El cohete transporta 15 microsatélites de universidades y material para llevar a cabo experimentos diversos, así como dos cápsulas de entrada atmosférica. El Ariane 6 tiene capacidad para poner en órbita satélites geoestacionarios a 36.000 kilómetros de altitud y también constelaciones de satélites a cientos de kilómetros de la Tierra.
Este vuelo es estratégico para los europeos si quieren continuar existiendo frente al gigante estadounidense SpaceX, que lanza sus cohetes reutilizables Falcon 9 alrededor de dos veces por semana. Después de este primer vuelo, se necesitarán varios meses para analizar los datos antes de un primer lanzamiento comercial a finales de año.
El siguiente desafío será "lograr el aumento de la frecuencia" de vuelos, con seis vuelos previstos en 2025 y ocho al año siguiente. El programa Ariane 6 registra 29 vuelos en su cartera de pedidos, un "absoluto éxito sin precedentes para un cohete que no ha volado", según Stéphane Israel, jefe de Arianespace.
"Hoy es un momento muy importante: estamos restableciendo el acceso independiente al espacio para Europa", se felicitó el director general de la ESA, Joseph Aschbacher.