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Análisis

Lecturas Dominicales

¿Cómo eran los Juegos Olímpicos antes de que los prohibiera el piadoso emperador cristiano Teodosio I el Grande?

Representación de la última cena en los Juegos Olímpicos

Representación de la última cena en los Juegos Olímpicos

Foto:X @juegosolimpicos

Los Juegos Olímpicos empezaron su historia en el año 776 a.C para honrar a los dioses griegos. 

maría alejandra gómez
En sus inicios, los Juegos Olímpicos fueron considerados por los griegos como un regalo de los dioses a la antigua Grecia. Comenzaron a celebrarse en el año 776 a. C. y en ese entonces se trataba de un evento religioso de seis días en honor a Zeus que tenía lugar cada cuatro años en Olimpia. Era el evento cultural más importante de la antigua Grecia y se estima que hubo alrededor de 293 olimpiadas consecutivas. 

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Tras la cancelación de los Juegos, por orden del emperador Teodosio I (347-395 d. C.), que los consideraba una práctica pagana, y su glorioso resurgimiento en 1894, los Juegos se han convertido en símbolo de unión, donde los mejores deportistas del mundo se reúnen para competir. Cada inauguración, cada nuevo récord, cada momento olímpico, se convierten en parte de la cultura popular, ¿cómo olvidar a la reina Isabel II en una misión con James Bond en Londres 2012, o los 100 metros planos de Usain Bolt en Pekín 2008, o las tres medallas olímpicas (dos oros y una plata) de Mariana Pajón, o los saltos de Catherine Ibargüen? Los Olímpicos son historia viva y ahora París es el escenario más importante del deporte en el planeta. Unas cien embarcaciones arribaron a la altura de la torre Eiffel y navegaron a lo largo del río Sena, rememorando tiempos antiguos y abriendo las preguntas del pasado. 
Figuras sin cabeza que representan a la reina María Antonieta del siglo XVIII actuaron a lo largo de un dique del río Sena, frente a la Conciergerie, donde la reina estuvo cautiva durante la Revolución Francesa.

Figuras sin cabeza que representan a la reina María Antonieta del siglo XVIII actuaron a lo largo de un dique del río Sena, frente a la Conciergerie, donde la reina estuvo cautiva durante la Revolución Francesa.

Foto:Getty Images

Y, justamente, en busca del pasado, llegué a Ronald Forero, profesor de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana, y licenciado en Español y Filología Clásica, que me explicó cómo su área de estudio no se remite a entrar a ver el pasado, sino que es una vía para comprender el presente y el futuro. “Los griegos y los romanos reflexionaron sobre tantos temas y de tantas maneras que son una fuente de inagotable asombro”, me dice. En sus lecturas de textos antiguos en los que se habla de la contienda deportiva, Forero me explica que, sin importar las guerras entre las diversas comunidades griegas, los Juegos Olímpicos desde sus inicios se consideraban el momento para pactar una tregua sagrada que convertía las diferencias en competencias deportivas. No había razón para obstaculizar el viaje de los que asistían para competir o quienes iban como asistentes a las contiendas. La independencia de Grecia, en 1821, motivó a Panagiotis Soutsos y Evangelos Zappas para revivir los juegos antiguos, idea que retomó Pierre de Coubertin para la conformación del primer Congreso Olímpico de 1894. 
Fuegos artificiales explotan sobre la Acrópolis, en Atenas.

Fuegos artificiales explotan sobre la Acrópolis, en Atenas.

Foto:AFP

“Según la costumbre, la ekecheira, o tregua, ponía fin a los conflictos desde siete días antes del comienzo de los Juegos hasta siete días después de su conclusión”, se resalta en la web oficial de los Juegos Olímpicos, pero Forero resalta que —por supuesto— “hubo violaciones, como la de los espartanos durante la guerra del Peloponeso; se les prohibió participar y se les multó con 2.000 minas, una mina por cada soldado enviado, según el testimonio de Tucídides (V, 49), unos 73 millones de dólares si tomamos como referencia la mina ateniense, que equivalía a 15,4 onzas de oro, y el precio de la onza de oro en 2.400 dólares”.
La delegación de Grecia fue la primera en presentarse en un barco sobre el río Sena.

La delegación de Grecia fue la primera en presentarse en un barco sobre el río Sena.

Foto:Getty Images

No todo lo que brilla es oro. Las medallas de oro, plata y bronce no se fabrican en un 100 % de esos materiales. Una medalla de oro consiste en una aleación de plata que esta recubierta por un baño de oro. Una medalla de plata consiste en una aleación de plata de 92,5 % de pureza y una medalla de bronce es una aleación de cobre, estaño y zinc. Pero la imagen de los deportistas ganadores con una maraña de medallas al cuello, al mejor estilo de Michael Phelps, es lejana a la imagen de la antigüedad. Los ganadores no recibían medallas. El premio para el ganador consistía en una sencilla corona de hojas de olivo, que significaba la gloria eterna. Ronald Forero dice que “la búsqueda de la gloria se debe a que los antiguos tenían muy arraigado el sentido de trascendencia. Y desde un punto de vista religioso era también un don divino”, y para darle más fuerza a sus palabras cita el libro VIII de la Historia de Heródoto:
“Los persas, por su parte, los condujeron a presencia del rey y les preguntaron qué era lo que estaban haciendo los griegos (un único portavoz persa fue quien les formuló esa pregunta). Los arcadios les dijeron que los griegos estaban celebrando los Juegos Olímpicos; es decir que debían estar asistiendo a unos certámenes atléticos y ecuestres. Al preguntar acto seguido el persa cuál era el premio que tenían establecido en sus competiciones, los arcadios le respondieron que al vencedor se le concedía una corona de olivo. Fue en aquellos momentos cuando Tritantecmes, hijo de Artábano, fue tachado de cobarde por el monarca al expresar una opinión que denotaba gran nobleza. Resulta que, al enterarse de que el premio consistía en una corona y no en dinero, no pudo guardar silencio y exclamó delante de todos: ‘¡Ay, Mardonio, contra qué clase de gente nos has traído a combatir! ¡No compiten por dinero, sino por amor propio!’” (trad. de Carlos Schrader).
Mariana Pajón.

Mariana Pajón.

Foto:EFE

Pero más allá del amor propio también eran recibidos como héroes en sus lugares de origen. En Colombia, los premios de los deportistas por sus triunfos es de 312 millones de pesos por una medalla de oro; 182 millones de pesos por una de plata y 130 millones de pesos por la de bronce. En la antigüedad, los héroes deportivos tenían otros premios, en la Ilíada de Homero se hace referencia a los premios a los que podían acceder los ganadores.
“Y sacó de las naves premios para los certámenes: calderas,
trípodes, caballos, mulas, magníficas cabezas de reses, (260)
mujeres de bellos talles y grisáceo hierro.
Primero para los velocípedos cocheros espléndidos premios
instituyó: ganaría una mujer, experta en intachables labores,
y un trípode con asas, de veintidós medidas,
el primero; para el segundo estableció como premio una yegua (265)
de seis años, indómita, preñada de una cría de mula;
para el tercero fijó una caldera intacta por el fuego,
bella, con cuatro medidas de capacidad, blanca aún de nueva;
para el cuarto estableció como premio dos talentos de oro,
y para el quinto una urna de doble asa no tocada por el fuego” (trad. Emilio Crespo Güemes).
La Iliada de Homero.

La Iliada de Homero.

Foto:Archivo particular

Ganar una competición se consideraba algo más que un primer lugar, también existían una serie de significados mitológicos en torno a la idea de la victoria.
“En las Metamorfosis de Ovidio (VIII, 11-13), el poeta señala que una vez el competidor ganaba, la diosa Victoria —Nike en su equivalente griega—, como emisaria de Zeus o Atenea, llegaba volando al vencedor. Las alas, según Ovidio, simbolizaban aquel vencedor que no se decidía sino hasta el último momento”, dice Ronald Forero.
“Salían por sexta vez los cuernos de la luna creciente y la suerte de la guerra se mantenía en el aire: largo tiempo vuela la Victoria de uno a otro contendiente con alas indecisas”, se lee en la versión de las Metamorfosis de José Carlos Fernández Corte y Josefa Cantó Llorca.
Nike, cuya representación estuvo alguna vez sostenida en una de las manos de la estatua de Atenea en el Partenón de Atenas (Grecia), llevaba en sus manos una corona de hojas de olivo. El fundador de Nike, Phil Knight, narra en Nunca te pares, su gran autobiografía, cómo la diosa lo iluminó en una visita a Grecia y ahora él es el que viste a los dioses del deporte.
Rafa Nadal

Rafa Nadal

Foto:EFE

Solo hasta el año 1900 las mujeres pudieron participar en los Juegos Olímpicos. Se dice también que en la antigüedad apenas podían asistir como espectadoras —no como competidoras—, pero los textos antiguos dan cuenta de una realidad adicional; la ausencia de las mujeres en el ámbito deportivo no es del todo cierta. El profesor Forero saca de la gaveta a Pausanias, quien habla de los Juegos Hereos en su Descripción de Grecia (VI, 12). Estos juegos consistían en “una competición de carreras para muchachas. No son todas de la misma edad, sino que corren en primer lugar las más jóvenes, en segundo lugar, las siguientes a estas en edad y, finalmente, las muchachas de más edad. Y corren de esta manera: su cabello está suelto, la túnica les llega un poco por encima de la rodilla, y muestran el hombro derecho hasta el pecho”, indica el documento con traducción de María Cruz Herrero Ingelmo.
Pero si las mujeres competían vestidas, ¿por qué existe el mito de que los deportistas y los entrenadores competían desnudos? Forero me cuenta que la norma era solo para los Olímpicos y se remite al libro VI (6) de la Descripción de Grecia, también de Pausanias, donde se narra la historia de una mujer que ingresa a los Juegos como una intrusa y, por su osadía, los entrenadores también fueron despojados de sus túnicas.
“Ella, habiendo muerto antes su marido, se disfrazó perfectamente como un entrenador y llevó a Olimpia a su hijo a luchar. Y cuando ganó Pisírodo, Calipatira, al intentar saltar por encima de la tapia donde tienen confinados a los entrenadores se quedó desnuda. Así se descubrió que era mujer, pero la dejaron marchar sin castigo por consideración a su padre, sus hermanos y su hijo —pues todos ellos habían conseguido victorias olímpicas—; con todo promulgaron una ley según la cual en adelante los entrenadores entrasen desnudos en los Juegos”.
En los Juegos Olímpicos de este año, 52 mujeres y 37 hombres representarán a Colombia, por primera vez habrá más mujeres que hombres, todos buscarán la gloria. Y ninguno irá desnudo.

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maría alejandra gómez
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