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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE

HIDALGO

Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades

REDISEÑO CURRICULAR DEL PROGRAMA


EDUCATIVO DE LA LICENCIATURA EN HISTORIA
DE MÉXICO, Modalidad abierta y a distancia

ESTUDIO DE NECESIDADES Y DEMANDAS


SOCIALES
Dr. Víctor Manuel Ballesteros García
Actualización Dr. Manuel Alberto Morales Damián

Octubre de 2006
Introducción

El objetivo del estudio de necesidades y demandas actuales busca establecer la


situación actual de la sociedad y establecer una prospección que permita proponer
cuáles son los aspectos a los que debe responder el egresado de la Licenciatura
en Historia de México. Para ello es indispensable considerar los aspectos
geográficos, demográficos, económicos, sociales, políticos y culturales, tanto a
nivel estatal como nacional, esto dentro del contexto de la situación internacional.
El sentido final de este estudio consiste en establecer la pertinencia del programa
de la Licenciatura en Historia de México frente a las necesidades reales de la
sociedad hidalguense en particular y de la sociedad mexicana en sentido amplio.
El estudio realizado por el Dr. Víctor Manuel Ballesteros, basado en su amplio
conocimiento de la historia del estado de Hidalgo y ubicado dentro del proceso de
globalización mundial dentro del que se encuentra inserto el país, resulta claro y
preciso; debe añadirse que las cifras utilizadas por el Dr. Ballesteros corresponden
al Censo 2000, y aunque han sido parcialmente modificadas por el INEGI en 2005
los cambios aún no se encuentran totalmente registrados en la literatura
correspondiente. Es por ello que sólo se le han hecho algunas modificaciones
mínimas al documento siguiente.

1.1.1 CONTEXTO SOCIAL


A comienzos del nuevo milenio la globalización parece ser el modelo hegemónico
del desarrollo económico y social. Ningún país queda al margen de la articulación
entre sociedad y economía. En el último decenio del siglo XX la riqueza generada
superó a los mejores periodos anteriores de la historia económica. De la misma
manera los efectos adversos de la globalización, volatilidad de capitales, flujos
financieros del narcotráfico, quiebras bancarias en cadena, fuerte incremento de la
exclusión y la pobreza, ampliación de la brecha de inequidad, regiones en
involución del desarrollo, etcétera, están afectando a todas las economías y
sociedades. Algunos actores internacionales subrayan que la globalización es el
único camino hacia el futuro; otros más sufren sus consecuencias, ofreciendo
poca resistencia, y otros buscan alternativas a un sistema que no les ofrece futuro.
La clave del desarrollo económico y social está, por una parte, en entender que
hay varias formas de globalización y que ésta no es la única tendencia
internacional y, por otra, en aprovechar las tendencias para situarse mejor dentro
del desarrollo internacional.1
En el contexto de la ciencia y tecnología se prospecta que en los próximos 30
años las revoluciones tecnológicas influirán en la vida cotidiana de los seres
humanos de manera más trascendental que el conjunto de todas las innovaciones
tecnológicas del siglo XX. En 1997 los microprocesadores eran 100 000 veces
más rápidos que los microprocesadores de 1950. Si estas tendencias continuasen,
en el año 2020 una sola computadora portátil podría ser tan poderosa como el
conjunto de las computadoras actualmente existentes en el Sillicon Valley”2.
Entre las tecnologías que afectarán positivamente nuestra vida cotidiana se
encuentran los diagnósticos genéticos, nuevas terapias y medicamentos;
estructuras inteligentes; estructuras subterráneas y prevención de sismos;
completa integración de la ergonomía en el diseño; productos y sistemas a
macroescalas; asistencia de robots e inteligencia en los sistemas de cómputo
estaciones espaciales; y la planeación para la transformación3.
Uno de los primeros resultados de la globalización es precisamente la exclusión
social y económica de amplias capas de la población en todos los países. De
continuar esta tendencia, la polarización será tal vez la única certidumbre del siglo
próximo. La competitividad cibernética dejará de lado aquellas sociedades y
economías que no tomen la supercarretera del espacio a tiempo. Para países
como México, en el cual a finales del siglo XX una gran parte de la población no
ha visto llegar aún los beneficios tecnológicos del siglo XIX, superar la “brecha
cibernética” implicará un esfuerzo sin precedente. Más aún si se considera que
con frecuencia se trata de sociedades sustentadas en valores tradicionales, con
poco acceso a la educación, y donde el incumplimiento de las promesas de un
futuro mejor ha dejado profundas heridas en el tejido social.
1
Julio A. Millán y Antonio Alonso Concheiro, México2030. Nuevo siglo, nuevo país, México, Fondo de Cultura
Económica, 2000, p. 29.
2
Ibid., p. 54-55, apud, Wolfang Michalski, Riel Miller, Barrie Stevens, “The Promises and Perils of 21st. Century
Technology: An Overview of the Issues” 21 st. Technologies. Promises and Perils of a Dynamic Future, OCDE,
p. 9, 1999.
3
Ibíd.,p. 55.
El gran desafío para la tecnología del siglo XXI será construir un mundo creado
por la ética y valores humanos profundos, como la igualdad económica, la equidad
de género, la libertad y la solidaridad, no como valores reactivos al cambio, sino
como pilares de éste, como guías orientadoras en el camino humano. El costo de
gobernar será cada vez más alto, ya que las sociedades organizadas en
organismos no gubernamentales y nuevas comunidades constituidas en redes
locales, regionales e internacionales, ejercerán presiones crecientes sobre los
gobiernos, exigiendo un buen gobierno, transparencia, ética en las políticas
públicas y políticas de inclusión socioeconómica y tecnológica.
La capacidad de las sociedades para adaptarse y ser flexibles será un valor
necesario e insustituible en el siglo XXI. Las sociedades que han sufrido
históricamente los embates de la pobreza y la marginación, los países donde el
Estado benefactor nunca llegó, contarán paradójicamente con mayores
instrumentos de adaptación y aprendizaje, ya que las nuevas formas
organizacionales serán semejantes a las redes familiares, estrechamente
vinculadas a través de valores, aún cuando algunos de sus miembros estén lejos
de casa. La educación deberá ser tomada seriamente como la primera prioridad
por los gobiernos y las empresas.
En el caso de México, es indudable el éxito del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) en el rápido crecimiento de los intercambios
comerciales. Sin embargo, los efectos han sido asimétricos. Para México los
beneficios se han dirigido a un sector exportador que, si bien incide de manera
positiva sobre la balanza comercial mexicana 4, también se traduce en una falta de
programas a largo plazo hacia las regiones y sectores no exportadores, ampliando
así la inequidad intersectorial y geográfica. Adicionalmente, los beneficios de corto
plazo del TLCAN constituyen una cortina que impide ver la asimetría de los socios,
lo cual a largo plazo jugará contra los intereses mexicanos. En 1994 se esperaba
que México alcanzara niveles reales de salario equivalentes al 50% de los de
Estados Unidos en el año 2013 5; sin embargo, en diciembre de 1994 la economía
4
Ibid., p. 41. Desde 1997 México se convirtió en el principal importador de bienes de Estados Unidos,
desplazando al Japón.
5
Gabriel Székely, “The consequences of NAFTA for European and Japanese trade and investment in México”
en Victor Bulner-Thomas, Nikki Craske & Mónica Serraño, eds, México and the North American Free Trade
nacional sufrió un grave tropiezo que, aunado a las consecuencias negativas de la
posterior caída de los precios y las crisis asiática y brasileña, han hecho que las
expectativas previstas se alejen mucho más. Por otra parte, existen ya evidencias
de que el TLCAN está produciendo efectos negativos sobre la migración rural y
presiones sobre el sistema político, la política social, las relaciones entre el
empresariado, los sindicatos y el gobierno, así como entre los partidos políticos y
las regiones. Para afrontar esta situación se requieren sistemas de regulación que
armonicen la realidad interna nacional con la internacional y acerquen los marcos
mexicano y norteamericano6.
El siglo que concluye ha sido testigo de una modificación sustancial de la sociedad
mexicana. Tanto las estructuras demográficas como las formas de producir y
distribuir bienes y mercancías registraron cambios profundos, y las relaciones
sociales y los registros culturales valorativos de los mexicanos mutaron también
en forma espectacular. Estas transformaciones recogen en grados diversos las
ocurridas en el resto del mundo. Sin embargo, tanto en los años de la Revolución
como en el presente, expresan también con enorme fuerza los diferentes
proyectos políticos y las movilizaciones sociales subyacentes a la economía
política de México.
Los mexicanos del siglo XX han tenido en el Estado surgido de la Revolución un
referente de gran aliento, no sólo en el orden político sino para el conjunto de la
evolución social, económica y cultural.
En este sentido, la cultura de México, entendida como impulso universal, le ha
ganado la partida una vez más a las leyes de la economía y la política, lo cual nos
proporciona “una módica sospecha de triunfo, aunque algunos tesoros de la
inteligencia puedan dedicarse al servicio de la ignorancia cuando es profunda la
necesidad de la ilusión”7. Nunca como ahora habíamos estado expuestos a las
imágenes y mensajes del exterior, y quizá nunca como ahora los términos de la
concepción de la cultura nacional se han acercado tanto a describirla no como una
cultura uniforme, sino “como el espacio fértil coexistente de las diversas culturas

Agreement: Who Will Benefit? The Macmillan Press Ltd, Basingstoke, Gran Bretaña, 1994 pp. 149-162
6
Ibid., p. 42.
7
Rafael Pérez Gay, “Cultura y Globalización: valor y precio”en Transición Mexicana, UNAM, México, 1996.
que heredamos”, como lo planteaba Guillermo Bonfil. Tradición y modernidad no
representan polos opuestos incompatibles; mediante el ejercicio cultural se puede
aspirar a asirlos a una ecuación virtuosa. La comunidad y la familia se vuelven
instituciones de conservación y defensa frente a un cambio que a veces se
presenta como devastador. La existencia de lazos afectivos y lealtades de una
cultura comunitaria no nos remite necesariamente a la presencia de lo no
moderno. Por ende, la sociedad mexicana cambia y se moderniza con diversos
ritmos, en ámbitos desiguales, pero lo hace sin abandonar algunos elementos y
referentes culturales presentes en ella desde hace siglos.
Los resultados de la aplicación del modelo de desarrollo correspondiente a la
globalización en nuestro país, han provocado la polarización económica de
manera importante, fenómeno que se refleja en el rezago y marginación cada vez
mayor de un amplio sector de la población; lo cual significa que cada vez más
aumenta el número de personas que viven en condiciones de pobreza física y
pobreza intelectual, donde un amplio sector de la población no alcanza a cubrir
sus necesidades más elementales. Este panorama se agrava con el rezago de la
llamada “brecha digital”. En el censo del 2000 sólo 9 de cada 100 hogares
mexicanos contaban con una computadora, cifra que en el D. F. se elevaba al
21%. En cuanto al uso de Internet se sabe que “...a finales del año 1999 el
aumento registrado de los usuarios… en América Latina representó un incremento
importante. Las diferencias entre Norte y Sur son aún muy grandes. Los usuarios
de Internet no alcanzan al 3% de la población total de América Latina, con
excepción de Uruguay, con 7,6% a fines de 1999. Mientras, en Canadá ya eran
36.3%”8.
En cuanto a cifras que refieren la realidad mexicana en los aspectos educativos, el
Plan Nacional de Desarrollo apunta lo siguiente:
“...existen alrededor de 52 millones de jóvenes, adolescentes y niños, que
conforman las generaciones nacidas en México durante el pasado cuarto de siglo,
por lo que la totalidad de su existencia ha transcurrido en un ambiente de
inestabilidad económica y de cambios tecnológicos y sociales acelerados”.
8
Comunicación, Cultura e Integración /Crece el número de usuarios de Internet en Latinoamérica /Boletín
sobre Integración de América Latina y el Caribe Edición Nº 34.Abril 2000.
“La mayoría de los poco más de 19 millones de jóvenes, hombres y mujeres con
edades entre 15 y 24 años, demandan una buena educación, salud, cultura,
recreación y deporte pero, sobre todo, un fuerte impulso a la apertura de
oportunidades económicas, inclusión social y gran énfasis en los aspectos de
equidad, dada la diversidad que caracteriza a la población”.
“En las últimas tres décadas el analfabetismo disminuyó en grado notable, hasta
situarse en la actualidad en 9.5% de la población, concentrándose el 35.2% en
adultos con edades por arriba de 60 años. El promedio de años cursados en la
escuela, que en 1970 era de 3.7 para los hombres y 3.1 para las mujeres, se elevó
hasta llegar en el año de 2000 a 7.8 y 7.3 años, respectivamente. La matrícula
total en el sistema educativo ascendió de 11.23 millones de estudiantes en 1970 a
29.70 millones en 2000”9.
“La deserción escolar en la educación básica es alta, sobre todo en el nivel de
secundaria, donde sólo 76.3% de los estudiantes que ingresan concluyen el ciclo.
En los niveles educativos superiores el fenómeno del abandono es aún mayor;
aunque existen notables excepciones, quienes logran un grado universitario
provienen por lo general de familias de ingresos medios y altos. Las
desigualdades educativas son notables, sobre todo entre el medio rural y el
urbano y, en especial, en la población indígena”10.
El proceso de globalización es una arma de dos filos que, por un lado incorpora a
un sector de la población a una serie de beneficios que puede pagar, adquirir y
disfrutar y obtener ventaja de ellos debido a su situación socioeconómica, pero por
otro lado somete a nuestra economía a las leyes de un mercado que maneja los
grandes capitales, dando lugar a una relación de inequidad donde los más débiles
se someten a la voluntad de los poderosos. El riesgo para la identidad nacional es
claro, pues de la dependencia económica se pasa fácilmente a la dependencia
cultural, se compromete la vigencia de los valores culturales, sociales y éticos, que
dan sustento a toda la cosmovisión que nos singulariza como país. Ante este
panorama, la consolidación de la identidad a través del estudio y difusión de
nuestra historia nacional, y el preparar de la mejor manera a quienes desempeñen
9
PND /presidencia.gob.mx
10
Plan Nacional de Desarrollo / 2001-2006 Poder Ejecutivo Federal
esta tarea no sólo cobra sentido, sino resulta de importancia vital para el Estado
de Hidalgo y para el país.
1.1.2 CONTEXTO ECONÓMICO
En el momento actual la globalización representa una etapa integradora de la
economía mundial que transforma de distintas maneras a las economías
nacionales y promueve su rearticulación dentro de un sistema de transacciones y
procesos a escala internacional. No es en verdad un nuevo modelo, pero su
dinámica actual constituye un reto para la comprensión del presente.
Ante la presencia irreversible de este fenómeno, las sociedades contemporáneas
buscan acciones que permitan su inserción en el mundo globalizado, pero
asegurando un mejor nivel de vida.
El incremento de la inversión, del comercio y las exportaciones, el aumento de la
productividad y el empleo, así como la actualización tecnológica son elementos
que impulsan un mejor nivel de vida.
Los hidalguenses deberán aprovechar todas las ventajas que ofrece este proceso
de vinculación con el exterior, abriéndose al intercambio científico, tecnológico y
cultural, pero sobre la base de sus valores culturales propios. Reafirmar el
progreso material no se convierte, necesariamente, en pérdida de identidad de
nuestra sociedad.
El desarrollo sustentable estará basado en el respeto por el medio ambiente y
geográfico, y también por el respeto al bagaje cultural, el cual como herencia
magnífica ha recibido el hidalguense procedente de generaciones anteriores.
El Estado de Hidalgo presenta fuertes contrastes. Existen zonas en las que el
desarrollo económico de sus habitantes ha sido más fácil y otras que permanecen
marginadas, en las cuales sus habitantes sufren grandes carencias11.

1.1.3 CONTEXTO POLÍTICO-HISTÓRICO


La sana competencia democrática y la pluralidad ideológica se manifiesta también
en una mayor libertad para expresar las demandas de educación y servicios, y en
general de un mejor nivel de vida para la población.
11
El Plan Estatal de Desarrollo del Estado de Hidalgo 1999-2005.
Las sociedades sólo pueden entenderse y transformarse desde la consideración y
perspectiva de su pasado. Se reconoce pues, en nuestra historia, un legado
irrenunciable para la edificación de un México diferente.

Todo proceso de cambio implica una combinación compleja de continuidad e


innovación. La mejor manera de encarar nuestra responsabilidad histórica con el
proceso de transición es valorar lo existente y asumir nuevos compromisos con
México. Hemos de actuar, por tanto, con inteligencia y sensibilidad para saber qué
debemos mantener y qué modificar.
El ideal de sociedad hidalguense es aquella que sea incluyente, donde se
manifieste la pluralidad, opinión pública organizada e informada, cuyas acciones
reflejen las necesidades, anhelos e ideas de toda la población. Además de la libre
expresión, se debe dar un compromiso de participación responsable en la
construcción de una sociedad más justa.
La participación directa de la ciudadanía en el diseño y vigilancia de las políticas
que conducen el destino de la sociedad, sólo se puede lograr con individuos
formados e informados, participativos pero preparados, críticos pero propositivos,
respetuosos y tolerantes. Para fincar la democracia deben existir sólidos cimientos
educativos, de lo contrario la sociedad seguirá siendo víctima de la manipulación,
la imposición y la trasgresión a las leyes, cuyos síntomas y consecuencias son la
corrupción y la impunidad.
Sólo basándose en la participación de ciudadanos conscientes de su presente y
su pasado se pueden emprender, con mejor éxito, las luchas por los derechos del
hombre y de la mujer, los indígenas, los niños, las personas de la tercera edad, los
discapacitados y las víctimas de delitos; y superar otros conflictos que causan
tensión, aludiendo al estado de derecho y sin poner en riesgo la estabilidad y la
paz social.
La historia permea el ámbito de la política como ninguna otra de las ciencias
sociales. Se utiliza para justificar el status quo, para legitimar el ejercicio del
poder, para dotar de ideología a un pueblo y para darle identidad y mantener la
cohesión social. De manera que, cuanto más sólidas bases y conocimientos de su
historia tenga nuestra sociedad, tenderá a comportarse de manera más madura y
a fijar su rumbo de forma más clara.
El Estado de Hidalgo presenta una compleja problemática cultural y social en la
que se manifiestan retrasos crónicos, pero también potencialidades que deben
explotarse para superar la marginación. De esta manera consideramos que no
sólo el Estado de Hidalgo sino
México en su conjunto es un país rico en diversidad artística, cultural e histórica, la
cual es necesario conservar, proteger y difundir y que en síntesis la podemos
dividir en los siguientes campos:
El período Precolombino
La historia de los primeros pobladores de México se remonta a 21.000 años atrás,
con la llegada de las primeras migraciones procedentes del Estrecho de Bering.
Sin embargo, los primeros habitantes no comenzarían a utilizar rudimentarios
instrumentos de caza hasta el año 9.000 AC. y la agricultura surgiría alrededor del
6.000 AC.
Los Olmecas
Aproximadamente en el año 2.000 a.C. hacen su aparición los Olmecas, el primer
gran grupo cultural del México antiguo que se asentó en las regiones de Veracruz
y Tabasco, en la zona del Golfo de México. Constituían una sociedad muy
eficiente, bien organizada y gobernada por una jerarquía religiosa. Su influencia
fue muy intensa ya que grupos posteriores adoptarían diferentes aspectos de sus
tradiciones religiosas, arquitectónicas y artísticas. A pesar de la total ausencia de
bancos de piedra cercanos, los Olmecas desarrollaron imponentes edificaciones
con este material como La Venta, San Lorenzo o Tres Zapotes. Crearon un
calendario muy avanzado que incluía el concepto del cero. De los Olmecas se
sabe muy poco de sus orígenes, así como de su desaparición, alrededor del año
1.200 a.C.
Hasta el año 1.300 d.C., momento en que hacen su aparición los aztecas, se
desarrollaron y desaparecieron numerosas culturas como la maya, teotihuacana,
zapoteca, mixteca, tarasca o totonaca, por citar algunas. Monte Albán, en el
estado de Oaxaca, es el emplazamiento arqueológico más antiguo posterior a los
Olmecas.
Los Mayas
Los orígenes de los célebres mayas se remontan alrededor del año 1.200 a.C.
Esta cultura se desarrolló en tres períodos distintos: el preclásico, el clásico y el
posclásico (cada uno correspondiente a diferentes lugares de México y
Centroamérica). Sin embargo, sería a partir del año 250 d.C. cuando se inicia un
período de progreso que se extiende hasta el año 900 dC. conocido como período
clásico.
Considerada como una de las civilizaciones más avanzadas del México
precolombino, los mayas fueron grandes artistas e intelectuales que dominaron un
complejo sistema matemático, además de ser capaces de realizar difíciles cálculos
astronómicos. Su estructura social era muy cerrada y se articulaba en autonomías,
gobernadas por sacerdotes. Mantuvieron relaciones estrechas con Teotihuacán y
Monte Albán, comerciando con productos como la sal, ya que en aquellos tiempos
Yucatán era el primer productor. Hacia el año 1.400 d.C. la cultura Maya se había
diseminado y casi desaparecido, dejando un increíble número de centros
ceremoniales y ciudades antiguas.
Los Mixteco-Zapotecas
Su aparición se remonta hacia el año 900 a.C. en el Valle de Oaxaca. Fueron
grandes artesanos y constructores, edificando importantes ciudades, templos y
cámaras mortuorias, además de diseñar y crear una preciosa cerámica y
orfebrería. Los Mixtecos fueron quienes conquistaron a los zapotecas,
estableciéndose en las cercanías de Mitla y Yagul. Reconstruyeron Monte Albán,
aunque sólo para ser usado como cementerio. A principios del siglo XV, los
Mixtecos fueron dominados por los Aztecas. Estas dos culturas (Mixteca y
Zapoteca) continúan existiendo en el Estado de Oaxaca, donde viven cerca de dos
millones de indígenas, descendientes de aquellos grupos.
Teotihuacán y los Toltecas
En el año 300 a.C. se establece la cultura Teotihuacana en el altiplano central,
fundando la ciudad más grande de la Mesoamérica precolombina: Teotihuacán,
que quiere decir “el lugar en que los hombres se hacen dioses” o “el lugar de los
dioses”. Su esplendor perduró hasta que los Toltecas, con capital en Tula, los
dominaron. Fueron éstos los que introdujeron el culto a Quetzalcoátl, la serpiente
emplumada, el dios que tiene su corazón en el planeta Venus y el dios que habría
de volver por el Este. Quetzalcóatl aparece bajo la forma del dios Kukulkán en la
cultura maya.
Los Toltecas fueron poderosos guerreros que se establecieron en las
inmediaciones del norte del Valle de México, alrededor del año 950 hasta el 1.300
d.C. Construyeron Tula, una de las ciudades más espectaculares de México y
fueron consumados artesanos e influyeron fuertemente en las culturas Maya y
Azteca. Para muchos, los Toltecas se desarrollaron a partir de la cultura
Teotihuacana.
Los Aztecas
Cuenta la leyenda que Huitzilopochtli, el dios de la guerra, guiaba a los nahuas
(que procedían de Aztlán, de ahí el nombre de aztecas) hasta el lugar en el que
deberían instalarse. La señal era una águila sobre un nopal (cactus), devorando
una serpiente. Fue en el Lago de Texcoco (actual Ciudad de México) donde se
encontraron con la señal del dios, por lo que fundaron la ciudad con el nombre de
Tenochtitlán.
En tan sólo un siglo, gracias a estratégicas alianzas con otros grupos, se
impusieron sobre el resto de los grupos indígenas, inaugurando el Imperio Azteca,
que permanecería hasta la llegada de los españoles (1519). Los aztecas
impusieron un sistema donde las fuerzas sociales tenían cierta participación,
utilizaron una compleja estructura impositiva y de vigilancia, desarrollaron un
sistema educativo ejemplar y según los testimonios, no conocieron la corrupción.
Fueron además, excelentes constructores, siguiendo las tendencias de culturas
anteriores (Olmecas, Toltecas, Mayas). Sin embargo lo que más sorprende de
esta cultura es su particular cosmovisión de la existencia, articulada en una
profunda filosofía que tenía su base en la propia imagen del mundo que
construyeron.
La Conquista
A pesar de la aparente solidez de las estructuras sociales de los aztecas, existía
un sentimiento de malestar y odio, sobre todo en los pueblos sojuzgados. Fueron
éstos quienes se mostraron favorables a ayudar a los invasores españoles.
Paradójicamente, también ayudó la concepción religiosa de los aztecas en las que
se afirmaba que Quetzalcóatl regresaría. Los aztecas vieron, en los soldados
españoles, a su dios, el dios de tez blanca y de rostro barbado, razón por la cual
Moctezuma los recibió amistosamente. Sin embargo, después de algunos
presagios y coincidencias, las relaciones se fueron deteriorando. En esos
momentos Hernán Cortés, después de haber quemado sus naves, abandona la
ciudad para combatir contra las tropas enviadas por Diego de Velázquez,
gobernador de Cuba. En su ausencia, el capitán Alvarado después de autorizar
una celebración religiosa de los aztecas, censurada por Cortés, provoca la
rebelión de los indígenas, finalizando en la famosa “Noche Triste” (conocida así
por los mexicanos).
Después de la huida, Cortés logra llegar con los sobrevivientes a Tlaxcala, donde
recibe ayuda y aprovisionamientos y es aquí donde diseña la estrategia del ataque
final. En el año de 1521 Tenochtitlán es dominada y con ella se inicia una nueva
etapa de la historia de México. Como bien lo expresó el líder azteca: “No es la
victoria ni la derrota de un pueblo, sino el doloroso nacimiento de una nación”.

Período Colonial (1521-1810)


Cortés fue nombrado Capitán General de la Nueva España, decidiendo cambiar el
nombre de Tenochtitlán por el de México (procedente de la palabra “mexica”). En
el año de 1527 se forma la primera Audiencia y, a partir de ese momento, los
misioneros comienzan la intensa labor evangelizadora. Durante este tiempo, en el
año de 1533, tiene su aparición la Virgen de Guadalupe, actual patrona de
América. Su imagen, para muchos, es un códice indígena con elementos
españoles, razón por la que rápidamente despertó un fuerte sentimiento religioso
con el que se identificaron los criollos y los indígenas.
De este período es necesario subrayar los constantes abusos de poder por parte
de la Iglesia. La situación era de una gran injusticia y algunos evangelizadores,
como Fray Bartolomé de las Casas, denunciaron la esclavitud a la que eran
sometidos los indios por parte de los españoles. Las causas de esta situación eran
provocadas por el peculiar sistema de encomiendas, en el que cada colono recibía
un lote de tierra junto a un grupo de indígenas para su explotación. La sociedad de
la Colonia se articulaba rígidamente de acuerdo a un sistema de casta que
recordaba el feudalismo europeo. Esta política fue, a su vez, la herramienta que
aceleraría el mestizaje.
La Independencia
Durante tres siglos México estuvo regido por un virrey del que dependían los
corregidores. Las oportunidades políticas y económicas de cada grupo racial eran
radicalmente distintas, y es a finales del siglo XVIII cuando los criollos toman
conciencia de su nacionalidad. Ayudados por una serie de acontecimientos,
comienzan los primeros movimientos independentistas con el fin de conquistar el
poder.
La independencia de México tiene lugar el 15 de septiembre de 1810 cuando el
cura Miguel Hidalgo y Costilla, al frente de un improvisado ejército de voluntarios,
lanza el grito de Independencia en el pueblo Dolores. Diferentes grupos de
hombres toman algunas ciudades, sin embargo, después de cruentas batallas son
vencidos por los ejércitos realistas (no hay que olvidar que la revuelta se
prolongaría durante 11 años, costando más de 60.000 vidas humanas) El
movimiento emancipador continúa al frente de otro cura, José María Morelos y
Pavón, que convoca el Congreso de Chilpancingo en el año de 1813 y en el que
se redacta el Acta Primaria de Independencia. En el año 1821 Agustín de Iturbide
y Vicente Guerrero proclaman el Plan de Iguala, garantizando la religión católica,
la fraternidad con los españoles y la independencia política. En 1821 nace,
finalmente, México con el Tratado de Córdoba firmado por el recién llegado virrey
Juan O´Donojú.
Reforma y Estabilidad (1860-1910)
La independencia en México, en un principio, sólo acrecentó las diferencias
sociales ya existentes. El siglo XIX fue un período de problemas y contratiempos
para México, sobre todo por el permanente enfrentamiento entre liberales y
conservadores, sumándose la guerra contra los Estados Unidos entre los años
1846 y 1848 y que dio como resultado la pérdida de la mitad del territorio nacional.
Con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, México es obligado a entregar
más de la mitad de su territorio por la irrisoria suma de un poco más de 6 dólares
por kilómetro cuadrado.
En el año de 1858 estalla la Guerra de la Reforma, liderada por Benito Juárez, el
primer y único presidente indígena (zapoteca) que ha tenido México. La guerra se
prolongaría hasta el año 1861, momento en que Juárez vence a los
conservadores, estableciendo la unidad nacional. Sin embargo, en ese mismo año
el ejército francés decide invadir el país, justificando la acción por la suspensión
del pago de la deuda de México a España, Gran Bretaña y Francia. Napoleón III
envía a Maximiliano de Habsburgo quien actuó más como un liberal que como un
conservador, provocando la retirada de respaldo que recibía de la Iglesia, e
incluso, del propio Napoleón. En la ofensiva de Benito Juárez, desde el Paso del
Norte, hoy Ciudad Juárez, Maximiliano es derrotado y fusilado. Sus últimas
palabras fueron: ¡Viva México! ¡Viva la Independencia!
En el año de 1876 Porfirio Díaz toma el poder después de haber liderado una
revuelta en el año de 1871, resentido por la derrota electoral que sufriera de parte
de Benito Juárez. Con Díaz se inaugura una 'dictadura democrática' que se
prolongaría por tres décadas. Durante este período Porfirio Díaz sentó las bases
de la industrialización del país, diseñando y construyendo las principales vías
férreas y fomentando la educación. Sin embargo, favoreció la concentración de la
propiedad y la inversión europea, por lo que la minería, la banca y la industria del
petróleo pasó a manos de extranjeros.
Revolución y Cambios (1919-1945)
En el año de 1910 Porfirio Díaz, después de las únicas elecciones limpias (de
aquella etapa), es derrotado por Francisco Madero y muy pronto se inicia la
primera revolución del siglo XX, la Revolución Mexicana.
Con el movimiento armado, el pueblo pretendía mejorar sus precarias condiciones
de vida y recuperar los recursos naturales. Por el norte el general Francisco Villa y
por el sur el emblemático Emiliano Zapata que perseguían terminar con el
latifundio y la explotación al grito de 'Tierra y Libertad'. La Revolución Mexicana
fue una batalla liderada por campesinos que buscaban una reforma de las leyes
agrarias, el sufragio universal, terminar con el control económico extranjero y la
completa separación de la Iglesia y el Estado. Se perdieron cientos de miles de
vidas en estériles luchas de caudillos regionales en busca de legitimidad,
reconocimiento y control. Finalmente, en el año de 1917, Venustiano Carranza
promulga una avanzada de la Constitución. Después se sucederían una serie de
enfrentamientos entre la Iglesia y el pueblo (la guerra de los cristeros), en medio
de una inestabilidad política que finaliza con la aparición de Lázaro Cárdenas. Con
él, el país inicia una nueva etapa al nacionalizar el petróleo y emprender una
reforma agraria con lo que se instaura la normalidad constitucional.

El México Contemporáneo
Después de la II Guerra Mundial, la infraestructura del país se desarrolló; los
sectores manufacturero e industrial se expandieron, al igual que la producción
agrícola; se fortaleció la clase media y se evolucionó económicamente. Sin
embargo, numerosos problemas caracterizaron los últimos tiempos como el rápido
crecimiento demográfico, el éxodo masivo de las áreas rurales hacia los centros
urbanos, una disminución de la producción agrícola y una creciente deuda
externa, entre otros problemas. En los últimos años se han emprendido
importantes reformas económicas y políticas que han permitido avanzar al país, a
pesar de toda clase de contratiempos. Desde entonces, el PRI gobernó al país en
medio de fuertes crisis económicas, sin que hasta el momento los logros de la
Revolución hayan llegado a todos los sectores de la población. El cambio se da en
el año 2000, con la alternancia del poder al arribar a la presidencia de la República
Vicente Fox Quezada del PAN.
1.1.5 CONTEXTO GEOGRÁFICO, CULTURAL E HISTÓRICO DE HIDALGO
Cómo podemos ver México es multicultural en donde cada región o estado cuenta
con su propia historia e identidad. Existen varios lugares que es necesario
penetrar para poder entenderlos. En lo que se refiere al Estado de Hidalgo es un
estado que requiere amplios trabajos de estudio e investigación para descubrir,
valorar, difundir y enriquecer su cultura.
La investigación es parte esencial para tratar de conocer la realidad de cualquier
pueblo y cultura. La investigación sobre aspectos del patrimonio cultural, historia,
antropología, etcétera, es importante para tener una visión clara del
comportamiento de la sociedad.
Ubicación Geográfica
Coordenadas
Al norte 21°24', al sur 19°36’ de latitud norte; al este 97°58', al
geográficas
oeste 99°53' de longitud oeste.(a)
extremas
Porcentaje El estado de Hidalgo representa el 1.1% de la superficie del
territorial país.(b) 20,870 km2
Hidalgo colinda al norte con Querétaro de Arteaga, San Luis
Potosí y Veracruz-Llave; al este con Veracruz-Llave y Puebla;
Colindancias
al sur con Puebla, Tlaxcala y México; al oeste con México y
Querétaro de Arteaga.(a)
FUENTE: (a) INEGI. Marco Geoestadístico, 2000. (b)INEGI-DGG. Superficies
Nacional y Estatales.1999.

Pachuca de Soto, capital del estado de Hidalgo, se localiza en la mesa central de


la República Mexicana, al Oeste de la Sierra Madre Oriental, es una de la más
viejas y mas famosas ciudades con minas, fue fundada en 1534 en una ciudad
antigua de Tolteca. La región es extremadamente rica en depósitos de mineral,
especialmente plata, es también un centro cultural y educativo
Población Total, Urbana y Rural y Densidad de la Población, 2000
Entidad Población Densidad de
federativa población
(habitantes por
Total Urbana Rural
km.)
Total 97 483 412 72 759 822 24 723 590 50
HIDALGO 2 235 591 1 102 694 1 132 897 108
Cultura del Estado de Hidalgo
La cultura del Estado de Hidalgo se enriquece desde la prehistoria. Por sus
espacios se han encontrado muchos vestigios de fósiles que señalan las
variedades de flora y fauna que lo poblaron. La prehispanidad marcó su presencia
con las culturas indígenas que se distribuyeron a lo largo del territorio. Las
muestras arqueológicas hablan de la grandeza de aquellos pueblos: Tula,
Huapalcalco, El Tecolote, el cerro de las Navajas, y varios rincones con
petrograbados y pinturas rupestres de esa época.
El virreinato fue rico en expresiones culturales y momentos históricos. Por citar
algunos, se mencionan los conventos agustinos y franciscanos que adornan
cumbres y señorean en los valles hidalguenses. Algunos conservan todavía su
señorío y son ejemplo de la grandeza que representaron en aquellos tiempos
coloniales: entre los agustinos, Actopan, Epazoyucan, Ixmiquilpan y Metztitlán, y
de los franciscanos, Alfajayucan o Tepeapulco, éste último, célebre por haber
dado cobijo a fray Bernardino de Sahagún.
Simultáneamente se fueron generando ciudades con construcciones civiles que
mostraban el avance del poder y del mestizaje. Es posible aún apreciar algunos
ejemplos de edificios de la época.
La minería hizo acto de presencia con importantes riquezas del subsuelo que
atrajeron gente y ambiciones de enriquecimiento. La Corona española recibió
amplios beneficios de las minas de Zimapán y, sobre todo, de aquellas que fueron
marcando el distrito de Pachuca-Real del Monte. De la grandeza minera virreinal
da muestra la historia de Pedro Romero de Terreros; y de tiempos posteriores, los
sucesivos dueños, entre los que destacan los ingleses en el siglo XIX, los
mexicanos en la transición de siglos, y los estadounidenses en el XX.
De manera paralela, a lo largo de los siglos la cultura de estas tierras se ha
enriquecido con la presencia de pueblos indígenas que pueblan sus Regiones. De
pames y huaxtecos no quedan prácticamente pobladores; en cambio, es fuerte la
presencia de hñahñús u otomíes, de nahuas y de tepehuas. De todos ellos quedan
grandes muestras de su desarrollo cultural al interior de sus comunidades y de las
expresiones en que fundieron lo suyo con lo hispánico: el mestizaje.
El siglo XX vio desfilar importantes sucesos de la Revolución; y luego, la
reconstrucción y la generación de nuevas expectativas sociales. El periodo
posrevolucionario y los efectos del nacionalismo estuvieron presentes en la
entidad.
Historia del Estado de Hidalgo
El registro arqueológico más antiguo que tiene el Estado de Hidalgo es una hacha,
fechada con once mil años de antigüedad y que fue hallada en Huapalcalco,
Tulancingo. En ese momento, el hombre era nómada, es decir viajaba
constantemente y habitaba en cuevas.
Durante el periodo llamado Cenolítico inferior (14,000-9,000 años antes del
presente) se dio un radical cambio climático que obligó al hombre a modificar su
forma de vida, dependiendo más de la cacería que de la recolección. Este
momento se ha caracterizado como de los "cazadores de mamuts", y quizá la
cacería desmedida de estos animales, provocó su extinción. Los grupos humanos
unidos en familias, vivían en campamentos provisionales, en constante búsqueda
de alimentos.
Restos de megafauna se han localizado en varios puntos de la entidad como en
San Agustín Tlaxiaca, El Arenal, en el fondo de las barrancas de Vaquerías en
Atotonilco el Grande, Zempoala, Santiago de Anaya, Ventoquipa en Santiago
Tulantepec, Atotonilco de Tula y Chapantongo.
Además, existen registros de fauna prehistórica en Zacualtipán, Actopan, San
Salvador, Tula, Tepeji del Río, Epazoyucan y Metzquititlán. Los tipos de animales
que se han identificado son: peces, anfibios, tortugas, lagartijas, cocodrilos, aves,
musarañas, murciélagos, osos, elefantes, caballos, rinocerontes, jabalíes,
bisontes, berrendos, perezosos, gliptodontes, tuzos, ratones, y conejos.
El Cenolítico superior (9,000-7,000 años antes del presente) se llegó a extinguir la
fauna pleistocénica y resurgió de nuevo la recolección, aunque continuó la caza de
animales de tamaño mediano y pequeño. Es posible que de este momento sean
las pinturas rupestres de Tepeapulco y Tulancingo. En ese entonces, se inicio una
selección de plantas silvestres, que llegaría a construir una forma rudimentaria de
domesticación, y aparecieron implementos de molienda como los metates y
morteros. Con esto, se creó una forma de subsistencia mixta, aprovechando tanto
la caza como la recolección.
Fue durante el Protoneolítico (7,000-4,500 años antes del presente cuando
comenzó una incipiente agricultura, aunque la dieta básica estuvo basada en la
caza, pesca y recolección. La dependencia cada vez mayor de los cultivos
permitió que el hombre entrara en un proceso de sedentarización, dando lugar al
desarrollo de las primeras aldeas.
Atractivos Turísticos:
Cuenta con 19 atractivos
Museos: Pachuca de Soto. Este museo cuenta con varias secciones que intentan
dar un panorama amplio y completo del desarrollo histórico de la minería
argentífera en la Región de Pachuca y Real del Monte. Rehilete museo del niño.
Haciendas: El estado cuenta con más de 200 haciendas, majestuosas
construcciones de los siglos XVII, XVIII y XIX, que en su momento fueron centros
de producción pulquera y explotación minera; verdaderos palacios que perduran
hasta nuestros días con sus grandes trojes, almenas, lujosos salones, tinacales,
jardines, torres… Muchas de ellas en ruinas y otras tantas dedicadas a alguna
actividad industrial; las hay funcionando como hoteles, restaurantes y centros
turísticos. Otras tantas quedan como vestigio de la historia. Algunas de ellas son:
Hacienda de Tetlápayac. Almoloya
Ex hacienda de San Francisco Ocotepec. Apan
Ex hacienda de San Juan Ixtilmaco. Apan
Hacienda de San Miguel Regla. Huasca de Ocampo
Ex hacienda de Santa María Regla. Huasca de Ocampo
Hacienda de Cavaría. Mineral de la Reforma
Hacienda de Concepción. San Agustin Tlaxiaca
Hotel Hacienda de Yexthó. Tecozautla
Ex hacienda San Bartolomé de los Tepetates. Tepeapulco
Ex hacienda de Caltengo. Tepeji del Río
Hacienda de San Antonio Tochatlaco. Zempoala
Hacienda de San José Tetecuintla. Zempoala.
Ex hacienda de Tecajete. Zempoala
Ex Hacienda de San Diego Tlalayote. Apan
Hacienda San Antonio Tocha. Apan
Ex hacienda de Chimalpa. Apan
Ex hacienda de Zotoluca. Apan
Ex hacienda de Espejel. Apan
Hacienda San José Borja. Atitalaquia
Ex hacienda de San Juan Hueyapan. Cuautepec
Ex haciendas Pulqueras. Emiliano Zapata
Hacienda de San Antonio Regla, Huasca de Ocampo
Ex hacienda de San Juan Hueyapan. Huasca de Ocampo
Ex hacienda de Apulco, Metepec
Ex hacienda de Santa Cruz, Tepeapulco
Ex hacienda de Irolo, Tepeapulco
Ex hacienda la Cañada, Tepeji del Río
Hacienda de Ulapa, Tetepango
Ex hacienda de los Conde Cortina, Tlahuelilpan
Casco de la Exhacienda de Tlahuelilpan, Tlahuelilpan
Hacienda de Tepa Chico, Zempoala
Hacienda Abastecedora Casa Grande, Zempoala
Hacienda Venta de Cruz, Zimapán
Atractivos Naturales cuenta con 69 atractivos naturales aproximadamente. Si algo
distingue a Hidalgo como sitio de impresionante atractivo es precisamente sus
recursos naturales, abundantes y variados a lo largo de todo el territorio. La
diversidad de regiones, de climas, de flora y fauna, de hermosos paisajes y de
fenómenos naturales lo hacen un rincón de México especialmente privilegiado.
Una de las principales características de Hidalgo es la abundancia de agua, lo que
permite que los más hermosos bosques, lagunas, ríos y lagos bañen nuestro
territorio. En el extremo opuesto, grandes extensiones más secas y áridas son
localizadas también aquí, y dan lugar a otro tipo de vida, de biodiversidad y de
cultura.
Grutas de Tolantongo, Cardonal
Los Frailes, El Arenal
Prismas Basálticos, Huasca de Ocampo
Valle de la Piedra en el Aire, Huasca de Ocampo
Cerro de la Huasteca, Huazalingo
Parque Nacional el Chico, Mineral del Chico
Peñas Cargadas, Mineral del Monte
Laguna de Atezca, Molango de Escamilla
Peña del Zumate, Omitlán de Juárez
Manantiales de Taxhidó, Tecozautla
Parque Nacional de Tula, Tula de Allende
Parque Nacional los Mármoles, Zimapán
Las Cascadas de la Reforma, Acatlán
Presa del Cedral, Acatlán
Parque Nacional el Chico, Mineral del Chico
El potrero de Monroy, Agua Blanca
Minas de Caolín, Agua Blanca
Cerro del Brujo, Agua Blanca
Piedras y Cuevas, Agua Blanca
Cascada el Mirador, Agua Blanca
Río Camarones, Agua Blanca
Las Cuevas, Agua Blanca
Agua Linda, Agua Blanca
Cascada las Golondrinas, Agua Blanca
Río del Cobre y Río Cantares, Agua Blanca
El Pinar, Agua Blanca
Presa la Peña, Alfajayucan
Río Amajac, Atotonilco el Grande
Río Tula, Calnali
Río Papatlatla, Calnali
Cascada Chahuaco, Calnali
Cerro de la Ahuja ó Huitzmalotepetl, Calnali
Río Pochula, Calnali
Parque el Guajolote, Epazoyucan
Montaña las Naranjas, Epazoyucan
Gruta de Hoyos, Jacala de Ledezma
Montaña el Cobre, La Misión
Mirador el Calvario, Lolotla
Cerros Pilatlán, Santa Cruz y Recabaldo, Lolotla
Grutas Pichingo, Lolotla
Paraje Boscoso las Vegas, Nopala de Villagran
Peña del Comal, Omitlán de Juárez
Cascada los Berros, Omitlán de Juárez
Peña del Diablo, Omitlán de Juárez
Cascada Bandola, Omitlán de Juárez
Peña Larga, Omitlán de Juárez
Grutas de Chalahuite, Picaflores
Manantial el Ojito, Progreso de Obregón
Grutas de San Bartolo, San Bartolo Tutotepec
Piedra Hincada, San Felipe Orizatlán
Ríos Tlatol y San Pedro, San Felipe Orizatlán
Grutas de Xoxafi, Santiago de Anaya
Manantiales Vento Quipa, Santiago Tulantepec
Laguna de Agua Zarca, Tenango de Doria
Bosques de Palo Gacho, Tenango de Doria
El Potrero, Tenango de Doria
Cascadas de la Reforma, Tenango de Doria
Cascadas de San José del Valle, Tenango de Doria
Roca el Ciro, Tenango de Doria
El Estribo, Tenango de Doria
Cerro Brujo, Tenango de Doria
Punturas Rupestres, Tepeapulco
Laguna de Tecomulco, Tepeapulco
El Sabino, Tepetitlan
Manantial el Pathe, Tepetitlán
Presas: Vieja, Iturbe y de la Cortina, Tezontepec de Aldama
Manantiales de Tezontepec, Tezontepec de Aldama
Grutas Texcatetl, Tianguistengo
Grutas Papaxtla, Zacualtipán
Balnearios (36). La característica esencial de los manantiales y balnearios de
Hidalgo es el calor; aguas que brotan a más de 35°C y que llegan hasta extremos
de 80. Esta cualidad hace de nuestros balnearios, lugares ideales para el
descanso y la relajación, así como para aprovechar las propiedades curativas que
legendariamente tienen las aguas térmicas.
Casi todos los balnearios naturales han sido complementados con modernas
instalaciones; albercas, áreas verdes, toboganes, estacionamientos, sanitarios,
restaurantes, vestidores, cabañas y hoteles que permiten al viajero disfrutar al
máximo y prolongar la estancia en estos paraísos naturales.
Centro Vacacional Ajacuba, Ajacuba
Balneario Ejidal las Lumbreras, Ajacuba
Balneario la Carreta, Ajacuba
Parque Acuático el Tephé, Ixmiquilpan
Balneario el Tepathé, Ixmiquilpan
Tzindejhé, Tasquillo
Carrizal del Lago, Tecozautla
El Géizer, Tecozautla
Royal Spa, Zimapán
Balneario los Arcos, Ajacuba
Balneario Toboganes, Ajacuba
Balneario Salud por Agua, Atotonilco de Tula
Balneario Vito, Atotonilco de Tula
Santa María Amajac, Atotonilco el Grande
Aguas Termales de Atempa, Calnali
Balneario Tanque y manantial Tanquillo, Chapantongo
Balneario Sierra Verde, Huasca de Ocampo
El Paraíso, Huichapan
El Pathecito, Huichapan
Chichimequillas, Huichapan
Dios Padre, Ixmiquilpan
San Antonio, Ixmiquilpan
Parque Acuático los Teteles, San Salvador
Balneario de Tezontepec, Tezontepec de Aldama
Flamingos, Tizayuca
Balneario Albatros, Tizayuca
Tropicana, Tizayuca
Conventos (20): Agustinos y franciscanos, principalmente, incursionaron en el
estado de Hidalgo y dejaron en nuestro territorio 20 hermosos conventos del siglo
XVI, que hoy son, además de un gran atractivo turístico, una huella indeleble de
nuestra historia y símbolo perenne del sincretismo de dos culturas.
De diversos estilos según la época y la región, todos los conventos son magníficas
obras arquitectónicas que resguardan parte muy importante del arte colonial; como
muebles, pinturas, murales y esculturas, muestra del talento y la capacidad
indígena, así como de la influencia de ellos y del mestizaje en la vida de La
Colonia. Los Principales Conventos de Hidalgo:
Ex Convento de San Miguel, Acatlan
Ex Convento de San Nicolás Tolentino, Actopan
Ex Convento de San Martín, Alfajayucan
Ex Convento de San Agustín, Atotonilco el Grande
Ex Convento de San Andrés, Epazoyucan
Ex Convento de San Agustín, Huejutla de Reyes
Ex Convento de San Mateo, Huichapan
Ex Convento de San Miguel Arcángel, Ixmiquilpan
Ex Convento de los Santos Reyes, Metztitlán
Ex Convento de San Francisco, Pachuca de Soto
Ex Convento de el Señor de Singuilucan, Singuilucan
Ex Convento de San Francisco, Tepeapulco
Templo y Ex Convento de San Francisco, Tepeji del Río
Ex Convento de San Francisco de Asís, Tlahuelilpan
Ex Convento de San José, Tula de Allende
Ex Convento Franciscano, Tulancingo
Templo y Ex Convento de San Pedro, Villa de Tezontepec
Ex Convento de Todos los Santos, Zempoala
Acueductos (6): El estado de Hidalgo ha sido legendariamente fuente de aguas y
manantiales que bañan su territorio, situación que desde la época prehispánica lo
hizo una zona buscada por diferentes culturas que se asentaron aquí, entre otras
cosas, por la abundancia del vital líquido.
En la época colonial, ésta característica del estado lo hizo también ser
ambicionado y utilizado para dotar de agua a las zonas aledañas que carecían de
ella; es así como en Hidalgo se construyen varios acueductos que hasta la fecha
lo atraviesan en algunas regiones, grandes obras arquitectónicas, de
impresionantes arcos y obras hidráulicas que ponen de manifiesto la habilidad de
los constructores indígenas, que fueron quienes siempre construyeron estos
acueductos. Hoy podemos disfrutar aún de pequeños acueductos dentro de
algunas haciendas y grandes acueductos que atraviesan de un poblado a otro,
como residuo histórico de la historia de nuestro país. Los principales son:
Arcos de San José Atlán (El Saucillo), Huichapan
Acueducto de Tepeapulco, y Caja de Agua, Tepeapulco
Arcos del Padre Tembleque, Zempoala
Sitios arqueológicos (19): El estado de Hidalgo fue cuna de grandes civilizaciones
de la época prehispánica; en este territorio se asentaron las culturas otomíes,
cuyas tradiciones y costumbres perduran hasta nuestros días.
En algunos territorios del sur del estado se asentaron pueblos portadores de la
cultura teotihuacana que también dejaron su huella en ciudades como Xihuingo,
pero probablemente la cultura antigua más importante de Hidalgo y de todo el
mundo nahua tiene su centro precisamente en Tula; la legendaria Tollan, donde
reinó Quetzalcóatl sobre los toltecas; pueblo sabio y de una cultura tan elevada
que hasta los mismos aztecas se erigieron a sí mismos como sus herederos
culturales. Principales sitios:
Zona Arqueológica de Xihuingo, Tepeapulco
Zona Arqueológica de Tula, Tula de Allende
Zona Arqueológica de Huapalcalco, Tulancingo
Zona Arqueológica de Santa Magdalena, Actopan
Pinturas rupestres de San Antonio, Alfajayucan
Zona Arqueológica de San Miguel Chinju, Atitalaquia
Zonas Arqueológicas y Pinturas Rupestres, Calnali
Cerro colorado, punturas rupestres, Cardonal
Pinturas rupestres, El Arenal
Pinturas rupestres de Boyé, Huichapan
Pirámide de Texhada, Mixquiahuala
Sitio Arqueológico de Itzcuinquitlapico, San Agustín Tlaxiaca
Punturas Rupestres de Banzhá, Tecozautla
Zona Arqueológica el Tesoro, Tepeji del Río
El Cerro de Xicuco, Tezontepec de Aldama
Cerro de Gómez, Tlahuelilpan
Cerro del Águila, Tlahuiltepa
Zona Arqueológica Eyecalco, Tolcayuca
En el actual territorio hidalguense se encuentran abundantes vestigios
arqueológicos prehispánicos. Este conjunto no se ha explorado ni estudiado en su
totalidad. Los ejemplos que a continuación se mencionan pretenden dar una idea
de ello.
Tula
Esta es la zona arqueológica más importante del Estado de Hidalgo cuyo auge
cultural se ubica en el horizonte Posclásico (900 a 1521 d.C.) La arqueología nos
dice que hacia el siglo IX d.C., se inicia la época de mayor ocupación de Tula,
cuando contaba con más de 10 mil habitantes. Entonces atrajo pobladores de
distintas etnias y regiones como la Huasteca, el bajío y el occidente del país. La
ciudad ocupaba entonces unos cinco kilómetros cuadrados, y tenía como centros
religioso y administrativo la zona que hoy se conocen como Tula. Entre el 950 y
1150 d. C. Tula alcanzó su extensión máxima: unos 12 kilómetros cuadrados en
los que habitaban más de 30 mil personas. Las exploraciones arqueológicas en
este lugar comenzaron desde el siglo pasado, pero su restauración más
importante dio inicio hacia 1940. Los descubrimientos y estudios sobre el
asentamiento extenso han continuado durante todo el siglo XX hasta la fecha,
sobre todo desde la perspectiva de la arqueología.
Huapalcalco
Esta zona arqueológica se ubica 2.5 Km. al norte de Tulancingo. Huapalcalco
como centro poblacional floreció durante el horizonte Clásico (200 a.C.-900 d.C.),
aunque ya el hombre prehistórico vivió en los abrigos rocosos ubicados al
poniente. Precisamente en la Cueva Calcinada del Chivo se encontraron puntas
de flecha datadas entre 9,000 y 6,500 años a.C. A Huapalcalco se le menciona en
relación con la migración de los toltecas que, antes de asentarse en Tula,
estuvieron en este lugar. Quetzalcóatl, que venía de Colhuacán, fabricó aquí un
huapalcalli o casa de tablas. La importancia ceremonial del lugar se vio
aumentada debido a su posición geográfica, que lo convertía en un enlace
comercial entre el Golfo y la cuenca de México.
Tepeapulco
A 3 kilómetros al norte de Tepeapulco está la zona arqueológica del Jihuingo,
también conocida como Tecolote I. Centro poblacional que floreció durante el
periodo Clásico (200 a.C.-900 d.C.) Se aprecian aquí varios montículos y
plataformas, además de una pequeña pirámide de tres cuerpos con los elementos
propios de la arquitectura teotihuacana:
Existen además otro tipo de vestigios como la pirámide de Mixquiahuala (del
Posclásico), pinturas rupestres, y varios asentamientos prehispánicos que
constituyen zonas arqueológicas inexploradas por todo el territorio hidalguense.
En 1968 se habían contabilizado 237 sitios: 3 de la prehistoria, 38 del Preclásico,
34 del Clásico, 164 del Posclásico y 32 pendientes de clasificar. Desde la fecha
en que se hizo este recuento, las exploraciones han dado fruto y los hallazgos de
las últimas décadas aumentan notablemente el número mencionado.
En el Estado de Hidalgo existe un importante legado material de la época colonial,
que se describe brevemente a continuación.
Durante el siglo XVI los franciscanos fundaron 12 conventos en el actual Estado
de Hidalgo siguiendo dos rutas, una a partir de Tepeapulco (1528) y hacia el norte:
Tulancingo (ca. 1528), Zempoala (1540), Apan (antes de 1559); y la otra desde
Tula (1530) a Tepeji del Río (1558), Alfajayucan (ca. 1559), Atotonilco de Tula (ca.
1560), Tlahuelilpan (ca. 1560), Tepetitlán (1561), Huichapan (1577) y Tecozautla
(ca. 1577)
Los agustinos por su parte realizaron 20 fundaciones en nuestro territorio en esa
misma centuria: Atotonilco el Grande (1536), la región de la sierra, Metztitlán (ca.
1536) y Molango (1538); de ahí siguieron Xochicoatlán (ca. 1538), Epazoyucan
(1540), Singuilucan (1540), Mixquiahuala (entre 1539 y 1568), Huejutla (1545),
Actopan (1550), Ixmiquilpan (1550), Villa Tezontepec (1554), Acatlán (1557),
Chapulhuacán, Tutotepec y Chichicaxtla (los tres entre 1557 y 1560),
Chapantongo (entre 1566 y1569), Tlanchinol (antes de 1569), Ajacuba (1569),
Zacualtipán (1572) y Lolotla (ca. 1563)

El clero secular, con una estrategia de fundación diversa se estableció en


poblaciones como Atitaliaquia, Tetepango, Zimapán, Tizayuca, Pachuca,
Pachuquilla, Real del Monte, y El Chico, además de una fundación en Yahualica
en plena Huasteca.
Los edificios que se construyen a raíz de estas fundaciones son de diferentes
dimensiones y de importancia variable en su ornamentación, pero representan un
legado monumental que ha merecido y merece ser estudiado desde el punto de
vista histórico y artístico. Por ejemplo, al cobijo de su arquitectura, se conservan
obras de escultura como retablos dorados, y también de pintura mural y de
caballete. Y por si fuera poco, sus archivos documentales son registros, a veces
los únicos, que dan cuenta de la historia de cada una de las poblaciones
hidalguenses.
En esta breve enumeración de las construcciones religiosas, no hemos
mencionado las muchas iglesias y capillas menores del siglo XVI, y las
pertenecientes al siglo XVII (como Yolotepec y Zoquizoquipan), y al XVIII (como el
Santuario de Mapeté, la parroquia y el Calvario de Huichapan, la Veracruz en Real
del Monte y el Carmen de Ixmiquilpan)
Los ejemplos de arquitectura civil de la época colonial son abundantes en Hidalgo,
pero se pueden citar obras como los acueductos: el famoso de Zempoala llamado
del padre Tembleque, el de Tepeapulco, el de San José Atlán también conocido
como el Saucillo en el municipio de Huichapan, y restos del que llegaba a
Pachuca. Los edificios civiles son contados pero pueden citarse: la Tercena de
Metztitlán, las Cajas Reales de Pachuca, la casona conocida como la Casa de
Cortés en Tepeapulco, esa curiosidad arquitectónica conocida como la Casa de
Piedra de Zacualtipán y la Casa Amarilla de Atotonilco el Grande. La traza urbana
y la arquitectura popular de varias poblaciones también es digna de atención;
como ejemplos, cabe citar los casos de Huasca, Zacualtipán, Molango,
Acaxochitlán, Real del Monte, El Chico, Omitlán, Metztitlán, Huichapan y Nopala.
Durante el siglo XIX y principios del XX la hacienda como unidad de producción
experimentó un último auge. La edificación de los cascos de haciendas dejó
ejemplos notables, sin olvidar que muchas de estas fincas proceden del periodo
colonial. Desde hace unos veinte años a esta parte, se ha mirado a estas
construcciones con una nueva óptica, concediéndoles la valía que tienen desde el
punto de vista arquitectónico e histórico. Las haciendas, de labor o ganaderas, se
ubicaron en la parte centro y sur del Estado, en la parte de las planicies,
excluyendo la sierra y la Huasteca. Se han identificado 176 cascos de diferentes
dimensiones y en estado de conservación desigual. Algunas son haciendas
turísticas, otras se encuentran en ruinas. Entre las dignas de mención destacan:
Caltengo, San Francisco,Yexthó, Tenería, Baños, Tlahuelilpan, Chicavasco,
Ulapa, Chapultepec de Pozos, La Concepción, Chavarría, Casa Grande de
Zempoala, Arcos, Tecajete, Nopalapa, San Antonio Tochatlaco, Santa Rita,
Xochihuacán, Pueblilla, Tetecuintla, Tepa el Chico, San Pedro Tochatlaco,
Bellavista, Guadalupe, Irolo, San Bartolomé Tepetates, Tetlapayac, Ocotepec,
Chimalpa, Malayerba, Ixtilmaco, Zotoluca, San Lorenzo, Malpaís, Tepenacasco,
Exquitlán, San Juan Hueyeapan, Zoquital, San José, Vaquerías y las haciendas
mineras de Santa María y San Miguel Regla. Dentro de estas construcciones se
encuentran a menudo capillas de gran riqueza y antigüedad, mobiliario y ejemplos
interesantes de arquitectura hidráulica, incluso archivos documentales.
Quedan también por mencionar los muchos ejemplos de la arquitectura rural y
urbana del siglo XIX y del porfiriato.
En Hidalgo también existe una gran riqueza en manifestaciones de la cultura
popular: las fiestas tradicionales, la gastronomía, las lenguas indígenas, las
artesanías, la tradición oral, la música y la danza. Toda esta riqueza cultural y
patrimonial conlleva una necesidad urgente de rescate para construir y reafirmar
valores de identidad debilitados.
La necesidad de rescate de la historia regional es cada día más percibida entre la
población. La existencia de archivos locales, prácticamente inexplorados, para
emprender esta tarea alienta más la creación de una carrera que forme
profesionistas adecuados. En Pachuca existen los siguientes archivos con
documentación histórica: Archivo Histórico del Poder Judicial, Archivo General del
Estado, Archivo Histórico y Museo de Minería, A. C., y el Archivo Histórico del
Poder Judicial Federal. En 1987 y ubicados en las cabeceras de los 84 municipios
del Estado se habían registrado 82 acervos documentales sin contar los ricos,
archivos parroquiales.
Las agresiones de la modernidad despojan paulatinamente al Estado de esta
riqueza monumental, artística, cultural e histórica, someramente mencionada. En
estos casos, el trabajo profesional de un historiador estaría encaminado a
revalorar ante la población y ante los gobernantes, todo lo que significa este
legado en términos de identidad social y como recurso turístico importante. La
historiadora emérita Josefina Muriel ha expresado recientemente que la tarea de
un historiador “es dar a conocer a una nación lo que es, por qué vale, cuáles son
sus valores, por qué valemos cada uno de nosotros”. Y agrega: “…el pasado,
conozcámoslo o no, nos constituye de manera ineludible … no se puede amar a
México si se desconoce su historia…”.
Para enfrentar esta problemática y poner en valor las potencialidades que
representa nuestra herencia y patrimonio histórico es necesario emprender
estudios desde la perspectiva de la Historia, así como sus disciplinas auxiliares,
entre las que podemos mencionar a la antropología, la arqueología, la epigrafía, la
paleografía, la etnografía, la geografía, la historia del arte, la lingüística, la
sociología y el folklore; abordar esta tarea desde los diferentes enfoques
disciplinarios (historia social, historia política, historia económica, historia de la
tecnología, historia de la educación, etc.); resaltar los distintos periodos
cronológicos (historia prehispánica, historia colonial, historia moderna y
contemporánea) Los enfoques de otras disciplinas humanísticas son también
necesarios para completar una visión cabal del Estado de Hidalgo, como la
filosofía y la literatura. En suma, se requiere contar con la mayor cantidad de
información posible respecto a la realidad estatal.
Los tres grupos étnicos que actualmente se asientan en el Estado de Hidalgo son
los otomíes, los nahuas y los tepehuas, localizados respectivamente en el Valle
del Mezquital y la sierra Oriental del Estado de Hidalgo, la Huasteca y el municipio
de Huehuetla. Su devenir histórico así como sus costumbres, tradiciones, y
demás rasgos culturales, también serán abordados por los historiadores que se
formen en el UAEH, ya que estas comunidades poseen una rica cultura que se
expresa en su tradición oral, sus usos y costumbres. La historia propia de cada
una de estas comunidades debe ser rescatada y estudiada de manera que
contribuya a reafirmar la identidad de estos grupos y a fortalecer, en esa misma
medida, a la sociedad hidalguense de la que forman parte.

Conclusiones
A partir de todo lo anterior se puede establecer que para responder a las
necesidades de la sociedad mexicana en general e hidalguense en particular el
historiador debe cumplir con funciones de investigación y de docencia (al cobijo de
instituciones públicas o privadas) pero que ello debe hacerse con vistas a
satisfacer las variadas exigencias sociales: Las funciones del historiador no se
limitan a la docencia y a la investigación, realizadas al cobijo de instituciones
públicas o privadas, sino que poseen un horizonte más extenso:

 Asesorar a organismos gubernamentales, desde el nivel federal, estatal y


hasta el municipal, resultan hoy en día imprescindibles para tomar
decisiones de gobierno.
 Elaborar y actualizar los textos de historia estatal que demanda el Sistema
Hidalguense de Educación Pública. Esto requiere de una investigación de la
historia estatal y regional, de manera que se objetive cada vez más, y la
población tenga un conocimiento mejor y más amplio de su pasado.
 Elaborar monografías municipales que proporcionen a los habitantes de los
84 municipios, herramientas de conocimiento sobre su entorno inmediato, y
que sirvan tanto a maestros y alumnos de primaria y secundaria como a los
habitantes en general.
 Rescatar los archivos municipales, pues muchas veces estos acervos de
documentos no son apreciados en su justo valor, y las autoridades los
arrumban y hasta los destruyen, cancelando para siempre la posibilidad de
que los hidalguenses puedan conocer su pasado, apoyados en fuentes
confiables.
 Emprender campañas de fomento al turismo elaborando guías con datos
fidedignos. Sucede a menudo que la información proporcionada en folletos
y guías turísticos adolece de rigor histórico: datos falseados, imprecisiones
y apreciaciones subjetivas que solo confunden en lugar de orientar el turista
y a los propios hidalguenses.
 Establecer los límites de los centros históricos que deben ser protegidos por
una legislación especial para su preservación. El crecimiento demográfico
y la actividad económica han dado por resultado que el centro histórico de
las distintas poblaciones hidalguenses sea objeto de transformaciones que
deforman su valiosa y original fisonomía, destruyendo edificios de valor
histórico y estético, para levantar construcciones sin carácter que deforman
el paisaje urbano. Por lo cual es necesario legislar a este respecto, y el
historiador debe proporcionar sus criterios para orientar el crecimiento
ordenado y armónico, al margen de la especulación económica.

 Asesorar en conflictos de límites estatales y municipales. El crecimiento


mencionado en el párrafo anterior ha dado origen a que los límites de
municipios vecinos enfrenten situaciones de conurbación, que deriva en
problemas de límites.
 Potenciar el papel del historiador en los medios masivos de comunicación:
la televisión, la radio y la prensa. Todos estos medios tienen la capacidad
de llegar a grandes sectores dentro de la sociedad, especialmente la
televisión y la radio, de tal manera que la difusión que de la historia se
realice a través de ellos tendrá un gran impacto. La función del historiador
no se limitará a los programas de contenido cultural, sino que se puede
ampliar, en calidad de asesoría a otro tipo de programas, como los
noticieros y aún a los programas recreativos.

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