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Discurso de S.E.

el Presidente de la República,

Gabriel Boric Font, al encabezar la inauguración del Encuentro


Nacional de la Empresa (ENADE) 2024

Santiago, 25 de abril de 2024

Muy buenos días a todas y a todos los presentes.

Saludo a nuestra anfitriona, la presidenta de Icare, Karen Thal; al


presidente de la CPC, Ricardo Mewes; a todas y todos los representantes
de las ramas de la producción y el comercio, a los representantes
sindicales, a las empresas aquí presentes, a las autoridades nacionales e
internacionales. Sobre todo, a quienes forman parte del público,
empresarios y empresarias aquí presentes, grandes, medianos y
pequeños, a todos quienes están permanentemente desafiando el futuro y
asumen riesgos para poder construir un Chile mejor. Desde esta tribuna,
saludo a todos nuestros compatriotas que, gracias a los medios de
comunicación aquí presentes, están atentos a nuestras palabras.

¿Les gusta ir al estadio? Me gusta ir al estadio y trato de ir cuando el


escaso tiempo que las responsabilidades del cargo implican, me lo
permiten. Y aunque no siempre gane mi equipo, como el fin de semana
pasado, soy de aquellos que les gusta estar en las buenas y en las malas.

Y si este fuera un partido de fútbol, podríamos decir que la previa ha


estado caliente. Declaraciones cruzadas, interpelaciones varias y más de
una provocación auguran un partido intenso, fuerte y, quizás, hay algunos
que esperan que así sea, pierna fuerte, mucho orgullo propio en cada
equipo, ojalá tarjetas de distintos colores y, sobre todo, que cada uno
juegue para su hinchada, alejándose lo más posible de la del adversario.

Quiero agradecer y valorar el tono conciliatorio del discurso de la


presidenta de Icare, Karen Thal, y los quiero invitar a cambiar el escenario
y en vez de cumplir con esos augurios y jugar un partido entre rivales, nos
pongamos el objetivo a que terminemos este encuentro como si fuera un
partido de la selección nacional. Esto, por cierto, no significa esconder
nuestras diferencias, que son propias de una sociedad democrática.
Tampoco, como bien dice Karen, pretender hipócritamente que de la noche
a la mañana vamos a ser todos entrañables amigos. Significa que, a pesar
de las diferencias que tenemos, seamos conscientes que tenemos también
objetivos compartidos que son más grandes y mucho más importantes que
nuestros pasados desencuentros.

Hoy, soy Presidente de todos los chilenos, no importa su edad, su género,


su riqueza o su lugar de nacimiento. Es mi deber —y así lo asumo—
escuchar, dialogar, hacer el esfuerzo por crear confianzas para poder crear
espacios de convergencia. Estoy convencido que no hay otra manera de
avanzar cuando vivimos en una democracia, una democracia que
valoramos todos porque sigue estando vivo en nuestra memoria colectiva
el dolor que produjo perderla.

Con ese espíritu, he seguido con atención las opiniones que se emiten
desde el mundo empresarial, lo que no es difícil porque parte de la prensa
les otorga una envidiable cobertura. Por lo mismo, en los últimos días, leí
con cuidado las cartas que algunos presidentes de grandes compañías
remitieron a sus accionistas. En ellas se dice, entre otras cosas, que la
actividad del país está destruida, que hemos desperdiciado una década,
que no hay voluntad de crecimiento, que se ha perdido el sueño de
alcanzar el desarrollo y ante este panorama incluso algunos señalan o
proceden a llevar inversiones hacia el extranjero, en vez de nuestro país.
También se acusa muchas veces al Gobierno de pecar de inconsistencia o
de no tener convicción ni planes para superar las dificultades que aquí se
han relatado.

Pero a pesar de lo que dejan entrever algunos de estos juicios, y que creo
y sé que no son compartidos por todos, y a pesar de lo que algunos
podrían pensar, de verdad tengo muchísima curiosidad y, muchas veces,
admiración por el profundo espíritu innovador que existe al interior de las
empresas en Chile. Por el arrojo que ustedes tienen de enfrentar los
grandes proyectos que por su naturaleza misma implican enfrentar riesgos
e incertidumbres y que, aun así, se sacan adelante.

Recuerdo plenamente, porque me quedó marcado, lo he mencionado


antes en otros foros públicos —de hecho, en CESCO hace una semana—
la conversación que tuve el primer año de Gobierno con el CEO de Teck
que empujó el proyecto Quebrada Blanca II por 10 años, que hoy es una
realidad y que fue la inversión más grande en nuestro país en el último
tiempo.

He visto con orgullo y admiración la política de Estado que partió con la


presidenta Bachelet, continuó con el presidente Piñera —y saludo a
Cecilia, un honor poder estar contigo de nuevo y a tu familia— que nos
permitió concretar la asociación público-privada para poder desarrollar el
primer cable submarino que va a conectar Sudamérica con Oceanía y
Asia, a través de más de 14 mil km, una hazaña de la ingeniería.

También me entusiasma muchísimo, y lo he dicho en diferentes instancias,


conversar con desarrolladores de proyectos de hidrógeno verde en mi
querido Magallanes o Antofagasta, donde, por ejemplo, en Magallanes HIF
Global pudo producir por primera vez combustible sintético a partir de
hidrógeno en una industria que puede cambiar el mundo para bien.

O ver en terreno cómo AMSA abordó el tremendo desafío, compartido por


toda la industria minera, para enfrentar las razonables restricciones al uso
de agua continental ante la crisis climática y sequía que enfrentamos y
logró desarrollar, en tiempo récord y en pandemia, una desaladora de
grandes dimensiones en Los Vilos.

También, me resulta sinceramente inspirador conocer la historia de


proyectos quizás más pequeñitos, pero igualmente valiosos. Recuerdo
ahora, cuando escribí el discurso pensaba en esto, emprendimientos de
gastronomía como el de Mr. Kraunik de Tocopilla, que lo conocí asociado a
la nueva Planta de Almacenamiento Solar de Engie en María Elena, la más
grande en América Latina. Encadenamientos virtuosos.

Además, estuvimos hace poco en el Día Mundial del Libro y pude conocer
el emprendimiento y los hermosos libros de microficción encuadernados a
mano por ediciones Sherezade.

Cada una de estas experiencias, ya sean grandes o chicas, realmente me


motivan por su espíritu y por lo que irradian. Y es que me impresiona esa
forma de ser optimista de sacar los proyectos adelante, de lidiar con las
incertidumbres y me empuja, como Presidente de la República, a no
quejarme ante la adversidad, que sé que quienes han ocupado este cargo
han tenido que enfrentar también en años anteriores y, por eso, a no ceder
contra el inmovilismo.
Con la misma honestidad les digo que me pasa lo contrario cuando veo
opiniones tan negativas y conservadoras en la prensa cada día. Y es que
el lema de este encuentro reza “Contra el Inmovilismo” y es un lema que
me interpreta plenamente, felicito a Icare por proponerlo. Estoy seguro que
también interpreta a miles de emprendedores y emprendedoras a lo largo
de Chile, que buscan ir más allá de lo habitual, de lo conocido, ofreciendo
nuevos productos y servicios, también nuevas formas de producir, mayor
eficiencia y, por cierto, relacionarse con el medio natural y social en que se
insertan. Esto se manifiesta diariamente en acciones concretas contra el
inmovilismo y el pesimismo.

Tengo la convicción que desde que asumimos el Gobierno, hace un poco


más de dos años, hemos luchado contra el inmovilismo y hemos
promovido cambios profundos que el país necesita. Y es que no vinimos
para quedarnos en nuestra zona de confort y eso implica cuestionar o
modificar los puntos de partida propios. Hemos buscado incansablemente
acuerdos, promoviendo el diálogo y flexibilizando nuestras posiciones.
Pero hay que reconocer que, por diferentes motivos y sin apuntar con el
dedo a nadie, ha costado hacerlo en un medio político crispado en donde
abundan las líneas rojas y los portazos, en donde es difícil obtener
compromisos y los pocos que se logran no siempre se cumplen.

Quiero aprovechar esta ocasión para señalar, de manera explícita y para


evitar cualquier tipo de especulación o lugar a equívocos, que como
Presidente de la República estoy a favor de una reforma a nuestro sistema
político, que considero valiosas muchas de las propuestas que en este
sentido se han planteado y que creo que debemos legislar al respecto en
este periodo de Gobierno para lo cual, desde el Gobierno, promoveremos
un acuerdo entre las diferentes fuerzas políticas que incluya a la gran
mayoría de ellas, ojalá a todas.

En esto, insisto, quiero ser muy claro, no hago ningún tipo de cálculo
transaccional ni tampoco apuestas electorales inciertas futuras, porque
creo que es bueno para Chile. Lo que es bueno para Chile no tiene que
estar sujeto a cálculos pequeños. Lo que he afirmado y sostengo es que
sería insultante para la mayoría de la población y contribuiría al
desprestigio de la política que quienes estamos y somos parte de este
oficio digno y noble, seamos capaces —como espero que lo seamos— de
sacar adelante modificaciones sobre las reglas que rigen nuestra actividad,
pero no logremos, en cambio, un acuerdo sobre algo tan urgente que
afecta a la mayoría de nuestros compatriotas y en lo que nos hemos
demorado más de una década, como es la Reforma de Pensiones.

Ahora, este clima al que hago referencia no se gestó ahora, sino que se ha
ido encubando a lo largo de varios años y en este proceso todos hemos
contribuido de uno u otro modo. Más de una vez, ustedes lo saben, he
reflexionado sobre los errores o excesos que cometimos en el pasado,
pero en el clima enrarecido de la política chilena estas reflexiones han sido
recibidas con sorna, calificadas como volteretas o giros erráticos.

Tengo la convicción que quien no revisa su propio actuar, quien no


reflexiona sobre sus propios actos ya sea para fortalecerlos o para
corregirlos, no debiera estar en política, la política no es para fanáticos.
Estamos aún a tiempo de salir de esta situación, para ello necesitamos
entender bien dónde estamos parados hoy, tener claro a dónde queremos
llegar y, por cierto, aplicar no solamente nuestra voluntad ni confundirla con
voluntarismo, sino también aplicar creatividad para poder construir un
camino común del cual, no me cabe ninguna duda, somos capaces si
dejamos de una vez por todas de lado los prejuicios.

Las últimas cifras económicas que hemos conocido nos confirman que la
economía chilena está en un lugar distinto al que se le había asignado. No
se cumplieron los pronósticos. Pero no voy en este escenario hacer una
lista de cada uno de los datos, porque creo que los conocen y que sería
aburrido para todos ustedes. Sólo quiero mencionar que los ajustes
necesarios para superar los enormes desequilibrios con que recibimos la
economía producto de las políticas públicas que se llevaron adelante para
poder enfrentar los difíciles momentos de la pandemia que, como todos
saben, fue a nivel mundial, se han logrado sin crisis y sin los costos
sociales para los más pobres y las clases medias, como ha sucedido en
ajustes en el pasado y como sucede hoy en otros países.

Responsabilidad económica y protección social pueden y deben ir de la


mano y esa es la esencia del Gobierno que hoy tengo el honor de presidir.
Reconocer esta realidad no es triunfalismo ni complacencia, sino dar
cuenta sencillamente que tenemos una base que es más sólida para poder
acometer los tremendos desafíos económicos y sociales que tenemos
como país.

Y es que, estimados y estimadas, si no tenemos claro y nos


enorgullecemos de nuestras fortalezas, jamás vamos a lograr ordenar
nuestras prioridades y construir ese camino común. Y el lugar dónde
queremos llegar no puede ser el Chile de ayer porque nuestro entorno y el
mundo han cambiado y lo van a seguir haciendo a pasos agigantados.

Existe hoy en algunos sectores en Chile una corriente restauradora que


plantea que todo lo que necesitamos es revertir tal o cual reforma pasada.
Aunque corregir errores basados en evidencia, por cierto, es parte del
deber de la política seria y puede ayudar, eso no va a ser suficiente para
poder enfrentar el mundo actual con una sociedad que es inquieta, que es
exigente, que no olvida su propio progreso porque recuerda de qué punto
partió décadas atrás, una comunidad que es informada y opinante, una
economía digital que se expande a pasos agigantados, tecnología que es
capaz de reproducir y multiplicar capacidades humanas y, por lo tanto, es
tremendamente desafiante y medio ambiente que enfrenta amenazas que
son vitales y existenciales.

Fui electo para conducir a Chile hacia el futuro, no para restaurar el


pasado, para luchar contra la incertidumbre y las amenazas y, también,
para aprovechar las tremendas oportunidades que se nos abren como
economía y como sociedad. Seguramente muchos de ustedes tienen la
oportunidad de viajar al extranjero y se deben sentir orgullosos de la
imagen de Chile construida con mucho esfuerzo a lo largo de las últimas
décadas y que se mantiene hoy.

Las oportunidades que tenemos como país para dar un salto hacia
adelante son tremendas y sería una farra inaceptable, para con los
actuales habitantes de nuestro país y para con las futuras generaciones,
dejarlas pasar. Quiero, hemos hecho todos nuestros esfuerzos y
seguiremos en esa línea y más aún durante los dos años que nos quedan,
para dejar al país mejor que como lo recibimos, que sé es la expectativa
de todo gobierno.

A dos años de iniciado nuestro Gobierno —como les decía no los voy a
latear con datos que ya conocen— quiero convocarlos a metas ambiciosas
que no pueden ser logradas si caminamos por separado. Identifiquemos,
entonces, metas concretas y desafiantes para el término de nuestro
periodo los próximos dos años.

Una economía, por ejemplo, que crezca a un ritmo superior al de los 8


años precedentes y en la cual todos juntos nos revelemos ante el
pronóstico que veíamos en los últimos días de que la próxima década va a
tener un promedio de crecimiento del 2% de la economía chilena. Chile
puede más y lo podemos conseguir si trabajamos en conjunto.

Una inflación que esté en línea con la meta del 3% establecida por el
Banco Central, que creemos en conjunto, y en esto las empresas son
fundamentales y esenciales, de 700 mil empleos, ya llevamos más de 460
mil. Ojalá todos o la gran mayoría de ellos empleos formales.

Que reduzcamos la pobreza a cerca del 5%. Según la última Casen, si mal
no recuerdo, estamos en 6,5 lo que es inferior a donde estábamos pre
pandemia, que era 8,5 o 8,6. Pero podemos seguir bajando y eso es
mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo.

Que sigamos reduciendo —esto es muy importante y tenemos que


combatir las cifras en negro, que son difíciles de medir— la informalidad
laboral y que lleguemos, por lo menos, a un mínimo histórico de un 25%.

Que elevemos la participación laboral de las mujeres a un máximo


histórico, logrando sacar adelante un proyecto de sala cuna que combine
la necesidad de otorgar oportunidades para que la mujer trabaje y,
también, el rol esencial de la educación inicial, en donde exista una
perspectiva pensada para las mujeres y las familias, no sólo las mujeres
porque tenemos que avanzar en corresponsabilidad y también pensando
en esos niños y niñas y en su formación.

Que comencemos a sentar las bases construidas sobre otras de gobiernos


anteriores de un sistema de bienestar social que elimine el riesgo de la
pobreza en la vejez, con pensiones que sean equivalentes, al menos, a un
75% de las últimas remuneraciones; que hagamos, por tanto, de esta
etapa inexorable de la vida, que a todos nos llegará tarde o temprano, una
responsabilidad compartida como sociedad; y que, por cierto, iguale las
pensiones de hombres y mujeres, reconociendo el valor y la importancia
del trabajo reproductivo no remunerado o el trabajo de cuidados a los
enfermos, a las personas mayores, a las personas con alguna
discapacidad, a los niños y niñas.

Un fortalecimiento, en definitiva, a las instituciones que también —y me


referiré a esto más en detalle— logren reducir de manera consistente la
prevalencia de crímenes más violentos en nuestro país.

En puntos un poco más específicos, quiero que al final de nuestro mandato


hayamos logrado, en conjunto empresas públicas y privadas, pienso en
Codelco y en las empresas privadas, aumentar la producción de cobre en
1 millón de toneladas métricas más de lo que hoy producimos, hoy
producimos del orden de los 5 millones de toneladas métricas. Tenemos
que aprovechar este superciclo del cobre, que se ha advertido
positivamente en los últimos días.

Un país que esté derechamente encaminado a duplicar su producción de


litio en 10 años, a que eliminemos el uso del carbón y del petróleo en la
generación eléctrica en 4 años. A que nos transformemos en el líder
mundial de la producción de hidrógeno verde: ayer me entregaban el Plan
de Acción de Hidrógeno Verde 2023-2030 que además recoge la
experiencia de gobiernos anteriores y en donde hemos convocado para su
consejo al ex ministro de energía, Juan Carlos Jobet y que dirige la
expresidenta de la República, Michelle Bachelet.

Que aprovechemos esta tremenda oportunidad de transformar a Chile en


un hub de servicios digitales para toda Sudamérica. Las oportunidades que
tiene nuestro país cuando el mundo avanza hacia una economía verde son
únicas, no podemos desaprovecharlas.

Pero para alcanzar estas metas, que les propongo enfrentemos en


conjunto, es necesario que consolidemos una trayectoria de crecimiento
económico durante este año y el siguiente. Por cierto, no me contento con
2%. Lo que hemos dicho —y con esto me gustaría cerrar esta polémica—
es que crecer, aunque sea un poco, es distinto a tener una recesión, y que
cuando se ajustan al alza, las expectativas de crecimiento de Chile, es una
buena noticia y no una mala. Pero cerremos ese debate y pongámonos
juntos el objetivo de crecer más allá de los pronósticos, tanto para este año
como para la próxima década.

Estoy seguro y convencido, porque lo he visto a lo largo de todo Chile con


el Gabinete Pro Crecimiento y Empleo, que podemos lograrlo y podemos
destrabar parte importante de las inversiones. Karen me contaba, cuando
entramos y estábamos en un salón un poquito antes, que habían hecho
una consulta y que cerca del 80% de los presentes tiene inversiones
detenidas por incertidumbre. Y la incertidumbre tiene que ver, por cierto,
con hechos objetivos, pero tiene que ver también con la confianza.

Y como nos invitaba, y recojo ese guante en el discurso Karen Thal, a


dejar de lado las polémicas, terminar con las alusiones y ponernos el
objetivo conjunto de desafiar y superar las expectativas de crecimiento,
podemos lograrlo. Si no evidentemente pueden producirse o transformarse
en profecías autocumplidas y alguien podrá decir, al final de nuestro
período o en 10 años más, “te lo dije”. Pero esa es una satisfacción muy
espuria, mejor que eso lo guardemos en un cajón y hagamos todos los
esfuerzos para recuperar el crecimiento. Tenemos diferentes visiones,
diferentes recetas, pero podemos llegar a puntos de encuentro.

Para eso es necesario, sin ánimo de hacer afirmaciones tan categóricas,


nosotros hemos propuesto como Gobierno diferentes propuestas que
tienen que conversar con las que se han propuesto desde el
empresariado, desde los sindicatos, y llegar a puntos comunes. Las
nuestras están contenidas en el Pacto por el Crecimiento Económico, el
Progreso Social y la Responsabilidad Fiscal que fueron producto de mucho
diálogo y de incorporar visiones que no estaban contempladas al
comienzo.

Sobre el crecimiento, que me parece que es tan importante, quiero ser


claro, porque sé que no basta con que uno diga que es importante si no te
creen al frente que uno cree que es importante. Entonces, ¿cuál es mi
visión respecto al crecimiento? No veo al crecimiento desde una
perspectiva del chorreo, que pareciera ser un concepto que ha resurgido
en estos últimos años. No creo que el crecimiento sea capaz de sustituir el
esfuerzo sostenido por apoyar directamente a los más pobres y a los
sectores medios, pero sí creo, estoy convencido, y la experiencia práctica
me lo ha demostrado, conociendo la experiencia comparada en otros
países y lo que he visto recorriendo todo el territorio nacional, que el
crecimiento es una base necesaria para poder contar con los medios
materiales para que, a través de buenas políticas públicas, seamos
capaces de nivelar la cancha en la economía. Agrandar la torta y, a la vez,
repartirla de manera más justa.

Entonces, que no quede espacio a duda, el crecimiento es importante sin


peros, no podemos mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo si no
mejoramos nuestro crecimiento y productividad. A la vez y no en vez de,
tenemos que lograr distribuir de mejor manera y más justa esa riqueza que
entre todos generamos.

En cuanto al Pacto Fiscal, trabajamos durante cerca de un año, liderados


por el ministro Marcel, constituyendo mesas de trabajo con actores
sociales, con organizaciones de empresas de menor tamaño y
representantes de prácticamente todos los partidos políticos —y saben lo
que eso cuesta— para generar una agenda robusta, equilibrada y concreta
de iniciativas que nos permitan generar recursos para poder responder a
las necesidades más apremiantes de la ciudadanía de manera
responsable.

El resultado fue una agenda, no de una medida, no de una reforma


tributaria, sino de 36 medidas de impulso al crecimiento, 12 iniciativas de
reforma del Estado y 30 medidas para elevar el cumplimiento tributario.
Estas quedan reflejadas en 14 proyectos de ley, gran parte de los cuales
se encuentran actualmente en discusión en el Congreso Nacional. Entre
ellas está la modernización del Sistema de Evaluación de Impacto
Ambiental, y estamos disponibles a mejorar ese proyecto, y también la
Reforma al Sistema de Permisos Sectoriales, liderada por el ministro Grau,
porque sabemos y estamos conscientes que el actual Sistema de
Permisos Sectoriales hoy resulta incoherente, reiterativo y es una tranca a
la inversión porque genera altos niveles de incertidumbre.

Por eso, nos hemos puesto el objetivo de darle racionalidad y disminuir en


un 30% promedio los plazos para obtener los permisos, sin por ello
disminuir el estándar ambiental y de cumplimiento de la ley. Y, para eso,
pido colaboración al Congreso para que este proyecto, que ya fue
aprobado en general en la Comisión de Economía en la Cámara de
Diputados, pueda tener una tramitación rápida y, en este caso, no con
tanta creatividad.

Quiero aprovechar esta oportunidad para proponerle al presidente del


Senado y también a la presidenta de la Cámara de Diputados y Diputadas
para que concordemos un mecanismo, tal como lo hicimos en materia de
seguridad, para acelerar la tramitación de estos proyectos de modo que
todos se encuentren aprobados antes de la próxima discusión
presupuestaria. No me cabe ninguna duda que aquello daría certezas y
nos permitiría despegar. De este modo estaríamos señalando que el
impulso al crecimiento y la equidad tienen la misma prioridad que tiene la
lucha contra la delincuencia y el crimen organizado, que es hoy la principal
preocupación de nuestros compatriotas.

Para lograr avanzar en este camino es importante que todos seamos


pragmáticos y logremos converger en torno a medidas y decisiones
concretas. Lo digo porque muchos planteamientos que se hacen hoy de
lado y lado parecieran, o así lo entiende tu interlocutor, y eso ya es un
problema, que todos pensemos lo mismo y no se perdonan ni los matices
ni las posiciones pasadas. No creo en la uniformidad, sino en el potencial
creativo de la diversidad y nuestro país es diverso en un buen sentido,
aprovechémoslo.

Los acuerdos son mucho más valiosos cuando convocan y motivan a


quienes piensan distinto de uno. No pido que los empresarios o las fuerzas
políticas de la hoy oposición piensen lo mismo que yo, ni les prometo lo
opuesto. Para mí, lo importante es que seamos capaces de entendernos
en nuestras diferencias y que tengamos el pragmatismo para poder
encontrarnos en la búsqueda de respuestas concretas a los desafíos y
tremendas oportunidades que tiene nuestro país.

Si es que aún tenemos dudas, porque sé que existen, sé que hay


resquemor, que hay desconfianza, si es que hay dudas sobre la validez de
este camino, imaginemos la alternativa, un país paralizado en sus
disputas, con querellas de lado y lado, acumulando descontento y rencor
frente a las élites y las instituciones, dejando pasar oportunidades de
negocio y ventanas de oportunidad a nivel global y desperdiciando fuerza
creativa. Ese es un escenario en que el próximo o los próximos gobiernos,
sean del signo que sean, van a tener que gastar valioso tiempo antes de
poder emprender cualquier iniciativa relevante. Ese escenario no lo
queremos y yo me rebelo ante ese escenario.

Por eso, para mí y para nuestro Gobierno la opción es obvia, y creo que
puede encontrar sintonía con ustedes, luchemos contra el inmovilismo,
busquemos puntos de encuentro, encontremos puntos de encuentro, con
pragmatismo, con creatividad, sin necesariamente dejar de lado todas
nuestras diferencias. Uno no se transforma en el otro por acordar con el
otro, sino que beneficia a Chile. Liberémonos de la pesada mochila de los
prejuicios, el pesimismo y las recriminaciones. Parto por casa.
Escuchemos con atención e interés lo que el otro tiene que decir, sus
preocupaciones y proyectos. Es así como salen adelante los países.

En materia de seguridad pública, otra preocupación central de quienes


habitamos nuestra patria, el trabajo serio, sistemático y coordinado a nivel
nacional e internacional para enfrentar la delincuencia y el crimen
organizado es esencial y se demuestra que cuando se hace de manera
seria y sostenida en el tiempo da resultados.

Hoy, la inseguridad es la principal preocupación de nuestros ciudadanos y


eso no puede ser soslayado. Uno podrá decir muchos datos y cada uno
podrá relevar lo que sea mejor para resaltar el desempeño propio o el
punto político que se quiere hacer, pero hay un hecho que es indiscutible,
en la medida en que hay sensación de inseguridad tan extendida se limita
por sí mismo el ejercicio de derechos que debieran ser inclaudicables en
una sociedad democrática, como el de habitar el espacio público, el de
caminar tranquilo por nuestras calles, y eso es algo que tenemos que
combatirlo y enfrentarlo con mucha decisión, sin titubeos, entre todos y
todas.

El crimen organizado es un poder corruptor, una amenaza para la


democracia y también para el crecimiento. Por eso, es necesario
enfrentarlo con sentido de unidad nacional y no tratando de sacar
provecho de corto plazo, con cooperación con nuestros países vecinos, y
abordarlo en todas sus dimensiones, desde la prevención social a nivel
comunitario, el seguimiento de la ruta del dinero del crimen organizado,
pasando por una eficaz persecución al delito, el fortalecimiento de nuestras
policías, el apoyo a las víctimas con la Defensoría de Víctimas, que es uno
de los proyectos que tenemos que sacar adelante prontamente y que ya
está el Congreso Nacional, hasta el trabajo de reinserción social que corte
la cadena del delito y ofrezca otros proyectos de vida, especialmente a los
jóvenes de nuestra patria.

Sabemos que estamos ante desafíos que son nuevos y una criminalidad
que es más compleja, más sofisticada y mucho más violenta. Por eso, para
enfrentarla, como Gobierno y en conjunto con el Congreso, en su
momento, en un acuerdo al que se llegó con el entonces presidente de la
Cámara de Diputados, Vlado Mirosevic y el entonces presidente del
Senado, Juan Antonio Coloma, y que hoy debe continuar con las actuales
mesas, se ha realizado una puesta al día en materia de legislación en
seguridad pública aprobando el mayor número de leyes en esta materia en
las últimas décadas.

Ahora, las leyes no cambian la realidad de un día para otro. Las


instituciones, muchas veces, van un paso más lento que la realidad
cotidiana, pero es importante hacerlo, no hay que dejar de hacerlo.
Estamos fortaleciendo nuestras instituciones para enfrentar con más
firmeza, con más decisión, con más eficacia el delito en todas sus formas.

Igualmente, se ha reforzado el equipamiento para nuestras policías, se ha


mejorado su presupuesto, se ha fortalecido la seguridad portuaria, se han
dispuesto nuevos planes operativos y se han mejorado las capacidades
del Ministerio Público para contar con una persecución penal más efectiva.
Y es gracias a estas acciones y al esfuerzo de todas las instituciones de
nuestro estado de derecho que hemos logrado algo que debiera llamarnos
a mirar con más esperanza el futuro, que es una meta que nos habíamos
puesto como Gobierno: quebrar la tendencia al alza, que venía
ininterrumpida desde hace más de un lustro, la tendencia al alza de los
homicidios en Chile. Como se informó este martes por parte de la Fiscalía,
Carabineros y el Ministerio del Interior, hemos reducido la tasa de
homicidios, pero la que tenemos hoy sigue siendo alta. Por lo tanto, no
podemos conformarnos. Es una buena noticia, pero no hay que bajar los
brazos. Por el contrario, vamos a redoblar el trabajo que hemos hecho
hasta la fecha, ya que ese camino es el camino correcto.

Ahora, creo que es importante hacer una precisión y tomo el ejemplo que
ponía el presidente de la CPC, Ricardo Mewes. Sacar a ese carabinero
que te encontraste realizando una notificación personal en una calle de
Santiago seguramente, es un proyecto que está dentro de lo que ha
presentado y liderado la ministra Tohá, pero sacar ese carabinero de esa
obligación legal implica traspasar ese trabajo a un Juzgado de Policía
Local o a una municipalidad Y eso cuesta dinero, y debe financiarse.

Por eso, cuando proponemos y cuando señalamos que se necesitan más


recursos para seguridad, no lo estamos diciendo al voleo, lo estamos
diciendo porque hemos estudiado el tema, porque lo hemos conversado
con las policías, porque sabemos que es posible mejorar la gestión.
Mejorar la gestión sin lugar a dudas es importante, pero también, y en esto
no hay que ser ingenuos, se necesitan más recursos para seguridad.

Puedo decir con satisfacción, a propósito del debate que hemos tenido
últimos días sobre la colaboración internacional en materia de delincuencia
y el encuentro que se realizó de todos los encargados de Seguridad de
América del Sur en Chile, a propósito del Consenso de Brasilia la semana
pasada o antepasada, que fue liderado por la ministra Tohá y el canciller
Van Klaveren, que, producto de un trabajo coordinado entre Carabineros
de Chile, el Ministerio Público y las policías de Colombia, Ecuador, Bolivia
y Perú, recientemente se pudo capturar a uno de los sospechosos del
cruel e inaceptable asesinato del mayor de Carabineros Emmanuel
Sánchez.

Lo hemos dicho, y esto lo demuestra, estén donde estén, en Chile o en el


exterior, vamos a perseguirlos, encontrarlos, detenerlos y llevarlos ante la
justicia a todos quienes delinquen en nuestra patria y cometen este tipo de
acciones que son inaceptables y que no podemos normalizar ni naturalizar.

También creo que es importante destacar la significativa disminución de


hechos de violencia en la Macrozona Sur. Esto ha sido posible gracias al
fortalecimiento de la seguridad, al trabajo en conjunto con policías y
Fuerzas Armadas, al encarcelamiento y desactivación de bandas
criminales y también, y esto es importante, a la inversión pública realizada
en la región y al diálogo proactivo con comunidades indígenas que, en su
abrumadora mayoría, son pacíficas y de tremendo esfuerzo a través de la
Comisión de la Paz y Entendimiento, que logramos constituir con un
acuerdo transversal de todo el espectro político chileno.

Gracias a todos estos factores hemos logrado las mejores cosechas en


años en la zona, los menores índices de robo de madera y usurpaciones, y
una recuperación sustantiva de la actividad turística en la zona.

A esto tenemos que sumar, y esto también es muy importante y considero


que tiene que ser parte de la esencia de un gobierno progresista y de una
sociedad que se quiere a sí misma, que el combate al delito en todas sus
dimensiones tiene, por una parte, que es tremendamente importante y sin
lo cual está acoge y se cae de la mesa, el mejorar la eficacia en la
persecución del delito fortaleciendo a nuestras policías y adecuando
nuestro sistema legal y también, de manera conjunta, fomentando la
asociatividad, recuperando el tejido social en nuestros barrios,
recuperando los espacios públicos, como ustedes podrán haber visto en
las últimas semanas, con sendos operativos en diferentes sectores de la
capital y en regiones para recuperar espacios que habían sido tomados
por la delincuencia.

Y esos espacios no los podemos dejar vacíos porque no sirve solamente


que esto aparezca en el matinal o en algún noticiero por un día, tenemos
que llenar esos espacios con otras actividades. Tal como lo hemos hecho
cuando hemos eliminado narcomausoleos e instalado plazas para niños,
tenemos que llenar los espacios públicos de cultura, de deporte y de mejor
educación. Y, en eso, el trabajo intersectorial en conjunto con la sociedad
civil, que es rica, que tiene tremendas iniciativas, es fundamental para
construir una sociedad más segura.

Lo he dicho y lo repito, los barrios más organizados son barrios más


seguros; los barrios donde los vecinos se conocen, donde interactúan, son
barrios más seguros. Por eso, el énfasis que hemos puesto en deporte y
en cultura, porque sabemos que esa también es una manera de ofrecer
oportunidades distintas y de mejorar la convivencia en nuestra patria.

Aprovecho la instancia de contarles y lo hicimos público ayer, Chile


nuevamente va a ser sede de un evento de nivel mundial con las
Olimpiadas Mundiales de los Juegos Especiales en el 2027. Esa es una
muy buena noticia. Y, además, aprovecho de contarles que me
comunicaba el ministro ayer el ministro Jaime Pizarro, el “Kaiser” que
también vamos a confirmar el Mundial de Ciclismo en nuestra patria que
tenía otro lugar de realización y finalmente se decidió que se va a realizar
en nuestro país. En los próximos años en nuestro país vamos a tener 4
mega eventos deportivos. Y ese espíritu que sucedió en los
Panamericanos y Parapanamericanos, donde hubo una suerte de
paréntesis, donde hubo unidad nacional, donde todos nos enamoramos de
Fiu, donde sentimos orgullo por nuestros deportistas es algo que podemos
seguir replicando y ese ambiente, ese ánimo sea contagioso.

En definitiva, estamos avanzando y perseverando, pero aquí no hay


espacio para la autocomplacencia en materia de seguridad. Vamos a
seguir bregando firmes en conjunto con las policías, con las Fuerzas
Armadas, con la Fiscalía, con todas las instituciones del Estado y la
sociedad civil para poder garantizar la seguridad de los habitantes de
nuestra patria.

Estimados y estimadas, nuestro país, en definitiva, puede y debe crecer


más, y los frutos de ese crecimiento pueden y deben distribuirse mejor
para que lleguen efectivamente a los hogares de las familias chilenas. Por
eso, nuestra insistencia en avanzar hacia un Pacto Fiscal
omnicomprensivo, integral y, por cierto, en la Reforma de Pensiones. No es
majadería, es convicción; no es ideologismo, como se nos acusa, es
realismo porque, tal como no hay crecimiento sin estabilidad de inversión,
no hay estabilidad sin cohesión social y seguridad en todos los planos.
Certezas para invertir, certezas para vivir es lo que necesitamos todos en
nuestra patria.

Así lo hicimos, y me parece que es el ejemplo más prístino, con el Royalty


Minero donde, luego de arduas negociaciones, alcanzamos un acuerdo
que no fue fácil, pero lo alcanzamos. Y gracias a ello, hace un par de
semanas transferimos más de $93 mil millones a 307 comunas de nuestro
país para que éstas puedan hacer frente, con recursos frescos, a las
urgencias, desafíos y sueños de cada territorio. Lo que significa esto para
una comuna como Huara, como Tierra Amarilla, como Colchane o
comunas del sur de nuestro país como Laguna Blanca o Timaukel es
tremendamente relevante, les cambia la vida a los habitantes de esos
lugares.

¿Por haber logrado ese acuerdo disminuyó la inversión en minería? No. Al


contrario, aumentó la inversión en minería porque hubo certidumbre de
largo plazo que sabemos es lo que necesitan los inversionistas para poder
invertir con tranquilidad. ¿Por qué —me pregunto— no seríamos capaces
de emular lo que logramos en minería con el Pacto Fiscal generando, así,
los recursos para aumentar la PGU, invertir aún más en seguridad o
disminuir las listas de espera que agobian a tantos compatriotas? ¿Por qué
no seríamos capaces, todos cediendo y con evidencia técnica, de sacar
adelante una reforma que mejore las pensiones actuales y futuras de
nuestra patria?

Desde el Gobierno, lo digo muy responsablemente, tenemos la disposición


de cerrar cuanto antes estos temas dando certezas a las familias y al
mundo empresarial e invito a la oposición a que, de lograrlo, sea un triunfo
conjunto donde no busquemos solamente que uno se saque la foto y que
uno lo atribuya como propio, que sea un triunfo de todos del cual nuestros
compatriotas se sientan orgullosos. Que se vuelva a sentir orgullo por el
oficio de la política porque somos capaces de ponernos de acuerdo,
poniendo en el centro a nuestro pueblo, a nuestra gente, los intereses de
los ciudadanos y ciudadanas, de las grandes mayorías de nuestra patria
por sobre los intereses particulares.

Soy consciente de que algunas de las palabras que he pronunciado esta


mañana pudieran molestar algunos, espero que sean los menos, y será,
quizás, porque compartimos con muchos empresarios y empresarias
innovadores un mismo espíritu rebelde y aventurero porque, como les dije,
siento real interés y, en muchos casos, admiración por el espíritu innovador
empresarial. Me atrae y aprendo de la audacia de quienes se lanzan a
explorar un mundo nuevo, me gusta el arrojo de enfrentar grandes
proyectos que por su naturaleza implican riesgos e incertidumbres; aprecio
profundamente a quienes hacen apuestas audaces sin temer al fracaso y
aferrándose al rumbo antes que al destino y con esto logran, a veces,
resultados que cambian las sociedades para bien, como tenemos tantos
ejemplos en nuestra patria.

Son tiempos difíciles, lo sabemos, son tiempos difíciles para navegar, pero
también sabemos que un mar en calma nunca hizo un marinero experto.

La etapa que se abre para Chile requiere de este espíritu innovador del
cual esta sala está llena. Personalmente, he tratado de responder a este
espíritu desde el campo de la política. Confío en que ustedes seguirán
haciendo lo mismo desde el mundo de la empresa y sé, por experiencia
propia, que la innovación lleva a que, a veces, uno no siempre sea bien
comprendido en el corto plazo, pero estoy seguro que vale la pena y no me
cabe ninguna duda que en ese camino y con ese espíritu vamos a poder
encontrarnos y jugar no como adversarios, sino como una selección
nacional.

Muchísimas gracias.

*****

Santiago, 25 de abril de 2024

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