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Los macabros crímenes del asesino de Pozzetto, antes de la masacre en Bogotá

Campo Elías Delgadillo dejó un saldo de más de 20 víctimas.

Campo Elías Delgadillo dejó un saldo de más de 20 víctimas.

Foto:Carlos Ortega. EL TIEMPO / Archivo EL TIEMPO

Campo Elías Delgado sembró el terror en la capital una sombría noche de diciembre de 1986. 

valeria castro valenciaPeriodista
Cuando Campo Elías Delgado se sentó en una mesa al interior de Pozzetto, aquel sombrío 4 de diciembre de 1986, sus manos ya estaban manchadas de sangre. Nadie advirtió de la tragedia que se avecinaba, ¿quién podría haberlo hecho? Ni su maletín negro ni su vestimenta color gris y, mucho menos aún, sus notorias canas resultaron señales de alerta para los comensales que tranquilamente se encontraban departiendo en el restaurante bogotano.

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El hombre, quien era veterano de la guerra de Vietnam, no hizo nada fuera de lo habitual: se sentó en la mesa número 20, ordenó un plato de espaguetis, se tomó un par de tragos y, llegado el momento, desató el caos en el establecimiento ubicado en Chapinero, no sin antes pagar la cuenta y dejar una generosa propina al mesero.
La tragedia fue tan silenciosa como su llegada al restaurante. De su maletín negro, que todos pasaron inadvertido, sacó un revolver calibre 32 y disparó a diestra y siniestra a aquellos que, hasta ese momento, no eran más que simples clientes del lugar. Una vez Delgado presionó el gatillo, se sumaron a la escabrosa lista de víctimas que llevaba a sus espaldas.
Campo Elías Delgado, a quien los científicos forenses e investigadores describen como una persona ordenada, pulcra y solitaria, murió aquella sombría noche de diciembre de 1986, según algunas versiones, producto del fuego cruzado con las autoridades. Para cuando falleció, ya había sembrado el terror en otros lugares de la capital.
La cronología y los detalles exactos de cómo se llevaron a cabo los demás asesinatos son, hasta el momento, objeto de debate entre los conocedores de la historia. Para algunos, la ola de crímenes de Delgado comenzó un día antes de perpetrar la masacre en Pozzetto, es decir, el 3 de diciembre.
De acuerdo con el especialista en criminología y ciencia forense Edwin Olaya, en diálogo con ‘Infobae’, su madre fue su primera víctima. Aunque en los medios de comunicación se divulgó que la muerte se había producido por impacto de bala, la evidencia forense arrojó que, en realidad, la mujer tenía heridas por arma blanca.
Al parecer, Delgado permaneció en el apartamento esa noche y, al día siguiente, fue en busca de su alumna de 15 años, Claudia Marcela Becerra, y su madre, Nohora Becerra de Rincón. La suerte de la joven y su progenitora no fue diferente a la de Rita Delgado: ambos cuerpos sin vida fueron encontrados con heridas de arma blanca.

Siempre tendré la duda, entre si mi consejo hubiera podido detenerlo, o si me tocaba morir a mí también ese día

Luego de matar a su madre y a otras cuantas personas más, el veterano se desvió de su rumbo y arribó a la Universidad Javeriana para buscar a Mario Mendoza. El motivo, después de más de tres décadas, sigue siendo un misterio para el escritor, quien por esa época fuese su compañero de clase. ¿Quería pedirle un consejo o matarlo? No lo sabe y, tal vez, no lo sabrá jamás.
Siempre tendré la duda, entre si mi consejo hubiera podido detenerlo, o si me tocaba morir a mí también ese día”, narró el autor de ‘Satanás’ en entrevista pasada con EL TIEMPO.
Con respecto a la cronología de los hechos aún persisten las dudas: unos creen que primero llevó a cabo el crimen de su madre; mientras que otros apuntan directamente al de Claudia y Nohora Becerra. Olaya explica al medio citado anteriormente que, tras el breve encuentro con Mendoza, el entonces asesinó regresó a la casa de su progenitora.
“Regresa a su edificio, incinera el cuerpo de su mamá, después de esto, él mata a las mujeres, a sus vecinas que están en ese momento en el edificio, y después es cuando se traslada al sector de Galerías, se despide de esta familia y posteriormente sale para el restaurante”, señaló el investigador forense.
Recogen varios medios que Delgado abandonó el edificio alertando a los vecinos de "un incendio". Quienes hicieron caso a sus advertencias, terminaron por recibir disparos fatales.
Olaya, quien es el autor del libro ‘Pozzetto, tras las huellas de Campo Elías Delgado’, señala que los asesinatos estuvieron llenos de “entreactos”. Por ejemplo, la misteriosa búsqueda de Mario Mendoza en la universidad o la posterior visita que hizo a unos amigos para despedirse, bajo la excusa de que se iba del país.
Con nada más que un maletín negro, un revolver en su maleta y un amplio prontuario de crímenes tras de sí, el veterano se dirigió hacia Pozzetto, un restaurante que se encontraba ubicado en Chapinero. Lo que sobrevino tras ordenar un plato de spaghetti y tomarse unos cuantos tragos hace parte de una de las historias más macabras de Bogotá.
Los crímenes perpetrados aquellos días de diciembre de 1986 quedarán para siempre grabados en la memoria colectiva de los colombianos, pero en especial en la de Mario Mendoza, quien inmortalizó en ‘Satanás’ una parte de la historia de Campo Elías Delgado.
“Muchas veces sentado en algún lugar o caminando por la calle me digo que sí, que así maldiga o lo niegue, yo sí fui eso: el compañero de clase de un asesino serial”, dijo el escritor a EL TIEMPO.

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VALERIA CASTRO VALENCIA
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