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DANZA CRIOLLA

ORIGEN E HISTORIA
La música a criolla y afroperuana es uno de los legados más importantes y representativos del Perú. Motivo de orgullo para sus
pobladores, esta expresión cultural es representada de gran forma por distintos artistas que marcaron historia con sus composiciones
y arreglos musicales, los mismos que hacen que este arte perdure de generación en generación.
Originada por la mezcla de cultura y música de colonizadores españoles, la gente indígena nativa del Perú y los esclavos africanos,
la música criolla peruana engloba distintos tipos de género musical como el vals peruano, la marinera, el huayno, el tondero y el
festejo.
Entre sus más importantes representantes destaca Chabuca Granda, quien en vida fue cantautora y folclorista peruana autora de “La
flor de la canela”, tema bandera del Perú y conocido a nivel mundial, quien es sin dudas una de las mejores voces peruanas en la
historia. Otro histórico que es sinónimo de admiración y peruanidad fue Arturo “El Zambo” Cavero, famoso por sus sentidas
interpretaciones de la música criolla y por temas como “Y se llama Perú” o “Contigo Perú”.
Otra personalidad descollante de la música criolla es sin dudas el maestro Óscar Avilés, quien fue el mejor y más destacado
guitarrista, compositor, arreglista y cantante de música tradicional peruana. También conocido como “La Primera Guitarra del Perú”,
Don Óscar Avilés mostro sus virtudes musicales y su amor por el Perú a lo largo de su trayectoria artística. Y claro, siempre
acompañado de su entrañable amigo, Arturo “El Zambo” Cavero.
Entre los artistas peruanos que marcaron con sus interpretaciones la evolución del criollismo destacan la recordada Lucha Reyes,
quien también es conocida como “La Morena de Oro del Perú; Pepe Pinglo Alva “El Bardo Inmortal”, quien es autor del vals “El
Plebeyo”; Luis abanto Morales, autor e intérprete del famoso tema “Cholo soy”; Eva Ayllón, quien fue nominada en ocho
oportunidades al Grammy Latino y es considerada en la actualidad como la mejor intérprete musical y folclorista peruana, entre otras
grandes personalidades de la música afroperuana.
Es tanto el fervor por la música criolla y afroperuana en el país inca, que todos los 31 de octubre se celebra “El Día de la Canción
Criolla” en todo el Perú. Desde su proclamación por el presidente Manuel Prado Ugarteche el 18 de octubre de 1944 mediante una
resolución suprema, todos los peruanos se reúnen ese día para bailar, cantar y celebrar su música por todo lo alto, claro está,
acompañado de los imperdibles platos típicos que poseen.
El legado de la música criolla peruana es único e irrepetible. Día a día, sus distintos exponentes y fieles seguidores buscan promover
canciones afroperuanas de antaño y contemporáneas, su objetivo es que esta expresión cultural y folclórica no sea olvida o
reemplazada por otros géneros. Lo más tradicional de la música peruana lleva consigo alegría, jarana, goce y sentimiento del más
puro. Es importante no perder nunca esta tradición que nuestros ancestros nos heredaron e impulsemos con orgullo sus hermosas
melodías.
Las coplas, música y baile de la marinera limeña provienen de
la Zamacueca, danza intensamente bailada en el siglo XIX. Sin embargo, es Abelardo Gamarra,
El Tunante, quien propone, luego de la guerra con Chile, un cambio en el nombre, ya que se le
conocía también como "chilena". La zamacueca da lugar a la zamba argentina, a la cueca
cuyana y norteña (argentina), la cueca boliviana y chilena, y a la marinera limeña. El canto de
jarana, cultivada por grupos populares limeños hasta la mitad del siglo XX decae en su práctica
originaria puesto que, en las grabaciones de discos, a causa de las propias limitaciones técnicas
(los discos no admitían más de tres minutos de grabación), no se podía registrar el canto de
jarana tal como se daba en los ambientes festivos en los que se cultivaba.
Una marinera limeña consta de cinco partes: tres marineras, una resbalosa y una fuga. Por eso se
dice respecto de ella: "marinera de jarana: de cinco, tres". En esta forma musical y coregráfica,
los cultores pueden competir en un canto de contrapunto de tiempo variable, de acuerdo al
entusiasmo y las circunstancias del encuentro.
Cuadro Criollo
Es una estampa que junta al Valse Criollo y a la Marinera Limeña.
En cuánto al Valse, el nombre derivaría de la palabra waltzen (“dar vueltas”), aún cuando su
procedencia, antes que alemana sería provenzal. Es, pues, en los barrios de Lima donde se
reinterpretan y adaptan estas expresiones, prestándose entre sí elementos y creando variantes
populares que tomaron los mismos nombres. Seguidamente, tenemos a la Marinera Limeña que
tiene un estilo propio que estructura el canto en contrapunto, marcando evoluciones y cambios
en la coreografía; ésta se hace más movida con la resbaloza y fugas que se agregan, sin dejar
de ser en su conjunto un diálogo de amor donde el pañuelo es parte del lenguaje artístico en que
quedan convertidos el asedio y la rendición de la pareja. Guitarra y cajón concurren cómplices y
hasta las palmas acicatean constituyendo la expresión más genuina del criollismo.
Danza también conocida como marinera del Alto Piura, o de la yunga piurana (Morropon). Es anterior a
la Zamacueca. Deriva de música gitana y española en baile y canto. La característica principal que lo diferencia
de la Marinera es su repetitivo tundete de guitarra relacionado con música en banda y trompeta gitana. Tiene
inflencia africana o negra en su forma corísta (coro) y a veces el uso del checo, instrumento construido utilizando
calabaza seca para otorgarme ritmo negro. Tiene una influnecia Andina posterior, en su forma
melódicamente chillona de ejecutar la guitarra también. A diferencia de la Zamacueca y debido a la ubicación de
la Provincia de Morropón como una región pre-Andina, este baile lleva el mestizje criollo (hispanogitano-
afrodescendiente) y el Andino. Ciudades como Morropón, Chulucanas, San Juan de Bigote, La Matanza, y Salitral
fueron pobladas por haciendas arrozeras y jaboneras donde vivieron muchos esclavos negros, , y debido a la
cercanía a la cordillera, también migrantes Andinos que trajeron el Yaraví desde Arequipa, fundiéndolo con
la Cumanana, fórma de origen hispano-africana; creando también el famoso término norteño Triste con Fuga de
Tondero, que es muy popular en la yunga de Lambayeque (Chongoyapana).
Nicomedes Santa Cruz, poeta decimista e investigador de la cultura afroperuana o negra, contaba que el festejo era un género
musical que se cantaba, pero que no se bailaba hasta que, a finales de la década de los años 1940, don Porfirio tiene gran
importancia en la cultura musical peruana.

Vásquez, decimista, bailarín y compositor, dando clases en una academia de danzas folclóricas, fusionó pasos del "Son de los
diablos" con los de Resbalosa. Creó así un baile que ahora tiene gran importancia en la cultura musical peruana.

Entre los primeros Festejos populares grabados estuvieron "Don Antonio Mina" y "Trai-Lai-Lai", por el conjunto Los Chalanes del
Perú en 1946. Posteriormente ya hacia la década de los años 1960, se popularizaron festejos del compositor Pepe Villalobos
Cavero, como por ejemplo, sus obras: "El Negrito chinchiví", "El galpón", "Mueve tu cucu", "La morena Trinidad", "El pobre
Miguel", "La comadre Cocoliche", "Cintura quiebra", "Milagros Grande" (con letra de Catalina Recavarren, dedicado a San Martín
de Porres). Otros festejos antiguos son "Congorito", de Filomeno Ormeño y el "Son de los diablos" de Fernando Soria, en el que
describe la danza de carnaval del mismo nombre en la que se recordaba a don Francisco Andrade, a quien llamaban "Ño Bisté",
el último caporal de la danza que saliera en Lima hasta 1949.
A mediados de la década de los años 1950, se desarrolla un trabajo dirigido por José Durand Flórez, quien impulsó el espectáculo
basado en las estampas de Pancho Fierro y que luego continuaron otras agrupaciones. La cultura popular criolla y afroperuana
reconoce en núcleos familiares importantes la posibilidad de su continuidad. Entre estos tiene gran importancia la familia
Vásquez: don Porfirio (proveniente de Aucallama, norte de Lima) y sus hijos, Abelardo y Vicente, quienes trabajan diversos
aspectos de la cultura musical y coreográfica: la guitarra, el cajón, la composición, el canto, las décimas, el zapateo, la marinera,
el festejo, los pregones, etc. La reivindicación de la presencia africana en la cultura peruana, emprendida por Victoria y
Nicomedes Santa Cruz, a través de los grupos de teatro y danza, así como a través de la creación literaria, coreográfica y
musical, tuvo su mayor desarrollo hacia la década de los años 1970. Con el trabajo del Conjunto Nacional de Folclore, que dirigía
Victoria Santa Cruz, quien enfatizó el trabajo de las danzas afroperuanas.
En la misma época tuvo apoyo estatal el grupo Perú Negro, dirigido por el cañetano Ronaldo Campos y contando con la
presencia del poeta César Calvo. Este conjunto desarrolló un repertorio importante de canciones y danzas que fueron
presentadas con singular suceso tanto en el Perú como en el extranjero. Los conjuntos profesionales de bailarines y músicos son
las principales fuentes de recreación de las danzas afroperuanas que se cultivan en la actualidad, en especial del festejo, baile
que en el escenario se presenta como danza de parejas interdependientes.
Caitro Soto es recopilador de conocidas canciones como "A sacá camote con el pie", del
género landó, los festejos: "Yo tengo dos papás", "Canto a Cañete", "Curruñao", "Ollita
Noma", "Negrito de la Huayrona", "Negrito de San Luis" y el alcatraz "Quema tú". Canciones
que se bailan, sin duda con la sensualidad y la alegría de las antiguas "danzas de cintura",
como se les decía a las danzas de los descendientes africanos en San Luis de Cañete,
canciones que en sus versos recogen las vivencias cotidianas de los trabajadores del campo
y la ciudad.
Alcatraz
Es un festejo con coreografía propia. La pareja Landó
accede a un desafío: encender una cola o Su nombre devendría de la voz londú u oundú, que
cucurucho, hecho con plumas o trapo, que se refiere a una danza de origen angoleño practicada entre
coloca en la parte posterior de la los esclavos de las Antillas, Haití, y Brasil; por tanto, su
cintura. Ambos, a su turno, hacen gala de data se remonta a los años de la colonia. De la música
picardía y habilidad para eludir o apagar la llama se dice que sólo se conserva la carátula de una partitura
de una vela que sostiene el otro bailarín que hace referencia al “Toro mata rumbambero” (vesión
manteniendo pasos y movimientos propios del de “Caitro Soto”) desconociéndose la coreografía, la
argumento erótico-festivo que caracteriza a éste misma que ha sido reelaborada a partir de versiones
género. La percusión está compuesta por como la mencionada o la que conservaba la familia Santa
quijada de burro, cajón, cajita, a los que se Cruz (“La negra se pasea con la batea, landó, zamba
suma la guitarra. Su nombre proviene del malató….”) utilizada para la grabación del álbum
vocablo africano ALCARTAZ o cucurucho. “Cumanana” en 1,964, en la que participaron los
hermanos Vicente y Oswaldo Vásquez y Mercedes
Traslaviña. La coreografía destaca el tema sensual,
recurrente entre las expresiones de ésta población.

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