Los morosos pueden ayudar | Voy y vuelvo

Esos tres billones es lo que cuesta extender la primera línea del metro hasta la calle 100. Es casi la totalidad del presupuesto para seguridad en lo que resta de este gobierno. Con esa cifra se podría cubrir el faltante de las obras de infraestructura que se adelantan en la capital. Es mucha plata.

En la conciencia de cada quien está la razón para andar tan ‘colgado’ con la ciudad. Y allí hay que incluir desde familias que se quedaron sin empleo después de la pandemia, sin un ingreso fijo y no se han podido recuperar, o aquellos que tenían un negocio que no funcionó o personas que se endeudaron para emprender y luego no tuvieron cómo responder, hasta simples avivatos que aun pudiendo cumplir con sus obligaciones, no lo hacen. Hay de todo, sin duda.

Pagar impuestos es fundamental para una sociedad que quiere prosperar. Y más importante aún: ver que eso que se paga se traduce en obras, en parques, colegios, espacio público, seguridad, salud, etc. Sin esa combinación es muy difícil que se genere la confianza que necesita un gobernante para gobernar y una ciudadanía para apoyar los planes de desarrollo de su ciudad.

Volviendo al tema de los deudores morosos, Hacienda ha consignado en el Plan de Desarrollo que a aquellos con deudas pendientes de los años 2020, 2021 y 2022 se les hará un descuento de hasta el 80 por ciento de los intereses causados por la mora. A cambio, tendrán que cancelar el 100 por ciento del capital que adeudan y solo el 20 por ciento de los intereses, antes de que finalice el presente año.

Solo por este concepto, la entidad calcula que las personas en mora podrían ahorrarse un billón de pesos en intereses y otros 73.000 millones por sanciones. También es mucha plata.

Para seguir con las comparaciones, un billón de pesos –que se dejan de recibir gracias al beneficio– podrían utilizarse en tapar parte del hueco fiscal que hoy tiene TransMilenio y que asciende a tres billones de pesos. Gracias, entre otras cosas, a los colados que le roban al sistema diariamente.

Al final de cuentas, si todos los morosos aceptan este salvavidas que trae el Plan y se ponen al día, nuestra ciudad podría contar con 2,2 billones de pesos gracias –vaya paradoja– a quienes le adeudan recursos que hoy más que nunca se necesitan.

Porque lo cierto es que el Plan de Desarrollo está desfinanciado. Los concejales le fueron colgando artículos y artículos al Plan original sin tener en cuenta –o tal vez sí– que había que contar con los recursos suficientes para atender tantas peticiones. Es lo que en mayor escala viene haciendo el Gobierno Nacional: que aprueba reformas, como la de la educación, a pesar de que el propio ministro de Hacienda ha dicho en todos los tonos que no hay plata. Y las consecuencias saltan a la vista: ahora viene un recorte en el presupuesto de la nación por 20 billones de pesos, ¡hágame el favor! El grueso de la ciudadanía paga cumplidamente sus obligaciones con Bogotá. 

Lo propio hace el sector empresarial y de comercio. Sería bueno que ahora los morosos aprovechen este beneficio plasmado en la hoja de ruta de la ciudad para ponerse al día.
Se entiende que, como decían las abuelas, ‘el palo no está para cucharas’, pero, entre seguir endeudado, con intereses al tope y el riesgo de que embarguen su propiedad, es preferible hacer un esfuerzo por ponerse al día. Sería como quitarse un piano de encima y, de paso, ayudarle a la ciudad con una plata que necesita con urgencia. Por lo menos hay que intentarlo. Hasta se ofrecen plazos para pagar conservando las mismas garantías. Esos 2,2 billones de pesos no caerían nada mal. Piénsenlo.
​
​​ERNESTO CORTÉS FIERRO
​Editor general ​EL TIEMPO
​@ernestocortes28
[email protected]