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5/04/2024

Las protestas estudiantiles en universidades de EE.UU., la libertad de prensa y Palestina

 

Las protestas estudiantiles en universidades de EE.UU., la libertad de prensa y Palestina


Amy Goodman y Denis Moynihan

El Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra esta semana, ocurre en medio de las protestas de solidaridad con Gaza que se están llevando a cabo en diversos campus universitarios de Estados Unidos. En una sociedad democrática, las protestas y la prensa están íntimamente ligadas. En el afán de contener el creciente movimiento estudiantil a favor del pueblo palestino, las autoridades universitarias y la policía están restringiendo cada vez más el acceso de la prensa a los recintos universitarios, llegando incluso, en algunos casos, directamente a prohibirlo. Frente a las detenciones violentas de estudiantes, es crucial contar con medios de comunicación independientes que garanticen que las autoridades rindan cuentas y que registren este intento de coartar la libertad de expresión que está teniendo lugar a lo largo y ancho del país.

Pero esto no se circunscribe sólo al derecho a la libertad de expresión. Necesitamos escuchar las voces de los estudiantes, comprender las razones por la cuales se exponen a ser suspendidos o expulsados o, como sucede en muchos casos, a poner en riesgo su seguridad personal. Estos estudiantes se han sumado a millones de personas de todo Estados Unidos que están profundamente preocupadas por el ataque de Israel contra Gaza, por el suministro de armas estadounidenses para perpetrar ese ataque y por la decisión de las universidades de invertir en empresas que se benefician de la guerra. Estas protestas estudiantiles evocan las que se llevaron a cabo contra la guerra de Vietnam en los años 60 y 70, y los llamamientos a dejar de invertir en empresas e instituciones que se beneficiaban del apartheid sudafricano en las décadas de 1970 y 1980.

Hace unas semanas, en la Universidad de Columbia —el epicentro de las movilizaciones actuales—, la rectora de ese centro educativo, Minouche Shafik, solicitó la intervención del Departamento de Policía de Nueva York, que arrestó a más de 100 estudiantes. La rectora dispuso el cierre del campus, lo que impidió a muchos periodistas cubrir la acampada de protesta. Poco después, y en un claro desafío a las disposiciones de las autoridades universitarias, la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, una de las más renombradas del mundo, comunicó en redes sociales que iba a facilitar el acceso al campus a los periodistas que desearan cubrir estos importantes sucesos.

A pesar de los intentos de Shafik por sofocar la protesta, los estudiantes instalaron otro campamento de solidaridad con Gaza dentro del centro educativo. Tras un nuevo ultimátum de la rectora, un grupo de estudiantes ocupó el edificio Hamilton Hall de la universidad y lo rebautizó como “Hind’s Hall”, en honor a una niña de seis años que murió en un brutal ataque militar israelí en Gaza. La noche siguiente, Shafik volvió a solicitar la intervención de la Policía de Nueva York. La policía irrumpió en el edificio y detuvo a otros 100 estudiantes, que se encontraban tanto dentro como fuera de las instalaciones.

Gillian Goodman, una estudiante de la Escuela de Periodismo de Columbia, estaba en el campus esa noche. En conversación con Democracy Now!, expresó: “La policía utilizó sus porras para empujarnos, a mí y a mis colegas de la Escuela de Periodismo, y nos acorralaron fuera del lugar, lo que nos impidió ser testigos directos de los arrestos. […] [La policía] fue sumamente precisa y eficaz en su objetivo de evitar testigos presenciales, incluida la mayoría de la prensa, durante el tiempo en que se llevaron a cabo las detenciones”.

La policía amenazó a los estudiantes con arrestarlos si salían del edificio Pulitzer Hall, en donde está situada la Escuela de Periodismo.

También el martes por la noche, pero en el otro extremo de Estados Unidos, contramanifestantes proisraelíes atacaron violentamente el campamento de solidaridad con Gaza instalado en la Universidad de California en Los Ángeles. El periódico Los Angeles Times informó que, cuando por fin llegó la policía, se limitó a observar. Por su parte, el periódico estudiantil de la universidad, The Daily Bruin, escribió en un editorial publicado horas después:

“El ataque comenzó con la emisión de estridentes y ensordecedores llantos y chillidos de bebés por medio de altoparlantes. Mientras tanto, los contramanifestantes comenzaron a derribar las barricadas y dirigir punteros láser hacia el campamento. Personas con tapabocas agitaban luces estroboscópicas. Gas lacrimógeno. Gas pimienta. Golpes violentos”.

Shaanth Kodialam Nanguneri, integrante del equipo de redacción de The Daily Bruin, que estaba allí con otros tres periodistas del periódico, describió la escena a Democracy Now!:

“Eran alrededor de las dos o tres de la madrugada. […] Habíamos estado varias horas en el campus, trabajando en la cobertura y enviando mensajes a nuestros editores. Estábamos realmente asustados por las escenas que veíamos, por el nivel de violencia que había hacia los participantes de la acampada, por la virulencia que se sentía en el ambiente. […] Yo personalmente presencié cómo un contramanifestante golpeaba con una tabla de madera a una mujer que estaba sujetando con sus manos una de las barricadas del campamento y le rompía los dedos; escuché sus gritos [de dolor]”.

Pasado un rato, contramanifestantes proisraelíes se acercaron a los cuatro periodistas. Shaanth continuó así el relato:

“Nos estábamos yendo y éramos vulnerables, ya que estábamos en un grupo pequeño. Nos rodearon y atacaron. Comenzaron a encandilarnos con luces, a rociarnos con irritantes muy fuertes, y luego abordaron especialmente a una de mis colegas, a quien hostigaron y agredieron con violencia”.

El grupo de colegas logró escapar, pero una integrante del equipo tuvo que ser brevemente hospitalizada.

En el artículo editorial publicado mientras se sucedían estos hechos, el periódico estudiantil interpeló a las autoridades de la Universidad de California en Los Ángeles: “El mundo está mirando. Mientras los helicópteros sobrevuelan el edificio Royce Hall, tenemos una pregunta para hacerles. ¿Tendrá que morir alguien en nuestro campus esta noche para que ustedes hagan algo?”.

La Junta del Premio Pulitzer emitió el jueves una declaración en la que elogió el trabajo de los equipos de periodistas estudiantiles: “[Valoramos] el incansable trabajo de los estudiantes de periodismo en los campus universitarios de nuestra nación, quienes están informando sobre las protestas y los acontecimientos que las rodean, a pesar de los grandes riesgos personales y académicos que enfrentan. […] Fieles al espíritu de la libertad de prensa, estos estudiantes han trabajado arduamente para documentar un acontecimiento noticioso nacional de gran relevancia en circunstancias difíciles y peligrosas, exponiéndose al riesgo de ser arrestados”.

De cara a las elecciones presidenciales que se celebrarán en noviembre en Estados Unidos, y ante la posibilidad de que ocurran protestas masivas tanto durante la Convención Nacional Demócrata como durante la Convención Nacional Republicana, es importante recordar que una prensa libre es esencial para el funcionamiento de una sociedad democrática.


© 2024 Amy Goodman

Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, [email protected]

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.


3/02/2024

La economía de guerra de Estados Unidos.

 

La economía de guerra de Estados Unidos.


Una amplia mayoría en el Congreso están haciendo cola para apoyar miles de millones más en ayuda militar para «Israel» y una mayor movilización de las fuerzas armadas estadounidenses en el Medio Oriente. Estas medidas, dicen los expertos, sólo pueden acelerar un conflicto regional más amplio


El 19 de septiembre de 2001, ocho días después del 11 de septiembre, mientras los líderes de ambos partidos ya estaban golpeando frenéticamente la guerra, un grupo diverso de estadounidenses preocupados lanzó una advertencia sobre las consecuencias a largo plazo de una respuesta militar. Entre ellos se encontraban veteranos activistas de derechos civiles, líderes religiosos e intelectuales públicos, incluidos Rosa Parks, Harry Belafonte y el palestino-estadounidense Edward Said. Raros opositores públicos del impulso a la guerra en ese momento, escribieron con sensatez claridad:


“Prevemos que una respuesta militar no acabaría con el terror. Más bien, desencadenaría un ciclo de escalada de violencia, pérdida de vidas inocentes y nuevos actos de terrorismo… Nuestra mejor oportunidad para prevenir actos de terrorismo tan devastadores es actuar con decisión y cooperación como parte de una comunidad de naciones dentro del marco de derecho internacional… y trabajar por la justicia en el país y en el extranjero”.


Veintitrés años y más de dos guerras después, esta declaración se lee como una trágica nota a pie de página de la Guerra Global contra el Terrorismo de Estados Unidos que dejó en la miseria a toda una región del planeta. Contribuyó a la muerte directa e indirecta de cerca de 4,5 millones de personas, mientras que costó a los estadounidenses casi 9 billones de dólares y sigue aumentando.


La situación es ciertamente diferente hoy. Aún así, durante las últimas semanas, esas palabras proféticas, que ya tienen 22 años, han estado vigentes, mientras la maquinaria de guerra estadounidense se acelera cada vez más tras el ataque contra civiles israelíes por parte de Hamas y la brutal intensificación de la guerra israelí de décadas de duración contra Gaza. Lamentablemente, las palabras y acciones de los líderes de la nación estadounidense han revelado una amnesia histórica asombrosa, incluso voluntaria, sobre las desastrosas repercusiones del belicismo estadounidense en el siglo XXI.


Un ejemplo: recientemente, Estados Unidos fue la única nación que vetó la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía “pausas humanitarias” para entregar ayuda vital a los palestinos en Gaza. En cambio, todos menos unos pocos miembros del Congreso están haciendo cola para apoyar miles de millones más en ayuda militar para «Israel» y una mayor movilización de las fuerzas armadas estadounidenses en el Medio Oriente. Estas medidas, dicen los expertos, sólo pueden acelerar un conflicto regional más amplio (algo que ya estamos viendo destellos frente a Irak, Líbano, Siria y Yemen) en un momento de inestabilidad global cada vez más profunda. En las últimas semanas, la Armada estadounidense ha “reunido una de las mayores concentraciones de poder en el Mediterráneo oriental en 40 años”, mientras el Departamento de Defensa está preparando miles de tropas para un posible despliegue. Mientras tanto, los administradores universitarios sugieren que los estudiantes reservistas estén preparados en caso de que sean llamados a filas en las próximas semanas.


En medio de este frenesí de fanfarronadas y músculos estadounidenses, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos informa que Gaza se está “convirtiendo rápidamente en un infierno ”, plagado de muerte, enfermedades, hambre, sed y desplazamientos. Cientos de académicos en derecho internacional y estudios de conflictos han advertido que es posible que el ejército israelí ya haya lanzado un “potencial genocidio” contra los habitantes de Gaza. Al mismo tiempo, dentro de «Israel», las milicias ciudadanas, armadas por el Ministro de Seguridad Nacional de extrema derecha, han intensificado los ataques violentos contra los palestinos, sólo empeorados por los actos de los colonos israelíes armados en Cisjordania protegidos por ese mismo ejército.


Al permitir finalmente una pequeña cantidad de ayuda a través de la frontera entre Egipto y Gaza, después de  cortar  todos los alimentos, agua y combustible para Gaza, el Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dejó claro cuánto poder ejerce Estados Unidos sobre esta crisis humanitaria en desarrollo. “Los estadounidenses insistieron”, informó, “y no estamos en condiciones de rechazarlos. Dependemos de ellos para aviones y equipos militares. ¿Que se supone que hagamos? ¿Decirles que no?


Como insinuó Gallant, Estados Unidos podría utilizar su influencia no sólo para exigir mucha más ayuda para los habitantes de Gaza, sino también para imponer un curso de acción bastante diferente. En verdad, la administración Biden podría utilizar todas las herramientas no militares a su disposición para presionar tanto a Hamas como a «Israel» para que apliquen un alto el fuego inmediato, la liberación total de todos los rehenes y cualquier asistencia humanitaria que se necesite ahora.


Si tan solo, en lugar de militarizar aún más la región o cuestionar el número de muertos en Gaza, la administración Biden se concentrara en hacer de esta crisis más reciente y cada vez más ominosa un punto de inflexión final, no para una mayor brutalidad , sino para una crisis a largo plazo, una solución política centrada en lograr una paz real, los derechos humanos y la igualdad para todos en la región. En este momento de dolor y rabia, cuando las tensiones están en un punto álgido y la rueda de la historia gira a nuestro alrededor, es hora de exigir la paz por encima de todo.


La cruel manipulación de los pobres

Si bien el gobierno de Estados Unidos se niega a utilizar su considerable poder como palanca para la paz, los estadounidenses comunes y corrientes parecen saberlo mejor. A diferencia de los días posteriores al 11 de septiembre, encuestas recientes sugieren que una mayoría de estadounidenses se opone a enviar más armas a «Israel» y apoya la entrega de ayuda humanitaria a Gaza, incluida una mayoría de personas menores de 44 años, así como una mayoría de demócratas e independientes. y una minoría significativa de republicanos. Si bien la representante Rashida Tlaib, la única palestina-estadounidense en el Congreso, fue convertida en paria y está en proceso de ser censurada por algunos de sus colegas después de su petición de un alto el fuego, en realidad representa la voluntad popular de una porción significativa del público. .


Y eso, a su vez, representa un cambio generacional respecto de hace una o dos décadas. A raíz de las desastrosas guerras de este país en Afganistán e Irak, así como de docenas de otros conflictos militares a nivel mundial, muchos estadounidenses, especialmente los Millennials y la Generación Z, ven al ejército estadounidense menos como un defensor de la democracia que como un proveedor de muerte y caos. La cobertura en línea casi segundo a segundo de la campaña de bombardeos israelí ofrece a los estadounidenses una visión sin precedentes del castigo colectivo de más de dos millones de habitantes de Gaza, la mitad de ellos de 18 años o menos . (Ahora, con Internet y comunicaciones limitadas, no está claro cómo seguirá difundiéndose lo que está sucediendo en Gaza). A esto se suma el dolor que arde lentamente y que ha marcado la vida en Estados Unidos durante los últimos 15 años: la Gran Recesión, el shock económico del Covid-19, la crisis climática y el movimiento moderno por la justicia racial, y las razones de un impulso tan relativamente generalizado por la paz se vuelven más claras.


Hoy en día, la mitad de los estadounidenses están empobrecidos o están a una emergencia de la ruina económica. A medida que las generaciones más jóvenes enfrentan lo que a menudo parece un futuro sin salida, existe una sensación cada vez mayor entre aquellos con quienes hablo (así como entre las personas mayores) de que el gobierno los ha abandonado. En un momento en que los republicanos (y algunos demócratas) argumentan que no podemos permitirnos la atención sanitaria universal o salarios dignos genuinos, el presupuesto militar para 2023 es de 858 mil millones de dólares y el Pentágono todavía mantiene 750 bases militares en todo el mundo. La semana pasada, sin un toque de ironía, la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, quien afirmó el año pasado que el alivio de la deuda estudiantil dañaría la economía, insistió en que Estados Unidos “ciertamente puede permitirse dos guerras”.


Durante el discurso del presidente Biden en la Oficina Oval a su regreso de «Israel», apenas el segundo de su presidencia pidió al Congreso que destine otros 100 mil millones de dólares, principalmente para ayuda militar estadounidense a «Israel», Ucrania y Taiwán (una bendición para los fabricantes de armas que se lucran con la guerra, cuyos directores ejecutivos se enriquecerán aún más gracias a esos nuevos contratos).


Apenas un año después de que el Congreso eliminara el Crédito Tributario Ampliado por Hijos , que había reducido oficialmente la pobreza infantil a la mitad , el discurso de Biden representó un nuevo giro para alejarse de la formulación de políticas socialmente beneficiosas y avanzar hacia un mayor fortalecimiento del voraz motor de nuestra economía de guerra. Después del discurso, Katrina vanden Heuvel del Nation ofreció este convincente comentario instantáneo: “Biden lanzó esta noche una versión del keynesianismo militar del siglo XXI. Llamemos así a su política. No más bidenómica. Y condena a Estados Unidos a una militarización interminable de su política exterior”.


La decisión de organizar aún más la economía estadounidese en torno a la guerra también significará una mayor militarización de la política interna, con consecuencias nefastas para los pobres y los de bajos ingresos. El reverendo Martin Luther King, Jr., una vez llamó a esas medidas la “cruel manipulación de los pobres ”, frase que acuñó como parte de su denuncia de la guerra de Vietnam a finales de los años sesenta. King pensaba entonces en los soldados estadounidenses que luchaban y morían en Vietnam “del lado de los ricos y de los seguros, mientras nosotros creamos un infierno para los pobres”.


Hoy se está produciendo una “manipulación cruel” similar. Durante años, los líderes  estadounideses han invocado el mito de la escasez para justificar la inacción cuando se trata de pobreza generalizada, deuda creciente y desigualdad creciente en Estados Unidos. Ahora, algunos de ellos están pidiendo el gasto de miles de millones de dólares para financiar funcionalmente el bombardeo y la ocupación de la empobrecida Gaza y una violenta represión israelí en Cisjordania, por no hablar de la posibilidad de una serie más amplia de guerras en Oriente Medio. Sin embargo, las cifras de las encuestas sugieren que un sorprendente número de estadounidenses han visto a través de la niebla de la guerra y tal vez están llegando a creer que la abundancia de nuestra nación debería usarse no como una herramienta de muerte sino como un salvavidas para los pobres y los que luchan en el país y en el extranjero. .


No en nuestro nombre

En una época de oscuridad sofocante, una luz brillante en las últimas semanas ha sido el estallido de protestas no violentas a favor de la paz en todo el mundo. En África, Asia, América Latina y Europa, cientos de miles de personas han salido a las calles para exigir un alto el fuego, entre ellas posiblemente medio millón de personas en Londres. Aquí en Estados Unidos, decenas de miles de estadounidenses han hecho lo mismo en docenas de ciudades, desde Nueva York hasta Washington, DC, desde Chicago hasta San Francisco. No menos importante es que esas marchas de protesta han sido multirraciales y multigeneracionales, muy parecidas a los levantamientos de 2020 de Breonna Taylor, George Floyd y las innumerables otras vidas negras perdidas por la brutalidad policial.


Recientemente, ocurrió una marcha en Washington donde manifestantes judíos exigían un alto el fuego y sostenían carteles con lemas desgarradores como “No en mi nombre”, “Alto el fuego ahora” y “Mi dolor no es tu arma”. Al final, cerca de 400 personas, entre ellas numerosos rabinos, fueron arrestadas mientras cantaban y rezaban pacíficamente en un edificio de oficinas del Congreso, mientras David Friedman, embajador en Israel durante la presidencia de Trump, tuiteaba con odio : “Cualquier judío estadounidense que asista a esta manifestación no es judío”. ¡Sí, lo dije! La representante Marjorie Taylor Greene de Georgia afirmó ridículamente que estaban liderando una insurrección.


Las protestas continuaron toda la semana. Y el 4 de noviembre , hubo una manifestación y marcha masiva en Washington, DC, para pedir el fin de la guerra y apoyar los derechos de los palestinos, con cientos de organizaciones uniendo una diversidad de puntos de vista y voces para abogar por la paz.


Esas marchas fueron una indicación inspiradora de la amplia coalición de estadounidenses que desean desesperadamente evitar el genocidio en Gaza y sueñan con una paz y libertad duraderas en «Israel» y Palestina. A la cabeza están los palestinos y los judíos que se niegan a ser utilizados como peones y piezas de apoyo por los halcones militares. Junto a ellos hay muchos estadounidenses muy conscientes de que, aunque es posible que no se vean directamente afectados por los acontecimientos de pesadilla que se están desarrollando actualmente en el Medio Oriente, todavía están implicados en la creciente violencia allí gracias a sus impuestos y las acciones de nuestro gobierno. 


Sin duda, estas marchas representan la mayor movilización contra la guerra desde la invasión de Irak en 2003 y están uniendo a diversas comunidades (jóvenes y mayores, negros, morenos y blancos, musulmanes, judíos y cristianos, pobres y de clase trabajadora) de una manera que debería resultar realmente alentador para un creciente movimiento por la paz. En este momento se están forjando nuevas alianzas y relaciones que sin duda perdurarán en los años venideros.


Sí, esto sigue siendo una pequeña victoria en lo que probablemente resulte ser una aterradora crisis global, pero es una victoria de todos modos.


Fuente: Al Mayadeen


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Saludos Atentamente


2/20/2024

El Congreso de EE.UU. aprueba el juicio político del secretario de Seguridad Nacional

 


El Congreso de EE.UU. aprueba el juicio político del secretario de Seguridad Nacional mientras demócratas y republicanos siguen intentando imponer fallidas políticas migratorias de mano dura


Por primera vez en la historia de Estados Unidos, la Cámara de Representantes ha aprobado el juicio político a un miembro del gabinete gubernamental. Después de un primer intento fallido la semana pasada, el martes 13 de febrero la mayoría republicana de la Cámara Baja votó a favor de iniciar un juicio político contra el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, por el modo en que se está manejando la frontera entre Estados Unidos y México en el Gobierno de Biden. Al mismo tiempo, en el Congreso se continúa debatiendo el endurecimiento de la política migratoria como condición para aprobar fondos para ayuda militar a países extranjeros. “La triste realidad es que las negociaciones políticas referidas a la inmigración realmente se han apoderado del Congreso”, dice el profesor de derecho César Cuauhtémoc García Hernández, quien considera que el Partido Demócrata se está metiendo en una “estrategia sin futuro” al pretender “mostrar más mano dura que el Partido Republicano en lo que respecta a la política migratoria”. García también comenta su nuevo libro, titulado: “Welcome the Wretched: In Defense of the “Criminal Alien” (Bienvenidos los desdichados: en defensa del “inmigrante criminal”), en el que argumenta a favor de la no deportación de inmigrantes indocumentados incluso cuando cometen delitos en Estados Unidos. “Quiero que la legislación sobre inmigración refleje la realidad de los seres humanos a los que se supone que debe servir”.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman en Nueva York, con nuestro copresentador Juan González, quien nos acompaña desde Chicago. Hola Juan.

JUAN GONZÁLEZ: Hola, Amy. Le damos la bienvenida a toda nuestra audiencia en Estados Unidos y el mundo.

AMY GOODMAN: Por primera vez en la historia de Estados Unidos, la Cámara de Representantes ha votado destituir a un miembro del Gabinete. Tras fracasar en su primer intento la semana pasada, la cámara, liderada por los republicanos, votó el 13 de febrero destituir al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, por el manejo del Gobierno de Biden de la frontera sur.

PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE REPRESENTANTES DE ESTADOS UNIDOS, MIKE JOHNSON: “En esta votación, los síes son 214 y los noes son 213. Se adopta la resolución.

AMY GOODMAN: La Cámara aprobó dos artículos de juicio político acusando a Mayorkas de no hacer cumplir las leyes de inmigración y de mentir ante el Congreso. Los republicanos, que han pasado meses investigando al secretario en un intento por posicionar a la inmigración como un tema clave en las elecciones, tuvieron que presionar para que la votación se llevara a cabo el 13 de febrero, porque tenían un solo voto de margen y un nuevo miembro demócrata del Congreso podría ser juramentado al día siguiente. El excongresista demócrata de Nueva York Tom Suozzi ganó una elección especial el mismo día de la votación para ocupar el escaño vacante que dejó el desacreditado congresista republicano George Santos.

​​En un comunicado, el presidente Biden calificó el voto del martes como un “acto flagrante de partidismo inconstitucional… dirigido a un servidor público honorable con el fin de llevar a cabo juegos políticos mezquinos”.

Mientras tanto, el Senado aprobó un paquete de financiamiento militar por 95.000 millones de dólares para Ucrania, Israel y Taiwán que eliminó un acuerdo fronterizo que fue criticado por Trump, a pesar de que era un propuesta republicana que habría militarizado aún más la frontera e intensificado la represión contra la inmigración.

Para más información, nos acompaña desde Albuquerque, Nuevo México, César Cuauhtémoc García Hernández, profesor de derecho y titular de la cátedra Gregory Williams en Derechos y Libertades Civiles de la Universidad Estatal de Ohio. Es autor de “Welcome the Wretched” (Bienvenidos los desdichados). Su reciente artículo de opinión para The New York Times se titula: “Este proyecto de ley de inmigración nunca hubiera resuelto la situación en la frontera”. Bienvenido a Democracy Now! Muchas gracias por acompañarnos

Comencemos con este juicio político histórico que no habría sido aprobado el 14 de febrero, porque el demócrata de Long Island Tom Suozzi habría sido juramentado. Él habría votado en contra, pero hicieron la votación el día 13 tras un intento fallido la semana anterior. Y votaron a favor de destituir a Mayorkas por un voto. ¿Puede hablar sobre de qué lo están acusando exactamente, la relevancia de este momento y lo que cree que se debe hacer?

CÉSAR CUAUHTÉMOC GARCÍA HERNÁNDEZ: Buenos días, Amy. Los republicanos en la Cámara de Diputados anoche destituyeron al secretario de Seguridad Interna, Alejandro Mayorkas. La causa, según los republicanos en esa cámara, es que el Departamento de Seguridad Interna, bajo el mandato del secretario Mayorkas, se ha negado a cumplir con las leyes de inmigración, leyes aprobadas por el mismo Congreso. La realidad es que el Departamento, bajo la administración del presidente Biden y el mandato del secretario Mayorkas, ha tomado sus prioridades, así como lo ha hecho cualquier otra administración presidencial. Y en ese sentido, el secretario Mayorkas está tomando, bajo su poder legal, las decisiones que se tienen que hacer para cumplir con las leyes, mientras que no hay suficientes recursos para deportar o detener a todas las personas que pudieran ser deportadas bajo las leyes de inmigración.

Y entonces hemos visto que este proceso constitucional de destitución se ha convertido en otro ramo del discurso, del debate político entre republicanos y demócratas, en que los republicanos han convertido a la política migratoria como un juego en que cada día intentan ganar otros puntos en las batallas políticas y batallas electorales en que se enfrentan con los demócratas y que podemos esperar ver que suceda con más frecuencia así como nos acerquemos a noviembre y la elección presidencial.

JUAN GONZÁLEZ: César, ¿qué pasa con algunos de los argumentos republicanos sobre este tema? Ellos afirman estar muy preocupados porque, según ellos, el presidente estaba abusando de su autoridad para ofrecer la libertad condicional y permitiendo que un gran número de personas ingresara innecesariamente a Estados Unidos. Además, está todo este tema del proyecto de ley sobre el cierre de la frontera si las entradas entre pasos fronterizos superan las 4.000 por día en promedio. ¿Qué significaría cerrar la frontera? ¿Están hablando de cerrar la frontera sólo a la gente que viene aquí o también a todo el tráfico comercial que cruza esa frontera cada día?

CÉSAR CUAUHTÉMOC GARCÍA HERNÁNDEZ: La autorización que tiene el secretario Alejandro Mayorkas para dejar que entren personas migrantes a Estados Unidos que no tienen otra opción para entrar legalmente, que se llama en inglés “parole”, es una autorización que no es nada nueva, se extiende hasta mediados del siglo XX. La primera vez que se usó para dejar entrar a personas en grandes números fue mientras Dwight Eisenhower ocupó el puesto de presidente. Entonces estamos hablando de un permiso, una autorización que se extiende bajo presidentes republicanos y presidentes demócratas; el presidente Eisenhower fue republicano. Y además de eso, es una autorización que existe en las mismas leyes aprobadas por el Congreso.

Entonces, si el Congreso, si republicanos en la Cámara de Diputados, prefieren que esa autorización no exista, ellos tienen la responsabilidad, ellos tienen el poder de cambiar esas leyes. Pero mientras la ley existe le da mucha flexibilidad a la administración, cualquier administración de cualquier partido, y eso es exactamente como la administración del presidente Biden, bajo el mandato del secretario Mayorkas, ha usado esa autorización.

Al mismo tiempo, hemos escuchado al presidente Biden hablar de una promesa de cerrar la frontera, como si la frontera fuera algo que se pudiera cerrar. Todos los que hemos vivido, que hemos pasado tiempo en comunidades fronterizas, sabemos muy bien que además de los lazos familiares que existen en ambos lados de la frontera, también hay una relación sumamente importante, económica, que mantiene a las comunidades fronterizas, pero que también es importante para los dos países. Y esa relación entre los dos países es algo que beneficia a ambos países en que deben intentar apoyar y desarrollar y no estarlo usando como otro aspecto de esta batalla política sobre migración.

JUAN GONZÁLEZ: César, ¿hasta qué punto toda esta narrativa del caos fronterizo está afectando no sólo a los estadounidenses blancos promedio, sino también a las comunidades negras y latinas a medida que se envían cada vez más inmigrantes a las ciudades del norte? Parece haber una tensión cada vez mayor, por ejemplo, entre mexicanos y centroamericanos, muchos de los cuales son indocumentados, pero han estado en este país durante décadas, y ahora están viendo toda esta atención centrada en los últimos inmigrantes. ¿Cuál es su evaluación de las potenciales divisiones incluso dentro de la comunidad latina, así como en otras comunidades de color, a medida que se acelera el fracaso del Gobierno federal para hacer frente al actual aumento en las llegadas de inmigrantes?

CÉSAR CUAUHTÉMOC GARCÍA HERNÁNDEZ: Es imposible ignorar que el primer secretario de cualquier departamento que ha sido destituido de su puesto en la historia de Estados Unidos, también es el primer secretario latino del Departamento de Seguridad Interna. No nos podemos olvidar de esa etapa histórica que vimos anoche en la Cámara de Diputados. Al mismo tiempo es cierto que, en comunidades alrededor de Estados Unidos, Gobiernos municipales están batallando, están encontrándose en situaciones difíciles para apoyar a los migrantes que han llegado a sus ciudades desde Nueva York hasta Denver, en Colorado, y Chicago y otras ciudades en Estados Unidos, todas lideradas por demócratas.

Entonces, hemos visto que funcionarios de esas ciudades han construido una narrativa de competencia entre esas personas que han llegado en meses recientes y las personas que ya tienen años o generaciones viviendo en esas comunidades y me parece una competencia falsa. Hay opciones que existen, leyes que tienen en el momento esos Gobiernos municipales. Y no es solamente pedir, no es cuestión solamente de pedir que la administración del presidente Biden se apure a autorizar permisos de trabajo. Es posible que esos mismos Gobiernos puedan apoyar a esos migrantes y no darle más fuego a esta narrativa que proponen los republicanos de que los migrantes están llegando solamente para tomar una ventaja de las oportunidades y los recursos y la caridad de las comunidades en Estados Unidos.

AMY GOODMAN: Lo ocurrido en la Cámara de Representantes, en las elecciones en Long Island, se considera un indicador de lo que está por venir. Está el proceso de destitución de Mayorkas del 13 de febrero, histórico, porque los republicanos sabían que tenían un margen de un voto. El juicio político fue aprobado por 214 votos frente a 213. Por la noche, se eligió un nuevo congresista demócrata que al día siguiente podría haber prestado juramento, lo que habría detenido ese juicio político. El excongresista demócrata de Nueva York, Tom Suozzi, ganó la elección especial para ocupar el escaño vacante que dejó el desacreditado congresista republicano George Santos. Suozzi ganó con un 54%.

Suozzi le ganó a la legisladora del condado de Nassau Mazi Pilip, quien nació en Etiopía y luego sirvió en el ejército israelí para más tarde mudarse a Long Island. Lo que es realmente interesante es que, durante la campaña, los temas principales fueron el aborto y la inmigración, y los comerciales de televisión de los dos candidatos se centraron en la inmigración. Este es uno de los anuncios de Suozzi.

TOM SUOZZI: La frontera sur está a 3.000 kilómetros de distancia, pero la crisis migratoria llegó a nuestro patio trasero. Trabajaré con ambos partidos para hacer lo que nuestros líderes no han hecho: asegurar la frontera, cerrar las rutas de la inmigración ilegal, pero abrir caminos hacia la ciudadanía para quienes sigan las reglas y paguen una tarifa que ayude a financiarlo todo. He trabajado antes con el republicano Peter King en una solución conciliatoria a este problema y lo haré con cualquiera para lograrlo.

AMY GOODMAN: Profesor García Hernández, Suozzi no permitió que Biden viniera a hacer campaña con él. Se distanció de él y apoyó la militarización de la frontera. Esto se está viendo como un mensaje para todos aquellos que ahora se postulan como demócratas, para que acepten la que fue la propuesta republicana, que luego Trump y los republicanos rechazaron. Hable sobre lo que está diciendo Suozzi.

CÉSAR CUAUHTÉMOC GARCÍA HERNÁNDEZ: Los demócratas han intentado tomar una posición de mano dura, que sea más fuerte que la posición del Partido Republicano, del expresidente Trump y otros partidarios del expresidente Trump. Y el problema con esa narrativa es que es una fantasía. Hoy en día tenemos en Estados Unidos más agentes de la Patrulla Fronteriza, tenemos más agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, como se dice en inglés), el Departamento de Seguridad Interna gasta más dinero, invierte más dinero en tecnología avanzada para vigilar la frontera. Pero al mismo tiempo seguimos viendo que la migración sigue hacia Estados Unidos y que mucha gente sigue llegando a Estados Unidos sin el permiso del Gobierno federal.

Entonces, sí fuera posible un sistema de inmigración en que pudiéramos reforzar la frontera tanto que los migrantes cesaran de llegar a este país, ya lo hubiéramos hecho. Pero la realidad es que mientras gente de otros países vean una posibilidad de oportunidades para mejorar su vida, para darles un futuro a sus familias, que no es posible en las comunidades de las que huyen, entonces vamos a ver que en Estados Unidos la gente seguirá llegando.

Y la cuestión para los políticos es si queremos un sistema de migración regularizado, ordenado, en el que la gente llega a este país, se presenta a oficiales de Inmigración y siguen adelante a las comunidades en donde sabemos que hoy en día y en el futuro, así como en el pasado, van a encontrar trabajo, o queremos intentar más de lo que ya hemos intentado sin ningún éxito en las metas que oímos de los políticos. Las personas siguen llegando, cruzando por desiertos y de otras maneras peligrosas, costosas y en donde de vez en cuando hasta pierden la vida.

JUAN GONZÁLEZ: César, creo que fue el año pasado cuando México superó a China como mayor socio comercial de Estados Unidos y ahora es el primer país en importaciones y exportaciones de bienes de y a Estados Unidos.

¿Cómo explica el hecho de que los líderes de este país no tienen ningún problema con el aumento de bienes que cruzan la frontera —de hecho, nadie se queja de todos los bienes que cruzan la frontera entre México y Estados Unidos—, pero quieren erigir, como usted dice, barreras y restricciones a la entrada y salida de personas a través de esa misma frontera?

CÉSAR CUAUHTÉMOC GARCÍA HERNÁNDEZ: La relación económica entre Estados Unidos y México es sumamente importante para ambos países. Le beneficia a Estados Unidos tener una economía fuerte y balanceada en México, al igual que a México le beneficia muchísimo tener una economía fuerte, consumidora, en Estados Unidos. Entonces, no es ninguna sorpresa ni nada nuevo que escuchemos que las personas siguen buscando sus productos mexicanos o productos construidos en México sin querer recibir a los mismos mexicanos.

Pero la realidad es que cruzar fronteras es algo que la gente ha hecho desde el momento en que se construyó esa frontera entre ambos países y seguirá sucediendo. Y aquí en Estados Unidos no es nada difícil en cualquier comunidad encontrar que mexicanos y personas del resto de América Latina están haciendo una vida. A veces lo están haciendo… Muchas veces lo están haciendo con el permiso del Gobierno federal, pero a veces lo están haciendo sin el permiso del Gobierno federal, mientras vemos que en la frontera la administración del presidente Biden ha tomado la posición en últimos meses de cerrar unos puentes fronterizos, unas aduanas fronterizas, por esos problemas sobre la política migratoria.

Y hemos visto que en el estado de Texas, bajo el gobernador Greg Abbott, el mismo estado ha tomado la posición de demorar a los camiones que vienen con carga para, según ellos, tener el tiempo para inspeccionar cada camión. Pero la consecuencia es que es un derrame para la economía local. La economía obviamente puede sostener un derrame de unos días, de una semana, pero al final del día es muy importante para las comunidades fronterizas, igual que las comunidades en el interior de los dos países, seguir adelante con esas relaciones económicas, porque si la economía mexicana o la economía estadounidense se encuentra en una situación difícil, se va a sentir en el otro país. Lo sabemos claramente por el pasado y lo sabemos por los lazos económicos que existen en el momento también.

AMY GOODMAN: Por último, profesor, el acuerdo fronterizo rechazado por los republicanos, aunque ellos lo propusieron, incluía 7.000 millones de dólares para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas para aumentar el número de personas que puede detener y deportar. Hable de esto en el contexto de su nuevo libro “Welcome the wretched: in defense of the criminal alien” (Bienvenidos los desdichados: en defensa del “inmigrante criminal”), en el que defiende la no criminalización de los inmigrantes y argumenta que éstos no deberían ser deportados si son acusados o condenados por un delito. ¿A qué se refiere y qué propone?

CÉSAR CUAUHTÉMOC GARCÍA HERNÁNDEZ: El país de Estados Unidos es un país que siempre, hoy en día y en el pasado, se ha compuesto de personas que han llegado a ser el mejor ejemplo de la humanidad cuando ese momento es necesario. Pero también somos una población que se equivoca a veces, personas que fallan, fallan no solamente a las personas ajenas, pero fallamos a las personas que son más importantes en nuestras vidas, a nuestras familias, a nuestros amigos, amistades y así a nuestros mismos valores.

Entonces no es ninguna sorpresa que en Estados Unidos haya personas de todo tipo, pero al mismo tiempo las leyes de inmigración no toman en cuenta que cuando las personas migran aquí a este país, ellos también son humanos, humanos imperfectos, igual que los humanos imperfectos que nacimos con nuestra ciudadanía estadounidense.

AMY GOODMAN: César Cuauhtémoc García Hernández, profesor de Derecho en la Universidad Estatal de Ohio, autor del nuevo libro “Welcome the wretched: in defense of the criminal alien” (Bienvenidos los desdichados: en defensa del “inmigrante criminal”) Enlazaremos a su más reciente columna de opinión para The New York Times, titulada “This immigration bill was never going to fix the border” (Este proyecto de ley migratorio nunca hubiera resuelto la situación en la frontera).

Haga clic aquí para ver esta conversación en inglés. Soy Amy Goodman, con Juan González. Gracias por acompañarnos.

Producido por Democracy Now! y Democracy Now! en español.

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2/14/2024

La prensa negra de Estados Unidos y su crítica histórica a los símbolos racistas

 


La prensa negra de Estados Unidos y su crítica histórica a los símbolos racistas

porDONOVAN SCHAEFER 

En octubre de 2023, casi siete años después de la violenta concentración supremacista blanca Unite the Right en Virginia, Estados Unidos, la estatua del general confederado Robert E. Lee fue retirada. Otros dos importantes símbolos confederados fueron también retirados más tarde: el Monumento a la Confederación en el Cementerio Nacional de Arlington y el Monumento a las Mujeres de la Confederación en Jacksonville, Florida.

Defensores de estos símbolos han argumentado que las estatuas deben permanecer en pie para educar a las generaciones futuras. Uno de ellos es el expresidente Donald Trump, quien seguramente será el candidato presidencial del Partido Republicano en 2024.

"Es triste ver cómo la historia y la cultura de nuestro gran país están siendo destrozadas con la retirada de nuestras hermosas estatuas y monumentos", tuiteó Trump en 2017. "¡La belleza que se le está quitando a nuestras ciudades, pueblos y parques se echará mucho de menos y nunca podrá ser reemplazada de manera comparable!"

Pero desde el final de la Guerra Civil, la prensa negra ha contado una historia diferente. A pesar de la escasa financiación y de las amenazas que recibían, estos periódicos representaban las opiniones de los negros estadounidenses y documentaban las faltas de la nación en la consecución de la igualdad racial.

Para muchos de estos autores, las estatuas nunca se diseñaron para contar la verdad sobre la Guerra Civil. Se erigieron, en cambio, para consagrar el mito de la "Causa perdida", la falsa afirmación de que los sureños blancos lucharon noblemente por los derechos de los estados, y no para preservar la esclavitud.

En 1921, por ejemplo, el Chicago Defender publicó un artículo titulado "Arranquen del Sur el espíritu de la Confederación", pidiendo ya entonces la retirada de las estatuas de todo el país porque, decía, "sirven de inspiración al corazón del linchador".

Propaganda de la "Causa perdida"

Durante los últimos años, he estudiado la historia de los monumentos confederados a través de las cartas y archivos de las organizaciones que hicieron campaña a favor de su construcción. Mis estudiantes y yo también hemos revisado innumerables reacciones a los monumentos publicadas en tiempo real en la prensa negra.

Lo que está claro es que, desde finales del siglo XIX hasta hoy, los monumentos confederados formaron parte de una implacable campaña de propaganda para restaurar la reputación del Sur en ceremonias, desfiles, reuniones y actos del Día de los Caídos.

La inauguración del monumento a Lee en Charlottesville en 1924, hace 100 años en mayo próximo, fue uno de esos actos.

Coincidiendo con una reunión de los Hijos de Veteranos Confederados, los oradores se jactaron en esa ocasión de que estaban eliminando de las escuelas del Sur los libros de texto escritos por norteños y sustituyéndolos por relatos más amigables con la Guerra Civil.

En las semanas previas a la inauguración, miembros del Ku Klux Klan desfilaron por la calle principal de Charlottesville a la luz del día y quemaron cruces en las colinas por la noche.

El maestro de ceremonias de aquella inauguración fue R.T.W. Duke, Jr. hijo de un coronel confederado que también era un orador popular en actos como ese.

Unos años antes, Duke había dejado clara su opinión sobre la Guerra Civil. Dijo a una multitud reunida en un cementerio confederado de Richmond, Virginia, que "seguía creyendo en la rectitud de lo que algunos de los nuestros llaman ahora la 'rebelión'". Dijo, además, que la esclavitud era correcta y "la emancipación, una violación de la Constitución, un agravio y un robo".

Una prensa crítica

A diferencia de lo que afirman los actuales defensores de los monumentos confederados, un estudio de los periódicos de propiedad negra desde 1870 realizado por mi equipo de investigación, demuestra que las críticas de los periodistas negros a estos monumentos ya habían comenzado a finales del siglo XIX.

El primer monumento confederado verdaderamente nacional fue la estatua de Robert E. Lee en Richmond. Fue inaugurada el 29 de mayo de 1890 ante 150.000 asistentes y provocó una gran alarma entre los comentaristas negros de todo el país.

En un artículo del 31 de mayo de 1890, el editor del Richmond Planet, John Mitchell, Jr., señaló que las banderas y emblemas confederados superaban con creces a las banderas estadounidenses en la inauguración. "Esta glorificación de la Doctrina de los Derechos Estatales, el derecho de 'secesión' y el homenaje a hombres que representaron esa causa, fomenta en esta República el espíritu de Rebelión y al final resultará en dejar a generaciones no nacidas un legado de traición y sangre", escribió Mitchell.

Mitchell detalló también el entusiasmo de la multitud reunida en Richmond. "Vítores tras vítores resonaban en el aire mientras mujeres hermosas agitaban pañuelos y gritaban para rendir homenaje", escribió. La insistencia del Sur en celebrar a Lee, agregó, "sirve para retrasar su progreso en el país y forja cadenas más pesadas con las que atarse".

Al reimprimir artículos de otras publicaciones negras, el Planet de 1890 creó un verdadero foro de comentarios sobre la estatua de Lee en Richmond, procedentes de todo el país.

Un artículo reeditado del National Home Protector, un periódico negro de Baltimore, también apuntó contra la estatua. "Cuando el desvelamiento del monumento se utiliza como una oportunidad para justificar a la gente del sur en su rebelión contra el gobierno de Estados Unidos y para exhibir la bandera confederada ante los rostros de personas leales de la nación, la ocasión exige una seria reflexión", decía el artículo.

Los editores del periódico acusaron a los sureños blancos de intentar utilizar la glorificación de Lee para resucitar el "cadáver de la rebelión".

Escribir la verdad al poder

Nadie sabe qué dijo el Charlottesville Messenger, de propiedad negra, sobre la inauguración del monumento a Lee en su ciudad en 1924.

Solo existe una copia de un único número. De hecho, una de las pocas cosas que se sabe de él es que, en 1921, el Charlottesville Daily Progress, gestionado por blancos, reprodujo un artículo del Messenger en el que se pedía por los derechos civiles de los negros. El periódico negro se retractó después de recibir amenazas de supremacistas blancos.

Pero sí sabemos lo que decían otros periódicos negros de la época sobre los monumentos confederados: que eran los símbolos de la violenta reacción de los sureños blancos contra la ciudadanía negra.

En 1925, el Pittsburgh Courier criticó la escultura confederada de Stone Mountain, en Georgia, lugar del renacimiento del Ku Klux Klan.

Apuntando de lleno al mito de la Causa perdida, el periódico calificó Stone Mountain de "monumento viviente de la causa a la que los sureños blancos han dedicado sus vidas: la esclavitud humana y el egoísmo del color".

El monumento confederado de la ladera de Stone Mountain sigue en pie a día de hoy.

Contar la verdad sobre la historia de Estados Unidos exige transformar estos monumentos conmemorativos en verdaderos reflejos de las batallas aparentemente interminables que se libraron inicialmente durante la Guerra Civil.


Donovan Schaefer es profesor asociado de Estudios religiosos en la Universidad de Pensilvania.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation bajo licencia Creative Commons.

Foto de Dean Hinnant en Unsplash.


Via https://ijnet.org/es/node/17088



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