Ni siquiera estoy seguro de saber quién eres. —La sonrisa de


Kreed creció. Metió la mano en el bolsillo para buscar algún cambio, luego
dejó caer el dinero en la ranura y apretó el botón.

—No elegí estar aquí. —Connors pasó junto a Kreed.

—Están en la sala de conferencias —dijo Kreed y luego lo pensó


mejor. Rápidamente agarró su bebida y se dio la vuelta. Corrió los pocos
pasos hacia la sala de conferencias, evitando a Connors a medida que
avanzaba, porque quería un asiento de primera fila para el encuentro de
Connors y Aaron por primera vez. Después de todo el odio que el hombre
había arrojado a Knox sobre la presencia de Aaron en el caso, sin confiar
en él en absoluto, no había forma de que Kreed se perdiera este momento.
Además, Mitch quería detalles. Le debía a su amigo capturar cada
minuto. Entró por la puerta, se estrelló contra un asiento de la primera
fila, haciendo que la silla rodara hacia atrás, chocando contra la mesa
mientras retrocedía para mirar el espectáculo. Entretenimiento
garantizado. Lástima que no tuviera una cubeta de palomitas de maíz;
iría muy bien con su Mountain Dew.

—Aaron Stuart, este es el Agente Especial Connors. Sí, es él,


piernas pálidas y todo —gritó Kreed cuando Connors entró en la
habitación. No podía ver lo que hizo Aaron porque su único enfoque
permanecía en Connors, quien no lo decepcionó. No se perdió el respingo,
ese pequeño estrechamiento de los ojos ante la presentación. La mano de
Aaron entró en su visión periférica y Kreed se echó a reír a carcajadas
cuando Connors dudó en extender su mano. El tipo era demasiado.

—Encantado de conocerte —dijo Aaron con definitivamente más


modales que significado. Sin embargo, Connors no parecía poseer ese
mismo atributo.

—Deberíamos comenzar —dijo Connors. Kreed siguió al tipo


cuando pasó por alto a Aaron mientras rodeaba la mesa para estrechar

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la mano del Agente Brown. En realidad eran compañeros. Huh. Kreed no


podía ver cómo Brown se las arreglaba día a día con ese agente rígido y
formal. Kreed nunca saludaría a Mitch tan formalmente. En realidad, él
y Mitch estaban más interesados en saludos a modo de insulto.

La mirada de Aaron se desvió en su dirección.

—Necesitas buscar en Google “experimento de ratones y Mountain


Dew” en algún momento, solo por el placer de hacerlo. —La nariz de
Aaron se arrugó mientras señalaba con la cabeza la lata verde en la mano
de Kreed antes de alejarse.

—¿Qué? ¿Por qué? —Kreed miró el refresco y luego se encogió de


hombros antes de llevarse la lata a los labios y terminar el último sorbo
azucarado de un solo trago. Arrojó la lata en la papelera más cercana y
regresó a la mesa antes de que comenzara la sesión informativa.

Aaron atrajo la atención de Kreed hacia él. Sacó su computadora


portátil y escribió más rápido que cualquier persona que Kreed hubiera
visto antes. Kreed observó los largos y delgados dedos de Aaron volar
sobre las teclas mientras reunía información. No pudo evitar preguntarse
qué tan bien utilizaba esos hábiles dedos para otras cosas.

El monitor montado en la pared se iluminó, atrayendo la atención


de Kreed a la sala de reuniones del FBI y en lo que se suponía que debía
concentrarse. ¡Mierda! Pon tu cabeza en el juego, Sinacola. Números y
letras en ningún orden en particular se desplazaban por la pantalla
mientras el enfoque de Kreed se centraba en la tarea en cuestión.

Kreed dirigió su atención hacia la fotografía de Colt: el mariscal de


campo de los New York Panthers recién salido del armario de cuyo
accidente automovilístico nació toda esta investigación. Nunca había
conocido al tipo ni a su esposo, Jace, pero sentía un vínculo con ambos.

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—¿Necesitamos una sinopsis para actualizarnos? —preguntó


Connors desde su asiento en la cabecera de la mesa. Como Mitch estaba
fuera, Connors sería, por supuesto, el único líder. Kreed arrugó la nariz,
recordando cuántas veces había querido patearle el trasero al hombre
durante el breve tiempo que habían trabajado juntos en este caso.

—Creo que estamos bien —comenzó Kreed, pero Brown lo


interrumpió.

—Yo lo haré. Llegaré a los puntos más altos —dijo Brown, tomando
asiento y abriendo un archivo. Gracias a Dios. Kreed dio un suspiro de
alivio. Connors podía hablar sin parar—. El agente del servicio secreto
Peter Langley fue arrestado en el intento de asesinato del Patrullero
Estatal Cody Turner. También se presentaron cargos por el intento de
asesinato y secuestro de Elliot Greyson, el hijo del senador Greyson de
edad universitaria.

Aaron escribió rápidamente y la foto policial del agente apareció en


la pantalla. Brown guardó silencio un segundo y pasó las páginas del
archivo antes de volver a hablar.

—Se declaró culpable de varios delitos, pero fue encontrado muerto


en su celda de un aparente suicidio antes que obtuviéramos información
adicional. Se creía ampliamente, aunque no con la mayoría de las partes
presentes en esta sala, que Langley trabajaba solo y llevando a cabo una
larga lista de crímenes relacionados con el odio contra nueve hombres,
que iban desde el asesinato hasta el secuestro. Entonces, Stuart vio al
abogado de Langley en la manifestación en el funeral de Derek Sinacola...
—Brown se detuvo y miró a Kreed por un momento, la preocupación clara
en su rostro.

—¿Estás seguro de que puedes manejar esto? —Intervino Connors,


diciendo las palabras que se expresaban tan claramente en la cara de
Brown.

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Kreed ya sabía que Connors no usaba la compasión. El tono que


usó fue claro; Connors pensaba que Kreed podría ser una
responsabilidad y lo entendía, pero esta era la única cosa que podía
hacer. Había víctimas y familias que merecían respuestas e iba a
asegurarse de que las obtuvieran. Sabía cuánto significaba esto para
Mitch, y no descansaría hasta que los hijos de puta que hicieron esto
obtuvieran exactamente lo que merecían. Miró a Connors y arqueó una
ceja.

—No me vas a sacar de este caso, sabelotodo. Se lo debo a Knox.

—¿Cómo están? —preguntó Brown, atrayendo la atención de


Kreed.

—Tan bien como se puede esperar. —Kreed asumió que Brown se


refería a Mitch y Cody. Luego sonrió y dijo—: Mitch lo sabe, si eso es lo
que realmente estás preguntando. Está enojado porque no fue incluido,
pero está preocupado por Cody, por lo que se comportará. Si la pista de
Stuart resulta ser válida, Cody no está a salvo. Demonios, nadie está a
salvo. Necesitamos llegar a ellos mientras todavía se están reagrupando.

Brown asintió, cerró el archivo y lo apartó de su camino.

—Y todos estamos de acuerdo en que el Agente Langley


probablemente no actuó solo, ¿correcto? —Toda la mesa asintió con la
cabeza. Aaron hizo contacto visual con Kreed por primera vez desde que
sus dedos tocaron el teclado.

—Deberíamos actuar rápido antes de que la información se filtre —


sugirió Aaron.

Connors permaneció inusualmente callado mientras miraba a


Aaron.

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—En este momento es nuestra mejor oportunidad. Necesitamos un


plan antes de que finalicen estas vacaciones y los agentes que no hemos
investigado por posible participación regresen a sus puestos. Stuart y yo
hablamos antes de llegar aquí. Creo que lo que tiene que decir es bastante
sólido.

—Vamos a escucharlo —dijo Connors. Kreed observaría con


atención. Si tenía que intervenir para crear el resultado que deseaba, lo
haría.

Aaron hizo una larga pausa antes de inclinarse nuevamente para


trabajar en su teclado.

—El abogado del agente Langley fue visto cruzando la calle desde
la iglesia.

Kreed observó cómo la pantalla se llenaba de imágenes de los


religiosos haciendo manifestaciones en el funeral de su hermano y su
estómago se revolvió. Stuart solo mostró fotos de la multitud, y Kreed
estaba agradecido de evitar ver la iglesia o la procesión fúnebre, no es
que esas imágenes no estuvieran grabadas en su cerebro de todos modos.
Los manifestantes no solo habían faltado al respeto a su hermano, sino
a toda la familia de Kreed con sus pancartas absurdas “Dios odia a los
maricones” y “Oren por más soldados muertos”.

Pasaron tres o cuatro fotos enfocando al abogado, con una gorra


de béisbol, y una chaqueta de cuello alto, pero las tomas faciales eran
claras. No había duda de su identidad, incluso detrás de la gorra.

—Lo he reducido a tres iglesias involucradas en esa manifestación.


No he tenido mucho tiempo en una línea segura, pero en los pocos
minutos que tuve antes de que comenzara esta reunión, recibí la
información que necesitaba. —Aaron continuó presionando las teclas y

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tres nombres de iglesias aparecieron en la pantalla. East Hill Fellowship,


Baptista Jonesboro y Templo de Four Square.

La mandíbula de Kreed se apretó y su estómago se revolvió. Cómo


ninguna de esas organizaciones estaba en la lista nacional de grupos de
odio organizados estaba más allá de su entendimiento.

—No creo que nada de esto sea una sorpresa —comenzó Connors,
pero Kreed levantó una mano. Estaban progresando, y si Connors
tomaba la palabra, estarían allí horas escuchándolo pensar en voz alta.

—Aguarda. Se nos ocurrió una idea. Deja que Aaron nos diga lo
que piensa. Necesitamos sacarlo antes de repetir todo. Sigue adelante,
Stuart.

—Bueno, esas tres iglesias son ramas afiliadas de la enorme y


hermética iglesia Tabernáculo del Apóstol de la Redención —dijo Stuart,
mirándolo. Kreed asintió, un poco distraído cuando sus miradas hicieron
contacto. Parecía que no podía apartar la mirada del chico, pero consiguió
la pausa que necesitaba cuando Aaron finalmente miró hacia abajo para
mostrar varias imágenes del fundador de la iglesia—. Este es el pastor
Gerald Albert Helps. Estos otros tres son los principales diáconos de la
iglesia. Lo importante aquí es este. —La pantalla cambió nuevamente
cuando una imagen se expandió para tomar el centro del escenario—. El
diácono Silas Burns tiene un pasado militar. Me llevó meses tropezar con
la información. Ha aparecido en un par de listas, pero su archivo estaba
oculto por alguna razón. Pertenecía a algunos equipos especiales del
ejército.

Bien, eso atrajo toda la atención de Kreed, y se sentó hacia


adelante, apoyando los brazos sobre la mesa. Líneas de freno cortadas,
diferentes tipos de bombas... Burns habría ganado fácilmente ese
conocimiento en el ejército.

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—¿Algo más? —preguntó Connors.

—El diácono realizó un viaje misionero a México, según su tarjeta


de crédito. No digo que realmente esté allí, pero mi instinto me dice que
están tratando de crear una coartada.

—Maldición, eres bueno —dijo Brown—. ¿Cómo te encontró Knox?

—Jugamos State of Decay en línea —respondió Aaron


distraídamente, causando que Kreed se riera. Un genio de la tecnología
que perdía su tiempo en los videojuegos en línea. Eso era divertido.

—Muy bien, aquí está mi plan. Vamos encubiertos dentro del


centro. Tenemos que hacerlo de inmediato, hacer girar las ruedas esta
semana mientras todos están de vacaciones. Haré que Skinner lo apruebe
—dijo Kreed, dejando caer su plan en el centro de la mesa.

—Eso es ir a ciegas. Además, ¿qué tenemos que ofrecer alguno de


nosotros para entrar por la puerta de la iglesia? —preguntó Connors, pero
Kreed lo cortó.

—No me has escuchado. Para mí, son terroristas. Por lo tanto, son
extremos y deben manejarse como tal. Nos emparejaremos. Vamos
encubiertos. Connors, quédate aquí y trabaja tu magia comprándonos
tiempo. Brown, monitoreas todos los videos de vigilancia que te demos, y
Stuart y yo iremos al campo. —Kreed señaló a Aaron.

—Espera, ¿qué? Pensé que terminaría las cosas para irme a casa
—dijo Aaron, con la mirada clavada en la de Kreed.

—Te necesitamos. Eres el único que puede entrar a la iglesia —


explicó Kreed.

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—¿Qué? ¿Cuándo eso se convirtió en el plan? —Aaron gritó esas


palabras. Se dio cuenta de que Aaron estaba molesto como el infierno,
así que ocultó su sonrisa ante el estallido.

—Él tiene el talento suficiente para crear una identidad


completamente nueva para sí mismo. Nadie fuera de nosotros cuatro
necesita saber en quién se ha convertido. Lo limpiaremos y le
conseguiremos un trabajo en el funcionamiento interno de la iglesia.
Todas las empresas que conozco necesitan un experto en tecnología
informática. ¿Me equivoco? —preguntó Kreed.

—Sí, te equivocas. Puedo infiltrarlos desde mi oficina en casa —


respondió Aaron.

—No es lo suficientemente bueno —dijo Connors, mirando a Kreed


mientras pensaba en el plan potencial—. Es lo que escuchará en el
interior lo que importa. Los chicos de TI5 se sientan en silencio y absorben
todo. Todos los empleados saben que deben acudir a ellos para obtener
los chismes. Sinacola, tu plan tiene mérito.

—No, no lo hace —respondió Aaron a la defensiva.

—Claro que sí —argumentó Kreed, pero no miró a Aaron—. Le


pondré un micro, estableceré una tienda en algún lugar cercano y estaré
allí para manejar cualquier cosa que salga mal. La amenaza es real, pero
te cubriré. —Kreed dirigió la última línea hacia Aaron y lo decía en serio.
Nadie tocaría al chico.

—¿Entonces nadie fuera de esta sala sabe lo que estamos


haciendo? —preguntó Brown.

5
Tecnología Informática.

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—Skinner sabe algo —ofreció Kreed—. Pero nos dio luz verde y
regresó de vacaciones para ser nuestro asesor principal.

—Es fundamental para el éxito. Su congregación es demasiado


masiva y de gran alcance. Eso ha quedado demostrado con Langley —
dijo Connors mientras contemplaba la idea.

—Sí, exacto. Ya ha metido su fea cabeza dentro del Departamento


de Justicia. No se sabe quién más aquí comparte sus creencias y el
mismo odio —razonó Kreed en voz alta, validando a Connors—. Tendré
que contarle algo a Skinner, pero confío en él con mi vida.

—¿No hay fuerzas locales del orden? —preguntó Brown, y Kreed


sacudió la cabeza.

—Seguiré de cerca a Stuart. Y he leído que cualquier cosa


electrónica puede ser sometida a vigilancia. —Kreed se detuvo y miró a
Aaron para confirmar. Cuando Aaron no hizo nada más que darle la
mirada de muerte, lo tomó como un pulgar hacia arriba—. Todos
podemos vigilarlo y reunir información —dijo Kreed a Brown y Connors.

—Quiero acceder a cada trozo de información en tiempo real —dijo


Connors.

—Por supuesto. Eso es crítico para el éxito —afirmó Kreed. Connors


se mordió la uña, su mirada se clavó en la de Kreed antes de girar hacia
la pared de fotos. La mitad de esos hombres habían perdido la vida y esta
era la pista más cercana que tenían.

—Tenemos que hacerlo bien —comentó Connors, sin dejar de mirar


las fotos.

—¿Tengo voz en todo esto? —preguntó Aaron finalmente. Por


primera vez, Kreed y Connors habían acordado fácilmente un plan de
acción, pero Aaron seguía arrojando pequeñas piedras en el camino.

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—No —dijeron los tres al unísono. Después de varios momentos de


silencio, Kreed finalmente abordó la preocupación de Aaron—. Si
podemos concluir esto, no tendrás que volver a saber de nosotros.

—Bueno, eso es un incentivo —agregó secamente.

—Obtén la información que tienes sobre el Tabernáculo del Apóstol


de la Redención. Empecemos. Parece que tendremos una larga noche por
delante, muchachos —les informó Connors, levantándose y buscando
una pizarra de borrado en seco. Como si fuera una señal, sus gemidos
colectivos llenaron la habitación. Normalmente Kreed lo habría detenido,
especialmente porque ya había movido esto en la dirección que quería.
Pero por respeto, contuvo su lengua. Podía sentarse allí en silencio y dejar
que Connors hablara hasta por los codos, tratando de descifrar la
implementación exacta de esta parte de la investigación.

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Capítulo 5
Pasaron lo que parecieron horas con Connors repitiendo todo lo
relacionado con este caso alrededor de un millón de veces, una y otra vez.
Aaron podría haber jurado que el agente solo hablaba para escucharse a
sí mismo. De vez en cuando, Brown o Kreed agregaban algo, pero Aaron
permaneció en silencio durante toda la conferencia, todavía enojado y ni
un poco resignado a su nuevo destino encubierto. No importó cuánto
golpeó el teclado o cuántos gruñidos dio, nadie le prestó atención.

Para colmo, el retumbar en su estómago se había convertido en


dolor hacía un tiempo. Una pizza de pepperoni dividida entre los cuatro
no era suficiente comida, y maldita sea, si solo no hubiera dejado su
postre en el auto. Miró el reloj de pantalla de su computadora e intentó
ignorar los ruidos que retumbaban en su estómago nuevamente. La
agitación sacaba lo mejor de él. ¿Qué demonios estaba mal con estos
hombres? ¿Por qué Kreed estaba sentado allí, dejando que esto
sucediera? Ya eran más de las ocho de la noche. A este ritmo, todo lo que
podía ver era a Connors manteniéndolos allí toda la noche, divagando sin
cesar sobre nada, mientras tenían tanto trabajo antes de que él pudiera
solicitar oficialmente cualquier puesto dentro de esa iglesia, no es que él
hubiera acordado hacer tal cosa. Sus niveles de irritación se disparaban
con cada segundo que pasaba.

Por desesperación, Aaron finalmente dijo en voz alta,


interrumpiendo el flujo de Connors:

—Creo que deberías encontrar a alguien más. No estoy entrenado


para este tipo de cosas, y ustedes me están dando dolor de cabeza en este
momento.

74
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Todos los ojos se volvieron hacia él.

—No, tú eres el encargado del trabajo encubierto, pero el chico tiene


razón, Connors. No puedo soportar mucho más tus divagaciones sobre la
misma jodida cosa una y otra vez, hombre. Lo intenté... —Kreed se
levantó y se estiró, alcanzando la caja de pizza en el centro de la mesa.
Quedaba una pieza y Aaron había observado esa cosa durante la última
hora. Kreed levantó la delgada porción de pepperoni y piña y dio un gran
mordisco, antes de dejarla caer en un plato de papel frente a Aaron. Deseó
haber agarrado la pieza primero, la mitad de la maldita cosa se había ido
en ese mordisco que Kreed tomó. Pero al menos Kreed la compartió—.
Entonces, ¿qué vamos a hacer con Knox? Lo conozco muy bien. Nos
molestará a todos hasta que vuelva a la fuerza —declaró Kreed.

—No puede —dijo Connors, sonando un poco descontento, pero


seguramente esa no era la primera vez que le habían dicho que hablaba
demasiado—. Tiene que quedarse donde está y dejarnos concluir esto.

—No va a suceder —respondió Kreed, moviéndose hacia el carrito


de agua colocado junto a la puerta. Agarró dos botellas de agua—.
Tenemos que darle un trabajo.

—Es demasiado arriesgado. Su cara es muy conocida —dijo Brown,


estirando los brazos sobre su cabeza. Evidentemente no había sido el
único aburrido con Connors. Por la mirada en el rostro de Brown, él
también había tenido suficiente. Kreed colocó una de las botellas de agua
frente a Aaron, sin mirar realmente en su dirección. Desde que llegaron
al edificio del FBI, con la excepción del pequeño show de abajo, Kreed
básicamente había ignorado a Aaron, por lo que el gesto de comida y agua
lo tomó por sorpresa. Tal vez el hombre no era tan malo después de todo.
Aaron recogió la pizza y le dio un mordisco, luego abrió la botella de agua
mientras Kreed seguía hablando.

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—Además, tiene un equipo de seguridad. Entonces, si estamos


ocupados vigilando a Stuart y Mitch nos está vigilando en secreto y su
seguridad está allí vigilándonos a nosotros... Algo se va a joder. —Cuando
nadie respondió, Kreed movió un pulgar hacia Aaron mientras tomaba
un gran trago de agua—. Necesitamos decidir qué vamos a hacer y
concluir esta reunión. Necesito alimentarlo antes de que comience a
comerse su propio brazo.

—Acabamos de comer pizza —protestó Connors en voz alta.

—Eso es solo un bocadillo para él. Deberías verlo comer.

—¿Dónde lo pusiste? —Brown lo miró incrédulo.

—Enfóquense —dijo Aaron, con la boca llena de pizza.


Normalmente no le gustaba hablar con comida en la boca, pero los
tiempos extremos exigían medidas extremas.

—Envía a Mitch a Dallas para proteger a Colt y Jace. Lo mantendrá


ocupado. Además, si algo sale mal, está muy cerca del Tabernáculo del
Apóstol de la Redención. Midlothian está a unos treinta minutos de
Dallas —dijo Kreed, alcanzando su chaqueta.

—Eso lo mantendría ocupado. ¿Qué historia le contarás? —


cuestionó Brown.

—Seré impreciso, pero él es persistente —respondió Kreed.

—Sí, pero generalmente me usa a mí para recopilar su información


—explicó Aaron. El deseo de irse hizo que Aaron mostrara rápidamente
los listados de trabajo publicados en el sitio web de la iglesia en el
monitor. Kreed había estado en lo cierto; era uno de esos mega complejos
masivos que se extendía por varios acres. La iglesia era enorme y resultó
que tenía un puesto de trabajo permanente en el departamento de TI.

76
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Escribiendo rápidamente, Aaron dividió la pantalla. Había tenido


tiempo más que suficiente durante las horas de divagaciones de Connors
para construir un fondo encubierto apropiado para los requisitos del
trabajo. También había hecho una maqueta rápida de una licencia de
conducir falsa de Texas. Su nuevo nombre era Josiah Smith de Krum,
Texas. Tenía una maestría en informática de la Universidad New Found
Faith. Vincularse a una estricta universidad fundamentalista había sido
motivo para felicitarse mentalmente.

—Si están de acuerdo con todo esto, puedo cargar esta


información, subirla en las bases de datos requeridas y solicitar el trabajo
esta noche —ofreció Aaron, sacando los cables de los enchufes eléctricos.
Realmente quería salir de aquí.

—Es genial. Se ve bien —elogió Brown, leyendo la pantalla.

—No puede parecerse a ti... o al menos no como luces ahora —dijo


Connors, mirando la pantalla antes de volver a mirar a Aaron—. Esos
chicos de la iglesia son pulcros al vestir. No creo que tengan el pelo
multicolor. Destacarías como un pulgar dolorido.

—Sí, necesitas parecerte a Connors —agregó Kreed, riéndose.

—Sin ofender, no voy a hacer eso. —Aaron eliminó todo de la


pantalla, frustrado con el giro de esta conversación. Debería haber subido
la información por su cuenta. Era mucho más fácil pedir perdón que
permiso, técnicamente, el himno de toda su vida. Además, había revisado
sus archivos de imágenes para encontrar una foto de la boda de su
hermano donde su cabello tenía un estilo razonablemente bueno.

—Sí, lo harás. Lo dejaré presentable mañana por la mañana. Estoy


seguro de que el hotel tiene un salón. ¿Puedes agregar una nueva foto en
la mañana antes de enviar todo esto? —preguntó Kreed.

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Serie Chicos buenos 3
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—No importa. No me voy a cortar el pelo ni parecerme a él. —Aaron


no levantó la vista cuando comenzó a empacar su mierda.

—Sí, chico, lo harás.

Excelente. El lado más molesto de la personalidad de Kreed


Sinacola estaba saliendo a jugar, aquel en el que tenía todas las
respuestas y solo esperaba a que todos los demás se pusieran al día. El
aire a su alrededor cambió, y miró hacia arriba para ver los pies de Kreed
extremadamente cerca. Aaron levantó lentamente su mirada para
encontrarse con la de Kreed, desde donde estaba el hombre, elevándose
sobre él. La oscura mirada del Alguacil lo atravesó intensamente y la
sonrisa en esos labios carnosos era lo más parecido a una divertida
sonrisilla de harás lo que te diga.

Piel de gallina pinchó a lo largo de su piel y su cuerpo se tensó en


respuesta. La desesperación hizo que Aaron quisiera besar esa sonrisa
en la cara de Kreed, sentir la carnosidad de esos hermosos labios. Por un
segundo, Aaron se perdió por completo y habría aceptado hacer cualquier
cosa que Kreed quisiera para mantenerse perdido en esa mirada intensa
y sensual. Brown tosió al otro lado de la habitación y rompió el hechizo
que Kreed tenía sobre él. Aaron miró rápidamente hacia otro lado,
esperando que nadie más en la habitación escuchara los latidos de su
corazón.

Aaron sacudió la cabeza para aclarar sus pensamientos mientras


continuaba guardando su equipo. ¡Maldita sea al infierno! No podía creer
que hubiera dejado que Kreed lo afectara de ese modo. No volvería a
suceder. Respiró hondo y se enderezó antes de darse la vuelta, esta vez
con el ceño fruncido ante el hermoso rostro que se burlaba de él,
dejándole saber a Kreed que no ganaría esta discusión ni ninguna otra,
ya fuera de paso. Aaron cerró de golpe su computadora portátil. No
demasiado duro, pero lo suficiente para llamar la atención de todos.

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—¿Por qué estás enojado? Es solo cabello. Volverá a crecer —dijo


Connors, confundido.

—Me muero de hambre y tus sobras me hicieron enojar. Estoy


fuera. —Aaron metió su computadora portátil en la bolsa, se colocó la
correa sobre el hombro, giró sobre sus talones y comenzó a moverse hacia
la puerta, sin esperar a Kreed. El hombre podía saltar en un río cubierto
de hielo por todo lo que le importaba. Él nunca debería haber estado en
esta posición en primer lugar. Hoy había ido de mal en peor. Ahora, él
era el gilipollas encubierto. ¿Cómo había dejado que eso sucediera?

—Creo que hemos terminado por esta noche —bromeó Kreed,


recogiendo sus cosas. El tipo arrojó su plato a la basura cuando Aaron
golpeó la puerta de la sala de conferencias.

—No, ustedes continúen. Quédense toda la puta noche hablando


sobre lo mismo una y otra vez. —Aaron agregó su propio toque de burla
a su tono. Salió por la puerta, dejándola abierta, y no miró hacia atrás
mientras se dirigía hacia los ascensores. ¡A la mierda Kreed Sinacola!

—Tiene su período —dijo Kreed arrastrando las palabras detrás de


él. Aaron aceleró el paso. Tal vez podía subir al ascensor y bajar antes de
que Kreed lo alcanzara. ¿Los taxis esperaban frente al edificio del FBI?
Sólo había una forma de averiguarlo.

—Jódete. Voy a tomar un taxi al maldito aeropuerto. —Aaron


reajustó la correa del bolso de su computadora portátil en su hombro
mientras alcanzaba el botón de llamada del elevador. Definitivamente no
se iba a cortar el cabello o vestir el traje estándar de Men’s Warehouse6,
aunque ni siquiera lo habían mencionado, pero sabía que era lo siguiente.
De ninguna manera. Dibujó la línea justo allí.

6
Men's Wearhouse es un tienda de ropa de vestir de hombres en los Estados Unidos.

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Serie Chicos buenos 3
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Dios sabía que había dedicado su vida a ayudar al necesitado, pero


esto era pedir demasiado. Extendió la mano y presionó el botón de nuevo
cuando las puertas no se abrieron. La pequeña flecha se encendió y luego
se oscureció. Enojado, lo presionó de nuevo, logrando exactamente los
mismos resultados. ¿Por qué no funcionaban los ascensores?
Inmediatamente escaneó la pequeña entrada, buscando la escalera.

—Vamos, chico listo. No es tan malo —se burló Kreed desde atrás—
. Necesitas agitar tu insignia frente al lector si quieres llegar a alguna
parte. —Kreed presionó el botón y cuando se puso verde, levantó su
billetera sobre una pequeña sección sobre el botón. Las puertas se
abrieron.

¡Sabelotodo!

Aaron se quedó arraigado en su lugar. No quería subirse a la cabina


del ascensor con Kreed. Tomaría el siguiente. En la típica forma molesta
de Kreed, el tipo dio un paso hacia él, le rodeó el cuello con un brazo y lo
arrastró contra su costado, obligándolos a ambos a entrar en la pequeña
caja de metal. El aroma de Kreed llenó el aire a su alrededor,
envolviéndolo en especias exóticas. Sus células cerebrales volvieron a
hacer una pausa momentánea cuando su polla se engrosó y, maldita sea,
eso lo molestó aún más.

Aaron estaba enojado como el infierno, ni mucho menos atraído


por ese engreído, sin importar cómo lo traicionara su cuerpo. No podía
darse el lujo de involucrarse con nadie en este momento, y estaba seguro
de que no se enredaría con el irritantemente mandón Ayudante del
Alguacil Kreed Sinacola. Tenía que ser esa maldita colonia que llevaba
Kreed: canela, clavo y un toque cítrico. A Aaron le gustaba demasiado ese
olor para su propio bien.

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—Prometo arreglarlo todo mañana, solo un poco de estilo. No


tendrás que parecerte a Connors. Créeme, nadie más que Connors puede
tener esa apariencia de estreñimiento crónico con tanta facilidad.

Una risa surgió detrás de ellos y Aaron levantó la cabeza. No se


había dado cuenta de que Brown y Connors iban hacia el elevador detrás
de ellos. Brown soltó unas risitas antes de estallar en carcajadas.

—Jódanse todos —dijo Connors, presionando el botón del primer


piso—. El pelo corto es más fácil de manejar.

—Te daré de comer y todo parecerá mejor. Ya verás. —Kreed lo miró


directamente y finalmente levantó la mirada para observarlo. Excelente.
Otra burla. Pero Aaron respiró hondo y decidió dejar ir el comentario. La
mención de la comida pareció funcionar para elevar su estado de ánimo.
No dijo nada más. Su molestia anterior no se había disipado mucho, pero
tampoco se había movido de debajo del brazo de Kreed. El peso del brazo
del hombre sobre sus hombros lo calmó de alguna manera, además Kreed
olía demasiado bien y su actitud era contagiosa. Se quedaría allí en ese
casi abrazo y pensaría en lo que quería para cenar.

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Capítulo 6
Kreed se movió, escuchando lo que parecía ser una máquina de
escribir mecánica haciendo clic en la distancia. Abrió un párpado y miró
hacia la cortina. Todavía no había luz en el fondo, lo que significaba que
todavía estaba oscuro afuera. Cuando el sonido no disminuyó, miró el
despertador junto a la cama. 4:30 am. Por extraño que pareciera, esta
había sido la primera noche en más tiempo del que podía recordar que
en realidad había dormido. No estaba dispuesto a renunciar a eso. Kreed
se dio vuelta, se cubrió la cabeza con una almohada y se acurrucó debajo
del calor de la manta, con la esperanza de volverse a dormir. Pasaron
varios minutos y todo lo que pudo hacer fue concentrarse en si podía
escuchar ese ruido irritante.

Sí, ahí estaba. ¿Qué demonios? Arrojando la almohada a un lado,


agarró la manta y la tiró hacia el final de la cama.

Kreed pateó sus piernas sobre el borde y se puso de pie, antes de


caminar silenciosamente a través de la suite del hotel hacia la puerta
parcialmente abierta que separaba su habitación de la de Aaron. Había
insistido en dejar la puerta abierta antes de acostarse. Sabía que eso no
tenía sentido para Aaron, y honestamente tampoco tenía mucho sentido
para él, pero era algo que él y Mitch habían hecho mientras estaban en
el campo. Estar en la fuerza de trabajo de equipos especiales en los
Alguaciles significaba que atraían al peor de los peores criminales. En
raras ocasiones, los tipos malos encontraban primero a los oficiales y
Kreed nunca quiso que una puerta cerrada fuera un obstáculo que lo
detuviera para llegar al lado de su compañero. Ahora, aparentemente ese
mismo instinto protector se aplicaba también a Aaron.

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Serie Chicos buenos 3
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Los sonidos se hicieron más fuertes cuando Kreed se metió en el


armario para agarrar sus pantalones cortos de gimnasia antes de abrir
la puerta entre las dos habitaciones. Aaron estaba sentado en el escritorio
de la habitación con poca luz, dos monitores, un teclado y una unidad de
procesamiento frente a él. ¿De dónde demonios había salido todo ese
equipo?

—¿Has dormido? —preguntó Kreed, sofocando un bostezo mientras


se pasaba los dedos por el pelo. Aaron levantó la vista de su computadora,
una expresión de sorpresa cruzó su rostro cuando sus miradas se
encontraron. Fue entonces cuando Kreed notó los auriculares. Aaron
extendió la mano y se quitó uno, dejándolo colgar del cable alrededor de
su cuello. Parecía más joven que sus veintinueve años, especialmente en
la luz que se reflejaba en los monitores. Aaron estaba sin camisa, usando
solo un par de pantalones cortos mientras se sentaba en la silla de
escritorio. Había estirado sus largas y musculosas piernas sobre otra
silla, la que originalmente estaba colocada frente a la ventana de la suite.
Debió haberla movido a través de la habitación. Todas las pantallas se
oscurecieron cuando Aaron inclinó la cabeza para mirarlo por encima del
hombro. Kreed no tenía idea de cómo lograba la hazaña de apagar los
monitores cuando sus manos ya no estaban en el teclado.

—¿Qué? —preguntó Aaron.

—¿Ya has dormido? —Kreed contuvo el aliento cuando Aaron dejó


caer las piernas al suelo y giró por completo la silla de su escritorio para
mirarlo, dejando al descubierto un pecho bien definido, con un
impresionante tatuaje que le recorría el hombro y le bajaba por el pecho.
Un destello plateado en los pezones del chico llamó la atención de Kreed.
¿Aros de pezón?

¡Oh, joder, sí!

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed no podía creer todo lo que había estado escondido debajo de


la ropa de Aaron. El chico estaba lleno de sorpresas. Estaba mirándolo
fijamente, pero no podía evitarlo. Maldita sea, si iba a ir al infierno, bien
podría disfrutar de la vista. Los ojos de Kreed se posaron más abajo para
seguir el rastro del tesoro de cabello oscuro que desaparecía en la cintura
de los pantalones cortos de nylon que descansaban sobre las caderas de
Aaron. Mierda, el chico estaba haciéndole agua la boca. La polla de Kreed
se endureció al instante. ¿Qué diablos? Nunca había reaccionado así con
los hombres con los que trabajaba. Había ofrecido sexo antes de que
comenzaran esta asignación, pero una vez que llegaron al edificio del FBI,
eso estaba fuera de la mesa. Sin embargo, su comportamiento rayaba en
lo inapropiado y odiaba absolutamente no poder ignorar su atracción por
este tipo. Maldición.

—Sí, simplemente no duermo mucho. ¿Te desperté? —Aaron se


pasó los dedos por el pelo.

Kreed realmente quería ser el que hiciera eso, pero en cambio


buscó casualmente dentro de sus pantalones cortos y enderezó su polla.
Intentó un movimiento normal, algo que no dijera que era un pervertido
espeluznante. Realmente esperaba que fuera convincente.

Este chico iba a ser un problema.

Kreed se sentó en el borde de la cama, rezando para que no hubiera


una tienda de campaña en sus pantalones mientras se castigaba. ¿Por
qué demonios había entrado aquí? La excitación sexual lo mantenía en
el borde, y fuera de la evaluación visual de Aaron en el aeropuerto, ¿y
había sucedido eso realmente? Kreed no estaba seguro de que Aaron
fuera realmente gay. En la cena anterior, Kreed había observado a Aaron
de cerca. El tipo parecía tener un ojo errante, especialmente para las
damas, lo que planteaba más preguntas de las que respondía.

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Serie Chicos buenos 3
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—¿De dónde vino todo esto? —Su cerebro no había registrado la


pregunta de Aaron, por lo que preguntó lo primero que se le vino a la
mente.

—Hice que lo enviaran. La caja me estaba esperando cuando llegué


aquí.

—Huh. ¿Estabas trabajando?

—No, jugando. Normalmente juego a esta hora del día. Mitch está
en línea. Todavía juega cuando Cody está durmiendo. A Cody no le gustan
los videojuegos.

Hubo un pequeño crujido en la silla del escritorio cuando Aaron se


echó hacia atrás. Los ojos de Kreed se centraron en el regazo de Aaron.
El teclado cubría su pene, pero seguro que no parecía que el chico tuviera
sus mismos problemas.

—No juegas, ¿verdad?

—No, pero Knox seguro juega como el infierno. Parecía que alguien
estaba escribiendo en una vieja máquina de escribir.

—Es el teclado mecánico que tengo. —Aaron levantó una mano y


presionó al azar algunas teclas para mostrar el clic—. Lamento haberte
despertado.

—Está bien. ¿Dónde están tus gafas? —preguntó Kreed, mirando


la cara de Aaron un poco más cerca.

—No son recetadas. Me las pongo como si me cambiara el cabello,


cada vez que quiero algo diferente —respondió Aaron, y Kreed solo
asintió. Este chico parecía mantenerlo siempre adivinando.

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Serie Chicos buenos 3
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—Probablemente iré a ejercitarme —dijo Kreed bostezando


mientras ponía las manos sobre las rodillas y se levantaba de la cama.
Entre las opciones de una ducha fría o hacer ejercicio, eligió la última.
También necesitaba un serio momento de meditación. Algo se sentía
fuera de lugar ante lo atraído que estaba por Aaron en este momento. No
debería estar tan atrapado en este chico que apenas conocía. Necesitaba
evitar que este loco encaprichamiento se desarrollara aún más.

—Ya hice eso —dijo Aaron, girando su silla para mirar a Kreed
cuando se puso de pie y se dirigió hacia la puerta compartida.

—¿Saliste sin decírmelo? —preguntó Kreed, mirándolo.

—Estabas dormido.

—Ahora somos compañeros, y hay un loco suelto. Mi trabajo es


mantenerte a salvo mientras reúnes información. Tienes que decirme a
dónde vas y cuándo. —Kreed sacudió la cabeza mientras salía. Cuando
regresó a su habitación, gritó—: Ya puedo decir que vas a ser un dolor en
el culo.

—Todavía no estamos en Texas. Y probablemente seré el mayor


dolor en el culo que jamás tendrás —respondió Aaron sarcásticamente.

Kreed asomó la cabeza por la esquina y vio a Aaron llevarse el


auricular de nuevo a la oreja. Pasó una pantalla y volvió a encender el
monitor. Levantó el teclado y lo colocó sobre el escritorio. Kreed recordó
que esa era también la postura de juego preferida de Mitch. Aaron le
había gritado una insinuación sexual y luego lo despidió por completo.
¿Por qué demonios eso era tan caliente? Nadie en el planeta lo
desestimaba así excepto, en ocasiones, Mitch. Pero podía volver loco a
Mitch, y Aaron parecía no verse afectado por la mayoría de las cosas, a
menos que tuviera hambre. Tal vez si se frotaba crema batida y chocolate
caliente por todo el cuerpo, podría llamar la atención del chico.

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Serie Chicos buenos 3
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No, gilipollas. No quieres su atención ahora. Es tu compañero, idiota.

Ahora estaba discutiendo mentalmente consigo mismo. Huh. Vale.


Kreed se volvió y se alejó de la puerta, ajustándose nuevamente, y se
dirigió hacia el armario. Cogió una camiseta y sus zapatillas de tenis
antes de salir. Demasiado para su buena noche de sueño.

***

Aaron escuchó que la puerta de la habitación de Kreed se cerraba


de golpe y dejó escapar un suspiro reprimido que no se había dado cuenta
de que había estado conteniendo. Toda esa cosa de dejar entreabierta la
puerta entre sus habitaciones en la que Kreed insistió había arrojado a
Aaron por un bucle. Había estado lo más silencioso posible, pero sabía
que este maldito teclado ruidoso sería un problema. Necesitaba detenerse
en algún momento y comprar otro. Solía usar este mientras estaba en el
camino para ayudar a enmascarar sus actividades. Las personas que
sabían del tema lo descartarían como jugador simplemente porque usaba
el teclado mecánico.

Aaron se levantó rápidamente y cerró la puerta entre las


habitaciones, encerrándose. Tenía alrededor de una hora para terminar
su mierda y terminar por hoy. Este trabajo realmente estaba
obstaculizando su estilo. No necesitaría seguir trabajando con el gobierno
federal. Disfrutaría de ese día. ¿Qué tipo de idiota alejaría a alguien como
él de su trabajo de escritorio y lo pondría en el campo para trabajar en
un caso criminal abierto y activo?

Era estúpido, pero también lo era la mayoría de los trabajos


completos del gobierno federal. ¿Por qué demonios contratarían a alguien
como él para entrar en sus sistemas? Todo lo que hacían era enseñarle
exactamente cómo funcionaban y los métodos que utilizaban para
mantenerlo alejado. Sin embargo, aquí era donde se destacaba, en este
mundo de manipulación de códigos y entrada forzada en los sistemas.

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Serie Chicos buenos 3
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A la mierda la necesidad de robar un banco. Cualquiera podría


robar al ciudadano promedio con el pretexto de abrir una empresa en la
verdadera sociedad capitalista de los negocios estadounidenses. Por
ejemplo, esta compañía en la que estaba trabajando actualmente: si los
altos ejecutivos dejaran de embolsarse cada centavo extra que ganaban,
entonces tal vez habrían estado mejor equipados en sus defensas para
mantenerlo fuera de su mierda. Se darían cuenta de eso muy pronto.

Aaron trabajó constantemente durante otros treinta minutos antes


de atravesar las barreras y recibir carta blanca para hacer lo que su
pequeño corazón deseara. Y ahí estaba. Todos los datos financieros de
todos sus clientes. Otra forma muy estúpida de hacer negocios. Aaron
rápidamente fue al chat, haciendo clic en su nombre de usuario antes de
dar instrucciones.

—Estás dentro. Comienza —dijo Aaron en voz alta en la habitación


tranquila.

—Eso fue rápido incluso para ti —llegó una respuesta


distorsionada, aparentemente de la nada.

—Para de perder el tiempo. Empieza. —Aaron hizo rápidamente lo


que necesitaba y apagó sus sistemas. Gracias a Dios, Kreed no estaba
interesado en la tecnología. Si fuera así, sabría que no necesitaba todo
ese equipo para jugar State of Decay con Mitch, sin embargo, Kreed se lo
había creído. Qué alivio. El único problema con Kreed Sinacola era ese
instinto del que seguía escuchando. Por eso había planeado todas sus
actividades extracurriculares en medio de la noche. Tenía que
mantenerse alejado del radar de Kreed a toda costa.

Con esa preocupación sobre sus hombros, Aaron siguió adelante y


desmanteló su equipo, decidiendo empacarlo todo de nuevo. Si se
mantenían los horarios, deberían ir a Texas hoy. Al guardar todo,
esperaba cumplir la teoría de fuera de la vista, fuera de la mente. Podía

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enviar las cajas donde lo necesitara antes de partir. Trabajando rápido,


se las arregló para guardar todo dentro de su armario antes de que Kreed
regresara de su entrenamiento.

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Capítulo 7
Anclado con el brazo apoyado en el mostrador, Kreed se inclinó
hacia delante, escuchando atentamente la lista de servicios que incluía
cada paquete de spa. Mientras la joven hablaba, Kreed miró a Aaron y lo
examinó de cerca. El chico era tan caliente como el infierno, pero tenía la
sensación de que pulir a Aaron lo convertiría en una belleza.
Probablemente no era la mejor idea con el problema de atracción actual
de Kreed, pero necesitaba aguantarse y hacerlo de todos modos. Los
chicos de iglesia necesitaban verse impecables.

—Para él, necesitamos cabello y rostro. Necesita afeitarse...

—No me afeitaré la barba —gritó Aaron, y Kreed volvió a mirar a la


mujer detrás del escritorio. Kreed le dirigió una sonrisa, atrayendo su
atención hacia él.

—No lo llamaría barba, más bien un rastrojo, pero tiene que irse —
Kreed usó su dedo para indicarle que escribiera ese tratamiento—. Vamos
a hacerle el facial y necesita al menos una manicura. Parece que se
muerde las uñas.

—¿Cómo sabes eso? —preguntó Aaron un poco a la defensiva.


Kreed miró hacia atrás y vio a Aaron juntando los dedos en puños. Se rió
de nuevo, amando cómo Aaron lo relajaba. No estaba seguro de la razón,
porque ciertamente Aaron siempre llevaba un aire de enojo cada vez que
estaba cerca, pero le gustaba molestar al chico. Independientemente de
lo que siguiera proyectando, Aaron era una buena persona. Lo había
demostrado una y otra vez, por lo que Kreed sospechaba que la actitud
irritada era más un acto que la verdadera naturaleza de Aaron. Los
jugadores odiaban abandonar sus hogares.

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Se enfrentó a la chica al otro lado del mostrador.

—El niño es hosco. Probablemente necesite asignárselo a alguien


que no se desanime fácilmente. —Kreed se obligó a no mirar hacia atrás
para ver la reacción de Aaron ante sus palabras. Por alguna razón, lo
ayudaba poner a Aaron en su lugar al referirse a él como un niño—.
Necesitamos un afeitado completo, no importa lo que él diga. Es una
orden de trabajo. Tiene que pulirse. Solo está siendo irritante. Y quiero
decidir sobre su peinado. Sé lo que necesita para verse bien.

Basado en experiencias pasadas, Kreed decidió que Aaron


probablemente estaría allí por un par de horas, lo que le daría la
oportunidad de hacer algo. Kreed volvió a mirar el tablero y comenzó a
marcar los servicios que quería. Un afeitado, tratamiento facial, uñas,
pies, y si había tiempo, quería una cera parcial. Ignoró la risita
disimulada de Aaron desde atrás. Mitch le daba suficiente mierda sobre
sus días de spa y productos Lush para toda la vida. Además, no había
tenido sexo en mucho tiempo. Claramente con toda la lujuria que había
acumulado después de conocer al chico, necesitaba arreglar eso. Un
polvo rápido con alguien que nunca volvería a ver.

—Y un masaje también —agregó.

—Muy bien, tengo todo anotado. Deme un minuto para


programarlo y vendré a buscarlo enseguida —dijo la recepcionista antes
de desaparecer detrás de una pared. Kreed pasó por alto a Aaron y se
sentó en la fila de enfrente. Cuando Aaron no se volvió, decidió que le
gustaba ese lugar. Kreed tuvo que mirar el culo del tipo. Aaron tenía un
buen culo. Había visto por sí mismo esa mañana que Aaron estaba muy
bien construido. Los tatuajes fueron una agradable sorpresa. Kreed ladeó
la cabeza, estudiando al chico de cerca, pero nunca vio ninguna marca
reveladora debajo de la ropa de Aaron. Kreed nunca había sido tan

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inteligente con sus tatuajes. No escondía el amor que tenía por el arte
corporal.

—¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres un abusón? —preguntó


Aaron de la nada, todavía sin darse la vuelta. Kreed sonrió a la parte
posterior de la cabeza rubia de su enojado compañero.

—No con esas palabras pero me resigné a mi destino. Tenemos un


trabajo que hacer. Cuanto más rápido terminemos, más pronto estarás
libre de mí. Parece que esa parte es crítica en ese objetivo —razonó Kreed
en voz baja. De acuerdo, técnicamente él se abría paso a través de las
cosas todo el tiempo, pero sería mejor tener a Aaron de su lado, en lugar
de luchar contra él en cada paso que daban—. Hoy tus ojos son de color
gris metalizado. Eran azul hielo ayer. Marrones cuando trabajamos
juntos hace un par de meses. ¿Usas lentes de contacto por diversión o
son recetados?

—¿Por qué recordarías el color de mis ojos? —disparó Aaron a la


defensiva.

—Creo que el título de mi trabajo probablemente hace que sea una


pregunta fácil de responder. Entonces, ¿sucede lo mismo con el cabello y
las gafas, siempre los cambias? —preguntó Kreed.

—Sí. Bastante —respondió finalmente Aaron, sin comprometerse


en absoluto.

Tenía en la punta de la lengua cuestionarlo aún más, pero la pierna


derecha de Kreed comenzó a hormiguear con entumecimiento. La silla de
estilo moderno e implacable hacía que le doliera el culo y posiblemente
podría estar cortando la circulación en sus piernas. Se movió para
reposicionarse a sí mismo. Maldita sea, estos pequeños asientos no eran
las cosas más cómodas en las que se había sentado. Se veían geniales
como la mierda, con su diseño contemporáneo, hasta que te sentabas en

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Serie Chicos buenos 3
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ellas. Se ajustó nuevamente, reposicionando su entumecido trasero.


Kreed continuó retorciéndose, incapaz de encontrar una posición
cómoda, claramente no estaba diseñada para el gran tamaño de su
cuerpo. Se puso de pie brevemente para quitarse el abrigo y cubrir con él
el respaldo de la silla, decepcionado porque eso no lo ayudó a ponerse
más cómodo.

—¿Knox preguntó sobre la reunión de ayer?

Otra larga pausa ocurrió antes de que Aaron respondiera:

—No, no que yo recuerde.

La ceja de Kreed se arqueó. Eso no tenía ningún sentido. Ya había


esquivado dos llamadas esta mañana alegando que necesitaba un área
privada para hablar. Mitch era como un perro con un hueso y este caso
tenía el tamaño del hueso de un T-rex que Mitch quería roer.

—Aaron, estamos listos para ti —dijo la mujer mientras regresaba


a la habitación.

Aaron le dio la espalda a Kreed mientras seguía a la mujer detrás


de la pantalla. Kreed agarró su abrigo antes de seguirlo, sin dejar que se
alejara demasiado de su vista para asegurarse de que su compañero
temporal tuviera el cambio de imagen completo.

***

¿Quién sabía que a Kreed Sinacola le gustaban los tratamientos


faciales y las manicuras? El tipo alfa que siempre se salía con la suya
parecía conocer su camino en un spa como el dorso de su mano. No tanto
del diseño, pero estaba familiarizado con todos los aspectos de los
servicios ofrecidos. Sabía las diferencias en aromas y tratamientos. Si
usar leche o lavanda... Lo que sea que eso significara.

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Dado que comenzaron con las manos y los pies, él y Kreed se


quedaron juntos, sentados uno al lado del otro. Al parecer, a Kreed le
gustaba que sus sesiones de spa fueran silenciosas. Nunca habló
realmente hasta que hizo que incluyeran a Aaron en una pedicura.

Cuando Aaron objetó genuinamente, trazando la línea allí,


rechazando el servicio debido a una tácita lesión infantil pero muy
traumática que involucraba un juego de columpios y un pie mal ubicado,
Kreed se burló de él, como lo hacía con todo lo demás. La técnica le quitó
los zapatos y suave, pero minuciosamente trabajó sobre sus pies. Le llevó
una hora completa eliminar toda la piel seca y muerta, pero
honestamente, una vez que superó la ansiedad interna inicial, se dio
cuenta de que realmente no era tan malo. ¿Y una bonificación para
todos? Nadie recibió un pie en la cara como usualmente sucedía cuando
alguien se aventuraba a tocar sus dedos.

Luego, ambos fueron afeitados antes de que comenzaran los


tratamientos faciales. Aaron se quedó sentado un buen rato con una
toalla tibia alrededor de su cara. Ser mimado de esa manera era algo a lo
que definitivamente podía acostumbrarse. En realidad, dio una cabezada,
sorprendido cuando abrió los ojos para ver a Kreed inclinado sobre él,
justo en su espacio personal, examinando el trabajo realizado. Tomó la
barbilla de Aaron y la movió hacia un lado, luego hacia el otro, antes de
que una gran sonrisa curvara las comisuras de sus labios.

—Te ves aún más joven con la cara libre de vello. ¿Listo para el
pelo?

—Sé que me veo más joven. Es la razón por la que mantengo la


barba. Si me das uno de esos cortes de pelo de chico de iglesia, pareceré
aún más joven. No creerán que tengo la edad suficiente para hacer ese
trabajo. —No fue sorprendente que Kreed lo ignorara por completo.

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—Quiero hablar con su estilista... —Kreed fue interrumpido por un


italiano de baja estatura, sexy, vestido todo de negro.

—Soy Sergio. ¿Cuál de ustedes es Aaron? —Él aplaudió, antes de


frotarse las palmas con entusiasmo. Para darle crédito al chico, miró
entre los dos mientras hablaba, pero sus ojos volvieron a quedarse en
Kreed y su piel verde oliva se puso un poco sonrojada. Lo que sea. Kreed
tenía el mismo efecto en él. Supuso que acababa de llegar al territorio de
ser el súper caliente Kreed Sinacola.

—Él —dijo Kreed, enganchando un pulgar sobre su hombro—. Pero


yo decidiré su corte y color. —Sergio quedó visiblemente decepcionado
por la noticia. Probablemente clasificó a Kreed como soltero y luego las
palabras del Alguacil le hicieron pensar que eran una pareja. Aaron no
aclaró nada. En cambio, se levantó de la tumbona en la que estaba
sentado y avanzó, pasando a Kreed.

—Él decide dentro de lo razonable —respondió Aaron, pero el guiño


que Sergio le dio a Kreed lo dijo todo.

—Vamos, chico listo. No estés tan cabizbajo. Estará bien. Lo


prometo —dijo Kreed, siguiendo a Sergio hacia su estación de trabajo.
Cuando Kreed lo pasó, le dio unas palmaditas en el trasero a Aaron y le
guiñó un ojo, manteniéndose uno o dos pasos detrás de Sergio. En el
pequeño mostrador que separaba las estaciones, Kreed y Sergio hablaron
en voz baja entre ellos. Aaron no intervino, pensando que podría cambiar
el plan una vez que Kreed saliera de la habitación y luego se dio cuenta
de su error cuando miró por una pared de espejos y vio la cara de Sergio
iluminarse antes de mirarlo con un ojo evaluador.

—Es un corte perfecto para tu chico, y el color resaltará esos


hermosos ojos —dijo Sergio, su acento más profundo esta vez, lo que hizo
que Aaron frunciera el ceño, preguntándose si Sergio era realmente

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italiano—. Siéntate aquí. Veamos con qué trabajaremos. ¿Te gustaría


sentarte cerca?

De acuerdo, el acento era británico ahora y, por alguna razón, eso


molestó mucho más a Aaron.

—No, sorpréndeme. Veré si puedo obtener una cera rápida


mientras trabajas en él —dijo Kreed, antes de agacharse para acariciar el
muslo de Aaron.

Aaron atrapó su mano, susurrando cuando el estilista se volvió.

—Eres un idiota.

La sonrisa de Kreed se hizo más brillante y volvió a guiñarle un ojo.

—Va a ser difícil mantener a los chicos lejos de ti cuando hayamos


terminado —dijo en voz alta, frunciendo los labios y lanzándole un beso
al aire antes de alejarse. Sergio regresó con un peine en la mano, una
gran sonrisa en su lugar mientras sus ojos seguían el trasero de Kreed
en el espejo.

—Oh, él es demasiado —arrulló Sergio, su acento cambió de nuevo.


Aaron no dijo nada mientras sus propios ojos seguían ese pavoneo fuera
de la habitación. Estaba en tantos problemas.

***

—Ya era hora de que contestaras tu maldito teléfono, imbécil —


ladró Mitch a modo de saludo. El tono impaciente de la voz de su amigo
hizo que Kreed sonriera. Había extrañado sus interacciones. Eran fluidos,
muy cómodos el uno con el otro. Hombre, iba a odiar tanto perder eso
más de lo que estaba dispuesto a admitir.

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—¿Besas al pequeño Cody Turner con esa boca? —Se burló Kreed.
Cody era un tipo grande, más grande que Mitch, en realidad, y siempre
lo hacía sonreír burlarse de Mitch sobre la edad de su novio. Cody era
siete u ocho años más joven que Mitch, por lo que hacía bromas sobre él
siendo un asaltacunas.

—No hables sobre Cody, solo infórmame. Nadie contesta el maldito


teléfono. Odio esa mierda.

—Eso es porque se suponía que yo debía llamarte y contactarte.


Acabo de llegar a un lugar razonablemente seguro para hablar. —Kreed
podía decirle todo a Mitch y sacarlo de su miseria, pero ¿dónde estaba la
diversión en eso?

—Parece que estás parado en medio la carretera.

—Bueno, estoy cerca de una en realidad. Tuve que salir en el clima


helado a un estacionamiento de un salón donde Aaron se está haciendo
un cambio de imagen —explicó Kreed.

—Vale, eso es raro. Sé que te gusta toda esa mierda femenina,


¿pero a él también? Eso cambia un poco mi opinión sobre él —dijo Mitch,
riéndose.

—¿Quieres información? —Kreed dejó de pasearse, levantando la


vista cuando el cielo nublado comenzó a separarse, el sol asomándose a
través del tono grisáceo de un día de invierno de DC.

—Continúa.

—Oficialmente, tu compañero de juego y yo iremos encubiertos, y


necesitamos que vayas a Dallas para vigilar a tu amigo Colt Michaels y
su chico. Asegúrate de que no estén en riesgo hasta que podamos resolver
esto. —Kreed resumió la información y esperó las inevitables preguntas
de Mitch.

97
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Después de un par de latidos, Mitch respondió.

—¿Por qué? No han tenido ningún problema.

—Para la oficina, cubres a Colt y al mismo tiempo te quedas fuera.


Aquí está la parte no oficial. Estoy casi seguro de que los malos son
locales de Dallas-Fort Worth y vigilando todo en este momento. Te pone
con dos de sus víctimas anteriores. En realidad, los pone a todos juntos
en el mismo lugar. A mi modo de ver, tienen que odiarte aún más ahora.
Entonces, si vigilan las cosas como supongo, estar en Dallas con Michaels
establecería un objetivo bastante bueno cerca de casa. Saldrán de su
escondite solo para encontrarte, especialmente después de todo lo que
hiciste para interponerse en su camino.

—Vale... —Mitch se quedó en silencio. Kreed casi podía escuchar


las ruedas girando en su cabeza—. Y podrán ver su plan estando adentro.
¿Es un hecho, tenerlos a ustedes dos dentro?

—Casi. Tanto como cualquier cosa puede estar en este momento.


Es un plan sólido o no te pediría que te expongas a ti o a ellos de esa
manera —agregó Kreed. Mitch siempre había un tipo que vivía al límite,
pero ahora que tenía que considerar a Cody, su amigo era un poco más
cauteloso. Era un poco raro.

—Sé que no lo harías. Tengo que decírselo a Cody —susurró Mitch.

—Por supuesto, será difícil estar solo en todas partes. Necesita


estar preparado. Y hay otro beneficio secundario. Estarás cerca si te
necesito o viceversa —agregó Kreed, exponiéndolo todo.

—Huh, entonces estás trabajando en esto como lo haces


normalmente. Apuesto a que incluso creen que fue idea suya. —Mitch lo
conocía demasiado bien; no era necesario que Kreed respondiera a esa
declaración—. ¿Y esta parte es solo entre tú y yo?

98
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—Sí, no le he dicho una palabra a nadie más. Creo que Skinner lo


sospecha, pero nunca dijo nada.

—Está bien, ¿entonces estarás cerca? —preguntó Mitch.

—Razonablemente, pero tendrás que estar alerta. Hay cinco, ahora


seis personas que saben que Stuart y yo vamos encubiertos. ¿Quién sabe
en quién podemos confiar? Y honestamente, no importa. Se aplica la
misma filosofía. Creo que incluso si alguien en el interior es parte del
problema, tú, Cody y Michaels estando en el mismo lugar serán
demasiada tentación. Tienen que ser eliminados. Si yo no lo consigo, lo
harás tú. —Kreed bajó la cabeza y cerró los ojos, rezando para que el
resultado fuera simple como sonaba. Tenía que confiar en Mitch y en sí
mismo para que pudieran mantener a todos a salvo. Era mucho pedir.

—Saldremos ahora —dijo finalmente Mitch.

—Mantenme informado, pero mantenlo seguro, Knox, y cuídate. —


Kreed hablaba en serio sobre eso—. Nos dirigiremos hacia allí en un par
de horas.

—Sí, te libraste de la patada que había planeado para ti la próxima


vez que te viera. —Mitch se rio entre dientes.

—Te dije que confiaras en mi trasero. Tenía que hacer que todos
trabajaran juntos bajo la apariencia de que era su idea —respondió
Kreed. Sabía que Mitch debía haber pasado por el infierno al verse
obligado a sentarse y esperar.

—¿Y Aaron está a bordo con todo esto?

—Sí, sobre ese niño. Es una especie de dolor en el culo —dijo Kreed,
esquivando la respuesta porque Stuart no estaba absolutamente a bordo.
Su cooperación era reticente en el mejor de los casos.

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—No es un niño y extraño jugar con él. Él es el único que juega


bien. No jodas eso.

—¿Cuándo fue la última vez que hablaste con él?

—Probablemente antes de Navidad, hace cuatro o cinco días. —


Kreed frunció el ceño. Había mantenido un ritmo constante en el
estacionamiento, pero ahora sus ojos se dirigieron hacia la puerta
principal del spa y se detuvo en seco. ¿Había entendido mal a Stuart esta
mañana? Quizás Knox no quería que Cody supiera que jugaba todas las
mañanas... Sí, pero eso no tenía sentido. Mitch era el tipo de hombre que
hacía lo que quería, cuando quería. Tendría a Cody jugando junto a él en
poco tiempo. La puerta principal del salón se abrió y la recepcionista se
paró justo afuera de la puerta, indicándole que entrara.

—Me tengo que ir. —Terminó la llamada y avanzó, luego trotó los
últimos pasos con la mente preocupada. Esta mañana estaba demasiado
concentrado en el cuerpo de Aaron como para recordar cualquiera de sus
palabras correctamente. Tenía que haber entendido mal, ¿verdad? ¿Por
qué Aaron mentiría sobre algo así? ¿Quizás había otro Mitch con el que
jugaba?

Kreed golpeó la puerta, la abrió con un fuerte tirón, pero se detuvo


justo adentro. Su cuerpo se calentó a pesar de que se había estado
congelando hace solo un segundo. Aaron estaba de pie junto al
mostrador, su camisa enrollada hasta los codos, mostrando dos
antebrazos muy bien tatuados. Su hermoso rostro estaba recién afeitado,
su cabello rubio con mechones morados y negros había desaparecido,
reemplazado por mechones oscuros, ricos y sedosos recortados en el
corte de pelo sexy que Kreed había convencido de que se vería sexy, pero
no demasiado sexy. Honestamente, el nuevo look llevó a Aaron a un nivel
completamente nuevo de sexy. Todo el cuerpo de Kreed se tensó en

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respuesta a la estimulación visual. No sabía que tendría una reacción tan


primitiva ante el cambio de imagen. Era solo cabello, por el amor de Dios.

La sonrisa de Kreed creció.

—Es perfecto. Te tiene que gustar.

—Es un poco corto —dijo Aaron, haciendo contacto visual.

Sergio era bueno; el color ciertamente hacía que los ojos azules de
Aaron destacaran, tanto que no quería mirar hacia otro lado. Kreed había
imaginado que estaba en problemas cuando se trataba de Aaron Stuart,
pero en este momento, se dio cuenta de verdaderamente jodido que
estaba.

—Pero tan malditamente sexy —agregó Kreed, finalmente


avanzando para evaluarlo de cerca—. Creo que en realidad me gusta más
que todo ese aire desaliñado que tenías. Me gustan los dos, pero esto...
joder. Chico, en serio vas a tener que alejar las pollas con un palo. —
Kreed inmediatamente se erizó ante los celos que sus propias palabras
evocaban. ¿De dónde había venido esa posesividad?

Sergio entró volando por la habitación, con un par de botellas de


shaper y gel en sus manos.

—Le expliqué la importancia de los productos para lograr los


resultados. Fueron hechos para tipos como él. —Sergio estaba orgulloso
de su creación y colocó los productos en el mostrador, se dio la vuelta, se
detuvo brevemente para acariciar a Kreed en el pecho, batió los parpados
y luego salió tan rápido como había llegado.

—Creo que Sergio tiene la actitud de un adolescente follable.

—Deja de llamarlo así —se quejó Aaron, volviendo a estar irritable


de nuevo.

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Demonios, el chico siempre estaba disgustado. No había esperado


nada diferente con el nuevo paquete.

—Es el nombre. El peinado. Ya sabes, “Joder, chico, te ves


ardiente”. —Kreed movió las cejas cuando obtuvo el resultado deseado de
un sonrojo cálido coloreando las mejillas de Aaron. Extendió la mano y
sacó su billetera, sacando su tarjeta de crédito para pagar la factura. Al
menos podía gastar el dinero en esto, y si funcionaba bien, en realidad
podrían pagar el suyo, lo que le recordó que tenía que consultar con
Skinner.

—¿Necesitamos estos? —preguntó Kreed señalando el moldeador y


el gel.

—Sí, señor. Sergio le mostró exactamente cómo lograr ese aspecto.


—La recepcionista revisó el costo y luego su tarjeta, antes de empacar los
productos para el cabello. Cuando Kreed terminó, Aaron se había
acercado a la puerta, con la chaqueta colgando de la mano. Kreed lo miró.
Las imágenes mentales de pasar los dedos por el cabello corto y oscuro y
arrastrar la cabeza de Aaron hacia atrás para un beso profundo jugaron
en su mente. Casi podía imaginar cómo se sentirían esos mechones
sedosos contra su palma. Oh sí, definitivamente sería un gran momento.

Kreed en realidad se detuvo detrás de Aaron, dándose un minuto


para absorber completamente ese pensamiento. Lástima que no hubieran
pasado sus pocas horas de ayer viviendo esa fantasía, pero por el
contrario, cuando cerrara este caso, podía probar los límites de la
orientación sexual de este hombre nuevamente y, con suerte, ponerlo de
rodillas al menos una vez antes de ir por caminos separados.

—Vamos, guapo. Tenemos algo de ropa que comprar y un avión


que tomar —dijo Kreed cuando extendió la mano para abrir las puertas
delanteras, aún pensando en su oportunidad perdida.

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***

—Muy bien, ¿estás listo? Tenemos que salir —llamó Kreed a través
de la puerta abierta en su habitación de hotel.

—Ya te dije que no puedo irme hasta que pueda enviar mi mierda
a algún lado. —Aaron no se movió de la silla del escritorio donde estaba
sentado jugando Pay Day. Centró toda su atención en ejecutar el atraco
perfecto. Hombre, tenía que meter a Mitch en este juego. Aaron siempre
había sentido que jugar aquellos en los que los chicos malos hacían cosas
como robar bancos y planear atracos estratégicos en los casinos eran un
conflicto de intereses para un Alguacil, pero tener a Mitch en su equipo...
simplemente patearían traseros.

—Te envié un mensaje con la dirección de la casa de Colt y Jace.


Skinner está trabajando en los detalles de nuestra estadía. No le tomará
mucho tiempo que nos conecte con un lugar. Tendrá nuestra sede de
operaciones lista esta noche. ¿Ya cargaste la información de tus
antecedentes para la entrevista de trabajo? —preguntó Kreed,
acercándose a la puerta.

—Sí. Hecho. ¡Ja! Oh, hombre —exclamó Aaron, con los ojos
pegados a la pantalla, a pesar de que se había retirado un auricular para
escuchar lo que Kreed estaba diciendo. Había sentido, más que
escuchado, a Kreed caminar detrás de él y mirar por encima de su
hombro.

—¿Qué tipo de máscaras son esas? —preguntó Kreed, inclinándose


para ver mejor la pantalla de la computadora portátil.

—Payasos. Siempre soy Dallas —dijo Aaron, sin detener el flujo de


sus dedos.

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—¿Eh? Date prisa y finaliza lo que sea que estés haciendo.


Tenemos que irnos.

—Necesito enviar mi equipo —repitió Aaron, sin moverse.

—Ya hemos discutido eso. Mueve tu trasero —ordenó Kreed,


caminando de regreso por la puerta abierta. Después de un minuto más,
Aaron cerró la computadora y se movió debajo del aroma fresco de la
colonia de Kreed. ¿Cómo demonios iba a sentarse a su lado todo el viaje
a Texas mientras trataba de manejar su inminente erección? Si el karma
estuviera de su lado, tal vez su asiento estaría reservado y se verían
obligados a sentarse separados. Cuando Aaron guardó su computadora
en su bolso, decidió que preferiría sentarse junto a un bebé llorando que
al lado de Kreed Sinacola, y solo podía rezar para que ese fuera el caso.

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Capítulo 8
Aaron siguió a Kreed por la entrada trasera del aeropuerto. La
mejor manera de entrar y lidiar con un aeropuerto. Kreed había logrado,
a través de canales oficiales, reservarlos en el primer vuelo, obligando a
la aerolínea a llevar a dos pasajeros a otro vuelo para dejar espacio para
los dos en el avión. Aaron estaba listo con su tarjeta de crédito en la mano
para comprar su boleto, pero cuando colocó el plástico sobre el
mostrador, Kreed miró hacia abajo, rió y entregó sus credenciales de
servicio de Alguacil a la empleada de la aerolínea detrás del escritorio.
Aparentemente recordaba a Kreed, porque ella desestimó su placa con
una sonrisa mientras trabajaba para ingresar su información.

La asistente nunca pesó su equipaje. En cambio, abrochó el boleto


alrededor de cada asa y dejó caer ambos sobre la cinta transportadora
detrás de ella. Imprimió y entregó sus boletos, y se movieron hacia
seguridad en cuestión de minutos.

Cuando Aaron se dirigió a la línea de seguridad estándar de la TSA,


Kreed lo agarró por la parte posterior del cuello, lo guió por la larga fila y
lo empujó hacia una entrada trasera.

—Estás conmigo —gruñó.

—Está bien, ¿tienes el pase de viaje? —preguntó Aaron. Sus padres


hacían los pases de abordaje rápido, pero él no se dio cuenta de que eso
tenía su propia área.

—No, es diferente al ser un Alguacil. —Kreed abrió una puerta y le


indicó a Aaron que pasara primero. Una vez dentro del área restringida,
Kreed colocó una mano en el centro de su espalda y lo guió hacia un lado.

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Aaron miró a su alrededor con asombro; era una configuración


completamente diferente.

—Soy el Ayudante del Alguacil Kreed Sinacola —dijo a una persona


sentada detrás de un podio. Sacó su billetera y su placa.

—Te recuerdo. Eres el compañero del Alguacil Knox —dijo,


comprobando su tarjeta de embarque y sus credenciales—. ¿Cómo está
él?

—Bien. Irascible como siempre, pero bien.

Ella soltó una carcajada mientras extendía la mano para obtener


la información de Aaron.

—Siempre lo es. Vemos a muchos de ustedes venir por aquí, pero


él tiene una personalidad tan única —dijo, haciendo lo suyo con la
licencia de conducir de Aaron antes de devolverla.

—No se lo digas. Ya es bastante engreído. —Kreed sonrió.

—Sí, imagino que no le falta ego —sonrió ella—. Que tengan un


buen vuelo.

—Gracias —dijo Kreed. Aaron no lo siguió de inmediato, porque, en


serio, ¿eso era todo lo que tenía que hacer para abordar un vuelo?

—¿Ni siquiera van a revisar mi bolso?

—¿En serio quieres que te revisen? —susurró Kreed en su oído,


levantando una mano al agente por la puerta trasera—. Además, ese es
el poder de Mitch. Hace amigos donde quiera que va. Con esa
personalidad más grande que la vida. La gente le hace concesiones.
Confían en él.

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—Puedo ver eso —dijo Aaron, sentía lo mismo por Mitch. Había sido
un amigo inesperado desde el principio.

—El vuelo probablemente esté abordando ahora. Vamos. —Kreed


parecía saber automáticamente qué camino tomar. Aaron lo siguió,
sincronizando sus pasos para mantenerse al día.

Cuando Aaron escuchó el anuncio diciendo sus nombres y


apellidos para el abordaje final, Kreed salió corriendo, mirando por
encima del hombro para asegurarse de que Aaron lo seguía. El vuelo se
estaba cargando temprano, lo que significaba que todos los asientos
estaban ocupados, y él estaría atrapado en los asientos de clase
económica que nadie quería. Su esperanza anterior de sentarse junto a
un bebé llorando se convertía en una realidad más de lo que realmente
quería considerar.

Acelerando el paso, Aaron pasó por alto a Kreed, avanzando


rápidamente hacia la puerta. Cuando llegaron, fue en contra de sus
modales, pasando por delante de una pequeña multitud todavía en línea
cuando escuchó nuevamente el último anuncio de llamada. Contra una
protesta enojada, Aaron pegó su tarjeta de embarque en la cara del
asistente, rezando para que los boletos de Kreed pudieran ofrecer un trato
preferencial. Se relajó un poco cuando la mujer dijo:

—Temíamos que no lo lograran.

—¿Vuelo lleno? —preguntó mientras ella escaneaba su boleto.


Como Aaron estaba tan sintonizado con Kreed, sabía que el hombre lo
había alcanzado sin mirar por encima del hombro. Podía sentir su
presencia en cualquier lugar.

—Sí, pero guardan sus dos asientos. —Le guiñó un ojo a Aaron
como si fuera alguien importante y le devolvió su pase. Kreed sacó el
suyo, enjaulando a Aaron mientras ella lo escaneaba—. Creo que les

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gustará. Roddy trabaja hoy. Cuando recibió la llamada de que estabas


abordando el vuelo, trabajó su magia.

—Buen chico —dijo Kreed, sonando feliz por la noticia. Salió por el
puente, dejando a Aaron detrás esta vez.

—¿Quién es Roddy? —preguntó Aaron, moviéndose más despacio,


todavía varios pasos detrás de Kreed.

—¿Celoso? —preguntó Kreed, lanzándole esa sonrisa sexy sobre su


hombro. Maldita sea, odiaba la forma en que esa sonrisa hacía que sus
latidos saltaran.

—Definitivamente no —declaró Aaron, dándole a Kreed una clara


mirada de “estás loco”. Excepto que estaba un poco celoso. Primero,
Sergio enloqueció por Kreed, ahora Roddy estaba haciendo magia—. ¿Es
algún empleado del gobierno? ¿Por qué retiene asientos así?

—¿Qué? ¿Un empleado del gobierno trabajando como auxiliar de


vuelo? No. Lo creas o no, soy conocido en algunos círculos. —Kreed se
dio la vuelta, caminando hacia atrás, mientras Aaron lo alcanzaba. Él
movió las cejas antes de darse la vuelta y subir al avión. Un hombre que
solo podía adivinar que era Roddy estaba justo en la entrada de la puerta.
No podría haber sido mucho más alto que uno setenta y dos o uno setenta
y cinco con largas rastas y una sonrisa brillante saludando a todos, pero
cuando sus ojos se posaron en Kreed, su sonrisa se volvió genuina,
irritando más a Aaron.

***

¡Por fin algún tipo de señal! El chico estaba celoso, sin duda. Su
lenguaje corporal, actitud y tono penetrante en el comentario que hizo.
Mientras Kreed esperaba para abordar, sabía que no debería estar tan
emocionado de que Aaron fuera al menos bisexual, pero lo estaba. No es

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que él pudiera hacer nada sobre este conocimiento, porque no podía, no


mientras fueran compañeros. Pero eso no importaba. Algún día.
Eventualmente podría tocar el trasero de ese tipo y eso era suficiente
victoria por ahora.

—Woo, chico, ¡me alegró el día escuchar que estabas en mi vuelo!


—declaró Roddy, estirando la mano para abrazarse al cuello de Kreed.
Con su base cerca de Dallas, el aeropuerto internacional más cercano a
su base de operaciones de Louisiana, Kreed y Mitch habían conocido a
Roddy bastante bien a lo largo de los años. Roddy tomaba esa ruta
regularmente. Era mayor, tal vez veinte años mayor que Kreed, pero
nunca dudaba en acercarse, doblar a Kreed con fuerza en sus brazos,
siempre dándole un abrazo.

—Les guardé un asiento a cada uno. ¿Quién es éste? —preguntó


Roddy, su rostro cambiando, volviéndose demasiado interesado en Aaron
antes de mover su mirada emocionada de nuevo a Kreed y guiñándole un
ojo—. Bueno, mírate. Él es una monada. Vamos a acomodarlos.

Probablemente porque estaban reteniendo la fila, Roddy los


condujo a ambos a dos asientos en primera clase.

—Roddy, este es Aaron. ¿Qué tan enojados están las personas que
cambiaste? —preguntó Kreed, levantando la mano para levantar un
contenedor. Colocó su mochila adentro y luego extendió la mano para
agarrar el bolso de la computadora de Aaron.

—Vivirán. Fueron muy bien compensados —respondió Roddy,


poniendo los ojos en blanco antes de volver a mirar a Aaron—. Me gusta
tu amigo. ¿Siempre está así de callado?

Aaron no soltó la correa, sino que guardó su bolso él mismo. Era


particularmente minucioso acerca de ese bolso, asegurándose de que

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quedara de cierta manera, y nada se interpusiera en el camino, lo que


significaba abarrotar el equipaje de mano de Kreed.

—Oye, ten cuidado. Mis productos Lush están ahí —dijo Kreed,
moviendo todo en el compartimiento superior para que su mochila no se
aplastara demasiado.

—¿Qué es Lush? —preguntó Aaron, quitándose el abrigo,


empujándolo dentro del contenedor también.

—Chico, no conoces el significado de increíble hasta que hayas


tenido un poco de Lush —agregó Roddy, ayudando a Kreed con su abrigo,
antes de meter todas las correas y cosas dentro del contenedor.

—Así es. Fuiste quien me habló de esas cosas. —Kreed hizo un


gesto a Aaron para que tomara el asiento de la ventana.

—Mmm hmm. Ustedes dos necesitan tomar asiento. Ayuda a tu


chico con su cinturón de seguridad. Necesito dar luz verde. —Roddy se
movió alrededor de ellos cuando Aaron entró primero y Kreed tomó el
asiento del pasillo. Era mucho más fácil estirar sus largas piernas en el
pasillo.

—¿Qué es Lush? ¿Es una bebida alcohólica? —preguntó Aaron,


tirando del cinturón alrededor de su regazo.

—No, productos de baño. Hace que tu piel esté muy suave —


respondió Kreed, abrochándose.

—¿Qué? —Aaron se detuvo.

—¿Qué? —preguntó Kreed después de una pausa de un minuto.

—Realmente eres una chica. ¿Es eso lo que estabas haciendo


cuando me estaba probando toda esa ropa?

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—Sí. Por lo general, tengo que enviar esa mierda, pero había una
tienda aquí. Es relajante. Demándame. Además, te conseguí una bomba
de baño. Necesitas relajarte. En serio, ese ceño fruncido que llevas todo
el tiempo causará arrugas prematuras.

Aaron solo lo miró por varios segundos antes de responder:

—Creo que escuché sobre esas cosas en Rooster Teeth7. Fue


anunciada para las mamás en Navidad o el Día de la Madre o algo así.

Kreed estaba a punto de preguntar qué demonios era Rooster Teeth


cuando una azafata se inclinó hacia él.

—Necesita abrocharse el cinturón de seguridad, señor. Hola, Kreed.

—Hola, cielo —dijo, pero no levantó la vista. Mantuvo sus ojos en


la cara incrédula de Aaron. La azafata le dio unas palmaditas en el
hombro y continuó por el pasillo. La mirada de Aaron transmitía la misma
luz de incredulidad que Mitch le daba sobre sus hábitos de higiene. No
podía esperar a ver su reacción cuando Kreed se tomara la noche libre y
se dirigiera al baño en lugar de a un bar. Aaron iba a volverse loco. Deslizó
su mirada hacia las manos de Aaron que todavía sostenían la hebilla—.
¿Necesitas ayuda con eso?

—No... —Aaron todavía lo estudiaba, como si nunca antes lo


hubiera visto. Después de un segundo o dos, bajó la mirada para
abrocharse el cinturón mientras los motores arrancaban. Momentos
después, el avión comenzó a retroceder—. Todos aquí te conocen.

—Vuelo mucho con esta aerolínea —dijo Kreed, todavía mirando a


Aaron. No era difícil. Era la cosa más atractiva en este avión.

7
Productora de televisión.

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—Es genial cómo conseguiste asientos de primera clase —dijo


Aaron, girando la cabeza, su mirada pegada a la ventanilla, lo que obligó
a Kreed a inclinarse para escuchar lo que dijo.

—¿Eso lo dijiste con un toque de agradecimiento? —preguntó


Kreed, moviendo la cabeza hacia atrás cuando Aaron se volvió hacia él.
Fue difícil mantenerse concentrado en la conversación cuando esos ojos
azules se posaron en los suyos. Kreed se obligó a dar un paso mental
hacia atrás al darse cuenta de que no tenía idea de lo que acababa de
preguntarle a ese hombre bien parecido. En toda su vida, nunca había
sucedido eso con nadie, hombre o mujer.

—No frunzo el ceño todo el tiempo —anunció Aaron, y Kreed forzó


una risa, aún tratando de recordar dónde había dejado la conversación.
Cuando no se le ocurrió nada, finalmente respondió con una broma,
esperando que eso lo salvara.

—Recordaré marcar el día en que no vea tu ceño fruncido —agregó


Kreed secamente.

Aaron sacudió la cabeza.

—Simplemente estoy pasando por muchas cosas. Sería más fácil


estar en casa ahora.

Aaron podría ser un político por esa respuesta. ¿Qué significaba


eso? Cada respuesta que el chico daba terminaba con él queriendo estar
en casa ahora mismo. Tenía un enfoque único. Aunque ese parecía ser el
problema de Kreed también.

—Está bien —dijo Kreed, aún incapaz de hacer mucho más que
mirar de cerca a Stuart. La cara de Aaron perdió esa mirada enojada que
solía tener, alisándose en ese breve intercambio, su cabello
perfectamente peinado en el nuevo estilo. Sus labios parecían más llenos

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en este momento, más besables, y, Dios, eso era exactamente lo que


Kreed realmente quería hacer: besar a Aaron. Sin importar el deseo que
lo atravesaba, Kreed se obligó a no mover un músculo en dirección a
Aaron.

—También son las vacaciones. Es un momento difícil para estar


lejos. Terminaremos esto y te llevaremos a casa pronto —agregó Kreed,
con la esperanza de mantener a Aaron hablando.

—Tenemos un trabajo en este momento, no son vacaciones. Dejé a


mi familia a principios de este año —dijo Aaron distraídamente, casi como
si estuvieran a punto de tener una conversación real.

—¿Tú y tu familia tienen buena relación? —preguntó Kreed.

Aaron guardó silencio varios minutos. De acuerdo, tal vez se había


equivocado acerca de la conversación. El avión aceleró y luego se elevó
en el aire antes de que el chico finalmente respondiera.

—Fue mi primera Navidad en casa en más años de los que podía


contar. Sé que parece egoísta, especialmente cuando tuviste que dejar a
tus padres en un momento tan difícil. Lamento todo eso —dijo finalmente
Aaron. Curiosamente, las palabras se sintieron profundamente sinceras
y proporcionaron un bienvenido consuelo a su corazón.

—No, lo entiendo. Casi nunca los visitaba en vacaciones. Además,


mi familia no es tan grande como la tuya.

—No quiero hablar de ellos. —Aaron sacudió la cabeza y dejó


escapar un suspiro. Estudió sus manos en su regazo. Después de un
minuto, la mirada de Aaron se levantó y volvió a conectarse con la de
Kreed. Una emoción inesperada nadó en esas profundidades,
atrayéndolo. Kreed le devolvió la mirada, la conexión estaba cargada de

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significado, pero no tenía idea de qué—. Sin embargo, es genial cómo


subes a los vuelos.

La voz de Aaron era más plana en ese momento. Kreed no


disminuyó la intensidad de su mirada, pero aceptó el cambio de tema.

—Me gustaría pensar que fui yo, pero es el acuerdo con los
Alguaciles. Las aerolíneas nos permiten viajar todo el tiempo. Los hace
sentir más seguros.

—¿Entonces tienes tu arma ahora? —preguntó Aaron.

—Siempre —respondió Kreed. No apartó la vista, pero bajó la


frente, provocando—. ¿Por qué? ¿Eso te excita?

—¿Y nadie te revisó? —Aaron parecía contento de ignorar la mente


claramente unidireccional de Kreed. Cualquier tipo de momento que
estaban compartiendo fue ignorado, reemplazado por una mirada de
sorpresa.

—No esta vez. Depende. Se supone que deben hacerlo, pero en DC


se acostumbran a nosotros. Mitch es primordial para que los agentes de
seguridad me recuerden. Además, nos permiten viajar armados, así que
es solo una formalidad.

—Creo que eres bastante memorable por tu cuenta —confesó Aaron


en voz baja.

Kreed trató de contener su sonrisa ante ese comentario y supo que


había fallado cuando sintió que sus labios se torcían hacia arriba. Casi
había recibido un cumplido. Aaron se dio la vuelta y reclinó su asiento,
alcanzando los auriculares que colgaban de su cuello. Empujó uno y
luego el otro dentro de sus oídos. Kreed pensó que había un suministro
interminable de entretenimiento proveniente de esos auriculares, porque
eran el dispositivo de Aaron para finalizar una conversación. Observó

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cómo Aaron se recostaba y cerraba los ojos, acallando efectivamente


cualquier discusión adicional. Kreed buscó la revista Sky y comenzó a
hojear las páginas. Le acababan de dar un cumplido y lo pusieron
efectivamente en su lugar de una sola vez. Eso resumía cada interacción
que había tenido con el chico hasta ahora.

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Capítulo 9
—Es el jodido Texas, Cody. Pensé que era una especie de ley estatal
que tenía que estar cálido todo el año —se quejó Mitch, metiendo el auto
alquilado en la casa de Preston Hollow de Colt y Jace, o en una finca,
dependiendo de quién hablara de la casa. Mitch se burlaba de Colt sobre
el tamaño de la casa y el área en la que él y su compañero vivían antes
de cerrar siempre la discusión con una victoria al mencionar que el
presidente Bush vivía a solo unas pocas puertas de distancia.

—Te dije que no usaras pantalones cortos. Es Dallas. Hace frío aquí
arriba —replicó Cody, soltando su cinturón de seguridad. Mitch estacionó
el auto, se inclinó sobre la consola hacia el asiento del pasajero y atrajo
a Cody hacia él.

—Siempre me hace sonreír cuando te refieres a que algo en Texas


está “arriba” —bromeó, haciendo comillas con los dedos. Frunció los
labios hacia él. Cody tuvo que inclinarse el resto del camino para besarlo.
Sin mirar, Mitch extendió la mano y apagó el motor. Mantuvo su mirada
en Cody, dejando caer un brazo detrás del reposacabezas del asiento. No
habían pasado más que un par de meses desde que recibiera un disparo
en el hombro. Había tenido suerte. Realmente era muy afortunado,
convirtiéndose en el nuevo chico de póster para los productos de Apple
cuando su iPhone tomó la segunda bala dirigida a su pecho. Incluso
ahora, era un pensamiento sombrío y Mitch luchó consigo mismo para
mantener su estado de ánimo uniforme. Estar de regreso en Dallas, en
este hogar en particular, tenía el potencial de aumentar todo su riesgo, y
el pánico de esta situación lo dejó inquieto. Mitch tendría que estar muy
alerta; no podía poner a Cody en más peligro. Buscó en los ojos de Cody
antes de hablar—. ¿Estás seguro de que estás bien con esto? Sé que no
lo parece, pero puedo dar un paso atrás y llevarte a un lugar lejos de todo

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Serie Chicos buenos 3
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esto. Podríamos ir a una isla caribeña donde usar estos pantalones cortos
y no congelarme el culo.

Hubo una pausa cuando Cody buscó en su rostro. Mitch sabía que
Cody estaba nervioso. ¿Cómo podía no estarlo? Pero casi podía ver a su
valiente novio tirando mentalmente de su vena de superhéroe. Mitch
necesitaba hacer eso también. Una sonrisa se extendió lentamente por el
hermoso rostro de Cody.

—¿Estás tratando de sacarme del país porque quieres casarte


conmigo?

Mitch soltó una carcajada, se recostó en su propio asiento y


comenzó a abrir la puerta lateral del conductor. De los dos, Mitch era el
que quería casarse de inmediato. Cody le había estado tomando el pelo
sobre eso desde que se lo propuso en Nochebuena. Una ráfaga de viento
frío hizo que cerrara la puerta de nuevo, encerrándolos nuevamente
dentro del auto aún tibio.

—Espera. —Mitch sacó su teléfono del bolsillo delantero y le marcó


a Colt. Cuando el teléfono comenzó a sonar, el celular de Cody emitió un
fuerte chirrido. Tenía que ser Kylie. Ella y su madre les habían estado
enviando mensajes desde Navidad. Cody buscó su teléfono—. Abre tu
puerta. Hace demasiado frío aquí afuera —indicó Mitch cuando Colt
respondió a su llamada.

Se giró justo a tiempo para ver a Cody sacudiendo la cabeza y


sonriendo de oreja a oreja. Mitch tenía que saber qué puso esa dulce y
tonta mirada en sus ojos.

—¿Qué dijo?

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—Puso la Barbie en la cama y pensó que deberíamos verla dormir


—dijo Cody, levantando el teléfono para mostrar la imagen que la
hermana de Cody acababa de enviar.

—Eso es dulce. Llevan puesto un pijama a juego. —Kylie sentía algo


por su tío Cody. Desde la víspera de Navidad, habían estado recibiendo
fotos regulares del regalo de Navidad de ambos: Barbie desayunando,
vistiéndose, jugando fuera, vistiéndose de nuevo y ahora se iba a dormir.
Kylie era demasiado preciosa y resultó ser un pequeño rayo de sol
inesperado en la recuperación de Cody.

La luz del porche se encendió y Mitch escuchó la risa de Colt. Echó


un vistazo al teléfono que tenía en la mano y se dio cuenta de que había
olvidado finalizar la llamada a través de su intercambio. ¡Mierda! Hizo
una mueca y colgó rápidamente. Mal movimiento de su parte. A Mitch le
gustaba tener siempre la ventaja, especialmente después de toda la
mierda que le había dado a Colt durante el último año. Ahora, acababa
de darle arsenal a Colt algo para que se burlara de él.

Antes de que Cody abriera su puerta, Mitch puso una mano sobre
el brazo de Cody, deteniéndolo en medio del movimiento.

—Cariño, para que lo sepas, voy a proponerle a Jace un trío al


menos noventa veces en los próximos días, así que no dejes que te
sorprenda. Debes saber que no lo digo en serio. Tengo que meterme bajo
la piel de Colt. Recuerdas lo que me hizo el tipo, ¿verdad?

La ceja de Cody se alzó.

—Ustedes dos son terribles. Me siento agradecido con ellos. No te


habría conocido si no te hubieran traído a JR’s.

—¡Maldita sea! —siseó Mitch y se dio la vuelta—. Olvidé eso.


Mierda. De acuerdo, tal vez solo una o dos veces, entonces. —Cuando

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Cody le dirigió esa dudosa mirada, trató de explicarlo rápidamente—.


Tengo que hacerlo, Cody. De lo contrario, no tengo nada más que el tocino
para meterme con él. Tienes que admitir que lo volverá loco. Simplemente
no digas nada.

—Lo sé. Está bien, pero recuerda que tu papá me hizo prometer
que te haría ser amable —dijo Cody, abriendo su puerta esta vez. Mitch
extendió la mano sobre el asiento, agarrando su bolsa de lona del asiento
trasero. Cody caminó hacia la parte trasera del auto y golpeó la cajuela
del vehículo, indicándole que abriera la escotilla.

Mitch ya no pudo evitar el frío; tenía que salir del auto. Levantó el
pomo, abrió la parte posterior y luego tiró la manija de su puerta. El frío
atravesó la puerta abierta, pinchándose a lo largo de su piel expuesta
cuando salió y se estremeció, yendo hacia la parte trasera del vehículo.
Su hombre estaba levantando su equipaje del maletero.

—Se supone que no debes levantar tanto peso —dijo Mitch,


tomando la maleta de Cody.

—Estoy bien, Mitch. Dámela —dijo Cody, tirando del mango. Mitch
suspiró frustrado, pero no cedió ni un centímetro. Ambos sabían que el
médico había dicho cuáles eran las restricciones de Cody. A Mitch le
importaba una mierda lo que Cody pensaba sobre su recuperación;
quería que volviera a estar al cien por ciento, lo que significaba que Cody
seguiría todas las malditas instrucciones que le diera el médico.

—Eres tan terco —empujó su bolso mucho más ligero en el


estómago de Cody y logró sacar el asa de la maleta del agarre de Cody.

—Me tratas como si fuera un inválido —replicó Cody, atrapando su


bolso antes de que cayera al suelo.

—¿Problemas en el paraíso?

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Detrás de él, la voz de Colt resonó en el aire frío. Mitch se sacudió,


alcanzando el arma que generalmente ubicaba en su cadera. Había
perdido la noción de lo que estaban haciendo y no había oído acercarse
a Colt. ¿Qué tan buen trabajo podía hacer protegiendo a Cody si dejaba
que alguien se acercara sin saberlo? Para colmo, el tono de Colt coincidía
con su expresión, ambos burlándose de él. Mitch frunció el ceño.

—Quién hubiera dicho que volveríamos a verte tan pronto. —Colt


extendió su mano hacia Cody.

La sonrisa de Cody fue más brillante que la luna llena cuando


aceptó el apretón de manos. Colt y Jace habían venido a Navidad a la
casa de sus padres en el norte del estado de Nueva York. Habían pasado
unas cuarenta y ocho horas allí antes de regresar a Dallas. Mitch había
estado en su casa, por lo que pudo darle a Colt toda la mierda que quería.
Ahora, claramente, por la mirada en el rostro de Colt, planeaba un
contraataque. ¡Joder!

Que empiecen los juegos.

Mientras continuaban estrechándose las manos, Colt


cuidadosamente quitó la bolsa del hombro de Cody. Mitch frunció el ceño
aún más cuando Cody no pronunció una palabra de protesta. Su chico
había discutido sobre el manejo de su equipaje desde que salió de la casa
de sus padres. Ahora, ¿se lo entregaba a Michaels sin ningún tipo de
queja?

—Gracias por dejarnos quedarnos aquí —dijo Cody, su voz cálida


y amable. Colt solo miró en su dirección y le guiñó un ojo. Mitch sabía
exactamente lo que Colt estaba haciendo, y no iba a funcionar.

—¿Quieres llevar algo? Toma esto, chico de fraternidad. —Mitch


empujó la maleta más pesada hacia Colt y, en el mismo movimiento, le
arrebató la bolsa de lona. Sobresaltados, todos los ojos se volvieron hacia

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él, y solo entonces se dio cuenta de su monumental error. Acababa de


darle a Colt más munición para usar contra él. Doble maldición.

—Hace frío aquí fuera, chicos. ¿Podemos entrar? —La voz de Jace
llegó desde el capó del auto. Mitch había olvidado el frío. En realidad, se
había calentado bastante con toda la testosterona fluyendo a través de
él. Ahora entendía por qué Colt actuaba tan loco y posesivo cuando él y
Jace comenzaron a salir por primera vez.

—Sí, entremos —estuvo de acuerdo Colt, dejando caer la maleta


hasta que las ruedas tocaron el suelo. Con el mango extendido, arrastró
la cosa por el camino hacia Jace.

—¿Qué fue eso? —susurró Cody cuando Colt se alejó del alcance
del oído.

—Ni siquiera lo sé, y lo más raro es que no sé si quiero seguir


metiéndome más con Colt. —El ceño de Mitch se frunció aún más ante
sus palabras.

—Eso es lo que acabo de decirte en el auto —respondió Cody,


claramente confundido.

—Fue una buena decisión. Deberías haber luchado más duro


contra eso. —Mitch no podía esperar a que esta fase de luna de miel de
su relación se desvaneciera para poder volver a su estado normal.

Cody comenzó a caminar, pero cuando Mitch no se movió de su


lugar, regresó, lo tomó del brazo y tiró de él en la dirección que Colt y
Jace habían tomando.

—Estás actuando raro —dijo finalmente Cody.

—Siempre actuo raro. Pensé que un tipo inteligente como tú ya lo


habría notado —respondió Mitch, finalmente tomando la iniciativa y

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Serie Chicos buenos 3
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subiendo los escalones de la entrada. Jace esperó fuera de la puerta


principal, con los brazos apretando contra su pecho para protegerse del
frío. Colt se paró en el vestíbulo, sonriendo más brillante de lo que lo
había visto sonreír. Mierda, el chico había descubierto que Mitch tenía
una vena celosa. Joder, su vida apestaba. De repente, la idea de quedarse
aquí los próximos días parecía un poco infernal.

***

—Cody, tengo entendido que eres un maestro de la parrilla —dijo


Colt, llevando dos platos llenos de filetes y hamburguesas a través de la
cocina hasta una puerta que daba a un patio cubierto. A través de la
ventana a lo largo de la pared, Mitch pudo ver una parrilla de tamaño
industrial. Jace se arrastró detrás con un segundo plato cargado de
verduras variadas. Colt estaba demasiado entusiasmado con sus
opciones de carne, e incluso con el estado actual de las temperaturas
heladas, había encendido la parrilla, planeando cocinar su cena afuera.

—Déjalo en paz —regañó Jace. Ahora que Mitch era un hombre


enamorado, no soltero y el instigador que siempre había sido, pudo ver
que Jace siempre había mantenido la paz entre las partes, el constante
pacificador. No había pasado más de una hora desde que habían llegado,
y Colt ya estaba en su elemento. Estaba repartiendo estupideces,
compensando todo el año de comentarios sarcásticos de Mitch.

—¿Qué? Hace parrilla en casa todo el tiempo —comentó Colt,


actuando inocente. Cody saltó de la mesa de la cocina y abrió la puerta
para Colt, sosteniéndola para que Colt pudiera pasar con toda la comida
que llevaba. Mitch vio como el jodido Colt Michaels le sonrió y le guiñó
un ojo a Cody. La agresión se agitó en sus entrañas.

—Gracias, Cody —murmuró Colt, arrastrando el nombre de Cody


antes de mirar a Mitch y reír tanto que los filetes se tambalearon en sus
manos. Jace dejó escapar un gran suspiro y siguió a su esposo, cerrando

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Serie Chicos buenos 3
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la puerta detrás de ellos. Mitch no pudo distinguir las palabras, pero


pudo ver la intensidad de las palabras de Jace en su expresión.

—Estás raro. Son muy amables dejándonos quedar aquí. ¿Cuál es


tu problema? —preguntó Cody. Se había movido al asiento directamente
a su lado, hablando en voz baja. Sus ojos le imploraron que superara lo
que estaba eliminando tan sólidamente su buen humor.

Las burlas de Colt eran inevitables, pero maldita sea, el cabello en


la parte posterior de su cuello se erizaba ante el hecho que alguien
coqueteara tan abiertamente con Cody. Peor aún, odiaba admitir cómo le
molestaba. Y sí, sin dudas, le había hecho pasar una mierda a Colt, pero
había sido diversión sana, hacer reír a todos cuando más los necesitaban.

Ahora, Colt no estaba jugando limpio. Sí, Mitch se negó a


considerar la hipocresía de ese pensamiento. Estar en el extremo receptor
apestaba cuando estaba aprendiendo a manejar todas estas emociones
protectoras y posesivas que lo bombardeaban todo el tiempo.

—Detente, ¿vale? Él está jugando contigo a propósito. Se detendrá


si ve que no te está afectando —razonó Cody.

—Eres más caliente que Jace —se quejó Mitch, inclinándose para
besar rápidamente los labios carnosos de Cody.

—¡No, no lo soy! —discutió Cody, riéndose de lo que claramente


consideraba absurdo.

—Para mí lo eres —respondió Mitch, orgulloso cuando Cody sonrió


ante sus palabras y levantó un pulgar hacia su barbilla, acariciando
suavemente su mandíbula. ¿Quién podría haber sabido cuánto le
gustarían estos momentos calientes que compartían? Le daban la
confianza para continuar—. No es solo Michaels. Siempre recuerdo esa
noche que te conocí, y no me dijiste nada sobre ti, pero Michaels se acercó

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y estabas todo parlanchín, dándole tu nombre, rango y número de serie.


No me gusta eso —dijo Mitch, sorprendido de que ese momento todavía
lo molestara incluso después de todo este tiempo—. Creo que podría estar
celoso —declaró.

Mientras decía esas palabras, extendió la mano, apretando la mano


de Cody en la suya, necesitando un salvavidas para estos estúpidos
pensamientos inseguros. Y sabía lo irracional que sonaba su declaración,
especialmente porque todos habían compartido el día de Navidad juntos
en casa de sus padres, donde los cuatro se habían llevado muy bien.

—Hablé con él porque no estaba interesado en él. Sino en ti.


Demasiado. Necesitaba distancia. Me abrumaste. Todavía me abrumas,
sabes. Ya te lo dije antes. —Cody habló en voz baja, su mirada rogándole
que entendiera.

El silencio duró varios segundos mientras miraba los brillantes ojos


azules de Cody, asimilando toda la conversación.

—No debería haberte traído aquí. Todo está muy reciente. Debería
haber escuchado a Sinacola. Cuando Michaels se acercó a mí fuera,
nunca lo escuché venir. Podría haber sido alguien yendo por nosotros. Y
no llevaba mi arma. ¿Cómo pude haberla dejado en el auto? Te he traído
al foso de los leones, y fui demasiado arrogante para darme cuenta de
cuán desagradables son mis reacciones. Me da miedo —admitió Mitch,
dejando salir la verdad. Si no podía estar atento a las situaciones, Cody
necesitaba estarlo. Bueno, al menos tanto como podría estarlo
considerando que todavía se estaba recuperando.

—Estamos juntos en esto, Mitch. Estamos trabajando en equipo en


este caso. No eres responsable de todos nosotros y estaremos más
atentos. No volverán a caer sobre nosotros. No dejaremos que esos
cabrones ganen —dijo Cody, su voz baja y asertiva. Mitch continuó
mirando a Cody, dejando que las palabras se asentaran entre ellos.

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—Sé que dije que necesitamos seguir tu plan de tratamiento, pero


quiero llamar a tu médico por la mañana para ver si podemos obtener
autorización para practicar en un campo de tiro. Somos todo el respaldo
que tenemos en este acuerdo. Sinacola está a treinta minutos. Colt y Jace
necesitan que seamos los mejores.

—Me siento bien. Tengo buen rango de movimiento. Me siento


sólido —animó Cody, asintiendo para reafirmar las palabras.

—Sé que sigues diciendo eso, pero me sentiría mejor cuando te den
el visto bueno después de que revisen los últimos informes de tus
entrenamientos físicos. Si aún no es una buena idea, necesitamos
conocer el riesgo para poder tomar una decisión. Al estar aquí, la
amenaza me parece demasiado real. Podría sentirme así porque estás
involucrado. No lo sé. Tengo que hablar con Sinacola. Él es el tipo
instintivo. Me dirá si estoy fuera de base —dijo Mitch, estirando su mano
libre detrás del cuello de Cody, acercándolo para un beso ligero pero
prolongado. Cody calmaba su corazón. Tenía que dejar de actuar
irrazonablemente y hablar con su chico antes de cada reacción instintiva.

La puerta se abrió y una ráfaga de aire frío los barrió.

—Consigan una habitación —dijo Colt descaradamente,


caminando hacia el lavabo para lavarse las manos. Mitch tardó en
alejarse de esos labios carnosos, pero cuando lo hizo, le guiñó un ojo a
Cody. La suave sonrisa de su chico se congeló y sus ojos se abrieron
mucho antes de sacudir la cabeza. Mitch ignoró las claras instrucciones.

—Mi chico aquí es bueno. Acordó invitar a Jace a unirse a nosotros


para un... bueno, ya sabes. —Mitch movió las cejas al grupo que ahora
miraba en su dirección. Ya se sentía más ligero.

—¿Lo ves? Si le doy un descanso, ese es el agradecimiento que


recibo. No puedo vivir con eso durante la próxima semana, Jace —se

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quejó Colt acaloradamente. Se dio la vuelta tan rápido para mirar a Jace
que empezó a gotear agua en el piso frente al fregadero.

—Está bromeando, Colt, y deja de echar agua por todo el piso.


Sabes que no habla en serio. Le encanta tirar de tu cadena —dijo Jace, y
Mitch soltó una carcajada cuando Jace y Colt se doblaron al unísono en
el suelo, casi golpeándose en la cabeza para limpiar el agua derramada.
Colt efectivamente hizo un desastre más grande cuando sus manos
continuaron goteando mientras comenzaba a alejarse—. ¡Cariño, para!
No te muevas. La suciedad en tus zapatos está poniendo el piso perdido.
¡Manos en el fregadero!

—Jace, solo para que conste, no estoy interesado en nada de lo que


Michaels tiene para ofrecer, pero tú, por otro lado... —El codo de Cody
fue a las costillas de Mitch mientras el espectáculo cómico de Jace y Colt
se desarrollaba directamente delante de ellos. Los ojos de Colt se
agrandaron aún más y su boca se abrió en protesta silenciosa por su
último comentario—. Vale, vale. No lo haré más. En serio. Creo que lo
saqué de mi sistema. Lo juro. Estoy dispuesto a pedir una tregua —
anunció Mitch a la sala, levantando las manos en un gesto de rendición.

Con un resoplido, Colt agarró las toallas de papel y se secó las


manos antes de dejarlas caer al suelo y deslizarlas con el pie. Jace estaba
inclinado, limpiando el piso con una toalla de mano y detuvo lo que
estaba haciendo mientras observaba a su esposo. Miró a Mitch y a Cody,
dándoles una mirada dramática.

—Haremos una tregua después de que llame a tu papá, Knox. Me


dijo que lo llamara si te salías de control —agregó Colt con aire de
suficiencia, todavía empujando las toallas de papel con su zapato.

—Yo llamaré al Dr. Knox —dijo Jace con firmeza, estirando la mano
para darle un empujoncito a Colt y sacar las toallas de papel de debajo
de su pie—. También me dijo que lo llamara cuando tú te salieras de

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control, señor. ¿Quién hace esto? —dijo Jace, levantando las toallas de
papel sucias y rotas para que todos las vieran. Eso los hizo reír a todos
mientras Jace sacudía la cabeza e iba a la despensa, presumiblemente
para tirar el papel destrozado a la basura.

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Capítulo 10
—Knox dijo que hicieron suficiente comida para nosotros —le
mencionó Kreed a Aaron mientras daba un rápido giro en una calle
lateral, llevándolos más adentro de un majestuoso vecindario arbolado.

—¿Qué prepararon? —preguntó Aaron. Levantó la cubierta del


espejo en la visera; pequeñas luces se encendieron, y ahuecó sus dedos
para peinarse.

—No pregunté. No pareces quisquilloso para comer —bromeó


Kreed, observando las direcciones de las calles en los buzones hasta que
encontró el que estaba buscando y entró en el largo camino de entrada—
. Nunca te pones tan bonito para mí. Me siento herido.

—Escuché a Knox hablar sobre Jace siendo vegano. En general, me


gusta algún tipo de carne en mi comida —dijo Aaron, ignorando por
completo el último comentario de Kreed mientras levantaba la visera y
luego extendía la mano sobre el asiento para agarrar su abrigo—. Y no
eres un MVP. Colt es uno de los nombres más importantes en la historia
del deporte y salió del armario. Él cambió las reglas del juego y, además,
Colt y su novio son calientes.

Kreed había comenzado a poner la marcha en su lugar, pero se


detuvo abruptamente mientras escuchaba la explicación de Aaron. Miró
al hombre porque finalmente daba algún tipo de pista real sobre su
orientación sexual.

—¿Entonces eres gay? ¿O al menos bi? —espetó Kreed, finalmente


haciendo la pregunta que lo había estado atormentando durante los
últimos dos días.

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—¿Qué importa? No te acuestas con tus compañeros, ¿recuerdas?


—Aaron repitió las propias palabras de Kreed de manera burlona antes
de abrir rápidamente la puerta y salir del coche.

Por un segundo, Kreed miró a Aaron, dándose cuenta de que el


chico podía ser incapaz de responder una pregunta directa. Kreed colocó
la palanca de cambios en parqueo, y su mirada siguió a Aaron mientras
cerraba la puerta y se acercaba al frente del SUV. Una sonrisa se extendió
lentamente por el rostro de Kreed mientras apagaba el motor. Se produjo
un pensamiento más interesante. Aaron no estaba más intimidado por
Kreed que sus propios padres. Eso nunca sucedía. Su tamaño mezclado
con todos sus tatuajes por lo general causaba algún tipo de temor antes
de que él dijera una palabra, pero no de Aaron Stuart. Con su
incapacidad para descifrar a Aaron, habían jugado un muy estratégico
juego de gato y ratón, y Aaron era el claro vencedor hasta ahora.
Maldición.

El juego continúa, chico.

Aaron le daría un infierno de pelea, no había duda allí. Demonios,


la persecución ya estaba en marcha. Kreed se echó a reír cuando salió
del vehículo y cerró la puerta detrás de él.

—¿Sabes, toda esa cosa de estoy irritable todo el tiempo que haces?
Es un poco caliente. Me gusta que me pongan en mi lugar —gritó Kreed,
dando largos pasos para alcanzar a Aaron mientras subía los escalones
del porche delantero.

—Ciertamente no estoy tratando de atraerte —respondió Aaron, sin


molestarse en mirar hacia atrás mientras alcanzaba el timbre.

—Eso lo hace aún mejor. Me gusta un desafío —arrastró las


palabras Kreed, metiendo las manos dentro de los bolsillos de su
chaqueta—. Estamos en Texas. ¿Cómo demonios hace tanto frío?

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Serie Chicos buenos 3
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La puerta principal se abrió y Jace estaba allí, sosteniendo una


servilleta en la mano con una gran sonrisa en su rostro.

—Llegaron justo a tiempo. Adelante.

Aunque Kreed había visto la foto de Jace una y otra vez a lo largo
de toda la investigación original, nada lo preparó para el guapo hombre
que estaba frente a él. Y esa sonrisa y actitud también irradiaban una
personalidad cálida.

—¿Jace? —preguntó Kreed, porque no sabía qué más decir.

—Sí. Tú debes ser Kreed, y tú Aaron. Por favor, entren. —Jace


retrocedió, abriendo más la puerta cuando Kreed dejó que Aaron entrara
primero. La puerta se cerró detrás de ellos y miró una hermosa casa
abierta con una escalera de caracol justo en frente. Kreed extendió una
mano y estrechó la de Jace—. Mitch habla mucho sobre todo el esfuerzo
que hacen para cerrar este caso.

—No puedo imaginar a Knox diciendo demasiadas cosas buenas


sobre algo —dijo Kreed, y la sonrisa de Jace se convirtió en una risa,
cambiando su rostro... haciéndolo más atractivo, si eso fuera posible.

—Déjenme tomar sus abrigos. Espero que tengan hambre y les


guste la carne; Colt aseguró que sí. Creo que mi colesterol se disparó
simplemente respirando el aire de toda esa carne chisporroteante en
nuestra mesa. —Jace tomó el abrigo de Aaron y lo colgó en el perchero
junto a la puerta. Kreed se sacó el suyo e hizo lo mismo.

El ruido de la conversación llamó la atención de Kreed hacia el


comedor justo al lado de la entrada. Lo primero que notó Kreed no fue a
su mejor amigo o a Cody luciendo una gran sonrisa. Era la mesa llena de
filetes, hamburguesas y pollo a la parrilla, todo envuelto en tocino. Había
escuchado la historia sobre la gran pelea sobre el tocino la última vez que

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Mitch los había visitado. Supuso que, para Colt, tener a Mitch y al equipo
significaba que podían sacar las grandes armas: un trozo de tocino de
cuatro kilos.

—¡Hola, hombre! —Mitch se movió alrededor de la mesa para


extender su mano hacia Kreed. La tomó, pero fue atraído por el abrazo
fraternal que siempre compartían cuando estaban separados por un
período de tiempo real. Mitch era familia para él, más que nadie en este
planeta.

—Tu chico se ve bien —dijo Kreed, mirando a Cody por encima del
hombro de Mitch.

—Lo está haciendo bien. Sin embargo, no escuchará las órdenes


del médico.

Kreed se separó de Mitch y caminó alrededor de la mesa para


estrechar la mano de Cody.

—Escuché que las felicitaciones están en orden —dijo Kreed,


sonriendo a Cody. Había ido con Mitch el día que compró el anillo, no
mucho después de que Cody regresara a casa del hospital. Realmente, el
tiempo que le tomó a Mitch pedirle matrimonio a Cody aun lo sorprendía.

—Sí, fue bastante intenso. —La sonrisa de Cody era tan amplia
como Texas. La felicidad reflejada allí calentó su corazón. Más que nada,
estaba realmente feliz por su compañero y Cody. Encajaban bien juntos.

—¿Y quién demonios eres tú? —La voz de Mitch retumbó desde el
otro lado de la habitación, volviendo a Kreed y Cody hacia el alboroto—.
Ni siquiera te reconozco.

Mitch se había acercado a Aaron, que estaba en el proceso de


conocer a Colt.

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—Esto lo hizo Sinacola. Por él, me parezco a un chico de iglesia.

—Ni siquiera sabía que tenías un cepillo para el pelo. Pensé que el
desorden despreocupado era tu estilo característico. El corte limpio te
queda bien —dijo Mitch, estrechando la mano de Aaron—. Es bueno verte
fuera de un monitor.

—Sí, tenemos que hablar de eso. Ayudar a un amigo a salir es


diferente a ir encubierto. Quiero decir, en serio, no sé hacer otra cosa que
matar zombies —comentó Aaron. Una sonrisa separó sus labios mientras
hablaba, tan diferente del chico irritable con el que Kreed había pasado
los últimos días. El comentario de Aaron hizo que Mitch lanzara una risa
real.

Mientras Kreed observaba su intercambio, se produjo otra


complicada consideración. ¿Y si él sacaba lo peor de Aaron? Por alguna
razón, cada paso hacia adelante que Kreed daba cuando descubría algo
sobre Aaron parecía seguir con dos pasos hacia atrás y una bofetada de
realidad sobre que al chico realmente no parecía caerle bien.

—Sí, tienes a Sinacola cubriéndote la espalda. Creo que lo harás


bien. —Mitch le dio una palmada en el hombro a Aaron antes de volver
alrededor de la mesa hacia su silla.

—Tomen asiento —sugirió Colt desde un extremo de la mesa. Kreed


se dirigió a la mesa para conocer oficialmente a Colt, luego se volvió hacia
Jace. El estrés de los últimos meses se desvaneció. Por primera vez, Kreed
experimentó la fuerza impulsora en la determinación de Mitch de resolver
este caso. Instintivamente, Kreed se sintió a gusto en ese hogar.

—No queremos importunar.

—Creo que Aaron ha pasado ese punto —dijo Mitch con una
sonrisa, señalando al chico. Aaron había tomado una de las dos sillas

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vacías en la mesa, su atención en la comida, mirando uno de los filetes


mientras colocaba su servilleta en su regazo. Sin duda, el tipo tenía
buenos modales en la mesa, pero después de todas estas comidas
compartidas entre ellos, entendía que era más por respeto a la
experiencia gastronómica que cualquier otra cosa. A Aaron le encantaba
la comida.

—El chico listo ama comer. Puede que no tengan suficiente aquí
para él —bromeó Kreed. Era una mesa grande, con capacidad para diez
a doce personas, pero una gran masa muscular ocupaba la mayor parte
de la habitación. Alto y bien formado, Aaron era el hombre más delgado
allí y Kreed tuvo que apretarse a su lado. El movimiento le hizo rozarse
contra Aaron y contuvo su gemido al tocarlo. Le gustaba el contacto físico.
Kreed miró a Aaron. El chico no se movió, en realidad ni siquiera pareció
notar que Kreed entraba en su espacio personal, por lo que Kreed no
ajustó su silla, simplemente se quedó justo al lado de Aaron.

—No sé dónde pone toda esa comida —respondió Mitch,


extendiendo la mano sobre la mesa para colocar un filete en cada uno de
sus platos. Así era Mitch.

—No esperaba todo esto. He escuchado a Mitch quejarse de que


Jace no deja que Colt coma... Espera. Whoa. —Aaron se detuvo en medio
de lo que estaba diciendo, incluso extendió una mano para ayudar a
detener sus palabras. Un sonrojo se encendió por sus mejillas. Kreed
acababa de recoger un plato de papas al horno envueltas en papel de
aluminio cuando un silencio incómodo cayó sobre la mesa. Los ojos de
Kreed se dispararon hacia Mitch, que estaba mirando entre Colt y Jace
con una sonrisa gigante pegada en su rostro. Luego volvió su mirada
hacia Aaron.

—¡Oh, demonios! Aaron no tiene vergüenza. ¿Por qué echaste a


Knox al agua de esa manera? —bromeó Kreed, no pudo evitar la sonrisa

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ante la gran falta de juicio de las palabras de Aaron. Con un ruido sordo,
dejó caer la papa en el plato de Aaron.

—No, no quise decirlo de esa manera... —comenzó Aaron, pero Colt


lo detuvo.

—No, adelante, creo que me va a encantar esto —dijo Colt,


alentando a Aaron a continuar.

—No quise decirlo así, y estoy bastante seguro de que no puedo


terminar ese pensamiento sin posiblemente enojar a gran parte de la
mesa —razonó Aaron, disculpándose.

—A mí no —agregó Kreed. No iba a dejar pasar la oportunidad de


molestar a Aaron.

—No estás ayudando —respondió Aaron.

—No realmente, sigue adelante, Aaron. Creo que probablemente se


trata de la misma conversación que tenemos casi todos los días —agregó
Colt.

—¿Por qué lo pones en apuros? —le preguntó Jace a Colt desde el


otro lado de la mesa.

Uh-oh. Esto se volvió un poco más serio. Kreed y Aaron miraron de


un lado a otro entre la pareja para asegurarse de que Aaron no había
comenzado una pelea entre los anfitriones de su cena. La sonrisa de Jace
era demasiado grande y Kreed ladeó la cabeza hacia Colt, quien parecía
estar listo para explotar ante las ganas de decir algo.

Ah, hombre, eran lindos juntos.

No llevaba aquí ni quince minutos, y entendió por qué Mitch estaba


tan cautivado con la vida de estos dos hombres. Su alegría era

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Serie Chicos buenos 3
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contagiosa. En los pocos minutos de estar dentro de esta casa, ahora


entendía por qué Mitch había comenzado a creer en los cuentos de hadas.

—Lo diré, para salvar a nuestro invitado de la vergüenza —dijo Jace


mientras su mirada se fijaba en la de Colt. Probablemente para un efecto
dramático, pasaron varios segundos en su pequeño enfrentamiento antes
de que Jace finalmente volviera a hablar—. Aaron, el año pasado cuando
Colt regresó a mi vida después de dejarme durante diez largos años...

—Está bien, no me gusta el desagradable giro que está tomando


esta conversación —intervino Colt, interrumpiendo a Jace. Colt sostuvo
el cuchillo en el aire, apuntándolo en dirección a Jace. Este estaba
sentado allí con la boca abierta, claramente esperando continuar, y Mitch
se estaba riendo histéricamente ahora. Kreed no estaba seguro de lo que
estaba sucediendo en ese momento, y a juzgar por su aspecto, Cody y
Aaron tampoco.

—Fue muy amable y considerado mientras intentaba regresar


conmigo. Le dije que mis hábitos alimenticios eran míos. No tenía que
comer lo que yo comía. Pero les haré saber, que el mismo hombre que
compró varios cientos de dólares de carne de primera calidad para esta
noche, el mismo tipo que está loco por el tocino... Sí, Colt Michaels
insistió en que comería vegano conmigo. Y en realidad todavía lo hace la
mayoría de los días. —Jace le dirigió una reveladora sonrisa a Colt
mientras hablaba.

Mitch sacó su billetera y colocó cinco billetes de un dólar frente a


Colt, golpeando el centro de la pila con su dedo índice.

—Esa es mi parte de la cena.

—Lo que sea. Sabes que estoy preocupado por tu ingesta de


proteínas, Jace —dijo Colt sin perder el ritmo ni la oportunidad de
embolsarse el dinero de Mitch.

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—No he terminado. Aunque comemos casi lo mismo, ese


refrigerador siempre está lleno de carne, todo tipo de carne. Y la mayoría
la descartamos porque nadie se la come. —Jace movió su ceja hacia Colt.
Kreed se relajó un poco, decidiendo que esto no se estaba convirtiendo
en una pelea devastadora. Con los ojos aún atraídos por la escena que se
desarrollaba frente a él, lentamente levantó sus cubiertos y apuntó a un
trozo de brócoli, llevándolo a su boca, esperando la explicación de Colt.

—No, nuestro refrigerador está lleno de yogurt y tofu que nunca


parecen durar hasta la fecha de vencimiento. ¿Te he dicho que realmente
no me gusta el tofu? Se siente como una esponja en mi boca. —El cuchillo
estaba de vuelta en el aire, apuntando directamente a Jace mientras Colt
hablaba—. Ahora, el tocino... Eso es vida.

—Colt también está intentado dejar de comer verduras. Es difícil


ser vegetariano y no comer verduras. —Jace levantó un vaso de agua,
tomando un trago, sus ojos todavía en Colt. Wow, el dúo Montgomery-
Michaels proporcionaba entretenimiento con su comida. Kreed extendió
la mano y le entregó a Aaron la bandeja de condimentos para la papa
horneada, animándolo a comer.

—¿Qué es esto entonces? —Colt hizo un gesto hacia la papa


horneada en su plato.

—Una papa horneada llena de mantequilla obstruye-arterias,


queso cheddar y crema agria no se acerca a la categoría de verdura. Y,
por favor, no comiences con eso de que dado que la vaca come vegano,
entonces la carne es vegana —dijo Jace, volviéndose ahora hacia Cody—
. En realidad discutió ese punto conmigo una vez. —Jace dio un gran
mordisco de brócoli. Kreed miró para ver a Mitch disfrutando del
espectáculo tanto como él.

—Ja. Ja. Muy divertido. ¿Has terminado? —preguntó Colt,


gesticulando juguetonamente sobre la mesa hacia Jace.

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—No. —Jace masticó rápidamente, levantando un dedo para que


todos esperaran. Una vez que tragó y tomó un pequeño sorbo de agua,
continuó—: Así que sigo diciéndole a Colt que elija su plan en una
funeraria y haga los arreglos antes de que sea demasiado tarde y las
arterias en su pecho se vuelvan sólidas. Ahora, he terminado —dijo Jace,
riéndose de su propia broma, claramente una que Colt había escuchado
antes.

—No te vas a deshacer de mí en mucho tiempo, así que deja de


planificar tu vida de soltero —agregó Colt. Kreed tuvo la clara impresión
por la forma en que esos dos se miraban, que si estuvieran sentados más
juntos, se estarían besando en este momento.

—Tuve que pasar por esto el año pasado. Normalmente tienen estas
pequeñas discusiones y luego se besan hasta que soy el único que queda
en la sala —dijo Mitch directamente a Kreed—. Oh, mierda, eso me
recuerda. Tengo un regalo para ellos.

—Ahora no —dijo Cody, sacudiendo la cabeza. Cuando Mitch


comenzó a levantarse, Cody alcanzó su muslo, pero su compañero
bloqueó el movimiento.

Mitch estaba arriba y fuera de su silla, casi al otro lado de la


habitación cuando gritó:

—No les digas, Cody. ¡Es una sorpresa! Ya vuelvo. —Mitch subió la
escalera, dos escalones a la vez.

—Lo siento de antemano —se disculpó Cody mirando a Jace.

—Aquí, Aaron. Prueba estos. Muéstrale a Colt que son buenos. —


Kreed le entregó una bandeja de coles de Bruselas y brócoli asados a
Aaron, quien ansiosamente tomó dos grandes cucharadas.

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—Aquí, Aaron. Prueba estos. Muéstrale a Jace que esto es mejor —


dijo Colt, entregándole a Aaron un plato de champiñones salteados.

—Gracias. —Aaron se había mantenido completamente callado


después de iniciar la ronda de bromas entre sus anfitriones, pero levantó
la vista, un poco sorprendido, y tomó el cuenco que Colt le ofreció. Luego
puso los champiñones en su plato.

—Aaron, hay fácilmente una libra de mantequilla allí. Tendría


miedo por mis arterias si fuera tú —advirtió Jace. Kreed se rió de la
vacilación de Aaron, porque en serio, Jace y Colt nunca se rendían. Con
el tiempo, Kreed pudo ver a Aaron fácilmente encajando con estas
personas que parecían obsesionados por la comida que consumían. Tuvo
que contener la risa cuando Aaron pareció dudar si comerse los
champiñones ya que Colt y Jace lo miraban expectantes. Aaron
finalmente cedió y tomó solo un par de hongos del plato.

Para entonces, Mitch había bajado las escaleras con toda la gracia
de una manada de elefantes. Kreed observó a Cody, cuyo rostro ya estaba
teñido de un profundo tono rojo. Comenzó a moverse nerviosamente en
su silla hasta que dejó de comer por completo y apartó su plato casi lleno.
Por el tamaño corporal de Cody, claramente no se perdía muchas
comidas. Hombre, el regalo debía ser algo realmente bueno.

—Aquí, amigo. Vi esto en Nueva York y pensé que debería traerles


un regalo de agradecimiento por acogernos en su casa —dijo Mitch con
orgullo, entregándole a Colt la bolsa de regalo antes de volver a su lado
de la mesa.

Los codos de Cody fueron a la mesa y sus dedos cubrieron sus ojos.

—Es inapropiado hacer esto ahora.

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—No, está bien. Adelante, Michaels. —Mitch tomó asiento y se


metió un gran bocado de carne en la boca mientras Colt hurgaba en la
bolsa y sacaba una caja. Mitch agitó su tenedor alrededor de la mesa—.
Sigan comiendo.

—¿Condones de tocino? —leyó Colt en la caja, una gran sonrisa de


comemierda surgió en su rostro mientras pronunciaba las palabras—.
Haz que tu carne se vea como carne.

Después de casi ahogarse con su comida, Kreed tomó un sorbo


rápido de agua para tragar el resto antes de inhalar por el camino
equivocado. Tragó saliva rápidamente, antes de decir:

—No acabas de hacer eso en la mesa, Knox.

—Lo hice. Se pone mejor —dijo Mitch, mordisqueando su bistec,


una expresión engreída se extendió por su rostro. Cody solo gimió y se
recostó—. Come, cariño —le dijo Mitch a Cody, pero su atención se
centraba en Colt. Kreed se volvió hacia Colt cuando el ex mariscal de
campo profundizó en la bolsa de regalo. Era difícil juzgar a quién debía
mirar, porque la expresión de Mitch era bastante graciosa en ese
momento.

—Lubricante con sabor a tocino, Jace. Nos consiguió lubricante


con sabor a tocino. ¡Maldita sea! Él podría ser mi nuevo mejor amigo —
exclamó Colt, sonriendo con orgullo mientras levantaba la botella con
una mano para mostrarle a toda la mesa, mientras le extendía el puño a
Mitch. Riéndose con fuerza, Mitch dejó caer el tenedor y extendió la mano
sobre la mesa para encontrarse con el golpe de nudillos de Colt.

—Ustedes dos son demasiado —dijo Jace, sacudiendo la cabeza


mientras sus ojos bailaban entre Mitch y Colt—. No estoy seguro de cómo
coexistiremos todos durante los próximos días.

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—Sigue comiendo, cielo —intentó Mitch nuevamente, golpeando su


tenedor en el plato de Cody. Su compañero estaba tan feliz como Kreed
nunca lo había visto.

—Ya tuve suficiente —respondió Cody, sonando un poco


avergonzado. Movió sus manos hacia arriba y hacia abajo sobre sus
muslos, frotando sus palmas. Su rostro aún estaba rojo brillante.

—Debes comer. Necesitarás energía. También conseguí algunos


para nosotros. —Mitch debió haberse preparado para decir esas
palabras, porque se echó a reír antes de terminar de pronunciarlas.

—Uno pensaría que ya me habría acostumbrado a esto —dijo Cody,


mirando a Kreed. Vergüenza destellando en sus ojos.

Kreed se rió con tanta fuerza ante la expresión de Cody que tuvo
que dejar de comer por completo. Por el rabillo del ojo, atrapó a Aaron
buscando otra cucharada de verduras. El plato de Aaron estaba casi
limpio. ¿Cómo hacía eso? Se había comido un plato entero de comida, sin
detener el flujo del tenedor a su boca, mientras que los demás no podían
comer y reír al mismo tiempo.

—¿Dónde pusiste toda esa comida? —le preguntó Kreed


volviéndose hacia él.

—Te lo dije, metabolismo rápido —respondió Aaron.

—Eso me recuerda. ¡Tenemos postre hecho con azúcar extra


procesada! —Colt aplaudió y se apartó de la mesa.

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Capítulo 11
Si bien la casa era enorme, más espacio del que podrían necesitar
dos personas, el grupo se apiñó alrededor de la mesa de café de la sala
de estar. La naturaleza jovial de la cena casi desapareció cuando
discutieron el plan actual para infiltrarse en el Tabernáculo del Apóstol
de la Redención.

Aaron sacó su computadora portátil y su iPad mientras Kreed y


Mitch debatían el caso. Si no hubiera pasado los últimos meses
escuchándolos, estaría convencido de que estaban peleando. En cambio,
conocía su proceso de analizar las posibilidades y se sentó esperando a
que cualquiera solicitara información a la que pudiera acceder para
ayudar a corroborar su observación.

Al principio, Mitch expresó fuertes dudas cuando él, Aaron y Kreed


discutieron la razón para enfocarse en esta iglesia en particular. Mitch
había discutido, creyendo que la mejor opción era la iglesia en el área de
Maryland a la que asistían tanto el agente de la CIA como su abogado.
Aaron observó cómo Mitch se volvía animado y vocal, un bulldozer
cuando se le metía algo en la cabeza hasta que Kreed levantó la voz,
deteniendo a su compañero con dos simples palabras:

—Es esta.

Impresionado por la forma simple en la que Kreed tomaba el


control, Aaron pudo adivinar que los años trabajando con el instinto de
Kreed hacían que Mitch confiara en él. Mitch miró a Kreed durante varios
largos segundos antes de arrodillarse junto a la mesa de café, queriendo
ver el diseño de la iglesia un poco más cerca en el iPad de Aaron.

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Desde ahora, todo su diálogo dependía de que este fuera el lugar


para detener esta ola de crímenes en particular. Al igual que Aaron, Colt
y Jace fueron poco más que espectadores cuando Cody entró en la
discusión, agregando información valiosa cuando los tres hablaron sobre
el plan táctico que querían que el Director Skinner implementara. Por
mucho que todo el grupo creyera en la importancia de mantener esto en
silencio, también creían de todo corazón en su capacidad de confiar
plenamente en el Director Skinner.

Kreed finalmente confesó que, a espaldas de todos, ya había puesto


en marcha las ruedas con su supervisor directo. Incluso Connors no
sabía cuán profunda era la participación de Skinner o el respaldo que
había establecido para proteger a Kreed y Aaron mientras estaban
encubiertos.

Ya tenían asegurado su espacio encubierto. El gobierno había


arrendado una casa, estratégicamente al otro lado de la calle del enorme
complejo de la iglesia. Los propietarios, ciudadanos de la tercera edad,
habían decidido vacacionar en el extranjero durante los próximos meses,
y el gobierno pagaba su factura. Aaron agregó a la pareja en su biografía
falsa y actualizó a todos sobre la historia de fondo que había creado. Se
haría pasar por su nieto, que se había mudado al área después de
terminar su trabajo de posgrado en la Universidad New Hope. Dado que
Kreed ahora estaba divulgando el secreto de participación de Skinner,
Kreed adjuntó un correo electrónico en su teléfono y envió un grueso
archivo de lugares, edificios y profesores con los que necesitaba asociarse
para demostrar los años que pasó en el campus.

—Midlothian parece un pueblo pequeño e insignificante. ¿Qué pasa


si las cosas salen mal? ¿Cuánto tiempo le llevará al equipo de Skinner
llegar allí? —preguntó Aaron mientras movía su dedo alrededor de la
pantalla, mirando el diseño de la ciudad.

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—¿Dudas de mi capacidad para mantenerte a salvo? —preguntó


Kreed con aire de suficiencia, efectivamente no respondiendo la pregunta.
El Alguacil era bueno desviando conversaciones.

—Bueno, más o menos —respondió Aaron, usando su dedo para


aumentar la pantalla a una vista más concentrada, mostrando el tamaño
completo. Luego volvió su mirada hacia Kreed y esperó su respuesta.

—Ya te lo dije. Mi trabajo es mantenerte a salvo. Me ocuparé de


esos detalles. Además, todo lo que se supone que debes hacer es
configurar el lugar, poner en marcha la transmisión con Connors y
mantener la cabeza baja. Nosotros nos encargaremos del resto —dijo
Kreed, acariciando el muslo de Aaron. No dudaba que Kreed Sinacola
pudiera mantenerlo a salvo, pero ¿acaso el tipo simplemente había
desestimado su valía en el resultado de este caso? Respiró hondo y dejó
que la tensión de ese pensamiento desapareciera de sus hombros. Él y
Kreed hablarían sobre eso más tarde.

—¿El plan para conseguir que Aaron sea contratado es seguro? —


Cuestionó Colt. Tanto él como Jace habían permanecido tan callados
durante la mayor parte de este intercambio que Aaron casi había olvidado
que estaban allí. Todos los ojos se volvieron hacia Colt.

—Sí, eso creo. Eso depende de mí, pero tengo un plan sólido.
Mañana tendré un trabajo allí al final del día —respondió Aaron, sin
divulgar nada más sobre su estrategia. Nunca hablaba sobre la forma en
que manipulaba los códigos o la facilidad de romper los firewalls de
seguridad más complicados. Nadie necesitaba esa información. No ahora.
Con este grupo, menos era definitivamente más—. Sin embargo, necesito
algo de tiempo antes de ir mañana. Todo lo que tengo es mi computadora
portátil, así que me llevará más tiempo. Necesito entrar en su sistema y
encontrar factores desencadenantes.

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—¿No más jugar toda la noche? —bromeó Kreed, revolviendo la


parte de atrás de su cabello. Ya había hecho ese mismo movimiento un
par de veces hoy. Era un gesto amistoso, tal vez un poco íntimo, y no
estaba completamente seguro de que Kreed se diera cuenta de que lo
hacía. Aaron rápidamente levantó su mano para peinarse el pelo revuelto
mientras esquivaba esa pregunta.

—Todo esto ha estropeado cada parte de mi vida. Estoy decidido a


obtener las respuestas y hacerlo lo más rápido posible —respondió Aaron,
poniéndose de pie. Seguro que no quería que Kreed profundizara
demasiado en sus actividades de juego—. Deberíamos ponernos en
marcha. Tengo mucho que hacer y poco tiempo.

—Está bien —dijo Kreed, levantándose un poco más despacio—.


Creo que es lo suficientemente tarde para viajar.

—¿Qué significa eso? —preguntó. Había comenzado a cargar su


equipo en su mochila, pero se detuvo y miró su reloj. No era tan tarde.

—Es mejor presentarse en el nuevo lugar por la noche con menos


ojos mirando. Necesito mantenerme fuera de la vista —explicó Kreed
mientras estiraba su cuerpo antes de alcanzar el iPad de Aaron y
entregárselo—. Acabo de recibir un mensaje que dice que el acceso
remoto y las llaves están en el porche delantero.

—¿Porche delantero dónde? —preguntó Aaron, sintiéndose un poco


fuera de lugar con todas las incógnitas en su vida en este momento. Todo
el mundo encubierto trabajaba en esta danza fluida de movimientos
secretos que nadie parecía conocer.

—Justo fuera —respondió Mitch por Kreed, moviendo un pulgar


hacia la puerta principal.

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—¿Lo dejaron mientras estábamos aquí? ¿Por qué no tocaron el


timbre? —interrogó Aaron, cerrando su maleta.

—No eres muy brillante para ser un chico tan inteligente —bromeó
Kreed, pasando a Aaron para dirigirse hacia la puerta principal—.
Tendrás que acostumbrarte a este tipo de cosas. La idea no es llamar la
atención sobre nosotros. ¿Recuerdas cuando entramos? Jace no
encendió la luz del porche. Estoy seguro de que Mitch le dijo que no lo
hiciera. Son pequeñas cosas. No es infalible, pero hay que ser precavidos.

—Sí, no estoy seguro de que eso sea realmente efectivo —dijo Aaron
con el ceño fruncido, yendo hacia la puerta y alcanzando su chaqueta.

—Lo sé, pero es lo mejor que tenemos ahora. Es temprano en la


reapertura de esta investigación. Estamos actuando rápido, y es tiempo
de inactividad en la oficina. Con suerte, si tenemos otro espía en el
interior, nadie podrá avisarlos —explicó Mitch.

—Mi equipo será entregado aquí mañana. Lo necesito para ayudar


a lograr esto —dijo Aaron, abrochándose la chaqueta, antes de arrojarse
la mochila al hombro.

Mitch le dio una palmada en el hombro a Aaron, caminó con él


hacia la puerta principal y le dijo:

—Tendremos un técnico que lo lleve a tu casa mañana. No hay


problema, pero escucha, esto va a ser difícil para Sinacola. Está atrapado
dentro, rastreándote desde esa casa. Por mucho que odies que te llamen
al campo, prometo que Kreed odia estar encerrado aún más. Esto no es
lo que hace regularmente. Estamos acostumbrados a espacios abiertos,
así que sé sensible con eso. —Mitch le apretó un poco el hombro antes
de soltarlo.

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—No lo había considerado —dijo Aaron, y no lo había hecho. Había


sido egoísta, todo su enfoque en salir de allí.

—Es solo por la reputación de Kreed que no te pusieron con


Connors o Brown. Demonios, no creo que puedan manejar todo lo que
esto va a tomar. Podrías haber tenido algo peor que Connors. Podrías
tener dos de él. —Mitch se estremeció, pero Aaron ignoró la broma,
pegado al pensamiento original.

—Sí, no es bueno. Estaba pensando en pasar días atrapados dentro


de las mismas cuatro paredes con el Agente Especial Connors. —Aaron
frunció el ceño—. Solo quiero entrar allí, encontrar lo que estamos
buscando y salir. Si todo funciona tan bien como quiero, Kreed no se
quedará atrapado dentro más de un día o dos.

—Bueno. Si alguien puede hacerlo, eres tú. Aprecio esto más de lo


que crees. —La voz de Mitch bajó mientras hablaba. Estaban parados en
el vestíbulo, más cerca de la puerta principal, con Kreed a un metro de
distancia, escuchando la conversación, al menos espiando, pero los otros
parecían darles espacio.

—No es un problema, Mitch. Has sido un buen amigo para mí. Me


diste las credenciales para tener una buena reputación cuando conseguí
el trabajo en la NSA, cuando nadie más haría algo así —dijo Aaron,
honestamente. Y sentía que le debía a Mitch más que eso.

Kreed se adelantó, entrando en la conversación en ese punto.

—Espera. No. Absolutamente no. ¿Me has estado dando el infierno


durante días y él se libra tan fácil? Demonios, no —dijo Kreed,
poniéndose la chaqueta.

—No eres Knox. A ti puedo molestarte —dijo Aaron, casualmente,


defendiendo sus acciones.

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed levantó las manos.

—La historia de mi jodida vida. Di adiós ahora. —Kreed se acercó


y le estrechó la mano a Jace y luego a Colt—. Gracias por recibirnos.

—Haremos una pequeña fiesta de Nochevieja aquí —comenzó Jace,


adelantándose para unirse a ellos en la puerta.

—Sí, Bush no nos invitó a la que está teniendo. —Lo interrumpió


Colt, una mirada de decepción cruzó su rostro.

—Y ustedes deberían venir. Incluso si es tarde y solo por unas


pocas horas, nos gustaría verlos —terminó Jace, ignorando el estallido
de Colt, excepto para acariciar el antebrazo de su marido, consolándolo.
Claramente, había escuchado esas palabras antes.

—Connors revisó la lista de invitados. Está todo bien, estarían a


salvo —ofreció Mitch.

—Tal vez podamos. ¿Qué es lo de Bush? —preguntó Kreed.

—El presidente Bush vive unas puertas más abajo. Colt sigue
tratando de toparse con él, tomarse una foto. Pasa corriendo por su casa
al menos dos veces al día porque escuchó que el hombre sale a correr.
Nunca lo vemos. Colt lo toma como algo personal —explicó Jace de
manera concisa y eficiente. Mientras Jace hablaba, la expresión de Colt
cambió a agravación.

—Tiene que ser personal. Solía amar a los Panthers —explicó Colt
con un claro gemido en su voz.

Aaron contuvo una sonrisa ante sus bromas. Esto era incluso
mejor que la discusión sobre el lubricante con sabor a tocino en la mesa
del comedor.

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—Cariño, no creo que él haya amado los Panthers. Es un ex


propietario de equipos de deportes de Texas. Le encanta este estado —le
explicó Jace a Colt, frotándole la espalda mientras hablaba. Era como si
estuviera hablando con un niño herido—. Además, ni siquiera te gusta
su ideología política.

—Saldré a trotar contigo por la mañana, amigo —ofreció Mitch


sarcásticamente. Ahora todos parecían decididos a consolar a Colt.

—Muy bien, esto se volvió raro. Nos vamos —dijo Kreed. Levantó
una mano y abrió la puerta, saliendo al porche. Inmediatamente caminó
hacia el lado del rellano hacia una pequeña planta en maceta cerca del
primer escalón. Kreed se inclinó casualmente y recogió un sobre doblado
oculto detrás del recipiente de cerámica.

—Esa es mi señal, supongo. Buenas noches. Gracias de nuevo. —


Aaron levantó una mano y salió a la noche. Nadie se demoró en la puerta
abierta. Se mantuvieron fieles: nada de luces para resaltar su salida, solo
la luz de la luna guiaba su camino.

—¿Qué tan lejos está el camino? —preguntó Aaron, yendo hacia la


puerta del pasajero.

—Espera —dijo Kreed cuando Aaron alcanzó la manija de la


puerta—. Da un paso atrás.

Aaron hizo lo que le habían ordenado y observó con creciente


satisfacción cómo Kreed rodeaba el auto lentamente, examinando el
suelo, antes de inclinarse hacia delante para mirar debajo. Cuando llegó
al tubo de escape, se inclinó y luego fue hacia el tanque de gasolina,
mirando antes de tocar la tapa de la gasolina. Aaron supuso que estaba
satisfecho con lo que encontró porque se movió al capó y se dejó caer al
suelo para inspeccionar el chasis.

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—¿Es seguro estar parado aquí? —preguntó Aaron después de lo


que parecieron un par de minutos. ¿Era todo esto realmente necesario, y
si lo era, por qué se habían detenido aquí?

—Revisé la seguridad antes de llegar. Por el ex presidente, el


vecindario tiene cámaras en todas partes. Los malos no volverán a
cometer ese error, pero parecen preferir incendiar un vehículo. —Kreed
caminó hacia el otro lado y se arrodilló nuevamente, mirando debajo del
auto. Después de un par de segundos, Kreed fue al lado del pasajero y
abrió las puertas usando la llave.

Kreed alcanzó la manija, abrió la puerta y Aaron lo observó alejar


la cara. Bien, agrega otra marca al medidor de calor de Kreed Sinacola.
Había leído lo suficiente en el archivo de Kreed para hacer que el Alguacil
fuera muy intrigante, pero esta noche abrió los ojos a un lado
completamente nuevo, dándole un boleto de primera fila para algunos de
los entrenamientos SEAL sobre los que había leído.

Tal vez era la emoción de ver a Kreed comportarse todo operaciones


especiales o saber que podía matar a un hombre con sus propias manos.
Fuera lo que fuese, el hombre era bastante sexy en este momento.
Demonios, la sensualidad de Kreed invadía cada momento, pero... ¿esto?
Aaron luchó con la necesidad de besar a Kreed, sentir el peso de ese
cuerpo apretado fuertemente contra él y esas manos letales, vagando
hábilmente por cada centímetro de él. Esas imágenes mentales hicieron
que el cuerpo de Aaron se calentara en el frío aire nocturno, y la
abrumadora necesidad de bajarse los pantalones y que Kreed se lo hiciera
allí lo sorprendió. Aaron contuvo un gemido cuando sus vaqueros se
apretaron incómodamente al pensar en esa última perspectiva.

—¿Corres riesgos? —preguntó Kreed. La pregunta sacó a Aaron de


sus pensamientos lascivos y lo hizo reír. Si el hombre supiera lo que había
estado pensando.

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—¿Qué clase de pregunta es esa? —Aaron dio otro paso hacia atrás.
Correr riesgos caía en algún lugar en el rango de enmascarar direcciones
IP falsas para ocultar su identidad y jugar a la ruleta rusa con las sobras
de comida china en su refrigerador, y en general nunca entraba en el
campo de hay una bomba en el auto.

—No veo nada torcido. ¿Quieres entrar mientras lo enciendo? —La


sonrisa de Kreed revelaba que se estaba burlando de los límites de Aaron.

—¿Vamos a pasar por esto cada vez que subamos al auto? —Aaron
decidió no responder la pregunta de Kreed. Por el momento, realmente
no estaba seguro de si iba a entrar.

—Así es. Mañana tendré un equipo para probar este auto, pero
debemos ser cautelosos —respondió Kreed, haciendo contacto visual.
Aaron no se movió de inmediato. Kreed le dio otra sonrisa mientras
rodeaba el capó y abría la puerta del lado del conductor, leyendo
fácilmente sus dudas—. No vi nada fuera de lo común.

Kreed metió la mano dentro del coche y Aaron oyó que se abría el
pestillo del capó. Miró en esa dirección cuando Kreed se acercó al frente
del auto y abrió el capó. Usó la linterna en su teléfono para revisar el
motor.

—¿Luce bien? —preguntó Aaron, aún a varios metros de distancia.

—Bastante —murmuró Kreed desde debajo del capó.

—¿Qué dice tu instinto? —preguntó Aaron.

—Estamos a salvo —respondió Kreed de inmediato.

—Oh, bueno entonces... —Aaron fue al auto. Kreed cerró el capó


cuando Aaron cerró la puerta. Honestamente, todavía estaba un poco
asustado con la inspección de Kreed. De todas las consideraciones que le

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había dado a este trabajo, nunca se le había ocurrido que algo así se
necesitaba tan temprano en el juego. Aaron leyó y escuchó lo suficiente
como para que, en teoría, se sintiera bastante cómodo confiando en las
habilidades de Kreed y en sus instintos.

—Sabes que lo que todos dicen sobre mi instinto es una falacia,


¿verdad? —Aaron levantó la vista, sorprendido, y Kreed se echó a reír
cuando cerró la puerta y metió la llave en el contacto—. Puedes salir
ahora.

—Solo enciende el auto —dijo Aaron, poniéndose el cinturón de


seguridad y abrochándose en su lugar. Kreed no dudó; inmediatamente
giró la llave. El auto arrancó sin problemas. Kreed claramente estaba
jugando con él, tratando de sacarle algo, evidentemente.

—Hiciste todo esto a propósito —dijo Aaron cuando comenzaron a


retroceder. Kreed se echó a reír por lo bajo, claramente divertido consigo
mismo cuando salió a la calle y luego puso el auto en marcha.

—Solo un poco. Necesitamos acostumbrarnos. Además, con este


caso, no sabemos nada con certeza. Probaron que no tienen problemas
para hacer cosas en nuestras narices —justificó Kreed.

—Está bien, sé honesto, no estás sospechando de nadie en el


interior del departamento de justicia, ¿verdad? Quiero decir, cualquiera
que esté en nuestro círculo inmediato —aclaró Aaron. Miró a Kreed, que
mantenía sus ojos en el camino frente a él, pero inclinó la cabeza un poco
hacia un lado como si realmente estuviera pensando en la pregunta.

—No lo sé. No creo que seas corrupto. Ni nadie en esa casa que
acabamos de dejar, y estoy seguro de que Skinner tampoco lo es. Él
nunca me habría contratado a mí, a Knox ni a una cuarta parte de su
personal si la orientación sexual importara. Fuera de eso, bueno... les

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doy a Connors y Brown un pase gratis. No me dan esa sensación —agregó


Kreed.

—¿Así que vas por el instinto? —preguntó Aaron. Por alguna razón,
ver a Kreed revisando su vehículo hizo que el peligro fuera demasiado
real para él.

—Sí, pero no reemplaza la lógica, y Connors no se ajusta al tipo. ¿Y


Brown? Bueno, él es como Anne. Está ahí para ayudar. Le ha dedicado
largas horas al caso, trabajando junto a todos los demás —dijo Kreed,
antes de guiar el auto hacia la interestatal.

—¿Sabes a dónde vamos? —preguntó Aaron.

—Lo suficiente como para meternos en el área general —respondió


Kreed de esa manera tranquila, fría y serena que tenía. Fuera de ese breve
intercambio en el vestíbulo del edificio del FBI, seguro que parecía que
nada afectaba al tipo. Necesitaba tomar una página del libro de Kreed.
Probablemente lo ayudaría a superar los próximos días.

—Está bien, despiértame cuando lleguemos allí. —Aaron bajó el


asiento y tomó sus auriculares. Estaba cansado. Todo ese nerviosismo
de hace unos minutos parecía reiterar cuán poco había dormido en los
últimos días. Además de eso, Kreed olía demasiado bien, y el profundo y
rico sonido de su voz parecía hablar directamente a su alma. Aaron
reclinó su asiento, se puso los auriculares y luego cerró los ojos.

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Capítulo 12
—Capital del cemento de Texas. —Aaron leyó un letrero en el centro
de Midlothian mientras los faros pasaban los grabados reflectantes—. De
ninguna manera. ¿Esa señal realmente se jacta de arrojar todos esos
contaminantes en el aire?

—Eso parece. No hay mucho aquí —dijo Kreed, conduciendo por la


calle Novena. Los caminos eran áridos, y al pasar por el pequeño centro
de la ciudad, Kreed leyó las señales de los pocos negocios esparcidos a lo
largo de la ruta—. Tenemos comida china, una tienda de novias, una
floristería, esas van de la mano. Me pregunto qué piensan sobre el
matrimonio entre personas del mismo sexo. Tenemos un restaurante de
comida mexicana, una compañía de títulos de propiedad y una
hamburguesería. —Cuando llegaron a un semáforo, Kreed se detuvo y
miró a su alrededor—. Espera, ¿eso es todo? ¿Eso es el centro?

—Parece que sí. —Aaron se inclinó hacia delante, buscando algo


más. Gracias a Dios que no vivía aquí. Giró la cabeza hacia la derecha.
Un pequeño restaurante, una tienda de donuts y un único semáforo eran
los únicos signos de civilización en esa dirección. Wow, hablando de
pueblos pequeños. Si pestañeas, pasabas por alto la maldita cosa. Aaron
centró su atención a la izquierda—. Además de ese lugar italiano y la
tienda de donuts, veo un Sonic, creo, y eso es todo lo que tienen.

—¿Qué hora es? —preguntó Kreed.

—Todavía es temprano, un poco mas de las diez —respondió Aaron


con una mirada al tablero y finalmente se recostó en su asiento. ¿En qué
tipo de lugar habían aterrizado? Durante todo el camino, habían pasado
ciudades llenas de progreso. Demonios, ni a cinco minutos de la

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carretera, había un centro comercial y más restaurantes de los que podía


contar, entonces... Casi parecía que la comunidad no quería crecer.
Mientras intentaba algo que lo ayudara a entender, Aaron finalmente
dijo—: Tal vez el pueblo cerró temprano porque hace frío.

—No hace tanto frío —dijo Kreed sarcásticamente. Claramente, él


estaba en la misma longitud de onda que Aaron.

La luz se puso verde y Kreed dio la vuelta como el GPS le indicó y


se metió en el carril de la derecha para volver a girar. A lo lejos, la señal
atenuada de una Farmacia CVS cerrada llamó la atención de Aaron,
haciéndolo sentir un poco mejor de que al menos una cadena de tiendas
hubiera llegado a este pueblo. Cogió su teléfono celular y buscó la
información de Midlothian, Texas.

—Me siento como en Regreso al Futuro aquí, como si hubiéramos


regresado a los años setenta. Infierno, incluso Pineville, Louisiana, tiene
más cosas que este lugar —dijo Kreed.

—Bueno, no quieres retroceder demasiado en el tiempo. El pueblo


tiene una mala historia. En los años ochenta, algunos chicos
descubrieron la identidad de un policía encubierto en la escuela
secundaria local. Lo llevaron a un campo y le dispararon por un supuesto
negocio de drogas. Eso es terrible —dijo Aaron, leyendo desde su teléfono.

—Huh —murmuró Kreed.

Y por mucho que lo odiara, los pueblos pequeños a veces


guardaban los secretos más espantosos.

—Sí, las estadísticas de la ciudad no se ven tan bien. Apuesto a


que hay bastantes secretos ocultos —dijo Aaron, deslizando su dedo por
la pantalla cuando Kreed se detuvo en otra luz roja, esta con un conjunto
de vías de tren a seis metros de distancia. La señal de cruce se encendió

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cuando se detuvieron por completo, la puerta de seguridad bajó a su


posición. Eran los únicos en el camino, y Kreed y Aaron miraron hacia
un lado y luego hacia el otro por las oscuras vías, sin indicios de luz para
mostrar una locomotora aproximándose.

—Vi esto una vez en un episodio de los Expedientes X —dijo Aaron,


después de unos segundos de mirar las luces rojas intermitentes del
letrero iluminando su auto.

—¿Sí? ¿Qué pasó? —preguntó Kreed, tamborileando con los dedos


en el volante, sin dejar de mirar en una dirección y luego en la otra en
busca de cualquier cosa que pudiera venir en su dirección.

—La pista realmente los estaba alertando de un OVNI sobre ellos.


—Aaron se acercó y presionó el botón, bajando la ventana. Asomó la
cabeza y miró hacia arriba, buscando cualquier cosa que pudiera estar
flotando sobre ellos. Sintiéndose razonablemente seguro, nada acechaba
fuera, o tal vez era simplemente el aire frío que lo empujaba hacia el
interior del vehículo caliente, Aaron se recostó en su asiento y subió la
ventanilla. Kreed gruñó y siguió tamborileando en el volante—. El pueblo
de ese episodio era casi idéntico a este. Pero no tenemos que
preocuparnos. No veo ningún tipo de nave extraterrestre tratando de
transportarnos —agregó secamente, sus ojos aún enfocados en el cielo a
través de la ventana del pasajero mientras trataba de ver todo lo que
podía con la ventana cerrada. Casi como si les hubiera dado vía libre, la
señal de cruce dejó de parpadear y se levantó. Nada se había cruzado
delante de ellos.

—¿No trabajaban Mulder y Scully para el FBI? Connors tendría un


día de campo con alguien como ellos —comentó Aaron mientras Kreed
continuaba y giraba a la derecha en el siguiente camino.

—La escuela secundaria está ahí abajo, creo. —Kreed señaló hacia
adelante. En toda la oscuridad, no importaba cuánto lo intentara, Aaron

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no podía ver nada. Kreed habló, atrayendo la atención de Aaron en la otra


dirección—. ¿Ese letrero dice: Comunidad de personas mayores de
Midtowne?

—Sí, eso creo. —De la nada, apareció un vecindario con hileras tras
hileras de pequeñas y pintorescas casas. Al otro lado de la calle había un
amplio conjunto de apartamentos con otro letrero de la comunidad de
ancianos en el frente.

—Así que estamos cerca. —Kreed giró a la izquierda y condujo


alrededor de la curva para ver las únicas luces de la calle brillando en
una mega iglesia enorme y en expansión que fácilmente ocupaba acres y
acres de tierra.

—¡Maldición! —murmuró Aaron solo por el tamaño del lugar.

—Esos son más o menos mis pensamientos. —Kreed disminuyó la


velocidad, mirando hacia la iglesia antes de que el GPS hablara
nuevamente diciéndole que volviera a girar a la derecha.

Aaron buscó rápidamente información sobre la iglesia.

—Tiene un parque acuático, acuario, centro de convenciones y


salas de reuniones —dijo Aaron, leyendo de nuevo desde su teléfono.

—Eres rápido en obtener información en esa cosa —dijo Kreed,


dando una rápida mirada en la dirección de Aaron.

—Es porque uso mis pulgares. —Aaron agitó los pulgares para
demostrar su punto—. Tú envías mensajes y trabajas en Internet con tu
dedo índice. Lo hace más lento —explicó, escribiendo de nuevo para
mostrar el plano de la iglesia.

—Esas deben ser las casas adosadas en las que nos quedaremos
—dijo Kreed, y Aaron levantó la vista para ver el mismo tipo de vivienda

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estilo comunitario de antes, ahora con una larga hilera de casas


adosadas, todas perfectamente ordenadas y bien cuidadas.

—Parece que esa es la entrada de la oficina de negocios. —Aaron


señaló a su izquierda mientras Kreed mantenía sus ojos en el lado
derecho de la carretera hasta que se detuvo en una casa directamente
frente a la entrada de la oficina.

—Skinner se superó a sí mismo —dijo Kreed mientras observaba


su entorno—. Necesitas saberlo, nunca dudé de mi capacidad de
contactarte si algo falla, pero estar aquí... Sí, esto es perfecto.

—Bueno, eso es tranquilizador... —bromeó Aaron,


sarcásticamente. Kreed podría no haber dudado de sí mismo, pero Aaron
dudaba de todo. Nunca había planeado ponerse en peligro lo suficiente
como para que Kreed tuviera que convertirse en Superman y venir a
salvar el día. Cuando Kreed comenzó a conducir hacia adelante
nuevamente, Aaron miró hacia la calle—. Hay un callejón.

Kreed condujo a lo largo de la calle hasta la entrada de un callejón,


antes de dar la vuelta y conducir por ese pequeño y oscuro camino.
Empujó el control remoto que había sacado del sobre de manila,
guiándolos a la puerta correcta del garaje. Kreed entró cuidadosamente
y estacionó el auto. Apagó el motor y extendió la mano para agarrar el
brazo de Aaron, evitando que saliera hasta que la puerta superior se cerró
de nuevo.

—Vives aquí solo, recuerda. No saldrías del auto por ese lado —dijo
Kreed, dejando ir el brazo de Aaron cuando cesó la última rotación de los
engranajes en la unidad de la puerta del garaje. Kreed se tocó la sien con
un dedo y miró a Aaron—. Grábatelo en la mente, cosas como revisar el
auto. Estás encubierto ahora.

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—Entonces, como dijo Mitch, ¿realmente no irás a ningún lado


hasta que esto termine? —preguntó Aaron. Kreed presionó otro botón en
el control remoto, hundiendo el garaje iluminado en la oscuridad.

—Si lo hago, tú conduces y yo me quedo en la parte de atrás —


respondió, alcanzando nuevamente el sobre de papel. Abrió el paquete,
dejando que el contenido restante cayera en la palma de su mano. Había
una pequeña nota, aproximadamente del tamaño de una tarjeta de visita,
adjunta había una llave. Kreed levantó su teléfono, usando la luz para
leer las instrucciones. Después de otro minuto, Kreed finalmente salió y
se dirigió hacia una puerta trasera. Aaron no estaba completamente
seguro de si debía seguirlo o quedarse, así que hizo ambas cosas. Abrió
la puerta, sacó un pie, pero se quedó sentado.

Un fuerte pitido resonó. Kreed estaba parado como una silueta en


la puerta. Parecía que estaba perforando un dedo en un teclado. La
alarma dejó de sonar, pero Kreed continuó trabajando en el teclado.
Después de unos segundos más, Aaron finalmente tuvo la osadía de salir
y quedarse cerca.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó, mirando la larga serie de


números y códigos que se ingresaban en la caja.

—Estoy conectando esto con la oficina. Monitorearán la actividad


en la casa. Recuerda que en las comunidades de personas de la tercera
edad el adulto mayor no siempre está trabajando y, por lo general, no les
importa echar un vistazo y meter la nariz en sus asuntos. Tengo que
permanecer oculto en todo momento. Esto ayudará a la oficina a ver
quién se está acercando demasiado al exterior de la casa —dijo Kreed
mientras entraban por la puerta.

Aaron asintió y miró a su alrededor desde donde estaba parado.

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—No es un lugar terrible. Pequeño, pero no terrible. Un poco


agradable. —Kreed lo dejó allí parado y fue al baúl del auto.

Regresó con un pequeño dispositivo en la mano, pasando a Aaron


antes de adentrarse en la casa.

—¿Entonces hay gente que realmente vive aquí?

—Sí. Es una pareja que viajó al extranjero. Supongo que hay ojos
del Departamento de Justicia aquí observándonos, pero no estoy seguro.
Por lo general, dejan los baños libres de vigilancia. Tal vez el dormitorio
para un poco de privacidad. —Kreed sacó su dispositivo y comenzó a
escanear partes de cada habitación. Aaron lo siguió por un tiempo, pero
se aburrió y se quedó en el pasillo, esperando a que Kreed terminara. No
tardó mucho—. No estoy detectando ninguna cámara interna, pero todos
los teclados de seguridad pueden convertirse en monitores y dispositivos
de grabación si es necesario, así que tenlo en cuenta.

Kreed finalmente encendió la luz del pasillo, antes de volver a una


de las habitaciones. Aaron lo siguió para encontrar un pequeño estudio
con un sofá y un escritorio.

—Creo que este es el mejor ángulo para una vista completa de la


iglesia. Me instalaré aquí.

Mientras Kreed trabajaba, Aaron caminó para ver más de cerca el


resto de la casa. La casa era bastante pequeña, perfecta para dos
personas y muy cómoda. La cocina, el comedor y la sala de estar eran
esencialmente una habitación, pero tenían techos altos que lo hacían
sentir un poco más abierto. La entrada tenía una media pared que
bloqueaba parcialmente la puerta de su vista. Sintiéndose aprensivo por
su nuevo entorno, Aaron miró la esquina. Había varias cajas grandes
apiladas. Kreed se colocó detrás de él, sobresaltándolo y caminó
alrededor de la pared parcial para recoger una caja.

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—¿Qué es eso? —Aaron siguió a Kreed a la cocina.

—Probablemente el equipo de vigilancia. Tus micrófonos, mierda


así. Pedí una computadora para ti. No sé si aprobaron esa solicitud, pero
ya sabes, las cosas estándar. Agarra otra caja. Vamos a abrirlas.
Necesitamos hacer un inventario. —Kreed colocó la caja que sostenía en
la mesa de la cocina, antes de volver por otra. Cuando las tres estuvieron
allí, Kreed sacó su navaja de bolsillo y cortó la cinta para abrir cada una.

—¿Cómo te involucraste en este lado de las cosas? Pensé que los


Alguaciles se enfocaban en hacer arrestos —preguntó Aaron, inclinando
la cabeza para ver mejor mientras Kreed hurgaba en unas bolsas de
cacahuetes hasta que encontró dos grandes maletines metálicos. Los
sacó.

—En general, eso es todo lo que hacemos. Knox y yo somos de los


equipos especiales. Eso generalmente significa que vamos tras los
criminales más peligrosos, pero a veces hacemos cosas como esta. Knox
se quedó en el caso porque había encontrado todas estas conexiones y
había sido el hijo de un senador quien resultó herido. Luego, con Cody...
—dijo distraídamente, levantando las cerraduras de la caja de metal—. A
ellos no les gusta juntarse con las fuerzas de orden público, por lo que es
mejor quedarse con el equipo original lo mejor que puedan, una mejor
continuidad para el caso. ¿Puedes agarrar la otra caja?

—Claro —dijo Aaron, pero no se movió, mientras miraba por


encima del hombro de Kreed el contenido de la caja—. No están jugando,
¿verdad?

Esa caja contenía un montón de armas. De todo, desde Glock


9mms, pistolas M1911 hasta una carabina M4 con todos los alcances, y
los chicos del FBI incluso habían incluido granadas de aturdimiento,
herramientas Halligan, esposas flexibles y todo tipo de accesorios

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tácticos. Reconoció la mayoría de estas armas gracias a sus horas


jugando Call of Duty.

—No, normalmente no pierden el tiempo. La postura del gobierno


es asegurarse de que tengamos lo necesario para llevarnos a casa con
vida. Desde mi punto de vista, no puedo decir que sea algo malo.

Kreed cerró la tapa, abrochando el estuche, antes de abrir la otra.

—Me sorprende que estemos solos aquí —dijo Aaron, mirándolo


trabajar. Este maletín estaba lleno de casi lo mismo. Kreed la cerró,
colocó una encima de la otra y las trasladó a la encimera de la cocina
antes de recoger los pocos cacahuetes sueltos que cayeron de la caja.

—No estaremos solos por mucho tiempo. Para la próxima semana,


tendrán otros involucrados. Es por eso que tenemos que hacer todo lo
que podamos en este momento. Cuanta más participación, más
burocracia e inactividad obtendremos. —La ceja de Kreed se alzó y señaló
con la cabeza hacia una caja de tamaño mediano—. ¿Me vas a pasar esa
caja? —preguntó Kreed.

Aaron se encogió. Mierda. Se había distraído con el arsenal alojado


en esas cajas y había olvidado la solicitud de Kreed.

—Lo siento. Perdona.

***

Aaron estaba casi encima de Kreed, todo en su espacio personal.


Los ojos del chico brillaban con interés y emoción.

—¿Ésta? —Aaron se inclinó hacia delante, acercó la caja y luego la


levantó sobre la mesa. La actitud hosca de su nuevo compañero y la
postura de alejarse habían disminuido. Kreed no se dejó emocionar
demasiado de que tal vez pudieran coexistir pacíficamente, porque

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honestamente, estas cajas contenían el sueño de cada hombre hecho


realidad. Kreed se dio la vuelta, sin dejarse molestar demasiado por la
proximidad de Aaron, y sonrió, asegurándose de que Aaron pudiera ver
todo lo que descargaba del resto de las cajas.

—¿Sabes cómo usar todo eso? —preguntó Aaron, asombrado en su


voz.

Al ver la emoción de Aaron y saber que estaba interesado en cavar


a través del spyware, Kreed tomó una caja vacía y la empujó hacia el
pecho de Aaron. El chico la tomó automáticamente. Kreed agarró las
otras dos. El tiempo de juego tendría que esperar.

—Sip. Pon eso en el garaje. Necesitamos agarrar nuestra mierda y


establecernos. Tienes que leer esa información que Skinner ha preparado
para ti.

Aaron llevó la caja vacía al garaje según las instrucciones.


Descargaron el automóvil, llevando todo el equipaje y sus mochilas
dentro de la casa.

—¿Cuál es mi habitación?

—La principal. Tomaré el estudio. Puedo vigilar mejor las cosas si


estoy allí con el equipo de vigilancia —dijo Kreed mientras Aaron se
arrastraba detrás de él.

—Solo vi una cama. El estudio no tenía cama —dijo Aaron,


disminuyendo su ritmo a medida que se acercaba a su habitación
designada.

—¿Es esa tu forma sutil de llevarme a tu cama? —bromeó Kreed,


guiñándole un ojo mientras se dirigía a la habitación—. Si hubiera sabido
que las armas son un excelente juego previo...

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—Definitivamente no —se burló Aaron, la indignación volviendo a


su voz. Eso hizo que Kreed sonriera más ampliamente. Por alguna razón,
era reconfortante tener de vuelta al viejo Aaron. Kreed sacudió la cabeza
ante ese pensamiento. El chico podría ser tan adorable cuando estaba
molesto.

***

Trabajar largas horas sin ningún descanso estaba empezando a


pasarle factura. Aaron dejó escapar un largo bostezo mientras se sentaba
en medio de la cama en su pantalón de pijama y camiseta, trabajando
diligentemente en su computadora portátil. El agotamiento adormecía su
mente. Eran las tres y media de la mañana, y volvió a bostezar mientras
veía cómo el código llenaba la pantalla. Sus ojos cayeron, y en el momento
en que su cabeza cayó hacia adelante, se sacudió, sobresaltándose
nuevamente. Levantó la mano para abofetearse la cara, obligándose a
prestar atención y mantener los ojos abiertos. Tenía que hacer esto.
Estaba casi allí, lo suficientemente cerca como para poder cerrar el
portátil, dejar que el ordenador funcionara por sí mismo y terminar el
resto por la mañana. Los sistemas de la iglesia eran increíblemente fáciles
de entrar, gracias a Dios por eso. Él se rió de su propia pequeña broma
involuntaria.

Presionando algunas teclas más, Aaron había colocado el virus


dentro de sus sistemas, configurándolo para que se iniciara desde su
teléfono celular. El proceso de activación remota había sido más difícil de
coordinar que irrumpir en el sistema de la iglesia, y eso decía mucho para
un grupo lleno de tanto odio y secretos. No fue muy sabio de su parte.

Un ligero golpe de nudillos en la puerta del dormitorio lo hizo mirar


hacia arriba cuando Kreed abrió la puerta lo suficiente como para mirar
dentro, antes de abrirla por completo.

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—Pensé que estabas despierto. ¿Leíste los archivos que Skinner


envió?

—Todavía no, pero lo haré antes de ir mañana. Ya casi termino,


pero esta es mi hora de dormir. Necesito un poco de sueño —dijo Aaron
mientras otro bostezo involuntario se liberaba.

—Asegúrate de leerlo. Necesitamos informarles a todos. Son un


poco más de lo que esperaba —dijo Kreed, apoyando un hombro contra
el marco de la puerta y moviendo su pulgar en dirección a la iglesia.

—Sí, te dije que apestaban —respondió Aaron, mirando su pantalla


por un segundo o dos antes de levantar los ojos. Kreed Sinacola era
excepcional en todos los sentidos. Robustamente guapo, perfectamente
construido de pies a cabeza, pero más que eso, era una mezcla muy
interesante de hombre. Los pantalones de pijama de Bob Esponja y su
camiseta blanca sin mangas que anunciaba “Me gustan los miembros”
en letras grandes y negras en el pecho parecían ajustarse a su
personalidad más que cualquier otra cosa. Kreed parecía vulnerable en
ese momento con su cabello sobresaliendo en varias direcciones como si
se hubiera pasado repetidamente las manos con frustración.

Si Aaron no hubiera sido testigo de esa actitud dura e


inquebrantable de primera mano en el vestíbulo del FBI, no habría creído
que estuviera dentro de este tipo parado frente a él. Aaron no pudo evitar
sonreír ante el recordatorio. Kreed había estado preparado para
enfrentarse a todos esos guardias armados sin ninguna duda de que
podía manejar la situación. Claramente, no era alguien con quien jugar,
y el Alguacil Sinacola era ardiente como el infierno cuando estaba
enojado.

Con una sacudida mental de cabeza, Aaron rápidamente trató de


sacar esas imágenes de su mente. Tenían un trabajo que hacer, y tuvo

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que admitir que estaba algo nervioso. Vale, estaba muy nervioso por ir a
esa iglesia.

—Si realmente hay un engendro del diablo, ese pastor allí podría
serlo.

—Estoy de acuerdo. Quiero que lleves un arma —dijo Kreed, y sus


penetrantes ojos nunca se apartaron de Aaron. No era una pregunta o
sugerencia, sino más bien una orden mientras esos brazos musculosos
se cruzaban sobre su ancho pecho, como si desafiaran a Aaron a discutir.

—No me siento cómodo con eso —comentó Aaron y forzó la vista


hacia la pantalla. En cuestión de segundos, la actitud relajada de Kreed
se había vuelto seria, haciendo que Aaron se sintiera un poco intimidado
en ese momento. No quería que eso se notara, así que pegó su máscara
de irritabilidad en su lugar para ocultar su respuesta a la táctica de
Kreed. Parecía el único recurso que podía reunir contra el hombre.

—Te aguantas. No puedo enviarte allí desarmado —explicó Kreed.

—Por lo tanto, el archivo de Skinner debe estar cargado de cosas


sobre ellos. ¿No sabías nada sobre su pasado? —preguntó Aaron,
esquivando la discusión sobre armas y cambiando la conversación en
una dirección diferente. Independientemente de si llevaba un arma, sería
inútil con una pistola. Su experiencia en el entrenamiento de armas no
iba más allá de un controlador de juego dirigido a un monitor de
computadora. De alguna manera, no pensaba que eso ayudara mucho en
una situación de la vida real.

—No realmente. Sabía que odian a los homosexuales y culpan al


gobierno por cultivar la “propaganda de maricones”. —Kreed desenredó
sus brazos para dibujar comillas en el aire—. Sabía que habían hecho
manifestaciones en funerales de militares y en tribunales, cosas así, pero
estaba leyendo su doctrina oficial. No es bueno —dijo Kreed sacudiendo

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la cabeza. Aaron no tenía nada que agregar a eso porque estuvo


completamente de acuerdo. La hostilidad llenaba el Tabernáculo de la
Redención. Para Aaron, ellos eran el mal viviente.

Kreed finalmente sacudió su cabeza como para disipar el silencio


que se había apoderado de la conversación. Cualquier información o
imágenes que pasaron por su mente en ese momento crearon una
expresión de dolor en su rostro.

—Justifiqué su odio basado en convicción religiosa, pero demonios,


eso no es piadoso. Ni siquiera pueden fingir que es así. Tienen que saber
lo malvados que son. Es por eso que tienes que estar protegido hasta que
pueda llegar a ti.

—Bueno, no puedo entrar allí armado, Kreed.

—Entonces tenemos que traer a alguien más aquí —dijo Kreed,


empujándose fuera de la puerta y entrando más en la habitación. Aaron
levantó los ojos y observó a Kreed acercarse a un lado de la cama. Los
gestos de Kreed parecían diferentes de alguna manera esta noche. Algo o
alguien había causado una mirada preocupada que Aaron nunca antes
había visto en su rostro que se mostraba en sus ojos y en las líneas
alrededor de su boca. ¿Su hermano tal vez? ¿Su pasado? Quién sabe,
pero esas vibraciones protectoras fluían calientes y pesadas. Aaron sintió
la afectación, la preocupación y también la aprensiva tensión que se
acumulaba en el aire. Los ojos de Aaron se quedaron clavados en Kreed
mientras se sentaba en el borde de la cama, sin mirar a Aaron. No miró
en su dirección ni dijo una palabra, pero parecía absorto en sus
pensamientos mientras se inclinaba hacia adelante con los codos sobre
los muslos. Kreed finalmente suspiró, se sentó y se restregó las manos
por la cara antes de girarse y mirar a Aaron con otra expresión
preocupada.

Antes de que Kreed pudiera volver a hablar, Aaron dijo:

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—Quizás necesitemos a alguien más, pero eso llevará tiempo, algo


que no tenemos. Ya ha pasado demasiado tiempo. Estos monstruos no
creen que serán atrapados y tu plan tiene mérito. Han pasado meses
desde su último ataque. Ambos sabemos que actuarán de nuevo. Ese
diácono está en la ciudad. Lo sé. No tomaré riesgos indebidos. Seguiré
las reglas y confío en ti. Podemos hacer esto. —Aaron trató de infundir
en sus palabras solidaridad positiva. Bajó la pantalla de su computadora
portátil a mitad de camino y la colocó en la mesita de noche, empujándose
contra la cabecera. Por mucho que no quisiera estar allí, habían llegado
demasiado lejos para detenerse ahora. Además, no tardaría mucho en
saber si estaban ladrando al árbol equivocado o si habían aterrizado en
la nave nodriza.

Kreed no respondió de inmediato. Se estiró, agarrando una de las


almohadas al lado de Aaron y la abrazó contra su enorme pecho mientras
descansaba su cabeza en la mano de su brazo doblado. Escudriñó la
colcha, tocando un hilo con los dedos. Las extrañas vibraciones que
irradiaban de Kreed hicieron que Aaron entrecerrara los ojos, intentando
de nuevo descifrar este estado de ánimo.

Algo estaba realmente fuera de lugar con Kreed, y no se esperaba


esa actitud. Aaron era mucho mejor leyendo entre líneas en el chat en
línea que leyendo personas reales, en situaciones reales. Tal vez era
demasiado pronto para que Kreed volviera al campo en un caso de alto
riesgo, especialmente porque el tipo había estado liderando este caso en
secreto desde que todos habían vuelto a estar juntos.

—Quiero que tengas un micrófono todo el tiempo. Saldrás de allí si


algo parece o incluso se siente raro —dijo Kreed finalmente, mirándolo.

—Sí, no hay problema. Ese es más o menos mi plan de juego, pero


si puedo entrar allí, hacer que su sistema envíe información a la Oficina

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y simplemente estar cerca si algo falla en esa conexión, debería estar


bien, ¿verdad? —preguntó Aaron.

—En teoría, sí.

—Sabes que confío en ti o no estaría aquí —confesó Aaron,


queriendo tranquilizarlo.

—¿Cuánto tiempo tienes? —Kreed no respondió a esa declaración.


En cambio, cambió de tema y señaló la computadora en la mesita de
noche.

—He terminado. Estaba esperando que se cargara el virus. Lo


probaré por la mañana, pero creo que estoy listo.

—Entonces duerme un poco. Tienes que ser astuto. —Kreed se


levantó de la cama, tirando la almohada en su dirección. El silencio cayó
entre ellos cuando Kreed se paró al final de la cama, mirándolo. Ninguno
de los dos habló, pero los ojos de Kreed tenían una seriedad que solo
había visto en la Oficina. Aaron juró que algo pasó entre ellos. Contuvo
el aliento, esperando que Kreed hiciera algún tipo de sugerencia lasciva,
cualquier cosa para aliviar la tensión, pero no lo hizo. Kreed se dio la
vuelta, cruzó la habitación y cerró la puerta silenciosamente detrás de él.
¿Estaba decepcionado? ¿Había querido que Kreed dijera algo más?

Una sonrisa floreció en la cara de Aaron. El corazón se le aceleró


unos latidos al darse cuenta de lo mucho que le gustaba ver todos los
lados de Kreed, y sospechó que podría pertenecer a un pequeño y selecto
grupo que lograba ver al verdadero hombre. Kreed valoraba la
participación de Aaron en este caso, que se hizo aún más fuerte ya que
el Alguacil lo había elegido para que fuera su compañero temporal. Kreed
no quería que Aaron fuera atrapado en el fuego cruzado y ese cuidado y
preocupación era sexy como el infierno.

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Aaron levantó su camiseta sobre su cabeza y la arrojó al suelo.


Cogió una almohada y luego tiró de las sábanas, envolviéndolas alrededor
de su cuerpo mientras se acostaba. Trató de olvidarse de la ternura en la
voz de Kreed, concentrándose solo en lo que había dicho y todo lo que
esto podía significar, pero no pudo apartar su mente de Kreed. Por
primera vez, Kreed no había hecho referencia a meterse dentro de sus
pantalones, sino que estaba realmente preocupado. ¿Cuánto tiempo
había pasado desde que alguien se preocupó por su bienestar?

El cuerpo de Aaron se calentó cuando dejó que ese pensamiento se


asentara en él. Kreed realmente parecía preocuparse por él. La mirada en
sus ojos se lo decía. Aaron se acurrucó alrededor de la almohada que
Kreed había abrazado, y el aroma de Kreed lo golpeó como un mazo.
Enterró la nariz en la almohada e inhaló el aroma embriagador mientras
jugaba con el anillo de su pezón, retorciendo y pellizcando el metal
mientras pensaba en Kreed. Toda la sangre en su cerebro corrió hacia su
polla. Debería concentrarse en dormir, pero su polla exigió atención y ya
había avanzado demasiado para detenerse.

Aaron cedió, rodó sobre su espalda y alejó la manta de su cuerpo.


Deslizó las manos por el estómago y dentro de su ropa interior para
apretar su polla. Sus ojos se cerraron y su cabeza se llenó de imágenes
de Kreed, las que había tratado de alejar. Aaron apretó los dedos. Estaba
duro como un jodido poste de acero y goteaba como un grifo. No
importaba que Kreed estuviera en la habitación contigua y que pudiera
escucharlo o pasar por esa puerta en cualquier momento. La posibilidad
de que Kreed entrara solo estimulaba su emoción y aumentaba el dolor
en sus testículos. Todo en lo que podía concentrarse era en aliviar la
necesidad que lo agitaba.

Aaron se acarició, imaginando la boca de listillo de Kreed y sus


grandes manos complaciéndolo, provocando y torturándolo. Se
imaginaba que aún podía oler el olor persistente de Kreed en el aire.

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Movió su mano más rápido, arqueó las caderas, para darle más fricción
a su polla. Su culo se apretó, queriendo ser llenado. Aaron empujó la
parte inferior de su pijama hacia abajo y fuera del camino para abrir las
piernas, solo que en su mente fueron las gruesas piernas de Kreed las
que lo mantenían completamente abierto. Usando su otra mano, Aaron
acarició sus bolas doloridas, tirando y rodando como quería que Kreed
hiciera. Aaron necesitaba más para empujarse al límite. Estaba en la
cúspide, colgado en el limbo, y quería desesperadamente venirse.

Se llevó dos dedos a la boca y los chupó entre los labios antes de
pasar ambos dedos a su trasero. Jugó con la piel sensible alrededor de
su borde antes de empujar con fuerza dentro de su canal. ¡Joder! La dulce
quemadura inicial apretó sus bolas e hizo que su polla llorara de alegría.
Siempre le gustó la sensación de ser abierto. Cerró los ojos con fuerza y
apretó el puño y los dedos más rápido. Esos ojos oscuros bailaron en su
cabeza, labios carnosos tentándolo con esa sonrisa siempre presente.
Maldita sea, quería esos labios estirándose alrededor de su polla. La boca
de Kreed chupándolo... Los dedos de Kreed dentro de él, abriéndolo... El
orgasmo lo inundó, el placer se estrelló sobre él en oleadas que le robaron
el aliento.

—Kreed —jadeó Aaron, gritando el nombre del guapo Alguacil


mientras su liberación pintaba su pecho y mentón con gruesos hilos de
cremoso calor. Aspiró el aire, tratando de nivelar su respiración.
Completamente agotado, se relajó contra la cama, pero su cuerpo todavía
zumbaba con endorfinas.

Aaron abrió los ojos cuando su cuerpo volvió a la normalidad y su


corazón dejó de latir con fuerza en sus oídos. Había mucho silencio en la
casa. Permaneció congelado, sin moverse mientras los últimos minutos
se enfocaban en su mente. ¿Había gritado el nombre de Kreed?

¡Joder!

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Serie Chicos buenos 3
Kindle Alexander Dominio completo

La vergüenza calentó su piel ya ardiente. Sacó los dedos de su culo


y rodó el cuerpo lo suficiente como para poder agarrar una camisa sucia
del suelo y limpiarse el pecho y la barbilla. ¡Maldición!

No había considerado el hecho de que el soporte de seguridad en la


pared podría usarse como una cámara. ¿Cómo demonios iba a explicar
eso? Sí, podía ver eso desarrollándose. Kreed nunca le permitiría superar
la vergüenza.

Esa sensación saciada después del sexo se hizo cargo, dejando a


un lado el miedo. Aaron se acurrucó más profundamente en el calor de
las sábanas, abrazando la almohada que olía a Kreed fuertemente contra
su pecho. Si alguien lo escuchó... bueno, no había nada que pudiera
hacer al respecto ahora. Lo hecho, hecho estaba. Se preocuparía por eso
si alguien lo mencionaba, lo que técnicamente era el lema de toda su vida.
Aaron bostezó y cerró los ojos con Kreed allí mismo en su mente mientras
se dormía.

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Serie Chicos buenos 3
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Capítulo 13
—Algo huele increíble —dijo Aaron mientras doblaba la esquina
hacia la cocina. Había dormido más de lo que había planeado. Ya eran
casi las ocho de la mañana. Eso significaría que Aaron había pasado
aproximadamente doce horas sin comer. Basado en el conocimiento que
tenía sobre el chico listo, Kreed imaginó que eso no sucedía a menudo.
Como para validar ese pensamiento, Kreed escuchó el estómago de Aaron
gruñir desde el otro lado de la cocina. Apostaría a que el olor a tocino
haría que Aaron finalmente se levantara.

—Nos llenaron la despensa —dijo Kreed, buscando una segunda


taza de café, volviendo a llenar la suya antes de servir una para Aaron.

—¿Bob Esponja? Perdí mi oportunidad de darte mierda por eso


anoche. Debo haber estado realmente cansado.

Kreed se miró los pantalones mientras deslizaba la taza hacia


Aaron a través de la barra.

—¿Por qué? Son cómodos. Compré varios pares. Me gustan porque,


sea cual sea la tela, no se encogen y Bob Esponja es jodidamente
divertido. —Kreed tomó su taza de café y regresó a la estufa.

—El tatuaje es impresionante —dijo Aaron mientras Kreed giraba


cada trozo de tocino. Kreed extendió la mano y se rascó el pecho desnudo,
mirando la cabeza del carnero tatuada allí. No había una historia real
sobre ese tatuaje en particular, a diferencia de los que tenía en los brazos.
Había comenzado a hacerse tatuajes hace años, mucho antes de que
fuera algo genial y moderno. Después de todo este tiempo, eran tan parte
de él como sus extremidades.

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Serie Chicos buenos 3
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—Algunos ya se desvanecen, probablemente debería re-entintarlos


—dijo Kreed, levantando la taza, tomando un trago largo.

—¿Los tienes por todas partes? —preguntó Aaron mientras Kreed


sacaba las piezas crujientes de la sartén.

—Si. No fui muy inteligente al ubicarlos estratégicamente. Pensé


que sería militar de carrera y donde estaba no les importaba si tenía
tatuajes —respondió Kreed con todos los detalles que estaba dispuesto a
compartir. Nunca, nunca hablaba de sus días militares, y se negó a dejar
que su mente volviera a esos años. Mostrar la oscuridad durante ese
tiempo de su vida exponía demasiado sobre sí mismo y los alcances a los
que llegaría para proteger lo que amaba. El pasado tenía que permanecer
donde pertenecía, era mejor para todos de esa manera.

—¿Por qué te fuiste? —preguntó Aaron.

—Las cosas cambian —respondió Kreed distraídamente,


rompiendo un huevo en la sartén llena de grasa de tocino. Su madre
tendría un ataque al corazón si lo viera cocinar los huevos en toda esa
grasa—. ¿Cuántos quieres?

—Cuatro, si eso está bien —dijo Aaron.

Kreed ahogó una sonrisa; como él sospechaba, la comida había


funcionado y había cambiado el curso de los pensamientos del chico listo.
Ese era un conocimiento práctico sobre su nuevo compañero.

—Por supuesto. ¿Has dormido suficiente? —preguntó Kreed,


agregando otro huevo.

—Sí. Supongo.

Kreed miró hacia atrás mientras Aaron inclinaba su taza para


drenar el resto del café y luego se acercó para servirse otra. El chico

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Serie Chicos buenos 3
Kindle Alexander Dominio completo

estaba vestido con su ropa nueva: un par de pantalones caqui y una


camisa a rayas. Llevaba un par de bonitos zapatos de vestir. Su hermoso
rostro estaba bien afeitado, pero su cabello aún estaba húmedo por la
ducha que había tomado.

Kreed se miró el pecho desnudo y los pantalones de pijama que


colgaban bajos. Bueno, mierda, muy bajos. Se parecía mucho a un
fontanero en este momento. Se inclinó y se subió los pantalones,
atándolos a la cintura. De acuerdo, Aaron no era Mitch. Él y Mitch
estaban cómodos juntos. ¿Él y Aaron? No tanto. Una pizca de
profesionalismo probablemente estaba en orden por ahora. Dio vuelta los
huevos, retirando los que estaban hechos. Tenía que ir a agarrar una
camiseta.

—No seré tan casual después de esta mañana. Pensé que era mi
último momento de inactividad en un tiempo. Lamento esto.

—¿Estás llevando tu arma ahora? —preguntó Aaron con un toque


de sarcasmo. Kreed miró por encima del hombro y vio a Aaron untando
la tostada de mantequilla con una sonrisa burlona en la cara cuando
levantó la cabeza e hicieron contacto visual.

—Está cerca —dijo Kreed, levantando la toalla en el mostrador a su


lado, con su pistola debajo.

—Nunca lo dudé. —Hicieron el resto de la comida juntos, en


silencio. Kreed sirvió el tocino y los huevos mientras Aaron agregaba la
tostada. Antes de tomar asiento, regresó corriendo a su habitación,
agarró la camiseta que había usado la noche anterior y luego decidió
dejarla en favor de una camiseta blanca. “Me gustan los miembros” no
era profesional, por mucho que Mitch hubiera insistido que lo era.

—¿Jugo de naranja? —gritó Aaron.

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Serie Chicos buenos 3
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—No, café está bien —dijo Kreed en voz alta, tirando de la camiseta
sobre su cabeza mientras regresaba a la cocina, agarraba su taza de café
y la colocaba sobre la mesa. Aaron acercó la jarra y rellenó las dos tazas.
Kreed buscó los cubiertos que había puesto en el mostrador, pero estuvo
pendiente de Aaron todo el tiempo. El chico estaba diferente esta
mañana. Había participado en la preparación del desayuno, trabajó junto
con Kreed, y eso era simplemente extraño, casi como si el tipo hubiese
olvidado levantar las paredes que normalmente colocaba entre ellos y...
Ese pensamiento hizo que Kreed hiciera conjeturas. Lo que sea que
hubiera cambiado, estaban extrañamente cómodos el uno con el otro
ahora, más cómodos de lo que habían estado desde que había recogido
al chico en el aeropuerto. A Kreed le gustaba esta facilidad que
compartían.

—Se ve bien —comentó Aaron cuando Kreed ubicó los cubiertos


antes de ir al refrigerador y sacar algo de fruta fresca que había
encontrado y cortado antes.

—¿Tienes suficiente? —preguntó antes de sentarse. Aaron ya había


tomado asiento y estaba en proceso de excavación.

Aaron levantó la vista, confundido, todo su enfoque en la comida


frente a él.

—No estoy siendo sarcástico, solo pregunto. Puedo hacer un poco


más. No hay problema. No podemos permitir que vayas allí con hambre.

—No, estoy bien. Me gusta comer, pero puedo soportarlo. —Aaron


hizo un gesto con la tostada como si no fuera gran cosa, luego mordió un
gran trozo y volvió a concentrarse en su plato. Kreed sacudió la cabeza y
puso el tazón de fruta frente a Aaron y luego se sentó.

—No te pierdas demasiadas comidas. He visto que enloqueces


cuando lo haces. Recuerda que estaba en la habitación cuando te

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Serie Chicos buenos 3
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lanzaste sobre esa pizza —bromeó Kreed mientras mordía el tocino.


Recordó la pequeña fiesta de carne envuelta en tocino de Colt, y Kreed
podía sentir físicamente que sus arterias se endurecían, pero, hombre,
había sabido tan bien.

—Eso fue más culpa de Connors que la falta de pizza. La pizza solo
recibió la peor parte. Pero honestamente, creo que me estaba dando
cuenta de que tenías un plan estratégico todo el tiempo y que no había
forma de escapar.

—Muy bien, te concedo eso. ¿Estás listo para hoy? —preguntó


Kreed, tratando de mantener a distancia la preocupación inesperada que
lo tenía todo taciturno la noche anterior.

—Tengo que probar algunas cosas y revisar el archivo, pero sí, creo
que sí —dijo Aaron entre bocados.

—Y en términos simples, ¿cuál es tu plan? —preguntó Kreed. Toda


esa jerga técnica tenía su propio tipo de idioma extranjero.

—En términos laicos... Bien. Voy a entrar para solicitar un


trabajo. Tengo el desmontaje listo para activar de forma remota. Su
sistema está programado para detenerse mientras esté allí, y gentilmente
me ofreceré a echar un vistazo y luego arreglarlo. Con suerte, eso debería
asegurarme un trabajo —explicó Aaron. Cuando dejó de hablar, se metió
el bocado que había preparado en la boca. Aaron levantó un dedo,
deteniendo cualquier pregunta.

Kreed esperó a que continuara, sonriendo cuando añadió otro


bocado.

Aaron tragó y levantó la servilleta para limpiarse la boca antes de


continuar hablando.

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Serie Chicos buenos 3
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—Mientras estoy en su sistema corrigiendo el ataque, estableceré


el software espía para la oficina. No tardará mucho en infiltrarse. El resto
se activa automáticamente cuando vuelvan a iniciar sesión después de
que los bloquee. Cosas bastante estándar. Esconderé realmente bien lo
que he hecho, a cualquiera que busque lo enviaré en una misión
imposible.

—Y estaré aquí escuchando y observando —agregó Kreed. El chico


parecía estable y seguro, no demasiado nervioso, y quería mantenerlo
así—. Me siento un poco como un fracasado ahora mismo. Te estás
convirtiendo en el Ethan Hunt de este trato. Knox y yo siempre
luchábamos por ese puesto. Solo tengo que sentarme y ver cómo te
diviertes.

Aaron se rió entre dientes, masticando rápidamente.

—Desde mi punto de vista, siento que tienes la parte más


importante. El objetivo número uno es ser contratado. El objetivo número
dos es conseguir iniciar mañana a trabajar para poder hacer más. Si no,
probablemente será después de las vacaciones de Año Nuevo.

—Maldición, sigo olvidándome de eso. Tenemos un día menos allí


mismo —dijo Kreed, apartando su plato.

—Sí, lo sé —agregó Aaron, limpiando su plato antes de moverlo a


un lado. Un extraño y cómodo silencio cayó entre ellos, lo cual fue otra
primicia. Kreed no tenía la mentalidad de dejarlo pasar fácilmente. Vació
su café, pensando en todo lo que Aaron había dicho. Honestamente, era
mejor tener al chico listo allí hoy, y luego darle a su equipo un día o dos
para volver a evaluar y reevaluar. Dejar que la oficina vigilara cualquier
actividad privada que pudiera estar ocurriendo dentro de la iglesia
cuando no hubiera nadie cerca. Después de un minuto más, Kreed se
apartó de la mesa, llevando sus platos y los de Aaron al fregadero.

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Serie Chicos buenos 3
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—Voy a ducharme, luego te pondré los micros. No te preocupes por


los platos. Me ocuparé de ellos más tarde. —Abrió el grifo, cerró el
desagüe y rápidamente puso varios de los platos sucios dentro del
fregadero y luego salió de la cocina para comenzar su día.

***

Kreed inspeccionó el equipo extendido sobre la mesa de la cocina y


miró a Aaron mientras se preparaba para ser cableado. Aaron se paró
cerca de donde le había ordenado que se parara, con sus pantalones
caqui desabotonados y ligeramente desabrochados; la cinturilla de su
ropa interior se mostraba mientras comenzaba a soltarse los botones de
su camisa de vestir. Cuando la camisa se abrió, Kreed vio los anillos de
los pezones de Aaron.

Tan atractivo como podía ser ese espectáculo, y no importa cuánto


quisiera provocar ese aro de plata con la lengua y tomar el metal entre
los dientes hasta que Aaron gimiera, Kreed admitió que había
obligaciones más urgentes que atender en este momento. Pero, maldita
sea, si Aaron desvistiéndose frente a él no era la mayor distracción en
este planeta. Y su polla estaba directamente contra la noción de que
cualquier otra cosa tuviera prioridad.

Mientras trabajaba en la mesa, Kreed murmuró un par de


oraciones silenciosas. La primera era lograr ignorar esos anillos de pezón.
¿La segunda? Bueno, eso pertenecía al problema de su polla dura como
una roca. Necesitaba que la evidencia creciendo dentro de sus vaqueros
retrocediera. Esto estaba mal. Tenía un civil bajo su cuidado y protección
que iba a ir encubierto en territorio peligroso. ¿Qué demonios le pasaba?

Con un gruñido bajo y disgustado, Kreed comenzó una reprimenda


interior. La misión era primero. Lo que sea que quisiera hacer con Aaron
Stuart ya debería haber sucedido y, como no lo había hecho, debería
ponerlo en segundo plano hasta que estuvieran al otro lado de esta

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Serie Chicos buenos 3
Kindle Alexander Dominio completo

misión en particular. Kreed había llevado toda esta investigación a este


momento. Tenía que concentrarse.

Con una respiración profunda, Kreed exhaló lentamente y canalizó


su agente secreto interno, obligando a ese hombre a hacerse cargo
mientras comenzaba a explicar los dispositivos en la mesa. La navaja y
la funda del tobillo llegarían al final. Anticipó que su mayor pelea vendría
de allí. Kreed se volvió hacia Aaron y comenzó desde el principio, tanto
para él como para su compañero temporal.

—Nuestro único propósito es encontrar la información que estamos


buscando. Entra, sal. Daño colateral mínimo o nulo. Si lo que estamos
buscando está ahí, como pensamos, entonces construimos un caso que
necesite juzgarse en la corte. ¿Entendido? —preguntó Kreed, mirando a
Aaron, que estaba allí mirándolo en silencio con su camisa ahora
completamente abierta. Kreed se tragó el nudo que se formaba en su
garganta al ver a un chico, sexy, ardiente y con los ojos muy abiertos,
que parecía tan inseguro y tentador al mismo tiempo.

—No sé las leyes sobre esto... —comenzó Aaron, pero Kreed lo


interrumpió.

—No es algo por lo que debas preocuparte. El trabajo encubierto se


basa en la evidencia física que justifica la orden de arresto. Piensa en esto
como una acumulación del trabajo del año pasado que se reduce a los
próximos días. Encontramos la prueba que necesitamos o seguimos
adelante. Es así de simple. ¿Entendido?

Aaron asintió un poco y no dijo nada, así que Kreed continuó.

—Esto es lo que tenemos. —Kreed movió su mano sobre cada


sección del equipo en la mesa mientras explicaba sus propósitos—. Esto
es visual. Estas son las cámaras que usaremos —Kreed esperó hasta que
Aaron asintió antes de comenzar a explicar cada dispositivo—. Estas son

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imágenes fijas: las cámaras que colocarás para monitorear todo en una
habitación. Pequeña, fácil de ocultar, pero recoge una amplia gama. —
Kreed tomó una y le mostró a Aaron hasta que obtuvo otro asentimiento
y luego la dejó a un lado. Tomó otro par de dispositivos, palmeó ambos y
señaló a cada uno mientras hablaba—. Estas son para imágenes en
movimiento: las que colocaremos sobre ti y las que puedes poner en
objetos en movimiento. ¿Lo has comprendido? —Kreed esperó un
instante por ese asentimiento.

—Lo siguiente es el audio. Escuchas electrónicas para los teléfonos.


Interceptan y rastrean tanto la información entrante como la saliente. —
Kreed recogió cuidadosamente ese dispositivo, sosteniéndolo en su
palma. Este era el que planeaba que Aaron usara—. Por hoy, es
importante que permanezcas contenido en un área de la iglesia hasta que
sepamos mejor con qué estamos trabajando. ¿Entendido? Las imágenes
que captures hoy nos ayudarán a mapear el lugar, a asegurarnos de que
no hay cambios con los planos que hemos realizado. Es una especie de
trabajo de reconocimiento. Es un paso crítico en el proceso. Te mantiene
a salvo y nos da una idea de cómo entrar allí si todo llega a un punto
crítico como creemos que será. Déjame decirlo otra vez. Tu trabajo tiene
dos prioridades hoy: entrar en el recinto y el reconocimiento pasivo a
través de este dispositivo. ¿Vale?

—Sí, ¿qué es eso? —preguntó Aaron, finalmente comenzando a


participar en la conversación mientras miraba el alfiler en la mano de
Kreed. Kreed extendió su palma para que lo viera mejor.

—Hemos evolucionado masivamente en los últimos diez años. No


tengo que pegar nada en tu pecho hoy. Por muy agradable que sea de
mirar —dijo Kreed, dando un guiño hacia el pecho de Aaron—. Puedes
volver a abrocharte la camisa, aunque disfruté verte desnudarte. Bonito
piercing —agregó con una sonrisa, sintiéndose un poco más en tierra
firme que cuando Aaron comenzó a desvestirse.

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Serie Chicos buenos 3
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—Tío, ¿me estás tomando el pelo? —preguntó Aaron, abotonándose


automáticamente la camisa. La irritación había regresado, esta vez real,
y la sonrisa de Kreed creció.

—Sabes, tienes que conseguirlo donde puedas. Entonces, escucha.


Esto es importante. Tenemos lo último en…

—Sí, lo que sea, estoy seguro de que la tecnología ha mejorado —


dijo Aaron, todavía disgustado como el infierno cuando comenzó a meter
su camisa dentro de sus pantalones.

—Como decía, este es el dispositivo de grabación encubierto más


nuevo de la oficina, también conocido como micro. —Kreed extendió la
mano para mostrar el artículo. Aaron seguía ajustándose la ropa
mientras miraba el dispositivo en su palma.

—Parece una unidad flash —dijo Aaron, deslizando su hebilla en


su lugar.

—Sí. Lo pondremos en el bolsillo delantero de tu camisa. No tienes


que preocuparte por la ubicación. De cualquier manera, recibiremos lo
que se dice a tu alrededor. —Kreed deslizó el dispositivo en el bolsillo de
Aaron y tomó un bolígrafo—. Esta es la copia de seguridad. Hace lo
mismo. —Puso eso en el mismo bolsillo de la unidad flash.

—Pensé que sería más grande —dijo Aaron, tomando el bolígrafo


para verlo mejor. Kreed sabía que nadie vería nada más que un bolígrafo,
incluso si se desarmaba—. Recuerdo haber visto películas cuando era
niño donde tenían que usar todos estos cables y micrófonos.

—Sí, y las grabadoras pegadas alrededor del vientre, como si eso


alguna vez funcionara. En este punto, encendí ambos dispositivos, así
que todo lo que decimos ahora se está grabando. —Kreed asintió,
mirando a Aaron directamente a los ojos para que entendiera su

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Serie Chicos buenos 3
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significado—. A continuación, tenemos esto. Es un pasador en forma de


cruz, ¿ves? Las joyas en cada punto hacen algo. Audio video. —Levantó
el dispositivo y le mostró a Aaron—. También está activo.

Kreed colocó la cruz en el bolsillo delantero vacío de la camisa de


vestir de Aaron, dejando que su dedo rozara ligeramente el anillo del
pezón antes de agacharse para desabrocharle el cinturón. El aliento de
Aaron se contrajo, sus músculos del estómago se tensaron ligeramente,
antes de alejar las manos de Kreed.

—Oye, ¿qué estás haciendo? —Los ojos de Aaron se encontraron


con los suyos.

—Como si no tuviéramos suficiente, considera esto otro refuerzo.


Si algo sucede y todo lo demás falla, aún podremos sacarte. —Kreed
levantó la palma de la mano para mostrar una cubierta para su hebilla.
No la reemplazaba, pero encajaba perfectamente en la parte superior.
Kreed había insistido en este cinturón en particular por esta misma
razón. Kreed le desabrochó el cinturón, abrochó la pieza en su lugar y
cuando comenzó a abrocharle el cinturón de nuevo, Aaron volvió a
golpearle las manos.

—Yo lo hago. —Aaron se alejó un paso y Kreed observó cómo el


chico se arreglaba la ropa.

—A partir de este momento, somos un equipo. Parpadea y yo lo


sabré. El trabajo en equipo es la única forma de lograr esto. Tienes tu
tarea. Yo tengo la mía. Connors y Brown tienen las suyas, y ambos están
escuchando en este momento. Somos fluidos y responsables unos de
otros. —Kreed buscó la funda del tobillo que contenía la Glock que había
estado guardando para el final.

—¿Nadie es dejado atrás? —preguntó Aaron en un tono ligeramente


burlón, hasta aproximadamente la mitad de esa declaración, cuando se

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le ocurrió que él sería el hombre dejado atrás en esta situación. Si esto


no fuera tan serio, podría haberse reído de la reacción de Aaron.

—Algo así.

—¿Alguna vez dejaste a un hombre atrás? —interrogó, con la


incertidumbre de nuevo en su voz.

—Nunca. —Kreed no especificó si vivo o muerto mientras se dejaba


caer en una rodilla. La respuesta era verídica.

—¿Qué estás haciendo? —Aaron comenzó a dar otro paso hacia


atrás. Kreed lo detuvo, agarrando sus pantalones.

—Quédate quieto. Voy a agregar esto. Me hará sentir mejor y te


brindará protección. Es pequeña, liviana y se puede ocultar en la parte
superior de tus calcetines. Nadie la verá —dijo Kreed, levantando los
pantalones de Aaron, aliviado cuando el chico no luchó contra él.

—No anticipan que necesitaré eso, ¿verdad? —preguntó cuando


Kreed terminó, luego volvió a colocar la pierna de sus pantalones en su
lugar.

—No, en realidad no. Es solo para hacerme sentir mejor. —Esa


mentira pareció calmar a Aaron por el momento.

—¿Y podemos manejar esto solo nosotros? —preguntó Aaron. El


chico necesitaba tranquilidad; se había imaginado que esa podría ser la
razón por la cual Aaron tenía poca o ninguna mala actitud hoy. Kreed le
dio unas palmaditas en el hombro antes de darse la vuelta.

—Por ahora. Confío en el proceso y, sinceramente, sabremos


mucho más una vez hayas entrado. Hasta entonces, Skinner sabe que no
podemos lograr esto nosotros mismos. No se nos pedirá que lo hagamos.
Pero ese es su trabajo. Estará listo cuando lo necesitemos —dijo Kreed,

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revisando el equipo que quedaba en la mesa. Había más que necesitaba


explicar, pero esto era suficiente para que Aaron comenzara. Tenía que
ser contratado antes de que el resto realmente importara de todos modos.

—¿Qué pasa si eso es mañana? —preguntó Aaron finalmente. El


chico era inteligente; no dejaba demasiadas piedras sin remover.

—No lo será —dijo Kreed, tratando de tranquilizarle. Cogió un


auricular y luego lo conectó a su oído.

—No lo sabes —respondió Aaron de inmediato. Todos los trabajos


eran estresantes al inicio, por decir menos. Él lo entendía; la ansiedad de
Aaron estaba aumentando, y también entendía eso, pero necesitaría
calmarse para que esto funcionara. Tenía que tratar de convencer al
chico, pero la tranquilidad y el apoyo no eran realmente su fuerte.

—Tal vez no. Pero sí sé que no será mañana. Si así fuera, Skinner
es un hacedor de milagros. No tienes nada de qué preocuparte. No
permitiré que salgas herido. Connors, ¿estás escuchando? —Kreed se
llevó una mano a la oreja para empujar el pequeño auricular más
adentro.

Connors devolvió un:

—Afirmativo.

—Muy bien, chico, estamos bien. Eres bueno y te vigilaré de cerca.


Connors me acaba de decir al oído que tiene todo registrado. Lo
importante hoy es incorporarte y ayudarte cuando puedas. Cuando
entres por esa puerta, estudia a cada persona que veas. Conviértete en
ellos. Gírate e inclínate para que podamos ver el lugar, pero sé natural al
respecto. Y por alguna razón, si tienen un personal femenino joven, debes
mantenerte alejado de ellos. Ya eres demasiado guapo. Llamarás la
atención, lo que evita que se mezclen y que no te vean. Mantente tan

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callado y discreto como puedas. —Kreed miró a Aaron con la esperanza


de haber transmitido todo lo que pudiera. Kreed chasqueó los dedos,
tratando de recordar el nombre de esa familia—. Asume la personalidad
de la familia Duggar. No como el más viejo, sino de los demás. Sé como
ellos: ingenuo hasta el punto de ser casi tonto. Y recuerda, va en contra
de tu código moral estar a solas con una mujer. ¿Vale? ¿No es así como
actúan?

—No tengo ni idea —dijo Aaron, frunciendo el ceño, una mirada de


completa confusión cruzó su rostro.

—Bueno, creo que es algo así. Solo haz eso —aconsejó, con la
esperanza de haber aliviado parte del miedo.

—¿Qué pasa si quieren que viaje con ellos a alguna parte? —


preguntó Aaron.

—No entres en un auto. No me importa qué excusa les des.


Quítatelos de encima. No lo hagas bajo ninguna circunstancia. Sigue las
reglas. Arrodíllate, hazte una bola, golpéate la cabeza. No entres en un
auto con ellos. Ahora, dame tu muñeca izquierda. —Kreed tomó el reloj
de pulsera de la mesa y lo colocó en el brazo de Aaron—. Esto monitorea
tus signos vitales y tiene un dispositivo de rastreo GPS.

Al oído de Kreed, Brown susurró:

—Está aterrado. Su ritmo cardíaco está por las nubes. —Kreed


levantó la vista hacia la cara de Aaron.

Sí, nada nuevo allí. Mientras observaba, Aaron comenzó a palidecer


un poco. Kreed extendió la mano y colocó las palmas a ambos lados de
la cabeza del chico.

—No. Necesitas detener esto. Escúchame. Soy yo contra ellos. Deja


de pensar demasiado. Estás seguro. Llévanos allí y sabremos con

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bastante rapidez a qué nos enfrentamos. Deja de asustarte. He estado en


situaciones mucho peores y los saqué a todos vivos. Esto de aquí es pan
comido. —Kreed se acercó a Aaron, deseándole que entendiera sus
palabras—. Estás a salvo. Lo juro por mi vida.

El silencio fue casi ensordecedor mientras Kreed esperaba algún


tipo de respuesta. Los segundos pasaron y la tensión comenzó a
aumentar mientras observaba lentamente la calma descender por la cara
de su compañero.

—De alguna manera, esas cicatrices en tu brazo me hacen sentir


mejor acerca de las probabilidades —dijo Aaron finalmente. Ninguno de
los dos se alejó, y Kreed permaneció en silencio, mirando profundamente
a los ojos de Aaron hasta que se sintió razonablemente seguro de que el
chico tenía control sobre sí mismo.

—Eres un tipo inteligente. Suponiendo que llegues más allá de la


recepción, toma notas mentales de todo. Si algún miembro del personal
de la iglesia escribe una nota después de decir algo, recuerda esa
conversación. Si algo comienza una discusión, concéntrate y recuerda los
detalles más finos. Hacemos informes todas las tardes. Cada miembro
del equipo tendrá hechos diferentes, encontrarás una perspectiva
diferente. Connors reunirá toda la información y esos informes irán a
Skinner para su evaluación. Se asegurarán de que tengas la información
antes de volver a entrar en ese lugar. ¿Entendido? —preguntó Kreed,
retrocediendo un paso cuando escuchó a Brown decirle en voz baja que
los signos vitales de Aaron estaban volviendo a la normalidad—. ¿Qué
estás pensando?

—¿Todo esto será suficiente en la corte? ¿No necesitamos una


orden de allanamiento? —preguntó.

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—Me alegra que estés preocupado por permanecer dentro de la ley.


Significa que estás metido en el caso. Todo eso ha sido resuelto. La
cuñada de Skinner es jueza —murmuró Kreed.

—Está bien, no esperaba eso.

—Sí, el archivo ha sido enterrado bajo un montón de papeleo, así


que para cuando se convierta en un documento público, habremos
terminado aquí. Pero en este momento, no hagas suposiciones. Estamos
en una misión de investigación. Durante el informe del final del día,
hablaremos sobre legalidades si llegamos tan lejos —agregó Kreed.

—¿Qué pasa si me piden que haga algo ilegal? ¿Lo hago?

—Sí. Dado que estamos monitoreando todo, no habrá nada en


contra tuya, si eso es lo que estás preguntando. En general, cuando estás
en el campo de esta manera, esas son pequeñas pruebas para ver cómo
responderás. Habla acerca de la gracia de Dios o simplemente reitera el
tipo de jerga que usan, pero hazlo. Confiarán más en ti si realmente son
los que están detrás de esto. —Cuando nadie hizo otra pregunta, Kreed
retrocedió varios pasos y lo examinó—. Te ves bien. Creo que acabas de
llegar del campamento de la iglesia.

—Gracias. —Aaron se alisó las manos por la parte delantera de la


camisa y respiró hondo. Giró bruscamente sobre sus talones, dejando a
Kreed solo en la cocina. Una vez que lo escuchó caminar por el pasillo,
se movió, siguiéndolo, caminando más despacio hacia la habitación de
Aaron. Nunca había trabajado con alguien tan novato, y no tenía idea de
dónde estaba parado. Si se tratara de Mitch, ya se habría dirigido a la
iglesia. Intentando decidir si había cubierto todo, Kreed dijo desde la
puerta—: Una vez que apagues su sistema, haz lo suyo y quédate callado.
No hables demasiado ni hagas demasiadas preguntas. Les indicará que
algo no está bien.

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—Sí, lo tengo. Fuera de ese ataque de ansiedad que acabo de tener,


soy un gran fan de Five-O. Entiendo lo que estamos tratando de hacer —
dijo Aaron.

—Está bien, bueno, déjame decirte que no quiero que hagas nada
que hayas visto en ese programa. Solo sé normal. —Kreed observó cómo
deslizaba su teléfono en el bolsillo delantero de sus pantalones y
levantaba una carpeta de archivos.

—Estaba bromeando con la referencia de Five-O —dijo Aaron


descaradamente.

Kreed se apartó del marco de la puerta y levantó un puño por un


golpe rápido de nudillos cuando Aaron se acercó.

—Ve a hacerme sentir orgulloso.

—Sí, papi —dijo Aaron, las comisuras de sus labios se curvaron en


una sonrisa. Levantó el puño y golpeó los nudillos de Kreed. Brown lanzó
una carcajada en su oído. Genial.

—No soy tan viejo. No eres gracioso. Y cállate, Brown. Deja de hacer
reír a los de la oficina, Stuart —dijo Kreed, siguiéndolo mientras
caminaban hacia la puerta principal—. Estaré escuchando en la otra
habitación. Y Connors dice que puedes con esto.

Aaron llegó a la entrada y se detuvo. Respiró hondo y dejó caer la


barbilla sobre el pecho. Por mucho que Kreed quisiera acercarse, le dio
espacio al niño. Este era un gran movimiento, uno que requería algunos
cojones.

—Puedes hacerlo —susurró.

—Si arruino esto, lo siento —dijo Aaron, todavía mirando hacia


abajo.

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Serie Chicos buenos 3
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—Bueno, tampoco hagas eso —bromeó Kreed. Levantó la mano y


empujó a Aaron entre los omóplatos hacia la puerta principal—. Ve por
ellos. —Ese era todo el apoyo que Kreed tenía para ofrecer mientras
metafóricamente empujaba a Aaron fuera del nido. Había sido Sally
Sunshine todo el tiempo que pudo. Ahora Aaron solo necesitaba llevar su
trasero hasta allí. Kreed rodeó la pared de entrada, regresó a la parte
principal de la casa y esperó. Cuando no oyó que se abría la puerta
principal, se asomó por la esquina. Aaron estaba cerca de la puerta pero
no la había abierto. Kreed retrocedió, escondiéndose detrás de la pared y
gritó—: Tienes que arriesgarte...

Varios segundos pasaron nuevamente y Kreed regresó a la vuelta


de la esquina. Aaron todavía no se había movido.

—¿Qué pasa?

—Tío, relájate, estás presionando demasiado —respondió Aaron.


Kreed pensó que era un intento de distracción, empezar una pelea para
evitar salir por esa puerta.

—Connors dice que te rindas y salgas por la puerta. Y sabes, estoy


un poco de acuerdo. Restablece la alarma al salir. —Kreed se apartó del
camino, e incluso entonces, Aaron todavía no se movió de inmediato.
Kreed dejó caer la frente contra la pared y cerró los ojos. Todo dependía
de Aaron y este tenía ansiedad. Su cabeza se disparó cuando la puerta
se abrió y la alarma sonó. ¡Aleluya! El código se restableció y la puerta
principal se cerró con un fuerte golpe. Kreed miró hacia la esquina
sabiendo que había una posibilidad de cincuenta y cincuenta de que
Aaron no se hubiera ido. Cuando notó que en realidad sí lo había hecho,
Kreed levantó el puño en el aire, celebrando su victoria antes de girar
rápidamente sobre sus pies.

—Se ha ido —dijo Kreed en voz alta, dirigiéndose hacia la sala de


vigilancia.

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—Estoy preocupado —respondió Connors en su oído.

—No, él puede con esto —respondió Kreed, no exactamente seguro


de eso, pero era lo mejor que tenían en este momento. Fue hacia la
ventana del estudio, elevando la persiana para ver a Aaron caminar por
el camino de entrada a la iglesia. Se sentó detrás del monitor, revisando
todo desde su extremo.

—Él está adentro —dijo Connors.

—Ya veo eso, señor obvio —dijo Kreed, y escuchó la suave risa de
Brown. Kreed se movió hacia el monitor, la imagen provenía del frente de
la camisa de Aaron. Como ya había hecho varias veces, tomó su arma y
palmeó la pistola, revisando el cañón. Su mal presentimiento estaba
aumentando y ahora estaban oficialmente en el juego.

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Capítulo 14
El corazón de Aaron latía con tanta fuerza que pensó que podría
salirse de su pecho cuando abrió las puertas de las oficinas de la iglesia.
Apenas sintió el suave y cálido aire de la entrada del vestíbulo
saludándolo, principalmente porque ni siquiera se había dado cuenta de
que hacía frío fuera. Había estado demasiado nervioso mientras cruzaba
la calle para pensar en otra cosa que no fuera de cuántas maneras
diferentes podía arruinar toda esta operación.

Respirando hondo, entró en el gran vestíbulo de mármol blanco y


vio un único escritorio a mitad de camino a través de la habitación. Se
dirigió hacia la recepcionista, observando todo su entorno mientras
cruzaba el suelo de mármol. Un gran mural corría a lo largo de una pared.
Sus ojos siguieron la pintura hasta los tallados intrincadamente
grabados en el techo y sobre las columnas y arcos. Mantuvo los ojos en
alto, fingiendo interés mientras miraba por todo el vestíbulo de la iglesia
y trataba de calmar los latidos de su corazón.

Honestamente, no era como si él no se escabullera todo el tiempo,


porque lo hacía. También estaba muy acostumbrado a esconderse. Así
que esa no podría ser la razón de toda esta ansiedad que lo atravesaba.
Entonces, ¿qué demonios? ¿Cuál era el problema? Esperó a que un rayo
golpeara su lapsus de malas palabras en un supuesto lugar de culto. Por
suerte, no lo hizo.

—¿Puedo ayudarte? —preguntó una mujer mayor con un profundo


acento sureño.

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—Estoy aquí… —Su voz se quebró mientras decía esas dos


palabras. Dejó de hablar, se aclaró la garganta y, al cabo de un segundo,
volvió a intentarlo—. Hace mucho frio. Desearía tener mi inhalador.

Bien, ¿de dónde vino eso? Vaya manera de improvisar, gilipollas.


¿Inhalador? ¿En serio? Demasiado estereotípico. Exactamente lo que
Kreed le advirtió que no hiciera.

La mujer le sonrió y levantó un dedo mientras contestaba el


teléfono. A la derecha del escritorio había una estatua de mármol blanco,
y Aaron se movió a un lado, acercándose para leer el nombre en la parte
inferior. Pastor Gerald Albert Helps. Los ojos de Aaron se levantaron para
mirar la cara del hombre. Una risa burbujeó, y tuvo que luchar contra el
impulso de dejarla salir. Seguramente si iban a rendir homenaje al
fundador de esta Iglesia Bautista fundamentalista, podrían haberlo
hecho con él luciendo un poco más joven, porque la imagen del hombre
tallado en esta estatua parecía tener ochenta y cinco años. Oh, hombre,
eso era gracioso. Esperaba que Kreed estuviera viendo esto.

—Lo siento, hijo. ¿Cómo puedo ayudarte?

—Estoy aquí para una entrevista para el puesto de TI —respondió


Aaron, estudiando sus características antes de volverse para mirar a la
mujer.

—Hmm. No me dijeron que tenían entrevistas hoy. ¿Quién te


entrevistará? —preguntó. Su voz nunca cambió, muy dulce y muy
sureña.

—Su nombre era difícil de pronunciar —dijo Aaron, ocultándose


tras eso. ¿Quién sabía si Thomas Hasselbeck era llamado Tom o Thomas
o si la información en sus notas era correcta?

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Serie Chicos buenos 3
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—Bueno, él no está aquí esta semana. Ese es el problema. No sé


por qué habría programado una entrevista cuando sabía que estaba de
vacaciones. Tomó un descanso navideño después de la gran celebración.
Debiste estar aquí. ¿Estuviste aquí? —preguntó con una expresión
soñadora en su rostro.

—No, señora —dijo, sacudiendo la cabeza—. Me quedé con la


familia de mi iglesia en casa para Navidad. Déjeme revisar mi correo
electrónico para asegurarme de que tengo la fecha correcta. —Aaron
buscó su teléfono en el bolsillo delantero de sus pantalones.

—Déjame llamar a la oficina de nuestro pastor. Ellos sabrán qué


hacer. —Ella marcó y habló con alguien al otro lado mientras él deslizaba
su dedo por la pantalla. Trabajó rápidamente, dando la orden adecuada
para iniciar el cierre.

—La secretaria del pastor Helps está en camino. Solo tenemos una
persona aquí en el departamento de TI, y él no está en una posición de
autoridad, pero de todos modos no podemos encontrarlo regularmente.
Sin embargo, ella te ayudará —explicó la recepcionista. Aaron la miró y
la vio sonriendo dulcemente antes de mirar su computadora. Había sido
despedido cuando ella volvió a escribir. Aaron dio uno o dos pasos hacia
atrás y esperó. Algo que notó como un poco extraño: el vestíbulo no tenía
cruces ni referencias reales o artefactos sobre un lugar de culto. El sonido
de zapatos de tacón alto resonando en el piso de mármol se hizo más
fuerte, atrayendo su atención al fondo de la habitación. Justo antes de
que la persona apareciera a la vuelta de la esquina, la recepcionista dio
un muy frustrado—: ¡Bah!

Aaron se quedó allí un poco sorprendido. Este lugar se volvía más


y más raro. La mujer dobló la esquina, vestida con un ajustado vestido
estampado de leopardo. Tenía el pelo rubio, largo y decolorado, y llevaba

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un par de zapatos negros de charol. Su paso le recordó a una modelo en


la pasarela con pasos demasiado exagerados mientras avanzaba.

—¿Qué pasa, Stella? —dijo la mujer mientras se detenía en el


escritorio primero.

—Estaba terminando la lista de nuevas direcciones de correo


electrónico y el sistema me sacó. Ahora no puedo volver a iniciar sesión.

Aquí vamos...

Aaron miró hacia abajo, estudiando el patrón en el mármol pulido,


dando puntapiés en el suelo con su zapato. Eso había funcionado más
rápido de lo que esperaba.

—Sabes qué hacer. Reinicia tu computadora. Debería estar bien.


—La mujer desestimó las preocupaciones de Stella y se volvió hacia él—.
Hola, soy Julie, la asistente del pastor Helps. —Dio la vuelta al escritorio,
sus brillantes labios rojos se alzaron en una sonrisa gigante, que,
técnicamente, era la única similitud entre Julie y Stella.

—Hola, soy Josiah Smith —dijo Aaron, tomándola de la mano,


dándole ese delicado agarre que le habían enseñado a muy temprana
edad a dar a las mujeres. El que todas las mujeres que conocía odiaban
recibir en el mundo de los negocios de hoy. A Julie no pareció importarle
en absoluto. Su sonrisa incluso se hizo un poco más brillante—. Tengo
una entrevista con el señor Hasselbeck. Revisé mi correo electrónico
mientras esperaba y él me dijo que viniera hoy. ¿Tal vez vendrá hoy? —
Aaron ofreció, pensando que eso podría ser lo peor que podría pasar en
este momento.

—¿Por qué no vienes conmigo mientras solucionamos esto? Sé que


tienen poco personal en ese departamento. Él siempre está buscando a
alguien. Puedo llamarlo —dijo Julie, volviéndose para caminar hacia el

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Serie Chicos buenos 3
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pasillo del que había venido—. Ven por aquí y, Stella, avísame si el
sistema te da más problemas.

Aaron siguió unos pasos detrás, intentando girar casualmente de


un lado a otro, con la esperanza de parecer interesado en la obra de arte
en el camino. Muchas de las puertas de la oficina a lo largo del pasillo
estaban cerradas, pero Aaron trató de capturar las placas de
identificación mientras pasaba, en caso de que Connors necesitara esa
información. El corredor era largo y, por lo que podía ver, solo unas pocas
personas estaban trabajando. Escuchó varios suspiros exasperados al
pasar por las puertas abiertas. Los desencadenantes debían estar
funcionando, desconectándolos sistemáticamente.

—Julie, ¿tienes problemas para iniciar sesión? —preguntó un


hombre detrás de un escritorio cuando pasaron por su oficina.

—No. En absoluto —dijo en voz alta y no detuvo su andar—. Puedes


ver por qué Thomas pudo haber programado esto durante su tiempo de
inactividad. No somos muy expertos en informática por aquí. Él siempre
tiene las manos llenas con nosotros. —Abrió la puerta del conjunto de
oficinas del pastor y extendió una mano. Hizo lo que todo hombre bien
educado debería hacer, extendió la mano para tomar la puerta, dejándola
entrar primero. A ella parecía gustarle ese movimiento. Su sonrisa
iluminó su rostro mientras avanzaba—. ¡Gracias!

—Julie, no puedo entrar al sistema. —Una voz ronca y vieja vino


de una oficina justo al lado de su escritorio. Esperaba haberse girado lo
suficiente y mantenerse en una posición decente para darles a Kreed y
Connors un buen diseño de esta área. Se dio la vuelta lentamente, viendo
dos oficinas y una puerta de salida, cuya ventana mostraba que daba a
la calle en la que se estaban quedando. Giró su cuerpo lentamente para
asegurarse de que recibieran esa vista.

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—Toma asiento aquí mismo. Necesito ir a ayudarlo. —Julie señaló


una silla al final de su escritorio.

—Pastor Helps, debe haber un problema en el sistema. Reinícielo


como Thomas dice que haga —explicó mientras desaparecía dentro de la
oficina donde se podía escuchar un gruñido de disgusto.

—No sé por qué necesitamos estas cosas. Nunca funcionan bien.


—Eso sonaba como su propio abuelo hablando. La brecha generacional
estaba viva y presente en este lugar, seguro.

—Dele tiempo para reiniciar y volveré. Tengo que llamar a Thomas


de todos modos. —Julie salió de la oficina un poco exhausta, poniendo
los ojos en blanco dramáticamente, pero su sonrisa aún era brillante—.
Déjame llamarlo por teléfono. ¿Cómo era tu nombre? —preguntó ella,
tomando asiento mientras levantaba su teléfono. No esperó su respuesta
cuando comenzó a marcar.

El sentimiento de victoria de hace unos momentos comenzó a


desvanecerse. Aaron no había anticipado que el chico Hasselbeck podría
vivir lo suficientemente cerca como para venir. Tenía que recordarse a sí
mismo que incluso si el tipo aparecía, todo lo que significaba era que
había vuelto a su plan de juego original. Todavía llevaría un tiempo darse
cuenta de lo que estaba pasando. Aaron era el único que sabía cómo
anular y restaurar rápidamente el sistema. Aún así, incluso con ese
conocimiento, se encontró cruzando mentalmente los dedos, esperando
que Thomas no respondiera.

—Hola, Thomas, soy Julie. Tengo un par de cosas de las que hablar
contigo. Llámame cuando tengas un minuto —dijo, esa sonrisa brillante
vaciló mientras miraba su propio monitor—. Se fue al correo de voz. —
Volvió a colocar el teléfono en la base mientras sucedieron tres cosas
simultáneamente. Primero, el pastor ladró que no podía iniciar sesión y
que tenía una fecha límite que cumplir. Necesitaba enviar un correo

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electrónico al diácono Silas Burns. Aaron rezó para que la oficina captara
esa pequeña joya de información. Segundo, la línea telefónica de Julie
comenzó a iluminarse y, tercero, se abrió la puerta de la oficina principal.

—Todo el sistema falló y no puedo encontrar a Jeb —dijo alguien.

Aaron supuso que Jeb era el tipo de TI que habían mencionado


antes. Aaron sopesó sus mejores opciones. Se suponía que no debía
actuar con demasiada ansiedad, ¿era un buen momento para ofrecer su
ayuda? Demonios, no lo sabía. Solo por instinto, finalmente dijo en voz
alta:

—Podría echar un vistazo. Tengo mi maestría en tecnología de la


información de la Universidad New Hope en Oklahoma.

—No sé si sea una buena idea. Déjame hablar con Thomas primero
—dijo Julie, mordiéndose el labio mientras alcanzaba debajo de su
escritorio. Aaron supuso que su CPU estaba allí.

—Llevará a sus nietos a Oklahoma para el año nuevo —dijo el tipo


que asomaba la cabeza por la puerta. Aaron miró hacia atrás para ver a
varios otros parados detrás de él. Probablemente toda la tripulación.

—New Hope en Oklahoma es mi alma mater8. Podría ayudarme a


conseguir el trabajo si puedo solucionar este problema —sugirió Aaron,
deslizando una mirada esperanzadora a Julie.

Aaron luchó contra el escalofrío que le subía por la espalda cuando


se volvió para ver al Pastor Helps salir de su oficina y caminar hacia el
escritorio de Julie. Aaron tuvo que esconder sus rasgos ya que el factor
espeluznante en la habitación se intensificó rápidamente. El tipo parecía
un millón de veces mayor que la estatua de fuera. La vibración que surgía
de él no era buena en absoluto. No podía identificar exactamente qué lo

8
Latinismo con el que se refiere a la antigua universidad.

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Serie Chicos buenos 3
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causó, pero sabía que su presión sanguínea se disparó en ese momento.


Le tomó todo para quedarse y no alejarse. Aaron miró a su alrededor para
ver si alguno de los otros experimentaba esas mismas sensaciones y
nadie parecía darse cuenta, lo cual era extraño por la fuerza con la que
estaba recogiendo la mala vibración a su lado. Aaron entrecerró los ojos
y volvió a mirar al pastor.

—Déjalo. Tengo que resolver esto pronto —dijo el pastor Helps.

—¿Puede llamar en lugar de enviar un correo electrónico? Puede


usar mi teléfono —ofreció Julie. Ella era claramente la más sensata del
grupo. Por mucho que quisiera que esto se desarrollara de la manera
correcta, nunca era prudente dejar que nadie entrara en sus sistemas.
Para muestra de un botón estaba lo que él planeaba hacer.

—¡Sabes que no puedo usar tu teléfono para esto! Déjalo intentarlo.


¿Puedes arreglarlo, hijo? —Una mano se posó sobre su hombro, y el
escalofrío que ya no pudo contener bajó por su columna vertebral.

—Tal vez Dios hizo que este joven entrara cuando lo hizo por el mal
en este mundo siempre cayendo sobre nosotros, Julie —dijo Stella, la
recepcionista, cerca de la puerta.

—Amén, hermana Stella. —Vino de alguien detrás de él.

—¿Puedo usar tu computadora, Julie? Necesito la más actualizada


que tengan —dijo Aaron cuidadosamente, preguntándose si alguien en la
sala sabría cuán ridículo sonaba eso, pero pensó que el pastor
probablemente tenía el equipo más actualizado, solo basado en su
posición, y mataría a dos pájaros de un tiro si pudiera entrar a esa
oficina.

—Ese sería el del Pastor Helps. ¿Le importa, señor? —preguntó


Julie, claramente cediendo bajo la presión.

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Serie Chicos buenos 3
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—Por supuesto que no, si lo haces funcionar —dijo, moviéndose a


un lado para dejar que Aaron se levantara. Bien, esto estaba funcionando
mejor de lo planeado. No podía creerlo. Una gran parte de él había estado
preparado para entrar a las oficinas de la iglesia y ser denegado de
inmediato, dándose la vuelta antes de poner el pie en la puerta. En
cambio, esto se desarrolló en el mejor de los casos. Afortunadamente, el
momento ayudó. El pastor Helps estaba en una fecha límite.

Aaron siguió al pastor quien se movía lentamente a su oficina. Una


vez detrás de la puerta, resistió el impulso de levantar los pulgares frente
al pasador en forma de cruz sujeto a su camisa. Estaba tan emocionado
de estar llegando tan adentro ya.

—¿Que necesitas de mí? —gruñó el Pastor Helps, sacándolo de sus


pensamientos.

—Nada, señor. Déjeme echar un vistazo. —El pastor se paró entre


él y la computadora. Cuando no se movió, Aaron levantó una mano hacia
la CPU.

—¿Cuánto tiempo llevará esto? —¿Usaba otro tono que no fuera


ese gruñido? ¿Predicaba sermones con esa voz?

—No hay forma de saberlo hasta que pueda sentarme y ver qué
sucede, señor. —Aaron comenzó a avanzar, rodeando al pastor. No
dejaría que el viejo se echara para atrás ahora. Necesitaba entrar en su
sistema. Esa fue la única razón por la que siguió hablando—. Si se trata
de una restauración estándar del sistema, no tomará ni treinta minutos.

—Bueno, no toques nada en mi escritorio.

Aaron asintió y mantuvo su rostro pasivo. El tipo sonaba más como


un abuelo gruñón y extremadamente viejo que como un pastor piadoso
motivador de un complejo tan enorme.

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Aaron se sentó en la gran silla de cuero y se volvió hacia el monitor.


Podía ver al pastor parado detrás de él a través de la pantalla oscura.
Quién sabía si planeaba moverse o quedarse allí mirándolo todo el
tiempo, lo que significaba que tendría que ocultar los caminos que
tomara. Centrándose en sí mismo, Aaron respiró hondo y comenzó.
Trabajó durante varios minutos antes de que el Pastor Helps se moviera
detrás de él a un asiento en una pequeña mesa cercana.

—¿Qué estás encontrando? —Aunque el ruido repentino lo


sobresaltó, la voz del evangelista podría no haber sido tan fría y molesta
esa vez.

—Parece que se descargó un virus, probablemente en un archivo


adjunto en alguna parte. El personal debe ser más cuidadoso con cosas
como esta. La gente es demasiado malvada en el mundo de hoy —dijo
Aaron, mirando al pastor en la pantalla reflexiva.

—Juro que las computadoras hacen del mundo un lugar peor.


¿Puedes decir quién descargó un virus? No permitimos búsquedas
aleatorias en Internet. Va en contra de nuestra doctrina. Es suficiente
con el estilo de vida homosexual en internet dañando almas y
destruyendo el país —ladró el pastor Helps.

—Sí, lo hacen, señor. Y sí, puedo ver si es rastreable. —Aaron


aceleró el paso. Actualmente estaba trabajando en la creación de un túnel
virtual. Mantuvo la vista baja en el teclado mientras registraba el pequeño
parpadeo de la cámara web por el rabillo del ojo. Sería la única vez que
sucediera, pero proporcionaba la verificación que necesitaba de haberlo
hecho bien. La pantalla se oscureció, luego los números y letras
destellaron por un momento antes de oscurecerse nuevamente. El éxito
lo invadió. Había entrado.

—¿A qué lugar llamas hogar? —preguntó el pastor Helps. Aaron


casi había terminado. Reinició el sistema y esperó.

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—Kansas, señor. —Entre Kansas, Oklahoma y Texas, no estaba


seguro de que hubiera mucho más de un área bíblica. Esperaba que eso
le diera crédito en la comunidad religiosa.

—Pasé algún tiempo allí. ¿En qué iglesia fuiste criado? —El pastor
parecía hablador ahora, lo que lo puso un poco nervioso. Había esperado
poder abrirse camino a través de cualquier conversación que se le
presentara. La ansiedad le hizo sudar las palmas de las manos y se las
pasó por los pantalones al mismo tiempo que el monitor se encendía,
llamando su atención hacia la pantalla. Le sorprendió que no tuvieran
protección con contraseña en esta máquina. Ese era un requisito
bastante estándar en el mundo de hoy. En realidad, eso no tenía sentido.

—Mis padres son fundamentalistas, señor. Sentían que la mayoría


de las iglesias en nuestra área no enseñaban las verdaderas lecciones de
la Biblia. Entonces, algunas de las familias en nuestra comunidad que
compartían la misma creencia comenzaron una pequeña iglesia en el área
de Topeka. Fui a Oklahoma para terminar la escuela. Esperaba poder
venir aquí y tener comunión con su sucursal. Simplemente en Oklahoma
no tienen las becas que ustedes tienen aquí. —Aaron esperaba que esa
mentira fuera sincera.

—Hmm —gruñó el pastor Helps—. Tenemos feligreses que viajan


varios cientos de kilómetros para asistir a la iglesia todos los domingos.

—Así es como escuché sobre su iglesia. Tengo muchas ganas de


escuchar las enseñanzas de la Palabra de Dios en el culto de este
domingo. —Aaron no tenía idea de lo que eso significaba en comparación
con lo que dijo el Pastor Helps, pero era parte de las notas previamente
ensayadas que envió el Director Skinner—. Mis padres me educaron en
casa a mí y a mis hermanos, y teníamos un estricto estudio de la Biblia
todos los días. Extraño poder compartir la escritura con los que me
rodean.

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Kindle Alexander Dominio completo

Le habían dicho una y otra vez que menos era más, pero no podía
evitar que su cerebro pensara en su madre de la alta sociedad, que
siempre tenía un cóctel en la mano, tratando de educar en casa a
cualquiera de sus hermanos. El pensamiento era casi tan cómico como
el acto. Ella habría llamado a uno de los muchos miembros del personal
de la casa para hacer frente a una tarea tan trivial.

—Esa historia se parece mucho a la de mis feligreses. El Apóstol de


la Redención comenzó de la misma manera que lo hizo la iglesia de tus
padres. La falta de predicadores para ser vigilantes, obedientes y predicar
el juicio de Dios es exactamente por qué el mundo hoy está en un estado
de decadencia. Tenemos que difundir la palabra diligentemente. Depende
de nosotros ser los vigilantes de Dios. Demasiados hombres afirman que
enseñan la ira de Dios, pero no son más que falsos profetas que difunden
fábulas, la razón por la que estamos abriendo congregaciones en algunos
otros estados. Es un proceso lento. Pero los hijos de Dios deben estar
atentos y correr la voz. El juicio absoluto de Dios espera a aquellos que
no se arrepienten. Respeto la dedicación de tus padres a la Biblia y las
enseñanzas del Señor —respondió el pastor Helps.

—Sí, señor. Gracias. —Aaron asintió, no preparado para decir nada


más. No tenía experiencia con una iglesia como esta. Las pocas veces que
había estado dentro de una iglesia en su vida adulta, había sentido una
sensación de amor allí. Este lugar, y sobre todo este hombre, irradiaban
una perturbadora inquietud. Aaron probó algunas cosas antes de
recostarse en la silla—. Creo que estamos bien. Probablemente debería
revisar las computadoras de todos los que trabajan hoy, pero parece que
están de nuevo en línea.

—Bueno, eso no tomó tanto tiempo. —El pastor Helps se puso de


pie bastante rápido para un anciano que arrastraba los pies cuando
caminaba.

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—No, señor, fue fácil de encontrar. ¿Quiere asegurarse de poder


enviar su mensaje? —preguntó Aaron, con la esperanza de poder ver el
correo electrónico que el hombre necesitaba enviar con toda prisa.

—Necesito privacidad. ¿Por qué no revisas la computadora de


Julie? Te llamaré si tengo un problema. —El Pastor Helps rápidamente
empujó detrás de su escritorio para sentarse en la silla que Aaron
acababa de desocupar, casi atropellando a Aaron en el proceso.

—Sí, señor. —Aaron salió de la oficina un poco lento, sin saber qué
hacer para quedarse sin parecer demasiado ansioso. Connors solo
tendría que hacer el resto por su parte.

Se dirigió hacia el escritorio de Julie cuando el pastor gritó:

—Dale un trabajo, Julie.

—¡Bien hecho! Yo también estoy de vuelta. —Levantó la mano para


que Aaron le diera los cinco.

—Debería revisar tu computadora. Encontré un virus que se sabe


que tiene rastreadores. —Las mismas palabras utilizadas en un episodio
de CSI, él y sus amigos se burlaban de eso todo el tiempo.

—Desearía que Thomas volviera a llamar —dijo de mala gana,


levantándose de su silla.

—¿El pastor hablaba en serio sobre contratarme? —preguntó


Aaron, sin responder a su declaración. Julie se levantó y él se sentó y
comenzó a trabajar rápidamente en su máquina.

—Oh, absolutamente, el Pastor Helps no es un gran fanático de las


computadoras. No habría estado feliz si no se hubiera solicitado esto. —
Aaron escuchó y decidió que Julie sería su mayor preocupación. Parecía

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la más razonable de todos. Cuando llegó el momento de verificar con el


flash rápido de la cámara web, dejó escapar una serie de tos.

—Tengo la garganta seca. Debe ser el aire frío —dijo Aaron,


disculpándose.

—Te conseguiré una botella de agua. —En el momento en que ella


se dio la vuelta, él presionó intro y observó cómo obtenía la confirmación
que necesitaba para indicar que la oficina tenía acceso.

—Aquí tienes. —Julie le entregó el agua mientras él se levantaba,


inclinando la silla para que se sentara.

—Me alegra haberlo comprobado. También estaba en tu sistema.


Probablemente en el de todos. Debería mirar —ofreció Aaron.

—Oh, alabado sea Jesús. Josiah, eres un sueño. Creo que Dios te
envió hoy a nosotros. —Julie se giró hacia él en la silla y lo miró. Aaron
sonrió y tomó un trago de agua. Había hecho lo que se propuso hacer.
Julie se levantó bruscamente y le palmeó el hombro—. Venga. Te
mostraré el camino y te traeré algunos documentos. Se te debe pagar por
hoy. No sé cuánto, eso es entre tú y Thomas, pero agregaré tu nueva
documentación de contratación.

No pudo evitar elevar un puño al aire y Julie se rió de su emoción.

—Bienvenido a nuestra familia.

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Capítulo 15
Llevándose una mano a la oreja, Kreed presionó el auricular para
asegurarse de captar cada palabra que decía Aaron. Se inclinó hacia
delante, mirando la pantalla mientras Aaron navegaba expertamente por
las diversas oficinas de la iglesia, creando una apertura para el FBI. En
unas pocas horas, Aaron logró darles acceso visual y auditivo a todos los
trabajos internos de la sede administrativa de la iglesia. Mientras se
concentraba en Aaron y su seguridad, Kreed tenía a Connors y su equipo
en su oído. Escuchó varios “joder, sí” y “el chico es brillante” cada vez que
Aaron lograba algo nuevo. Sin lugar a dudas, Kreed estaba de acuerdo,
pero la oscuridad que detectó mientras escuchaba hablar al pastor lo
asustó. Algo no se sentía bien para Kreed en lo que respecta a ese viejo.

Los instintos internos de Kreed lo tenían tenso y reactivo. Por qué,


no lo sabía, pero se había armado como si fuera a ir a una redada y se
mantuvo preparado para hacer lo que fuera necesario para llegar hasta
Aaron. El timbre sonó. Kreed sacudió la cabeza en esa dirección, tirando
rápidamente del auricular para alejar la voz continua de Connors. Miró
la pared que lo separaba de la cocina que conducía a la entrada, como si
las paredes se abrieran mágicamente para mostrarle la respuesta de
quién tocaba el timbre.

Los segundos pasaron antes de que oyera algo de ruido en la


proximidad de la puerta principal. Odiaba moverse de la pantalla de la
computadora, pero lo hizo, permaneciendo a lo largo de las paredes,
caminando silenciosamente por la casa para levantar cuidadosamente
una persiana de la ventana delantera, y vio a un hombre que llevaba una
caja hacia la puerta principal. Una camioneta en movimiento estaba
estacionada en la acera. Kreed se relajó. Probablemente era la entrega de
Aaron.

205
Serie Chicos buenos 3
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Kreed volvió rápidamente al monitor para ver a Aaron saliendo del


edificio. El alivio de él dejando la iglesia drenó algo de la tensión del
cuerpo de Kreed. Volvió a la ventana, levantó el borde de una persiana y
observó a Aaron agachar la cabeza y comenzar a trotar por la calle hacia
la casa.

Se las había arreglado para hacer su trabajo y permanecer en una


sola pieza. ¡Buen trabajo! Kreed regresó a la entrada mientras escuchaba
el tintineo del metal mientras la llave abría la puerta. El viento frío barrió
la casa cuando percibió el sonido de cajas siendo arrastradas. Kreed se
quedó a la vuelta de la esquina de la puerta, dejando que Aaron manejara
las cajas hasta que oyó que la puerta se cerraba. Se deslizó por la pared
y se encontró con Aaron, que tenía una sonrisa brillante plasmada en su
hermoso rostro. El nerviosismo y la ansiedad de las últimas horas se
desvanecieron de inmediato. Aaron estaba emocionado y venía
directamente hacia él.

—Fue pan comido —dijo radiante. Levantó una mano y Kreed


obedeció, alzando la suya para chocar los cinco—. Qué descarga de
adrenalina.

—Lo hiciste muy bien. Obtuvimos unas buenas imágenes y todo lo


que nos diste está funcionando. Connors está asombrado, lo cual es un
poco extraño, pero ya están trabajando, indagando. Está como un niño
en una tienda de golosinas. —Kreed siguió a Aaron mientras se dirigía a
la cocina, cogió un vaso y luego lo llenó con agua del refrigerador.

—Se creyeron todo. No hubo ninguna pregunta. Ese viejo


necesitaba que hiciera su mierda y no le importaba cómo. Probablemente
me ayudó verme así, pero, hombre, eso es genial como la mierda.
Realmente pensé que me enviarían de vuelta cuando entré ahí. —Kreed
observó a Aaron tomar un largo trago. Estaba tan espontáneo en este
momento, animado y emocionado, claramente muy orgulloso de sí

206
Serie Chicos buenos 3
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mismo. Kreed finalmente cedió y sonrió ante las reacciones de Aaron.


Apoyó un hombro contra la pequeña pared que separaba la cocina de la
sala de estar. Procesaría toda esa ansiedad que había experimentado más
tarde. Aaron necesitaba este momento. Lo había hecho mejor de lo que
esperaba.

Las piernas de Aaron se movían incluso antes de que terminara el


agua. Arrojó el vaso de plástico en el fregadero y luego se volvió para
pasear por la habitación. Su sonrisa continuó creciendo mientras se
paraba justo en frente de Kreed.

—Realmente la adrenalina te supera.

—Lo sé. —Asintió Kreed, incapaz de ocultar su creciente sonrisa


mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. Tenía tantas ganas de tirar
de Aaron en sus brazos y simplemente abrazarlo y compartir su emoción.
La sonrisa de Aaron hizo algo mágico en su rostro y debilitó las rodillas
de Kreed. No podía explicar los sentimientos que corrían por su cuerpo
en este momento. Eran nuevos y extraños, y francamente, lo asustaban
muchísimo, especialmente por lo preocupado que estaba hace unos
minutos por la seguridad del tipo.

—Entiendo por qué haces este trabajo. ¿Siempre es así? —preguntó


Aaron, de pie a un brazo de distancia, con la rodilla rebotando de
emoción.

—No todo el tiempo, pero suficiente —respondió Kreed. Aaron


asintió con la cabeza.

—Realmente me decepcionó cuando me dijeron que no empezaría


de inmediato. Quiero entrar allí y conectar ese lugar. Ese viejo pastor es
asqueroso, hombre. Es como el guardián de la cripta. ¿Viste esa estatua
de él? ¿Quién hace eso? —preguntó Aaron, sus ojos se dirigieron al arma
en la cadera de Kreed—. ¿Por qué la llevas?

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed bajó la vista hacia la funda. Esa no era la única arma de


fuego que llevaba. La de su cadera, atestiguaba las graves malas
vibraciones que había recogido, incluso tan pronto como vio esa estatua
en el vestíbulo. Kreed miró a Aaron y decidió esperar para dar su
respuesta honesta. No quería reventar la burbuja en la que estaba el
chico.

—Te dije que siempre uso un arma —dijo casualmente.

—No la había visto antes —respondió Aaron y dio un paso atrás,


examinando a Kreed. Observó cómo esa hermosa frente se fruncía.
Obviamente Aaron lo había revisado lo suficiente como para saber que
no había estado usando su arma todo el tiempo. Ese pensamiento hizo
que el corazón de Kreed se hundiera un poco.

—Eso es porque nunca hemos necesitado que tenga un acceso


fácil. Si te hubieras metido en problemas, no querrías esperar a que
encontrara mis armas, ¿verdad? —Todavía estaba apoyado con su
hombro contra la pared, sus gruesos brazos cruzados sobre su pecho.
Aaron se adelantó y tocó su pecho, luego colocó ambas manos sobre sus
pectorales. Hace unos días, hubiera amado ese movimiento. Hoy, sin
embargo, la preocupación de mantener a Stuart a salvo superaba todo.

—Llevas un chaleco antibalas. —La mirada confusa de Aaron se


alzó hacia la suya.

—Parte del uniforme. Tienes que saber eso —dijo Kreed,


burlonamente—. Si entro, eso significa que las cosas salieron mal.

—Supongo que sí. —Aaron lo estudió por un minuto más antes de


darse la vuelta y salir de la cocina—. ¿Sigue Connors conectado?

Kreed se volvió y lo vio alejarse hasta que desapareció dentro del


estudio. Su sonrisa se extendió y miró sus brazos cruzados. El niño

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Serie Chicos buenos 3
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bromeaba con él. No hace cinco minutos estaba lleno de energía


acumulada, ahora estaba sonriendo. Aaron le estaba dando señales
mixtas. Un minuto lo miraba como si quisiera comérselo, luego, en menos
de un segundo, volvía a estar meditabundo, manteniéndolo a distancia.
Kreed puso los ojos en blanco ante sus pensamientos y se apartó de la
pared. Estaba casi dispuesto a admitir que le gustaba mucho Aaron
Stuart, y por alguna razón, eso logró mejorar todo un poco.

Era un hombre de treinta y ocho años obsesionado con un niño.


Regularmente ignoraba el hecho de que Aaron no era un niño más de lo
que Kreed era un hombre viejo. Aaron tenía veintinueve, casi treinta.

Kreed pensó en lo de anoche. Dios, solo deseaba poder estar seguro


de lo que había escuchado desde el dormitorio principal. Tan confundido
como estaba sobre el chico, tratando de leer todas esas señales mixtas,
podría haber pedido una confirmación. Pero al final, no había
preguntado. Habría sido un movimiento tonto en este punto del juego,
porque si, por alguna razón salvaje, Aaron también estaba
experimentando toda esta abrumadora atracción, entonces Kreed estaría
obligado a retirarse de este caso. Incluso ahora veía cuán erráticos eran
sus procesos de pensamiento sobre el chico; no quería imaginarse
confirmar que Aaron compartía los mismos sentimientos.

Por lo tanto, esa pequeña sesión de masturbación que pudo o no


haber terminado con su nombre en esos labios, tendría que esperar hasta
más adelante.

—Sinacola, te necesitan —gritó Aaron. No dijo nada, solo fue hacia


la habitación, elminando la sonrisa de su cara antes de entrar. Se
guardaría esa revelación para sí mismo. No necesitaba considerar eso o
lo absurdo de esta situación. Les daría esta noche, dejaría que Aaron
tuviera su momento de satisfacción antes de que Kreed explorara lo que
realmente sucedió cuando había visto a ese pastor hoy.

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Serie Chicos buenos 3
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Capítulo 16
—Solo podemos ir unas horas —llamó Kreed desde el baño en el
pasillo—. Tenemos que regresar aquí temprano.

—¿Es porque te estás haciendo viejo, Sinacola, y necesitas


acostarte temprano? —preguntó Aaron, llegando a pararse en la puerta
abierta mientras Kreed terminaba de afeitarse frente al espejo. A estas
alturas, Aaron debería haber estado preparado para la política de no usar
camisas y todavía se desconcertaba cuando entraba para ver el pecho
desnudo de Kreed. No sabía si eran los hombros anchos, los hermosos
tatuajes, o ese apretado paquete de seis lo que le robaba los
pensamientos cada vez que se encontraba con el inesperado regalo, pero
en cualquier caso, se quedó momentáneamente sin palabras.

—Es porque eres un chico de iglesia. Si alguien está mirando,


necesita verte llegar temprano —dijo Kreed, abriendo el agua tibia. La
dejó correr durante varios segundos mientras tomaba una toalla del
mostrador. El Alguacil era demasiado tentador para mirar, por lo que
Aaron trató de apartar la vista, pero el ajuste de sus vaqueros le hizo
darse cuenta de que ya era demasiado tarde. Kreed era difícil de ignorar
vestido de pies a cabeza, pero parado allí sin camisa y esos vaqueros
desgastados cubriendo apenas sus caderas... Maldición. Sí, era
jodidamente demasiado.

Aaron se apartó de la puerta, dejando a Kreed allí para terminar lo


que estaba haciendo, y volvió a su habitación. Por primera vez en más
años de los que podía contar, no quería sentarse en esa computadora.
En realidad, apenas había logrado más que desempaquetar su CPU y un
monitor. Se había registrado con su equipo y luego lo apagó. Nunca hacía
cosas así.

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Serie Chicos buenos 3
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No solo eso, sino que había estado ansioso por ir donde Colt y Jace
esta noche. A pesar de que habían pasado veinticuatro horas desde su
primera aventura encubierta autorizada por el FBI, todavía había estado
emocionado, y Kreed gentilmente lo había dejado disfrutarlo. El hombre
permaneció cerca y atento, escuchándolo convertirse en Connors
mientras analizaba todo lo que había sucedido una y otra vez.
Técnicamente, eso también había sido emocionante. ¿Cuándo a alguien
en el planeta le importaba una mierda lo que tenía que decir?

Luego, esta mañana, todo había comenzado de nuevo cuando se


despertó para encontrar el último logro notable de la oficina. Habían
obtenido acceso al correo electrónico privado de Helps y estaban en el
proceso de diseccionar montones de información.

Más aún, no estaba preocupado o cansado de su compañero de


casa. Era curioso, había pasado toda la tarde y luego todo el día con
Kreed. Habían hablado sin cesar. Bueno, había hablado mientras veía a
Kreed arrojar distraídamente un cuchillo en su mano durante horas. Los
trucos de Kreed con esa navaja impresionaron muchísimo a Aaron. El
hombre ni siquiera se inmutó cuando calculó mal un movimiento y se
golpeó a sí mismo.

Toda la escena fue ardiente como el infierno. La facilidad con la que


tomó el dolor cuando falló, reflejaba la fuerza y la determinación en todo
lo que el hombre hacía. Cuando le permitió a Aaron quejarse y cuidar la
herida cuando Kreed no lo hizo... Bueno, por primera vez desde que se
conocieron en persona, Aaron se sintió extrañamente satisfecho, como si
su tiempo juntos trascendiera.

—¿Pensé que estabas listo? —preguntó Kreed desde su puerta,


tirando de una camisa de punto de manga larga sobre su cabeza. Como
la mayoría de las cosas que usaba Kreed, le quedaba como un guante, lo
que era otro obstáculo para su pene.

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Serie Chicos buenos 3
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—Lo estoy.

—Yo también.

—¿Irás en la parte de atrás? —Aaron mantuvo los ojos enfocados


en otra parte. Descubrió que esa era una de las únicas formas efectivas
que podía encontrar para lidiar con la amenaza constante de una
erección inminente, y sinceramente, eso ya no parecía estar ayudando
tanto. Aaron agarró su billetera, metiéndola en el bolsillo trasero de sus
vaqueros antes de poner su teléfono en el otro. Kreed desapareció de la
puerta, y Aaron lo siguió, apagando la luz mientras avanzaba. Kreed
estaba en el pasillo.

—Sí. Sobre eso. Es la parte que más odio —dijo Kreed antes de
esquivarlo.

—Vale. ¿Viajarás así todo el camino hasta allí? —preguntó Aaron,


siguiendo a Kreed, indeciso sobre dónde ubicar su mirada.

¿En su culo caliente? No. ¿Qué tal en los hombros peculiarmente


grandes y anchos?... Me hace desear agarrarme a ellos mientras me hundo
en su polla y... Vale, mala idea también. Nada de eso.

En cambio, se detuvo en el armario del pasillo y agarró su abrigo y


el de Kreed con la esperanza de darle tiempo a su mente para controlar
su libido. ¿Qué demonios le pasaba? Estaban en una situación peligrosa.
Necesitaba mantenerse enfocado en su trabajo y luego salir de esto rápido
antes de que alguien se percatara de sus actividades extracurriculares.

—Hasta la interestatal y luego me moveré hacia el frente —dijo,


haciendo algo en la cocina.

—¿Debo reubicar los asientos? No estoy seguro de que quepas en


el asiento trasero.

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Serie Chicos buenos 3
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—Ja, ja. Muy divertido. Sube al auto. Espera, ¿tienes edad


suficiente para conducir?

Bien, vale, había estado hablando en serio y Kreed tomó sus


palabras como una broma. Aaron le tendió el abrigo a Kreed, y este lo
tomó mientras pasaba, apagando los interruptores de la luz antes de
dirigirse hacia la puerta del garaje.

—Realmente divertido, abuelo —comentó finalmente Aaron. Esperó


en la oscuridad mientras Kreed se estiraba a lo largo del asiento trasero
y, como era de esperar, la altura y el volumen de Kreed no encajaban.
Aaron ajustó el espejo retrovisor y movió el asiento un poco antes de
mirar hacia atrás y decir—: Todavía puedo verte.

Todo el auto se movió cuando Kreed se reajustó de lado para


acostarse boca arriba.

—¿Así está mejor?

—Ahora tus rodillas están dobladas. Te dije que deberíamos


reubicar los asientos. Encajarías mejor.

—No. ¿Y así? —Kreed lo ignoró por completo y Aaron puso los ojos
en blanco.

Miró por el espejo retrovisor y no vio ninguna parte de su cuerpo,


así que miró por encima del hombro. El ángulo de Kreed era
completamente incómodo. Seguro tendría un calambre en el cuello o la
pierna en esa posición.

—No puedes estar cómodo —dijo Aaron finalmente.

—Estoy bien. Ponte en marcha —Aaron se sentó hacia delante,


frunciendo el ceño. Kreed no podía estar ni un poco cómodo. Maldición,
el Alguacil era terco.

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Serie Chicos buenos 3
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—Está bien. Como quieras. —Aaron se encogió de hombros y


presionó el botón de la puerta del garaje, luego encendió el SUV y
comenzó a retroceder.

—Mierda —ladró Kreed, y Aaron pisó los frenos justo en medio del
callejón.

—¿Qué? —gritó. Con la repentina parada, escuchó a Kreed


moverse, pero estaba demasiado oscuro para ver algo en el asiento
trasero.

—No puedo ver si alguien nos está siguiendo.

—Estaré pendiente, pero en serio, deja de gritar así. Me asustaste.


—Aaron respiró hondo para calmar sus nervios y continuó por el callejón
para llegar a la calle. Unos minutos más tarde, sintió que Kreed volvía a
moverse. Era un tipo tan grande que el vehículo no pudo evitar moverse
con él.

—Muy bien, estoy bien. Puedo ver un parche en la ventana trasera


razonablemente bien. Tú también vigílalo.

—¿Qué camino tomo? Realmente no puedo recordar los diferentes


giros. Veo la farmacia CVS. Giramos a la izquierda, creo, ¿verdad? —
preguntó Aaron, entrando en el carril izquierdo.

—Sí, y luego en ese lugar de comida mexicana y hamburguesas.

—Sí, está bien, y, para que conste, el pueblo no parece más


atractivo que cuando llegamos —dijo Aaron. Era la víspera de año nuevo.
Esta noche había más gente en el camino, pero todavía no había nada
realmente interesante en este pequeño pueblo.

—Estaba leyendo que estaban poniendo un nuevo bar justo al lado


del hogar de ancianos. Me gustó mucho eso. Apuesto a que el Pastor

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Serie Chicos buenos 3
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Helps tendrá un infarto con eso. Aguarda. El GPS está rastreando. —


Kreed subió el volumen del teléfono, guiando a Aaron a la carretera.

***

Cansado de estar acurrucado en el asiento trasero, Kreed ajustó su


cuerpo, intentando cualquier cosa le diera un poco de holgura. Nada lo
hizo. Estimando el tiempo más que el paisaje, pensó que estaban a medio
camino de la casa de Colt y Jace.

Kreed volvió a levantar la cabeza y miró por la ventana trasera. Era


difícil de decir, pero seguramente entre los dos, incluso con la visual
limitada que tenía, podrían haber detectado a alguien siguiéndolos,
especialmente dado que el sexy Aaron Stuart con esa camisa pegada al
cuerpo y el corte de chico perfecto, conducía como una abuela. El viaje
de treinta minutos ya llevaba al menos cuarenta y cinco. Cualquiera que
los siguiera habría perdido el interés ahora, creyendo fácilmente que este
muchacho de iglesia era exactamente quien decía ser. Ningún pecador
rebelde conduciría quince kilómetros por debajo del límite de velocidad
durante todo el viaje.

Kreed rodó el cuello cuando un inesperado calambre eligió ese


momento exacto para atacar un músculo de su pantorrilla derecha. Él
pateó su pierna, golpeando involuntariamente su pie contra la puerta,
tratando de aliviar la repentina y agonizante constricción que había
aparecido en su pierna tan repentinamente. No funcionó.

—¡Hijo de puta!

—¿Qué? —gritó Aaron casi tan fuerte como él. El auto giró
rápidamente hacia la izquierda, empujándolo mientras sus manos
automáticamente iban al espasmo debilitante con la esperanza de
encontrar algo de alivio. Estaba en un ángulo tal que cayó hacia atrás
contra el asiento cuando el auto se movió, causando que el dolor subiera

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Serie Chicos buenos 3
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directamente al nivel diez. Se agarró la pierna, tratando de masajear el


nudo muscular.

—¡Maldición! ¿Qué coño estás haciendo?

Cuando se dio cuenta de que se habían detenido, salió por la puerta


y se obligó a salir al costado de la carretera. Dejó que las maldiciones
volaran mientras cambiaba el peso de su cuerpo y forzaba su talón en el
pavimento. Esa mierda dolía como un hijo de puta. Podía tomar cualquier
cosa, un puñetazo, huesos rotos, un cuchillazo, una jodida bala e incluso
tortura cuando era necesario, pero no podía lidiar con un jodido
calambre, por el amor de Dios. Incluso en su curso de entrenamiento
SEAL, había sido molestado por su incapacidad para soportar un
pequeño calambre muscular.

—¡A la mierda eso y a la mierda ellos! —le gruñó al universo. No


había nada pequeño en ello. La agonía en su pierna había comenzado a
disminuir cuando notó a Aaron.

—¿Por qué estás fuera del coche? —ladró Kreed. No quería


desquitarse con el chico, pero joder, ese dolor había golpeado tan
inesperadamente. Cuando la intensidad disminuyó, Kreed exhaló
lentamente.

—¿Por qué estás enloqueciendo y arruinando nuestra tapadera? —


gritó Aaron, ahora en su cara.

¿Podría el chico no ver el dolor que estaba soportando? Por primera


vez desde que se arrojó del vehículo, Kreed registró los autos que pasaban
a toda velocidad. Estaban en la autopista de Dallas North Tollway
durante una noche de fiesta, con mucho tráfico y automóviles pasando a
gran velocidad. Estaba bastante seguro de que incluso si alguien los
hubiera estado siguiendo habrían tenido que pasarlos con la rapidez con
que se movía el tráfico. En la punta de su lengua había una respuesta

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rápida sobre la habilidad de conducir del chico y el hecho obvio de que


ya deberían haber llegado, por lo que no habría estado apretado en el
asiento trasero por tanto tiempo, pero una fuerte bocina ahogó su
respuesta.

—Sube al auto —ordenó finalmente Kreed. Ambos se dirigieron


hacia el lado del conductor—. Diablos no, Romeo, yo conduciré. —Kreed
siguió avanzando, ignorando la mirada de Aaron mientras giraba el cuello
y los hombros, no queriendo repetir un calambre en ningún otro lado.
Kreed estaba detrás del volante antes de que Aaron incluso doblara el
lado del maletero.

Basado en el golpe de la puerta, Aaron estaba un poco molesto.

—¿Qué te ha pasado?

—Conduces como mi abuela —resopló Kreed, poniendo el auto en


marcha.

—¿Así que gritas y haces un berrinche en el asiento trasero? —


peguntó Aaron incrédulo.

—¿Qué? ¡No! Me dio un jodido calambre —dijo, encendiendo su luz


intermitente. Revisó su espejo en busca de un punto de entrada seguro
y aceleró mientras se incorporaba al tráfico.

—Te dije que bajaras el maldito asiento. —Aaron se recostó,


colocando sus brazos sobre su pecho. Definitivamente era un tipo de
persona que agregaba insulto a la lesión.

—Sí, y pensé que estabas jodiendo conmigo —dijo, todavía irritado


como el infierno. Estuvieron en silencio varios largos minutos, tanto que
Kreed estaba tomándolo como una salida antes que un pensamiento
racional volviera a filtrarse dentro de su cerebro. Se necesitaron dos
farolas más y un giro hacia el vecindario de Colt y Jace antes de que

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Serie Chicos buenos 3
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finalmente dijera—: Lo siento. Estoy frustrado conmigo, no contigo. No


quise gritarte así.

—Lo que sea —dijo Aaron, mirando por la ventana del lado del
pasajero.

Genial. El idiota frío e irritable había vuelto. Maldición. Le había


gustado la paz que finalmente habían creado entre ellos. Después de otro
giro del vehículo, Kreed decidió intentarlo de nuevo. Tenía que hacer esto
mejor. Había ganado demasiado terreno con el chico para perderlo debido
a un estúpido y jodido calambre que dolía como un hijo de puta.

—No debería haber salido así y debería haberte escuchado. Me


equivoqué —admitió Kreed, girando en la calle de Colt. Aaron permaneció
callado, volvió la cabeza y no pareció escuchar a Kreed de ninguna
manera. Lo único que Kreed recibió del chico de iglesia fue un profundo
suspiro. ¡Maldición! Realmente lo había jodido, pero en su defensa, había
estado sufriendo mucho dolor en ese momento. Aún así, eso no era
excusa. ¿Verdad?

Kreed levantó la ceja ante su pregunta interna. Con el grado de


agonía que había sufrido, seguramente Aaron podría perdonar su
pequeño estallido.

El gran volumen de vehículos estacionados uno detrás del otro todo


el camino llamó la atención de Kreed. Parecía que estaban teniendo varias
fiestas. Pasaron junto a la casa de Colt, con un camino de entrada ya
abarrotado, bajando varias casas antes de encontrar un lugar para
estacionar. Kreed se detuvo, se aseguró de que no estuviera bloqueando
ninguna entrada y colocó la palanca de cambios en parqueo.

—Seré más cuidadoso en el futuro —dijo en el coche silencioso.


Aaron abrió la puerta, salió y la cerró de golpe. Kreed suspiró
ruidosamente en el vehículo ahora vacío y luego buscó la manija de su

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puerta. Aaron estaba al menos a la distancia de un auto cuando Kreed


salió, cerró la puerta y presionó el botón de bloqueo. Se arrastró detrás,
viendo a Aaron caminar por el césped hacia la casa de Colt. Podía
detenerlo, preguntarle qué demonios estaba haciendo alejándose así en
medio de una investigación activa, pero no lo hizo. En cambio, se sintió
como un canalla por cómo había enojado tanto a Aaron. Necesitaba
registrar en su memoria lo fácil que era herir los sentimientos del chico.

Kreed subió los escalones hasta el porche delantero y se unió a


Aaron, que ya estaba cerca de la puerta. Kreed metió los dedos en los
bolsillos cuando Aaron alcanzó el timbre.

—No me dejes arruinar tu noche.

—Amigo, en serio, déjalo ir —dijo Aaron, pero no miró en dirección


a Kreed. La puerta principal se abrió y apareció Mitch con una gran
sonrisa en su rostro—. ¿Ustedes compran sus camisetas en la misma
maldita tienda? —bromeó Aaron. Mitch vestía su atuendo habitual,
pantalones de mezclilla y una camiseta, pero esta decía “Culo, la otra
vagina”.

—¿Qué? Esta es mi camiseta especial de fiesta. ¡Entra, hombre! —


Mitch retrocedió, apenas permitiéndoles entrar antes de extender su
mano hacia Aaron y luego lo jaló en un sólido abrazo fraternal—. Lo
hiciste genial allí, hombre.

Kreed observó que la tensión en el rostro de Aaron se desvanecía


mientras le devolvía el abrazo a Mitch. Cody estaba cerca, con dos
cervezas, una Coors Light y una Bud Light. Probablemente una para
Mitch. Colocó ambos en la mesa de entrada y estrechó la mano de Aaron
cuando Mitch volvió su atención a Kreed.

—Te vistes bastante bien para un matón —dijo Mitch jocosamente.

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Serie Chicos buenos 3
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—Sí, pensé ponerme bonito para ti esta noche —dijo en tono de


broma. En realidad había hecho un poco más que eso. Se había tomado
el tiempo para vestirse para la fiesta de esta noche, se había peinado el
grueso cabello oscuro y se había puesto todas las joyas que poseía, que
consistían en unas cuantas tiras de cuero y un collar con las placas de
identificación de su hermano.

—Hola, Kreed —dijo Cody, su voz ligeramente arrastrada. Kreed


sonrió al darse cuenta de que Cody debía haber estado bebiendo por un
tiempo. Por lo general, era muy reservado y mantenía lo que consideraba
una distancia respetable de su compañero. Mitch era el que siempre
empujaba los límites de espacio de Cody, pero no esta noche. Se había
deslizado junto a Mitch, envolviendo un brazo alrededor de su cintura y
ubicando su gran cuerpo debajo del brazo de Mitch. Su compañero no
parecía tener problema con que Cody estuviera allí junto a él. A Mitch le
gustó tanto que levantó la barbilla de Cody y le dio un beso. Kreed se
paró cerca de Aaron, ambos sonriendo mientras el beso continuaba y se
convirtió en una sesión de besos en la puerta de entrada.

—¿Hacen eso todo el tiempo? —preguntó Aaron cuando Kreed solo


se rió entre dientes. Sabía que Mitch no bebería esta noche, no realmente
de todos modos. Estaba en alerta máxima, convencido, al menos en
teoría, de que ahora eran el blanco perfecto para los crímenes de odio.
Pero claramente, desde que llegaron los refuerzos, valía la pena explorar
a un borracho Cody, y no se sorprendería si Mitch desaparecía durante
la siguiente hora más o menos. Tipo con suerte.

—Probablemente. Es Knox, después de todo. —Kreed apartó a


Aaron por los hombros del potencial espectáculo porno que estaba
pasando con su compañero. Probablemente había entre quince y veinte
personas en la sala de estar. Si Kreed lo recordaba correctamente, la
fiesta era un evento anual para los entrenadores y el personal del
gimnasio de Jace. Un escaneo rápido de los invitados mostró que había

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Serie Chicos buenos 3
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una mezcla bastante pareja de homosexuales y heterosexuales—.


¿Quieres una bebida?

—¿Está bien que beba? —preguntó Aaron, haciendo el mismo


barrido visual general alrededor de la habitación que él acababa de hacer.

—Por supuesto. Puedo conducir a casa si quieres beber. —Kreed


dejó de hablar justo antes de agregar su siguiente pensamiento. Aaron
había vuelto a ser semi amigable otra vez, y no necesitaba enloquecerlo
diciéndole cuánto le gustaban los chicos borrachos.

—¡Hey! —gritó Colt después de verlos desde el otro lado de la


habitación. Dejó la conversación que estaba teniendo con un grupo de
personas y se dirigió hacia ellos. Cuando estuvo a su lado, dijo—: Mitch
dijo que eran ustedes dos en la puerta.

—Sí, Cody lo distrajo —dijo Kreed, enganchando un pulgar hacia


las escaleras y mirando en esa dirección. La pareja acababa de llegar a la
parte superior y desaparecía por el pasillo.

—Sé que yo estaba así de enfermizamente enamorado, pero


demonios, no pueden quitarse las manos de encima —dijo Colt. Kreed
sabía de primera mano la mierda que Mitch le hizo pasar a Colt cuando
se había enamorado de Jace. Esto tenía que ser el paraíso para Colt,
finalmente capaz de devolver algo de su mierda.

—No podías ponerme las manos encima porque tus brazos estaban
enyesados, y también tus piernas —dijo Jace, acercándose detrás de Colt.

—Me reconcilié con el tiempo perdido —replicó Colt a la defensiva,


acercando a Jace.

—Déjalos pasar y toma sus abrigos. ¿Qué puedo traerles de beber?


—preguntó Jace, alcanzando el abrigo de Aaron y luego entregándoselo a
Colt.

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—Tomaré una cerveza —dijo Kreed, quitándose el abrigo y


entregándoselo a Colt.

—¿Algún tipo especial? Tenemos casi de todo —agregó Colt.

—¿Heineken? —preguntó Kreed y Jace asintió con firmeza.

—¿Y tú, Aaron? Tenemos un bar completo. —Jace señaló la cocina


donde la comida llenaba la isla central. Kreed miró hacia abajo para ver
la cara de Aaron iluminarse como un árbol de Navidad.

—No ha comido —dijo Kreed.

—Iré contigo —le ofreció Aaron a Jace.

—Bueno, vamos. Tenemos demasiada comida.

Kreed observó a Aaron alejarse.

—Entra. Déjame presentarte a todo el mundo—dijo Colt.

Colt se mantuvo fiel a su palabra. Llevó a Kreed a lo que tenía que


ser cada persona en la fiesta. En algún momento, le pusieron una cerveza
fría en las manos y una cantidad de tiempo desconocida después Mitch
volvió a bajar las escaleras. Cody apareció unos quince minutos después.
Todavía un poco borracho, sonriendo de oreja a oreja, y tenía ese aroma
de recién duchado.

Kreed observó cómo su compañero, siempre suave, se mantenía


ligero y amigable con la gente de la fiesta, mientras seguía con la mirada
los pasos de Cody, asegurándose de que tenía todo lo que necesitaba.
Colt y Mitch tenían eso en común: una atención impecable hacia su
pareja. Afortunadamente lo lograban sin ser asfixiantes. Ver a Mitch
Knox como un hombre enamorado lo intrigaba.

—¿Estás con él?

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Kreed miró hacia abajo para ver a un niño parado a su lado. De


acuerdo, tal vez no sea un niño, pero el tipo parecía joven y bajo. Tal vez
un metro setenta... o metro setenta y tres en un buen día. Lo mejor que
recordaba de su ronda de presentaciones anteriores era que este tipo era
entrenador en el gimnasio de Jace, pero Kreed no tenía idea de su
nombre.

—¿Con quién? —preguntó Kreed.

—Si tienes que preguntar, probablemente no, entonces. ¿Está


soltero?

Kreed siguió la línea de visión del tipo mientras miraba hacia la


cocina donde Aaron había estado rondando desde su llegada.

—No —respondió Kreed automáticamente, probablemente un poco


más fuerte de lo que debería. Había estado sosteniendo la misma botella
de cerveza desde que había llegado, y la irritación de la pregunta lo hizo
desechar la botella en la estantería detrás de él mientras metía los dedos
dentro del bolsillo de sus vaqueros para evitar envolverlos alrededor de la
garganta de este chico.

—¿Es hetero? —Los ojos del chico estaban fijos en Aaron y ajenos
a la reacción de Kreed. Era eso o no le importaba. Seguramente este
entrenador tenía que saber que Kreed podría aplastarlo como el insecto
que estaba resultando ser.

—¿Por qué? —respondió Kreed en voz baja y amenazante.


Finalmente, el chico apartó los ojos de Aaron y miró a Kreed. Era mayor
de lo que Kreed había pensado inicialmente. Tenía patas de gallo
alrededor de sus feos y pequeños ojos brillantes. Entonces era claramente
un pervertido que iba tras hombres más jóvenes. Kreed no permitió que
la hipocresía de esa declaración penetrara en su fachada, pero los celos

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Serie Chicos buenos 3
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sí lo hicieron. Le importaba una mierda que ambos fueran probablemente


de la misma edad.

—Hey, no te ofendas. Es por eso que pregunté. —El entrenador


levantó ambas manos. El signo universal de sin resentimientos, pero
Kreed no tenía ganas de aceptar esa tregua mientras fruncía el ceño—.
Vaaaale.

—¡Ey, todos! ¡Está empezando! —Colt hizo traer un enorme


televisor al centro de la sala familiar en honor a un especial de ESPN en
el gimnasio de Jace. Esta era la primera noche que saldría al aire, y dado
que casi todos en el lugar trabajaban para Jace, todos se reunieron
alrededor de la pantalla. Colt se paró al frente, con el control remoto en
mano, subiendo el volumen mientras atenuaba las luces con otro control
remoto.

Mitch se acercó a Kreed. Cody no había disminuido su consumo de


cerveza y se estaba acercando a Aaron, quien, según la mejor estimación
de Kreed, acababa de comenzar su tercer plato de comida. Aaron parecía
estar pasando un buen rato al otro lado de la habitación, que
técnicamente era lo más lejos que podía estar de Kreed. El chico listo
estaba animado y amigable, rodeado de personas más cercanas a su
edad, probablemente la misma razón por la que Cody gravitó en esa
dirección.

Kreed mantuvo su distancia a propósito, deseando que Aaron


mantuviera el lugar feliz que había desarrollado. Una burbuja de felicidad
que solo había visto en las últimas veinticuatro horas hasta que la había
reventado con un calambre en la pierna.

—Estás callado —dijo Mitch suavemente. Se suponía que debían


estar absortos en el especial de televisión. En realidad, a Jace y su equipo
no parecía importarles mucho, pero Colt estaba fascinado con la pantalla.

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—Estoy bien. Ahora lo entiendo más —respondió Kreed en voz baja,


mirando la televisión.

—¿Entender qué? —preguntó Mitch.

—Lo que te pasó. —Explicó Kreed, señalando a Colt y Jace. Todavía


no había hecho contacto visual con Knox.

—Huh. He estado pensando en eso. Llegué a la conclusión de que


probablemente sea todo el conjunto. Ellos, el caso, el odio que los sigue
de cerca. Es una cosa que te cambia la vida —respondió Mitch con
sinceridad. Kreed finalmente miró a su compañero que estaba enfocado
únicamente en Cody. Kreed no respondió.

Mitch se llevó la cerveza a los labios y tomó un largo trago antes de


que una expresión agria cruzara su rostro.

—Ugh. No sé por qué hice eso. Odio la cerveza caliente.

—Sí, yo también —dijo Kreed, inclinando la cabeza para indicar su


botella desechada. No había tomado más que un tercio en el último par
de hora.

—Aaron parece estar de mejor humor.

—Ha estado muy bien desde la victoria de ayer —respondió Kreed.


Su mirada se aventuró hacia Aaron antes de regresar a la televisión.
Probablemente había buscado inconscientemente a Aaron unas veinte
veces en los últimos treinta minutos. Podía decirse a sí mismo que solo
estaba vigilando la espalda de su compañero, pero sinceramente, esa no
era la única razón por la que mantenía un ojo en Aaron. No es que lo
fuera a admitir ante nadie... nunca.

—¿Ustedes se llevan bien? —preguntó Mitch.

225
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—Claro —dijo Kreed, un poco cauteloso.

—No lo parece —replicó Mitch, ahora mirando a Kreed.

—Lo estamos intentando. Requiere tiempo. —Kreed se encogió de


hombros.

—¿Qué vas a hacer cuando me reasignen?

Joder.

Él no quería tener esta conversación en este momento. De hecho,


no quería tenerla en absoluto, jamás.

—No pensaré en eso ahora mismo —respondió Kreed con


sinceridad. Maldición, deseaba tener una cerveza fría en la mano.

—No será mi elección —dijo Mitch, una oscuridad subyacente en


su tono. Eso era algo con lo que Kreed podía identificarse. Estaba feliz
con su vida tal como había sido antes de que toda la mierda golpeara el
ventilador.

—Lo sé —agregó finalmente. Estuvieron en silencio durante varios


largos minutos. Por primera vez desde que había entrado en esta casa,
su enfoque no estaba en Aaron. Mitch finalmente había hecho una
referencia real al enorme elefante sentado entre ellos. No podría haber
pedido un mejor compañero que Mitch. Honestamente, Kreed no estaba
completamente seguro de querer continuar en el servicio de Alguaciles
sin Mitch a su lado, y eso lo molestó mucho más. Tal vez era hora de
reevaluar su plan de vida. Kreed miró distraídamente la pantalla,
deseando poder pensar en alguna forma de detener la inevitabilidad de
perder a Mitch como compañero.

—Oye, Michaels, ¿cómo es que todos esos niños saltan cuando


Montgomery solo mira en su dirección? —gritó Mitch en su forma

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estándar de desviar la atención para escapar de la dura conversación que


estaban teniendo.

—Lo sé, ¿verdad? Mi niño es un tipo aterrador en el trabajo —


respondió Colt, orgulloso de esas palabras.

—Sí, claro —comenzó Jace, su tono mostraba su incomodidad ante


esa declaración.

—¡No, lo es! —Fue la chica sentada en un taburete al lado de Aaron


quien habló, atrayendo toda la atención hacia ella. Si recordaba
correctamente, su nombre era Haley. Ella era la segunda de Jace en el
gimnasio—. Deberían verlo. Es como esta fuerza con la que nadie quiere
meterse. Se para allí con los brazos cruzados sobre el pecho y las piernas
separadas y nunca sonríe.

Haley saltó y asumió la posición, imitando a Jace. Hizo que todos


en la sala se rieran de la expresión de descontento que puso en su rostro.

—Sí, justo así. —Señaló a Jace, que estaba de pie exactamente


como había dicho, mirándola ahora—. Él consigue esa mirada, y
simplemente asusta a todo el mundo. Nadie quiere decepcionarlo.

—No parece que te importe —le disparó Jace a Haley.

—Eso es porque me amas. —Ella puso los ojos en blanco y saltó de


nuevo al taburete.

—Ella tiene razón, sin embargo. Es como si fueran dos hombres


diferentes. Ver este. —Colt repitió una parte específica donde un equipo
estaba en el tapete durante una actuación, a la derecha y a la izquierda
del piso había figuras oscuras saltando arriba y abajo, animando al
equipo. Justo en el medio había un hombre parado allí, sin moverse ni
una pulgada, incluso con todo ese caos a su alrededor—. Ese es Jace. El
chico del medio. Ese es mi hombre alegre. Mientras todos saltan por todos

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lados, entusiasmados con lo bien que lo hace el equipo, los está


estudiando, repasando cada paso en su mente. Este equipo acaba de
ganar dos Mundiales y nunca esbozó una sonrisa —explicó Colt.

—Me estás haciendo sonar terrible.

—Te estoy haciendo sonar sexy —respondió Colt, deslizando ambos


brazos alrededor de la cintura de Jace.

—Tengo a setecientos niños bajo mi cuidado que se lanzan a sí


mismos o a otros por el aire. Deben ser disciplinados y respetar lo que
están haciendo. Nunca he tenido una lesión grave...

—¿Ven lo sexy que es? Y no respondas a eso, Knox —dijo Colt,


haciendo reír a todos, incluidos él y Jace. Kreed se echó a reír. Eran
divertidos juntos, y Mitch claramente se sentía como en casa aquí, pero
todo su enfoque permanecía en Aaron y la joven mujer sentada cerca a
su lado.

Apestaba admitir que se veían bien juntos. Tenían


aproximadamente el mismo color de cabello oscuro, pero ella lograba algo
que Kreed no había podido hacer. Tranquilizó a Aaron de inmediato y lo
hizo sonreír de verdad. Oh, hombre, deseaba que el chico lo mirara así.

Dios, Aaron le tenía todo jodido.

Kreed se llevó una mano a la cara y se cubrió los labios con la


palma de la mano mientras permanecía allí y observaba a Aaron
interactuar con Haley. Estaba confundido, inseguro acerca de todo
mientras los miraba. El chico inclinó la cabeza mientras escuchaba
atentamente lo que ella decía. Después de unos minutos, la risa de Aaron
llenó la habitación y el estómago de Kreed cayó cuando Aaron colocó su
mano sobre su brazo.

228
Serie Chicos buenos 3
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Ahora había vuelto a cuestionarse la sexualidad de Aaron. Tal vez


solo había imaginado escuchar su nombre en la habitación esa noche.

Unos dedos chasquearon frente a su cara, atrayendo su atención.


Miró a Mitch, que lo observaba de forma penetrante.

—Estoy preocupado por lo que sea que esté pasando con ustedes
dos.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Kreed, intentando desviar


el tema.

—Pensé que estábamos de acuerdo, no jugar con nuestros


compañeros. Eso jode el trabajo de campo —advirtió Mitch.

—¿Quién? ¿Stuart? No me lo estoy follando. —No había mentira


allí. Con profundo y absoluto pesar, no se estaba follando al chico.

—Pero quieres —respondió Mitch, afirmando lo obvio.

—No importa. Míralo. No está ni un poco interesado en mí —


argumentó Kreed a la defensiva. Mitch miró a Aaron antes de volverse
hacia Kreed.

—¿En serio? —El tono de Mitch parecía un poco enojado ahora.

—¿Qué va en serio? —preguntó Cody. Había salido de la nada para


estar al lado de Mitch. Cody colocó su brazo sin apretar sobre los
hombros de Mitch.

—Él está interesado en ti. Eres todo lo que mira y esta mierda tiene
que parar. Tienes toda mi vida en tus manos —dijo Mitch, envolviendo
un brazo alrededor de la cintura de Cody mientras el hombre se
balanceaba un poco sobre sus pies.

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Serie Chicos buenos 3
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—¿Quién? ¿Aaron? —preguntó Cody, tratando de seguirlo. Tan


confundido como estaba por la declaración de Mitch, sonrió ante el
intento de Cody de ponerse al día. Su zumbido cerebral sin duda hacía
las cosas más difíciles. Kreed no imaginaba que Cody se soltara con
demasiada frecuencia, lo que demostraba que debía sentirse cómodo
aquí.

—Sí, tú también lo ves, ¿no? —preguntó Mitch en un tono más


suave mientras ayudaba a mantener a Cody en pie.

—¿No lo ves? —le preguntó Cody a Kreed.

—No, en absoluto —respondió con sinceridad. En realidad, estaba


seguro de que estaban fuera de lugar.

—Ella es lesbiana —espetó Cody. La palabra lesbiana salió un poco


entrecortada, pero entendió lo que Cody estaba tratando de decirle. Huh,
eso nunca se le había ocurrido. Levantó la vista para ver a Haley y a
Aaron riéndose de nuevo. No parecía lesbiana, e inmediatamente se
reprendió a sí mismo por lo estúpido que era al pensar en estereotipos en
primer lugar.

¿Podrían Mitch y Cody saber algo que él no sabía?

Si era así, esta información era un completo cambio de juego.

—Deja de tratar de ocultarlo, imbécil. Él está interesado en ti y tú


estás interesado en él, pero debes esperar, Sinacola. Este caso es
demasiado importante para mí, y tengo suficiente de qué preocuparme
sin agregar eso a la mezcla —dijo Mitch, tirando de Cody a su lado. Mitch
apenas se detuvo para darle a Kreed una mirada torva antes de que su
rostro se suavizara mientras miraba a Cody—. ¿Sigues siendo mi
borracho y sexy prometido?

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Serie Chicos buenos 3
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Cody asintió y se inclinó más cerca mientras intentaba susurrarle


a Mitch en una octava ligeramente más baja que su voz normal.

—Ven fuera conmigo. La cuenta regresiva comenzará pronto.


Bésame bajo las estrellas. —La dulce y algo confusa declaración hizo que
Kreed sonriera mientras miraba hacia abajo, deseando poder darles algo
de privacidad, pero estaba atrapado entre la estantería y Mitch.

—Venga. —Mitch tomó la mano de Cody, pero volvió a mirar a


Kreed. Había significado en esa mirada, así que Kreed hizo lo que mejor
hacía. Levantó su dedo medio hacia Knox.

—Preocúpate por ti mismo. Puedo manejarlo.

—Sí, estoy seguro de que crees que puedes —dijo Mitch,


alejándose. Kreed volvió a estar solo. Tenía los brazos cruzados sobre el
pecho y deliberadamente mantuvo la cabeza baja lo suficiente como para
poder mirar a Aaron sin que nadie lo notara. Nunca había atrapado a
Aaron mirando en su dirección, y había hecho más de lo que esperaba.
Mitch definitivamente sería el que se metería con él, se burlaría y se reiría
cuando jodiera las cosas con Aaron. Mitch siempre bromeaba, pero esta
noche su tono era de advertencia, no de aliento. Kreed podía entender
eso dadas las circunstancias, pero no los pondría en peligro... a ninguno
de ellos.

Sintiéndose muy parecido a un adolescente, Kreed no pudo evitar


mirar en dirección a Aaron cada vez que tenía la oportunidad. La chica
era hermosa. Por supuesto, Aaron probablemente argumentaría que un
hombre no podía ser hermoso. Kreed sonrió para sí mismo, porque sabía
que Aaron estaba equivocado. Todo sobre el chico era hermoso: sus
labios, su piel, la suave curva de su mandíbula, la forma en que sus ojos
se iluminaban cuando sonreía.

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Serie Chicos buenos 3
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Hombre, era tan tonto. ¿Por qué demonios estaba mirando a


escondidas como un adolescente en un salón de clases? Kreed levantó la
cabeza y miró descaradamente en dirección a Aaron, sobresaltándose
cuando sus miradas chocaron. La curiosidad cruzó la cara de Aaron
segundos antes de que dejara de mirarlo a los ojos y mirara sus zapatos.
Kreed observó cómo la cabeza de Aaron se levantaba y esos penetrantes
ojos azules volvían hacia él.

—Doce. Once. Diez.

En algún lugar en el fondo de su mente registró el comienzo de la


cuenta regresiva. Con el corazón latiendo violentamente en su pecho, vio
a Aaron desviar su mirada por segunda vez, pero esta vez no volvió a
mirarlo.

Habían estado jugando a este tonto juego del gato y el ratón


durante la última semana. Era demasiado. A la mierda las
consecuencias. Deseaba a Aaron Stuart. Demonios, ya ni siquiera podía
pensar con claridad, porque cada pensamiento que tenía se centraba en
ese hombre que había vuelto a pretender ignorarlo.

—Nueve. Ocho. Siete.

Las voces sonaron al unísono. Kreed se apartó de la pared y cruzó


la habitación. Tenía un resuelto propósito, apenas notando a todas las
parejas felices que esperaban el golpe de la medianoche mientras pasaba
cerca de ellos.

—Seis. Cinco. Cuatro.

Aaron sostenía un plato en una mano y un trago en la otra. El chico


estaba sentado en el taburete, con la cabeza vuelta, frente a la televisión
mientras masticaba un trozo de hielo. Kreed siguió adelante. A un pie de
su objetivo, Kreed alcanzó el plato, sorprendiendo a Aaron, que lo miró

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Serie Chicos buenos 3
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pero no se movió. Lo dejó caer sobre el mostrador detrás de Aaron


mientras le pasaba los dedos por el cabello.

—Tres. Dos. Uno. ¡Feliz año nuevo!

Grandes vítores estallaron en toda la casa. Por el rabillo del ojo vio
a lo lejos los fuegos artificiales en el televisor. No pasó por alto el
simbolismo. Tenía la sensación de que esos fuegos artificiales estaban a
punto de explotar dentro de su propia cabeza. Kreed no advirtió a nadie
a su alrededor, su único enfoque era Aaron.

Echó la cabeza de Aaron hacia atrás y miró profundamente a sus


ojos sobresaltados. Kreed supo el momento exacto en que la sorpresa se
convirtió en hambre, y Kreed descendió, aplastando su boca con la de
Aaron. La gran explosión llegó segundos después cuando la copa de
Aaron cayó al suelo, sus labios se separaron y deslizó su lengua hacia
adelante. El cubito de hielo que Aaron había estado masticando se
derritió rápidamente cuando sus lenguas se encontraron y se enredaron.
La sensación de la lengua fría de Aaron explorando su boca caliente envió
una ola de emoción a través de Kreed mientras profundizaba el beso.

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Capítulo 17
Los gritos y los vítores se registraron una vez que salió a buscar
aire. Su boca se movió de los labios de Kreed, a lo largo de esa mandíbula
prominente, luego a su cuello. Dios, Kreed olía muy bien. Aaron estaba
de pie, no exactamente seguro de cómo había sucedido. Pero nunca
olvidaría la mirada en los ojos de Kreed cuando esos fuertes dedos habían
agarrado su cabello un momento antes de que esos labios carnosos se
apretaran contra los suyos. El beso había sido tan inesperado, abrasador
e intenso. Aaron no había tenido tiempo de hacer nada más que
aceptarlo. Darle la bienvenida.

Los labios de Kreed eran posesivos y exigentes, todo lo que había


soñado que serían y mucho más. Aaron no sabía si debía moverse o
permanecer en su lugar. Presionó su boca contra el cuello de Kreed,
dándole otro beso mientras inhalaba su aroma picante y embriagador
antes de retroceder. O al menos lo intentó. Kreed lo había envuelto tan
completamente que Aaron podía hacer poco más que sostenerse. Lo tenía
atrapado en su lugar, presionándolo hacia atrás sobre el mostrador
mientras su lengua se deslizaba alrededor de su oreja.

—No pares, chico de iglesia. Me gusta tu boca sobre mí —susurró


Kreed en el oído que acababa de lamer, su aliento caliente se enfrió
rápidamente contra la piel húmeda de Aaron. Un escalofrío se deslizó por
su columna vertebral y aterrizó en sus bolas. Su polla saltó ante las
palabras de Kreed, ansioso por que él siguiera haciendo lo que hacía.
Aaron no tenía intención de detenerse. Podía explorar a Kreed y probar
su piel para siempre. Sus caderas rodaron hacia adelante, apretando
firmemente contra Kreed, que estaba duro y listo. El gruñido que Kreed
soltó fue perverso y lleno de promesas tentadoras, como el hombre en sus

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Serie Chicos buenos 3
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brazos. Por la pequeña muestra que había recibido, sabía exactamente


por qué el apodo de Kreed era Sin.

Jesús, ¿por qué se había negado esto? Qué estúpido.

—Consíganse una habitación. Los besos de medianoche


terminaron hace... quince minutos. —Esa era la voz de Colt y a Aaron no
le importó dónde estaban, no queriendo que esto terminara, pero Kreed
se puso rígido en sus brazos. No, no de la forma en que le hubiera
gustado, sino que el Alguacil detuvo la exploración de labios en su cuello
y aflojó su agarre, llevando a Aaron a una posición vertical. Kreed no
había retrocedido cuando se retiró del beso. Su hermoso rostro
permaneció cerca del de Aaron, ni siquiera un centímetro de espacio los
separaba mientras los ojos de Kreed buscaban los suyos. Aaron sintió el
deseo embeberse de Kreed, y esta vez, no rehuirlo. Se dio cuenta de la
necesidad que se arremolinaba en los ojos de Kreed y permitió que la
emoción se enterrara profundamente en su corazón. En este minuto, ese
beso... Sí, esto era un cambio de juego, uno contra el que no quería
pelear. Aaron levantó la mano y pasó la palma de la mano sobre la mejilla
de Kreed, acariciando esos labios llenos y suaves con el pulgar.

—Deberíamos irnos —dijo Kreed en voz baja, sin dejar de mirarlo.


Oh, diablos, sí, deberían irse. En lo que a él respecta, estaban perdiendo
el tiempo. Asintió con la cabeza. Había pasado tanto tiempo desde que
había tenido relaciones sexuales. Mientras Aaron movía sus manos hacia
la cintura de Kreed, sus dedos rozaron ligeramente ese estómago duro y
bien definido que había visto ese día. Sí, tenían que irse absolutamente,
tal vez hasta la habitación de hotel más cercana.

Kreed finalmente giró la cabeza, rompiendo ese vínculo fascinante,


aunque su cuerpo todavía estaba apretado contra el de Aaron,
manteniéndolo en su lugar. Toda la fiesta se volvió inusualmente

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Serie Chicos buenos 3
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tranquila. Aaron movió la cabeza hacia un lado y se inclinó para mirar a


Kreed.

Tal vez había actuado un poco ansioso. Todos los ojos del lugar
estaban fijos en ellos. Su agarre en la cintura de Kreed se tensó mientras
luchaba contra el increíble deseo que corría por sus venas.

Haley todavía estaba cerca de él. Le había caído muy bien y ella le
estaba sonriendo. El calor le subió por la cara, pero no debería sentirse
avergonzado. Ella había estado alentando esto durante la última hora y
media.

—Necesito hablar con él en privado antes de irnos. ¿Tienes una


oficina, algo así? —preguntó Kreed. Aaron no sabía si la pregunta de
Kreed estaba dirigida a Colt o Jace, porque ambos estaban parados uno
al lado del otro. Aaron sintió que Mitch también estaba cerca, pero
todavía no podía hacer contacto visual con él. Estaba bastante seguro de
que Mitch no estaría muy feliz de que jugara hockey de amígdalas con su
compañero.

—Pueden pasar la noche aquí. Tenemos espacio —ofreció Jace.

—No. Tenemos que irnos. Solo necesito hablar con él primero —


dijo Kreed. Dio un paso atrás esta vez, y Aaron sintió una pérdida
instantánea cuando el Alguacil lo soltó. Entonces Kreed mejoró la
situación tomando su mano y entrelazando sus dedos.

—Mi oficina está a la derecha justo al pasar la puerta principal.


Venga. Les mostraré. —Jace abrió el camino mientras Kreed lo
arrastraba. Eso estaba bien para él, porque con mucho gusto seguiría al
Ayudante del Alguacil Kreed Sinacola a donde quisiera. Cada pequeño
deseo y ansia que había tratado de negar durante la última semana
viviendo con este hombre, lo había golpeado como un tren de carga con
ese beso que cambió el juego. No había estado preparado para el asalto

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Serie Chicos buenos 3
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emocional que acompañó solo unos pocos golpes de la lengua de Kreed


Sinacola.

Jace encendió la luz y se hizo a un lado. Kreed empujó a Aaron


adentro, cerró la puerta y lo inmovilizó contra la pared en menos de un
segundo. Esta vez estaba listo, abriéndose para Kreed antes de que sus
bocas chocaran. Este beso transmitía cada anhelo que había sentido
desde el momento en que vio a Kreed a través del reclamo de equipaje del
aeropuerto.

Devoró la boca de Kreed, derritiéndose contra él mientras sus


manos vagaban libremente sobre cada centímetro de ese cuerpo
irresistible. Aaron dejó caer las manos más abajo, ahuecando el trasero
de Kreed antes de moverse para agarrar esa polla dura confinada en esos
vaqueros ajustados. El pecho de Kreed retumbó con un gruñido bajo
mientras respondía con urgencia apretándose contra la palma de Aaron.
Al soltar la insistente boca de Kreed, las respiraciones de Aaron salieron
en pequeñas ráfagas mientras hablaba.

—Volvamos a casa.

Kreed lo tenía jadeando, con el corazón golpeando en el pecho.


Aaron deseaba esto. Deseaba a Kreed. A la mierda las consecuencias. El
tipo lo tenía tan en el límite, y las manos de Kreed nunca dejaron de
explorar su cuerpo. Esos dedos jugaron con un aro de pezón y luego se
deslizaron firmemente sobre su polla, dándole un pequeño vistazo de lo
espectacular que realmente sería esta noche.

¡Ah, sí, feliz jodido año nuevo!

—¿Por qué dije que no en primer lugar? Deberíamos haber estado


haciendo esto desde el principio —Aaron envolvió la mano en un puño y
acarició la longitud de la polla dura de Kreed.

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—Aaron, te deseo. Señor, ayúdame, pero lo hago. Necesitamos


esperar. —El aliento de Kreed sopló contra su oído mientras hablaba,
luego mordisqueó su lóbulo. Dios, era tan excitante ser deseado de esta
manera.

—Está bien. Puedo esperar. No tenemos que quedarnos aquí esta


noche. Es solo como un viaje de treinta minutos. —Aaron volvió a mover
la cara para besar a Kreed nuevamente. Este beso fue rápido y ardiente,
algo para ayudarlo a aguantar el regreso a casa—. Ha pasado un tiempo
para mí.

Aaron se mordió el labio y Kreed le dedicó una tierna sonrisa


mientras se inclinaba y besaba a Aaron hasta que el labio que había
mordido estuvo en la boca de Kreed. No cabía duda de que Kreed sería
un amante atento.

—Dios, lo siento, Aaron. —Kreed levantó ambas manos hacia las


mejillas de Aaron, encerrándolo allí mientras continuaba hablando, su
voz baja y grave—. Pasará un poco más de tiempo. No puedo... No
podemos... hasta que esto finalice. Cerraremos este caso lo más rápido
que podamos, luego te llevaré a algún lado, solo los dos. Me tomaré mi
tiempo contigo, chico listo. Exploraré hasta el último centímetro de tu
cuerpo hasta que se retuerzas y ruegues, luego lo haré una y otra vez. —
Kreed se inclinó, presionando un suave beso en la esquina de la boca de
Aaron.

—Oh, joder sí. —Las rodillas de Aaron se debilitaron; él también


quería eso. Pero más que nada, quería sentir a Kreed dentro de él,
empujando con toda esa fuerza.

—Entonces, ¿soy tu tipo después de todo? —La voz de Kreed era


baja e hipnotizadora; la sonrisa alzando la comisura de su boca, sexy
como el infierno.

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Serie Chicos buenos 3
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—Sí. —Aaron asintió cuando Kreed presionó contra él nuevamente.


Podía sentir la dureza de Kreed presionando contra la suya, y maldición,
se sentía tan bien que todo lo que podía hacer era jadear y decir—:
Mucho.

—Eso esperaba —respondió Kreed, frotando su nariz a lo largo de


la mejilla de Aaron—. Hueles increíble, y te deseo tanto. Desde hace un
tiempo. Pero realmente tenemos que esperar.

—Yo también te deseo. —Aaron besó a Kreed nuevamente, tomando


su boca con tanta fuerza que esperaba que Kreed no pudiera confundir
sus intenciones, confirmando que, absolutamente, Kreed era su tipo y
Aaron quería todo lo que el hombre tenía para ofrecer.

Kreed lo abrazó con fuerza, sus cuerpos balanceándose juntos,


devolviéndole el beso con tanta pasión. Sus lenguas se enredaron,
bailando al unísono. Kreed suspiró en su boca y aligeró el beso
gradualmente. Lentamente recuperó sus sentidos. Liberó su boca cuando
su cerebro finalmente captó las palabras de Kreed, palabras que no
coincidían con la necesidad que corría por cada parte de su cuerpo.

—No estoy seguro de entender. ¿Estás diciendo que no iremos a


casa para tener sexo esta noche?

—Sí, eso es lo que estoy diciendo. No puedo tener sexo contigo. Me


temo que arruinará las cosas. No podemos arriesgarnos ahora. Cuando
este caso termine, puedes tenerme como quieras. Quiero exactamente lo
mismo que tú. Lo prometo —dijo Kreed, inclinándose para inhalar su
aroma.

—Espera. ¿Qué? Fuiste tú quien me besó —dijo Aaron un poco


desesperado. Demonios, no le importaba quién hacía qué en este
momento, siempre y cuando Kreed lo hiciera correrse—. Me pusiste todo
caliente. —Levantando las manos, empujó el pecho de Kreed, pero el tipo

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Serie Chicos buenos 3
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no se movió—. Déjame entenderlo. Quieres follarme. Yo quiero que me


folles, ¿y tú respuesta a eso es frenar?

—Nada ha cambiado. Te deseo tan desesperadamente, Aaron, pero


no podemos. No funcionará. Lo he visto una y otra vez. Tenemos
demasiado en juego en este caso. Pondrá a todos en mayor peligro, y ya
hay demasiado de eso. —Aaron comenzó a alejarse de este endemoniado
hombre que lo había excitado más de lo que había estado en su vida para
luego alejarse, pero Kreed lo enjauló contra la pared—. Por favor, no te
enojes.

—No estoy enojado. Estoy decepcionado y confundido. —Levantó la


vista hacia esos tormentosos ojos, sus manos apretadas en la camisa de
Kreed, y su polla implorando que cambiara de opinión.

—Yo también. —Kreed suspiró y se inclinó aún más en su espacio


personal. Su proximidad, calor y aroma hacían imposible un
pensamiento coherente. Aaron puso sus manos sobre los hombros de
Kreed, descansando allí por un momento antes de respirar
profundamente y empujar al hombre. Kreed lo soltó y Aaron dio varios
pasos hacia atrás mientras se pasaba los dedos por el pelo. Estaba seguro
de que el desorden que había creado en su pelo hacía juego con el caos
que corría por su cuerpo. El pensamiento, la razón, incluso el habla, eran
casi imposibles de coordinar en este momento. Kreed lo había puesto tan
caliente, tan listo. Demonios, se la habría chupado allí mismo, pero en
cambio, Kreed le había dado una patada en el trasero. Esa mierda no
estaba bien.

Encontrando una apariencia de calma, Aaron buscó dentro de sus


vaqueros y ajustó su polla. La estúpida cosa traidora quería que la mano
de Kreed estuviera tocando y acariciando en ese momento. Ignoró eso y
se obligó a calmarse. No iba a funcionar, pero tenía que intentarlo. Se
había encendido con el beso de Kreed y solo podía imaginar las llamas

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Serie Chicos buenos 3
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que habría encendido si hubieran hecho más. Joder, él no estaba seguro


de poder masturbarse lo suficiente como para calmar esto.

Sintió a Kreed cerniéndose detrás de él. No había tocado a Aaron


desde que lo había soltado, pero esa maldita colonia lo envolvió como una
caricia, y tuvo que dar un paso más, luego otro. Aaron no pensó que
funcionaría, pero rodó los hombros y trató de sacudirse el abrazo de ese
aroma seductor. Necesitaba ejercitarse, algo para quemar esta energía
antes de hacer algo estúpido como rogarle a Kreed que lo follara.

No, no podía hacer eso.

—Desearía que no hubieras comenzado esto —dijo en voz baja,


mirando sus manos temblorosas. Apretó los puños con fuerza y cerró los
ojos, tratando de nivelar su respiración.

—Yo no. Me estabas volviendo loco. Ahora, al menos, sé que cuando


obtengamos la información que necesitamos, obtendré más que solo una
muestra. —Kreed se paró directamente detrás de él nuevamente y unas
manos suaves llegaron a sus hombros. Aaron inmediatamente salió de
debajo del toque, giró y se dirigió hacia la puerta. Se pasó los dedos por
el pelo, con la esperanza de volver a aplanar los mechones. No había
forma de arreglarlo completamente, pero al menos podía parecer que
tenía su mierda un poco junta.

Con el pomo de la puerta en la mano, miró por encima del hombro


a Kreed.

—Necesitamos irnos. Ya es pasada la medianoche.

—No te pongas así —dijo Kreed, acercándose a él. De ninguna


manera iba a aceptar eso. Kreed necesitaba mantener su distancia a toda
costa. Extendió una mano mientras abría la puerta y salía al vestíbulo.

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Serie Chicos buenos 3
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—No, simplemente no. —Siempre llevaba sus sentimientos en sus


ojos para que cualquiera lo suficientemente interesado los viera; algunas
personas muy observadoras le habían dicho eso antes. Pero la mayoría
de las personas nunca veían más allá de sí mismos, de lo contrario
sabrían exactamente lo que estaba pensando. Por supuesto que Kreed lo
vería. Había leído a Aaron como un libro abierto desde el principio. Por
eso había intentado tanto enmascarar sus sentimientos y ocultar su
verdadero yo.

No había mucha privacidad en este punto, pero Aaron miró


alrededor del espacio abierto que conducía al interior de la sala de estar,
todos los ojos estaban puestos en él. Mierda. Giró sobre sus talones y fue
hacia el baño cerca de la cocina. Necesitaba un minuto antes de entrar
al auto con ese hombre que todavía se cernía demasiado cerca. Podía
sentir a Kreed detrás de él. Hombre, Kreed necesitaba aprender lecciones
sobre espacio personal.

Lo que sea, pensó Aaron, algo derrotado. No importaba si él conocía


esos límites. Si Kreed estaba en algún lugar cercano, lo sentiría, y una
mierda si eso no dificultaba toda esta situación.

***

Kreed estaba de pie junto a la puerta principal, sosteniendo su


abrigo y el de Aaron, esperando que el niño que definitivamente no era
un niño pero que actuaba como tal en ese momento, saliera del baño.
Mitch estaba en su cara, hablando en voz baja, con el resto de la fiesta
manteniendo en silencio su distancia. De alguna manera, él y Aaron
habían aplastado el ambiente de toda la reunión. Se habían convertido
en el foco, y con la tensión flotando sobre él en oleadas, entendía por qué.
Necesitaban irse.

242
Serie Chicos buenos 3
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Maldita sea, había logrado matar la diversión con una acción


impulsiva. No se arrepentía de haber besado a Aaron, ni siquiera un poco,
pero debería haber tenido suficiente control para esperar. Aaron lo
debilitaba. Estaba más enojado consigo mismo por arruinar el equilibrio
que él y Aaron habían creado, posiblemente poniendo en peligro el
resultado de este caso, que por cualquier otra cosa. Bueno, excepto Knox,
que no lo dejaría en paz.

—No te acerques a mí, Knox. Aléjate de mi puta vista —dijo Kreed


amenazadoramente. No necesitaba el discurso de “hay mucho en juego”
en este momento. Kreed sabía lo que estaba haciendo; era la razón por la
que Aaron no estaba inclinado sobre el escritorio de esa oficina en este
momento.

Mitch hizo lo que mejor hacía. No solo se movió, sino que golpeó
ligeramente a Kreed en el pecho cuando lo hizo. Era el clásico Mitch.
Estaba desviando la atención, dándole a Kreed algo en qué pensar aparte
de los dulces labios de Aaron. Saber lo que estaba haciendo Mitch y
responder en consecuencia no parecían ir de la mano en este momento.
Kreed levantó la vista y observó con ojos ardientes la mirada igualmente
enojada de Mitch. Kreed estaba enojado con Knox por tratar de advertirlo
sobre Aaron. Levantó ambas palmas y empujó el pecho del tipo. Mitch
apenas se movió.

—¡Esperen, chicos, esperen! —gritó Colt. Fuera de su visión


periférica, Kreed vio a Colt brincando sobre el sofá, corriendo hacia
ellos—. Esperen. ¡No dentro de la casa!

—Tengo esto, Michaels —dijo Mitch, su rostro justo en el de Kreed.

—No en la casa. —La puerta principal se abrió y, con una


sorprendente cantidad de fuerza, Colt arrastró a Mitch por la espalda,
forzándolo hacia Kreed, que fue expulsado por la puerta principal. Kreed
no pudo evitar caerse cuando sus pies se enredaron con los de Mitch.

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Serie Chicos buenos 3
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Pelear había desaparecido de su mente mientras buscaba cualquier cosa


que pudiera suavizar el golpe de su cuerpo golpeando el concreto. Nada
lo hizo.

—¡Colton! —gritó Jace cuando Kreed giró la cabeza y aterrizó de


espaldas. Mitch lo siguió, el peso de su amigo lo dejó sin aliento. Cuando
el aire salió de sus pulmones, el codo de Mitch aterrizó en su estómago y
su palma se deslizó por su cara. Esos dos movimientos fueron a
propósito. Eran los movimientos que usaban todo el tiempo en arrestos
agresivos. Entonces, a pesar de que la ira había abandonado el cuerpo
de Kreed durante la caída, solo por el placer de hacerlo, ejecutó un placaje
perfecto, golpeando a Mitch en las bolas mientras empujaba la parte
inferior de su cuerpo hacia adelante, agarrando la camisa de Mitch.
Arrojó a Mitch fuera de su cuerpo.

El arrepentimiento lo inundó tan pronto como escuchó el sonido de


las macetas rompiéndose, pero luego el ruido sordo de Mitch bajando los
escalones le levantó el ánimo y alivió la preocupación. Enviaría macetas
de reemplazo mañana para el porche de Jace y Colt.

—Eres un maldito imbécil —murmuró Mitch desde el pie de la


escalera.

—Sí, se necesita uno para conocer otro, princesa. —Bien, eso era
lo que decían los niños de ocho años, pero fue lo único que se le ocurrió
en el momento.

—Jace, esto habría sucedido dentro de nuestra casa si no los


hubiera sacado. No te enojes. —Escuchó a Colt explicando desde arriba.
Su abrigo fue dejado sobre su cuerpo y parte de él cubrió su rostro.

—Jace, enójate. Me duele mucho —dijo Mitch. Kreed se apartó la


chaqueta de la cara y rodó a un lado para ver a muchos de los invitados
de pie en la puerta. El resto miraba desde las ventanas. Aaron se abrió

244
Serie Chicos buenos 3
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paso entre la multitud y salió al porche. Kreed se puso de pie, pero miró
hacia abajo para ver a Mitch levantarse a un ritmo mucho más lento, su
mano acunando su entrepierna. Probablemente no fue justo; Mitch había
estado fuera del trabajo durante unos meses, pero lo que sea... Él había
comenzado.

—Lo siento. —Kreed se dirigió hacia Colt y Jace, pero el sonido del
metal raspando el concreto seguido de un ruido sordo, atrajo su atención
hacia las escaleras. Knox había caído de nuevo. Yacía tendido en el suelo.
Por lo que parecía, había usado la barandilla para ayudarse a subir los
escalones y esta cedió bajo su peso. Kreed no pudo evitar la carcajada
que estalló. Lo tenía bien merecido. La espalda de Kreed estaba adolorida.
Ciertamente tendría algunas raspaduras. Probablemente su ropa estaba
lista para la basura, pero bajó los escalones y extendió una mano hacia
Knox. Vaciló un segundo, pero su amigo la tomó y se puso de pie.

—¿Dónde está Cody? —preguntó Mitch, mirando por encima del


hombro hacia el grupo.

—Si estuvieras allí cuidando de él en lugar de meter tu nariz en mis


asuntos, lo sabrías, ¿verdad? —dijo Kreed, mirando a través de la
multitud hacia la puerta, sin ver a Cody en absoluto.

—¿Qué pasó? —preguntó Aaron, bajando corriendo las escaleras—


. ¿Destrozaron su porche delantero?

—Knox lo hizo —dijo Kreed.

—Jódete. ¿Dónde está Cody? —preguntó Mitch de nuevo.

—Se quedó dormido en el sofá. Ha estado allí por un tiempo —


respondió Colt, levantando las manos mientras se volvía hacia los
asistentes a la fiesta detrás de él—. El espectáculo terminó, amigos.
Todos vuelvan dentro.

245
Serie Chicos buenos 3
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Mitch le retuvo por la espalda, probablemente donde el hombro de


Colt lo embistió, y dijo:

—¿Cómo demonios no fuiste un ala defensiva9? Puedes hacer


jodidamente un placaje.

—Pagarás por todo esto —respondió Colt por encima del hombro
mientras empujaba a todos dentro.

—No. Sinacola lo hará. —Mitch arrojó hacia Kreed mientras


cruzaba el porche delantero, con la mano todavía en la espalda.

—No, Colton lo hará. ¿Por qué los empujaste por la puerta de esa
manera? Estaban hablando —dijo Jace, pateando las macetas rotas fuera
del camino.

—Cariño, cuando comienzan los golpes en el pecho y los empujones


con las manos, todo va cuesta abajo desde allí —respondió Colt,
levantando la barandilla y colocándola en una esquina del porche
delantero.

—Knox, limpia esto por la mañana —gritó Kreed cuando Mitch


estaba en la puerta principal.

—Sí, sobre eso. Jódete. —Mitch nunca se volvió. Solo levantó su


mano y le sacó el dedo mientras cerraba la puerta detrás de él.

—¿Estás bien? —peguntó Jace, dirigiéndose hacia donde estaba


Kreed en el patio delantero. Aaron permaneció callado, pero cerca.
Sostenía las dos chaquetas en la mano. Como siempre, Kreed se sintió
atraído hacia él. La luz de la luna se filtraba a través de las nubes,
iluminando su rostro lo suficiente como para que Kreed pudiera ver que
los ojos de Aaron estaban muy abiertos con inquietud. Tal vez un poco

9
Posición en fútbol americano.

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sorprendido por lo que estaba sucediendo, pero Aaron seguía siendo


hermosamente guapo, más que nunca antes.

—Estoy bien. Haré que todo esto sea reemplazado. Lo siento —se
disculpó Kreed.

—No, no hay problema. Lamento que las cosas se hayan salido de


control con Colt. Creo que a veces echa de menos toda esa agresión en el
campo de juego. Para ser sincero, todos estábamos tan aliviados de que
finalmente tomaras el asunto en tus propias manos —dijo Jace, dándole
a Kreed esa sonrisa que iluminaba su rostro. Era casi tan guapo como
Aaron en esos pocos segundos.

Kreed no se giró para medir la reacción de Aaron a las palabras de


Jace.

—Deberíamos irnos.

Estiró una mano, colocándola en la parte baja de la espalda de


Aaron. No debería tocarlo en público así, y no continuaría haciéndolo.
Solo necesitaba el contacto, aunque solo fuera por un segundo.

—Gracias por esta noche. Buenas noches.

Jace no dijo nada mientras caminaba por el porche. A pesar de que


Colt estaba allí, Kreed se aseguró de que entraran antes de abandonar el
patio. Por eso no mezclaba negocios con placer. Estaban en un caso
activo y Mitch y él tenían que mantener a todos estos hombres a salvo. Y
ahora sus dos protectores habían peleado como adolescentes en el patio
de una escuela por una niña con espinillas. Excepto que Aaron no era un
adolescente con granos. No, era sexy como el infierno y exactamente lo
que Kreed deseaba. Probablemente no habrían llegado a los golpes; Mitch
tenía razón sobre algunas de las cosas que había dicho. Pero, al carajo.

247
Serie Chicos buenos 3
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Mitch ni siquiera podía seguir su propio consejo cuando se trataba de


Cody. ¿Por qué debería Kreed comenzar a hacerle caso ahora?

—¿Qué pasó? —preguntó Aaron mientras se acercaban al auto. Se


detuvo a varios pasos y Kreed se volvió para preguntarle por qué—. ¿No
tienes que comprobarlo?

—Podría, pero no es necesario. Esa es la casa del expresidente. —


Señaló la casa en la que habían estacionado delante.

—Ahora es un ciudadano común —dijo Aaron confundido.

—Sí, pero su seguridad es sólida —dijo Kreed, acercándose al auto.

—¿Cómo lo sabes? —interrogó, quedándose unos pasos atrás.

—Puedo ver los puntos de control. —Kreed regresó al lado de


Aaron. Hizo clic en el llavero y abrió la puerta—. Y me pidieron que me
encargara de ello.

—De ninguna manera. —Eso pareció impresionar a Aaron. De todo


lo que había hecho en su vida de alguna manera, ese trabajo se convirtió
instantáneamente en el más importante porque Aaron parecía realmente
fascinado.

—No soy un holgazán. Soy bueno en mi trabajo —dijo Kreed,


tomando el brazo de Aaron y acercándolo al auto. Empujó a Aaron hacia
su lado mientras abría la puerta del conductor, apoyando sus antebrazos
en la parte superior mientras esperaba que Aaron se abriera paso
alrededor del vehículo.

—Sé que no eres un holgazán. Eso es obvio. ¿Entonces podemos


entrar? —preguntó Aaron, arrastrándose lentamente a su lado.

248
Serie Chicos buenos 3
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—Sí, ¿ves? —Kreed fue a su asiento y encendió el motor con Aaron


todavía a unos pasos. Después de un segundo más, el chico listo se
adelantó y subió al interior del coche.

—Está bien, ¿eso descarta el equipo de seguridad del expresidente


como posibles sospechosos en el caso? —preguntó Aaron después de
cerrar la puerta.

—Buena pregunta. Probablemente. ¿Quién sabe? Pero hace que


sea más difícil actuar cuando otros ojos están mirando. —Kreed puso su
mano en la palanca de cambios, pero no la movió hacia la transmisión.
En cambio, se volvió hacia Aaron y le preguntó—. ¿Estamos bien?

—Sí. Solo necesitaba tiempo. Por lo general, no soy así —respondió


Aaron.

—¿Qué significa eso? —Además de las pocas expresiones que había


captado en la cara del chico, Kreed tuvo dificultades para leer a Aaron.

—Tal vez sea la situación. No lo sé.

Excelente. Sin respuesta. Jodidamente fantástico.

—¿Qué significa eso? —Kreed lo intentó de nuevo.

—Me gustó ese beso —confesó Aaron dulcemente, manteniendo


sus ojos enfocados en el parabrisas delantero.

—A mí también. —Kreed se acercó y tomó a Aaron por la barbilla,


girando su cabeza hasta que Kreed pudo mirarlo a los ojos—. Me gustas
mucho. Ha sido así desde la primera vez que te vi cuando estábamos en
Kentucky. Mi interés nunca se desvaneció. Eres caliente. Mucho más en
persona, pero también eres inteligente. Es una combinación muy sexy
para mí. —Aaron no dijo nada, pero sonrió cuando se movió lejos del
agarre de Kreed y se miró las manos—. Sin embargo, es como esa pelea.

249
Serie Chicos buenos 3
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En un caso como este, no necesitamos distracciones. Eres una gran y


hermosa distracción y tengo que mantenerme enfocado. ¿Entiendes,
verdad? —Kreed se acercó de nuevo, esta vez entrelazando sus dedos con
los de Aaron, tirando de sus manos unidas hacia la consola central.

—Sí —respondió finalmente Aaron, apretando sus dedos alrededor


de los de Kreed—. ¿No debería conducir yo?

—Probablemente, pero cuando nos acerquemos, puedes agacharte.


Está oscuro y es pasada la medianoche. Nadie debería cuestionar o darse
cuenta de que no eres tú si solo hay un ocupante —dijo Kreed, aliviado
de que hubieran podido resolver esto, porque, sinceramente, mantenerse
alejado de Aaron Stuart podría ser lo más difícil que hubiera hecho.
Definitivamente era un incentivo para terminar este caso de la manera
más rápida y segura posible. La seguridad de Aaron nunca había
significado tanto como en ese momento.

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Capítulo 18
No del todo seguro si el sofá-cama podía ser más incómodo, Kreed
yacía tendido, mirando hacia el techo. Su brazo estaba escondido detrás
de su cabeza, tratando de hacer que la vieja almohada plana fuera un
poco más cómoda. Sostenía una navaja en su otra mano. El sueño no
llegaría fácilmente esta noche. Las tres y cuarenta y cinco de la mañana
y ninguna cantidad de ovejas había sido capaz de adormecerlo.

Había sido un imbécil esta noche, y no tenía excusas sobre cómo


había actuado. Después de que volvieron a Midlothian, le envió a Colt y
Jace mensajes rápidos de disculpa, y también uno a Knox. Su teléfono se
iluminó con varios mensajes de respuesta de Mitch, pero no había mirado
ninguno. Sabía lo que Mitch diría, y más aún, también sabía que el tipo
tenía razón, pero eso no cambiaba nada. Su atracción por Aaron era
demasiado fuerte, y si fuera inteligente, se retiraría de este caso y traería
a alguien que tuviera una perspectiva más clara.

El problema era que no era un tipo muy inteligente, nunca lo había


sido. Este caso era demasiado personal. Alguien nuevo podría pasar algo
por alto, y su instinto le decía que estaban en el lugar correcto para
encontrar las respuestas que habían estado buscando.

Además, tenía un conocimiento íntimo de los ataques


homosexuales y el alcance de las personas para expresar su odio, un odio
que no conocía límites, especialmente en las enseñanzas ignorantes y
prejuiciosas de la religión extrema. Era algo que una persona nunca
podía comprender completamente a menos que lo hubiera vivido. Eso
tenía que darle una ventaja en la búsqueda de los hechos.

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed cerró los ojos y los obligó a permanecer cerrados.


Aparecieron imágenes del bello rostro de Aaron. Recordó ese momento de
sorpresa justo antes de que Kreed lo besara por primera vez. Sí, ese fue
un buen momento. Nunca había considerado cuán fluidos eran
realmente los dos. No estuvieron incómodos en absoluto. Se conectaron
con la primera presión de los labios y luego se movieron como si hubieran
estado juntos durante años. Eso era difícil de encontrar, y Kreed se
preguntó si habría sido así si hubieran estado en un lugar un poco más
privado.

Jodida mierda. Había ido allí de nuevo. Sus ojos se abrieron y un


pequeño gemido se liberó. Su polla subió la manta. Había renunciado
hace una hora a tratar de hacer que esa cosa irritante se calmara. Un
crujido llamó la atención de Kreed hacia la puerta de su habitación
cuando esta se abrió. Detuvo el movimiento de la navaja en su mano y
su agarre se apretó en preparación para el ataque hasta que vio la cabeza
de Aaron asomarse por la esquina.

—¿Estás dormido? —preguntó Aaron. Kreed contempló no


responder—. Veo tus ojos abiertos. —Kreed suspiró internamente
mientras se empujaba ligeramente sobre el sofá.

—Sí. No es una buena idea que estés aquí. —Aaron no le prestó


atención. Era otra razón por la que le gustaba, ya que intimidaba a casi
todas las personas con las que entraba en contacto, pero no a Aaron.

—¿Ves? Estaba acostado en la cama, pensando en ti, y me di


cuenta que no importa lo que hagamos, esta atracción entre nosotros es
una gran distracción ahora. —Aaron se abrió paso completamente dentro
de la habitación y Kreed entrecerró los ojos. Aaron sostenía algo en sus
manos y su zancada era decidida—. Tenemos una mejor oportunidad si
nos rendimos, follamos y lo sacamos de nuestro sistema en vez de
ignorarlo.

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed extendió la mano para detener a Aaron cuando este levantó


la manta. Observó a Aaron dejar caer varios paquetes sobre el escritorio,
probablemente condones y tal vez lubricante.

—Detente, Stuart. No funcionará así con nosotros y lo sabes. No


será suficiente, porque una vez que te pruebe, no querré parar. —Kreed
tiró de las mantas hacia atrás y salió de la improvisada cama cuando
Aaron bajó rápidamente sus pantalones de pijama. Kreed se congeló y
casi se traga la lengua cuando la hermosa polla erecta de Aaron se liberó
y rebotó contra ese vientre firme y bronceado. Soltó un gemido derrotado;
el chico lo estaba matando. ¿Él y Aaron? Una idea tan mala, una idea
terriblemente estúpida, de hecho—. Esto entre nosotros solo complicará
las cosas.

Kreed hizo un gesto entre él y Aaron mientras hablaba. Necesitaba


salir de la habitación en este momento, necesitaba irse mientras pudiera.
Las piernas de Kreed estaban enraizadas en su lugar, y no podía moverse.
Su corazón martilleaba en sus oídos, y de repente, perdió toda capacidad
de hablar. Aaron se subió a la cama plegable y se arrastró de rodillas
hasta el centro mientras Kreed estaba parado al otro lado de la cama
mirando, completamente atónito. La necesidad estalló, y el hambre lo
poseyó.

¡Joder! Su polla comenzó a empujar contra su ropa interior


mientras se preguntaba por qué había hecho estas estúpidas reglas en
primer lugar.

—No lo sabes. —Aaron se apoyó en sus rodillas y le dio a su polla


erecta un tirón largo y lento. Doble joder. Todo lo que Kreed pudo hacer
fue observar, su mirada paralizada. El chico era jodidamente hermoso.
La luz se reflejaba en los anillos plateados en los pezones de Aaron y la
tensión de sus músculos hacía que sus tatuajes cobraran vida y bailaran
sobre su piel mientras se acariciaba. La boca de Kreed se hizo agua. Podía

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Serie Chicos buenos 3
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sentir sus defensas esfumarse con cada movimiento de la mano de Aaron.


Joder, el chico era sexy. Kreed se agachó para ajustar su polla, que estaba
tan dura como una jodida barra de cromo y le exigía que fuera con Aaron
de inmediato.

Aaron se mordió el labio inferior y se masturbó un poco más rápido


y con más audacia.

—Quiero sentir que te deslizas dentro de mí.

¡Ah, mierda! Eso fue todo lo que hizo falta. Kreed dio un paso
adelante, sin romper nunca el contacto visual.

—Me arrepentiré de esto por la mañana —siseó Kreed mientras


empujaba sus calzoncillos por sus muslos, casi tropezando con ellos
antes de quitárselos por completo de las piernas.

—Tampoco sabes eso —repitió Aaron, con la mano aún trabajando


en su polla.

—Lo sé —dijo Kreed, envolviendo un brazo alrededor de Aaron,


acercándolo contra su cuerpo mientras se inclinaba para un beso intenso
pero rápido. Las manos de Aaron se aferraron a él, los dedos se deslizaron
por su cabello. No tenía dudas de que era una mala decisión, pero era
egoísta y tonto y quería exactamente lo que Aaron estaba ofreciendo, las
consecuencias serían trribles.

—Vas a ser mi muerte, chico de iglesia. —Kreed se liberó,


resistiéndose incluso cuando Aaron trató de llevar su cabeza hacia sus
labios—. Aquí no. Esta cama es demasiado incómoda.

Kreed se alejó, tomó los paquetes que Aaron había arrojado sobre
el escritorio y se volvió hacia él.

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Serie Chicos buenos 3
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—Venga. Tu habitación tiene un colchón más grande y más


cómodo.

Aaron se bajó de la cama y pasó junto a él antes de que llegaran a


la puerta.

Llegaron hasta el pasillo cuando Aaron se dio la vuelta, tomó la


cara de Kreed entre las palmas de sus manos y fusionó sus bocas. La
lengua de Aaron estaba en su garganta antes de que pudiera reaccionar.
Kreed nunca había sido besado tan apasionadamente antes. El beso fue
agresivo, crudo y lleno de necesidad.

Aaron se alzó sobre el cuerpo de Kreed, sus rodillas casi se


doblaron cuando el chico envolvió esos muslos largos y musculosos
alrededor de su cintura y comenzó a balancear sus caderas de un lado a
otro. La polla de Aaron se deslizó hacia arriba y hacia abajo sobre su
estómago, dejando un rastro húmedo de pre-eyaculación a lo largo de su
piel. Kreed los giró y presionó la espalda de Aaron contra la pared,
manteniéndolo en su lugar para poder saquear esa boca seductora.
Jesús, nunca había experimentado algo tan seriamente caliente como
este momento.

Kreed dejó caer los paquetes de aluminio en su mano y deslizó sus


palmas debajo del culo de Aaron, presionando sus dedos en la carne
mientras apretaba y amasaba los firmes globos. Dios, Aaron tenía el culo
más magnífico. La necesidad de respirar le hizo apartar la boca. Dedos
exigentes se apretaron en su cabello y le echaron la cabeza hacia atrás.
Suaves labios mordisquearon su mandíbula. Cálido aliento le recorrió el
cuello.

—Fóllame, Sin.

La polla de Kreed se sacudió ante ese nombre mientras el deseo se


expandía por sus venas.

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Serie Chicos buenos 3
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—Sí. —La palabra salió estrangulada de los labios de Kreed.

***

Kreed lo llevó por el pasillo hasta el dormitorio principal, con la


boca fusionada en un beso hambriento. Sus lenguas se retorcían y se
enredaban, sus respiraciones se mezclaba mientras se tragaban los
necesitados jadeos del otro. Aaron no podía presionarse más fuerte
contra este hombre si lo intentara. Gimió ante la sensación de la polla de
Kreed deslizándose hacia arriba y hacia abajo por la grieta de su culo con
cada movimiento, tentándolo con cada empuje. Aaron no quería nada
más en este momento que sentir el grosor de Kreed deslizándose en él
centímetro a centímetro, estirándolo y haciéndolo arder. Movió sus
caderas, aumentando la fricción en su propia polla húmeda atrapada
deliciosamente entre sus cuerpos.

—Te quiero en mí ahora, Sin —jadeó. El aliento de Kreed


tartamudeó y su agarre se apretó. Aaron sonrió ante la reacción de Kreed.
Solo saber que podía causar ese tipo de respuesta con no más que unas
pocas palabras era un sentimiento embriagador. Le encantaba la forma
en que el apodo de Kreed bailaba en su boca y rodaba tan fácilmente de
la punta de su lengua.

Pecador... tentador, ilícito, seductor. Le quedaba muy bien al


hombre. Desde el momento en que sus ojos se encontraron con los de
Kreed en el aeropuerto, Aaron supo que el sexo con este tipo sería como
una droga, intenso y adictivo. Lo obsesionaría desde la primera probada
de su sabor. Hasta ahora había tenido razón. Ansiaba a Kreed, a pesar
de que tener sexo con el Alguacil podría llevarlo por el camino hacia una
posible ruina. Había tratado de resistirse, por el bien de todos, pero a
Aaron realmente no podía importarle menos en este momento.

Kreed lo abrazó mientras caían sobre el colchón extra grande. Su


espalda golpeó el material fresco de las sábanas, contrastando

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Serie Chicos buenos 3
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deliciosamente con la pared caliente del hombre presionando contra su


pecho. El cuerpo de Kreed yacía mitad sobre él mientras continuaban
sondeándose la boca del otro con sus lenguas. Kreed se apartó
abruptamente del beso.

—¡Joder! Los condones. —Kreed saltó de la cama con una


maldición, luego se inclinó para darle un beso en los labios—. Mantén
ese pensamiento, chico de iglesia. Ya vuelvo —dijo Kreed sin aliento,
antes de salir corriendo de la habitación.

—¿Qué dem…? —El cerebro de Aaron se puso al día mientras se


apoyaba en los codos para mirar la puerta. Maldita sea, como había
hecho el hombre en la casa de Jace, un minuto estaba a toda velocidad
y era una pared de ladrillo al siguiente. Estaba empezando a preocuparse
de que Kreed hubiera cambiado de opinión otra vez, pero el Alguacil
regresó a la habitación, agitando los condones y el lubricante en el aire
antes de saltar sobre la cama.

—Estaban en el pasillo. —La sonrisa de Kreed alzó las comisuras


de sus labios, y sus ojos brillaron con perversidad mientras dejaba caer
la botella y los paquetes de aluminio sobre la cama—. Ahora, ¿dónde
estábamos? —Kreed se arrastró encima de él, retomando justo donde lo
habían dejado. El Alguacil lo besó profundamente, sus pollas frotándose
y empujando con fuerza, creando la cantidad perfecta de fricción a
medida que sus cuerpos se deslizaban juntos.

—Me ibas a follar. —Aaron rodó las caderas y las hundió en la ingle
de Kreed mientras lamía lentamente sus labios. Deslizó sus manos por la
espalda de Kreed y sobre los globos tensos de su trasero antes de
apretarlos. Un gruñido bajo retumbó del pecho de Kreed. Sus bocas se
fusionaron, encerradas en un beso crepitante. Aaron mapeó los músculos
del cuerpo de Kreed con sus manos mientras se restregaban
desesperadamente uno contra el otro. Después de varios minutos, Kreed

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Serie Chicos buenos 3
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se separó del beso, pasó los labios por la mejilla de Aaron y luego
mordisqueó su lóbulo.

—Me ocuparé de ti, cielo. Te daré lo que necesitas.

Aaron se derritió ante las palabras de Kreed. Amaba los apodos que
este tenía para él y ese podría ser el más entrañable.

—Promesas, promesas —se las arregló para decir mientras el peso


de Kreed se balanceaba entre sus muslos. Aaron gimió y levantó las
caderas, empujando su ingle contra Kreed en un esfuerzo por
estimularlo. Envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Kreed y la
apretó con fuerza entre sus muslos.

—Tan exigente. —Kreed se rio y besó su cuello. El aliento caliente


se extendió por la piel de Aaron mientras sus pollas se deslizaban
bruscamente una contra la otra, líquido preseminal goteando de las
puntas. Kreed arrastró su lengua a lo largo de la clavícula de Aaron y
luego bajó su cabeza para succionar un pezón en su boca y girar el aro
metálico con esa lengua talentosa.

¡Fuegos del infierno! Kreed no estaba jugando limpio. Siempre


había tenido pezones sensibles; por eso se los había perforado, pero nada
se comparaba con la fricción de la lengua de Kreed enviando corrientes
de necesidad directamente a sus bolas ya doloridas.

—Joder, sí. Más fuerte. Muérdeme. —Aaron abrió más los muslos
y deslizó los dedos por el cabello de Kreed, apretando con fuerza antes de
presionar esa boca contra su pecho. Kreed le lamió el pezón, tomó el aro
entre los dientes y tiró antes de pellizcar, luego sopló un aliento fresco
sobre su piel húmeda y punzante—. Más. —Estaba siendo una perra en
celo. Lo sabía. Por lo general, no era tan abierto acerca de lo que quería,
pero había pasado una eternidad desde que había tenido relaciones
sexuales y había mucho más en juego. Su necesidad lo guiaba; no tenía

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Serie Chicos buenos 3
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tiempo de ser tímido. Él quería correrse, así que era todo o nada esta
noche.

Aaron deslizó su mano por el cuerpo de Kreed para envolverla en


esa polla caliente, esperando que el toque acelerara las cosas. No le
sorprendió que Kreed alejara rápidamente su mano. El Alguacil
claramente disfrutaba torturarlo con toda la moderación que había usado
para mantenerlos separados hasta este punto.

—No esta noche, chico de iglesia. Si haces eso todo terminará


incluso antes de que empecemos. —La mano de Kreed se alzó hacia el
otro pezón de Aaron, jugando con el piercing, antes de deslizarse por su
estómago y envolverse alrededor de su pene, acariciándolo. La lengua del
Alguacil siguió el mismo camino que su mano había tomado. Los labios
de Kreed presionaron contra el hueso de su cadera, acariciando y
mordisqueando. Kreed se apoyó entre sus piernas y usó la mano que no
estaba envuelta alrededor de su pene para mantener su muslo en su
lugar mientras acariciaba con la nariz el punto entre el hueso de la cadera
y la ingle.

Aaron levantó la cabeza para ver a Kreed acariciarlo. El deseo


hervía en sus ojos mientras lamía un camino desde su cadera, bajando
por la línea de su muslo interno antes de chupar sus bolas en esa boca
malvada. Kreed mordisqueó su saco y luego lamió la parte inferior de su
polla. Su suave lengua se deslizó por el glande de Aaron justo antes de
tragarse la polla hasta la raíz.

—Oh, joder. —Los dedos de Aaron se retorcieron en el cabello de


Kreed cuando la acogedora y cálida humedad lo envolvió—. Dios, tan
jodidamente bueno. —Los ojos de Aaron giraron hacia atrás en su cabeza
cuando los cerró y se arqueó en esa succión perversa para follar la boca
de Kreed. Sostuvo la cabeza de Kreed con fuerza y empujó su polla hasta

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Serie Chicos buenos 3
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el fondo de esa garganta una y otra vez. Y santo infierno, el sexy hombre
tomó todo lo que le dio.

La sensación de la garganta de Kreed apretándose alrededor de su


polla casi lo hizo explotar. Disminuyó la velocidad de sus empujes y se
rindió a la sensación de la boca de Kreed sobre él. Sus caderas rodaron
y su orgasmo creció, pero Kreed retiró la boca y, con ella, esa succión
maravillosa, causando que Aaron dejara escapar un profundo gemido de
protesta. Jadeó por la pérdida de la cálida boca de Kreed y por el aire
fresco en su polla húmeda. Antes de que Aaron pudiera reponerse lo
suficiente como para darse cuenta de lo que había sucedido, escuchó que
se cerraba una tapa y luego sus piernas fueron empujadas hacia atrás,
dos fuertes dedos encontraron su agujero y luego se hundieron dentro.

—Joooder. ¡Sí! —siseó y empujó contra la repentina invasión,


amando la quemadura mientras Kreed trabajaba su trasero con urgencia,
estirándolo. Aaron agarró la parte posterior de sus muslos, levantando
sus piernas más arriba, manteniéndolas abiertas mientras Kreed hacía
tijeras con los dedos unas cuantas veces más y luego agregaba un
tercero.

Un escalofrío recorrió su piel caliente cuando los dedos de Kreed se


curvaron y rozaron su próstata. Kreed retorció y bombeó dentro y fuera
de su cuerpo, rápido y duro cada vez. Aaron bajó los pies al colchón y
hundió los talones en el colchón, follándose a sí mismo en la mano de
Kreed. Si no paraba, iba a explotar, caer sobre el acantilado antes de que
Kreed pusiera su polla dentro de él.

—Por favor... No quiero correrme... Necesito sentirte dentro… —No


podía sacar el aire de sus pulmones para terminar el pensamiento. No
con los dedos de Kreed presionando y sondeando, llevándolo más cerca
del borde.

260
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De repente, la presión de Kreed desapareció, dejándolo vacío. Aaron


se apoyó lo suficiente como para ver cómo Kreed rasgaba el paquete de
aluminio y enrollaba el condón a lo largo de su gruesa longitud. Su
trasero se apretó cuando Kreed roció lubricante en esa polla cubierta,
luego arrojó la botella a un lado. Aaron alcanzó la parte de atrás de sus
rodillas y las abrazó contra su pecho, abriéndose para Kreed. Su cuerpo
vibró con anticipación cuando la roma cabeza se arrastró por su grieta y
luego presionó en su entrada. Levantó la vista para encontrar la mirada
de Kreed en su rostro. Esos ojos marrones oscuros lo observaron
mientras el hombre se deslizaba profundamente, estirándolo y
llenándolo, dándole exactamente lo que necesitaba.

—Ahh, sí. —Las piernas de Aaron temblaron. La presión en su


pasaje bordeaba entre el dolor y el placer. Le encantaba esa quemadura
inicial de los músculos siendo forzados a abrirse.

—¿Estás bien? —Kreed se quedó quieto, sin moverse, su voz


profunda e íntima, la preocupación nadando en sus ojos.

—Estoy bien. —Aaron se mordió el labio y sonrió. Podía sentir la


tensión enroscarse en los músculos de Kreed. No estaba seguro si el
temblor era por la tensión de contenerse o el miedo a lastimarlo, pero
quería asegurarle a Kreed que estaban juntos en esto. Aaron soltó una
rodilla y llevó sus dedos a la mejilla de Kreed, acariciando suavemente—
. En realidad, nunca he estado mejor. Quiero más.

El rostro de Kreed se relajó ante sus palabras y el Alguacil se retiró


lentamente, su gruesa polla arrastrándose por el pasaje de Aaron,
despertando cada terminación nerviosa a su paso.

—No quiero lastimarte —dijo Kreed, luego bajó la cabeza y presionó


un suave beso en sus labios.

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—No lo harás. Ahora muéstrame por qué te llaman Sin. —El brillo
en los ojos de Kreed mostró que el desafío había sido aceptado. Empujó
hacia adelante, con fuerza, y Aaron dejó caer la cabeza hacia la cama
mientras sus ojos se cerraban, las sensaciones consumiéndolo. Brillantes
manchas blancas bailaban detrás de sus ojos. La boca de Kreed
descendió sobre la suya, besándolo con fuerza y lentamente mientras
envolvía sus piernas alrededor de la cintura del Alguacil.

Aaron no tuvo más remedio que sostenerse. Ancló los dedos en los
hombros de Kreed, clavando las uñas en su espalda, queriendo todo lo
que Sin podía darle. Kreed gimió contra sus labios y luego inclinó sus
caderas justo a la derecha, golpeando contra la glándula de Aaron cada
vez que se conducía hacia adelante. ¡Buen Dios en el cielo! Kreed se retiró
antes de volver a entrar de golpe, llevándolo más y más alto, justo donde
quería estar.

—Sí, Sin... jódeme. —Desenredó las piernas de alrededor del


Alguacil, e inclinó las caderas, tomando todo lo que le daba. Kreed hundió
la cabeza en su cuello y cambió las cosas, follándolo con golpes cortos y
rápidos, luego golpes lentos y profundos. Provocándolo sin piedad. Aaron
apretó los músculos de su trasero y empujó contra la polla dentro de él.

—Te sientes tan jodidamente bien envuelto alrededor de mi polla


—gruñó Kreed contra su piel—. Puedo sentirte apretando contra mí. —
Respiraciones calientes permanecieron en su cuello, enviando escalofríos
por su columna vertebral.

El sonido de la carne de Kreed golpeando contra la suya... fuertes


gruñidos y suaves gemidos salpicaron el aire. El embriagador olor de su
necesidad, mezclado con cuero, canela y especias silvestres, saturó el
espacio que rodeaba a Aaron mientras Kreed lo llenaba. Estaba en el
cielo.

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Serie Chicos buenos 3
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Aaron agarró el firme trasero de Kreed y empujó, queriendo al


hombre más profundo en su cuerpo. Kreed se levantó sobre una rodilla,
agarró la pierna de Aaron por la espinilla y luego la empujó hacia atrás.
Las caderas de Kreed nunca perdieron ritmo mientras entraba y salía.

Sus respiraciones se mezclaron y sus gemidos llenaron sus oídos.


Aaron movió su pierna libre hacia atrás mientras Kreed se acomodaba
sobre ambas rodillas... follándolo más fuerte. La cálida palma de Kreed
se enroscó alrededor de la polla de Aaron mientras el Alguacil lo
acariciaba con rudeza.

—Sí, necesito…

Kreed se estrelló contra su glándula por última vez, y Aaron se


perdió, disparando su carga sobre su pecho y la mano de Kreed.

—¡Aaron! —jadeó Kreed cuando su cuerpo se tensó.

La polla de Kreed se sacudió con fuerza en su trasero, sacando un


último escalofrío de su cuerpo antes de que Kreed soltara su pierna, la
apartara con cuidado y luego se desplomara sobre el colchón a su lado.
Ambos yacieron allí, respirando pesadamente. La mano caliente de Kreed
sobre su vientre, el pulgar acariciando su piel distraídamente.

¿Quién sabía cuánto tiempo pasó? El cuerpo de Aaron estaba


desgastado y tan jodidamente feliz. Se cubrió los ojos con el brazo y trató
de regular su respiración mientras flotaba tras el éxtasis. El colchón se
hundió y él se asomó por debajo de su brazo. Kreed se sentó a un lado de
la cama, mirándolo con una gran sonrisa en su rostro mientras ataba el
condón y lo arrojaba descuidadamente a la mesita de noche.

—Eso fue caliente, chico de iglesia. —Kreed extendió la mano y le


acarició la cara, antes de inclinarse para posar un beso en sus labios.

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—Pienso lo mismo —respondió Aaron, su voz todavía un poco


rasposa por toda la extenuante actividad. Se las arregló para sonreír a
Kreed—. Estoy cubierto de semen y no puedo moverme.

—Semen, ¿eh? No puedo permitir eso, ¿verdad? —Kreed guiñó un


ojo cuando bajó la cabeza y lamió el líquido de la barbilla de Aaron, luego
bajó por su pecho y estómago, antes de llevarse la mano a la boca y
chupar lo que quedaba del orgasmo de Aaron de sus largos dedos. La
polla de Aaron comenzó a recuperar la conciencia.

—Está bien, esa es la cosa más caliente que he visto en mi vida —


dijo Aaron y empujó su polla hacia abajo.

—¿Oh, sí? Me encantó hacerlo. —Kreed se rió entre dientes, luego


se inclinó y tomó su boca en otro beso abrasador. Aaron la abrió, y la
lengua de Kreed se deslizó dentro, rozando la suya. Kreed tomó su rostro
entre sus palmas y lo atrajo más cerca, profundizando el beso. Todavía
podía saborear su almizclada liberación en la lengua de Kreed. Este tipo
era increíble, pero ahora que el orgasmo había liberado algo de la tensión
del momento, los pensamientos punzantes en el fondo de su mente
seguían tratando de avanzar y advertirle que había una razón para esas
barreras de precaución que no pudo mantener. Kreed Sinacola seguía
siendo una enorme complicación.

¡Maldición!

Estaba jodido. Aaron deslizó sus manos hacia la parte posterior del
cuello de Kreed y luego hacia su cabello grueso y oscuro y lo besó
apasionadamente, dejando que sus sentimientos, en lugar del
pensamiento racional, tomaran el control de sus acciones.

Después de unos minutos, el beso se convirtió en una caricia suave


y dulce de labios. Pasaron varios minutos más antes de que la cabeza de
Kreed se levantara y esa oscura mirada sostuviera la suya. Kreed movió

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sus dedos a lo largo del cuello de Aaron y su pulgar acarició su


mandíbula, sus pecaminosos labios se curvaron en una sonrisa.

—Necesitamos descansar un poco. Tengo planes para ti mañana.


—Kreed bajó la cabeza y lo besó de nuevo. Aaron asintió con la cabeza;
estaba completamente agotado y no podía mantener los ojos abiertos por
más tiempo. Aaron rodó a su lado y sonrió cuando sintió que Kreed
levantaba las mantas y los cubría. Se acurrucó en su almohada,
presionando su trasero contra Kreed mientras el Alguacil se acurrucaba
a su alrededor desde atrás. Este presionó su gran cuerpo contra la
espalda de Aaron y lo rodeó con esos fuertes brazos. Se sintió seguro
mientras escuchaba la cadencia de la respiración de Kreed, y se quedó
dormido.

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Capítulo 19
Una sonrisa se extendió lentamente por los labios de Kreed cuando
sus ojos se abrieron. El aroma de Aaron lo mantuvo en su lugar mientras
inhalaba a su amante, solo moviéndose para volver la cabeza y mirar el
despertador en la mesita de noche en la habitación de Aaron. Feliz año
nuevo para él. Habían compartido una noche para recordar. Épica. Para
los libros de registro.

Sexo alucinante, duro, de ese que te deja dolorido, con una pareja
ardiente y traviesa que luego se duerme acurrucada fuertemente
alrededor parecía una de las mejores formas posibles de comenzar este
año.

Kreed nunca dormía hasta tan tarde. No es que hubieran dormido


demasiado antes del amanecer. Técnicamente, dormir hasta las diez en
realidad era solo unas pocas horas de sueño, no necesariamente el acto
autocomplaciente que pensaba que era cuando escuchaba palabras como
“dormir hasta las diez en punto”. La noche anterior había sido increíble
y Kreed podía decir honestamente con todo su corazón que quería más.

Normalmente, tampoco repetía sesiones con los chicos con los que
follaba, y mucho menos despertaba en la misma cama con ellos.
Realmente le gustaba Aaron, más que eso, pero ¿podía tener una relación
con este hombre? Quién lo sabía con certeza, porque no tenía idea de
cómo funcionaba la dinámica. Las relaciones nunca habían estado en su
vocabulario.

Por supuesto, tendría que tener en cuenta a Mitch. Sí, él y Mitch


habían tenido una breve aventura por un corto tiempo, saliendo,
emborrachándose y follándose. Sin compromiso y sucedió cuando eran

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Serie Chicos buenos 3
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mucho más jóvenes. Pero nada se comparaba con este sentimiento. Se


había despertado con jodidas mariposas en el estómago, por el amor de
Dios. Sí, nada se comparaba remotamente con Aaron.

Su breve tiempo con Mitch había sido lo que ambos necesitaban en


esa etapa particular de sus vidas. Él y Mitch nunca habrían terminado
como pareja. Simplemente no encajaban de esa manera. Definitivamente
estaban mejor como hermanos de armas que como amantes. Ese fuerte
vínculo fue probablemente la razón principal por la que Skinner tuvo el
sentido suficiente para asignarlos como compañeros.

¿Pero él y Aaron? Sí, podía verse a sí mismo con Aaron Stuart... a


largo plazo. Kreed cambió su posición para ver mejor, pero con el cuerpo
de Aaron extendido sobre el suyo, no podía moverse mucho sin
molestarlo.

Terco, de boca inteligente, difícil de entender, a Aaron Stuart le


gustaba mucho acurrucarse. ¿Quién lo hubiera sabido? En realidad,
Aaron era un montón de cosas que no parecía ser a primera vista. Cálido,
compasivo, afectuoso... Inteligente, divertido y un amante fenomenal...
También parlanchín. Cuando se había abierto anoche, estaba animado y
hablador. También parecían aplicarse palabras como adorable y
afectuoso.

Aaron sabía sobre acontecimientos mundiales, se preocupaba por


la gente más que cualquier otra persona que hubiera conocido y era un
sorprendente activista político. Más extraordinario aun, en realidad
estaban de acuerdo en la mayor parte del espectro político.
Honestamente, Aaron no había salido directamente y había tomado una
posición progresiva, pero sus pensamientos sobre hacer avanzar a la
sociedad de una manera positiva y protectora eran parte de cada
conversación descuidada que habían tenido durante la noche.

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Serie Chicos buenos 3
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Esas discusiones abiertas le habían dado una pausa a Kreed, lo


habían hecho mirar a Aaron bajo una luz completamente nueva. Esas
eran cualidades muy atractivas para alguien como Kreed, que había
pasado toda su vida adulta trabajando como servidor público, que creía
en la protección de la sociedad.

Kreed había elegido ignorar las pequeñas agujas de preocupación


cuando se trataba de Aaron. Basado en su propio pasado, sabía cuán
fácilmente las líneas éticas podían difuminarse mientras trabajaba por el
bien común. Y fuera lo que fuese lo que hizo Aaron, parecía creer de
verdad en el trabajo de su vida, centrado en mejorar un poco el mundo.
Una cosa era cierta, Aaron no había sido mancillado. La vida aún no le
había golpeado demasiado. Era idealista y decidido, lo que era
increíblemente refrescante y un poco excitante. No estaba seguro de
conocer a alguien que todavía creyera que podían marcar la diferencia, y
Aaron no tenía dudas de que él podía hacerlo.

Pasando una mano ligeramente por el pelo desordenado de Aaron,


Kreed decidió que el desayuno sería una necesidad después de la
intensidad de la noche anterior. Sonrió al pensar en el entrenamiento que
habían tenido. El chico sin duda se despertaría hambriento esta mañana.
Kreed cuidadosamente logró cambiar su posición y levantar la cabeza
para mirar al tipo que dormía tan profundamente en su pecho. Aaron
parecía mucho más joven que sus veintinueve años. Como se esperaba,
una pequeña punzada de culpa atravesó a Kreed por permitirse ceder a
sus deseos. Debería haber sido más fuerte. Los negocios nunca se
mezclaban bien con el placer, y ahora las apuestas eran mucho mayores,
si eso era posible.

Con la yema del dedo, rozó el labio de Aaron y una ola de emoción
inundó su corazón. Tenía que proteger a este hermoso hombre. Si Kreed
no era sensato y diligente, ambos podrían terminar lastimados, o incluso
muertos, sin mencionar a esos otros cuatro hombres en la ciudad.

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Necesitaba meter la cabeza en el juego. Pero todo lo que podía pensar en


ese momento era cuán dulces sabían esos labios.

¡Joder! Apoyó la cabeza contra la almohada y miró al techo con un


suspiro. Estaba tan profundamente jodido, y había sucedido tan rápido.

Necesitaba seguir sus reglas. Kreed colocó un suave beso en la


parte superior de la cabeza de Aaron antes de desenredarse
cuidadosamente del chico dormido. Aaron se movió y se volvió de lado,
permitiendo un escape más fácil.

Rodando de la cama, Kreed caminó silenciosamente por el piso


hacia la puerta, sus músculos protestaron por la acción. Oh sí, sentiría
los pequeños recordatorios de las actividades de la noche anterior... con
suerte por unos días. Sonrió para sí mismo cuando salió de la habitación,
cerrando suavemente la puerta detrás de él.

Se detuvo en el baño del pasillo, se cepilló los dientes y se esforzó


por domar su cabello que sobresalía en todas las direcciones. Pasó una
mano sobre el rastrojo en su rostro y decidió dejarlo, ya que Aaron había
confesado que le gustaba la sombra de las cinco.

Kreed se puso ropa interior, los shorts deportivos y se dirigió a la


cocina. Tenían que hacer la compra, lo que significaba que Aaron tendría
que ir a la tienda de comestibles, pero estaban bien por hoy. Puso el café
antes de sacar el tocino y los huevos. A Kreed siempre le había gustado
cocinar. No era el chef Ramsey por ningún tramo de imaginación, pero le
gustaba la idea de cocinar y probar cosas nuevas. Esa era otra cosa que
lo convertía en el yin para el yang de Aaron. Podía preparar comida y
Aaron seguro que podía consumirla.

Desconcertado por ese pensamiento, Kreed dio un paso mental


hacia atrás. Su único enfoque tenía que estar en el aquí y ahora. Eso era
todo. Lo que estaba sucediendo hoy, eso era todo lo que podía permitirse.

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Serie Chicos buenos 3
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Si el chico estaba interesado, les daría las siguientes veinte horas.


Ansiaba una nueva vida, pero en este momento, tenía un caso que
resolver y la gente confiaba en que ambos lo ejecutaran con precisión.

Dado que ambas situaciones, este caso y su jodida encrucijada


emocional que había comenzado incluso antes de la muerte de su
hermano, requerían toda su atención, primero tenía que concentrarse en
este caso y poner el resto en segundo plano hasta que lo resolvieran.

—Hola —dijo Aaron detrás de él. Kreed miró por encima del hombro
y todo el debate interno que había estado teniendo se desvaneció. Aaron
estaba allí con él, y se veía increíble. Los ojos somnolientos, el pelo pegado
en todas las direcciones y deliciosamente desnudo, tratando en vano de
ponerse unos vaqueros. Seguía errando la abertura con el pie, tropezando
varias veces antes de que lograra meter el pie dentro del agujero de la
pierna. No llevaba ropa interior, obviamente se había levantado de la
cama y había ido directamente a la cocina, probablemente agarrando
distraídamente sus vaqueros al salir de la habitación. Kreed habría
estado bien si lo hubiera mantenido desnudo durante todo el día. Una
punzada de desilusión lo recorrió cuando Aaron dio un pequeño salto, se
subió los pantalones y metió su paquete dentro.

—Hey. El café está listo. —Kreed señaló hacia la cacerola. Mientras


el tocino chisporroteaba, fue a buscar un tazón para romper los huevos—
. ¿Tienes hambre?

—Siempre —dijo Aaron, todavía de pie en medio de la cocina. Como


parecía que no podía mantener los ojos en sí mismo, Kreed se volvió y vio
una mirada cruzando la cara de Aaron, una emoción que pasó
rápidamente por sus rasgos. ¿Arrepentimiento, quizás? ¿Incertidumbre?
Eso hizo que Kreed frunciera un poco el ceño. No estaba completamente
seguro de lo que significaba esa mirada, pero algo no estaba bien, y
estaba seguro de que no quería ver arrepentimiento, especialmente

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Serie Chicos buenos 3
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porque estaba a bordo sobre la teoría de un posible futuro para ellos


después de que este caso terminara. Kreed dejó el cuenco sobre el
mostrador y cruzó la cocina.

—Buenos días. —Kreed atrajo a Aaron hacia él.

—Buenos días. —Las líneas en el rostro de Aaron se relajaron


cuando inclinó la cabeza y la levantó lo suficiente como para besar los
labios de Kreed. Le gustó ese movimiento y respondió con uno de los
suyos, envolviendo ambos brazos alrededor de Aaron, acercándolo
fuertemente contra su cuerpo. Encajaban bien, y él bajó la cabeza, esta
vez agregando lengua. El beso fue rápido, y para su sorpresa, Aaron se
separó primero.

—El tocino se está quemando —dijo Aaron, señalando hacia la


estufa. Kreed ocultó su sonrisa. Por supuesto, el chico notaría la comida,
terminando efectivamente el saludo íntimo que Kreed había tratado de
dar. Otro pensamiento apareció, y Kreed tuvo un pequeño momento de
pánico. Quería que Aaron estuviera seguro de lo que habían compartido,
pero también necesitaba extender sus raciones para tener comida otro
día más, y quemar el desayuno, incluso por un beso apasionado, no
ayudaría. Afortunadamente, su desayuno no estaba ardiendo, solo
estaba listo para ser dado vuelta—. Debo conectarme. Tengo algo en línea
de lo que debo ocuparme. ¿Es un problema?

—No, tengo esto. Adelante —dijo Kreed sobre su hombro, girando


el tocino.

—Yo lavaré los platos. —Aaron estaba a su lado, ofreciéndole una


taza de café.

—No me importa ocuparme de los platos. Necesito lavar algo de


ropa hoy. Cualquier cosa que necesites lavar, tráela. —Kreed tomó el café

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Serie Chicos buenos 3
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ofrecido y se lo llevó a los labios para tomar un largo trago—. Gracias,


necesitaba eso.

—A nadie que conozca le gusta limpiar —respondió Aaron,


apoyando una cadera contra el mostrador cerca de Kreed mientras
tomaba un trago de su taza.

Kreed lo miró cuando se acercó y comenzó a romper los huevos en


un tazón. No sabía qué tenía este tipo, pero maldita sea, el chico
simplemente enloquecía a Kreed. Lanzando distraídamente una cáscara
de huevo en el fregadero, Kreed se movió, inclinándose para besar a
Aaron rápidamente en los labios.

—He estado solo durante los últimos veinte años. No me importa


hacer esto. Me gusta cocinar, y eso requiere limpieza después —dijo y
volvió a girar el tocino.

—Sí, no me siento así en absoluto. Yo me ocuparé de la ropa. —


Aaron dejó la taza de café en el mostrador antes de dejarlo allí y
desaparecer de la cocina. El chico regresó cuando los huevos fueron
vertidos en la sartén, llevaba una canasta medio llena de ropa sucia. Se
había puesto un par de pantalones cortos grises.

—Los chicos de iglesia usan mucha ropa —bromeó Aaron, dejando


caer la canasta en el suelo en una esquina de la sala de estar.

—¿Quieres comer aquí o necesitas ir a trabajar? —preguntó Kreed,


bajando dos platos del gabinete.

—Aquí está bien. Le envié un mensaje a mi equipo de que estaré


conectado en aproximadamente una hora —dijo Aaron, yendo al cajón
que contenía los cubiertos.

—¿Qué equipo es ese? —preguntó Kreed distraídamente,


preparando dos platos de comida. Aaron parecía tener un grupo de

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personas con las que trabajaba en la NSA, un grupo de amigos jugadores,


y luego otro grupo que... bueno, Kreed en realidad no entendía lo que
hacían.

—Solo un pequeño grupo que trabaja haciendo algunas cosas


cuando uno de nosotros necesita ayuda —respondió Aaron, poniendo la
mesa. Kreed asintió con la cabeza. Tenía sentido. Aún así fue
increíblemente vago. Es cierto que no era un experto en tecnología de
ninguna manera, por lo que no tenía un marco de referencia para
descifrar lo que las palabras realmente significaban.

—¿Qué tipo de cosas? —preguntó y alcanzó la cafetera para


rellenar sus tazas.

—Nada realmente importante. Solo cosas. —De acuerdo, eso fue


una completa falta de respuesta, y Kreed dejó de hacer lo que estaba
haciendo, miró por encima del hombro y esperó una explicación de lo que
realmente implicaba “solo cosas”. Su hablador compañero de las últimas
doce horas se había esfumado. Aparentemente se había topado con un
tema que Aaron no discutía. Después de anoche, Kreed se enteró de que
era una lista corta. Aaron no hablaba sobre su familia o sobre su vida
personal en general y, ahora, sobre su comunidad en línea. Como Kreed
tenía su propia lista de temas de discusiones no negociables, lo dejó ir.

Volvió a llenar sus tazas y luego puso ambos platos sobre la mesa
en sus lugares habituales uno frente al otro. Mirando hacia abajo a la
distancia entre ellos y aún emocionado sobre lo que tenía que ser el mejor
sexo que había tenido y el humor agradable que todavía llevaba desde la
noche anterior, Kreed movió su plato al lado de Aaron. Captó el agradable
indicio de sorpresa en el rostro de Aaron cuando fue a tomar el zumo del
refrigerador.

—Mi plan original era prepararte el desayuno en la cama —confesó


Kreed, acercándose a Aaron, pasando una mano por ese pecho aún

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desnudo, sonriendo ante el sonrojo de vergüenza que patinaba en las


mejillas de Aaron—. Realmente disfruté anoche.

—Yo también. Tengo el sueño ligero la mayor parte del tiempo —


dijo Aaron. Su comida se estaba enfriando, pero Kreed disfrutaba de estar
en el espacio personal de Aaron, respirando sobre el chico.

—No demasiado ligero —bromeó Kreed, recordando lo


profundamente que Aaron dormía mientras se envolvía alrededor de su
cuerpo. Nunca había dormido tan cerca de nadie en su vida, y le gustaba
la intimidad y la cercanía de ese acto. Un sonrojo brilló en el hermoso
rostro de Aaron ante las palabras de Kreed. Sonrió de nuevo cuando
Aaron se apartó y se dirigió hacia su asiento.

—Espera. No hablamos de esto anoche. ¿Tienes a alguien en casa?


—preguntó Kreed cuando los celos lo atravesaron ante el inesperado
pensamiento. Tenía sentido preguntar. Aaron había dormido tan fuerte
en sus brazos, como un hombre acostumbrado a ser sostenido. Mierda.
¿Cómo no había pensado hacer esa pregunta antes, especialmente
después de toda la planificación sobre la relación que había estado
haciendo esta mañana? Tal vez por eso Aaron no hablaba sobre su vida
personal.

—No, en absoluto. ¿Tú sí? —preguntó Aaron, infundiendo a esas


últimas palabras la misma actitud defensiva que sospechaba había
estado en su propia pregunta.

—No. Estoy soltero. —La oleada de celos y luego el alivio abrumador


fue una mezcla embriagadora. Kreed se movió a su asiento al lado de
Aaron y su sonrisa arrogante se deslizó en su lugar. Le gustó la
confirmación de la posesividad de Aaron que había escuchado en ese
tono, porque él también lo sintió—. Recuerda que llevo veinte años
viviendo solo.

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Eso pareció arreglar las cosas.

—Bien, no necesito a nadie que venga a dispararme.

Eso hizo que Kreed soltara una carcajada. Agarró la cabeza del
chico y atrajo a Aaron nuevamente, besando sus labios mientras
levantaba su tenedor. El movimiento claramente sorprendió a Aaron
tanto como a él, pero Kreed lo dejó pasar. Lo que sea. Toda la situación
lo había sorprendido desde el principio. Se prometió a sí mismo que un
día con este tipo era lo que necesitaba para sacar todo esto de su sistema,
luego volvería a los negocios como de costumbre hasta que finalizara el
caso. Tenía que ser así. Esperó antes de tomar un bocado, observando
cómo la servilleta iba al regazo de Aaron. Por alguna razón, amaba los
pequeños movimientos que daban testimonio de los exquisitos modales
de Aaron. También dejó caer la servilleta sobre su regazo.

***

—Eres tan jodidamente sexy con esas gafas de fóllame, soy tan
inteligente y esa mirada intensa en tu cara.

Aaron levantó la vista y entrecerró los ojos mientras se quitaba las


gafas y estiraba la espalda. Había algo en el gran y magnífico Ayudante
del Alguacil gruñéndole esas palabras que hacía que su polla quisiera
salir a jugar. Un bostezo cansado de horas de estar sentado detrás de su
computadora portátil se liberó mientras se frotaba los ojos.

—Y esos ruidos que haces son completamente excitantes.

—Tengo la sensación de que no necesitas mucho para excitarte.


Una ligera ráfaga de viento probablemente te tendría listo —bromeó
Aaron, bajando la tapa de su computadora portátil. Había hecho todo lo
que pudo en esta computadora. Necesitaba ir a la habitación, trabajar en

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Serie Chicos buenos 3
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su sistema allí, pero le gustaba estar en la sala de estar. Había mirado de


cerca todo lo que Kreed había hecho hoy.

Desde esta ubicación, había visto a Kreed limpiar la cocina y poner


una olla de guisantes de ojo negro, algo que el tipo parecía bastante
emocionado de haber encontrado en el armario. Ahora estaba de pie al
otro lado de la habitación en la mesa de la cocina, sexy como el infierno,
doblando la ropa que había extendido por todo el piso. Domestico. ¿Quién
sabía que sería tan bueno verlo? La tensión del caso en el que habían
estado trabajando había desaparecido, ni siquiera colgaba sobre sus
cabezas. Estaban totalmente cómodos el uno con el otro. Era
increíblemente raro encontrar este nivel de tranquilidad con alguien,
especialmente con este hombre, un Alguacil de los EE. UU.

—Contigo no necesito mucho para ponerme caliente. —La voz de


Kreed era más profunda ahora y Aaron movió la computadora portátil a
la mesa de café. No podía ver la parte delantera de los pantalones cortos
de Kreed, pero como su propia polla había notado el tono del Alguacil,
sospechaba que encontraría a Kreed en el mismo estado de ansiedad.

—Los dos podríamos descansar un poco. —Aaron había decidido


que probablemente debería hacerse el difícil. Se imaginó que tipos como
Kreed no tenían escasez de culo a su disposición. Lo veía todo el tiempo.
Los tipos atractivos necesitaban distracción y luego pasaban a la
siguiente distracción, una y otra vez. Y para ser honesto, ese era
exactamente el tipo de hombre que Aaron buscaba. Las relaciones eran
complicadas y siempre terminaban desastrosamente. Pero con Kreed, sus
sentimientos estaban por todas partes. No podía entender lo que
realmente quería de Sinacola. En realidad, por un lado, lo quería todo.
Por otro lado, sabía sin lugar a dudas que solo tendrían lo que durara
este caso para follarse mutuamente y luego tendrían que ir por caminos
separados. Ese pensamiento lo puso un poco triste.

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Serie Chicos buenos 3
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Aaron se levantó del sofá, sin molestarse en ajustar la erección que


cubría los apretados pantalones de algodón que se había puesto. Quería
que Kreed echara un buen vistazo a lo que había estado alimentando.

—Probablemente descansaré un poco. ¿No necesitas ayuda con


eso?

Aaron no miró hacia atrás cuando pasó junto a Kreed. Llegó hasta
la puerta del dormitorio antes de escuchar fuertes pasos siguiéndolo.
Aaron bajó la cabeza, sonriendo para sí mismo. Después de pasar los
últimos años encerrado, esquivando las relaciones, sin permitirle a nadie
acercarse demasiado, se sentía bien que lo desearan. Siempre ocultó su
identidad y sus actividades de todos los que lo rodeaban.
Sorprendentemente, ser forzado a este caso no había causado que su vida
se derrumbara como había pensado originalmente. En realidad, todo lo
contrario.

Pensando rápido, se movió rápidamente, entró en la habitación y


se presionó contra la pared interior. Kreed, como de costumbre, había
establecido reglas la noche anterior, solo tendrían sexo hasta hoy
mientras estuvieran en este caso. Aaron no estaba seguro acerca de esos
límites porque encajaban demasiado bien juntos; su química era algo
fuera de lo común.

Cuando Kreed dobló la esquina y cruzó la puerta, Aaron saltó.


Obtuvo la respuesta de sorpresa que esperaba cuando Kreed lo envolvió
en sus brazos, tirando de él con fuerza contra su cuerpo.

—¿Realmente vas a descansar, chico de iglesia? —gruñó Kreed en


su oído.

—De ningún modo. Esperaba que me siguieras. —Dios, se sentía


tan bien ser sostenido en los fuertes brazos de este hombre. Se levantó

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de puntillas, le enroscó sus dedos en el cabello y atrajo la boca de Kreed


hacia la de él para un beso.

—¿Y por qué? —preguntó Kreed, el primero en apartarse del beso.

—Porque voy a enterrarme en tu trasero, Ayudante del Alguacil, y


follarte como el infierno —respondió con confianza. Los brazos de Kreed
se apretaron, acercándolo más si eso era posible. La polla del Alguacil se
contrajo contra la suya, haciendo que la sonrisa de Aaron fuera un poco
más amplia. Kreed pareció considerar las posibilidades.

—Esa es una boca sucia que tienes, chico de iglesia. —La sonrisa
de Kreed fue depredadora y un tanto perversa mientras empujaba hacia
a Aaron—. ¿Y qué te hace pensar que te daré mi trasero?

—Debido a todas las cosas sucias que puedo hacer con mi boca y...
—Aaron usó las propias palabras de Kreed y deslizó su mano entre sus
cuerpos, directamente en la cintura de los pantalones cortos deportivos
de Kreed, luego lentamente arrastró las yemas de sus dedos sobre la
húmeda polla del Alguacil.

—Mmm... ¿Y…? —Kreed lamió la comisura de los labios de Aaron


y se deslizó contra él.

—Y... porque estás goteando por mí. —Aaron presionó su pulgar


contra la humedad que se acumulaba en la cabeza de la polla de Kreed y
la extendió sobre la corona, luego agarró la larga dureza con fuerza en su
palma. Los ojos de Kreed se dilataron y su respiración se aceleró mientras
empujaba en el puño de Aaron.

—Joder, sí. Todo lo que quieras. —Kreed extendió la mano y tocó


un anillo de pezón, enviando chispas de electricidad por la columna
vertebral de Aaron disparándose contra sus bolas. Con su brazo libre,
Aaron atrajo la cabeza de Kreed hacia la suya y forzó su lengua entre esos

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labios. El cuerpo de Kreed se sacudió y sus dedos se movieron hacia la


cintura de Aaron, rozando su trasero—. Eres tan jodidamente caliente.
—Kreed gimió contra sus labios.

Su propia polla se sacudió, el material delgado de sus pantalones


cortos amplificaba el calor de la polla de Kreed frotándose contra la suya.
La lengua de Kreed volvió a introducirse en su boca, y la abrió, queriendo
más. Deslizó su lengua sobre los dientes de Kreed, explorando su boca.
Se balancearon juntos. La polla de Kreed se deslizó dentro y fuera de su
puño, duro e insistente.

Aaron se apartó de la boca de Kreed.

—Quiero chuparte, saborearte en mi lengua. —Empujó los


pantalones cortos de Kreed y los bajó por sus musculosas piernas.

—Cama ahora —Kreed agarró sus muñecas, lo hizo girar y le dio


un azote en el culo. El pinchazo de la palma de Kreed calentó su piel
debajo de sus pantalones cortos e hizo que su polla se contrajera en
respuesta.

Kreed se trasladó a la mesita de noche y colocó los suministros al


alcance de la mano antes de sentarse en el borde de la cama, extendiendo
las piernas mientras observaba a Aaron con los ojos llenos de lujuria.
Aaron empujó sus pantalones cortos por las piernas, se los quitó y dejó
el material de algodón abandonado en el suelo. Se agarró la polla dolorida
y se acarició ante los codiciosos ojos de Kreed.

—Deja de hacerme esperar. —Kreed tenía su polla en la mano,


masturbándose mientras Aaron cerraba la distancia hacia la cama.

Aaron se arrodilló entre los muslos abiertos de Kreed, inhalando el


aroma del hombre mientras presionaba los labios contra la piel sensible
entre la parte interna del muslo y la ingle. Los dedos de Kreed

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Serie Chicos buenos 3
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descansaron ligeramente sobre la parte posterior de su cuello. Aaron


pasó las palmas por el interior de las piernas de Kreed antes de tomar su
polla rígida en la mano, la gruesa cabeza sonrojada, hinchada y goteando.
Estaba hambriento por probarlo.

El sabor salado del líquido preseminal y la sensación pesada de la


longitud de Kreed contra su lengua hizo que su polla goteara. Kreed echó
la cabeza hacia atrás y gimió, sus caderas se alzaron y rodaron hacia la
boca de Aaron. El olor de la excitación de Kreed lo mareó de necesidad.
Aaron aplastó su lengua por la parte inferior de la polla, lamiendo la vena
mientras las manos de Kreed se movían a su cabello.

Aaron chupó la corona y abrió la boca para dejar que Kreed entrara
más. Movió la cabeza, llevando a Kreed cada vez más profundo hasta que
la cabeza gruesa golpeó la parte posterior de su garganta. Entonces Aaron
levantó la vista y tragó.

—Ahh joder, chico. —Los dedos de Kreed se apretaron en su


cabello, sosteniendo su cabeza en su lugar mientras follaba su boca. Los
músculos de los muslos de Kreed se tensaron cuando el grosor de su
polla llenó su garganta, solo retrocediendo por la necesidad de respirar.

Aaron usó su mano, trabajando a Kreed, acariciándolo mientras


mordisqueaba el eje y se movía más bajo hasta las bolas. Aaron inhaló el
aroma embriagador del almizcle de Kreed y chupó un testículo en la boca
antes de pasar al otro, manipulándolos con la lengua. Kreed gimió y se
apoyó sobre los codos.

Aaron movió su lengua sobre el área sensible entre las bolas y el


culo de Kreed. Usó una mano en la parte posterior de los muslos de este
para empujar la pierna del Alguacil hacia atrás y comenzó a devorar su
trasero. Trabajó a Kreed con la lengua y mordisqueó ese estremecido
agujero mientras Kreed se retorcía bajo su asalto.

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Serie Chicos buenos 3
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—Dios, sí. —Kreed se retorció en la cama. Aaron humedeció con


saliva el fruncido agujero y presionó un dedo resbaladizo dentro del culo
apretado del Alguacil y ambos sisearon ante el contacto. Kreed era tan
jodidamente caliente.

—¿Te gusta mi dedo en tu culo, Ayudante del Alguacil? ¿Quieres


más? —Aaron se puso de rodillas y volvió a tomar la polla de Kreed hasta
el fondo de su garganta mientras añadía otro dedo. Aaron metió dos
dedos dentro y fuera, estirando a Kreed agradable y lentamente. Retiró la
boca de su polla y enterró la cara en su trasero, lamiendo y chupando
alrededor de sus propios dedos.

—Tan jodidamente bueno... Me encanta tu sabor y la forma en que


aprietas mis dedos. —Aaron usó su saliva como lubricante y forzó un
tercer dedo en el músculo tenso de Kreed.

—Ahh, joder, chico de iglesia. Eso se siente increíble.

Metió y sacó los dedos de Kreed, curvándolos hasta que dio en el


blanco.

—Quiero tu polla... Te quiero dentro de mí —rogó Kreed. Aaron


retiró los dedos y lentamente se puso de pie.

Kreed arrojó un condón y lubricante hacia Aaron. Rápidamente


rasgó el condón y se puso el delgado látex antes de abrir la parte superior
del lubricante, untando sus dedos y polla.

Su estómago dio un vuelco, su corazón martilleó en su pecho


cuando Kreed se recostó contra la cama y lo miró con esos ojos
ensombrecidos de lujuria. Aaron agarró las piernas de Kreed y tiró de él
para que el culo del guapo hombre estuviera justo al borde de la cama.

281
Serie Chicos buenos 3
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—Te sentirás tan bien dentro de mí. —Kreed mantuvo las piernas
abiertas mientras Aaron tomaba su polla con la mano, se ubicaba y
avanzaba, sus ojos nunca se desviaron de la oscura mirada de Kreed.

—Tan jodidamente bueno, Sin. —El calor lo inundó cuando la


punta de su polla se deslizó más allá del apretado anillo de músculos que
lo mantenía alejado del cielo. La frescura del edredón rozó sus rodillas
cuando se inclinó y besó a Kreed, largo y sin prisa. El culo de Kreed se
contrajo salvajemente alrededor de su polla mientras presionaba
centímetro a centímetro hasta que su ingle se ajustó contra la parte
posterior de los muslos de Kreed. Se movió lentamente dentro y fuera,
dejando que Kreed se acostumbrara a ser abierto.

Kreed arqueó la espalda y gimió. Aaron luchó contra cada impulso


en su cuerpo que le exigía golpear contra el hombre debajo de él.
Lentamente echó las caderas hacia atrás y avanzó hacia adelante hasta
que estuvo lo más profundo posible dentro del Alguacil. La forma en que
Kreed se movió en la cama hizo que Aaron acelerara y empujara sus
caderas, cada movimiento formando un ritmo dulce y constante. No
demasiado rápido, pero lo suficiente como para que ambos se retorcieran
por más.

—Más duro... Déjame sentirte. —Kreed echó la cabeza hacia atrás


y rodó las caderas. Aaron no se contuvo. Agarró la parte delantera de los
muslos doblados de Kreed y los usó para acuñar el trasero de Kreed
contra él mientras empujaba profundamente en su cuerpo. La posición
actual, con Aaron parado al final de la cama y Kreed de espaldas, con las
piernas abiertas y el culo apenas fuera del borde, le daba a Aaron la
posición perfecta para golpear en Kreed.

Aaron empujó en ese alucinante calor unas cuantas veces más


antes de agarrar las piernas de Kreed y colocarlas sobre sus hombros,
cambiando el ángulo de penetración.

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Serie Chicos buenos 3
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—Justo así... Sí, chico de iglesia, fóllame —jadeó Kreed. El placer


se grabó en su rostro mientras rechinaba las palabras con los dientes
apretados. Aaron hizo exactamente lo que le indicaron y embistió con
todo lo que tenía. El sudor le cubría la frente mientras sus caderas
entraban y salían del Alguacil. Aaron estaba cerca. Si Kreed no llegaba
pronto, no estaba seguro de poder contener su orgasmo por más tiempo.

Empezó a acariciar a Kreed al ritmo de sus embestidas, su puño


trabajando arriba y abajo a lo largo de la gruesa longitud mientras se
balanceaba salvajemente en el cuerpo tembloroso de Kreed.

Negarse a llegar al clímax antes que Kreed hacía que le dolieran las
bolas por la presión de contenerse. Con cada embestida de sus caderas,
se deslizaba un poco más cerca del punto de no retorno. El culo de Kreed
se apretó ceñidamente a su alrededor. El fuego se encendió en la base de
su columna vertebral y ardió como ácido a través de su cuerpo. La
sensación era demasiado. Sus gemidos y pesados jadeos llenaron la
habitación. Sus bolas se apretaron fuertemente contra su cuerpo.

—Córrete para mí, Sin —ordenó Aaron y aceleró sus caderas,


empujando más rápido y más profundo.

—Sí. Necesito... Joder, Aaron —gritó Kreed, todo su cuerpo rígido,


luego su polla se hinchó y se sacudió en el puño de Aaron cuando llegó.
El calor pasó por sus dedos y cintas cremosas salpicaron el estómago y
el pecho de Kreed.

—Sin —siseó Aaron cuando fuertes músculos se ondularon a su


alrededor, apretándolo tan fuerte que perdió el ritmo. Los muslos de
Aaron ardieron cuando se ancló en el cuerpo tembloroso de Kreed y llegó
con tal fuerza que se dobló por el placer. Le dolieron los músculos por la
tensión de su liberación, su cuerpo completamente flácido por su
orgasmo. Las piernas de Kreed eran lo único que lo mantenía erguido.

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Serie Chicos buenos 3
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Aire. Necesitaba aire. Se aferró a las espinillas de Kreed mientras


flotaba de regreso a la tierra. Aaron contuvo el aliento, su cabeza aún
giraba por la fuerza de su liberación. Maldición, perder el aliento de esa
forma era una primera vez para él. Gran parte de todo lo que
experimentaba con Kreed caía en esa categoría, algo a lo que se dijo a sí
mismo que podía acostumbrarse.

Por mucho que odiara salir del calor de Kreed, agarró la parte
posterior del condón y retiró su polla del Alguacil. Las piernas de Kreed
se deslizaron de sus hombros, pero no se movió excepto para pasar un
brazo sobre sus ojos.

—Maldición, chico de iglesia, me follaste jodidamente bien. —Kreed


lo miró por debajo del brazo.

—Sí, eso fue jodidamente increíble. Déjame agarrar una toalla. Ya


vuelvo. —Le guiñó un ojo a Kreed, luego se inclinó y le dio un rápido beso
en los labios. Aaron se quitó el látex y lo ató de camino al baño. Después
de tirar el condón a la basura, agarró una toalla, la mojó y regresó a la
habitación para ocuparse de Kreed. Cuando terminó de limpiarlo, dejó
caer la toalla al lado de la cama.

—Honestamente, me sorprende que todavía pueda moverme.


Acércate. Quiero acostarme a tu lado —dijo y le sonrió a Kreed.

—No estoy seguro de poder moverme, pero no me estoy quejando.


—Kreed se echó a reír y retrocedió, dándole espacio mientras se
arrastraba hacia la cama entre las piernas del Alguacil. Aaron dejó que
todo su peso se asentara en el pecho de Kreed y el hombre
inmediatamente envolvió sus fuertes brazos alrededor de él. Sus
respiraciones cayeron en un ritmo parejo. La nariz de Kreed se asentó en
su cabello. Se sentía completo y cercano a Kreed en este momento, a
pesar de que cada alarma en su cuerpo le advertía que no se sintiera
demasiado cómodo y bajara la guardia.

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Capítulo 20
Aaron yacía en el oscuro dormitorio a primeras horas de la
mañana, pasando los dedos a través de los sedosos mechones de Kreed
mientras el hombre dormía. Kreed estaba recostado sobre dos
almohadas, la cabeza de Aaron descansando sobre su hombro. Su
posición era perfecta. Aaron se inclinó ligeramente hacia adelante y
presionó sus labios contra el rastrojo en la mandíbula de Kreed mientras
escuchaba los profundos sonidos de su rítmica respiración. No podía
dejar de tocar a este magnífico hombre que había sido tan honesto y
revelador, incluso cariñoso, durante sus horas haciendo el amor.

Por el rabillo del ojo, vio la pantalla de su monitor encenderse de


nuevo. El código para hacerle saber que era necesitado en línea. Había
configurado la notificación remota hace unos años. El acceso total nunca
lo había molestado antes porque atribuía la interrupción al bien mayor
de lo que intentaban lograr, pero en este momento, o, técnicamente, en
los últimos veinticinco o treinta minutos, la cosa había parpadeado
constantemente y, sin embargo, no se había movido de su lugar. Kreed,
que dormía debajo de él, se sentía demasiado bien. No pudo encontrar la
mentalidad para ceder, a pesar de que la demora le costaría credibilidad.
Liberó un gemido interno.

—¿Qué pasa? —Ese pequeño ruido fue suficiente para despertar a


Kreed. El tipo tenía un sueño muy ligero.

—Nada. Tengo que levantarme. Tengo que ir a ayudar a un amigo


—dijo, tratando de convencerse a sí mismo de alejarse del cálido cuerpo
de Kreed.

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—¿Con qué? —preguntó Kreed, obviamente olvidando su regla


tácita sobre no excavar demasiado en la vida del otro.

—Un problema de codificación —respondió Aaron vagamente. Esa


fue una verdad suficiente para desenredarse del agarre de Kreed, lo que
solo hizo que el Alguacil lo apretara más fuerte.

—Necesitas dormir. Mañana es un gran día —dijo Kreed,


acariciando su cuello. Por mucho que quisiera permanecer en esta
posición y nunca irse, Aaron intentó nuevamente levantarse. Se alejó y
colocó los pies en el suelo mientras Kreed bostezaba, pero sus ojos
perspicaces no se cerraron como Aaron había sospechado. En cambio,
Kreed siguió a Aaron mientras se acercaba a la computadora en un
escritorio improvisado en el dormitorio.

—No son videojuegos, ¿verdad? —preguntó Kreed. Su tono claro de


que estaría interrumpiendo el juego de Aaron.

—No, en absoluto. —Aaron se sentó frente a la computadora. Había


cambiado su teclado mecánico por uno estándar que había encontrado
en la casa. Pasaron unos minutos antes de que Kreed volviera a hablar.

—No eres realmente un gran jugador, ¿verdad?

—En realidad no —admitió Aaron, entrando al sistema.


Aprovechando la posibilidad de que su honesta admisión pudiera hacer
sonar algunas campanas de advertencia, giró el monitor, con suerte lejos
de la línea de visión de Kreed—. El teclado es más silencioso. Lamento si
te mantiene despierto.

—Me gusta verte —dijo Kreed finalmente. Aaron miró hacia él y vio
que Kreed se había deslizado en la cama. Estaba apoyado contra varias
almohadas ahora, poniéndose cómodo contra la cabecera. Los músculos
de su pecho se flexionaron mientras colocaba las almohadas detrás de él.

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Sus pezones planos y oscuros se destacaban con fuerza, incluso contra


los hermosos tatuajes. La manta estaba baja, exponiendo demasiada piel
deliciosamente decorada. A Aaron también le encantaba mirar a Kreed—
. No tienes aspecto de nerd.

Aaron no estaba seguro de qué decir a eso, así que no lo hizo.


Simplemente se obligó a centrarse y abrir el programa. Escaneó
rápidamente el mensaje y ocultó su confusión interna. La presencia de
Kreed en su vida inspiraba una actitud del bien contra el mal, y de
repente, sus actividades actuales parecían estar en línea recta entre los
dos. Este trabajo de pirateo era un favor para un tipo que había ayudado
cuando lo necesitaba. Realmente no tenía muchas opciones esta vez.
Había aceptado esto cuando pidió ayuda la última vez.

Reprendiéndose a sí mismo, Aaron cerró los ojos. ¿Qué demonios


le pasaba? Lo hacía todo el tiempo. Con dos o tres respiraciones
relajantes, lo abrió de nuevo, mirando el cursor parpadeante en la
pantalla, obligándose a abandonar sus pensamientos sobre Kreed. Aaron
leyó los mensajes, se puso al día y comenzó a trabajar. Estaba tan
centrado dentro de sí mismo que se sobresaltó cuando Kreed le pasó los
dedos por la parte superior de la cabeza y le revolvió el pelo.

—Solo tenemos alrededor de una hora antes de tener que


levantarnos de todos modos. Haré café —dijo Kreed detrás de él.

—Está bien —arrojó, con los ojos en el monitor, tratando de


mantenerse enfocado.

—¿Un último beso? —le susurró Kreed al oído.

Una de sus últimas conversaciones antes de que Kreed se durmiera


fue que este decidió enfriar esto entre ellos durante la investigación.
Kreed quería reanudar las posibilidades entre ellos más plenamente una
vez que se cerrara el caso. Por supuesto, solo si Aaron estaba interesado.

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Kreed colocó la pelota en su lado de la cancha para decidir si quería


continuar esto cuando terminaran el trabajo.

Después de las últimas treinta y seis horas, parecía que lo más


valiente y probablemente inteligente sería posponer esto, pero ahora
Aaron ya no estaba completamente seguro de nada. No podía negar la
conexión entre él y Kreed, y estaba bastante seguro de que si tuviera la
oportunidad, nunca tendría suficiente de Kreed Sinacola.

Habían estado muy calientes el uno por el otro. Una vez que
regresaron a la habitación ayer, solo dejaron la cama para comer, e
incluso después de todo el sexo de la tarde, Aaron terminó recibiendo una
mamada en la cocina, y luego devolvió ese favor en la sala de estar, antes
de pasar el resto de la noche en los brazos de Kreed. Aaron deseaba poder
encontrar una manera de mantener a Kreed y sus secretos también.
¿Pero cómo?

Maldita sea, estaba tan condenadamente jodido. Había hecho lo


que dijo que no haría. Había dejado que Kreed se metiera debajo de su
piel y todavía quería más.

Aaron oscureció la pantalla con solo pulsar una tecla, bastante


seguro de que Kreed no entendería lo que podría ver en el monitor, pero
estaba seguro de que el investigador dentro del hombre era lo
suficientemente inteligente como para retener información recopilada de
forma inocua y examinarla más tarde. Aaron se volvió y echó la cabeza
hacia atrás, suspirando cuando la boca de Kreed se deslizó contra la
suya. La abrió, permitiendo que Kreed profundizara el beso. Cuando los
dedos de Kreed se apretaron contra la pretina de sus pantalones para
deslizarse dentro, Aaron tuvo que detenerlo. Alcanzando su muñeca,
tristemente terminó lo que tanto deseaba.

—¿Dame una hora? —preguntó Aaron. Kreed no ocultó la


decepción extendiéndose por su rostro.

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—Tienes razón. No deberíamos. Yo solo... besarte me hace olvidar


todo. Por mucho que te desee, no podemos —dijo Kreed, sin mover su
mano, pero tampoco empujándolo.

—Podríamos si no fueras tan terco. —Aaron intentó burlarse, pero


hablaba en serio. Realmente creía que podían tener un equilibrio con el
caso y cualquier cosa que sucediera entre ellos. Esa determinación
Sinacola que Aaron estaba descubriendo demasiado bien brilló en los ojos
de Kreed, y sacudió la cabeza mientras se levantaba.

—Mejor voy a preparar café antes de que los dos tengamos que
arrepentirnos de nuestros pecados, chico de iglesia. —Kreed extendió la
mano y le revolvió el pelo otra vez. Las palabras y el tono eran apagados
en comparación con el amante hambriento que lo había follado hasta
dejarlo sin sentido la noche anterior.

—Sí, el café suena bien —respondió Aaron, colocando el teclado


sobre el escritorio. La mirada en los ojos de Kreed lo preocupaba.
Ciertamente no estaban en el punto en que él podía leer fácilmente a
Kreed, y estaba desgarrado entre empujar a Kreed a hablar o dejarlo ir.

—Ponte a trabajar. Tengo que llamar a Skinner. Llamó anoche —


dijo Kreed desde la puerta.

—¿A qué hora? —Aaron no recordaba nada más que sus pocas
horas en línea interrumpiéndolos ayer.

—Estoy bastante seguro de que fue en algún momento entre tú


inclinado sobre el sofá o de rodillas en la ducha. No estoy exactamente
seguro —dijo Kreed con falsa modestia, riéndose mientras salía de la
habitación. Aaron vaciló. Odiaba ver a Kreed tirar de su juego, y por el
tono de su voz, el Alguacil definitivamente abandonó la habitación un
poco preocupado por haber perdido esa llamada. El parpadeo urgente de
la pantalla lo hizo retroceder. Después de considerar sus opciones por un

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minuto más, decidió terminar con esto antes de ir tras Kreed. Levantó el
teclado y lo dejó caer en su regazo para terminar lo que había comenzado.

***

Rápidamente, Kreed se vistió para el día. Tomó una taza de café y


marcó el número de teléfono personal del director Skinner mientras
regresaba al estudio. Cuando el teléfono comenzó a sonar, Kreed usó su
pie para cerrar la puerta del dormitorio detrás de él. Nada en la
habitación había cambiado desde que salió de la cama veinticuatro horas
antes. Puso la taza de café sobre el escritorio y se dirigió al sofá-cama,
levantando el extremo y volviéndolo a plegar. Después de devolver los
cojines a su lugar, dejó caer las almohadas en cada extremo del sofá.

Fuera de la vista, fuera de la mente. Ya no era el gigantesco


recordatorio de su incapacidad para mantenerse alejado de Stuart. Pero
maldición, estaban bien juntos. Deseaba a Stuart, sin duda. Lo que lo
sorprendió más que nada fue que Aaron era un amante exigente y
agresivo. El chico sabía exactamente lo que quería y cómo lo quería.
Kreed no tuvo ninguna queja. Estaba más que feliz de complacer todos
los caprichos de Aaron. El tipo tenía esta forma de excitarlo e
inmediatamente volverlo duro. Aaron lo tenía actuando como un
adolescente en su mejor momento. Definitivamente habían follado como
conejos durante las últimas veinticuatro horas. Su sensible trasero era
prueba de ello. Con ese pensamiento, sonrió y alcanzó la manta del sofá,
colocándola sobre los cojines.

—Sé que estás ahí. Puedo oírte respirar —gritó Skinner al teléfono.

—Estoy aquí. Lo siento, estaba perdido en mis pensamientos —


respondió Kreed, no muy seguro de cuánto tiempo había hecho esperar
a Skinner.

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—Ayer intenté llamarte varias veces, Sinacola. —El tono de Skinner


era de reprimenda, y debería estar en problemas por no contestar esas
llamadas.

—Lo vi, pero era muy tarde para devolverte la llamada —respondió
con sinceridad.

—¿Estás seguro de que estás bien con esta tarea? —preguntó


Skinner, su tono aún irritado.

—No te vas a deshacer de mí. No contesté el maldito teléfono. Mi


culpa —dijo Kreed, frustrado con su distracción y la actitud de Skinner.
Ya estaba hundiéndose. Anoche, justificó fácilmente el desastre,
decidiendo que podía llamar a Skinner esta mañana. ¿Por qué había
pensado alguna vez que eso sería aceptable?

—Knox está preocupado por ti —le informó Skinner.

—Knox es un imbécil que está atrapado dentro de una casa,


esperando que algo suceda, no es diferente de lo que me pasa a mí.

—Puedo ver eso. Sinacola, normalmente no me preocupo por ti. Si


necesitas salir de allí, solo dímelo. —La voz de Skinner había cambiado,
no exactamente al nivel de enojo que había tenido antes, pero Kreed
tampoco lo llamaría cálido y amable.

—Por supuesto que lo haré. ¿Por qué llamaste?

—Tengo bajo custodia a Thomas Hasselbeck, jefe del departamento


de TI del Tabernáculo del Apóstol de la Redención. Hemos sido
productivos de nuestra parte. Los puntos comienzan a conectarse. Lo que
Stuart pudo darnos puso a la iglesia frente a varios pares de ojos muy
bien conectados. Estamos elevando esto a una célula terrorista
doméstica, Sinacola. En pocas palabras, Hasselbeck tiene conocimientos
más profundos de lo que pensamos. Existe la preocupación de que si se

291
Serie Chicos buenos 3
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presenta en el sitio, podría poner en peligro lo que Stuart logró. Parece


que la iglesia lo buscó para proteger sus sistemas. Tengo interrogadores
con él ahora. Está mostrando signos de ruptura, pero está aguantando
más de lo que pensaba. Esperaba que supiéramos más antes de que
Stuart volviera hoy —explicó Skinner.

—Está bien —dijo Kreed mientras dejaba de caminar en medio de


la habitación para recibir la nueva información. Eso lo cambiaba todo—.
Explica el cambio de nivel de amenaza a célula terrorista doméstica. Ese
es un salto bastante grande en tan poco tiempo. ¿Qué descubriste? —
Kreed trató de comprender los pasos que Skinner había dado en las
últimas veinticuatro horas. Su ceño se frunció ante las implicaciones. De
repente, este caso se volvía más personal por más razones que el odio
asociado con la orientación sexual. Cerró los ojos y escuchó atentamente
cada palabra que decía Skinner.

—Es una célula terrorista, Sinacola. Es organizada y son muchos.


Estas personas usan la religión para esconderse y señalar a las víctimas
para demostrar su punto. Tu instinto no se equivocó. El agente especial
Langley no trabajaba solo, independientemente de las afirmaciones en su
confesión. Ahora necesitamos ver hasta dónde llega esto —dijo Skinner.

—¿Y estás siguiendo todas las legalidades?

—Es por eso que te quedas en el sitio —aconsejó Skinner.

—Pero no estoy solo aquí, ¿verdad? —Por supuesto que no lo


estaba.

—No, tienes respaldo. Están cerca.

De ninguna manera Skinner lo dejaría solo con esa amenaza. Tenía


que darle crédito, incluso cuando el temor a la siguiente pregunta llenó
su alma.

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—¿Pero Stuart estará solo allí? —El silencio que recibió fue una
confirmación. Maldición. Aaron no estaba equipado para manejar este
tipo de situación. Kreed no quería que Aaron regresara a esa iglesia. ¿Una
célula terrorista? Ya era hora de que alguien prestara atención a esos
fanáticos extremos que se escondían detrás de la Biblia. Con su mente
acelerada, Kreed arqueó una ceja. Le sorprendió que la iglesia hubiera
pasado desapercibida durante tanto tiempo con su cruel propaganda y
manifestaciones llenas de odio.

Piensa, Sinacola. Para y piensa.

¿Qué hace que esto sea diferente a cualquier otro caso? Nada. Aaron
es un novato, pero es sólido. Solo déjalo en manos del chico. Estará bien.

Pero, más que nada, Kreed no quería que Stuart regresara a esa
iglesia. La iglesia apuntaba a hombres homosexuales y hacía cosas
horribles con ellos. El miedo apretó su corazón.

Definitivamente no podía perder a nadie más en este momento,


especialmente a Aaron. Sería demasiado. Quería un futuro con él.
¡Maldición! Lo que tenían nunca sería solo un polvo. Ahora estaba
involucrada una emoción claramente definida, y no quería que su chico
volviera a esa iglesia esta mañana.

En el momento en que cruzó la sala de estar de Colt y besó a Stuart,


todo había cambiado. Esto era culpa del maldito Mitch Knox. Insistente,
diciéndole que el chico había tenido sus ojos en él toda la noche... La
mandíbula de Kreed se apretó mientras se burlaba de los recuerdos en
su cabeza. Hombre, si no hubiera arrojado a Knox del porche, lo haría de
nuevo. Este ni siquiera era su maldito caso del que preocuparse. ¡Jodido
Mitch Knox! La gente salía lastimada todos los días. Esa era la vida.

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Kreed endureció la columna vertebral y forzó todo este sentimiento


no deseado fuera de su cabeza y su corazón. Era más difícil de hacer de
lo que había creído posible.

—Sinacola, responde la maldita pregunta —dijo Skinner,


obligándolo a sintonizar la conversación nuevamente.

—Repítela —respondió, sin tener idea de qué pregunta había


perdido.

—¿Estás seguro de que puedes manejar esto? No hay vergüenza en


alejarse. Incluso podría ser lo mejor —agregó Skinner en voz baja. Él era
la única persona en este planeta que sabía todo lo que había que saber
sobre Kreed Sinacola. Ni siquiera Knox sabía tanto como Skinner.

—Si me voy, las cosas se saldrán de control. No voy a dejar a Aaron


sin alguien que lo proteja. El chico y yo tenemos las cosas resueltas. No
tenemos tiempo para conocer nuevos compañeros. Él confía en mí y tú
necesitas al niño —razonó Kreed.

—Aaron necesita confiar en ti, pero esa frase infantil me molesta.


Tiene casi treinta años. ¿Lo estás usando para llenar el vacío de la
pérdida de tu hermano? —preguntó Skinner con valentía, y le tomó a
Kreed todo lo que tenía no soltar una carcajada.

—Diablos, no, para nada. —¡Joder, no! Aaron era la luz en toda la
oscuridad que había rodeado su vida. Demonios, no rodeándolo, lo había
consumido hasta que Aaron Stuart hizo su magia. Los ojos de Kreed se
dirigieron hacia la puerta cuando se dio cuenta de la magnitud de ese
pensamiento. Aaron había entrado en su vida y ahuyentado las sombras.
Hubo silencio por parte de Skinner, y no tenía idea de qué decir. Su
director era lo suficientemente inteligente como para sumar dos y dos, y
si lo hiciera, sacaría a Kreed de este caso en cuestión de minutos. Tenía
que pensar en algo, cualquier cosa, para ayudar a matizar su

294
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declaración—. Parece un niño. Stuart se ve muy joven. Eso es todo lo que


digo. Él no es un niño, y está comprometido en este caso tanto como yo.
Nos llevó unos días hacer funcionar las cosas. Él no es demasiado
sociable. No está del todo bien con todo esto, pero creo que ahora confía
en mí. Arruinaría el caso traer a alguien más. —Cuando Skinner no
respondió, Kreed cambió su táctica—. Realmente creía que se trataba de
algo insignificante. Pensé que, en el mejor de los casos, encontraríamos
a alguien aquí que sabía lo que estaba haciendo el Agente Langley y
solucionaríamos este caso. Es más grande que eso. Quiero hacer esto por
Knox. No me lo quites.

El silencio continuó hasta que Skinner finalmente habló.

—Está bien. Vigila tu espalda. Estaré en contacto. Si esto cae como


estoy pensando, tendremos minutos para sacar a Stuart de allí. Explícale
el procedimiento si irrumpimos. No quiero que salga herido.

—Lo haré. Mantente en contacto. —Kreed terminó la llamada. Sus


nervios lo estaban afectando. Bajó la vista al suelo, incapaz de escapar
de la frustración que crecía en su interior. Estaba tan increíblemente
enojado consigo mismo. ¿Por qué en el mundo había cruzado la línea?
¿Ignorado sus reglas? Simplemente haber perdido la llamada de Skinner
decía mucho de su estado mental. Lo único en lo que podía pensar era
en Aaron Stuart, y eso podía hacer que ambos murieran.

La rabia hirvió debajo de la superficie ante la estupidez de sus


elecciones. Empuñó su mano, tratando de contener el estallido de ira que
generalmente seguía. Aaron no entendería si saliera y lo atacara sin
razón. No era culpa de Aaron que Kreed hubiera roto sus propias reglas.
Incluso ahora, tan enojado consigo mismo como estaba, todavía deseaba
al niño a un nivel que nunca antes había experimentado.

La aprensión se instaló. Kreed estaba trabajando en un territorio


desconocido. Se sentó en el borde del sofá y bajó la cabeza. Pasaron unos

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minutos antes de que pudiera llevar sus pensamientos de algo feo y


destructivo hacia un terreno común en este nuevo giro de los
acontecimientos. Entonces, ¿cuál era el resultado final? Kreed levantó
una mano para marcar los puntos con los dedos.

Aaron significaba algo para él. Eso era un hecho.

No quería dejar este caso. Eso era un hecho.

Pero, ¿por qué no quería abandonar este caso? ¿Era una buena
razón? tardó un poco más en responder eso. No quería abandonar el caso
porque no quería que el bienestar de Aaron fuera responsabilidad de
nadie más.

Decisión tomada.

Se puso de pie en el mismo momento en que Aaron llamó a su


puerta y la abrió para meter la cabeza dentro. Ya habían pasado
oficialmente la etapa de límites privados si el chico estaba lo
suficientemente cómodo con Kreed como para abrir la puerta,
independientemente de lo que pudiera estar haciendo.

—¿Qué sucede? —preguntó Aaron, y Kreed frunció el ceño ante la


pregunta. Aaron abrió la puerta por completo y entró con la cabeza
mojada y vistiendo sus pantalones caqui y una camiseta blanca—. ¿Qué
pasó?

—¿Qué querías cuando viniste aquí? —preguntó Kreed, tratando


de eludir la pregunta de Aaron.

—Tú primero. —Aaron se paró frente a él con las manos en las


caderas. A Kreed le gustaba la altura de Aaron, pero resistió el impulso
de inclinarse y besar esos labios. No estaba seguro de dónde trazar la
línea ahora, especialmente después de determinar que realmente le

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Serie Chicos buenos 3
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gustaba Aaron, pero necesitaba comprender todo eso antes de hacer más
movimientos hacia adelante.

—Te lo diré durante el desayuno. Necesito un café. —Kreed


extendió su mano y comenzó a dar un paso adelante, pero Aaron no se
movió. La preocupación en su hermoso rostro retorció el estómago de
Kreed. Kreed se inclinó hacia adelante, casi como obligado, y besó esos
labios carnosos a los que no podía resistirse. La preocupación en los ojos
de Aaron había sido demasiado abrumadora. Kreed solo quería
consolarlo. De todos los jugadores en este juego, Aaron tenía que ser al
que menos le preocupara regresar hoy a esa iglesia. Kreed extendió la
mano, envolvió un brazo alrededor del hombro de Aaron y comenzó a
girarlo hacia la puerta—. Estamos bien. El caso avanza. Todo estará bien.
Lo prometo.

Aaron permaneció arraigado en su lugar, claramente sin creerle.


Kreed fue hacia la puerta antes de volverse, forzando toda la emoción de
su rostro y voz.

—La comida está en la cocina. Tienes que estar muriéndote de


hambre; han pasado al menos ocho horas desde que comiste por última
vez. —Le sonrió a Aaron antes de darse la vuelta y salir de la habitación
con esa broma. Con suerte, eso reduciría la inquietud de Aaron ante
cualquier expresión que hubiera visto en el rostro de Kreed cuando había
irrumpido en la habitación. Finalmente, escuchó que Aaron lo seguía.
Ahora, solo necesitaba decidir cuánto decir.

***

Aaron se sentó al otro lado de la mesa de la cocina, viendo a Kreed


empujar su desayuno alrededor de su plato. Antes de las últimas treinta
y seis horas, habría dicho que eso podría ser habitual para el hombre.
En aquel entonces, el único enfoque de Aaron había sido encontrar
maneras de permanecer distante y estoico, pero ahora sabía que Kreed

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Serie Chicos buenos 3
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tenía demasiadas caras. Una señal reveladora de que las cosas no


estaban bien era que Kreed tomó asiento al otro lado de la mesa. Habían
estado comiendo todas las comidas uno al lado del otro desde ayer por la
mañana.

Más allá de eso, la cara de Kreed era demasiado pasiva, como si


estuviera controlando sus movimientos y palabras. La falta de sarcasmo
y comentarios irónicos saliendo de sus labios debería ser suficiente para
preocupar a cualquiera que hubiera estado en presencia de Kreed
durante más de unas pocas horas. Honestamente, estaba asustando un
poco a Aaron. Al principio, pensó que la nueva actitud distante era el
intento de Kreed de crear distancia. Eso estaba bien. Kreed podía
intentarlo, pero Aaron no estaba completamente seguro de la razón
detrás de sus acciones, lo que significa que algo debió haber cambiado
desde el momento en que Kreed salió de la habitación hasta que Aaron lo
siguió. No podrían haber pasado más de veinte minutos.

Mirando su reloj, Aaron estimó que tenía aproximadamente una


hora antes de tener que cruzar la calle y presentarse para el trabajo. Eso
no les daba mucho tiempo, lo que significaba que Kreed necesitaba
comenzar a hablar.

Sin terminar su comida, Aaron dejó el tenedor en su plato. Levantó


su servilleta y se limpió la boca antes de ponerla sobre la mesa. Empujó
el plato un poco dramáticamente.

—Escúpelo, Sin. —El alivio parecía la mirada más dominante en el


rostro de Kreed, pero se mantuvo firme en su silencio—. ¿Entonces me
dejarás ir a ciegas sin decirme lo que sea que te tiene preocupado?

—Le envié un mensaje de texto a Connors. Está revisando algunas


cosas. Necesito una actualización de su parte antes de estar seguro —
dijo Kreed vagamente.

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Serie Chicos buenos 3
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—Dime lo que sabes —exigió Aaron, colocando ambos codos sobre


la mesa mientras se inclinaba hacia adelante, siguiendo la rutina de los
tipos duros.

—Solo sé que suena peligroso —dijo Kreed mientras parecía mirar


por encima de la táctica de intimidación de Aaron. La diversión brilló en
los ojos de Kreed, pero el guapo Alguacil lo cubrió rápidamente con una
sonrisa. Aaron puso los ojos en blanco. Hablando de ser el tipo duro.

—Bueno, ¿no es eso lo que los chicos del gobierno hacen mejor?
¿Hacer que todo parezca más terrible de lo que realmente es? —Intentaba
que Kreed le dijera lo que aún no había dicho.

—No esta vez, Stuart. —Kreed se levantó, recogió los dos platos y
los llevó al fregadero. Los enjuagó y limpió la encimera antes de girarse
para mirarlo de nuevo. Kreed se recostó contra el lavabo, cruzando esos
brazos musculosos sobre su pecho—. Están subiendo el estatus de la
iglesia de grupo de odio a una célula terrorista doméstica. Eso es
significativo. Un grupo de odio implica escupir verbalmente. Una célula
terrorista indica deseo de hacer daño. Eso me dice que no solo está
aislado sobre ese solo agente y tal vez alguien corrupto en el interior. Y
probablemente no sea solo ese edificio al otro lado de la calle. Pero
aunque he pensado en ellos como terroristas locales, ahora todos están
en la misma página, y la información apunta a que comienza allí. Por lo
que han podido deducir del acceso que pudiste otorgarles, tuvieron
suficiente para detener al administrador de TI. Lo retendrán a él y a su
familia hasta que se resuelva este caso, pero parece que él es parte del
problema, y creen que, con sus antecedentes, podría darse cuenta de lo
que estás haciendo.

—¿Entonces Hasselbeck no estará allí hoy? —preguntó Aaron,


tratando de seguir toda la información dada. Una vez que se mencionó el

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Serie Chicos buenos 3
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término célula terrorista, no estaba seguro de haber escuchado mucho


más de lo que Kreed había dicho.

—No, estará en licencia médica sin acceso a la iglesia. Esas


llamadas se hicieron para excusar su ausencia. Está bajo custodia
federal. Sus antecedentes son turbios en el mejor de los casos. Él conoce
su mierda. Skinner lo comparó con tu nivel de habilidad. Sienten que fue
contratado con el propósito específico de mantener a las personas fuera
de la mierda de esa iglesia. Independientemente de todo eso, has sido un
activo inesperado. Temen que capte lo que has hecho, y quieren
protección contra eso el mayor tiempo posible —explicó Kreed un poco
más. Ahora entendía por qué Kreed había estado tan extraño esta
mañana.

—Él no lo haría —dijo Aaron distraídamente, mirándose las manos.


Una célula terrorista. Guau. Vale.

—No lo sabes —comenzó Kreed, y Aaron levantó la cabeza.

—En parte sí. —No estaba siendo arrogante cuando decía eso. No
había demasiadas personas en este planeta que hicieran cosas como las
que él hacía.

—Esa actitud arrogante es mi mayor preocupación. —Kreed


suspiró y se pasó una mano por el pelo—. En este punto, no asumiremos
nada. —Kreed se retiró del mostrador y caminó hacia la sala de estar.
Aaron había notado la energía acumulada de Kreed durante la comida y
sabía que el hombre necesitaba direccionarla. Parecía más grande que la
vida en este momento mientras Aaron miraba al tipo cruzar la habitación.

—No es la arrogancia lo que me lleva a decir eso. En términos muy


básicos, lo preparé y lo oculté... en realidad varias veces. Parece algo
simple de eliminar, algo básico. Entonces, si buscan, parece que la fisura
es un movimiento de aficionados. Si yo lo encontrara, no indagaría más

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Serie Chicos buenos 3
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—dijo Aaron, tratando de explicarse mientras trataba de calmar los


nervios de Kreed—. No doy nada por sentado. Confía en mí en eso. No
estoy tratando de hacerme el héroe.

—Eso es lo que quería escuchar. —Kreed se dio la vuelta y se dirigió


hacia él—. Le aseguré a Skinner que estamos sólidos.

—Así es —dijo Aaron, confundido. ¿De dónde salió todo lo que


acababa de decir?

—Pero no estoy en DC, no puedo saber con certeza lo que están


viendo. Solo obtengo fragmentos de información que consideran
importantes. Queda mucho por decir, pero lo que creen que han
encontrado es grande. Eres un novato en esto, y estoy recién salido de
una licencia por luto. No somos ideales —explicó Kreed.

Sí, vale, lo entendía. Había discutido ese punto exacto antes de que
lo arrojaran a todo esto.

—Lo de terrorista es extraño para mí, pero siempre tuve la


sensación de que era grande. —Aaron se pasó los dedos por el pelo y el
peso de la situación comenzó a echar raíces. Estas personas mataban
porque odiaban a otro grupo de personas que veían como una
abominación a su Dios. Esos eran ideales extremadamente arcaicos y
bárbaros y hablaban mucho sobre los hallazgos que había descubierto
hasta ahora sobre esa iglesia.

—Honestamente lo minimicé en mi cabeza. Estoy bastante seguro


de que Connors también lo hizo. Tenía la sensación de que
encontraríamos respuestas aquí, pero no me di cuenta de cuán lejos
llegaba realmente esto y qué tan organizado era realmente. Tenemos
respaldo, pero mi primer pensamiento fue que no quería que volvieras allí
—dijo Kreed en voz baja, ahora de pie a menos de medio metro lejos de
él.

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Kreed extendió una mano para tocar su rostro, pero se detuvo a


medio camino y dejó caer su mano. No importaba que Kreed no llevara a
cabo ese toque, Aaron había captado el destello de intensa preocupación
en sus ojos antes de que Kreed retrocediera un paso. Aaron se dio cuenta
de que esa era la forma en que Kreed volvía a poner barreras entre ellos,
y estaba bien. Él podía lidiar con eso. Parecía una locura, pero si Kreed
se había apegado a él en las últimas veinticuatro horas, Aaron necesitaba
permitirle crear distancia, al menos por el momento. Kreed necesitaba
pensar en el caso y no en Aaron. Parecía un razonable mecanismo de
afrontamiento.

—Así que realmente nada ha cambiado de nuestra parte. Todo es


diferente desde el punto de vista de la oficina, pero estamos en el mismo
lugar donde estábamos. ¿Verdad? —preguntó Aaron.

—Supongo. Solo tienes que mantener el oído alerta —reforzó Kreed.

—Es exactamente lo que he estado haciendo.

—Escúchame. Si algo se siente fuera de lugar, saca tu trasero de


allí. Te seguiré en cada paso del camino, pero depende de ti mantenerte
en guardia. Escuchas algo incorrecto y corres hacia la salida más cercana
—subrayó Kreed.

—Lo haré.

Kreed lo miró larga y duramente, los ojos oscuros del Alguacil


buscaron los suyos.

—Prometo que saldré de allí, Kreed. —Aaron vio que algo de la


tensión se aliviaba de la cara de Kreed mientras hacía su juramento.
Kreed no dijo nada, solo asintió una vez y se volvió para irse—. Creo que
esto te asusta más a ti que a mí —dijo Aaron detrás de Kreed.

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—Probablemente. Me voy a duchar. Tenemos que hablar sobre tus


objetivos para hoy antes de que vuelvas allí. —Escuchó la puerta del baño
cerrarse después, pero Aaron no se movió hasta que escuchó el agua en
la ducha. No estaba exactamente seguro de cómo lidiar con Kreed en este
momento. Estaba inestable, y nunca había visto eso antes. Aaron no
dudaba de la capacidad de Kreed para mantenerlo a salvo; no estaba
seguro de por qué Kreed sí lo hacía. Además, Aaron nunca había
insinuado ser una persona que tomaba riesgos y no lo iba a ser en esta
situación. ¿Detrás de la computadora? Absolutamente, pero no en esto.
Él saldría de allí antes de que algo fallara. Kreed podía apostar su culo.

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Capítulo 21
Ni treinta minutos después, Aaron estaba conectado con cables,
vestido con la ropa adecuada de un chico de iglesia y Connors le informó
completamente sobre todo lo que había sucedido en los últimos dos días.
La culpa de Kreed por no participar en la información que encontraron
ayer se hizo patente. El problema era que no veía cómo Kreed podría
haber ayudado. ¿Cuál era el problema? No había contestado una llamada
de Skinner. Ni siquiera Connors había incluido a Kreed hasta esta
mañana.

A Aaron le pareció que Kreed estaba haciendo exactamente lo que


se suponía que debía hacer. Sin holgura alguna por su parte. Tal vez
sentía algo de culpa después del sexo y Aaron odiaba absolutamente esa
idea. No quería que Kreed se arrepintiera de estar con él. Pero no veía a
Kreed como el tipo de persona que tenía culpa por derramar su carga. Si
era así, eso era jodido, y necesitaba saber eso más temprano que tarde.

En este momento, sin embargo, tenía que sacar todo eso de su


mente y concentrarse en su tarea como Kreed quería que hiciera.

—Mantén la cabeza baja hoy, Stuart. Quiero que estés lo más


disponible posible, pero mézclate —indicó Connors desde el altavoz del
teléfono celular de Kreed.

—Todo bien. Ese ha sido mi plan todo este tiempo. Debería irme.
Son casi las ocho —dijo Aaron, esperando que eso finalizara la llamada
con Connors.

—Dame un minuto para sacarlo por la puerta —dijo Kreed,


completamente de vuelta en modo súper serio.

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Serie Chicos buenos 3
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—¿Puedes verme fuera? —preguntó Aaron. Sabía que no importaba


lo callado que estuviera, los cables atraparían todo lo que dijera ahora.
Movió un pulgar sobre su hombro y salió de la habitación. Fue a la cocina
y cubrió el alfiler de la camisa con la mano izquierda antes de tomar el
bloc de papel junto al teléfono. Garabateó una nota rápidamente cuando
Kreed se ubicó detrás de él.

Nada ha cambiado. Podemos con esto. Dejó el bloc en la mesa antes


de ir a buscar su abrigo. Se abrochó la chaqueta y cubrió el pasador en
forma de cruz mientras Kreed leía la nota y asentía. No estaba seguro de
si la hebilla tenía una cámara, así que se bajó la chaqueta y cubrió el
cinturón mientras caminaba hacia Kreed y se llevaba un dedo a los
labios. Aaron se puso de puntillas y presionó sus labios contra los de
Kreed, sabiendo que estaba cometiendo un gran error.

Intentó no ofenderse cuando los ojos de Kreed crecieron al tamaño


de platillos voladores, e inmediatamente retrocedió, sacudiendo la
cabeza. Aaron sonrió ante su reacción; pobre hombre parecía un ciervo
atrapado en los faros. ¿Dónde estaba toda la bravuconería ahora? Aaron
se pasó la lengua por los labios, con la esperanza de ocultar la sonrisa
tirando de su boca.

Pensándolo bien, no pudo resistirse y se acercó para rozar sus


labios sobre los de Kreed por última vez antes de girar hacia la puerta
principal.

Kreed no era el único que tenía un interés personal en lo que


habían hecho o el trabajo que tenían que realizar. Era hora de que Kreed
entrara en la página de Aaron. Estaba cansado de jugar con su
compañero. Además, la página de Kreed no era divertida. Kreed tenía
todas esas reglas por las que vivía, y Aaron solo quería sobrevivir
razonablemente ileso.

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Serie Chicos buenos 3
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Aaron no miró hacia atrás mientras agarraba su Biblia bien usada,


un accesorio que había llegado por correo. Se dirigió hacia la puerta.
Hombre, qué diferencia hacían unos pocos días. Estaba listo y ansioso
por derribar esta iglesia.

***

Kreed no podía negar que Aaron había hecho un trabajo


excepcional. Siete horas después, Aaron había llegado a todas las
computadoras del lugar. Se había movido tan rápido y tan casualmente
que Kreed no estaba completamente seguro de lo que Aaron había logrado
hasta que el equipo de Connors dejaba caer un ocasional “bien hecho,
chico” en el auricular. Aaron había logrado colocar dispositivos de
escucha en todas las oficinas administrativas, incluso dentro del teléfono
celular personal del pastor. Eso había provocado una ronda de
palmaditas en la espalda en DC, porque Aaron había hecho muy
sutilmente que el pastor le entregara su teléfono. Dejó hábilmente el
dispositivo allí a la intemperie mientras escuchaba los versos de la Biblia
siendo arrojados en su dirección y al pastor enojado directamente frente
a él.

Aaron Stuart era malditamente bueno en esta mierda. Kreed se


recostó en el monitor donde había estado estacionado todo el día y se
pasó una mano por la cara. Aaron era demasiado bueno en todo esto...
Como si hubiera hecho esto antes. Manteniendo sus ojos en el monitor,
Kreed silenció su conexión con la oficina y llamó a Mitch. Su amigo
contestó al primer timbre.

—¿Skinner te ha contactado? —preguntó Kreed cuando Mitch


respondió.

—Anoche. Te estaba buscando a ti.

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Kreed no respondió ni reconoció esa declaración. Cuanto menos


supiera su compañero sobre él y Aaron, mejor. Knox había dejado sus
pensamientos más que claros sobre él y Stuart.

—¿Qué sabes de Stuart? —preguntó Kreed.

—¿Por qué quieres saberlo? —disparó Mitch de vuelta. Genial,


estaban jugando a las veinte preguntas, y Mitch seguía a la defensiva
sobre el chico.

—No seas un dolor en el culo, Knox. —Kreed se reclinó en su silla.

—Eso es lo que hago... —El silencio se mantuvo entre ellos


mientras Kreed vigilaba constantemente todo lo que podía ver desde el
ángulo de Aaron. Esperaría a que Knox hablara. Tardó más de lo
esperado—. Lo conocí en línea en una sala de chat de Call of Duty hace
años. Él estaba activo y conocía su mierda, así que construimos una
amistad.

—Hmmm. ¿Cuándo fue contratado por la NSA? —preguntó Kreed.

—No me acuerdo. Un año más o menos después de eso —respondió


Mitch.

—Pero él tenía un historial —respondió Kreed. Esa siempre había


sido la parte extraña de que Aaron fuera contratado.

—No era algo sólido. Fue como una broma de fraternidad... tal vez.
El gobierno lo contrató para probar sus sistemas en lugar de enviarlo a
prisión. Ayudé en lo que pude al darle credibilidad —agregó Mitch.

—Hmmm...

—¿Por qué, Sinacola? ¿Crees que juega en ambos bandos? —Había


un poco de confusión en la voz de Mitch, pero por el tono se daba cuenta

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que a su compañero de toda la vida le costaba creer esas palabras que


acababa de decir.

—No. No lo creo. En realidad, ni un poco. Le ha puesto mucho


empeño a este caso, pero está sucediendo algo. Se lo toma muy bien para
alguien que nunca ha hecho esto antes.

—¿De verdad? ¿Estás vigilándolo? —preguntó Mitch.

—Cada movimiento que hace. —Hubo silencio entre los dos—.


Escuché algunas conversaciones hoy sobre que posiblemente saldrías en
público esta noche.

—Sí, es verdad. Estamos creando un gran espectáculo, sacando a


Cody a la ciudad. Vigila a Aaron, Sinacola —dijo Mitch. Kreed asintió
como si Mitch pudiera verlo. Había escuchado que estaban reclutando a
Mitch y Cody para tratar de sacar a estos tipos, ponerlos tan irritados
que pudieran cometer un error. La minuciosidad de Aaron en el cableado
de esa oficina ayudó. Skinner tenía que estar obteniendo alguna
información sólida si estaba a punto de provocarlos.

—Cuídate. Estoy colgando ahora —dijo Kreed y volvió a subir el


volumen de la transmisión que compartía con Connors. Realmente no
habían hablado en horas, pero él quería acceso directo si podían hablar
con el gerente de TI.

Sus ojos se quedaron en la pantalla. Aaron aún no dominaba ir al


baño. No podía mantenerse cubierto mientras se desabrochaba y se
liberaba. Kreed sonrió un poco mientras se daba la vuelta para darle al
chico algo de privacidad. Pensó en lo que Mitch le dijo y esperó uno o dos
minutos después de escuchar la descarga del inodoro antes de volverse.

Aaron se lavó y se secó las manos antes de comprobar su


apariencia. Para Kreed, se veía bien. En realidad más que bien y sonrió a

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la pantalla. Segundos después, los ojos de Aaron se posaron en la cruz


de su camisa y le devolvió una pequeña sonrisa. No había forma de que
el chico supiera lo que Kreed acababa de hacer, pero se sintió personal y
el dulce gesto hizo que Kreed sonriera aún más.

—Ten cuidado —le dijo al monitor.

—¿Qué? —No era la voz de Connors, sino alguien en el otro


extremo, lo que hizo que Kreed mirara hacia la pequeña casilla en la
esquina de la pantalla.

—Nada. —Kreed sacudió la cabeza, olvidando momentáneamente


que no estaba solo—. Quiero actualizaciones sobre Knox. Mejor que haya
un ejército vigilándolos.

Pasaron varios segundos antes de que Connors respondiera.

—Lo hay. No estaba muy de acuerdo con ese plan, pero he visto la
vigilancia que los sigue. Brody Masters lo dirige esta noche. Sé que
trabajaste con él antes.

—Sí —dijo Kreed. Le gustaba Brody. Habían trabajado juntos


durante años, y alivió parte de la preocupación que tenía. Solo deseaba
poder estar allí para cuidarle la espalda a Mitch, pero sus lealtades ahora
estaban divididas. Tenía que considerar a Aaron. Observó en el monitor
cómo Aaron regresaba a la oficina de TI. El chico se sentó en su escritorio
asignado, que estaba arrinconado en un espejo de pared. Podía ver su
reflejo perfectamente. Aaron significaba algo para él y, por primera vez,
Kreed no podía culpar al sexo por esos sentimientos, aunque este era
increíble. ¿El problema? Él y Aaron se conectaban fuera del sexo, lo que
significaba mucho más.

Además de eso, este caso lo estresaba muchísimo. Palmeó su


teléfono y buscó en los contactos para enviarle un mensaje rápido a

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Brody, diciéndole que vigilara a ese grupo de cerca, ya que no podía estar
allí. Recibió un mensaje de inmediato asegurándole que estaban bien.
Kreed tuvo que dejarlo ir y dejar que el proceso se desarrollara. Ya era
bastante personal antes de que él tuviera en cuenta las relaciones que
tenía con todas las personas involucradas en derribar esta célula. Kreed
rodó los hombros, tratando de eliminar la tensión de su cuello y espalda.
Dios, esperaba que todo esto terminara pronto.

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Capítulo 22
Aaron volvió a patear el escritorio de su habitación, con el teclado
apoyado en su regazo. Casi había terminado de ayudar a su amigo. Había
hecho todo lo que pudo por la noche, y ahora solo estaba jugando,
navegando por la web. En realidad, su único enfoque descansaba en
escuchar la actividad al otro lado del pasillo.

La decepción lo había abrumado cuando Kreed se había sentado


estacionado dentro del estudio directamente frente a su habitación desde
el momento en que había salido del trabajo. Después de un tiempo, Aaron
logró encontrar cosas para mantenerse ocupado. Después del momento
inicial de tristeza cuando Aaron se dio cuenta de que la noche sería
solitaria, decidió ponerse al día con algunos proyectos que había
pospuesto. Kreed mantuvo la distancia y se quedó en el estudio. Como
este jodido pueblo tenía tres Subways, dos Whataburgers, alrededor de
un millón de pizzerías y no mucho más, Aaron ordenó pizza y dejó a Kreed
solo. Todo el comportamiento de Kreed irradiaba intensidad. Su
concentración total enfocada en Mitch y Cody.

A Aaron no le había llevado mucho tiempo abrir un enlace para que


Kreed viera todo lo que sucedía con Mitch y Cody, y ahí era donde el
Alguacil se había estacionado desde entonces. Mientras Aaron trabajaba
en la iglesia hoy, Kreed parecía haberse cerrado fuertemente, escondido
detrás de las paredes que él mismo había colocado entre ellos desde el
principio. Entendía que Kreed estaba preocupado por toda esta situación.
Y había jugado directamente en las manos de Kreed esta mañana al
dejarlo alejarse y darle la oportunidad de volver a colocar esas barreras.
Aaron debería haber detenido a Kreed, porque ahora sentía que estaban
empezando las cosas desde el principio.

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Aaron puso el teclado en el escritorio improvisado y apagó el


monitor como lo había hecho muchas veces desde que conoció a Kreed.
Fue hacia la puerta de Kreed, primero parado en la puerta abierta y luego,
después de ser ignorado, se movió hacia el sofá, sentándose en el borde,
mirando la pantalla que había mantenido la atención de Kreed toda la
noche.

—¿Cómo va? —preguntó Aaron finalmente después de unos


minutos. Justo cuando terminó de hacer su pregunta, sonó el teléfono de
Kreed. Levantó un dedo y respondió al segundo timbre.

—Hey. —Observó cómo las facciones de Kreed se suavizaban


visiblemente—. Cuídate. —Kreed desconectó la llamada y dejó escapar
un profundo suspiro antes de mirar con preocupación a Aaron—. Están
en un lugar seguro.

—No en casa de Colt.

—No. Aparecieron en las noticias esta noche. Colt salió al aire en


WFAA e hizo el informe del deporte con Dale Hanson. Aparentemente
apoya la igualdad. Una foto de ellos apareció en el segmento. Están
llamando a esta noche un éxito —explicó Kreed.

—¿Tú no? —preguntó Aaron. Kreed seguía abrumado por el estrés.

—No, lo estoy. Obtuvieron lo que querían de ello. Ahora tenemos


que vigilarte más de cerca. Si va a suceder, será en los próximos días. No
sé cuánto tiempo necesitarán para planear un golpe, pero creo que será
como el agente en Washington, empujando lo suficiente como para
enviarlos al límite si estamos en el lugar correcto —dijo Kreed, mirándose
las manos—. Si estamos ladrando al árbol equivocado, tal vez podamos
obtener una mejor dirección.

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—¿Pueden vernos los federales? —Aaron señaló la pantalla y Kreed


alargó la mano y apagó el monitor—. ¿Es esa la única transmisión aquí?

—Todo lo demás está apagado.

—Bien. —Aaron se puso de pie y cruzó la habitación, deteniéndose


justo detrás de la espalda de Kreed, levantó las manos sobre los hombros
de Kreed y el Alguacil se movió en su silla para mirarlo—. Gírate. Estás
demasiado nervioso.

—Aaron, no sé si es una buena idea que me toques en este


momento.

—Es solo un masaje. Tu virtud está a salvo por el momento. Lo


prometo. Ahora gírate. —Aaron hizo un movimiento con los dedos,
señalándole a Kreed que siguiera sus instrucciones.

Kreed dejó escapar un resoplido, pero finalmente se dio la vuelta.


Aaron comenzó con los pulgares, profundizando en los músculos tensos
de la parte superior de la espalda y los hombros de Kreed. Pasaron varios
minutos con Aaron usando tanta fuerza como tenía en sus dedos para
trabajar los músculos antes de escuchar un suspiro relajado. Se inclinó
y besó la parte superior de la cabeza de Kreed. Era interesante cómo toda
esta distancia que Kreed seguía poniendo entre ellos no había afectado a
Aaron. Normalmente, se habría sentido herido, especialmente porque
había hecho poco más que pensar en el tipo todo el día, contando las
horas hasta que pudiera cruzar la calle y simplemente estar con Kreed.
Pero Aaron entendía esta situación de retraimiento que Kreed estaba
pasando. Toda esta distancia era realmente la forma en que le hacía
frente a la situación. Kreed no lo alejaría si no estuviera confundido
acerca de lo que habían hecho.

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Aaron movió sus manos, amasando los músculos a lo largo de la


columna de Kreed. Cogió el borde de la camiseta y la levantó. Kreed luchó
contra él, agarrando la tela de algodón para sujetarla.

—No podemos. —Kreed habló tan suavemente que su voz sonó


tensa, ronca por la necesidad. Aaron lo entendía; él también estaba
necesitado. Kreed lo excitaba. No había duda sobre eso. Pero en este
momento, solo quería consolar a Kreed, estabilizarlo.

—Nada de sexo, lo prometo —susurró al oído de Kreed—. Ven a


dormir en la cama. Descansa un poco.

Kreed lo miró, la vulnerabilidad y el deseo le cruzaban la cara.


Después de un minuto, cualquier signo que buscara en los ojos de Aaron,
debió haberlo encontrado. Kreed levantó su mano y pasó esos largos
dedos por el cabello de Aaron, tirando su cabeza hacia abajo hasta que
estuvo lo suficientemente cerca como para presionar esos cálidos labios
contra los suyos. El beso fue suave y dulce.

Cuando Aaron deslizó su lengua por los labios de Kreed, el Alguacil


lo atrajo más cerca y lo apretó más fuerte. Lamentablemente, Aaron se
apartó del beso. Había hecho promesas, después de todo. Honestamente,
no quería espantar a Kreed. Lentamente sacó la camisa de Kreed sobre
su cabeza antes de regresar para masajear sus hombros por varios
minutos más. Sus ojos se deslizaron por la amplia espalda de Kreed,
admirando todos los hermosos diseños y marcas a lo largo de su piel. Sus
ojos se movieron más abajo, mirando la forma perfecta de Kreed. Fue
entonces cuando los vio: un arma en la espalda y un cuchillo en la
cadera.

Estaba aprendiendo los hábitos de Kreed, y cuando pensaba que


había una posibilidad de que las cosas se pusieran difíciles, las armas de
Kreed nunca estaban demasiado lejos de su alcance. Kreed siempre
llevaba un arma: Aaron lo entendía; era el trabajo de Kreed, pero, todo lo

314
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demás, simplemente no lo comprendía completamente. Las armas le


daban miedo. Nunca había estado cerca de pistolas, cuchillos, o alguien
tan duro y posiblemente mortal en su vida. Esas habilidades letales lo
asustaban un poco. Intentó ignorarlo. Al menos para Kreed, quería no
verse afectado por las armas.

Se movió, tomó la mano de Kreed y tiró de él. Caminó hacia atrás


mientras lo sacaba del estudio. Afortunadamente, Kreed lo siguió,
alcanzando su teléfono antes de que salieran. Llegaron hasta la mitad de
la habitación antes de que Kreed se detuviera y volviera a tomar la cara
de Aaron entre sus grandes palmas. Los pulgares de Kreed acariciaron
ligeramente sus mejillas y mandíbula. Los ojos del Alguacil se
encontraron con los suyos.

—Te deseo. Tienes que saber que lo hago —dijo Kreed en voz baja.

Aaron extendió la mano, colocando sus manos sobre las de Kreed.

—Lo sé... solo que no ahora. Entiendo que necesitas tu cabeza en


el juego. Déjame abrazarte esta noche. —Aaron observó a Kreed meditar
lo que acababa de decir. Kreed finalmente asintió, y Aaron presionó un
casto beso en sus labios, luego se volvió y caminó hacia la cama.

Aaron retiró las sábanas. Se dejó el pantalón del pijama y la


camiseta puesta. Encendió una lámpara y, cuando decidió que Kreed no
saldría corriendo, lo dejó allí para apagar las luces del techo. Kreed
lentamente comenzó a desnudarse. Colocó el cuchillo largo de la cadera
en la mesita de noche, junto con su teléfono, luego verificó la seguridad
de su arma de servicio antes de colocarla entre los colchones. El chico
debía estar realmente asustado. Aaron se arrastró a la cama desde el otro
lado y se estiró. Kreed colocó la navaja que había atado a su pierna debajo
de la almohada antes de sentarse en el borde, desatando sus botas.

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—Odio sentirme así, como si hubiera algo que estoy pasando por
alto. Estoy atrapado dentro de esta casa y me está matando. Necesito
estar ahí fuera haciendo más —confesó Kreed de espaldas a Aaron.

—Me lo imaginé, pero no hay nada más que puedas hacer. Mitch
debe sentir lo mismo —dijo Aaron, sin saber qué más decir. Kreed se
quitó las botas y se levantó de la cama. Se quitó los vaqueros y luego los
arrojó sobre una silla cercana. Se volvió hacia él usando solo sus
calzoncillos azul oscuro. Los mantuvo mientras subía a la cama. Kreed
rodó a su lado y empujó los pies debajo de las mantas, mirándolo.

—Lo hiciste bien hoy —dijo Kreed.

Aaron sonrió ante eso. Cuando era pequeño, sus padres hablaban
antes de dormirse, y por alguna razón, esto le recordó eso, encontrando
consuelo en ese momento. Eso fue antes de que todo se jodiera en su
familia.

—Ya me lo has dicho.

—Lo sé, pero estoy orgulloso de ti. Sabes, no tienes que dormir tan
lejos allí —agregó Kreed.

—No quería que pensaras que te estaba empujando a nada.

—No, está bien —respondió Kreed.

Aaron comenzó a moverse. Kreed lo encontró a mitad de camino,


acercándolo más hasta que pudo recostar su cabeza sobre el hombro de
Kreed. Era extraño dormir con alguien así. Las pocas veces que se había
acostado en una cama con otros hombres, generalmente él era el tipo
más grande, por lo que los hombres intentaban acurrucarse contra él. El
cuerpo de Kreed era enorme, su pecho duro como una roca y Aaron
intentó encontrar una posición cómoda en todo ese músculo.

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—Realmente me gusta tener sexo contigo, pero si te acercas más,


lo que compartimos será algo más que follar para mí.

—Esa fue una declaración honesta —dijo Kreed, moviéndose hasta


que miró a Aaron. Ajustó su almohada mientras lo miraba, estudiando
su rostro—. Normalmente no eres tan comunicativo con la información.
Por lo general, debo obligarte para que te abras sobre cualquier cosa.

—¿Estoy pensando demasiado en ello? ¿Estaba equivocado? —


preguntó Aaron, metiendo las manos debajo de la cabeza.

—No, para nada. Es que finalmente eres honesto sin ser empujado.
Y estaría mintiendo si dijera que eres solo una follada —dijo Kreed,
mirándolo con curiosidad.

—Y entiendo por qué tenemos que esperar. Te está volviendo loco


—agregó Aaron, manteniéndose alejado del tema de la honestidad.

—Te lo dije.

—Sé que lo hiciste. Cuando este caso termine, ¿crees que nos
volveremos a ver? —preguntó Aaron. Si Kreed no quería nada más con él,
necesitaba saberlo, controlar todos estos desenfrenados sentimientos que
lo atravesaban. Quería estar con Kreed, pero la voz estúpida en la parte
posterior de su cabeza le decía que necesitaba detenerse antes de meterse
en algo demasiado profundo y terminar en prisión. ¿Por qué siempre
deseaba lo que no podía tener?

—Definitivamente es algo que me gustaría explorar. Dependiendo


de lo que necesiten de mí una vez que esto termine, tengo tiempo de
vacaciones que puedo usar para llevarte a algún lado —respondió Kreed.
Eso también era nuevo: alguien que quería llevarlo a algún lugar en vez
de ser él el que llevara a sus hombres a lugares. ¿Qué tan genial era eso?
Su corazón se calentó.

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—Me gustaría eso —dijo finalmente. Dios, le gustaría mucho.


Tendría que descubrir cómo demonios podía mantener sus otras
actividades fuera del radar de Kreed. La palma de Kreed se alzó y
tiernamente ahuecó su rostro.

—Eres inesperado —dijo Kreed, y Aaron permaneció en silencio. Si


Kreed solo supiera la verdad. ¿Y cuánto tiempo le tomaría a esta nueva
atracción volverse contra él si Kreed alguna vez se enteraba?

—¿A dónde llamas hogar? —preguntó Kreed. Por primera vez en


mucho tiempo, no quería mentir. Levantó la cabeza y buscó en la cara de
Kreed, sabiendo que estaba tardando demasiado en responder, pero no
pudo evitarlo. Quería ser honesto—. No es una pregunta difícil —dijo
Kreed en broma, pero la risa no llegaba a los ojos del Alguacil. Sabía que
Kreed estaba entendiendo que algunas cosas no estaban exactamente
bien con Aaron. Había agujeros en su historia y él lo sabía. Kreed veía
cosas que nadie más veía. Odiaba tener que esconderse de Kreed. Aaron
se había acostumbrado a volverse intrascendente, pero Kreed no dejaría
que se saliera con la suya como había intentado tan duro de hacer.

—Tengo un lugar en Florida —dijo finalmente y rápidamente trató


de cambiar de tema. No estaba mintiendo; tenía un lugar en Florida—.
¿Dónde vives?

—Tengo un departamento en Louisiana donde guardo mis cosas,


pero viajo todo el tiempo —dijo Kreed en voz baja—. Realmente no vives
en Florida, ¿verdad?

Eso golpeó demasiado cerca de casa.

—Lo hago. Es que mi familia es un tema delicado. —Intentó


desviarse y comenzó a darse la vuelta para que Kreed pudiera
acurrucarse contra él. Si le daba la espalda, tal vez Kreed abandonaría el

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tema. Esta conversación se había vuelto demasiado personal y Kreed era


demasiado perceptivo.

—Pronto aprenderás que puedes ser honesto conmigo. Sé a qué me


dedico, pero también entiendo que el mundo real es complicado. Podría
ayudarte de lo que sea que estés huyendo —ofreció Kreed, evitando que
se volviera mientras empujaba su codo, cambiando su posición. Kreed
colocó sus dedos debajo de la barbilla de Aaron y forzó su mirada hacia
arriba. Aaron se movió de espaldas y miró al Alguacil mientras su
estómago se revolvía ante el comentario de Kreed. ¿Lo sabía o solo estaba
tratando de reconstruir lo que no sabía? Sin se inclinó hacia delante y le
dio un beso en la frente.

Fue un gesto increíblemente dulce. Una que era entrañable y


sincero, y estaba absolutamente seguro de que Kreed quería decir esas
palabras con todo su corazón. ¿Pero Kreed todavía sentiría lo mismo si
alguna vez descubriera la verdad?

Ahora no era el momento de abrirse sobre todo esto. Aaron se


levantó para besarlo suavemente en los labios, lo cual era algo nuevo
para él. No tenía la costumbre de besar. Probablemente había besado a
Kreed más de lo que había besado a nadie en toda su vida, y rápidamente
se estaba volviendo adicto a los pecaminosos labios de ese hombre.

Aaron permaneció en silencio. Kreed lo tomó en sus brazos,


atrayendo a Aaron contra un cálido y duro pecho. Aaron sintió a Kreed
besar suavemente la parte superior de su cabeza mientras envolvía un
gran brazo alrededor de su cintura y pasaba una pierna sobre la suya.
Kreed volvió a tirar de las mantas y lo cubrió por completo. Se acurrucó
más cerca. Su cuerpo encajaba perfectamente con el de Kreed.

—Buenas noches.

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—Buenas noches —respondió Kreed. Ambos se acostaron allí al


menos una hora antes de que Aaron finalmente escuchara la respiración
de Kreed suavizarse. Comenzó a alejarse, dejar que Kreed durmiera
tranquilamente, pero el gran brazo de Kreed se apretó y lo mantuvo en
su lugar.

—Quédate. Duermo mejor contigo aquí. —Kreed se aferró a Aaron


como un ancla en la tormenta. Fue reconfortante, y Aaron finalmente
cerró los ojos y se dejó llevar.

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Capítulo 23
El cálido cuerpo pegado contra el de Kreed lo despertó, su erección
matutina atrapada debajo de un pesado muslo ubicado tentadoramente
sobre su ingle. Si no tuviera tantas ganas de orinar, se vería tentado a
tener un rapidito, y por la forma en que Aaron presionaba
tentadoramente contra él, no tomaría ni un segundo.

Con ese pensamiento, Kreed volvió la cabeza hacia un lado. Aaron


parecía tranquilo e inocente, observar esa vulnerabilidad hizo sonreír a
Kreed. Esa sensación divertida y cálida en su vientre se disparó
nuevamente mientras veía a Aaron dormir. Podía despertarse así todos
los días y nunca cansarse.

Esos pensamientos de despertarse junto a Aaron por el resto de su


vida deberían haberlo asustado como la mierda. Pero yacer allí con el
cuerpo de este hombre fuertemente envuelto a su alrededor solo intrigaba
a Kreed, lo cual era un concepto completamente extraño para él. En este
punto, sería un tonto si no admitiera que sus sentimientos eran cada vez
más profundos a medida que pasaba más tiempo con Aaron.

La culpa hizo que Kreed se odiara a sí mismo por no cuidar mejor


a Aaron anoche. Este había sido atento, amable y reconfortante y se había
mantenido fiel a su palabra. Ni una sola vez trató de aprovecharse del
momento. Kreed estaba empezando a entender que Aaron no jugaba bajo
ningún conjunto de reglas. La vida del chico parecía bailar en las líneas
de la autoridad, tomando riesgos una vez que consideraba que la
situación era apropiada y segura. Un ejemplo: ayer por la mañana, Aaron
había levantado la mano y besado audazmente sus labios, mostrándole
a Kreed exactamente lo que pensaba sobre los límites que había vuelto a
poner entre ellos. Aaron no había estado preocupado por sí mismo,

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aunque minutos después cruzó la calle hacia el mal viviente de este


mundo. En cambio, había estado preocupado por los niveles de ansiedad
de Kreed.

Anoche, Aaron había respetado las reglas de Kreed y trató de


encontrar una manera de estar allí para él sin presionar demasiado.
Kreed no podía recordar un momento en su vida adulta en el que alguien
hubiera querido cuidarlo. Su corazón se aceleró ante la perspectiva de
finalmente tener a alguien allí para él.

Oh, maldición, el chico de iglesia era un cuidador. No había forma


de esconderse del hecho de que había desarrollado sentimientos muy
profundos por el chico. No estaba seguro de lo que eso significaba en
términos de una relación después de que este caso terminara, pero quería
buscar la posibilidad.

Kreed cambió su posición. Realmente necesitaba salir de esta cama


antes de perder la lucha con sus propias reglas y atravesar los obstáculos
que presentaban. Kreed quería vivir desesperadamente en un mundo
donde pudiera haber aliviado la tensión de ayer haciendo el amor con
Aaron anoche. Y ahora, despertar junto a él con una jodida erección
tampoco ayudó a su resolución.

Dejó a Aaron durmiendo. No había ninguna razón para despertarlo,


especialmente no en el estado en que estaba Kreed. Aaron había reducido
su voluntad y de todos modos no le quedaba mucha. Nadie había influido
en su determinación... nunca... excepto Aaron.

En silencio, se dirigió al baño del pasillo, encendió la luz y luego se


quitó los calzoncillos. Su erección se destacó como un condenado palo,
pero la presión en su vejiga exigía una liberación más inmediata. Kreed
empujó su polla hacia abajo, se inclinó sobre el inodoro y esperó. La
jodida cosa no estaba haciendo esto fácil. Segundos después, Kreed tenía
un flujo casi interminable de maldiciones corriendo por su cabeza. Su

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polla hija de puta no se rendía, y estaba decidido a ignorarla. Kreed


finalmente terminó su asunto, a pesar del intento de su polla de arruinar
la situación. Extendió la mano y abrió los grifos de la ducha, permitiendo
que el agua se calentara.

Agarró una toalla y la arrojó sobre el mostrador, luego, mirándose


la polla, suspiró antes de meterse en la ducha.

—No va a suceder hoy, amigo. Acostúmbrate.

Desafortunadamente, la cosa tenía una mente propia y se negó a


decaer. La vaporosa niebla se arremolinaba a su alrededor y el calor del
agua penetraba en su piel. Intentando un momento de meditación, Kreed
respiró hondo, inhalando vapores calientes en sus pulmones, luego
exhaló lentamente. La respiración purificadora realmente ayudó a aliviar
un poco sus crispadas jodidas emociones.

Con un esfuerzo monumental, trató de no pensar en Aaron. Kreed


se volvió, poniendo la espalda bajo el chorro de agua caliente, dejando
que golpeara contra sus hombros mientras agarraba el exfoliante
corporal y vertía el jabón en su mano. La fuerza del agua sobre sus
músculos le hizo hacer exactamente lo que no había querido, pensar en
Aaron y anoche. ¡Maldición! Continuó ignorando su polla. Mente sobre
materia, repitió en su cabeza. Debería simplemente abrir el agua fría,
pero dudaba seriamente que fuera de gran ayuda. Kreed se enjabonó,
frotando la parte superior de su cuerpo y hacia atrás lo mejor que pudo,
luego se lavó las bolas y entre las piernas.

Su mano se deslizó sobre su estómago y rozó su polla. Kreed cerró


los ojos y dejó que su mente se desviara hacia el hombre que dormía en
la cama al otro lado de la puerta. No debería, porque solo pensar en el
chico hizo que le dolieran las bolas por liberarse.

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¡Demonios! Solo ríndete y termina de una vez, Sinacola. De lo


contrario, no valdrás nada.

Al parecer, ese fue todo el aliento que necesitaba. Cerró la palma


alrededor de su dolorida polla y comenzó a acariciarse. Las imágenes de
Aaron instantáneamente llenaron su cabeza; no podía alejarlas. Anoche,
cuando los fuertes dedos de Aaron le masajearon los hombros, le tomó
todo el autocontrol que tenía para no llevar al chico a la cama, apretarlo
debajo de él y hacerle el amor apasionadamente. Quería volver loco a
Aaron de placer, hacerle gritar su nombre mientras golpeaba ese culo
apretado, mostrarle exactamente cuánto apreciaba la atención que le
había mostrado.

Kreed se acarició más rápido. Se recostó contra la pared de la


ducha, mordiéndose el labio, permaneciendo lo más callado posible.
Cerró los ojos con fuerza, imaginando los ojos grises de Aaron mirándolo
fijamente, mientras Kreed follaba su palma jabonosa. Pensamientos de
Aaron llenaron su mente, su delicioso aroma, su risa contagiosa, la forma
en que sus labios se curvaban e iluminaban toda su cara cuando sonreía,
la forma pecaminosa en que su largo cuerpo se movía contra el suyo
cuando hacían el amor. Joder, deseaba a Aaron Stuart más de lo que
había deseado nada en su vida.

—Puedo ayudarte con eso. —Los ojos de Kreed se abrieron ante el


sonido ronco de la voz de Aaron haciendo eco sobre el agua. Su mano
casi detuvo el entrenamiento que le estaba dando a su polla. Su boca se
abrió cuando un Aaron completamente desnudo entró audazmente en la
ducha con él.

—¿Aaron? —La lengua de Kreed era pesada y gruesa en su boca.

—El único e irrepetible, a tu servicio. —Aaron arrastró las mismas


palabras que Kreed había usado cuando se conocieron. Sus ojos gris
azulados bailaron de alegría mientras se acercaba. Gotas de agua se

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Serie Chicos buenos 3
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reunían en su piel, rodando por el tatuaje de colores brillantes que cubría


su hombro y su pecho. El corazón de Kreed se aceleró el doble cuando
Aaron envolvió sus dedos alrededor de su propia polla y la trabajó
mientras miraba a Kreed con esa sonrisa de atrévete. ¡Mierda!—. Parece
que llego justo a tiempo. Parece que podrías necesitar una mano. Y da la
casualidad de que tengo una gratis en este momento. —Aaron se acercó
más—. Soy realmente muy bueno en doble tarea, Ayudante del Alguacil.

—Ah, joder —maldijo Kreed. Sus paredes mentales caían


rápidamente. No, al diablo con eso. Estaban siendo arrastradas hacia el
infierno.

—Solo si lo pides amablemente. —Aaron le guiñó un ojo. El jodido


hombre en realidad le guiñó un ojo. Aquí estaba tratando de hacer lo
correcto porque él y Aaron eran compañeros ahora. Bueno, compañeros
temporales, pero aún así. Él tenía reglas. Su pene se sacudió, listo para
discutir ese punto, y agarró la base con más fuerza. Los ojos de Aaron
cayeron sobre su polla y el chico se lamió los labios.

—A la mierda mis estúpidas reglas —gruñó Kreed y tiró de Aaron


contra él. Sus labios se encontraron, húmedos y abiertos. Kreed tomó la
boca de Aaron con la suya, dura y agresivamente. Ambos gimieron,
necesitados y hambrientos. Aaron presionó contra su cuerpo, y sus
largos dedos se deslizaron en el cabello de Kreed, frotando contra su
cuero cabelludo mientras el chico le devolvía el beso.

Palmeó el trasero de Aaron y clavó sus dedos en la carne firme y


musculosa, balanceando sus erecciones. Kreed se separó del beso.

—Penetras en mis defensas. ¿Qué es lo que haces? —murmuró


Kreed contra el costado de la boca de Aaron.

—No lo sé, pero me gusta salirme con la mía. —Aaron se mordió el


labio y luego agarró ambas erecciones en su mano y comenzó a

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Serie Chicos buenos 3
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masajearlas. Kreed gimió y tomó la cara de Aaron entre sus palmas y lo


besó. La fricción que la mano resbaladiza de Aaron creó en su polla hizo
que sus caderas se doblaran.

—Te quiero debajo de mí.

—Entonces los dos queremos lo mismo —Aaron continuó


acariciándolos. Y maldita sea, se sentía tan bien que Kreed casi no tuvo
la fuerza para apartar la mano de Aaron. Agarró el rostro de Aaron en sus
manos, el hermoso rostro de su chico de iglesia, y lo besó.

Estaba tan jodidamente yéndose al infierno por esto, pero ya no


podía luchar más. Kreed había tenido toda la intención de apegarse a sus
reglas, adhiriéndose a su plan, pero eso se había desgarrado en pedazos.
Los sentimientos profundos y crecientes por Aaron hicieron imposible
resistirse a él. Kreed se apartó del beso.

—Mantén ese pensamiento. —Cerró la ducha y alcanzó la toalla en


el mostrador, envolviéndola alrededor de Aaron para secarlo
rápidamente, luego apresuradamente la usó en él.

Aaron lo siguió al dormitorio y luego se recostó en la cama. Kreed


agarró los suministros de la mesita de noche y los puso a su alcance. Su
polla se sacudió y sus bolas se hicieron más pesadas entre sus piernas
cuando Aaron extendió sus muslos y comenzó a acariciarse.

—Eres incorregible.

—Y tú te estás demorando demasiado. Te quiero dentro de mí ahora


—se quejó Aaron y ahuecó sus bolas.

—Sé paciente, chico de iglesia. Definitivamente voy a meterme en


ti. Lo prometo. —Kreed puso a Aaron sobre su estómago y le dio un duro
azote en el culo, sonriendo cuando Aaron dejó escapar un grito de
sorpresa.

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—¡Oh, sí! Me gusta cuando haces promesas obscenas. —Aaron


inmediatamente levantó su cuerpo de la cama mientras se ponía de
rodillas y se colocaba frente a Kreed.

—¿Por qué no puedo resistirme a ti? —Kreed estaba de pie al borde


de la cama, admirando la vista: Aaron a cuatro patas, rogando que lo
tomara. Sus palmas se deslizaron sobre la cálida piel, acariciando toda
esa carne perfecta. Alisó su mano a lo largo de los globos del culo
levantado de Aaron, luego bajó la parte a la posterior de sus muslos y
volvió a subir. Hermoso. Aaron lo miró por encima del hombro, con una
coqueta sonrisa en los labios.

—¡Te estás resistiendo! Estoy esperando y tú estás hablando. Ahora


deja de hablar y fóllame. —Fue la respuesta inteligente de Aaron. Kreed
tuvo que reírse ante la falta de paciencia del chico.

—A su debido tiempo. Voy a saborear esto. —Si iba a romper las


reglas, disfrutaría el paseo. Y no tenía intención de apresurarlo.
Lentamente, mordisqueó la espalda de Aaron y le dio un tierno beso en
la base de la columna, antes de extender las mejillas de Aaron con las
palmas de las manos y lamer el rosado anillo de músculos.

El aroma embriagador de su almizcle y la sensación de la cálida


carne de Aaron contra su lengua se dispararon directamente a la polla de
Kreed. Deslizó sus manos hacia el frente de las caderas de Aaron para
atraerlo hacia su boca. Kreed besó y mordisqueó el agujero. La esencia
de Aaron se deslizó por su paladar, más dulce y más adictiva con cada
golpe de su lengua.

—Oh, Dios, Sin. —Aaron presionó su trasero contra la cara de


Kreed. Usando sus pulgares para mantener a Aaron abierto, Kreed
apuntó su lengua y comenzó a follar a Aaron con ella. Después de unos
cuantos empujes y lamidas más, se echó hacia atrás y se metió los dedos
en la boca, humedeciéndolos. Kreed golpeó suavemente la entrada de

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Aaron con la yema del dedo índice y luego pasó un poco sobre la tierna
carne antes de deslizarlo dentro. Agregando rápidamente un segundo,
luego un tercero, comenzó a bombearlos dentro y fuera, disfrutando de
la forma en que desaparecían en el cuerpo de Aaron con poca resistencia.

—Eso es... Fóllate con mis dedos —gruñó Kreed, y Aaron rodó las
caderas, forzando a los dedos más profundamente en su apretado pasaje.
Empujó aún más y giró la muñeca, doblando los dedos antes de
retroceder.

—Necesito más, Sin. Quiero sentir tu polla estirarme. Por favor. —


Aaron se balanceó hacia adelante y hacia atrás, empalándose
descaradamente en los dedos de Kreed.

Kreed retiró los dedos del culo de Aaron, raspando deliberadamente


ese lugar que hacía que Aaron se estremeciera y su trasero se contrajera.

—Eres tan jodidamente malvado —murmuró Aaron.

—Y te encanta —se rió Kreed mientras abría el condón, sus dedos


temblando de anticipación. Solo la idea de estar profundamente
enterrado en Aaron Stuart lo hizo temblar de necesidad. Había jurado
que no haría esto, mantendría su distancia profesional, pero maldita sea,
el chico presionaba cada botón que tenía y exactamente en el orden
correcto.

Kreed apretó el lubricante a lo largo de su polla y usó su mano para


extenderlo uniformemente sobre sí mismo antes de alinear su longitud
en la entrada de Aaron. Este giró las caderas.

—Por favor —gimió Aaron y presionó hacia atrás. La fricción de


deslizar su polla hacia arriba y hacia abajo por la grieta lo hizo
estremecerse.

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Serie Chicos buenos 3
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—Voy a llenarte, chico de iglesia. —Le dolían las bolas por el deseo
de estar dentro de Aaron.

—Estoy empezando a pensar que eres solo... ¡Ah, joder! —jadeó


Aaron cuando Kreed presionó hacia adelante, empujando más allá del
anillo muscular, y se deslizó dentro. El fuego lo envolvió. La tensión de
Aaron lo sostuvo como un guante mientras se hundía más y más en el
cielo. Luchó por mantenerse en pie y contener su necesidad de golpear
ese calor envolvente.

—Se siente tan bien. Dime qué necesitas.

Los músculos de Aaron se apretaron a su alrededor, atrayéndolo


más profundo hasta que su ingle presionó fuertemente contra el trasero
de Aaron.

—Fóllame y quiero sentirlo durante una semana.

Y él quería hacer exactamente eso. Kreed hundió sus dedos en las


caderas de Aaron y lentamente comenzó a moverse, saliendo hasta que
solo quedó la punta y luego hundiéndose hacia adelante hasta que el
encuentro de sus cuerpos lo detuvo.

—¿Se siente bien? —Alargó la mano para acariciar la erección de


Aaron, extendiendo el resbaladizo líquido pre-seminal en el glande y luego
clavó la uña en la hendidura.

—Joder sí, Sin. —Aaron corcoveó en su puño.

Cuando Aaron se flexionó aún más, aceleró y comenzó a follarlo


más fuerte. Sus rodillas se debilitaron, sus piernas se tambalearon como
fideos cocidos, pero siguió golpeando, sus caderas empujando por propia
voluntad. Kreed tomó el cuello de Aaron, atrayéndolo de rodillas y
apretando su espalda contra su pecho. Sus dedos se apretaron sobre el

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cuello de Aaron, manteniéndolo en su lugar con la mano mientras lamía


la piel salada justo debajo de la oreja.

—No puedo durar. Voy a correrme demasiado rápido —confesó


contra la piel caliente de Aaron, su cuerpo entrando y saliendo. Tan
jodidamente bueno. Kreed continuó acariciando la gruesa polla en su
mano al compás del ritmo frenético de sus embestidas. Pesados jadeos y
el sonido de carne desnuda golpeando contra carne desnuda llenaba la
habitación. Lo que sea que fuera esto con Aaron, no quería que terminara
nunca. Ningún otro hombre podría hacerle experimentar esta sensación
descontrolada y tan imprudente con tal propósito. Estaba indefenso
contra este chico brillante.

—Te sientes tan bien dentro de mí. —Aaron gimió y sus caderas
vacilaron cuando presionó hacia atrás, moliendo en la polla de Kreed. El
canal caliente de Aaron lo succionaba como un maldito tornillo de banco,
por lo que era difícil pensar.

—Necesito verte la cara cuando te vengas. Por favor. —Soltó a


Aaron y se retiró de su calor. Aaron rodó sobre su espalda y se deslizó
hasta el centro de la cama. Kreed lo siguió, deteniéndose para inclinarse
hacia adelante y lamer un pezón y luego mover el anillo del pezón con la
punta de la lengua. Amaba los aros de pezón de Aaron.

—Oh, Dios. —El aliento de Aaron se enganchó cuando Kreed


capturó el botón apretado entre sus dientes. Los dedos de Aaron se
clavaron en sus hombros mientras continuaba jugando con el anillo de
metal. Kreed le dio al otro pezón la misma cantidad de atención y luego
se acomodó entre las piernas abiertas de Aaron.

—¿Dónde estábamos? —Aaron se mordió el labio y se llevó las


piernas al pecho, con los ojos llenos de lujuria mientras ronroneaba las
palabras. Kreed se inclinó sobre su chico y le pasó el dedo por la frente,

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retirando un mechón de cabello oscuro que había caído cerca de sus ojos
azules. Aaron le sonrió.

—Perdiéndome en ti. —Los ojos de Kreed se encontraron con los de


Aaron mientras se acomodaba y empujaba en el calor restrictivo de su
amante. Kreed se levantó sobre sus antebrazos para mirar a Aaron.

Los ojos de Aaron se empañaron y sus labios se separaron en un


suspiro. El corazón de Kreed se aceleró al ver una inconfundible mirada
de placer cruzar la cara del chico.

—Mmm... joder. Sin —la voz de Aaron retumbó, lamiéndose los


labios. Kreed amaba la forma en que su apodo fluía de la lengua de Aaron.
Unas cálidas manos se deslizaron por la espalda de Kreed, deteniéndose
en la nuca antes de subir a su cabello y empujarlo hacia abajo.

Kreed tomó la boca de Aaron, metiendo su lengua en los cálidos


recovecos, sondeando, saboreando todo lo que era Aaron. Lamió los
dientes del chico y luego chupó su lengua. Aaron respondió hundiendo
las uñas profundamente en su cuero cabelludo. Kreed endureció su
lengua, jodiéndole con la boca mientras empujaba su pene
profundamente. Aaron devolvió el beso acalorado con abandono,
levantando sus caderas para encontrar cada empuje.

Separando la boca del beso, mordisqueó el cuello y los hombros de


Aaron, saboreando su piel salada y humedecida por el sudor mientras su
pene se deslizaba dentro y fuera. El caliente, delicioso y prohibido
sentimiento lo cubrió.

—Haz que me corra, Sin —suplicó Aaron.

—Es un placer —gruñó contra la oreja de Aaron. Balanceándose


sobre un codo, aceleró sus empujes, apuntando ese sensible haz de
nervios que hizo que Aaron se retorciera. Metió la mano entre sus cuerpos

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calientes, agarró a Aaron y lo acarició en serio. Sus caderas golpearon el


ritmo perfecto mientras piel caliente se deslizaba contra piel caliente.
Maldición, estaba tan cerca, y los pequeños sonidos de placer
provenientes de Aaron hacían difícil concentrarse en su propio
movimiento. La presión se acumuló en su columna vertebral y rodó hasta
la base de su cráneo. Se sostenía por un hilo.

—Déjame sentirte llegar alrededor de mi polla. —Sus palabras


fueron ahogadas, necesitadas y dominantes, pero fue recompensado
cuando el culo de Aaron se apretó a su alrededor.

—Aaah... sí. —Aaron jadeó, tembló violentamente, luego se puso


rígido cuando el calor se extendió entre sus cuerpos unidos. Kreed
empujó profundamente, enterrándose hasta la empuñadura mientras
Aaron temblaba debajo de él.

—Ah, joder, chico de iglesia. —Las salvajes contracciones en el culo


de Aaron lo empujaron por completo. La fuerza de su orgasmo lo dejó sin
aliento, y todo se volvió negro excepto la explosión de manchas blancas
bailando detrás de sus ojos.

Kreed echó la cabeza hacia atrás y gritó durante su liberación. Sus


gemidos llenos de placer se mezclaron, saturando la habitación de otro
modo silenciosa. Montando las olas de su clímax, su cuerpo se inclinó y
su polla se retorció cuando su semilla llenó el látex en el pasaje de Aaron.
Agotado, se derrumbó sobre el pecho de su amante.

La conciencia goteó lentamente en su cerebro. En este momento,


su cuerpo estaba tan relajado que se sentía pesado. Su corazón aún latía
en su pecho, pero el suyo no era el único. Podía sentir el de Aaron
golpeando al mismo ritmo. Levantó la cabeza y la parte superior del
cuerpo, luego presionó sus labios en la frente de Aaron, acercándolo lo
más que pudo, antes de besar su ojo, nariz y mejilla. Sus cuerpos se
fusionaron con sudor y semen, y él no lo querría de otra manera.

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—Sabes que tenemos que levantarnos, ¿verdad? —Kreed le sonrió


a Aaron, acariciando su mejilla con el pulgar, tratando de suavizar la
noticia. Tenían un trabajo que hacer hoy; la gente contaba con ellos.
Kreed quería que cada parte de este caso se cerrara y ponerlo detrás de
ellos para poder pasar sus días envuelto con Aaron justo así.

—Lo sé. Simplemente no quiero —susurró Aaron, sus dedos


acariciando perezosamente la espalda de Kreed mientras se abrazaban.
El olor a sudor y sexo flotaba en el aire, un agradable recordatorio de lo
que habían compartido.

—Venga. Necesitamos otra ducha y luego tenemos que vestirte para


ir a la iglesia. —Kreed cambió de posición, y su polla flácida salió del
cuerpo de Aaron, haciéndolo gemir.

—¿Qué pasa si digo que preferiría quedarme aquí en la cama


contigo y olvidarme de esos fanáticos religiosos?

—Yo diría que tienes las mejores ideas. Pero sabes que no podemos.
—Besó a Aaron y rodó a su lado.

Por mucho que odiara dejar la calidez del hombre a su lado, se


obligó a levantarse antes de volverse hacia el chico.

—¡El primero que llegue a la ducha recibe una mamada!

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Capítulo 24
Un frente cálido llegó, haciendo que el clima no solo fuera
soportable, sino también agradable. Aaron dejó su chaqueta en la casa y
descubrió que estaba de buen humor, realmente feliz esta mañana,
mientras cruzaba la calle. No pudo ocultar la sonrisa plasmada en su
rostro y tuvo que bajar la cabeza para no parecer un idiota. Qué reacción
tan extraña con el gran peso de este caso cerniéndose sobre su cabeza.

No esperaba el avance que él y Kreed habían tenido esta mañana.


Fue una sorpresa bienvenida, una que recordó con cada paso que daba.
Habían tenido un sexo extraordinario y alucinante, de esos que hacían
curvar los dedos de los pies, mejor que el chocolate. Bueno, él había
iniciado eso, pero quién comenzó no importaba en este momento. Por
primera vez en su vida, no estaba preocupado por el sistema que
planeaba piratear o por este caso que Mitch dejó caer en su regazo; estaba
enfocado en un tipo y eso se sentía increíble.

Aaron entró a la iglesia un poco antes de comenzar. Stella ya estaba


en la recepción. Hoy finalmente estaba preparado para encontrarse con
su saludo burbujeante y religiosamente exagerado. En cambio, ella
levantó la vista con el ceño fruncido sobre su cara redonda, no la persona
siempre agradable que había esperado. Esta mañana, todo lo que pudo
hacer fue sacudir la cabeza antes de bajar los ojos y mirar hacia otro lado
mientras él pasaba.

De acuerdo, eso fue extraño. Su sonrisa se desvaneció. La vibra


que recibió lo enfrió hasta los huesos. Toda la actitud aquí estaba mal.
El lugar se sentía mal. Ese aire de auto-justicia que se filtraba de las
paredes de este edificio estaba apagado esta mañana. Aaron arrugó el
ceño y retrocedió un paso hacia el escritorio. Con su seguridad como

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prioridad, no debería llegar demasiado lejos sin saber lo que estaba


sucediendo.

—¿Pasó algo malo hoy? —le preguntó a la secretaria antes de


acordarse de girar su cuerpo para que el alfiler pudiera capturar la
imagen y la conversación.

—Están haciendo alarde de su pecado. El pastor Helps está muy


infeliz esta mañana —dijo, como si eso explicara todo.

—No estoy seguro de lo que pasó. Me quedé despierto hasta tarde


leyendo mi Biblia. —Aaron repitió las palabras que había escuchado una
y otra vez desde que comenzó su trabajo en la iglesia. Esa parecía ser una
excusa perfecta en este lugar. Te excusaba de todo.

—Esos homosexuales siguen saliendo en las noticias. Es


vergonzoso y completamente asqueroso —susurró enojada. Aaron
supuso que se refería a Colt Michaels. Sospechaba que el tipo tenía
cobertura regular por aquí, siendo demasiado popular para desvanecerse
fácilmente.

Eso significaba que su noche fuera había funcionado. Esperaba


que Kreed y los federales obtuvieran esa pequeña información. Su
teléfono vibró en su bolsillo, y sospechó que era Kreed confirmando su
pensamiento.

—No lo vi. No veo tanta televisión. Es la herramienta del diablo —


dijo Aaron, sin saber realmente qué más decir para mantenerla hablando.

—Es inquietante. Son abominaciones ante el Señor. La Biblia dice


que deben ser ejecutados y que su sangre caerá sobre sus propias
cabezas. Levítico 20:13. —Aaron estaba asqueado por sus palabras, pero
solo asintió, trató de parecer molesto y salió de la entrada. En el camino
de regreso a su oficina, todos los que ya habían llegado tenían esa misma

335
Serie Chicos buenos 3
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actitud. Estas personas estaban absolutamente dementes. El ambiente


del edificio era oscuro y lo asustó por completo, enviando un escalofrío
por su columna vertebral.

El chico solitario que ahora formaba todo el departamento de TI


con él estaba aquí hoy, escribiendo en su computadora. Eso fue una
pequeña sorpresa. Nunca hablaba, y Aaron no estaba completamente
seguro de su nombre. Tal vez algo como Jeb, pero la parte de no hablar
no era nada nueva. Los técnicos no solían ser conocidos por sus brillantes
personalidades. Había aprendido que la ausencia de Jeb venía de pasar
mucho tiempo en la capilla, de rodillas. La oración parecía la otra excusa
aceptable de por qué el personal no completaba sus tareas diarias. Aaron
solo había visto a Jeb un par de veces de pasada desde que comenzó.

—No puedo reproducir un video en mi computadora —ladró el


pastor Helps en la puerta de su oficina. Aaron fue el primero en
responder, moviéndose en la dirección del pastor, quien podría haber sido
un poco más hosco de lo normal, pero era sinceramente difícil de decir.

—Estaré encantado de echarle un vistazo —ofreció Aaron, y el


Pastor Helps refunfuñó algo ininteligible. El viejo predicador se puso de
pie lentamente, y Aaron se quedó uno o dos pasos atrás cuando entraron
en la oficina de administración. Julie tenía más o menos la misma
disposición que Stella, con la cara totalmente asqueada. Nadie alrededor
del lugar parecía satisfecho esta mañana. Mitch debió haberse superado
a sí mismo anoche. Aaron lamentaba haberse perdido su pequeño
espectáculo. Una vez más, su teléfono vibró en sus pantalones, y después
de un segundo o dos, decidió no verificar quién enviaba mensajes. Si era
Kreed o Connors, seguramente podrían ver que estaba ocupado—. ¿Qué
pasa?

—No está reproduciendo nada —ladró el pastor Helps.

—Sí, señor. Quiero decir, ¿se abre? —preguntó Aaron.

336
Serie Chicos buenos 3
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—No lo sé. Míralo por ti mismo. —El hombre mayor no se movió


esta mañana, y eso fue extraño. En cambio, tomó asiento al lado del
escritorio mientras Aaron se acomodaba en el que estaba detrás de la
computadora del Pastor Helps. Supuso que había una actualización
simple que debía hacerse, pero se quedó allí sentado más tiempo de lo
normal, tratando de ver si había algo más que pudiera sacar de esta
computadora.

—Estoy cansado —dijo finalmente el pastor, rompiendo el silencio.


Aaron miró para ver su cabeza baja; se estaba frotando los ojos con el
pulgar y el índice.

—Sí, señor. Trabaja duro. —No tenía idea de qué decir, pero quería
que siguiera hablando.

—Viniste de la Universidad New Hope, ¿verdad? Recuerdo a un


pastor allí. Fue un verdadero fundamentalista hasta la médula. Profesor
Lehman ¿Sigue allí? —Aaron odiaba ese tipo de preguntas porque,
aunque había leído sobre esa facultad, no tenía idea de quién había ido
y venido a lo largo de los años.

Afortunadamente, se salvó de contestar la pregunta cuando la


puerta de la oficina exterior se abrió de golpe haciendo un ruido terrible
cuando chocó contra la pared. Aaron levantó la vista cuando un hombre
alto y bien vestido entró corriendo en la habitación. Sus entrañas se
enfriaron. Él conocía esa voz. El diácono Silas Burns. Julie apenas recibió
un saludo antes de que el diácono comenzara a hablar furiosamente.

Horas de entrenamiento con todos los involucrados habían valido


la pena. Esta era la primera vez que veía al diácono en persona, ya que
el hombre supuestamente estaba en México. Daba tanto miedo como
parecía en las fotos. La desfiguración de su rostro se produjo a través de
una cicatriz que corría desde el centro de su frente hasta el ojo derecho,

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Serie Chicos buenos 3
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y oreja. Su rostro se contorsionaba con ira, su postura volátil y


amenazante.

El diácono se acercó al pastor de tal manera que Aaron se deslizó


involuntariamente en su silla, buscando el arma atada a su pantorrilla
dentro de sus pantalones. Lo que pensó que haría con él contra personas
como este hombre claramente malvado, no tenía idea, pero el Pastor
Helps era un hombre viejo. Tenía que intentarlo. Cuando los ojos de
Aaron volvieron a mirar al pastor, la comprensión lo golpeó y lo detuvo
en seco. Helps estaba tan furioso como el diácono.

—Los sodomitas se están jactando descaradamente delante de


Dios. La expresión de sus rostros testifica contra ellos, y muestran su
pecado como en Sodoma; ni siquiera lo ocultan. ¡Ay de ellos! Porque han
traído el mal sobre sí mismos. Isaías 3:9 —gritó el diácono.

El corazón de Aaron comenzó a acelerarse cuando se dio cuenta de


lo que estaba sucediendo. Bajó la cabeza y puso las manos sobre el
teclado cuando la voz del pastor hizo eco del sentimiento del diácono al
decir:

—Debemos ser vigilantes diligentes, mis hermanos. Es nuestro


deber hacer sonar la alarma. Ezequiel 33:6 dice: “Pero si el vigilante ve
venir al enemigo y no suena la alarma para advertir a la gente, él es
responsable por sus muertes. Ellos morirán en castigo por sus maldades,
pero yo acusaré al vigilante por sus muertes”. El hermano Langley dio su
vida por disparar a ese detestable homosexual que desfilaba como un
patrullero de carreteras, haciendo alarde de su deseo antinatural y por
castigar a los otros malvados sodomitas por sus pecados impíos. Fue un
verdadero discípulo e hizo lo que le ordenó el Señor. Los maricones
inmundos serán responsables de sus inequidades. La sodomía se castiga
con la muerte. Debemos terminar el trabajo del hermano Langley y hacer

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Serie Chicos buenos 3
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lo que se nos ha ordenado y exigir la ira de Dios por sus flagrantes


manifestaciones de homosexualidad.

El estómago de Aaron se revolvió ante el odio que salía de la boca


de estos hombres. Se levantó en silencio de la silla, con cuidado de no
llamar la atención mientras se dirigía al otro lado del escritorio y salía de
la habitación. Mantuvo la cabeza baja mientras caminaba; todo su cuerpo
se sacudía por el miedo que causaron esas palabras.

Afortunadamente, había comprobado la conexión con los federales


hace un momento. La computadora estaba grabando, y el pastor acababa
de reconocer que sabía lo que le pasó a Cody. Con suerte, si se iba, darían
una confesión completa en su estallido de ira. Aaron apenas había salido
de la oficina, antes de que la puerta del pastor se cerrara de golpe,
encerrando a los dos hombres dentro de la habitación detrás de él. Sus
ojos tenían que estar tan grandes como platillos mientras salía corriendo
de esa oficina.

—¡Josiah! —Julie susurró con dureza, captando su atención,


indicándole que se acercara a su escritorio. Levantó los ojos hacia la
puerta exterior, estimando unos veinte pasos hacia esa puerta. Su
corazón latía tan fuerte y la sangre corría a su cabeza tan rápido que no
podía pensar con claridad mientras se acercaba al escritorio de Julie.
Seguramente, podía tratar con ella. Estaba tan aliviado de no estar
atrapado en esa habitación con esos monstruos radicales.

—Debes guardar para ti mismo lo que has escuchado, Josiah. Es


muy importante. No te habrían contratado si no confiaran en ti
completamente.

Aaron asintió, enloqueciendo un poco más, porque en su mente,


ella acababa de admitir que sabía lo que estaba pasando también. Asintió
nuevamente, giró sobre sus talones y se dirigió a la puerta de la oficina
de administración. Le tomó todo dentro de él caminar por el pasillo, no

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Serie Chicos buenos 3
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correr, hacia el área de recepción y fuera de las puertas principales de la


iglesia. A medida que se acercaba, Aaron no pudo resistir el impulso de
salir corriendo. Todo el odio y la malevolencia que emanaban de esos
supuestos hombres de Dios lo asustaban muchísimo. En la batalla del
bien contra el mal, el diácono Burns era una fuerza vil y maliciosa y
completamente apoyada por los miembros de la oficina de esta iglesia.

Aaron salió corriendo hacia la casa mientras Kreed atravesaba la


puerta principal con su arma desenfundada. Eso justificaba su miedo;
Kreed nunca se rompería por completo sin una amenaza verificable.
Kreed nunca miró en su dirección, todo su ser enfocado en la iglesia.
Aaron apenas subió los escalones del porche delantero antes de ver dos
grandes vehículos tácticos volando por la calle desde direcciones
opuestas. Cuando pasó corriendo, Kreed retrocedió, entró y cerró la
puerta con el pie. Solo entonces se dio la vuelta.

—¿Qué diablos pasó? ¿Fue suficiente información? ¡Intenté


conseguir todo lo que pude! —gritó Aaron cuando su corazón se aceleró
en su pecho. Todo había sucedido tan rápido que su adrenalina
bombeaba, haciéndolo un poco frenético. Kreed empujó un walkie-talkie
y una pistola en sus manos, y los aceptó sin discutir, agarrando con
fuerza el mango de la pistola con los dedos.

—Quédate aquí. Mantén las puertas cerradas. Aléjate de las


ventanas. —Kreed se giró para irse, pero Aaron agarró su mano.

—¿Qué está pasando?

—Lo que sea que hiciste les dio contacto visual. Helps le dijo a
Burns que fuera tras Mitch, que lo eliminara a él y a cualquier otro que
se interpusiera en su camino porque no eran más que abominaciones
que debían arrojarse al lago del fuego, pero Hasselbeck se había roto unos
minutos antes. Confesó lo que estaba pasando. Todo se unió al mismo

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Serie Chicos buenos 3
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tiempo. Me tengo que ir. —Kreed se sacudió a Aaron. Antes de irse gritó
un rápido—: Bloquea la puerta.

***

Los coches del Departamento de Policía de Midlothian giraron en


la calle con las sirenas a todo volumen al mismo tiempo que Kreed corría
por el jardín delantero de la iglesia hacia el edificio. La iglesia ya estaba
rodeada de agentes de la oficina y Ayudantes del Alguacil, pululando
tanto en los edificios interiores como los exteriores. Se detuvo junto a una
camioneta de la Oficina, con la insignia en la mano mientras se
identificaba. Apuntó con el dedo hacia la casa que habían usado y
rápidamente gritó:

—Necesito que vigiles esa casa.

En todo su pánico por salir, Kreed apenas se había puesto la


chaqueta oficial, identificándolo como un Ayudante del Alguacil de
EE.UU. El volumen de gritos provenientes del interior del edificio lo hizo
agacharse mientras corría hacia las puertas delanteras, con el arma aún
apuntando hacia el suelo con cada paso que daba.

La escena interior era caótica en el mejor de los casos. Los


miembros del personal ya estaban esposados y sentados o tumbados en
el suelo, dependiendo de cuánto se habían resistido al arresto. Kreed fue
cauteloso mientras caminaba por la habitación. Miró por el pasillo antes
de continuar. Viciosas palabras resonaban en las paredes, ahogando todo
lo demás. El pastor arrojaba viles versículos bíblicos sobre fuego del
infierno y azufre. Kreed vio más agentes de los que deberían haberse
necesitado, lo que lo hizo moverse más rápidamente hacia la oficina
principal. Brody Masters salió por la puerta cuando Kreed iba a mitad de
camino por el pasillo. Estaba hablando por una radio portátil, solo
haciendo una pausa cuando vio a Kreed.

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Serie Chicos buenos 3
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—Deacon Burns se escapó. Nos superó de alguna manera.

¡Joder! Había dejado a Aaron solo en la casa. ¿Y si ese loco seguía


a Aaron? El miedo se enroscó en sus entrañas, y el corazón de Kreed se
le encogió en la garganta.

No dijo una palabra. Giró sobre sus talones y salió corriendo lo más
rápido que pudo hacia la casa. Podía escuchar la voz retumbante de
Masters instruyendo a otros a establecer perímetros y registrar todas y
cada una de las casas cerca del complejo de la iglesia, pero Kreed no
disminuyó la velocidad mientras cruzaba la calle corriendo. Burns podría
haber visto la forma en que cubrió a Aaron cuando dejó la iglesia y
descubierto que Aaron estaba involucrado en esto de alguna manera. No
había considerado las consecuencias cuando salió de la casa; sabía algo
que Aaron no sabía, y su único objetivo era llevar a Stuart a un lugar
seguro.

La casa estaba al otro lado de la calle, no más de noventa metros,


pero los últimos treinta parecieron kilómetros. Sus piernas y pulmones
ardían de preocupación mientras corría por la pasarela.

Kreed abrió la puerta de una patada, sabiendo que estaría cerrada


si Burns realmente tenía a Aaron. Se abrió paso, apenas deteniéndose
mientras doblaba la esquina, preparado para disparar. Aaron entró
corriendo por la puerta de la oficina. El miedo, luego la sorpresa, cruzó
su rostro. Los ojos de Aaron se dirigieron directamente al arma en las
manos de Kreed, y dio un paso atrás mientras sus manos se elevaban en
el aire.

—¿Qué demonios?

—¿Estás solo? —gritó Kreed.

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Serie Chicos buenos 3
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—Por supuesto —respondió Aaron, dando otro paso atrás,


claramente nervioso. Kreed se movió, sus ojos recorriendo la habitación
mientras caminaba hacia Aaron. Quería tocarlo, atraerlo a sus brazos
solo para asegurarse de que Aaron estuviera realmente bien.

—¿Ha estado aquí? ¿Viste al diácono saliendo del edificio? —


preguntó Kreed. Se detuvo en la entrada del pasillo y finalmente bajó su
arma.

—No. ¿No lo atraparon?

Kreed sacudió la cabeza y, al sentir la presencia de alguien, levantó


el arma hasta que verificó que era un agente detrás de él. Una fe tácita lo
hizo avanzar, girando hacia el estudio, esperando que el agente detrás de
él se moviera hacia la habitación de Aaron.

—No —dijo finalmente Kreed. Se volvió para hablar con el pequeño


equipo que se estaba formando en la sala de estar—. Barran el lugar —
instruyó Kreed mientras se dirigía hacia Aaron, solo deteniéndose a un
metro de él, forzándose a sí mismo a no atraer al hombre contra él como
quería. En cambio, enfundó su arma.

—¿Cómo se escapó? ¿Va tras Mitch? —preguntó Aaron,


moviéndose hacia él con el mismo miedo y preocupación nublando sus
ojos que Kreed había sentido solo unos momentos antes.

—Ustedes dos pueden relajarse. —El Ayudante del Alguacil que


revisó la habitación de Aaron salió, señalando su auricular mientras
hablaba. Tenía una línea directa de información que se filtraba por su
oído—. Tienen un ojo sobre el sospechoso. Se dirige por Midlothian
Parkway. Está huyendo, pero lo atraparán. No tiene a dónde ir.

—Mantenme informado sobre eso. —La puerta principal todavía


estaba abierta de par en par, y Kreed escuchó que varios vehículos

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Serie Chicos buenos 3
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despegaban desde el otro lado de la calle. Probablemente Masters


dirigiéndose hacia la persecución. Acercándose, tomó a Aaron por el
cuello, guiándolo dentro de la oficina, lejos de miradas indiscretas. Kreed
cerró la puerta detrás de ellos, antes de tirar de Aaron a su pecho.

—Me asustaste muchísimo —susurró con un suspiro entrecortado,


enterrando su rostro en el hueco del cuello de Aaron.

—Estaba asustado. Ese tipo es otro nivel —dijo Aaron, envolviendo


sus brazos con más fuerza alrededor de Kreed.

—No sabía si saldrías de allí. Te estaba enviando mensajes,


diciéndote que salieras. Todo se sintió extraño desde el momento en que
entraste en el lugar —dijo Kreed, presionando sus labios contra el latido
del corazón de Aaron, aún agarrándolo como una prensa, tan agradecido
de tenerlo a salvo en sus brazos.

—No tuve la oportunidad de revisar mi teléfono. —Aaron se relajó


contra él.

—Necesito revisar a Knox. Averiguar qué está pasando. ¿Estarás


bien aquí? Haré que alguien se quede. —Kreed comenzó a alejarse, pero
las manos de Aaron se apretaron en su chaqueta. Había una pizca de
pánico escondida en sus profundidades azul grisáceas. Miró hacia abajo
para ver las manos de Aaron temblar mientras las cerraba. Su chico
tranquilo y sereno que empujó cada límite que Kreed puso en su lugar
tenía ansiedad saliendo de él en oleadas. Kreed cubrió los puños de Aaron
con sus palmas—. Estás bien, Aaron. Se acabó. Lo hiciste bien,
exactamente lo que necesitábamos. No tienes que volver allí de nuevo.

—Estaré bien. Es solo que es mucho para procesar —dijo Aaron en


voz baja. Kreed observó cómo Aaron intentaba visiblemente recuperarse.
Incluso con la incertidumbre del diácono huyendo, Kreed esperó largos
segundos antes de levantar la barbilla de Aaron con la punta de los dedos,

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estudiando su rostro. Aaron estaba asustado, pero había salido del punto
de ruptura. Eso decía mucho en una situación como esta y del hombre
que Aaron realmente era.

—Nos iremos de aquí esta noche. Empaca, pero planea quedarte


conmigo durante los próximos días mientras deciden cuánto necesitan
de nosotros. —Kreed intentó tranquilizarlo mientras le sostenía la
mirada. Con una pequeña sonrisa, quería transmitir el orgullo que sentía
por el trabajo que Aaron había logrado. El chico había hecho todo lo que
se suponía que debía hacer. Mientras Kreed estaba sentado en el monitor,
observando, se había vuelto un poco loco al querer que Stuart
abandonara el trabajo y sacara su trasero de allí, pero el chico de iglesia
siguió presionando y cerró el caso con fuerza.

Sin estar completamente seguro si estaban siendo escuchados,


aun así se inclinó y besó esos labios.

—Lo hiciste tan bien hoy. Quédate aquí, hazlo por mí.

—Llama a Mitch. Asegúrate de que estén bien. —Aaron asintió con


la cabeza.

—Lo están. Llamaré para comprobarlos, pero están en un lugar


seguro —confirmó Kreed, inclinándose para besar a Aaron nuevamente,
esta vez se demoró un segundo o dos más.

—Esto tiene que ser más grande que lo que pasa aquí —agregó
Aaron. El chico estaba pensando ahora, seguramente esa era una buena
señal. Excepto que cuando Aaron comenzaba a usar ese cerebro,
terminaban en situaciones como esta. Tal vez el chico podría contener el
proceso de pensamiento hasta que cerraran esta parte de la
investigación.

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—Estoy seguro de que lo es, pero Connors está a cargo de todo eso.
Nuestro trabajo está hecho. —Kreed levantó la mano para chocar los
cinco y Aaron sonrió un poco, dándole una palmada suave, antes de
pasar sus dedos por su cabello.

—Realmente lo hicimos.

—Sí, lo hicimos. —Kreed siguió el ejemplo de Aaron, pasando los


dedos por el cabello de Aaron mientras le pasaba un brazo por la cintura
y lo atraía contra su pecho. Kreed lo besó a fondo y rápidamente. Toda la
tensión que había sostenido, la preocupación por mantener a salvo a su
chico, se desvaneció. Lo habían hecho.

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Capítulo 25
Tanto Mitch como Kreed se pararon uno al lado del otro frente a la
ventana de espejo unidireccional, observando a dos de los agentes del
FBI interrogar al Pastor Helps. Respondió a todas las preguntas que le
hicieron con una diatriba del fuego del infierno y castigos sobre versículos
bíblicos que Kreed no estaba completamente seguro de que estuvieran en
las Escrituras. Sospechaba que Helps agregababa y eliminaba cuando
necesitaba resaltar su punto.

—Me acabo de enterar que Burns no lo logró —dijo Brody, entrando


en la pequeña habitación para pararse junto a Kreed.

—No veía cómo podría —dijo Mitch. Kreed estuvo de acuerdo en


silencio. La persecución en automóvil había terminado casi tan rápido
como había comenzado, con un camión cargando cemento saliendo de la
carretera, claramente incapaz de anticipar la alta velocidad del hombre
que huía. El diácono, sin forma de evitar el impacto, había perdido el
control de su vehículo y se estrelló contra el costado del camión. A pesar
de que el equipo de bomberos había llegado rápidamente, tomó una hora
sólida sacarlo de los restos, y en ese momento apenas había estado vivo—
. Está enojado —agregó Mitch, inclinando la cabeza hacia el pastor.

—Sí, pero los miembros de su personal están cantando como


canarios —respondió Brody, metiendo las manos en los bolsillos de los
pantalones. El pastor estaba presentando tal espectáculo que era difícil
ignorarlo. Para ser tan viejo, se estaba volviendo fuerte. —Por muchas
razones, Kreed odiaría estar en uno de los sermones de este tipo, porque
podía ver las horas que pasaría esperando que terminara—. Tenemos
más que suficiente para presentar cargos. Solo están tratando de obtener

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información sobre las iglesias afiliadas, sobre cuánto sabían. Él es quien


tiene esa información.

—¿Crees que esa vena en su frente va a explotar? —preguntó


Kreed, metiendo los dedos en el bolsillo de sus vaqueros, sin poder
apartar los ojos de la escena que se desarrollaba frente a él.

—La he estado observando pero decidí que solo los buenos mueren
jóvenes —dijo Mitch.

—En serio, se parece al de Cuentos de la Cripta. ¿Lo notaste? —le


preguntó Kreed a Mitch, golpeándolo en el brazo con el codo.

—Más como el extraño abuelo de Cuentos de la Cripta. —Mitch se


rio entre dientes.

—Ustedes son demasiado —dijo Brody, riendo un poco.

—¿Ya se ha roto? —preguntó Skinner, entrando en la oficina. Su


llegada fue lo único que hizo que los tres hombres se apartaran de la
ventana.

—Está cerca de una confesión o que le estalle un vaso sanguíneo.


Es difícil saber cuál —respondió Kreed. Skinner estrechó sus manos
antes de darle una palmadita a Mitch y luego a Kreed en el hombro.

—Bien hecho. Si no hubieran insistido con esto, podríamos no


haberlo sabido nunca. Ciertamente, más hombres habrían perdido la
vida —dijo Skinner, tomando un lugar al lado de Brody, mirando al
pastor.

Este caso era el bebé de Mitch. Se merecía ese crédito, pero nunca
lo tomaría. Kreed estaba seguro de que su amigo sentía que todo era otro
día de trabajo.

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—¿Dónde está Stuart? Necesita algo de reconocimiento en esto —


preguntó Skinner.

—Todavía está en Midlothian. Necesito volver allí —dijo Kreed,


pensando en la mirada en los ojos de Aaron justo antes de irse.

—Montgomery te invitó a quedarte en su casa —dijo Knox, y como


anticipó, nunca reconoció el cumplido que Skinner le acababa de hacer.
Eso era tan jodidamente Knox. Kreed asintió, volviéndose para continuar
mirando dentro de la pequeña sala de interrogatorios. Decidió que
probablemente aceptaría la oferta de Jace. Al chico parecían gustarle
realmente Jace y Colt. Aaron probablemente se sentiría mejor si se
quedaba en Dallas con alguien que conociera que esperar solo en un hotel
o incluso esperar en una habitación aquí en la estación.

—Realmente necesito ir a ver a Aaron —dijo Kreed finalmente,


obligándose a apartarse de la ventana una vez más.

—Necesitamos hablar con Stuart —dijo Skinner, pero no se movió.


El director no podía dejar de mirar el espectáculo que se desarrollaba en
la otra habitación. Kreed lo entendió. Era como ver un reality de televisión
realmente malo, pero sabiendo, con seguridad, que esto era
completamente real. Ningún guion podía ser tan jodido.

—Lo traeré, pero deme unas horas —dijo Kreed al director Skinner,
luego dirigió su atención a Mitch—. ¿Llamo a Jace? —Mantuvo los ojos
apartados del interrogatorio, no queriendo volver a la demente y jodida
actuación que se desarrollaba detrás del divisor de cristal.

—Sí... o lo haré yo —dijo Mitch, finalmente alejándose. El tipo


siguió a Kreed por la puerta y caminó con él por el pasillo. Cuando
salieron por las puertas delanteras de la oficina, Mitch caminó hasta el
estacionamiento. En el silencio que compartieron, Kreed se dio cuenta de
que su compañero estaba tratando de salir de debajo de las cámaras de

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vigilancia que rodeaban el edificio. Desde este punto, todavía serían


vistos pero no necesariamente escuchados. Mitch se quitó rápidamente
las gafas de sol enganchadas al cuello de su camiseta y se las colocó
antes de volverse hacia Kreed, deteniéndolo a unos tres metros de su
coche de alquiler.

—Gracias por esto —dijo Mitch, manteniendo abiertos los brazos y


las manos. Mitch estaba un poco incómodo en sus movimientos, con el
ceño fruncido. Aww, maldición, su compañero estaba emocionado.

—Tú hiciste esto, hombre. Solo ayudé cuando me necesitabas. —


Kreed se tragó el nudo en la garganta ante la emoción de Mitch. Nada
más fue dicho. Se quedaron allí, mirándose el uno al otro hasta que Mitch
atrajo a Kreed para un abrazo, y Kreed lo aceptó, envolviendo sus brazos
con fuerza alrededor de su compañero. Se sentía tan bien tener a esos
locos fuera de las calles. Siempre habría más como ellos, pero saber que
esta célula estaba cerrada hizo que el momento fuera un poco más
especial—. Quería que terminara para no estar siempre mirando por
encima del hombro. Sé que te mató no estar justo en el medio después
de lo que le hicieron a Cody.

Cuando Mitch se apartó, bajó la cabeza y hundió los dedos en los


ojos debajo de las gafas. Después de un segundo o dos, finalmente dijo:

—Tú lo finalizaste por mí y entre tú y Skinner, me mantuvieron


involucrado y me dieron un propósito en el caso.

Kreed asintió y el silencio volvió a establecerse entre ellos.

—Tengo que irme. Aaron está solo. Creo que aceptaré la oferta de
Montgomery.

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—Genial. También están listos para extender su agradecimiento —


dijo Mitch, pateando algo desconocido en el pavimento—. Has estado un
poco raro. ¿Pasa algo contigo?

—El chico y yo empezamos algo. No sé a dónde va, pero si es un


problema, podemos quedarnos en un hotel —declaró Kreed, simplemente
exponiéndolo allí. Mitch se merecía solo buenas noticias después de
cerrar este caso. Kreed no quería ser el aguafiestas, pero tampoco quería
esperar para explorar lo que podría o no suceder entre él y Aaron.

—Una sola habitación, entonces. Se lo diré a Montgomery. Aaron,


¿eh? Sabes, todo este tiempo, realmente pensé que Stuart era
heterosexual. —Mitch se rió entre dientes antes de darse la vuelta y dejar
a Kreed solo. Sonrió mientras veía a su amigo alejarse. Kreed suspiró
profundamente, tan contento de que hubiera ido tan bien. Su corazón se
sentía más ligero de lo que había estado en mucho tiempo. Sacó las llaves
de su bolsillo mientras se dirigía hacia su camioneta. Aaron lo estaba
esperando.

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Capítulo 26
Dos días después, Kreed retrocedía en el camino de entrada
Michaels-Montgomery con catorce días libres programados. Aaron se
sentó en el asiento del pasajero con su teléfono en la mano, enviando
mensajes, sus pulgares moviéndose más rápido de lo que Kreed había
visto a nadie antes mientras trabajaba en el pequeño teclado en la
pantalla. Eso solo destacó la brecha generacional entre ellos. Kreed no
enviaba muchos mensajes de texto, y cuando lo forzaban a hacerlo,
golpeaba la pantalla con el dedo índice, como lo hacía con el teclado de
una computadora. Eso nunca fue lo suyo.

Aunque Kreed estaba casi completamente libre durante los


siguientes catorce días, y solo estaba disponible si surgía algo con el caso,
Aaron aparentemente tenía trabajo. Lo había escuchado cientos de veces:
el chico inteligente estaba muy atrasado en lo que su trabajo requería.

Le tomó bastante lograr que Aaron aceptara venir a Hawai una vez
que Jace ofreció su lugar por un poco más de descanso y relajación, Kreed
concedió en todos los puntos para poder tener a Aaron en unas
vacaciones sin interrupciones. Tenía una jodida carga con el equipo de
computadora de viaje del chico empaquetado y enviado para que pudiera
completar su trabajo desde la isla. Kreed incluso había prometido que no
interferiría cuando Aaron se sentara a hacer su trabajo.

Toda la situación del “trabajo” de Aaron lo atormentaba. Kreed solo


ahora se daba cuenta de que el chico podría no estar tan involucrado en
la relación como antes, y no sabía exactamente cómo llevarlos allí o qué
había sucedido para llegar a ese punto.

352
Serie Chicos buenos 3
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Jace y Colt se pararon en el porche delantero, diciéndoles adiós con


la mano. Tanto Mitch como Cody estaban en el centro, ayudando a
Masters a dar los últimos toques al caso que había explotado en las
últimas cuarenta y ocho horas. Ya se habían realizado veinticinco
arrestos, la mayoría de ellos personas con conocimiento de las
actividades de la iglesia.

Con todo el enfoque de este caso, Kreed estaba seguro de que los
detendrían en poco tiempo. Este anillo de odio en particular era de gran
alcance, más grande de lo que nadie había pensado, y Mitch estaba
siendo aclamado como un héroe por seguir con el caso cuando nadie más
lo hizo.

—Son agradables —dijo Aaron, sin levantar la cabeza. Kreed tomó


sus gafas de sol de la visera y se las puso mientras conducía por la calle—
. Ofrecer su lugar en Hawai fue bastante inesperado.

—Sí, ¿estás seguro de que quieres ir? —preguntó Kreed finalmente,


frenando cuando llegó a una señal de stop. Mantuvo su voz neutral,
tratando de ocultar la decepción que causaban esas palabras.
Probablemente debería darle una salida al chico antes de que estuvieran
atrapados en una isla con él escuchando las temidas palabras “No eres
tú, soy yo”.

¿El mayor problema? Parte de él solo quería tomar el tiempo que


Aaron le ofreciera. La otra parte irritante quería profundizar y descubrir
qué había causado las dudas de Aaron.

—¿Sí, por qué? —preguntó Aaron, su cabeza aún inclinada hacia


el teléfono.

—Has estado raro. No tenemos que hacer esto —intervino Kreed,


dando otro giro en una calle concurrida.

353
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—¿Por qué? ¿Es eso lo que quieres? —Aaron dejó de enviar


mensajes y levantó la cabeza mientras se volvía hacia él. Kreed miró a
Aaron y luego volvió a concentrarse en el camino.

—No, en absoluto. No iría si no quisiera esto —dijo Kreed.

—Yo tampoco. Solo necesito asegurarme de tener tiempo para


hacer lo mío. Me comprometí mucho antes de todo esto. —Aaron volvió a
explicar su misterioso negocio por tercera o cuarta vez en los últimos dos
días. Mientras el silencio se establecía entre ellos, Aaron no volvió a mirar
su teléfono. En cambio, metió el dispositivo en su bolsillo trasero, con los
ojos enfocados en su dirección. Kreed se agachó para tomar su mano,
entrelazando sus dedos. Nunca habían estado incómodos entre ellos,
pero las últimas veinticuatro horas podían haber amenazado esa teoría.

—Pensé que estábamos en la misma página sobre descubrir lo que


pasa entre nosotros.

—Lo estábamos —dijo Aaron un poco a la defensiva, pero le dio a


Kreed la seguridad de apretar su mano con más fuerza. Eso era realmente
todo lo que necesitaba para recuperar su corazón—. Estamos, quiero
decir. Has estado distante.

—No, en realidad no. Solo te estaba dando el espacio que


necesitabas para trabajar —dijo Kreed, alternando su enfoque entre
Aaron y el camino—. Me pongo de mal humor cuando estoy completando
todo ese papeleo. Odio esa mierda, pero estuviste en todas esas reuniones
conmigo y luego volviste al lugar de Jace y trabajaste toda la noche. No
quería asfixiarte. Estaba tratando de darte espacio.

—¿Espacio para qué? —preguntó Aaron, su tono ahora


completamente incierto—. ¿Para que cambiara de opinión o que lo
hicieras tú?

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Serie Chicos buenos 3
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Al principio, las palabras hicieron que Kreed se pusiera


inmediatamente a la defensiva. No sentía que hubiera creado ninguna
distancia entre ellos por ningún motivo, y si lo hubiera hecho,
simplemente había explicado por qué. Ciertamente nunca quiso hacerlo.
Le gustaba el chico. Solo estar cerca de Aaron lo tranquilizaba. ¿Por qué
querría que eso cambiara?

Ser innatamente autorreflexivo apestaba, especialmente en este


momento. Bien, entonces tal vez él puso algo de espacio entre ellos. Kreed
sabía que tenía toda esa actitud de guardarse todo. Lo había desarrollado
durante sus años en el ejército. Empujaba a todos lejos, incluso mantenía
a Knox a cierta distancia la mayor parte del tiempo.

Eso solo hizo que el punto de Aaron fuera claro como el cristal. El
chico era notablemente intuitivo para leer sus estados de ánimo, más que
nadie antes. Tal vez tenía un motivo oculto detrás de sus acciones. Se
mantuvo en las oficinas del FBI hasta altas horas de la noche. No se había
sentado al lado de Aaron cuando comían juntos, y solía salir de la casa
antes de que Aaron despertara.

Bien, entonces él había puesto espacio entre ellos. ¿Qué podía


significar eso?

Kreed apretó su agarre en la mano de Aaron. No importa qué, lo


que sea que haya hecho en los últimos días definitivamente no significaba
que fuera a cambiar de opinión.

—No quería que sintieras que te estaba obligando a nada. Has


pasado por muchas cosas en las últimas semanas. Fue una experiencia
nueva para los dos. No quería que sintieras que tenías que cumplir tu
palabra bajo todo ese estrés. Quiero que desees esto tanto como yo. —Lo
decía en serio, y su cruda honestidad incluso sorprendió al propio Kreed.
Ni siquiera se había dado cuenta de que había sido un problema para él
hasta ese momento.

355
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—No soy débil, Kreed —respondió Aaron, con frustración en su


tono.

Había estado culpando a Aaron por todas las barreras entre ellos
cuando claramente era él quien se alejaba.

—No dije que lo fueras —dijo Kreed de inmediato.

—No soy un niño —respondió Aaron en ese mismo tono irritado.

—Vale. Te llamo así, pero tampoco creo que seas así. Te llamé así
al principio para intentar darte un lugar diferente del que yo quería.
Créeme, sé mejor que nadie que no eres un niño. Simplemente es
pegajoso. Ahora es un término de cariño, como chico de iglesia. Te llamo
así y no vas a la jodida iglesia —agregó Kreed, tratando de averiguar a
dónde iba Aaron con todo eso.

Hubo silencio entre ellos durante largos minutos. Kreed navegó


hacia la carretera. Habían recibido una llamada para pasar por la casa
en Midlothian y recoger algunas cosas, luego tenían que hacer un viaje
rápido a la tienda antes de dirigirse al aeropuerto.

—No quiero que se vuelva raro entre nosotros —dijo Kreed


rompiendo el silencio.

—Entonces deja de alejarte y hacerlo raro —respondió Aaron. El


chico se había vuelto valiente. La única persona en el planeta que le
hablaba de esa manera era Mitch, y regularmente se la pasaba
discutiendo con Mitch.

—De acuerdo. —Kreed asintió para confirmar ese pensamiento


antes de agregar rápidamente—: Entonces no dejes que lo haga.

Y el silencio volvió a instalarse entre ellos.

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed había llegado hasta el sur de Dallas, casi hasta los


suburbios, antes de que Aaron respondiera:

—Nunca antes había estado en una relación, ni siquiera había


probado las aguas. Supongo que esto es probablemente parte de eso.

—Probablemente —respondió Kreed. Había tenido lo que había


pensado en ese momento como una relación, pero fue hace mucho tiempo
y, sobre todo, resultó que solo estaba en su cabeza. La fantasía de
encontrar “al elegido” se convirtió en un desastre nuclear cuando el chico
terminó teniendo una esposa y un bebé en camino—. ¿Así que nos llevas
a un nivel superior y estás a bordo de una relación?

—Bueno, no... —Su siempre seguro Aaron tropezó con esa


pregunta, y Kreed se rió a carcajadas.

—Estoy bromeando. No pude evitarlo. Todo está bien y estoy de


acuerdo —dijo Kreed, todavía riéndose.

—Solo sé que, cuando estábamos en la casa, dijiste que veríamos


si esto era real. Solo estaba enfatizando ese pensamiento. —Aaron trató
de corregir su error.

—No, chico de iglesia, lo entiendo. En serio. Me estaba burlando de


ti. Las cosas se pusieron tan tensas entre nosotros los últimos días... —
Kreed levantó los nudillos de Aaron para un beso—. Lo siento. No sabía
qué decir o hacer. No quise causar dudas entre nosotros.

El chico guardó silencio por un minuto antes de soltar una risita.

—Lo cual es realmente divertido. Los últimos dos días deberían


haber sido muy fáciles. El caso había terminado. Y cuando decidimos
irnos a algún lado, esa mierda con la que estábamos lidiando fue mucho
más grave. —La sonrisa de Aaron fue contagiosa.

357
Serie Chicos buenos 3
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—Sí, lo sé, pero eres bastante caliente. Es difícil para mí pensar


correctamente cuando estás cerca. Mi cerebro se hace un lío.

Hubo nuevamente un momento de silencio mientras la expresión


de Aaron se volvía más cálida, suavizando su hermoso rostro.

—Esa fue una muy buena respuesta, Sinacola. Sigue así y estoy
bastante seguro de que tendrás suerte esta noche —bromeó Aaron.

—¿Sexo en un avión? Oh, hombre, este vuelo de nueve horas acaba


de comenzar a lucir interesante.

—Sí... —comenzó Aaron, luego se detuvo antes de agregar—: No


estoy seguro de querer ser arrestado hoy.

—Seré el Alguacil del vuelo. Te garantizo que no te arrestaré —


agregó Kreed, sonriendo ampliamente.

—Eso fue bastante impresionante, cómo nos conseguiste ese vuelo


sin pagar nada.

—Sí, necesitas quedarte conmigo, chico. Tengo conexiones.

Aaron soltó una carcajada ante eso. Cualquier tensión que se


hubiera acumulado entre ellos pareció desvanecerse una vez que
estuvieron solos nuevamente. Tal vez Kreed había causado este estado
de incertidumbre entre ellos, pero parecía que Aaron también se había
alejado, al menos un poco. De todos modos, el chico no quería cancelar
el viaje, y Kreed ciertamente no estaba listo para terminar lo que sea que
estuviera pasando entre ambos. Esta vez el silencio entre ellos no fue
terrible. Condujeron el resto del camino hasta Midlothian, saliendo de la
carretera por el mismo camino que el diácono había decidido abandonar
la ciudad. Kreed pasó el lugar del accidente, justo alrededor de las vías
del ferrocarril. Las marcas de llantas y las manchas de hollín del fuego
todavía estropeaban el camino.

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—El pueblo no parece tan malo desde este punto —dijo Aaron. La
cabeza de Kreed se volvió hacia el accidente, estudiando las marcas en el
pavimento, y no pudo evitar burlarse de Aaron.

—Tenemos algo de tiempo extra. ¿Quieres almorzar? —Kreed


mantuvo la cabeza vuelta para ocultar la sonrisa.

—¡Diablos, no! —Aaron había estado apoyado en su asiento,


inclinándose sobre la consola para ver por la ventana del conductor, pero
se dejó caer dramáticamente en su asiento—. ¿Cómo no crece un pueblo
de este tamaño? No tiene sentido. Hay más iglesias que lugares para
comer.

Kreed se rio entre dientes. Ese había sido un punto doloroso para
Aaron todo el tiempo que habían estado allí.

—Así es como funcionan muchas partes de Texas. Tienes todas


estas ciudades progresistas rodeando pequeños pueblos, y conduces allí
y pareces adentrarte en los años sesenta. Todo está diseñado para ayudar
a mantener intactos los valores de los pueblos o algo así. —Kreed puso
los ojos en blanco ante eso.

—Sí. No me lo creo. Apuesto a que ese oficial encubierto de la


familia de los ochenta no cree que sea un pueblo demasiado genial.

—No dije que fueran buenos valores lo que intentaran proteger.

La iglesia apareció a la vista. Todo el lugar parecía estar todavía


bajo llave. La policía local estaba estacionada en el frente y también en
cada entrada disponible del edificio. Esa era una gran cosa acerca de
Midlothian. Kreed tenía mucho respeto por la policía local. Incluso al
involucrarse al final de ese juego, habían acertado, ansiosos por ayudar
y echar una mano donde se necesitaba. Al parecer, la iglesia había sido
una espina en su costado durante bastante tiempo. Kreed acercó el auto

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Serie Chicos buenos 3
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lo más cerca que pudo a la casa que habían usado. Otros vehículos
federales estaban estacionados en el frente.

—¿Cuánto tiempo estarán aquí fuera? —preguntó Aaron mientras


Kreed rodeaba el capó donde estaba Aaron esperándolo. Metió la mano
dentro de su chaqueta para sacar su placa y extendió una mano,
indicándole a Aaron que caminara por la acera frente a él. Hubo mucha
actividad en la casa que habían usado, probablemente un equipo de
limpieza y alguien retirando el equipo de vigilancia. El guardia de
seguridad del FBI en el frente y la policía le hicieron saber a Kreed que
alguna agencia todavía consideraba que este era un punto caliente de
actividad.

—Probablemente se quedarán hasta que el resto sea atrapado o


sientan que reunieron toda la evidencia requerida. Incluso entonces,
permanecerá bloqueada. —Kreed levantó su placa al tipo con traje junto
a la puerta, pero el tipo nunca miró hacia abajo.

—Sé quién es, Alguacil Sinacola. Tenemos una bolsa para usted.
Son algunas de las cosas que dejaron olvidadas. Un par de camisas y un
teclado que no creen que pertenezca al lugar. —Kreed miró la bolsa a los
pies del guardia. Esta no era la primera vez que empacaba rápidamente
para una tarea, por lo que sabía que tenía todo lo que había traído a la
casa. Por lo general, si dejaba algo atrás, se tiraba. Kreed tomó la bolsa y
miró dentro. Sí, todas eran cosas de Aaron. Claramente, su compañero
había estado más conmocionado de lo que había admitido al no agarrar
el teclado. Las camisas probablemente las había dejado a propósito. Eran
las ropas de iglesia de Aaron. Kreed tomaría esas; Aaron hizo de un buen
chico de iglesia. Pero trataba su equipo informático como si fuera oro, por
lo que se alegró de que hubieran guardado las pertenencias.

Kreed le entregó a Aaron la bolsa y estrechó la mano del agente.

—Gracias.

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—Señor, ¿puedo hablar con franqueza? —La formalidad del FBI


siempre lo ponía un poco nervioso. Rara vez le gustaba lo que escuchaba
cuando las explicaciones comenzaban de esa manera.

—Tal vez. —Kreed vaciló, frunciendo el ceño detrás de sus gafas de


sol.

—No es nada malo, señor. —El agente levantó sus gafas de sol.

No estaba vestido con el traje estándar de Hombres de Negro, pero


sospechaba que llevaba algo parecido bajo el largo abrigo. Además, era
más joven de lo que Kreed había sospechado originalmente. Su rostro se
volvió guapo cuando sonrió ante sus palabras.

—Seguí su carrera durante un par de años después de verlo hacer


un arresto en Virginia.

El agente hizo una pausa, mirando profundamente a Kreed, si eso


era posible. Para él, había hecho tantos arrestos que no tenía idea de lo
que el agente podría haber visto, así que no dijo nada, sino que inclinó
cortésmente la cabeza y asintió con la cabeza mientras esperaba. Todavía
hubo una larga pausa antes de que terminara.

—Usted mejoró las cosas para nosotros, señor.

Hubo un ligero tartamudeo en las palabras del agente. Debía ser


gay pero no se sentía lo suficientemente cómodo como para decirle las
palabras a Kreed. Kreed asintió nuevamente, asegurándose de dar una
señal de que lo entendía. Lo hacía. Aunque habían cambiado muchas
cosas para los hombres homosexuales, todavía era difícil funcionar
normalmente en el sector elegido. Kreed no había salido por completo
hasta que había cumplido los veinte años, y le había llevado años llegar
a este punto. A veces todavía sentía que tenía que trabajar más y más,
tal vez incluso ser un poco más inteligente que sus contrapartes

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Serie Chicos buenos 3
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heterosexuales para ser tratado como un igual. Levantó una mano para
dar una palmadita en el brazo del agente.

—Gracias, hombre. Somos quienes somos. —Era la respuesta


estándar de Kreed, porque honestamente, no se necesitaban palabras. Ya
se había dicho lo suficiente.

—Gracias, Señor.

Kreed se volvió hacia el auto, levantó una mano en señal de


reconocimiento y tuvo que estirarse hacia atrás, agarrar a Aaron por el
cuello y tirar de él para que se moviera.

—¿La gente te hace mucho eso? —preguntó Aaron,


inmediatamente caminando en sintonía con Kreed.

—No siempre es un camino fácil el encontrar la salida,


especialmente en este trabajo —dijo Kreed en voz baja a pocos pasos de
distancia—. Sin embargo, es gracioso... Incluso en el mundo de hoy,
cuando me encuentro con hombres heterosexuales en este campo, casi
siempre tienen esa mirada que sabes que están pensando “Me pregunto
si le gusta arriba o abajo”. Mi historial como agente, entonces, deja de
importar. Simplemente se preguntan si lo tomo por el culo.

Kreed sacó las llaves del bolsillo y rodeó el capó hasta el asiento del
conductor. Una vez dentro del auto, puso la llave en el encendido y esperó
a que Aaron se acomodara en el asiento del pasajero.

—¿Cómo fue tu salida? —preguntó Kreed.

Aaron rio con una risa sin humor.

—Nunca lo escondí. Mis padres lo sabían antes que yo, pero todavía
no creen que sea real. Me llaman rebelde.

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Serie Chicos buenos 3
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—¿De verdad? Eso me sorprende —dijo Kreed, poniendo el auto en


marcha, pero no se apartó. Aaron no hablaba de su familia, pero asumió
que habría recibido apoyo.

—¿Por qué? —Aaron mantuvo la vista al frente y señaló el


parabrisas delantero—. ¿No deberías estar conduciendo?

—No pareces destructivo. Pareces seguro de ti mismo y fuerte. —


Kreed finalmente comenzó a conducir, su mirada se movió entre la
carretera y Aaron.

—Supongo que lo soy. No lo sé. Mi familia se fija mucho en las


apariencias.

Kreed captó el indicio de dolor en las palabras de Aaron. Eso fue


aún más sorprendente. Aaron era muy audaz. Demonios, tenía el pelo
rubio y puntiagudo con puntas negras y moradas cuando lo recogió del
aeropuerto. Parecía estar bien con quién era como hombre. Después de
hacer un rápido giro en U en el camino, Kreed tomó de nuevo la mano de
Aaron y se llevó esos nudillos a los labios.

—Bueno, tengo un regalo especial. Tienes la oportunidad de ir a un


Walmart de pueblo pequeño. Afortunado —provocó Kreed.

—Sigo diciéndote que este pueblo no es tan pequeño —respondió


Aaron. No importaba lo que había dicho antes, Aaron no era fanático del
área.

—Y sigo diciendo que lo importante no es la cantidad de personas.


Los habitantes piensan que es un pueblo pequeño. Eso es suficiente. —
Condujeron el resto del camino a Walmart en silencio. La tienda estaba
justo al lado de la autopista en una ubicación privilegiada. Había estado
en suficientes lugares de este tipo para saber que Walmart era todo para
una ciudad: un lugar de reunión social, un semillero político o un lugar

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Serie Chicos buenos 3
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donde la gente se reunía para recibir los últimos chismes. Como de


costumbre, el estacionamiento estaba lleno.

Kreed estacionó y se dirigió dentro con Aaron justo sobre sus


talones.

—Ahora, ¿por qué estamos aquí?

—Necesito comprar algo —dijo Kreed vagamente, mirando


alrededor de la tienda hasta que vio las señales del departamento de
electrónica.

—Iré a la sección de salud y belleza —dijo Aaron, estudiando los


letreros en el techo.

—No, primero tienes que venir conmigo. —Agarró el brazo de Aaron


y fue hacia el área que pretendía. Aaron se arrastró un poco detrás,
mirando a su alrededor asombrado. Claramente, el chico no había pasado
demasiado tiempo en una súper tienda, pero Kreed estaba en casa aquí.
Creció yendo a Walmart. Dio una vuelta y fue a la parte de atrás de la
tienda, escaneando los pasillos hasta que encontró lo que estaba
buscando.

—Elige lo que quieras —dijo Kreed, una vez que llegó a la fila de
auriculares.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Aaron, algo confundido. Había


estado tan ocupado observando a la gente que no había prestado atención
a nada más.

—¿Qué auriculares usas? —preguntó Kreed pacientemente,


señalando los paquetes de colores brillantes, atrayendo los ojos de Aaron
hacia la selección.

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—Bose, ¿por qué? —murmuró Aaron, con el ceño fruncido


mientras su mirada volvía a Kreed.

—Vale. Está bien, no creo que Walmart tenga eso. ¿Qué puede
servirte hasta que yo pueda conseguir algunos de esos? —preguntó
Kreed, levantando los más caros que pudo encontrar. Por supuesto, el
chico tendría algo caro en lugar de solo los auriculares de cinco dólares
del estante—. ¿Funcionarán?

—Todavía pregunto, ¿por qué? —dijo Aaron, sus ojos en Kreed,


esperando una explicación.

—Estaba haciendo la cama esta mañana y se cayeron mientras me


movía. No aguantaron demasiado bien debajo de mi bota. Traté de volver
a armarlos, pero, sí... solo consigue algo aquí y los reemplazaré después.
Es más barato que una tienda en el aeropuerto. —Kreed esbozó una
pequeña sonrisa e intentó nuevamente darle a Aaron la caja de
auriculares.

Aaron solo lo miró fijamente. No parecía muy feliz, especialmente


no con el ceño fruncido que se formaba lentamente en su usualmente
guapo rostro.

—Lo siento, pero estoy tratando de compensarlo, así que eso


debería contar. —Kreed le dedicó su mayor sonrisa y asintió con la cabeza
para que Aaron aceptara.

—¿Tienes alguna idea de cuánto cuestan?

—Umm... probablemente no, pero dije que los reemplazaría.

Todavía tardó un segundo, pero Aaron finalmente se volvió y


examinó las opciones, tomando una versión más barata de la que Kreed
tenía en su mano. De acuerdo, tal vez esos Bose no eran tan caros. Volvió
a colocar su elección en el estante y siguió a Aaron, atrapándolo justo

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Serie Chicos buenos 3
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cuando salía del pasillo. Su chico estaba enojado, dejando a Kreed


confundido. Era solo un par de estúpidos auriculares.

—Deberías habérmelo dicho cuando sucedió —dijo Aaron por


encima del hombro. Kreed se arrastró detrás de él, permaneciendo en
silencio. Por supuesto que debería habérselo dicho, pero estaban en ese
lugar tenso y no quería agregarle nada más.

—Los reemplazaré —se quejó Kreed finalmente—. ¿Dónde puedo


conseguirlos? Tal vez podamos parar en algún lugar en el camino.

—Costaron mil dólares y estaban hechos a medida —arrojó Aaron


sobre su hombro.

—¿Mil dólares por unos auriculares? ¿Me estás tomando el pelo?


—ladró Kreed, deteniéndose en medio del pasillo principal, bloqueando el
camino. A Aaron le tomó unos segundos darse cuenta de que Kreed no lo
estaba siguiendo. ¿Mil dólares por unos auriculares que se rompen tan
fácilmente? ¿Quién hacía eso? Esos habrían durado aproximadamente
un día en su vida antes de que él los rompiera. Era demasiado impactante
seguir moviéndose.

—Vamos —gritó Aaron, indicándole que avanzara—. Tengo un par


de respaldo. Pero los empaqué con mi equipo, así que necesitaré estos
para el vuelo.

—¿Tienes dos pares de auriculares de mil dólares? —gritó Kreed,


apenas capaz de mover un pie delante del otro. ¿Podía el tipo estar
hablando en serio?

—Son los mejores —dijo Aaron una vez que Kreed lo hubo
alcanzado—. Venga. Necesito tinte para el cabello.

—¿De qué color te lo teñirás ahora? —preguntó finalmente después


de procesar la cantidad de dinero que Aaron se gastaba en algo tan

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Serie Chicos buenos 3
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ridículo. Gracias a Dios, su subconsciente funcionaba y pudo agregar—:


Me gusta oscuro.

—¿Lo haces? —preguntó Aaron, mirando hacia atrás por encima


del hombro. Deseó tener una cámara para capturar esa mirada. Todos
los pensamientos de auriculares caros se fueron mientras su polla
cobraba vida.

—¿Cuál es tu color de cabello natural? —preguntó Kreed. El chico


era simplemente hermoso, asombrosamente guapo. Aaron se vería
increíble con cualquier color de cabello.

—Oscuro. Puedo mantenerlo así. Tal vez agregue un poco de


púrpura. El púrpura se ve bien con el negro. —Aaron estaba mirando
todos los pasillos, pasando varios antes de darse la vuelta.

—¿Lo haces tú mismo? —preguntó Kreed, siguiéndolo.

—Tú me ayudarás —agregó Aaron, mirando las filas y filas de tintes


de cabello. Un anuncio por el altavoz interrumpió su pensamiento antes
de que tuviera tiempo de responder. Aunque le encantaba ir al spa, las
actividades se quedaban allí. No tenía idea de cómo teñir cabellos.

—Chasity Clover, su auto está listo en Automotriz —sonó una voz


de mujer sobre el sistema de localización de la tienda. Su voz tenía un
acento profundamente sureño teñido con un poco de Roz de Monsters,
Inc.

La cara de Aaron se iluminó, su mirada excitada se disparó hacia


el techo, su sonrisa más grande que cualquier cosa que Kreed hubiera
visto antes. Sí, Aaron Stuart era absolutamente hermoso, pero Kreed no
estaba del todo seguro de qué lo tenía tan emocionado.

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—Chasity Clover, su auto está listo en Automotriz. —Aaron imitó


en voz baja las últimas palabras—. Oh, Dios mío, eso es genial —se rió
Aaron, inclinándose, agarrándose el vientre, riéndose histéricamente.

—¿Qué? —Kreed se encontró riendo porque la risa de Aaron era


contagiosa, pero no tenía idea de qué era tan gracioso.

—¡Aaauutttoomoottrrriiizzzz! —Aaron imitó su sonido—. Ella es tan


sureña. Oh, Dios mío. Cuando dijo automotriz, eso fue como veinte
jodidas sílabas.

Kreed se rió de eso. Vivía en Louisiana, acostumbrado a ese lento


sonido sureño, pero Aaron tenía razón. La voz de esa mujer en particular
había llevado el acento a un nivel completamente nuevo. Como si fuera
una señal, allí estaba otra vez, diciendo algo nuevo, pero largo y
prolongado. Aaron entró en un segundo ataque de risa. Esta vez se aferró
a los estantes, tratando de mantenerse en pie. Era casi tan divertido como
la mujer que hablaba.

—Compórtate —dijo Kreed, todavía riéndose, tratando de imitarla


mientras hablaba—. Toma lo que necesitas. Debemos ponernos en
marcha.

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Capítulo 27
Aaron se sentó en primera clase, mirando por la pequeña ventana
con sus auriculares nuevos, pero hicieron poco por ahogar el ruido a su
alrededor. Estaban a unos veinte minutos de Kauai, y el letrero de
abrocharse el cinturón de seguridad acababa de parpadear en la pantalla
sobre su cabeza. Kreed se había levantado, estirando las piernas, antes
de desaparecer dentro del baño. El hombre era tan grande y musculoso
que no encajaba bien en un entorno estrecho, así que cuando salió de la
pequeña puerta y tuvo que girar torpemente para navegar por esa parte
de la cabina, la acción captó la atención de Aaron... y notó que no era el
único atraído por la vista.

El calor de la mirada de Kreed cayó directamente sobre él, una ceja


oscura se levantó y una sonrisa de complicidad curvó las comisuras de
sus hermosos labios. Como había pasado las últimas nueve horas
esquivando la sugerencia de unirse al club de la milla de altura10, Kreed
debió haber estado revisando las posibilidades de espacio para el vuelo
de regreso a casa. ¿Qué significaba que estaba tan en sintonía con Kreed
que instintivamente sabía lo que pensaba el Alguacil?

El peso de ese pensamiento lo puso nervioso al instante, así que


mentalmente lo apartó y se concentró en la nueva apariencia. Kreed
había logrado cambiarse de ropa y ahora llevaba unos pantalones cortos
y una camiseta. Se preguntó dónde podría haber escondido Kreed su
arma debajo de esa ajustada camiseta. Llevaba su mochila y botas en sus
manos mientras se apresuraba por el pasillo hacia su asiento. Los ojos
de Kreed continuaron manteniéndolo paralizado con esa pequeña sonrisa
en su lugar mientras levantaba sus brazos fornidos para abrir el

10 Se refiere a las personas que tienen sexo en los aviones.

369
Serie Chicos buenos 3
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compartimiento superior y colocar sus artículos dentro antes de tomar


asiento.

—Cinturón de seguridad, Kreed —dijo una azafata distraídamente


mientras hacía un barrido final a través de la cabina. Parecía que Kreed
tenía casi rienda suelta, capaz de hacer casi cualquier cosa que quisiera
en cualquier vuelo que tomara. Las reglas apenas se aplicaban a él y, por
extensión, fueron muy amables con Aaron durante la mayor parte del
vuelo.

—Claro —murmuró Kreed inclinando la cabeza hasta que estuvo


en la línea de visión directa de Aaron y extendió la mano para sacar el
auricular del oído de Aaron. Kreed había realizado ese movimiento cinco
o seis veces durante el viaje—. Para que lo sepas, cabríamos.

En serio, el tipo tenía ideas fijas.

—No, no lo haríamos. Vi que tienes que girar esos grandes


músculos para entrar al baño. —Aaron usó ese acento sureño, imitando
a la dama de Walmart para describir el ancho de sus hombros y haciendo
crecer la sonrisa de Kreed.

—Encajaríamos. Había suficiente espacio. Lo medí. No más


excusas. Lo haremos camino a casa —declaró Kreed.

—Estás bastante seguro de ti mismo —respondió Aaron, colocando


el auricular de nuevo en su oído. Kreed extendió la mano para sacarlo
nuevamente.

—No intentes cambiar de tema.

La cara de Kreed estaba en la suya, la pequeña sonrisa sexy


siempre presente en su lugar. A Aaron realmente le gustó que Kreed no
le permitiera desviar la conversación, y le devolvió la sonrisa.

370
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—Yo te follaré —susurró Aaron y le guiñó un ojo.

—Lo que quieras. Sabes que estoy preparado para cualquier cosa.
Solo quiero unirme a ese club para poder obtener la camiseta. Mitch tiene
la conexión, pero debemos dar algún tipo de prueba. —Kreed finalmente
alcanzó su cinturón de seguridad cuando el avión comenzó a descender.
Aaron no tenía idea de si Kreed hablaba en serio o qué tipo de prueba
necesitarían. Dios, estaba en serios problemas con este hombre.

***

Aaron optó por conducir, obligando a Kreed a sentarse sin hacer


nada en el asiento del pasajero del coche de alquiler, mirando por la
ventanilla lateral, con el teléfono móvil pegado a la oreja. Aaron continuó
consolidando su condición de abuela como conductor, mientras Brody
Masters le contaba eficientemente a Kreed todo lo que se habían perdido
desde que salió de Dallas nueve horas antes. Dio varios sí y murmuró un
poco, pero en general, solo escuchó. Cuatro de los cinco fugitivos habían
sido detenidos y se había llevado a cabo una cacería humana en todo el
país para ejecutar ese arresto final. Estaban atando las piezas con todo
el Departamento de Justicia enfocado en acabar esta célula terrorista
para eliminar cualquier amenaza persistente que pudieran representar
para los ciudadanos estadounidenses.

Cuanto más se acercaban a la casa de Jace, más hermoso se volvía


el paisaje, llevándolo a una paz automática. Entre el ritmo de conducción
de Aaron, la voz de Brody y el agua agitándose en la distancia, Kreed se
relajó, prestando menos atención a Masters y más al paraíso tropical que
lo rodeaba, solo volviendo a sintonizar cuando Brody llegó al último punto
que pareció frustrar a los federales como ninguna otra cosa que pudiera
haber sucedido con el caso.

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Por primera vez desde que comenzó la llamada, Kreed se apartó de


la vista impresionante fuera de su ventana y habló directamente con
Aaron para transmitir la nueva información que tenían.

—Algún grupo se hizo cargo del sitio web de la iglesia. Lo


redirigieron a un sitio web con las palabras “Dios no odia a nadie”, antes
de redirigirlo a un grupo de derechos humanos. Hay un video publicado,
ya recibió millones de visitas, y este recibió mucha ayuda pública. Está
jodiendo todo para Connors.

—¿Cómo es eso? —preguntó Aaron, y Kreed levantó un dedo


mientras continuaba escuchando a Brody antes de hablar.

—Está bien, llámame por la mañana —dijo Kreed y bajó el teléfono,


deslizando un dedo para finalizar la llamada antes de volverse hacia
Aaron—. En este momento, el FBI cree que por el momento han logrado
minimizar los arrestos a los medios de comunicación. Ya sabes, para
mantener el status quo, al menos su estado de cosas considerado normal.
Pero todo con la oficina tiene un giro. Sienten que la iglesia tiene una
base sólida de seguidores, y querían controlar la forma en que toda esta
información salió al público, inclinar la propaganda a su favor, hacer que
el FBI parezca el héroe en lugar de una agencia que se negó a considerar
toda esta evidencia por un buen año. Ahora que las noticias nacionales
tienen la historia, todo se filtrará lentamente. Los medios siguen
haciendo informes de noticias de última hora una y otra vez, informando
sobre el caso. Connors está diciendo que detendrá la progresión del caso,
y Masters dijo que la oficina ya se está preparando para el control de
daños.

—Huh —dijo Aaron, aparentemente no afectado. Era un joven


técnico, por lo que probablemente estaría de acuerdo con el truco, tal vez
incluso desearía haber podido participar en todo en lugar de volar a
Hawai—. Me preguntaba cuánto tiempo tomaría. Apuesto a que fue

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Serie Chicos buenos 3
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Protector. No pueden soportar cosas como esta. Odian la Iglesia del


Tabernáculo del Apóstol de la Redención. Han apuntado a esa iglesia
durante años. Probablemente rastrearán el ataque hasta una granja en
algún lugar de Nebraska.

—Sí. Supongo. Entiendo lo que están haciendo al tratar de


mantener informada a la sociedad, pero son un dolor enorme en el culo.
Siempre aparecen en los peores momentos posibles. Simplemente no
puedo entender cómo saben la mierda tan rápido. Están en ello, y no
dudan en saltar. A veces lo hacen antes de que nos demos cuenta —dijo
Kreed mientras se volvía en su asiento, disfrutando de la vista pintoresca
del océano. El agua parecía continuar para siempre.

—El asunto sobre Protector... Realmente es cualquiera que quiera


involucrarse. Claro, está organizado por unos pocos, pero todos podemos
saltar y obstruir los diferentes sistemas —explicó Aaron casualmente.

—Tú y yo sabemos que esa declaración es basura. Hay una


pequeña célula de personas orquestando los ataques, guiando el
resultado —replicó Kreed.

—De todos modos, no funcionaría si no fuera por todos los que


juegan un papel. Estaba leyendo en la red interna de los Alguaciles que
un par de esos tipos en Protector llegaron a la lista de los cincuenta más
buscados. Piensan que son dos o tres tipos los que lo comenzaron. Pero
realmente no saben quiénes son, por lo que es realmente abierto. Sin
nombre, sin rostro, ni siquiera una pista de cómo encontrarlos. ¿Cómo
va a funcionar eso para los que están en el campo? —preguntó Aaron,
apareciendo algo distraído por el tráfico que se formaba en la carretera.

—Se trata más de la recompensa que se adjunta a cada persona.


Alguien los entregará. Alguien en ese círculo interno sabe lo que está
sucediendo y eventualmente se volverá codicioso —dijo Kreed, pero en

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una nota más feliz, se volvió hacia Aaron—. Entonces iré a buscarlos. Me
mantendrá ocupado.

Aaron rió sin humor, pero no hizo ningún comentario. Kreed


decidió mantenerlo ligero en lo que respectaba a Protector. Ahora no era
el momento para una discusión sobre una diferencia tan monumental
sobre puntos de vista. Protector había jodido muchas incursiones en las
que había estado en los últimos años. Fueron un gran dolor en el trasero,
y Kreed tuvo que hacer una nota mental para recordar decirle a Aaron
que no mostrara su apoyo en voz alta si otros estaban cerca. Ninguna
división en el Departamento de Justicia apreciaba a esos piratas
informáticos o su llamada conciencia social. Mejor que nadie supiera que
Stuart era un simpatizante de Protector.

—¿Conoces a alguno de ellos?

—No que yo sepa, pero existe la posibilidad. Esos hacktivistas que


organizan todo eso, mantienen esa mierda oculta. Pude ver que solo eran
una o dos personas y nadie más lo sabía —dijo Aaron. El GPS sonó y
Aaron siguió las instrucciones fuera de la carretera.

—Es solo cuestión de tiempo. Siempre algo sale mal —dijo Kreed
distraídamente, mirando hacia el océano nuevamente—. Es hermoso.

El trabajo ni siquiera estaba en la lista del millón de cosas en las


que quería estar pensando en este momento. Le había impresionado lo
fácil que había podido mantener el trabajo en el continente y seguir
pensando como un hombre de vacaciones. Kreed recibiría actualizaciones
diarias en el peor de los casos. Incluso podría tener que regresar a Dallas
o DC si algo relevante sucedía, pero eso solo significaba que necesitaba
aprovechar al máximo cada día.

Hombre, se sentía bien alejarse y relajarse por completo. No estaba


de ánimo para dejar que eso se escapara fácilmente. Meses de intenso

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estrés habían hecho que estar en esta isla con Aaron fuera mucho más
atractivo. Después de que Aaron giró en un camino cubierto de arena
hacia una zona residencial, Kreed extendió la mano para entrelazar la
mano de Aaron con la suya. El acto de sostener la mano de este hombre
lo equilibraba. Aaron lo hacía sentir más ligero, y ese pensamiento se
instaló en su corazón. Podrían haber pasado años desde que había
experimentado tanta paz interior, y Aaron parecía no tener idea del poder
que tenía.

—¿Aquí es donde se conocieron? —preguntó Kreed, tratando de


recordar la historia que Colt les había contado mientras doblaban una
larga calle que corría junto al océano.

—No, no lo creo. Creo que vinieron de vacaciones cuando eran más


jóvenes y Jace compró el lugar años después cuando salió a la venta.

—Quién hubiera sabido que entrenar animadores fuera tan


rentable —agregó Kreed, observando las casas a medida que pasaban.
Cuanto más avanzaban por la calle, más espacio separaba cada hogar.

—¿Lo sé, verdad? Eso es todo lo que pensaba en Dallas. —El GPS
los interrumpió nuevamente, por lo que prestaron más atención a los
números de las casas hasta que se detuvieron frente a una bonita casa
estilo cabaña.

—Hombre, fue agradable que ofrecieran esto —dijo Kreed,


desabrochándose el cinturón de seguridad. Aaron saltó desde el lado del
conductor. El tropical telón de fondo contrastaba con el oscuro atuendo
invernal de vaqueros y camisa de manga larga del chico. Kreed volvió a
poner los pies dentro de las chanclas que había empujado a la esquina
del piso del coche y luego abrió la puerta. Salió, respirando el aire limpio
y salado. Sin duda el lugar era hermoso.

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed se dirigió hacia el baúl cuando Aaron hizo clic en el llavero


para abrir el pestillo. Agarró ambas bolsas, dejando que Aaron tomara su
mochila y su computadora portátil. Esos dos artículos fueron siempre lo
primero de lo que se ocupaba en cualquier viaje que realizaban.

—Necesito cambiarme —dijo Aaron, de pie cerca del porche


delantero, esperando que Kreed subiera por la acera junto a la entrada.

—Sí, revisé la temperatura de camino aquí. Está cerca de veintisiete


grados.

Aaron agarró el asa de una de las bolsas que llevaba Kreed,


tratando de llevar su propio equipaje, pero Kreed se aferró con fuerza y
asintió con la cabeza en dirección a la casa para que Aaron se moviera.
Por supuesto, Aaron era más que capaz de llevar su propia mierda
pesada, pero a Kreed simplemente le gustaba hacerlo por su chico.

Aaron finalmente cedió, avanzando, caminando primero hacia la


casa, sacando algo de su bolsillo delantero. Mientras más se acercaban
a la puerta principal, Kreed vio algunas de las reparaciones que Jace y
Colt dijeron que habían hecho. El porche parecía bastante nuevo, aunque
la casa parecía necesitar un nuevo trabajo de pintura.

—¿No han estado aquí desde el accidente? —preguntó Kreed,


dando los pasos hacia la puerta principal—. ¿No dijeron que Michaels
reparó el techo?

—Sí, eso es bastante divertido. Jace lo puso directamente a


trabajar, ni siquiera le dio la oportunidad de respirar. Colt debe haber
estado tratando de ganárselo. —Aaron abrió la puerta principal,
mostrando una entrada que parecía justo en medio de una remodelación.
El accidente de Colt había detenido el progreso que habían hecho al tratar
de arreglar el lugar. La cocina se encontraba justo al lado de la entrada
con el comedor y la sala de estar al frente. Las cortinas se cerraban a lo

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Serie Chicos buenos 3
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largo de la pared del fondo, y Kreed supuso que se trataba de una puerta
corrediza de vidrio, pero en lugar de dirigirse allí, caminó hacia un pasillo
ubicado al lado de la sala de estar.

Encontró un pequeño dormitorio, un baño y la puerta al final del


pasillo que conducía al dormitorio principal. Abrió la puerta por completo
y entró en la habitación grande y bien decorada. La suite principal tenía
una sensación moderna, decorada en suaves colores isleños. Si alguna
vez fuera dueño de su propio lugar, esto sería exactamente lo que quería.
Sus sentidos se relajaron aún más. La habitación se parecía mucho a
una que encontraría en un spa caro y de alta gama. Hombre, iba a amar
este lugar.

Después de mirar alrededor, Kreed colocó las dos maletas en el


armario antes de regresar en busca de Aaron. Las cortinas de la sala
estaban abiertas y Aaron estaba de pie en la barandilla del porche
trasero, mirando hacia el océano.

—Es tranquilo aquí —dijo, sin volverse. Kreed sonrió cuando entró
por la puerta, preguntándose si Aaron sabía qué tan revelador era ese
movimiento. Estaban realmente sincronizados si Aaron podía sentir
cuándo estaba cerca.

—Sí, estaba pensando eso en el camino hasta aquí —confirmó


Kreed, moviéndose detrás de Aaron y envolviendo sus brazos alrededor
de su cintura. No dejó de presionarse contra Aaron hasta que se tocaron
de pies a cabeza. El cuerpo de Aaron se relajó contra el suyo, su espalda
descansando contra el pecho de Kreed. Pasaron varios minutos mientras
Kreed se perdía en el agitado blanco y azul del agua cuando las olas
rompieron sobre la superficie del océano. Necesitaba un lugar como este
en su vida. Tal vez algún día.

—Esto es tan hermoso. No puedo creer que estoy aquí contigo. Ese
día en el aeropuerto cuando te vi por primera vez en persona, nunca

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Serie Chicos buenos 3
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imaginé que estaría en Hawai, y mucho menos envuelto en los brazos del
caliente dios de cuero, mirando al Pacífico. Eres inesperado —dijo Aaron
en voz baja, aparentemente tan perdido por el atractivo del océano como
Kreed.

—Igualmente. Sabía que te deseaba cuando me rechazaste frente a


Mitch en Skype, pero eso fue algo diferente. No sé cuántas veces me relajé
con pensamientos de follar esa boca inteligente tuya alimentando mis
fantasías. Y cuando te vi en el aeropuerto en persona, me confundiste
muchísimo. Así que sí, eres inesperado de la mejor manera —respondió
Kreed, susurrando las palabras antes de rozar sus labios contra el punto
sensible en el cuello de Aaron justo detrás de la oreja—. Cámbiate de
ropa. Haremos un viaje rápido a la tienda para que podamos ir a la playa
y quedarnos allí. Veo un pozo de fuego. Podemos cocinar y comer allá
abajo esta noche.

Aaron asintió, pero realmente no se movió. En cambio, comenzó a


desabotonarse la parte delantera de su camisa de manga larga antes de
desabrocharse los botones de la muñeca.

—Ese es un buen plan. Necesitamos agregar condones a la lista de


compras; no tenemos muchos. Pero estaba pensando que nadar no
estaría mal. El agua se ve tan tentadora.

Aaron se apartó del abrazo y se quitó la camisa, dejándola caer


antes de desabrocharse rápidamente los vaqueros. La boca de Kreed se
abrió cuando esos pantalones tocaron los escalones, luego la ropa interior
de Aaron se perdió en la arena a unos metros del borde del agua cuando
Aaron corrió hacia las olas y le indicó a Kreed que se uniera a él segundos
antes de desaparecer bajo el agua. Mantuvo su mirada en ese lindo
trasero rebotando hasta que desapareció en las olas.

Kreed sacudió la cabeza y se quitó la camisa. Dejó caer la camiseta


sobre la de Aaron. Los pantalones cortos que llevaban su celular y su

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Serie Chicos buenos 3
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billetera golpearon fuertemente la cubierta de madera. Kreed bajó


corriendo las escaleras, perdiendo su ropa interior casi en el mismo lugar
donde Aaron se había quitado la suya. Aaron salió a la superficie justo
cuando Kreed golpeó el agua con nada más que una sonrisa. Mientras se
sumergía, decidió que Aaron podría ser su muerte, y si ese fuera el caso,
sería un modo espectacular de irse.

Kreed nadó hacia donde flotaba Aaron. Un fuerte tirón tuvo a Aaron
contra él con los labios descendiendo mientras capturaba su boca,
perezosa y lentamente. Sí, el chico iba a ser su muerte... Aaron alentó a
Kreed envolviendo sus piernas alrededor de su cintura y devolviéndole el
beso. A Kreed le encantaba ese maldito movimiento. Aaron estaba tan en
sintonía con él. El chico leía su estado de ánimo y lenguaje corporal como
un puto libro, sabía exactamente cómo sacarlo de quicio.

—Joder, eres un chico malo, ¿no? —jadeó Kreed contra la boca de


Aaron.

—Si supieras la verdad sobre mí, Ayudante del Alguacil, me


estarías deteniendo.

—Eso puede solucionarse. Tengo esposas.

—Mmm... tentador —Aaron lamió sus labios y pasó los dedos


arriba y abajo por su espalda antes de acunar la parte posterior de su
cabeza.

Kreed se derritió cuando la polla hinchada de Aaron se estrelló


contra la suya. Deslizó sus dedos entre las mejillas de Aaron y presionó
la yema del dedo meñique contra la carne fuertemente arrugada de su
entrada.

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Serie Chicos buenos 3
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—Tendremos tiempo para esposas y juguetes más tarde —gimió


Aaron, inclinó las caderas y presionó contra su dedo—. Te quiero dentro
de mí. Ahora.

—Aquí no. El condón y el lubricante están en el bolsillo de mi


pantalón. —La arena húmeda cedió bajo sus pies cuando comenzó a
moverlos hacia la orilla.

Llegaron a la playa, calientes y pesados, desnudos y excitados. La


gruesa erección de Aaron sobresalía de su cuerpo delgado, una
distracción tentadora del hermoso telón de fondo que los rodeaba.

Después de sacar el condón y el paquete de lubricante de sus


pantalones cortos, arrojó su ropa en la arena. Kreed no pudo apartar la
vista del culo de Aaron mientras seguía a su chico hacia el pequeño nicho
al final de un afloramiento de rocas de lava que comenzaba en la base de
un cocotero muy doblado. Afortunadamente para él, el lugar estaba
oculto fuera de la vista de la playa abierta por plantas tropicales, árboles
de plumaria y arbustos de hibisco.

Aaron se detuvo y se volvió justo cuando Kreed entró en el recinto


tropical. Kreed saboreó la vista frente a él. Su mirada cayó lentamente
del hermoso dragón tatuado sobre el hombro del chico y bajó por su
pecho, deteniéndose brevemente en esos tentadores piercings antes de
fijarse en lo que su chico de iglesia estaba haciendo con su mano. Aaron
se acarició, duro y listo, y la cabeza gruesa brillaba con líquido que Kreed
estaba tentado a probar. La mirada de Kreed volvió a la cara de Aaron
para ver su lengua salir a lamerse los labios carnosos que ahora captaron
la atención de Kreed.

—Joder, no sé por dónde quiero empezar.

—Besarse siempre es bueno. —Aaron sonrió de lado. Kreed no


perdió el tiempo empujando a Aaron contra la base del cocotero,

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Serie Chicos buenos 3
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besándolo, fuerte y exigente. La cálida palma de Aaron se enroscó


alrededor de su polla y empujó en el apretado puño. Aaron le quitó el
condón de la mano y rasgó el pequeño paquete con los dientes. Su mirada
azul nublada por la lujuria nunca abandonó la de Kreed mientras el frío
látex rodaba por su longitud.

—Date la vuelta. —Su voz sonaba un poco apresurada y


desesperada. No era su culpa que estuviera tan necesitado; Aaron lo
ponía de esa manera.

—Aquí, necesitarás esto. —Aaron abrió el paquete de lubricante,


cubriéndose dos dedos antes de ofrecerle el paquete a Kreed, quien
observó con una mezcla de emociones cómo Aaron extendía la mano y
comenzaba a prepararse. Maldición, eso era caliente como el infierno. Le
encantaba ver al chico abrirse a sí mismo, pero en este momento, quería
ser el que estirara a Aaron. Rápidamente extendió el lubricante sobre su
polla y dedos.

—Por favor. Déjame —dijo, dándole la vuelta a Aaron. Kreed deslizó


su mano por la espalda de este, observando la forma en que los músculos
de Aaron se contraían bajo su palma mientras lo instaba a inclinarse
hacia delante. Deslizó los nudillos entre ese pliegue oscuro donde los
dedos de Aaron habían desaparecido y los sacó de su agujero. Un gemido
retumbó en el pecho de Aaron y un estremecimiento sacudió su cuerpo
cuando empujó dos dedos resbaladizos en el culo de Aaron. Había
entendido rápidamente que Aaron ansiaba la quemadura y la estrecha
penetración. Los músculos tensos se apoderaron de sus dedos,
apretándolos y atrayéndolos.

—Más —siseó Aaron mientras contenía el aliento y ampliaba su


postura.

—Tan jodidamente apretado. —Kreed retorció sus dedos,


bombeándolos hacia dentro y hacia fuera, estirando a Aaron antes de

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Serie Chicos buenos 3
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deliberadamente, doblar sus dedos y presionar esa glándula que sabía


que haría que Aaron se volviera loco.

—Joder... ¡Joder! —Aaron se sacudió contra la mano de Kreed,


saltando sobre los dedos en su trasero—. No me hagas esperar, Sin.

Ampliando su postura, Kreed extendió su mano sobre la parte baja


de la espalda de Aaron, luego la deslizó hacia arriba y presionó el
omóplato de Aaron, clavando las yemas de los dedos en la parte superior
del hombro del chico. Aaron abrió más las piernas e inclinó el culo hacia
arriba. La electricidad atravesó el cuerpo de Kreed y chisporroteó en sus
bolas al ver a Aaron abierto para él. Tomó su polla en la mano y la
presionó contra la abertura de Aaron, empujando más allá del apretado
anillo muscular, penetrando completamente a Aaron en un empuje largo
y lento.

Detuvo su movimiento en el momento en que su ingle se encontró


con el trasero de Aaron, dándole tiempo para adaptarse. Los finos vellos
en la parte posterior de los muslos de Aaron se frotaron contra la parte
delantera de los suyos. El caluroso pasaje se cerró inmediatamente sobre
él, el fuerte calor lo volvió loco con la necesidad de reclamar lo que era
suyo. Pero se quedó quieto.

—Muévete. Jódeme, Sin. —El peso de Aaron presionó contra él, y


se deslizó una fracción de centímetro más... y juró que los ángeles
cantaban.

—Sí. Solo necesito oírte decirlo, corazón. —Con esas palabras,


agarró las caderas de Aaron y tiró casi por completo, luego empujó
completamente hacia adentro, sosteniendo su polla profundamente en el
culo de su amante antes de salir y presionar nuevamente. Cavó con sus
dedos en la piel de Aaron, reafirmando su agarre, aumentando la
velocidad de sus caderas.

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—Más duro, cariño —gruñó Aaron, sus nudillos se volvieron


blancos por el agarre que tenía en el tronco del árbol.

—Jesucristo, te sientes tan jodidamente bien. —Inclinó sus


caderas, cambiando su ángulo mientras seguía entrando y saliendo del
calor abrasador de Aaron.

—Te necesito más profundo. Hazme llegar. —Aaron levantó su


pierna y colocó su pie sobre una gran roca de lava, permitiéndole un
mejor acceso.

Kreed aprovechó al máximo la posición y se estrelló violentamente


contra el cuerpo de su chico.

—¡Mierda! No puedo contenerlo.

Palmeó la polla de Aaron y acarició la longitud rígida en sincronía


con sus embestidas. El culo de Aaron se tensó y se apretó a su alrededor.
¡Tan jodidamente bueno!

—¡Oh, mierda! ¡Oh, joder! Sí... justo ahí, Sin. —Aaron gritó cuando
llegó, su trasero apretando, succionando a Kreed, moliendo y ordeñando
su orgasmo mientras el semen de su amante le calentaba la mano. Kreed
se estrelló contra Aaron por última vez, tirando de su amante de nuevo
sobre su polla al mismo tiempo que empujaba hacia adelante.

—Tan jodidamente profundo en ti, Aaron. —El calor se encendió en


su columna vertebral y quemó la base de su cráneo antes de detonar en
sus testículos con tanta fuerza que Kreed vio fuegos artificiales. La
mandíbula de Kreed se apretó, sus muslos se tensaron y las rodillas se
tambalearon mientras vaciaba su carga profundamente en el trasero de
Aaron. Siguió empujando a través de su liberación, sus piernas
amenazando con colapsar debajo de él.

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El latido en sus oídos se calmó. Los pájaros y los sonidos del océano
se hicieron más fuertes cuando su orgasmo se ralentizó y su cuerpo se
recuperó. Agarró el extremo del condón y se retiró de Aaron, quien
inmediatamente se volvió y lo abrazó.

—Esto es el paraíso. —Aaron se retorció contra él mientras Kreed


ataba el condón. El chico era insaciable.

—Tenerte aquí para compartirlo lo convierte en el paraíso. —Kreed


bajó la cabeza y besó a Aaron.

—Siempre dices las cosas más dulces, Alguacil —dijo Aaron y le


sonrió.

—Odio estropear el estado de ánimo, pero si queremos disfrutar del


paraíso, tenemos que limpiarnos y dirigirnos a la tienda antes de que sea
demasiado tarde. —Kreed besó la punta de la nariz de Aaron y luego dio
un paso atrás, tendiéndole la mano.

—¿Puedo tener una mamada en la ducha? —preguntó Aaron,


tomando su mano.

—Lo que quieras, chico de iglesia. —Él se rió entre dientes mientras
se encaminaban hacia la casa.

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Capítulo 28
Con su mente llena de posibilidades de codificación, Aaron salió de
la habitación que había designado como una pequeña oficina, clavando
el pulgar y el índice en sus ojos cansados. Un bostezo se deslizó mientras
iba en busca de Kreed. Revisó la cocina y luego se volvió hacia la sala de
estar. Las cortinas estaban abiertas de par en par, y se sorprendió al
descubrir que en realidad estaba oscuro fuera. Nuevamente había
perdido la noción del tiempo y era más tarde de lo que había pensado
originalmente.

El ceño fruncido que llevaba se convirtió en una sonrisa cuando se


acercó a la puerta corrediza de vidrio. Kreed claramente no tuvo ningún
problema en dejarlo solo. Después que regresaron a casa de la tienda de
comestibles y una pequeña tienda de ropa, Aaron se obligó a ir a la
habitación trasera a trabajar. Solo una hora después de ponerse al día,
realmente vio cuán lejos había dejado ir las cosas. Sin embargo, no había
tenido oportunidad de finalizar. Tanto la iglesia como Kreed Sinacola
habían resultado ser monumentales atacantes de concentración y el gran
volumen de su carga de trabajo incompleta era un poco abrumador. Eso
fue hace horas, y fiel a su palabra, Kreed no lo había molestado ni una
vez desde que se había encerrado dentro de la habitación.

Basado en lo que vio mientras estaba parado en la puerta de atrás,


sabía por qué no había sido interrumpido esta noche. Kreed estaba
sentado fuera, cerca del borde del agua en una silla de playa reclinada
baja frente a un océano oscuro y agitado. La luna brillaba e iluminaba el
océano lo suficiente como para poder ver las olas rompiendo a lo largo de
la orilla.

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Un fuego abrasador no estaba a más de unos pocos metros de


distancia en el pozo de fuego que había visto antes. Kreed se había
posicionado lo suficientemente cerca entre la pila de leña y el fuego para
buscar fácilmente un tronco y lanzarlo cuando fuera necesario sin tener
que levantarse. Eso hizo que Aaron sonriera.

Había tantas cosas sobre Kreed que lo hacían sonreír.

Kreed había anclado una nevera portátil con cervezas en la arena


entre él y una silla vacía. Supuso que estaba allí para él, y su corazón dio
un vuelco cuando se conectó con ese pensamiento. Realmente le gustaría
ser siempre quien Kreed deseara tener cerca.

Aaron abrió la puerta de cristal y salió a la terraza. El viento


soplaba suavemente, fragante con el olor a sal, flores tropicales y fogatas.
Aaron se hundió descalzo en la arena fría. Una hilera de antorchas tiki
encendidas había sido colocada estratégicamente en la arena y alineada
en su camino hacia las sillas. Kreed tuvo que haber llenado e iluminado
cada una de ellas, lo que debió haber llevado algo de tiempo. Aaron hizo
una pausa para disfrutar ese dulce gesto.

Todas las pequeñas cosas que hacía el tipo provocaban que Aaron
se sintiera cuidado y querido. Le pasaba todo el tiempo con Kreed. Desde
recordar su profundo disgusto por tener queso en su hamburguesa y
regresar su almuerzo sin pensarlo dos veces, hasta detenerse en la tienda
de FedEx sin que se lo pidiera para tomar su equipo de computadoras,
algo que Kreed claramente no entendía, pero no le importó. Hizo esas
cosas sin que se lo pidiera, solo por él. Y Kreed sostuvo su mano.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que alguien había sostenido


su mano?

Después de permitirse un minuto de reflexión, Aaron hizo a un lado


esos pensamientos en un intento desesperado por mantener la

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perspectiva, recordándose a sí mismo que el hombre con el que compartía


su cama era un bien entrenado Ayudante del Alguacil de equipos
especiales. Esos tipos no salían con delincuentes. Los arrestaban.

No importaba lo que sucedió entre él y Kreed, no importaba de


dónde surgió toda esta emoción o cuán genuino se sentía, no había forma
de que pudieran continuar más allá de estas vacaciones. No podía
arriesgarse. Y lo que lo aplastaría más sería la decepción en los ojos de
Kreed si alguna vez descubría la verdad.

El caso de Mitch estaba cerrado. La adrenalina ya había comenzado


a disminuir y la vida lentamente se estaba normalizando. Las razones por
las que mantenía a las personas a distancia volvieron a estar en juego.
Había tomado esas decisiones hace mucho tiempo. Demasiada gente
dependía de él. Aaron cerró los ojos ante la presión que se acumulaba en
su corazón. Tipos como Kreed no tropezaban en su vida todos los días.
Eran una oportunidad única en la vida.

La ironía de que un Alguacil fuera la primera persona en su vida


en despertar todos estos sentimientos no había pasado desapercibida. La
vida era una perra cruel. El dolor se apoderó de su corazón ante la idea
de tener que despedirse de Kreed y no volverlo a ver jamás. Aaron
extendió la mano y sostuvo su pecho. No importaba cuánto le doliera,
haría lo que debía hacer cuando llegara el momento. Pero ahora mismo
podría concentrarse en el aquí y ahora y disfrutar de su tiempo con Kreed.
Crear recuerdos para toda la vida. Aaron respiró hondo y se dirigió a
Kreed.

—Es el paraíso —dijo Kreed, mirando por encima del hombro


mientras Aaron se acercaba. Esta noche hacía un poco de frío, pero
cuanto más se acercaba al fuego, o tal vez a Kreed, más cálido se sentía.

—Definitivamente supera a Midlothian, Texas —bromeó Aaron,


tratando de ser descarado. Kreed subió el volumen de la música mientras

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caminaba hacia la playa. “Call Me” de Shinedown estaba sonando en la


radio. Jodidamente perfecto. La tristeza comenzó a asentarse en su pecho
mientras el verso se escuchaba ruidosamente en el fondo. ¿Cómo podría
alguna vez renunciar a Kreed? ¿Cómo iba a alejarse y volver a su vida y
fingir que Kreed no lo había cambiado? Respiró profundamente y forzó
esos pensamientos lejos de su cabeza. No era el momento de preocuparse
por decir adiós.

Con un suave roce de su mano, los dedos de Aaron se deslizaron


sobre el hombro de Kreed mientras pasaba. La necesidad de tocarlo,
conectarse con él de alguna manera, era abrumadora. Esos rápidos
reflejos tenían a Kreed agarrando sus dedos antes de sentarse.

—¿Terminaste? —preguntó Kreed, acercando la mano de Aaron a


sus labios, besando sus nudillos antes de darle la vuelta y besar su
palma. Fue un movimiento dulce que efectivamente eliminó la melancolía
jugando con su cabeza. Lo tenía ahora y necesitaba vivir en este
momento, preocuparse por la vida más tarde.

—No, en realidad no, pero es difícil concentrarse cuando todo esto


me está esperando. —Aaron hizo un gesto hacia el océano antes de
inclinarse para un beso suave y se dejó caer en la silla reclinable junto a
Kreed. Kreed sacó una cerveza helada y se la entregó.

—Nos conseguí una botella de whisky y cerveza. Chupitos de


cerveza. Siempre es un buen momento para hacerlo. Colt me envió un
mensaje de texto con el nombre de un club que dijo que teníamos que ir
—dijo Kreed, arrojando su botella de cerveza vacía en un balde y
agarrando una nueva, junto con el whisky y el vaso. Giró la tapa y luego
la lanzó en el cubo de basura. Ubicó la cerveza entre las piernas y se
sirvió. Se lo tomó de un trago y luego hizo otro—. Aquí. Tu turno —dijo
Kreed mientras le entregaba el vaso pequeño.

Aaron tomó el vaso.

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—Si aún no estuviera seguro, pensaría que estás tratando de


emborracharme para poder meterte en mis pantalones —dijo y le guiñó
un ojo a Kreed mientras se tomaba el chupito. El líquido ámbar ardió
mientras se deslizaba por su garganta. Rápidamente agarró su cerveza,
dejando que eliminara la quemadura hasta su estómago.

Kreed levantó la ceja.

—Tener sexo borrachos podría ser divertido.

—Sí, podría. —Cualquier tipo de sexo con Kreed era divertido. ¿Por
qué tenía que gustarle tanto este tipo? Aaron tomó otro sorbo de su
cerveza y clavó los dedos de los pies en la arena fría, tratando de forzar
la tensión fuera de su cuerpo—. El clima es agradable aquí, ¿no? —Aaron
empezó a rasgar con la uña la etiqueta de su cerveza.

—Sí. ¿Nos estamos poniendo raros de nuevo? —preguntó Kreed.


Era muy bueno percibiendo emociones. Aaron necesitaba recordar
siempre eso sobre Kreed. Podía sintonizar las sensaciones más sutiles sin
pronunciar palabra. Era demasiado intuitivo. Kreed extendió la mano
sobre el reposabrazos y tomó su mano, pasando sus dedos por los de
Aaron—. No quiero que nos pongamos raros.

—No tenemos mucho en común, Kreed —respondió finalmente


Aaron, tratando de encontrar algo fácil de decir para ayudar a validar lo
que Kreed podría estar detectando. Ciertamente no podía decir lo que
realmente estaba pensando en ese momento: que estaba enamorándose
con fuerza y que lo estaba matando tener que luchar con uñas y dientes
porque no era quien Kreed pensaba que era.

Solo el pensamiento hizo que Aaron apretara un poco más la mano


de Kreed. Hombre, jodidamente deseaba que las cosas fueran diferentes
y poder quedarse con este hombre.

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—Tenemos que estar en la misma página —dijo Kreed, dándole una


mirada de reojo, tomando un trago largo.

—Sabes, eso suena como alguien que ha estado en una relación


antes. —Aaron trató de cambiar de tema, sorprendido por los celos que
sintió al decir.

Kreed soltó una especie de risa aguda. De acuerdo, esa risa


aumentó sus celos a un nivel completamente nuevo. Quizás el Alguacil
había tenido una relación antes. Se volvió completamente hacia Kreed y
observó cómo el hombre tomaba otro trago. ¿Cómo no habían discutido
esto completamente? La posesividad se deslizó por su columna vertebral
y se enroscó alrededor de su corazón. Todo este tiempo, había estado
preocupado escondiéndose de Kreed, cuando no tenía idea de lo que
realmente estaba pasando con el tipo.

Cuando Kreed no respondió, Aaron empujó.

—Dime.

El ceño de Kreed se frunció mientras cavilaba antes de levantar su


cerveza para tomar otro trago y luego dijo:

—No lo llamaría una relación. Incluso si lo hiciera, no era lo mismo


para él. Fue breve y unilateral. Estaba en la marina. Por supuesto que
aún no había salido, porque en ese entonces no lo hacías y él estaba en
un equipo diferente. Era la primera vez que tenía emociones durante el
sexo, así que pensé que eso significaba una relación, ya sabes, todo eso
estaba en mi cabeza. Nunca lo dije en voz alta. Definitivamente él nunca
lo dijo. Luego desplegó a un trabajo y no volvió. Eso fue todo, fin de la
historia.

—¿Cuándo sucedió esto? —preguntó Aaron después de absorber


toda la información.

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—¿Estás tratando de hacerme sentir viejo? —Kreed soltó la mano


de Aaron para hacer otra ronda de chupitos.

—Definitivamente no, pero has estado fuera del ejército durante


unos diez años, ¿verdad? —Kreed había tratado de pasar por alto los
detalles, pero esto era demasiado importante, al menos para Aaron, quien
nuevamente había cometido un gran error en su línea de pensamiento
cuando se dio cuenta de que había asumido que dado que estas
emociones eran nuevas para él también lo eran para Kreed. ¿Cómo se
había permitido estar tan absorto en sí mismo que nunca había hecho
estas preguntas?

—Sí, me retiré cuando tenía más o menos tu edad. ¿Cuántos años


tienes? —preguntó Kreed. Realmente debía querer terminar esta
conversación; estaba intentando mover el diálogo a otro tema.

—Sabes cuántos años tengo. Deja de cambiar de tema. —Frustrado


por la falta de respuesta, pensó que comenzaría a hacer preguntas muy
directas—. ¿Entonces él significó algo para ti? ¿Te lastimó?

—No lo sé. Supongo que en ese momento me dolió —dijo Kreed,


encogiéndose de hombros.

—Lo suficiente para que lo recuerdes —señaló Aaron, y Kreed


inclinó su botella de cerveza en dirección a Aaron en un gesto de brindis.

—Eres inteligente, niño. ¿Por qué seguimos hablando de esto? —


bromeó Kreed y sirvió dos tragos más de whisky.

—No soy un niño, ¿recuerdas? —Aaron se tomó el chupito y miró


a Kreed. Los celos no le convenían en absoluto, pero no podía evitarlo.
Estaba celoso de un hombre que ni siquiera conocía y que ya no estaba
en la vida de Kreed... y por alguien que ni siquiera podía tener, lo cual
era increíblemente estúpido.

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Kreed lo observó durante largos segundos. Todo quedó en silencio.


La radio sonó en el fondo y el sonido de las olas golpeando la costa a solo
unos metros de distancia armonizó con el crepitar ocasional del fuego,
haciendo que ese momento se sintiera surrealista. Aaron no cedería, y
Kreed finalmente habló, una sonrisa creciendo con cada palabra.

—Sé que no lo eres. Eres cualquier cosa menos eso. Deja de ponerte
a la defensiva. —Kreed abrió la tapa de otra cerveza y se la entregó.

Aaron solo podía mirarlo mientras aceptaba la botella, porque


Kreed tenía razón. Se había puesto a la defensiva, pero eso había
sucedido mucho antes de que Kreed lo llamara niño.

—Estás celoso —anunció Kreed con naturalidad.

—No lo estoy. —Aaron negó la clara verdad y bebió la cerveza. Por


supuesto que estaba celoso. Eso no era difícil de notar. Pero no tenía
derecho a estarlo, y eso lo volvía aún más loco.

—Lo estás. Eso es dulce —comenzó Kreed. La sonrisa estaba allí,


pero Aaron podía decir que estaba pensando mientras hablaba—. Muy
bien, veamos. Eso fue hace mucho tiempo. No estaba tratando de ser
impreciso. Sinceramente, no recuerdo demasiado. No tenía más de veinte
años, y fue más que una follada para mí, pero en ese momento, no había
estado con muchos chicos. Cuando no volvió por mí, me jodió un poco.
Sin llamadas, sin cartas, ni siquiera un vete a la mierda. Él era mayor.
Mi cabeza se volvió un poco loca, así que lo busqué, para asegurarme de
que no hubiera resultado herido, a pesar de que en ese entonces todos
los equipos estaban cerca, por lo que habría escuchado algo. Luego
descubrí que tenía una esposa y un montón de niños pequeños. Solo me
estaba usando.

—¿Has hablado con él desde entonces? ¿Sabes dónde está ahora?


—preguntó Aaron de inmediato.

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—No. Nunca lo volví a buscar. Realmente ya no me importa.

—¿Y no hay otra persona importante en tu vida en este momento?


—Aaron le arrojó la pregunta.

—Ya hemos hablado de eso. Termina ese trago y la cerveza y toma


un par más. Tienes que ponerte al día. Me gustan mis chicos jóvenes,
lindos y borrachos —dijo Kreed, tomando su mano nuevamente. Aaron
se sentó en silencio contemplando lo que había escuchado, y después de
un segundo, tomó el chupito y se tragó la cerveza. Kreed lo miró con una
pequeña sonrisa cómplice en su lugar, la luz del fuego bailando en sus
ojos oscuros. Supuso que había algún significado tácito en esa mirada.
Kreed rompió el contacto visual y buscó otra cerveza en el interior de la
nevera.

—Hombre, me gusta estar contigo. Me hace sentir bien. Toma. —


Kreed le entregó la cerveza a Aaron—. Acércate más. Estás bien. ¿Lo
sabes, Stuart?

—Huh. —Aaron miró a Kreed con curiosidad mientras el tipo


empujaba el pesado refrigerador entre sus sillas, luego agarraba la suya
por el costado y comenzaba a acercarlo. La fuerza de Kreed era bastante
sorprendente. Aaron en realidad se movió un poco antes de finalmente
levantarse y ayudar a Kreed a deslizar la silla en la arena. Después de
tomar otro tronco del montón y arrojarlo al fuego, Kreed volvió a
alcanzarlo y se aferró a su mano un poco más esta vez, sin dejarlo ir.

En lugar de sentarse en su silla, Aaron se acercó a Kreed y se sentó


a horcajadas sobre su regazo. El inesperado movimiento hizo que el
Alguacil soltara su mano e inmediatamente agarrara las caderas de
Aaron. Este probó la solidez de la silla, sorprendido y agradecido de que
sostuviera su peso combinado.

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—Está bien, cambiaré mi declaración. Me gusta mis chicos jóvenes,


lindos, borrachos, celosos y en mi regazo cuando paso tiempo con ellos.
—Kreed movió las cejas mientras hablaba.

Alzando una mano, Aaron pasó los dedos por el cabello de Kreed,
antes de levantar la botella y tomar un largo trago. No se dejaría
emborrachar demasiado, eso podría ser peligroso, pero tenía que beber
un poco. Tragando la bebida, se inclinó hacia delante, bajó la cabeza y
luego presionó sus labios contra los de Kreed. Este se abrió para él, sus
lenguas se encontraron y se enredaron. Podía saborear la mezcla de
alcohol en la lengua de Kreed, tan jodidamente bueno. Las manos de
Kreed dejaron sus caderas y juguetearon con el dobladillo de su camisa
antes de arrastrarla sobre su cabeza.

Surrealista era la única forma en que podía describir el momento.


Aaron se sentía bien y relajado, realmente deseado. Estaba bastante
seguro de que estaba loco por Kreed. Si las cosas fueran diferentes,
podría verse construyendo una vida con este hombre.

No tenía sentido negarlo, estaba patinando sobre hielo delgado en


lo que respectaba a sus sentimientos por el Alguacil, pero había algo tan
especial en estar en el paraíso y compartir este momento con Kreed que
se permitió soñar. La brisa tropical soplando contra su piel, la sensación
de arena fría y húmeda debajo de los dedos de los pies, y Kreed Sinacola
entre sus muslos, esa erección dura rozándose contra la suya... Sí, podría
acostumbrarse a esto, si solo… Deja de pensar en ello y disfruta del
tiempo que tienes.

Reconoció “Closer” de Nine Inch Nails en el momento en que se


escuchó el primer ritmo de bajo en la radio. Los golpes y los tonos
seductores lo llevaron a alejarse de Kreed y pararse frente al sexy
Alguacil. La forma en que Kreed se sentó en su silla, con las piernas

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abiertas y los brazos descansando sobre su estómago mirándolo con ojos


ensombrecidos, envió una descarga eléctrica a través de sus bolas.

—Amo esta canción. Me dan ganas de bailar. —No se había sentido


tan borracho, tan libre, en mucho tiempo. Balanceó sus caderas de un
lado a otro al ritmo de la canción y miró a Kreed—. ¿Alguna vez tuviste
un lap dance, Ayudante del Alguacil? —Aaron pasó la mano por la parte
delantera de sus pantalones cortos y apretó su polla a través del material.
Mordiéndose el labio inferior, lentamente desabrochó los botones,
guiñándole un ojo a Kreed mientras bajaba la cremallera.

—Probablemente no se parezca a lo que espero obtener. —Kreed le


sonrió, la luz del fuego le daba a sus ojos un brillo perverso.

La forma en que Kreed lo miraba tan expectante le hizo querer


meterse las manos en los pantalones y aliviar la presión que se agitaba
en sus bolas. Kreed era un jodido espectáculo para la vista mientras se
quitaba la camisa. Sus pezones oscuros destacaban contra el color más
claro de su piel. Aaron sabía exactamente cómo se sentía tener esos
guijarros contra su lengua. Ya habría tiempo de sobra para eso después.

—Dices todas las cosas correctas, Alguacil. —Comenzó a mover sus


caderas en círculos, captando el ritmo de la canción en sus movimientos,
deslizando sus dedos por la parte superior de sus pantalones cortos. Le
dio la espalda a Kreed, permitiéndole mirarlo mientras enganchaba los
pulgares en la cintura de sus pantalones cortos y los bajaba por las
caderas.

—Eres tan jodidamente caliente. —La mirada de Kreed se deslizó


lentamente hacia arriba y hacia abajo de su cuerpo cuando Aaron se dio
la vuelta y salió de sus pantalones cortos. Esa mirada se demoró en su
polla y luego se movió para encontrarse con sus ojos—. Muy agradable.
No te detengas.

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Kreed lo miró atentamente. No sabía lo que pensaba su Alguacil,


pero una sonrisa elevó las comisuras de sus labios cuando Kreed se
desabrochó los pantalones cortos y los bajó lo suficiente como para
mostrar esa hermosa polla.

La boca de Aaron se hizo agua al ver la longitud erguida de Kreed


contra su vientre. Pasó las manos sobre su cuerpo mientras bailaba,
disfrutando el efecto que tenía sobre Kreed.

—Me encanta cómo te mueves. Podría observarte durante días. Me


deshaces, me vuelves loco de necesidad. —Las palabras de Kreed
enviaron escalofríos de placer por su columna vertebral. El hombre
siempre parecía tener todo bajo control, tan tranquilo, fresco y sereno.

Se acercó a Kreed, tirando lentamente de su pene hinchado


mientras continuaba moviendo sus caderas al ritmo de la música y
acercándose a la hermosa vista que tenía delante.

—Te deseo tan jodidamente. —Kreed deslizó un brazo alrededor de


la cintura de Aaron y tiró de él hacia su regazo. Aaron se sentó a
horcajadas sobre él, sus piernas extendidas sobre los muslos de Kreed,
sus pollas chocando mientras usaba el sensual ritmo de la canción para
bailar en el regazo de Kreed. Kreed se metió dos dedos en la boca y luego
extendió la mano detrás de Aaron. La mano del Alguacil se deslizó por su
columna, y Aaron levantó las caderas. Con un movimiento de cabeza,
tomó la boca de Kreed con la suya mientras Kreed apretaba esos dedos
resbaladizos contra su agujero y luego los deslizaba dentro de su culo.

—Mmm... —Aaron gimió en el beso, sus lenguas bailaban despacio


y moderado, luego duro y exigente. Se meneó contra la invasión en su
trasero, luego se levantó de los dedos de Kreed antes de hundirse de
nuevo con una agonizante lentitud, y después hizo todo de nuevo. Su
cuerpo se estremeció cuando los largos y firmes dedos de Kreed se
arrastraron a lo largo de su pasaje.

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Serie Chicos buenos 3
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—Eso es, cariño. Necesito estar dentro de ti. —Kreed empujó la


mano con esas palabras, conduciendo a Aaron al cielo con cada roce de
su próstata.

Aaron se dejó caer para encontrarse con esos dedos flexionando y


retorciéndose, aumentando la sensación en el interior. Cuando Kreed
retiró los dedos, Aaron logró poner las piernas debajo de él y ponerse de
pie, lo cual fue un milagro porque sus piernas estaban jodidamente
temblorosas.

Después de meter la mano en el bolsillo de sus pantalones cortos,


Kreed sacó dos paquetes de aluminio y los agitó en el aire. Aaron sonrió
ante eso y le acarició la polla con más fuerza. Su trasero se apretó
mientras veía a Kreed abrir el paquete y rodar el condón sobre esa
hermosa y gruesa polla. Se quedó hipnotizado cuando Kreed pateó sus
pantalones cortos el resto del camino y movió un dedo hacia él.

—Quiero sentirte a mi alrededor.

Aaron también quería eso, lo más rápido posible, así que se dio la
vuelta, se situó entre los muslos abiertos de Kreed y se inclinó hacia
adelante, inclinando el culo hacia arriba, dándole a Kreed una buena
vista de su trasero. Los dedos de Kreed corrieron por la grieta de su
trasero, deslizándose entre sus mejillas para provocar y presionar contra
su agujero.

—Fóllame —gimió Aaron.

Fuertes dedos amasaron su trasero y luego se deslizaron hacia sus


caderas antes de tirar de él hacia atrás. Kreed se mantuvo en la posición
perfecta cuando Aaron abrió las mejillas y se recostó hasta que la cabeza
roma de la polla de Kreed presionó exactamente donde quería. Bajó,
metiendo a Kreed en su trasero, disfrutando el ardor de ser estirado y la
dicha pura de ser penetrado.

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Serie Chicos buenos 3
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—Tan perfecto. —Él gimió mientras se hundía, empujando la polla


de Kreed profundamente. La repentina sensación de plenitud lo llevó a
agarrar su polla y tirar.

—Hijo de su puta madre. —Kreed siseó y pasó la mano por la


espalda de Aaron hasta su cuello, deslizando largos dedos contra su
cuero cabelludo, curvándolos en su pelo, luego tirando su cabeza hacia
atrás con brusquedad. Sin mordió y lamió su cuello mientras hacía
círculos lentos con sus caderas. La polla de Kreed se movió
profundamente dentro de él mientras doblaba los dedos de los pies en la
arena y se acariciaba. Joder, esto era tan bueno, demasiado bueno.

Su espalda descansaba contra el pecho de Sin mientras se retorcía


con la música mientras Kreed lo follaba. Kreed encontró su pezón y
pellizcó, jugando y tirando del sensible anillo metálico mientras se
entregaba a todo el placer que Sin le ofrecía.

La mano de Kreed se deslizó suavemente sobre su clavícula, antes


de que esos largos dedos se enrollaran firmemente alrededor de su cuello,
y presionaran su cabeza contra el hombro de su amante. Aaron se
mantuvo firmemente en su lugar mientras esos dominantes dedos se
movían posesivamente contra su mandíbula mientras Kreed golpeaba en
él.

—Me follas tan bien, chico de iglesia. —La boca de Kreed se


presionó contra su oreja, y las bocanadas de aliento que bailaban sobre
su piel lo excitaron aún más.

Kreed movió una mano por el torso de Aaron para envolver sus
fuertes dedos alrededor de su polla y sujetarlo bruscamente antes de
comenzar a acariciar. Ciñó sus músculos internos, apretando y soltando
la polla de Kreed mientras aprovechaba su posición y rebotaba arriba y
abajo, montando la polla en su culo.

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Serie Chicos buenos 3
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—Agh... ¡Joder, sí! Estoy cerca. —Kreed gruñó y empujó hacia él,
golpeando su próstata. Aaron vio estrellas, casi perdió el delicioso ritmo
que había construido. Estaba tan jodidamente cerca. Estaba atrapado
entre la necesidad de correrse y desear que durara para siempre cuando
Kreed apretó su polla.

—Fóllame más fuerte. —Aaron extendió la mano detrás de él,


pasando los dedos por el cabello de Kreed para anclarse y dejar que Kreed
se hiciera cargo. Cada impulso sacaba el aliento de sus pulmones en
llamas. Golpeó la polla de Kreed y movió las caderas de un lado a otro.
La presión se acumuló en su columna vertebral y testículos. Las caricias
constantes de Sin en su polla lo llevaron al borde. Esa polla gruesa
empujando contra su próstata... Los labios rozando el costado de su
cuello justo antes de que Kreed sellara la boca contra la piel de Aaron y
lo mordiera. Joder, sí. Él corcoveó, su trasero se apretó cuando su
orgasmo se encendió a través de su cuerpo y apretó sus bolas con fuerza.

—Dios, sí... ¡Sin! —Caliente semen le golpeó el estómago y el pecho


mientras luchaba por aspirar aire a los pulmones. El ritmo de las
embestidas de Kreed aumentó. La mano en su polla acarició más rápido,
más fuerte, acercándose a su liberación.

—Ahh. Tan cerca... Voy a... ¡Joder! —Kreed jadeó cuando su cuerpo
se puso rígido. La polla en su culo se sacudió mientras el Alguacil de
corría. Respiraciones pesadas susurraron sobre su oreja mientras él se
apoyaba contra Kreed para recuperar el aliento. Kreed soltó su polla y
envolvió sus fuertes brazos alrededor de él, sosteniéndolo con fuerza en
el aire fresco de la noche, mientras sus respiraciones volvían a la
normalidad. Firmes labios se presionaron contra su sien.

—Estuviste increíble. Y tenía razón en una cosa.

—Hmm... ¿En qué? —Aaron inclinó la cabeza hacia un lado y se


volvió para mirar a Kreed.

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—Nunca he tenido un lap dance como ese. —Kreed movió las cejas
y levantó las caderas, su polla medio erecta enviando una punzada de
energía eléctrica a través del culo de Aaron, haciéndolo apretar de nuevo
en respuesta.

—Es la primera vez para mí también. —Levantó la barbilla y Kreed


capturó sus labios en un beso lento y prolongado. Aaron gimió cuando la
suave polla de Kreed se deslizó fuera de él mientras cambiaba de
posición.

—¿Puedes pararte? —Kreed lo ayudó a levantarse, luego recogió su


camisa de la playa y la usó para limpiar el estómago y el pecho de Aaron.
Se quitó el condón, lo ató y lo metió en una botella de cerveza vacía antes
de dejarla caer en la arena y tirar de Aaron hacia abajo.

Ambos se acomodaron en una enorme toalla de playa frente al


fuego. Kreed lo envolvió protectoramente a su alrededor, sosteniéndolo
como si su vida dependiera del contacto. Nada se sentía tan bien como
estar ahora mismo con este hombre.

***

El gran brazo que cubría el cuerpo de Aaron se apretó más mientras


intentaba darse la vuelta. Su giro medio ejecutado lo tenía acuñado
contra el cálido pecho de Kreed. Normalmente, ese era un movimiento
sexy como el infierno, uno que lo mantendría allí y lo adormecería, pero
no esta mañana. Su cabeza se deslizó del pecho de Kreed, y su rostro
presionó la axila del Alguacil. Todo ese vello le hizo cosquillas en la piel e
hizo imposible respirar.

Aaron apartó la cabeza solo para que Kreed lo obligara a retroceder,


moviéndose de tal manera que se convirtió en la almohada para el cuerpo
de Kreed. Esos brazos y piernas fornidas lo abrazaron con más fuerza, y
Kreed se acurrucó en el cabello de Aaron. Él arqueó su cuerpo grande y

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duro, apretando su polla rígida contra la parte delantera del muslo de


Aaron antes de que un ronquido suave lo hiciera sonreír.

No estaba seguro de si fue su boca de algodón o los graznidos de


los pájaros lo que se convirtió en la gota que colmó el vaso. Aaron rodó
sobre su espalda, tratando de alejarse de Kreed, quien todavía roncaba
ruidosamente. Entrecerró los ojos y obligó a sus ojos a abrirse
parcialmente. El sol era casi demasiado para soportar. Levantó una
palma, protegiéndose los ojos, y lo intentó nuevamente. Sus ojos no
cooperaron y no eran más que hendiduras mientras miraba a su
alrededor. Mierda, todavía estaban afuera.

—¿Qué pasa? ¿Por qué te mueves tanto? —preguntó Kreed,


despertando finalmente y volviéndose hacia él. Aaron rodó a su lado para
mirar a Kreed, su movimiento resultó ser demasiado rápido y le revolvió
el estómago.

—¿Qué demonios pasó anoche? —murmuró Aaron, empujando


completamente a Kreed, quien luchó para mantenerlo allí.

—¿Por qué te vas? —Kreed volvió a gruñir, dejándose caer de


espaldas y cubriéndose los ojos con el brazo.

—Estamos fuera. —Aaron dijo lo obvio mientras se sentaba, aún


tratando de ajustar su vista. Los molestos pájaros cantaban en lo alto, el
océano lamía la orilla pero sonaba más como un latido en su cabeza, que
no necesitaba en ese momento. Aaron se concentró en solo respirar;
sentía náuseas y tenía arena en su puto culo, por el amor de Dios. No era
la forma en que planeó despertarse en su primer día en el paraíso.

—Lo sé —ladró Kreed con una sonrisa. Su tono dejó en claro lo que
pensaba sobre la declaración de Aaron.

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—Y desnudos. —Aaron agregó el siguiente punto obvio. ¿Cómo


había dejado que las cosas se descontrolaran tanto?

—Aún mejor —bromeó Kreed y extendió los brazos, compitiendo


con un pulpo. Aaron tuvo que luchar y esquivarlo para levantarse.
Finalmente se revolvió lo suficiente como para ponerse de pie, mientras
cubría su polla con la mano mientras extendía la mano y le quitaba la
gran toalla de playa a Kreed, que obviamente habían usado como una
manta la noche anterior. Rápidamente la ató alrededor de su cintura,
metiendo los extremos dentro de la toalla mientras escaneaba la playa—
. ¡Hay gente aquí!

Eso hizo que Kreed finalmente levantara la cabeza y mirara


alrededor antes de dejarla caer sobre la toalla.

—Están al otro lado de la playa. No nos pueden ver.

—Levántate. Si podemos verlos, ellos nos pueden ver. ¿Qué pasó


anoche? ¿Por qué no llegamos a la cama? —preguntó, un poco atónito.
Nunca se había permitido beber tanto.

Con un gruñido sólido, Kreed rodó a su lado antes de ponerse de


pie. Arrastró la toalla con él. Él, por supuesto, no la envolvió alrededor
de su cuerpo; en cambio, se la echó al hombro, levantó los brazos en el
aire y estiró su largo cuerpo.

—Empezaste a bailar. ¿Recuerdas? —provocó Kreed.

—No necesitamos hablar de eso. —Aaron hizo una mueca. Kreed


era definitivamente una mala influencia. Anoche se dejó ir por completo,
perdió sus inhibiciones e hizo un pequeño striptease para Kreed. No podía
recordar mucho sobre su ejecución, pero a Kreed pareció gustarle el baile.

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—No pensé que lo recordarías —dijo Kreed con una sonrisa


mientras pasaba junto a Aaron y se dirigía al porche. Los ojos de Aaron
lo siguieron a cada paso.

—No puedo recordar lo que bailamos —dijo Aaron, detrás de él.

—Creo que comenzaste a bailar “Closer” de Nine Inch Nails y luego


terminaste con “Fuck You Betta” de la lista de reproducción de stripper
en tu teléfono. Eras demasiado bueno en eso, a pesar de que dijiste que
era tu primera vez. Ese no fue tu primer lap dance —agregó Kreed,
abriendo la puerta trasera. Su declaración no vino en forma de pregunta.

—Solo estás celoso porque no tienes mis movimientos —gritó


Aaron, siguiéndolo a través de la puerta trasera. El alcohol debió haberlo
afectado más de lo que se había dado cuenta. Al igual que con todo lo
demás, Kreed hizo que Aaron rompiera las antiguas reglas. Sabía cómo
se ponía cuando bebía demasiado. La ropa siempre se volvía opcional. En
realidad, se desprendía de ella y se convertía en Magic Mike, aunque solo
fuera en su propia cabeza. Señor, se preguntó qué tan rojas se habían
vuelto sus mejillas de solo pensar en el espectáculo de anoche.

—Espera. Tengo algo para el dolor de cabeza. —Kreed fue a la


cocina y Aaron volvió a atar los nudos, sosteniendo la toalla en su lugar.
Observó a Kreed sacar varias botellas del armario.

—No soy un bebedor de Bloody Mary —dijo Aaron. Solo sufriría


más.

—No has tomado el mío. —Kreed trabajó en el mostrador mientras


Aaron fue por un puñado de Advil y un vaso de agua. Tragó, aliviado
cuando se quedaron abajo.

—Aquí. Intenta esto —dijo Kreed, entregándole un vaso lleno.

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—No creo que pueda. —Aaron sostuvo su estómago, frunciendo el


rostro, sacudiendo la cabeza, pero Kreed no le hizo caso.

—Prometo que ayudará. —Kreed llevó a Aaron contra el gabinete,


extendió la mano y le cerró la nariz, haciéndole tragar un poco de la
bebida. El estómago de Aaron se revolvió mientras levantaba la mano y
tomaba el vaso antes de moverse de debajo del agarre de Kreed, intentado
evitar salpicar por todas partes.

—¡Para! —gritó. Kreed se echó a reír mientras extendía la mano y


agarraba su propio vaso, haciendo lo mismo que le había hecho a Aaron.
Se tapó la nariz y bebió varios tragos grandes. Kreed mantuvo sus ojos
en Aaron, usando su dedo para indicarle que comenzara a beber. Una vez
que se dio cuenta de que se sentía un poco mejor, tomó otro trago,
teniendo un segundo de preocupación de que tal vez todo volviera a subir.
Cuando llegó al fondo del vaso, Kreed había logrado tomarse el suyo y
estaba enjuagando su vaso. Tomó el de Aaron para lavarlo también.

—Necesito darme una ducha. Tengo arena en lugares terribles y


me duele el culo. —Aaron salió de la cocina.

—Debería. ¿Qué puedo decir? Soy un semental —dijo Kreed.

—Podrías haber mostrado algo de piedad —disparó Aaron,


caminando por el pasillo.

—Tú eres el que me usó como un poste de striptease —dijo Kreed


en voz alta. Aaron se detuvo en seco. Tenía pocos recuerdos de eso. Se
dio la vuelta cuando Kreed giró por el pasillo—. Le diste a las palabras
lap dance un significado completamente nuevo.

—No lo hice. —Pero por la dulce punzada en su trasero, Aaron


supuso que probablemente sí.

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—Y prometiste una repetición —dijo Kreed sugestivamente,


evitando a Aaron y entrando primero al baño principal. Kreed abrió el
grifo de la ducha antes de comenzar a cepillarse los dientes. Aaron estaba
en la puerta, esperando su turno en el lavado.

—Estoy avergonzado —admitió finalmente.

Cuando Kreed terminó, se acercó a Aaron y lo besó suavemente en


los labios. Su aliento probablemente no estaba en las mejores
condiciones en este momento, y trató de poner cierta distancia entre
ellos.

—Primero, honestamente tengo dudas sobre tu nivel de vergüenza.


Harías cualquier cosa, en cualquier momento y en cualquier lugar, y he
visto esa mierda con mis propios ojos, así que eso es una tontería.
Segundo, la mejor noche de mi vida, y no me duele nada. —Kreed hizo
una pausa como si contemplara esa declaración. Luego miró a Aaron
directamente a los ojos y dijo—: Creo que hoy necesitas cambiar eso en
algún momento.

Kreed le dio un cachete en el culo y se metió en la ducha. Eso hizo


que Aaron sonriera y alivió un poco su tensión. Sacudió la cabeza y se
dirigió al fregadero para lavarse los dientes. Kreed gritó, probablemente
por el agua hirviendo del grifo que acababa de abrir. Aaron lo cerró
rápidamente, esperó alrededor de un minuto y luego volvió a abrirlo.
Kreed gritó de nuevo. Sí. Fue bueno saberlo.

—Lo hiciste a propósito —ladró Kreed, su cabeza sobresaliendo por


la cortina de la ducha. Aaron solo se rió mientras terminaba de cepillarse
los dientes antes de unirse a Kreed.

***

405
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—¿Estás enojado? —Una ráfaga de aire frío le heló la piel cuando


Aaron se metió en la ducha. El vapor se levantó a su alrededor, junto con
el olor a canela y a hoja perenne. Aaron se rozó contra él y su polla se
puso rígida.

—No, pero la venganza es una perra —respondió Kreed cuando


Aaron se metió bajo el rocío y echó la cabeza hacia atrás, mojándose. Los
pezones de Aaron eran como guijarros, los pequeños anillos de plata
llamaron la atención de Kreed. Deslizó sus dedos por la cintura de Aaron,
el agua rodaba por la piel de Aaron mientras los dedos de Kreed se movían
más alto para tocar el tatuaje del dragón—. Tan hermoso.

Aaron abrió sus ojos azul grisáceo, capturando la mirada de Kreed


con la acalorada promesa que tenían. Deslizó la punta de su dedo
meñique en el círculo plateado y tiró, sacando un gemido de los labios de
Aaron. Kreed inclinó la cabeza y sacudió el anillo con la lengua, luego
tomó el pezón de Aaron entre los dientes.

—Bésame. —La voz de Aaron era desigual y llena de necesidad.


Deslizó los dedos hasta la nuca de Kreed y ahuecó su cabeza.

Hizo girar a Aaron y lo empujó contra los azulejos de la pared de la


ducha y le separó las piernas. Pasó una mano por la parte posterior de
los muslos de Aaron, alisándolos sobre la redondez perfecta de su trasero.
Aaron echó el culo hacia atrás y amplió su postura aún más. Kreed usó
sus manos para extender las mejillas de Aaron y acarició el fruncimiento
rosa con los pulgares.

El agua corrió por el pliegue de Aaron y Kreed se inclinó para


trazarlo con su hambrienta lengua. Aaron gimió. Kreed se arrodilló, se
puso en una mejor posición y enterró la cara entre esos globos redondos
y firmes para lamer el agujero de Aaron. Este se estremeció mientras
Kreed lo mantenía abierto, lamiendo y chupando. Su propia erección era

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Serie Chicos buenos 3
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pesada y oscilante cuando encontró un lugar cómodo en las baldosas


decorativas.

El sonido de los gemidos y sollozos de Aaron resonó dulcemente en


las paredes de la ducha. Apretó la lengua contra la entrada,
endureciéndola. El músculo externo cedió cuando presionó dentro y
comenzó a follar a Aaron con su lengua. Usó sus pulgares y los metió
más profundamente en Aaron mientras comía su culo. Su amante se
retorció contra su rostro y su lengua, el vapor de la ducha se sumó al
calor en los testículos de Kreed. Retiró los pulgares y abofeteó el culo de
Aaron. Este gimió.

—Te gusta eso, ¿no? —Metió la mano entre las piernas de Aaron y
acarició sus bolas. Kreed agarró las caderas de Aaron, le dio la vuelta y
lo tragó profundamente, tomando a su chico tan completamente que sus
labios tocaron el vello recortado en su raíz. Lo sostuvo allí y luego se retiró
lentamente, solo para hacerlo de nuevo, provocando un largo gemido de
Aaron.

Kreed agarró a Aaron por la base y lamió la vena que corría a lo


largo del eje, prestando especial atención al glande y la sensible parte
inferior con la parte plana de la lengua.

—Pon tu pierna al costado del estante. —Aaron hizo lo que le


ordenó, y Kreed recogió el gel de baño y vertió un poco en su mano. Volvió
a dejar la botella de colores brillantes, con cuidado de no derramar el
jabón que sostenía en la otra mano. Alcanzó detrás de Aaron y extendió
el jabón en su agujero, sumergiendo su meñique dentro antes de usar su
mano libre para capturar la polla de Aaron y comenzar a acariciarlo.

El agua corría por su rostro mientras usaba sus dedos resbaladizos


para provocar con ternura la entrada de Aaron. Kreed reemplazó la mano
en la polla de Aaron por su boca y luego agarró su propia polla cuando
las caderas de Aaron marcaron el ritmo.

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed se bombeó más rápido, el duro suelo de la ducha


presionando sus rodillas mientras la polla de Aaron golpeaba la parte
posterior de su garganta y luchó para no tener arcadas. Un calor
restrictivo se envolvió alrededor de sus dedos mientras trabajaba en el
agujero de Aaron, lento y profundo. Giró y curvó los dedos para darle a
Aaron el mayor placer posible sin presionar lo suficiente como para
lastimarlo realmente. El muslo de Aaron se sacudió en su hombro. Sus
empujes se volvieron descoordinados y erráticos.

—Estoy cerca. —Aaron jadeó mientras sus dedos se apretaban


contra el cuero cabelludo de Kreed. Aflojó la mandíbula y dejó que su
amante le follara la boca. Empujando sus dedos más profundamente, los
enganchó y presionó contra la próstata de su chico de iglesia. Juró que
la polla de Aaron se hinchó contra sus labios—. Kreed —gritó Aaron. Su
nombre resonó en las paredes de la ducha. La liberación salada de su
amante golpeó la parte posterior de su garganta. Se tragó hasta la última
gota, su propio orgasmo a un golpe de distancia—. Ven aquí —dijo,
levantándolo del suelo tan rápido que luchó por mantener el equilibrio.

Aaron empujó contra su pecho, y su espalda golpeó la cálida pared


de azulejos. Todo sucedió tan rápido que no lo procesó hasta que Aaron
se arrodilló y lo engulló con un movimiento de su cabeza. La succión
caliente en su polla lo cegó. La electricidad golpeó en sus bolas y rodó por
su cuerpo. Kreed ya estaba tan cerca que agradeció la avalancha de
placer. Apretó el pelo de Aaron y empujó sus caderas hacia adelante,
follando esa increíble boca.

—Mmm... Joder. —Sus manos ahuecaron el rostro de Aaron,


sosteniendo su cabeza en su lugar mientras su liberación inclinaba su
columna vertebral y derramaba su carga por la acogedora garganta de su
amante.

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Después de que la niebla se despejó en su cerebro y recuperó sus


sentidos, Kreed tiró de Aaron contra él y lo abrazó mientras el agua caía
a su alrededor.

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Capítulo 29
Después de pasar los últimos cinco días en Hawai, Kreed sabía sin
lugar a dudas que todas las quejas sobre que este lugar ya no era
magnífico era algo absolutamente equivocado. Kreed estaba bastante
seguro de que podría acostumbrarse a vivir en esta isla. Este pequeño
pedazo de cielo no era nada menos que el paraíso: ni demasiado calor,
definitivamente no demasiado frío, simplemente perfecto.

Las ventanillas del auto alquilado estaban bajadas, permitiendo


que el aire con olor a mar entrara mientras Aaron conducía por la calle.
Le gustaba que Aaron disfrutara la brisa de la isla que soplaba en su
cabello tanto como él. Cuando se pusieron en marcha, Kreed levantó su
teléfono y vio que tenía una llamada perdida. Levantó la ventanilla hasta
la mitad y alargó la mano para bajar el volumen de la radio mientras
tocaba el icono para devolver la llamada.

—Perdí una llamada de Mitch —le dijo Kreed a Aaron mientras


levantaba su celular al oído, escuchando.

—¿Cuando? No lo escuché sonar —preguntó Aaron, mirándolo. Su


chico se veía bien esta noche, vestido para su primera cita oficial. Habían
decidido ir a la ciudad, ir al lugar que Colt había sugerido. Basado en la
advertencia de Jace de que su señor no podía mantener sus manos para
sí mismo mientras estaban allí, Kreed sabía que sería un lugar hecho
para él.

Incluso antes de haber visto lo bien que se veía su chico, Kreed


había planeado sacar a Aaron a la pista de baile y provocarlo durante las
próximas dos horas. Quería a Aaron pegado a él, de pies a cabeza, con

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música sexy manteniéndolos juntos. Sí, y también quería que los otros
hombres vieran exactamente a quién llevaría a casa esta noche.

La idea hizo que Kreed sonriera cuando extendió la mano, pasando


el pulgar por la mejilla de Aaron cuando este miró a Kreed,
probablemente esperando que respondiera cualquier pregunta a la que
no le hubiera prestado atención. Aaron estaba demasiado jodidamente
caliente para poder pensar con claridad esta noche.

—Te escucho respirar, lameculos. ¿Me llamaste? —La voz de Mitch


sacó a Kreed de su caprichosa reflexión.

—Lo siento —dijo Kreed, alejando sus ojos de Aaron. Rodó la


ventana el resto del camino para poder escuchar.

—Sabes que es medianoche —se quejó Mitch, y no, Kreed no lo


había considerado cuando llamó, pero eso mejoró el hecho de haberse
perdido la llamada antes.

—Ninguna cantidad de sueño de bella durmiente va a ayudarte,


princesa —respondió.

—Ja, ja. ¿Qué quieres, Sinacola?

—Estoy devolviendo tu llamada.

—Eso fue como... hace cinco horas. Claramente, no es urgente. Ya


estaría muerto si te hubiera necesitado. Solo llámame cuando llegues a
donde vas —respondió Mitch y Kreed sonrió. Mitch nunca le daba ningún
tipo de descanso.

—Nah, hombre, dime. Mi chico está manejando. Vamos a cenar.


Será tarde cuando regresemos. ¿Qué está pasando? —preguntó Kreed.
Aaron se agachó para subir su ventanilla, ayudando a hundir el auto en
silencio.

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—Tu chico, ¿eh? —Mitch se rio de él. Por supuesto, eso sería lo
único que Mitch captaría.

—Sí, ¿tienes un problema con eso? —cuestionó Kreed, mirando a


Aaron, esperando que pudiera escuchar las palabras de Mitch. Aaron
estaba aceptándolo, abriéndose a la idea de que estaban en una relación,
y no quería que se cerrara debido a algunas palabras mal interpretadas,
sin entender que era solo la forma en que él y Knox se comunicaban entre
sí.

—Tengo un problema mayor con que me llames a estas horas y me


despiertes. —Mitch dejó escapar un fuerte bostezo.

—Entonces sigue; ya casi estamos en la ciudad. ¿Qué está


pasando? Ponme al día.

—Veamos. De acuerdo, bueno, el FBI aumentó la seguridad de las


víctimas. Están preocupados por los imitadores. Llegó a las noticias, y
los fanáticos están saliendo en masa, así que cuídate. Vamos a quedarnos
en Dallas un poco más.

—Eso era solo cuestión de tiempo. No he visto las noticias.

—Está por todas partes. Ha cobrado vida propia. Todas las


estaciones claman por información. La gente odia esa iglesia, pero
algunos están jugando al abogado del diablo. La mierda se está poniendo
delicada.

—Hola, Kreed —escuchó la voz de Colt en el fondo.

—¿Dónde estás que Colt está en la cama contigo? ¿Qué demonios


está pasando allí? Ahora sé por qué querías quedarte un poco más —
bromeó Kreed.

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—Jódete. Bajé las escaleras cuando llamaste. No quería despertar


a Cody, imbécil.

—Dile que le enviaré un mensaje de texto —gritó Colt.

—No —gritó Mitch.

—Demasiado tarde. Lo acabo de enviar. —Colt sonaba presumido.

—Le contaré a Jace sobre tu fetiche con el tocino —amenazó Mitch.

—¿Ahora es un fetiche? Ya me echaste al agua. Ese barco ya zarpó,


Knox —dijo Colt en el fondo.

El teléfono de Kreed vibró, y se lo retiró de la oreja el tiempo


suficiente para abrir el archivo adjunto que resultó ser un selfie de Colt
con Cody, ambos con grandes sonrisas. Colt tenía su brazo alrededor de
Cody y sus dedos extendidos para dar un signo de paz. Lo más
interesante de la foto era la imagen de Mitch capturada varios metros
detrás de Colt, frunciendo el ceño hacia el dúo. Kreed se rió entre dientes,
sabiendo exactamente por qué Colt quería que viera esa foto.

Se llevó el teléfono a la oreja rápidamente y pudo sentir la sonrisa


gigante en su rostro cuando dijo:

—Pon a Colt al teléfono.

—Vete a la mierda. Llámalo tú mismo —dijo Mitch y colgó. Kreed


bajó el teléfono, riendo.

—¿Qué pasó? —preguntó Aaron.

—Mitch y Colt tienen esa cosa de amor y odio. Se vuelven tan


posesivos. Lo viste mientras estábamos allí. Bueno, Colt se tomó una foto
con Cody donde estaban todos acurrucados. Mitch está en el fondo, y su
rostro enojado y celoso es capturado en la foto. Evidencia fotográfica de

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que Colt ganó esa ronda. —El teléfono de Kreed comenzó a sonar, y miró
hacia abajo para ver el nombre de Colt en el identificador de llamadas.
Respondió a la risa histérica de Colt.

—Eso fue genial —dijo Kreed.

—Sí. Podría tener que imprimirla y colgarla en mi casa o guardarla


para ocasiones especiales cuando Knox venga de visita.

—¿Qué estaban haciendo?

—Me tomé un selfie con Cody para su familia. Son grandes


fanáticos del fútbol. Entonces vi la cara de Mitch cuando estaba
desplazándome por las imágenes. Oh, Dios mío. Fue demasiado —explicó
Colt entre risas. El chico realmente estaba divirtiéndose, y era contagioso.
Kreed se reía ahora mientras intentaba escuchar y evitar los curiosos
intentos de Aaron de averiguar lo que decían.

—Ríanse todo lo que quieran. Regresaré a la puta cama. Necesito


dormir porque soy el que te mantiene a salvo —gritó Mitch, su voz se
apagó al final como si estuviera saliendo de la habitación.

—De ninguna manera. ¿Él solo se dio por vencido y se largó? ¿Y


todavía intenta chantajearte diciendo que es tu protección? —preguntó
Kreed.

—Sí, se pone como un basilisco cada vez que muestro esa foto.
Podría ser mi posesión más preciada en este momento.

—Sí, es demasiado divertida. Haz copias. No la pierdas. Tengo que


colgar. Acabamos de llegar al estacionamiento de ese bar.

—Diviértanse.

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—Gracias por mostrarme esa foto. Fue genial. —Kreed abrió su


puerta.

Aaron ya estaba afuera y rodeando el auto. Él estaba allí, queriendo


saber qué estaba pasando. Colt desconectó la llamada, y Kreed buscó la
imagen, levantó el teléfono y se la mostró a Aaron, porque esa imagen
valía más que mil palabras. Le llevó casi tanto tiempo cerrar la puerta de
golpe y moverse alrededor de Aaron antes de que su chico soltara una
carcajada.

—Colt le está haciendo pasar un infierno, ¿no?

—Eso parece. Aunque merecido. Venga. Comencemos esta cita. —


Kreed puso sus manos sobre las caderas de Aaron y lo giró hacia la
puerta. La cena tenía que ser lo primero porque el humor de Aaron
definitivamente mejoraba cuando había comida colocada frente a él.
Entonces irían a bailar. Si tenía suerte y usaba sus palabras
correctamente, tal vez incluso podría convencer a su chico de tener sexo
en algún rincón oscuro o en el baño.

***

—Eres sexy —susurró Kreed en el oído de Aaron mientras acunaba


el culo de Aaron, apretándolo contra su endurecida excitación.

—Tú eres el sexy —lanzó Aaron, ofreciendo su cuello, disfrutando


de los pequeños besos que Kreed le seguía dando. Estaba bajo un asalto
sensual con Kreed haciendo todo lo posible para convencerlo de ponerse
traviesos en el bar. Dios, cada vez era más difícil resistirse a este hombre.

La pista de baile estaba lo suficientemente oscura como para que


Aaron, con las pocas bebidas que había tomado esta noche, se sintiera
razonablemente seguro de que nadie en el bar notaría la forma en que

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Kreed estaba moliendo contra su cuerpo. Era tarde y el lugar parecía


abierto a casi cualquier cosa, incluso si no era apropiado.

Aaron rodó las caderas mientras Kreed mordisqueaba su cuello con


labios malvados. Pero ahora, mientras se balanceaba con la canción con
el gran cuerpo de Kreed envuelto alrededor del suyo, Aaron estaba tan
jodidamente cachondo, su trasero se apretaba cada vez que Kreed pasaba
las manos por sus nalgas.

—Te necesito. —El cálido aliento de Kreed enfrió el camino húmedo


que su lengua había dejado en la piel de Aaron mientras le susurraba al
oído.

Aaron se estremeció y volvió a rodar sus caderas contra las de


Kreed.

—Eres malo —respondió Aaron. Kreed apretó su agarre sobre


Aaron, forzándolo a arquear la espalda cuando Kreed se inclinó hacia él.

—Me gustas mucho. —Kreed mordisqueó su mandíbula.

—También me gustas —confesó Aaron, envolviendo sus brazos


alrededor del cuello de Kreed.

—Pero no vas a dejar que te lo haga aquí, ¿verdad? —preguntó


Kreed, sus labios yendo por su oreja otra vez. Amaba ese movimiento.
Demonios, amaba cualquier movimiento donde los labios de Kreed
estuvieran sobre él. Pero quién hubiera sabido cuánto le gustaría tener a
alguien susurrándole al oído de esa manera.

—Aquí no. —Aaron rozó sus labios a lo largo del cuello de Kreed.

—Traté de emborracharte para poder aprovecharme de ti —


respondió Kreed.

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—Sé que lo intentaste. Tienes una A por el esfuerzo.

Kreed levantó la cabeza y lo miró profundamente a los ojos. Aaron


podía perderse en esa oscura mirada castaña y había pasado muchas
veces. Resistió el impulso de besar al borracho Ayudante del Alguacil.
Levantó la vista y vio un extraño momento de vulnerabilidad cruzando el
hermoso rostro de Kreed. Con una mirada tan intensa que retrocedió,
pero Kreed lo encerró con fuerza en sus fuertes brazos.

—Me estoy enamorando, Stuart. Si no estás allí conmigo,


probablemente deberías decir algo antes de que me ponga en evidencia
—confesó Kreed.

El pulso de Aaron se aceleró ante las palabras de Kreed. Levantó


sus manos hacia la cara de Kreed y continuó mirando profundamente en
esos hermosos ojos que no pudo resistir. Absolutamente, estaba
enamorándose. Demonios, ya había caído de cabeza.

No sabía cuándo había sucedido. A pesar de sus mejores esfuerzos


para evitarlo, para mantenerlo puramente físico y temporal, había dejado
entrar a Kreed y ya no lo podía negar. Hombre, quería decirlo,
especialmente en ese momento. Kreed había hecho esta noche tan
especial; nadie había hecho algo así por él. Lo había traído a una cita.
Kreed ordenó casi todo en el menú porque sabía que a Aaron le gustaba
la comida. Luego vino el baile... Maldición, el baile era caliente. Kreed lo
hizo sentir querido y se conectaban de una manera que él nunca había
experimentado con otra persona. Podía balancearse en esta pista de baile
con este hombre para siempre. Aaron tragó saliva.

Por primera vez en su vida, deseó ser solo un hombre que trabajaba
para la NSA. Cuando tomó la decisión de hacer lo que hacía, no había
entendido realmente a cuánto tendría que renunciar. Odiaba el hecho de
que nunca podría ser completamente honesto con Kreed. Mentirle a este

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hombre lo consumía todos los días, y ese sentimiento solo se intensificó


cuando llegó a conocerlo más y deseó poder ser mucho más para Kreed.

—Estás ebrio —respondió Aaron finalmente. Kreed miró la boca de


Aaron mientras decía las palabras.

—Tú eres embriagante —susurró Kreed antes de tomar sus labios.

Se abrió para Kreed e inclinó la cabeza para profundizar el beso.


Fue el más intenso de su vida, tan íntimo y crudo. Kreed le hizo el amor
a través de ese beso, y Aaron solo pudo envolverse más fuerte alrededor
de Kreed e intentar aguantar mientras las emociones que intentaba negar
le abrían el corazón de par en par.

Cuando Kreed se separó y se apartó, capturó los ojos de Aaron


nuevamente con su mirada penetrante. Aaron no tuvo problemas para
detectar el lado intuitivo de Kreed en esa mirada mientras el Alguacil
intentaba leerlo. Aaron ya debería haber aprendido que no podía
esconderse detrás de las palabras con Kreed; el hombre era demasiado
inteligente.

—Te daré más tiempo, pero debes ser honesto conmigo. Todos los
días estoy enamorándome un poco más profundo. Estamos cerca del
punto de no retorno. Debes detener lo que está sucediendo y librarme del
dolor más adelante si no lo sientes ahora.

Sin duda, Kreed había sido bueno con él, tan dispuesto a explorar
las profundidades de su atracción, nunca escondiéndose detrás del dolor
del pasado. Era más abierto que cualquier persona que hubiera conocido.
Incluso ahora, cuando estaba seguro de que saldría lastimado si Aaron
se alejaba, Kreed estaba dispuesto a darle tiempo para explorar sus
sentimientos. La honestidad y la bondad que este hombre compartía con
él le dieron a Aaron un raro momento de certeza, y habló desde el corazón.

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—Tengo sentimientos por ti, Sin, pero no puedo ver cómo algo de
esto puede continuar más allá de esta semana. La vida complicará esto.
Yo voy a complicar esto.

—Estás adelantándote a los acontecimientos. Este momento es


todo lo que pido. Es suficiente saber que estás experimentando esto
conmigo. Cruzaremos ese otro puente cuando llegue el momento —dijo
Kreed suavemente, su mirada bajando a los labios de Aaron—. Soy tan
jodidamente adicto a tu boca.

Aaron levantó los labios para un beso y cerró los párpados cuando
Kreed lo encontró a medio camino. Aaron enredó sus dedos en el cabello
corto de Kreed, tratando de presionar tanto como pudo contra él. Aaron
profundizó el beso, pero Kreed lo interrumpió, colocando ambas manos
en su rostro para crear distancia. Esa mirada dominante y
profundamente intensa se instaló en los ojos de Kreed. ¿Qué estaba
tratando de descubrir ahora?

Segundos después, Kreed tomó a Aaron de la mano, arrastrándolo


fuera de la pista de baile y por el oscuro pasillo del club. En el fondo, el
olor a humo rancio, alcohol y excitación flotaba en el oscuro pasillo.

—Me pones tan jodidamente duro. —Kreed lo empujó contra la


pared, enterró la cara en el cuello de Aaron y chupó su piel. Un cuerpo
duro y poderoso lo anclaba al yeso, la fuerza y los músculos lo mantenían
en su lugar. La forma en que Kreed lo inmovilizó no le dio más opción
que someterse a sus demandas. La boca del Alguacil rozó su cuello,
alternando entre dulces besos y lamidas calientes. La polla de Aaron se
sacudió por el aguijón de los dientes de Kreed hundiéndose en su carne.
¡Oh, jodido infierno!

—Sin... —Aaron dejó caer su cabeza contra la pared, dándole a


Kreed acceso completo a su cuello y hundió sus dedos en ese culo firme.
Kreed empujó una rodilla entre sus muslos y amplió su postura. Unas

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manos ansiosas le rozaron los costados y luego le agarraron la polla sobre


los pantalones. Los dedos se presionaron contra su polla y luego se
deslizaron hacia su cadera y alrededor para ahuecar su trasero.

Aaron sonrió al cabello de Kreed cuando el Alguacil se tensó en el


momento en que sus manos finalmente descubrieron que Aaron no
estaba usando ropa interior.

—Hijo de puta —dijo Kreed contra su cuello. Aaron se rió y se


acurrucó más cerca. El aroma de Kreed lo envolvió, lo hizo estremecerse
y debilitarle las rodillas. El olor a cuero, canela y clavo impregnaba el aire
a su alrededor. Kreed lo mantuvo de pie con ese gran cuerpo musculoso
anclándolo a la pared.

—Pensé que quizá te gustaría. —Aaron presionó su ingle en la


mano de Kreed y torció sus caderas, buscando más fricción. Cualquiera
podía caminar por el pasillo y verlos, pero no le importaba. Solo se sumó
a la intensidad del momento. Kreed presionó una palma con fuerza contra
él y las caderas de Aaron se arquearon al tacto por cuenta propia.

—No tienes idea.

La voz baja y ronca acarició su piel. La presión de la palma de Kreed


se hizo más fuerte, sus golpes constantemente más ásperos. La
electricidad corrió por sus venas y llegó a su ingle. Echó la cabeza hacia
atrás y miró a los ojos oscuros de Kreed.

—Haz que me corra, Sin. —Apretó las caderas contra la palma de


Kreed mientras la boca de este devoraba la suya una vez más.

—Joder, sí, corazón. —Los labios de Kreed rozaron la esquina de


su boca. Aaron escuchó el silbido distintivo de una cremallera, pero no
era la suya. Pasó las manos por el cuerpo de Kreed, sonriendo cuando se
dio cuenta de hacia dónde se dirigía esto.

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Serie Chicos buenos 3
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Los dedos impacientes buscaron los botones de sus pantalones,


por lo que Aaron presionó contra la mano de su amante, esperando que
eso ayudara a Kreed a deshacerse de ellos más rápido. Aaron metió la
mano dentro de la ropa interior de Kreed, palmeó la erección de Kreed y
la apretó antes de estirar la mano hacia arriba y hacia abajo, haciendo
que Kreed gimiera.

Kreed se bajó los pantalones por las caderas lo suficiente para


obtener el acceso que quería.

El aire frío golpeó su polla justo antes de que dedos cálidos y


ásperos lo envolvieran. Sus caderas inmediatamente empujaron hacia
adelante, embistiendo su polla más profundamente en el puño apretado
de Kreed.

—Mmm... estás goteando. Tan jodidamente caliente. —El pulgar de


Kreed se deslizó sobre su glande y extendió la pre-eyaculación a través
de la corona, su dedo se hundía en la ranura con cada pasada. Una fuerte
necesidad corrió por las venas de Aaron mientras se acariciaban en la
esquina de un pasillo oscuro.

Kreed lo soltó, escupió en su mano y luego inclinó las caderas. Sus


pollas se frotaron cuando Kreed los tomó a ambos en la mano y comenzó
a acariciarlos. La fricción de la polla y el puño de Kreed deslizándose
contra él envió un hola y un infierno, sí directamente a sus bolas.

Kreed volvió a tomar su boca con avidez, deslizando la lengua


contra la suya, presionando sus labios juntos, mientras él se mecía en el
puño de Kreed. La dulce presión constante sobre su polla hizo que sus
caderas corcovearan, buscando el ritmo correcto. Sostuvo la cabeza de
Kreed en sus manos, sus dedos perdidos en su cabello mientras trataba
desesperadamente de acercar al hombre. La lengua de Kreed entró y salió
de su boca a tiempo con los deliciosos golpes en su polla.

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—¿Buscan un tercero? Les chuparé la polla a ambos.

Los ojos de Aaron se abrieron de golpe. Había estado tan metido en


el trabajo manual que se había olvidado que estaba en el pasillo de un
club gay. No tenía idea de cuánto tiempo el tipo había estado parado allí,
acariciando su propia polla y mirándolos. Kreed presionó un beso a un
lado de la boca de Aaron, usando su cuerpo para proteger el movimiento
continuo de su mano.

—Necesitas seguir moviéndote. No estamos interesados


¿Entendido? —La voz de Kreed adquirió un gruñido profundo mientras
hablaba contra los labios de Aaron, sin volverse para mirar al tipo o
desacelerar los golpes de su puño.

—Alto y claro. No tenías que convertirte en un hombre de las


cavernas —dijo el tipo y continuó acariciándose mientras se alejaba.

—Mmm... ¿Afianzando tu reclamo, Ayudante del Alguacil? —El


cuerpo de Aaron se tensó por lo posesivamente que el cuerpo de Kreed se
moldeaba a su alrededor. Sorprendido por lo excitado que se había puesto
ante la idea de que el Alguacil se volviera todo cavernícola. Pero ese tipo
de reclamo tendría que esperar hasta que llegaran a casa. Aaron deslizó
una mano entre sus cuerpos para unirla a la de Kreed, cuyos labios
presionaron contra su oreja.

—Te follaré cuando lleguemos a casa. Reclamaré lo que es mío. —


Las gruñidas palabras de Kreed aceleraron las caderas de Aaron y
apretaron sus testículos. El fuego comenzó en la base de su columna
vertebral y se encendió, enviando calor líquido por sus venas.

—Sí... Sin. —Su orgasmo lo envolvió tan rápido que casi se dobló
por la fuerza de su liberación. Kreed hundió los dientes en el cuello de
Aaron cuando ambos se corrieron, caliente semen mezclándose en sus

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Serie Chicos buenos 3
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puños. Kreed presionó su frente contra la de Aaron mientras su


respiración irregular se calmaba.

—¿Te arrepientes de haber conseguido un trabajo manual en un


club gay?

—De ninguna manera. Ni siquiera un poco. Eso fue caliente como


el infierno. Sin embargo, tengo un problema. Mi mano está cubierta de
semen. —Aaron levantó la mano, no muy seguro de qué hacer con ella.

Kreed se volvió para mirar su mano y se echó a reír.

—Sí, fue caliente. Pero nada comparado con lo que tengo planeado
para ti en casa, chico de iglesia. Lo bueno es que el baño está a la vuelta
de la esquina. Venga. Vamos a limpiarnos e irnos a casa. —Kreed besó
su frente, luego su nariz, antes de capturar su boca en un beso dulce y
lento.

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Capítulo 30
La felicidad se filtraba a través de Kreed a un nivel cósmico, algo
que no había experimentado en mucho tiempo, tal vez mejoró un poco
porque Aaron no le había dicho que se fuera a la mierda cuando había
abierto su corazón. Sin lugar a dudas, Kreed podía sentir que Aaron se
estaba conteniendo; simplemente no podía entender por qué, y por
alguna razón, eso no limitaba cuán profundamente se desarrolló la
conexión de Kreed. La tristeza que había experimentado en los últimos
meses por su hermano realmente le había afectado. Kreed encendió las
luces del baño principal mientras trabajaba para liberar los botones de
su camisa de vestir. Los pensamientos sobre su hermano amenazaban
con aplastar su buen humor.

—¿Realmente vas a compartir? Me siento muy especial —bromeó


Aaron, entrando detrás de él. Fuertes e insistentes brazos envolvieron la
cintura de Kreed, deteniendo el proceso de quitarse la camisa. Fue
notable lo rápido que Aaron eliminó el sombrío humor que estaba
desarrollando.

—Eres bastante especial. Incluso podría engancharte. Es posible


que debas comenzar a enviar productos Lush junto con tu equipo
informático donde quiera que vayas.

Kreed se rió entre dientes, girándose en los brazos de Aaron para


quitarse la camisa.

—Sabes, no estoy seguro de darme cuenta de lo feliz que eres


después de correrte.

Aaron inclinó esa cara sonriente hacia arriba, lo que facilitó


moverse hacia adelante y besar suavemente esos labios perfectos.

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Serie Chicos buenos 3
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—Me obligas a hacer cosas que normalmente no haría.

—Me gusta verte hacer cosas que normalmente no harías, pero


dudo que no las hagas normalmente. Simplemente creo que me dejas
pensar que es idea mía. —Kreed se liberó de su agarre y fue al cajón que
contenía todos sus productos de spa. Había recibido mierda de Knox por
esto durante años; se había acostumbrado a los chicos burlándose
porque pensaban que era extraño. Pero estaba seguro, si alguna vez lo
hubieran intentado, tendría que pelear a puñetazos por sus provisiones.

La vieja bañera parecía espaciosa para haber sido hecha en los


años setenta. Cuando alcanzó el grifo, dejó caer el tapón en el desagüe y
abrió el agua. La cosa tenía chorros. Había un interruptor para eso, y lo
encendió brevemente, escuchando para ver si el motor estaba encendido.
¡Anotación! ¿Quién hubiera pensado que seguirían funcionando después
de todo este tiempo?

Los apagó, esperando que la bañera se llenara. Kreed buscó la


hebilla de su cinturón, pero se detuvo cuando vio a Aaron quitándose la
ropa. Se estaba convirtiendo en una de sus cosas favoritas, ver a su chico
desvestirse. Los ojos de Kreed se fijaron en Aaron mientras se bajaba los
vaqueros. Sabía que Aaron era iba sin ropa interior por el trabajo manual
en el club. Su chico de iglesia no se había molestado en usar ropa interior
en su cita. Sonrió. Aaron estaba lleno de pequeñas sorpresas, y maldita
sea si esa mierda no lo excitaba.

Los sueños húmedos no eran tan buenos como Aaron Stuart. Su


largo torso, culo perfecto y piernas musculosas y fuertes hicieron que
Kreed quisiera pasar las manos arriba y abajo por toda esa carne
hermosa y desnuda.

Si fuera por él, tendría a su chico desnudo todo el tiempo. Pero todo
a su debido tiempo. Tendría eso y más algún día con Aaron, porque no
iba a dejarlo ir fácilmente.

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Serie Chicos buenos 3
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Había obstáculos para ese sueño, pero solo tenía que descubrir las
barreras que Aaron seguía colocando entre ellos y eliminarlas una por
una.

Esas decisiones estaban ya tomadas, y su corazón se aferró a la


esperanza que presentaban. Le gustó la satisfacción y la esperanza que
Aaron le ofreció, y había pasado demasiado tiempo desde que había
experimentado cualquiera de esas emociones. Ahora era el momento de
mejorar su juego y hacer que Aaron se diera cuenta de que podían
superar cualquier cosa, siempre y cuando estuvieran juntos.

Aaron arrojó su ropa a un lado, mirando las cosas que Kreed sacó
del cajón.

—¿Qué estamos usando? —preguntó Aaron, moviendo los


condones que tenía en la mano a la bañera—. Huelen muy bien.

—Huelen increíble y hacen que tu piel se sienta fantástica. Algunos


de los aromas te relajan, cosas así.

—¿Te gusta la aromaterapia?

—Bastante. —Kreed se rió de la necesidad de Aaron de comprender


todos los ángulos de estos productos de baño. Lush no estaba destinado
a ser entendido; estaba destinado a ser disfrutado. Arrojando su ropa
sobre la de Aaron, Kreed bajó el pie al agua para probar la temperatura.
Echó el pie hacia atrás rápidamente y ajustó un poco las perillas para
enfriarla un poco, luego fue a buscar la bomba de especias; demonios,
cualquier cosa llamada bomba seguramente estaba destinada a un
hombre. La dejó caer dentro y vio que comenzaba a desvanecerse. El
aroma a canela y clavo de olor llenó instantáneamente toda la habitación.

426
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—Eres caliente —comentó Aaron, acercándose a la bañera


mientras observaban cómo la cosa se deshacía—. Tu cuerpo es increíble
y no te he visto ejercitarte.

Kreed volvió a probar el agua, cerró la llave y entró. Estaba caliente


y, como siempre, inmediatamente comenzó a calmarlo. Bajó, alcanzando
la mano de Aaron y tiró.

—Te voy a aplastar —dijo Aaron, resistiéndose un poco.

—Bien. Ese es el plan —alentó Kreed de nuevo, esta vez un poco


más fuerte. Aarón entró, arrastrando los pies un poco hasta que Kreed
levantó la mano y lo guió hacia abajo.

—No tomo baños, y nunca con otra persona —dijo Aaron,


moviéndose torpemente.

—Quédate conmigo, chico de iglesia, y cambiaremos eso. Me


encanta tomar baños. Lo hago todo el tiempo, especialmente después de
un entrenamiento duro. Prefiero sentarme aquí que en una sauna. —
Kreed empujó a Aaron hacia atrás, abriendo los muslos, levantando las
rodillas, ayudando a Aaron a ponerse cómodo hasta que su espalda
descansó contra el pecho de Kreed, esa cabeza sedosa y oscura ahora lo
suficientemente cerca como para besarlo. Así que lo hizo—. ¿Ves? Se
siente increíble.

—¿Te estoy lastimando? —preguntó Aaron. Kreed soltó una


carcajada ante eso.

—Por supuesto que no —dijo, empujando el agua sobre el pecho de


Aaron—. Tu piel estará suave cuando salgamos.

Kreed dio pequeños besos a lo largo del cuello de Aaron, lamiendo


las gotas de agua sobre su piel, pero su chico aún estaba tenso.

427
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—¿Qué pasa? Necesitas relajarte.

—Me preocupa que te esté aplastando —dijo Aaron, y Kreed sonrió


mientras pasaba la nariz por esos mechones sedosos. Le gustaba que
Aaron se preocupara por él. Demostraba que le importaba.

—Nunca me aplastarás. De hecho, me encanta la sensación de tu


peso contra mí —dijo Kreed y levantó las manos para frotar los hombros
de Aaron—. Tranquilízate. Se supone que es relajante, ¿recuerdas?

—Háblame —dijo Aaron y comenzó a relajarse contra él.

—¿Sobre qué? —Deslizó sus manos por los hombros de Aaron,


hasta su pecho, deteniéndose para provocar el pequeño anillo de metal
en su pezón.

Aaron inhaló bruscamente.

—Deja de tratar de distraerme. Háblame de tu vida. —Aaron apoyó


la cabeza en el hombro de Kreed.

La petición lo confundió, y entrecerró los ojos e inclinó la cabeza


para mirar más de cerca a Aaron. Los ojos del chico estaban cerrados,
pero los abrió y miró de reojo en dirección a Kreed.

—Eres fascinante. Demándame por ser curioso.

Eso le valió a Aaron algunos puntos allí. Muy buen comentario. Le


gustaba que Aaron estuviera lo suficientemente interesado como para
querer saber más.

—Veamos. Realmente no sé por dónde empezar. Nunca nadie me


había hecho esa pregunta antes. —Se recostó contra la bañera para
pensar, sus manos masajeando nuevamente los fuertes hombros de
Aaron.

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—¿Qué clase de niño eras? —Aaron rozó ligeramente con las yemas
de sus dedos los muslos de Kreed.

—Normal, supongo. —Kreed continuó frotando los hombros de


Aaron, bajando a la parte superior de sus brazos y luego volviendo a
subir, perdiéndose en la pregunta. No había pensado en su infancia en
más años de los que podía recordar—. Veamos. Bueno, fui hijo único
durante la mayor parte de mis años de formación. Mi hermano no vino
hasta que comencé mi adolescencia. Así que supongo que la mejor
manera de describir mi infancia es que era malo cuando era pequeño. Mi
madre me consentía demasiado. Me metía en problemas, pero ella me
dejaba salirme con la mía. Entonces fui la definición de malo cuando era
adolescente porque no me prestaban atención después de tener a Derek.
Intentaron durante mucho tiempo tener a ese chico. —Los pensamientos
de su hermano causaron un vacío oscuro y no era lo suficientemente
fuerte como para enfrentarlo en este momento, por lo que rápidamente
cambió de tema—. ¿Cómo era tu vida?

—No, no estamos cambiando de tema. Malo, ¿cómo? —La


conversación pareció relajar a Aaron, o al menos redirigir sus
pensamientos, porque rodó sobre el agua, el pecho de Aaron ahora
presionaba contra el suyo. Kreed miró la cara inclinada de Aaron y luego
bajó la suya para besar sus labios carnosos.

—Lo suficientemente malo como para que tuviera que escoger entre
el ejército o uno de esos campamentos de entrenamiento de seis meses.
Elegí el ejército —respondió Kreed. Cuando Aaron permaneció en
silencio, Kreed pensó que quería más de esa historia. Como no estaba
demasiado orgulloso de esa época de su vida, no quería repetir los
acontecimientos—. No siempre me sentí cómodo siendo gay. O espera, no
era necesariamente eso en ese entonces. No lo entendía. No estuve
expuesto a demasiados homosexuales en mi vida. No entendía por qué
estaba tan concentrado en las pollas mientras mis amigos seguían

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Serie Chicos buenos 3
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hablando de todas las chicas con las que se acostaban. Fingí un poco.
¿Alguna vez pasaste por eso? —preguntó Kreed.

—Deja de cambiar de tema. Eres fascinante. Continúa. Así que


fuiste al ejército... —incitó Aaron. Kreed miró a la nada durante un par
de largos segundos, pero Aaron parecía realmente interesado. Kreed
levantó un pie y activó el interruptor para encender los chorros. El agua
cobró vida en un suave vaivén de suaves burbujas de aire.

—Lo hice. Me alisté, y fue perfecto para mí. Me dio algo en qué
pensar además de los hombres, lo cual es extraño porque estaba rodeado
de chicos guapos. Debería haber sido más de lo mismo que la escuela
secundaria, pero no lo fue. Me esforcé mucho.

—Y te mudaste mucho. Lo leí en uno de tus informes.

—Me encanta que estuvieras cavando para descubrir cosas sobre


mí. Sabía que te gustaba —dijo Kreed con aire de suficiencia, levantando
a Aaron un poco para poder deslizarse más abajo en la bañera, alineando
sus pechos. Kreed agarró la gruesa erección de Aaron y lo instó a cambiar
de posición para que sus dos pollas se deslizaran deliciosamente juntas
entre sus cuerpos en el agua resbaladiza.

—Sigue adelante, grandullón —alentó Aaron, sacando la mano de


Kreed de entre sus cuerpos. Kreed soltó una carcajada por el doble
significado, pero Aaron dijo—: Tu carrera es fascinante. Es como un Call
of Duty de la vida real.

—Hay una razón por la que la información no está en ninguna parte


—explicó Kreed, y cuando parecía que Aaron iba a persistir, acercó los
dedos a los labios de su chico—. Realmente no puedo hablar de eso, por
mi seguridad y la de mi familia. Incluso la tuya, Stuart. Todos en mi vida.
Pero dejé el ejército hace unos diez años. No fue necesariamente mi
decisión, pero era hora de salir. Me fui con una baja honorable y elegí el

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Servicio de Alguaciles. Fue Skinner quien me habló sobre el Grupo de


Operaciones Especiales del Servicio de Alguaciles de EE.UU., GSM, para
abreviar. Me presentó a Mitch. Para entonces, me portaba mejor. —
Cuando sintió la vibración contra su pecho, empujó al hombre encima de
él—. Deja de reírte. Lo hice, y Mitch era prometedor. Skinner no supo
decirnos si encajamos porque somos gay, pero definitivamente ayudó a
emparejarnos. Lo hacíamos bien con los otros compañeros. Era
importante, supongo. Skinner es un buen tipo.

—¿Alguna vez dudaste de él en el trato del Tabernáculo de la


Redención? Porque tenías que sospechar de todos una vez que surgió la
participación del Agente Langley.

—Nunca él. Estaba hablando con Skinner a espaldas de todos casi


desde el principio. Bueno, al menos desde que cayó el chico Grayson. No
dudé de él ni una vez —dijo Kreed.

—¿Qué pasa con Connors o Brown? ¿Encendieron banderas rojas?

—Por supuesto. ¿Qué hay de ti? ¿Qué pensaste?

—Tenía información privilegiada, pero confiaba en ti. Eres


demasiado honesto para no hacerlo, si eso tiene sentido. —Las palabras
que salieron de la boca de Aaron no coincidían con la expresión de sus
ojos.

—Sí, tiene sentido —coincidió Kreed, pero no pudo evitar la


sensación de que Aaron estaba ocultando algo. Desde el momento en que
lo conoció, sintió que el chico estaba tratando de pasar desapercibido. Al
principio pensó que era porque no le caía bien a Aaron, pero claramente
ese no era el caso. Al final resultó que tenían una química increíble. Todo
se sentía bien con Aaron. Se había enamorado del compañero de juego
de su mejor amigo, y si estaba leyendo todas las señales correctamente,
estaba seguro de que Aaron sentía lo mismo por él. Pero nada de eso

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cambiaba el hecho de que estaba seguro de que Aaron le estaba


ocultando algo. Kreed se sentó hacia adelante, abrió la llave y calentó el
agua antes de recostarse contra la bañera.

—¿Alguna vez pensaste que estaríamos trabajando juntos? —Kreed


trazó círculos ligeros arriba y abajo de la espalda de Aaron.

—No, pero me alegro de que lo hiciéramos —respondió Aaron,


volviendo la cabeza para que su barbilla descansara en el pecho de Kreed.

—Todavía no puedo creer que me rechazaras así. Creo que fue


porque me deseabas —bromeó Kreed, agarrando el culo de Aaron y
deslizando sus cuerpos juntos para levantarlo y besarlo.

Aaron rompió el beso y levantó la cabeza, sonriéndole.

—Si no recuerdo mal, eras tú quien me deseaba —bromeó Aaron.

Kreed empujó su mano entre ellos nuevamente y pasó los dedos


por sus erecciones mientras hablaba.

—Quiero saberlo todo sobre ti. Cosas como si te gustan las Oreos
o los Tim Tams, playas o montañas, perros o gatos. Quiero ser con quien
compartas tus sueños. Al que le cuentes tus secretos. Quiero descubrir
todas las cosas que te hacen ser quien eres. —Kreed sintió que el cuerpo
de Aaron se tensaba tan pronto como las palabras salieron de su boca,
por lo que rápidamente agregó—: ¿Cómo fue tu infancia? ¿Qué tipo de
niño eras mientras crecías? Cuéntame sobre tu trabajo con la NSA.
Parece interesante.

A Kreed no le importaba lo que Aaron hubiera hecho en su pasado,


o lo que podría estar ocultando. Demonios, no había nada que el chico
pudiera decir o hacer para cambiar toda esta emoción profunda
desarrollándose dentro de él. Pero, evidentemente, estaba haciendo un
mediocre trabajo para hacerle entender ese punto.

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Serie Chicos buenos 3
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—No, no es tan interesante trabajar para la NSA. Y realmente no


hay mucho que contar. Lo que ves es lo que obtienes conmigo. —Aaron
se encogió de hombros cuando una sonrisa determinada se extendió por
su rostro—. Mi vida no es tan emocionante como la tuya. Además,
preferiría hablar sobre cómo planeo ocuparme de ti ahora. —La mirada
de Aaron descendió por sus cuerpos y se clavó en su polla.

El deseo y la necesidad estallaron en su vientre cuando Aaron rozó


los dedos contra su longitud. El chico apartó la mano de Kreed y se
apoderó firmemente de su dolorida erección. Todavía no había recibido
más respuestas de Aaron. Ahora parecía que sus preguntas tendrían que
esperar, porque el agarre de Aaron estaba revolviendo su cerebro.

—No estás jugando limpio, chico de iglesia.

—Simplemente nivelando el campo de juego, Alguacil. —El agua


fragante chapoteó contra el costado de la bañera demasiado cuando
Aaron cambió de posición y comenzó a acariciarlo con un propósito.
Kreed estaba indefenso contra las técnicas de desviación de Aaron, y
había estropeado efectivamente su sesión de preguntas y respuestas.

El chico era bueno. Tan bueno, de hecho, que los ojos de Kreed
giraron en su cabeza cuando el pulgar que rodeaba la cabeza de su polla
presionó contra su hendidura. No podía pensar con claridad, no con
Aaron provocándolo así.

—Joder, eso se siente increíble —dijo medio gruñendo—. Pero he


captado tu juego.

—¿Y cuál es? —Aaron lo acarició unas cuantas veces más.

—Distraerme con sexo —respondió Kreed mientras empujaba el


puño de Aaron.

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Serie Chicos buenos 3
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—Siempre podemos hablar más tarde. Solo quiero hacerte sentir


bien —razonó Aaron.

Kreed cedió.

—Sí, luego. Y para que lo sepas, me gusta lo que estás haciendo


ahora.

—Voy a tratar de hacerlo mucho mejor. —Aaron le sonrió y luego


le soltó la polla antes de empujarse hacia arriba y alejarse—. Solo relájate
contra la bañera —ordenó Aaron, empujándolo mientras se movía entre
las piernas abiertas de Kreed. La parte posterior de sus muslos
descansaba ligeramente sobre la parte superior de los de Aaron. El chico
usó su mano y tiró de él más cerca antes de ponerse de rodillas, el agua
tibia rodando por su cuerpo, chapoteando entre sus piernas abiertas. En
esta posición, las bolas de Aaron se presionaron contra las suyas cuando
se inclinó hacia adelante, y tomó sus dos pollas en la mano y comenzó a
acariciar nuevamente.

La sensación de la polla dura como el acero de Aaron firmemente


presionada a lo largo de la suya envió una descarga eléctrica
directamente a sus bolas. Kreed bebió de la vista frente a él. Aaron era
un caliente hijo de puta. Sus ojos azul metálico destacaban sobre su
cabello oscuro y piel bronceada. Y esos malditos anillos en los pezones
hicieron que la boca de Kreed se hiciera agua.

La sensación del puño de Aaron deslizándose hacia arriba y hacia


abajo por su longitud y la sensación del saco caliente de Aaron contra el
suyo casi lo empujó más allá del punto de no retorno, y ya estaba
peligrosamente cerca de perder su carga. Aaron desaceleró su ritmo y
pasó el pulgar por la cabeza hinchada de Kreed extendiendo la pre-
eyaculación de su polla. Había tanta ternura en su toque. El puño de
Aaron se apretó a su alrededor, moviéndose arriba y abajo de su eje en

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Serie Chicos buenos 3
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largos y perezosos golpes que lo hicieron arquear las caderas en busca


de más fricción.

—¡Ahh, joder! —jadeó Kreed. Aaron continuó bombeando sus


pollas con una mano mientras jugueteaba con sus bolas con la otra, esos
dedos traviesos lo empujaron al borde.

El ritmo de Aaron se aceleró. Esa brillante mirada fija en la suya.


Podía sentir que el aire a su alrededor se cargaba de electricidad. El fuerte
puño que bombeaba su polla se apretó y se retorció perversamente en el
movimiento ascendente. ¡Joder! El chico sabía exactamente lo que estaba
haciendo. Y cuando Aaron se lamió los labios y luego tiró de ese pedazo
de carne regordeta entre sus dientes y sonrió, casi se corrió ahí mismo.
Nunca había imaginado que encontraría a alguien tan perfecto para él,
pero lo había hecho con Aaron.

Kreed extendió la mano, uniendo su mano con la de Aaron sobre


sus pollas mojadas cuando el chico se inclinó y sus labios se tocaron. La
forma en que Aaron lo besó, suave y sin prisas, casi reverente mientras
empujaba su lengua en la boca de Kreed y la acariciaba, lengua contra
lengua, labios firmes moviéndose en sintonía con los suyos, hizo que sus
rodillas se debilitaran. Kreed apretó más fuerte sus pollas mientras
seguía el ejemplo de Aaron, masturbándolos con dureza. La dulzura del
beso no coincidía con el intenso ritmo que Aaron estaba orquestando en
sus pollas y esa inesperada variación combinada con la sensación del
agua lo sorprendió.

—Estoy casi allí. —Las bolas de Kreed se apretaron contra su


cuerpo y el fuego le recorrió la espalda. Estaba completamente indefenso
contra el placer que se apoderó de él y lo hizo gemir—. Joder. Sí. Aaron...
—La liberación de Kreed flotó hacia él, y se vino con un grito
estrangulado. Su polla se retorció salvajemente mientras cintas de semen
salpicaban su estómago y su pecho.

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Suaves gruñidos llenaron sus oídos mientras Aaron lo seguía justo


detrás. El cuerpo de su amante se puso rígido, pero la mano de su chico
nunca disminuyó mientras continuaba acariciando sus pollas durante
sus orgasmos, y la esencia de Aaron se mezcló con la de Kreed en su
estómago. Kreed soltó sus pollas para pasar sus dedos por el calor que
cubría su piel mientras recuperaba el aliento y permitía que su corazón
se acelerara.

—¡Joder! ¡Eso fue bueno! —Aaron se derrumbó sobre él y lo besó


minuciosa y profundamente. Kreed envolvió a su chico en sus brazos y
cerró los ojos, completamente satisfecho, embebiéndose de todo lo que
era Aaron. Permanecieron encerrados en los brazos del otro hasta que el
agua comenzó a enfriarse. Kreed presionó un beso contra el cabello de
Aaron.

—El agua se está enfriando y nos convertiremos en ciruelas pasas


si no salimos —dijo Kreed finalmente después de unos minutos. Se
habría quedado encerrado cómodamente en el abrazo de Aaron toda la
noche si el agua no se hubiera puesto fría tan rápido.

—Oreos. Me gustan las Oreos —murmuró Aaron.

—¿Qué? —preguntó Kreed, inseguro de haber escuchado bien.

—Querías saber si me gustaban las Oreos o los Tim Tams. Me


gustan los Tim Tams, pero las Oreos con un vaso de leche helada es una
de mis cosas favoritas de todos los tiempos. Y para que lo sepas, no creo
que pueda moverme de este lugar. Estoy demasiado cómodo —dijo Aaron,
acurrucándose más cerca.

—Sabía que eras un chico de Oreos. Yo también. Tendremos que


recoger un paquete y obtener un poco de leche. —Kreed cambió de
posición y deslizó los dedos hacia arriba y abajo por la columna vertebral

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de Aaron. A este se le puso la piel de gallina y su amante se estremeció—


. Venga. El agua está fría y tengo una promesa que cumplir.

—¿Qué promesa? —preguntó Aaron.

—Creo que te dije antes, en el club, que iba a reclamar lo que era
mío, y siempre mantengo mi palabra. Pero primero, quiero ser reclamado
por ti. Es decir, si estás preparado para ello. Pareces un poco cansado.

—¿Es un desafío, Alguacil? —La cabeza de Aaron se levantó y sus


ojos se encontraron con los de Kreed.

—Creo que sí. —Kreed sonrió y luego besó la punta de la nariz de


Aaron.

—En ese caso, desafío aceptado.

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Capítulo 31
Algo había cambiado esta noche. Aaron no estaba completamente
seguro de qué, pero eso no alteraba los hechos. Le gustaba a Kreed, al
menos así parecía, y a él le pasaba igual. Aaron metió la almohada debajo
de su cabeza. Estaban uno frente al otro en la cama y habían logrado
escabullirse lo más cerca posible el uno del otro. Juntaron las caderas,
enredaron las piernas y Kreed apoyó un brazo sobre su cadera con el otro
debajo de la almohada. Era tarde o temprano, no podía decirlo, alrededor
de las cuatro de la mañana, pero ninguno quería que la noche terminara.

Honestamente, la idea de dejar ir a este hombre no parecía posible,


pero tenía que hacerlo. Había demasiado en juego. Además, si Kreed se
enteraba, no querría tener nada que ver con él de todos modos. Los
servidores públicos, duros e incorruptibles no se metían con personas
como él. Ese pensamiento lo puso triste, así que lo hizo a un lado como
lo había hecho desde que conoció a Kreed.

—Hemos estado hablando como adolescentes —dijo Kreed y dejó


escapar un bostezo. Una vez que se completó, llegó otro mucho más
grande.

—Para. Me estás haciendo bostezar. —Los ojos de Aaron se


llenaron de lágrimas cuando volvió a bostezar. Kreed se echó a reír y lo
atrajo hacia sí. Se sentía tan bien tener este tiempo con Kreed, estar
envuelto en sus brazos, ser deseado por este hombre extraordinario—.
Estás muy cómodo solo siendo tú —continuó Aaron después de un rato.

—No puedo ser nada diferente. Además, aprendí eso en la escuela


secundaria. Tengo que ser dueño de mí mismo —dijo Kreed y en un

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movimiento rápido, Aaron estaba tendido contra el costado de Kreed, que


ahora estaba de espaldas—. Necesitamos dormir.

—Sí —estuvo de acuerdo Aaron.

Otro fuerte bostezo.

—No quiero que esto termine entre nosotros después de que


salgamos de la isla.

Aaron no dijo una palabra. Respiró hondo y cerró los ojos, tratando
de bloquear el dolor que de repente le apretó el pecho.

—¿No estás de acuerdo? —Kreed levantó la cabeza.

Aaron abrió los ojos y miró a Kreed.

—No dije eso.

—Bien. ¿Entonces, cuál es el problema? —Kreed lo acercó más, sus


dedos rozando ligeramente su espalda.

—Logística.

Kreed lo interrumpió.

—Somos un mundo global. Las relaciones a larga distancia


funcionan ahora.

—Sí, quizás.

—Sí, quizás, lo hacen absolutamente. Además, puedo vivir en


cualquier parte. No es que esté empacando en este momento y me esté
mudando cerca, pero si funciona, puedo hacerlo. Al menos estaría
dispuesto a intentarlo.

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Aaron volvió a quedarse en silencio. Su corazón realmente dolía.


Dios, quería eso, lo quería tanto. ¿Cómo le decía a Kreed que no vivía
donde le había dicho? ¿Cómo le decía que no era quien Kreed pensaba
que era? Mejor aún, ¿cómo terminaba esto si Kreed lo arrestaba en el
acto cuando salieran a la luz sus actividades secretas? El karma era una
perra, que lo hizo enamorarse de un hombre que juró respetar la ley
mientras él pasaba sus días infringiéndola, incluso con las mejores
intenciones.

—Deja de pensar tanto. Un día a la vez, siempre y cuando pases


todos tus días pensando en mí. —Kreed soltó esa risita sexy que hizo que
Aaron también riera—. Bésame. No puedo mantener los ojos abiertos.

Aaron levantó la cabeza y tuvo que empujarse en el pecho de Kreed


para acercarse lo suficiente como para besarlo. Puso un pequeño beso en
los labios del Alguacil. Los ojos de Kreed no se volvieron a abrir. Hacía
unos minutos, también estaba cansado, pero ya no. La preocupación era
más fuerte que la cafeína para mantener a una persona despierta. Aaron
movió su brazo y Kreed apretó su abrazo. Estaba empezando a esperar
eso de Kreed; fue dulce y un poco sofocante cuando su rostro quedó
enterrado en el hombro de Kreed. Se movió, luchó contra el agarre hasta
que miró a Kreed dormido, tratando de grabarse su hermoso rostro en su
memoria.

El sonido de los suaves ronquidos de Kreed lo hizo sonreír. Aaron


levantó un dedo, trazando las yemas sobre la frente de Kreed antes de
deslizar el dedo por la frente para quitar un mechón de pelo. Era extraño
pensarlo, pero era hermoso, uno de los hombres más guapos que Aaron
había visto. Más extraño aun, había captado la atención de alguien como
Kreed.

No había duda de que amaba a este hombre, un tipo de amor que


alteraba la vida. Recordaría este tiempo con Kreed por el resto de su vida.

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Aaron sospechaba que el dolor que siempre le atravesaba el corazón


cuando pensaba en dejar a Kreed se volvería más pronunciado hasta que
finalmente muriera en su roto corazón. Incluso si pudiera quedarse, la
carrera de Kreed, toda su vida, todo por lo que el hombre había trabajado,
estaría en juego si alguna vez se corriera la voz de que el Ayudante del
Alguacil tenía una relación con un fugitivo. Kreed perdería su
credibilidad, y también Mitch. Tenía más personas que considerar aparte
de Kreed. Arruinar la vida de alguien podía ser demasiado para superar.

Con ese deprimente pensamiento, comenzó a rodar desde la cama,


pero no pudo obligarse a dejar la comodidad de los brazos que lo
sostenían. En su lugar, puso su mejilla en el pecho de Kreed,
memorizando cómo se sentía su cálida piel contra su rostro. Suavemente
se movió hacia arriba y rozó su mandíbula contra la de Kreed. El rastrojo
había crecido y, Dios, le gustaba la sensación de eso. La cadencia de la
respiración de Kreed lo arrullaba, de alguna manera lo hacía sentir tan
seguro y protegido. Después de unos minutos más de solo mirar, susurró
tan suavemente que apenas pudo escuchar sus propias palabras:

—Te amo, pero no soy quien crees que soy. Tengo demasiados
secretos para que esto funcione. Lo siento tanto.

Su corazón casi se detuvo en su pecho cuando los ojos de Kreed se


abrieron, y de repente estaba mirando esas piscinas oscuras que veían
demasiado.

—Eso ya lo sabía. Puedo sentir que estás escondiendo algo.


Simplemente no lo entiendes, Aaron. Tus secretos no me importan. Sé lo
que hay aquí. —Kreed levantó una mano hacia el pecho de Aaron,
cubriendo su corazón—. En algún momento, te darás cuenta de que
puedes confiar en mí. Estoy dispuesto a darte ese tiempo.

Aaron estaba absolutamente seguro de que su rostro debía haberse


transformado en un millón de expresiones diferentes antes de ponerse su

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máscara. Había pensado que Kreed estaba dormido. No, él sabía que
Kreed estaba durmiendo, pero se había equivocado. Debería haber sabido
que pasar años en Fuerzas Especiales le permitiría adquirir algunas
habilidades de supervivencia. Aaron comenzó a alejarse, pero el brazo de
Kreed se convirtió en una prensa, manteniéndolo en su lugar.

—No te vayas.

—No puedo dormir. Iba a ver si podía hacer algo de trabajo para
poder pasar el día juntos.

Kreed mantuvo la intensidad en su mirada, observándolo larga y


duramente antes de retirar el brazo, pero levantó su mano hacia la cabeza
de Aaron, acercándolo más hasta que Aaron se movió el resto del camino
para besar los labios de Kreed.

—Lo dije en serio. No me importa. Cuando estés listo para


decírmelo, lo resolveremos.

—Está bien, gracias —respondió Aaron y se levantó de la cama,


cubriendo a Kreed con la cobija.

—Deja la puerta abierta. Me estoy volviendo protector en lo que a


ti respecta. Necesito poder escuchar —dijo Kreed, girándose nuevamente
sobre su espalda y cubriendo sus ojos con un brazo.

Quién sabía qué significaba ese comentario, pero dejó la puerta del
dormitorio abierta y también la puerta de la habitación donde había
instalado su equipo. Aaron se sentó en el escritorio e inició sesión para
ver varios cientos de mensajes sin respuesta. Sin lugar a dudas, sabía
que no estaba trabajando como debía últimamente. Tenía que estar
preocupando al grupo. Él siempre era el que empujaba en cada trabajo,
manteniendo a todos en línea en cada paso del camino.

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Serie Chicos buenos 3
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Aaron examinó todos los mensajes, no consideró nada tan


importante y los pasó por alto. En cambio, decidió mirar un poco más de
cerca la muerte de Derek Sinacola. Kreed había hablado de su hermano
un par de veces, y Mitch había dicho una vez que estaban teniendo
dificultades para obtener información sobre lo que realmente había
sucedido sobre la explicación de fuego amistoso que los militares habían
publicado. Esas respuestas eran algo que podía darle a Kreed cuando
llegara el momento de poner fin a esto. Al menos podía devolverle algo a
Kreed, porque el tipo le había dado tanto.

Encontrar aperturas era lo que mejor hacía. Había entrado en la


red de los Marines demasiadas veces para contar, y nunca arreglaban su
mierda, por lo que Aaron no tardó mucho en volver a entrar. Le tomó más
tiempo hurgar en los archivos para encontrar el caso de Derek. Aaron
bostezó. Estaba cansado, pero necesitaba hacer esto por Kreed. Abrió el
archivo, hizo una copia rápida y salió de allí antes de que el sistema
detectara la intrusión.

Aaron apoyó los pies en el escritorio, se recostó en la silla con el


teclado en el regazo mientras comenzaba a examinar cientos de páginas
de información. Era la mierda militar normal. Muchas palabras, todas
muy oficiales, que no significaban nada en absoluto. Mierda legal, pero
las respuestas estaban ocultas en todo ese galimatías, por lo que tenía
que seguir adelante.

Pasaron las horas y Aaron comenzó a perder fuerza lentamente


sobre esta idea. Este archivo masivo, con una gran cantidad de
información, estaba resultando tener kilómetros de retórica y jerga que
simplemente no tenía ningún sentido. Lo que Aaron no podía entender
era por qué era necesario todo ese papeleo. Derek Sinacola era solo un
marine promedio, nada parecido al archivo de su hermano. Entonces,
¿por qué tanta documentación? ¿Podrían estar preocupados por una
demanda de la familia? No, era el ejército y él estaba en servicio activo en

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Serie Chicos buenos 3
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el momento de su muerte. No podían demandar, incluso si tenían


evidencia de irregularidades.

Pasándose una mano por la cara, volvió a colocar el teclado sobre


el escritorio y se puso de pie. Estiró su cuerpo cansado y bostezó
profundamente, dando varios pasos alrededor de la habitación para
ayudar a despertarse. Comenzó a sentir ese insistente cosquilleo en la
columna vertebral. Eso nunca era una buena señal, pero algo no estaba
bien en esa información; no tenía sentido tanto papeleo, incluso para una
agencia gubernamental, y eso significaba algo.

Definitivamente el ejército estaba ocultando información, pero


¿qué? Las marcas de tiempo en los archivos eran legítimas, pero eso no
significaba que no lo hubieran hecho a propósito. Los datos parecían
completos. Aaron miró la pantalla desde el otro lado de la habitación,
obligándose a pensar.

Bien, Kreed era un rudo militar, así que tenía sentido que
reclutaran a su hermano. Los militares podían ser despiadados. El precio
de la libertad no era gratis y la ética no importaba. Conociendo las
habilidades de Kreed, Aaron pudo ver que los militares no lo habrían
usado por su fuerza física, aunque eso era impresionante, sino por su
cerebro, y Kreed había pasado la mayor parte de su tiempo en el
extranjero.

Recopilar información de enemigos extranjeros requería el sigilo


intuitivo de alguien como Kreed Sinacola. Los ojos de Aaron saltaron a
su computadora mientras avanzaba. ¿Podría ser? Si era así, en el mundo
de hoy, no habría forma de ocultar esa información. Con una sonrisa
especulativa, Aaron se sentó y encendió su computadora nuevamente. Si
estaba allí, podría encontrarlo. Incluso sabía exactamente a dónde ir.
Cubriendo sus huellas, se puso a trabajar.

***

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed se despertó con los sonidos de... ¿una impresora? Ni siquiera


sabía que Aaron tenía una impresora en toda esa mierda que llevaba
consigo a todas partes. Kreed abrió los ojos y vio que el sol se asomaba
por el fondo de la sombra oscura que cubría las ventanas. No era
sorprendente en realidad. Se había ido a dormir en las primeras horas de
la mañana. Mientras rodaba de la cama, miró el despertador. La brillante
pantalla digital roja marcaba las doce y media. Había dormido mucho
tiempo. Debía ser la agradable compañía, el buen sexo y todos estos
sentimientos de amor que nunca antes había experimentado que lo
tenían durmiendo tanto.

Cual fuera la razón, estaba agradecido, en realidad apreciaba


muchas cosas. Pero lo más importante estaba allí imprimiendo lo que
parecía un libro por la forma en que la máquina zumbaba una y otra vez.
Caminó hacia el baño, pensando en su noche. Esperaba que hubieran
abierto el camino con la confesión de Aaron de que tenía secretos. Sí,
había estado durmiendo y Aaron no tenía la intención de que él
escuchara su revelación, pero eso no importaba. Una admisión
significaba que su chico se estaba abriendo, llegando a aceptar que
podría haber un futuro entre ellos. Esos secretos se descubrirían a
tiempo. Darían pequeños pasos, pero eso también estaba bien.

Kreed se cepilló los dientes y se echó agua en la cara, luego tomó


una toalla. Después de secarse la cara, fue a buscar sus vaqueros.
Rebuscó entre el montón de ropa, encontró los suyos y se los puso sin
molestarse con la ropa interior, teniendo cuidado al cerrar la cremallera.
Salió al pasillo y asomó la cabeza en la habitación de invitados. Su chico
estaba ocupado trabajando y usaba esos malditos auriculares,
probablemente no lo escuchaba en absoluto. No había comida ni platos
vacíos alrededor, lo que significaba que Aaron ya debía estar hambriento.

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Resistiendo el impulso de molestar a su amante adicto al trabajo,


Kreed se dirigió hacia la cocina. Puso a freír un poco de tocino y huevos
antes de poner el café.

Como era de esperar, Aaron dio la vuelta a la esquina, tal vez le


había llevado un poco más de lo que hubiera pensado ya que casi había
terminado de cocinar. Agarrando un trozo de tocino, lo dejó caer en su
boca, masticando mientras miraba a Aaron por encima del hombro. Le
sonrió a Aaron, que estaba parado en medio de la cocina, sin moverse,
su rostro era una máscara de ira y dolor, y en sus manos había varias
páginas impresas.

—¿Qué pasa? —preguntó Kreed, volviéndose completamente hacia


Aaron.

—Quería hacer algo por ti. Devolverte algo, pero esos hijos de
puta... Kreed... lo siento mucho. —Aaron estaba sacudiendo la cabeza—
. Esos imbéciles... —Las lágrimas se formaron en los ojos de Aaron, y eso
lo confundió. El miedo se enroscó en sus entrañas y la inquietud envió
miedo corriendo por su columna vertebral. Avanzó cuando Aaron le
tendió las páginas que tenía. Todo lo que Kreed vio fue el nombre de su
hermano en la parte superior antes de levantar los ojos hacia Aaron.

—¿Qué es esto? —Aaron se acercó, colocando ambas manos


alrededor de sus brazos.

—Quería darte un cierre sobre la muerte de tu hermano. Quería


que supieras lo que pasó para que no hubiera más preguntas. Podrías
comenzar el proceso de curación, pero... Honestamente, nunca pensé que
encontraría algo como esto.

Kreed bajó la mirada hacia las páginas.

—¿Cómo conseguiste esto?

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—Pirateé el sistema.

—¿Saben que hiciste esto? ¿Pueden encontrarte? —Sabía que la


información en sus manos le alteraría la vida, y no quería que el hombre
que amaba se pusiera en riesgo por reunir esto para él.

—Es poco probable. Cubrí mis huellas.

Kreed asintió, sus ojos volvieron a las letras negras en las páginas.
Su corazón se hundió. Se había dicho a sí mismo que no necesitaba saber
lo que había pasado. Realmente no importaba porque nada traería de
vuelta a Derek, pero ahora que tenía la información en sus manos, su
corazón martilleaba en su pecho, y tuvo que luchar para extraer aire de
sus pulmones. Con los ojos fijos en los documentos, pasó junto a Aaron
y se dirigió a la mesa de la cocina donde se sentó. Respirando hondo,
Kreed enderezó la espalda mientras pasaba la primera página y
comenzaba a leer. Aaron se acercó a la silla frente a él, apoyó las manos
sobre la mesa y esperó.

Leyendo la última línea, Kreed continuó mirando la última página


mientras su corazón se llenaba de una pena que no sabía que podía
existir. Las imágenes de ese niño lindo que lo seguía por la casa llenaron
su cabeza y su corazón. Siempre había fingido estar tan molesto. Incluso
cuando había regresado a casa de permiso, Derek tenía esos grandes ojos
marrones enfocados en él, siempre cerca. Podía ver que su hermano lo
idolatraba tanto que había seguido los pasos de Kreed y se había unido
al ejército.

Lo que Kreed no sabía, lo que aparentemente nadie en su familia


sabía, era que su hermano había seguido completamente sus pasos.
Había tenido la misma intuición aguda que Kreed y los militares la
usaron para su ventaja. Donde el espionaje de Kreed había estado oculto,
misiones ultrasecretas, donde si hubiera sido atrapado, los militares
negarían todo conocimiento, Derek había sido parte de una nueva

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Serie Chicos buenos 3
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iniciativa: un programa de inteligencia clandestino realizado por el


ejército de los Estados Unidos.

Ambos fueron asignados a Medio Oriente. Tenía sentido en función


de su aspecto. Solo que su hermano había sido descubierto. Una brecha
interna. Alguien del interior proporcionó información a al-Qaeda. Derek
había tenido una muerte brutal cuando habían dado el costo del rescate
y los militares no habían pagado. Maldita sea, su hermano tuvo que estar
cagado de miedo. Kreed contuvo el aliento cuando su corazón se abrió de
par en par ante la idea.

Si lo hubiera sabido, habría ido por Derek. Podría haber intentado


algo... cualquier cosa. Una lágrima se deslizó por su mejilla cuando
agarró los papeles de la mesa y marchó hacia la puerta trasera. La abrió
y pasó, dejándola abierta mientras se paraba en la cubierta, dejando que
el aire frío y salado llenara sus pulmones. Las olas chocaban contra la
orilla igual que sus pensamientos, colisionando con la incredulidad y la
ira en su corazón.

Toda la agresión que había sentido en la mesa comenzó a


desvanecerse, con la desolación y la duda que ahora se apoderaba de él.
¿Por qué no le había advertido a su hermano de todo lo que los militares
le habían hecho pasar? Mejor aún, ¿por qué ninguno de los dos había
hablado sobre esta extraña cosa instintiva que tenían dentro de ellos?

Kreed bajó un par de escalones del porche y se sentó, con los


hombros caídos. El ejército de los Estados Unidos tenía muchas cosas en
su contra. Habían tenido espías infiltrados en sus filas, pero en el mundo
de hoy, su propia gente vendía los secretos. Kreed había visto esas
señales hace tantos años. Esa era una de las razones por las que se fue
cuando lo hizo. Trabajar de manera encubierta en un país hostil era
bastante complicado antes de que alguna vez tuvieras en cuenta que tus
conciudadanos estadounidenses entregaban tu nombre a manos

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Serie Chicos buenos 3
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equivocadas. Kreed apoyó los codos sobre las rodillas y bajó la cabeza.
Debería haber estado allí para su hermano.

***

Aaron estaba de pie junto a la ventana, observando a Kreed con la


cabeza inclinada, esos gruesos hombros bajados en derrota. Su corazón
se rompió un poco más. Odiaba lo que había encontrado; odiaba no tener
más remedio que compartirlo con Kreed. Más que nada, odiaba que el
hombre al que había llegado a amar hubiera sido tan lastimado por un
montón de imbéciles hipócritas que habían decidido quienes vivían y
morían.

Respiró hondo y se apartó de la ventana antes de darse la vuelta y


dirigirse a su habitación. Pagarían por esto. Aaron se aseguraría de eso.
Por mucho que quisiera estar allí para Kreed en este momento, cerró la
puerta detrás de él. Llevaría un poco de tiempo, pero iban a lamentar sus
mentiras.

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Capítulo 32
Al atardecer, Kreed finalmente le prestó atención al ruido en su
estómago. Tan enfermo y con náuseas como lo había puesto el
descubrimiento del día, necesitaba alimento y probablemente una
cerveza fría o doce. Se levantó de la cubierta trasera y se dirigió a la casa,
extrañando profundamente al hermano que no había conocido
realmente. Habían compartido mucho en esta vida. Había ingresado al
ejército a través de la marina. Derek había entrado por los Marines, pero
habían terminado exactamente en el mismo lugar, atrapados en las
entrañas de las peores organizaciones terroristas del mundo.

Tal vez si hubiera hablado más con su hermano pequeño, podría


haber ayudado a mantenerlo con vida. Ciertamente, nunca habría
permitido que Derek se involucrara en el espionaje. El problema con esa
línea de trabajo: obligaba al espía a comer, beber y respirar ese estilo de
vida. Kreed no estaba orgulloso de las cosas que había hecho o visto e
ignorado mientras ascendía por la célula terrorista a la que había sido
asignado, pero había tenido que hacerlas. Esas fueron sus órdenes. Y un
militar seguía órdenes a toda costa.

Kreed abrió bruscamente la puerta del refrigerador. Tomó una


cerveza antes de ver un plato de comida envuelto en papel de aluminio.
Una leve sonrisa se formó en la esquina de sus labios cuando notó una
nota pegada en el exterior del plato de comida.

No quería molestarte. Necesitas comer. Por favor, inténtalo. Estaré


trabajando durante las próximas horas. No te vayas y no nades si
empiezas a beber. Saldré pronto.

La nota no estaba firmada.

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Serie Chicos buenos 3
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La idea de que Aaron se tomara el tiempo para prepararle la comida


y la dulzura de las palabras escritas inundaron ese lugar especial en su
corazón que Aaron había ocupado, al único que le pertenecía. Le gustaba
cómo Aaron quería cuidarlo. Solo que eso no alejó la indignación, el dolor
y la traición que lo atravesaban, todo dirigido a los militares. Aaron había
sido inteligente al mantener su distancia esta tarde, darle tiempo a Kreed
de comprender con toda esta nueva información. Kreed miró el reloj del
microondas y se dio cuenta de que no era por la tarde, después de todo.
Ya era de noche.

Sacó el plato, lo colocó junto con la cerveza en el mostrador y miró


debajo del papel de aluminio. Era un sándwich de pan francés; una de
las especialidades de Aaron. Una bolsa de papas fritas y algunos frijoles
también estaban en el plato, junto con la cuchara. Abrió la tapa de la lata
de cerveza y agarró la comida. Salió por el pasillo, pasó la puerta cerrada
del dormitorio. Podía escuchar a Aaron hablando. No era la primera vez
que hablaba mientras trabajaba, pero que Aaron cerrara la puerta era
nuevo.

Decidiendo no molestarlo, Kreed tomó la comida y salió al patio.


Puso todo sobre la mesa y encendió las antorchas tiki. La magnitud del
dolor todavía lo abrumaba, y parecía que una preocupación conducía a
otra. El dolor sobre la verdad de la muerte de su hermano, sus temores
de que la confesión de Aaron alejara al hombre de él en lugar de acercarlo,
y luego su futuro con el servicio de Alguacil, su futuro incierto ahora que
Mitch ya no sería su compañero. Todo eso pesaba sobre su corazón esta
noche.

Después de encender la última antorcha, Kreed regresó a la mesa


y recogió su cerveza. La bebió bastante rápido antes de volver a entrar
por otra. Agarró dos esta vez y un rollo de toallas de papel antes de volver
a salir.

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Kreed se sentó y miró el sándwich, perdido en las imágenes de la


comida basura que había comido en las cuevas subterráneas de
Afganistán. Como siempre, las visiones de cuerpos quemados y restos
carbonizados de pequeñas aldeas sobrecargaron su cerebro. Nunca
podría deshacerse de esa mierda.

El horror y la atrocidad que había soportado para transmitir


información a su gobierno y... Sacudió la cabeza para borrar los
recuerdos. Y ahora sabía que su hermano también había vivido esa vida,
excepto que su hermano había sido atrapado. Dios, la muerte que debió
haber soportado. Su estómago se revolvió y ambas manos fueron a su
frente, sosteniendo su cabeza mientras cerraba los ojos. Debería haber
sido más abierto y honesto con Derek, haber estado allí para protegerlo.
Había estado demasiado jodido en su cabeza. Todavía estaba trabajando
para llegar a un acuerdo con esa mierda él mismo.

Kreed no tenía idea de cuánto estuvo sentado allí, reproduciendo


las imágenes que lo habían perseguido durante años, antes de que el tono
agudo de Mitch lo sobresaltara y lo devolviera al presente. El horrible
sonido le irritó los nervios. Mitch obviamente había cambiado el tono de
llamada en casa de Colt. El imbécil hacía esa mierda todo el tiempo. Kreed
nunca se había tomado el tiempo de cambiarlo.

Kreed se frotó los ojos y respiró hondo.

—¿Qué? —Gruñó en la tercera molesta carcajada.

—¿Qué pasa? —preguntó Mitch, sin siquiera molestarse con un


saludo.

—¿Por qué no estás durmiendo? —respondió. Kreed no estaba


seguro de la diferencia horaria, pero ya era tarde en la isla, lo que lo hacía
aún más tarde en el continente.

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—¿No has visto las noticias? —preguntó Mitch.

—¿Estarías viendo las noticias si estuvieras aquí?

—Buen punto. Todos están nerviosos. Protector se hizo cargo de


todos los sitios militares y de defensa. Tenía que ser algo grande para
desencadenarlos. Han roto los patrones habituales, por lo que parece
más personal. Pero fuera del registro, es divertido como la mierda. El
dragón que escupe fuego, que es su tarjeta de presentación, se convirtió
en una caricatura protagonizada por el director de la Agencia de
Inteligencia. Lo muestra rebotando por toda la página, tratando de
proteger su trasero de las llamas del dragón. Con el mensaje: El engaño
te morderá en el culo.

—¿En serio? —preguntó Kreed. Mitch capturó toda su atención con


esa descripción. Se sentó y apartó su plato, sin haber tomado un solo
bocado.

—Sí. Protector no estaba tan ordenado esta vez. Deben haber


estado realmente enojados y querían causar mucho dolor a esos tipos.
Actuaron rápido y no fueron tan minuciosos cubriendo su rastro. Lo
rastrearon hasta una dirección IP en Nebraska.

—¿Cerrarán todas las ramas militares?

—Sí —se rió Mitch—. Cada sucursal, todo el Departamento de


Justicia, todo se redirige a la página principal de Protector. Cerraron esa
mierda. Los chicos del FBI están trabajando para detener a quien esté
involucrado. Hacer que las cosas vuelvan a funcionar no será fácil. Han
pasado un par de horas y sus mejores chicos aún están bloqueados. Cada
vez que se acercan, el dragón aparece en el monitor, se ríe y todo en la
pantalla se incendia.

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed se sentó en silencio, escuchando y pensando, la inquietud


echaba raíces en la parte posterior de su cerebro. Su cabeza estaba
demasiado jodida. Algo seguía pinchándolo y no podía sacudírselo de
encima.

—¿Estás ahí? —preguntó Mitch.

—Si. Nebraska, ¿eh?

—No están dejando salir demasiado sobre todo el asunto del


Protector. Dijeron que sabrían más cuando se reúnan conmigo de nuevo.

—¿Por qué? ¿Reunirse contigo por qué?

—Mi futuro, que no quiero discutir en este momento. Es posible


que desee que Aaron llame a Masters y mire si puede ayudarlo. Él sabe
toda esa mierda sobre computadoras. El tipo es brillante. Podrían usarlo.
—Ese comentario alarmó a Kreed por alguna razón, pero rechazó ese
pequeño y molesto pensamiento.

La inquietud se enroscó en sus entrañas, se tensó y luego se


deshizo del todo. Todo se calmó en su interior.

El hackeo de Protector...

Nebraska…

El tatuaje de dragón en el pecho de Aaron...

La tierra se movió, dejando a Kreed fuera de balance en una


reacción casi violenta. El palpitar de su frenético corazón explotó en sus
oídos. El aire de repente se desvaneció cuando el miedo se apoderó de
sus entrañas.

¡No!

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Su cuerpo se tambaleó hacia adelante; su mundo inclinado sobre


su eje. Kreed dejó caer el teléfono mientras se ponía de pie, con todo su
enfoque centrado en detener a Aaron. Kreed salió corriendo, su único
objetivo era llegar a él antes de que alguien pudiera encontrarlo y
lastimarlo. Ese pensamiento realista y aleccionador lo condujo más
rápido.

La posibilidad de perder a Aaron lo hizo correr a toda velocidad por


la cubierta y atravesar la puerta trasera sin tener en cuenta el traqueteo
del cristal detrás de él. Kreed irrumpió por la puerta cerrada de la
habitación, haciéndola golpear fuertemente contra la pared de yeso.
Aaron saltó, sorprendido por su entrada no anunciada. El chico estaba
trabajando en el escritorio, Kreed podía ver la luz reflejada en los
monitores detrás de los cuales estaba. Kreed disminuyó la velocidad, su
enfoque se concentró en Aaron mientras despejaba su mente y trabajaba
para obtener una idea sobre el estado de ánimo de Aaron.

Maldita sea, no había duda, tenía razón sobre Aaron. Kreed podía
sentir la ansiedad creciendo en el aire a su alrededor mientras avanzaba.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Aaron. Se recostó en su silla, con


los pies descalzos cruzados sobre el escritorio y el teclado en su regazo.
Yendo contra cada emoción en su cuerpo, Kreed se obligó a calmarse. Le
quitó a Aaron los auriculares de los oídos, luego tomó el teclado de su
regazo. En lugar de aplastarlos con sus propias manos, como quería
hacer, los arrojó sobre el escritorio. Echó un vistazo a las dos pantallas,
buscando algo, cualquier cosa para demostrar que Aaron no era el
responsable del hackeo. La esperanza comenzó a desvanecerse cuanto
más digería lo que veía.

Mostraba una gran cantidad de galimatías con un pequeño cuadro


de chat en la esquina.

—¿Pueden escucharnos?

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—No, los silencié. ¿Qué pasa? —preguntó Aaron, luciendo un poco


asustado. Sin duda, el chico había estado monitoreando la respuesta de
los federales. Podía hacerlo fácilmente con su autorización de seguridad.

Mierda, todo estaba empezando a juntarse y la imagen que estaba


siendo pintada tan claramente en su cabeza parecía cada vez más
sombría. ¿Cómo no había descubierto esto antes?

—Tienes que parar.

Observó por mucho tiempo mientras Aaron colocaba barreras


mentales entre ellos. De ninguna manera eso iba a funcionar. Kreed se
agachó y ahuecó el rostro de Aaron entre sus palmas, evitando que se
diera la vuelta.

—Tienes que detener esto. Entiendo lo que estás haciendo, juro por
Dios que lo hago, pero te encontrarán y te matarán o te harán desear que
lo hayan hecho. Esto no es algo que perdonarán. No les gusta que los
hagan lucir como tontos. Si te arrestan, será solo porque lo jodieron y no
te pudieron eliminar.

Los segundos pasaron mientras veía la manzana de Adán de Aaron


hundirse lentamente mientras tragaba. Esos intensos ojos azul metálicos
buscaron los suyos antes de que la máscara de Aaron volviera a su lugar.

—No sé de qué estás hablando —dijo Aaron, la convicción no


coincidía realmente con las palabras. Su corazón se hizo añicos por la
facilidad con que Aaron le mintió.

Kreed entendió la razón, pero no cambiaba la situación. No estaba


llegando a Aaron. No estaba haciéndose entender. El pánico lo hizo caer
de rodillas. Kreed sabía las cosas de las que su gobierno era capaz, las
había presenciado de primera mano. Demonios, incluso había

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administrado algunos de los golpes. Tenía que hacer algo, hacer que
Aaron entrara en razón.

—Los agujeros en mi archivo... —Kreed suspiró profundamente y


bajó sus manos a las de Aaron, apretándolas más fuerte que nunca—.
Nunca he dicho esto en voz alta antes.

Kreed inclinó su cabeza, su frente tocando el dorso de las manos


de Aaron. Dejó que Aaron sacara una de sus manos y sintió los largos
dedos de su chico pasar por su cabello.

—Puedes confiar en mí —susurró Aaron. Kreed levantó la cabeza,


sus ojos enfocados en los de Aaron. La complejidad de la emoción que vio
en sus profundidades azul grisáceas le dio más coraje del que había
tenido en mucho tiempo.

—Fui parte de una operación encubierta. Esto que tengo me hizo


atractivo para el gobierno. Me reclutaron para el programa cuando era
joven. Me enviaron a Oriente Medio, donde identifiqué y me infiltré en Al
Qaeda.

—¿Así es como te hiciste la cicatriz en la cadera? —preguntó Aaron.

—Sí. Pasé años allí. Yo fui uno de ellos, filtrando la información de


vuelta. —Kreed volvió a cerrar los ojos, las imágenes que lo habían
acosado durante la mayor parte de su vida adulta pasaron por su mente.
Había vivido y respirado esa célula terrorista todos los días. Había
participado en crímenes horribles contra la humanidad para demostrar
su valor y ascender rápidamente de rango. Se ahogaba en ese mal todos
los días y arriesgaba su vida una y otra vez para canalizar información al
gobierno de los Estados Unidos—. Sé de primera mano hasta dónde
llegará nuestro gobierno para asegurar sus motivaciones secretas. Y
vendrán tras de ti. Están investigando ahora mismo. Estamos en alerta
máxima buscándote, Aaron.

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El dolor del pensamiento era una emoción que lo ahogaba mientras


imploraba.

—Cariño, no podré mantenerte a salvo. Nadie podrá mantenerte a


salvo. Si no te encuentran ahora, lo harán en algún momento, porque
apostaría mi vida a que tienen un equipo de chicos tan habilidosos como
tú buscándote... La recompensa es demasiado alta y solo se multiplicó
por diez con este truco sobre el ejército. No están jugando.
Desaparecerás. Mira lo que le pasó a mi hermano y cómo se lavaron las
manos. Derek siguió mis pasos, Aaron, y ahora está muerto.

Aaron se quedó en silencio, mirándolo, su mano agarrando la de


Kreed, sosteniéndola con fuerza como si le hubieran arrojado un
salvavidas. Lo que dijo a continuación le dio esperanza a Kreed, a pesar
de que las palabras no eran las que quería escuchar.

—No es tan fácil salirse.

—Lo que sea necesario, estaré aquí a tu lado. Te amo. Lo hago.


Debería habértelo dicho antes. No puedo perderte a ti también. Por favor
deja todo esto. Ahora lo entiendo. Entiendo por qué mantuviste distancia
entre nosotros, pero tienes que detener esto, Aaron. Por favor. Te amo.

—Te amo —susurró Aaron—. No podía dejar pasar lo que le pasó a


Derek. No me gusta que estés herido.

—Entonces deja que eso sea suficiente. —Kreed besó los dos
nudillos de Aaron—. Por favor, detén esto. Ven a comenzar una vida
conmigo. Deja todo esto atrás.

—No es así de fácil…

—Pero lo es, Aaron. Es exactamente así de fácil. Están detrás de ti,


así que simplemente desaparece, entonces el rastro se enfriará.

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—Hay mucho más que no sabes. —Aaron se apartó de él,


rompiendo el contacto. Sus ojos eran tan serios, como si le suplicara a
Kreed que lo entendiera. Apagó los monitores, se levantó de la silla y salió
de la habitación, dejando a Kreed de rodillas en medio del piso.

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Capítulo 33
El agua fría lamió los pies de Aaron en el borde del agua. Mantuvo
los brazos cruzados sobre el pecho mientras miraba hacia el océano.
Nunca en cien millones de años pensó que estaría donde estaba hoy.
Protector había sido su bebé desde la secundaria. Todos los días desde
que él y su amigo de juego en línea habían creado la idea, se había
centrado en las nociones de este ser por el bien común. Nunca pensó que
llegaría a ser tan importante, un fenómeno de culto que millones de
personas siguieron y ayudaron con el único propósito de ser un perro
guardián para ayudar a controlar el odio y la corrupción en el mundo.

En aquel entonces, todo parecía más claro. Tenían un plan y


ejecutaron los pasos con precisión. Había sido estratégico al piratear el
sistema del gobierno cuando era adolescente. Había planeado todo el
trato. No demasiado, solo una pequeña brecha... con un rastro muy alto
y claro directo a su puerta. Había necesitado ese arresto para conseguirle
el trabajo con el gobierno. Tal como había esperado, en cuestión de
meses, la agencia lo había contratado para encontrar agujeros en sus
sistemas. Eso fue todo lo que hizo falta. Ese movimiento le permitió vigilar
lo que los federales encontraban cuando estaban buscando a Protector.

Aaron suspiró y pateó hacia las olas entrantes.

Mitch había complicado las cosas. Había encontrado a Mitch


mientras buscaba a un amigo que le diera credibilidad. Aaron nunca
esperó que le gustara tanto el chico. La culpa había sido un concepto
extraño hasta que conoció a Knox. Esa fue la razón principal por la que
había saltado y lo había ayudado tanto cuando Knox finalmente había
pedido algo, una forma de ayudar a aliviar la culpa que tenía por

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aprovecharse del honor e integridad del tipo. Ahora, Aaron sabía, ese fue
el principio del fin.

Patrick, su compañero de juegos de la escuela secundaria que


nunca había visto en la vida real, había cambiado en los últimos años.
Se había convertido en un teórico de la conspiración, convirtiendo los
problemas obvios en tormentas, cavando más profundo y haciendo
suposiciones amplias sin adquirir una pizca de prueba física. Habían
perdido la visión conjunta de Protector y sus discusiones igualaban los
momentos buenos en estos días.

Como Aaron sabía con certeza que nadie había hecho una
identificación firme o válida de su asociación con Protector, técnicamente
podía retirarse. En realidad, Aaron pensó que su compañero lo preferiría.
Habían peleado varias veces en los últimos meses. Patrick seguía
insinuando que Aaron los estaba reteniendo de la dominación global, lo
que sea que eso significara.

¿Cómo había descubierto Kreed Sinacola lo que nadie más en el


planeta había hecho? Ni siquiera podía pretender no saber la respuesta
a esa pregunta. Además de que Kreed era una de las personas más
intuitivas que había conocido, estaban conectados. Se conectó con Kreed
en un nivel más alto que cualquier otra persona en este planeta. Eso
decía mucho, porque Aaron nunca se había conectado completamente
con nadie. Y se sentía jodidamente increíble. Los sentimientos de amor
lo calmaron, lo calentaron, incluso cuando la brisa que soplaba del
océano se hizo más fuerte y más fresca.

Ese era otro problema. Quería que lo que tenía con Kreed
continuara. ¿Importaba que no fuera quien había pretendido ser? ¿A
Kreed le importaría? ¿O eran solo incidentes... pequeñas cosas que
realmente no importaban? ¿Pero lo harían con Kreed? Su nombre ni
siquiera era Aaron Stuart. Su nombre de pila era Aaron Drake. Se había

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graduado del MIT con un promedio sólido de 5.0. Y era alguien que había
usado al mejor amigo del hombre que amaba para promover su actividad
ilegal. Probablemente era algo imperdonable para un Ayudante del
Alguacil de los Estados Unidos.

—Aquí —dijo Kreed desde atrás mientras le cubría los hombros con
una chaqueta para correr. En el fondo de su mente, había registrado el
clima más frío, pero realmente no lo había notado hasta que Kreed se
acercó—. Has estado aquí por un tiempo. No quería que te enfriaras.

Este hombre merecía toda la felicidad que este mundo tenía para
ofrecer. Aaron extendió la mano y la colocó sobre el antebrazo de Kreed,
deteniendo su retirada mientras se alejaba. Cuando se giró para
enfrentar a Kreed por completo, no fue el viento lo que lo heló hasta la
médula, sino la incertidumbre en los ojos de Kreed. Aaron odiaba saber
que había causado esa mirada. Odiaba eso más que nada. La culpa y la
inquietud hicieron imposible el contacto visual, así que miró hacia la
arena.

—Lloverá pronto —dijo Kreed en voz baja. Aaron no estaba seguro


de cómo responder. No era como que Kreed mencionara el clima para
tratar de conversar. Kreed siempre había sido directo. Aaron respiró
hondo y se obligó a levantar la cabeza y encontrarse con la mirada de
Kreed. No podía ver ningún desprecio o arrepentimiento, pero la
preocupación que encontró le aceleró el corazón. Nunca quiso ver eso o
la decepción nadando en esas profundidades.

—Te amo, Kreed. Lamento que nunca...

—Lo sé. Yo también te amo —respondió Kreed. Sus palabras fueron


alentadoras, pero aún no estaba seguro de lo que significaba para ellos.
El tipo debería odiarlo por mentir, manipular a su amigo y poner en
peligro sus dos carreras. Aaron reunió su fuerza y se acercó. Kreed
envolvió un brazo y luego el otro a su alrededor.

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—Nunca planeé que esto sucediera. Por mucho que hayas


descubierto, hay muchas cosas que no sabes. —Aaron frunció el ceño y
se mordió el labio. Estaba asustado y todavía inseguro, pero aliviado y
emocionado por que Kreed hubiera dicho que lo amaba. El Alguacil
estaba dispuesto a perdonarlo y hacer la vista gorda. Más aún, había
imaginado que este momento terminaría en su propio arresto. Como ese
no parecía ser el caso, le debía toda la verdad a Kreed.

—Siempre que eso no ponga en peligro tu seguridad, no me


importa.

—Dices eso ahora... —comenzó.

—Aaron, tienes que saber que raramente cambio de opinión.

—Sí, no me arrestaste allí, pero aún puedes.

—Siempre serás tú. Nunca dejaré que eso suceda. Sabes lo


protector que soy contigo.

—¿Realmente ves un futuro para nosotros después de todo esto?


—preguntó Aaron.

—Sí, y lo he hecho por un tiempo. —Kreed lo sostuvo más cerca,


frotando sus manos arriba y abajo de los brazos de Aaron, la fricción
calentando su piel.

—Kreed, soy el fugitivo que tanto buscan. Soy uno de los hombres
detrás de la máscara. Incluso si me retiro, eso nunca va a cambiar.

—Nunca me había sentido así por nadie antes. No te dejaré ir por


ningún motivo. No puedo enfatizar eso lo suficiente.

El silencio cayó entre ellos. Aaron deslizó sus brazos alrededor de


Kreed y lo abrazó con fuerza. La aceptación simple era algo que nunca

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Serie Chicos buenos 3
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había experimentado, y si Kreed creía que podían tener una relación,


entonces tenía que intentarlo. Todavía había mucho que necesitaba
decirle, pero lo apartaría a un lado hasta que Kreed estuviera listo para
escucharlo.

—Aunque necesito que renuncies, Aaron. Lo que estás haciendo...


lo entiendo. Has creado conciencia. Has comenzado un movimiento.
Educas al mundo, pero ya es suficiente. Deja que la próxima generación
guíe la cruzada.

—Tienes razón. El grupo necesita crecer, pero sin mí. Se estaba


convirtiendo en un problema. Mi compañero y yo no estábamos
poniéndonos de acuerdo últimamente.

—¿Y esta persona o personas saben quién eres? Ya los rastrearon


a Nebraska con este truco.

—No son tan inteligentes como piensan que son. No han


descubierto que cuando persiguen al Protector, siempre terminarán en
Nebraska. En su mayor parte, hemos mantenido nuestra identidad el uno
del otro. No le costaría mucho a mi compañero descubrir quién soy, los
dos somos bastante habilidosos, pero no hemos roto ese código de ética
desde que comenzamos.

Kreed asintió y tomó la cara de Aaron suavemente entre sus


grandes palmas, el toque tan tierno y cálido contra su piel que alivió su
corazón y consoló su alma.

—Prometo que si haces esto por mí, renuncias a esto, haré todo lo
que esté en mi poder para hacer que tu vida sea mejor. Te amaré, cuidaré
y proveeré para ti. Si puedes encontrar una manera de mudarte conmigo,
haré todo lo que esté a mi alcance para asegurarme de que estés
contento. Incluso compartiré mi Lush contigo. Te he visto mirándolos. Sé
que los quieres.

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Serie Chicos buenos 3
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Aaron sonrió ante el brillo de travesura en los ojos de Kreed.


Necesitaba ese momento de ligereza. Todo había sido demasiado serio
hoy.

—Siempre y cuando estés dispuesto a compartir tu Lush. —Aaron


se rio entre dientes. Kreed se inclinó y lo besó brevemente—. Estoy
nervioso, Sin. Todo esto va muy rápido.

—No es rápido cuando sabes lo que hay aquí —dijo Kreed,


levantando la palma de Aaron hacia su corazón. Aaron levantó su otra
mano para tomar la parte posterior del cuello de Kreed y lo sostuvo allí
para profundizar su beso, haciéndolo duro y dulce. Aaron podía sentir la
emoción detrás del beso de Kreed. El cielo crepitó con relámpagos y gotas
de lluvia tocaron su piel. Aaron se retiró, tomó la mano de Kreed y lo
condujo a la casa justo cuando la tormenta comenzó a cobrar impulso.

Habían perdido la ropa cuando entraron en la casa. Aaron se giró


para enfrentar la expresión abierta y honesta de Kreed. Este hombre lo
amaba y estaba dispuesto a girar la cabeza, mirar en la otra dirección,
para darle la oportunidad de demostrar su valía. Estaba fuera. Nunca
más tendría que esconderse de Kreed. Este tenía la habilidad de
destrozarlo, destruirlo de muchas maneras.

El viento soplaba afuera, y escuchó el claro golpeteo de la lluvia en


las ventanas mientras tiraba de Kreed por el pasillo. Sin golpeó su boca
contra la de Aaron en el momento en que entraron en la habitación.
Empujó una lengua insistente entre los labios de Aaron, y este los abrió
con entusiasmo, deslizando su lengua firmemente contra la de Kreed,
saboreándolo, besándolo, enamorándose profundamente de este
magnífico hombre con cada roce urgente de sus bocas.

La lengua de Kreed pasó sobre sus dientes, empujando hacia la


parte posterior de su boca, sondeando, explorando los confines. Aaron
gimió en el beso, dando todo, sus lenguas se retorcieron y se enredaron,

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Serie Chicos buenos 3
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sus bocas trabajando frenéticamente para devorar al otro mientras sus


manos rozaban la piel de Kreed.

El viento soplaba contra la casa, haciéndola crujir. Se separó del


beso, luego pasó los labios por la barbilla de Kreed hasta la oreja y mordió
el lóbulo carnoso.

—Por favor, hazme el amor. —La necesidad de estar cerca de este


hombre lo consumía. Kreed gimió ante sus palabras, sus dedos rozaron
sus anillos de pezón, enviando una oleada de fuego directamente a sus
bolas. Cerrando los ojos con fuerza, Aaron echó la cabeza hacia atrás
para disfrutar del shock del placer. Cuando abrió los ojos, los oscuros de
Kreed reflejaban puro pecado carnal.

—A la cama, ahora. —La voz del Alguacil era autoritaria, y


maldición si eso no hacía que su polla se estremeciera.

Haciendo lo que le había dicho, Aaron se empujó hasta la mitad del


colchón y observó a Kreed agarrar los suministros del cajón y unirse a él
en la cama besándolo lentamente por las piernas. Aaron extendió sus
muslos mientras Sin se estiraba sobre él, con las pollas atrapadas y
goteando entre sus cuerpos. Inhaló el aroma rico y picante de la piel de
su amante.

—Te sientes tan bien contra mí —dijo Kreed mientras se frotaban


el uno contra el otro. La fricción no era suficiente para ninguno de los
dos, pero la sensación era lo bastante dulce como para que dos hombres
adultos se excitaran como adolescentes cachondos. Con sus bocas
fusionadas y sus manos explorando, juró que había muerto e ido al cielo.

Sintió a Kreed buscar en la cama y oyó que se abría la tapa de la


botella de lubricante. Sin se apartó del beso y se recostó sobre sus
talones. La tormenta fuera, el viento aullando y la lluvia cayendo contra

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Serie Chicos buenos 3
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la ventana del dormitorio, no era rival para lo que se estaba gestando en


los ojos de Sin.

—Dame tu mano.

Aaron levantó la mano como se le indicó, y Kreed roció el líquido


en dos dedos antes de bajar a su posición original.

—Quiero tus dedos en mí. —Sin le guiñó un ojo y luego sacudió el


anillo de pezón de Aaron con su lengua antes de chuparlo en su boca.
Kreed colocó besos húmedos sobre su pecho y hasta su cuello. El aroma
picante de Kreed llenó sus fosas nasales. Inhaló profundamente,
respirando el poderoso aroma del sexo y la excitación.

Agarró el trasero de Sin y extendió las mejillas, pasando los dedos


por el fruncido músculo antes de empujar. La polla de Kreed se sacudió
contra la suya. No pasó mucho tiempo antes de que trabajara un segundo
y tercer dedo en su amante. Sonidos sensuales salieron de los labios de
su Alguacil mientras Kreed empujaba su trasero contra su mano.

—Te necesito dentro de mí. —Kreed se sentó, sin perder tiempo


antes de rodar el condón sobre Aaron y luego posicionarse. La lujuria
nubló su visión mientras veía a Kreed buscar detrás de él, los dedos
ásperos se cerraron alrededor de su polla mientras Kreed lo sostenía en
su lugar.

Un sonido estrangulado escapó de sus labios cuando Kreed se


hundió muy lentamente, centímetro a centímetro, sobre su polla hasta
que se sentó completamente encima de él. El calor lo inundó y le robó el
aliento. Aaron estaba tan profundo en su amante como podía estarlo. El
conocimiento lo avivó, lo instó a levantar las caderas y presionar contra
todo ese calor apretado y restrictivo e intentar ir un poco más profundo.
Tomó todo en él no moverse, permanecer quieto y dejar que Kreed
marcara el ritmo.

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Serie Chicos buenos 3
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Las manos del Alguacil se extendieron sobre su pecho cuando


comenzó a moverse hacia arriba y hacia abajo sobre su polla. Aaron
deslizó sus manos por los costados de Kreed, trazando ligeramente la
cicatriz sobre el hueso de la cadera antes de acariciar el hermoso arte
entintado en sus costillas.

—Hermoso. Ah... joder. —Aaron gimió. El conducto caliente de su


Alguacil se tensó y se contrajo mientras Kreed se follaba a sí mismo sobre
Aaron. El movimiento sensual de su cuerpo hizo que la respiración de
Aaron se quedara atrapada en su garganta. Alcanzó las caderas de Sin,
algo para mantenerlo en posición. La carne firme se presionó contra sus
dedos cuando Aaron agarró las caderas de Kreed con tanta fuerza que
probablemente tendría marcas en la mañana.

—Tan bueno, Sin, tan apretado. Te sientes como el puto cielo. —


Las caderas de Kreed se aceleraron, dando vueltas y rechinando mientras
empujaba esos poderosos muslos hacia arriba y hacia abajo. Aaron
arqueó la espalda, conduciéndose hacia Kreed, queriendo volver al
hombre de adentro hacia afuera, necesitando ir más profundo, más
cercano. Sostuvo la mirada de Kreed mientras sus cuerpos se mecían
como uno.

Dios, saboreó la mirada en los ojos de su amante, la que le hizo


saber exactamente cuánto lo amaba Kreed. Después de estar solo
durante tanto tiempo, nunca había soñado que sería capaz de construir
algo tan especial. Y nunca se habría imaginado a sí mismo con un
Ayudante del Alguacil de los Estados Unidos. ¿Cómo había caído tan
profundamente y tan rápido?

—Eres eso para mí. Mío —susurró Aaron, su corazón


desbordándose con la verdad de cada palabra. Kreed se inclinó hacia
delante, sus bocas se encontraron en un beso hambriento. Los mordiscos
y las largas, lentas y sexys lamidas invadieron sus sentidos, sus lenguas

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Serie Chicos buenos 3
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bailaron mientras Kreed lo montaba con fuerza. El sonido de la carne


golpeando contra la carne combinada con el embriagador olor de la
excitación acarició sus testículos. Apartó la boca del beso y acarició su
rostro con el cuello de Kreed, inhalando el aroma rico y picante de la piel
caliente de su amante.

—Tú me posees. Todo de mí. —Kreed se sentó, su mirada fija en la


de Aaron, la sinceridad en esas palabras tocando su alma.

Cada chasquido hacia abajo de esas caderas lo empujaba más


profundamente en Kreed. Hundió los talones en el colchón y empujó
hacia arriba, cambiando su ángulo, con la intención de hacer que Kreed
se viniera. La pasión que se reflejaba en los ojos de este se apoderó de él
y lo envolvió. Su orgasmo parpadeó con el hormigueo revelador en su
columna vertebral. Estaba tan cerca. Agarró la erección de Kreed en su
puño y comenzó a acariciarlo desde la raíz hasta la punta. Rápido y luego
lento, su ritmo vaciló.

—Siempre tú... Aaron. —Kreed echó su cuerpo hacia atrás,


apretando el culo contra la polla de Aaron mientras gritaba su liberación.
Sus ojos se encontraron mientras cintas de crema espesa y caliente
pintaban su pecho y estómago. La mirada en el rostro de Sin y las duras
contracciones alrededor de su polla alimentaron la liberación de Aaron.
El aire chisporroteó a su alrededor, y la sensación de conexión en la
habitación absorbió el aire de sus pulmones y cubrió todo su ser, el placer
era demasiado abrumador para luchar contra ello.

—Sí... siempre, Sin. —Las pesadas bolas de Aaron estallaron


cuando el trasero de Kreed las ordeñó. Se estremeció bajo el placer que
lo recorría; su polla se sacudió, llenando el condón con su semilla. Kreed
se hundió contra él, su aliento entrecortado contra el cuello de Aaron
cuando Kreed curvó sus dedos en su cabello. No pronunciaron palabras,
porque ninguna era necesaria en este momento. Estaban justo donde

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Serie Chicos buenos 3
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necesitaban estar, en los brazos del otro. Su respiración finalmente se


calmó mientras sus cuerpos se enfriaban.

Aaron deslizó ligeramente las yemas de los dedos hacia arriba y


hacia abajo por la espalda de Sin, disfrutando de la sensación del cuerpo
de su amante moldeándose contra él. La forma en que Kreed le hizo el
amor, entregándose, había eliminado cualquier duda restante, cualquier
incertidumbre, y todas las barreras entre ellos se desintegraron.

—Te amo —dijo Kreed y presionó un beso contra su piel sudorosa.


La confianza y la esperanza se agitaron en el aire a su alrededor. Un
conocimiento tranquilo se instaló profundamente en el alma de Aaron.
Kreed lo había marcado, reclamando su corazón.

—Yo también te amo. —Lo decía muy en serio. La emoción se había


apoderado de él, no deseada y peligrosa, pero no negaría la verdad... no
a sí mismo y, con sus acciones, le mostraría a Kreed exactamente cuán
verdaderas eran.

Kreed los hizo rodar sobre sus costados. Su polla flácida se deslizó
del cuerpo caliente de Sin. No se molestó en agarrar el condón; ya estaban
cubiertos con el semen seco de su amante. Además, estaba tan feliz en
ese momento que no quería moverse. Todo lo que quería hacer era
escuchar los suaves sonidos de la lluvia tropical contra la ventana, la
cadencia reconfortante de la respiración de Kreed y quedarse dormido
envuelto en sus brazos.

***

Kreed yacía tumbado sobre la cama en la habitación de invitados,


matando un poco el tiempo mientras Aaron hacía los movimientos de
retirarse de la organización que había ayudado a crear. De vez en cuando,
Aaron decía algo, le contaba cómo el grupo se tomaba las noticias.

470
Serie Chicos buenos 3
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Lo mejor que Kreed podía decir, Aaron había dado en el blanco.


Pareció sentir alivio desde el otro lado de la pantalla de la computadora,
y ambos reconocieron no haber estado de acuerdo en muchos problemas
durante el último año. Para avanzar en la organización, un lado iba a
tener que ceder. Su compañero incluso tenía a alguien en mente para
ocupar el lugar de Aaron, lo cual fue un gran alivio para Kreed.

Lo que no había dicho en voz alta, y lo que se agitaba en su interior,


era la posibilidad de que Protector delatara a Aaron en represalia por irse.
Había estado involucrado en varios arrestos como ese, tipos de negocios
siendo apuñalados por la espalda. Esos grupos nunca entendían que una
vez que comenzaba, todo el grupo eventualmente colapsaba. Sin
embargo, de alguna manera la organización de Aaron parecía diferente.
Ahora él y Aaron solo necesitaban tiempo y distancia de su lado. Kreed
tenía suficientes conexiones y se le debían suficientes favores que, si
lograban alejarse unos años de Protector, podría proteger a Aaron de un
caso criminal.

La mierda que sabía sobre el gobierno, así como sobre las personas
en el poder... Nadie quería esa información. Mantendrían a Aaron a salvo.

—Tenía que estar planeando delatarme. Estaba demasiado


preparado y aceptó —dijo Aaron, mirando por encima del hombro hacia
Kreed. Se retiró los auriculares y los dejó caer sobre el escritorio. Los pies
de Aaron todavía estaban estirados frente a él, anclados en el escritorio
mientras se recostaba lo más lejos que su silla le permitía.

—Últimamente has estado bastante tiempo desconectado —trató


de razonar Kreed, levantando los codos.

—Sí, supongo. Podríamos decir que las cosas ya no estaban bien


entre nosotros.

—¿Estás de acuerdo con esto?

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—Sí, ya sabes, conocí a Dylan Reeves y Tristan Wilder en la


Exposición Rooster Teeth. Tenían una cabina allí para su aplicación
llamada Secret. Conocí a Tristan antes, pero esa vez trató de reclutarme,
y no lo rechacé como haría normalmente. Se siente un poco... —Aaron se
dio la vuelta, mirando hacia la nada. Kreed observó una serie de
emociones cruzar su rostro—. Creo que parece que mi hijo creció. Nunca
pensamos que llegaríamos tan lejos. Era mejor cuando era más pequeño,
más fácil de administrar. Queríamos hacer del mundo un lugar mejor. Sé
que todo suena tonto...

—No es tonto en absoluto. Yo también era así. —Kreed se sentó y


se deslizó hacia un lado de la cama, cerca de donde Aaron descansaba
en su silla—. Hice algunas cosas bastante malas para probarme a mí
mismo. Una vez que me fui, me llevó mucho tiempo superar todo lo que
había hecho. —Se perdió en sus pensamientos y sacudió la cabeza. Si
hoy se dejaba llevar por ese camino, le tomaría horas hacer que su
cerebro volviera a funcionar correctamente. Era demasiada sobrecarga
emocional. Kreed se levantó, agarró la mano de Aaron y tiró de la silla del
chico hacia adelante hasta que no pudo evitar levantarse—. Vamos a
cocinar la cena. Tenemos todos esos camarones que necesitan ser
comidos.

—Ya es tarde.

—¿Y? Estamos de vacaciones. Camarones a medianoche, un poco


de cerveza, un poco más de culo. No puedo ver eso como algo malo.
Además, necesito que me muestres cómo haces ese pequeño truco con tu
lengua. Me gusta eso —dijo Kreed, entrelazando sus dedos con los de
Aaron y tirando de él.

—Te enseñaré lo de la lengua si dejas de exprimirme el cerebro por


la polla. Eso es injusto —se quejó Aaron, un poco indignado. Kreed tiraba
de él por el pasillo ahora.

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—Me gusta retenerte, hacerte durar más. —Kreed se encogió de


hombros con aire de suficiencia—. Deberías estar agradeciéndome.

—¿En serio? Creo que eres simplemente malvado y obtienes algún


tipo de placer sádico al torturarme. Además, no soy un hombre viejo.
Todavía puedo tener orgasmos múltiples —respondió Aaron, deteniendo
a Kreed en su camino. Aaron solo se rió entre dientes mientras tomaba
la delantera por el pasillo, tirando de Kreed hacia la cocina.

—Te mostraré quién es viejo —se quejó Kreed.

—Muéstramelo después de la cena. Tengo hambre —bufó Aaron.


Kreed tiró de su brazo, haciendo que Aaron tropezara contra él.
Rápidamente rodeó a un Aaron riendo en sus brazos.

Se inclinó y mordisqueó la oreja de Aaron.

—Me has hecho feliz. Claro, queda mucho con lo que lidiar, pero
ha pasado mucho tiempo desde que estuve realmente feliz.

Los dedos de Aaron se enredaron en el cabello de Kreed,


manteniéndolo allí.

—Sigue hablando así y te dejaré emborracharme antes que me


ayudes a teñirme el pelo y me lo hagas de nuevo en la playa.

—Promesas, promesas. —Kreed se retiró a regañadientes del agarre


de Aaron, abrió los armarios y buscó la olla y las especias. Cuanto antes
alimentara a Aaron, antes podía probar esa teoría.

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Capítulo 34
Este era el último día en su paraíso vacacional, terminando dos de
las mejores semanas de su vida, y Kreed no tenía la mentalidad de hacer
mucho más de lo que estaban haciendo. Tenía su tumbona enterrada en
la arena. Finalmente había optado por el Speedo, dejando que el cálido
sol bañara su piel. Aaron estaba a su lado, cronometrando, girándose de
vez en cuando. Kreed no había dado las últimas dos vueltas, desafiando
la línea de bronceado que Aaron estaba convencido de que obtendría
debido a las gafas de sol que llevaba.

—Otra vez —murmuró Aaron, dándose la vuelta.

—Sí. —Kreed se quedó tal como estaba. Habían estado en una


montaña rusa emocional desde que se conocieron. Ahora que las cosas
estaban algo arregladas, la adrenalina finalmente se estaba
desvaneciendo y la fatiga se estaba asentando. Disfrutaría de su tiempo
de inactividad restante y no tenía planes de hacer más que relajarse hasta
que abordaran su vuelo mañana por la noche.

—¿Vives en Louisiana? —preguntó Aaron.

—Sí, supongo. Mi mierda está ahí, al menos —respondió Kreed.

—Eso está bastante lejos de donde vivo —murmuró Aaron. Kreed


levantó un párpado y miró a Aaron.

—Todo lo que tienes que hacer es decir que quieres mudarte. Camp
Beauregard es un destino de vacaciones. Siempre lleno, pero haré espacio
para ti.

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—¡Ja! —Aaron soltó una carcajada—. Cuando lleguemos a ese


punto, tenemos que mudarnos a algún lugar más moderno. Apuesto que
a Camp Beauregard no han llegado los teléfonos móviles.

—¿Es una broma sobre que Luisiana podría no ser lo


suficientemente progresista? No te preocupes. Te mantendré ocupado. No
tendrás tiempo para perderte las actualidades del mundo.

—Eres gracioso. Deberías voltearte.

El agudo tono de llamada de Mitch interrumpió el momento. Le


tomó un par de palmaditas debajo de su tumbona, pero Kreed finalmente
encontró su teléfono en la arena, lo levantó y pasó el pulgar por la
pantalla por el cuarto timbre.

—Hey, princesa, ¿cómo te va?

—¿Estás ocupado? —preguntó Mitch.

—Sí —respondió Kreed y le guiñó un ojo a Aaron.

—Bien. Es mejor que te haya interrumpido. Escucha, acabo de salir


de la oficina de Masters. Lamentaron informarme que ahora estaba en
servicio de escritorio. Algunas oficinas de campo en Utah tenían una
vacante y me estaban trasladando a la administración, así que renuncié.
Quería que lo supieras antes que nadie.

—¿Qué? —Kreed se sentó en estado de shock. Había imaginado que


Mitch había llamado por el caso y no había estado escuchándolo
realmente, pero Mitch captó toda su atención con esas palabras—. Repite
eso.

—Renuncié. Quería que lo escucharas por mí. Tengo alrededor de


un millón de horas de vacaciones, así que ahora estoy de vacaciones. Una
vez que las use, ya no seré un empleado del Servicio de Alguaciles.

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—¿Y estás bien con eso? —Kreed frunció el ceño cuando hizo la
pregunta. Desde que conocía a Mitch, un Ayudante del Alguacil era todo
lo que siempre había querido ser.

—No, supongo que no. Pero no quiero estar atado a un escritorio,


y Utah no es bueno para Cody. Tendría que dejar a su familia, su trabajo
y su sueño de convertirse en Ranger, o se quedaría en Texas y no
viviríamos juntos. Así que, sí.

—¿Cuál es tu plan? —preguntó Kreed.

—No he llegado tan lejos —respondió Mitch.

Por primera vez en esta llamada, ese tono arrogante que Knox
siempre usaba vaciló. La voz de su compañero se quebró. Claramente,
Mitch no estaba bien con nada de esto. Oh, hombre.

Kreed permaneció en silencio durante varios segundos antes de


volver a hablar.

—Tengo una idea.

—Déjame oírla.

—Quédate en Dallas. Regresaremos ahora. —Kreed se apartó de su


tumbona y se levantó.

—No quiero que ustedes…

—Cállate. Te enviaré un mensaje con los detalles. Encuentra un


lugar donde podamos hablar en privado y recógenos en el aeropuerto —
le indicó a Mitch, sin darle espacio para discutir.

—Está bien, supongo.

—Trae a Turner —dijo Kreed y colgó el teléfono.

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—¿Que está pasando? —preguntó Aaron, girándose


completamente para enfocarse en Kreed.

Maldición, no había considerado que esto terminaría sus


vacaciones. Su sexy novio se extendió en la tumbona, mirándolo como si
hubiera perdido la cabeza. Bueno, demonios, tal vez debería haber
pensado más en el plan. Se acercó a Aaron, se sentó al lado de su
tumbona y luego se inclinó para besar sus labios.

—Tenemos que regresar hoy. Knox renunció. —Esas dos últimas


palabras se asentaron en el corazón de Kreed.

—¿Qué? —La sorpresa se registró en la cara de Aaron cuando se


incorporó bruscamente.

—Lo sé. Querían trasladarlo a un escritorio en Utah.

—¿De verdad? —Aaron sacudió la cabeza.

—Pero he estado jugando con una idea por un tiempo. Necesito


regresar para que podamos hablar. Quizás podamos volver aquí en unos
meses. Puedo compensarte luego —ofreció Kreed, limpiando un poco de
arena de la pierna de Aaron.

—No es necesario. Mitch te necesita. Lo entiendo. —Aaron comenzó


a levantarse, pero Kreed lo detuvo.

—Eres un buen novio. —Kreed se inclinó para besarlo, y Aaron le


dio un beso rápido, haciendo que el movimiento fuera casi inexistente.
Kreed levantó las manos y sostuvo la cabeza de Aaron en su lugar
mientras besaba esa boca de listillo. Pero Aaron lo interrumpió antes de
llegar demasiado lejos.

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—Lo soy. No lo olvides. Vamos. Necesito empacar mi equipo. Ahora


puedo enviarlo de vuelta a mi casa. —Aaron estaba fuera de la tumbona,
recogiendo sus toallas y protector solar de la arena.

—Ahora tiene sentido por qué llevas eso a todas partes —dijo Kreed,
detrás del chico mientras se dirigía a la casa. Observó cómo ese pequeño
culo perfecto rebotaba con cada paso que daba.

—Y se supone que tú tienes todo ese sexto sentido. Pensé que lo


descubrirías mucho antes. —Aaron le lanzó una pequeña sonrisa sexy
sobre su hombro. Kreed trotó esos pocos pasos que los separaban, luego
extendió la mano para rodear a Aaron en sus brazos y atraerlo contra su
pecho.

—Realmente disfruto verte caminar.

—No. Una cosa llevará a la otra, y estaremos en la habitación, no


en el avión. —Aaron se apartó, pero Kreed agarró su mano. Como Aaron
estaba siendo tan abierto, Kreed se aventuró en otro tema sobre el que
se había estado preguntando.

—No conociste a Mitch por accidente, ¿verdad? —preguntó,


abriendo la puerta trasera.

—No —Aaron intentó avanzar, pero Kreed lo detuvo.

—Por eso lo ayudaste en este caso. Lo usaste, pero descubriste que


es un buen tipo. —Kreed se dio cuenta por la expresión del rostro de
Aaron que había dado en el blanco.

—No estoy orgulloso de eso. Me gustó más de lo que pensé. Yo era


joven. No sabía que había personas realmente de buen corazón en el
mundo. No fue así como me crié. Se lo debía a Mitch. —Aaron se quedó
justo en la puerta, todo su enfoque en Kreed. Cada vez que se aventuraba

478
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en lo desconocido con Aaron, había una preocupación reflejada en ese


hermoso rostro.

—Él te dio credibilidad con la oficina —dijo Kreed. Medio pregunta,


medio declaración, y la imagen completa se volvió cristalina.

Aaron se quedó en silencio otra vez, mirándolo fijamente, y todo lo


que pudo hacer fue mirar hacia atrás mientras el resto de las piezas
encajaban en su lugar como un rompecabezas gigante revelando una
imagen.

—¿En serio? —Tenía que admitir que el chico era jodidamente


brillante.

—Sí. ¿Podemos irnos? —Aaron jugueteó con la toalla en la mano.

Todo el impresionante plan lo sorprendió cuando descubrió todos


los matices. El cerebro de Aaron era una maravilla.

—¿En serio fuiste arrestado a propósito?

—Sí. Necesitaba entrar a la NSA. Había miles de solicitantes. Tenía


que hacerme notar. —Aaron comenzó a alejarse, pero Kreed lo detuvo y
Aaron gimió al ser detenido nuevamente.

—Stuart, eso es increíble. Quiero decir, guau. Eras realmente


inteligente para ser tan joven. Yo era un niño estúpido a los veinte años
—dijo Kreed, tratando de eliminar la preocupación que podía ver en las
tensas líneas del cuerpo de su amante. Había sido muy claro en este
punto. Se quedaría con Aaron por el tiempo que el sabihondo chico lo
quisiera.

—Realmente no. En cualquier momento eso podría haber sido


contraproducente. Podría estar sentado en prisión en este momento por

479
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piratear un sitio web del gobierno, especialmente en aquel entonces.


Internet solo estaba lleno de gente mala.

—Estoy impresionado —dijo Kreed, finalmente dejando ir a Aaron—


. Iré a guardar las tumbonas. Ve a empacar tu mierda.

—No se lo digas a Knox. Me gusta mucho. Realmente no jugué


demasiados videojuegos hasta que lo conocí. Él me involucró en ellos.
Voy a la exposición Rooster Teeth todos los años. Ahora estoy en The
Creatures y en todos sus podcasts de juegos. Me ayudó a abrirme al
mundo. Por favor, no se lo digas —suplicó Aaron, siguiendo a Kreed fuera
del porche y de regreso a la arena.

—No lo haré, bueno, probablemente no. Él puede ser un verdadero


dolor en el culo. Podría tener que dejarlo caer entonces —bromeó Kreed
cuando llegó a las tumbonas. Rápidamente dobló la primera antes de
agarrar la otra. Finalmente levantó la vista para ver cómo se había
tomado Aaron esa broma. La enojada mirada que recibió lo decía todo, y
se echó a reír—. Está bien, no lo haré. Venga. Tenemos que tomar un
avión. Necesitamos cerrar este lugar.

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Capítulo 35
—Hola, amigo —dijo Kreed, caminando por reclamo de equipaje del
aeropuerto para ver a Cody parado justo dentro de la puerta.

—Hola —respondió Cody, alcanzando algunas de las pesadas


bolsas que llevaba Kreed. Aaron había hecho una parada en el baño, pero
Kreed estaba demasiado ansioso para esperarlo como debería haber
hecho. Los mensajes que él y Knox habían intercambiado desde que
hablaron sobre la renuncia se estaban convirtiendo en respuestas de una
palabra, y eso, más que nada, le dijo a Kreed en voz alta y clara que su
compañero no estaba bien con este giro de los acontecimientos—. Mitch
está fuera. Estamos en una zona en la que no se puede estacionar.

—¿Cómo está? —preguntó Kreed. Sacudió la cabeza cuando Cody


intentó tomar el equipaje, sabiendo que Knox le patearía el trasero si
dejaba que Cody llevara más de su límite aprobado por el médico. En
cambio, se movió alrededor de Cody hacia la ventana interior de reclamo
de equipaje. Kreed vio a Mitch parado en la acera justo fuera del
aeropuerto. Estaba apoyado contra el capó del todoterreno, con los
brazos cruzados sobre el pecho y los hombros caídos mientras estudiaba
el suelo. Kreed no pasó por alto la derrota en la postura de su compañero.

—No muy bien. No lo había visto así antes —dijo Cody, de pie junto
a Kreed, mirando a Mitch por la ventana.

—No hace esto con demasiada frecuencia. Escucha, Aaron está en


el baño. Voy a salir. ¿Puedes esperarlo por mí?

—Seguro.

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Serie Chicos buenos 3
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Kreed no esperó esa respuesta antes de dirigirse directamente a


Knox, quien no levantó la vista de su enfoque. Cuando puso sus botas en
la línea de visión de Mitch y dejó caer las maletas, su compañero
finalmente levantó la cabeza. Kreed extendió la mano y tiró del puente de
las gafas de sol de Mitch por la nariz para poder verlo mejor. Como
sospechaba, estaban llenos de tristeza, enrojecidos y totalmente privados
de sueño.

—Todo va a estar bien. Lo prometo —susurró Kreed en voz alta,


buscando un sólido abrazo de “Estoy aquí para ti”. Mitch amaba su
trabajo más que cualquier persona que Kreed conociera, y su
agradecimiento por un trabajo bien hecho fue ser sentenciado a cadena
perpetua detrás de un escritorio, alejándolo de su sueño. Skinner tenía
que saber que el hombre no toleraría eso. Mitch se quedó callado en el
abrazo y luego golpeó la espalda de Kreed para que lo soltara. Mientras
se alejaba, se sorbió la nariz una vez y movió el pulgar y el índice sobre
los ojos, debajo de las gafas que se había vuelto a colocar.

—¿Hay algún lugar donde podamos hablar? —preguntó Kreed,


decidiendo que solo necesitaban terminar con esto. Podía sentir a Aaron
y Cody venir detrás de él.

Cody intentó un ataque furtivo y se agachó para agarrar una


maleta en su camino hacia el maletero, pero Mitch se movió rápidamente,
agarró el equipaje y gruñó:

—Todavía tienes una restricción sobre levantar cosas.

—No es tan pesado —comenzó Cody, pero dejó que Mitch tomara
la maleta con un suspiro. La mirada preocupada de Cody se detuvo en
Mitch y luego en Kreed. Toda la escena se volvió un poco más
desgarradora cuando registró el profundo dolor en la mirada de Cody
sobre lo preocupado que estaba por su hombre.

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Serie Chicos buenos 3
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Nadie habló. Kreed abrió la puerta trasera e hizo pasar a un


inseguro Aaron al auto mientras Mitch abría el baúl y depositaba el
equipaje dentro. Kreed arrojó su bolsa de lona atrás y se arrastró junto a
Aaron.

Una vez que todos estaban en el SUV, Mitch miró a Kreed en el


espejo retrovisor un momento antes de decir:

—Michaels los invitó a todos a quedarse allí. El gimnasio de


Montgomery todavía está cerrado. Tiene una gran sala de reuniones si
quieres hablar allí, o podemos ir a su casa.

—¿Cuál está más cerca? —preguntó Kreed.

—Es Dallas. ¿Quién diablos lo sabe? El tráfico apesta todo el


tiempo —respondió Mitch.

—Con lo que te sientas más cómodo. —Kreed se movió en el asiento


trasero. Sus piernas no encajaban del todo, a pesar de que era un SUV
grande. Recorrieron casi todo el camino en silencio. Por supuesto, hizo
una pregunta aquí y allá, pero todo lo que obtuvo como respuesta fueron
respuestas monosílabas, por lo que finalmente dejó de intentar hablar.
Supuso que Mitch había elegido el gimnasio de Jace, cuando se
detuvieron al frente de un gran edificio con Cheer Dynasty en letras
grandes iluminando el frente. El lugar era tan impresionante como Colt
lo había hecho sonar.

—Debimos haber sido animadores —murmuró Kreed, saliendo del


auto. Cody salió del lado del pasajero y se echó a reír mientras cerraba la
puerta.

—Mitch dice eso cada vez que venimos aquí —dijo Cody. Mitch ya
estaba varios pasos por delante de ellos, por lo que lo siguieron por el
camino hacia las puertas principales. Mitch abrió la puerta y luego los

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Serie Chicos buenos 3
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condujo a lo largo de la pared trasera mientras levantaba una mano hacia


una pared de vidrio donde Jace y su personal estaban sentados
hablando.

—Dijo que la primera oficina a la izquierda en este pasillo sería


ideal. —dijo Mitch sobre su hombro, sin frenar el ritmo.

—Me está asustando un poco —le susurró Aaron a Kreed mientras


caminaban lado a lado por el corredor bordeado de trofeos.

—Sí, no está bien —confirmó Kreed mientras se acercaban a la


habitación.

—Espero que tengas algún tipo de plan mágico. —Aaron lo empujó


juguetonamente con su hombro.

—Se sintió como una buena idea. Ahora no estoy tan seguro. Tal
vez debería haber llamado a Skinner.

Mitch encendió la luz y se sentó en el lado opuesto de la mesa. Cody


lo siguió. El silencio de su compañero era demasiado raro. Kreed podría
no haber visto a Mitch tan profundamente deprimido antes. Como el
último en entrar a la habitación, Kreed cerró la puerta detrás de él antes
de tomar asiento. Pensó que la mejor manera de manejar la situación en
este punto sería simplemente sumergirse.

—¿Cómo se tomaron la noticia de que te ibas?

—No lo sé. Tal vez un poco sorprendidos, pero son difíciles de leer.
Ya sabes cómo son. Skinner me llamó anoche luego otra vez esta mañana,
pero fue solo para convencerme de su plan de mierda —dijo Mitch,
sacudiendo la cabeza—. No estoy interesado en eso.

—¿Qué piensas sobre qué hacer a continuación? —preguntó Kreed,


observando las expresiones faciales de Mitch en busca de cualquier

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información. Las gafas de sol de Mitch todavía cubrían sus ojos, lo que
hacía casi imposible obtener una lectura completa.

—No tengo un plan de respaldo. Nunca pensé que necesitaría uno


—respondió Mitch, encogiéndose de hombros.

Si era posible, su compañero se hizo más pequeño en ese momento,


parecía un poco más perdido. Hombre, apestaba. Hacía solo dos
semanas, se estaban abrazando en una muestra de solidaridad y un
trabajo bien hecho. Ahora el gobierno golpeó la mierda del hombre que
salvó tantas vidas. Kreed nunca había visto a Skinner haciendo este tipo
de movimiento.

—Bueno, pensé que querrían moverte cuando Cody recibió esa


bala. Sabía que era una certeza cuando no te dejaron volver al caso, y
estoy casi seguro de que te quieren a salvo y lejos de la zona cero, que,
para ellos, es Texas. Pero escucha, hombre, he estado pensando en algo
por un tiempo. No conozco la logística. Se puede hablar, pero creo que la
idea tiene mérito y deberíamos intentarlo.

—Está bien, estoy escuchando —dijo Mitch, quitándose el abrigo y


dejándolo colgar sobre el respaldo de la silla. Podía escuchar en la voz de
Knox que había despertado el interés de su amigo.

La camiseta negra de algodón de Mitch llamó la atención de Kreed


y lo distrajo de la conversación por un momento. Solo sacudió la cabeza
y se rió de la imagen de un puño fuerte y masculino que llenaba la
extensión del amplio pecho de Mitch, bajo el cual las palabras “Nada dice
te amo como un fisting” estaban estampadas en letras moradas y
plateadas en negrita.

—Bonita camiseta. —Kreed asintió con la cabeza hacia el objeto en


cuestión, y Mitch solo sonrió y se quitó las gafas de la cara, las colocó
sobre la mesa, luego se levantó un poco en su asiento.

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—Cody también lo pensó —respondió Mitch, guiñándole un ojo a


su prometido. Los ojos de Cody se entrecerraron, a pesar de que su
mirada permaneció fija en Mitch, pero su rostro se iluminó. Knox se volvió
hacia Kreed con las cejas oscuras levantadas—. Entonces, ¿cuál es tu
gran plan, Sinacola? —El tipo parecía casi dispuesto a tomar cualquier
salvavidas que Kreed pudiera lanzar.

—Creo que nosotros deberíamos entrar en la seguridad corporativa


privada. —Lo dejó allí tan claramente como pudo.

—¿Qué quieres decir con... nosotros? —preguntó Mitch, con el ceño


fruncido, la confusión torciendo su rostro.

—Tú y yo tenemos conexiones. Creo que podríamos hacer que una


asociación funcione en el sector privado. Nuestros antecedentes son
sólidos, por lo que el mundo corporativo puede confiar en nosotros. Si
podemos conseguir algunos contratos, conocemos a más que suficientes
personas que siempre están buscando trabajo a tiempo parcial. Están
entrenados, por lo que cualquier cosa que no podamos manejar,
tendríamos respaldo. Podríamos tener una oficina en Austin, estarías
cerca de Turner, y yo más cerca de mis padres. Me necesitan más por
aquí.

—¿Estás diciendo que dejarías el Servicio de Alguacil para


comenzar este negocio conmigo? —Mitch lo estudió y Kreed se dio cuenta
de que se había quedado atrapado en esas pocas primeras palabras y que
no había procesado necesariamente nada más.

—Sí. Puedo hacer mi notificación hoy. No tengo nada que me


mantenga allí, especialmente ahora. —Kreed no dudó, ni siquiera
necesitó pensarlo dos veces antes de hablar. De ninguna manera
entregaría a Aaron o lo arrastraría. Kreed vivía según un código de
conducta. Era leal e intentaba ser lo más honorable que pudiera. Todos
los días que siguiera trabajando para el departamento de justicia,

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Serie Chicos buenos 3
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sabiendo lo que estaba ocultando en su relación, sería un día en el que


vivía una mentira y eso no era el hombre en que se había convertido.

—¿Por qué harías eso? —replicó Mitch.

—No tengo nada que me ate a ellos. Me he quedado por ti. Además,
realmente necesito estar más cerca de mis padres, y si esto funciona con
Stuart, tengo más posibilidades de convencerlo de que se mude a Austin
que a Camp Beauregard.

Mitch solo lo miró y Kreed contuvo una sonrisa. Había dejado a su


amigo sin palabras. Bien, quería que Mitch asimilara todo lo que había
dicho.

—Tengo ahorros decentes. Tú también. Hay muchas cosas que


debemos resolver al iniciar un negocio. Nunca antes había hecho algo así,
pero invertiré todo para que esto funcione. Tú y yo trabajamos bien
juntos. Parece una obviedad. —Kreed se movió en su silla, colocando
ambos codos sobre la mesa e inclinándose hacia Mitch. Su amigo reflejó
su pose, y eso hizo que el corazón de Kreed se aligerara. No importaba lo
que se dijera a partir de ese momento, podía decir que Mitch estaba
dentro.

—¿Pero es suficiente para sostener una empresa emergente? —


Mitch levantó la ceja, pensando claramente en las posibilidades.

Kreed quería dejar caer una frase como “No pienses demasiado,
podría sentirme herido”, pero decidió esperar hasta que obtuvo la
confirmación verbal que necesitaba.

—No me he puesto a echar cálculos, pero podemos comenzar


lentamente, invertir en nosotros mismos por un tiempo. Sin embargo, ese
proceso funciona. Ninguno de nosotros necesita mucho para vivir —
sugirió Kreed.

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Serie Chicos buenos 3
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—Quiero entrar —dijo Aaron. Hasta entonces, Aaron y Cody no


habían pronunciado una sola palabra; ambos se sentaron allí
escuchando atentamente, pero se mantuvieron fuera de la conversación.
La atención de todos se enfocó en Aaron.

—¿Qué? —preguntó Kreed, totalmente desconcertado por el


comentario de Aaron.

—¿Cómo? —preguntó Mitch antes de que Kreed tuviera la


oportunidad. Todos en la sala se sentaron un poco más erguidos,
esperando la respuesta.

—Sé que no han resuelto nada, pero no hay mayor riesgo para la
seguridad corporativa que lo que hago y les prometo que nunca he
conocido a nadie mejor que yo para encontrar agujeros en los sistemas
—dijo Aaron. Kreed estudió sus rasgos, ocultó la sonrisa y se volvió hacia
Mitch. Bien, eso había sido inesperado.

—No sé si tendríamos un salario para ti —comenzó Mitch.

Aaron lo interrumpió con un gesto de su mano.

—El dinero no es un problema. Yo podría mantenernos flotando


durante mucho tiempo.

Kreed giró la cabeza hacia Aaron. Había comparado a Stuart con


un Robin Hood cibernético, pero en ninguna parte de ese pensamiento
había creído que Aaron había obtenido una ganancia financiera mientras
trabajaba con Protector, sin embargo, Aaron parecía confiado y sincero
en su oferta. El gesto hizo que su corazón diera un vuelco ante la
generosidad. El chico era tan amable por ofrecerse, pero dudaba que
Aaron hubiera ahorrado mucho con lo que pagaba el gobierno.

Por otra parte, recordó que había gastado mil dólares en unos
audífonos. Sí, el chico no ahorraba bien en absoluto. Se hizo el silencio

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Serie Chicos buenos 3
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cuando todos los ojos se posaron en Aaron. Kreed fue el primero en


hablar, solo para sacar la pregunta del camino.

—¿Cómo podrías hacer eso?

La mirada azul de Aaron cayó sobre Kreed, y había un poco de


pánico en ellos.

—No te enojes.

De acuerdo. Con su chico, eso podía significar cualquier cosa.


Respiró hondo, volvió a centrarse y se enfocó en Aaron. Esa no era la
mejor manera de comenzar una explicación, por lo que Kreed preguntó
lo primero que se le ocurrió.

—¿Debería escuchar esto en privado?

—Podemos irnos —comenzó a decir Cody e inmediatamente se


apartó de la mesa para ponerse de pie. Mitch no lo siguió. Por primera
vez en todo el día, parecía ansioso y completamente involucrado en la
conversación. El Mitch que conocía y quería había regresado, listo para
escuchar esta bomba y, sin duda, no estaba dispuesto a abandonar la
habitación hasta que lo hiciera. Su amigo se echó hacia atrás en su silla
y ancló sus botas sobre la mesa.

—No, cariño, estamos bien. Lo que Aaron tiene que decirle a Kreed,
lo puede decir frente a mí —dijo Mitch con naturalidad.

—Creo que eso solo funciona si soy yo quien lo dice. —Kreed frunció
el ceño a su compañero de mucho tiempo que parecía haber vuelto a su
antiguo yo en su mayoría. Kreed ladeó la cabeza hacia la puerta y miró a
Mitch—. Vete.

—No, de verdad, estoy bien. Continúen.

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—Vamos —instó Cody, bajando los pies de Mitch de la mesa y


tirando de él por la camiseta. Mitch finalmente se levantó y lo siguió, pero
dejó la puerta abierta. Cómo su compañero podía cambiar de humor tan
rápido siempre lo asombraba. Kreed suspiró, se levantó para cerrar la
puerta, pero esta se cerró un poco más fuerte de lo necesario antes que
se moviera de la mesa. Cody debió haberla cerrado.

Aaron se giró completamente en su silla, acercándose a Kreed


mientras este tomaba asiento nuevamente. Observó la mirada en el rostro
de Aaron cuando levantó la cabeza y sus ojos se encontraron. Kreed no
hizo ningún movimiento repentino y no dijo una palabra. Se dio cuenta
de que este secreto era importante y se preguntó cuántas veces más en
sus vidas pasarían por este momento. El aliento que no sabía que
contenía se liberó. Le habían advertido que había más por venir con este
chico, pero no anticipó que eso sucedería justo en medio de la discusión
que le cambiaría la vida a él y a Mitch. Se sentía como si le hubieran
quitado dos veces la alfombra debajo de los pies en cuestión de setenta y
dos horas. Se preparó cuando Aaron comenzó a hablar.

—Mi verdadero nombre no es Aaron Stuart, a pesar de que ha sido


así durante los últimos diez años más o menos —comenzó Aaron.

—Bien, ¿cómo te llamas? —Kreed interrumpió su historia pero


trató de ocultar la ansiedad de esa pregunta y sacudió la pequeña
cantidad de polvo sobre la mesa. No estaba seguro de poder mirar a Aaron
a los ojos en ese momento. Había tantas emociones nadando en su
cabeza.

—No me juzgues, ¿de acuerdo? —Aaron respiró hondo antes de


hablar.

—Solo dímelo, por favor —replicó Kreed.

—Mi nombre es Aaron Drake.

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Serie Chicos buenos 3
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La cabeza de Kreed se alzó hacia Aaron, que parecía estar


disculpándose por la confesión. Esa admisión se asentó entre ellos como
si el nombre significara algo para Kreed, pero no tenía idea de por qué
ese nombre podría importar. Cuando pasaron los segundos con él
evidentemente sin comprender, Aaron entrecerró los ojos y lo miró aún
más fuerte como si tratara de transmitir algún tipo de significado oculto
con su mirada.

Oh, mierda.

Todo hizo clic en su lugar y casi lo dejó sin aliento. ¡De ninguna
manera! No podría ser, ¿verdad?

—Drake. ¿Como los Drakes que son dueños del jodido mundo
entero? ¿Esos Drakes?

Aaron asintió lentamente. Cuanto más tiempo permanecía Kreed


en silencio, más preocupada se volvía la expresión de Aaron. El chico
movía nerviosamente las manos, mordiéndose las uñas, y honestamente,
Aaron debería estar algo ansioso por esa revelación. Era una de las
familias más ricas del mundo, la misma que había tenido sus manos en
bienes raíces, finanzas, refinerías, oleoductos, plantas químicas y
comercios minoristas, que habían reformado la política y habían poseído
casi todo el mundo durante siglos... Kreed exhaló profundamente, otra
respiración que no se había dado cuenta de que estaba conteniendo. Esto
era un cambio de juego.

—¿Qué más debo saber? —preguntó Kreed, en lugar de decir lo


obvio. ¿Qué vería un tipo como Aaron en un servidor público de clase
media baja como él?—. Pongamos todo sobre la mesa ahora y terminemos
con ello.

Aaron respiró hondo, espiró por la boca y dijo:

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—Me gradué del MIT cuando tenía diecisiete años. Mi familia me


vuelve condenadamente loco. No vivo cerca de ellos, solo paso tiempo con
ellos cada dos Navidades cuando olvido lo terribles que son. Opté por
salir del negocio familiar, pero mi abuelo me dejó la mayor parte de su
patrimonio que es bastante grande, lo que molestó a mi familia, algo que
todavía me recuerdan cuando estoy cerca de ellos. Así que sí, eso me hace
obscenamente adinerado. —Aaron se mordió el labio, apretando la carne
regordeta con los dientes.

—Vale… —comenzó Kreed, pero Aaron lo interrumpió.

—Y no vivo en Florida. Vivo en Austin. Es por eso que este nuevo


plan sería tan fácil para nosotros, si puedes dejar todo a un lado. Me
preguntaste cómo accedí a las cámaras de la calle en Austin tan
fácilmente cuando Cody resultó herido. La razón por la que lo hice es
porque lo hago todo el tiempo por diversión —admitió Aaron con un
suspiro, las palabras salieron de su boca tan rápido que Kreed tuvo que
repetirlas en su cabeza para asegurarse de que entendía.

—¿Diversión? —Alzó una ceja y la sonrisa arrogante que Aaron


había agregado a esa última oración se desvaneció.

—Bueno, sí. Pero supongo que tienes que estar allí para entenderlo.

—Vale.

Aaron lo había dejado sin palabras. Pasaron varios minutos


mientras se sentaba allí y miraba a Aaron. Por supuesto, todo tenía
sentido. Aaron se comportaba como alguien que se había criado de una
manera privilegiada. No con arrogancia, definitivamente no hacía alarde,
pero el dinero todavía estaba allí. Incluso en la forma en que colocaba las
servilletas en su regazo. A Kreed le había encantado ese movimiento, pero
ahora esos modales perfectos tenían aún más sentido.

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—Di algo —dijo Aaron, volviendo a morderse el labio, su mirada


buscando la suya.

—No sé qué decir. —El silencio continuó mientras Kreed intentaba


digerir todo lo que su chico de iglesia acababa de arrojarle. Sí, debería
decir algo, pero ¿qué demonios decías cuando descubrías que tu novio
era rico más allá de tu imaginación más salvaje?

¡Joder! ¿Aaron comenzaría a pensar que solo estaba con él por el


dinero ahora que lo sabía? Lentamente, las máscaras de Aaron
comenzaron a descender, haciéndolo ilegible. Kreed podía sentirlo
alejándose, y no quería eso. De alguna manera, había sido más fácil
asimilar que el chico que amaba era un fugitivo buscado y un genio
prodigio que el miembro de una de las familias más ricas del mundo.

Respirando profundamente, Kreed juntó sus pensamientos. Por


primera vez en mucho tiempo, se sintió un poco intimidado. Con
tremendo esfuerzo, hizo a un lado sus nervios y extendió la mano,
tomando la mano de Aaron.

—¿Algo más que deba saber? —Le sonrió a Aaron, con la esperanza
de aliviar el nerviosismo de ambos.

—No lo creo —dijo Aaron con cautela.

—Y si lo hay, ¿me lo dirías de inmediato?

—Absolutamente. —Aaron le devolvió la sonrisa. Era una sonrisa


genuina, del tipo que hacía que sus ojos se iluminaran. Esa que tanto
amaba. Su corazón se calentó.

—Y solo para asegurarme... ¿Estar conmigo no es una especie de


estratagema para enojar a tu familia?

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—¿Qué? Por supuesto que no. No, ya soy la oveja negra de mi


disfuncional familia y estoy completamente bien con eso.

Kreed asintió y decidió deshacerse de toda la inseguridad ahora.

—Vivo de lo que hago. Es una buena vida, pero probablemente no


es a lo que estás acostumbrado.

—Creo que esos son problemas de relación que podemos resolver a


medida que avanzamos. Además, estás cambiando la descripción de tu
trabajo, así que no enloquezcas por ofrecer a las personas más
importantes en tu vida la oportunidad de construir un futuro mejor.

—Has revelado demasiadas cosas hoy. —A Kreed no se le ocurrió


nada más que decir. Aaron tenía un punto.

—Lo sé, y había planeado decírtelo de manera diferente, pero


quiero participar en este negocio. He estado pensando en esto también.
Juntos podemos ofrecer todo el paquete. He trabajado bastante bien con
Knox durante el último año, y los dos lo hicimos bien en esta última tarea,
creo —dijo Aaron.

—Lo hicimos muy bien —coincidió Kreed, y los dedos de Aaron se


apretaron alrededor de los suyos.

—Tengo un equipo remunerado de asesores financieros que se


encargan de mis activos. Podrían ponernos en el camino correcto para
comenzar. Así que hagamos esto. Y que te mudes a Austin sería ideal
para nosotros. Eso elimina el problema de la larga distancia.

—Lo haría. —Asintió Kreed.

—Sí. No estoy apresurando nada, pero tengo un lugar en el centro


donde puedes quedarte mientras vemos cómo se dan las cosas —agregó
Aaron, con la emoción en su voz y una mirada de esperanza en sus ojos.

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—Me gustaría mucho.

—Bien. ¿Puedes besarme, Sin? Me estás poniendo nervioso.

Se rió de Aaron. Un beso era exactamente lo que tenía en mente.


Se inclinó, deslizó una mano libre alrededor de la nuca de Aaron y lo
acercó, pero no tocó sus labios. Miró a Aaron a los ojos. Dios, esos ojos
azul metálicos lo desarmaban todo el tiempo. Aaron había dejado de usar
tan regularmente los lentes de contactos solo por él.

—Si hay algo incluso un poco cuestionable que deba saber, dímelo.
No más secretos. ¿Lo prometes?

—Lo prometo. —La frente de Aaron se presionó contra la suya. Le


encantó ese tierno movimiento. Kreed no podía imaginar su vida sin
Aaron. Su intuición había sido completamente acertada. Aaron estaba
hecho para él. No tenía dudas de que tendría las manos llenas con el
chico, pero estaba preparado para el desafío. En un terreno emocional
más firme, Kreed decidió entonces que lo lograrían, sin importar lo que
pasara.

—Te amo —susurró segundos antes de tomar los labios de Aaron.


La respuesta de este se perdió en algún lugar del beso.

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Epílogo
Seis meses después, junio
La firme silla de cuero de gran tamaño de Kreed nunca flaqueó
mientras escuchaba atentamente a Mitch y Skinner repetir los cambios
finales al contrato de investigación que habían logrado asegurar con el
Servicio de Alguaciles de EE. UU. Mitch se sentó en silencio, tomando
notas, leyendo sobre cada cambio de viñeta que sería necesario para
hacer felices a Skinner y sus superiores. Eran cambios minúsculos. El
tipo de cambios que desanimaban a un hombre, pero todo era parte de
la tediosa burocracia también llamada gobierno de los Estados Unidos.

—Realizaremos estos cambios —comenzó Kreed, pero el Director


Skinner lo interrumpió a mitad de la oración, su voz alta retumbó por el
altavoz. Kreed alzó la mano al instante para silenciar el teléfono,
hablando en voz baja con Mitch.

—Él olvida que ya no trabajamos para él.

—Lo que sea. Acaba de darnos un puto contrato de un millón de


dólares. Me daba órdenes por mucho menos que eso antes —bromeó
Mitch, levantando un puño para un rápido golpe en los nudillos. Estaba
resultando ser un gran día para su pequeña empresa de seguridad
privada. Estaban finalizando este contrato, y Aaron tenía a Tristan Wilder
en la oficina de al lado, repasando las etapas finales de las negociaciones
del contrato con Wilder, Inc. Todo se estaba uniendo seriamente.

—¿Alguno de ustedes escuchó lo que dije? —ladró Skinner y Kreed


se acercó rápidamente, sin silenciar el teléfono.

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—Dígalo de nuevo, señor —dijo Kreed, agarrando su pluma,


ocultando la risa que burbujeaba en su interior. Skinner demostró que
era un buen hombre tolerándolos después de que dejaron el Servicio de
Alguaciles.

—Ya no soy su jefe. Soy su cliente. No pueden ignorarme como lo


hacían cuando trabajaban para mí. Ahora, consigan a ese brillante nuevo
asistente que tiene que hacer una enmienda al contrato. No intenten
cambiar el contrato real. Tengo autoridad para firmar una enmienda y
devolvérsela al final del día.

—Lo haremos. Gracias, señor —respondió Kreed, anotando


algunas notas propias.

—Sí. Gracias, Skinner —dijo Mitch desde el otro lado del escritorio.

—Dejen lo de señor. Me asusta. Aparte de eso, ¿cómo les va? —


preguntó Skinner, cambiando de tema.

—Realmente bien. Stuart está recibiendo las firmas de Wilder —


respondió Kreed. Skinner había sido su principal apoyo para comenzar
este negocio desde el día en que Kreed había puesto su renuncia en el
escritorio de su jefe. Asumió el cargo de asesor, mentor y ahora, cliente
superior.

—Bien. Deben necesitarlo. Acabo de recibir una noticia de última


hora de que Huckabee, el candidato presidencial, tuvo una brecha en su
sitio web. Parece que ellos también los necesitan. Deberías pedirle a
Aaron que los llame —dijo Skinner, y el corazón de Kreed se desplomó en
su pecho. Su mirada se conectó directamente con la de Mitch. Este
todavía no tenía idea de que Aaron no era Aaron Stuart, compañero de
juego y ex empleado del gobierno.

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—Me tengo que ir —dijo Kreed, levantándose de inmediato—. Knox


terminará esto contigo.

Kreed llegó hasta la puerta antes de acordarse de gritarle un rápido


agradecimiento a Skinner. Su corazón latía con fuerza en su pecho ante
la posibilidad de que Aaron estuviera detrás de este truco. Su vida pasó
delante de sus ojos con cada paso que daba por ese pasillo.

Establecerse en una casa con Aaron había sido mejor de lo que


había imaginado una vez que Kreed había logrado aprender a mantenerse
siempre flexible. El chico era impredecible, y Kreed regularmente no tenía
idea qué esperar. No tardó mucho en acostumbrarse a los constantes
cambios en el cabello, el color de los ojos y el estilo de ropa. De hecho, le
encantaba que lo sorprendiera. Le gustaba burlarse de Aaron sobre cómo
estaba con un chico diferente casi todos los días. Los tatuajes y piercings
al azar que se realizaba en su sala de estar, no solo Aaron, sino también
su pequeño círculo de amigos, se habían convertido en su propio tipo de
normalidad. Kreed incluso había agregado algunos tatuajes más a su
extensa colección y se hizo dos piercings que su chico amaba. La brecha
generacional de la música, la televisión y el entretenimiento tardó un
poco más en asentarse, pero se adaptó porque Aaron hacía todo lo posible
para asegurarse de que siempre se sintiera cómodo al aventurarse en
esas partes de la vida de su novio.

Más que cualquier otra cosa, la actitud extrema y progresiva y los


alcances a los que iría Aaron para ayudar a las personas eran,
irónicamente, las cosas más difíciles para Kreed de entender. Aaron
llevaba la empatía a un nivel completamente nuevo. Kreed había
aprendido rápidamente a canalizar la conciencia social de Aaron para
ayudar físicamente a los necesitados en lugar de hacer que una empresa
corrupta agitara la bandera blanca. Cada vez que se descubría una
injusticia, Kreed podía ver el brillo en los ojos del chico inteligente

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mientras planeaba instantáneamente un ciberataque, y Kreed


intervendría y reenfocaría sus energías en otra parte.

Una vez que Kreed logró mostrarle a Aaron que había una forma
diferente de ayudar, una forma práctica de brindar asistencia, descubrió
que a Aaron no le costaba nada dirigirse al aeropuerto y prestar su ayuda
a cualquier desastre natural que saliera en la pantalla del televisor.
Cuando las redes sociales se unían para expresar su consternación por
la forma en que se trataba a alguien, su chico ya estaba al tanto y
formaba manifestaciones y protestas en todo el mundo para ayudar a
mostrar apoyo.

Se habían alternado para asistir a manifestaciones políticas en


lugar de que Aaron pirateara el sitio web político de la parte contraria
para hacerles quedar en ridículo. Kreed estaba más ocupado que nunca
en su vida, ayudando a su chico a canalizar toda esa energía lejos de sus
actividades anteriores. Él y Aaron trabajaban muy bien juntos, y como
quería que Aaron ayudara a todo el mundo, Kreed se unía regularmente
a esas tareas.

Pero ahora, con la noticia de que Huckabee tuvo una brecha en su


sistema, Kreed supo instintivamente de dónde había salido. Huckabee
estaba en una lista corta de personas que Aaron no podía soportar. Su
hombre no tenía tolerancia con la política o actitud de Huckabee hacia el
futuro de este país. Podía ver cómo su señor colapsaba, saltaba del tren
y volvía al modo antiguo cuando debería finalizar el contrato con Wilder,
sin jugar a piratear a nadie.

La ira se apoderó de él mientras abría la puerta de la oficina de


Aaron. Kreed contuvo su frustrada lengua, tratando de llegar
rápidamente a algún tipo de plan mental para ayudar a salvar esta
cuenta y sacar a Aaron de su enorme lapso de juicio. Lo que vio lo detuvo
en seco. Tristan Wilder se sentaba justo al lado de Aaron. Ambos tenían

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sus manos en los teclados, sus miradas fijas en la pantalla. Aaron miró
por encima de su hombro por un breve segundo.

—Espera, Sin. Ya casi hemos terminado —dijo Aaron. Dio algunos


golpes más en el teclado antes de que Tristan se riera a carcajadas,
levantando una mano para chocar los cinco.

—Lo hiciste. Él estará tan frustrado. Lo asociará contigo. Sé que


recordará tu nombre de usuario.

—¿Cuánto tiempo tardará? —preguntó Aaron, y Tristan miró su


reloj.

—Ya está sobre su mierda. Son muy fluidos en Secret. Altera el


equilibrio del resto de mi empresa porque todos trabajan muy bien allí.
Diré que menos de un minuto.

—¿De verdad? Incluso en el mejor de los casos, habría dicho treinta


—respondió Aaron, claramente impresionado por la declaración de
Tristan. Kreed observó mientras ambos miraban el reloj de pulsera de
Tristan.

—Cinco, cuatro, tres...—El teléfono de Tristan comenzó a vibrar—.


Es él. —Tocó la pantalla y se la acercó a la oreja sin verificar la
identificación—. Hola, cariño —dijo Tristan. Su sonrisa se volvió enorme,
nuevamente levantando una mano para chocar los cinco por segunda
vez, antes de girar para darle a Kreed un pulgar hacia arriba—. Espera.
Te estoy poniendo en el altavoz.

—¿Por qué está En!Gm4 en mi sistema, Tristan? —preguntó Dylan


Reeves, su voz se transmitió en voz alta por todo el espacio de la oficina.

Kreed se había encontrado con él un par de veces cuando habían


conducido hasta Dallas para presentarle la compañía, y luego

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nuevamente cuando resolvieron los detalles del contrato. La irritación era


clara en la voz del chico.

—Sabía que te darías cuenta de que había estado en tu red, pero


fuiste más rápido de lo que pensaba. Impresionante —respondió Tristan
cuando Aaron comenzó a reírse—. Estábamos probando la velocidad y la
habilidad de Aaron.

—¿Por qué me están hackeando? Ya te dije que lo contrataras. Yo


fui quien lo encontró y dijo que lo necesitábamos. —La molestia de Dylan
parecía crecer con cada palabra que pronunciaba. Mitch entró detrás de
Kreed, donde estaba parado, tratando de entender la dinámica aquí y
manejar su propia irritación hacia Aaron.

—Y claramente tenías razón, cariño —respondió Tristan.

—Aaron, limpia el desastre que acabas de hacer. Y Tristan,


encuentra un hotel para quedarte esta noche —dijo Dylan rotundamente.
Aaron se tapó la boca con la mano para calmar su risa, aparentemente
tan entretenido que no podía parar.

—Ahora, cariño, no seas así. Sabes que siempre me quedo contigo


—comenzó Tristan, pero su sonrisa era tan grande que era contagiosa y
alivió el enojo de Kreed.

—No esta vez —replicó Dylan. Cuando el teléfono se cortó, tanto


Tristan como Aaron estallaron en incontrolables carcajadas. Aaron
sostuvo su costado, obviamente dolorido por reírse tan fuerte.

—Tengo cosas que solucionar. ¿Dónde está el contrato? —Tristan


se echó a reír mientras Aaron extendía la mano y deslizaba varios papeles
sobre su abarrotado escritorio. Su chico seguía riéndose, muy satisfecho
de sí mismo, mientras Tristan buscaba el bolígrafo en su bolsillo

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delantero. Rápidamente garabateó su nombre en la parte inferior de la


última página y se levantó de su asiento—. Hazme una copia.

Los ojos de Aaron se alzaron hacia los de Kreed, su sonrisa más


brillante que hace unos segundos. Este contrato tenía el potencial de ser
aún más grande que el que habían negociado con Skinner. Habían
trabajado duro para ello, eso era seguro, pero estos contratos eran la base
de su nueva empresa y exactamente lo que necesitaban.

—Fue un placer conocerlos, chicos. Vayan a California para una


salida. Me aseguraré de que Dylan esté en la ciudad. Disfrutará de esta
dinámica —dijo Tristan, extendiendo una mano a Kreed y luego a Mitch.

—Gracias por el negocio.

—No, gracias a ustedes, chicos. Ha sido una gran tarde. Aaron,


estaré en contacto. —Tristan se deslizó por la puerta.

Mitch lo siguió. Kreed extendió la mano y cerró la puerta detrás de


ellos. Gracias a Dios que lo había entendido mal.

—Prometiste no más pirateo.

—Lo hice, pero nos pusimos a hablar y fue una idea divertida.
Seguro. No pensé que te importaría —dijo Aaron distraídamente,
moviendo el equipo alrededor para poder acceder a todas las páginas del
contrato. Kreed se dejó caer en la silla frente al escritorio, su alivio era
enorme. Aaron no tenía idea de lo que lo había llevado hasta aquí para
interrumpirlos en primer lugar.

—Necesito disculparme. Skinner dijo que Huckabee fue pirateado,


y sé cuánto te desagrada el tipo. Pensé que habías sido tú —admitió
Kreed. No había forma de saber cómo se tomaría Aaron su admisión, o
cuánto tendría que disculparse, pero Kreed sabía que necesitaba confiar
más en Aaron antes de saltar inmediatamente a ese tipo de conclusiones.

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—Oh, mierda. Me olvidé de eso. —Aaron se volvió rápidamente


hacia su computadora y comenzó a escribir. Bueno, demonios, había
tenido razón después de todo.

—Me lo prometiste —comenzó Kreed, con el ceño fruncido.

—Lo sé, pero es amigo de mi padre, y este le dio un par de millones


para continuar postulado. Y realmente lo odio, así que puede gastar ese
dinero arreglando lo que acabo de joder —respondió Aaron, sin mirarlo.

Kreed puso los ojos en blanco. Ese tipo de justificaciones eran


comunes con Aaron. Una promesa siempre venía con cierta flexibilidad.
Kreed se pasó las manos por la cara mientras pensaba en la pelea que
iban a tener, pero Kreed tenía que seguir con el tema. Un resbalón
conduciría al Departamento de Justicia directamente a su puerta.

—Cariño, esto no está bien. Hackear a Huckabee es una actividad


ilegal... —comenzó Kreed, pero Mitch volvió a entrar en la oficina,
cortando sus palabras.

—Buen trabajo, Stuart. Wilder está impresionado. —Mitch


aplaudió, frotándose las manos—. Dos contratos en un día. ¡Quiero más
de este tipo de días!

—Sí, yo también. Necesitamos resolver la logística, asegurarnos de


tener suficiente ayuda de emergencia —dijo Aaron, dejando el teclado y
volviéndose hacia ellos. Kreed inmediatamente movió su dedo en círculo
hacia Aaron.

—Continúa. Arregla lo que hiciste —lo incitó Kreed.

—¡Tío! En serio, necesitas relajarte —respondió Aaron.

—Ese podría ser el caso, pero lo prometiste —dijo Kreed.

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—Solo para que conste, ustedes dos hacen esta mierda todo el
tiempo. No tengo idea de qué estamos hablando, y me está empezando a
molestar —dijo Mitch, mirando entre los dos—. Superen lo que sea que
esté sucediendo en este momento. Necesitamos celebrar. El dúo dinámico
está a una hora de distancia. Cody ya salió del trabajo.

Mitch los dejó sentados allí. Kreed estaba de acuerdo; necesitaban


celebrar. Se levantó y comenzó a salir también. Colt y Jace eran el dúo,
y todos tenían reservas para cenar.

—Arregla esa mierda. Lo prometiste, cariño —dijo Kreed en la


puerta.

—Es solo porque eres muy caliente. Haces que esté de acuerdo en
hacer locuras, Sin —dijo Aaron después de una breve pausa. Kreed no se
movió, solo se paró en la puerta y sonrió. Amaba esas palabras. Todavía
estaban en la fase de luna de miel de su relación, por lo que las pequeñas
cosas lo derretían por dentro. Y el hecho de que follaran como conejos
todo el tiempo lo hacía ceder a los caprichos de Aaron la mayoría de las
veces.

—Lo prometo. Un poco más tarde, te mostraré cuánto me gustaron


esas palabras. Pero soluciona la mierda de Huckabee primero.
Cenaremos y bailaremos esta noche, y no quiero preocuparme de que los
hombres de negro nos irrumpan mientras bailo sexy contigo. —Kreed
salió de la oficina con esa declaración y dijo una pequeña oración para
que Aaron hiciera lo que le había pedido.

—¡Maldición! Se supone que eso funciona para darme más tiempo.


¿Un lap dance endulzaría el trato? —gritó Aaron y Kreed se rió por lo
bajo. Sí, se estaban acomodando muy bien.

***

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Acción de gracias

Kreed tomó la esquina que conducía al conocido barrio de San


Antonio. Había crecido en esta unida comunidad, y durante toda su vida
había recorrido esta calle más veces de las que podía contar. Sin
embargo, de alguna manera, esta vez todo parecía diferente. Toda su vida
había cambiado para mejor y todo se debía al increíble chico que iba a su
lado.

—¿Algún arrepentimiento?

—Ni uno solo. ¿Tú? —preguntó Aaron desde el lado del pasajero.

Kreed no lo miró, pero podía sentir la mirada del chico sobre él.

—En absoluto. Estoy dentro. Te lo dije. —Kreed disminuyó la


velocidad al girar hacia la calle donde vivían sus padres. Como es normal
para el día, la carretera estaba abarrotada, lo que lo obligó a reducir la
velocidad y navegar por el camino, zigzagueando entre los automóviles
estacionados y del tráfico que se aproximaba—. Fue genial cómo
conseguiste que el tipo viniera y nos tatuara hoy.

—Me lo debía —respondió Aaron, algo distraído—. Este vecindario


parece uno de los lugares falsos que ves en los programas de televisión
de Acción de Gracias del canal Hallmark.

—Sí, lo sé, pero es real. Te sigo diciendo que las familias realmente
se juntan en Acción de Gracias y pasan el día comiendo y haciéndose
mutuamente miserables de la mejor manera posible.

—Creo que es genial como la mierda —agregó Aaron. Por el rabillo


del ojo, vio que los ojos de Aaron se abrían de emoción mientras miraba
por el parabrisas delantero del automóvil.

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Cuando era niño, Kreed creía que estos mismos vecinos se habían
entrometido en su vida, contándole a sus padres toda la mierda que había
hecho. Con los años, había crecido y dado cuenta de que solo lo estaban
cuidando. Ahora que era mayor, estaba agradecido de que siempre se
hubieran interesado. Su vida podría haber tomado un camino muy
diferente si no hubieran metido las narices donde él pensaba que no
debían.

Una sonrisa estalló en sus labios mientras seguía la mirada de


Aaron, curioso por lo que podría causar tanto asombro en la cara de su
sexy chico. Habían pasado casi todos los domingos por la tarde en la casa
de sus padres desde que se mudó a la zona, pero hoy, el vecindario estaba
lleno de familias que disfrutaban el día de festividades. Incluso con todos
los años pasados, nada había cambiado. Algunos jugaban al fútbol en el
patio delantero, algunos se reunían junto a sus autos hablando, otros
luchaban con un montón de comida.

—¿Deberíamos haber traído algo? Todos llevan platos cubiertos.

—No, estamos bien. Lo prometo.

—¿Estás seguro? Esto es muy diferente al Día de Acción de Gracias


con mi familia. Me alegro de que hayamos venido. —La atención de Aaron
se mantuvo enfocada fuera del auto.

La felicidad llenó el corazón de Kreed. Le encantaba compartir estos


momentos especiales con Aaron. Su chico estaba demasiado
entusiasmado con esta reunión familiar. Este año, todo el clan celebraría
la cena de Acción de Gracias en casa de sus padres. Todas sus tías, tíos
y primos planeaban venir. A Aaron le gustó tanto la idea de celebrar esta
fiesta que fue en todo de lo que había podido hablar durante los últimos
días.

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Cuando Aaron había arreglado que se hicieran tatuajes a juego esta


mañana, había sido una sorpresa, una sorpresa muy dulce. Pagar más
para que el artista fuera a la casa agregó una capa adicional de
consideración al gesto especial de su chico. Kreed no había pasado por
alto la importancia de lo que estos tatuajes realmente significaban para
Aaron. Al estar totalmente comprometido en esta relación, estaba más
que feliz de aceptar estas ideas. Este día era muy especial para su chico
y ahora estaba permanentemente dibujado en ambos.

—Mis tías y mi mamá cocinarán más comida de la que podamos


comer —dijo Kreed, entrando en el camino de entrada y estacionando el
auto.

—No sé sobre eso. Puede que no lo hayas notado, pero me gusta


comer —bromeó Aaron mientras salía de la camioneta y luego cerraba la
puerta sin esperar una respuesta—. Podemos traer algo en Navidad,
¿verdad? —añadió rápidamente, mirando a Kreed por encima del capó.

Kreed no pudo evitar sonreír ante el entusiasmo en las palabras de


Aaron y la emoción escrita en su rostro. Kreed se dirigió hacia la parte
delantera del auto, un leve escalofrío por el aire de noviembre le cruzó la
piel mientras caminaba.

—Verás que hay suficiente comida allí para que podamos tener
sobras hasta el día de Navidad.

—Espero que sí. Intentaba recordar algo que mi abuela siempre


nos hacía de vacaciones. Era como una crema de maíz casera. Era lo
mejor de todo. A todos les encantaba. Ella siempre me hacía extra y lo
escondía para poder llevarlo a casa. Cuando falleció, mi madre nunca lo
hizo por nosotros; no le gusta cocinar. Tienen cocineros y simplemente
no es lo mismo. Apuesto a que podría encontrar esa receta. Eres bastante
bueno en la cocina. Creo que podríamos lograrlo y hacerlo para Navidad
—sugirió Aaron, caminó a su lado mientras se dirigían por el sendero.

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—Podríamos. —Mientras subía los escalones del porche Kreed hizo


un gesto hacia su cadera donde ambos se hicieron los tatuajes—. Estaba
pensando en agregar tu nombre a esto.

—¿En serio? Dejé ese lugar abierto en el diseño, por si acaso. Sé


que te arrojé todo eso sin previo aviso. No quería presionar demasiado —
confesó Aaron, alcanzando el timbre. Se detuvo de repente y dirigió sus
ojos tímidamente hacia Kreed—. No quiero precipitar las cosas.

Kreed tenía una mano en el pomo de la puerta. No se molestaba en


tocar el timbre cuando venía de visita. Esta era la casa de su familia. Pero
se detuvo a mitad de movimiento y usó su mano libre para ahuecar el
cuello de Aaron, atrayéndolo para un beso rápido. Amaba esas pequeñas
confesiones de Aaron; le llegaban al corazón y lo llenaban de felicidad.

Las palabras de Kreed se habían quedado atrapadas en su


garganta cuando Aaron le mostró el diseño que había elegido para ellos:
un dragón místico y una serpiente bellamente detallada, nariz con nariz.
Las mitades inferiores de sus cuerpos largos y elegantes se entrelazaban
y la mitad superior se arqueaba para formar un corazón. El tatuaje había
sido más que perfecto en opinión de Kreed.

—No me importa que precipites nada, porque ya estoy totalmente


allí, chico de iglesia. Ha pasado casi un año y no puedo imaginar estar
en ningún otro lugar.

Kreed sabía que esas habían sido las palabras correctas cuando
Aaron le dio esa pequeña sonrisa sexy, la que siempre aparecía cuando
le gustaba lo que Kreed decía. Tan pronto como Aaron deslizó un brazo
alrededor de su cintura y lo acercó con la promesa de algo un poco más
que la presión rápida de los labios, el pomo de la puerta fue apartado de
la mano de Kreed y el rostro feliz y radiante de su madre apareció a la
vista. El beso tendría que esperar por ahora, pero empujaría a Aaron a
su antiguo dormitorio en la primera oportunidad que tuviera.

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—¡Están aquí! —exclamó su madre y les dio a ambos un abrazo—.


Los hemos estado esperando a ambos. Necesitamos nuestro catador,
cariño —dijo ella, tirando del brazo de Aaron.

Resultó que su chico había encajado perfectamente en la familia


Sinacola. Su madre y Aaron se habían vuelto muy cercanos. A ella le
encantaba cocinar y a Aaron le encantaba comer, una combinación hecha
en el cielo. Aaron se dirigió adentro primero, donde su madre envolvió su
brazo alrededor de la cintura de Aaron, enumerando alegremente todo en
el menú del día mientras lo guiaba hacia la cocina. Kreed había olvidado
lo mucho que su madre dependía de las papilas gustativas de Aaron. Ella
juraba que él la hacía una mejor cocinera porque podía saborear incluso
los más pequeños toques de especias, y como Aaron era prácticamente
un pozo sin fondo, nunca se llenaba demasiado para probar otro bocado.

—Lamento que no hayamos pensado en traer nada, mamá —se


disculpó Aaron, colocando su brazo sobre sus hombros mientras
doblaban la esquina hacia el comedor donde los platos cubiertos ya
estaban alineados en la mesa. Su madre señaló el porche trasero a Kreed.

—Cariño, ¿puedes salir y ayudar a tu papá con el pavo? Consiguió


una nueva freidora en el Home Depot y tiene más campanas y silbatos
que la anterior. Incluso tiene un control remoto que no puede entender.
No sé por qué tienen que complicar las cosas hoy en día. Realmente
necesitas salir para que no terminemos con un pavo crujiente por fuera
y crudo por dentro. —Kreed se rió de eso, recordando el pasado.
Ciertamente no sería la primera vez. Amaba esos recuerdos. Miró a través
de la casa hacia el porche trasero donde pudo ver a varios hombres
reunidos alrededor de una olla grande y humeante.

—Claro —dijo distraídamente, mirando a Aaron, que estaba tan


absorto en los postres que había dejado de prestarle atención. Su madre
tenía una sonrisa gigante en su rostro mientras veía a Aaron deslizar un

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Serie Chicos buenos 3
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dedo sobre un poco de glaseado mientras comenzaba a hablar


nuevamente sobre querer llevar crema de maíz a la cena de Navidad.

Dios, amaba la forma en que Aaron siempre lo sorprendía, cosas


simples como pedirle que hiciera una receta para la familia de Kreed en
Navidad o cómo Aaron hacía que la sonrisa de su madre fuera un poco
más brillante simplemente pasando el rato en la cocina. Dulces e
inesperados momentos como esos parecían suceder cien veces al día, lo
que lo hacía amar aún más a Aaron. Todo su mundo giraba
completamente en torno a ese hombre. Gracias a Dios que Aaron le había
dado una oportunidad.

Kreed siguió caminando, dirigiéndose hacia la parte de atrás donde


los hombres se habían reunido. Estaba más que feliz de ayudar a su
padre a freír ese pájaro, ya que era su tradición favorita de Acción de
Gracias. Bueno, eso y terminar su comida con una gran porción de pastel
de camote y crema batida. Kreed sonrió ante la idea de comenzar nuevas
tradiciones con Aaron, porque si las cosas salían como él planeaba, su
próximo Día de Acción de Gracias se celebraría con familiares y amigos,
crema de maíz y todo, en su nueva casa.

Fin

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Material
Extra

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Cosa rellena de naranja


Ingredientes
1 paquete de gelatina de naranja

1 recipiente de queso cottage

1 lata de piña triturada (escurrida)

1 lata de naranjas (escurridas)

1 contenedor de crema batida

Preparación
Escurra el requesón y deseche el líquido. Coloque el requesón en
un tazón grande, agregue la gelatina, mezcle bien.

Adicione la piña triturada hasta que se integre, añada las naranjas


y la crema batida.

Almacene en el refrigerador hasta que esté listo para servir.

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Dos son multitud


Kreed levantó la mirada para examinar el techo abovedado de gran
altura en el apartamento de Aaron en el centro de Austin. Tan
completamente sorprendido por el momento de esto no encaja con el
Aaron que conozco, Kreed casi chocó con la pequeña mesa en la entrada.
Se quedó de pie en el vestíbulo, mirando boquiabierto el diseño abierto y
la cuidadosa y ultra costosa decoración, hasta que su atención volvió
directamente al culo caliente de Aaron, ya varios pasos por delante en
modo de guía turístico. Los músculos que se flexionaban debajo de esos
vaqueros ajustados atrajeron a Kreed a seguir a Aaron más adentro del
apartamento.

El excesivamente caro apartamento que pronto sería también el


nuevo hogar de Kreed.

Un pensamiento llevó a otro hasta que Kreed sonrió para sí mismo,


recordando cuánto tiempo había pasado dentro de ese culo caliente.
Aaron era sexy como la mierda y tenía un lado de chico travieso que haría
que la estrella porno más descarada se pareciera al Papa.

Baja la velocidad, Sinacola. Tiempo y lugar. Sacudió la cabeza, con


la esperanza de deshacerse de esa línea de pensamiento antes de que se
saliera demasiado de control. Cosas más importantes en este momento,
como descubrir por qué después de todo este tiempo todavía estaba
sorprendido con Aaron Stuart.

Según la propia confesión de Aaron, había muchas discrepancias


en su historia de fondo. Más área gris que esa basura de cincuenta
sombras... Un momento. Whoa. Las cejas de Kreed se levantaron ante la
idea. Podría estar abierto a un poco de bondage si Aaron estaba
dispuesto. Su cabeza volvió a deslizarse sólidamente hacia atrás en la
cuneta.

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—Ven por aquí. Hice un poco de espacio para ti. —La voz de Aaron
lo sacó de su improvisado acto visual de BDSM a tiempo para ver
desaparecer el objeto de su distracción detrás de la pared a la izquierda
de la entrada.

Kreed siguió el sonido de la voz de Aaron, disminuyendo la


velocidad para admirar el arte que colgaba de las paredes. Eran piezas
de gran tamaño que encajaban fácilmente con los muebles de la sala de
estar, pero también fluían sin esfuerzo con la mesa del comedor y
combinaban con el aspecto oscuro y costoso de la cocina estilo clásico.
Las ventanas del piso al techo corrían a lo largo de la pared trasera y los
cielos despejados y soleados llenaban la vista hasta donde alcanzaba la
vista, incluso eso parecía diseñado para coincidir con el interior del
apartamento.

Kreed se detuvo por completo en el comedor.

—Actuaste muy bien de jugador nerd. Realmente nunca recibí este


ambiente de ti.

—Puedo cambiar cualquier cosa que no te guste —respondió


Aaron, volviéndose a la vuelta de la esquina.

Aaron nunca empujó a Kreed mientras desplegaba todas las capas


verdaderas. En cambio, le dio espacio, como ahora. Mantuvo una
distancia respetuosa mientras cruzaba los brazos sobre el pecho,
esperando que Kreed lo alcanzara.

Había aprendido sobre los modales de Aaron lo suficientemente


bien como para sentir la inseguridad que Aaron intentaba valientemente
ocultar. Aaron lo amaba. Kreed había prometido resolver todas las demás
tonterías, que habían sido inmensas, muy parecidas al tamaño de este
espacio.

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Serie Chicos buenos 3
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—Incluso podríamos conseguir un nuevo lugar, si quieres. Pero soy


dueño de este y pensé que podría funcionar para nosotros —dijo Aaron,
su voz sonaba preocupada.

Kreed volvió su mirada a la vista del horizonte de la ciudad más


allá de la ventana.

—El más alto en que he vivido fue un apartamento de tres pisos en


Louisiana. Estaba feliz de que solo otra persona hubiera vivido allí. Fue
una ganga. La mujer antes que yo había muerto mientras subía los tres
pisos a su casa —dijo Kreed, tratando de aligerar el ambiente mientras
miraba a Aaron. Obtuvo el efecto deseado cuando Aaron sonrió ante su
broma.

—Venga. Podemos encontrar otro lugar si no te sientes cómodo


aquí.

Esta vez siguió a Aaron sin perderse en la estética.

—Sé que es pequeño, solo un dormitorio y una oficina. Lo hice a


propósito. No necesito que mi familia tenga ideas de que pueden venir
aquí cuando estén en la ciudad. —Aaron abrió la primera puerta a la que
llegaron, revelando lo que parecía un panel de control de la cabina de un
avión.

Había tanto equipo de cómputo que Kreed se preguntó cómo se las


arreglaba Aaron con las pocas piezas con las que viajaba mientras estaba
asignado. Cuando finalmente dejó de reflexionar sobre esa pregunta y
levantó la vista, Aaron ya había abierto la única otra puerta del pasillo.

Siguió a Aaron dentro de la pequeña habitación. Íntimo podría ser


la palabra más apropiada. Decorada con el mismo tema que el resto de
la casa, esta habitación se sentía más habitada que el resto del lugar.

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—Hice espacio en el estante y los cajones. Están aquí. —Aaron


abrió un gran armario con vestidor; las luces del techo iluminaban
automáticamente el espacio. Las cajas que Kreed había enviado estaban
cuidadosamente apiladas en la esquina. Aaron las pasó por alto yendo
hacia una fila de cajones estrechos integrados en la pared del fondo.
Tenía que haber unos veinte cajones largos y delgados integrados en el
armario. Aaron abrió uno—. Aquí está esta y esa es tu sección para
cualquier cosa que necesites colgar.

Kreed no sabía si Aaron hablaba en serio o no. ¿Un cajón? No,


ciertamente no. ¿Todo este espacio y conseguía un solo cajón? Miró hacia
el área donde Aaron señaló aproximadamente medio metro de espacio
abierto para colgar en el armario superorganizado. Kreed frunció el ceño
mientras estudiaba las posibilidades. Quizás Aaron quería decir que esa
sección de cajones era para Kreed. Cuando Aaron salió del más cercano
todavía en modo de guía turístico, Kreed entró más, abriendo el cajón
directamente debajo del que Aaron había abierto.

—Tenías más cosas de las que esperaba —gritó Aaron desde la


habitación. Aparentemente, su chico había hablado en serio. Había ropa
muy bien doblada en cada cajón. Nada apilado completamente encima de
otro. En cambio, las camisetas estaban en capas, mostrando al menos
dos tercios del frente de cada una. Ese mismo patrón parecía un tema
recurrente en toda la fila de cajones—. ¿Qué?

—¿Me darás un solo cajón? —preguntó Kreed incrédulo.

—Uno en el baño también —aseguró Aaron, como si eso hiciera


todo bien.

—Tengo tres cajas de artículos personales. No es mucho, pero en


serio, Stuart, voy a necesitar más espacio que un cajón.

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Serie Chicos buenos 3
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Aaron retrocedió dentro del más cercano, luciendo confundido


como el infierno.

—Está bien, bueno, no pierdas tu mierda. ¿Cuánto espacio


necesitas? —preguntó, cruzando los brazos sobre el pecho mientras
comenzaba a estudiar el espacio más cercano—. Si movemos estas
cosas... —Aaron tomó cinco camisas que colgaban de un estante trasero.

—¿Es una broma, verdad?

Aaron volvió su mirada aún muy confundida hacia Kreed, que


estaba en toda su altura y fulminaba con la mirada al atractivo hombre
que le devolvía la mirada.

—¿Podemos combinar algunos de estos cajones de camisetas


juntos y tal vez darme un metro de espacio para colgar?

El desconcierto mezclado con horror cruzó la cara de Aaron.

—Me gustan mis cosas en orden. Tengo que poder ver qué imagen
está dibujada en cada camiseta. Si no puedo verlas boca arriba, pierden
el pliegue y se arrugan. Tendrán que volver a plancharlas.

—¿Planchas tus camisetas? —se burló Kreed, recordando a Aaron


arrojando su ropa por todo el lugar en Hawai.

—Todo el mundo plancha sus camisetas —respondió Aaron a la


defensiva.

Todo lo que Kreed pudo hacer fue poner los ojos en blanco. Su chico
tenía mucho que aprender sobre el mundo real.

—¿Viviste con un pequeño equipaje de mano durante más de un


mes y aún así debes planchar tu mierda? Y demonios si no peleaste
conmigo con la ropa de chico de iglesia. —Con un toque dramático, Kreed

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giró su brazo hacia un lado en un gesto de estilo Vanna White—. Tienes


una fila de metro cincuenta de jodidos trajes. ¿Qué demonios, Aaron?

—Raramente uso alguno de esos, y solo cuando veo a mis padres


—dijo Aaron, claramente tan agitado como Kreed—. Pensé que esto era
suficiente espacio. Viajaste más ligero que yo. No estaba tratando de
dejarte sin nada. Supongo que podríamos combinar algunas de estas
cosas. —Aaron estudió el armario como si fuera un complicado problema
matemático. La seriedad con la que Aaron hablaba finalmente hizo que
Kreed cediera. Aaron tenía razón, a Kreed no le importaba nada de esto.
Podía vivir entre cajas por lo que realmente importaba.

Cuando Aaron se acercó, yendo hacia el perchero, Kreed le rodeó


la cintura con un brazo y lo tomó desprevenido, tirando de él contra su
pecho. Su chico no perdió el ritmo y la frente de Aaron se relajó. Deslizó
sus brazos alrededor de los hombros de Kreed, agarrándolo igual de
fuerte.

—Funcionará —dijo Kreed, acariciando su nariz contra la de Aaron.

—No pensé...

Kreed capturó la mandíbula de Aaron entre el pulgar y el índice,


manteniendo a Aaron quieto a unos centímetros de su rostro.

—Muéstrame lo contento que estás de que esté aquí... en la cama.


—Eso alivió cualquier preocupación persistente en el hermoso rostro de
Aaron. Esa sonrisa torcida y sexy se extendió y, como de costumbre, las
rodillas de Kreed se debilitaron.

—Tengo una gran cama. Te gustará la cama. —Los ojos azules de


Aaron se oscurecieron de deseo.

—Voto por pizza y cerveza, luego un momento sexy en esa gran


cama tuya. El resto se solucionará.

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La sonrisa de Aaron se hizo más amplia.

—Sí, lo hará. Deberías ver la bañera, caben dos y tiene algunos


chorros bien posicionados. —Aaron agitó las cejas y luego se puso de
puntillas, sellando el futuro con un beso.

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Sweet Suds
Kreed Sinacola dejó caer sus gafas de sol en su lugar mientras
trotaba por los escalones de la oficina corporativa de Dishology. El sol de
la tarde calentó suavemente su piel. El aire fresco y los cielos despejados
de arriba ayudaron a aliviar el mal humor que Mitch Knox había creado
cuando había salido de su reunión sin ningún tipo de sospecha sobre su
apresurada partida.

Kreed se tomó un segundo para detenerse en la acera de ladrillo


para orientarse antes de disfrutar de la notable sensación europea de la
pequeña ciudad de Maryland. En ese momento, entendió al instante por
qué Dishology, la compañía líder mundial de restaurantes de comidas
informales, o eso decía la declaración de la misión en la pared del
vestíbulo, nunca se había instalado en una ciudad importante. Este
rincón escondido de la nación era genial. De todo el tiempo que había
pasado en DC, ¿cómo demonios nunca había aparecido Ellicott City en
su radar? Se lo había perdido seriamente.

Mirando hacia la calle principal, pensó en Aaron y en cómo


disfrutaría comiendo y bebiendo en el encantador pueblo antiguo. Había
tantos lugares y cosas nuevas que le gustaría descubrir con su chico malo
a su lado. Y si Aaron se salía con la suya, como solía hacerlo, estarían
haciendo la mayor parte de su exploración en las zonas menos pobladas.
A Aaron le gustaban especialmente los rincones oscuros. La polla de
Kreed se agitó. Luchó contra la sonrisa tonta que intentaba extenderse al
recordar la suerte que había tenido en el último lugar oscuro que habían
encontrado.

Por mucho que Kreed quisiera detenerse en las cosas que Aaron
disfrutaba, que siempre parecían beneficiarlo, lo mejor para él era poner
fin a su línea de pensamiento actual. Necesitaba mantenerse en la tarea.

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Kreed miró el mapa del distrito histórico en su mano, buscando la tienda


de artículos de tocador de la que tanto había oído hablar. Objetivo
localizado, se dirigió hacia allí.

Propiedades Arik Layne había convocado tanto a Kreed como a


Mitch a Ellicott City, Maryland. Como Layne era su segunda cuenta más
grande, hicieron lo que haría cualquier dueño de una empresa de mente
correcta: dejaron todo y se dirigieron directamente a Maryland para
encontrarse con Thane Walker, dueño de Dishology. Que a su vez se
había convertido en su tercera cuenta más grande. Un cheque
considerable ahora descansaba en su bolsillo como retenedor de todos
los negocios que habían asegurado.

Resultó que Mitch Knox podría cerrar un trato mejor que cualquier
vendedor que hubiera conocido. Esta vez, el acuerdo era por tener
seguridad personal en el sitio. Cuerpos reales en lugares reales, no toda
esa mierda cibernética que se había visto obligado a aprender para
ayudar a aliviar la carga de Aaron en su empresa.

Dishology había llegado a un acuerdo con Propiedades Arik Layne.


Uno de los restaurantes de Thane se abriría en todas las propiedades de
resorts Escape en todo el mundo. Thane también negoció un acuerdo
para una pequeña y única boutique llamada Sweet Suds para abrir
también en las propiedades de Escape. Un lugar sobre el que el hombre
deliraba. Parecía que él y Walker tenían algo en común... un fetiche con
los productos de tocador. Kreed no podía esperar para conseguir algunas
bombas de baño para él, pero estaba más emocionado por encontrar
algunos en forma de cupcakes para Aaron.

Sweet Suds sería un lanzamiento mucho más pequeño, ya que


abriría cinco tiendas minoristas dentro de las propiedades de Escape
durante el próximo año. Era el trabajo de Kreed y Mitch resolver todos
los detalles de seguridad y luego transmitir la información a Aaron para

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comenzar la extensa ciberseguridad requerida para garantizar que tanto


Sweet Suds como Dishology estuvieran dentro de las pautas de la política
de seguridad corporativa de Escape antes de que la construcción pudiera
comenzar.

¿Había mencionado cuánto odiaba toda esa mierda cibernética?


Era tanto como el setenta y cinco por ciento de sus negocios actuales, y
hombre, deseó no haber tenido que aprender lo que significaban botnet11
y honeypot12. Si no comenzaban a contratar ayuda para Aaron, Kreed
tendría que aprender codificación por computadora, y esa podría ser
realmente la motivación que necesitaba para apuñalarse en la mano y
evitar tener que escribir en el teclado por el resto de su vida. Sí,
dramático. Pero seguía siendo cierto.

Sus pensamientos sobre las futuras pesadillas de aprendizaje


cibernético se desvanecieron cuando Kreed apareció en la adorable
pequeña tienda, Sweet Suds. Desde la vista lateral de la calle, podía sentir
a su diva interior sobre bombas de baño cantando aleluya. El lugar no
podría haber sido más encantador. La bañera rosa llena de burbujas que
se exhibía en la ventana delantera le hizo señas para que entrara. Subió
los escalones, una ráfaga de aire frío lo barrió cuando abrió la puerta.

El cielo.

Los aromas más sorprendentes rodearon a Kreed de inmediato. Su


entusiasmo creció, las posibilidades eran infinitas cuando sus ojos se
sintieron atraídos por la colorida variedad de delicias para el baño y el
cuerpo a lo largo de la pared. Sí, este era su tipo de lugar. Kreed entró

11 Botnet es un término que hace referencia a un conjunto o red de robots informáticos


o bots, que se ejecutan de manera autónoma y automática. El artífice de la botnet puede
controlar todos los ordenadores/servidores infectados de forma remota
12 Un honeypot, o sistema trampa o señuelo, es una herramienta de la seguridad

informática dispuesto en una red o sistema informático para ser el objetivo de un posible
ataque informático, y así poder detectarlo y obtener información del mismo y del
atacante.

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completamente y contempló todas las maravillas que esperaban su


selección. Tantas cosas maravillosas en un solo lugar.

Cuando se volvió hacia la caja registradora, vio el culo de Mitch


sobresaliendo mientras se inclinaba sobre el mostrador de ventas,
conversando con el empleado. El momento de felicidad de Kreed se
congeló. Ese hijo de puta lo había dejado para terminar los detalles
minúsculos de su reunión para poder ir de compras. Clásico cabeza de
polla Knox.

En lugar de decir el comentario sarcástico justo en la punta de la


lengua, Kreed trató de recordar que Sweet Suds también era
técnicamente un cliente ahora. El profesionalismo no era algo que le
viniera naturalmente a él o a Mitch. Necesitaba esperar, aguardar para
masticarle el trasero a Mitch más tarde. Kreed se mordió la lengua, tomó
la bomba de baño gigante más cercana y la volteó para mirar los
ingredientes.

La pausa y la redirección de su atención no funcionaron, pero


mantuvieron a raya su colorido lenguaje.

—Solo te largaste, ¿eh? —preguntó Kreed. Mantuvo su tono incluso


mientras discretamente tomaba nota de los precios. Por mucho que se
considerara un experto en productos de baño, nunca había visto algo así.
Aaron se volvería loco con el juego inteligente del ambiente de panadería.
Bombas de baño que parecían rosquillas, magdalenas decoradas con
adornos, galletas recién horneadas y caramelos rellenos eran
inusualmente fascinantes.

Mitch apenas miró por encima del hombro para reconocer a Kreed
antes de estirarse a toda su altura. Él asintió con la cabeza a la taza de
café en su mano.

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—Una hora y media es demasiado para una reunión. Necesitaba


café antes de caer en coma.

—¿Has oído hablar de algo llamado aviso? ¿Qué tal si me dejas


saber que te vas a ir en lugar de tomarte un descanso y nunca volver? —
dijo Kreed, buscando una hilera de bombas de baño en forma de cupcake
que le habían llamado la atención. Eran coloridas y olían al cielo. Todavía
estaba impresionado por esta pequeña tienda. Qué idea realmente genial.

—Pensé que eventualmente encontrarías tu camino hasta aquí. —


Al escuchar las palabras de Mitch, Kreed dejó el cupcake y se acercó a
su amigo de mucho tiempo, listo para golpear su presumido trasero por
ser un idiota y dejarlo en la estacada como lo había hecho. Mitch tuvo el
descaro de sonreír cuando sacudió la cabeza y señaló algo—. Vigila lo que
dices, Sinacola. Ese es el chico de Thane.

Kreed siguió la línea imaginaria del brazo de Mitch hasta la parte


delantera de la tienda de donde acababa de llegar. Cuando llegó por
primera vez, notó brevemente al chico alto y larguirucho que trabajaba
diligentemente en la esquina delantera de la tienda, desempacando una
caja de jabón. El chico, en ese momento, solo había tenido ojos para
Mitch y no le había prestado atención.

El adolescente de cabeza oscura levantó la vista, sus miradas se


encontraron y Kreed sonrió. Los ojos del chico se abrieron de par en par,
y la manzana de Adán se balanceó mientras tragaba. Kreed estaba seguro
de haber atrapado al tipo con la guardia baja. La caja en su mano se
tambaleó durante medio segundo antes de caerse, su contenido se
derramó, ensuciando el piso alrededor de sus Converse negros. El
corazón de Kreed se suavizó con la expresión de horror que cruzó el rostro
expresivo del chico. Se miraron el uno al otro por unos segundos más, la
sonrisa de Kreed creció cuando el chico agachó la cabeza. No se había

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perdido el sonrojo en sus mejillas antes de caer de rodillas y recoger


frenéticamente las barras de jabón dispersas.

—Déjenlo en paz —dijo la dependienta en voz baja desde detrás del


mostrador. Su susurro burlón dejó en claro que no le había extrañado la
reacción del adolescente. Por la forma en que el chico había estado
observando a Mitch y luego reaccionado ante él, lo más probable es que
fuera gay y se sintiera profundamente atraído por lo que veía. Mitch
probablemente lo había incitado, empeorando las cosas.

—¿Cuántos años tienes, chico? No hay forma de que Thane tenga


la edad suficiente para tener un hijo de tu edad —declaró Kreed, yendo a
ayudar a limpiar el desastre del que se sentía parcialmente responsable.

—Él es Luke —dijo la dependienta. Kreed se dobló por la cintura


antes de finalmente caer de rodillas. Miró en la dirección general del
mostrador y luego volvió a mirar a Luke, que se había puesto de todos los
tonos de rojo y ahora se negaba a hacer contacto visual.

Luke no respondió, aumentando la curiosidad natural de Kreed.


Recordaba tener esta edad, incómodo consigo mismo, inseguro sobre su
sexualidad. No había duda de que a Luke le había gustado lo que vio en
Mitch, pero claramente, tanto él como Mitch habían sido demasiado para
el chico.

—Compraré estos —dijo Kreed en voz baja a Luke, tomando las


pocas pastillas de jabón rotas de la mano de Luke.

—Está bien. No tienes que hacer eso. No me meteré en demasiados


problemas. —La mirada de pánico de Luke chocó con la de Kreed
mientras trataba de recuperar el jabón.

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—No hay problema. Lo tengo. —Kreed se llevó los jabones fragantes


a la nariz y olió los aromas—. Creo que obtuviste el mejor trabajo del
mundo. Amo esta mierda.

Luke asintió, una pequeña sonrisa se extendió por su rostro. Kreed


recogió la caja cuando comenzó a ponerse de pie. El chico lo sorprendió
cuando ofreció:

—Los cupcakes de allí son los más vendidos.

—Muéstrame —dijo Kreed, colocando la caja en la encimera


cuando un Luke todavía inseguro se dirigió hacia el lado opuesto de la
tienda. Kreed volvió a mirar a Mitch, quien simplemente puso los ojos en
blanco. Mitch no lo entendía. Tenía un millón de hermanos y hermanas.
Él era el bebé del grupo. Mitch era seguro y amado por toda la familia
desde el momento en que nació. Los sentidos de hombre araña de Kreed
le decían que Luke tenía algo más con él. Estaba superando algo
sustancial. Kreed solo necesitaba ser amable con él.

—Estas. —Luke levantó las coloridas bombas de baño que Kreed


había visto antes. Podía ver por qué se vendían tan bien. Nunca había
visto algo así—. Estas dos son las que más se venden, el glaseado es un
exfoliante y la cereza en la parte superior es un baño que se derrite.

—¿Hacen envíos? —preguntó Kreed por encima del hombro hacia


el mostrador, pero Luke respondió por la dama en la caja registradora.

—Sí, con una tarifa plana de doce dólares sin importar lo que pidas.

—Está bien, chico... quiero decir, Luke. Cárgame estos. Llevaré los
cupcakes. Me gustan las cosas que tienen olor a helado —dijo Kreed,
haciendo un inventario de la tienda—. Quiero estos jabones.

—No tienes que comprarlos. Los rompí —dijo Luke,


interrumpiéndolo.

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—Ya hemos pasado por eso —dijo con un firme asentimiento,


mirando a un conjunto de ojos que ya no tenían problemas para
encontrar su mirada directa—. Elige lo mejor. Mantén mi total alrededor
de doscientos dólares antes de enviarlos.

—¿Doscientos dólares? —preguntó Luke emocionado, olvidando


todo acerca de su nerviosismo mientras miraba a la mujer detrás del
mostrador—. ¿Obtengo alguna comisión por eso, Autumn?

—Claro, por qué no —dijo, ahora sonriendo igual que Kreed y Mitch
mientras la cara de Luke se iluminaba.

—Genial —susurró con un puño en el aire e inmediatamente


levantó la vista, arrepentimiento cruzando su expresivo rostro—. Lo
siento.

—No hay problema. Empácame otras cosas, lo que creas que me


gustaría. Sorpréndeme.

—¿Él necesita algo? —preguntó Luke, lanzando un pulgar en


dirección a Mitch—. Tenemos una esponja vegetal realmente genial
dentro del jabón perfumado de sándalo. Es uno de mis favoritos. —Esta
vez su pulgar se movió en la otra dirección. Kreed lo siguió, pero como el
pulgar apuntaba al resto de la tienda, no estaba completamente seguro
de lo que el chico estaba señalando.

—No, a Knox le gusta que su piel se vea como el cuero. Es la razón


por la que se ve tan viejo. —Sí, se anotaría un punto, finalmente consiguió
una burla segura para meterse debajo de la piel de Mitch. La tarde estaba
mejorando, y Kreed mentalmente se chocó los cinco.

—¡Oye! —gritó Mitch, nuevamente de pie en toda su altura, y


arqueó el pecho como si eso significara algo para Kreed—. Me veo genial.
Ojalá pudieras lucir así.

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—Le gusta solo a él. Lástima que a nadie más —le susurró Kreed a
Luke y obtuvo una sonrisa genuina en respuesta. Luke era un chico bien
parecido; sin duda, eventualmente se convertiría en un hombre atractivo.
Kreed sacó su billetera, sacó dos billetes de cien dólares y uno de veinte
cuando se dirigió a la caja registradora, con la esperanza de que eso lo
cubriera todo. Luego, dejó caer una tarjeta de presentación junto al
efectivo—. Estaremos en la ciudad un par de horas más, nuestro vuelo
no sale hasta las siete y media. Si esto no es suficiente, llámeme. La
dirección de envío también está aquí.

—Ustedes son los muchachos de seguridad, ¿verdad? —preguntó


Autumn. Kreed pudo ver que todo acababa de encajar en su lugar—.
Thane me dijo que nos ayudarían a expandirnos.

—¿Eres la dueña aquí? —preguntó Mitch.

—Lo soy. Estoy nerviosa por todo este crecimiento esperado, pero
Thane insistió. Dijo que esta era una oportunidad que no podía
permitirme pasar. —Sus dientes mordieron su labio inferior, royendo la
carne sensible, demostrando su preocupación. Él lo entendía. Este
acuerdo inicial que él y Mitch habían comenzado también dejó un
constante estado de preocupación. Ser dueño de un negocio era un
infierno de nervios.

—Tienes una buena instalación —dijo Mitch, entrando en su modo


de vendedor. Hombre, él era bueno para liberar a las personas de su
dinero mientras les aseguraba que todo saldría genial—. Fuiste
inteligente al escucharlo. Te irá bien en las propiedades de Escape.

Luke se metió entre Kreed y Mitch, colocando una nueva caja de


artículos en el mostrador.

—Esto cuesta ciento setenta y ocho dólares con catorce centavos,


el impuesto es de diez dólares con sesenta y ocho. Si agregas esta bomba

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unicornio, no estarás decepcionado. Los colores de la espuma cambian


en la bañera y la efervescencia dura por más tiempo. El total es
doscientos cuatro dólares con setenta y dos centavos, incluido el
impuesto adicional. —Luke levantó un jabón colorido y miró a Kreed
ansioso por su aprobación.

—Eres inteligente, ¿verdad? —dijo Kreed, sin responder la


pregunta que se le hizo, notando que no había una calculadora cerca del
chico.

—Sí —asintió Luke, no con confianza o arrogancia, solo como un


hecho.

—¿Son correctas sus matemáticas? —le preguntó Mitch a Autumn.

—Hasta ahora lo han sido. Lo hace todo el tiempo. Luke, ¿cuánto


es tres mil novecientos tres por setecientos cincuenta y tres? —preguntó
ella.

Antes de que Autumn pudiera ingresar los números en su


calculadora, Luke respondió:

—Dos millones novecientos treinta y ocho mil novecientos


cincuenta y ocho. Espera, quiero decir novecientos cincuenta y nueve. Lo
siento, me gustan las curvas de los ocho. Es como mi número.

Autumn dio vuelta la calculadora para mostrar que, de hecho,


había obtenido la ecuación correcta.

—Maldición —murmuró Mitch, la forma casual en que había


tratado a Luke se convirtió en respeto al observar mejor al niño.

—Estoy de acuerdo —secundó Kreed.

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—¿Lo quieres o no? Depende de ti —le instó Luke, esperando su


respuesta, sin sorprenderse en lo más mínimo por sus elogios.

—Por supuesto. —A Kreed se le iluminó la bombilla. Todo su


enfoque cambió, preguntándose cuánto tiempo pasaría hasta que este
chico cumpliera dieciocho años. Era exactamente el tipo de cerebro que
Aaron necesitaba moldear para trabajar junto a él. En lugar de hacer esa
pregunta, dejó caer otros cinco dólares en el mostrador antes de
entregarle diez dólares a Luke—. Gracias por tu ayuda.

Los ojos del chico se iluminaron. Luke ni siquiera fingió rechazar


el dinero. Agarró el efectivo y luego metió la cuenta directamente en el
bolsillo de sus vaqueros. La timidez desapareció cuando Luke dijo
enfáticamente:

—Cuando necesites algo más, llama y pregunta por mí. Te lo


enviaré. —Con un movimiento de cabeza, Luke sacó su teléfono de su
bolsillo, sus pulgares golpeaban la pantalla rápidamente mientras se
alejaba—. Logan, amigo, acabo de recibir una propina de diez dólares...
—Luke se deslizó detrás de una cortina en la parte trasera de la tienda y
se perdió de vista.

—Realmente necesita trabajar para nosotros si está entusiasmado


por diez dólares —bromeó Mitch.

—Podría venderte a ti —replicó Kreed, mirando a Mitch y


levantando una ceja en desafío. El chico acababa de sacarle doscientos
treinta y cinco dólares cuando probablemente solo iba a comprar una
bomba de baño.

—Sí, claro. Nuestros clientes no son tan ingenuos como tú —se


quejó Mitch, agarrando su café, dirigiendo su culo todavía murmurando
hacia la puerta.

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Serie Chicos buenos 3
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—¿Estamos bien? —le preguntó Kreed a Autumn.

—Sí, lo enviaremos de inmediato. —Miró hacia la puerta por donde


Mitch acababa de salir—. Y fue un placer conocerte a ti también —gritó
a la puerta ahora vacía.

Ella y Kreed se rieron cuando la puerta se cerró sin una palabra de


Mitch. Vieron a Mitch caminar calle abajo, dejando a Kreed atrás.

—No le prestes atención. Todavía estamos trabajando en sus


modales —dijo Kreed, golpeando sus nudillos en el mostrador como un
simple adiós, guiñándole un ojo antes de darse la vuelta y dirigirse hacia
Mitch.

—No hay problema. Todos tenemos nuestros días. Fue un placer


conocerte. Si necesitas más productos de baño, solo llámanos. Estoy
segura de que Luke estará más que feliz de recibir tu pedido —Su risa
era contagiosa—. Y dile a tu amigo que disfruté nuestra conversación.
Espero con interés trabajar con su empresa.

—Hablaremos pronto. —Kreed corrió los últimos pasos hacia la


puerta, pensando en todas las cosas diferentes que podía decir para
excavar aún más bajo la piel de Mitch.

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El contrato de Reservations
Encaramado varios pisos sobre el nivel principal, mirando hacia la
colorida extensión de las reservas del club, Kreed se paró en la pared de
vidrio dentro de la oficina y obtuvo la personificación completa de lo que
Thane Walker había logrado. Sí, Kreed había pensado que el club parecía
una buena idea en su primer encuentro con Thane en Ellicott City,
Maryland, pero nada lo había preparado para lo genial de un lugar tan
grandioso.

Él sería el primero en admitir que realmente no había anticipado


que Thane o Arik siguieran adelante con algo tan inmenso. Un club
nocturno de esta magnitud necesitaba enormes cargas de efectivo para
llevarse a cabo. No solo eran cincuenta mil dólares, algunas mesas, sillas,
luces y música en una habitación y luego llama al espacio un club
nocturno gay. No, muchos cientos de miles de dólares, tal vez incluso
millones se habían gastado en un club tan espectacular.

Después de estar abierto solo unas pocas semanas, Reservations


habían funcionado tan bien que ya estaban planeando para el futuro.
Solo para SKS Security, Club Reservations había firmado un lucrativo
contrato de dos años para que Aaron hiciera lo suyo para mantener la
lista privada del club de los piratas informáticos, así como a Kreed y
Mitch para mantener a la seguridad del club y el restaurante bien
entrenada y con todo el personal necesario. Una tarea considerable, pero
la idea completa podría ser un cambio de juego para los hombres
homosexuales. Kreed ponía en práctica todo lo que mantenía a las
personas a salvo.

Después de anotar algunos pensamientos y observaciones, fue a la


mesa de conferencias y se sentó al final de la mesa donde Thane miraba
los esquemas de la propiedad. Kreed levantó una hoja de papel con su

532
Serie Chicos buenos 3
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copia del plano, buscó todos los puntos de entrada al restaurante y luego
recogió otra, contando todos los puntos de entrada ubicados en la parte
posterior de la propiedad de Escape.

Aaron se sentaba en el otro extremo de la mesa, hablando en voz


baja con Julian, el gerente del club. Aaron debió haber sentido su mirada
porque levantó la vista. Cuando sus ojos se encontraron, Aaron sonrió.
Amaba esa sonrisa. Kreed se la devolvió antes de obligar a su mente a
volver al asunto en cuestión.

—Trabajaremos con la policía local —comenzó Kreed y luego hizo


una pausa, contando ocho puntos de entrada para los edificios.
Necesitarían una fuerte presencia externa—. ¿Quién está actualmente
vigilando todo esto? —preguntó, considerando las complicaciones de
mantener este edificio seguro.

—Tres policías fuera de servicio, pero queremos más —respondió


Thane con la cabeza en alto—. Arik se encargará de pagar por la
seguridad de la propiedad. Queremos al menos un guardia armado en
cada entrada de dos vías. Eso es un total de cuatro puertas. Las otras
cuatro puertas exteriores solo se abren desde el interior como salidas de
emergencia, y cuando se abren, activan una fuerte alarma. También nos
gustaría que el estacionamiento fuera seguro y el camino que conduce a
las habitaciones del hotel. Eso puede sonar excesivo...

—No, no lo hace. Entiendo hacia dónde vas. Y hemos contratado a


un guardia de seguridad armado de civil para que se mezcle dentro del
club. —Kreed marcó sus pensamientos en el papel delante de él—. Aaron
es el mejor en ciberseguridad, mantendrá la información de tus miembros
en privado. Son estos puntos de entrada los que necesitarán la mayor
atención.

—Quiero una experiencia completamente segura para nuestros


invitados —reiteró Thane, colocando sus copias del diseño de la

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propiedad mientras Aaron y Julian se ponían de pie al unísono, llamando


la atención de Kreed.

—No te ofendas, Papi13, pero esto es una gran mierda aburrida.


Vamos a bajar a buscar algo de beber —dijo Julian con naturalidad
mientras se alisaba la chaqueta de su traje azul oscuro de Armani.

—Deja de llamarme así. —Thane fulminó con la mirada a Julian,


quien solo se rió entre dientes como si hubieran tenido esta conversación
un millón de veces antes.

Julian levantó una ceja, y Kreed captó la diversión en sus ojos


cuando se volvió y le dio a Aaron un guiño feliz.

—¿Se quedarán ustedes dos esta noche? —preguntó Thane,


cambiando de tema.

Kreed miró a Aaron, que tenía la misma expresión de Julian de


quiero largarme de aquí. Aaron señaló con el pulgar sobre su hombro
hacia la puerta de la oficina. Kreed ocultó su sonrisa, asintió una vez y
luego volvió a los planos esparcidos sobre la mesa. Tenía que terminar
esta reunión sin importar lo mucho que prefería bajar las escaleras con
su chico. Todavía estaban en la etapa de luna de miel de su relación. Si
se lo permitiera, se perdería por completo en Aaron. Sucedía todo el
maldito tiempo. Kreed necesitaba ser profesional, no quedar atrapado
limpiándose la baba del labio.

—Lo haremos —respondió Kreed finalmente después de aclararse


la garganta. Tras un segundo más donde enfocarse no era tan fácil como
debería, levantó la mirada hacia Thane y explicó—: Es un fin de semana
especial para nosotros. —Su primer viaje un tanto romántico desde que

13
En español en el original.

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se hicieron tatuajes a juego. Parecía ser algo tan tradicional como Aaron
y él planeaban ser.

—Eso es genial. Felicidades. ¿Les conseguimos una habitación?

Las luces de la oficina se atenuaron, atrayendo la mirada de Kreed


hacia los reflejos repentinamente resaltados en el techo. El débil sonido
de la música comenzó. Más allá de la vista de la oficina, las luces
danzantes rebotaban al tiempo con la música que se escuchaba a través
de la amplia extensión del grueso cristal tintado.

—Tenemos una habitación en Escape —Kreed miró por encima del


hombro y vio cómo la puerta de la oficina se cerraba detrás de su chico.
Este club era perfecto para Aaron. Kreed estaba seguro de que tendría
buena suerte esta noche. Aaron borracho era un tipo persuasivo que
siempre se salía con la suya.

***

Aaron trotó escaleras abajo, permaneciendo cerca de Julian Cullen,


escuchando hablar al fascinante hombre. Habían entablado una amistad
instantánea hace semanas cuando Aaron había tenido una reunión
virtual con todo el equipo de gestión de Reservations para conocer los
entresijos de su proceso de investigación de la membresía del club. Desde
entonces, descubrió que Julian tenía más conocimiento sobre la política
interna de la empresa. El tipo lo sabía todo, mucho más allá del alcance
de su cargo. Julian también era un libro abierto con su vida. Soltaba
pequeños detalles todo el tiempo. El tipo había hecho más, visto más,
vivido más de lo que sus veintiocho años deberían haber permitido.

Aaron ni siquiera había tenido que buscar para llenar los huecos
de la historia de vida de Julian, el tipo lo proporcionaba todo. Algunas
respuestas Aaron las había sospechado, otras fueron una sorpresa.
Aaron no estaba seguro de haber creído que Thane y Julian no eran

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pareja, después de verlos juntos. Estaban tan familiarizados el uno con


el otro como él y Kreed.

—Te reservé una mesa cerca del escenario —dijo Julian por encima
del hombro, disminuyendo la velocidad mientras caminaba por la
habitación hacia el otro lado de la gran discoteca, señalando una elegante
mesa en la esquina delantera con un cartel de reservado encima—. Es el
mejor punto para ver todo.

—Es realmente bastante excepcional —dijo Aaron, inclinándose


hacia Julian para ser escuchado sobre la música—. Me recuerda a mi
club favorito en Dubai.

Julian se detuvo abruptamente, dándose la vuelta cuando el


asombro golpeó su hermoso rostro.

—Finalmente, alguien que ve la visión. Has viajado por el mundo.


Sabía que me gustabas.

—Entonces, ¿está inspirado en el Cavalli Club?

—Lo está. El color es ligeramente diferente. Tuve que ponerme


firme, el diseñador insistió en que los tonos apagados eran más
adecuados para nuestra clientela. No estoy de acuerdo, pero aparte de
eso, es el mismo diseño. Nos esforzamos por la simetría. Es muy fácil de
moverse por todas partes y promueve la unidad, o eso insistí —dijo Julian
con un movimiento de sus cejas.

—El escenario, ¿para qué es? —señaló Aaron una plataforma larga
y envolvente cuando Julian nuevamente lo condujo a su mesa.

—Acabamos de abrir, pero con el tiempo nos gustaría tener algunas


actuaciones. Las cosas son tan nuevas que estamos resolviendo los
problemas antes de comenzar a integrarlos en nuestras noches. Por

536
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ahora, tenemos algunos bailarines que actúan en jaulas los jueves,


viernes y sábados por la noche.

Cuando llegaron a la mesa, Julian sorprendió y complació a Aaron


cuando tomó un asiento y se sentó frente a él mientras levantaba la mano
hacia la barra.

—Estás mirando el poste. ¿Bailas?

Aaron solo se rio entre dientes.

—En absoluto, pero cuando bebo, la ropa tiende a desaparecer y


los postes son como un faro. Probablemente deberías alejarme del
escenario.

Julian soltó una carcajada y sacudió la cabeza.

—Oh, cielo, no me amenaces con pasar un buen rato.

Un camarero vestido con ropa interior se acercó a la mesa y colocó


una servilleta frente a Aaron.

—Esta mesa la pagaremos nosotros esta noche —dijo Julian al


camarero—. Quinn, este es Aaron. Es parte de nuestro nuevo equipo de
seguridad. Él nos desafió, así que sigan enviando esas bebidas.

La mirada de Aaron se clavó en Julian, y no pudo evitar reír cuando


captó el desafío implícito dirigido hacia él con una simple inclinación de
la frente de Julian. Menos mal que él y Julian vivían a miles de kilómetros
de distancia. Sospechaba que los dos podrían meterse en muchos
problemas juntos.

***

Además de aprovechar la oportunidad de pasar tiempo de calidad


con Aaron, Kreed había querido venir a California, participar en todas

537
Serie Chicos buenos 3
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estas reuniones para asegurarse de que no pasaban nada por alto. Su


compañía había despegado como un cohete casi desde el primer día.
Estaban ocupados como el infierno, yendo a noventa direcciones
diferentes todo el maldito tiempo. Kreed no quería estropear esto. No este
trabajo. Era demasiado importante.

Ahora su cabeza nadaba con toda la meticulosa información que


Thane le había dado. Sabía que el club era exigente examinando sus
solicitudes de membresía, pero conocer los porqués y el alcance de este
equipo de hombres para a mantener a todos a salvo, lo fascinaba. A Kreed
le gustaba Thane y respetaba lo que intentaba hacer. Era joven y aun así
idealista.

Kreed percibía cosas buenas de Thane, y no solo porque este


acababa de hacerles ganar una cantidad enorme de dinero. Después de
que Aaron y Julian habían escapado, Thane sugirió que llevaran su
reunión abajo al restaurante donde Thane hizo que el chef les preparara
la cena. Kreed también había obtenido una membresía mensual gratuita
para la compañía de aceite de oliva y vinagre balsámico de Dishology.
Todos los meses, recibiría una caja especialmente empacada de aceites y
vinagres especiales. Aaron seguramente se sorprendería cuando un
vinagre balsámico de piña apareciera inesperadamente en la puerta. Tal
vez eso ayudaría a apaciguar a su chico siempre hambriento,
especialmente porque Kreed no había pensado en incluir a Aaron en esta
deliciosa comida...

Kreed hizo una mueca. Sí, iba a tener un infierno por no enviar un
mensaje a Aaron para que viniera a comer.

Cuando Kreed dobló la esquina que separaba el comedor del bar,


escuchó un grito de emoción. La música había cambiado, algo un poco
más seductor llenaba el club, y vio a una multitud creciente perder el

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interés al bailar, uno por uno, su atención se desplazaba hacia el


escenario.

—¿Eres Kreed? —preguntó un chico guapo con calzoncillos negros.

—¿Si?

—Jules me dijo que me hiciera cargo de ti. Tu mesa está por aquí
—dijo el chico, inclinando la cabeza hacia la pista de baile mientras iba
en esa dirección—. Por cierto, soy Quinn.

—Encantado de conocerte. Entonces, ¿qué está pasando allí? —


gritó Kreed sobre la música.

—Tu compañero de mesa está bailando.

Kreed frunció el ceño cuando esas palabras se deslizaron por su


cerebro. No podría haber escuchado eso bien.

—¿Qué?

—Él decía la verdad. Dijo que la ropa desaparecería si comenzaba


a beber, y luego saltó al escenario. —Pasaron junto a una larga jaula que
colgaba al final del escenario donde Kreed pudo ver mejor a su chico de
iglesia trabajando en el poste, balanceando su camisa en el aire antes de
arrojarla hacia la multitud. La sonrisa de Kreed creció, su mirada
enfocada en los movimientos de Aaron, que le salían de forma natural.
Su chico rezumaba sensualidad, siempre lo había hecho. La polla de
Kreed creció al instante; sin duda, la mayoría de los hombres que
miraban bailar a Aaron tenían una aflicción similar. No estaba celoso, no
tenía ninguna razón para estarlo. Sabía exactamente en qué cama estaría
el hombre en el escenario al final de la noche. Ese pensamiento aumentó
su entusiasmo. Amaba cada sorpresa emocionante que tenía con Aaron
Stuart, e iba a disfrutar esta al máximo esta noche.

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—¿Puedes conseguirme una mesa más cerca al escenario? —gritó


sobre el volumen de la música.

—Sí, claro, por aquí.

Kreed siguió al camarero, tratando de seguirle el paso mientras


navegaban entre la gran multitud. Quinn sostuvo una cortina a un lado
y le hizo un gesto hacia el área oscura más allá. Era difícil ver. Kreed
levantó los brazos para sentir lo que había frente a él, tratando de medir
su distancia.

—Hay un bote de basura... —Las palabras de Quinn se cortaron


cuando Kreed chocó directamente con el contenedor grande, logrando
mantenerse de pie mientras se mantenía a sí mismo y al bote de basura
en posición vertical.

—Lo siento.

—No hay problema...—En la voz de Quinn se escuchaba una


sonrisa.

Finalmente, se dirigieron a una sección acordonada con mesas


altas directamente detrás de Aaron.

—Dos escalones aquí. —Afortunadamente, Quinn los había


señalado antes de que hubiera tropezado. Kreed agarró un taburete, lo
llevó al borde del escenario y se sentó.

—No le digas que estoy aquí —gritó cuando el camarero comenzó a


retirarse.

—Entendido. ¿Necesitas un trago?

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—No, parece que él ya ha bebido suficiente por los dos. ¿Podemos


usar esa salida? —Señaló la que estaba más allá del escenario mientras
buscaba su billetera—. ¿Y cuánto bebió?

—Ya pagó por todo, y es muy generoso con las propinas. Podría ser
mi mejor noche hasta ahora. —Quinn movió las cejas con entusiasmo.
Asintió en la dirección que Kreed le había indicado—. Hay un oficial allá
afuera. Él te indicará la dirección correcta.

Dirigiendo los ojos hacia el escenario, Kreed apenas captó la última


parte de los comentarios del camarero. Toda su atención se centró en el
hombre que podía comprar y vender este lugar varias veces. Por
supuesto, nadie aquí sabía ese pequeño hecho. La habilidad de Aaron,
combinada con su personalidad sofisticada y nerd mantenía todos sus
secretos bien escondidos.

Ahora, Aaron, sin camisa, intentó quitarse los pantalones del


cuerpo con un movimiento sexy y algo incómodo, y cuando salieron,
Kreed miró ese trasero perfecto cubierto con un par de boxers negros que
le abrazaban la piel. Su polla se endureció por completo, su boca se hizo
agua, todo antes de que Aaron enganchara una pierna alrededor de la
barra vertical, balanceándose como un profesional. Los músculos magros
se flexionaron mientras mantenía su posición, girando alrededor de la
barra. Kreed lo vitoreó junto con la embelesada multitud. Fue en medio
de ese movimiento que Aaron lo vio, perdió el equilibrio y casi se cae del
poste en su apuro por volver a balancearse frente a Kreed.

Los ojos de Aaron se iluminaron, su sonrisa traviesa se convirtió


en una sonrisa completa cuando comenzó a balancear sus caderas,
moviéndose solo para Kreed. Su chico se mordió el labio, girando en un
intento de seducción, provocando a Kreed con la promesa de lo que
vendría.

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Pero eso hizo que el culo de Aaron rebotara en la dirección


equivocada. Kreed observó a otros hombres, reunidos cerca del escenario,
deslizar sus manos sobre las caderas de Aaron, empujando billetes
verdes en la cinturilla de la ropa interior de Aaron. La mandíbula de Kreed
se endureció cuando su posesividad se disparó. Podían mirar, pero ese
culo le pertenecía.

Saltó del taburete y avanzó justo cuando Aaron se lanzaba hacia


él, casi desequilibrándolo. Aaron envolvió con seguridad esas largas
piernas y brazos alrededor de él. Luchó por mantener el equilibrio,
retrocedió dos pasos y trató de recordar exactamente dónde estaban
ubicados esos escalones. Instintivamente, Kreed agarró el culo de Aaron
y lo sostuvo en su lugar mientras finalmente encontraba el equilibrio, por
suerte se habían mantenido de pie. La multitud se volvió loca.

—Estás borracho... —Kreed apenas pudo pronunciar las palabras


antes de que Aaron le lamiera los labios. Su lengua invadió la boca de
Kreed. Oh, santo infierno, estaba en serios problemas. Su deseo se
disparó de cero a diez en cuestión de segundos. Kreed deseaba a Aaron
como a nada en este momento. A juzgar por la forma en que Aaron lo
besaba, su chico estaba en su misma página.

Maldición, Aaron podía besar tan bien como bailaba.

Los dedos de Kreed agarraron la carne desnuda de Aaron, tirando


de él más cerca, frotando la polla dura de Aaron contra la suya. Encontró
los escalones que había buscado, tropezando, permaneciendo
notablemente de pie mientras su espalda golpeaba la pared. Las cortinas
se cerraron, separándolos de los admiradores de Aaron mientras la
oscuridad los rodeaba.

De repente, Aaron alejó la boca, dejando a Kreed succionando aire.


Dos palmas fueron a cada una de las mejillas de Kreed cuando Aaron se
encontró cara a cara con él.

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—Te tomaste demasiado tiempo. Supuse que me detendrías —


farfulló esas palabras.

—Me obligaron a cenar con Thane —respondió Kreed, inclinando


la cabeza, moviéndose nuevamente hacia los labios de Aaron. Quería más
de ese beso sexy como el infierno.

—No he comido. —Aaron se apartó indignado.

—Tengo algo que puedes comer —bromeó Kreed, y una carcajada


estalló ante la transformación de la mirada de Aaron. Había pasado de
estar sensualmente borracho a indignado y luego a excitado en menos de
unos segundos.

La cara de Aaron se iluminó, y comenzó a liberarse, moviéndose


contra el agarre de Kreed mientras caía de rodillas, dejando en claro sus
intenciones. Kreed bloqueó el movimiento.

—No aquí, Aaron.

—Me muero de hambre, y además, tú te ofreciste —gruñó Aaron,


empujando la mano de Kreed, tratando de liberar su cremallera.

—Conoces las reglas del club. No podemos. Necesitamos esta


cuenta, cariño. Vamos a la habitación —alentó Kreed, inclinándose para
tirar de Aaron.

—Solo si prometes follarme en serio. —Aaron se permitió ponerse


de pie con un puchero firmemente instalado en sus labios. Estaba tan
cautivador como podía ser un hombre, se veía tan abatido de no poder
chupar la polla de Kreed como quería. Ese puchero adorablemente
genuino siempre metía en problemas a Kreed.

Con un tirón y una promesa, Kreed empujó de Aaron contra él y


luego se inclinó para tomar una pequeña muestra de esos labios.

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—Prometo que seré yo quien cuide de ti tan pronto como estemos


solos en nuestra habitación, chico de iglesia.

***

Ante la insistencia de Kreed, Aaron se había puesto los pantalones


para el viaje de regreso a su habitación de hotel. De alguna manera,
incluso logró encontrar su camisa, la cual se había echado sobre los
hombros, sin molestarse en abotonar un solo botón. ¿Por qué debería?
De ninguna manera planeaba que alguna de esas prendas permaneciera
mucho tiempo. El objetivo más actual de Aaron se centraba en poder
desnudarse antes de que la puerta de la habitación del hotel se cerrara.
Si todo salía bien, esperaba estar desnudo y bajo Kreed tan pronto como
fuera humanamente posible.

El largo, no realmente pero se sentía así, camino hasta el hotel,


luego a través del vestíbulo y dentro del ascensor, hizo que Aaron
recordara el valor de la paciencia. Creaba anticipación, según Kreed,
definitivamente no para Aaron. De alguna manera logró enjaular el deseo
que lo atravesaba. No porque quisiera, sino porque Kreed todavía tenía
obsesiones sobre el sexo obsceno en lugares públicos. Y respetaba los
límites de Kreed, al menos cuando Kreed lo obligaba a hacerlo, pero tan
pronto como se cerraba la puerta de su habitación, todas las cartas
estaban echadas.

Aaron apenas permitió que Kreed soltara la llave de la habitación y


el resto de sus cosas antes de aprovechar la oportunidad de cumplir esa
promesa. Estaba borracho y tan jodidamente excitado. Permanecía al
límite la mayor parte del tiempo, especialmente cuando Kreed estaba
cerca.

El hombre era un dios del sexo, y Aaron amaba venerar cada


centímetro del cuerpo de Kreed, tanto como amaba cuando Kreed
veneraba el suyo.

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Fiel a su plan, Aaron se quitó la molesta camisa, los pantalones y


la ropa interior antes de que la puerta se cerrara. El dinero metido en la
cinturilla de los boxers flotó al suelo y se esparció por las baldosas junto
a su ropa desechada.

Justo fuera de la puerta, Aaron atrapó los labios de Kreed con los
suyos mientras colocaba ambas palmas en el pecho de Kreed,
empujándolo hacia el pequeño sofá en la esquina de la suite, pero nunca
lo lograron, su progreso se detuvo en medio de la habitación. El fuerte
brazo de Kreed se cerró alrededor de su cintura, tirándolo bruscamente
contra su pecho, sonriendo en el beso mientras se movían juntos.
Maldición, adoraba la posesividad de Kreed.

Sí, Aaron tenía grandes planes para su hombre esta noche.

La urgencia causó que intentara con torpeza soltar el botón y la


cremallera de los pantalones de Kreed, ya que le impedían lo que ansiaba.

—Te deseo tanto —exhaló contra el rastrojo de la mandíbula de


Kreed. Joder. La polla de Kreed presionó su cadera mientras metía sus
dedos en sus calzoncillos. Su amante estaba duro como la piedra, y olía
muy bien.

Sí, necesitaba ese cuerpo duro, desnudo y clavándose en él.

—Estás demasiado vestido. Quítate la ropa... necesito sentir tu piel


—exigió Aaron mientras envolvía sus dedos alrededor de la longitud
hinchada de Kreed y acariciaba.

—Oh, joder —siseó Kreed, quitándose los zapatos con una


velocidad frenética. El calor de la palma de Kreed descansaba
pesadamente sobre el hombro de Aaron mientras su amante se
apresuraba a quitarse los calcetines—. Estás siendo agresivo, Stuart.

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—Qué mal. Tal vez necesito que me castiguen por ser tan grosero
—sugirió juguetonamente, soltando la polla de Kreed para ayudar a sacar
a Kreed de sus pantalones. El pantalón de vestir negro golpeó el suelo
con un distintivo ruido sordo.

—¿Ah, sí? ¿Debería darte lo que quieres, chico de iglesia? —


preguntó Kreed, su voz sexy envió escalofríos por la columna vertebral de
Aaron mientras su mente hacía un cortocircuito ante las posibilidades
que contenían esas palabras.

—Sí —susurró con voz ronca.

Los ojos de Kreed se oscurecieron a casi negros mientras tiraba de


Aaron hacia delante, devorando su boca en un beso desgarrador. El
ansioso pene de Kreed dejó un rastro húmedo de líquido preseminal sobre
su estómago mientras se molían uno contra el otro. Aaron pasó su mano
libre debajo de la camisa de Kreed para pellizcar un pezón. Sabía que
enloquecería a Kreed.

Kreed empujó un muslo fuerte y grueso entre las piernas abiertas


de Aaron y frotó la parte inferior de sus bolas doloridas. Aaron se apretó
contra él, con la esperanza de aliviar un poco la presión sobre su polla
atrapada entre sus cuerpos. Los besos de Kreed se volvieron lentos y
exigentes, su lengua insistente sondeando a fondo cada centímetro de su
boca. La urgencia en el beso de Kreed hizo que sus terminaciones
nerviosas palpitaran y ansiaran más.

Aaron siguió trabajando el duro eje de Kreed mientras este


desabrochaba los botones de su camisa de vestir y la dejaba caer de sus
hombros. Antes de que esa camisa cayera al suelo, su hombre se había
arrodillado. La succión cálida y húmeda de la boca de Kreed le robó el
aliento. Dios bendito, Kreed sabía cómo manejar una polla, y las rodillas
de Aaron se aflojaron por la intensidad. Esa boca. Oh Dios, esa jodida
boca. Sería tan fácil dejarse ir, ceder ante la hedonista sensación... Aaron

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suspiró, dejó caer la cabeza entre los hombros, empujó las caderas hacia
adelante, haciendo que Kreed tomara más de él. Sí. Excepto que deseaba
más la polla de Kreed. Incluso con ese recordatorio, todavía tardó un
segundo antes de intentar liberarse y atraer a Kreed hacia él para poder
controlarse.

—No, amor, prometí ocuparme de ti. —Kreed lo soltó el tiempo


suficiente para protestar antes de llevarlo a la parte posterior de su
garganta. Demonios, sí. Exactamente como le gustaba. La presión de la
boca y la lengua de Kreed lo enviaban más allá del punto de no retorno.

—Me voy a correr si no te detienes —suplicó Aaron, respirando en


bocanadas de aire mientras jadeaba en un intento infructuoso de evitar
su orgasmo—. Por favor, te necesito dentro de mí. —Sus dedos se
apretaron en el grueso cabello de Kreed, presionando su cabeza hacia
atrás para ayudar a controlar la liberación de sus bolas.

Después de un giro de su lengua, Kreed se soltó con una risa


traviesa, besando la cabeza de la polla goteante de Aaron antes de
deslizarse lentamente por su cuerpo y tomar su boca en un beso
devastador. Aaron probó un toque de sí mismo en la lengua de Kreed. La
embriagadora mezcla hizo que abriera más la boca, permitiendo que
Kreed dominara el beso.

Algo rozó la parte posterior de su muslo. Aaron rompió el beso,


mirando hacia abajo. Había estado tan perdido en el acalorado beso que
no se había dado cuenta de que Kreed ya los había acercado al sofá.

—Oh, mi favorito —ronroneó Aaron, luego le dio a Kreed un rápido


beso antes de colocar su rodilla sobre el suave cojín y gatear sobre el sofá.
Se volvió hacia el respaldo del sofá, el cuero frío calentándose debajo de
sus palmas mientras acomodaba su pecho en la parte superior. Aaron
separó las rodillas, provocando a Kreed con un movimiento de su trasero.

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—Mantén ese pensamiento —dijo Kreed, luego sorprendentemente


lo dejó allí, desapareciendo en la habitación.

—Solo fóllame ya —gritó Aaron, dando un profundo suspiro antes


de dejar caer la frente en el respaldo del sofá. Había cumplido las órdenes
de Kreed. Aaron había estado anticipando este momento con Kreed
durante demasiado tiempo.

—Deseas esto... —La profunda voz de Kreed calmó su frustración


e impaciencia mientras mentalmente volvía a la habitación.

Y así, la anticipación surgió con renovado vigor. Aaron se movió


para ver a Kreed esparcir lubricante a lo largo de su grueso eje. Su
interior se apretó al pensar en Kreed deslizándose dentro de él. Maldición,
no podía esperar más; era una perra necesitada.

—Sin, por favor deja de provocarme. Lo prometiste. —Aaron casi


esperaba que su tono de mocoso malcriado le valiera una agradable y
cálida bofetada en el culo. Inclinó las caderas para exhibirse ante su
hombre. Le encantaba la forma en que los ojos de Kreed brillaban cuando
sacaba el culo.

—Eres tan impaciente, Stuart. Debería hacerte esperar —bromeó


Kreed. Al menos rezó para que Kreed estuviera bromeando y no hubiera
planeado llevarlo hasta el límite esta noche. No estaba de humor para los
juegos previos; lo quería duro y rápido.

—Sin, lo prometiste. —Piel de gallina surgió en su piel cuando la


polla de Kreed se deslizó a lo largo de su pliegue. Trató de empujar contra
esa gran polla con la esperanza de poder acelerar las cosas.

Grandes palmas agarraron su trasero, deteniendo su movimiento.


Kreed se echó hacia atrás mientras extendía las mejillas de Aaron, y el
aire frío en su carne expuesta le hizo temblar.

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—No tan rápido, semental. Tengo planes para este dulce culo. Todo
lo que podía pensar cuando estabas bailando en ese escenario era en lo
hermoso que te veías provocándome así... cuánto te deseaba. —El agarre
de Kreed se hizo más fuerte a medida que lo extendía más—. Eres un
sexy hijo de puta. —Los labios de Kreed se deslizaron por su columna
hasta la hinchazón de su trasero—. Voy a darme un festín con ese culo
hasta hacerte rogar. —El aguijón de los dientes de Kreed en su carne
desnuda se disparó directamente a su polla.

—Kreed, te necesito... haz algo. —Aaron gimió, tan excitado por el


toque áspero de Kreed que quiso salir de su piel.

—Eres tan jodidamente sexy de esta manera —murmuró Kreed, su


lengua gruesa y cálida deslizándose sobre su agujero antes de entrar
íntimamente. Aaron empujó hacia atrás contra esa lengua, moviendo sus
caderas mientras Kreed trabajaba en su agujero. Cuando este empujó
dos dedos contra su entrada y los hundió en el interior, Aaron se echó
hacia atrás, casi perdiendo la cabeza. El aliento caliente y la lengua
mágica de Kreed bailaron alrededor de los dedos en su culo. El beso negro
era uno de los pasatiempos favoritos de Kreed, y lo hacía muy bien, pero
eso no era lo que Aaron necesitaba en este momento. Le faltaban unos
siete segundos para dejar salir su carga, por lo que alejó vacilantemente
sus caderas de la sensual boca de Kreed.

—Cariño, estoy tan listo. Por favor…

—Shh... te tengo. —El aliento caliente de Kreed envió un escalofrío


a través de su cuerpo. Su hombre retiró los dedos y se levantó de su
posición, girándose para agarrar la botella de lubricante antes de colocar
una rodilla en el sofá y acomodarse detrás de él. El chasquido de la tapa
del lubricante lo hizo contraerse con anticipación. Aaron vivía para este
momento. Su amor por Kreed solo se había hecho más profundo con el
paso del tiempo. Kreed era suyo, y el vínculo que compartían era real,

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Serie Chicos buenos 3
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incluso si no podía explicárselo a nadie más. Eran más que amantes.


Eran el complemento perfecto del otro.

La cabeza de la polla de Kreed presionó contra su entrada. La boca


de su amante fue a su cuello, mordisqueando la suave piel debajo de su
oreja.

—Te voy a follar tan bien —susurró Kreed mientras empujaba


lentamente.

—Oh, sí... —La satisfactoria presión y el delicioso ardor de Kreed


deslizándose profundamente dentro de él, estirándolo, llenándolo tan
perfectamente, silenciaron sus gemidos.

Después de unos segundos de recuperar el aliento y adaptarse a la


circunferencia de Kreed, su amante comenzó a moverse lentamente. Su
gruesa polla se arrastró a lo largo de su canal, encendiendo cada
terminación nerviosa en el camino. Todo lo que Aaron pudo hacer fue
gemir en respuesta, su voz sostenida como un rehén por el intenso placer.

—Tan jodidamente apretado... Quiero follarte tan fuerte. —No pasó


mucho tiempo hasta que las caderas de Kreed se movieran dentro y fuera
de él en un ritmo exigente. Kreed echó las caderas hacia atrás y se
condujo hacia adelante con agudas embestidas que tenían sonidos
necesitados saliendo de los labios de Aaron mientras su liberación se
acercaba.

Dios, amaba cómo lo follaba Kreed: los empujes ásperos y


exigentes, los lentos y profundos giros de sus caderas, los suaves
gruñidos y las bocanadas de aire en el cuello. Quería hacer que el
momento durara para siempre, prolongarlo durante horas, pero ya
estaba demasiado lejos para eso.

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Serie Chicos buenos 3
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Su respiración pesada y el sonido del encuentro de la carne


llenaron la habitación, añadiéndose a la perfecta sensualidad del
momento. Kreed cambió de posición, dejó caer una pierna al suelo y
cubrió la espalda de Aaron con su pecho, luego lo embistió con más
fuerza.

—Te amo. —Las yemas de los dedos de Kreed se clavaron en los


huesos de la cadera, seguramente dejando hematomas. Marcas que lucía
con orgullo como una insignia de honor, porque le recordaban a quién
pertenecía y eso era sexy como el infierno.

Usando un brazo para apoyarse en el sofá, se encontró con Kreed


empuje tras empuje. Amando la forma en que la piel empapada de sudor
de Sin se deslizaba a lo largo de la suya con cada golpe de sus caderas.
Su propio ritmo vaciló cuando Kreed lo tomó en la mano y lo acarició.

La respiración de Kreed cambió, y Aaron podía decir que su hombre


estaba a punto de venirse por la forma errática en que el puño de Kreed
se deslizaba hacia arriba y hacia abajo por su eje. Duro y rápido, al mismo
ritmo de sus embestidas.

—Ah, joder... estoy cerca... —jadeó Kreed sin aliento.

Aaron inclinó el culo y apretó los músculos. Alcanzando detrás de


él, agarró el carnoso globo del trasero de Kreed para tratar de atraer a su
hombre más profundo.

—Oh, Dios... Sin. —Sus ojos giraron hacia atrás en su cabeza


mientras el grosor de Kreed masajeaba su próstata con cada empuje de
sus caderas. El placer chispeó como electricidad en sus bolas e irradió a
su columna vertebral, la sensación tan familiar y abrumadora que cedió
a la satisfacción.

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Serie Chicos buenos 3
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Una maravillosa ola de calor lo invadió cuando su orgasmo estalló


en una poderosa liberación que expulsó el aire de sus pulmones y
mantuvo cautivos sus músculos. Su trasero se apretó con avidez
alrededor del grosor de Sin, trabajando para atraerlo más
profundamente.

—Mío —gimió Kreed, hundiendo los dientes en la curva carnosa


entre el hombro y el cuello de Aaron. La sacudida repentina de la polla
de Sin junto con el calor de la liberación de su amante llenándolo llevó a
Aaron aún más alto. No pudo evitar que los espasmos destrozaran por
completo su cuerpo cuando Sin empujó más profundo, llenándolo tan
completamente que no quería que esto terminara nunca.

—Tuyo —logró susurrar como una promesa mientras los espasmos


de cuerpo se intensificaban y permanecía felizmente perdido en un ciclo
de placer mientras el cuerpo de Kreed se derretía contra el suyo.

Cuando la intensidad remitió, ninguno de los dos se movió. El peso


de Kreed contra su espalda evitó que se deslizara del sofá al suelo
mientras luchaba por llevar aire a sus pulmones. No podía moverse: sus
huesos se habían convertido en fideos. Permanecieron en esa posición
hasta que su respiración se calmó y los latidos del corazón de Kreed
contra su espalda disminuyeron al mismo ritmo que el suyo.

—Me jodiste tan bien que no creo que pueda moverme. —Aaron giró
la cabeza para darle a Kreed un beso dulce pero minucioso mientras su
amante se deslizaba fuera de su cuerpo.

—¿Qué pasaría si dijera que vayamos a la ducha, nos limpiemos y


luego continuemos esta fiesta en el dormitorio?... ¿Eso te motivaría?

Aaron empujó contra Kreed, instándolo a levantarse.

—¿Por qué me tienes como rehén en este sofá?

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No... Eso no es Rusia


¿En serio? Esto no podría estar sucediendo de nuevo.

Los ojos de Kreed se abrieron de golpe. Frunció el ceño al techo de


la habitación de hotel. Estaba cansado como el infierno. Las paredes eran
finas como el papel, y no ayudaba que el hijo de puta en la habitación de
al lado tuviera un deseo sexual hiperactivo. Kreed levantó una almohada,
se cubrió la cara y usó los brazos para asegurar el suave pliegue contra
sus orejas, todo en un esfuerzo por ahogar la última ronda de “Joder,
Cody. Sí, muéstrame lo que te gusta, cariño”. Seguido de “Mmm... eres
tan caliente”.

—Ugh. —Kreed puso los ojos en blanco. Por el amor de Dios, no


necesitaba ni quería escuchar esa mierda.

Si pudiera encontrar una manera de respirar y mantener esta


almohada sobre su rostro, podría dormir un poco antes de tomar el vuelo
de regreso a casa a las siete y media de la mañana. ¿Qué había estado
pensando? Kreed debería haber exigido a Wilder, Inc. que pagaran dinero
extra para enviarlos a casa temprano una vez que hubieron completado
su curso de capacitación contractual in situ en las oficinas corporativas
de Wilder en California. Si lo hubiera hecho, no estaría completamente
despierto, escuchando lo que pronto sería la imitación de un ex mejor
amigo de una muy mala pornografía.

Kreed debería haber sabido por experiencia que lo que Tristan


había insistido que serían horas de entrenamiento en realidad tomaría
menos de cuarenta y cinco minutos. Wilder no jugaba con su personal de
seguridad in situ. Contrataban lo mejor de lo mejor y les pagaban bien.
Se alegró de saber que Tristan requería capacitación en el aula, la
educación continua era vital en el cambiante panorama de la seguridad
corporativa, pero nada de eso importaba cuando estaba atrapado en un

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Serie Chicos buenos 3
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infierno sin dormir con Knox gimiendo y jadeando en la habitación


contigua.

Como la almohada tenía que ser eliminada a favor de respirar,


Kreed la arrojó a un lado y aspiró profundamente, llenando sus pulmones
de oxígeno. Inmediatamente escuchó el gemido de Mitch, lo que había
tratado de evitar. Kreed golpeó la pared sobre la cabecera lo
suficientemente fuerte como para que le picara la palma. Para crédito de
Mitch, hubo un momento de silencio, pero la pausa en la actividad duró
poco cuando Knox aprovechó la oportunidad para excavar más bajo la
piel de Kreed. Los gemidos se volvieron más fuertes, más pronunciados y
le irritaron los nervios como clavos en una pizarra hasta que no pudo
soportarlo más. Ese cabrón sabía exactamente lo que estaba haciendo.

El pervertido Mitch Knox podría pasar un maldito día sin una


sesión de maratón de masturbación.

Conseguir la pequeña habitación había sido una apuesta que Kreed


había ganado al principio del día después de descubrir que solo habían
reservado una habitación de hotel. Retiró la manta y atravesó el pequeño
dormitorio hasta la sala de estar de la suite donde Knox yacía en el sofá.

—Cierra la jodida... —El flujo de palabras quedó atrapado en su


garganta cuando entró completamente en la habitación. Kreed había
sabido qué demonios estaba pasando, pero aún así, la escena de Knox
extendido, con la polla en la mano, la delgada sábana que apenas
cubriendo su gran cuerpo lo sorprendió. No es que no hubiera visto la
polla de Mitch antes. Pero atrapar a Cody en la pantalla en una posición
comprometedora le robó las palabras. La pantalla del portátil estaba justo
en el ángulo para poder ver partes del cuerpo de Cody.

Su desnudo. Enorme. Cuerpo.

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Serie Chicos buenos 3
Kindle Alexander Dominio completo

Kreed desvió su mirada de inmediato, rezando para que cuando


pensara en esto más tarde, no recordara algo que nunca podría sacarse
del cerebro.

—Maldita sea, Knox.

—Vete de aquí —gritó Mitch—. Estás arruinando el momento.

Kreed corrió hacia la esquina del sofá y agarró la computadora


portátil.

—Te verá en la mañana, Turner. —Kreed cerró la computadora


portátil mientras Mitch intentaba saltar de la cama. Kreed tomó el
teléfono celular desde la mesa auxiliar mientras corría varios pasos hacia
la puerta de su habitación. Soltó un suspiro de alivio cuando vio a Mitch
enredado en las sábanas, tropezando con el suelo al perder el equilibrio.
No tenía ganas de participar en un juego de persecución con su muy
enojado y desnudo compañero—. Ve a dormir. Los recuperarás por la
mañana. —Kreed cerró rápidamente la puerta y echó el pestillo. Metió los
dispositivos debajo de su brazo mientras ubicaba apresuradamente una
silla debajo de la manija de la puerta para mayor seguridad.

—Maldita sea, idiota, abre la maldita puerta —exigió Mitch


mientras golpeaba la puerta y giraba el pomo.

—¡No! Vete a la cama —gritó Kreed, poniendo el equipo confiscado


en el tocador.

—El hecho de que no tengas una vida sexual activa no significa que
yo no la tenga —bromeó Mitch, haciendo que Kreed pusiera los ojos en
blanco mientras se volvía hacia la cama.

—Vete a la cama —gritó Kreed de nuevo, preguntándose qué


pensarían sus vecinos de todo este alboroto. Mientras se arrastraba de
regreso a la cama, escuchó otro golpe más fuerte. Supuso que Mitch pudo

555
Serie Chicos buenos 3
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haber usado su hombro para intentar abrir la puerta. No se movió. Kreed


se encogió de hombros, bastante impresionante teniendo en cuenta que
las paredes eran delgadas como el papel.

—Púdrete. Eres un jodido pedazo de mierda... —Mitch se calló, solo


demostrando que se había rendido con la puerta por el momento. Kreed
escuchó un patinazo y luego un par de fuertes golpes. Lo mejor que Kreed
podía decir, sonaba como si Mitch estuviera haciendo un berrinche.
Cualquier daño saldría de su cheque de pago, no del resultado final de
su compañía.

Hubo silencio por un segundo. Justo cuando Kreed extendía la


mano para apagar la lámpara, se encendió la televisión en la otra
habitación, excepto que el volumen estaba había sido aumentado a tope.
Parecía que estaba justo dentro de su habitación. Kreed saltó de la cama,
fue hacia la puerta y apoyó la oreja contra la fría madera. Apostaría su
último dólar a que el imbécil había movido el televisor frente a la puerta
que los separaba. Indignado ante el alcance de Mitch, Kreed retrocedió
varios pasos y apretó los puños. Hombre, deseaba que Mitch estuviera
parado frente a él. Lo golpearía.

Tomó un segundo, tal vez diez, pero Kreed se calmó lo suficiente


como para darse cuenta de que si abría esa puerta, Mitch finalmente
ganaría esta batalla. El pervertido podía lanzarse dentro, tomar su
mierda, y Kreed estaría de vuelta en el mismo lugar en el que había estado
antes de que todo esto comenzara. ¿Cuál era mejor? ¿Escuchar lo que
sonaba como El Club 70014 en el nivel de volumen setenta y dos o
escuchar a Mitch gruñir su sesión de amor excesivamente expresiva con
Cody?

No había ninguna decisión que tomar.

14
El Club 700 (The 700 Club) es un programa de televisión estadounidense.

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—No vas a entrar aquí —gritó Kreed ante la puerta.

—Jódete. ¡Dame mi mierda, princesa! —espetó Mitch.

De ninguna manera le daría a Mitch sus dispositivos electrónicos.


Kreed prefería quedarse despierto toda la noche. Desde que Cody
apareció en escena, tuvo que escuchar a Knox teniendo sexo en línea.
Ante esa nota mental, la ceja de Kreed se arqueó cuando se formó un
plan. Aaron podía levantar el culo y hablar con él hasta que él y Knox
tuvieran que salir para su vuelo.

Y, Kreed sonrió, otro consuelo para la falta de sueño... el único


baño estaba fuera de la habitación. Y no iba a abrir la puerta para dejar
entrar a Mitch.

***

Los dedos de Aaron Stuart volaban sobre el teclado, su mirada fija


en el monitor central cuando el código fuente del propietario comenzó a
llenar la pantalla.

—Sigue adelante. Ya casi estás allí —animó Tristan Wilder por


encima del hombro... en sentido figurado. Técnicamente, Tristan estaba
en otra pantalla y tenía acceso al equipo de Aaron mientras trabajaban
juntos, haciendo algo que Aaron le había prometido a su hombre que
nunca volvería a hacer. Sí, había culpa allí. Kreed era un compañero
increíble, tan atento, amable y cariñoso, pero Aaron también tenía una
obligación con la empresa, SKS Security. Wilder era su cuenta más
grande. Tristan había solicitado la ayuda de Aaron en un tema delicado.
¿Cómo podría negarse?

Él asintió con la cabeza al monitor, buscando el mejor punto de


entrada mientras revisaba mentalmente su excusa pre-ensayada si Kreed
alguna vez descubría lo que había hecho. Aaron puso los ojos en blanco.

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Por supuesto, Kreed sentiría el engaño de Aaron. Tenía ese sexto sentido
verdaderamente innato. Aaron siempre era atrapado.

—Dejaste de concentrarte —dijo Tristan, su voz profunda tomando


un tono serio—. No tenemos tiempo para hacer conjeturas. Solo dame
acceso, yo haré el resto.

Vale. Con unos pocos clics más en las teclas, todo el trabajo que
Aaron había realizado para ejecutar rápidamente esta violación valió la
pena. Levantó las manos, sosteniéndolas a centímetros del teclado y se
recostó en su asiento. Había entrado en el laboratorio ruso de alto secreto
de Smirnov Technologies con facilidad y sigilo. Si Tristan era tan listo
como parecía, haría lo suyo rápidamente. Nadie sabría que habían estado
allí.

—Bien, Stuart, lo hiciste realmente bien.

—Wells Fargo se vería como un ligero jalón de orejas en


comparación con lo que el Departamento de Justicia te haría si alguna
vez se enteran de esto... —dijo Dylan Reeves desde el monitor que Tristan
usaba.

—Cariño, no me hables dulce en este momento. Espera, puedes


agregar esa maravillosa emoción cuando termine...

Aaron miró hacia la pantalla. Dylan se había unido a Tristan.


Estaba envuelto en una manta y lucía un serio problema de cabello
desordenado; Aaron supuso que la luz del monitor lo había despertado.
Dylan parecía preocupado mientras leía la pantalla. No molestó a Tristan,
dijo su línea y luego se sentó junto a su hombre. Aaron tenía que llevar
a Kreed a ese punto. A Dylan no le gustaba lo que estaban haciendo, pero
confiaba en Tristan. Hombre, le encantaría que Kreed estuviera allí,
animándolo, haciéndole saber que estaría a su lado sin importar lo que
sucediera.

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Aaron volvió a poner los ojos en blanco ante su melancólico


pensamiento.

Estaba seguro de que Tristan nunca había prometido dejar de


hacer este tipo de cosas, pero Aaron se lo había prometido a Kreed.
Fueron todas esas miradas ardientes en su rostro: Aaron le habría
prometido cualquier cosa a Kreed en esos momentos. Un hombre no
podía resistir tanto.

En lugar de detenerse en esos pensamientos, Aaron se centró en lo


que Tristan estaba haciendo y la razón por la que Tristan había querido
entrar en esta compañía en particular. Dado que tomar represalias contra
otro país era un movimiento tonto, y absolutamente no el estilo de
Tristan, ¿qué estaba tratando de lograr exactamente? El gran volumen
de información que se copiaba de lo que Aaron pensó podría ser
inteligencia rusa era alucinante. ¿Cuáles eran las motivaciones de
Tristan?

Aaron cruzó los brazos sobre el pecho y consideró irrumpir en el


servidor seguro de Wilder para ver lo que Tristan tenía bajo la manga...
El temporizador sonó y Aaron anunció:

—Tienes veintisiete segundos antes de que nos detecten.


Necesitamos salir antes.

—Diez, nueve, ocho... —La voz de Tristan se desvaneció. Aaron


podía escuchar el sonido rítmico de las teclas en el fondo mientras Aaron
terminaba la cuenta regresiva mental en su cabeza. Cuando Aaron llegó
a uno, Tristán dijo—: Ciérralo.

Aaron hizo exactamente eso, limpiando rápidamente después de


Tristan, extrayéndolos del código y el servidor con dos segundos de sobra.

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—¡Lo hicimos! Stuart, digo esto todo el tiempo, pero eres fantástico.
Estoy muy contento de que estés en mi equipo.

Maldición. Ese cumplido le dio una pequeña punzada de culpa por


su plan de irrumpir para ver qué estaba haciendo Tristan.
Afortunadamente, antes de convencerse de no hackear a Wilder, sonó su
teléfono. Miró hacia abajo, vio el nombre de Kreed y respondió antes del
segundo timbre, levantando un dedo hacia Tristan y Dylan, dijo:

—Oye, sexy, ¿todo bien?

***

Solo el sonido de la voz de Aaron calmó a Kreed. Se acercó al borde


de la cama y presionó la función FaceTime, necesitando ver el hermoso
rostro de Aaron. Dios, estaba tan enamorado. Cuando Aaron iluminó su
pantalla, sonrió, levantando un dedo para pasarlo por la mejilla de Aaron
como lo hacía en persona tantas veces en casa.

—No estás bien —dijo Aaron, frunciendo el ceño. Kreed se enderezó


en la cama, ajustando el teléfono, moviéndose hacia una mejor luz.

—Estoy bien. Knox está siendo un dolor en el culo. Eso es todo —


dijo, resumiendo su pelea y la de Mitch en unas pocas y vagas palabras.

—Lo que sea que hiciste, le advertiste antes, estoy seguro. —Aaron
siempre estaba a su espalda. Ese conocimiento eliminó lo último de la
persistente ira. Ahora, solo quería estar en casa.

—Lo hice.

—¿Advertir a Knox sobre qué?

El ceño de Kreed se frunció mientras miraba a la derecha de la


pantalla del teléfono como si pudiera ver quién estaba hablando.

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—Shhh —oyó susurrar en el fondo, y la boca de Aaron no se movió.

—¿Quién está ahí? —preguntó. Kreed miró la hora en su pantalla,


todavía fijada en la hora de Austin, las cuatro cuarenta y cinco de la
mañana—. ¿Por qué estás levantado? Son casi las cinco allí. —Kreed
observó cómo los hombros de Aaron se desplomaban, una expresión de
culpa creció en su rostro y las tripas de Kreed se retorcieron. Aaron no le
mentiría, pero tampoco le ofrecería información voluntaria. Tenía que
hacer las preguntas correctas—. ¿Quién está ahí, cariño?

—No hay nadie aquí, Kreed. —Escuchó las palabras de Aaron, pero
la extraña expresión de su hermoso rostro no respaldaba su declaración.

—Aaron...

—Me imaginé que tendría unos días antes de que lo descubrieras.


—Aaron giró el teléfono. Kreed vio una imagen de pantalla algo borrosa
que reveló a Tristan y Dylan, pero en un ángulo extraño—. Claramente,
mover un dedo no está incluido en el lenguaje internacional de hacer
silencio.

—Un dedo levantado significa dame un minuto. Si te lo hubieras


puesto en la boca, lo habría entendido mejor —explicó Tristan.

—¿En serio, tío? —espetó Aaron, pero Kreed los ignoró.


Rápidamente escaneó el monitor al lado de Tristan. Eso le daría más
información sobre lo que habían estado haciendo. Leyó rápidamente,
viendo HubLabs, Tecnologías Anatoly Smirnov. ¿Ruso? ¿En qué estaba
involucrado Wilder y qué tenía que ver eso con Aaron?

Pasó menos de un segundo antes de que su ira volviera a aumentar


al comprender la situación.

—Maldita sea, Aaron. Lo prometiste, joder.

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La imagen en su pantalla volvió a enfocar a Aaron.

—Él es nuestra cuenta más grande, Kreed. Me pidió que lo metiera


en el sistema. Te lo iba a decir...

—Gilipolleces. Es por eso que estoy aquí. —Esa idea hizo que
estrellas fugaces rociaran su visión. Su pecho podría explotar si lo
pensaba por más tiempo. Lo habían enviado a California para que Tristan
pudiera tener a Aaron a solas.

—Es realmente bueno. Lo descubrió en segundos. Me alegro de que


esté en mi equipo. —Escuchó la voz de Tristan en el fondo. Kreed abrió
la boca para explotar, pero el miedo reemplazó la ira. Kreed se cubrió la
boca con la mano libre y miró la pantalla. ¿Qué pasaría si este fuera el
momento en que Aaron era atrapado? No habría estado allí para ayudar.
Kreed observó a Aaron ponerse de pie, alejándose rápidamente del panel
de control de su oficina, dirigiéndose a su habitación.

—Cariño, escucha. Me pidió que le diera acceso. No tengo idea de


por qué o qué buscaba. Tomé precauciones adicionales, lo juro. Ingresé,
él hizo lo suyo y salimos antes de que pudieran detectarnos a ninguno de
los dos. Prometo que nunca sabrán que estuvimos allí.

Kreed se dejó caer contra la cabecera y observó a Aaron de cerca.


Su chico hablaba con calma, sin usar toda la jerga técnica que asustaba
a Kreed.

—Odio esa mirada que me estás dando. Tristan Wilder nos


mantiene a flote. Somos una empresa viable en el primer año debido a él.
Nos ha recomendado a Propiedades Arik Layne. Si obtenemos Escape
resorts, esas cuentas por sí solas significarían que no tendríamos que
trabajar por un contrato para el gobierno a una tasa tan baja. ¿Cómo
podía decir que no?

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Kreed permaneció en silencio, mirando a Aaron. ¿Cómo podía


hacerle entender a Aaron lo que le sucedería si alguna vez lo atrapaban?
Gracias a Dios, su chico usaba múltiples capas de seguridad para cada
dispositivo electrónico que tocaban, desde la alarma de su casa hasta sus
teléfonos celulares.

—Fue muy fácil. No tomó nada entrar. Realmente no me


necesitaba, pero me alegra que piense que lo hizo.

Eso hizo que Kreed pusiera los ojos en blanco.

—Estupideces. Él te necesitaba. Debiste habérmelo dicho —dijo


Kreed, frotándose la cara con la mano libre mientras soltaba el aliento
que había estado conteniendo.

—Estoy de acuerdo. Pero no me habrías dejado hacerlo. Recuerda


nuestro lema, es mejor pedir perdón que pedir permiso —recordó Aaron.

—Excepto que esa regla no se aplica a mí. —Miró a Aaron, quien lo


observó solemnemente hasta que frunció el ceño y Kreed vio una oreja
presionada contra la pantalla del teléfono.

—¿Lo que se escucha son escrituras bíblicas?

Kreed volvió a enfocarse en el presente. Ni siquiera había registrado


el hotel, Mitch o ninguna de sus tonterías desde que llamó a casa.

—Sí, Knox se enojó cuando terminé su sesión de masturbación, así


que tiene El Club 700 a todo volumen para molestarme.

—¿Lo interrumpiste en el acto? —preguntó Aaron, su voz se volvió


ronca, su tono de chico travieso, aparentemente interesado en esos
detalles. Kreed levantó la vista cuando Mitch comenzó a golpear la puerta
de nuevo.

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—Dame mi mierda. Estoy cansado de escuchar esta basura.

—Te aguantas, imbécil. Si estás cansado de escuchar, apágalo —


Kreed bajó la vista hacia el teléfono y vio a Aaron sonriéndole
ampliamente. Tenía una sonrisa tan bonita. Era contagiosa y Kreed se la
devolvió—. Te extraño. Quería que me indujeras al sexo en línea como
Cody hace con Knox todo el tiempo.

—Puedo hacer eso. —Aaron asintió con entusiasmo y le guiñó un


ojo ante la perspectiva.

—No, dudo que pueda hacerlo con la predicación sobre fuego y


azufre en la habitación contigua; solo prepárate para mí cuando llegue a
casa. Estoy tratando de ignorar la pregunta que no respondiste.

—¿Cuál?

—¿Estoy aquí porque Tristan me quería fuera de la casa?

Aaron se mordió los labios, viéndose avergonzado como el infierno.

—Nunca dijiste eso en forma de pregunta, así que sí, sigue


ignorando mi falta de respuesta.

Maldición, debería estar enojado por eso. Lo habían engañado todo


este tiempo. Kreed miró a Aaron, quien nunca bajó la mirada. Le gustaba
eso de Aaron. Era increíblemente honesto de una manera muy falaz. De
repente, la televisión se quedó en silencio, haciendo que Kreed mirara
hacia la puerta del dormitorio.

—Deberías devolverle sus cosas. Simplemente estás irritable —


declaró Aaron con naturalidad. Con su gama de emociones rebotando a
través de él, Kreed decidió perderse en la bonita apariencia de Aaron.

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—Mira eso, mi caliente pirata informático está siendo razonable.


Eso es sexy. ¿Por qué no te pusiste las gafas “fóllame, soy tan caliente”
mientras trabajabas? —preguntó Kreed, su voz era profunda mientras su
polla se hinchaba.

—Solo me las pongo para excitarte. No estabas aquí, no había razón


para usarlas —dijo Aaron, bajando la voz, volviéndose sugerente.

—Buena respuesta. —Kreed se mordió el labio. Tal vez podía recibir


un rapidito. Justo cuando estaba a punto de pedir eso, Aaron respiró
hondo y puso los ojos en blanco de forma extravagante.

—Está bien, me hiciste sentir culpable. Estaba contemplando


irrumpir en la mierda de Tristan para ver por qué se ha centrado en
Rusia. No lo haré ahora —juró Aaron malhumorado, y la polla de Kreed
se desinfló al instante—. Maldición, Sin, eres como un interrogador ninja.
Deberían enviarte a la Bahía de Guantánamo. Obtendrías todos los
secretos.

—Aaron, acabas de decir que es nuestra cuenta más grande. No


puedes hacer eso.

—Lo sé. Dije que no lo haría aunque realmente quiera saberlo. —


Aaron se negó a hacer contacto visual con él—. Devuélvele sus cosas a
Mitch. Estaré en el aeropuerto para recogerte yo mismo, no tomes un
Uber.

Tal vez pasó un minuto en silencio hasta que la mirada frustrada


de Aaron volvió a la de Kreed. Le creía a Aaron si el nivel de indignación
era un indicador. Eso hizo que Kreed sonriera, y él extendió la mano y
volvió a tocar la pantalla.

—Buena respuesta. Sé bueno, chico de iglesia. Te amo. —Kreed se


rió de lo lindo que se veía Aaron cuando hacía un puchero.

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—Esa es una tarea difícil. Te amo. Adiós. —El teléfono se


desconectó y lo dejó caer sobre el colchón antes de salir de la cama. Kreed
recogió la computadora portátil y el teléfono celular de Mitch,
colocándolos en la silla antes de apartarla. Trató de girar la cerradura,
Knox aparentemente había roto el pomo de la puerta, y simplemente giró
libremente. Estaba de vuelta en la cama antes de que la puerta se abriera
de par en par.

—Eres un imbécil —dijo Mitch, buscando por todas partes sus


cosas. Las vio después de casi un dar una vuelta completa.

—Aaron me dijo que lo hiciera. —Kreed se acostó en la cama,


ahuecando la almohada en su costado. Si Mitch se contenía, Kreed podría
dormir un par de horas antes de su vuelo de California a Austin.

—Porque él es más inteligente que tú. —Mitch se retiró, dejando la


puerta abierta. Escuchó el crujido al retirarse su compañero, pero no
escuchó nada más. Kreed miró hacia el techo, pensando en cuánto lo
calmaba Aaron, incluso al enterarse de que había vuelto a sus viejas
costumbres, su chico todavía lograba calmarlo. Kreed bostezó y cerró los
ojos, contando las horas para volver a estar con su travieso hacker.

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Cazuela de maíz de Aaron


Ingredientes
Una lata de 15 onzas de maíz entero escurrido

15 onzas de crema de maíz

1 taza de crema agria

1/2 taza de mantequilla derretida

1 1/2 taza de queso cheddar rallado

2 huevos

Caja de 8 onzas de mezcla de pan de maíz Jiffy

Preparación
1. Precaliente el horno a 350°. Engrase una cacerola de 9x13.

2. En un tazón grande mezcle los ingredientes.

3. Vierta la masa en la cacerola.

4. Hornee sin tapar por 45 minutos o hasta que los bordes


comiencen a dorarse.

5. Retire del horno, deje reposar durante al menos 10 minutos.


Servir.

Fin de los extras

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Staff
Soñadora
Dahi

Cazadora Final
Auxa

Diseñadora
Lelu

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Serie Chicos buenos 3
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Serie Chicos buenos


01 – Doble salto
El prometedor héroe futbolístico, Colt Michaels,
realiza un pase Ave María una noche en el vestuario
de la universidad que resulta en los cinco días más
calientes y sexys de su joven vida. Sin embargo, las
interferencias después de la jugada le hacen esconder
su pasado y enterrar su futuro en el fondo de una
botella. Aunque Colt parece tenerlo todo, las
apariencias engañan, especialmente cuando está
atrapado tan lejos en un armario del que no puede ver
la salida. Después de diez años de vivir su esperado
estilo de vida acelerado, se compromete con su
manipuladora novia supermodelo rusa, y decide que
es hora de hac er una nueva jugada.
Jace Montgomery construyó en solitario el mayor
gimnasio de animadores del mundo, impulsado por la necesidad de olvidar un
encuentro que cambió su vida con un guapo mariscal de campo hace una
década. Su reputación como excelente entrenador, duro hombre de negocios y
hábil empresario le valió el respeto en el mundo a veces catastrófico de las
competiciones de animación. Cuando Jace se entera de los planes de su ex-
amante para casarse, su corazón ejecuta un giro brusco y su resolución
cuidadosamente colocada cae sin una alfombra para absorber el impacto.
¿Puede su escape de la isla ayudarle a dejar atrás el pasado y avanzar en su
vida?

02 – Revelación completa
El Ayudante del Alguacil de los Estados Unidos, Mitch Knox,
captura fugitivos para ganarse la vida. Su actitud tranquila, fría
y serena, y su buena apariencia devastadoramente atractiva le
otorgan una merecida reputación de chico malo, tanto dentro
como fuera del campo. Mientras está en una misión, se
desahoga en un notorio club noctur no de Dallas. Resolver el
caso que lo ha atormentado durante meses toma un segundo
lugar para descubrir todo sobre el hermoso y tímido rubio
sentado solo en el bar.
El Patrullero Estatal de Texas Cody Turner está subiendo de
rango, en camino a su sueño de ser un Ranger de Texas.
Mientras está de vacaciones obligatorias de dos semanas,
planea relajarse y ayudar en la granja de su familia. Mitch es la
última distracción que necesita Cody, pero la tatuada tentación que entra al bar
y le roba la gorra de béisbol es demasiado difícil de ignorar.
A medida que el caso de Mitch atrae la atención de todo el país, ¿cómo
convencerá al sexy patrullero estatal que darle la oportunidad no pondrá en

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peligro el plan de su vida... especialmente cuando el mal que está rastreando


lleva el odio directamente a su puerta, amenazando más que solo sus
carreras?

03 – Dominio completo
El honor, la integridad y la lealtad son la filosofía de vida
del Ayudante del Alguacil Kreed Sinacola. Un ex SEAL
ahora empleado por el Grupo de Operaciones Especiales
del Servicio de Alguaciles de EE. UU., Kreed pasó la
mayor parte de su vida trabajando en operaciones
encubiertas y evitando las relaciones. Nunca mezcla
negocios con placer, sus límites se desdibujan y sus
convicciones son puestas a prueba cuando finalmente se
encuentra cara a cara con el friki de las computadoras
con el que se ha asociado. Empeñado en cerrar el caso en
curso para su viejo amigo, supera sus propios límites y
descubre más de lo que espera.
Aaron Stuart se esfuerza por una cosa: la justicia. Joven
y lleno de idealismo, sus habilidades informáticas le permiten obtener un puesto
en la Agencia de Seguridad Nacional. El mayor peligro de Aaron en su trabajo
es tener calambres en los dedos, pero todo eso cambia cuando se ve inmerso en
una peligrosa investigación federal. Aaron obtiene más de lo que esperaba
cuando el FBI lo asocia con un guapo y tentador Alguacil. Su atracción por el
tatuado hombre de cabello oscuro proporciona otro tipo de amenaza. Aaron
intenta desesperadamente colocar un cortafuegos alrededor de su corazón y
luchar contra sus sentimientos, sabiendo que un paso en falso de su parte
podría finalmente destruirlo.
La solución no es tan fácil como resolver el caso, que ya es suficientemente
inestable. Pero la creciente atracción sexual entre ellos amenaza con descarrilar
las convicciones personales de Kreed, ya que rápidamente aprende que la
tentación y los asuntos del corazón rara vez se ajustan fácilmente a las reglas
por las que ha vivido. ¿Podrá Kreed convencer a Aaron de que abra su corazón
y enfrente el hecho de que a veces las respuestas no siempre están ocultas en
códigos?

Fin de la serie

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Serie Chicos buenos 3
Kindle Alexander Dominio completo

Sobre las autoras


Por lo general, intento divertirme. El humor es una parte
importante de mi vida. Me encanta reír y parece ser lo que hago en la
mayoría de las situaciones, independientemente de la situación, pero las
bromas pueden ser un asunto complicado. No quiero ofender a nadie y el
humor tiende a ofender. Entonces, en cambio, voy a contarte sobre
Kindle.
Trágicamente perdí a mi hija de dieciséis años por un conductor
ebrio. Ella acababa de estar en casa, era temprano en la noche y escuché
el accidente. Nunca olvidaré ese momento. Las sirenas fueron inmediatas
y algo dentro de mí solo lo sabía. Salí de mi casa, manejé directamente al
accidente con nada más que instinto. Tenía que estar allí cuando mi
pequeña niña murió. Extrañamente, considero que es un verdadero
regalo de arriba. Ella no tenía que estar sola.
Esa vez en mi vida fue terrible. Es todo lo que imaginas pero
alrededor de mil millones de veces peor. Amo a esa niña. Me encantó ser
su madre y me encantaba verla crecer en esta persona increíblemente
hermosa, tanto por dentro como por fuera. Ella fue un gran regalo para
mí. Que me la arrancaran de repente me rompió.
Su nombre era Kindle. Honestamente, era su nombre y murió unas
semanas antes de que Amazon anunciara su nuevo ereader. ¡No tenía
idea de que el Kindle saldría y finalmente habría conseguido su nombre
en algo! Intenta encontrar una regla con el nombre Kindle en ella... Nunca
sucedió.
En el transcurso de ese evento paralizante tuve la suerte de conocer
a mi compañera de escritura. Nunca hubiera pasado esos días oscuros
sin su apoyo y guía inquebrantables. No hubo un momento en que ella
no estuviera allí para mí. Por primera vez utilicé la mano ofrecida. Sé sin
ninguna duda que no estaría aquí hoy sin ella. Se requiere una persona
especial para estar al lado de alguien en un momento como ese. La amare
por siempre. Podría hablar sin parar sobre ambas, pero no lo haré y ahora
tú sabes un poco más sobre nosotras.

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Serie Chicos buenos 3

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