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Cultura

Paulina Dávila: 'Griselda habla de mujeres sobreviviendo'

La paisa-samaria Paulina Dávila (de 35 años) se hizo famosa en Latinoamérica cuando interpretó al primer amor del cantante Luis Miguel en la serie homónima del 2018.

La paisa-samaria Paulina Dávila (de 35 años) se hizo famosa en Latinoamérica cuando interpretó al primer amor del cantante Luis Miguel en la serie homónima del 2018.

Foto:Noel Higareda

La actriz habla en BOCAS de Sofía Vergara, Luis Miguel, su vida bohemia en Londres y más. 

gabriela herrera gómez
Cuando Latinoamérica estaba conmocionada por el fenómeno de Luis Miguel: la serie (2018), Paulina Dávila no podía caminar por Ciudad de México sin ser abordada por los fanáticos. En las calles de Ciudad de México. le gritaban “Mariana”, en alusión a Mariana Yazbek, el primer amor del exitoso cantante de baladas y boleros. Incluso, en una ocasión, al entrar en un supermercado le pusieron en altavoz la canción del artista La incondicional, que corearon todos los asistentes. Y así todos los días. Desde entonces, su corazón está dividido entre México –el país donde vive desde el 2013– y Colombia –donde nació–.

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Foto:Revista BOCAS

Con acento paisa y una caracterización sugestiva, Paulina vuelve a brillar por estos días gracias a su interpretación de Isabel, la mejor amiga de Griselda –Ana Griselda Blanco, la mítica narcotraficante colombiana que fuera conocida como ‘la Madrina’, fundadora del Cartel de Medellín– en la nueva serie de Netflix que al inicio del 2024 se convirtió en todo un suceso en Latinoamérica, Estados Unidos y varios países de Europa. En esa producción, además de recrear una historia profundamente significativa para Colombia, redescubrió su relación con una prima lejana que conoció en su infancia, que inspiró su carrera a través de puntuales conversaciones y con quien se identificó en un irracional gusto por el dulce: Sofía Vergara.
Paulina Dávila nació el 18 de diciembre de 1988 en Medellín, donde pasó todas sus vacaciones junto a su abuela materna y su tía abuela. Sin embargo, la ciudad que la vio crecer –caminando descalza con su uniforme de capoeira por las playas de El Rodadero en su adolescencia–, la que le dio el sabor caribeño que lleva en sus entrañas fue Santa Marta.
Actriz y modelo, también es maestra en artes visuales con énfasis en expresión gráfica de la Pontificia Universidad Javeriana. De sus trabajos más importantes destacan la película Que viva la música (2015), basada en la legendaria novela de Andrés Caicedo –invitada a participar en el Festival de Cine Sundance (2015)–; el filme mexicano Perdida (2019); la telenovela Amor sin reserva (2014); las series Venganza (2017); Un extraño enemigo (2018), donde interpretó a un enigmático personaje de la política mexicana; Luis Miguel: la serie (2018); Ritmo Salvaje (2023), junto a la cantante Greeicy Rendón, y Griselda (2024).
Antes de su éxito en la serie Griselda, la paisa-samaria Paulina Dávila (de 35 años) se hizo famosa en Latinoamérica cuando interpretó al primer amor del cantante Luis Miguel en la serie homónima del 2018.

Antes de su éxito en la serie Griselda, la paisa-samaria Paulina Dávila (de 35 años) se hizo famosa en Latinoamérica cuando interpretó al primer amor del cantante Luis Miguel en la serie homónima del 2018.

Foto:Noel Higareda

A sus 35 años, Paulina Dávila nunca se ha detenido. Creció en lugares mágicos de la Sierra Nevada de Santa Marta, dio sus primeros pasos artísticos en el estudio de música de su padre; tuvo un paso breve pero intenso por los colegios públicos de Miami; estuvo de intercambio universitario en Barcelona e Inglaterra; estudió yoga y canto carnático en la India –donde incluso durmió en un castillo–; se desnudó para apoyar una causa medioambiental en el Nevado de Toluca; estuvo a punto de abandonar su carrera actoral para quedarse en la escena artística londinense, y los Hermanos Lebrón le regalaron una partitura firmada en un concierto en Cali por saberse todas sus canciones.
También la han confundido con Shakira en la calle, en las discotecas, al punto de pedirle autógrafos y preguntarle por Piqué. De hecho, a manera de experimento social, alguna vez aprovechó la situación y durante un día salió a la calle simulando ser la barranquillera con un grupo de guardaespaldas detrás. Incluso, escribió una crónica sobre esa experiencia para una revista. “Me encantaría conocerla. Me parece muy chistoso que sea algo que se repite tanto y siempre he pensado que sería divertido hacer algo con eso”, señala.
Desde hace 12 años vive en México, país del que dice estar enamorada. Semanas atrás regresó a Colombia por el lanzamiento de Griselda, la serie sobre la narcotraficante que, dicen, inspiró a Pablo Escobar.
Actriz, modelo y artista, divide su corazón entre México, donde vive, y Colombia, donde nació.

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Foto:Noel Higareda

Usted interpretó a Isabel, la mejor amiga de la mujer que fue llamada "La reina de la cocaína". ¿Cómo se relaciona con este papel?

Esta serie cuenta una historia desde un punto de vista que yo no había visto antes: las mujeres en una época en la que los lugares de poder eran únicamente ocupados por hombres. Habla de mujeres sobreviviendo, de mujeres que tratan de salir de una vida compleja y salir adelante con las herramientas que tenían en ese momento. Isabel, mi personaje en Griselda, es una mujer con la que muchas nos podemos relacionar desde distintos momentos: o una mujer que lidia con el machismo o una mujer con pocas oportunidades que se atreve a soñar con una mejor vida. Eso es como lo que la saca y le da sentido a lo que hace.

¿Cómo ha recibido las críticas posteriores sobre la idea de que este tipo de series perjudican la imagen del país?

Yo pienso que Colombia ya ha evolucionado muchísimo en muchas cosas que podemos mostrar y que podemos ser. Lo veo como un proyecto que le da voz a otra cosa y que definitivamente nos permite a nosotras, como actrices, aspirar a personajes fuertes, complejos y que tienen muchas capas. Yo creo que más allá de lo que hacía Griselda, la serie sola se encarga de demostrar claramente las consecuencias de tomar ese tipo de decisiones. Creo que es una serie muy completa y con muchas capas y que nos habla desde muchos lugares.

¿Cómo llegó a la producción de Griselda?

Me lo ofrecieron y yo no tuve nada que pensar. Siempre había querido trabajar con Andi Baiz. Fue mi primera vez trabajando en una producción hecha en Estados Unidos.

Según las redes sociales, usted se volvió muy cercana a Sofía Vergara, su prima lejana con la que no había tenido contacto de ese nivel. ¿Cómo fue que se hicieron tan amigas durante el rodaje?

Yo realmente conocí a Sofía haciendo Griselda y fue una grata sorpresa porque hubo tanta química y teníamos mucho en común. Mientras rodábamos, estábamos en ese proceso de descubrimiento la una por la otra, porque al final teníamos una vida que contarnos. Inmediatamente hubo un clic como cuando conectas con alguien. En común, teníamos nuestro origen y somos muy dulceras. Mientras estábamos grabando, cuando Sofía quería comer algo, no pedía uno, pedía cien, porque no le gustaba comer sola. Ambas teníamos un gusto por el dulce en particular, todo el tiempo estábamos mecatiando, comíamos pan, ella traía como una especie de alfajor con dulce de leche, siempre llevaba Cocosettes; comíamos como unas locas.

Sofía le lleva 16 años. ¿En qué momento recuerda saber que es su prima?

Creo que fue cuando yo tenía ocho o nueve años. Yo supe de su existencia, la conocí y dejé de verla hasta que nos encontramos para hacer Griselda. Recuerdo que en ese tiempo se quedó en el hotel Zuana y mi mamá me llevó a conocerla; era como ir a conocer a una prima famosa. Y desde ese momento por supuesto que se convirtió en un referente porque ella venía de un origen parecido al mío y como que estaba haciéndose un camino en algo que a mí me llamaba la atención. Ella me permitió también soñar con que eso era posible solo por el hecho de conocerla. Después creo que hubo otra cercanía cuando yo hice Que viva la música, con el que fui al Festival Sundance, y alguna prima de mi papá probablemente le habrá contado. No recuerdo si me mandó algo o me felicitó, pero nunca hubo una conversación hasta que llegué a Los Ángeles.
Viajó sola por India, Camboya, Laos e Indonesia; casi abandona su carrera por vivir en Londres; la golpearon en la escuela en Estados Unidos y aún la siguen confundiendo con Shakira.

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Foto:Noel Higareda

Ya que llegamos a la infancia, hablemos de sus años de crianza en Santa Marta y de esa vida idílica alrededor de la naturaleza de la Sierra Nevada.

Sí, me gustaba mucho pasar tiempo en la naturaleza y siempre me expuse mucho a eso. Hacíamos muchos paseos, dormíamos en hamacas, amaba estar cerca del mar. Santa Marta es un paraíso en términos de la naturaleza, un paraíso musical, de gente muy linda y donde fue muy lindo crecer. Pero también pasaba mucho tiempo en Medellín porque mi mamá es paisa, entonces en todas las vacaciones me iba allá, donde mi abuela. Yo no veía la hora de que llegara ese momento.

A los 13 años se fue a Miami, Florida, entró a un colegio público en el que sufrió matoneo y agresiones. ¿Qué pasó?

Mi mamá decidió que nos quedáramos un tiempo allá, como unos seis u ocho meses. Yo venía de Santa Marta de un colegio en el que había estudiado toda la vida desde que tenía tres años y ahora llegaba a una escuela pública, con gente de muchos lugares, y era así como película gringa donde se armaban ‘grupitos’. Encajar era muy difícil porque yo no estaba en ninguno. Era la nueva, la colombiana, y cuando empecé a disfrutarlo, ya nos tocó devolvernos, así que no alcancé a tener ‘grupito’, pero hice amigos que me cuidaron.

¿De qué la cuidaron?

A mí me gustaba un chico. Me acuerdo que conversé con él en algún momento y a la salida me esperó alguna chica que había sido su novia, o no sé quién, con sus amigas. Me pegaron entre todas, como un ataque planeado… y eso a mí nunca me había pasado. Al otro día tenía heridas. O sea, ahora tengo una cicatriz en el mentón porque me pegaron la cabeza contra el piso. Me acuerdo que llegué con unos papeles de cuaderno a la casa sosteniéndome el mentón con sangre. Yo creo que hasta las niñas se asustaron cuando vieron eso, o sea, yo no creo que su intención era llegar hasta esas instancias, pero así fue.

¿Y qué pasó con el muchacho?

No lo volví a ver.

Pero a pesar de que fue un tiempo breve, entiendo que eso marcó mucho su personalidad al volver a Santa Marta.

Ese viaje me influenció mucho mis gustos musicales, mi manera de vestir. Tenía 13 años y creo que es un momento clave como de la formación de la identidad de la adolescente y pues cuando llegué a Santa Marta era otra persona. Ese era el momento del jean descaderado y yo traía una moda de que me abría el botón del jean –que ya era descaderado–, le hacía un doblez más para que se viera más descaderado. Esta cosa de peinarme con el pelo pegado y dejarme como dos cachitos enfrente; el tema de los tenis, había algo que tenía mucho que ver con ese momento de los 2000, del rap y del hip hop y del R&B, como JLo vestida de terciopelo con brillitos en las nalgas. Pero yo creo que a partir de esto, de mi adolescencia, empecé a tener mucha curiosidad por el mundo y ya tenía mucho afán de irme. Sentía que Santa Marta como que ya me quedaba chiquito porque quería explorar, viajar, ya quería estudiar otra cosa y saber qué seguía.
Paulina Dávila en BOCAS

Paulina Dávila en BOCAS

Foto:Noel Higareda

¿Cómo es que la idea de la actuación llegó a su mente? ¿Había tenido una experiencia?

La verdad es que yo quería ser actriz desde que tengo uso de razón, o sea, como dentro de mis recuerdos y dentro quienes me recuerdan, como esa parte histriónica siempre ha estado superpresente. También había todo un tema audiovisual al mismo tiempo; mis papás tenían una cámara de video y ellos documentaron mucho la vida de una manera que yo nunca he visto a nadie hacerlo. Pero en Santa Marta no tuve mucha exposición a las artes escénicas, me parecía como una fantasía de niña, como todas las niñas que quieren ser cantantes, actrices, era algo lejano. En el colegio siempre fui muy de dibujar y pintar, también en algún momento quise ser diseñadora de moda. Así que me terminé de formar en términos de lo visual y la estética cuando entré a la universidad a Artes Visuales. Las artes me dieron una base distinta de formación.

¿Es cierto que una vez les envió una carta a sus papás desde Londres diciendo que se iba a quedar allá y a dejar la universidad?

[Risas] Es cierto. Me fascinó Londres, hice muchos amigos… o sea, como que en un segundo tuve una vida allá. Me la pasaba metida en Barcelona, que era donde estaba ‘dizque’ estudiando, pero realmente conecté mucho con Inglaterra, al este de Londres. Era muy bohemio, un ambiente de muchos artistas, me sentía muy libre, había menos tapujos y límites morales, había gente de todo el mundo, me sentía como que estaba en el lugar en donde estaban pasando muchas cosas. Yo tenía una amiga que quiero mucho, una artista llamada Cristina. Ella me abrió las puertas de su mundo, de sus amigos y todos estaban como en el mundo del arte. Pero también en una vida muy callejera y muy divertida. Había un pub especial que se llamaba The George Cavern, y era como un lugar donde se mezclaba una cantidad de gente siempre interesantísima. Alguna vez canté ahí. Es curioso porque no he vuelto a Londres desde entonces. Yo creo que me dio tan duro no vivir ahí que no volví.

¿Cuál es su primer contacto con México?

El primer papel importante que recibí fue en Rezeta (2012), una película mexicana del director Fernando Frías. Había hecho un comercial con un director mexicano aquí en Bogotá. Ese director le dijo que necesitaba hacer casting a una actriz colombiana, yo mandé un primer video y empecé a hacer casting con él por Skype y me quedé en el proyecto. Viajé a México a hacer ese primer personaje. Y creo que eso cambió toda mi vida, porque conocí México desde un lugar laboral, empecé a conocer personas que hoy en día hacen parte de mi vida, justamente, y me di cuenta de que me quería ir allá. Eso fue cuando volví de Barcelona, así que luego de ese papel regresé a terminar mi universidad.

Al graduarse de la universidad, usted se fue a la India tres meses.

Sí, empecé a trabajar en una productora haciendo comerciales y ahorré por un año. Siempre había pensado que quería hacer un gran viaje; creo que por haber estado expuesta a los backpackers viviendo en Santa Marta que venían y que uno escuchaba historias que viajaban por todo el mundo. Así que yo me fui no solo a la India, sino a Tailandia, a Camboya, Laos, Indonesia. Tenía 24 años y me fui sola, que es algo que todavía a veces no entiendo cómo hice, no entiendo dónde estaba esa confianza. Podrá sonar a cliché, pero pues la India te obliga a confrontarte, a revisarte y hacerte preguntas. Allá yo quería estudiar yoga, entonces fui a Mysore, al sur de la India, de donde viene un tipo de yoga que se llama Ashtanga, entonces estuve ahí en un intensivo de yoga. También estudié canto carnático mientras estudiaba yoga y viajé por toda la India. Pasé 48 horas en un tren, alguna vez me adoptó una familia, acampé en un desierto, dormí en un castillo [risas].
Elenco de Griselda.

Elenco de Griselda.

Foto:Néstor Gómez/ EL TIEMPO

¿Por qué durmió en un castillo?

Terminé en un castillo por una amiga de Londres y amigos en común que tenían una casa impresionante allá. Era el Festival de Música Folk de Rajasthan, y yo llegué ahí de casualidad el primer día y terminé quedándome todo el Festival. Fue una experiencia de estar en un lugar de mi vida de mucha libertad y de desapego. Y ya después de más o menos cinco meses en total me tuve que devolver porque se me acabaron los ahorros. Ya tenía ganas de tocar como base y empezar mi viaje como actriz.

El papel de María del Carmen –protagonista en Que viva la música– ha sido uno de sus más emblemáticos. ¿Cómo fue ese momento?

Yo estaba en la India cuando me enteré de que se estaba haciendo ese casting, así que fue una de las razones para regresar. Era un sueño para mí, o sea, esto era un sueño desde muchos puntos de vista. Hacer ese libro e interpretar a María del Carmen, ese personaje de quien me enamoré cuando lo leí, también era una responsabilidad muy grande. Pero al mismo tiempo estaba muy bien rodeada y aprendí mucho. Y creo que hasta hoy sigue siendo de mis experiencias favoritas. Me fui a Cali un tiempo y eso me cambió.

Hablemos de su momento icónico en la serie Luis Miguel. ¿Cómo llegó al papel de Mariana Yazbek, la primera novia del ‘Sol de México’?

Yo nunca me lo imaginé. Sentí que era una historia tan mexicana, tan de la cultura popular mexicana, que no me iban a elegir. Yo había hecho personajes de mexicana, pero de alguna forma todavía existía esta duda. Yo fui a esa audición como haciéndoles caso a mis mánagers, porque nunca pensé que me fueran a escoger. Por esa sensación y comentarios que había recibido, no tenía muchas expectativas. Estando en el casting, ahí el director me dice: “¿por qué no probamos para este otro personaje?”

El de Mariana. ¿Pero entonces cuál era el primer personaje por el que usted audicionó?

Isabel. Entonces ahí mismo me pasó las escenas, me las aprendí rápidamente, probamos con ese personaje y pues como que desde ese momento yo sentí que este personaje lo iba a hacer yo, y así fue. Creo que sí es un parteaguas en mi carrera, porque a partir de ahí no solamente pues lo del reconocimiento que tú mencionas, sino también adquirí una credibilidad diferente a lo que yo podía hacer siendo colombiana en México.

¿Conoció a Mariana Yazbek o cómo fue su preparación para ese papel?

Mariana es cercana a un amigo, Darío, que también es actor. A través de él la busqué porque ella no estaba involucrada en el proyecto. Entonces fue más como una cosa personal que si ella decidía hablar conmigo o no. Fue superlinda y generosa y fuimos a comer. Me contó un montón de cosas, que aunque no estuvieran en el guión, me servían como para darle dimensión a la Mariana que estaba escrita y que fue información muy interesante. De hecho, ella fue mi pareja invitada en la premiere de Luis Miguel, aquí en México. Yo la invité a ella y fue muy emocionante ver ese primer capítulo de Luis Miguel junto a Mariana.

¿Conoció a Luis Miguel?

Sí, en un viaje a Acapulco cuando estábamos trabajando en una de las escenas. Nos invitó a algunos de los que estábamos grabando ahí. Fue supersimpático; como buen anfitrión, es demasiado carismático, digo, por eso es Luis Miguel, además de tener una voz única y excepcional… pero fue un momentito rápido y no compartimos mayor cosa, pero fue una atención bonita.

¿Recuerda alguna anécdota en la grabación?

Sí, hubo un llamado en la discoteca Baby’O y de repente supimos que Luis Miguel estaba de incógnito en una de las mesas. Todo el mundo estaba así revolucionado. Obviamente nosotros estamos actuando en ese momento, era como una escena que me tocaba con Diego Boneta y con Óscar Jaenada, y él estaba ahí como parte del público. Eso fue algo muy sorpresivo y emocionante.

Desde entonces quedó en el corazón de los mexicanos y ya lleva 12 años allí. ¿Cree que como actriz ha tenido mejores oportunidades en este país?

Eso empezó a abrirme un camino. Al fin y al cabo, la industria del cine mexicano lleva mucho más tiempo, es una versión más grande de lo que nosotros hemos hecho, en mi parecer, en Colombia y hay más oportunidades y competencia. Pues esa fue la razón por la que me quedé aquí. Y obviamente después está el hecho de que Ciudad de México es increíble; he hecho amistad con gente que hoy en día son mi familia y me enamoré de México.
Esta entrevista fue realizada por Gabriela Herrera Gómez, redactora de la Revista BOCAS
Fotos de Noel HIgareda
Edición #136 Revista BOCAS
gabriela herrera gómez
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