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II.

LAS FORMAS Y ESPÍRITU ITALIANOS EN LA POESÍA


ESPAÑOLA. El caballero barcelonés Boscán y su gran amigo Garcilaso descubren la
lírica italiana.

1. RENOVACIÓN INTEGRAL. Afectó a nuevos temas, metros y estilo.

1.1. TEMAS

AMOR. Concepción petrarquista: espiritualizado, sin correspondencia por


parte de la amada, que produce duda, esperanza y melancolía. Al contemplar la belleza
del mundo, y sobre todo la de la mujer amada, el hombre se siente atraído por la fuerza
del amor hacia la belleza suprema que es Dios. Esta idealización de la mujer aparece
como la solución a un antiguo conflicto que el hombre medieval tenía planteado entre
sus inclinaciones naturales y su razón.
La imposibilidad de aceptar que la inclinación hacia la mujer -hay que recordar
que la poesía la hacían los hombres- procedía en primer lugar del instinto sexual,
obligaba a un ejercicio de falsificación del sentimiento amoroso para convertirlo en un
estímulo de espiritualidad.

Sin embargo, Garcilaso, aun dentro de esta concepción idealizadora propia de


su época, no llega nunca a ese grado de espiritualización del sentimiento amoroso al que
llega Petrarca. La pasión de Garcilaso es puramente humana, por eso alienta bajo sus
versos una emoción y un temblor de verdad íntima que no encontramos en el cantor de
Laura.

NATURALEZA. Bella y armónica, cobrará un protagonismo que no tuvo en


el Medievo, participando de los propios sentimientos del autor. Unida al sentimiento
amoroso y dependiente de él, Garcilaso la descubre de la mano de Petrarca, pero su
total revelación se la proporcionan sobre todo el poeta napolitano contemporáneo
Sannazaro con su Arcadia y Virgilio con sus Bucólicas. Esta naturaleza responde
también a la concepción neoplatónica renacentista; es, por tanto, espejo de la
perfección de Dios, obra por delegación divina, tiene facultades creadoras y actúa sobre
el hombre.

MITOLOGÍA. El mundo pagano de la antigüedad clásica irrumpe con sus


dioses y sus héroes en la literatura renacentista. Las fuerzas de la naturaleza adquieren
entidad personal en ninfas, faunos y otros seres. Estas representaciones adquieren
valores simbólicos con respecto a los sentimientos del poeta y funcionan a su vez como
componente prestigioso, culto y embellecedor, y como referencia a una edad
perfecta -la Edad de Oro- y a un mundo idealizado. Las Metamorfosis de Ovidio son
la fuente de la que se extrae la mayor parte de los temas. Garcilaso va introduciendo
progresivamente estos elementos, aunque siempre de forma moderada.

Todos los mitos actúan como metáfora de la realidad. Veamos unos ejemplos
de Garcilaso. Unas veces se da la total identidad entre mito y objeto real: “armas del
sangriento Marte” (la guerra), “Estigio lago” (la muerte) o “húmido reino de Neptuno”
(las aguas) (Égloga III). Otras veces una fuerza de la naturaleza se diviniza, como
ocurre con el poder fecundador del río Tormes, que se derrama por la arena para llorar
la muerte del joven don Bernardino. Pueden adquirir total autonomía y aparecer
exentos de cualquier conexión simbólica con la realidad, como en los sonetos en que se
cantan las historias desdichadas de Leandro y Dafne.

ESTROFAS DESTACADAS (ADEMÁS DEL SONETO):

LIRAS: Componen las ODAS. Combinan arte mayor (endecasílabos) y arte menor
(heptasílabos) en cinco versos: 7a, 11B, 7a, 7b, 11B.

¡Qué descansada vida


la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

MADRIGAL: El que se cultivó en España no sigue los moldes de Petrarca, sino las
variaciones practicadas en la poesía italiana posterior. Se trata de un poema en que se
combinan endecasílabos y heptasílabos con libertad, puede tener algunos versos
sueltos y acaba en un pareado. La extensión es muy variable, aunque predomina la
brevedad, entre ocho y doce versos.

Ojos claros, serenos,


si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.

ESTANCIAS La CANCIÓN ITALIANA está compuesta por estancias, es decir,


estrofas en las que se combinan versos endecasílabos y heptasílabos. La combinación
de ambos es bastante libre, pero la que elija el poeta debe ser mantenida a lo largo de
toda la composición. Cada canción suele contener entre 4 y 12 estancias y cada
estancia entre 13 y15 versos.

Divina Elisa, pues agora el cielo,


con inmortales pies pisas y mides,
y su mudanza ves estando queda,
¿por qué de mí te olvidas y no pides
que se apresure el tiempo en que este velo
rompa del cuerpo, y verme libre pueda,
en la tercera rueda
contigo mano a mano
busquemos otro llano,
busquemos otros montes y otros ríos,
otros valles floridos y sombríos,
donde descanse, y siempre pueda verte
ante los ojos míos,
sin miedo y sobresalto de perderte?

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