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SAN AGUSTIN Y EL DONATISMO

ALUMNA: BERIOSKA MONTESINOS ESCOBAR F2


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SAN AGUSTIN Y LOS DONATISTAS
Las herejías que invadieron el
norte de áfrica durante los siglos
IV y v contribuyeron de modo
decisivo a la consolidación de la
doctrina de san Agustín. El obispo
de Hipona, para defender la
pureza de la fe, se enfrentó
principalmente a maniqueos,
donatistas y pelagianos. Pero fue
precisamente en las disputas con
los segundos en donde
encontramos los desarrollos
eclesiológicos más originales
SAN AGUSTIN Y LOS
DONATISTAS

Sólo tras su consagración como presbítero de la Iglesia de Hippo Regius, que le


confiaba la responsabilidad de los cristianos de la localidad, vino a ser también para él
una misión personal buscar la solución del problema donatista
Para comprender a Agustín es de
importancia capital hacerse cargo
de que el motivo central de su
compromiso personal en esta
cuestión era su misión pastoral,
sentida como grave
responsabilidad, de conservar para
la Iglesia las personas que le
habían sido confiadas y de volver
a ganar a los otros para esta
Iglesia y para la verdad
proclamada por ella.
El deber pastoral es la verdadera clave
para la inteligencia de la infatigable y
mú ltiple actividad del obispo de
Hipona, que durante casi treinta añ os
consumió todas sus energías mentales
y físicas, a veces hasta el agotamiento

En primer lugar, Agustín estaba convencido de


que el camino ideal para lograr el
restablecimiento de la unidad religiosa era el de
la palabra personal, tanto hablada como escrita,
camino que ademá s era el que má s respondía a
sus disposiciones personales. Una vuelta de los
donatistas lograda por la fuerza y con medidas de
violencia só lo habría llevado al seno de la Iglesia
a christiani ficti (cristianos fingidos)66 , lo cual
habría tenido ademá s repercusiones perniciosas
sobre el nivel religioso de la comunidad
METODO QUE UTILIZA SAN AGUSTIN
CON LOS DONATISTAS
Sus cartas dirigidas a personalidades
donatistas están animadas por una
profunda seriedad religiosa e ignoran
la menor palabra que pueda lastimar.
Sin vacilar los interpela como
hermanos, puesto que en la doctrina y
en el culto tienen numerosos puntos
de coincidencia con los católicos.
PRIMEROS
PASOS
El influjo má s marcado de estos
primeros pasos puede registrarse
dentro de la comunidad cató lica, ya
que, como se expresa Posidio,
«gracias a este presente de Dios,
comenzó a levantar nuevamente la
cabeza la Iglesia cató lica de Á frica,
que hacía tanto tiempo yacía
desgarrada, oprimida y abrumada
frente a los poderosos herejes»
EL QUEHACER
TEOLÓGICO
Aurelio, dignado en 391 para la sede
de Cartago, cuyas dotes de
conducció n de hombres y de
organizador se acreditaron en un
largo episcopado (t hacia 430) y en
una nunca perturbada amistad de
toda la vida con Agustín.

El segundo quehacer, el teoló gico, só lo


un hombre podía intentar acometerlo
en aquel tiempo en Á frica del norte.
Este hombre era el obispo de Hipona
JUSTIFICACIÓN DE LOS
DONATISTAS
Los donatistas justificaban su cisma apoyá ndose
en la doctrina del má rtir San Cipriano.
San Agustín responderá con la autoridad dela
sagrada Escritura, que es superior a cualquier
escrito del má s ilustre obispo, en la que se
recoge el mandato de cristo predicar “en su
nombre la conversió n para perdó n de los
pecados a todas las naciones, empezando desde
Jerusalén” (lc. 24, 47) y la intenció n de cristo de
que su iglesia se difunda por toda la tierra.
Pero el argumento má s fuerte echa en
cara a los donatistas que se hayan
separado de la iglesia que está en el
orbe entero para así custodiar su
santidad y pureza
SÍNODO DE CARTAGO
• En septiembre de 401 deja al obispo
la decisió n sobre la aceptació n de
clérigos donatistas, aunque establece
un nuevo criterio: «si ello parece
provechoso para la pax christiana».
• Ademá s se acuerda intentar el
diá logo directo con los obispos y
comunidades donatistas sobre una
base má s amplia
• El bautismo administrado por
maximianistas disidentes había sido
reconocido como vá lido al ser
admitidos de nuevo en la comunió n
donatista
RECHAZO DE PRIMIANO DE CARTAGO

En el añ o 403 Agustín y algunos obispos acuerdan intentar un dialogo religioso a


má s alto nivel con los Donatista. Los invitan a cada donatista para participar en
un dialogo abierto sobre las cuestiones que tenían en comú n para un concilio en
paz, tranquilidad y tolerancia entre cada uno de ellos

Primiano de Cartago rechazó bruscamente la invitació n


con la fó rmula genuinamente donatista: «Es contrario a
la
dignidad de los hijos de los mártires sentarse
juntamente con los
descendientes de los traditores», comunicó su postura
a todos los obispos donatistas y se anticipó a la decisió n
de su propio sínodo, que rechazó rotundamente la
invitació n de los cató licos
AVALANCHA DE LOS DONATISTAS

Los donatistas intensifican sus acciones violentas contra la actividad cató lica.
Sus victimas fueron los obispos cató licos, los clérigos donatistas pasados a la
Iglesia cató lica, hasta llegar agredir al padre de uno de los obispos,
provocá ndole la muerte. Ademá s que hacen un atentado contra Agustín pero
fracaso porque su cabecilla se extravió en el camino
SÍNODO EPISTOCAL EN CARTAGO

En el añ o 404 los obispos deciden pedir ayuda a la protecció n de la autoridad pú blica.


Se establecieron dos posturas
• Leyes de Constantino (347-348): Impuso una corriente de que todos los herejes
iban a ser perseguidos por parte del Estado y la ú nica Iglesia aceptada era la
Cató lica
• Corriente de San Agustín: Se pronunciaban contra ley de Constantino dando a
conocer sus puntos de vistas, que no se hace una prohibició n radical del
donatismo, sino que defienda a la Iglesia Cató lica ante las acciones violentas de los
donatistas y que solo se condene a los obispos o clérigos donatistas que tienen
alguna responsabilidad ante los actos violentos
DECISIÓ N DE HONORIO

El 12 de febrero del añ o 405 Honorio promulgo un edicto de unió n después de recibir


varios pedidos y denuncias de los obispos.
“ los donatistas quedaban equiparados en un todo a los herejes, porque
enseñ aban la necesidad de un nuevo bautismo e incluso lo practicaban. A esto
respondían las severas sanciones impuestas: entrega de las iglesias donatistas a
los cató licos, prohibició n de cualquier clase de reuniones, destierro de los
obispos y clérigos contrarios a la unió n”

Las acciones contra los donatistas se incrementa fuertemente cuando en


Á frica el nombrado Donato impone acciones fuertes contra los donatistas,
siendo los añ os 405, 409 y 412 son añ os en que el emperador y los
funcionarios en el Á frica son bastantes duros con los donatistas en el
Á frica.
LA CAÍDA DE ESTILICÓ N

En el añ o 408 Estilicó n funcionario del Estado que lucho contra los


donatistas cae fuertemente su mando, mejorado la situació n de los
donatistas, porque toma el Poder por parte del imperio en Á frica del
Norte un pagano llamado Macrobio.

DECRETO DE MACROBIO: En el 410 hace un decreto sobre


que todas las personas pueden escoger la religió n que quiere
tolerancia total en Á frica, respecto a cual los obispos cató licos
reaccionan negativamente ante este decreto, que fue derogada
en agosto del mismo añ o.
CONFERENCIA
(14 DE OCTUBRE DE 410)
El emperador encarga a un senador llamado Marcelino la
preparació n y organizació n de una conferencia, debate, diá logo,
entre donatistas y cató licos para volver a la unidad. Acuerdo que
desde el inicio Agustín deseaba como solució n ante este pleito sin
fin.
La verdadera cuestió n es si la justificació n que hace Agustín
del recurso a medidas coercitivas por parte del Estado no tuvo
efectos contraproducentes en épocas sucesivas y sirvió de alibi
o de pretexto para su comportamiento a grupos religiosos de
tiempos posteriores y de las má s variadas tendencias. Cierto que
no se podrá ver en él el primer teó rico de la inquisició n
EL DIÁ LOGO RELIGIOSO DE CARTAGO
(411)
• Mientras que el rescripto imperial que ordenaba la celebració n del diá logo religioso se
expresaba sobre los donatistas en una forma muy poco conciliante, las medidas que adoptó
en su preparació n el notario Marcelino muestran claramente el empeñ o en ganar para la
participació n en el diá logo al mayor nú mero posible de obispos donatistas.
• En su escrito Marcelino con el que se invita a Cartago para el 1.° de junio de 411 a todos los
obispos de ambas confesiones, asegura a los donatistas que pronunciará su dictamen con la
mayor imparcialidad. Llegando a la conclusió n de que las dos partes deberían aceptar la
decisió n del senador Marcelino con un dialogo religioso y abierto para los obispos de los dos
bandos.
• Marcelino comunica a ambos bandos que terminando la conferencia podrá n regresar a sus
cedes sin ser molestados, ademá s de que durante el periodo de discusió n no se trataran
como herejes donatistas, sino una conferencia verdaderamente abierta. Y los cató licos se
comprometieron a dejar a los donatistas en sus sedes episcopales en paz, caso si el resultado
fuera negativo para ellos, sin embargo si el resultado era favorable para ellos se dejaba los
cargos de los obispos donatistas en paz pero incorporá ndose a la Iglesia Cató lica.
CONDICIONES DEL DIÁ LOGO

1. No participaban todos, cada uno tenia cierto nú mero de


delegados
2. El tema de la Conferencia debía ser sobre lo que es la verdadera
Iglesia, los sacramentos y sobre otras cuestiones de índole
político, contingente, o sucesos del pasado

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