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Libro Ricardo Rojas (De La Guardia 1967)
Libro Ricardo Rojas (De La Guardia 1967)
-bl
COLECCION LETRAS DEL PLATA
Vilarino, Idea:
LAS LETRAS DE TANGO
Carriego, Evaristo:
POESIAS COMPLETAS
~
De la Guardia, Alfredo:
RICARDO ROJAS
a
se
RICARDO ROJAS
ALFREDO DE LA GUARDIA
Se,
a ae aed
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RICARDO ROJAS
1882-1957
EDITORIAL SCHAPIRE S. R. L.
RIVADAVIA 1255 BUENOS AIRES
a ee :
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8 ALFREDO DE LA GUARDIA
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Primera entrevista
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| Lecturas
Iniciacioén
Arquetipo
—jNuritay!
—¢Me quieres?
—Si, viditay, si...
Homenajes
~™“S
Ricardo Rojas,
Justo es que ya
Feliz recojas
Las rosas rojas,
Las frescas hojas
Que el lauro da.
©)ke: kon ot-ankw'ng! 10, “epe) (6. 6) el eam e
Amigo nuestro,
Sabio y maestro,
Deja que mi estro
Te alabe aqui.
Y sin congojas,
Ni paradojas,
Ni musas cojas,
Ni nada asi;
jMas rosas rojas!
jMas frescas hojas!
Ricardo Rojas,
Brindo por ti.
RICARDO ROJAS Sil
Sacrificio civil
No tardaria en convulsionarse la Republica. Al retornar
Hipdlito Yrigoyen al poder la estabilidad constitucional fue
amenazada casi hora por hora. Por todas partes se percibia
39 ALFREDO DE LA GUARDIA
7 Prélogo a Cervantes.
8 “Tas Olas” - La Victoria del Hombre.
34 ALFREDO DE LA GUARDIA
Estreno de “Ollantay”
Bajo la tirania
Ultima entrevista
Y un silencio secular
se encierra tras los canceles
no tuve patria sino como ilusién para el futuro”. Y agrega: “No se resig-
naba a la sima engafiosa en que habia caido su pueblo”.
12 Tercetos LVIII y LIX.
RICARDO ROJAS 43
LA POESiA LIRICA
POEMAS VARIOS
15 “T.a Quimera.
16 E] propio Rojas la tomaba como lema: ‘Les peubles trouveront de
nouveaux équilibres; / Oui, l’aube nait, demain les &mes seront libres”.
50 ALFREDO DE LA GUARDIA
Lie Sllaselya’”.
18 “Tas tinieblas’’,
RICARDO ROJAS 51
Poesia comprometida
19 “Fl Monje”.
52 ALFREDO DE LA GUARDIA
em : ,
mir”; escucha “la voz interior que nos levanta”, estalla en la
Justa rebelién:
28 “Fil laurel”’.
56 ALFREDO DE LA GUARDIA
La critica
60 ALFREDO DE LA GUARDIA
Pero las penas y las miserias del hombre pueden ser supe-
radas por la voluntad, la esperanza, el ensuefio, el ideal. Este
nuevo Sisifo —Rojas anticipa aqui la idea de Albert Camus—
ascendera en su caverna, sin desmayar en su eviterna tarea de
ascension. La lucha, que parece inutil, tendra sus resultados
mediatos.
iManana sera tarde! Y a sus greyes,
rotos los yugos y los tronos falsos,
no podrdan detenerlas ni las leyes,
ni las tropas, ni Dios, ni los cadalsos. . .?4
todas las hijas de Febo las que descienden para que el poeta las
cante, “por la falda del Parnaso y el flanco del Helicén”. Talia
ensefia al poeta la risa; Melpémene, el rugido; Terpsicore, el
paso gracioso y facil; Urania, el mirifico arrobo; Polymnia,
el amor, el dolor y el ensuefio; Caliope, la elocuencia; Clyo,
la ciencia; Futerpe, a tocar la flauta:
35 Ibid.
64 ALFREDO DE LA GUARDIA
En pleno modernismo
43 “Toast”.
,
68 Pa ALFREDO DE LA GUARDIA
Otros poemas
Lirio de martirio,
ola, barcarola,
iris, orla de ola,
blancura de lirio.*7
Algarrobal de mi tierra,
crespo de vainas doradas,
a cuya placida sombra
paso cantando mi infancia...
| Tres odas
“El Albatros”
LOS ENS
AY 0's
EDIFICACION DE LA NACIONALIDAD
Forja de patria
RICARDO ROJAS 87
Heraldica argentina
58 Pag. 226.
RICARDO ROJAS O41
La Argentinidad
La Estética
8 Pag. 93.
69 Pag. 248.
WUGAR DO: ROSAS 99
Alegorias
70 Pag. 259,
71 Pags. 74, 144, 261.
100 ALFREDO DE LA GUARDIA
73 Pag. 268,
102 ALFREDO DE LA GUARDIA
74 Pag. 262.
Ri GARDO UR OAS 103
La Plastica
75 Pag. 203.
104 ALFREDO DE LA GUARDIA
76 Pag. 211.
77 Pags. 19, 20.
106 ALFREDO DE LA GUARDIA
81 Pag. 208.
110 ALFREDO DE LA GUARDIA
En el reino de la fantasia...
Significado de la Obra
Trayectoria critica
Intrahistoria nacional
Literatura gauchesca
Rojas empezo su Historia con el estudio de Los Gau-
chescos, sin duda para demostrar a los escépticos que si exis-
tia una literatura argentina. De haber principiado con Los
Coloniales habria encontrado mayor resistencia para su cate-
dra y su obra. Aun asi, la inclusion de la poesia nativa anénima
en el libro desperto recelos 0 censuras. Rojas extendié minucio-
samente su exploracién y sus descubrimientos y expuso con
elocuencia la importancia de este comienzo lirico y popular y
su influjo en la posterior escuela payadoresca. Estas canciones
rudimentarias pasaron de los temas sentimentales a los patrid-
ticos, de la prenda amada a la amada libertad. “Un estremeci
miento nuevo recorria las fibras del alma nativa, comunican-
dose a sus guitarras y voces, como en un cordaje unisono.
Multiplicabanse los himnos, las glosas, las letrillas, acusandose
en todas ellas la procedencia popular, ya viniesen del campo
o de las ciudades.” Rojas apunta sus origenes en los romances
espafioles del medioevo, impregnados del espiritu autéctono.
Por esa via llega a su estudio de Bartolomé Hidalgo, que
esta entre las paginas mas importantes de la obra, sefialandolo
como precursor, pero no creador de la poesia gauchesca, Y otro
tanto diremos de Juan Godoy y su posible insercion en la
leyenda de Santos Vega. El estudio de La cautiva como poema
gauchesco es otra pagina importante de esta primera parte
de la Historia. “La gloria de Echeverria —dice al respecto—
consiste, no solo en haber creado esta corriente [el americanis-
mo, segin Juan Maria Gutiérrez], mas progresiva, fecunda y
universal que la otra, sino en ser el primer poeta que com-
pusiera un poema con argumento pampeano en verso culto.”
En La Cautiva aparecen por primera vez los indios en la
Alarde de erudicién
Los Coloniales representa una labor especialmente eru-
dita. Rojas estudia ahi, como sabemos, los fundamentos hispano-
americanos de nuestra cultura, los niicleos que se formaron, el
ambiente en que respiraron las poblaciones de la Colonia y del
Virreinato, las prolongaciones del Santo Oficio en el Plata, la
introduccion de la imprenta. Abarca lo historico y lo cientifico,
desde Centenera y Diaz de Guzman hasta Azara, pasando por
los tratados diversos de los jesuitas. E] autor maneja una biblio-
grafia numerosisima, que le sirve como guia pero no introduce
aspectos personales en esa vision tan dilatada y, a veces, enfa-
dosa por su acumulacién y aridez. Destacanse de esas nume-
rosas paginas los estudios dedicados a Luis de Tejeda, a Manuel
José de Labardén y a Juan Cruz Varela, a quien incluye en
el colonialismo por su estética seudoclasica.
El capitulo dedicado a Tejeda importa un descubrimiento.
Con el poeta como protagonista se esboza la evolucién de la
vida colonial espafiola en vida americana, la conciencia de una
nueva sociedad y acaso de una patria naciente. Rojas hallo el
cédice de El peregrino en Babilonia, que edit6 en 1916, y
caracteriza a su autor como un hombre de existencia intensa-
mente psicolégica y dramatica, apasionado y mistico, tipo fre-
cuente en los poetas hispanos de la época y que se reproduce
en la Cérdoba argentina del siglo xv11, Galan apuesto, marcial
y sentimental, Tejeda es, sin duda, una de las figuras mas
interesantes de la Colonia y el primer poeta nacido en el Plata.
Es una “personificacién de aquella sociedad militar y teocra-
126 ALFREDO DE LA GUARDIA
Letras y Politica
Literatura moderna j
Propia creacion
Examen espiritual
96 Pg. 171.
97 “Deberia haber nacido mulato, para que los hombres de los dos
colores tuvieran igualdad en la libertad 0, por lo menos, en la salvacién”,
proclama Byron en su defensa de los negros. Don Juan, nota en
Canto XV, est. XVI.
146 ALFREDO DE LA GUARDIA
Anticipaciones
RIG
AR DOF R OAS 151
El Onaisin
Vengamos, ahora, a la relacién de la mitologia y la pre-
historia del Archipiélago.
En un tiempo fue el fabuloso Onaisin. En los confines
del orbe, bajo los mantos de la nieve eterna y sobre las ho-
gueras constantes, entre las cumbres rispidas que parecen to-
car un firmamento de hielo y las aguas platinadas en perma-
nente revuelta, se extendia esta tierra del fuego y del frio.
La cubria el misterio de lo que esta mas alla de las medidas
del hombre y entra en la zona de su imaginacién y sus enso-
faciones. Podria ser —digamos— un infierno frigido, como
el del circulo postrero a que descendid el Dante, o un paraiso
donde el suelo y el cielo se confunden sin realidad como en Ila
isla suprema de Konik-Scion, frontera de la vida y la muerte.
Los indios —-por una parte, los onas; por otra, los ya-
ganes— urdieron alla, ante los fendmenos naturales, su reli-
gion, su mitologia, opulenta y decorativa como todas las de los
REG
AR DIO “RO
ad A'S 153
Poesia y Geopolitica
Reivindicacion de Esparia
La Tragedia Hispana
Pero detengdmonos especialmente, por todo cuanto sig-
nifica en la obra de Rojas, en el Retablo Espafiol, escrito
durante la guerra civil y que es un alto tributo de su admira-
cion y su dolor por Espafia.
“Acaso sea la afliccion de la actual tragedia —dice el
autor en la Explicacién preliminar— lo que ha avivado mis
recuerdos, moviéndome a escribirlos el contraste de aquellos
dias con los de hoy, y la propia necesidad de entender lo que
alla ocurre... Estas paginas mias nacen de un viejo amor,
hoy dolorido. No arrojo un lefio mas a la hoguera; levanto
una lampara de estudio para iluminar lo que el sectarismo
y la frivolidad no pueden comprender por si solos”.
REG
AR DOF ROW ACS 165
Raiz Ibérica
Estado y pueblo
111 Pags. 22, 34, 37, 258, 22, 34, 27, 257.
170 ALFREDO DE LA GUARDIA
La lengua castellana
Comunidad hispano-argentina
Cervantes, poeta
La ONU y la UCR
Hay algo mas que una revision de la politica internacional
de Hipdlito Yrigoyen en este ensayo. Diriamos que a esta altu-
ra de los acontecimientos (1951), Rojas examina en el capitulo
“Reflexiones actuales” el estado de cosas en el pais y en el
mundo relacionado con aquella materia. Analiza la Carta de
las Naciones Unidas y puntualiza sus coincidencias con las
instrucciones de Yrigoyen a la representacién argentina en
Ginebra, en 1920, y en el discurso pronunciado por el Primer
Mandatario en el banquete ofrecido al presidente Hoover, en
1928. Basado en esos principios, entiende que la politica inter-
nacional de la Unidn Civica Radical debe ser dictada por un
concepto democratico, enfrentado a la posicién del Gobierno
nacional de esa época, contrario a los derechos del hombre.
Habia que pugnar porque el pais estuviese de acuerdo con la
Carta y el Acta de Chapultepec.
También analiza el autor el Pacto de Rio de Janeiro, de
1947, que entrafia un compromiso integral de las naciones
americanas, de ningun modo distante de la orientacion de las
Naciones Unidas. A este respecto observa las circunstancias
que imperan en nuestra America, y sefiala que las protestas
“por la tirania rusa y el trabajo esclavizado en el régimen de
los Soviets” debieran unirse a otras protestas por que “en
América existen, de hecho, diferencias de raza y que gran parte
de los ciudadanos se ven privados de los llamados Derechos del
Hombre, como ocurre bajo los gobiernos totalitarios o despo-
ticos’”’.1!® Pero esta imparcialidad no tiende a establecer una
tercera posicion, “en primer lugar —dice—, porque nadie po-
dra definir lealmente las otras dos, y porque la crisis se perfila
con realidades implacables que obligan a tomar partido”.
La situaci6n mundial ha cambiado y “por primera vez
flamea la bandera de la ONU, que acoge a mas de cincuenta
naciones”. “Ante esas definiciones, la Republica Argentina,
como parte del Nuevo Mundo, debe comprender que esta na-
ciendo un mundo nuevo en la historia humana y en la geo-
eee
ae fad ene
* he on
ee
paces ae
“EL SANTO DE LA ESPADA”
“Los Arquetipos”
El Predestinado
La Masoneria
Libertad y despotismo
El estoico
Sendero de soledad
Sarmiento, presente
Las profecias
El caracter profético de Domingo F. Sarmiento aparece
bien expresado en la biografia, justificando su titulo, “Dioni-
siaco y apolineo”, Sarmiento ofrecia la potencia vital, apeten-
cia de todas las funciones que el hombre puede tener en el
mundo, y, asimismo, el equilibrio —aunque no se crea— que
determina el estudio y la reflexion. Sin esta sindéresis no hu-
biera podido realizar su grande y polifacética obra. Como bien
lo dice Rojas, era “un titan y un pedagogo”. Todo lo cumplid
a fuerza de coraje y de cultura. “Los hombres que como Vd.
y yo —le escribia a Bartolito Mitre— no tenemos titulos de
suficiencia, estamos condenados a imponernos por nuestros
propios punios”. Con ese poder genial y voluntarioso vencié a
la aristocracia con olor a bosta” y consiguié “‘quebrar la arro-
gancia de los doctores’”, segiin sus mismas frases. “Alma de
alud”, “alma de apdstol”, dice de la suya Rojas en La Victoria
del Hombre.
_ Profeta de la Pampa, visionario de un Canaan de la inte-
ligencia, declamé sus trenos sin importarle predicar en el de-
sierto, seguro de que algun dia se poblaria de hombres cons-
cientes, de escuelas y granjas, de talleres y bibliotecas. En su
profecia dijo con clarividencia:
“Todos los grandes raudales que desembocan en el Plata
se presentaron a mis ojos como ondulosas lineas de esmalte,
RICARDO ROJAS 207
El Arte y el Hombre
Riqueza formal
Confusiones. . .
134 Hist. de la Lit. Arg. “Los Gauchescos”, 2° ed., pags. 846, 852, 867.
135 Mucho se escribié al respecto: Américo Castro, Amado Alonso, etc.
136 Ver Revista de la Universidad de Buenos Aires, aiio 3, n° IU,
pags. 425 y 429,
RICARDO ROJAS 919
Juicios diversos
“Kl floripondio”’
Error garrafal
147 EK] doctor José A. Oria publicé un trabajo titulado “La polémica de
Menéndez Pelayo con Groussac sobre el Quijote de Avellaneda”, en que
expuso con detalle esa controversia y donde figuran los ataques del escritor
francés al maestro espafiol y a toda la cultura de Espaiia.
994: ALFREDO DE LA GUARDIA
Arte y lenguaje
Vocacion dramatica
La escena hispana
Sin que se vea bien por qué, Pedro Martir abandona la casa
en busca de libertad y cuando a ella vuelve como un mendigo,
encuentra a Alma convertida en piedra’’. El escultor se pros-
terna ante su hija petrificada, y exclama al concluir la obra:
pero hay algo mas en ese aparente juego del ingenioso dialogo”.
Todavia quedan algunas frases de Rojas respecto a autores
espafioles modernos como las relativas a Don Ramon del Valle-
Inclan. “Por aquel tiempo empezaba a mirar hacia el teatro
y sentia la seduccién del arte escénico”, y nombra a Can-
cién de Abril, estrenada en Buenos Aires en 1910, y Voces
de gesta. Curioso que al escribir el Retablo, el afio 38, igno-
rase los Esperpentos, que tanto renovaban la dramatica espa-
nola.
Mas no podemos terminar estos comentarios, que ayuda-
ran a fijar la perspectiva del teatro de Ricardo Rojas, sin repro-
ducir su concepto general acerca de la-dramaturgia de Espafia,
en una dilatada visién aunque apretada sintesis. Rojas senala
la condicién é€pica, la estética realista y la calidad humana de
ese teatro, y después su libertad de concepcién y de técnica.
“E] teatro espafiol es el primero de Europa que rompe las
nornias clasicas para convertirse en™una creacién nacional de
asuntos populares y formas nuevas. Espafia es el pais que pro-
duce el fendmeno de Lope, sin semejanza por su fecundidad
en ninguna literatura antigua o moderna. Espafia es el pais
que escenifica todos los argumentos, sin excluir los teoldgicos
en los autos sacramentales, refundiendo en un solo espectaculo
el misterio de la Eucaristia y los bailes del folklore. Basta enun-
ciar estos tres hechos evidentes para comprobar que estamos
en presencia de otra modalidad tipica del alma ibérica. Su
antigiiedad, originalidad, fertilidad hacen del drama espafiol
uno de los mas raros fenédmenos en la historia de las culturas’”’.
Lo compara, luego, al teatro helénico, y agrega: “El teatro
espanol, en cambio, no tiene canones; se renueva continua-
mente en plena libertad; nace del pueblo y para e! pueblo;
asimila todo lo que puede servirle para su representacién;
ningun asunto ni forma le estan vedados. Lope, figura mAaxi-
ma, crea en la libertad de su ingenio y pone bajo liave los
preceptos”’.
Va delineando Rojas el proceso evolutivo de la literatura
dramatica hispana y marcando los distintos géneros que la
componen; las surgentes tan diversas de su inspiracion, desde
la Teologia a la mds neta realidad; las expresiones orales en
que el octosilabo coincide con el habla popular, sin excluir el
culteranismo y las audacias ritmicas; la reciedumbre de los
RICARDO ROJAS 241
El “Siripo”
Los romanticos
Teatro gauchesco
Los origenes
Olvidos e intereses.. .
Martin Coronado
con todos los medios a su alcance, a los que han querido dar
formas practicas a la idea, ofreciendo su cooperacion a las
empresas de teatros, y dando a la escena tres dramas de sus
miembros, en el espacio de un afio”. Refiérese, ademas, a la
ayuda personal para que se formaran compajfiias nacionales,
aun cuando en esa época fueron los actores espafioles radica-
dos en el pais quienes estrenaron sus piezas. Anota, asi, di-
versos dramas, desde La rosa blanca hasta Justicias de
antafio, ‘con la cual se cierra en 1897 la primera época de
la produccién teatral de Coronado, en la que predomina la
declamacion lirica sobre la habilidad teatral, y la tradicién
espafiola sobre la concepcién americana”. Y torna Rojas a La
piedra de escandalo para hacer su elogio, especialmente por-
gue en ella “hizo su aparicion triunfal un nuevo tipo, el gau-
cho semiurbanizado por la bombacha en lugar de chiripa y
la-tarea agricola en vez de la aventura policial”. Reconoce,
sin embargo, que “en la trama y los didalogos persiste la tra-
dicién del teatro clasico castellano, o del mas moderno de Zo-
rrilla y Echegaray (influencias de las que nunca se libro Co-
ronado totalmente)”, pero con todo entiende que “esa obra
afirma la emancipacion del teatro nacional”. Con la citacion
reiterada del repertorio de Martin Coronado, Rojas vuelve a
citar la cifra de 500 representaciones de La piedra de escan-
dalo (Pags. 870 y 876) —lo que parece obsesivo; acaso para
contrarrestar el éxito popular de Juan Moreira— y con-
cluye manifestando que fueron compuestas “casi todas en
verso, Casi todas romanticas, casi todas cuidadosas del idioma
espaol, cuando ya el realismo dialectal se habia apoderado
de nuestros escenarios en complicidad con un publico cada
vez mas heterdclito y tolerante”’.
Para nosotros, Ricardo Rojas comete aqui tres errores.
Fn primer lugar no se detiene ante la obra mas valiosa de
Coronado, El sargento Palma, que parece desconocer, cuando
es precisamente la mas auténticamente criolla, la de fabula
mas interesante, la de personajes mejor caracterizados y defi-
nidos. En segundo término, el teatro de Coronado no es roman-
tico, sino posromantico, y en rigor de estética no puede con-
fundirse la escuela propiamente dicha —a la que pertenece
Marmol— con su secuela ya deformada, heterogénea y des-
vaida —a la que pertenece Coronado. Pero es que Rojas ha
RLIGARDO “ROwD-AS 263
La comedia
Otras labores
~ ~
Acerca del interés demostrado por Ricardo Rojas hacia el
teatro es preciso sefialar la serie de ediciones o reediciones
llevadas a cabo con su direccion por el Instituto de Literatura
Argentina, de la Facultad de Filosofia y Letras, labor impres-
cindible y tan estimulante para el estudio de la dramaturgia
nacional. También dirigid y prologé una edicién de las dos
tragedias de Juan Cruz Varela en 1915, que habian sido pu-
blicadas por primera vez el afio 79, juntas a la produccién li-
rica. En aquel estudio adelanta Rojas los conceptos que luego
reiterara en la Historia, especialmente con referencia al
seudoclasicismo, también anotados, al pasar, en el Retablo
Espanol.
Ese interés del critico por la dramaturgia se advierte en
el curso de toda su obra. En Eurindia, por ejemplo, los co-
mentarios teatrales son frecuentes, Alli apunta cdmo “Labar-
den se ajusta a la retérica seudo clasica en su Siripo y presen-
ta a Varela como “fruto tardio y solitario de la cultura colo-
nial”, imitador de Alfieri. Asimismo, recuerda el indianismo
del mismo Labardén y de Manuel Belgrano en Molina, y
el gauchismo de Francisco Fernandez en Solané. La aficién
teatral de Sarmiento es anotada mucho antes de escribir El
Profeta de la Pampa, tanto en sus criticas redactadas en Chi-
158 Pdgs. 916, 917.
RICARDO ROJAS 267
Inspiracion tragica
La tradicién escénica
del antiguo milagro, que sdlo a pocos pueblos les fue concedido.
Signo de alto destino y de espiritual seleccién es para nuestro
pueblo el haber creado, antes que otro alguno de América, un
drama nacional, con hondas raices en, la tradicién y sensibili-
dad colectivas”.1°7 Agrega Rojas que ese teatro crecié sin el
favor del Estado ni de las clases altas de la sociedad, y se afian-
z6 con los aportes folkloricos, y la poesia gauchesca. Refiérese
a la‘ ‘formacion lirica” y a la “‘formacién épica’, afiadiendo
que su “evolucién ha de continuar hacia formas de universa-
lidad y de belleza”, cosa que no duda *‘al ver sus rapidos pro-
gresos en menos de veinticinco afios”. Por ultimo, en lo que
a esto respecta, sugiere que los futuros dramaturgos digan de
manera superior lo que apuntaron los primitivos autores.
El historiador pecéd de optimista, como otras veces. Hoy
es necesario insistir continuamente acerca de la trayectoria de
nuestra dramaturgia para que la tradiqin teatral no sea borra-
da por juicios empedernidos o por ignorancia casi absoluta,
cuando no por opiniones pedantescas. Respétase una tradicion,
por ejemplo, en pintura, y nadie niega el valor de los artistas
iniciales de nuestras artes plasticas. En el teatro, no, La vanidad
de cada uno arrasa con lo ajeno. Nada existe, nada vale, sino
lo propio, lo de hoy y lo de aqui...
En Francia, y no solo en la Comédie Francaise, reponese
constantemente el repertorio. Ya no se trata del terceto clasico
indiscutible: Corneille, Racine y Moliére, que estan por encima
del tiempo y de los gustos; tratase de Victor Hugo, de Dumas
(hijo), de Augier, de Becque, de Rostand —para citar algunos
nombres—, cuyas obras son representadas como exponentes
de una época, una estética, una técnica, como documentos
historicos, artisticos y sociales. La critica vuelve a comentar
esas obras dentro de los limites que correspondieron a cada
una, sin menosprecio, sin compararlas a Sartre o a lonesco;
el publico acude a aplaudirlas sin reirse de las inverosimili-
tudes de Hernani, los sentimentalismos de La Dame aux Ca-
meélias, las ingenuidades de Le genre de M. Poirier, las cru-
dezas de Les Corbeauz las fanfarronerias de Cyrano de Ber-
gerac. A ningun director se le ocurre modificar esas obras,
para adaptarlas al gusto actual. Forman la tradicién del teatro
167 Pag. 900, 901.
RICARDO ROJAS Diy
Tetralogia
La Conquista
Catalina de Enciso
La composicion
Sefiora, en el campamento
Como voz que trae el viento,
La voz de pronto cundio...
No sé decir quien os vio; '
Pero os hacian reproche
De traicién aquella noche;
Y el motin nos arrastro...
Simbolo y verso
Teatro poético
Asunto dramatico
Recordemos la fabula de La Casa Colonial. La accién
transcurre en los afios 1812 y 1813. El acto primero se abre
sobre el salén de un acaudalado comerciante espafiol de Bue-
nos Aires. Don Anselmo Aranda, que ha hecho fortuna como
RICARDO ROJAS 295
Juego alegorico
No ha de doblegarse ahora
renegando su grandeza;
no ha de bajar la cabeza
su orgullo de vencedora.. .
Declinacion técnica
América primigenia
Un drama en quichua
Chicallata phuticuychis:
Samariychisha samipi.
Nam huarmiyqui maquiyquipi
Cusi llafia causa cuychis.
Temas y fabulas
Planos superpuestos
Norma estética
Himantinta tapukuspa
Yanallay maypitac kanki! a
Nispan, mitkan ranki-ranki
Nispan wanum ullpuycuspa!
En la traduccion:
Concepcion y técnica
Origen literario
Curso de la leyenda
La ciudad de Babilonia,
aquella confusa patria,
encanto de mis séntidos,
laberinto de mi alma...
Argumento
Misticismo y psicologia
A la luz de mi estrella,
He cabalgado siempre sin perderme en la noche.
Y subraya su misién:
Una mujer
De belleza tan singular,
Que en su rostro parece alumbrar
La candida estrella del atardecer.
Presa del mas absurdo desvario
Crei que fuese vision ilusoria,
|
Y la Hechicera responde:
183 Lope de Vega: “Todos somos locos / los unos de los otros,
348 ALFREDO DE LA GUARDIA
Teatro es el mundo,
Dijo aquel poeta
Que vio en lo profundo
Del antro humano, la ‘verdad secreta.
Fe en el espiritu
FE] Peregrino:
El modo técnico
Versificacién diversa
Fantasmagorias
De todos los dias;
Incubos potentes,
Sucubos ardientes;
Signos ilusorios
De viejos grimorios;
Magicos espejos
RICARDO ROJAS 357
De filtros aniejos;
Claros astrolabios
De magos y sabios; —
Todo su secreto
Guardase en el prieto
Beso de unos labios...
—Y venga el Mandinga
Que todo lo pringa...
De olor a catinga
El aire se pringa
Y el Diablo respinga:
Le gusta ese olor.
Figura y caracter
Un indio mataco
Flojo, fiero y flaco,
Tuvo la ilusion
De volver al Chaco
Y ser un bellaco
Jefe de malon.
Lanza hizo de un faco
Por darme un atraco,
Y al primer envion
Lo aplast6é mi taco
Y al pobre mataco
Lo mandé al cajén.
¢Queria tabaco? ,
¢Buscaba chipaco?
Le di su racion,
Y envuelto en su opaco
Poncho calamaco
Ya esta en su rincén.
Esperanza en la juventud
Fe en la nueva generacion
190 [bid.
370 ALFREDO DE LA GUARDIA
Ataques injustos
Socialismo y anarquismo
Liberal y Progresista
El ideal de Mayo
Argentino tradicional
~
Peligros de Babel
Fatalidad historica
El pais estaba ante una fatalidad historica. Permanecia
desierto 0 se abria a la inmigracion. Aun cuando la maxima
de Alberdi, “gobernar es poblar” no fuera tomada al pie de la
letra, y segin el mismo Rojas cabia realizar ciertas discrimi-
naciones en ella en cuanto a la seleccién y en cuanto a la dis-
tribucién, lo cierto es que la afluencia inmigratoria habia de
producir transformaciones ingentes,
Individualidades y colectividad
Escritor profesional ~
La posicion filosdfica
nador situado mds alld del Bien y del Mal, sino del represen-
tante de la sabiduria y de la comprensién del mundo y de los
hombres. Los elegidos deberdn serlo por la inteligencia y la
masa 0 el rebafio no debera ser motivo de desprecio, sino de
redencién. De Nietzsche —tan influyente en los afios de juven-
tud del autor argentino— proviene, también, esa preferencia
por el tono profético muy caracteristico en Rojas; este acento
tiene, ademas, muy audibles ecos biblicos. En fin, no admitira
ningun afan destructor, Antes bien, él desea construir sobre
las bases tradicionales y se precia de conservarlas sin adherirse
a la idea del retorno. En todo esto apartase totalmente del fild-
sofo aleman. as
Ricardo Rojas es un idealista —-concepto reiterado— en
toda su creacion. Idealista de las ideas y, asimismo, idealista de
los ideales, segin su pensamiento se proyecte hacia uno u otro
orden-de cosas. Para él es primordial su pensamiento —de
inclinacién muy subjetiva—, y partede ese pensamiento para
formarse una visién de todos los problemas que trata, sean
filosdficos 0 sociolégicos, étnicos, histdéricos, politicos, etc. Ahi
la linea platénica podria extenderse hacia Descartes, Kant y
Hegel. Pero Ricardo Rojas no aborddé nunca directamente las
cuestiones de la filosofia pura. No puede, asi, determinarse con
nitidez una afiliacién a sistemas o escuelas. Sus ideas se apro-
ximan a éstas 0 aquellos con flexibilidad y vaguedad. Su idea-
lismo casi absoluto se advierte en que tiende a configurarse
las cosas de acuerdo con su modo de concebir el mundo y la
vida, como una proyeccién del propio ser 0 bien como una
absorcion en su propio ser de la vida y del mundo.
Dentro de esta manera suya, es muy natural que Rojas
se expresara Casi constantemente por medio de simbolos. Esto
le fue reprochado con frecuencia en un tiempo en que la critica
literaria permanecia presa de los principios y las pautas rea-
listas. Los enfoques de aquellos comentaristas surgidos del
positivismo —y con una alta dosis de escepticismo demasiado
terre a terre— no quisieron o no pudieron admitir la aficién
mitolégica del autor de Eurindia... Hoy esa postura critica
ha caducado, ciertamente. Los positivistas, los realistas, los
escépticos son gente del pasado. Otra filosofia, otra estética,
otros modos de comprender la existencia en todos sus ordenes
han reemplazado a aquellas concepciones,
RICARDO ROJAS 409
Simbolismo y mitologia
Simbolos, emblemas, alegorias, surgen de esta posicion.
En principio, Rojas recordaria la mitologia de Platon en sus
Didlogos especialmente, en Timeo, Fedro, Critias, y también
la de Aristételes en su Politica, por ejemplo. No olvidemos
que la humanidad, desde que la mente y la conciencia
permitieron al hombre expresarse, lo hizo por medio de la
simbologia. Y la interpretacién de los simbolos ha permitido
conocer la vida en la prehistoria. En los ultimos afios se ha
estudiado cientificamente cuanto a los simbolos se refiere.
Investigadores como Julius Schwabe, Reinhard Schubart, Franz
Vonessen, Marius Schneider analizaron el lenguaje de los sim-
bolos desde las manifestaciones mas primitivas hasta la sociedad
actual. La simbologia animal; el motivo del gemelo, que aparece
en la cosmologia como en la arquitectura; la relacién solar-
cordial, etc., etc. —nos extenderiamos demasiado por esta via—,
han sido explicados en libros como El origen del Arte, de
Siegfried Giedion, y en exposiciones ante congresos cientificos.
La proclividad de Ricardo Rojas a exponer sus conceptos por
410 ALFREDO DE LA GUARDIA
Inteligencia y accion
Nuevas ensefianzas
Rojas agregé a sus ensefianzas histéricas y socioldgicas, las
lecciones calolégicas. Su Eurindia, el Silabario de la Decora-
clon Americana, sobre todo la Historia de la Literatura Ar-
gentina estuvieron encaminadas a informar a nuestro pue-
blo sobre cuales deben ser sus ideales estéticos. Un arte, cuales-
quiera que sean sus disciplinas, es la representacién de un espi-
ritu nacional. Y la conservacién y el desenvolvimiento del espi-
ritu nacional produce las expresiones de un arte. Rojas aspiraba
a la fundacion y el desarrollo de un arte argentino, sin ence-
rrarlo en los limites geograficos y etnograficos, abierto a la
cultura universal aunque fiel a sus fuentes y a sus elementos
naturales.
A las orientaciones anteriores afiadié las politicas y socia-
les cuando vio a la patria en una grave crisis. Su afiliacién
a un partido popular, su destierro, son los ejemplos de su con-
ducta ya sefialados. El Radicalismo de mariana es una obra
de reconstruccién del Estado sobre bases de libertad y de jus-
ticia. Significan esos capitulos una guia de reorganizacién y de
avance, digna de tenerse en cuenta en tantos de sus puntos
215 Pag. 402.
ReliCLACR
D/O) RO) THAIS 417
Chicallata phuticuychis:
Samariychisha samipt.
Nam huarmiyqui maquiyquipt
Cusi llafia causa cuychis
Otros hurtos.. .
IV OBRA VARIA. __
BEC richO- AIWASIOIG, os.u9 acodiilacs Soe ee ee 143
Examen espiritual, 143; Anticipaciones, 147.
SORE DICLA GO 6 Set p55 oo)on) cht agSlean hcp MeN 149
Tierra del Fuego, 149; El Onaisin, 152; Poesia y Geopoli-
tica, 156.
438 ALFREDO DE LA GUARDIA
“Elelin” 278
Tetralogia, 278; La Conquista, 279; Catalina de Enciso,
281; Los motivos dramaticos, 283; La composicién, 284;
Simbolo y verso, 289.
“Ollantay” ©.14) wey 0:1D,(oy 920, ie)fa (Om) (vw: olge., 0,0) 6 eomelve! 8 taunts (eneialien «ikl
RICARDO ROJAS 439
APENDICE.
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Una visita a Rojas, 423; Resefia critica de “Ollantay”’,
427; Otros hurtos..., 435.
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