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El cambio climático también afecta la salud mental. Se llama ecoansiedad

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Anna Lynn Heine ha pensado en abandonar Eckerd College en St, Petersburg más veces de las que le gustaría admitir.

O bien trabaja en una redacción y se pregunta qué sentido tiene.

La ansiedad por el futuro del planeta también le ha impedido a esta joven de 21 años disfrutar de una cena con la familia o de beber unas copas con los amigos. Un vaso de plástico puede hacerla entrar en una espiral existencial.

“¿De dónde viene esta comida? ¿Adónde va a parar este plástico y cuántos combustibles fósiles se han quemado para que llegue a mi mesa?”, se pregunta. “Y ¿esto terminará en un vertedero si no me lo acabo?”.

Los profesionales de la salud mental tienen un término para el estrés y la pena que muchos sienten por el futuro del planeta: ecoansiedad. La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) la define como “miedo crónico a la fatalidad medioambiental”. Puede provocar ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático.

Un estudio de Nature publicado en septiembre encuestó a 10,000 jóvenes de 10 países y descubrió que la mayoría de los encuestados están “muy preocupados” o “extremadamente preocupados” por el cambio climático. Casi la mitad de ellos afirmó que la ansiedad por el clima afecta su vida cotidiana.

Heine es un alumno de estudios medioambientales que participa en la clase de comunicación sobre el cambio climático de Jo Huxster en Eckerd College. La profesora adjunta de estudios medioambientales dijo que casi todos los alumnos de su clase tienen ecoansiedad.

El curso de Huxster examina la psicología de la negación del clima y las formas en las que los diferentes sectores —los medios de comunicación, el gobierno, las empresas— discuten el cambio climático. Los alumnos aprenden a llevar a cabo una campaña de organización para abordar la política climática y las formas de hablar del tema con los negacionistas del clima y los apáticos.

Heine, quien creció sobre todo en Miami y Cayo Hueso, dijo que lo que más le preocupa es la creciente amenaza de desastres naturales debidos al cambio climático y el sufrimiento que se producirá en función de la clase y la raza.

Se lamenta por su ciudad natal, Miami, en donde los científicos predicen que el aumento del nivel del mar desplazará a casi un tercio de la población actual para finales de siglo.

“Va a ser un final doloroso”, dijo Heine, “y va a ocurrir de forma injusta”.

‘¿Qué puedes controlar?’

La ansiedad por el futuro del planeta surge cada vez más en las sesiones que la terapeuta de Orlando Kaley Sinclair tiene con sus clientes.

Sinclair, consejera de salud mental y especialista en traumas, dijo que sus clientes adolescentes y adultos jóvenes hablan de la sensación de fatalidad respecto al medio ambiente. Los que tienen hijos pequeños, o piensan en tenerlos, se enfrentan a la culpa de obligar a la siguiente generación a heredar un mundo con una temperatura más alta y menos habitable.

Muchos, dijo, son supervivientes de traumas infantiles, que luchan con un sentimiento generalizado de inseguridad.

Sinclair no aprendió a tratar la ansiedad o el dolor climático en la escuela de posgrado, pero se dio cuenta de que el número de clientes que necesitan ayuda profesional no hará más que crecer. En febrero se inscribió en la Alianza de Psiquiatría Climática (CPA), un grupo profesional que ofrece recursos y formación.

La Alianza creó el Directorio de Terapeutas Conscientes del Clima, un recurso para ayudar a las personas a encontrar terapeutas que se han comprometido a reconocer que la crisis climática es una amenaza para la salud física y mental. Hay unos 100 terapeutas en el directorio, pero Sinclair es una de las dos que hay en Florida.

Alrededor de un tercio de sus clientes han manifestado ansiedad o dolor por el medio ambiente. Su respuesta se adapta a cada cliente, pero les anima a permanecer en el presente y a pensar en formas constructivas de mejorar sus sentimientos.

“Bueno, ¿qué puedes controlar?”, suele decirles Sinclair. “¿Qué puedes hacer para tratar de hacer la diferencia, al mismo tiempo que validas que muchas cosas están fuera de tu control?”.

Huxster acostumbra a decirle a sus alumnos que lo mejor que puede hacer cualquier individuo es hablar de la crisis climática. Alrededor del 70 por ciento de la población estadounidense sabe que el cambio climático es real, dijo, pero solo el 30 por ciento habla de ello. Espera dirigir la atención hacia una acción climática eficaz: abandonar los combustibles fósiles y apostar por las energías renovables y la electrificación del transporte.

“Tu propia huella de carbono es muy pequeña”, dijo Huxster. “Lo más importante de tus acciones es cómo afectan las acciones de la gente que te rodea”.

‘Nosotros no creamos este problema’

El amor por el océano llevó a una de las estudiantes de Huxster en Eckerd, Anya Cervantes, desde los suburbios de Massachusetts a Florida para estudiar el medio ambiente. El miedo a los océanos alimenta su ecoansiedad.

Esta joven de 22 años es buceadora con licencia. Encuentra la paz bajo el agua, entre corales que se balancean, un ecosistema vibrante que mantiene una cuarta parte de toda la vida marina.

“Es una experiencia espiritual para mí”, dijo.

Su sueño es ver la Gran Barrera de Coral en Australia, que ya está blanqueada en un 60 por ciento debido al estrés térmico. Espera llegar a tiempo para ver lo que queda, pero también se siente culpable por querer ir (Naciones Unidas predice que las emisiones de dióxido de carbono de los aviones se triplicarán en 2050).

La clase de Huxster le ha ayudado a Cervantes a pensar en cómo puede combinar su pasión por la justicia medioambiental y su segunda especialidad, las artes visuales, en una carrera que podría ayudar a resolver los problemas a los que se enfrenta el mundo.

Aunque esta joven de 22 años no se imagina sin dedicarse a mitigar la crisis climática, también se siente frustrada por la presión que recibe su generación para resolverla.

“A la generación más joven casi se le pone en un pedestal para que salve el planeta”, dijo. “Y en realidad no creamos este problema”.

‘Prefiero intentarlo’

Para Huxster, investigar acerca del cambio climático —confrontando los nefastos datos casi a diario— es una fuente de ansiedad. Tiene un hijo de dos años y medio y le preocupa cómo será el futuro para él y las personas que conocerá.

Pero su trabajo también la hace sentir bien. Este semestre, dijo, tres estudiantes decidieron seguir una carrera en traducción de la ciencia del clima para diferentes audiencias. Todos los años se apuntan a su curso, con capacidad para 25 personas, más alumnos que la capacidad límite del curso.

La profesora dedica la última semana de su clase a hablar de la ecoansiedad y la pena.

Los alumnos comparten cómo se sienten y leen un capítulo del libro de Per Espen Stoknes What We Think About When We’re Trying Not To Think About Global Warming (En qué pensamos cuando intentamos no pensar en el calentamiento global).

El capítulo, titulado It’s Hopeless but I’ll Give It All, habla de actuar incluso cuando las probabilidades son abrumadoras.

Heine admite que necesita encontrar una forma de preocuparse por el clima que sea sostenible para su salud mental y para poder seguir levantándose cada día y trabajar en todo ello.

Sabe que no abandonará la escuela. Terminará el ensayo. Y piensa tener hijos.

“Yo no impediría [que hubiera] una nueva vida que pudiera construir cosas para ser mejores, solo por miedo. Prefiero intentar seguir construyendo el futuro”.

Para más información

Para más información del directorio de terapeutas conscientes del clima, visita climatepsychology.us/climate-therapists.

Si necesitas ayuda

Si tú o alguien que conoces está contemplando el suicidio, ponte en contacto con el Centro de Crisis de la Bahía de Tampa, marcando el 211 o visitando crisiscenter.com. También puedes llamar a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio, que funciona las 24 horas del día, al 1-800-273-8255, o ponerte en contacto con la Línea de Texto de Crisis, enviando un mensaje de texto con la palabra TALK al 741741 o en línea, usando crisistextline.org, así como chatear con alguien en línea en suicidepreventionlifeline.org.

Los veteranos pueden llamar a la línea de apoyo para los veteranos del Centro de Crisis de la Bahía de Tampa al 1-844-693-5838 o visitar myflvet.com. La Línea Nacional de Crisis para Veteranos puede proporcionar ayuda las 24 horas del día, llamando al 1-800-273-8255 y pulsando el 1, enviando un mensaje de texto al 838255 o a través del chat en línea en veteranscrisisline.net.

La fotoperiodista de Times, Arielle Bader, contribuyó a este reportaje

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