5a. Temas Literatura Siglo XX (PEvAU)
5a. Temas Literatura Siglo XX (PEvAU)
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POETAS DEL 27
Aunque son muchos los poetas, tanto los conocidos como los que no forman parte de la nómina usual
(José María Hinojosa, Rafael Laffón, Alejandro Casona o Pedro Garfias, entre otros), nos centraremos
en los autores del grupo del 27:
- Pedro Salinas refleja la influencia de la “poesía pura” y escribe una poesía intelectual, de
estilo antirretórico, en la que destaca el tema del amor. Después de una primera época de
poesía vanguardista, se consolida como el creador de una original poesía amorosa con La voz
a ti debida y Razón de amor, libros que revelan una relación amorosa esencial y auténtica
entre el “tú” y el “yo”, al margen de las circunstancias sociales. Es un gran crítico literario.
- Jorge Guillén es el autor de Cántico, obra que va publicando y ampliando a lo largo de los
años y que refleja la vida con una actitud optimista y gozosa. Es el máximo representante de
la “poesía pura”. También escribió numerosos ensayos sobre literatura.
- Federico García Lorca publica dos libros fundamentales: Romancero gitano y Poeta en
Nueva York. En el primero funde lo popular y lo moderno y el “gitano” se convierte en símbolo
de una Andalucía mítica. Utiliza símbolos y metáforas muy originales, y sus temas dominantes
son el amor, la frustración y el destino trágico. En Poeta en Nueva York utiliza las técnicas
surrealistas en la poesía española y presenta a la civilización occidental enfrentada a los
valores de lo humano, la naturaleza y la vida.
- Gerardo Diego presenta una versión vanguardista en su libro Manual de espumas; también
escribe poesía tradicional, como en Alondra de verdad, obra en la que el soneto alcanza una
extraordinaria perfección. o Vicente Aleixandre recibió en 1977 el premio Nobel de literatura
con el que quiso reconocer a toda la Generación. El dolor, la angustia y el pensamiento
dominan su etapa surrealista, con su libro La destrucción o el amor. En los años 50 fue un
maestro para los jóvenes poetas con Historia del corazón, obra con la que inaugura una etapa
humanista.
- Dámaso Alonso destacó como profesor y crítico literario, sobre todo en el análisis de la poesía
de Góngora. Como poeta, publicó en la posguerra un libro fundamental: Hijos de la ira.
- Rafael Alberti escribió una amplísima y variada obra poética en su larga vida. De su juventud
destaca Marinero en tierra; de la etapa surrealista, Sobre los ángeles y desde la Guerra Civil,
escribe una poesía muy comprometida con los problemas sociales.
- Luis Cernuda centra su poesía en el choque entre el deseo y la realidad. La soledad, la
nostalgia, el amor imposible, el paso del tiempo y la muerte son temas que se repiten en su
obra en la que destaca Donde habite el olvido. En el exilio, dominará en su obra el tema de la
soledad, mezclado con el tema del desterrado.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura
Tras la guerra civil, el exilio exterior de buena parte de los escritores que sobrevivieron (afines a
la República), el asesinato de Federico García Lorca y el encarcelamiento del joven Miguel
Hernández dejaron apenas sin modelos a las nuevas generaciones poéticas y la producción lírica de
los que se quedan en el llamado exilio interior tuvo que esquivar la fuerte presión de la censura.
MIGUEL HERNÁNDEZ
Así, en primer lugar, merece mención especial una personalidad singular: Miguel Hernández
(1910-1942), que representa el paso de la poesía tradicional a la comprometida políticamente.
Nacido en Orihuela en 1910, participó como soldado junto al ejército republicano durante la guerra
civil y, al acabar, fue encarcelado en diversas ciudades españolas y condenado a muerte. La sentencia
fue conmutada por treinta años de reclusión; pero su vida se vio truncada definitivamente en 1942,
en la cárcel de Alicante, a consecuencia de la tuberculosis. En su producción poética, se han
establecido cuatro etapas:
- Etapa caracterizada por una poesía de tono barroco, que se refleja en Perito en lunas (1934). Son
cuarenta octavas reales de influencia gongorina y vanguardista, llenas de metáforas y símbolos.
- En 1936 publica El rayo que no cesa. El centro vital de la obra es la pasión amorosa hacia la que
sería su mujer, Josefina Manresa, pero una pasión impedida por los convencionalismos de una
moral provinciana: el amor es un "rayo" que se clava en el corazón con trágicos presagios de
muerte. La obra incluye en tercetos encadenados su célebre Elegía a Ramón Sijé, una de las
mejores elegías a la amistad en lengua española.
- Durante la guerra, Miguel Hernández emplea su poesía para luchar por la causa republicana y
escribe Viento del pueblo, obra con la que se suma al romancero de la guerra civil. En esta tercera
etapa también escribe Miguel Hernández El hombre acecha, donde la palabra es todavía símbolo
de resistencia, pero la muerte del hijo y la derrota de la guerra sumen al poeta en la desolación.
- Poesía desnuda y profunda. Las metáforas se han reducido sensiblemente en busca de una
expresión directa y esencial. Son los poemas, escritos la mayoría en la cárcel, que se recogen en
Cancionero y Romancero de ausencias (1938-1941): el poeta se duele de la ausencia de los suyos
y escribe intensos poemas de amor a su mujer; también recuerda una guerra que sólo ha
provocado odio y destrucción, pero aun así no renuncia a la esperanza. Uno de los poemas es
Nanas a la cebolla, dedicado a su segundo hijo.
POESÍA TESTIMONIAL Y EXISTENCIAL
En los años 40 la producción literaria está ligada a las revistas literarias. Así, en torno a la revista
Garcilaso, fundada con apoyo oficial del régimen franquista, se consolida una poesía al servicio de
la dictadura. Su director fue José García Nieto y sus autores son Luis Rosales, Leopoldo Panero o
Luis Felipe de Vivanco, entre otros. Los temas fundamentales son Dios, la patria, el paisaje castellano
o el amor; muestran un admirable dominio de la técnica y una poesía esteticista y de evasión que
Dámaso Alonso denominó “poesía arraigada”, ofreciendo una visión positiva del mundo y obviando
la dura realidad española del momento.
Como contrapunto a esta, nace en León la revista Espadaña, que reúne a una serie de escritores
que reclaman una poesía con mayor contenido humano y existencial, que refleje la desgarradora
realidad española de la época, “poesía desarraigada” la llamó Dámaso Alonso. Sus temas son la
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura
angustia histórica (causada por la guerra) y la angustia existencial (la ausencia de Dios, la soledad, la
muerte...). Fecha clave es el año 1944 en que se publica Hijos de la ira de Dámaso Alonso (“Madrid
es una ciudad de más de un millón de cadáveres”) y Sombra del Paraíso de Vicente Aleixandre. En
este grupo, destacan autores como Gabriel Celaya y Blas de Otero (sus primeros poemarios), Eugenio
de Nora, Victoriano Crémer, Carlos Bousoño o José Hierro.
Además de los dos polos señalados (poesía arraigada y poesía desarraigada), hay escritores que
intentan enlazar con la generación del 27, con una poesía barroca, preciosista de temática
frecuentemente religiosa. Se trata del grupo reunido en torno a la revista Cántico, agrupados en
Córdoba, con autores como García Baena, Juan Bernier o Ricardo Molina. Junto a estos, en torno a
la revista Postismo (abreviatura de postsurrealismo, de la que solo vio la luz un número), surge otro
movimiento heredero del surrealismo anterior a 1936. Fundado por Carlos Edmundo de Ory, en su
poesía, el deseo se constituye en el motor del mundo. Los principales recursos estilísticos son
metáforas encadenadas que tienen su base en el sueño, la alucinación y el subconsciente, y reivindican
la imaginación, el sentido lúdico del arte.
POESÍA SOCIAL
Los años 50 se caracterizan por la consolidación del llamado “realismo social”. El año 1955 es
una fecha importante, pues dos libros de poemas marcan un hito: Pido la paz y la palabra de Blas de
Otero y Cantos íberos de Gabriel Celaya. En ellos, ambos poetas superan su anterior etapa de angustia
existencial para situar los problemas humanos en un marco social. Su estela será seguida por muchos
de los que antes se inscribían en la “poesía desarraigada”.
En cuanto a la temática, hay que destacar la gran proporción que alcanza el tema de España, más
obsesivo aún que en los noventayochistas y con un enfoque distinto (más político). Dentro de la
preocupación general por España y del propósito de un realismo crítico, se sitúan temas concretos
que resultan paralelos a los tratados en la novela y el teatro de la misma tendencia: la injusticia social,
la alienación, el mundo del trabajo, el anhelo de libertad y de un mundo mejor... Estilísticamente, se
trata de una poesía que emplea un lenguaje claro de tono coloquial, sencillo y directo, pues va dirigida
a “la inmensa mayoría”; sigue la estela de Antonio Machado o Miguel Hernández.
POESÍA DEL CONOCIMIENTO
Desde finales de los 50 y ya en los años 60, comienza una renovación de quienes, sin dejar los
temas sociales, buscaban una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo
colectivo a lo personal. Para ellos, el poema es un instrumento que permite al ser humano -y, por
tanto, al poeta-conocer el mundo, conocerse a sí mismo. Son los autores conocidos como la
“Promoción de los sesenta”: Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Carlos Barral, Ángel
González, José Ángel Valente, Antonio Gamoneda, Francisco Brines, Claudio Rodríguez...
Se puede establecer una temática común a todos ellos: la reflexión sobre el paso del tiempo (el
tiempo pasa y destruye, solo la infancia y la adolescencia se verán como un paraíso perdido); la
amistad, el amor o el erotismo; la reflexión sobre la creación poética; en algunos poemas tratan
asuntos de tema social y político, pero con ironía, un cierto distanciamiento autocrítico y una mayor
perfección estilística. En el estilo, es muy visible que el lenguaje conversacional, “hablado”, es
compatible con una exigente labor de depuración y de concentración de la palabra. Cada poeta se
propone la búsqueda de un lenguaje personal, nuevo, más sólido. Sin embargo, no les tientan las
experiencias vanguardistas y frecuentemente, recurren al empleo de la ironía.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura
NOVELA NOVECENTISTA
Se caracteriza por el anti-realismo, anti-romanticismo y anti-noventayochismo. Los escritores son
cosmopolitas y europeístas. Defienden la pureza formal y estilística de sus obras, que pretenden
configurar un arte selectivo y minoritario. Poseen una sólida formación universitaria y un marcado
talante liberal. Se decantan por una novela deshumanizada, alejada del sentimiento; pretenden
reflexionar sobre la inteligencia creadora del hombre.
- Gabriel Miró. En sus novelas se observa la prioridad de la forma sobre el contenido: Las cerezas
del cementerio, El obispo leproso, Nuestro padre San Daniel.
- Ramón Pérez de Ayala. Se caracteriza por su intelectualismo, lirismo, reflexión crítica, estilo
retórico y academicista: Tinieblas en las cumbres, La pata de la raposa, Troteras y danzaderas,
A. M. D. G., Belarmino y Apolonio, Tigre Juan.
Además, hay una novela humorística cultivada por Wenceslao Fernández Flores (El bosque
encantado) y Ramón Gómez de la Serna cuyas novelas son: El torero Caracho (1927), que
distorsiona la visión de la fiesta de los toros, El Novelista (1924), historia de un autor en busca de
motivos e imaginación para sus novelas, o El doctor inverosímil (1921), que narra la historia de un
médico que cura por medio de extraños métodos.
LA NOVELA HACIA 1927
En los mismos años en los que llega a su auge la Generación poética del 27, están escribiendo en
líneas distintas, al menos, otros dos grupos de autores.
El primero está formado por novelistas republicanos que padecieron el exilio: Benjamín Jarnés,
Juan Chabás, Rosa Chacel, Juan José Domenchina, Max Aub o Francisco Ayala. En sus primeras
obras, practican una novela en línea con el “arte deshumanizado” que planteaba Ortega y Gasset.
- Francisco Ayala. Intelectual polifacético, aborda el ensayo, la traducción, la crítica literaria,
el periodismo y la ficción. Contrario a todo tipo de dictadura, refleja en sus textos la
ilegitimidad del poder ejercido con violencia. En su primera etapa, experimenta con la
vanguardia. Obras: Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925), Historia de un amanecer
(1926), El boxeador y un ángel y Cazador en el alba (1929).
El segundo grupo (llamado nuevo romanticismo) plantea una novela social muy comprometida
con la ideología revolucionaria: José Díaz Fernández, Ramón J. Sender y César Mª Arconada.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura
- Novela social (realismo social): se centra en los problemas de los grupos sociales. Jesús
Fernández Santos (Los bravos, 1954), Jesús López Pacheco (Central eléctrica), Juan García
Hortelano (Nuevas amistades, 1959; Tormenta de verano); Armando López Salinas (La mina).
El tema de la novela es la propia sociedad española: la dureza de la vida en el campo, las
dificultades de la transformación de los campesinos en trabajadores industriales; la explotación del
proletariado y la banalidad de la vida burguesa. El estilo de la novela realista es sencillo, tanto en el
lenguaje como en la técnica narrativa, se pretende llegar a un amplio público. Los contenidos
testimoniales o críticos son más importantes.
NOVELA EXPERIMENTAL
Durante la década de los sesenta n se detecta un cierto agotamiento del realismo social y una clara
evolución hacia la experimentación y la renovación. Autores como Luis Goytisolo o Juan Goytisolo
constituyen la avanzadilla de las nuevas tendencias.
- Los escritores españoles se dejan influir por los autores europeos (Proust, Kafka, Joyce),
norteamericanos (Faulkner, Dos Passos) o latinoamericanos (Vargas Llosa, Cortázar, García
Márquez).
- Las novelas pasan a ser más complejas y experimentales, quizás dirigidas a un lector con mejor
preparación intelectual que en los años cincuenta.
- Las novedades no afectan sólo al argumento o la estructura, también a la ortografía, ya que
algunos autores suprimen los signos de puntuación, o los párrafos, y es frecuente que se mezclen
los géneros.
- Ya no se pretende sólo denunciar la situación social, sino que también se persigue el monólogo
interior o los continuos saltos hacia atrás o hacia delante en el argumento.
Dos novelas son consideradas los modelos de las nuevas tendencias: Tiempo de silencio (1962)
de Luis Martín Santos y Señas de identidad (1966) de Juan Goytisolo. Otros autores son Juan
Benet (Volverás a Región), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa) y Miguel Delibes (Cinco horas
con Mario).
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura
- Novela histórica. Se pueden citar como ejemplos El oro de los sueños, de José María Merino;
El hereje (1998), de Miguel Delibes, así como la saga protagonizada por el capitán Alatriste,
de Arturo Pérez-Reverte, ambientada en el Siglo de Oro. En los últimos años son frecuentes
las novelas históricas contextualizadas en épocas cercanas, especialmente en la Guerra Civil,
como Soldados de Salamina (2001), de Javier Cercas; La voz dormida (2002), de Dulce
Chacón, o los relatos breves que componen Los girasoles ciegos de Alberto Méndez.
- Novela de la reflexión íntima. Este tipo de narrativa se centra en la búsqueda personal y la
reflexión sobre la propia existencia. Obras representativas de esta tendencia son Mortal y rosa
(1975), de Francisco Umbral, sentida reflexión sobre la muerte escrita con brillante estilo, o El
desorden de tu nombre, de Juan José Millás, que combina la introspección psicológica con la
reflexión literaria. En La lluvia amarilla (1988), Julio Llamazares narra el abandono de los
pueblos a través de un largo y emocionado monólogo.
- Novela de la memoria y del testimonio. La memoria de una generación y el compromiso son
los temas básicos de esta corriente, en la que se encuadran novelistas como Rosa Montero, con
Te trataré como a una reina (1981), defensa de la condición femenina, y la producción
novelística de Luis Mateo Díez.
- Novela culturalista. En los últimos años han aparecido una serie de autores jóvenes que hacen
una novela que se ocupa de analizar y explicar diferentes aspectos de la cultura occidental desde
unas posturas bastante eruditas. Eso es lo que hace Juan Manuel de Prada con Las máscaras
del héroe o La tempestad.
- Otras tendencias en la novela de los autores más jóvenes es la de hacer una novela que trata los
problemas de la juventud urbana con una estética muy cercana a la contracultura (Historias del
Kronen, de José Ángel Mañas, Ray Loriga con Héroes o Lucía Etxebarría en Sexo, prozac y
dudas).
Una nueva generación de narradores nacidos en torno a los ochenta parece encabezar un giro
novelístico. Bajo el nombre de Afterpop o generación «Nocilla» (debido al título de los libros del
principal representante de esta tendencia, Agustín Fernández Mallo: Nocilla experience; Nocilla
dream) la crítica ha agrupado a una serie de escritores; además del citado Fernández Mallo,
encontramos en esta línea a los novelistas Germán Sierra, Vicente Luis Mora o Javier Calvo. Se
percibe en ellos el influjo de la estética híbrida y fragmentaria de las nuevas tecnologías (blogs, wikis,
youtube, facebook, chats).
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura
Dos figuras destacan, sin duda, en el panorama teatral español del siglo XX: Valle-Inclán y García
Lorca.
Ramón María del Valle-Inclán es uno de los autores más controvertidos, rigurosos,
extravagantes y geniales que ha dado nuestra literatura. Se inició en el Modernismo con las novelas
de la serie de las Sonatas, memorias del marqués de Bradomín, un «don Juan feo, católico y
sentimental», donde conviven la elegancia más exquisita y la provocación más amoral. Continuó, en
una etapa intermedia, con las Comedias Bárbaras, donde aparecen extraños personajes, violentos o
tarados, tiránicos… Estas Comedias, híbridos entre novela y drama, son difícilmente representables:
gran longitud, cambios rapidísimos de escenario, extensas acotaciones escénicas.
Su última etapa, la más lograda, es la de los esperpentos; sobresalen Divinas palabras y Luces
de bohemia, ambas de 1920. España es una deformación grotesca de la civilización europea. La
tragedia es un género demasiado noble para recoger aquel ambiente. De ahí que «el sentido trágico
de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada»: ese es el
fundamento del esperpento.
Luces de Bohemia narra la última noche de vida del poeta Max Estrella, ciego bohemio, pobre y
desafortunado, que deambula por las calles de Madrid camino de su muerte, recorriendo diversos
lugares y dando cuenta de la crítica situación del país.
Federico García Lorca representa una de las más altas cumbres de la dramática española
moderna. En conjunto, la obra de Lorca supone un intento constante de depuración, de búsqueda del
restablecimiento de la pureza original de la palabra evocadora, connotativa, alejada del servicio
utilitario, pero sin olvidar su función comunicativa.
Como dramaturgo, muestra un concepto renovador del arte escénico que ha convertido a Lorca
en el dramaturgo español más conocido de todos los tiempos, un clásico cuyas obras aún continúan
en los repertorios de las más conocidas compañías teatrales de todo el mundo.
El teatro de Lorca parte de tres principios: depurar el teatro poético, incorporar las tendencias
vanguardistas y acercar el teatro al pueblo. La mujer es la protagonista del teatro lorquiano. Una mujer
que representa el ansia de libertad en una sociedad patriarcal y machista, marcada por un destino
trágico, por pasiones que se verán condenadas al olvido o al rechazo. Las obras representan la tragedia
de toda persona condenada a la frustración en sus deseos más íntimos y a la marginación.
Amor imposible; conflicto entre el deseo y la realidad; enfrentamiento de libertad y autoridad…
en definitiva, el tema de la frustración es una constante en el teatro lorquiano: Bodas de sangre (amor
frustrado), Yerma (maternidad frustrada) y La Casa de Bernarda Alba (amor y libertad frustrados).
También cultiva un teatro puramente innovador, de raíz surrealista, con obras como El público y Así
que pasen cinco años.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura
Por su parte, Alfonso Sastre concibe el teatro como un medio de concienciación y de agitación.
Para este dramaturgo, el escritor debe actuar como si no existiera un teatro imposible de estrenar; hay
que actuar como si hubiera libertad. Temáticamente, Sastre propone investigar la condición del ser
humano actual y examinar sus relaciones con la sociedad y, en torno a estos asuntos, elabora un teatro
trágico, de protesta y que invita a reflexionar sobre la necesidad de un cambio social. Escuadra hacia
la muerte o La sangre y la ceniza son sus principales piezas dramáticas.
A partir de los 60 continúa esta línea más tradicional de teatro, basado ante todo en el diálogo,
con nuevos autores como Antonio Gala (Anillos para una dama), José Luis Alonso de Santos
(Bajarse al moro) o Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano).
TEATRO VANGUARDISTA
En una vertiente mucho más rompedora desde el punto de vista formal, nos hallamos con autores
como Fernando Arrabal (Pic-Nic; Cementerio de automóviles), Francisco Nieva o Miguel
Romero Esteo.
Fernando Arrabal se da a conocer con Los hombres del triciclo, rechazada por público y crítica.
Decidió marcharse a Francia, donde ha vivido, escrito y publicado. Hoy en día posee un alto prestigio
internacional como renovador de la escena dramática. Arrabal proclama las raíces hispánicas de su
teatro: Quevedo, Valle-Inclán, Postismo... Cultiva el absurdo, el esperpento y, sobre todo, es conocido
por la creación del teatro «pánico»: conciliar lo absurdo con lo cruel e irónico, identificar el arte con
el acto vivido y la adopción de la ceremonia como forma de expresión. Obras en esta línea son Pic-
Nic, Cementerio de automóviles, Los dos verdugos… Posteriormente, su teatro adquiere tonos
políticos de lucha: Teatro de guerrilla. Estuvo terminantemente prohibido en España hasta la llegada
de la democracia.
También asistimos al florecimiento de diversos grupos teatrales que representan, hoy por hoy, lo
más innovador de la escena española: Els Joglars, Els Comediants, Fura dels Baus, La cubana,
La cuadra…
Entre los acontecimientos más interesantes de los últimos años destaca la tardía consagración de
José Sanchís Sinisterra con ¡Ay, Carmela!, agridulce historia de dos actores en medio de la guerra;
La eternidad y el vampiro de Emilio Ballesteros, reciente obra en clave neorromántica de acentuada
complicación técnica y escénica; o, entre otros, el prolífico dramaturgo Juan Antonio Mayorga con
un teatro profundo, comprometido y metódico en el que destacan obras como El chico de la última
fila.
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