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ANTOLOGIA DE POEMAS

CAMINANTE NO HAY CAMINO


(Antonio Machado)

Caminante, son tus huellas


el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Caminante, son tus huellas


el camino y nada más

al volver la vista atrás


se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
POEMA XX.
(Pablo Neruda)

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
RIMA LIII
(Gustavo Adolfo Bécquer)

Volverán las oscuras golondrinas


en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban


tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas


de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío


cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos


las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas


como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!
SONETO XXIII
(Garcilaso de la Vega)

En tanto que de rosa y azucena


se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto
enciende el corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena


del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

coged de vuestra alegre primavera


el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre.
"EL MAR SUS MILLARES DE OLAS"
(Gabriela Mistral)

El mar sus millares de olas


mece, divino.

Oyendo a los mares amantes,


mezo a mi niño.

El viento errabundo en la noche


mece los trigos.

Oyendo a los vientos amantes,


mezo a mi niño.

Dios Padre sus miles de mundos


mece sin ruido.

Sintiendo su mano en la sombra


mezo a mi niño.
"RIMA IV"
(Gustavo Adolfo Bécquer)

No digáis que, agotado su tesoro,


de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso


palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance


las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,


sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen


los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
"YO NO TENGO SOLEDAD"
(Gabriela Mistral)

Es la noche desamparo
de las sierras hasta el mar.
Pero yo, la que te mece,
¡yo no tengo soledad!

Es el cielo desamparo
si la Luna cae al mar.
Pero yo, la que te estrecha,
¡yo no tengo soledad!

Es el mundo desamparo
y la carne triste va.
Pero yo, la que te oprime,
¡yo no tengo soledad!
"LA HIGUERA"
(Juana de Ibarbourou)

Porque es áspera y fea,


porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos,


ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste


con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez, a la noche,


cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:

¡Hoy a mí me dijeron hermosa!


"ODA A LA CEBOLLA" y parece que el cielo contribuye
(Pablo Neruda) dándote fina forma de granizo
a celebrar tu claridad picada
sobre los hemisferios de un tomate.
Cebolla, Pero al alcance
luminosa redoma, de las manos del pueblo,
pétalo a pétalo regada con aceite,
se formó tu hermosura, espolvoreada
escamas de cristal te acrecentaron con un poco de sal,
y en el secreto de la tierra oscura matas el hambre
se redondeó tu vientre de rocío. del jornalero en el duro camino.
Bajo la tierra Estrella de los pobres,
fue el milagro hada madrina
y cuando apareció envuelta
tu torpe tallo verde, en delicado papel,
y nacieron sales del suelo,
tus hojas como espadas en el huerto, eterna, intacta, pura
la tierra acumuló su poderío como semilla de astro,
mostrando tu desnuda transparencia, y al cortarte
y como en Afrodita el mar remoto el cuchillo en la cocina
duplicó la magnolia sube la única lágrima
levantando sus senos, sin pena.
la tierra Nos hiciste llorar sin afligimos.
así te hizo, Yo cuanto existes celebré, cebolla,
cebolla, pero para mí eres
clara como un planeta, más hermosa que un ave
y destinada de plumas cegadoras,
a relucir, eres para mis ojos
constelación constante, globo celeste, copa de platino,
redonda rosa de agua, baile inmóvil
sobre de anémona nevada
la mesa y vive la fragancia de la tierra
de las pobres gentes. en tu naturaleza cristalina.
Generosa
deshaces
tu globo de frescura
en la consumación
ferviente de la olla,
y el jirón de cristal
al calor encendido del aceite
se transforma en rizada pluma de oro.
También recordaré cómo fecunda
tu influencia el amor de la ensalada
"AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE"
(Francisco de Quevedo)

Cerrar podrá mis ojos la postrera


sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de es otra parte, en la ribera,


dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,


venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará, no su cuidado;


serán ceniza, más tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
"HOMBRE PEQUEÑITO"
(Alfonsina Storni)

Hombre pequeñito, hombre pequeñito,


Suelta a tu canario que quiere volar…
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar.
Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
Hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
Ni me entenderás.
Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
Ábreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequeñito, te amé media hora,
No me pidas más.
Bien pudiera ser
Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
No fuera más que aquello que nunca pudo ser,
No fuera más que algo vedado y reprimido
De familia en familia, de mujer en mujer.
Dicen que en los solares de mi gente, medido
Estaba todo aquello que se debía hacer…
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
De mi casa materna… Ah, bien pudiera ser…
A veces a mi madre apuntaron antojos
De liberarse, pero se le subió a los ojos
Una honda amargura, y en la sombra lloró.
Y todo eso mordiente, vencido, mutilado
Todo eso que se hallaba en su alma encerrado,
Pienso que sin quererlo lo he libertado yo.
"PROVERBIOS Y CANTARES XXIX"
(Antonio Machado)

Caminante, son tus huellas


el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,


y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino


sino estelas en la mar.
"LA SANGRE DERRAMADA" y encontró su sangre abierta. feria!
(Federico García Lorca) ¡No me digáis que la vea! ¡Qué tremendo con las
No quiero sentir el chorro últimas
¡Que no quiero verla! cada vez con menos fuerza; banderillas de tiniebla!
ese chorro que ilumina
Dile a la luna que venga, los tendidos y se vuelca Pero ya duerme sin fin.
que no quiero ver la sangre sobre la pana y el cuero Ya los musgos y la hierba
de Ignacio sobre la arena. de muchedumbre sedienta. abren con dedos seguros
la flor de su calavera.
¡Que no quiero verla! ¡Quién me grita que me Y su sangre ya viene
asome! cantando:
La luna de par en par. ¡No me digáis que la vea! cantando por marismas y
Caballo de nubes quietas, praderas,
y la plaza gris del sueño No se cerraron sus ojos resbalando por cuernos
con sauces en las barreras. cuando vio los cuernos ateridos,
cerca, vacilando sin alma por la
¡Que no quiero verla! pero las madres terribles niebla,
levantaron la cabeza. tropezando con miles de
Que mi recuerdo se quema. Y a través de las ganaderías, pezuñas
¡Avisad a los jazmines hubo un aire de voces como una larga, oscura,
con su blancura pequeña! secretas triste lengua,
que gritaban a toros celestes para formar un charco de
¡Que no quiero verla! mayorales de pálida niebla. agonía
La vaca del viejo mundo No hubo príncipe en Sevilla junto al Guadalquivir de las
pasaba su triste lengua que comparársele pueda, estrellas.
sobre un hocico de sangres ni espada como su espada ¡Oh blanco muro de España!
derramadas en la arena, ni corazón tan de veras. ¡Oh negro toro de pena!
y los toros de Guisando, Como un río de leones ¡Oh sangre dura de Ignacio!
casi muerte y casi piedra, su maravillosa fuerza, ¡Oh ruiseñor de sus venas!
mugieron como dos siglos y como un torso de mármol No.
hartos de pisar la tierra. su dibujada prudencia. ¡Que no quiero verla!
No. Aire de Roma andaluza Que no hay cáliz que la
le doraba la cabeza contenga,
¡Que no quiero verla! donde su risa era un nardo que no hay golondrinas que
de sal y de inteligencia. se la beban,
Por las gradas sube Ignacio ¡Qué gran torero en la plaza! no hay escarcha de luz que la
con toda su muerte a cuestas. ¡Qué buen serrano en la enfríe,
Buscaba el amanecer, sierra! no hay canto ni diluvio de
y el amanecer no era. ¡Qué blando con las espigas! azucenas,
Busca su perfil seguro, ¡Qué duro con las espuelas! no hay cristal que la cubra de
y el sueño lo desorienta. ¡Qué tierno con el rocío! plata.
Buscaba su hermoso cuerpo ¡Qué deslumbrante en la No.

¡¡Yo no quiero verla!!

"YO SOY ARDIENTE, YO SOY MORENA"


(Gustavo Adolfo Bécquer)

Yo soy ardiente, yo soy morena,


yo soy el símbolo de la pasión;
de ansia de goces mi alma está llena;
¿a mí me buscas? -No es a ti, no.

-Mi frente es pálida; mis trenzas, de oro;


puedo brindarte dichas sin fin;
yo de ternura guardo un tesoro;
¿a mí me llamas? -No, no es a ti.

-Yo soy un sueño, un imposible,


vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible;
no puedo amarte. -¡Oh, ven; ven tú!
"ELEGÍA A RAMÓN SIJÉ"
(Miguel Hernández)

Yo quiero ser llorando el hortelano quiero apartar la tierra parte a parte


de la tierra que ocupas y estercolas, a dentelladas secas y calientes.
compañero del alma, tan temprano.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
Alimentando lluvias, caracolas y besarte la noble calavera
y órganos mi dolor sin instrumento, y desamordazarte y regresarte.
a las desalentadas amapolas
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
daré tu corazón por alimento. por los altos andamios de las flores
Tanto dolor se agrupa en mi costado, pajareará tu alma colmenera
que por doler me duele hasta el aliento.
de angelicales ceras y labores.
Un manotazo duro, un golpe helado, Volverás al arrullo de las rejas
un hachazo invisible y homicida, de los enamorados labradores.
un empujón brutal te ha derribado.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
No hay extensión más grande que mi y tu sangre se irán a cada lado
herida, disputando tu novia y las abejas.
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida. Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
Ando sobre rastrojos de difuntos, mi avariciosa voz de enamorado.
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos. A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
Temprano levantó la muerte el vuelo, que tenemos que hablar de muchas cosas,
temprano madrugó la madrugada, compañero del alma, compañero.
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,


no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta


de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,

"POEMA 15"
(Pablo Neruda)

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,


y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma


emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.


Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio


claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.


Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa basta.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto
"A UNA ROSA"
(Sor Juana Inés de la Cruz)

Rosa divina, que en gentil cultura


Eres con tu fragante sutileza
Magisterio purpúreo en la belleza,
Enseñanza nevada a la hermosura.

Amago de la humana arquitectura,


Ejemplo de la vana gentileza,
En cuyo ser unió naturaleza
La cuna alegre y triste sepultura.

¡Cuán altiva en tu pompa, presumida


soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida.

¡De tu caduco ser das mustias señas!


Con que con docta muerte y necia vida,
Viviendo engañas y muriendo enseñas.
"EL NIÑO YUNTERO" A fuerza de golpes, fuerte,
(Miguel Hernández) Y a fuerza de sol, bruñido,
Con una ambición de muerte
Despedaza un pan reñido.
Carne de yugo, ha nacido
Más humillado que bello, Cada nuevo día es
Con el cuello perseguido Más raíz, menos criatura,
Por el yugo para el cuello. Que escucha bajo sus pies
La voz de la sepultura.
Nace, como la herramienta
A los golpes destinado, Y como raíz se hunde
De una tierra descontenta En la tierra lentamente,
Y un insatisfecho arado. Para que la tierra inunde
De paz y panes su frente.
Entre estiércol puro y vivo
De vacas, trae a la vida Me duele este niño hambriento
Un alma color de olivo Como una grandiosa espina,
Vieja y ya encallecida. Y su vivir ceniciento
Revuelve mi alma de encina.
Empieza a vivir, y empieza
A morir de punta a punta, Lo veo arar los rastrojos,
Levantando la corteza Y devorar un mendrugo,
De su madre con la yunta. Y declarar con los ojos
Que por qué es carne de yugo.
Empieza a sentir, y siente
La vida como una guerra, Me da su arado en el pecho,
Y a dar fatigosamente Y su vida en la garganta
En los huesos de la tierra. Y sufro viendo el barbecho
Tan grande bajo su planta.
Contar sus años no sabe
Y ya sabe que el sudor Quién salvará a ese chiquillo
Es una corona grave Menor que un grano de avena?
De sal para el labrador. De dónde saldrá el martillo
Verdugo de esta cadena?
Trabaja y mientras trabaja
Masculinamente serio, Que salga del corazón
Se unge de lluvias y se alhaja De los hombres jornaleros,
De carne de cementerio. Que antes de ser hombres son
Y han sido niños yunteros.
"A VECES ME FIGURO QUE ESTOY ENAMORADO"
(Luis Cernuda)

A veces me figuro que estoy enamorado,


y es dulce, y es extraño,
aunque, visto por fuera, es estúpido, absurdo.
Las canciones de moda me parecen bonitas,
y me siento tan solo
que por las noches bebo más que de costumbre.
Me ha enamorado Adela, me ha enamorado Marta,
y, alternativamente, Susanita y Carmen,
y, alternativamente, soy feliz y lloro.
No soy muy inteligente, como se comprende,
pero me complace saberme uno de tantos
y en ser vulgarcillo hallo cierto descanso.
PALABRAS DESCONOCIDAS

BIBLIOGRAFIA

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camino-antonio-machado/

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UNA-ROSA-BLANCA.pdf

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escribir-los-versos-mas-tristes-esta-noche-de-pablo-neruda/

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antologia_16.htm

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Amor_constante_mas_alla_de_la_muerte_Francisco_de_Quevedo.pdf
https://elbuenlibrero.com/hombre-pequenito-un-poema-de-alfonsina-
storni/

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rosa/#sthash.9YnQF2sr.dpbs

https://solopoemass.wordpress.com/2018/05/21/a-veces-me-figuro-que-
estoy-enamorado-de-gabriel-celaya/

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