5a. Temas Literatura Siglo XX (PEvAU)

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Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

5a. HISTORIA DE LA LITERATURA DEL SIGLO XX

LA POESÍA DESDE EL MODERNISMO A LAS VANGUARDIAS


INICIOS DE SIGLO. EL MODERNISMO
A finales del siglo XIX, los gustos estéticos se ven modificados debido a un cambio de mentalidad
artística, que recupera principios del Romanticismo como la originalidad o la libertad creadora. La
situación de crisis en la cultura occidental a finales del siglo XIX, agravada en el caso español por el
desastre del 98, provocó un cambio en el rumbo artístico. El movimiento literario correspondiente a
este período es conocido como Modernismo.
El Modernismo se inspira en dos movimientos del siglo XIX: el Parnasianismo (tendencia
formalista, partidaria del arte por el arte) y el Simbolismo (intimista, pretende encontrar la realidad
que se esconde tras las apariencias mediante símbolos). Los temas del Modernismo son la soledad,
el escapismo (en el tiempo –Edad Media– o en el espacio –mundo oriental–), el cosmopolitismo, el
amor y el erotismo. Formalmente, la nueva estética se caracteriza por el afán de innovación (muy
notable en el terreno de la métrica), la originalidad, y la búsqueda de la perfección formal. Rubén
Darío es el principal representante del Modernismo. El poeta nicaragüense evoluciona desde una
estética parnasiana en Azul o Prosas profanas hacia temas más graves y trascendentes en Cantos de
vida y esperanza. Entre los autores modernistas, en España destacan Francisco Villaespesa, Manuel
Machado (quizá única representación de un modernismo canónico) y Valle-Inclán.
LÍRICA NOVENTAYOCHISTA
Por otra parte, se reservó el término de Generación del 98 para los autores que, si bien estaban
dentro del mismo clima de fin de siglo al que hemos llamado Modernismo, adoptaron una actitud de
reflexión y de crítica ante la situación política, social y económica de España; pretendían con sus
obras calar en la conciencia de sus conciudadanos e influir en la realidad social española. Se trata,
pues, de un movimiento exclusivamente español que reacciona ante la crisis del 98 reivindicando la
necesidad de una regeneración nacional.
Los temas del 98 son el tema de España y las preocupaciones existenciales: el primero se observa
en cómo recorren y describen España (especialmente el paisaje castellano) y la historia de España,
sobre todo lo que Unamuno llamó la “intrahistoria”, y ven en Castilla, antimercantil, austera y
espiritual, el alma de España; con respecto al segundo, son constantes sus reflexiones sobre el sentido
de la existencia humana, el paso del tiempo, la muerte.
Un lugar destacado en la poesía ocupa Antonio Machado (1875-1939). En su obra poética, se
observa una evolución desde el modernismo de los primeros libros hacia una depuración formal en
busca de la palabra sencilla y verdadera.
Su etapa modernista, con Soledades, galerías y otros poemas, está dentro del Modernismo
intimista (expresión de sus emociones). Le interesa expresar el amor, el paso del tiempo, la conciencia
de la muerte, Dios... Es una poesía simbolista: la tarde, el camino, el río, un árbol son símbolos de
realidades profundas, de estados de ánimo o de obsesiones íntimas. Su etapa noventayochista, con
Campos de Castilla, es una reflexión sobre la realidad de España, sus tierras y sus gentes. Hay una
actitud crítica que da testimonio del atraso y la pobreza, de las desigualdades e injusticias. Una última
etapa de inquietud filosófica está representada por Nuevas canciones (1924) y sus últimos poemas,
que aparecen agrupados en diversos conjuntos poéticos: Los complementarios, y el Cancionero
apócrifo de Abel Martín y de Juan de Mairena. En estos poemas y otros textos en prosa se funden el
subjetivismo y el objetivismo.
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LÍRICA NOVECENTISTA Y VANGUARDISTA


El Novecentismo es el movimiento cultural español característico de la segunda década del siglo
XX. La decadencia del Modernismo y la influencia de las vanguardias europeas hacen surgir una
nueva generación de intelectuales formados en universidades y de clara vocación europeísta
conocidos como novecentistas o Generación del 14.
Sus rasgos estéticos más importantes son: el racionalismo, pues se concede gran importancia al
rigor intelectual y a la claridad expositiva; el antirromanticismo, se rechaza lo sentimental y lo
pasional y se prefiere lo clásico y las actitudes equilibradas y serenas; defensa del “arte puro”, es
decir, se considera que el arte solo debe proporcionar placer estético, sin ser vehículo de
preocupaciones religiosas o políticas; aristocratismo intelectual, al considerar el arte y, en
consecuencia, la literatura concebidos para minorías selectas (para la “inmensa minoría”, en
expresión de Juan Ramón Jiménez).
Juan Ramón Jiménez (1881-1958), premio Nobel en 1956, es el máximo representante de la
lírica en esta etapa. Su poesía es, en palabras del propio poeta, una poesía en sucesión, una obra en
marcha. Él mismo establecía, en sus últimos años, tres etapas en su producción.
Una etapa sensitiva (hasta 1916) marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y el
Modernismo. Se trata de una poesía emotiva y sentimental: Arias tristes, Jardines lejanos, Platero y
yo (prosa poética, 1914) y Estío, entre otros. Una época intelectual (1916-1936), expresión de la
experiencia sin ropajes retóricos. Esta etapa viene marcada por la publicación en 1916 de Diario de
un poeta recién casado, que rompe definitivamente con el Modernismo y abre la poesía española a
las innovaciones vanguardistas. La etapa última o verdadera (1937-1958) que agrupa todo lo escrito
durante su exilio americano. Juan Ramón continúa replegado en sí mismo en busca de la belleza y la
perfección. Su ansia por la trascendencia lo lleva a identificarse con Dios, como deja patente en
Animal de fondo, En el otro costado y Dios deseado y deseante.
Paralelamente, el Vanguardismo nace como un movimiento efímero que tendrá en torno a 1920
sus primeras manifestaciones y cuyo máximo representante y creador es Ramón Gómez de la Serna
(traductor del manifiesto futurista del italiano Marinetti y creador de sus famosas greguerías,
pequeñas composiciones que consistían en la unión de la metáfora y el humor, en palabras del propio
autor). Las vanguardias son la respuesta a una crisis histórica, al mismo tiempo social y cultural. Por
otra parte, hay que reseñar la importancia que desempeñó para el vanguardismo español la obra
teórica de Ortega y Gasset, con libros como La deshumanización del arte (1925) y la creación de la
Revista de Occidente (1923).
El creacionismo, el ultraísmo y el surrealismo son las vanguardias que tuvieron su importancia
en nuestro país. La primera, a través del poeta chileno Vicente Huidobro, influyó en autores como
Gerardo Diego y Juan Larrea; la segunda, de la mano de Rafael Cansinos Assens, supuso una
ruptura definitiva con los excesos verbales del Modernismo, la incorporación del mundo
contemporáneo y urbano en la lírica y el enaltecimiento de la metáfora, el humor y la sorpresa; por
último, el surrealismo, que entró en España con fuerza influyendo sobre autores como Rafael Alberti
(Sobre los ángeles) o Lorca (Poeta en Nueva York), defiende la necesidad de alumbrar un hombre
nuevo, pues la cultura occidental ha mutilado al hombre con la razón, y exalta para ello la
imaginación, el deseo, la infancia o el sueño.
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5a. HISTORIA DE LA LITERATURA DEL SIGLO XX

LA POESÍA DEL GRUPO POÉTICO DEL 27


EL GRUPO POÉTICO DEL 27
Desde principios del siglo, los movimientos de Vanguardia comienzan a revolucionar el
panorama artístico occidental. Futurismo, Cubismo, Expresionismo, Dadaísmo o Surrealismo, más
los hispánicos Creacionismo y Ultraísmo, traerán formas transgresoras y rupturistas.
De una síntesis entre la innovación vanguardista y el amor por la tradición surgirá la
Generación del 27, grupo poético formado por Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso
Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Emilio Prados y
Manuel Altolaguirre, entre otros muchos y muchas como Concha Méndez o María Teresa León.
Recibe su nombre porque fue 1927 fue el año en que varios poetas se reunieron en Sevilla para
celebrar el tricentenario de la muerte del poeta barroco Luis de Góngora.
Algunos elementos comunes a todos los poetas del 27 son: su amplio conocimiento de la
literatura clásica y la de su tiempo, su gusto por los recursos expresivos más intelectuales que
sentimentales, una gran renovación métrica caracterizada por la importancia que se le da al ritmo y a
los recursos métricos tradicionales y, sobre todo, una tendencia al equilibrio entre extremos opuestos
(lo intelectual y lo sentimental, una concepción casi mística de la poesía y una lucidez rigurosa en la
elaboración del poema, la pureza estética y la autenticidad humana, lo minoritario y la inmensa
mayoría, el hermetismo y la claridad, lo culto y lo popular, lo universal y lo español), compartiendo
el gusto por las innovaciones vanguardistas con la admiración hacia los autores clásicos, como
Góngora.
EL GRUPO POÉTICO DEL 27
Según Dámaso Alonso y Luis Cernuda, se diferencian tres etapas en la evolución del grupo:
- Hasta l927. Corresponde a los tanteos iniciales, con notoria presencia de tonos becquerianos,
rechazo del Modernismo e influjos vanguardistas. Juan Ramón les conduce hacia una poesía
pura (metáfora), que origina un arte deshumanizado contrarrestado con una poesía popular
(Marinero en tierra de Alberti, Poema del cante jondo y Romancero gitano de Lorca, Cántico
de Jorge Guillén o Presagios de Pedro Salinas).
- Desde 1927 hasta la Guerra Civil. Se marca la cima y el descenso de los ideales estéticos.
Se puede hablar de una comunicación más íntima y cordial con el mundo y con el lector. Con
la aparición del surrealismo, pasan a primer término los eternos sentimientos del hombre
(amor, ansia de plenitud, problemas existenciales). Es una época de poesía humana y
apasionada. Se introducen acentos sociales y políticos (Los placeres prohibidos y Donde
habite el olvido de Cernuda, Espadas como labios de Vicente Aleixandre, Sobre los ángeles
de Alberti o Poeta en Nueva York de Lorca)
- Época de la posguerra. Tras la Guerra civil y la muerte de Lorca, el grupo se exilia (salvo
Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego) y cada uno sigue un rumbo poético
sin abandonar los caminos de la poesía humana. Se aprecia una poesía con carácter
testimonial, mostrando la nostalgia por la patria perdida y el desarraigo. La concesión en l977
del Premio Nobel de Literatura a Vicente Aleixandre es la confirmación de la plenitud poética
de un grupo que ha dado una nueva Edad de Oro a la lírica española.
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POETAS DEL 27
Aunque son muchos los poetas, tanto los conocidos como los que no forman parte de la nómina usual
(José María Hinojosa, Rafael Laffón, Alejandro Casona o Pedro Garfias, entre otros), nos centraremos
en los autores del grupo del 27:
- Pedro Salinas refleja la influencia de la “poesía pura” y escribe una poesía intelectual, de
estilo antirretórico, en la que destaca el tema del amor. Después de una primera época de
poesía vanguardista, se consolida como el creador de una original poesía amorosa con La voz
a ti debida y Razón de amor, libros que revelan una relación amorosa esencial y auténtica
entre el “tú” y el “yo”, al margen de las circunstancias sociales. Es un gran crítico literario.
- Jorge Guillén es el autor de Cántico, obra que va publicando y ampliando a lo largo de los
años y que refleja la vida con una actitud optimista y gozosa. Es el máximo representante de
la “poesía pura”. También escribió numerosos ensayos sobre literatura.
- Federico García Lorca publica dos libros fundamentales: Romancero gitano y Poeta en
Nueva York. En el primero funde lo popular y lo moderno y el “gitano” se convierte en símbolo
de una Andalucía mítica. Utiliza símbolos y metáforas muy originales, y sus temas dominantes
son el amor, la frustración y el destino trágico. En Poeta en Nueva York utiliza las técnicas
surrealistas en la poesía española y presenta a la civilización occidental enfrentada a los
valores de lo humano, la naturaleza y la vida.
- Gerardo Diego presenta una versión vanguardista en su libro Manual de espumas; también
escribe poesía tradicional, como en Alondra de verdad, obra en la que el soneto alcanza una
extraordinaria perfección. o Vicente Aleixandre recibió en 1977 el premio Nobel de literatura
con el que quiso reconocer a toda la Generación. El dolor, la angustia y el pensamiento
dominan su etapa surrealista, con su libro La destrucción o el amor. En los años 50 fue un
maestro para los jóvenes poetas con Historia del corazón, obra con la que inaugura una etapa
humanista.
- Dámaso Alonso destacó como profesor y crítico literario, sobre todo en el análisis de la poesía
de Góngora. Como poeta, publicó en la posguerra un libro fundamental: Hijos de la ira.
- Rafael Alberti escribió una amplísima y variada obra poética en su larga vida. De su juventud
destaca Marinero en tierra; de la etapa surrealista, Sobre los ángeles y desde la Guerra Civil,
escribe una poesía muy comprometida con los problemas sociales.
- Luis Cernuda centra su poesía en el choque entre el deseo y la realidad. La soledad, la
nostalgia, el amor imposible, el paso del tiempo y la muerte son temas que se repiten en su
obra en la que destaca Donde habite el olvido. En el exilio, dominará en su obra el tema de la
soledad, mezclado con el tema del desterrado.
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5a. HISTORIA DE LA LITERATURA DEL SIGLO XX

LA POESÍA DESDE 1939 A LOS AÑOS 70

Tras la guerra civil, el exilio exterior de buena parte de los escritores que sobrevivieron (afines a
la República), el asesinato de Federico García Lorca y el encarcelamiento del joven Miguel
Hernández dejaron apenas sin modelos a las nuevas generaciones poéticas y la producción lírica de
los que se quedan en el llamado exilio interior tuvo que esquivar la fuerte presión de la censura.

MIGUEL HERNÁNDEZ
Así, en primer lugar, merece mención especial una personalidad singular: Miguel Hernández
(1910-1942), que representa el paso de la poesía tradicional a la comprometida políticamente.
Nacido en Orihuela en 1910, participó como soldado junto al ejército republicano durante la guerra
civil y, al acabar, fue encarcelado en diversas ciudades españolas y condenado a muerte. La sentencia
fue conmutada por treinta años de reclusión; pero su vida se vio truncada definitivamente en 1942,
en la cárcel de Alicante, a consecuencia de la tuberculosis. En su producción poética, se han
establecido cuatro etapas:
- Etapa caracterizada por una poesía de tono barroco, que se refleja en Perito en lunas (1934). Son
cuarenta octavas reales de influencia gongorina y vanguardista, llenas de metáforas y símbolos.
- En 1936 publica El rayo que no cesa. El centro vital de la obra es la pasión amorosa hacia la que
sería su mujer, Josefina Manresa, pero una pasión impedida por los convencionalismos de una
moral provinciana: el amor es un "rayo" que se clava en el corazón con trágicos presagios de
muerte. La obra incluye en tercetos encadenados su célebre Elegía a Ramón Sijé, una de las
mejores elegías a la amistad en lengua española.
- Durante la guerra, Miguel Hernández emplea su poesía para luchar por la causa republicana y
escribe Viento del pueblo, obra con la que se suma al romancero de la guerra civil. En esta tercera
etapa también escribe Miguel Hernández El hombre acecha, donde la palabra es todavía símbolo
de resistencia, pero la muerte del hijo y la derrota de la guerra sumen al poeta en la desolación.
- Poesía desnuda y profunda. Las metáforas se han reducido sensiblemente en busca de una
expresión directa y esencial. Son los poemas, escritos la mayoría en la cárcel, que se recogen en
Cancionero y Romancero de ausencias (1938-1941): el poeta se duele de la ausencia de los suyos
y escribe intensos poemas de amor a su mujer; también recuerda una guerra que sólo ha
provocado odio y destrucción, pero aun así no renuncia a la esperanza. Uno de los poemas es
Nanas a la cebolla, dedicado a su segundo hijo.
POESÍA TESTIMONIAL Y EXISTENCIAL
En los años 40 la producción literaria está ligada a las revistas literarias. Así, en torno a la revista
Garcilaso, fundada con apoyo oficial del régimen franquista, se consolida una poesía al servicio de
la dictadura. Su director fue José García Nieto y sus autores son Luis Rosales, Leopoldo Panero o
Luis Felipe de Vivanco, entre otros. Los temas fundamentales son Dios, la patria, el paisaje castellano
o el amor; muestran un admirable dominio de la técnica y una poesía esteticista y de evasión que
Dámaso Alonso denominó “poesía arraigada”, ofreciendo una visión positiva del mundo y obviando
la dura realidad española del momento.
Como contrapunto a esta, nace en León la revista Espadaña, que reúne a una serie de escritores
que reclaman una poesía con mayor contenido humano y existencial, que refleje la desgarradora
realidad española de la época, “poesía desarraigada” la llamó Dámaso Alonso. Sus temas son la
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angustia histórica (causada por la guerra) y la angustia existencial (la ausencia de Dios, la soledad, la
muerte...). Fecha clave es el año 1944 en que se publica Hijos de la ira de Dámaso Alonso (“Madrid
es una ciudad de más de un millón de cadáveres”) y Sombra del Paraíso de Vicente Aleixandre. En
este grupo, destacan autores como Gabriel Celaya y Blas de Otero (sus primeros poemarios), Eugenio
de Nora, Victoriano Crémer, Carlos Bousoño o José Hierro.
Además de los dos polos señalados (poesía arraigada y poesía desarraigada), hay escritores que
intentan enlazar con la generación del 27, con una poesía barroca, preciosista de temática
frecuentemente religiosa. Se trata del grupo reunido en torno a la revista Cántico, agrupados en
Córdoba, con autores como García Baena, Juan Bernier o Ricardo Molina. Junto a estos, en torno a
la revista Postismo (abreviatura de postsurrealismo, de la que solo vio la luz un número), surge otro
movimiento heredero del surrealismo anterior a 1936. Fundado por Carlos Edmundo de Ory, en su
poesía, el deseo se constituye en el motor del mundo. Los principales recursos estilísticos son
metáforas encadenadas que tienen su base en el sueño, la alucinación y el subconsciente, y reivindican
la imaginación, el sentido lúdico del arte.
POESÍA SOCIAL
Los años 50 se caracterizan por la consolidación del llamado “realismo social”. El año 1955 es
una fecha importante, pues dos libros de poemas marcan un hito: Pido la paz y la palabra de Blas de
Otero y Cantos íberos de Gabriel Celaya. En ellos, ambos poetas superan su anterior etapa de angustia
existencial para situar los problemas humanos en un marco social. Su estela será seguida por muchos
de los que antes se inscribían en la “poesía desarraigada”.
En cuanto a la temática, hay que destacar la gran proporción que alcanza el tema de España, más
obsesivo aún que en los noventayochistas y con un enfoque distinto (más político). Dentro de la
preocupación general por España y del propósito de un realismo crítico, se sitúan temas concretos
que resultan paralelos a los tratados en la novela y el teatro de la misma tendencia: la injusticia social,
la alienación, el mundo del trabajo, el anhelo de libertad y de un mundo mejor... Estilísticamente, se
trata de una poesía que emplea un lenguaje claro de tono coloquial, sencillo y directo, pues va dirigida
a “la inmensa mayoría”; sigue la estela de Antonio Machado o Miguel Hernández.
POESÍA DEL CONOCIMIENTO
Desde finales de los 50 y ya en los años 60, comienza una renovación de quienes, sin dejar los
temas sociales, buscaban una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo
colectivo a lo personal. Para ellos, el poema es un instrumento que permite al ser humano -y, por
tanto, al poeta-conocer el mundo, conocerse a sí mismo. Son los autores conocidos como la
“Promoción de los sesenta”: Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Carlos Barral, Ángel
González, José Ángel Valente, Antonio Gamoneda, Francisco Brines, Claudio Rodríguez...
Se puede establecer una temática común a todos ellos: la reflexión sobre el paso del tiempo (el
tiempo pasa y destruye, solo la infancia y la adolescencia se verán como un paraíso perdido); la
amistad, el amor o el erotismo; la reflexión sobre la creación poética; en algunos poemas tratan
asuntos de tema social y político, pero con ironía, un cierto distanciamiento autocrítico y una mayor
perfección estilística. En el estilo, es muy visible que el lenguaje conversacional, “hablado”, es
compatible con una exigente labor de depuración y de concentración de la palabra. Cada poeta se
propone la búsqueda de un lenguaje personal, nuevo, más sólido. Sin embargo, no les tientan las
experiencias vanguardistas y frecuentemente, recurren al empleo de la ironía.
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LA POESÍA DESDE LOS AÑOS 70 A NUESTROS DÍAS


POESÍA CULTURALISTA. LOS NOVÍSIMOS
Los años 70 comienzan con la publicación de una antología por el crítico José María Castellet:
Nueve novísimos poetas españoles. De ahí procede el nombre de novísimos por el que se les conoce.
Incluía a los siguientes autores: Pere Gimferrer (la principal figura), Guillermo Carnero, Félix de
Azúa, Antonio Martínez Sarrión, Manuel Vázquez Montalbán, Leopoldo Mª Panero, Ana María
Moix, Vicente Molina Foix y José Mª Álvarez.
La intención de este volumen era presentar a una generación que llegaba con una nueva forma de
hacer poesía: preocupación por la forma y el lenguaje, ruptura con la cultura tradicional, fascinación
por los medios de comunicación (cine, televisión, cómic, nuevas músicas como el jazz o el pop…) o
incorporación de referencias muy cultas a obras y autores extranjeros.
En posteriores recopilaciones colectivas, se incorporaron poetas que faltaban en esta primera
antología: Antonio Colinas, Jaime Siles, Luis Alberto Cuenca o Luis Antonio Villena. Estos poetas,
conocidos también como Generación del 68, abandonarán el tono intimista y autobiográfico de la
década anterior y llevarán a cabo una renovación total del género (conceptual, temática y técnica).
Para renovar el lenguaje poético vuelven sus ojos al surrealismo. Crean una poesía con frecuencia
hermética, de gran dificultad de lectura.
Según la crítica, las características de este grupo se pueden resumir así:
- Una preocupación máxima por el lenguaje y por el poema como creación autónoma.
- Esteticismo, revalorizando lo lujoso, decadente, al mismo tiempo que lo lúdico. Este esteticismo
se relaciona con el culturalismo y el exotismo (son frecuentes sus viajes al extranjero).
- Con una formación intelectual muy amplia, son autores que se abren a la cultura foránea (la
mayoría son, al menos, trilingües) y realizan estudios en el extranjero. Sus poemas a veces se
presentan como literatura de la literatura: citas, referencias intertextuales, variaciones...
- La presencia de los mass media como referente cultural y fuente de mitos populares en los que
inspirarse o a los que tergiversar. El cine enseña también una forma de mirar la realidad y de
componer los poemas. Admiten en lo poético una nueva imaginería que va desde Mickey Mouse
hasta Humphrey Bogart.
- Uso frecuente de procedimientos experimentales, pues se proponen romper la estructura rítmica
de los poemas: ruptura del verso, disposición gráfica no normal, supresión de signos de
puntuación, collages con textos, refranes, recortes de anuncios... Lo importante, desde el punto
de vista poético, es el estilo. Como rasgos generales, podemos destacar la importancia de la ironía
y el carácter rompedor, no hay alta o baja cultura, sino conocimientos usados en el poema.
- Presencia del surrealismo; recuperación de los valores irracionales del lenguaje. Gusto por la
sorpresa y lo inusitado.
- Muchos llegan a separar completamente realidad y poesía; se proclama la autonomía del mundo
poético respecto de cualquier referente externo.
Dentro de este grupo podemos distinguir dos líneas: los autores que comienzan a escribir en los
inicios de la década de los 60, muy influidos por la cultura pop (Vázquez Montalbán sería un buen
exponente de esta línea); y una segunda generación que se da a conocer en los años finales de la
década o ya en los 70, influidos por el decadentismo de Kavafis, son más esteticistas (Guillermo
Carnero o Antonio Colinas).
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NUEVAS TENDENCIAS POÉTICAS


Poco a poco, el excesivo formalismo de la poesía experimental de los 70 va dejando paso a una
poesía más interiorizada y de temas cotidianos. En 1980, con la publicación de la antología Las voces
y los ecos, se comienza a hablar de poesía postnovísima. Como características generales se pueden
mencionar la recuperación del realismo, la vuelta al concepto de poesía como comunicación y una
mayor presencia del humor, la ironía y los temas íntimos. Sin embargo, lo que realmente define a esta
década es la variedad de tendencias. Algunas de ellas son:
- Neosurrealismo: corriente que entronca con la poesía surrealista de la Generación del 27. Son
composiciones apasionadas en las que destaca la fuerza del “yo poético” y la irracionalidad del
lenguaje (Blanca Andreu, Luisa de Castro, Fernando Beltrán).
- Neorromanticismo: poesía de temas recurrentes como la noche, el misterio de la naturaleza o la
muerte, alejado del barroquismo y apegada a la tradición que remonta a la Antigüedad Clásica, al
Renacimiento y al Romanticismo (Antonio Colinas).
- Neobarroquismo: caracterizado por el dominio de las formas métricas clásicas, presenta una
poesía que hunde sus raíces en la tradición clásica para reflexionar sobre el mundo presente y
reafirmar el compromiso del poeta con el rigor poético y la belleza (Antonio Carvajal).
- Sensualismo o poesía erótica: visión del erotismo desde un punto de vista femenino (Ana Rossetti,
Almudena Guzmán o Aurora Luque).
- Culturalismo: tipo de poesía en la que refinada, culta y decadente, en la que el poeta manifiesta
un vasto dominio cultural (Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca).
- Poesía de la experiencia: inicialmente próxima a planteamientos marxistas, se inspira en
Machado, Alberti, Cernuda y la poesía de los años 50. Como reacción al culturalismo, los poetas
Álvaro Salvador, Luis García Montero y Javier Egea escriben en Granada el manifiesto La otra
sentimentalidad, que reivindica una poesía realista, caracteriza por desarrollar narrativamente, en
lenguaje coloquial y sencillo, una anécdota, con una visión desencantada de la vida. Felipe Benítez
Reyes, Andrés Trapiello o Justo Navarro son ejemplos de esta tendencia.
- Poesía del silencio o metafísica: enfrentada a la anterior, abstracta y libre de artificios, heredera
de la poesía pura de los años 20, defiende una poesía minimalista en la que cobran suma
importancia los espacios entre palabras. Sus precursores son autores asociados con el grupo de los
50 (Antonio Gamoneda, José Ángel Valente) que evolucionarán hacia una poesía menos directa y
más sugerente. Los principales autores se reúnen en torno al grupo canario (Andrés Sánchez
Robayna).
Ya en la década de los 90 y principios del nuevo milenio se destaca la agudización del contraste
entre la poesía de la experiencia y la poesía del silencio. Surge un llamado realismo sucio, que
algunos consideran una derivación de la corriente de la experiencia. Ya a fines de los 90, un grupo de
poetas se agrupa bajo lo que ellos mismos denominan poesía de la diferencia, con la que reivindican
la independencia y libertad literarias frente a la poesía de la experiencia, que consideraban tendencia
dominante, protegida, tal y como afirmaban en sus poéticas y textos teóricos, por los poderes públicos.
Dentro de esta corriente, destacan los autores Antonio Rodríguez Jiménez, José Lupiáñez y Fernando
de Villena.
Otra alternativa, a la que parte de la crítica ha venido a denominar poesía de la conciencia, la
ofrecen los poetas de fuerte raigambre social, surgida alrededor de los encuentros poéticos
organizados en Moguer y de diversos movimientos de izquierda anticapitalista. Autores en esta línea
serían: Antonio Orihuela, Isabel Pérez Montalbán, Antonio Méndez, David González y Enrique
Falcón. No obstante, el mapa actual es muy complejo y falta perspectiva aún para poder sintetizarlo.
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5a. HISTORIA DE LA LITERATURA DEL SIGLO XX

LA NOVELA DESDE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX HASTA 1939


NOVELA NOVENTAYOCHISTA
Estamos ante una época dominada por una sensación de crisis y decadencia cultural. Se produce
un rechazo del realismo y del racionalismo positivista. En la novela se introducen modificaciones con
respecto a la narrativa anterior, la realista. En 1902 publican en España autores significativos como
Azorín, Unamuno, Baroja y Valle-Inclán, los cuales inician un camino marcado por los siguientes
rasgos:
- Denuncia de los males de España: el caciquismo, el hambre y la ignorancia…
- Pesimismo ante la situación histórica (el desastre colonial de 1898) y ante el desmoronamiento
de los valores sociales y espirituales.
- Influencia de la filosofía: los planteamientos existencialistas de Kierkegaard y Schopenhauer
(el escepticismo, la vida como algo absurdo y carente de sentido)
- El dolor de España y Castilla como profundo símbolo de patriotismo casticista.
- Renovación estética o del estilo mediante: el subjetivismo o antirrealismo: no se persigue,
como en la estética realista, la reproducción exacta de la realidad, sino la expresión de la
realidad interior; concepción totalizadora: la novela es un género multiforme, en el que
tienen cabida también la reflexión filosófica, el ensayo, el lirismo...
Por tanto, los principales novelistas de la primera mitad del siglo XX son:
- Unamuno. Trata temas como la tradición, la intrahistoria y el concepto de España, la conciencia
trágica de la existencia y la sed de eternidad. Estos temas se plasman en sus «nivolas»,
caracterizadas por la desnudez narrativa, la audacia formal, una máxima presencia del diálogo y
ausencia de hilo argumental previo. Entre sus obras sobresalen Amor y pedagogía, Niebla, La tía
Tula, San Manuel Bueno, mártir, y el ensayo titulado Cómo se hace una novela.
- Valle-Inclán. El esperpento, subgénero dramático basado en la burla aparente, la crítica profunda
y la animalización de los caracteres se lleva también a la narrativa. La trayectoria novelística de
Valle comienza por una etapa de modernismo inicial (Sonatas); continúa con una fase intermedia
(ciclo de la Guerra Carlista: Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera, Gerifaltes
de antaño); y, por último, hallamos la etapa del esperpento con el ciclo de novelas tituladas
genéricamente «El ruedo ibérico»: Tirano Banderas, La corte de los milagros, Baza de espadas.
- Pío Baroja. Su narrativa es una mezcla de pesimismo y vitalismo; posee también ciertos tonos
moralistas, radicales e individualistas. Sus obras nos presentan el proceso de aprendizaje de la
vida de sus protagonistas a través de la experiencia y el diálogo. Baroja concibe la novela como
«un saco donde cabe todo»; su aspiración es «escribir con sencillez». Su extensa producción
novelística puede dividirse en las trilogías «La lucha por la vida» (La busca, Mala hierba, Aurora
roja), «Tierra vasca» (Zalacaín el aventurero, La casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz) y
«La raza» (La dama errante, La ciudad de la niebla, El árbol de la ciencia).
- José Martínez Ruiz, «Azorín». Posee un estilo narrativo impresionista, con fuertes dosis de
lirismo; una sintaxis nominal, una preferencia por la frase corta, el tiempo verbal suele ser el
presente; las novelas presentan una estructura fragmentada con predominio de los descriptivo,
con tramas argumentales mínimas; se aprecia asimismo un uso abundante del diálogo y una
mínima acumulación de detalles. Obras: La voluntad, Las confesiones de un pequeño filósofo,
Doña Inés.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

NOVELA NOVECENTISTA
Se caracteriza por el anti-realismo, anti-romanticismo y anti-noventayochismo. Los escritores son
cosmopolitas y europeístas. Defienden la pureza formal y estilística de sus obras, que pretenden
configurar un arte selectivo y minoritario. Poseen una sólida formación universitaria y un marcado
talante liberal. Se decantan por una novela deshumanizada, alejada del sentimiento; pretenden
reflexionar sobre la inteligencia creadora del hombre.
- Gabriel Miró. En sus novelas se observa la prioridad de la forma sobre el contenido: Las cerezas
del cementerio, El obispo leproso, Nuestro padre San Daniel.
- Ramón Pérez de Ayala. Se caracteriza por su intelectualismo, lirismo, reflexión crítica, estilo
retórico y academicista: Tinieblas en las cumbres, La pata de la raposa, Troteras y danzaderas,
A. M. D. G., Belarmino y Apolonio, Tigre Juan.
Además, hay una novela humorística cultivada por Wenceslao Fernández Flores (El bosque
encantado) y Ramón Gómez de la Serna cuyas novelas son: El torero Caracho (1927), que
distorsiona la visión de la fiesta de los toros, El Novelista (1924), historia de un autor en busca de
motivos e imaginación para sus novelas, o El doctor inverosímil (1921), que narra la historia de un
médico que cura por medio de extraños métodos.
LA NOVELA HACIA 1927
En los mismos años en los que llega a su auge la Generación poética del 27, están escribiendo en
líneas distintas, al menos, otros dos grupos de autores.
El primero está formado por novelistas republicanos que padecieron el exilio: Benjamín Jarnés,
Juan Chabás, Rosa Chacel, Juan José Domenchina, Max Aub o Francisco Ayala. En sus primeras
obras, practican una novela en línea con el “arte deshumanizado” que planteaba Ortega y Gasset.
- Francisco Ayala. Intelectual polifacético, aborda el ensayo, la traducción, la crítica literaria,
el periodismo y la ficción. Contrario a todo tipo de dictadura, refleja en sus textos la
ilegitimidad del poder ejercido con violencia. En su primera etapa, experimenta con la
vanguardia. Obras: Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925), Historia de un amanecer
(1926), El boxeador y un ángel y Cazador en el alba (1929).
El segundo grupo (llamado nuevo romanticismo) plantea una novela social muy comprometida
con la ideología revolucionaria: José Díaz Fernández, Ramón J. Sender y César Mª Arconada.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

5a. HISTORIA DE LA LITERATURA DEL SIGLO XX

LA NOVELA DESDE 1939 HASTA LOS AÑOS 70


NOVELA EXISTENCIAL-TREMENDISTA
La novela de los años 30 (como la poesía) había tendido hacia la rehumanización y el compromiso
social, tras abandonar la deshumanización de los años 20. En esta línea se encuentra la literatura de
Ramón J. Sender, Max Aub, Francisco Ayala, Rosa Chacel, quienes al acabar la guerra marchan
al exilio por su apoyo a la República. Su obra se realiza al margen de la literatura que se hace en
España y, en general, tratan con insistencia sobre el tema de la guerra.
En 1939 el panorama cultural es desolador; muchos autores se han exiliado y la literatura se
encuentra determinada por la presión de la censura, que impide que se pueda expresar una denuncia
explícita.
En la década de 1940 sólo hay casos excepcionales y aislados, como Torrente Ballester, Camilo
José Cela, Carmen Laforet y Miguel Delibes. Estos autores encarnan dos tendencias narrativas:
- Novela existencial: lo existencial se convierte en uno de los temas fundamentales de la narrativa.
Paralelamente a lo que ocurre en la poesía desarraigada, la desorientación, la hostilidad de la vida
y la angustia marcan los motivos de parte de la novela de estos años. Destaca Nada de Carmen
Laforet (Premio Nadal), cuya trama recoge hechos cotidianos de su vida, inmersa en la
incomunicación y el desencanto. También La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes,
novela impregnada de preocupaciones existencialistas, como la obsesión por la muerte y por la
infelicidad.
- El tremendismo: algunas novelas reflejan los aspectos más desagradables y brutales de la
realidad para efectuar una reflexión profunda sobre la condición humana. En 1944 se publica La
familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, novela que narra un cúmulo de crímenes y de
atrocidades que parecen verosímiles por el tipo de protagonista y por el ambiente. Como un nuevo
pícaro, Pascual Duarte narra su biografía para que entendamos cómo ha llegado a ser un
condenado a muerte.
NOVELA SOCIAL-REALISTA
Con la Guerra Fría, en los años 50, España empieza a salir del aislamiento y se incorpora a algunos
organismos internacionales, en la órbita de EEUU. El incipiente desarrollo del turismo y la industria
trae cierta recuperación económica y cambios en los estilos de vida, como las migraciones de los
campesinos hacia las ciudades, la difícil inserción de estas personas en los suburbios urbanos. Al
mismo tiempo, los jóvenes que han vivido la guerra como niños o adolescentes empiezan a manifestar
actitudes críticas respecto al poder y a la división social entre vencedores y vencidos.
Para muchos, La colmena de Cela, publicada en 1951, es un precedente de la novela social. En
ella con más o menos realismo aparece reflejada la sociedad del momento (la de la inmediata
posguerra).
Se observan dos grandes tendencias:
- El neorrealismo. Que se centra en los problemas del hombre como ser individual (la soledad, la
frustración...): Ana Maria Matute, Ignacio Aldecoa, (El fulgor y la sangre), Rafael Sánchez
Ferlosio (El Jarama, 1956; novela conductista; crónica de un día de domingo de un grupo de
jóvenes junto al río Jarama) y Carmen Martín Gaite (Entre visillos).
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

- Novela social (realismo social): se centra en los problemas de los grupos sociales. Jesús
Fernández Santos (Los bravos, 1954), Jesús López Pacheco (Central eléctrica), Juan García
Hortelano (Nuevas amistades, 1959; Tormenta de verano); Armando López Salinas (La mina).
El tema de la novela es la propia sociedad española: la dureza de la vida en el campo, las
dificultades de la transformación de los campesinos en trabajadores industriales; la explotación del
proletariado y la banalidad de la vida burguesa. El estilo de la novela realista es sencillo, tanto en el
lenguaje como en la técnica narrativa, se pretende llegar a un amplio público. Los contenidos
testimoniales o críticos son más importantes.
NOVELA EXPERIMENTAL
Durante la década de los sesenta n se detecta un cierto agotamiento del realismo social y una clara
evolución hacia la experimentación y la renovación. Autores como Luis Goytisolo o Juan Goytisolo
constituyen la avanzadilla de las nuevas tendencias.
- Los escritores españoles se dejan influir por los autores europeos (Proust, Kafka, Joyce),
norteamericanos (Faulkner, Dos Passos) o latinoamericanos (Vargas Llosa, Cortázar, García
Márquez).
- Las novelas pasan a ser más complejas y experimentales, quizás dirigidas a un lector con mejor
preparación intelectual que en los años cincuenta.
- Las novedades no afectan sólo al argumento o la estructura, también a la ortografía, ya que
algunos autores suprimen los signos de puntuación, o los párrafos, y es frecuente que se mezclen
los géneros.
- Ya no se pretende sólo denunciar la situación social, sino que también se persigue el monólogo
interior o los continuos saltos hacia atrás o hacia delante en el argumento.
Dos novelas son consideradas los modelos de las nuevas tendencias: Tiempo de silencio (1962)
de Luis Martín Santos y Señas de identidad (1966) de Juan Goytisolo. Otros autores son Juan
Benet (Volverás a Región), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa) y Miguel Delibes (Cinco horas
con Mario).
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

5a. HISTORIA DE LA LITERATURA DEL SIGLO XX

LA NOVELA DESDE 1975 HASTA NUESTROS DÍAS


NOVELA DE LA DEMOCRACIA
El ambiente de libertad en el que comenzó a desarrollarse la cultura española tras la muerte del
general Franco (20 de noviembre de 1975), permitió un mejor conocimiento de la literatura española
en Europa y de la literatura occidental en España. A ello contribuyó significativamente la
desaparición de la censura (lo que supuso la publicación de novelas españolas prohibidas en nuestro
país y editadas en el extranjero, expurgadas o inéditas), la recuperación de la obra de los escritores
exiliados y un mayor conocimiento de la narrativa de otros países.
En suma, dos son los aspectos más significativos de la novela española en los últimos treinta
años:
- El carácter aglutinador. Acoge prácticamente todas las tendencias, modalidades, discursos,
temas, experiencias y preocupaciones personales.
- La individualidad. Cada novelista elegirá la orientación que le resulte más adecuada para
encontrar un estilo propio con el que expresar su mundo personal y su particular visión de la
realidad.
De modo que puede decirse que en las últimas décadas conviven:
a) Novelistas importantes de toda la posguerra: Delibes, Cela y Torrente Ballester sobre todo.
b) Algunos novelistas de la “Generación del 50”: Juan Goytisolo, Juan Marsé, Carmen Martín
Gaite, etc.
c) Los novelistas de la generación del 75. En los setenta hay autores que siguen cultivando la
novela experimental e intelectual que tiene su origen principal en Tiempo de silencio de Luis
Martín Santos. Suelen prestar más atención a la forma que al contenido, ya que el argumento
llega a casi desaparecer. Abundan las historias fragmentadas y los monólogos interiores. Este
tipo de novela está dirigido a un lector inteligente y culto, con formación suficiente para
comprender las dificultades sintácticas que los autores plantean. Es la llamada generación de
1975 o también generación de 1968 (mayo del 68): Eduardo Mendoza, Félix de Azúa, Juan José
Millás, Vicente. Molina Foix, Soledad Puértolas, entre otros.
d) Nuevos escritores dados a conocer ya después del franquismo: Manuel Vicent, Julio Llamazares,
Javier Marías, Luis Mateo Díez, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Luis Landero, etc.
NUEVAS TENDENCIAS NARRATIVAS
Por otra parte, no resulta fácil discernir en la nueva narrativa unas corrientes o escuelas definidas;
sí es posible, no obstante, identificar ciertas tendencias temáticas. Las más relevantes son estas:
- Novela policíaca y de intriga. Este subgénero resurge con especial fuerza. Entre sus cultivadores
destacan Manuel Vázquez Montalbán, autor de una serie protagonizada por el detective privado
Pepe Carvalho. A esta tendencia pertenecen también algunas novelas de Antonio Muñoz
Molina: El invierno en Lisboa, Beltenebros, o Plenilunio. Su última obra, Sefarad ha sido
definida por el autor como "novela de novelas" y supone la recuperación de historias de destierros
y desarraigos acontecidos durante el siglo XX.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

- Novela histórica. Se pueden citar como ejemplos El oro de los sueños, de José María Merino;
El hereje (1998), de Miguel Delibes, así como la saga protagonizada por el capitán Alatriste,
de Arturo Pérez-Reverte, ambientada en el Siglo de Oro. En los últimos años son frecuentes
las novelas históricas contextualizadas en épocas cercanas, especialmente en la Guerra Civil,
como Soldados de Salamina (2001), de Javier Cercas; La voz dormida (2002), de Dulce
Chacón, o los relatos breves que componen Los girasoles ciegos de Alberto Méndez.
- Novela de la reflexión íntima. Este tipo de narrativa se centra en la búsqueda personal y la
reflexión sobre la propia existencia. Obras representativas de esta tendencia son Mortal y rosa
(1975), de Francisco Umbral, sentida reflexión sobre la muerte escrita con brillante estilo, o El
desorden de tu nombre, de Juan José Millás, que combina la introspección psicológica con la
reflexión literaria. En La lluvia amarilla (1988), Julio Llamazares narra el abandono de los
pueblos a través de un largo y emocionado monólogo.
- Novela de la memoria y del testimonio. La memoria de una generación y el compromiso son
los temas básicos de esta corriente, en la que se encuadran novelistas como Rosa Montero, con
Te trataré como a una reina (1981), defensa de la condición femenina, y la producción
novelística de Luis Mateo Díez.
- Novela culturalista. En los últimos años han aparecido una serie de autores jóvenes que hacen
una novela que se ocupa de analizar y explicar diferentes aspectos de la cultura occidental desde
unas posturas bastante eruditas. Eso es lo que hace Juan Manuel de Prada con Las máscaras
del héroe o La tempestad.
- Otras tendencias en la novela de los autores más jóvenes es la de hacer una novela que trata los
problemas de la juventud urbana con una estética muy cercana a la contracultura (Historias del
Kronen, de José Ángel Mañas, Ray Loriga con Héroes o Lucía Etxebarría en Sexo, prozac y
dudas).
Una nueva generación de narradores nacidos en torno a los ochenta parece encabezar un giro
novelístico. Bajo el nombre de Afterpop o generación «Nocilla» (debido al título de los libros del
principal representante de esta tendencia, Agustín Fernández Mallo: Nocilla experience; Nocilla
dream) la crítica ha agrupado a una serie de escritores; además del citado Fernández Mallo,
encontramos en esta línea a los novelistas Germán Sierra, Vicente Luis Mora o Javier Calvo. Se
percibe en ellos el influjo de la estética híbrida y fragmentaria de las nuevas tecnologías (blogs, wikis,
youtube, facebook, chats).
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

5a. HISTORIA DE LA LITERATURA DEL SIGLO XX

EL TEATRO DESDE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX HASTA 1939


En este período podemos establecer dos grandes grupos de autores: unos que realizan un teatro
que cuentan con el favor del público, aunque son escasamente renovadores (teatro triunfante); un
segundo grupo que renueva las formas dramáticas (teatro innovador).
EL TEATRO TRIUNFANTE
Podemos distinguir varias líneas:
- Teatro continuador del Realismo del siglo XIX, renovando algunos aspectos. Su principal
representante es Jacinto Benavente, ejemplo claro de las concesiones al público burgués. Su
primera obra (El nido ajeno) fue bien recibida por los jóvenes intelectuales, pero mal por la
burguesía. Ante esta disyuntiva (ser autor de minorías o de mayorías) Benavente optó por
amoldarse a los gustos mayoritarios, y se limita en sus obras a censurar pequeños vicios, sin hacer
críticas totales. Sus mejores obras son Los intereses creados y La Malquerida. Recibió el premio
Nobel.
- Teatro poético en verso, mezcla de Romanticismo y Modernismo, ideológicamente muy
conservador y tradicional, con constantes alusiones a las perdidas glorias del Imperio español.
Por su temática, es un teatro eminentemente histórico. Destacan Francisco Villaespesa,
Eduardo Marquina y, con matices, los hermanos Machado (La Lola se va a los puertos).
- Teatro cómico, intranscendente, cuya intención es hacer pasar un buen rato. Es un teatro muy
reiterativo en las formas de conseguir el humor: equívocos, juegos de palabras,
regionalismos…Destacamos a los hermanos Álvarez Quintero (representantes del teatro
regionalista andaluz, que escriben obras agudas e ingeniosas, con un claro dominio de la técnica:
El genio alegre, La Puebla de las mujeres), Carlos Arniches (pintor de las costumbres
madrileñas y creador de la «tragedia grotesca», donde se aúnan lo risible y lo conmovedor: La
señorita de Trevélez) y el gaditano Pedro Muñoz Seca, inventor de un nuevo género, el
«astracán», una parodia, en verso, del teatro posromántico: La venganza de don Mendo.
EL TEATRO INNOVADOR
Los mejores autores serán Valle-Inclán y García Lorca. Pero debemos reseñar otros autores que
plantearon en España un teatro distinto:
- Unamuno escribe un teatro de ideas, donde lo fundamental es el texto, el conflicto de los
personajes. Hay, por lo general, poca acción y casi total ausencia de elementos escénicos. Fedra,
El Otro.
- Jacinto Grau (El señor de Pigmalión) o Ramón Gómez de la Serna (Los medios seres) plantean
también experiencias renovadoras.
- Pedro Salinas y Rafael Alberti, autores del 27, escriben un teatro interesante. El segundo
destaca como autor (Noche de guerra en el museo del Prado) y como director teatral.
- Jardiel Poncela y Miguel Mihura son los máximos exponentes de un grupo de autores (la «otra
Generación del 27») que realizan una interesante labor de renovación en el teatro humorístico
español. Los dos alcanzan su máxima consideración tras la Guerra Civil.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

Dos figuras destacan, sin duda, en el panorama teatral español del siglo XX: Valle-Inclán y García
Lorca.
Ramón María del Valle-Inclán es uno de los autores más controvertidos, rigurosos,
extravagantes y geniales que ha dado nuestra literatura. Se inició en el Modernismo con las novelas
de la serie de las Sonatas, memorias del marqués de Bradomín, un «don Juan feo, católico y
sentimental», donde conviven la elegancia más exquisita y la provocación más amoral. Continuó, en
una etapa intermedia, con las Comedias Bárbaras, donde aparecen extraños personajes, violentos o
tarados, tiránicos… Estas Comedias, híbridos entre novela y drama, son difícilmente representables:
gran longitud, cambios rapidísimos de escenario, extensas acotaciones escénicas.
Su última etapa, la más lograda, es la de los esperpentos; sobresalen Divinas palabras y Luces
de bohemia, ambas de 1920. España es una deformación grotesca de la civilización europea. La
tragedia es un género demasiado noble para recoger aquel ambiente. De ahí que «el sentido trágico
de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada»: ese es el
fundamento del esperpento.
Luces de Bohemia narra la última noche de vida del poeta Max Estrella, ciego bohemio, pobre y
desafortunado, que deambula por las calles de Madrid camino de su muerte, recorriendo diversos
lugares y dando cuenta de la crítica situación del país.
Federico García Lorca representa una de las más altas cumbres de la dramática española
moderna. En conjunto, la obra de Lorca supone un intento constante de depuración, de búsqueda del
restablecimiento de la pureza original de la palabra evocadora, connotativa, alejada del servicio
utilitario, pero sin olvidar su función comunicativa.
Como dramaturgo, muestra un concepto renovador del arte escénico que ha convertido a Lorca
en el dramaturgo español más conocido de todos los tiempos, un clásico cuyas obras aún continúan
en los repertorios de las más conocidas compañías teatrales de todo el mundo.
El teatro de Lorca parte de tres principios: depurar el teatro poético, incorporar las tendencias
vanguardistas y acercar el teatro al pueblo. La mujer es la protagonista del teatro lorquiano. Una mujer
que representa el ansia de libertad en una sociedad patriarcal y machista, marcada por un destino
trágico, por pasiones que se verán condenadas al olvido o al rechazo. Las obras representan la tragedia
de toda persona condenada a la frustración en sus deseos más íntimos y a la marginación.
Amor imposible; conflicto entre el deseo y la realidad; enfrentamiento de libertad y autoridad…
en definitiva, el tema de la frustración es una constante en el teatro lorquiano: Bodas de sangre (amor
frustrado), Yerma (maternidad frustrada) y La Casa de Bernarda Alba (amor y libertad frustrados).
También cultiva un teatro puramente innovador, de raíz surrealista, con obras como El público y Así
que pasen cinco años.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

5a. HISTORIA DE LA LITERATURA DEL SIGLO XX

EL TEATRO DESDE 1939 HASTA NUESTROS DÍAS


Las duras condiciones de la posguerra afectaron a la creación literaria y, como es de esperar, la
producción teatral no se va a ver libre de dificultades. Dadas las especiales características del
espectáculo dramático, se puede afirmar que el teatro vivió durante la posguerra una intensa crisis
general: los autores escasean y padecen una férrea censura; por otra parte, el público y los empresarios
no están dispuestos a la innovación, lo que hace que el teatro quede reducido a un mero espectáculo
para la diversión. Además, en esta época aparece un competidor feroz: el cine.
El teatro triunfante en la inmediata posguerra propone una clara continuidad con las formas y
los temas dramáticos anteriores a la Guerra Civil española. Se trata de una serie de autores que
conciben el espectáculo teatral a la manera de Jacinto Benavente: José María Pemán, Juan Ignacio
Luca de Tena, Claudio de la Torre, Joaquín Calvo Sotelo, José López Rubio y Víctor Ruiz Iriarte. La
alta comedia benaventina no trata de innovar ni presenta disposición a la ruptura. Es un subgénero
basado en el diálogo agudo y brillante.
TEATRO DE HUMOR
Además de la alta comedia, el panorama dramático de la posguerra muestra una clara tendencia
al teatro de humor. Dos son los representantes más destacados: Enrique Jardiel Poncela y Miguel
Mihura.
Jardiel Poncela (Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Eloísa está debajo de un almendro)
busca el humor en el planteamiento de situaciones inverosímiles y absurdas; sin embargo, a diferencia
de Valle-Inclán, quien renunció a ver representadas sus obras, Jardiel Poncela siempre trató de
acomodar sus argumentos a la lógica final y a las condiciones técnicas del teatro y del escenario. Este
esfuerzo, que en realidad representó una concesión al público y una subordinación al éxito, malogró
ideas y situaciones que podrían haber sido geniales.
La evolución literaria de Miguel Mihura está marcada por la imposibilidad de representar Tres
sombreros de copa. La obra, escrita en 1932, contiene tal poder crítico y corrosivo que se impidió su
representación hasta 1952, cuando el Teatro Español Universitario (TEU) la representó con enorme
éxito. Sin duda, la fama que ya había adquirido Mihura como periodista de La Codorniz fue un factor
decisivo que ayudó a dicho éxito. El resto de la producción de Mihura es posterior a estas fechas;
destacamos Maribel y la extraña familia y Ninette y un señor de Murcia.
TEATRO REALISTA
En los años 50 surge, al igual que en la lírica o en la novela, un teatro social, comprometido con
los problemas del ser humano. Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre son los autores más
sobresalientes. Este teatro plantea una ruptura con la línea anterior; se generó una polémica entre los
autores. Se habla de posibilismo e imposibilismo. El posibilismo (Buero Vallejo) plantea un teatro
moderadamente crítico que pueda estrenarse y que llegue al público; un teatro arriesgado, pero no
temerario. Para Alfonso Sastre no hay un teatro imposible, sino momentáneamente imposibilitado. El
autor debe escribir lo que piensa y siente, sin censuras, aunque ello implique que, en un primer
momento, sus obras sean censuradas.
De Buero Vallejo (El tragaluz; Historia de una escalera) destaca su teatro de la inmersión, en el
que el espectador observa la historia desde dentro, desde el punto de vista de un personaje: La
Fundación.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

Por su parte, Alfonso Sastre concibe el teatro como un medio de concienciación y de agitación.
Para este dramaturgo, el escritor debe actuar como si no existiera un teatro imposible de estrenar; hay
que actuar como si hubiera libertad. Temáticamente, Sastre propone investigar la condición del ser
humano actual y examinar sus relaciones con la sociedad y, en torno a estos asuntos, elabora un teatro
trágico, de protesta y que invita a reflexionar sobre la necesidad de un cambio social. Escuadra hacia
la muerte o La sangre y la ceniza son sus principales piezas dramáticas.
A partir de los 60 continúa esta línea más tradicional de teatro, basado ante todo en el diálogo,
con nuevos autores como Antonio Gala (Anillos para una dama), José Luis Alonso de Santos
(Bajarse al moro) o Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano).
TEATRO VANGUARDISTA
En una vertiente mucho más rompedora desde el punto de vista formal, nos hallamos con autores
como Fernando Arrabal (Pic-Nic; Cementerio de automóviles), Francisco Nieva o Miguel
Romero Esteo.
Fernando Arrabal se da a conocer con Los hombres del triciclo, rechazada por público y crítica.
Decidió marcharse a Francia, donde ha vivido, escrito y publicado. Hoy en día posee un alto prestigio
internacional como renovador de la escena dramática. Arrabal proclama las raíces hispánicas de su
teatro: Quevedo, Valle-Inclán, Postismo... Cultiva el absurdo, el esperpento y, sobre todo, es conocido
por la creación del teatro «pánico»: conciliar lo absurdo con lo cruel e irónico, identificar el arte con
el acto vivido y la adopción de la ceremonia como forma de expresión. Obras en esta línea son Pic-
Nic, Cementerio de automóviles, Los dos verdugos… Posteriormente, su teatro adquiere tonos
políticos de lucha: Teatro de guerrilla. Estuvo terminantemente prohibido en España hasta la llegada
de la democracia.
También asistimos al florecimiento de diversos grupos teatrales que representan, hoy por hoy, lo
más innovador de la escena española: Els Joglars, Els Comediants, Fura dels Baus, La cubana,
La cuadra…
Entre los acontecimientos más interesantes de los últimos años destaca la tardía consagración de
José Sanchís Sinisterra con ¡Ay, Carmela!, agridulce historia de dos actores en medio de la guerra;
La eternidad y el vampiro de Emilio Ballesteros, reciente obra en clave neorromántica de acentuada
complicación técnica y escénica; o, entre otros, el prolífico dramaturgo Juan Antonio Mayorga con
un teatro profundo, comprometido y metódico en el que destacan obras como El chico de la última
fila.
Bloque de Educación Literaria Pregunta 5a: Historia de literatura

ACTIVIDADES DE HISTORIA DE LA LITERATURA

1) Realización de esquemas, resúmenes, cuadros sinópticos, etc. de cada tema.

2) Exposición con presentación incluida de cada etapa literaria.

3) Trabajos de investigación sobre diferentes autores.

4) Comentario narrativo, lírico o teatral de diferentes textos.

5) Elaboración de una valoración crítica sobre una obra.

6) Enumeración de las características de un movimiento.

7) Creación literaria imitando el estilo de ciertos autores.

8) Lectura de obras o fragmentos relacionado con los contenidos.

9) División de la clase en grupos y especialización en los diferentes movimientos y la


interrelación con las demás artes.

10) Búsqueda de información de otros escritores/as de otras nacionalidades y sus obras.

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