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‘Desaparilombia’

El llamado es a repensarnos como sociedad y desde nuestra individualidad solidarizarnos con los otros.

Margareth Paz Valencia
Justo hoy, al igual que ayer, una nueva familia se suma a la cifra de las 80.000 personas que han sido víctimas de desaparición forzada en nuestro país (Colombia) y, como siempre, el llamado es a repensarnos como sociedad y desde nuestra individualidad solidarizarnos con los otros. No es fácil luchar contra el frío del olvido ni contra la impunidad que genera la indiferencia.

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De acuerdo con el artículo 2 de la Convención contra la Desaparición Forzada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se trata del arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado, o de personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley.
En palabras más sencillas, la desaparición forzada es un arresto, secuestro, detención, o cualquier otra forma de privación de la libertad no reconocida y realizada por agentes del Estado, es decir, hecha por servidoras o servidores públicos, o bien, por personas o grupos que actúen con la autorización, el apoyo o la aprobación del Estado.
En Colombia, aproximadamente hace más de 10 años, las cifras sobre desaparición forzada no eran claras en la institucionalidad y organizaciones sociales; sin embargo, gracias a un informe realizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) titulado ‘Hasta encontrarlos: el drama de la desaparición forzada en Colombia’, el cual reveló que entre 1970 y 2015 se registraron 60.630 personas desaparecidas forzosamente en el país, se pudo reflejar la cifra de este drama que atormenta a millones de familias en Colombia.

No es fácil luchar contra el frío del olvido ni contra la impunidad que genera la indiferencia.

Se estima que en el país por lo menos 80.000 personas han sido víctimas de desaparición forzada, una forma de violencia que es capaz de producir terror, causar sufrimiento prolongado, alterar la vida de familias por generaciones y paralizar a comunidades y sociedades enteras.
¿Por qué no se habla de esto?
Pareciera que la normalidad es que muchas personas salgan y no regresen a sus hogares; los días pasan y cada vez se torna más invisible el deber de las instituciones con este fenómeno.
Se considera que ante una eventual aparición no es necesario develar la verdad acerca de los hechos que originaron tales sucesos, pero es un deber de las instituciones y sectores sociales comprometidos con la causa la búsqueda de la verdad de lo que pasó con ellos, reducir los altísimos niveles de impunidad y trabajar para combatir la indiferencia de una gran parte de la sociedad colombiana ante este drama.
¿Por qué ignorarlo?
En cuanto a los causantes, según el informe realizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), los grupos paramilitares fueron responsables del 46,1 por ciento de los casos registrados entre 1970 y 2015 (un total de 13.562); las guerrillas, del 19,9 por ciento (5.849); los grupos posdesmovilización, del 8,8 por ciento (2.598) y los agentes del Estado, del 8 por ciento (2.368). Conocemos que este fenómeno se ha presentado en 1.010 municipios de los 1.115 del país, y que las regiones más afectadas son el Magdalena Medio, el Oriente Antioqueño y el Valle de Aburrá.
La preocupación ciudadana por las desapariciones diarias en el país se agrava por los rumores de “presuntos vínculos con grupos ilegales”. La mayoría de las personas desaparecidas son jóvenes de 7 a 22 años, lo que genera interrogantes sobre la capacidad de decisión de un niño de 7 años.
Un temor, cuando salimos de casa lo hacemos con la esperanza y la ilusión de regresar, nadie se imagina que a la vuelta de la esquina se puede perder absolutamente todo a causa de una desaparición.
Justamente hoy, al igual que ayer, una nueva familia se suma a la cifra de las 80.000 personas que han sido víctimas de desaparición forzada y, como siempre, el llamado es a repensarnos como sociedad y desde nuestra individualidad solidarizarnos con los otros. No es fácil luchar contra el frío del olvido ni contra la impunidad que genera la indiferencia.
“Las autoridades apuestan al olvido ante la desaparición forzada, eso no ocurrirá, porque un hijo nunca sale del corazón de una madre. Va a buscarlo hasta el final del mundo”: Leonardo Boff.
*Abogada, especialista en Gestión Pública, magíster en Derecho Administrativo de la Universidad Autónoma Latinoamericana Unaula.
Margareth Paz Valencia
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