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CUALIDADES DEL ORADOR

Lic. Marvin Moran


No. 3
La oratoria

El que tiene dotes naturales pero no aplica correctamente las


reglas de la oratoria no es un buen orador. Si se propusiera
estudiar la retórica y sus reglas sus dotes naturales lo haría un
excelente y elocuente orador. Para ello debe perfeccionar esas
dotes con el estudio y el ejercicio, pon atención y anota estas
premisas: 

• Las palabras bien pronunciadas.


• El gesto metódicamente estudiado.
• El ademán perfectamente calculado.
• La entonación, las pausas y la dicción rítmicamente
balanceadas causan la mejor impresión a la hora de hablar.
Oratoria, retórica y elocuencia

“Hay tres conceptos que suelen utilizarse de forma sinónima o


equivalente y que, en pureza científica, debemos distinguir,”

Oratoria

Es el arte para comunicarse, eficazmente, en forma oral, en el


sitio donde los tribunales juzgan sus causas.
Según Ciro Añez es la que tiene por objeto ilustrar la inteligencia
y mover la voluntad de los jueces para decidir si un hecho se ha
realizado o no, si una persona es o no culpable, si ha de
aplicarse tal o cual regla jurídica o si está a de interpretarse en
uno u otro sentido.
Retórica.

es la disciplina transversal a distintos campos de conocimiento


que se ocupa de estudiar y de sistematizar procedimientos y
técnicas de utilización del lenguaje, puestos al servicio de una
finalidad persuasiva o estética, añadida a su
finalidad comunicativa.
 
Elocuencia.

es la capacidad de expresarse en público de forma fluida,


elegante y persuasiva. Es una manera de expresar emociones
de tal forma que produce convicción o persuasión en el oyente,
mediante la lengua hablada o escrita, de una forma llamativa y
apropiada. (Así mismo, la elocuencia era considerada la forma
más elevada de la política por los antiguos griegos.)
 
IMPORTANCIA DE LA ORATORIA JURIDICA
Se hace de suma importancia la oratoria jurídica en
virtud de que no basta hablar bonito, sino el saber
transmitir el tipo de argumentación que estoy
empleando en ese orden de ideas, tampoco basta con
tener todos los conocimientos de la teoría del delito o
conocimientos jurídicos en si sino más bien, como lo
voy a hacer saber al otro.

La importancia pues, radica en que cualquier sujeto


procesal debe conducirse con lógica, con conocimiento
de causa y empleando la razón. Y no es hablar bonito,
haciendo una voz dulce, una voz tenue, no, sino que es
pronunciarse en el momento oportuno con un grado de
razonamiento.
Cualidades del orador

Debemos significar que las cualidades que a


continuación se recogen constituyen un elenco de
virtudes que debe alcanzar el orador excelente .

Es posible que conozcamos a un compañero que se


acerque a este modelo idealizado, pero la realidad será
que nos encontremos con abogados que destaquen en
algunas cualidades más que en otros, pero nunca en
todas a la vez. Si es así, será la excepción.
Cualidades físicas:
 
Buena salud física y psíquica
Un orador con dolor de muela, dolor de cabeza o fuerte dolor de
vientre, no podrá realizar con eficacia sus exposiciones.
Lo recomendable es que periódicamente se acuda al médico para un
chequeo general y evitar desagradables sorpresas. La labor un tanto
estresante, conlleva a padecer de una serie de dolencias que al no ser
atendidas o al ser mal curadas, pueden convertirse en crónicas y
mortales.
Se debe combinar una buena dieta con ejercicios matutinos para
evitar el sedentarismo y las enfermedades psicosomáticas.
Presencia:
 
Hoy en día, la imagen que transmitimos es primordial, ya que
ayuda a resaltar nuestra personalidad, siendo aquella el elemento
que determina la primera impresión que causemos en los demás,
un buen orador debe proyectar una imagen de seriedad,
responsabilidad y confianza.
 Voz
 
La voz de un orador –según los especialistas- debe reunir los
siguientes requisitos: calidad, alcance, intensidad, claridad, pureza,
resistencia y flexibilidad. Muchos de estos requisitos son innatos,
pero otros se pueden adquirir a través de la práctica constante.

• Calidad:
Una voz hermosa, es una gracia de la naturaleza, pero una voz
desagradable, puede corregirse en gran parte mediante ejercicios y
educación. Una voz de buena calidad estética produce sobre el
auditorio efectos cautivadores. Quien no posea esta gracia, deberá
esforzarse al máximo para superar los defectos mediante una
ejercitación adecuada.

• Alcance:
El orador debe estar en condiciones de hablar a cualquier distancia
para superar las contingencias de las salas grandes o la falta de
amplificadores. En ausencia de condiciones favorables, es una
necesidad hacer llegar la voz hasta la última fila del público.
 
• Claridad:

Una buena voz debe ser clara, esto es perfectamente perceptible. Deben
escucharse todas y cada una de las palabras del discurso, Esto requiere
que se articulen perfectamente todos los sonidos, con las diferencias
naturales que existen entre ellos, para evitar confusiones.

• Pureza:

La claridad tiene relación con la pureza de la voz. Una buena voz debe
ser pura, en el sentido de no estar viciada por defectos del aparato vocal
o fallas de articulación y fonación. Estos vicios -que deben curarse,
corregirse o evitarse- suelen ser:
• la gangosidad,
• el tartamudeo,
• el jadeo,
• el bisbiseo,
• el hablar sibilante
• y el tartajeo.
• Resistencia:

El orador tiene que hacer grandes esfuerzos para hablar durante


largo tiempo y esto no podrá realizarlo sin una voz durable y
resistente. La condición fundamental reaparece: la impostación.
Las voces mal colocadas se fatigan y se agotan, por eso, en
nuestras clases de oratoria, solemos entrenar a los alumnos para
que estén en condiciones de hablar hasta un mínimo de 45 minutos
sin fatigarse.

• Flexibilidad:

La última cualidad de la voz es la flexibilidad o sea la capacidad


que debe tener de variar el tono, la intensidad, el alcance, la
velocidad, la entonación y las pausas, para darle una fisonomía
variable y atrayente. Nada es tan contrario a la oratoria como una
voz monótona, siempre igual a sí misma, que no se modifica a lo
largo de una disertación. Esto fastidia la atención del público y
provoca el desinterés.
La Acción:
 
Por acción entendemos el uso de las expresiones corporales que
acompañan la pronunciación de un discurso. Un discurso no sólo
es voz impostada o engolada, involucra también el uso de la
expresión gestual, manual y corporal; es decir, el arte que permite
que todo nuestro cuerpo participe activamente en el proceso de la
comunicación.

Los antiguos llamaban a la acción el “discurso del cuerpo” ya que


éste no es sólo el conjunto de palabras expresadas oralmente, sino
también la acción de los brazos, las manos, el cuerpo y
principalmente, de los gestos del rostro. Cicerón, famoso orador de
la antigüedad solía decir: “Todo el hablar consiste en la acción y en
la elocución”.
Importancia de la acción

La acción acompaña a las palabras y las hace más notables e


inteligibles, por eso se ha dicho que subraya el discurso. Va dirigida
directamente a los sentidos y torna más rápida la comunicación entre
el emisor y el receptor, pues muchas veces un gesto, vale más que
una palabra. Bajo esta modalidad el público no sólo escucha el
discurso, sino que lo “ve”, lo siente.
De manera general podemos decir entonces, que la acción oratoria
está integrada por las siguientes expresiones: gestual, manual y
corporal.

 La expresión gestual
Los gestos son los movimientos del rostro. No tienen nada que ver con
las muecas, ni con la deformación del gesto natural que están
totalmente prohibidas en la oratoria. La expresión gestual tiene la
ventaja de revelar vívidamente nuestros pensamientos, granjearnos la
atención rápida e inspirar simpatía.
 
 La expresión manual

Reservamos este vocablo –expresión manual- para los movimientos de


los brazos y las manos utilizados en una presentación oratoria. Cuando
el orador diserta, debe emplearlos para dar mayor énfasis a sus
palabras; no tenerlos estáticos ni guardados en los bolsillos. Cada frase
nuestra debe salir, en lo posible, acompañada de un ademán y la
culminación del movimiento debe coincidir con la finalización del
pensamiento. Recordemos que los ademanes, para que sean efectivos
deben ser de preferencia, libres y espontáneos.

 La expresión corporal.

La expresión gestual tiene que ver exclusivamente con los movimientos


del rostro, la expresión manual con los movimientos de las manos y la
expresión corporal tiene que ver con el movimiento de todo el cuerpo:
piernas, pies, caderas, tórax, cuello, etc. pues los movimientos
armoniosos de estas partes de nuestro cuerpo permiten también,
transmitir un mensaje a nuestros oyentes.
CUALIDADES INTELECTUALES

Las Cualidades intelectuales que debe manejar el orador tienen decisiva


importancia, por lo tanto hay que resaltar las siguientes:

 Capacidad de estudio:

El orador forense debe ser, sobre todo, estudioso. La defensa del asunto
y su exposición en sala requiere siempre el conocimiento de las normas,
doctrina y jurisprudencia aplicable al caso, ya que en la fase de informe
o conclusiones deberá razonar debidamente su petición.
Como ya afirmamos con anterioridad, si a través del uso de la oratoria
pretendemos persuadir y convencer sobre la elección de nuestra
argumentación ¿Cómo vamos hacerlo si desconocemos o no
conocemos convenientemente los elementos técnico-jurídicos que
conforman nuestra argumentación? Por lo tanto, el estudio del caso con
el análisis contrastado de los hechos, la forma de acreditarlos a través
de las pruebas necesarias y la aplicación del derecho aplicable, son
elementos esenciales que deben estar siempre presentes en la
formación del orador.
 Disciplina:

Vinculado a lo anterior se encuentra la constancia y disciplina. La


constancia es la virtud que nos lleva a que, una vez tomada una
determinación o decisión concreta, se lleve a cabo lo necesario para
alcanzar las metas propuestas aunque surjan dificultades externas o
internas o disminuya la motivación personal, gracias a un esfuerzo
continuado para pasar a la acción venciendo las dificultades.

Sin disciplina será difícil la preparación de un juicio, máxime cuando es


imprescindible un estudio y planeamiento bien gestionado del caso, y,
que duda cabe, que durante su preparación surgirán dificultades y
adversidades como ejemplo los imprevistos o la acumulación puntual
de trabajo. Finalmente, durante la exposición en el foro el orador debe
ser disciplinado en el uso de las técnicas oratorias, conociendo en
cada momento como actuar buscando la mayor eficacia en su defensa.
  Inteligencia:

 Del latín intellegentĭa es la capacidad de entender, asimilar, elaborar


información y utilizarla adecuadamente. Es la capacidad de procesar
información y está íntimamente ligada a otras funciones mentales
como la percepción o capacidad de recibir dicha información, y la
memoria, o capacidad de almacenarla.
 La competencia de un orador depende en gran parte de su
capacidad y acervo intelectual, por ende un discurso debe estar bien
hecho, sobre la base de la inteligencia en una muy general capacidad
mental que, entre otras cosas, implica la habilidad de razonar,
planear, resolver problemas, pensar de manera abstracta,
comprender ideas complejas, aprender rápidamente y aprender de
las experiencias, no es un mero aprendizaje de los libros, ni una
habilidad estrictamente académica, ni un talento para superar
pruebas, sino más bien la capacidad de comprender el entorno en
que se desenvuelve.
 Sensibilidad:

 La Inteligencia por sí sola no basta para elaborar un discurso, hace


falta la condición humana del orador llamada sensibilidad, que es la
tendencia natural que tienen los seres humanos a sentir emociones ó
sentimientos, cuando el orador suele conmoverlos muy fácilmente ante
determinadas circunstancias que guardan un fuerte compromiso
emocional, logra su objetivo, por lo tanto un orador que hace sentir esa
sensibilidad a su público ostenta una marcada sensibilidad que es el
ímpetu más rápido, efectivo e inequívoco en la oratoria.

 Memoria: 

Es la facultad que permite retener y recordar. Un orador de excelente


memoria tiene asegurado en cualquier momento el manantial de ideas
que puede necesitar para elaborar un discurso.
CUALIDADES MORALES:
 
Las Cualidades Morales que debe manejar el orador tienen decisiva
importancia, por lo tanto hay que resaltar las siguientes:

Probidad: 
La principal condición de todo discurso debe ser la honradez, no solo por
su cualidad de obligación moral, sino como cualidad elocuente. El
orador no solamente debe ser moral en el fondo, sino moral, decente y
honrado en la forma y hasta en los más insignificantes pormenores de las
partes del discurso. La honradez y la nobleza, tienen una estrecha
relación con el discurso.

Sinceridad:
 Como requisito indispensable, ya que un orador que no está convencido
de la verdad que preconiza, que no es sincero consigo mismo ni con el
público que lo escucha, ni con quienes le dieron la oportunidad de
expresar un criterio, jamás podrá ser convincente, por mucho que alce la
voz ó acompañe sus palabras con enérgicos ademanes.
Modesta: 

El orador debe seguir una técnica, un método no solo en la planificación del


discurso, sino en la exposición del mismo, además debe de reconocer tanto sus
propias virtudes, sus defectos y errores con humildad, para tener el éxito que
se propone.

Prudencia:

Actitud de una persona mediante la cual prevé y reconoce un riesgo o un


peligro posible en una actividad o en un acontecimiento y toma las
precauciones necesarias para enfrentarlos o modifica su conducta para
eludirlos o resolverlos sin perjuicio. El orador debe saber actuar ante el público,
es decir tener la prudencia al expresarse, para no causar un agravio
involuntario. El orador al ser prudente es precavido, es decir que tiene la
conciencia de los múltiples riesgos, inconvenientes e imprevistos de toda clase
que puede darse en la presentación en público, por lo que tiene que anticiparse
a ellos sin alarma ni pánico, conociendo cuando hablar y callar y abstenerse de
actuar. Para que un orador sea prudente requiere que sea discreto, que no
hable más de la cuenta en ninguna circunstancia, debe pensar antes de actuar.
 
GRACIAS POR SU
ATENCIÓN.

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