Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

BLOQUE 10.2. LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y LA GUERRA CIVIL (1936-1939).

DIMENSIÓN
POLÍTICA INTERNACIONAL DEL CONFLICTO. EVOLUCIÓN DE LAS DOS ZONAS.
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.

1) Introducción

Las reformas iniciadas por el gobierno republicano encontraron la oposición de las clases
dominantes (la vieja oligarquía) que decidieron organizar un pronunciamiento para frenar el
avance de las clases medias y trabajadoras tras ser derrotadas por el Frente Popular en las
elecciones de febrero de 1936. El golpe de estado del 18 de julio (llamado Alzamiento
Nacional), fracasó y se convirtió en una guerra de tres años con gran repercusión internacional
y sin duda el acontecimiento más decisivo y trágico de nuestra Historia Contemporánea.
La Guerra Civil supuso la culminación de la crisis del estado liberal iniciada a partir de 1898,
tras fracasar las reformas que desde dentro y fuera del sistema se intentaron realizar
(Regeneracionismo). Además, supuso el prólogo a la 2ª Guerra Mundial (1939-45), al ensayar
tácticas y armamentos que más tarde se utilizaron en el conflicto internacional.
Al estudiarla podemos encontrar diversas interpretaciones en función de la posición
ideológica que se adopte, de las cuales las más comunes, aunque no excluyentes son la de
lucha de clases entre la oligarquía, por un lado, y la burguesía reformista y las clases
trabajadoras, por otro; como lucha entre dos ideologías opuestas, fascismo y democracia; para
otros la ven como la defensa del sistema capitalista frente a la revolución social y por último
también es vista como el enfrentamiento entre la civilización cristiana y el ateísmo marxista.
2) Sublevación militar: el Alzamiento y la división del país

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, parte del Ejército,
apoyado por monárquicos, carlistas, tradicionalistas, falangistas y la propia CEDA, comienza a
tramar una sublevación. Para evitarla, el gobierno cambió de destino a algunos generales de
ideología conservadora con influencias dentro del estamento militar:(Franco a Canarias, Goded
a Baleares y Mola a Navarra). Sin embargo, el pronunciamiento seguía preparándose: el
general Sanjurjo, exiliado en Portugal, fue designado jefe del mismo, mientras Mola el
coordinador de las operaciones; también participaron otros generales con antecedentes
republicanos, como Cabanellas y Queipo de LLano, ya que se pretendía acabar con el Frente
Popular y las tendencias revolucionarias. Los asesinatos del teniente Castillo y Calvo Sotelo
aceleraron los preparativos. El 17 de julio el teniente coronel Yagüe controló Melilla y el 18 todo
el protectorado marroquí, Franco se incorporó a última hora controlando Canarias y
posteriormente poniéndose al frente del ejército en África y desde allí pasaron a la península al
frente del ejército de África(unos 30.000 soldados españoles más 12.0000 marroquíes).
En la Península el pronunciamiento tuvo una respuesta desigual: triunfaron en Baja
Andalucía. (Queipo de Llano), Navarra (Mola), Baleares, Castilla del Norte, Galicia, La Rioja y
Aragón, pero fracasó en el Cantábrico, Cataluña, Levante, Meseta Sur, resto de Andalucía y
Madrid, donde las milicias populares armadas asaltaron el Cuartel de la Montaña, en el que
habían quedado rodeados los insurrectos. Por tanto, el golpe había fracasado en su intento de
hacerse con toda España, y la guerra se hizo inevitable al dividirse en dos zonas, tanto
geográficamente como social, política y militarmente. Las zonas agrarias más atrasadas, el sur
latifundista y el noroeste minifundista, quedaron en manos de los golpistas; por contra, las
regiones de agricultura más desarrollada, zonas industriales y mineras permanecieron leales a
la República. La oligarquía terrateniente y financiera, gran parte de la burguesía, la Iglesia, los
pequeños propietarios agrarios, los militares africanistas, los monárquicos, los partidarios de la
CEDA, carlistas, falangistas y no nacionalistas o muchos católicos no revolucionarios fueron los
apoyos sociales y políticos franquistas; por su parte, las clases obrera y campesina, empleados
urbanos, pequeña burguesía, mayoría de intelectuales republicanos, los socialistas,
comunistas, anarquistas, republicanos y los grupos nacionalistas de izquierda o derecha,
temerosos de perder la autonomía de sus regiones, se opusieron a los golpistas. Parte del
Ejército, Guardia Civil y Guardia de Asalto permanecieron fieles a la República, aunque la

BLOQUE 10.2. LA SUBLEVACIÓ N MILITAR Y LA GUERRA CIVIL (1936-1939)Pá gina 1


Eduardo Rodríguez Alonso Colegio San Juan Bosco Granada
mayoría de la oficialidad y la totalidad de las tropas africanas se pasaron al bando rebelde.
Ambos contendientes sumaron además las denominadas milicias voluntarias, formadas con
militantes falangistas, requetés carlistas o afiliados a las JAP (organización juvenil de la CEDA),
en el llamado bando nacional, o con miembros de los partidos y las organizaciones obreras
(PSOE, PCE, POUM, UGT, CNT-FAI…), incluidas muchas mujeres (milicianas), en el bando
republicano.

3) El desarrollo de la Guerra Civil

1936: Las tropas africanas, con la ayuda de la aviación alemana e italiana, aterrizaron en
Andalucía y se dirigieron desde allí a Extremadura, mientras que las de Mola lo hicieron desde
Navarra, encontrándose en agosto en Sierra de Gredos. El objetivo era avanzar juntos hacia
Madrid y poner fin a la contienda, pero la decisión de desviarse para tomar Toledo y poner fin al
asedio del Alcázar, en septiembre, los retrasó. Mientras tanto el gobierno republicano huyó a
Valencia, quedando en Madrid una junta de defensa presidida por el general Miaja que
consiguió frenar a los rebelde en los alrededores de la capital y en la Sierra de Guadarrama
con la ayuda de las Brigadas Internacionales, de la Columna Durruti, llegada desde Barcelona,
y de asesores soviéticos (“No pasarán” era el lema). Este año se caracterizó por la guerra de
columnas en la que las milicias de voluntarios tuvieron gran protagonismo.
1937: A lo largo de este año las fuerzas de voluntarios de ambos bandos se fueron
integrando en un ejército regular. Se repitieron los intentos de conquistar Madrid y de aislarla
del Este (batallas del Jarama en febrero y Guadalajara en marzo, ambas ganadas por el recién
creado Ejército Popular de la República. Franco se convirtió en el hombre fuerte de los
sublevados tras las muertes de Sanjurjo y Mola. Él decidió aislar Madrid con la conquista de
otros territorios y realizar una guerra de exterminio, Málaga cayó en febrero en manos de los
llamados “nacionales” , entre abril y octubre, ocurrió lo propio en cornisa cantábrica, con apoyo
de carlistas, tropas italianas y aviación alemana (bombardeo de Guernica, toma de Bilbao,
Santander y Asturias). El Ejército Republicano, para disminuir la presión del Norte, realizó
operaciones de distracción (batallas de Brunete junto a Madrid en julio y Belchite cerca de
Zaragoza en agosto) sin éxito. Al finalizar el año, los republicanos desarrollaron una ofensiva
en el bajo Aragón y tomaron Teruel.
1938: Los franquistas recuperaron Teruel (campaña de Aragón) y se dirigieron hacia el
Mediterráneo (Castellón) para cortar en dos el territorio republicano (en un frente de 300
kilómetros). En marzo se intensificaron los bombardeos sobre Barcelona, donde se había
trasladado el gobierno republicano desde Valencia. Los republicanos contraatacaron al mando
del general Vicente Rojo y lanzaron la ofensiva del Ebro, con el objetivo de forzar una retirada
del ejército franquista y disminuir la presión enemiga sobre Valencia y Cataluña, en la que fue
la peor batalla de nuestra historia (con cerca de 120.000 víctimas, entre muertos y heridos, tras
casi cuatro meses de combate de julio a noviembre).
1939: La victoria de los nacionales en el valle del Ebro cortó en dos la zona republicana y
dejó libre el camino de Levante y Cataluña a las tropas franquistas (toma de Barcelona en
enero). El presidente de la República Azaña y de los gobiernos autonómicos vasco y catalán se
exiliaron a Francia. Finalmente, Madrid cayó el 28 de marzo tras una sublevación interna en el
bando republicano entre los que no querían prolongar más la guerra y los partidarios como el
Presidente del gobierno, Negrín, de prolongarla para hacerla coincidir con el inminente conflicto
europeo, y así conseguir la ayuda del resto de democracias para frenar el avance del fascismo.
A finales de marzo cayó la resistencia republicana del Levante (Albacete, Alicante y Valencia),
finalizando la guerra el 1 de abril.
4) Evolución política de las dos zonas durante la Guerra Civil
La división en dos zonas tuvo como consecuencia la existencia de dos gobiernos distintos.
En la zona donde el pronunciamiento triunfó se desarrolló una violenta reacción que iba más
allá de la anulación de las reformas republicanas, puesto que se atacaba todas las formas
democráticas, el poder se centralizó, desarrollando una política contrarrevolucionaria, unitaria y
con disciplina militar. Por el contrario, en zona republicana se inició una revolución político-

BLOQUE 10.2. LA SUBLEVACIÓ N MILITAR Y LA GUERRA CIVIL (1936-1939)Pá gina 2


Eduardo Rodríguez Alonso Colegio San Juan Bosco Granada
social, sin una política unitaria (movimientos asamblearios enfrentados al estado central) y con
continuas disputas por el poder.

En el transcurso de la guerra, en las dos retaguardias se desencadenó, de forma más o


menos incontrolada, una violenta persecución para exterminar a los adversarios. Los
sublevados fusilaron sistemáticamente (especialmente en el verano del 36) a militantes de
sindicatos y partidos del Frente Popular, alcaldes, dirigentes políticos republicanos y maestros
de izquierdas, muchas veces delatados por vecinos, se ejecutó también a militares que se
negaron a secundar el golpe; las localidades más reprimidas fueron Badajoz, Navarra,
Córdoba, Granada y Sevilla. Por su parte, los milicianos sindicalistas (UGT, CNT y comunistas)
se lanzaron al asesinato de clérigos, empresarios, terratenientes burgueses, monárquicos y
católicos, fundamentalmente en Barcelona y Madrid, donde las víctimas eran sacadas de sus
domicilios para ser «paseadas», es decir, ejecutadas en descampados y arrojadas a zanjas,
durante los primeros meses de la contienda. El gobierno republicano intentó parar las matanzas
inútilmente.
La España republicana

La reacción de las masas obreras y los sindicatos contra el levantamiento desbordó al


gobierno de Casares Quiroga, que fue sustituido primero por Martínez Barrios y enseguida por
el republicano Giral, que entregó armas a dichas organizaciones que lograron aplastar la
rebelión en la zona republicana, formando comités para controlar la justicia y la policía, cada
partido o sindicato tenía sus patrullas de control e incluso sus propias cárceles. El poder político
se disgregó, el ejército tradicional desapareció, creándose las Milicias Populares, y los
sindicatos asumieron la dirección en un proceso de transformaciones políticas y económicas:
tierras y fábricas pasaron a manos de los revolucionarios, mientras muchos propietarios y
empresarios abandonaban sus propiedades o fueron considerados rebeldes. El gobierno de
Giral, incapaz de tomar el mando y ante los primeros reveses de la guerra, dimitió. Se formó
entonces un gobierno de concentración presidido por Largo Caballero, con ministros
republicanos, comunistas, socialistas, nacionalistas y sindicalistas de la UGT y, por vez primera
en la historia, de anarquistas de la CNT.

Hubo enfrentamientos en la izquierda entre miembros de la izquierda más radical,


organizada y revolucionaria, conformada por anarquistas de la CNT y comunistas-trotskistas
del POUM, que consideraban que había que hacer la revolución social y la transformación
económica al mismo tiempo que la guerra; por otro lado, los comunistas del PCE que
consideraban que había que abandonar los experimentos revolucionarios y centrarse en la
guerra. Precisamente, el nuevo gobierno priorizó la guerra frente a la revolución, y así militarizó
a las recién creadas milicias populares, restableció, o lo intentó, su autoridad, defendió la
pequeña y mediana propiedad y nacionalizó las industrias para dedicarlas a la guerra. A la vez,
los anarquistas consiguieron la hegemonía en Cataluña e impulsaron una revolución libertaria
con colectivizaciones de tierras, que alcanzó también zonas del este y del sur.
Con el asedio de Madrid, el gobierno y las Cortes se trasladaron a Valencia, pero los
enfrentamientos internos no cesaban. En mayo del 37 aumentó el peso del PCE gracias a la
ayuda soviética y eso dio lugar a los sucesos de Barcelona. Un enfrentamiento entre los
comunistas del PCE contra CNT y POUM, que acabó con el aumento del poder de los
comunistas y la aniquilación del otro bando. Estos sucesos supusieron el fin del gobierno de
Largo Caballero y la formación de otro presidido por el socialista Negrín, que favoreció el
ascenso comunista en lo político y militar como medio de mantener la ayuda de la Unión
Soviética, único apoyo exterior de la República. Se reforzó la centralización y los intentos de
forzar una mediación internacional fracasaron. En octubre del 38 el gobierno republicano se
trasladó a Barcelona. En febrero del 39, Azaña presentó en París su dimisión como presidente
de la República y en marzo el coronel Casado, con el apoyo de socialistas como Besteiro y
más adelante de algunos comunistas, dieron un golpe de estado en el propio bando
republicano y nombraron un consejo de defensa para poner fin a la guerra e iniciar

BLOQUE 10.2. LA SUBLEVACIÓ N MILITAR Y LA GUERRA CIVIL (1936-1939)Pá gina 3


Eduardo Rodríguez Alonso Colegio San Juan Bosco Granada
conversaciones con Franco para conseguir mejores condiciones en la firma de la capitulación,
que se hizo efectiva el 28 de marzo de 1939.

La España franquista

En la zona rebelde desapareció de inmediato cualquier vestigio del gobierno republicano. Lo


que al principio pareció un ataque al gobierno del Frente Popular, se extendió pronto a todo el
sistema democrático y liberal. Una Junta de Defensa Nacional, formada en Burgos en julio,
presidida por Cabanellas y principales generales golpistas, nombró en septiembre en
Salamanca a Franco como Generalísimo de los ejércitos, jefe del gobierno y estado. En abril
del 37 un decreto unificó los partidos que apoyaban el alzamiento con la creación de Falange
de JONS, eliminando las resistencias internas, e imponiéndose los símbolos del nuevo estado
(saludo fascista del brazo en alto; bandera de España bicolor monárquica; bandera rojinegra,
yugo, flechas y camisa azul falangistas; cruz de San Andrés y boina roja carlistas); además los
rebeldes asumieron la denominación de nacionales como defensores de la unidad de la patria,
superando la división de clases. El poder de Franco quedó sin oposición posible tras el
fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange, (fusilado en noviembre del
36) y las muertes de Sanjurjo (en julio del 36) y Mola (en junio del 37) (en sendos accidentes de
aviación).
En enero del 38 se formó el primer gobierno de Franco que incluía carlistas, falangistas,
monárquicos y militares. Serrano Súñer, cuñado del jefe de estado y falangista, se convirtió en
el hombre fuerte que impuso un ideal fascista y nacional-católico. En marzo el Fuero del
Trabajo definía la ideología nacional-sindicalista, prohibía las huelgas y los sindicatos de clase
y creaba uno vertical corporativo, como en la dictadura de Primo de Rivera. Se derogó la
Constitución de 1931, se centralizó el gobierno, se suprimieron las autonomías, se abolieron los
derechos de asociación y reunión, se estableció una rígida censura de prensa, se devolvieron
las tierras incautadas con la Ley de la Reforma Agraria y se eliminó la legislación laicista
republicana. Se creó así un estado totalitario, apoyado en el Ejército, de características
similares al fascista de Mussolini o el nacionalsocialista de Hitler, de donde se recibía ayuda y
reconocimiento.
La Iglesia se convirtió desde el principio en un apoyo del nuevo régimen, más aún tras los
saqueos, incendios y asesinatos que sufrió. El apoyo quedó de manifiesto con la publicación en
julio del 37 de una Pastoral de los obispos en apoyo del bando rebelde. A cambio, la Iglesia
volvió a recaudar la ayuda económica del Estado, recibió la enseñanza en exclusiva y el nuevo
Estado quedaba sometido con gran rigidez a las normas religiosas (supresión del divorcio y del
matrimonio civil, puritanismo sexual) y se definió la guerra como Cruzada por la religión, la
patria y la civilización cristiana.
En febrero del 39 una ley de responsabilidades políticas abría el camino a la depuración de
las instituciones del Estado y a la represión, que se intensificó con el fin de la guerra, contra
todos aquellos sospechosos de militar o colaborar con organizaciones republicanas o de
izquierda.
5) Dimensión internacional de la guerra civil española

La lucha de demócratas y comunistas contra el fascismo convirtió la guerra en una versión a


escala reducida de la confrontación que sacudía Europa y que llevó a la guerra años más tarde.
La debilidad de los ejércitos españoles enfrentados, hizo necesaria la aportación extranjera
para decidir la guerra, a la vez que alargó su duración.
Una vez iniciada la guerra, las potencias democráticas (Gran Bretaña, Francia y EEUU) se
decantaron por la neutralidad debido al rechazo que suscita la política republicana en la opinión
pública católica de derechas, al miedo al contagio revolucionario y a la posible extensión del
conflicto a una Europa a un paso de la guerra. Sin embargo, para los países fascistas (Italia y
Alemania) el conflicto español podía posibilitar un reequilibrio de fuerzas en el Mediterráneo
Occidental que debilitaba el eje franco-británico sin apenas costes y con la excusa de evitar

BLOQUE 10.2. LA SUBLEVACIÓ N MILITAR Y LA GUERRA CIVIL (1936-1939)Pá gina 4


Eduardo Rodríguez Alonso Colegio San Juan Bosco Granada
una revolución comunista, además España constituía un estupendo campo de ensayo y de
experimentación de técnicas y armamento. Por su parte, la URSS necesitaba frenar la
expansión del fascismo que amenazaba la seguridad de sus fronteras y no podía negar apoyo
a los partidos comunistas hermanos de la 3ª Internacional.
En esta situación, el 4 y 5 de agosto de 1936, Francia e Inglaterra impulsaron un acuerdo de
no intervención en la guerra española por parte de la mayoría de los países europeos, incluidos
Italia y Alemania y apoyado también por EEUU, que además de proclamarse neutral, prohibió
expresamente la venta de armas y el envío o tránsito para cualquiera de los bandos,
confinando así la guerra a las fronteras españolas y evitando su extensión. Al día siguiente se
adhirió la URSS exigiendo que se suspendiera inmediatamente la ayuda ítalo-alemana y que
Portugal se sumara al mismo. Francia enseguida cerró sus fronteras al paso de armamento,
pero Italia y Alemania siguieron prestando apoyo a los rebeldes y la URSS decidió continuar
con su ayuda al ejército republicano, todo ello ante la pasividad europea y norteamericana.
Sólo México ayudó abiertamente a la República.
Apoyos de los republicanos
Brigadas Internacionales: ante la neutralidad oficial de las democracias, unos 60.000
voluntarios procedentes de más de 50 países decidieron ayudar desinteresadamente a la
República y luchar contra el fascismo o por la revolución social, desde noviembre del 36 hasta
diciembre del 38.
Unión Soviética: constituyó la ayuda más importante, tanto de suministros bélicos (aviones,
tanques) como alimentarios o sanitarios, todo ello pagado con el oro del Banco de España
depositado en Moscú (el “oro de Moscú”). Asimismo, enviaron cerca de 2.000 asesores y
especialistas militares. Aunque sus suministros nunca alcanzaron el nivel ítalo-alemán debido a
la distancia, al bloqueo marítimo de los italianos y a su menor capacidad técnica o industrial. La
llegada del material militar soviético tuvo consecuencias trascendentales: evitó el hundimiento
del ejército republicano, contribuyó así a la prolongación de los combates, y reforzó la posición
de poder e influencia de los comunistas españoles dentro del gobierno republicano.
Apoyos de los franquistas
Alemania ayudó financiera y diplomáticamente, además de venderle material bélico y enviar
tropas (la Legión Cóndor con más de 100 aviones, artillería antiaérea, medio centenar de
tanques y unos 5.000 hombres de fuerza permanente que rotaban periódicamente, por tanto,
unos 20.000 a 30.000 en total y barcos). Estos últimos fondeados en puertos nacionales,
entorpecían los movimientos de la flota republicana. España tuvo que pagar durante la 2ª
Guerra Mundial esta ayuda con envío de materias primas y alimentos.
Italia: de menor importancia que la anterior pero más numerosa en hombres. Entre los italianos
enrolados en la Legión y el envío del Corpo di Troppe Volontare (entre 50.000 y 70.000
soldados, de modo permanente), más un contingente de fuerza aérea y la ayuda del bloqueo
marítimo.
Portugal: su dictadura (con Oliveira Salazar) apoyó a los sublevados en el flanco más extenso.
Ya Sanjurjo tuvo su refugio en Lisboa cuando se inició el Alzamiento y, en plena guerra,
Portugal fue paso para el envío de materiales hacia el Norte; además, de soldados (alrededor
de 10.000 hombres) enrolados en las filas rebeldes.
Marruecos: las tropas moras bajo el mando español, los regulares, fueron el mayor
contingente extranjero que desembarcó en la Península, (unos 100.000 soldados) como fuerza
de choque (por su fiereza y por proceder de las zonas más atrasadas de su país -rifeños-).
6) Balance y consecuencias de la Guerra Civil

La guerra fue más larga de lo esperado por la participación extranjera y porque no siempre
se atacaron directamente las bases logísticas del ejército republicano. A Franco, en contra de
la opinión de algunos de sus generales y de los mandos italianos y alemanes, nunca le interesó

BLOQUE 10.2. LA SUBLEVACIÓ N MILITAR Y LA GUERRA CIVIL (1936-1939)Pá gina 5


Eduardo Rodríguez Alonso Colegio San Juan Bosco Granada
una guerra rápida: se trataba de aniquilar a la oposición y de llegar a una situación final en la
que no hubiera que hacer concesiones a los derrotados. En consecuencia, la destrucción de
vidas y recursos fue inmensa.
Pérdidas humanas
Por diferentes motivos: muertos en operaciones militares 300.000, una cifra similar de civiles
por hambre, malnutrición .. cerca de 60.000 por la represión republicana y 150.000 por la
franquista, durante la guerra y después en los primeros años de la dictadura. Además del
brusco descenso de la natalidad, por razones obvias. Finalmente, entre 400.000 y 500.000
españoles tuvieron que exiliarse a Francia y México fundamentalmente, aparte de Argentina o
Rusia
Pérdidas materiales
Más de medio millón de viviendas afectadas o destruidas, la mitad del sistema ferroviario, así
como la marina mercante, pérdidas importantísimas en agricultura y ganadería, gran parte de la
industria destruida y una deuda muy importante que pagar, con una hacienda arruinada y una
gran inflación. Además no se pudo beneficiar del plan Marshall (ayuda norteamericana
posterior a la 2ª Guerra Mundial) por su gobierno filonazi y dictatorial.
Pérdidas políticas
Se impuso una dictadura que duró casi cuarenta años y provocó: la represión sistemática
sobre la oposición, suspensión de libertades, abandono de prácticas democráticas, aislamiento
durante décadas del resto del mundo, férreo control estatal para evitar cualquier crítica o
disidencia, lo que provocó un freno al desarrollo material e intelectual del país, a su
modernización, que sólo ha podido mitigarse en los últimos años. La división radical en dos
bandos ha sido difícil de superar desde entonces, como se puede observar en el rechazo de
una parte de España de ciertos valores de la otra parte (himnos, banderas...) o en los odios y
resentimientos.
Pérdidas culturales
Exilio de la mayor parte de la intelectualidad y de sus principales científicos. Atraso y freno al
desarrollo intelectual por la influencia del pensamiento religioso y nacionalista más
reaccionario. Aislamiento cultural y científico del resto del mundo occidental. Además de las
pérdidas en el patrimonio histórico.

BLOQUE 10.2. LA SUBLEVACIÓ N MILITAR Y LA GUERRA CIVIL (1936-1939)Pá gina 6


Eduardo Rodríguez Alonso Colegio San Juan Bosco Granada

También podría gustarte