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Los onicóforos (Onychophora) constituyen un filo de

invertebrados ecdysozoos terrestres, cuya existencia se conoce desde el


periodo Cámbrico, hace más de 515 millones de años. Fueron descritos por
primera vez por Lansdown Guilding en 1826, quien pensó que eran moluscos.
El nombre Onychophora, deriva del griego (onykhos, "uña" y phorós,
"llevar"), y significa literalmente "portadores de garras", ya que cada de sus
muchas extremidades termina en un par de garras. En los libros de texto
reciben el nombre de "gusanos aterciopelados" (del inglés velvet worms)
pero en el idioma español solo se les dice gusanos o se les confunde con
babosas. De hecho, han sido comparados a gusanos con patas, orugas de
mariposas y babosas.
Estos organismos segmentados tienen ojos pequeños, antenas,
múltiples pares de patas o lobopodios –que no son realmente
articulados, y las glándulas de la goma adhesiva (por error llamada
baba). Es posible encontrarlos en regiones tropicales y en el Hemisferio
Sur. Son cazadores de animales pequeños como los insectos y
arácnidos, que atrapan expulsando un moco adhesivo. Se conocen
unas 180 especies actuales. En la Zoología moderna, son
particularmente interesantes porque ayudan a comprender la
evolución de los artrópodos.
Ellos muestran una distribución peculiar, donde los peripátidos son predominantemente
ecuatoriales y tropicales, mientras que los peripatópsidos se encuentran los continentes del
sur de clima templado. Hoy se sabe que tal distribución a nivel mundial se originó a partir de
la ruptura del antiguo supercontinente Pangea, que empezó a fracturarse hace unos 200
millones de años.
Antiguamente se les consideraba parte de Tracheata. Pero los gusanos de terciopelo son
ahora considerados parientes cercanos de los tardígrados y artrópodos, con las cuales
forman el taxón Panarthropoda
Los onicóforos miden entre 1,5 y 15 cm, aunque algunos llegan a los 25 cm. El cuerpo es
alargado, vermiforme, cilíndrico y aparece dotado de entre 14 y 43 pares de apéndices
locomotores llamados lobópodos. Éstos no pueden calificarse como patas, sino que son
mamelones sin articulación alguna que se adelantan por turno, siguiendo ondas. Cada uno
termina en dos pequeñas uñas, que es a lo que alude el nombre del grupo. La arquitectura
corporal deriva de una forma segmentada, como los artrópodos, pero se ha perdido en el
curso de la evolución. No existe una segmentación externa visible, pero sí pequeñas arrugas
transversales.
La cabeza, que no aparece bien diferenciada del tronco, porta tres pares de apéndices. En
primer lugar un par de antenas, en posición más anterior que superior, gruesas y a veces
muy largas; detrás de cada una de ellas hay un pequeño ojo simple, dotado de un cristalino
esférico. El segundo par de apéndices son las papilas orales, retráctiles, situadas por debajo
de las antenas y apuntando hacia adelante; son de función sensorial y además escupen un
líquido pegajoso que emplean en la captura de sus presas. El tercer par de apéndices son
las mandíbulas, que se encuentran dentro de la cavidad bucal, escondidas detrás de gruesos
labios. Como en los artrópodos, y a diferencia de lo que ocurre en vertebrados la dinámica
de la boca es lateral.
La locomoción y el sostén corporal se basan en un esqueleto hidrostático, como ocurre en
los anélidos, no en un exoesqueleto de piezas articuladas. A diferencia de los artrópodos, los
onicóforos tienen un celoma muy desarrollado, que ocupa buena parte del volumen
corporal. Músculos y válvulas trabajan trasladando y comprimiendo el líquido intersticial a
través de los compartimentos del hemocele, incluidos los lobópodos, y es así como se
mueven los órganos, se deforma el cuerpo y se hace posible la locomoción.
Los onicóforos están cubiertos en todas su superficie de pequeños apéndices y setas (pelos)
sensibles, así como de finas estrías transversales, lo que contribuye a darles un aspecto de
terciopelo que justifica el nombre con que se les cita en los textos en inglés,velvet worms, es
decir, gusanos aterciopelados. Son muy variados en cuanto a color; siendo lo más común un
gris o pardo muy oscuros, pero también los hay de colores vivos, amarillos, más o menos
anaranjados, rojos o incluso azules. Se conoce al menos una especie blanca, habitante de
cuevas, y los individuos recién nacidos pueden ser blanquecinos antes de adquirir los colores
adultos.

Son dioicos (con sexos separados) y con dimorfismo sexual en cuanto al tamaño, siendo las
hembras notablemente más grandes, según es la regla en los animales. Se produce una
fecundación por impregnación hipodérmica, en la que los machos depositan los
espermatóforos sobre las hembras, y estos entran por orificios no naturales. Algunas especies
ponen huevos, pero es más común que paran crías vivas. En algunos casos es ovoviviparismo,
con huevos que eclosionan antes de salir, y en otros un verdadero viviparismo, con órganos
funcionalmente equivalentes a una placenta alimentando a los embriones dentro del cuerpo
materno
Los onicóforos se encuentran en climas tropicales húmedos, aunque hay algunas especies
australasiáticas y sudamericanas de clima templado.
Poseen hábitos nocturnos y viven en ambientes oscuros y normalmente húmedos. Se les
encuentra en la hojarasca, bajo piedras, entre las hojas de bromelias y también en troncos en
descomposición y grietas del suelo, cuevas, y vagando en el exterior sólo por la noche. Son
animales depredadores, que cazan activamente saltamontes, termitas, y otros pequeños
invertebrados, a menudo más grandes que ellos, pegándolos al sustrato con la secreción
adhesiva que expulsan desde sus papilas orales. Arrojan certeramente dicha secreción de
naturaleza proteica en estado líquido a distancias de hasta 30 o 40 cm, la cual en contacto con
el aire se coagula, inmovilizando a la presa. El onicóforo se acerca hasta ella y roe su pared
corporal, inyectando enzimas digestivas y sorbiendo la papilla semidigerida resultante, un
modo de alimentación como el que observamos frecuentemente en arácnidos
Los onicóforos son uno de los grupos actuales con fósiles conocidos de mayor antigüedad.
Están representados en la fauna del Cámbrico inferior de Burgess Shale (datada en 505
millones de años) por al menos dos especies, Aysheaia pedunculata y Hallucigenia sparsa,
y es posible que Xenusion, del Precámbrico terminal (datada en 540 millones de años),
también sea un onicóforo.
Los fósiles del Paleozoico inferior son todos marinos y dotados de escleritos (piezas
esqueléticas de cutícula endurecida) sobre los lobópodos. En Hallucigenia los escleritos
son largas espinas rígidas que dieron origen a una interpretación errónea, popularizada
luego por Stephen Jay Gould, que las veía como zancos, confundiendo también los
extremos anterior y posterior del cuerpo.

El fósil más antiguo de un onicóforo terrestre, Helenodora, es de Mazon Creek, un


importante yacimiento cerca de Chicago. Está datado en el Pensilvaniense y no se
distingue morfológicamente de los actuales. Se han recuperado fósiles en ámbar del
Cretácico de Birmania (Birmania), así como del Terciario Inferior de La Española y de
la Región báltica. En los dominicanos se observa la secreción adhesiva de las papilas
orales, lo que demuestra que el carácter es muy antiguo.
Los onicóforos son interpretados actualmente como parientes próximos de
los artrópodos, pero externos a este grupo.
Existen unas 165 especies3 repartidas en 10 géneros y dos familias. La distribución del
grupo actual de onicóforos está asociada a Gondwana, donde debió situarse el centro
de radiación evolutiva. La existencia de fósiles en el ámbar báltico extienden la
distribución del grupo a Eurasia, fuera de Gondwana, mostrando que, cualquiera que
fuera su centro evolutivo, el grupo ha tenido en el pasado una distribución más
amplia.
Hay dos familias, Peripatidae y Peripatopsidae. Los Peripatidae se encuentran en torno
al Caribe, en el Norte de Sudamérica, en África Ecuatorial, en Assam y en el Sudeste
Asiático, siempre con áreas limitadas y dispersas. Los Peripatopsidae presentan un área
igualmente dispersa, pero más meridional, con localidades
en Chile, Sudáfrica, Australia yTasmania, Nueva Guinea y también Nueva Zelanda.

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