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Opinión

Bogotá

Voy y vuelvo | Bogotá, la casa y la Selección

Colombia vs. Argentina

Colombia vs. Argentina

Foto:AFP

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Logros del equipo son una invitación a creer en nuestra ciudad, en su potencial, en sus valores, en su gente, en su futuro.

Ernesto CortesEditor General
Coincide la campaña que lanza hoy la alcaldía de Bogotá (‘Bogotá, mi ciudad, mi casa’) con la final de la Copa América, donde todos deseamos que nuestro país emerja como el gran campeón. ¿Y qué tiene que ver lo uno con lo otro? Pues que lo primero es una invitación a creer en nuestra ciudad, en su potencial, en sus valores, en su gente, en su futuro. Y lo segundo, en que en Bogotá hemos adoptado a nuestra Selección de fútbol hace ya décadas y esta también es su casa.

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Aún están vivas las imágenes de lo que fue ese apoteósico recibimiento a nuestro equipo profesional hace ya diez años, en el parque Simón Bolívar. Venía de hacer la mejor presentación en un Mundial, el de Brasil, con James como goleador. Un recibimiento solo comparable con el de la visita del papa Francisco a la capital años más tarde.
Hinchas disfrutan de su paso por la Copa América 2024 que se juega en territorio norteamericano.

Hinchas disfrutan de su paso por la Copa América 2024 que se juega en territorio norteamericano.

Foto:Jaiver Nieto Álvarez /El Tiempo

Y seguramente esas mismas imágenes las veremos este lunes, cuando nuestros guerreros, al mando de Néstor Lorenzo, se desplacen por la avenida El Dorado y vuelvan a concentrarse en el mítico parque construido con motivo de la visita de otro papa, Pablo VI, en 1968. Será de nuevo apoteósico, vibrante, emocionante. Bogotá y su gente se lucirán de nuevo para decirles a los muchachos gracias, gracias por tanta felicidad y por hacernos sentir orgullosos como país y como colombianos.

Muchos dirán que es una quimera. Que Bogotá no tiene arreglo. Que por ser la ciudad de las oportunidades,
es una ciudad de nadie. Escuchar esto debería dolernos, como duele cuando alguien dice “a su casa no vuelvo”.

Y el comportamiento tiene que ser ejemplar. Tanto hoy domingo, cuando se juega la final, como mañana con el arribo de la Selección a la ciudad que desde ya los acoge. Sería realmente triste que para celebrar, bien sea el triunfo o la excelente presentación de nuestro equipo en la Copa América, lo hagamos con exceso de tragos y destruyendo el mobiliario de la ciudad o vandalizando el transporte público. Ocurrió después del partido contra Uruguay, el pasado miércoles, cuando aficionados la emprendieron contra buses y demás, en un hecho que solo puede calificarse de estúpido. ¿A quién se le puede ocurrir que la alegría que nos brindan la Selección y sus jugadores la correspondamos destruyendo la casa que los recibe con brazos abiertos? Eso, en efecto, solo se les ocurre a los matones sin conciencia.
Hinchas disfrutan de su paso por la Copa América 2024 que se juega en territorio norteamericano.

Hinchas disfrutan de su paso por la Copa América 2024 que se juega en territorio norteamericano.

Foto:Jaiver Nieto Álvarez /El Tiempo

Y es aquí donde entra el tema de la campaña ‘Bogotá, mi ciudad, mi casa’. Una iniciativa que invita a hacer de nuestro suelo un espacio al que todos protegemos, valoramos y defendemos. No más indiferencia con Bogotá. No más estarnos lamentando por todo sin aportar nada. Tenemos que empezar a generar conciencia de que lo bueno o malo que le pase a la ciudad, no es un asunto del alcalde o del policía exclusivamente. Es un asunto de todos y todos tenemos que colaborar para sacarla adelante.
Si Bogotá es el lugar donde hemos decidido tener una familia, educar a nuestros hijos, trabajar, tener amigos, divertirnos y vivir la vida, tenemos que tratarla como si fuera nuestro propio hogar, nuestro propio patio. Si todos queremos ver nuestra casa ordenada, segura, limpia, amable con quienes la visitan, funcional y alegre, así mismo tenemos que ver la ciudad. Ese es el sentido de la campaña.
Por supuesto que esa casa llamada Bogotá tiene problemas. Hay muchas obras, tráfico, basuras, inseguridad, violencia. Pero igual a como lo haríamos en nuestra propia casa, intentaríamos todo por mitigar las cosas malas e incómodas. 
Hay que tener paciencia, hay que hacer frente común para que la ciudad no se ensucie, para denunciar la intolerancia y el peligro; para hacer causa colectiva y enfrentar a los maleantes, para tenerla limpia y recibir con orgullo a quienes la visitan, como lo harán nuestros jugadores de la Selección Colombia.
Muchos dirán que es una quimera. Que Bogotá no tiene arreglo. Que la gente es indiferente. Que por ser la ciudad de las oportunidades, es una ciudad de nadie. Y peor aún: que la culpa es del otro.
Escuchar esto debería dolernos, como duele cuando alguien dice “a su casa no vuelvo”. Pero, sobre todo, debería llevarnos a una reflexión sobre el lugar que ocupamos en ella y por qué estamos aquí. El día en que entendamos que vivir en Bogotá es más que tener una casa en donde todo lo que importa es lo que sucede de puertas para adentro y no de puertas para afuera, entonces podremos exigirles más a quienes nos gobiernan y sentirnos en paz con quienes nos rodean.
ERNESTO CORTÉS FIERRO
Editor General
EL TIEMPO
@ernestocortes28
[email protected]

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