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Cuadernillo Tercer Bimestre y Cuarto Bimestres Agos
Cuadernillo Tercer Bimestre y Cuarto Bimestres Agos
LENGUAJE
Alumna/o: ______________________
Unidad 3:
1
Constituyentes de la oración.
Objeto directo.
Objeto indirecto.
Circunstanciales.
Marco en la narración.
MOMENTO DE LECTURA
Ambrose Bierce
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De los dos hombres que estaban hablando, uno era médico.
-Le pedí que viniera, doctor, aunque no creo que pueda hacer nada. Quizás pueda recomendarme
un especialista en psicopatía, porque creo que estoy un poco loco.
-Juzgue usted mismo: tengo alucinaciones. Todas las noches me despierto y veo en la habitación,
mirándome fijamente, un enorme perro negro de Terranova con una pata delantera de color blanco.
-Dice usted que despierta; ¿pero está seguro de eso? A veces, las alucinaciones tan sólo son
sueños.
-Oh, despierto, de eso estoy seguro. A veces me quedo acostado mucho tiempo mirando al perro
tan fijamente como él a mí... siempre dejo la luz encendida. Cuando no puedo soportarlo más, me
siento en la cama: ¡y no hay nada en la habitación!
El médico se rió de su propia broma, pero sin dejar de observar al paciente con el rabillo del ojo.
Después, dijo:
-Fleming, la descripción que me ha dado del animal concuerda con la del perro del fallecido Atwell
Barton.
Fleming se incorporó a medias en su asiento, pero volvió a sentarse e hizo un visible intento de
mostrarse indiferente.
-Me acuerdo de Barton -dijo-. Creo que era... se informó que... ¿no hubo algo sospechoso en su
muerte?
-Hace tres años, el cuerpo de su viejo enemigo, Atwell Barton, se encontró en el bosque, cerca de
su casa y también de la de usted. Había muerto acuchillado. No hubo detenciones porque no se
encontró ninguna pista. Algunos teníamos nuestra «teoría». Yo tenía la mía. ¿Pensó usted algo?
-¿Yo? Por su alma bendita, ¿qué podía saber yo al respecto? Recordará que marché a Europa casi
inmediatamente después, y volví mucho más tarde. No puede pensar que en las escasas semanas
que han transcurrido desde mi regreso pudiera construir una «teoría». En realidad, ni siquiera había
pensado en el asunto. ¿Pero qué pasa con su perro?
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-Fue el primero en encontrar el cuerpo. Murió de hambre sobre su tumba.
Desconocemos la ley inexorable que subyace bajo las coincidencias. Staley Fleming no, o quizás
no se habría puesto en pie de un salto cuando el viento de la noche trajo por la ventana abierta el
aullido prolongado y lastimero de un perro distante. Recorrió varias veces la habitación bajo la
mirada fija del médico, hasta que, parándose abruptamente delante de él, casi le gritó:
-¿Qué tiene que ver todo esto con mi problema, doctor Halderman? Se ha olvidado del motivo de
que le hiciera venir.
El médico se levantó, puso una mano sobre el brazo del paciente y le dijo con amabilidad:
-Perfectamente. Si algo le inquieta, pulse el botón, pero sin erguirse. Buenas noches.
Instalado cómodamente en un sillón, el médico se quedó mirando fijamente los carbones ardientes
de la chimenea y meditando en profundidad, aunque aparentemente sin propósito, pues
frecuentemente se levantaba y abría la puerta que daba a la escalera, escuchaba atentamente y
después volvía a sentarse. Sin embargo, acabó por quedarse dormido y al despertar había pasado
ya la medianoche. Removió el fuego, cogió un libro de la mesa que tenía a su lado y miró el título.
Eran las Meditaciones de Denneker. Lo abrió al azar y empezó a leer.
«Lo mismo que ha sido ordenado por Dios que toda carne tenga espíritu y adopte por tanto las
facultades espirituales, también el espíritu tiene los poderes de la carne, aunque se salga de ésta y
viva como algo aparte, como atestiguan muchas violencias realizadas por fantasmas y espíritus de
los muertos. Y hay quien dice que el hombre no es el único en esto, pues también los animales
tienen la misma inducción maligna, y...»
Interrumpió su lectura una conmoción en la casa, como si hubiera caído un objeto pesado. El lector
soltó el libro, salió corriendo de la habitación y subió velozmente las escaleras que conducían al
dormitorio de Fleming. Intentó abrir la puerta pero, contrariando sus instrucciones, estaba cerrada.
Empujó con el hombro con tal fuerza que ésta cedió. En el suelo, junto a la cama en desorden,
vestido con su camisón, yacía Fleming moribundo.
El médico levantó la cabeza de éste del suelo y observó una herida en la garganta.
Cuando el hombre murió, el examen detallado reveló las señales inequívocas de unos colmillos de
animal profundamente hundidos en la vena yugular.
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ACTIVIDADES
1) Vinculá el título del cuento con lo que le sucede a Fleming noche a noche.
2) ¿Qué relación existe entre el fragmento del libro que lee el doctor mientras su paciente
descansa y el desenlace de la obra?
4) ¿Por qué Fleming “se incorpora con violencia” cuando, mientras conversa con el doctor,
oye el aullido del perro?
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MOMENTO DE LECTURA
Viscoso en la oscuridad
Juan Seguer prometió que nos contaría todo tal cual como se lo había referido en su
momento al comisario, cuando fue a exponer la denuncia. Los había contratado la viuda de Ortiz, a
él y a Mario Guitián, para que sacaran algo que se le había metido en el galpón. Por los datos que
les dio, pensaron que era un animal. Una comadreja, quizá.
Ellos no solían efectuar trabajos de esa clase, pero la viuda pagaba bien. Según les
explicó, el animal se había instalado allí hacía muchos años, poco después de morir el marido. Don
Ortiz era un pan de bondadoso, pero jamás tuvo habilidad para manejar el ingenio. Y desde que él
falleció, a la viuda empezaron a irle bien las cosas. Ahora era una de las personas más ricas de la
zona.
La mujer relató que al principio el bicho se escondía cada vez que alguien subía, pero
con el tiempo fue tomando confianza y permanecía quieto en medio del galpón mirando con
curiosidad a las personas. Más tarde la mirada se hizo desafiante. La última vez que la hija menor
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fue allá con sus amiguitas para jugar, el animal les gruñó. Las niñas bajaron asustadas y le
contaron a la madre. La señora entonces decidió hacerlo sacar.
Seguer y Guitián subieron de noche, por no contradecir a la viuda, porque ella decía
que sería más fácil si lo sorprendían dormido.
Llevaron linternas, sogas para enlazarlo, una jaulita de medio metro de largo, y dos
cuchillos y un revólver por si se retobaba. Aunque como la mujer les rogaba que le tuvieran
paciencia y trataran de no lastimarlo, estaban dispuestos a no usar las armas. Ella se conformaba
con que lo soltaran lejos, en el monte, porque estaba fastidiada de tenerlo frente a la casa.
Los hombres treparon por la escalera con cuidado de no hacer ruido. Juan Seguer iba
adelante. Apoyó las cosas en la primera superficie plana que encontró y, haciendo fuerza con sus
brazos, subió de un salto. Luego ayudó a Mario Guitián. Arriba había un olor caliente y
nauseabundo, como a carne podrida, y apenas se podía respirar.
Prendieron las linternas y comenzaron la búsqueda. Guitián fue hacia el fondo y Seguer hacia el
frente. Habían quedado de acuerdo en que si lo veían, se avisarían sin hablar, sólo iluminando el
techo.
Seguer caminó despacio sobre los tablones del piso. No siempre podía evitar que
crujieran. Pocos metros atrás de él, escuchaba también las pisadas de Mario. Llegó hasta las
aberturas que daban al exterior. Lo sorprendió hallarlas clausuradas con unas tremendas vigas
clavadas a los marcos. Afuera graznó un zorro del agua. Se sentó en un fardo de pasto y recorrió
con la linterna todos los rincones. Vio algunas herramientas en desorden y una rata enorme, pero
ningún indicio del animal. Decididamente no estaba en el sector que le había tocado revisar.
De pronto, el techo se iluminó. Mario Guitián lo había localizado. Fue hasta allá lo más
rápido que pudo y en el trayecto tropezó con algo y cayó haciendo bastante ruido. Señaló con la
linterna para ver. Primero no comprendió bien qué era lo que estaba en el piso: parecían pedazos
de género desflecado, endurecidos por el polvo. Luego aquel olor asqueroso golpeó más fuerte su
nariz y acomodó mejor las imágenes: se trataba de huesos, grandes huesos con pedazos de carne
adheridos. Investigó un poco más allá y vio una cabeza. Era un cráneo humano.
A los tumbos, alcanzó una de las paredes. Alguien tocó su hombro y se sobresaltó.
Iba a gritar, pero una mano le tapó la boca.
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Tartamudeando, Seguer intentó contarle lo que había visto.
—Calmate —murmuró Mario sin prestarle atención, y enfocó con su linterna una pila de leña—.
Mirá.
El redondel de luz bajó y mostró una parte del animal, la cola o algo; el resto estaba
oculto tras la leña. Era como una serpiente del grosor de un árbol adulto, anillado y cubierto de
pelos. De vez en cuando se retorcía muy lentamente.
Pero Guitián quería ganar aquel dinero como fuera. Sacó el revólver, le quitó el
seguro y avanzó hacia la leña. Juan Seguer confiesa que no sabe qué sucedió entonces. Ya a esa
altura no tenía ideas. Se había convertido en una porquería que temblaba muerta de miedo. Él cree
que la montaña de troncos cayó sobre ellos, mejor dicho, que aquella cosa la empujó para que los
aplastara.
Juan Seguer y Guitián rodaron y terminaron en sitios distintos. Las linternas volaron
por el aire y se apagaron al golpear contra el piso.
Seguer iba a levantarse para caminar hasta su compañero, pero algo se movió a su
izquierda, muy cerca. Sintió una respiración pesada y sostenida. El terror lo congeló, no dijo más
nada; si hubiera podido, habría detenido el corazón para hacer menos ruido. El ser permaneció a
su lado unos segundos y luego por algún motivo se alejó. Seguer lo escuchó deslizarse, viscoso,
en la oscuridad.
Entonces sonaron dos disparos y escuchó que Mario decía en voz alta unas palabras.
Insultos, primero. Después gritó y pidió ayuda. Aquello lo había atrapado y lo arrastraba. Juan
Seguer podía oír cómo lo llevaba haciendo rebotar su cuerpo entre los tablones. Mario
chillaba desesperadamente y él tanteaba por todas partes buscando la linterna.
De pronto se hizo silencio. Seguer se quedó rígido otra vez. Hubo un último grito de Mario
Guitián y empezaron los chasquidos. Era como si una boca muy grande estuviera
masticando.
Juan Seguer se puso de pie y corrió hacia la escalera. Quiso bajar; las piernas no le
respondieron y se precipitó desde cinco metros de altura. Se rompió un brazo y varias
costillas. Pero aun así logró huir.
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pensó que Seguer se había emborrachado en algún almacén y se había imaginado la historia.
Sin embargo, el hombre insistía en que la señora Ortiz había limpiado todo y ocultado al
bicho en otra parte. Suplicaba que revisaran los sótanos del ingenio.
La viuda aseguraba que, al rato de que él escapara corriendo, Mario Guitián bajó con una
comadreja en la jaula, cobró el dinero y se fue tranquilamente.
Sollozando por la angustia, Juan intentaba hacerles entender qué Guitián estaba muerto,
qué lo había devorado el Familiar, y que el plan consistía en que los comiera a los dos. Qué
no estaba previsto que él sobreviviera.
Vocabulario
Viscoso: pegajoso
Zorro de agua: ave zancuda que habita en márgenes de ríos, arroyos, lagunas y pantanos.
ACTIVIDADES
1) Relacioná las características del Familiar que se ofrecen al principio del cuento con lo que
ocurre en el galpón de la viuda.
2) ¿Cuál era según Juan Seguer el plan que había elaborado la viuda de Ortiz?
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3) Subrayá en el cuento las palabras y expresiones que se emplean para referirse al ser
extraño que se esconde en el galpón.
4) Con otro color marcá en el cuento las palabras y las expresiones relacionadas con el terror.
En una narración, el tiempo en que se desarrolla la historia y el lugar donde suceden los
hechos constituyen el marco. Estos elementos se pueden caracterizar de dos maneras:
- Forma directa: cuando se precisan el lugar y el tiempo en el que transcurren los hechos.
- Forma indirecta: cuando no se aportan datos precisos en el texto, pero se puede suponer el
momento y espacio en el que sucede la historia. Para hacer esta suposición, el lector puede
prestar atención al modo como hablan los personajes y a la descripción de ciertos objetos y
costumbres.
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2) Copiá un fragmento del cuento que permita identificar la estación del año en que
transcurre la historia y otro que ayude a reconocer el lugar.
Algunos de los temas característicos del género fantástico son las transformaciones, los
objetos que cobran vida, los juegos con el tiempo y el espacio, las desapariciones y muertes
inexplicables, entre otros. Además, son frecuentes los espejos, las sombras y los cuadros, ya que
permiten transformar lo conocido en desconocido y jugar, así, con nuevas miradas.
TIPOS DE RELATOS:
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Existen muchos relatos con elementos sobrenaturales, pero no todos pertenecen al género
fantástico. Según cómo se presenten estos elementos en las historias, podemos distinguir tres
tipos:
❖ Maravillosos: los elementos sobrenaturales forman parte de un mundo que tiene sus propias
reglas, donde lo imposible no es cuestionado (lo sobrenatural es normal). Esto ocurre, por ejemplo,
en los cuentos tradicionales como “La bella durmiente” y “El gato con botas”.
❖ Extraños: los elementos sobrenaturales chocan con el mundo del relato y son cuestionados,
pero la duda se esclarece por medio de una explicación lógica (como lo sobrenatural no es normal,
se lo explica racionalmente). Esa explicación puede basarse en una coincidencia, una casualidad,
un sueño, etc.
MOMENTO DE LECTURA
Franz Kafka
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Algunos dicen que la palabra «odradek» procede del esloveno, y sobre esta base tratan de
establecer su etimología. Otros, en cambio, creen que es de origen alemán, con alguna influencia
del esloveno. Pero la incertidumbre de ambos supuestos despierta la sospecha de que ninguno de
los dos sea correcto, sobre todo porque no ayudan a determinar el sentido de esa palabra.
Como es lógico, nadie se preocuparía por semejante investigación si no fuera porque existe
realmente un ser llamado Odradek. A primera vista tiene el aspecto de un carrete de hilo en forma
de estrella plana. Parece cubierto de hilo, pero más bien se trata de pedazos de hilo, de los tipos y
colores más diversos, anudados o apelmazados entre sí. Pero no es únicamente un carrete de hilo,
pues de su centro emerge un pequeño palito, al que está fijado otro, en ángulo recto. Con ayuda de
este último, por un lado, y con una especie de prolongación que tiene uno de los radios, por el otro,
el conjunto puede sostenerse como sobre dos patas.
Uno siente la tentación de creer que esta criatura tuvo, tiempo atrás, una figura más
razonable y que ahora está rota. Pero éste no parece ser el caso; al menos, no encuentro ningún
indicio de ello; en ninguna parte se ven huellas de añadidos o de puntas de rotura que pudieran
darnos una pista en ese sentido; aunque el conjunto es absurdo, parece completo en sí. Y no es
posible dar más detalles, porque Odradek es muy movedizo y no se deja atrapar.
Es una risa como la que se podría producir si no se tuvieran pulmones. Suena como el
crujido de hojas secas, y con ella suele concluir la conversación. A veces ni siquiera contesta y
permanece tan callado como la madera de la que parece hecho.
En vano me pregunto qué será de él. ¿Acaso puede morir? Todo lo que muere debe haber
tenido alguna razón de ser, alguna clase de actividad que lo ha desgastado. Y éste no es el caso
de Odradek. ¿Acaso rodará algún día por la escalera, arrastrando unos hilos ante los pies de mis
hijos y de los hijos de mis hijos? No parece que haga mal a nadie; pero casi me resulta dolorosa la
idea de que me pueda sobrevivir.
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TRABAJO EN PAREJAS
1) Subrayen los fragmentos del cuento que describen el aspecto físico de Odradek.
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EL SUJETO Y EL PREDICADO
TIPOS DE SUJETO
❖ SUJETO EXPRESO SIMPLE (SES): el sujeto está explicitado en la oración y tiene un solo
núcleo. Por ejemplo:
TIPOS DE PREDICADO
Al igual que sucede con el sujeto, en las oraciones bimembres podemos encontrar distintas clases
de predicado.
➢ PREDICADO VERBAL SIMPLE (PVS): tiene como núcleo verbal un único verbo
conjugado, que concuerda en persona y número con el núcleo del sujeto. Por ejemplo:
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EL médico sospecha e interroga a Fleming.
Analizamos sintácticamente las oraciones entre todos y en el caso de las que tienen predicado no
verbal pensamos cuál es el verbo elidido.
ACTIVIDADES
1) Indicá si las siguientes oraciones presentan un sujeto expreso simple, un sujeto expreso
compuesto o un sujeto tácito.
a. Julio Cortázar y Jorge Luis Borges fueron dos escritores argentinos.
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2) Marcá el sujeto y el predicado de las siguientes oraciones e indicá de qué tipo es cada uno.
a. Vamos a casa.
b. El subte, repleto.
c. Juan y Pedro, los más responsables de la clase, juntaron la plata y compraron útiles.
d. Organícense ustedes.
3) A continuación, escribí un pequeño relato fantástico que presente los siguientes tipos de
oraciones:
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4) Señalá con una “i” las afirmaciones incorrectas y con una C las afirmaciones correctas.
b. Para que haya predicado verbal compuesto, el sujeto tiene que ser expreso compuesto.
MÁS ACTIVIDADES
1) Reescribí el siguiente diálogo omitiendo los verbos en aquellos casos en los que sea
posible.
2) Determiná cuáles de las siguientes oraciones son unimembres y cuáles son bimembres con
predicado no verbal. Analícenlas sintácticamente.
¡El siguiente!
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Mi amigo Salvi, el más gracioso.
ACTIVIDADES
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- mucho – me dolieron – el teatro. – A mi prima de Santa Fe – Nadia y yo – le encantan –
todo el día
LA CONSTRUCCIÓN VERBAL
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El predicado de las oraciones bimembres es un ejemplo de
construcción verbal, y como tal está compuesto por un núcleo y
sus modificadores.
EL OBJETO DIRECTO
Interrogaron al sospechoso.
ACTIVIDADES
1) Marcá con una x los verbos que necesitan un objeto directo para expresar una idea
completa.
a) Él necesita.
b) Él lee.
c) Ella vio.
d) Nosotros sabemos.
e) Ella encontró.
f) Mi padre volvió.
g) El perro se durmió.
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h) Ellas tienen.
i) Todos trabajan.
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EL OBJETO INDIRECTO
¡Atención!
Si se reemplazan los dos tipos de objetos a la vez
(directo e indirecto) en una misma oración, los pronombres de
objeto indirecto le y les se sustituyen por el pronombre se,
válido tanto en singular como en plural. Así se evita la
repetición del sonido /l/. Por ejemplo:
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Le dimos las instrucciones al alumno.
Se las dimos.
Se la pedimos.
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LOS CIRCUNSTANCIALES
¡Atención!
Los circunstanciales de negación, de afirmación
y de duda no se pueden reconocer mediante una pregunta
pero son fáciles de identificar.
ACTIVIDADES
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El tiempo pasó muy rápido.
ACTIVIDADES:
Espiral, Enrique Anderson Imbert, Cuentos II, Buenos Aires, 2010, fragmento.
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ANTOLOGÍA
DE CUENTO
FANTÁSTICO
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EL RETRATO OVAL
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edificio. Su decorado era rico, pero antiguo y sumamente
deteriorado. Los muros estaban cubiertos de tapicerías y
adornados con numerosos trofeos heráldicos de toda clase, y
de ellos pendían un número verdaderamente prodigioso de
pinturas modernas, ricas de estilo, encerradas en sendos
marcos dorados, de gusto arabesco. Me produjeron profundo
interés, y quizá mi incipiente delirio fue la causa, aquellos
cuadros colgados no solamente en las paredes principales,
sino también en una porción de rincones que la arquitectura
caprichosa del castillo hacía inevitable; hice a Pedro cerrar los
pesados postigos del salón, pues ya era hora avanzada,
encender un gran candelabro de muchos brazos colocado al
lado de mi cabecera, y abrir completamente las cortinas de
negro terciopelo, guarnecidas de festones, que rodeaban el
lecho. Quíselo así para poder, al menos, si no reconciliaba el
sueño, distraerme alternativamente entre la contemplación de
estas pinturas y la lectura de un pequeño volumen que había
encontrado sobre la almohada, en que se criticaban y
analizaban.
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El cuadro representaba, como ya he dicho, a una joven. Se
trataba sencillamente de un retrato de medio cuerpo, todo en
este estilo que se llama, en lenguaje técnico, estilo de viñeta;
había en él mucho de la manera de pintar de Sally en sus
cabezas favoritas. Los brazos, el seno y las puntas de sus
radiantes cabellos, pendíanse en la sombra vaga, pero
profunda, que servía de fondo a la
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encantos de su mujer, que se consumía para todos excepto
para él. Ella, no obstante, sonreía más y más, porque veía que
el pintor, que disfrutaba de gran fama, experimentaba un vivo y
ardiente placer en su tarea, y trabajaba noche y día para
trasladar al lienzo la imagen de la que tanto amaba, la cual de
día en día tornábase más débil y desanimada. Y, en verdad, los
que contemplaban el retrato, comentaban en voz baja su
semejanza maravillosa, prueba palpable del genio del pintor, y
del profundo amor que su modelo le inspiraba. Pero, al fin,
cuando el trabajo tocaba a su término, no se permitió a nadie
entrar en la torre; porque el pintor había llegado a enloquecer
por el ardor con que tomaba su trabajo, y levantaba los ojos
rara vez del lienzo, ni aun para mirar el rostro de su esposa. Y
no podía ver que los colores que extendía sobre el lienzo
borrábanse de las mejillas de la que tenía sentada a su lado. Y
cuando muchas semanas hubieron transcurrido, y no restaba
por hacer más que una cosa muy pequeña, sólo dar un toque
sobre la boca y otro sobre los ojos, el alma de la dama palpitó
aún, como la llama de una lámpara que está próxima a
extinguirse. Y entonces el pintor dio los toques, y durante un
instante quedó en éxtasis ante el trabajo que había ejecutado.
Pero un minuto después, estremeciéndose, palideció
intensamente herido por el terror, y gritó con voz terrible: “¡En
verdad, esta es la vida misma!” Se volvió bruscamente para
mirar a su bien amada: ¡Estaba muerta!“
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“CASA TOMADA”
Julio Cortázar
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tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno,
medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía
un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo
no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de
lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas
horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene
tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y nunca tuve
que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar
una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había
novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada
valioso a la Argentina.
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y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el
baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa
era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento
de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo
vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos
más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza,
pues es increíble cómo se junta tierra en los muebles. Buenos
Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes
y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla
una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas y
entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo
sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un
momento después se deposita de nuevo en los muebles y los
pianos.
-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del
fondo.
Asentí.
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Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella
tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un
chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.
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(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me
desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de
estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la
garganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes
sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros
dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se
escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar,
toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del
velador, los mutuos y frecuentes insomnios.
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colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se
perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del
otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.
-No, nada.
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“EL ALMOHADÓN DE PLUMAS”
Horacio Quiroga
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menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e
incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la
contenía siempre.
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extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra
ahogaba sus pesos. A ratos entraba en el dormitorio y
proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, mirando a su
mujer cada vez que caminaba en su dirección.
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horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada
mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que
únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas alas de
sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar
desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde
el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas
podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún
que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares
avanzaron en forma de monstruos que se arrastraban hasta la
cama y trepaban dificultosamente por la colcha.
Un creyente
G.L Frost
Sueño de la mariposa
Chiang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era
Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y
estaba soñando que era Tzu.
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Final para un cuento fantástico
I.A. Ireland
Quirón
Desde muy niño Quirón admiró la belleza de los caballos. Los veía
galopar por la llanura, y el alma se le iba por los ojos como si
también ella galopase lejos de las casas. Si tocaba el anca o el
cuello de algún caballo manso, le decía ternezas con la mano, si
ofrecía azúcar, se le estremecía de placer cuando el belfo blando del
caballo se la tocaba. Hubiera querido hablar con el caballo, y trataba
de comprender su lenguaje: el piafar, el relinchar, el temblor de la
piel, el revolcarse por el polvo, el movimiento de las orejas y la cola,
el modo de beber y de comer. Pero comunicarse con él no podía: en
cuanto hundía su vista en los grandes ojos oscuros del caballo ya se
sabía rechazado. Una mañana los padres lo encontraron dormido
sobre la paja del establo, al lado de un zaino ciego: había pasado
toda la noche acompañándolo. Otro día los padres lo ayudaron a que
montase en pelo sobre una jaca, y aprendió a no caerse. Así creció,
hasta que, ya hecho un hombre, quiso domar un potro. En medio de
un horizonte redondo -verde, azul- aquello fue una fiesta de curvas
en que el aire corcoveaba. El jinete se fue absorbiendo al potro. Un
hombre y un caballo, un hombre-caballo, un hombre con un caballo
dentro. Y de pronto, sin haber desmontado, se encontró caminando
por el campo, sólo que ahora caminaba en cuatro patas. El centauro
Quirón quiso decir algo y relinchó.
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Unidad 4:
Complemento agente.
PREDICATIVO SUBJETIVO
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parece copada.
¡Atención!
No confundir el predicativo subjetivo con el circunstancial
de modo. Esto puede suceder porque los dos responden
a la pregunta ¿cómo? pero se diferencian porque están
formados por distintas clases de palabras y el predicativo
concuerda en género y número con el sujeto.
Ejemplos:
C. de modo
Predicativo subjetivo
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ACTIVIDADES:
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El caballo es.
La heroína huye.
El hechicero medita.
Ejemplos:
ACTIVIDADES
2) Inventen un predicativo subjetivo obligatorio para completar cada oración. Alternen entre
construcciones sustantivas, adjetivas y con preposición.
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a. Esa película es
b. Me pareció
c. La casa estaba
O: objeto directo
M: circunstancial de modo
L: circunstancial de lugar
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c. El operativo había sido un trámite.
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El agua se agita lentamente.
El agua se ve cristalina.
CIRCUNSTANCIAL DE MODO:
PREDICATIVO SUBJETIVO
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b. Toda mi vida es el ayer.
Lengua en uso
1) Determiná qué función sintáctica cumple la construcción “un lugar agradable” en cada
oración.
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c. La casona parecía un lugar agradable.
e. “Un lugar agradable” no es la construcción más específica para definir nuestro hotel.
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h. La gata está en el asiento de la cocina.
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de construir oraciones. En la voz activa el sujeto es la
entidad que realiza el evento verbal; en la voz pasiva el
sujeto es la entidad que recibe ese evento o se ve
afectada por él. Por ejemplo:
Voz activa sujeto (Cecilia) / verbo (organizó) / objeto directo (la fiesta)
Voz pasiva sujeto (La fiesta) / frase verbal (fue organizada) / complemento agente (por Cecilia)
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Género lírico: La poesía
Cultivo una rosa blanca
56
Temo
Rima
XXIII
Por una mirada, un mundo
Eternidad
LA POESÍA
La poesía es un género literario en el que se
expresan sentimientos e ideas con un lenguaje
especial que intenta producir nuevos sentidos para
las palabras de todos los días. Predomina la
función estética del lenguaje.
Algunas particularidades de este género son:
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● VOZ: En poesía se denomina yo lírico o
poético a la voz que expresa el poema.
No debemos confundir el yo lírico con
el autor del poema.
Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
Miguel Hernández
1) Marcá con una X el tema del poema y justificá con versos del mismo
a. El amor
b. La tristeza
c. La guerra
d. Las palabras
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2) ¿Cuál es la palabra que se repite? ¿Por qué piensan que el autor emplea este recurso?
➔ Actividades
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Amado Nervo
César Vallejo
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los nexos como o cual. Por ejemplo: y como un
perro herido rodó a mis pies mi capa.
Actividad
1) Leé el siguiente poema:
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Y yo no corrí detrás de tu perfume,
por temor a lo que no tiene tu nombre.
Ahora el mar, en su inmensidad,
me recuerda mi error y mi soledad.
Gato negro
Si vas caminando
y todo el silencio
cruza sigiloso
en un gato negro,
se empina la sombra
y el temor se espiga,
y el sudor se extiende,
caracol de intriga.
Viene de la noche
y de una pantera
qué bebió demasiado
de la selva entera.
Se duerme en las finas
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hojas de la historia,
desarma el ovillo
gris de la memoria.
Viene de Egipto
de los faraones,
guardando secretos
en los edredones.
Fibras que se tensan,
su musculatura;
brasas que te asedian,
su mirada dura.
Y cuando en acecho
prepara un zarpazo,
la noche congela
su fondo de raso.
Crepúsculo
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La media luna de Flores
encima de un paraíso.
Paraíso de vereda,
bien podado y bien sumiso.
Oscuridad de la fronda,
lápida del banco frío.
O me quedaré en la esquina,
las manos en los bolsillos.
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Poema X
Pablo Neruda
En 20 poemas de amor y una canción desesperada
Viaje
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Hoy me mira la luna
blanca y desmesurada.
Es la misma de anoche,
la misma de mañana.
Actividades
1) Subrayen fragmentos de las poesías que justifiquen la siguiente afirmación:
3) Marquen con una X las frases que no sintetizan lo que transmite “Poema X”.
A) Las estaciones frías del año provocan tristeza y melancolía en una persona.
B) Una persona enamorada le transmite a su amor lo que siente.
C) Una persona se siente triste y melancólica por la ausencia del ser amado.
D) La naturaleza inspira versos sobre su belleza.
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4) Anoten las palabras que más se repiten en los
siguientes poemas y justifiquen por qué creen que se da
esa repetición.
● “Gato negro”
● “Poema x”
● “Viaje”
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