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Revista Rastros: las historias ocultas en los restos no identificados

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Así se intenta dar con la identidad de víctimas de desaparición mediante la reconstrucción facial.

sara Valentina qUEVEDO D.Redactora A
Cuando vieron esa página, un pálpito los hizo detenerse. Aparecía en un folleto con un número de radicado, una fecha, un lugar y los datos básicos del cuerpo. Uno de los íconos tenía una imagen que ellos recordaron. Eran las prendas de vestir de Yonathan Marín Holguín, de quien se perdió el rastro el 13 de febrero de 2003, en Medellín.

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Su familia vio el detalle de su ropa en la Revista Rastros de la Fiscalía y el Instituto Nacional de Medicina Legal, que surgió como parte de la implementación de Justicia y Paz. En ella se publican las imágenes de objetos encontrados con cuerpos no identificados y una reconstrucción morfológica del que pudo haber sido el rostro, algo novedoso en las recientes ediciones. Desde la primera publicación, hace 16 años, 36 cuerpos desaparecidos fueron entregados gracias a este método de reconocimiento.
Se ha convertido en una de las formas para conocer el paradero de padres, hijos y hermanos, y de contribuir de forma significativa con la verdad y la reparación, pilares de la paz. Por ejemplo, en el caso de Yonathan, se supo que fue un líder social que a comienzos de los 2000 lideraba proyectos con su comunidad. Aquel 13 de febrero, en horas de la tarde, unas personas que se identificaron como sus compañeros del colegio lo obligaron a subirse a un taxi en el que viajó hacia un destino incierto del que se supo siete años después. Esos “compañeros” terminaron siendo un grupo paramilitar que lo desaparecieron por su activismo.
La revista Rastros nació en el marco de Justicia y paz, el acuerdo con los paramilitares, para dar con los familiares de los desaparecidos en el marco del conflicto.

La revista Rastros nació en el marco de Justicia y paz, el acuerdo con los paramilitares, para dar con los familiares de los desaparecidos en el marco del conflicto.

Foto:Fiscalía

Su homicidio fue imputado a Diego Fernando Murillo, alias Don Berna, y aceptado. Sigue a la espera de sentencia en el Tribunal de Medellín, como parte del proceso de Justicia y paz.

Cómo se identifican los rostros

Décadas de conflicto hicieron de los desaparecidos un paisaje común en Colombia. Se convirtieron en un número, y, en el caso de las víctimas, el posible destino de los seres queridos de quienes un día perdieron el rastro. Ni siquiera se tiene una cifra exacta. La Unidad de búsqueda cuenta 99.235, mientras que la Comisión de la Verdad y el Centro de Memoria Histórica hablan de 68.602. Lo cierto es que son decenas, incluso centenares de miles de no identificados (N.I), que rara vez tienen un rostro y por ende una historia.
Ponerles cara a estos N.I a través de los restos y rastros de cada cuerpo hallado es una tarea titánica que actualmente realiza la Fiscalía, valiéndose de procesos científicos y herramientas tecnológicas para intentar precisar con la mayor exactitud sus características físicas y de esta manera encontrar algún pariente que pueda concluir su búsqueda y hallar las respuestas al por qué, cuándo, cómo y quiénes.
Pero este escenario sólo ocurre en el mejor de los casos. Para la reconstrucción facial es necesario sí o sí el cráneo de la víctima, ojalá completo en más del 80 por ciento. Por lo que quienes fueron lanzados a los ríos o quienes por la forma en la que murieron -descuartizados o víctimas de algún artefacto explosivo- sufrieron afectaciones en la cabeza, no clasifican y se quedan sin esta opción para ser identificados por sus allegados. Un final aún más trágico que le depara a buena parte de los desaparecidos y sus familias.
Este proceso, si bien da más chances en la búsqueda, tampoco es fácil. Por la rigurosidad que exige, tarda, entre la exhumación, la reconstrucción y la entrega, mínimo cinco años. Un tiempo largo teniendo en cuenta la cantidad de restos que siguen bajo tierra o en bóvedas sin nombre esperando ser reconocidos.

Podemos decir que la reconstrucción es un retrato hablado, pero no por una persona sino por las evidencias: la escena del crimen y los rastros y restos biológicos.

“Hay casos de hace seis años que los familiares de las víctimas apenas están denunciando. Y eso cuando pasa, porque en contextos de violencia muchas veces no se acude a la justicia”, asegura Claudia Briceño, coordinadora del Grupo de Morfología de la Fiscalía. “Para dimensionar un poco, hubo una masacre cerca a Pueblo Nuevo, en Córdoba, en la que fallecieron 35 personas. Fueron enterradas en un cementerio en Montería, pero jamás se supo en qué punto. La investigación se extendió por 30 años, mientras se hacía la búsqueda en diferentes partes de este sitio. Tocó tumbar y trasladar 300 bóvedas hasta finalmente dar con el paradero. Actualmente estamos en la fase de identificación”, agrega.
En la relatividad de este tiempo, juegan factores como el terreno, las condiciones de los cuerpos y la cantidad de casos que se tengan en fila. Cuentan los peritos que los cráneos con hundimientos faciales, por ejemplo, son más dispendiosos. Además, la reconstrucción se junta con otros procedimientos que también realiza este departamento de la Fiscalía, lo que termina retrasando aún más el diseño de los rostros de los restos exhumados.
Una imagen hecha con Inteligencia Artificial que simula una fotografía, caracterizada con o sin barba, con cejas delgadas o gruesas, con pelo largo o corto, rubio o castaño, entre otros rasgos, es el resultado final del proceso que es un método de búsqueda más no de identificación, a la que se llega únicamente a través del Adn, la carta dental o las huellas digitales. Por eso, una vez es reconocida la víctima, la información de sus familiares debe coincidir con las minucias de la investigación, así como el estudio genético, que determina al cien por ciento su parentesco.
"Podemos decir que la reconstrucción es un retrato hablado, pero no por una persona sino por las evidencias: la escena del crimen y los rastros y restos biológicos. Una técnica en la que se fusionan ciencias como la antropología, la anatomía y la odontología, pero con un componente artístico, lo que hace que no sea exacto en su totalidad”, cuenta Francisco Javier Castillo, perito de la seccional Bogotá.
Es un largo viacrucis cuya primera estación empieza con el hallazgo del cuerpo, su exhumación, la necropsia y el estudio básico que hacen odontólogo, médico y antropólogo para definir sus rasgos biológicos, que se conocen como la cuarteta básica: sexo, patrón racial, estatura y estimación de la edad. Dependiendo de la fisionomía ósea también se establece la estructura de cada tercio facial: ojos, nariz y boca.
Una vez se tengan los resultados de este análisis, los peritos hacen el diseño final apoyados de un computador que escanea en 3D el cráneo y, capa por capa, le añaden digitalmente los músculos y la piel. Igualmente utilizan la técnica de mano alzada siguiendo cada uno de los anteriores pasos.
Se trata de un arte, como lo llaman los investigadores, que, de acuerdo a los casos de éxito, puede coincidir entre un 70 y 80 % con la cara de la persona no identificada; razón por la que consideraron este método como un camino para hallar los dolientes de los miles de muertos N.I del conflicto que han sido recuperados.

Dibujos de caras y prendas de vestir

La revista Rastros completa 19 ediciones y reúne fotos de las evidencias encontradas en la recuperación de los restos para que puedan ser identificados. Forma parte del trabajo de la Dirección de Justicia Transicional de la Fiscalía y su última edición contiene 84 casos en los que junto al retrato aparece el número de radicado, fosa, acta, fecha, municipio, corregimiento y la cuarteta básica del cuerpo no identificado.
“La revista de reconstrucción morfológica es de gran importancia en el proceso de orientación e identificación de los cuerpos, ya que es la primera que se publica en un medio físico a nivel nacional y una de las pocas que existen a nivel internacional. El objetivo es que los familiares de las personas desaparecidas puedan realizar su consulta en Colombia y otros países”, informan desde la Fiscalía.
Son decenas de rostros dibujados y junto a cada uno, en pequeños íconos, aparecen fotos de medias, ropa interior, así como una que otra camisa o pantalón, que corresponden a los objetos con los que fueron enterrados los otrora desaparecidos y que se convierten en un faro guía para sus allegados.
En su propósito de dar con los que siguen buscando a algún ser querido, la revista ha viajado a cada rincón del país, especialmente a zonas golpeadas por el conflicto, pasando mano a mano por cada habitante y esperando que parte de la información suministrada coincida con lo que recuerdan las víctimas para poder seguir la investigación y, si es exitosa, hacer la entrega digna del cuerpo.
En la última edición de la revista Rastros se incluyeron las reconstrucciones morfológicas de las víctimas para facilitar la búsqueda de sus parientes.

En la última edición de la revista Rastros se incluyeron las reconstrucciones morfológicas de las víctimas para facilitar la búsqueda de sus parientes.

Foto:Fiscalía

En las jornadas de víctimas, el CTI también aprovecha para tomar información y muestras de ADN que posteriormente se cotejan con las bases de datos de los restos recuperados y, si hay coincidencia, científicamente se puede decir que culminó la búsqueda.
En esta reciente edición de la revista ya se incluyen víctimas de desaparición forzada de las Farc. Sin embargo, aún son pocos los casos. Según la Fiscalía y la Dirección de Justicia Transicional, los cuerpos entregados corresponderían en su mayoría a reclutas y miembros de la organización ajusticiados por faltar a las reglas o muertos en combate que han sido previamente identificados, por lo que ni la reconstrucción facial ni las prendas de vestir son elementos efectivos para su reconocimiento.
Hay un punto que señalan desde la Fiscalía: Rastros, al haber nacido en el marco de Justicia y Paz, que tiene más de 15 años de ventaja en su implementación, ha reunido en mayor medida casos de víctimas de los paramilitares. Sin embargo, esperan que esta herramienta contribuya al proceso de búsqueda de desaparecidos a manos las Farc.
Otras lecturas:
SARA VALENTINA QUEVEDO DELGADO
Redacción EL TIEMPO
sara Valentina qUEVEDO D.Redactora A
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