Fenomenología Del Suicidio
Fenomenología Del Suicidio
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“No hay más que un problema filosófico tabú o prohibido. Con su prohibición, por un lado,
verdaderamente serio, se protege de que no se imite y de que no se propa-
y ese es el suicidio”. gue “contagiosamente”, como ocurre en los niños y
adolescentes y, por otro lado, se condena a sus trans-
S
Albert Camus
gresores y a su estirpe con la vergüenza y el estigma
abemos que el suicidio es una conducta inten- social. En algunos países, se castiga con la pena de
cional exclusiva del ser humano por su capaci- cárcel a quienes lo intenten, mientras que otros le-
dad intelectual para conceptualizar la naturaleza y las gislan la modalidad asistida para los que lo soliciten.
consecuencias de su acto e, incluso, para justificar y Para el cristianismo, es un pecado sin redención. De
racionalizar el mismo.1 Es decir, quien se suicida sabe lo que es tabú no se habla, debe mantenerse en secre-
lo que hace aun cuando no entienda bien por qué o to; se le teme y punto. El suicida nos confronta con
esté inmerso en una turbulencia emotiva –homicidio/ dos profundos conflictos existenciales. En el prime-
suicidio– o simplemente se le “vaya la mano” durante ro, con la muerte, en la que no queremos ni pensar,
un intento. También sabemos que, entre las condicio- menos en la muerte propia y la horrorosa imagen de
nes mentales, la depresión suele ser el precipitante más autoinfligirse. El segundo nos enfrenta a los senti-
frecuente del suicidio, al incidir sobre otras variables mientos que provoca en nosotros, y hacia el suicida y
premórbidas y por agravar un sostenido estado senti- con la sociedad. Con el tabú se logra suprimir ambos
mental en el que se combinan la desesperanza, el des- conflictos para nuestra tranquilidad.
amparo y la desesperación, que dan el empujón final.
Sí, el suicidio tiene una prohibición moral, ética y reli-
Es considerado un acto maladaptativo y antisocial en giosa. Y también contractual: el contrato social impli-
el sentido colectivo de la continuidad evolutiva y la ca un compromiso colaborativo colectivo y no es bien
supervivencia de la especie. Aun en las circunstancias visto el desertor, el que nos abandona y escapa “egoís-
más altruistas, representa el lado oscuro, prohibido y tamente”, rompiendo el apreciado y necesario vínculo
vergonzoso de nuestra naturaleza –excepto en Japón– y social. Lo que no se piensa es cuán desvinculado se
amenaza el bien común. En la década de 1960, cuando sentía el suicida antes de partir. Esta es la situación
los monjes budistas se inmolaban públicamente para de anomia descrita por E. Durkheim, cuando se di-
llamar la atención contra la guerra en Vietnam, la re- suelve la red de apoyo social favoreciendo la conducta
acción pública no fue contra la guerra, fue contra el suicida.2 Si el suicida nunca habló de su intención, ni
suicidio. No es aceptable que alguien atente contra el tampoco fue sospechada, se convierte en un sorpresivo
valor supremo y razón para existir: la vida misma. y trágico evento familiar. Sus miembros están forza-
dos a un vergonzoso luto y los obliga a una revisión de
Por otra parte, es un acto que provoca reacciones toda la relación familiar, quedando interrogantes para
emotivas mixtas y simultáneas de asombro, indig- el resto de sus vidas y un nostálgico y a veces culposo
nación, tristeza, pena, culpa y coraje, muy difíciles recuerdo. Eventualmente no hablarán más del asunto,
de sobrellevar. Por esto, la cultura lo establece como ubicándolo dentro de los tabúes familiares.
GALENUS / SALUD MENTAL / FENOMENOLOGÍA DEL SUICIDIO
Otro elemento fenomenológico del suicidio son las cluso cuando ese dolor es el resultado de un delirio o
circunstancias y el estado anímico antes de morir. El creencia falsos, como suele ocurrir en el delirio de cul-
20% deja una nota escrita.3 Su contenido es la descrip- pabilidad –cuando se está convencido de ser el causan-
ción más cercana a su estado emocional antes del acto te del sufrimiento de otros queridos– o en el delirio de
suicida. Aunque no siempre explica su motivación, sí pobreza, para lo cual no visualiza que exista remedio.
comunica una situación personal a los sobrevivientes Los delirios son parte de un estado psicótico, condi-
significativos. Esta fluctúa entre sentimientos extre- ción mental de altísimo riesgo. Cada vez se siente más
mos: los positivos, como amor, gratitud, agradecimien- solo y abrumado, repitiendo una y otra vez los mismos
to y preocupación, y los negativos, que son los mayores, sentimientos y conflictos, impotente para modificarlos
como vergüenza, coraje, venganza, hostilidad, culpa y o resolverlos. Huir, escapar y, así, detener y terminar
ambivalencia entremezclados. con el sufrimiento pues no ve otra salida. Reconocer
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Rico (ver gráfica) presenta un perfil afortunado y opti- camiento como método preferido o el más disponible
mista para todas las edades estudiadas.5-7 y lo hacen en el hogar o cerca de él. El segundo método
son las armas de fuego, de preferencia por su disponibi-
lidad. En el periodo 1980-1985, todos los policías que
se suicidaron lo hicieron con arma de fuego. El envene-
namiento, que en la década de 1930 fue el método más
utilizado, hoy pasa al tercer lugar.